Trabajo Comunitario en Sectores Populares Caleta Sur

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  • TRABAJO COMUNITARIO EN

    SECTORES POPULARES

    (EXPERIENCIA CALETA SUR EN LA COMUNA DE LA

    PINTANA, 1981 - 1998)

    - Santiago, julio 2000 -

  • S, yo soy un adivino, lleno de ese espritu vaticinador que avanza por una cresta entre dos

    mares; que avanza entre el pasado y el futuro, como una pesada nube, hostil a las

    hondonadas sofocantes y a todo lo que est cansado y no puede vivir, no morir; dispuesta a

    desgarrar su oscuro seno con el relmpago, a relampaguear con su luz redentora, preada de

    rayos que dicen s y que ren s, dispuesta a lanzar rayos vaticinadores.

    Bienaventurado quien tiene tal preez, y, en verdad, quien un da ha de hacer flamear la

    antorcha del futuro, ha de cernirse largo tiempo en la montaa, cual grvida tormenta,

    Oh, cmo no iba yo a sentir anhelos de eternidad y del nupcial anillo de los anillos, el anillo

    del retorno!

    Jams hall una mujer de quien quisiera yo tener hijos, a no ser esta mujer a quien amo:

    pues yo te amo, eternidad!

    Pues yo te amo, eternidad!

    Los siete sellos

    2

  • A Modo de Prefacio Sr. Bernardo Arroyo G. Director Escuela de Antropologa Social Universidad Bolivariana de Chile El presente texto denominado; Trabajo Comunitario en sectores populares (Experiencia Caleta Sur en la Comuna de La Pintana (1981 - 1998) expone diacrnicamente la construccin y desarrollo de un proceso de intervencin en la realidad social de un sector de nuestro pas, motivada por los anhelos de cambio y transformacin de la realidad, en aquellos aspectos que afectan la dignidad de las personas, particularmente cuando hablamos de los desposedos que habitan en sordina la periferia de la ciudad y los intersticios de su alma urbana. Es tambin la reconstruccin, en el relato, de la percepcin de los protagonistas de la misma, envueltos y relacionados en los avatares de un proyecto que intenta provocar y acompaar procesos de cambio en el mismo instante en que se esfuerza por comprender la realidad en transformacin, ms all del impacto de la intervencin misma. El esfuerzo no es sencillo y para quienes, como el que escribe estas pginas, han participado de empeos similares en otros contextos pero en el mismo perodo de la historia de nuestro pas, ha de ser fcil comprender lo dificultoso, aunque en apariencia simple, que es sistematizar la experiencia, interpretar los acontecimientos, indagar en la vivencia acumulada, ms all de nuestras anteojeras que nos impulsan a confirmar una y otra vez lo acertado de nuestras convicciones y percepciones... y cun necesario es hacerlo. Quienes lo logran, aunque sea parcialmente, aunque sea intuitivamente, son capaces de reaccionar adecuadamente a los cambios de la realidad y aumentar la eficacia de una intervencin respetuosa de la misma y de sus protagonistas. Observar, vivir y participar de las transformaciones de la sociedad y la cultura, como actores de la bsqueda de un mundo mejor, reflexionando el proceso en su decurso, puede hacer ms sustentable el esfuerzo por un pas ms amable. Cunta falta nos hace... Recorrer las pginas del texto nos hace sentir en alguna ocasin que estamos ante un informe de proyecto, en otras de sus partes nos sugiere ms bien un texto de anlisis de las transformaciones econmicas y sociopolticas de los ltimos 17 aos en un sector urbano marginal, en otras nos lleva a pensar que es la historia de los cambios institucionales de un

