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ÍNDICE
1.- Introducción..................................................................4
2.- Metodología .................................................................5
3.- Contexto histórico ........................................................7
4.- Análisis de los habitantes en cada vivienda ..............11
4.1.- Habitantes en casas, viviendas y accesorías .11
4.2.- Habitantes según sexo y estado civil ..............14
5.- Bajo el mismo techo: allegados y sirvientes ..............19
5.1.- Hogares con sirvientes....................................19
5.2.- Allegados de los familiares .............................20
6.- Conclusiones..............................................................23
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1. Introducción
El objetivo de este informe es hacer un análisis de la antigua
calle Moya de San Cristóbal de La Laguna, antes Tambores y de los Oficios,
hoy una parte correspondiente a la calle Capitán Brotons y Bencomo.
Dicho análisis se centrará en la población existente a la largo de este
trazado analizando la cantidad de personas que vivían, e género, la edad,
la existencia o no de criados o el estado civil pero también el recuento de las
viviendas y de las accesorias. Cuantitativamente también estableceremos
relaciones porcentuales, por ejemplo, de la media de personas que vivían en
las casas comparándolo con la misma media pero viviendo en accesorias.
En síntesis, hemos contado 64 casas con un total de 248 personas.
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2. Metodología
El trabajo que hemos realizado ha contado con una fuente limitada. Se
ha tratado de la lectura e interpretación de las fichas de la calle Moya del
recuento de la población, hecho por calles en el centro histórico de San
Cristóbal de La Laguna. En estas fichas se recogían datos como el número de
habitantes por vivienda, sexo, edad y ocupación. Con las fichas hemos
elaborado una serie de tablas para hacer la estructura de la población a lo
largo de calle. El trabajo de grupo ha sido primordial para saber tanto el
número de habitantes que había por entonces en la calle Moya como el
número de inmuebles.
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A este respecto hemos salido a la calle y hemos hecho un recuento de
las parcelas que existen hoy para corroborar que existen el mismo número que
hace 180 años. De los 64 inmuebles que existían, hoy día hay 65, es decir, en
casi dos siglos sólo ha habido un inmueble de más. A lo largo de la salida
de campo realizada por el grupo hemos comprobado como aún se
conserva la tipología de antaño o resquicios de la misma.
Por último hemos de señalar los obstáculos que hemos tenido en
las fichas como algunas erratas en cuanto al número de habitantes que
existían en una vivienda. Por ejemplo, en una ficha donde pone que
existen cuatro habitantes y sin embargo sólo aparece una persona,
viéndose en este caso una incongruencia. Otro caso es la contabilidad
hecha de un hombre que no vivía en su casa porque “Se lo llevó el diablo”, algo
también que contradice las estadísticas, no obstante nos hemos repuesto
a estas dificultades técnicas y hemos realizado el presente informe.
Para realizar y conocer el contexto histórico de San Cristóbal de La
Laguna nos hemos basado en el artículo de la profesora de la Universidad
de La Laguna Carmen Calero Martín „La Laguna 1800-1936: Crisis urbana
y nueva posición en el territorio‟ publicada en la revista Scripta Nova Vol VI,
nº 110, del 15 de marzo del 2002.
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3. Contexto histórico
Ciertos núcleos de importante desarrollo histórico se ven afectados por
crisis urbanas que provocan una ralentización en su crecimiento y
numerosas dificultades en su renovación, quedando rezagados del
conjunto de ciudades destacadas que articulaban una embrionaria red
urbana. Este es el caso de La Laguna. La ciudad, hacia 1800, comienza
a mostrar una clara pérdida de centralidad, manifestando una reducción
progresiva de funciones, el estancamiento de su población y una apreciable
inactividad urbana. A comienzos del siglo XIX, la primitiva red urbana
entra en una importante crisis que se explica en el despegue
experimentado por la ciudad y puerto de Santa Cruz.
La Laguna cambia de lugar en el sistema urbano tradicional que, a
partir de entonces, empieza a modificarse. El siglo XIX fue para La Laguna una
etapa de profunda crisis, aunque a pesar de ello, realizó notables esfuerzos
de modernización al tiempo que se recolocaba en el nuevo sistema urbano
insular, jerarquizado por la ciudad de Santa Cruz que en un proceso de
imparable desarrollo concentró no sólo el poder económico sino el político,
convirtiéndose en 1833 en la capital de la entonces provincia única de
Canarias.
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La Laguna tiene graves consecuencias demográficas y urbanas que la
afectaron en una doble vertiente. Por una parte, la ciudad pierde la posición
territorial hegemónica que mantenía en la isla de Tenerife.
