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© José A. Martínez-Pereda, 2010. TEMA 49 – LA MÚSICA EN EL SIGLO XIX EN ESPAÑA Introducción En la música del siglo XIX en Europa sobresalen dos movimientos: el romanticismo y, en los últimos años, el impresionismo. La música romántica marca el triunfo de la música instrumental: es el tiempo de Beethoven, Liszt, Mendelsson, Chopin, Berlioz, de Tchaikovski y los nacionalistas rusos. Se desarrolla el lied y la sinfonía. También coincide con el apogeo de la ópera: Wagner, Verdi, Rossini, Donizetti, etc. Mientras tanto, en España se produce un atraso musical respecto del resto de Europa, debido a la guerra 1 , a las desamortizaciones y la inhibición del poder político por los asuntos musicales (abandono de la música por parte de la universidad, el conservatorio nace sin ayuda institucional y con críticas constantes, siendo el punto clave la desaparición del sistema educativo de la música desde Isabel II). El romanticismo llega tarde a España a través de Francia, con las obras de Chateubriand y Victor Hugo. Lo traen, en gran medida, exiliados que retornan tras la muerte de Fernando VII en 1833, y el movimiento romántico no tiene un cuerpo de doctrina hasta la restauración. Sin embargo, España era un país romántico en su forma de vivir: eso pronto será convertido en cliché literario y artístico en el resto de Europa: El trovador, Ernani (Verdi), Capricho Español (Rimski Korsakov), Rapsodia española (Liszt), Carmen (Bizet)… España no conoce en el siglo XIX un movimiento musical semejante al Romanticismo europeo, prácticamente desconocido hasta la década de 1860, y sólo el nacionalismo tardío de Albéniz y Granados, a finales de siglo, logrará aproximar nuestra música a las corrientes principales europeas contemporáneas. En cierto sentido, la música española del siglo XIX es un pálido reflejo de aquélla procedente de Italia. Después del breve desarrollo de la música instrumental, favorecido por la presencia de italianos como Scarlatti y Boccherini en la Corte, reina en España la ópera italiana y el afán de los compositores se concentra, sobre todo, en la creación de un género operístico español. Mientras en Centroeuropa los salones de la nobleza y la burguesía servían de hogar a la música sinfónica y camerística, en los salones españoles se cantaba en italiano. Rossini era recibido en triunfo, en tanto Beethoven resultaba un casi perfecto desconocido. La 1 El siglo XIX español es conflictivo: Guerras napoleónicas (1812), vuelta de Fernando VII (1814), trienio liberal, tras el levantamiento de Riego (1821-23), llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis y vuelta al absolutismo “la ominosa década” (1823-1833), regencia de María Cristina (1833-1841) soportando la guerra carlista ; revolución liberal asumiendo la regencia Espartero (1841-1843), caída de Espartero y comienzo del reinado de Isabel II con década moderada (1844-1854), bienio progresista (1854-56), gobiernos de la Unión Liberal (1856-1868). En 1868, revolución y expulsión de Isabel II, lo que inicia el sexenio revolucionario (1868-1873) donde se busca un rey democrático, eligiendo a Amadeo de Saboya en 1870, abdicación de este e instauración de la primera república (1873-74), pronunciamiento de Martínez Campos y restauración borbónica, con Alfonso XII (1874), nueva constitución (1876), muerte del rey en 1885 y la regencia de María Cristina con la que se cierra el siglo, incluyendo el desastre del 98. Especialmente confuso es el periodo 1868-74, con formación de juntas revolucionarias, movimientos independentistas de Cuba y Puerto Rico, sublevaciones cantonales, tercera guerra civil carlista, proclamación de la república, pronunciamiento de Martínez Campos y proclamación de Alfonso XII como rey. Cien años de conflictos, persecución, inestabilidad, que repercutieron sensiblemente de un modo negativo en las manifestaciones artísticas, muy especialmente en el ámbito de la música.

