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CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 335
TEMA 20
SEGURIDAD E HIGIENE DEL TRABAJO EN
LOS SERVICIOS MÉDICOS.
1. LA SEGURIDAD E HIGIENE EN LA SANIDAD.
Si nos centramos en la interrelación existente entre los
conceptos de Trabajo y Salud del trabajador, podemos distinguir y
exponer las siguientes definiciones relacionas con dicha interrelación:
Enfermedad profesional: toda enfermedad contraída a
consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena, en las
actividades que se especifiquen en el cuadro que se aprueba por
las disposiciones de aplicación y desarrollo de la ley (Decreto
1995/78 de 12 de mayo), y que esté provocada por la acción de
los elementos o sustancias que en dicho cuadro se indique para
toda enfermedad profesional (Fuente: Ley General de la
Seguridad Social).
Enfermedad derivada del trabajo: deterioro lento y paulatino
de la salud del trabajador, producido por una exposición crónica
a situaciones adversas, sean éstas producidas por el ambiente
en que se desarrolla el trabajo o por la forma en que esté
organizado.
Ergonomía: conjunto de técnicas cuyo objetivo es la
adecuación del trabajo a la persona o trabajador.
Psicosociología aplicada a la Prevención de Riesgos
Laborales: ciencia que estudia los factores de naturaleza
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 336
psicosocial y organizativa existentes en el trabajo, que pueden
repercutir en la salud del trabajador.
Medicina del Trabajo: ciencia que, partiendo del conocimiento
del funcionamiento del cuerpo humano y del medio en que éste
desarrolla su actividad (en este caso el laboral), tiene como
objetivos la promoción de la salud (o prevención de la perdida
de salud), la curación de las enfermedades y la rehabilitación.
En el caso de los dos conceptos principales, citaríamos el
Trabajo como “una actividad social organizada que, a través de la
combinación de recursos de diferente naturaleza (trabajadores,
materiales, recursos tecnológicos, etc.), permite alcanzar unos
objetivos (ya sean económicos y/o sociales) y satisfacer unas
necesidades (supervivencia, desarrollo profesional y personal, etc.)”;
y, por otro lado, la Salud del trabajador como “el estado de
bienestar físico, mental y social del trabajador y no meramente la
ausencia de daño o enfermedad”.
La conjunción de estos dos conceptos conlleva a que los cambios
que se originan en las empresas (mayormente relacionados con la
eficacia productiva de cada organización) influyan directamente en la
mejora o deterioro de las condiciones laborales o del trabajo y, por
tanto, en la propia seguridad y salud del trabajador.
De ahí que, todo diseño de Planificación Empresarial, que
persiga dicho incremento de eficacia productiva a través de un
reorganización y reordenación de la empresa originaria, debe
contemplar unos principios generales de acción preventiva en pro
de asegurar, del mismo modo, una estabilidad y/o mejora de las
condiciones laborales de sus trabajadores (los cuáles veremos en la
siguiente unidad).
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 337
2. ESTRATEGIAS PARA MEJORAR LA SEGURIDAD E
HIGIENE SANITARIA.
La puesta en práctica de programas adecuados de seguridad e
higiene en los establecimientos de asistencia sanitaria ha seguido con
retraso a la creciente toma de conciencia de los riesgos. Entre las
razones de este retraso cabe citar la preocupación primordial de
hospitales y clínicas por atender a los enfermos, la prioridad dada al
tratamiento más bien que a la prevención y las facilidades de “consulta
informal” dadas al personal.
A pesar de ello, algunos centros han elaborado estrategias de
seguridad e higiene.
Su puesta en práctica exige recursos económicos y de personal,
un conocimiento preciso de los riesgos del lugar de trabajo, la
formación en seguridad e higiene del personal ya empleado y del
recién contratado, el establecimiento de un registro apropiado de
enfermedades y lesiones del personal, la existencia de comités de
seguridad eficaces y la observación de criterios de seguridad e higiene
al proyectar edificios y equipos.
En el centro de estas propuestas está la creación de un servicio
de medicina del trabajo atendido por personal de enfermería calificado
y médicos, como mínimo asistidos por higienistas del trabajo
diplomados (es preferible contar con los servicios directos de estos
últimos).
Debería mantenerse un estrecho enlace con la unidad de
seguridad del hospital, que a su vez debería asegurarse los servicios
de un especialista calificado en seguridad. El servicio de medicina del
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trabajo debería controlar la salud de todo el personal, tanto durante el
empleo como después de él, a intervalos regulares, llevar expedientes
médicos confidenciales del personal y controlar su estado inmunitario,
asesorar sobre las condiciones de seguridad e higiene en el medio
ambiente de trabajo y en la planificación de nuevos edificios, e instruir
y aconsejar al personal sobre prácticas laborales seguras e higiénicas.
En la actualidad muchos países están implantando servicios de
medicina del trabajo en sus establecimientos de asistencia sanitaria,
pero la calidad de su personal y del servicio que prestan es muy
variable. Aunque el personal de las grandes instituciones sanitarias
suele estar protegido en materia de seguridad e higiene del trabajo por
la legislación, no ocurre lo mismo en los centros pequeños.
El personal sanitario debería gozar de los mismos derechos en
materia de seguridad e higiene del trabajo que los trabajadores de las
demás ramas de actividad económica. En algunos países la legislación
en la materia y su aplicación dejan mucho que desear.
Uno de los problemas administrativos con que pueden
enfrentarse las unidades de medicina del trabajo es el establecimiento
de un servicio confidencial para los empleados. Muchos médicos del
trabajo recién ingresados en el sector de la sanidad han encontrado
sumamente difícil preservar esa confidencialidad esencial ante las
presiones de sus colegas y de los administradores de hospitales para
que divulgaran detalles clínicos.
Debe hacerse hincapié en que tales informaciones clínicas deben
ser competencia exclusiva del servicio de medicina del trabajo. El
personal directivo y los jefes de unidades sólo deberían tener derecho
a informaciones sobre la aptitud o no aptitud de los empleados para
realizar las tareas enumeradas en la descripción de su puesto de
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trabajo. En caso de inaptitud, antes de pensar en un traslado, debería
modificarse el puesto para adaptarlo al empleado.
A nivel internacional se han llevado a cabo diversas actividades
normativas, de investigación y de otro tipo a fin de garantizar la
seguridad e higiene de todos los trabajadores o la protección de
determinadas categorías de ellos, incluido el personal sanitario.
En 1959, la Conferencia Internacional del Trabajo adoptó la
Recomendación sobre los servicios de medicina del trabajo, que
contiene disposiciones sobre la organización de los servicios de
medicina del trabajo y sobre las funciones de vigilancia, inspección y
mejora de las condiciones de higiene del trabajo.
En junio de 1985 la Conferencia Internacional del Trabajo
adoptó nuevos instrumentos sobre los servicios de salud en el trabajo.
En 1960, la Conferencia Internacional del Trabajo adoptó el
Convenio (núm. 115) y la Recomendación (núm. 114) sobre la
protección contra las radiaciones, aplicables a todos los trabajadores,
cuyo objetivo es garantizarles una protección eficaz contra las
radiaciones ionizantes.
La Conferencia Internacional del Trabajo adoptó dos importantes
instrumentos internacionales sobre cuestiones generales de seguridad
e higiene del trabajo: el Convenio sobre el medio ambiente de trabajo
(contaminación del aire, ruido y vibraciones) y el Convenio sobre
seguridad y salud de los trabajadores. Ambos instrumentos abarcan a
la totalidad de los sectores de actividad económica, incluidos los
servicios de sanidad.
Cabe recordar también que la Parte IX de la Recomendación
sobre el personal de enfermería, 1977 (núm. 157) enumera una serie
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 340
de recomendaciones sobre protección de la salud en el trabajo que
pueden considerarse también válidas para las demás categorías de
personal sanitario, las cuales preconizan la adaptación de las
disposiciones legislativas en materia de higiene y seguridad del trabajo
a las características particulares del trabajo del personal de enfermería
y del medio en que se realiza.
Debería hacerse todo lo necesario para prevenir, reducir o
eliminar los riesgos para la salud o la seguridad del personal en el
contexto sanitario, que debería estar sujeto a exámenes médicos al
comienzo y al fin de su empleo, así como a intervalos regulares
durante éste y, en caso de que exista o pueda temerse la existencia de
un riesgo particular, a intervalos apropiados según el riesgo de que se
trate.
