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Análisis realizado por estudiantes de la FEWS-Aragón-UNAM
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
Facultad de Estudios Superiores Aragón
“TICUMÁN”Tlaltizapán, Morelos
Métodos de Investigación en Comunicación II
Lic. Alicia Susana Estrada Ramos
Delgado Torres Sergio Esteban
Hernández Hernández Carlos
Hernández Luz Raúl Jonathan
López Enríquez Omar
Nava García Willebaldo
Palacios Rosas Diana
Peláez Pastrana Sergio
Santiago Miranda Miriam Susana
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OCTUBRE DE 2009
ÍNDICE1. Introducción…3
2. Historia del municipio de Tlaltizapán…4
3. Clima y vegetación…7
4. La gente…9
5. Cultura y costumbres…10
6. Arquitectura y organización urbana…12
7. Turismo…14
8. Negocios y comercio…15
9. Religión…16
10. Cibergrafía…17
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Introducción
Ticumán es un pequeño pueblo, ubicado dentro del municipio de Tlaltizapán en el estado de
Morelos, cuya característica principal es su notoria actividad turística a lo largo del año. La
comunidad abarca el territorio central del municipio y ésta no pasa desapercibida por el
visitante puesto que la carretera Yautepec – Jojutla la atraviesa, convirtiéndose por un tramo
en su avenida principal.
Este es un municipio con un papel protagónico en el contexto de la Revolución Mexicana de la
División del Sur, ya que el general Emiliano Zapata erigió su cuartel militar en este lugar.
Metros antes de llegar al zócalo del municipio se encuentra la Hacienda de los Xochimancas,
lugar histórico donde se dictaban órdenes para el avance de los ejércitos.
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Ticumán está rodeado de cerros cubiertos por sembradíos de caña de azúcar, característica
que lo convirtió en el lugar ideal para el general Zapata, ya que podían resguardarse de
posibles ataques.
En Ticumán, el movimiento tanto de visitantes como de los nativos gira en torno al zócalo,
lugar donde se desarrolla una gran variedad de actividades, pero en su mayoría el comercio.
En los alrededores destaca el colorido de las calles y la amabilidad y calidez de su gente, que
junto a las amenas condiciones climáticas, resultan factores importantes para atraer a los
visitantes todo el año. Los turistas disfrutan del calor, el agua, y la diversidad de vegetación de
Ticumán, lugar que cautiva, relaja e inspira, un lugar atractivo y agradable, un pueblo cuya
belleza resalta al cruzar sus caminos, en busca de la aventura y la diversión.
Al transitar por sus calles, la tranquilidad por causa del lento ritmo de vida genera un entorno
libre de estrés. Ticumán se convierte así en el lugar perfecto para salir del ajetreado andar de
la Cuidad de México. No es de extrañarse que en su gran mayoría los visitantes provengan de
la capital del país, en busca de la un espacio libre de humo, ruido y tráfico.
En el pueblo habita gente hospitalaria que mantiene las puertas abiertas de su comunidad
para cualquiera. Los habitantes se dedican principalmente al comercio y el mantenimiento de
los rincones destinados a los turistas.
Historia del municipio de Tlaltizapán
Caída Tula, el centro de México fue dominado por los grupos errantes, a quienes los Toltecas
habían llamado respectivamente Chichimecas. Uno de estos grupos, los acolhuas, adoptaron la
cultura tolteca y fundaron varias ciudades y estados importantes: Coatlichan, Huexotla, Culhuacan
y Texcoco. Por otro lado, los Tecpanecas, Chalmecas, Mexicas, Aztecas, Xochimilcas y Tlahuicas,
merodeaban por el altiplano y buscaban territorios estables y exclusivos.
En Morelos, los Chichimecas habían conquistado y fundado pueblos en Totolapan y en Chinameca.
Después, los Xochimilcas desplazaron a los Chichimecas y se enseñorearon en la sierra del Ajusco.
Venidos del noroeste del país, como otras tribus nahualtlacas, los Xochimilcas (los que hacen
crecer la flor) habían fundado asentamientos en Hidalgo, Lerma, Tlaxcala y Puebla antes de
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establecerse en el valle de México en el año de 1156. Estos se convirtieron en un pueblo
agricultor; practicaron el cultivo en chinampas, que era una de las formas agrícolas más
productivas del mundo, y la agricultura de terrazas. Se organizaron para comercializar sus
productos y se expandieron hacia el sur.
Fueron pueblos Xochimilcas: Tetela, Hueyapan, Ocuituco, Tepoztlán y Totolapan donde se
mezclaron con los antiguos pobladores de Jumiltepec y Nepopualco.