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Por otra, La Laguna manifiesta una clara regresión en su tejido urbano
motivada por el retraso en muchos casos, y la paralización, en otros, de
todos los proyectos que la ciudad intenta realizar, al tiempo que se
produce una atonía del movimiento inmobiliario, de tal forma que se aprecian
signos evidentes de ruina y regresión, y sólo a finales de la centuria y durante
las primeras décadas del siglo XX, parece recuperar un cierto ritmo expansivo.
Este proceso de crisis y cambio que padece la ciudad a lo largo del siglo
XIX, se gesta desde la centuria anterior y es bien percibido por viajeros,
cronistas, historiadores que si bien siempre destacan la solidez del caserío,
el orden y armonía de su trazado, la importancia cultural y religiosa, y el
entorno agradable de La Laguna, apuntan la ausencia de vitalidad urbana,
la ruina y el abandono, y la comparan con Santa Cruz, la ciudad dinámica y
expansiva. La nueva posición territorial se va definiendo por el
estancamiento de la población y del caserío. El espacio interior de la
ciudad es el exponente de la decadencia.
La impresión primera es de una ciudad triste, de calles desiertas y
casas de fachadas frías. Todas las percepciones van en ese sentido:
ruina de las construcciones, abandono... y menciones reiteradas a su
pasado esplendor y dominio sobre la isla de Tenerife (Coquet). Los
periódicos nos dibujan, también, parte del contenido urbano: la ciudad como
producto de una determinada sociedad.
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La Laguna desde el siglo XVII mantiene su posición hasta 1850 en que
es desbancada por Santa Cruz. Sin embargo, un análisis más atento pone de
manifiesto que la ciudad conoce, desde el último cuarto del siglo XVIII,
una contracción demográfica importante, que no es exclusiva de ella, de la
que se recupera lentamente, quedando a partir de 1826, rezagada respecto a
Santa Cruz, aunque pasa a ser el segundo lugar más poblado de Tenerife. Ya
en la segunda mitad del siglo XIX, La Laguna, aunque sigue ocupando el
segundo puesto en el conjunto de los municipios de la Isla, se distancia
notablemente de Santa Cruz que acumula población y se perfila como el nuevo
centro de Tenerife.
Junto a la pavimentación de calles y delimitación de aceras en las
principales, se acomete una serie de pequeñas obras de embellecimiento
que intentan detener la progresiva ruralización que por estas fechas
experimentaba la ciudad. La Laguna, por la bondad de su emplazamiento, no
requirió de otras obras de infraestructura de magnitudes importantes. La
construcción de pequeños puentes (San Cristóbal, 1801, 1835) permitió
superar el barranco de Cha Marta que si bien no fue un impedimento grave
para la ciudad, en cierta manera dificultó su extensión hacia la periferia
oeste-suroeste.
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4.- Análisis de los habitantes en cada vivienda
Para realizar el análisis de los habitantes en cada vivienda hemos
recurrido a algunos indicadores que reflejarán la realidad del cuadro 2 que se
muestra a continuación.
4.1.- Habitantes en casas, viviendas y accesorías
Hemos sacado la media de los habitantes que viven en las casas y
nos ha dado 4 (3,7) habitantes por casa, sin embargo la realidad en números
enteros nos dicen otras cosas. A saber: salvo dos excepciones de dos
casas donde viven 15 personas en cada casa, el resto está bien
repartido con valores fluctuantes entre 3 y personas salvo contadas
excepciones en las que en una vivienda se aloja una persona en un extremo, o
en otras donde se alojan 9 o incluso 10 personas. Dicho esto, podemos
establecer que la media es aproximativa de la realidad de la antigua calle
Moya.
Por otro lado dentro de las casas existen accesorías y hemos hecho la
comparativa entre las viviendas generales y las accesorías sacando para
ello la media de ambas. En las accesorías vive una media de 2,2
personas, pero en las viviendas (sin contar las accesorías) vive una
media de 4,2 personas, lo que supone casi el doble de personas
viviendo en las viviendas con respecto a las accesorías. En números totales en
casi todas las viviendas sólo hay una accesoría salvo cuatro casos, tres
en los que hay dos accesorías y un caso en donde hay tres accesorías.
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La media de las personas viviendo en accesorías puede ser fiel a la
realidad de entonces, pues encontramos casos en donde viven más personas,
pero en general, en el total de las 19 accesorias viven entre una y dos
personas. En relación con esto, hemos sacado el porcentaje de las
personas con estancia en las viviendas y en las accesorias cogiendo el total.