Los exámenes deberían ser objetivos y confidenciales y no
deberían realizarse por médicos con los que la persona examinada
colabore estrechamente. Además, el personal en el contexto sanitario
no debería estar expuesto a riesgos particulares; si ello es inevitable,
deberían tomarse medidas para reducirlos al mínimo. Debería preverse
el suministro y la utilización de ropa protectora, la inmunización, la
reducción de la duración del trabajo, pausas más frecuentes, un
alejamiento temporal del riesgo o vacaciones anuales más largas para
el personal regularmente ocupado en actividades que ofrecen riesgos
particulares, a fin de reducir su exposición a dichos riesgos.
Además, este personal debería recibir una compensación
económica. La Recomendación propone que se realicen y mantengan al
día estudios para determinar los riesgos particulares a que está
expuesto el personal sanitario en el ejercicio de su profesión, a fin de
prevenir tales riesgos y, en su caso, reparar sus consecuencias; los
casos de accidentes y de enfermedades considerados profesionales en
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 341
virtud de la legislación sobre riesgos profesionales, o de presunto
origen profesional, deberían notificarse a la autoridad competente.
La Recomendación hace hincapié en la necesidad de que se
recabe la colaboración del personal de enfermería y de sus
organizaciones representativas para asegurar la aplicación efectiva de
las disposiciones relativas a la protección de la salud y de la seguridad
del personal de enfermería y de que adopten las medidas apropiadas
para controlar la aplicación de la legislación y de las demás
disposiciones relativas a la protección de la salud y de la seguridad del
personal de enfermería.
Por último, cabe también recordar que un Grupo de Trabajo de
la OMS, que se reunió en 1981 para estudiar los riesgos profesionales
en los hospitales, formuló varias recomendaciones, en las que invitaba
a la OMS y a sus Estados miembros a prestar la debida atención al
medio ambiente hospitalario, a estudiar los resultados de los partos y
coordinar la recogida de información internacional necesaria para este
tipo de investigaciones, a examinar con prioridad la recogida, el
transporte y la eliminación de los desechos de los hospitales, a realizar
estudios sobre las tasas diferenciales de infección entre el personal de
hospitales, a estimular la investigación de las causas del ausentismo, a
revisar la reglamentación actual sobre la salud del personal
hospitalario y, si era necesario, a promulgar nuevas reglamentaciones,
procurando más bien la aplicación que la mera aprobación de textos, y
a prever cuanto antes la constitución de equipos de medicina del
trabajo en la totalidad de los hospitales.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 342
3. PROBLEMAS AL APLICAR MEDIDAS DE SEGURIDAD
E HIGIENE.
Algunos gobiernos y sindicatos, precisaron los problemas
encontrados en la práctica para asegurar buenas condiciones de
higiene y de seguridad al personal de los servicios de medicina y de
salud.
Entre los problemas mencionados con más frecuencia figuraban
los imperativos económicos, el incumplimiento de las reglamentaciones
y medidas de seguridad e higiene por parte del personal y las
dificultades inherentes a la aplicación de nuevas medidas de protección
y al uso de nuevas sustancias.
La carencia de recursos y los defectos de organización y
funcionamiento de los sistemas de mantenimiento o conservación
dificultaban la posibilidad de asegurar óptimas condiciones de higiene y
seguridad para el personal.
El Gobierno de Finlandia indicaba que las guardias y los horarios
de trabajo incómodos planteaban problemas que habían resultado
difíciles de solucionar en los convenios colectivos. Además, todavía no
habían sido suficientemente estudiados los riesgos físicos, químicos y
biológicos inherentes al trabajo sanitario. Otro problema a estudiar era
la violencia en determinados lugares de trabajo, particularmente en las
unidades de urgencia.
La Confederación Japonesa del Trabajo (DOMEI) comentaba que
tanto los empleadores como los trabajadores de los servicios médicos
y de salud demostraban poco interés por la seguridad e higiene del
trabajo, posiblemente porque, debido a la índole de su profesión, se
habían familiarizado con estas cuestiones. Según la Confederación, los
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 343
trabajadores de asistencia sanitaria raramente se someten a exámenes
médicos periódicos, y por tanto tienden a sobrestimar el
autodiagnóstico.
Según el Gobierno de los Países Bajos, predominaba la
impresión de que el personal subalterno andaba escaso de tiempo y
por tanto apremiado, y estaba falto del apoyo y la formación
necesarios para realizar exámenes y utilizar equipos relativamente
complejos. Las comunicaciones entre técnicos y médicos solían ser
difíciles, debido en parte a diferencias de actitud y de formación en
ambas categorías. En consecuencia, los sistemas técnicos no
funcionaban óptimamente.
También el Gobierno de Nueva Zelanda atribuía a imperativos
económicos los problemas encontrados para satisfacer plenamente las
necesidades de los servicios de medicina del trabajo en personal
calificado. En ocasiones surgían también dificultades cuando no había
directrices claras o no estaban bien delimitadas las competencias entre
los departamentos y organismos de la Administración.
Según el Gobierno, ello podía dar lugar a duplicidades inútiles o
a la falta de servicios en una zona. La Federación Neozelandesa de
Transportes por Carretera comunicó que había hecho gestiones ante
varios grupos para que patrocinaran un estudio sobre el estrés en el
personal de ambulancias, pero sin éxito. Según la Federación, la
seguridad constituye un problema general en Nueva Zelanda, debido a
la falta de coordinación de la legislación sobre el tema y a la diversidad
de departamentos gubernamentales encargados de la aplicación de la
legislación existente.
El Gobierno de Noruega señaló que requería tiempo y esfuerzos
organizar una infraestructura de equipos profesionales de medicina del
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trabajo que pudiera cubrir a todas las empresas susceptibles de
entrañar riesgos de enfermedad y accidente. El concepto de medidas
preventivas como tarea principal del servicio de medicina del trabajo
era relativamente nuevo, y se destinaban considerables recursos para
alentar a los servicios de medicina del trabajo a iniciar una acción
preventiva.
El Gobierno de Suecia hizo observar que la mayoría de los
problemas que planteaba la seguridad del medio ambiente de trabajo
provenían de desacuerdos entre los copartícipes sociales en lo que
atañe, por ejemplo, a riesgos atribuidos a varias sustancias.
Dificultades de orden económico eran a menudo el motivo básico
de dichos desacuerdos. También había frecuentes divergencias de
opinión entre científicos y expertos acerca de cuestiones como riesgos
inherentes a las diversas sustancias, valores limites apropiados de
exposición profesional, etc., lo cual limitaba las perspectivas de
formulación de directrices.
Además, factores técnicos impedían a veces solucionar los
problemas del medio ambiente de trabajo. Una dificultad de orden
puramente práctico consistía en llevar las nuevas normas y
reglamentos al conocimiento de los empleados “expuestos”, a pesar de
que en el último decenio había aumentado rápidamente la toma de
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 345
conciencia de los diversos tipos de riesgos en el medio ambiente
laboral.
El Gobierno de los Estados Unidos indicaba que el elevado
porcentaje de luxaciones, esguinces y torceduras (35 por ciento) entre
los accidentes y enfermedades comunicables constituía el aspecto más
costoso y alarmante de la higiene del trabajo en el sector de los
servicios de sanidad.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 346
4. ENFERMEDADES TRANSMISIBLES.
Las enfermedades infecciosas tienen mucha más importancia
para el personal de los servicios de sanidad que para cualquier otra
categoría profesional. En los hospitales y laboratorios la “bioseguridad”
resulta especialmente importante, debido al riesgo evidente de que los
enfermos transmitan infecciones al personal y viceversa.
Con harta frecuencia, los profesionales de la sanidad han venido
trabajando como si su profesión les inmunizara de alguna manera
contra los agentes infecciosos con que entran en contacto durante su
trabajo normal. Aunque cualquier agente microbiológico pueda ser una
fuente de infección, la tuberculosis ocupa históricamente un lugar
predominante.
Últimamente la hepatitis virósica B ha suscitado una gran
inquietud, y en los últimos años el espectro del virus del linfocito T
humano (HTLV III) y su capacidad de provocar el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (SIDA) ha provocado una intensa angustia
en algunos ambientes.
Otras enfermedades transmisibles.
a) Tuberculosis.
En los 30 años últimos han menguado constantemente las tasas
de tuberculosis en la población general de los países industrializados,
pero esta enfermedad sigue planteando un problema grave,
especialmente entre el personal sanitario que se ocupa de
comunidades de inmigrantes y de gente con ingresos modestos. En los
países en desarrollo, la plaga que supone esta enfermedad mortal o
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 347
causante de invalidez sigue constituyendo un riesgo importante para la
salud pública.