Se dice que los Dominicos construyeron la casa de Tlaltizapán hacia 1550 a.C. Hernán Cortés
estableció un rancho donde tenía doce empleados y donde se criaron caballos de buena sangre. El
encargado de dicha estancia fue Don Pablo de Paz. Tenía ahí dos casas de piedra, un corral grande
y un establo. En 1519 forma parte del señorío de Oaxtepec, mientras que para 1531 ya es sujeto de
Yautepec.
Gerhaed fecha el monasterio de esta localidad hacia 1591; en lo que no está de acuerdo es con la
fecha de la fachada de 1576, ni con la de 1540 cuando ya es mencionado. Quizá pueda explicarse si
consideramos la existencia de dos monasterios: el primero relacionado con la capilla de los indios,
y el segundo, con el patio claustral del actual monasterio.
En relación del prior Fray Pedro, en 1535 la orden tenía 22 casas, y entre ellas Tlaltizapán. El
padre Betanzos es confirmado ahí vicario de la Providencia.
El conjunto está formado por un atrio de regulares dimensiones con acceso por el norte y por el
sur. Frente a la portada del templo se encuentra el mausoleo de los zapatistas importantes. Junto al
acceso norte, donde había una plaza de acceso, fue construida una esquela adosada al muro atrial.
El templo tiene una fachada sin declaración y el interior muestra la fuerte influencia estilística
post-revolucionaria que remonta a las formas neoclásicas.
La nave se extiende por medio de cornisas molduradas y acabados en dorado al claustro. Se
ingresa por el lado norte del templo, hacia el poniente de la torre.
El claustro es de plantas comunicadas por una escalera; en los muros escalonados se denuncian
pinturas murales y también en la planta alta, particularmente en la sala oriente. Son unas
exquisitas facturas en blanco y negro que tienen tradiciones barriales indicadas por sus capillas.
Existen ruinas de las capillas abandonadas, indicativas de la congregación en el siglo XVII. Hay
indicios de que tradiciones indígenas de salud fueron perseguidas por la iglesia, con la que
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podemos señalar a esta región a orillas del río Yautepec como un área de curanderos. Hacia el
oriente hubo asentamientos indígenas importantes como San Pablo de Nexpa.
Al principio del mes de Abril de 1916, se asienta el cuartel del General Emiliano Zapata. Era el
lunes 2 de junio de 1916, cuando el general recibe información acerca de los esfuerzos
desempeñados por contener las tropas carrancistas que venían a erradicar el zapatismo y por ello
fue destrozado el cuartel. Han pasado muchos años de este suceso, pero Tlaltizapán aún recuerda
con cariño al jefe asesinado el 10 de abril de 1919 en la hacienda de San Juan Chinameca en el
Estado de Morelos.
Una de las tradiciones de la cultura europea que existe en México es el carrusnavalis de las fiestas
griegas y romanas. Por nombrar solo algunas que relacionadas en la parte alta de nuestro Estado
como Tepoztlán y Tlayacapan. El carnaval de Tlaltizapán inicio al término de la revolución,
teniendo en su trayectoria muchos cambios, como el vestido y el tiempo, ya que son cinco días de
celebración antes del miércoles de ceniza.
Durante la época prehispánica, este pueblo tributó al Valle de México. En el tiempo de la colonia
integró junto con la mayoría de los municipios del hoy Estado de Morelos parte del Marquesado
del Valle de Oaxaca, propiedad del conquistador Hernán Cortés. Durante la época del Marquesado,
Tlaltizapán fue una estancia de yeguas establecidas en 1549, con casa dedicada al encierro y
domesticación de estos animales.
Es importante mencionar que la hacienda de Temilpa, ubicada en este municipio, fue testigo de la
captura del guerrillero insurgente Francisco Ayala, quien se refugió e hizo fuerte en este lugar;
Ayala enfermó gravemente de paludismo y sin pertrechos para defenderse fue aprehendido y
llevado a Yautepec, donde fue fusilado. La hacienda en mención quedó en ruinas desde entonces.
Al crearse el Estado de Morelos, Tlaltizapán fue elevado a la categoría de municipio,
correspondiéndole los siguientes pueblos: Tlaltizapán, Pueblo Nuevo, Ticumán, Temimilcingo, las
haciendas de Acamilpa, San Miguel Barreto, Temilpa, Santa Rosa Treinta y Xochimancas; así como
los ranchos de Apozonalco, Chinameca y Huatecalco. El 9 de mayo de 1983 el Congreso del Estado
decidió denominar a Tlaltizapán de Pacheco; en honor del ex gobernador del Estado don Carlos
Pacheco.