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TEMA 49 – LA MÚSICA EN EL SIGLO XIX EN ESPAÑA Introducción En la música del siglo XIX en Europa sobresalen dos movimientos: el romanticismo y, en los últimos años, el impresionismo. La música romántica marca el triunfo de la música instrumental: es el tiempo de Beethoven, Liszt, Mendelsson, Chopin, Berlioz, de Tchaikovski y los nacionalistas rusos. Se desarrolla el lied y la sinfonía. También coincide con el apogeo de la ópera: Wagner, Verdi, Rossini, Donizetti, etc. Mientras tanto, en España se produce un atraso musical respecto del resto de Europa, debido a la guerra1, a las desamortizaciones y la inhibición del poder político por los asuntos musicales (abandono de la música por parte de la universidad, el conservatorio nace sin ayuda institucional y con críticas constantes, siendo el punto clave la desaparición del sistema educativo de la música desde Isabel II). El romanticismo llega tarde a España a través de Francia, con las obras de Chateubriand y Victor Hugo. Lo traen, en gran medida, exiliados que retornan tras la muerte de Fernando VII en 1833, y el movimiento romántico no tiene un cuerpo de doctrina hasta la restauración. Sin embargo, España era un país romántico en su forma de vivir: eso pronto será convertido en cliché literario y artístico en el resto de Europa: El trovador, Ernani (Verdi), Capricho Español (Rimski Korsakov), Rapsodia española (Liszt), Carmen (Bizet)… España no conoce en el siglo XIX un movimiento musical semejante al Romanticismo europeo, prácticamente desconocido hasta la década de 1860, y sólo el nacionalismo tardío de Albéniz y Granados, a finales de siglo, logrará aproximar nuestra música a las corrientes principales europeas contemporáneas. En cierto sentido, la música española del siglo XIX es un pálido reflejo de aquélla procedente de Italia. Después del breve desarrollo de la música instrumental, favorecido por la presencia de italianos como Scarlatti y Boccherini en la Corte, reina en España la ópera italiana y el afán de los compositores se concentra, sobre todo, en la creación de un género operístico español. Mientras en Centroeuropa los salones de la nobleza y la burguesía servían de hogar a la música sinfónica y camerística, en los salones españoles se cantaba en italiano. Rossini era recibido en triunfo, en tanto Beethoven resultaba un casi perfecto desconocido. La

1 El siglo XIX español es conflictivo: Guerras napoleónicas (1812), vuelta de Fernando VII (1814), trienio liberal, tras el levantamiento de Riego (1821-23), llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis y vuelta al absolutismo “la ominosa década” (1823-1833), regencia de María Cristina (1833-1841) soportando la guerra carlista ; revolución liberal asumiendo la regencia Espartero (1841-1843), caída de Espartero y comienzo del reinado de Isabel II con década moderada (1844-1854), bienio progresista (1854-56), gobiernos de la Unión Liberal (1856-1868). En 1868, revolución y expulsión de Isabel II, lo que inicia el sexenio revolucionario (1868-1873) donde se busca un rey democrático, eligiendo a Amadeo de Saboya en 1870, abdicación de este e instauración de la primera república (1873-74), pronunciamiento de Martínez Campos y restauración borbónica, con Alfonso XII (1874), nueva constitución (1876), muerte del rey en 1885 y la regencia de María Cristina con la que se cierra el siglo, incluyendo el desastre del 98. Especialmente confuso es el periodo 1868-74, con formación de juntas revolucionarias, movimientos independentistas de Cuba y Puerto Rico, sublevaciones cantonales, tercera guerra civil carlista, proclamación de la república, pronunciamiento de Martínez Campos y proclamación de Alfonso XII como rey. Cien años de conflictos, persecución, inestabilidad, que repercutieron sensiblemente de un modo negativo en las manifestaciones artísticas, muy especialmente en el ámbito de la música.