La reducción de la frecuencia de la enfermedad puede suscitar
tal autosatisfacción entre el personal de los servicios de sanidad, que
no sólo le impida diagnosticar a tiempo tal enfermedad, sino también
que le exponga a un riesgo mayor. Siguen produciéndose
esporádicamente casos entre el personal sanitario, siendo
particularmente vulnerables los médicos, los enfermeros y el personal
de laboratorio y de depósitos de cadáveres.
Entre los médicos de los Estados Unidos, la incidencia de
pruebas de tuberculina positivas es por lo menos el doble de la
prevista. Un estudio reveló que el personal que estaba en contacto con
pacientes supuestamente tuberculosos reaccionaba positivamente a la
prueba de tuberculina en una proporción seis veces superior a la de un
grupo de personal no expuesto.
Existen datos que indican que el personal de laboratorio está de
dos a nueve veces más expuesto a contraer la enfermedad que la
población testigo ajena a los hospitales. Según ésta y otras encuestas,
la mayor proporción de personas infectadas la constituía personal con
formación sanitaria.
La prevención de la tuberculosis en el personal de los hospitales
exige un estrecho control, y que antes de la contratación se efectúen
exámenes médicos de detección, radiografías torácicas y un control del
estado de inmunidad mediante pruebas de tuberculina, así como una
vacunación BCG cuando proceda. Aunque esta enfermedad esté menos
difundida que antes en muchos países, sigue constituyendo un grave
riesgo para el personal de sanidad, que debería ser sometido a
detenidos exámenes antes y durante el empleo. La adopción de
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 348
medidas preventivas adecuadas en los laboratorios puede contribuir
sensiblemente a reducir al mínimo este peligro.
b) Hepatitis.
La hepatitis virósica de tipo B es probablemente la más
frecuente de las enfermedades infecciosas de origen profesional. A
diferencia de la hepatitis A, suele transmitirse por la sangre y penetra
en la persona expuesta a través de una erosión de la piel, a menudo
un pinchazo de aguja accidental. Bastan cantidades insignificantes de
sangre: un mililitro de sangre de un enfermo crónico, diluido 100
millones de veces conserva su poder infeccioso.
Existe una estrecha correlación, aunque no perfecta, entre la
presencia del antígeno superficial de la hepatitis B (HBsAG) en el suero
y el poder infeccioso. Otros índices séricos de contactos anteriores con
el virus son el anti-HBS y el anti-HBC.
Se ha observado a menudo que en el personal de los hospitales
la tasa de infección por hepatitis B es de tres a seis veces mayor que
la normal, aunque las tasas de prevalencia del HBsAG varíen
enormemente según las regiones y las etnias. El personal más
expuesto es el que trabaja en laboratorios, unidades de diálisis renal,
centros de transfusión de sangre, centros para toxicómanos, clínicas
dentales y consultorios venéreos.
En el Reino Unido se han observado algunos brotes
particularmente graves, incluso mortales, entre el personal de servicios
de diálisis renal. De 1965 a 1971 contrajeron esta enfermedad 100
miembros de seis unidades, y en Manchester y Edinburgo murieron a
consecuencia de ella siete de los 19 miembros del personal afectado.
Desde entonces, ha disminuido constantemente la tasa de hepatitis B
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 349
entre el personal de laboratorio, si bien sigue siendo la enfermedad
infecciosa que más riesgos entraña para los profesionales de la sanidad
en todos los países europeos y en los Estados Unidos.
En Bulgaria, un estudio reveló que la tasa de infección por
hepatitis en 15 instituciones médicas era el doble de la media nacional.
Se han observado también incidencias excesivas en el Canadá (de dos
a tres veces la norma), Dinamarca (de dos a siete veces) y Alemania
(tres veces).
En Francia, la hepatitis representa el 11,5 por ciento de todas
las enfermedades profesionales.
En Hungría, los casos de hepatitis virósica ocurren
principalmente en los servicios de cirugía, obstetricia, odontología y
otorrinolaringología, así como en las unidades de diálisis renal
(tratamiento con riñón artificial), hematología y autopsia.
Datos sobre los marcadores del virus de la hepatitis B en el
suero de grupos de población de Singapur indican que su frecuencia
entre el personal de los hospitales es similar a la de la población en
general (observación confirmada por estudios recientes sobre
anestesistas noruegos y personal de laboratorio en los Estados
Unidos), aunque en el caso del suero anti-HBS, la prevalencia del
marcador varia del 10 por ciento en estudiantes de medicina al 26 por
ciento en médicos y al 80 por ciento en dentistas. El personal de
sanidad puede infectar más tarde a otros enfermos, y se conocen
ejemplos bien documentados de tal contaminación por parte de
cirujanos y dentistas.
Para prevenir la hepatitis B entre el personal de sanidad se
recomienda controlar al personal cuyas funciones conllevan riesgos
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 350
elevados, recurrir a procedimientos apropiados de esterilización y de
desinfección y dar al personal una buena formación sobre prácticas de
trabajo seguras. Mientras la inmunización pasiva de las personas
expuestas es el único modo de protección contra la hepatitis A, contra
la hepatitis B se ha elaborado en cambio, últimamente, una vacuna.
La aparición de vacunas polipeptídicas producidas mediante
técnicas de genética permite suponer que pronto se podrá disponer de
vacunas más baratas y más puras. Se dice que la vacunación es eficaz
por lo menos en un 95 por ciento. Sin embargo, se considera que su
elevado precio impide su uso generalizado. La vacuna se ha aplicado
principalmente a los grupos profesionales expuestos a riesgos altos, es
decir, al personal de sanidad en contacto frecuente con sangre o
agujas (personal de centros para deficientes mentales, de unidades de
diálisis renal, de centros de hemofílicos y de unidades de transfusión
de sangre). También está muy expuesto el personal de laboratorio y el
de servicios odontológicos, especialmente los dentistas que se ofrecen
como voluntarios para tratar casos conocidos de hepatitis.
La infección provocada por el virus de la rubéola no constituye
una enfermedad particularmente grave para los jóvenes, pero lo es
algo más para los adultos. El mayor peligro de la rubéola es que el
virus que la causa puede producir anomalías congénitas en el corazón
y el aparato auditivo del feto en mujeres embarazadas que padecen tal
infección. Se han registrado casos de epidemia de rubéola entre el
personal de hospitales debidos a contactos con enfermos. Además de
las graves consecuencias de la rubéola para las trabajadoras
embarazadas de los servicios de sanidad, la contaminación del
personal constituye también una amenaza para los enfermos, en
particular en servicios de obstetricia, ginecología y pediatría.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 351
La inmunización activa es posible, segura y eficaz. Conviene,
pues, que las personas expuestas reciban esa protección, pues haber
sufrido la enfermedad no constituye un indicador fiable de inmunidad.
Debería inmunizarse a los estudiantes de medicina de ambos
sexos y a todas las trabajadoras de los servicios de sanidad que estén
embarazadas o susceptibles de estarlo, que tengan regularmente
contactos con enfermas.
c) Síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
La enfermedad potencialmente mortal del SIDA es provocada
por un retrovirus que lleva el nombre de virus del linfocito T humano
(HTLV III). La infección queda revelada por la presencia en la sangre
de un anticuerpo del HTLV III. Los casos de esa enfermedad (y de
portadores sanos) parecen aumentar exponencialmente.
Por el momento es imposible determinar el riesgo real que corre
el personal sanitario no expuesto a otros riesgos. La principal fuente de
riesgo la constituyen los accidentes derivados de pinchazos con una
aguja mientras se manipula sangre de un enfermo de SIDA o de un
portador sano. Un riesgo menos importante, pero que no debe
despreciarse, puede provenir del contacto con otros fluidos corporales
susceptibles de llevar linfocitos, como la saliva y el semen.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 352
En el Reino Unido se ha sugerido clasificar al virus HTLV III
como organismo del Grupo de riesgo 3. Por tanto, los presuntos
enfermos de SIDA deben ser tratados en unidades aisladas. Deben
llevarse ropas de protección adecuadas y observarse rigurosamente los
procedimientos de esterilización y desinfección correspondientes al
Grupo 3. En el laboratorio sólo deberían manipularse muestras en
instalaciones apropiadas para agentes patógenos del Grupo 3.
d) Citomegalovirus (CMV).
Los efectos principales de la infección por el CMV se producen
durante el embarazo, pues el niño puede nacer con deformaciones, sin
que la madre parezca enferma o presente síntomas importantes de
estarlo. Hay, pues, algunos paralelismos entre el CMV y la rubéola. Sin
embargo, mientras se ha comprobado que la rubéola representa un
riesgo importante para la salud de los trabajadores sanitarios
expuestos, el contacto profesional con personas aparentemente no
infectadas por el CMV no ha constituido un riesgo más elevado que el
que corre el conjunto de la población.
e) Otras enfermedades.