    3

  • proyecto conflictuado por las distintas, y por cierto legtimas, interpretaciones de la coyuntura y el futuro en un determinado momento. Algunas disquisiciones filosficas y literarias acompaadas de una u otra afirmacin socioantropolgica, no siempre fundamentada, condimentan el mismo texto y aparentemente distraen nuestra atencin del fondo del asunto. Pero cual sera a fin de cuentas "el fondo del asunto"?.. Podramos privilegiar algunos de los aspectos enunciados, por cierto, pero tengo la impresin que el fondo del asunto es la interrelacin de todas esas dimensiones, pues todas ellas se han generado en el mismo proceso y alimentado la ferviente bsqueda de mejores condiciones de vida para los habitantes de un espacio local como La Pintana en este caso. Desde esa perspectiva, la lectura del texto nos lleva a actualizar los recuerdos de la historia reciente de nuestro pas y los esfuerzos de la sociedad civil por liberarse de una dictadura oprobiosa, a aproximarnos al dolor de las personas drogo dependientes desde el comunitario "neo" hasta la pattica y solitaria angustia de los consumidores de "pasta base" de cocana, a comprender los procesos de expansin urbana y de expulsin de los pobres a los anillos perifricos, a reflexionar a partir de la historia de un proyecto y de la conformacin socio espacial de una zona de Santiago, acerca de los tpicos vinculados a la comprensin y transformacin de la realidad. Por sobre todo, acerca de la comprensin de esfuerzos locales de ciudadanizacin de los sujetos. Es sugerente cmo un texto sencillo puede ser tan complejo en sus evocaciones. Es que la realidad est all y quienes quieran intervenirla dialgicamente habrn de estar all tambin y hablar desde all, lo cual ha de llevar a construir un discurso que es en s mismo una sntesis compleja toda vez que no se busque reducir lo observado a uno o dos de sus elementos componentes. Comprensible es entonces la referencia en la evolucin de la experiencia relatada, al asistencialismo en sus inicios, a la bsqueda de sentidos, al compromiso poltico, a la reflexin epistemolgica sobre lo objetivo y lo subjetivo, la cercana o la distancia con la praxis y, en ltima instancia, el legtimo y necesario compromiso emocional con aqullo que convoca tanto esfuerzo.

    4

  • INTRODUCCIN

    Qu hay detrs, en general, de los distintos intentos de querer reconstruir los

    acontecimientos pasados?, cul es la motivacin que estimula la bsqueda de, por as

    decirlo, un cierto subsuelo que estara a la base de lo que "hemos llegado a ser"?, ms an,

    en qu medida en ese voluntario " querer-mirar-hacia-atrs" puede resultar en algn

    sentido aportativo para la comprensin de lo que "hoy da somos"?..., Es acaso esa nuestra

    pretensin?... es acaso esa la misin de la historia?... quizs!. Y en otro sentido, pero bajo

    similares sospechas, es posible contar una historia "verdadera", es decir un tipo de

    historia que no est mediatizada por el as llamado "buen gusto"?, Contar una historia -

    insistimos- "cierta" y de significaciones ideales que justifiquen un desplegamiento

    metahistrico?... Quizs!

    Quizs, pero lo cierto que en todo "querer contar una historia" y en todo esfuerzo de

    "querer volver a pasar por el corazn" - es decir, recordar - es posible identificar una

    cierta raz humana fundamental que se sita en un lugar distinto al de las urgencias de la

    vida pblica, es decir la vida misma. Pensamos esto en la medida en que --y de acuerdo a

    ciertas interpretaciones surgidas desde la filosofa contempornea-- la naturaleza humana,

    dada su condicin de menesterosidad permanente, requiere de ciertos consuelos que hagan

    posible y llevadera la existencia. El pensador espaol Jos Ortega y Gasset sostiene, por

    ejemplo, que constituye una necesidad humana esencial el estar siempre en alguna creencia,

    desde la cual podamos articular y ordenar la infinita pluralidad que en el mundo existe, as

    como tambin que las creencias son necesarias para la vida humana porque a propsito de

    esta condicin de menesterosidad el hombre simplemente debe-creer-en-algo, aun cuando

    ese creer en algo sea un preferir creer en la nada que no creer.