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zarzuela y, sobre todo, el género chico, serán los únicos capítulos donde los músicos nacionales no traten de imitar ejemplos foráneos2. Música sinfónica y camerística El retraso de la música en España se produce sobre todo en la música sinfónica y camerística. Excepción temprana en el siglo es Juan Crisóstomo Arriaga (Bilbao, 1806-1826), compositor precoz, a quien se compara frecuentemente con Mozart. A los 12 años compone su primera obra importante, una obertura para orquesta, y a los 14 estrena la ópera Los esclavos felices. Posteriormente a estudiar a París. A los 18 años ya es un notable virtuoso y compositor y es elegido profesor auxiliar. De esta época son tres cuartetos y una sinfonía en Re menor. A los 19 años enferma de tuberculosis muriendo un años después. La producción cuartetística de Arriaga parece un hecho aislado en la obra de los compositores de su tiempo y son sus cuartetos los que inician la música de cámara a nivel europeo. Después de Arriaga no hay intentos serios de actividad sinfónica hasta 1859, a raíz de una serie de seis conciertos, dirigidos por Barbieri en el Teatro de la Zarzuela, donde se interpretó por vez primera la Sinfonía 40, de Mozart, etc. Esto se produce en el marco de una serie de sociedades que se crean para fomento de la música sinfónica y que son:

- La Sociedad Artístico-Musical de Socorros Mutuos (1860) sustituída por la Sociedad de Conciertos (fundada por Barbieri en 1866).

- La Sociedad de Cuartetos (fundada por Jesús de Monasterio en 1863). - La Sociedad de Conciertos clásicos fundada en Barcelona en 1866. - La Sociedad de Conciertos (Valencia, 1978).

Con estas sociedades se estrenan las obras de Beethoven y también se dan a conocer obras de los compositores locales: Eslava, Barbieri, Carnicer, Monasterio, Marqués, Bretón, Pedrell, Bretón y Chapí. Si la música sinfónica atrajo desde un principio a un público relativamente numeroso, la camerística no salió nunca de los círculos elitistas de la burguesía. Hay que recordar que la música de cámara gozó de gran predicamento en la Corte y en la nobleza durante el siglo XVII representada por las figuras de Scarlatti, Boccherini y Antonio Soler. En el reinado de Fernando VII esta actividad decae y finalmente se transforma en la pasión por la lírica italiana. La música de cámara, abandonada en la Corte, se refugió en los

2 Para ordenar cronológicamente los protagonistas musicales del siglo antes del nacionalismo.

- Hay una primera generación de músicos del XVIII pero cuya obra trascendió al siglo siguiente. Entre ellos, Ramón Carnicer, Pedro Pérez Albéniz (primer creador de la escuela pianista española), Melchor Gomis…

- Compositores románticos: Baltasar Saldoni, Santiago de Masarnau, Hilarión Eslava, Joaquín Espín, Vicente Cuyás, Juan María Guelbenzu. Todos de fuerte influencia italiana y cuya creación oscila entre el piano y la creación de la ópera.

- Protagonistas de un romanticismo pleno y tardío: Emilio Arrieta, Francisco Asenjo Barbieri, Adolfo de Quesada, Se liberan de su formación italianizante y se dedican al teatro lírico, de gran formación intelectual lanzan el pensamiento reformista que alimenta la siguiente generación.

- Los nacidos en torno a 1841: Manuel Fernández Caballero, Jesús de Monasterio, Felipe Pedrell, Federico Chueca, Teobaldo Power.

- Grupo en torno a 1856: Tomás Bretón, Ruperto Chapí,

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salones de burgueses aficionados3. No debe olvidarse la influencia benéfica de las Sociedades Económicas, Liceos y diversos Círculos culturales en la labor de divulgación de la música culta, así como la visita a España de músicos ilustres, como Liszt, quienes, con sus actuaciones, contribuyeron a la difusión del género clásico. En general, salvo las obras de Arriaga, tiene poca importancia la música de cámara y sinfónica compuesta por los autores españoles en el siglo XIX. Tomás Bretón compuso para orquesta su serenata En la Alhambra y las Escenas Andaluzas, cuyo ingenuo nacionalismo se teñía de cierto aire oriental. También posee un Concierto para violín y algunas obras de cámara; por último, el catálogo de Ruperto Chapí comprende la Sinfonía en Re menor En cuanto al desarrollo de los instrumentos en este periodo, destacamos: El violín:

- Jesús de Monasterio. A corta edad es presentado en palacio, en presencia del General Espartero. Estudia en Madrid y Bruselas. Vuelve a Madrid y ocupa un puesto en la Capilla Real y de profesor en el conservatorio. Estrena sinfonías de Beethoven, crea la sección de música de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Como compositor se encuadra en el clasicismo. Creó una escuela violinística española.