Se citarán brevemente algunos ejemplos de enfermedades
contagiosas.
Una infección particularmente dolorosa y molesta es el panadizo
causado por el virus del herpes. Aunque normalmente la infección
suele limitarse a una vesícula dolorosa en el dedo, pueden inflamarse
los ganglios linfáticos del brazo y sentirse una sensación general de
malestar.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 353
La mayoría de los casos registrados corresponden a personal de
enfermería que contrae la infección con frecuencia al aspirar
secreciones bronquiales, pero también se han observado casos en
dentistas y gastroenterólogos.
Las infecciones comunes entre la población como anginas
debidas a estreptococos o furúnculos causados por estafilococos, quizá
se adquieran profesionalmente, pero su frecuencia en el conjunto de la
comunidad y su evolución clínica relativamente benigna hacen difícil
establecer cualquier relación con la profesión. Con todo, quizá la
frecuencia de accidentes de pequeña importancia entre el personal
sanitario sea responsable de que se contraigan muchas enfermedades
transmisibles.
Un estudio intentó controlar durante un periodo de cuatro años
el número de heridas causadas por pinchazos de agujas contaminadas,
registradas en un hospital de 450 camas. La media fue de 16 heridas
por cada 100 personas. La proporción más alta la registraron los
enfermeros (23 por cada 100 personas), y la más baja los técnicos en
rayos x (6 por cada 100 personas). Muchos de los accidentes eran
inevitables, pero el 98 por ciento de los accidentes del personal se
debieron a agujas que sobresalían de las bolsas de basura y, por tanto,
eran evitables.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 354
5. RIESGOS QUÍMICOS.
En los hospitales se ha usado y se usa una amplia variedad de
productos químicos como, por ejemplo, agentes anestésicos,
antisépticos, medicamentos y reactivos citostáticos o de laboratorio.
Algunos de estos productos químicos son altamente reactivos
biológicamente: los antisépticos, los productos citostáticos y, por
definición, todos los medicamentos producen efectos biológicos.
Todos estos agentes químicos pueden producir una gran
diversidad de efectos irritantes alérgicos, tóxicos e incluso
cancerígenos:
o Anestésicos.
o Antisépticos.
o Agentes citotóxicos.
o Medicamentos y preparados farmacéuticos.
o Mercurio.
Uno de los rasgos distintivos de la importancia de los
anestésicos como riesgo profesional es que, por definición, pueden
producir narcosis. Algunos, como el óxido nitroso, se usan en
concentraciones elevadas (50-60 por ciento), mientras que otros,
como el halotano, sólo se usan en bajas concentraciones (del 1 al 2
por ciento). Además de sus propiedades narcóticas, los anestésicos
tienen otros efectos comprobados o supuestos. Se sabe que el
halotano produce graves lesiones hepáticas en un pequeño número de
personas sensibles. El metoxiflurano puede perturbar el transporte del
sodio en el riñón.
En los Estados Unidos se estima que un cuarto de millón de
trabajadores están expuestos a gases anestésicos.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 355
Tales gases se encuentran no sólo en las salas de operación,
sino también en las unidades de obstetricia, en las salas de anestesia y
de recuperación y en los consultorios dentales. Estos gases volátiles
pueden alcanzar altas concentraciones en salas de operación mal
ventiladas; se han observado en ellas hasta 500 partes por millón
(ppm) de éter, 300 ppm de halotano y 14 000 ppm de óxido nitroso.
Los dentistas de un centro de pediatría danés habrían inhalado
1.000 ppm de óxido nitroso durante 40 minutos al día, y ello a pesar
de que la introducción de un sistema de evacuación de gases reducía
esta exposición de un 90 a un 98 por ciento.
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo de los
Estados Unidos (NIOSH) ha recomendado una norma que preconiza
una serie de medidas preventivas de rutina para impedir que las
concentraciones máximas de óxido nitroso rebasen 25 ppm en las
salas de operaciones quirúrgicas y 50 ppm en las clínicas dentales. En
el caso de gases que contienen halógenos, como el halotano, el límite
recomendado es de 2 ppm por encima del óxido nitroso y de 0,5 ppm
en caso de exposición combinada con él.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 356
El análisis de tres encuestas sanitarias retrospectivas de
médicos que trabajan en salas de operación en algunos países
industrializados revela una concordancia notable de conclusiones.
Existe una asociación aparente entre la práctica anestésica y los
accidentes obstétricos, con mayor riesgo para las mujeres médico de
aborto espontáneo y posiblemente de malformaciones congénitas en
su descendencia. Ningún exceso estadísticamente significativo de
aborto se ha observado en esposas de anestesistas, pero parece existir
el riesgo de una mayor incidencia de anormalidades congénitas.
Ninguno de los estudios arrojó pruebas consistentes de que
existiera un mayor riesgo de afecciones hepáticas o renales
(posiblemente debidas a exposiciones al metoxiflurano). Un estudio
más reciente sobre los dentistas revela conclusiones semejantes para
este grupo de usuarios de gases anestésicos y aporta además pruebas
de un exceso de trastornos neurológicos.
Cualesquiera que sean los riesgos reales se dispone ya de
pruebas suficientes de la presencia en muchas salas de operación de
gases anestésicos en concentraciones inaceptables. La posibilidad de
efectos a largo plazo sobre la salud del personal que trabaja en ellas y
el peligro obvio de que inhale un exceso de agentes narcóticos
mientras trabaja exigen que estos gases
sean severamente controlados.
Medidas de control recomendadas son
el uso de sistemas de anestesia de circuito
cerrado y de dispositivos de barrido y
depuración de gases dispuestos en las
posibles vías de escape de éstos.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 357
También es necesario que las salas de operación dispongan de
una ventilación general apropiada, procurando especialmente extraer
el aire contaminado de las zonas de respiración del personal que
trabaja en los quirófanos.
Antisépticos.
En los centros sanitarios se utiliza una gran variedad de
antisépticos, pero tres de ellos han suscitado un notable interés en los
últimos años por sus posibles efectos sobre la salud de los usuarios:
a) Oxido de etileno.
Se trata de un epóxido altamente reactivo de gran poder
antiséptico. Unos 75.000 trabajadores sanitarios de los Estados Unidos
están en contacto con él, en particular los que fabrican o esterilizan
instrumentos. A menos que los equipos de esterilización funcionen
mal, los niveles de óxido de etileno en los centros hospitalarios son
inferiores al límite de exposición admisible actual de 50 ppm. Sin
embargo, el poder citotóxico del óxido de etileno es considerable.
Pruebas experimentales han revelado lesiones cromosómicas y
reducción del número de espermatozoides en monos, un aumento de
la tasa de leucemia, en función de la dosis, en la rata, y lesiones
cromosómicas en cultivos aislados de linfocitos humanos.
Los estudios sobre el hombre son escasos, pero dos informes
suecos revelan tasas excesivas de leucemia entre los trabajadores
empleados en la fabricación de óxido de etileno, y un tercero indica un
riesgo de aborto espontáneo superior al normal entre el personal
femenino que efectúa tareas de esterilización en Finlandia.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 358
La evaluación cuantitativa del riesgo no fue posible por falta de
datos de buena calidad sobre la contaminación del medio ambiente.
Sin embargo, el Instituto Nacional de seguridad e Higiene del Trabajo
(NIOSH) de Estados Unidos recomienda en la actualidad que se rebaje
la concentración máxima admisible de óxido de etileno a 0,1 ppm
como valor medio en caso de exposición continua y a 5 ppm en caso
de una exposición de 10 minutos.
b) Hexaclorofeno.
Hace 40 años que se viene utilizando este agente
antimicrobiano, pero en los últimos diez años ha sido objeto de
discusiones en cuanto a sus efectos sobre la salud. Se le han atribuido
lesiones nerviosas en animales sujetos a experiencias y trastornos
cerebrales en niños, causados por contactos fortuitos con polvos de
talco contaminados; algunos estudios, que han sido objeto de
discusiones, han relacionado su uso con malformaciones congénitas
entre los hijos de empleados de hospitales que utilizaban este
producto.
Dados los conocimientos actuales sobre el tema, seria prudente
adoptar otros métodos de desinfección de la piel, sobre todo si el
posible usuario es una mujer embarazada o susceptible de estarlo.
c) Formaldehído.