    Con esto queremos decir que aun cuando en la reconstruccin de la historia es posible

    plantear una justificacin de carcter, por as decirlo, poltica en la medida en que esto

    5

  • podra aportar conocimiento --y que sin duda es relevante--, no obstante, desde otra

    perspectiva y considerando la temperatura emocional que moviliza a las personas

    trabajadoras de Caleta Sur, un trabajo as puede ser significativo para esa permanente

    bsqueda de sentido que al interior de los equipos se ha constantemente planteado. No para

    encontrar cierta naturaleza fundamental o identidad primaria, sino ms bien para saber

    cmo en aquella procedencia azarosa vemos la mueca de lo que hemos llegado a ser.

    Reconstruir una parte de la historia de este Programa es construir una parte de la historia

    de lo que ha venido llamndose Sociedad Civil y ello, sin duda, no constituye un tema de

    menor importancia, pues por extensin, lo que en realidad comenzamos a relatar es la

    historia de una experiencia que ha mantenido, ms all de la intervencin social que ha

    pretendido llevar adelante, una relacin de amistad con una de las comunas en situacin de

    mayor pobreza de la zona sur de Santiago, como es La Pintana. Hablar de Caleta Sur es

    hablar de La Pintana. Pensar en ambos es pensar en aqullos que por distintos motivos han

    estado al margen de, como dice por ah en algn artculo el profesor Gabriel Salazar, la gran

    historia monumental y la retrica parlamentaria.

    En este trabajo articularemos el registro escrito con el traspaso oral de tres personas del

    Programa que en distintas circunstancias y a travs de diversas figuras formales,

    desarrollaron algn tipo de trabajo en la comuna de La Pintana. Es decir esta es la historia

    de la instalacin del Programa en dicha comuna desde su perodo de inicio, en 1984, hasta las

    postrimeras de los aos 90. En muchos casos las personas entrevistadas como es natural

    no recuerdan el dato exacto de tal o cual acontecimiento importante en el desarrollo de la

    experiencia y, en otros, parecieran existir nfasis distintos respecto de determinados

    temas consultados que, en algn sentido, dan cuenta no slo de la legtima lectura personal

    que a lo largo del tiempo los seres humanos nos vamos armando, sino adems, prueba que el

    mundo de lo social es una mbito complejo para la investigacin y que admite infinitas

    6

  • interpretaciones1. En estas situaciones, hemos consultado alguna fuente escrita producida

    con anterioridad que nos ayude en la construccin del relato o, en otros, cuando se trata de

    interpretaciones de carcter ms general, por ejemplo referidas a contextos, hemos optado

    por la redaccin de una interpretacin que logre en algn sentido dar cuenta de las diversas

    sensaciones que fueron sentidas por distintos sujetos en un momento determinado.

    Tambin, para precisar sobre la experiencia del Programa vivida en los inicios de los 90, a

    raz de la llegada de la pasta base de cocana a las poblaciones de la zona sur, hemos

    entrevistado adicionalmente a dos personas ex consumidores, uno inhalador de neoprn y el

    otro fumador de pasta base de cocana, con el objeto de imaginar y comprender los cambios

    que traa el nuevo consumidor de los 90 y los ajustes metodolgicos necesarios que el

    Programa tuvo que hacer para garantizar, por una parte, un eficaz tratamiento de las

    personas consumidoras y, por otra, una posible real insercin comunitaria en el nuevo paisaje

    poblacional.

    La recopilacin que en este texto compartimos, corresponde a una produccin colectiva que

    ha contado con el aporte de muchos compaeros. Nos merece reconocimiento su aporte y

    preocupacin. Primero, fue Antonio Favreau quien impuls y realiz la propuesta de

    reconstruir la historia del Programa en la comuna, asumiendo un rol estratgico durante el

    desarrollo del trabajo, en trminos de motivar permanentemente su realizacin y

    posicionando constantemente su importancia y utilidad, sobretodo, en momentos en que las

    claridades parecan esfumarse. As luego de elaborada la propuesta, el primer paso fue

    dado por Andrea Milcher, quien desarroll una larga investigacin sobre la evolucin socio

    econmica de la comuna de La Pintana, recopilando y agotando toda la informacin disponible

    sobre el tema. Fruto de esa parte, se elabor el documento denominado Sistematizacin