- Pablo Sarasate llegó en vida a la leyenda, al contrario que Monasterio, sus obras son las preferidas de los violinistas. Niño prodigio, actúa en la corte y recibe beca para estudiar en París donde obtuvo premio de solfeo y violín. Se le ha tachado de efectista pero estaba realmente preocupado por transmitir la esencia de la música. Compuso más de 50 0bras, algunas inspiradas en motivos folklóricos, abriendo el camino al nacionalismo español.

En el piano, instrumento rey del romanticismo, las giras de Listz contribuyeron a desarrollar en España el gusto por el instrumento. En principio más atenta al lucimiento técnico que a la verdadera música y muy influida por la música de salón. Eso cambiaría con Albéniz y Granados.

- Pedro Albéniz (1795-1855), hijo de Mateo Pérez Albéniz conecta con la música del siglo anterior, con cuyo estilo sigue componiendo su padre, y será fundamental en la enseñanza del piano moderno.

- Santiago de Masarnau, amigo de Rossini, Chopin, etc. De estilo romántico, autor de la colección de nueve valses El parnaso. Divulgador musical, Nuevo método de solfeo, que influyó notablemente en la enseñanza musical española, así como El Tesoro del pianista, colección de piezas de varios autores (Beethoven, Mozart, etc.

- Marcial del Adalid, con influencia de Chopin y una labor también interesante como folklorista. En general se trata de músicos que viajan fuera e importan las técnicas y tendencias de la época.

3 La desamortización trajo que no hubo una sociedad civil que asumiese la función de la iglesia y demandase una música acomodada a los gustos europeos. Como respuesta, aumenta el asociacionismo de los músicos: ateneos, etc. Aparecen el género de salón y de café. También el teatro. En este siglo se construyeron una buena parte de los teatros españoles de nueva planta, pero la gran música solo se da en el Teatro Real y por músicos y compañías italianas. El Conservatorio de Madrid, se funda en 1830 -el del Liceo de Barcelona, en 1837, seguidos de Bilbao y Valencia-. En 1835 surge el Ateneo, que difundió la música en Madrid. En Barcelona funcionó un Liceo Filarmónico-Dramático.

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La Guitarra

- Fernando Sor, escribió sinfonías, cuartetos, música religiosa, ópera, etc. Lucha en el bando napoleónico y tras la guerra se exilia a París e Inglaterra donde publica su Gran método de Guitarra.

- Dionisio Aguado, amigo del anterior4 y autor de estudios para guitarra y el método Escuela de Guitarra, realizando un trabajo didáctico superior al de Sor.

- Francisco Tárrega llegó a modificar la técnica del instrumento y a él se debe su auge en el siglo XX. En Barcelona ejerce de maestro y concertista. Compone preludios, estudios, etc. y el famoso Recuerdos de la Alambra. A él se debe la creación de la moderna escuela guitarrística española. Ennobleció el instrumento y descubrió recursos y efectos nuevos con la guitarra5.

Música vocal Ópera A principios de siglo se escuchaban en Madrid óperas italianas y francesas traducidas al castellano, pues existía un decreto que prohibía a los extranjeros actuar. Abolido el decreto en 1816, vuelve a florecer la ópera, sobre todo de Rossini. El rossinismo se impone desde el estreno de La italiana en Argel. En el primer tercio de siglo, Manuel garcía escribe y canta varias óperas como el criado fingido. En general en ellas el hispanismo está ausente. El espíritu reimitación induce a crear óperas entre los músicos nacionales6. Durante la segunda mitad del XIX pugnan en vano los aislados esfuerzos de varios músicos por crear un ópera nacional sólida y estable. Ya en 1847 sé intentó establecer la ópera española en Madrid, para lo que se fundó la sociedad "España Musical", que presidía Hilarión Eslava. La ópera nacional, cantada en español y con música de carácter español, fue defendida con ardor, pero no llegó a cuajar. En el Real7, templo del italianismo, se presentaron hasta 1900 sólo 17 óperas españolas. De todas ellas, salvo el efímero éxito de Los amantes de Teruel, de Bretón, y Marina, de Arrieta, reconvertida en ópera8, el conjunto restante de las óperas españolas se mantuvo en segundo plano,