Al iniciarse el movimiento armado de la revolución varios habitantes de Tlaltizapán se unieron a la
causa. Jesús Capistrán, Trinidad Ruiz, Emigdio Marmolejo, Ceferino Ortega, José Rodríguez, Gil
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Muñoz Zapata e Ignacio Castañeda fueron distinguidos ciudadanos de este municipio, quienes
acompañaron a Emiliano Zapata en su lucha agrarista. Tlaltizapán fue escogido por Zapata, por su
situación estratégica, como cuartel general de operaciones de 1914 a 1919 en que fue asesinado.1
Clima y vegetación
El clima en Ticumán se mantiene cálido
durante todo el año y el calor que se percibe
es húmedo. Ticumán se sitúa entre cerros
pequeños y verdosos cubiertos de árboles
frondosos. La vegetación es verde y
abundante; se encuentran palmeras por los
alrededores del pueblo y se distingue una
gran variedad de árboles frutales,
principalmente de fruto jugoso u tropical.
1 Marco histórico – Tlatizapán, Morelos. http://www.tlaltizapan.gob.mx/7
El clima caluroso a lo largo del año determina las actividades de los pobladores y es un factor
principal del turismo.
Ticumán conserva uno de los ojos de agua más
bellos. La gente de la zona mantiene esta área
fuera de peligros contaminantes. El ojo de agua
está rodeado por una vasta vegetación
constituida por helechos y árboles repletos de
hojas. También son recurrentes las grandes
palmeras a su alrededor. La arena que contiene
este ojo de agua es de color beige claro y el agua
es tan tranparente que conforme se adentra
hacia él, el color azul se va tornando cada vez
más oscuro. Las personas del lugar recurren a
este santuario para recolectar el agua, puesto
que es potable. Los niños se reúnen ahí después
de clases para jugar.
Al entrar a Ticumán, pareciera que
se está llegando a la selva, puesto
que al observar en cualquier
dirección se sitúan árboles
enormes y frondosos. La carretera
tiene sus laterales tapizados de un
verde intenso que connota la
viveza y alegría del poblado.
En el aire que se respira es caliente
la mayor parte del día y los rayos
del sol son penetrantes a la piel y a los ojos. Se recomienda la ropa cómoda y unas buenas
gafas para pasear.
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La gente
La gente que habita Ticumán lleva un
estilo de vida austero: trabajo,
escuela, y vida casera. El hecho de
vivir en un lugar pequeño donde la
“modernización” no ha pegado por
completo los convierte en personas
sencillas dispuestas a tomarse el
tiempo necesario para admirar su
entorno y disfrutarlo a cada
momento.
En Ticumán hay gente amable y respetable que al
verte pasar, aún sin conocerte, te saludará
alegremente con una gran sonrisa en el rostro.
La gente en Ticumán disfruta de una tarde
soleada, sentada en cualquier lugar cómodo, con
buena compañía y sin temor a ver pasar el tiempo
con tanta lentitud. La mayoría de las personas
trabajan en sus propios hogares: algunos tienen
puestos de comida, otros tantos de servicios, pero
todos siempre laborando a gusto.
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Cultura y costumbres
Ticumán es un pueblo donde
la gente utiliza mucho la
bicicleta para trasladarse de
lugar a lugar. La gente mayor
suele sentarse a la sombra de
lugares tranquilos o en la
plaza pública para platicar
entre sí. La música popular
suena en la plaza por los
puestos ambulantes
(reggaetón y duranguense). A
pesar de tener sus propias
costumbres, un poco de la ciudad siempre se hará presente, sobre todo en niños y
adolescentes, quienes no pueden evitar adoptar ciertas formas de vida.
En cuanto a comida, no existe una
comida típica específica, sino que se
basa en los alimentos que se producen
en la región y algunos otros populares,
como el mole, las picaditas, las
quesadillas y las enchiladas.
La feria del pueblo de Ticumán, donde
se celebra al Santo Patrono “Santo
Domingo de Guzmán”, se lleva a cabo
anualmente el 13 de Noviembre y se
caracteriza por las fiestas de los “brincos”, carnaval en el cual “las comparsas”, referidas a un
grupo de gente, llevan una banda de viento y banderas típicas. Éstas se describen hechas de
terciopelo que llevan lentejuelas en forma de antifaces y su símbolo es la cara de un “chinelo”.
Las comparsas llegan al pueblo a tocar y bailar.
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En Ticumán también están muy arraigadas las
tradiciones mexicanas, como lo son el Día de
Muertos y el Día de la Independencia;
particularmente, se tiene una costumbre en
referencia al el Día de Muertos, en el cual los
habitantes de Ticumán ponen la tradicional
ofrenda con la comida favorita del muertito,
además de que todos los utensilios deben
colocarse nuevos y de barro, según cada familia.