    Histrica Comuna de La Pintana. 1985-1995. El segundo paso estuvo a cargo de Regina

    Schreguelmann, el cual consisti en la ardua tarea de revisar toda la informacin producida

    1 As, en esta Sistematizacin asumimos como una de sus ms ricas fuentes, el Relato Histrico concebido como un habla desde el cual es posible acceder a la mirada de quienes vivieron y fueron protagonistas de un escenario social

    7

  • por el Programa desde su origen (al alero del Hogar Francisco de Asis) hasta el ao 1996,

    antecedentes que fueron vaciados en matrices de informacin. El tercero, dado por Paula

    Ibnez, constituy el ordenamiento de toda la informacin en perodos anuales, que sirvi

    de base para avanzar en el ordenamiento general de la experiencia. Retomando este

    trabajo, Carlos Badilla aport en la reconstruccin de aspectos ligados a la fundamentacin

    de la experiencia y a la reconstitucin del contexto histrico en el cual se insert el proceso

    desarrollado en la comuna, participando, adems, en las discusiones finales referidas a la

    construccin del texto. Del mismo modo, Fernando Codoceo aport significativamente

    elaborando el primer texto con formato de edicin del trabajo, ordenando y redactando

    la informacin que haba disponible, de modo que se pudo contar por primera vez, con un

    texto matriz, del cual este documento constituye su versin definitiva, siendo Mnica

    Bonnefoy la persona que compil la informacin faltante, editando el texto definitivo. As

    aun cuando hay aportes personales en algunos conceptos que nos parecen relevantes para la

    discusin futura y de los cuales nos hacemos cargo, en lo fundamental este trabajo no es

    otra cosa que la hipottica conclusin de la investigacin hecha ya por todos aqullos que

    fueron protagonistas de este arduo trabajo.

    Finalmente, solo agreguemos que en este intento hay nuevamente algo de verdad, pero

    tambin algo de mentira, pues... y como en los muchos otros desafos que Caleta Sur se ha

    autoimpuesto-- nos empuja tambin la irracional sensacin de que tal vez slo hacemos lo

    que hacemos Para despistar a la muerte y estrangular a los fantasmas que por dentro

    nos acosan2

    Equipo Caleta Sur

    especfico relevando, por tanto, la historia como una experiencia inter subjetiva (como es vivida, como fue sentida por los sujetos). 2 GALEANO, e. El descubrimiento de Amrica que todava no fue. Ed. Laia. Barcelona.

    8

  • UNA MIRADA GENERAL SOBRE LA PINTANA

    INTRODUCCIN

    La comuna La Pintana se encuentra ubicada al Sur-Oriente de la Provincia de Santiago y su

    origen es el resultado de la divisin que sufri la comuna de La Granja y corresponde a la

    parte sur de la comuna madre3. El rasgo significativo de esta comuna, aparte de ser una de las

    comunas que concentra mayores niveles de pobreza, es su origen fundacional a partir de los

    procesos de erradicacin de los inicios de los 80. Esa poltica de reordenamiento poblacional,

    como fue llamada oficialmente, se expres en el explosivo crecimiento poblacional que, por

    ejemplo, en el transcurso de un ao (1985-1986) esta comuna vivi. En este perodo la poblacin

    aument desde 86.646 a 130.691 habitantes. Otro dato seala que entre 1985 y 1995 la

    poblacin aument en un 107%, cuestin que se traduce en la mayor tasa de crecimiento del

    rea metropolitana que presentaba un crecimiento promedio del 23%4.