4 Sor le dedicó la pieza Los dos amigos. 5 Perdió Tárrega las uñas por una enfermedad, pero creó una nueva técnica para pulsar las cuerdas con las yemas de los dedos, que sigue siendo utilizada como más expresiva y musical que la que emplea las uñas. 6 Sors hizo óperas, también Mariano Obiols Odio ed amore. Tomás Genovés vivió mucho en Italia, habría escrito en Madrid El rapto, con libreto de Mariano José de Larra. Eslava estrenó varias óperas, como Don

Pedro el Cruel. Basilio Basili compuso óperas bufa italiana, y una ópera española, el contrabandista, calificada como la primera producción hispánica de esta clase en los tiempos modernos. En Barcelona hubo un grupo de operistas entre los que destaca Vicente Cuyás, que murió durante una de las representaciones de La Fattucchiera. 7 Se inaugura el Teatro Real construido en el solar del de los Caños del Peral en 1850. Por esa época se construye también el Liceo de Barcelona. 8 Marina, en principio, fue una zarzuela en dos actos. A instancias del tenor Enrico Tamberlick, Arrieta la transformó en ópera en tres actos, siguiendo muy estrechamente el modelo donizettiano. Es una de las óperas española más interpretadas, con famosas piezas como Costas las de Levante, la habanera Dichoso

aquél que tiene, o el famoso brindis del acto tercero: A beber, a beber y apurar, el grito del dolor.

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cediendo el privilegio a la ópera italiana9. De resultas dé esta situación, el compositor español deberá amoldarse al esquema tradicional de la ópera italiana, a la que revistieron con temas musicales populares y argumentos locales. En la segunda mitad del siglo destacan tres operistas:

- Ramón Carnicer, escribió óperas en italiano y también escribió oberturas para óperas de Rossini10.

- José Melchor Gomis - Baltasar Saldoni, musicólogo, que hizo óperas italianas y también intentó algún

texto en español como Guzmán el Bueno. Fue profesor de canto del conservatorio madrileño, publicó trabajos históricos y murió en la pobreza.

Loables intentos, en medio del italianismo imperante, son también Circe de Chapí y Henry Clifford (en inglés) de Albeniz. Zarzuela Se caracteriza por una alternancia de escenas cantadas con otras habladas y por un carácter típicamente español. Este carácter procede del folklore campesino o, en el género chico, de una especie de folklore urbano, representado por el casticismo madrileño. Surgida la zarzuela en el siglo XVII, este género persiste, con continuas transformaciones, hasta el Romanticismo. En la formación de la zarzuela moderna habría que citar, como antecedentes inmediatos, la influencia de la ópera cómica francesa e italiana, y el carácter y argumentos de la tonadilla escénica española del siglo XVIII. La zarzuela moderna, tal como hoy la entendemos, no nace hasta pasado el primer tercio del siglo XIX. La fecha en que se determinó la forma del género y fue adoptado por los principales autores españoles, fue la de 1849, a raíz del estreno de Colegialas y soldados, de Rafael Hernando11. Poco tiempo después, surge Jugar con fuego, de Barbieri (1851), que inauguraba el concepto de zarzuela grande en tres actos, a la que siguieron sucesivamente El valle de

Andorra, de Gaztambide; Marina, de Arrieta; y El barberillo de Lavapiés, de Barbieri, Los sobrinos del Capitán Grant de Manuel Fernández Caballero, El rey que rabió del Ruperto Chapí. Gaztambide es el que inicia el género, como creador y director y figura central del mismo durante todo el siglo. Resuelve formar una sociedad artística para desarrollar el género en el Teatro del circo.