Así, este análisis nos da una de las claves que, por otra parte, es muy
obvia. El 86% de los habitantes de la calle Moya se aloja en las viviendas y el
14% de los habitantes se aloja en las accesorías. El dato nos da cuenta
de la escasa relevancia que tienen las accesorías en esta calle tanto en
habitantes como en número de las mismas. Casi nueve de cada diez
personas se establecen en las viviendas principales y sólo una pequeña
parte de la población en las accesorías. Esto es lo que hemos plasmado del
cuadro 2, que exponemos a continuación, una vez trabajado las fichas.
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4.2.- Habitantes según sexo y estado civil
El siguiente análisis que hemos llevado a cabo está en relación a
la población de la antigua calle Moya en cuanto al sexo y el estado civil de las
personas, incluyendo entre ellos quiénes son los criados (los números en
rojo en la tabla). Aún así tras la tabla hicimos las especificaciones para
dejar claro el intervalo de edad y los criados según el total de las personas.
Según la tabla que hemos elaborado a partir de las fichas hay una
buena base de niños en esta calle con un total de 45 de los 0 a los 9 años. De
esta cifra, la mayor parte está entre los 0 y los 4 años con 25 niños, y de esta
cantidad, en su mayoría, 16, son varones y 9 hembras. Esta estructura se
invierte en el sector de 5 a 9 años, con un total de 20 niños, de estos, la
mayor parte son hembras con 12 y el resto, 8, son varones. Quizá esto sea
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debido a la alta mortalidad masculina en estas edades. Llama
especialmente la atención que todos los varones de entre 10 y 19 años son
criados.
No es menos curioso comprobar que entre los 10 y 14 años de edad,
existen 7 mujeres criadas que son solteras y una casada, algo que se
justifica porque otrora era algo normal en las sociedades, especialmente en
las rurales. Ocurre lo mismo en la franja de edad entre 15 y 19 años, con 11
mujeres criadas que son solteras y dos criadas casadas.
En síntesis, en la franja de edad entre 10 y 19 años, del total 45
personas contabilizadas, todas las personas son servidumbre. De forma
sucinta podemos decir lo siguiente:
� La base de la población entre los 0 y 4 años la conforman los
varones.
� Esta tendencia se invierte de los 5 a 9 años en donde predominan
las hembras.
� La nupcialidad en esta calle llega a ser muy temprana, desde los
10 a los 19 en que hay tres matrimonios.
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A grandes rasgos, a partir de los 20 años no existen hombres solteros en
esta calle, sólo hay uno de entre 40 y 44 años que es soltero. El grueso de los
varones están casados. En particular, entre los 25 y los 29 años, de los 6
hombres contados en esta calle, todos ellos son sirvientes y uno que no se
sabe el estado civil también es criado. En cuanto a las mujeres entre los 10
años y 69 años, todas las mujeres están casadas. Aunque podría parecer
extraño por esas fechas el hecho de encontrar a mujeres solteras, no era algo
tan excepcional, sino todo lo contrario. En lo que podríamos establecer hoy día
como edad adulta -18 años en adelante-, del total de mujeres solteras (49), 10
están sin esposo. Pero no cabe duda de que las 33 mujeres casadas, de
las mayores de edad de hoy día, 30 están casadas, es decir, una cifra
que nos da muestra de la situación del colectivo femenino.
También era normal encontrar mujeres viudas. Desde la franja de
edad 30-34 encontramos mujeres viudas. En esta calle existen 16 mujeres
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viudas, una gran parte entre los 50 y 64 años con un total de 8 viudas. La
dificultad del no saber el estado civil ha sido una rémora para realizar un
análisis más veraz, pero esto sucede en su mayor parte con la servidumbre,
en donde las fichas rara vez constata su estado civil. De los 27 hombres en
que no consta su estado civil, 18 son criados, mientras que de las 42
mujeres en que no consta si están casadas, solteras o viudas, 34
pertenece a la servidumbre. De esto podemos concluir los siguientes puntos:
� Que a partir de los 20 años no hay hombres solteros, casi todos
están casados.
� Que es relativamente normal encontrar mujeres solteras en esta
calle, de hecho del total de mujeres casi todas son solteras donde
hay un peso específico de la población infante o adolescente.
� Que la mayor parte de la población de la que no consta su
estado civil pertenece a la servidumbre.