En forma de solución acuosa (formalina), este producto se viene
utilizando desde hace muchos años en establecimientos sanitarios
como antiséptico y fijador de tejidos. Entre el personal sanitario que
corre un riesgo especial de exposición al formaldehído están los
empleados de laboratorio, sobre todo los histopatólogos y
anatomopatólogos, así como los embalsamadores y empresarios y
empleados de pompas fúnebres.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 359
El formaldehído es un producto químico altamente reactivo que
posee un gran poder para desnaturalizar proteínas. Se ha demostrado
que puede causar lesiones cromosómicas en células de mamíferos y se
ha observado una forma rara de cáncer nasal en experiencias de
inhalación realizadas con ratas. En el caso del hombre, las pruebas de
toxicidad se limitan casi exclusivamente a los efectos agudos de este
producto.
El formaldehído irrita fuertemente las membranas mucosas de la
nariz y la boca y también los ojos, produciendo síntomas de malestar
en concentraciones de sólo 0,1 a 3 ppm. Informes médicos aislados
sugieren que quizá también cause asma. Está probado que el
formaldehído produce dermatitis. Estudios recientes en departamentos
de histopatología de algunos países sugieren que los niveles de
exposición varían entre el umbral de detección y 10 ppm.
Sin embargo, el interés por el formaldehído radica
principalmente en la esfera más grave de sus posibles propiedades
cancerígenas.
Estudios epidemiológicos con embalsamadores, empresarios de
pompas fúnebres, patólogos y obreros empleados en la fabricación de
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 360
este producto no han podido demostrar de modo convincente ningún
exceso de cáncer, especialmente en las fosas nasales o en el pulmón.
Por tanto, no se ha podido probar nada contra este utilizadísimo
producto, pero sólo la limitación de la exposición a sus efectos
fuertemente irritantes merece que se tomen rigurosas medidas de
control.
d) Agentes citotóxicos.
La quimioterapia del cáncer se inició en los años 1940 con el uso
de mostazas nitrogenadas y sus derivados. Las propiedades
cancerígenas de estos productos y de otros que, como la
ciclofosfamida, se utilizaron más tarde, han sugerido la posibilidad de
que la administración de estos productos químicos produzca efectos
perjudiciales para la salud, sobre todo desde que han comenzado a
aparecer informes médicos sobre tumores secundarios en los enfermos
tratados con ellos.
Algunos estudios hechos en 1980 sugerían que la propia orina
de los enfermeros que manipulaban medicamentos citotóxicos podía
tener efectos mutagénicos. Estudios ulteriores dieron a entender que
los linfocitos de tales trabajadores presentaban lesiones cromosómicas.
Aunque tanto la metodología de estos estudios como la
importancia de sus conclusiones se hayan puesto en entredicho, hay
consenso general en que los enfermeros que manipulan productos
citotóxicos tienen una orina sumamente mutagénica y que sus
linfocitos presentan un número de rupturas cromosómicas superior al
normal. Además, métodos analíticos muy sensibles han revelado
concentraciones apreciables de platino y de ciclofosfamida en los
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 361
enfermeros que manipulan cisplatino y ciclofosfamida,
respectivamente.
Parece, pues, haber pocas dudas de que los trabajadores
expuestos a agentes citotóxicos al preparar y administrar tales
medicamentos para utilizarlos en la quimioterapia del cáncer, pueden
absorber cantidades mensurables de ellos. La absorción se realiza por
la piel y/o los pulmones. Lo que es objeto de controversia son los
daños que puede causar la absorción de pequeñas cantidades de estos
potentes agentes cancerígenos.
En 1983 la Dirección Británica de Seguridad e Higiene publicó
una nota orientativa sobre las precauciones a adoptar para manipular
en condiciones de seguridad los agentes citotóxicos; este ejemplo fue
secundado por organismos de otros países. También se han producido
películas en vídeo sobre la manipulación segura de estos agentes.
Investigaciones sobre los aspectos prácticos de la administración
de citotóxicos revelaron que en su preparación y administración en los
hospitales participaban demasiadas personas, por lo que en la
actualidad muchas autoridades propugnan una centralización
(normalmente en las farmacias) de la preparación de citotóxicos. A los
enfermeros sólo les incumbiría entonces la tarea menos arriesgada de
administrarlos. La preparación de soluciones a partir de sustancia
pulverulenta debería efectuarla personal farmacéutico calificado,
provisto de ropas de protección adecuadas, y en una cabina
especialmente ideada al efecto con un recinto de seguridad apropiado .
La unidad de higiene y medicina del trabajo debería ser
informada de todos los accidentes debidos a agentes citotóxicos, y
todo el personal femenino que espera o pueda esperar un hijo debería
evitar la manipulación de citotóxicos. No existe hasta la fecha ninguna
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 362
prueba epidemiológica fiable de que quienes manipulan sustancias
citotóxicas estén más expuestos que otros a un riesgo de cáncer o de
alteraciones hematológicas como consecuencia de su trabajo. No
obstante, la probada facultad de estos agentes de producir tales
efectos, unida al hecho de que tales substancias pueden ser absorbidas
como consecuencia de exposiciones profesionales, basta para justificar
la adopción de medidas de control severas y centralizadas.
Medicamentos y preparados farmacéuticos.
Quizá sea interesante recordar que, además de los posibles
riesgos de absorber preparados farmacéuticos durante la
administración de medicamentos en medios terapéuticos, los
empleados de la propia industria farmacéutica pueden estar expuestos
a los medicamentos durante su fabricación.
En los últimos años se ha prestado más interés a este grupo de
trabajadores, pero hay escasos informes sobre sus enfermedades
profesionales.
El elevado potencial biológico de todos estos productos plantea
un importante problema para el control del medio ambiente. Por
ejemplo, está probado que la producción de preparados hormonales
puede entrañar perjuicios para la salud de los trabajadores.
También se ha señalado una relación entre trastornos hepáticos
y ciertos preparados, aunque la mayoría de las pruebas publicadas se
refieran a reacciones alérgicas.
Informaciones recientes y detalladas sobre alergias a las
penicilinas y a la cimetidina han revelado la necesidad de que en los
lugares de trabajo de la industria farmacéutica el polvo sea sometido a
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 363
un estricto control, aunque la índole del efecto y la alta potencialidad
del producto dificultan sumamente dicho control. Sin embargo,
conviene observar que, de las 23 sustancias o procesos enumerados
por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (ClIC),
cuyo poder cancerígeno para el hombre está suficientemente probado,
las siguientes se utilizan o han sido utilizadas con fines terapéuticos:
azotiaprína, clorambucil, ciertas quimioterapias combinadas, melfalán,
milerán, treosulfán, gas mostaza, mezclas analgésicas que contienen
fenacetina, estrógenos conjugados metoxsaleno (con terapia por rayos
ultravioleta) y dietilstilboestrol. Así pues, estos productos constituyen
una amenaza tanto para el personal que los fabrica como para el que
los utiliza.
a) Mercurio.
Aunque se haya utilizado el cloruro de mercurio como fijador de
tejidos, lo cual se relaciona con concentraciones elevadas de mercurio
en la atmósfera, es el empleo del mercurio como amalgama en
dentistería lo que supone el mayor riesgo para los trabajadores
sanitarios.
El mercurio es un elemento liquido, y por tanto posee una
tensión de vapor pequeña, pero significativa. Mediciones de vapores y
de partículas de mercurio en suspensión en el aire efectuadas en
clínicas dentales indican que se sobrepasa el límite de exposición de
0,05 mg/m3 en caso de utilización normal, y que los derrames de
mercurio pueden provocar exposiciones más elevadas y más
prolongadas.
Las concentraciones de mercurio medidas en la atmósfera
presentan diferencias significativas según el laboratorio, el lugar de la
medición, la hora del día, la técnica dental, el espesor de la moqueta y
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 364
la frecuencia con que se limpia el consultorio. En particular, la
extracción de viejas amalgamas con fresa puede generar
concentraciones de vapor de mercurio de 0,4 mg por metro cúbico.
Además, la manipulación de mercurio fresco para realizar nuevas
amalgamas puede provocar importantes absorciones de este metal a
través de la piel.
A pesar de estos riesgos y de pruebas evidentes de una
absorción excesiva de mercurio por parte del personal de cirugía
dental, el mercurialismo declarado es un fenómeno apenas observado.
Entre dicho personal, las mayores exposiciones suelen
registrarlas más bien los ayudantes que los propios cirujanos
dentistas.
Así, el mercurio es como mínimo un peligro potencial para la
salud. Por tanto, es necesaria una formación para la manipulación de
amalgamas. Muchos dentistas utilizan en la actualidad amalgamas ya
preparadas o bien preparan las suyas bajo una cubierta líquida o en
una campana de humos. En la extracción de viejas amalgamas, la
exposición al mercurio en suspensión en el aire puede reducirse a un
mínimo mediante una buena ventilación. Si se adoptan tales medidas
puede prescindirse probablemente de un control biológico del personal.
b) Alergias.