9 Bretón propone opciones para solucionar el problema de la ópera nacional: 1- Utilización del castellano, proponiendo incluso la traducción del repertorio internacional. 2- Asimilación en la ópera nacional de los modelos operísticos internacionales. 3- El desarrollo de la ópera nacional no es sólo una cuestión cultural, sino también económica, ya que permitirá el desarrollo de teatros y redes de producción nacionales que repercutirán en la economía española. 10 Hace un par de años la OFGC tocó la obertura del Barbero de Sevilla hecha por Carnicer. 11 Otros sostienen que el renacer de la zarzuela comenzó con el estreno de Jeroma la Castañera de Mariano Soriano Fuertes.

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Francisco Asenjo Barbieri, músico muy importante en nuestra historia musical, supo compaginar la erudición con un refinado gusto por lo popular. Destacan las zarzuelas Pan y toros y El barberillo de Lavapiés, que reflejan los caracteres rítmico-melódicos de la canción y de la danza españolas a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Considerado como el padre de la zarzuela y precursor del idioma musical español. Barbieri es honrado como el creador de un teatro musical auténticamente español. Género chico A la zarzuela grande sucedió en interés y popularidad el género chico, denominado así porque cada una de sus pequeñas zarzuelas constaba de un solo acto. Mientras en la zarzuela grande aparecen los temas dramáticos o comedias de complicada acción, los libretos del género chico se circunscriben al ambiente del sainete o la pequeña escena de costumbres, y son más breves. El género chico, todavía sin música, nació en 1867 en el Teatro madrileño de "El Recreo", cuando la empresa pensó en ofrecer teatro por secciones en lugar de la función completa. Aplicado ya a la música, el primer éxito de este género fue La canción de Lola, de Chueca. Algunos lo han subdividido en tres clases: una especie de zarzuela en un acto cuyo argumento podría ser desarrollado; el sainete, caracterizado por la acción sencilla y el cuadro costumbrista y, por último, un espectáculo sin verdadero desarrollo argumental pero con un hilo conductor que le da unidad. También se han considerado tres etapas: de 1880 a 1890, de formación; de 1890 a 1900 de plenitud, y de 1900 a 1910, de decadencia. Hacia 1910 decae el género chico, sustituido por la naciente revista musical, si bien hasta entonces se mantuvo en cartel con gran éxito junto a la zarzuela grande. Obras maestras del género chico son: La verbena de la Paloma, de Tomás Bretón12; El

tambor de granaderos y La Revoltosa, de Ruperto Chapí13; Agua, azucarillos y

aguardiente y La Gran Vía, de Federico Chueca14; Gigantes y Cabezudos, de Manuel Fdez. Caballero; La boda de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez15, etc. Los libretos, en general, conservan en el género chico toda su frescura por el valor testimonial de un lenguaje que sigue subyaciendo en el habla popular. Cantantes Manuel García tuvo tres hijos: Manuel, que publicó un celebre tratado de canto reeditado en varios idiomas, María (la Malibrán) y Paulina (La Viardot), insuperables en

12 Bretón, gran compositor, director de orquesta, director del Conservatorio de Madrid, masón. Compuso, además de oratorios, sinfonías y óperas (su verdadera preocupación), numerosas zarzuelas como La

verbena de la Paloma. 13 De técnica precisa y clara y poder de creación melódico, Chapí era un músico escénico con un gran talento para las situaciones dramáticas. 14 Federico Chueca, siempre en contacto con el pueblo pero de dotes extraordinarias. Compuso sainetes y revistas que reflejan la vida en el Madrid decimonónico, firmando más de cien obras. Su obra ha sido criticada a veces por su facilidad y popularidad. 15 Gerónimo Jiménez “el músico del garbo”, que arrebató a Debussy en París el premio fin de carrera: La boda de Luís Alonso, que han pasado a conciertos sinfónicos.