Hemos realizado porcentajes del estado civil con respeto al total de la
población en la calle. Existe un total de 98 personas en estado de
soltería que supone el 39% de la población. Este es el mayor porcentaje lo
que nos indica que gran parte de las personas son solteras, aunque cabe
especificar que se debe al peso demográfico que soporta la población
infantil y adolescente. Hay 62 personas casadas que supone un 25% de
la población total de esta calle. La población viuda es de 19 personas, que
supone un 8%.
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El segundo mayor porcentaje está adjudicado al estado civil
desconocido, son 69 personas que supone un 28% del total. Por último y de
forma más generalizada, en esta calle existen 108 hombres y 140 mujeres, que
en términos relativos supone un 43% de hombres y un 57% de mujeres. A
continuación exponemos la pirámide la población de esta calle en la que se
representa muchos de los datos que hemos expuesto anteriormente.
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5. Bajo el mismo techo: allegados y sirvientes
Después de realizar el análisis de las casas y la totalidad de sus
habitantes, en este apartado se tratará de estudiar dos hechos más concretos:
los allegados y los sirvientes.
Este análisis puede ofrecernos información sobre las estructuras
familiares que encontramos a principios del siglo XIX. Del mismo modo, se
puede ver los hogares que cuentan con sirvientes y las características de este
servicio.
5.1 Hogares con sirvientes
En el cuadro 5 que se presenta a continuación se muestran los
hogares con criados, teniendo en cuenta el número de criados y si las casas
son viviendas o accesorias.
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No encontramos criados en ninguna de las accesorias de la calle Moya.
En cuanto a las viviendas hay un total de 26 con servicio. De éstas, 14
cuentan con un criado, 5 con 2 criados, otras 5 con 3 y solamente una
vivienda con 4 criados y una con 6. No hay ninguna vivienda con más de 6
criados en la calle Moya.
En total suman 49 criados que sirven en 26 viviendas. De las 50
viviendas habitadas 26 tienen servicio, con lo que podemos afirmar que la
mitad de las viviendas habitadas cuentan con criados a su disposición. Por
tanto, sin tener en cuenta los propios criados, el 57‟5% (92 de 160) de los
habitantes de la calle disponen de servicio.
5.2 Allegados familiares
En el cuadro 6 que se muestra a continuación aparecen los allegados
familiares respecto al cabeza de familia, ya sea éste hombre o mujer, así como
el tipo de parentesco que les relaciona.
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De las 248 personas que viven en la calle Moya hay 32 allegados del
cabeza de familia.
En esta estadística no se han tenido en cuenta ni el conyugue ni los hijos
del cabeza de familia.
Dentro de los 32 allegados familiares residentes en las casas de la
calle Moya, 15 son hombres y 17 son mujeres. En 19 casos el cabeza de
familia era un hombre por el contrario de 13 casos en que era mujer.
Los allegados más recurrentes son los sobrinos, sumando un total
de 7 casos, y los nietos con un total de 6. Contamos 4 hermanos, 2 madres,
1 yerno y 1 nuera. Hay que destacar que hay 11 personas que son allegados
familiares pero de las que no consta el tipo de parentesco.
Teniendo en cuenta si el cabeza de familia es hombre o mujer no se
aprecian diferencias destacables entre el tipo de allegados en el hogar.
Solamente destacar que no hay ningún caso en el que el cabeza de familia sea
mujer y tenga a alguno de sus padres acogido.
En cuanto a los allegados, de entre los hombres, lo más frecuente
es que sean nietos, mientras que en las mujeres destacan las hermanas y
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las sobrinas. No encontramos hermanos barones del cabeza de familia
conviviendo bajo el mismo techo.
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6. Conclusiones
A modo de conclusión podemos decir que la calle Moya hoy Bencomo y
prolongación hasta Capitán Brotons presenta unas singularidades tales como:
� Los habitantes están más o menos bien repartidos entre las
casas salvo en contadas excepciones.
� En las viviendas se alojan el doble de personas que en las
accesorías, lo que da cuenta de escasa relevancia de las
accesorias en esta calle.
� La base de la población está entre los 0 y 4 años y son
varones, tendencia que se invierte entre los 5 y 9 años en
donde predominan las hembras.
� Temprana edad a la hora de casarse.
� La mayor parte de la población de la que no consta su
estado civil pertenece a la servidumbre.
� No existen criados en las accesorías, todos están en las
viviendas.
� Casi 6 de cada 10 habitantes de la calle poseen sirvientes.
Dicho esto tenemos un análisis sucinto de la población de esta calle y
que nos da una radiografía muy fidedigna de lo había a principios del siglo XIX..