Otra característica de estas ofrendas es que los
habitantes acostumbran mandar a hacer una
servilleta de su difunto, que consiste en coser
una servilleta con el nombre completo o las
iniciales del difunto y colocarla en el centro de la
ofrenda.
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Arquitectura y organización urbana
En el pueblo no se aprecian rasgos de una arquitectura colonial, lo que nos dice que Ticumán
nunca ha sido un lugar tan popular y urbanizado. Los edificios presentan un aspecto de una
cultura más ecléctica o moderna.
El zócalo del pueblo tiene un kiosco al centro con cuatro palmeras que lo rodean. Su color
principal es el naranja en dos tonalidades. Al lado de la plaza está un monumento a los niños
héroes de color verde, blanco
y rojo. Sobre Morelos, la
avenida principal, hay una
fuente que tiene elementos y
personajes de la
Independencia Mexicana
pintados en ella. El palacio
municipal está conformado
por un edificio de dos plantas
y 9 arcos en cada piso. En el
edificio también se encuentra
la biblioteca Ing. César
Uscanga.
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La iglesia es un terreno amplio que posee una zona
descuidada, con piedras, tierra y escombros. Hay
una pequeña secuencia de tumbas que se
encuentran al costado derecho del edificio. Su
fachada es sencilla pero vieja; está maltratada, lo
que señala que no ha sido del todo remodelada. Es
de color blanco y se observan vestigios de pintura
azul. La puerta es grande, hecha con madera y en
forma de arco. Sus tallados son sencillos y de color
ébano. Tiene un campanario alto y justo al frente de
la iglesia hay un par de árboles pequeños. Al frente
de la iglesia hay un pasillo que conduce a la calle
del zócalo del pueblo. El pasillo está cubierto de
adoquín de color rosa. Hay un monumento en
forma de cruz que no tiene ninguna inscripción. Está hecho con postes redondos de cemento y
al centro está una flor elaborada con conchas. La iglesia presenta un aspecto de deterioro y
descuido en general.
A un costado de la iglesia se puede
observar una especie de bodega
donde se depositan los floreros
viejos en desuso, bancas
descompuestas y otras piezas de
madera. Hay un árbol de naranja y
uno de membrillo. El último es un
árbol grande, con flores rojas
manchadas ya marchitas, y su fruto
es de color verde y de tamaño
grande.
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Turismo
El pueblo tiene una afluencia turística
considerable, ya que a la orilla del pueblo se
encuentra un fraccionamiento de casas donde la
gente va a pasar temporadas. Son sitios grandes
de descanso y están equipados con albercas.
Otro factor turístico es “El manantial
de la Cultura” que funge como el
museo comunitario y se localiza
exactamente a un costado del ojo de agua de Ticumán, en el cual se puede conocer la historia
del pueblo y el nacimiento del manantial en aquella zona.
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Negocios y comercio
Se presentan puestos de telas, plásticos, macetas, cestos, y demás utensilios para el hogar.
Sobre el zócalo y las calles también se hallan locales de ropa con tendencias modernas.
En el pueblo hay cibercafés con todos los
servicios característicos que se conocen.
Tiene sólo cuatro máquinas aunque no es
equipo de gran calidad y no está
unificado.
En la plaza comercial encontramos
una farmacia, una papelería, y una
dulcería. Sobre la avenida principal:
una refaccionaria, un mini súper y
expendios de cerveza. Los
vendedores ambulantes ofrecen productos como fruta fresca y aguas de sabores.
La principal actividad económica depende de los ejidatarios y la cosecha de la palma, la caña,
el mole, el ejote, papaya y la flor de cempasúchil con el fin de producir para vender.
El transporte público en el interior de Ticumán es movilizado principalmente por combis, con
rutas de Huautla a Yautepec, con tarifa de diez pesos y variable del lugar en donde uno se baje.
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Religión
En cuanto a religión, los habitantes de Ticumán se dividen por sus diferentes creencias:
católicos, testigos de Jehová y los seguidores de “Emmanuel”, éstos últimos descritos como
creyentes únicamente en un dios, descartando a los santos y las imágenes. Ellos son devotos a
una sola deidad y no critican ni agreden a otras creencias. La religión de Emmanuel significa
“dios con nosotros”; En Ticumán se maneja con cierta discreción puesto que su llegada al
pueblo es reciente; algunos sienten curiosidad por saber de qué se trata y se convierten a ella,
pero si existe una tensión por parte de los católicos respecto a la religión de Emmanuel.
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CIBERGRAFÍA
http://www.tlaltizapan.gob.mx/
http://apologista.blogdiario.com/1183356720/
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