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el canto. Julián Gayarre fue la gloria entre los tenores de la segunda mitad del XIX. Las hermanas Moreno, Benita y Francisca, traen de Italia a Rossini estrenando La Italiana

en Argel. La afirmación del wagnerismo, en cambio, se debe a Gayarre con Lohengrin, etc. Canción y coros El lied, una de las grandes creaciones musicales del Romanticismo es desconocido en España. Nuestros compositores cultivan en general la romanza o la canción populista, directamente emparentada con la zarzuela. En la canción destaca Manuel García con sus dos “polos” andaluces el contrabandista y El criado fingido. En el haber de García se halla el estreno de El Barbero de Sevilla, de Rossini. De este género destaca La paloma de Iradier, quizá la canción más grabada de la historia de la discografía mundial. José María de Iparraguirre, aventurero, escribe el zorzico Gernikako Arbola, elevado a himno no oficial en el País Vasco. En Cataluña hubo movimiento liederístico promovido por Pedrell que también fue autor de canciones y de armonizaciones de melodías populares en su Cancionero musical

popular español. También en Cataluña nace a mediados de siglo la interpretación coral española, de la mano de José Anselmo Clavé16, creador este último de la primera sociedad coral española e impulsor de un movimiento que trajo importantes consecuencias en el desarrollo del coralismo en toda España: Orfeón Donostiarra, Orfeó Cátala, Orfeón Valenciano, etc. Nacionalismo español El nacionalismo es propio del romanticismo tardío, como un intento de los países que no contaban con una tradición de innovaciones musicales de desmarcarse de las pautas establecidas por Alemania, Francia o Italia. Se echa, entonces, mano de las melodías, ritmos y armonías propias de cada país, es decir, del folklore. En los años cincuenta se inicia el intento de restauración de la música española. Con Barbieri, Eslava y Soriano se inicia realmente la historiografía musical española y es a través de estos estudios como desembocan en el nacionalismo. En la base de este nacionalismo está Felipe Pedrell, que con sus obras musicales y literarias estimuló la creación de una escuela basada en la tradición musical española. Su principal estudio es el Cancionero musical popular español, donde recoge canciones folklóricas de todas las regiones españolas y las armoniza. Editó también las obras completas de Tomás Luis de Victoria. También tiene una obra numerosa como compositor, fundada en un nacionalismo romántico procedente de la canción popular, de la tradición musical española anterior al siglo XVIII y de ciertos principios escénicos wagnerianos. Destaca la trilogía Los Pirineos, la Sinfonía Jubilar, etc. El nacionalismo musical español se encuentra representado por las figuras de Isaac Albéniz y Enrique Granados, creadores ambos de una obra original, plenamente

16 Músico y poeta, para Clavé tenía tanta importancia el aspecto social como el meramente artístico. Se propuso elevar el nivel moral del pueblo. Triunfante la República en 1873 obtuvo cargos políticos, aunque falleció un año después.

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innovadora, basada en el folklore, a la que aplicaron las técnicas y el lenguaje musical del postromanticismo, con ciertas influencias del impresionismo. Fue la obra de ambos y, más tarde, la de Falla, la que logró acercar la música española a las corrientes musicales europeas contemporáneas. "Hacer música española con acento universal", frase atribuida a Albéniz, resume las aspiraciones y logros artísticos de estos autores, con quienes la música española sale de la mediocridad de la pequeña pieza de salón para alcanzar verdaderos acentos universales. Isaac Albéniz “abre las puertas del mundo a la música española moderna”. Niño prodigio del piano y amigo de Liszt, Fauré, Debussy y Thalberg, quienes influyeron decisivamente sobre su estilo, compuso principalmente para el piano, de cuya producción sobresalen la Suite española, colección de ocho números entre los que destacan Sevilla, Asturias, Cádiz, Cataluña y Castilla; Recuerdos del viaje, conjunto de siete piezas de las que es obligado citar su conocida malagueña Rumores de la caleta; y la Suite Iberia, compuesta de cuatro cuadernos, con piezas como Triana, El Puerto, El