Las alergias profesionales pueden asumir dos formas: afecciones
cutáneas (dermatitis) y afecciones pulmonares (asma).
- Dermatitis.
Las dermatosis profesionales pueden ser debidas a agentes
químicos, físicos y biológicos. En realidad, el 85 por ciento de las
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 365
afecciones cutáneas profesionales son dermatitis alérgicas o por
irritación.
Los empleados de hospitales pueden estar expuestos a cierto
número de alérgenos potenciales. Un estudio realizado en Finlandia
sobre 536 personas que trabajaban en un hospital universitario reveló
que 115 de ellas (21 por ciento) tenían alergias de contacto, aunque
los alérgenos más corrientes (níquel y perfumes) eran de carácter no
profesional.
Un análisis de estas 115 personas permitió también detectar
factores profesionales gracias a pruebas epicutáneas que dieron
reacciones positivas a la neomicina, al alcohol de madera, a los
productos químicos que entran en la composición del caucho, a las
resinas epoxídicas, al bálsamo del Perú, al cloruro de cobalto, al
formaldehído y la colofonia. La mayor parte de los afectados eran
mujeres, precisamente por ser mujeres las que ocupaban los empleos
más expuestos (de enfermería y de laboratorio).
Los trabajos húmedos y sucios pueden provocar dermatitis por
irritación causadas por detergentes, disolventes orgánicos y otros
productos de limpieza. Entre los alérgenos profesionales ocupan un
lugar preponderante el cromo, el cobalto y el caucho; algunas
personas deben la dermatitis a productos químicos de laboratorio,
como el formaldehído o al uso de resinas acrílicas y epoxídicas en
trabajos de ortopedia y dentistería o de compuestos fenólicos
contenidos en los productos de limpieza.
- Asma.
Muchos casos de asma profesional no son vistos por médicos,
probablemente porque los trabajadores se dan cuenta de la relación
entre exposición y asma y evitan por tanto el contacto. Se comprende
así que las encuestas realizadas entre la población detecten muy pocos
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 366
trabajadores con sensibilidad inmediata, ya que los más sensibles ya
se habrán excluido desde el principio. Sin embargo, están bien
probados los casos de asma causada por antibióticos, particularmente
del grupo de la penicilina. También hay cierta polémica acerca de si el
formaldehído, sustancia muy irritante, es realmente un alérgeno.
Está bien confirmada, asimismo, la alergia a animales de
laboratorio, que puede producir no sólo asma, sino también dermatitis
y conjuntivitis.
Encuestas con personas que manipulan animales de laboratorio
sugieren que del 10 al 20 por ciento de dichas personas puede padecer
alergias de un tipo u otro. Así, en el Reino Unido se estima que sufren
de asma entre 5.000 y 7.000 de estas personas, de las cuales una
proporción importante, quizá la cuarta parte, trabaja en centros
sanitarios o está relacionada con ellos.
El agente alérgico suele ser una proteína animal, de la que se
conocen dos tipos bien definidos: películas de origen animal y
proteínas desecadas derivadas de orina animal, en particular de macho
de rata. Los excrementos de las aves también pueden producir alergia,
y recientemente se ha descubierto que el polvo del exoesqueleto de la
langosta puede causar asma en los trabajadores de laboratorio que
manipulan estos insectos. Es, pues, probable que otras fuentes
similares causen asma, pero que por las razones ya expuestas estos
casos de alergia no sean señalados.
Una vez producida la alergia, resulta sumamente difícil
mantener los niveles de exposición suficientemente bajos para
prevenir la agravación del mal.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 367
Así, en primer lugar hay que hacer todo lo posible por reducir al
mínimo la exposición. Generalmente se cree que no existe ningún
indicador de sensibilidad utilizable en el examen médico previo a la
contratación.
Tampoco los antecedentes de eczema infantil o de asma no
profesional constituyen indicadores adecuados para pronosticar
alergias de origen profesional. Los esfuerzos principales deben
centrarse, pues, en controlar las sustancias alérgenas. En las
instalaciones para animales ello puede conseguirse mediante prácticas
de cría apropiadas y buenos sistemas de ventilación. Además, puede
ser necesario modificar los métodos de trabajo para reducir al mínimo
la exposición a alérgenos. La inhalación de cromoglucoato de sodio
puede mejorar el tratamiento clínico de los trabajadores que presentan
síntomas de benignos a moderados, pero esta medida ha de
considerarse como un paliativo y no como un medio importante de
prevención.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 368
6. RIESGOS FÍSICOS.
Riesgos físicos.
Entre los riesgos físicos que corre el personal sanitario figuran
las radiaciones ionizantes, los ruidos, la temperatura y la electricidad.
Además, debe prestarse atención a los aspectos ergonómicos del
trabajo, sobre todo en los casos de trabajo manual.
A) RADIACIONES IONIZANTES.
Las más comunes son los rayos X y las radiaciones de elementos
radiactivos. Además de estas fuentes externas de radiación de rayos X
y de isótopos, utilizadas con fines terapéuticos y diagnósticos, cabe
inhalar o ingerir accidentalmente materias radiactivas. Es evidente que
el personal sanitario más expuesto a este riesgo es el que trabaja en
departamentos de radiología y radioterapia, pero tampoco deben
olvidarse los empleados en laboratorios, clínicas dentales y unidades
de microscopía electrónica ni al personal de enfermería y de salas de
operaciones.
Las radiaciones ionizantes pueden producir varios efectos
clínicos, desde síndromes de radiación aguda susceptibles de provocar
enfermedades graves, incluso mortales, en la médula espinal, el
sistema nervioso central o las vías gastrointestinales, así como
radiodermatitis agudas, hasta efectos más crónicos tales como
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 369
cataratas en el cristalino del ojo y tumores malignos en varios
órganos, en especial la piel y la médula espinal.
Organismos nacionales e internacionales han establecido
directrices claras para manejar con seguridad radiaciones ionizantes.
En particular, la Comisión Internacional de Protección contra las
Radiaciones (CIPR) pone regularmente al día sus normas sobre limites
de exposición del personal en cuanto a las dosis que pueden tolerar el
cuerpo entero y órganos específicos, mientras que la Organización
Internacional del Trabajo (O.I.T.), la Agencia Internacional de Energía
Atómica y la Organización Mundial de la Salud han publicado
conjuntamente manuales sobre protección contra las radiaciones en
hospitales.
Es recomendable controlar individualmente a todo trabajador
expuesto a radiaciones ionizantes en condiciones tales que las dosis
resultantes puedan exceder en tres décimas partes de las dosis
anuales máximas permitidas.
Para los trabajadores menos expuestos, generalmente basta con
controlar el medio ambiente de trabajo.
La prevención exige que el lugar de trabajo esté diseñado de
forma que el empleado quede adecuadamente protegido de la fuente
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 370
de radiación. Ello se consigue de preferencia aislando las fuentes de
emisión, aunque a veces también son necesarias ropas de protección
personal. Las fuentes de radiación han de señalizarse con claridad y
transportarse con suma precaución cuando deban desplazarse o
aplicarse a un enfermo.
B) RUIDO.
Los ruidos no constituyen un problema importante en los
establecimientos de sanidad, con la excepción de las salas de cirugía
dental. Las fresas a gran velocidad (de 200.000 a 400.000 rpm)
desarrollan la máxima energía a las frecuencias en torno a 8.000 Hz.
El nivel de ruido a la altura del oído del dentista puede alcanzar
así 80 ó 90 dB, y podría ser perjudicial si se mantuviera durante toda
la jornada laboral.
Sin embargo, estimaciones del nivel sonoro en salas de
dentistas sugieren que, en promedio, las fresas a gran velocidad sólo
se utilizan entre 10 y 20 minutos cada día. De los escasos estudios
audiométricos realizados con dentistas se desprende que la pérdida de
oído causada por los ruidos es, en el mejor de los casos, inmensurable,
y en el peor, leve.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 371
Así, si bien los niveles de ruidos son altos, la brevedad relativa
de la duración diaria de la exposición excluye todo riesgo de daño
auditivo grave en las personas afectadas.
C) TEMPERATURA.
En los establecimientos de sanidad, salvo en las salas de
calderas y en los quirófanos, no son corrientes las temperaturas
elevadas. Un estudio llevado a cabo en Checoslovaquia reveló que el
personal que trabaja en quirófanos pierde aproximadamente 1.500
gramos de peso en turno de trabajo. Su gasto de energía, de 133 W,
era consecuencia de los esfuerzos estáticos con ritmos cardiacos entre
97 y 120 pulsaciones por minuto.