    Relevante es este punto, pues hoy es posible hablar de una comuna especialmente en el cordn

    poblacional de El Castillo-- que no slo concentra personas objetivamente pobres, sino que ha

    configurado un tipo de pobreza cualitativa o subjetiva que se sita en un mbito distinto al de

    la mera contrastabilidad. Es decir, un tipo de pobreza que no cabe encararla tan solo bajo la

    3 Correa E., Viera Gallo Jos A., La Comuna de La Pintana. Pg. 2 4 En trminos porcentuales el flujo de erradicaciones, segn lugar de procedencia posteriores al censo de 1982, es como sigue: Quilicura (0.25%), Conchal (9.19%), Las Condes (4.21%), Renca (8.58%), Quinta Normal (3.05%), Santiago (3,9%), Providencia (0.38%), La Reina (1.67%), Nuoa (2.57%), San Miguel (21.2%), Maipu (4.75%), San Bernando (3.98%), La Cisterna (7.6%), San Ramn (8.65%), La Granja (21.98%), La Florida (4.05%) y Puente Alto (3.51%).

    9

  • nocin de mnimo biolgico5, en tanto que sta ha llegado a ser una que portando el

    derrotismo se reproduce y se transmite en el autoabandono al destino que se expresa en la

    marginalidad y en el historial de la frustracin6. Es, por ende, una que se vigoriza y

    multiplica vital e intergeneracionalmente, generando un crculo vicioso que anula la motivacin

    de movilidad7.

    Lo sealado no es un tema secundario y as adems lo entienden sus propios actores, en la

    medida en que, por ejemplo, en un Seminario realizado en el mes de octubre del ao 1996 en el

    marco de una asamblea de la Red de Organizaciones Sociales de El Castillo, 29 dirigentes de

    diversas agrupaciones de pobladores diagnosticaron la presencia de una suerte "de

    sentimiento apocalptico" presente en la vida diaria de la poblacin y, por otro lado,

    paradjicamente, manifestaciones "exitistas e individualistas" instaladas incluso al interior de

    las propias organizaciones sociales. Interesante diagnstico que en muchos sentidos coincide

    con la mirada que el Programa Caleta Sur tiene sobre dicha realidad: lo que ha ido pasando en

    las poblaciones de la comuna es que la gente se est, por distintos motivos, habituando a la

    inmovilidad8, de modo que esa condicin estructural exige tambin, por lo pronto, estrategias

    de intervencin que consideren dicha variable. La presencia aguda de este elemento subjetivo

    queda, en nuestra opinin, justificado por el origen mltiple que ha modificado y alterado la

    vida cotidiana de la comunidad, en tanto que dicha pluralidad forzada y artificiosa dificulta la

    construccin de sentidos colectivos, de pertenencia, de comunidad y el montaje de discursos y

    espacios simblicos movilizadores.

    5 Que por lo dems es un concepto ideolgico como el de ciudadana, Slo que en este caso se est hablando de lo inverso, esto es, de la no-ciudadana econmica: pobre es aquel que est fuera del mercado, y al cual -por decirlo figuradamente- no se le pueden aplicar, en consecuencia las leyes del mercado. Conf. Javier Martnez & Margarita Palacios, INFORME SOBRE LA DECENCIA. Ed. Ediciones SUR 1996. 6Retamal, Cristian. IMGENES DE LA MODERNIDAD Y POBREZA DURA. Ed. SUR, Proposiciones N 27. 7Idem nota 11. 8 Eduardo Vallejos, miembro del equipo Caleta Sur, quien fuera Coordinador del trabajo realizado en La Pintana, entre los aos 1993 y 1994.

    10

  • Actualmente la comuna est organizada en cuatro cordones poblacionales: Lo Martnez, El

    Roble, Santo Toms y El Castillo. Originariamente los terrenos de La Pintana estaban

    ocupados por la actividad agrcola y a partir de los aos 50 comienza la densificacin en Villa

    La Pintana, Villa Mapuhue y las Rosas. En la dcada del 60 y comienzos de los 70, se produce

    un fuerte crecimiento de la comuna, producto de las operaciones sitio y tomas de terreno,

    asentdose las poblaciones de San Rafael, 21 de Mayo, Ral del Canto, Los Eucaliptus y parte

    de Pablo de Rocka. Los aos siguientes tuvieron un aumento paulatino sin grandes

    fluctuaciones hasta el ao 1979, alojndose los conjuntos habitacionales Gabriela Mistral y