Corpus en Sevilla, Rondeña, El Albaicín, etc., cuadros que seducen por la riqueza de sus ritmos y la gracia exótica de sus melodías, realizadas con armonías llenas de sabor impresionista. De su producción orquestal destaca Catalonia, número inicial de una suite que no llegó a terminar, de influencia francesa pero animada por la gracia y el colorido hispánico, evocador, de Albéniz. Su faceta como operista incluye Pepita

Jiménez y Henry Clifford (ópera en tres actos sobre la Guerra de las Rosas). Enrique Granados17 representa el romanticismo al modo de Chopin o Schumann. Para él, el arte era un medio de expresión íntimo y sus páginas para piano tiene un aire de improvisación. Gran intérprete, dentro de la obra pianística de Granados destacan dos conjuntos o suites, Las doce danzas españolas (entre las que está las famosísimas Andaluza, Oriental, etc) y Goyescas (La dama y el ruiseñor…). Las primeras conservan una clara influencia de la música de salón. En relación a Albéniz, su música, inclinada a la intimidad, se transmite con mayor facilidad. Por contra, su técnica es menos audaz y brillante, lo que supuso que su influencia fuera menor sobre las generaciones siguientes. Granados no sintió una especial atracción por Cataluña, más bien su curiosidad e interés se entregó a la música y el arte español - fundamentalmente madrileño - de los períodos clásico y romántico. Música Religiosa El siglo XIX español muestra un retraso general en cuanto a la música religiosa aún con individualismo que permiten seguir su curso a la música. El concordato (que incluía normas como que tenían que ser sacerdotes los músicos que tocaran en catedrales) supone una crisis sin precedentes en la música religiosa española, principal sostén por siglos de nuestra producción musical. Se han distinguido tres etapas:

- Hasta 1835, donde se mantienen las tendencias antiguas pero con un deseo de mayor libertad.

- Tras la desamortización, con cierre de conventos y capillas se pierden tradiciones valiosas y caen los estilos religiosos. A esto debe añadirse la

17 Nacido en Lérida en 1867, murió en 1916 en el naufragio de la nave Sussex, torpedeada en el Canal de la Mancha por un submarino alemán durante la Primera Guerra Mundial.

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influencia negativa del Concordato de 1851 que contribuyó al empobrecimiento de las capillas musicales. El Concordato, entre otras decisiones, limitaba el número de interpretes dé las capillas, recortaba sus atribuciones, amén de exigir su condición de clérigos y no seglares.

- Última etapa con los trabajos de restitución histórica de Eslava y proseguidos por Barbieri y Pedrell. Estos hombres establecieron un nuevo concepto del arte religioso, volviendo la mirada a los períodos renacentista y barroco, así como contribuyendo a la renovación de la música religiosa española, que alcanza su punto más alto con la publicación del Motu Proprio, de Pío X, en 1903.

Hilarión Eslava, maestro de capilla en varias catedrales, fue defensor de la ópera española y autor de más de treinta, también de algunas obras sinfónicas y más de 140 composiciones religiosas entre las que hay, entre otras muchas piezas, ocho Misas, Oficio de difuntos, Te Deum, varios motetes, catorce Lamentaciones, seis Salve Regina y tres Stabat Mater. Una de sus obras más conocidas es El Miserere de Sevilla o Miserere que aun se interpreta anualmente el Sábado de Pasión en Sevilla. Es autor de Lira Sacro hispana, antología en siete volúmenes de la música religiosa española de los siglos XV y XVI. Así mismo, escribió obras de carácter pedagógico, como su Método de Solfeo, que ha sido utilizado durante más de un siglo como material de enseñanza, y otras. Conclusión A pesar del notable retraso que presenta la música española en el XIX, del tardío y pobre romanticismo y música instrumental, se produce un intento de creación de una ópera nacional que, si bien no cuaja, secundariamente revitalizará la zarzuela y el género chico, y abrirá paso al nacionalismo con figuras sobresalientes como Granados y Albéniz, antesala de mejores tiempos para la música española en el siglo XX.