Es obvio que una mejor ventilación de los quirófanos contribuiría
mucho a estabilizar la temperatura sin menoscabar por ello el
bienestar de los enfermos. Sin embargo, el escaso número de informes
publicados en todo el mundo a este respecto deja suponer que la
tensión térmica no figura entre los principales motivos de preocupación
en los hospitales.
Con todo, el personal de servicios y de mantenimiento puede
estar expuesto a elevadas temperaturas en las plantas de incineración
y salas de calderas. Debería procurarse limitar estas exposiciones y
suministrar ropas de protección apropiadas. Además, pueden ser
necesarios exámenes médicos previos a la contratación y exámenes
periódicos, pues en estos trabajos la carga térmica puede ser muy
elevada. Por ejemplo, durante los trabajos de renovación del
aislamiento de la red de calefacción de un hospital se descubrió que
junto a canalizaciones de vapor sin revestimiento térmico en túneles
de ventilación largos, los trabajadores asignados a este trabajo
soportaban temperaturas de más de 500 ºC. Por si fuera poco, debían
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 372
llevar ropas de protección completa cuando se descubrió que el
antiguo revestimiento contenía amianto. La carga térmica era tan alta,
que sólo podían trabajar 10 minutos cada hora.
D) AMIANTO.
Los principales efectos que sobre la salud tiene la inhalación de
polvo de amianto son la fibrosis pulmonar y tumores malignos de los
pulmones y la pleura.
En general, el amianto se encuentra en los revestimientos
calorífugos de canalizaciones y en los materiales refractarios utilizados
para proteger del fuego la infraestructura metálica de los edificios. Los
hospitales no son ninguna excepción, por lo que al personal que realiza
allí trabajos de reparación y mantenimiento debe enseñársele a
reconocer e investigar los materiales que presuntamente contienen
amianto.
La eliminación del amianto debería encargarse a un contratista
oficialmente autorizado, que trabaje en condiciones estrictamente
controladas.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 373
E) ERGONOMÍA Y MANIPULACIÓN MANUAL.
Los problemas ergonómicos que se plantean al personal
sanitario están vinculados al uso de instrumentos médicos y de
dispositivos de control, al proyecto de las instalaciones sanitarias y a la
manipulación manual.
Por ejemplo, levantar a los pacientes constituye un importante
problema para el personal sanitario, así como trabajar
prolongadamente de píe, encorvado o de rodillas, como lo requiere el
trabajo del personal de sala de operaciones de cirugía dental o de
limpieza, respectivamente.
Se han realizado algunos estudios epidemiológicos sobre las
dorsalgias del personal sanitario. En todos se ha llegado a la conclusión
de que, en comparación con otros grupos de población dentro y fuera
del sector sanitario, este personal padece una tasa relativamente
elevada de dorsalgias, síntomas neurológicos y algias de esfuerzo, si
bien debe aclararse que no es fácil establecer grupos de población
comparables al personal sanitario.
F) POSTURA.
Las manifestaciones de desgaste y de sobrecarga debidas a
posturas incorrectas en el trabajo son corrientes en los servicios
sanitarios.
El Gobierno de Suecia indicó que los enfermeros e higienistas de
clínicas dentales estaban expuestos a algias de esfuerzo como
consecuencia de posturas de trabajo unilaterales. También son
frecuentes en los dentistas las dorsalgias, debidas a las posturas
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 374
incómodas que éstos deben adoptar, a pesar de las transformaciones
que ha experimentado en los últimos años la práctica dental.
En el pasado el dentista tenía que trabajar de pie, inclinado
sobre el paciente en posturas incómodas, durante buena parte del día,
y se estimaba que el 40 por ciento de los dentistas padecían
dorsalgias.
En cambio, en la actualidad los dentistas trabajan gran parte del
tiempo sentados, en una posición ergonómicamente más satisfactoria,
lo que al parecer ha hecho disminuir los casos de lesiones del aparato
locomotor.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 375
7. ACCIDENTES Y LESIONES.
Pocas son las estadísticas nacionales existentes sobre accidentes
y lesiones entre profesionales de la sanidad. Algunos informes aislados
sugieren que los accidentes más corrientes son cortes, heridas,
fracturas y lumbagos. Además, el personal de mantenimiento y de
laboratorio está expuesto a los riesgos de incendio, explosión y asfixia.
La violencia por parte de los enfermos o de sus acompañantes contra
el personal de sanidad constituye otro fenómeno nuevo e inquietante.
Un accidente puede definirse como un acontecimiento
inesperado, no previsto, que puede provocar lesiones. Las estadísticas
nacionales de la mayoría de los países correspondientes a todos los
sectores de actividad indican que una tercera parte de los accidentes
están vinculados a operaciones de manipulación y otra tercera parte la
constituyen caídas de personas o de objetos.
La causa de los accidentes es una compleja interacción entre el
medio ambiente, el trabajador y la profesión. La experiencia
profesional, la formación, la edad y el sexo parecen influir también en
la frecuencia de los accidentes, que varia según los diferentes grupos
de personas pero que obedece a esquemas análogos para todos los
sectores.
En el sector de la asistencia sanitaria son escasos los estudios
importantes realizados sobre el tema. En el Reino Unido se han
estudiado los accidentes sobre una muestra aleatoria representativa
del 10 por ciento de los laboratorios de hospitales. Se registraron 627
accidentes corporales en 39 laboratorios que empleaban a 2.520
personas; ello equivale a una tasa anual de 25 accidentes corporales
por cada 100 personas.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 376
La mayor frecuencia de accidentes la registraba el personal
técnico, y las tres cuartas partes de las lesiones eran heridas diversas.
Se indicaba que la causa principal de las infecciones contraídas
en laboratorios eran accidentes de este tipo, causados en particular
por cuchillos, agujas y trozos de cristal; seguían los accidentes
producidos por derrames y salpicaduras. Ya se ha hecho referencia en
el presente capitulo a las heridas producidas por pinchazos de agujas;
interesa observar, sin embargo, que recientemente se ha estimado que
del 40 al 75 por ciento de todas las lesiones producidas por agujas no
son notificadas. Ello ocurre sobre todo en caso de personal recién
entrado en servicio.
Los casos de lumbago no se deben siempre a levantamientos de
pesos o personas, sino también a caídas y resbalones, que suelen
ocurrir en superficies húmedas o resbaladizas. Los grupos
profesionales más expuestos a este riesgo son el personal de
enfermería, el de limpieza y el de salas de operaciones. El personal de
mantenimiento es el más expuesto a heridas en los pies y las manos
causadas por la caída de objetos pesados, como por ejemplo botellas
de gas.
En Hungría, en 1983, alrededor del 35,5 por ciento de los
accidentes (198 sobre 591) fueron lesiones corporales debidas a
caídas; alrededor de los dos tercios de los accidentes ocurrieron en
lugares distintos de los de asistencia médica (pasillos, zonas de
restauración, lavanderías, etc.). La frecuencia más elevada se
registraba entre el personal de enfermería, los trabajadores no
calificados y el personal de restauración con una incidencia elevada de
dislocaciones, esguinces y fracturas.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 377
Por último, cada vez son más abrumadoras las pruebas del
creciente número de agresiones de que es objeto el personal de
clínicas y hospitales por parte de los pacientes y de sus acompañantes.
Estos incidentes ocurren principalmente en los departamentos
de traumatología y urgencias. Así como otros aspectos de la
prevención de accidentes y lesiones en los hospitales permiten
medidas eficaces de prevención, las agresiones contra el personal
constituyen un síntoma del entorno urbano moderno y, por tanto, no
pueden solucionarse dentro del solo contexto del hospital.
Por lo demás, es necesaria una enérgica campaña de prevención
de accidentes cuya piedra angular sea la educación y la formación. El
nombramiento de agentes de seguridad y de comités de seguridad
también contribuye a prestigiar la seguridad en el lugar de trabajo.
Por último, el suministro de ropas de protección apropiadas a los
empleados (cascos, anteojos, guantes, calzado reforzado, etc.) y la
exhortación a utilizarlas puede contribuir mucho a reducir el excesivo
número de accidentes y lesiones observados en los establecimientos
sanitarios.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 378
8. LOS PROBLEMAS MÚSCULO-ESQUELÉTICOS
DERIVADOS DEL TRABAJO DEL CELADOR/T.I.G.A.S.
Estudios generales sobre la salud de los empleados
de la sanidad.
Aparte los estudios consagrados a cuestiones específicas de
seguridad e higiene del trabajo que se plantean en el sector de los
servicios médicos y de salud, algunos estudios de mortalidad y de
morbosidad se han interesado por subgrupos profesionales de la
población. El personal médico calificado constituye uno de los grupos
más pequeños, pero ha sido objeto de la mayoría de los estudios
epidemiológicos.
Médicos.
Los estudios de mortalidad sobre los médicos indican que, como
grupo, su mortalidad global es inferior a la de la población en general.
Sin embargo, la relación comparativa de mortalidad en esta profesión
es ligeramente menos favorable que la de grupos de población de nivel
socioeconómico similar.
Las enfermedades infecciosas no figuran ya en estas estadísticas
de mortalidad, pero la tasa de suicidios entre los médicos sigue siendo
elevada, especialmente para los psiquiatras y los patólogos. Los
estudios de morbosidad han revelado también en los médicos un
exceso de casos de toxicomanía, alcoholismo y enfermedades
mentales.
Aún teniendo en cuenta la postura particular de los médicos con
respecto a la consulta, es probable que estas elevadas tasas de
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 379
morbosidad y mortalidad representen la existencia de una mayor
proporción de trastornos mentales entre los médicos. Anteriormente se
han evocado las posibles razones de ello. No se ha confirmado una
mayor frecuencia entre los médicos de la enfermedad de Hodgkin,
debida al contacto con los enfermos. Por otra parte, se ha observado
que los patólogos registran tasas estadísticamente altas de linfomas y
tumores cerebrales. Sin embargo, tratándose de una muestra
reducida, el resultado debe aceptarse con reserva.
Otros grupos.
Un estudio sobre la mortalidad de los técnicos de laboratorio en
el Reino Unido sugiere que éstos, como el resto del personal médico
calificado, registran una tasa elevada de suicidios.
Otro estudio sobre los anestesistas efectuado en los Estados
Unidos y el Reino Unido reveló una alta tasa de hepatitis y
posiblemente de úlcera péptica, pero por lo demás no había ningún
signo de patología anormal.
Respecto a los dentistas, un estudio sugería unas tasas
igualmente elevadas de afecciones hepáticas y de trastornos
neurológicos y renales. No se precisaba en él la índole de la afección
hepática, pero es interesante comparar esta observación con la alta
tasa de cirrosis que se conoce entre los médicos.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 380
Todos estos estudios son otros tantos informes aislados, y por
tanto resulta difícil pronunciarse sobre el crédito que cabe atribuir a
unos resultados no corroborados.
Prevención del dolor de espalda en las profesiones
sanitarias.
A) SALUD LABORAL.
En contra de lo que pudiera parecer a primera vista los
trastornos y dolores de espalda, no son exclusivos de las personas de
avanzada edad, las personas jóvenes y de edad media sufren este
problema con gran frecuencia.
Hay trabajos publicados en revistas, sobre prevención del dolor
de espalda en el personal sanitario; la edad media de los encuestados
que refirieron dolor de espalda estaba en los 35 años.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 381
También en contra de la opinión popular, los problemas y
dolores de espalda no sólo se producen como consecuencia de trabajos
dinámicos, esto es, levantar cargas pesadas, levantarlas
incorrectamente; los trabajos de esfuerzo estático, como el
mantenimiento de posturas fijas durante largo tiempo, pueden ser
tanto o más perjudiciales para nuestra espalda, como un gran esfuerzo
mal realizado.
Aunque esté ampliamente reconocido que en el caso de los
dolores de espalda, la prevención es la solución ideal, sea en el área de
la prevención primaria, secundaria o terciaria, hace falta una cultura
prevencionista en el campo laboral. Por este motivo, con el tratamiento
de esta temática se intentará ofrecer condiciones que contribuyan a
fomentar una correcta profilaxis de los problemas de espalda.
En este sentido será necesario involucrar a la población, y
hacerla responsable del cuidado de su propia espalda en función de
una higiene corporal basada en principios biomecánicos,
anatomofisiológicos y ergonómicos.
Existen dos grandes
apartados dentro de los
factores de riesgo que pueden
actuar sobre las diferentes
estructuras de la columna
vertebral, los relacionados con
el trabajo dinámico, dentro del
que destacan el levantamiento de cargas pesadas, levantamiento de
cargas de forma incorrecta, realización de movimientos de forma
incorrecta...etc., y en un segundo grupo, los relacionados con el
trabajo estático de la columna vertebral, destacando en este apartado
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 382
las posturas de trabajo incorrectas, forzadas, muy exigentes, y sobre
todo de permanencia prolongada.
B) ¿CÓMO PREVENIR LOS PROBLEMAS DE ESPALDA?
A continuación se enumeran las posturas preventivas más
importantes para evitar los problemas anteriormente citados.
B.1. Variación de la postura.
Fue expuesto que la permanencia en una misma posición por
largos períodos de tiempo, podía ocasionar dolor. Está claro entonces
la necesidad de alternar de forma consciente y periódica dichas
posiciones estáticas, para alternar el trabajo muscular responsable de
dichas postura.
Podemos decir, que una buena postura es aquella que adquiere
un patrón dinámico, es decir, que no permanece mucho tiempo en una
única posición. La frecuencia de estos cambios vendrá determinada por
cada individuo, que debe imprimir su propio ritmo.
Lo más recomendable, aparte del constante cambio de posición,
es realizar pausas y movimientos suaves de estiramiento de los
músculos que con mayor frecuencia sufren acortamiento. Así por
ejemplo, las personas que deben de permanecer sentadas muchas
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 383
horas, deben levantarse cada cierto tiempo, y realizar dichos
estiramientos. Si se debe permanecer en la posición de pie, habrá que
tratar de mantener de forma alterna, un pie elevado del sueldo,
descargándolo sobre alguna estructura (reposapiés, escabel,...),
separar los pies aumentando la base de sustentación y adelantar
alternativamente una u otra pierna cambiando periódicamente el peso.
Aunque la realidad demuestra que un porcentaje elevado de
trabajadores no realizan pausas en el trabajo, aparte de las
establecidas legalmente.
B.2. Mantenimiento de la postura erguida.
Se trata de una medida preventiva importante, aunque más
difícil de adoptar, sobre todo por los requerimientos propios de cada
trabajo.
El objetivo es mantener, tanto en
bipedestación como sedestación, las
curvaturas fisiológicas de la columna
vertebral, para que los discos puedan repartir
correctamente el peso.
De forma genérica, en la postura de pie
hay que procurar mantener la cabeza erguida,
los hombros hacia tras suavemente, el
vientre suavemente entrado, los músculos del
abdomen contraídos y el tronco recto de una forma natural, sin forzar.
En la postura de sentado se debe mantener la posición de lordosis.
CARPE DIEM EL CELADOR EN LA SANIDAD 384
B.3. Levantamiento y trasporte de pesos.
Cumpliremos los siguientes requisitos: aproximación de la carga
al cuerpo, el tronco correctamente alineado flexionando las piernas, los
pies bien situados buscando el equilibrio, es decir, ligeramente
separados, adelantando el uno respecto del otro para aumentar el
polígono de sustentación y orientados en la dirección que luego se va a
tomar, enmarcando la carga...
Evitaremos los movimientos de torsión, aprovecharemos el peso
nuestro y la reacción de los objetos (tendencia a la caída, elasticidad
etc.) y asir bien el objeto a levantar y transportar.
B.4. Practicar ejercicio físico.
También aquí la realidad se impone; en un estudio se comprobó
que el 69% de las personas encuestadas, no realizaban nunca
actividad física o deportiva. Sin embargo se sabe que los individuos
con buena forma física son menos propensos a sufrir problemas de
espalda.
Cada individuo, en función de las posibilidades y circunstancias
de trabajo, podrá realizar ejercicio físico en un momento u otro a lo
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largo del día (intercalándolos en el horario de trabajo, después del
trabajo...).
Los ejercicios de estiramientos musculares, irán dirigidos
fundamentalmente a la musculatura cervical superior, trapecios
superiores, pectorales, paravertebrales, flexores de cadera,
isquiotibiales, gemelos y sóleo.
Por otra parte, los músculos más importantes que deben ser
tonificados, son los abdominales, glúteos y paravertebrales.
Durante la realización de todos los ejercicios, debe evitarse la
brusquedad, las repeticiones y balanceos que desencadenen espasmos
musculares, y no deben de ser excesivamente intensos, ni duraderos.
El objetivo de estos ejercicios, es obtener una descontracción
muscular, y reforzar la toma de conciencia corporal, lo que puede ser
obtenido por diferentes métodos. Los más importantes son los que se
basan en la tensión-relajación muscular, por ejemplo el método de
Jacobsson, que propone un protocolo de seis pasos, a través de los
cuales, se aprende a relajarse progresivamente: brazos, piernas,
tronco, cuello, hombros y ojos.