    San Ricardo9

    Entre 1982 y 1992 la comuna experimenta el mayor crecimiento a travs de la creacin de los

    tres nuevos cordones poblaciones: El Castillo, El Roble y Santo Toms. Las causas del explosivo

    crecimiento poblacional puede ser situado en tres aspectos. La primera entendida como una

    consecuencia de la poltica nacional de desarrollo urbano que provoc una fuerte extensin de

    la ciudad de Santiago en virtud de la lgica de ocupacin del espacio potencialmente

    urbanizable de la ciudad. En segundo trmino dice relacin con el intento de dar solucin

    habitacional definitiva a aquellas familias que vivan en campamentos o en calidad de allegados.

    Por ltimo, y sta pareciera ser la causa ms importante en el caso de esta comuna, el

    crecimiento explosivo se explica a partir de la poltica de erradicacin aplicada por el gobierno

    militar a comienzos de los 80. En general esta poltica era justificada como norma destinada a

    crear la identificacin y zonas homogneas10. Con esto Santiago se transforma,

    estableciendo ntidamente la existencia de dos ciudades antagnicas y excluyentes: una

    culta y una brbara, como lo calificaba Vicua Mackena en 187211.

    9 Municipalidad de La Pintana, Secplac. Focalizacin y Caracterizacin de la Pobreza, Comuna La Pintana 10 Revista Qu Pasa N 519, entrevista al Brigadier General Roberto Guillaud Mayo 1981. 11 Municipalidad de La Pintana. Antecedentes poblacionales. Secplac. Pg. 38.

    11

  • Pues bien, sobre esta comuna brbara daremos algunas cifras que permitan entender su

    desarrollo en algunos datos duros.

    12

  • LA PINTANA EN CIFRAS12

    La experiencia que intentamos compartir en esta Sistematizacin, fue desarrollada en un

    contexto especfico y en el marco de una realidad social que es necesario describir.

    Considerada, actualmente, como una de las comunas ms pobres del pas, La Pintana

    constituye uno de los territorios ms singulares en los cuales la experiencia Caleta Sur se

    ha desarrollado, tanto por sus condiciones sociales como por sus orgenes. De este modo, el

    presente captulo busca precisamente dotar de cierta fisonoma el espacio en el que la

    experiencia transcurri, intentando delinear el escenario social en el que la vida de los

    sujetos se despliega cotidianamente, como una forma de comprender con mayores

    elementos, las implicancias de un proceso que fue incorporando la atencin y el protagonismo

    de muchos pobladores en los 17 aos de historia que recoge este trabajo de

    sistematizacin. Para este objetivo, se han seleccionado un conjunto de variables que

    permiten dar cuenta de la calidad de vida de la comuna (en trminos histricos) que

    contribuyen a precisar los antecedentes especficos de esta realidad social y que

    corresponden a un estudio realizado por unas de las colaboradoras de este trabajo, Andrea

    Milcher, referido a la recoleccin de indicadores de calidad de vida de la comuna en el

    perodo 1984 - 1996; de modo que los datos expuestos hacen referencia a la situacin

    especfica de ese perodo, y no corresponden, necesariamente, al comportamiento actual de

    los indicadores sealados. No obstante lo anterior, la situacin de la comuna desde el ao

    96 en adelante no ha variado significativamente, mantenindose como una de las comunas

    ms pobres del pas; incluso es posible afirmar que se han aadido otras problemticas que

    agudizan la situacin social de la comuna, como por ejemplo, las mediciones en el mbito del

    12 Esta parte que denominamos para estos efectos La Pintana en datos corresponde casi en su totalidad al captulo 3 del trabajo mencionado de Andrea Milcher y que ella denomina Interpretacin.

    13

  • consumo de drogas efectuadas por medio de la Encuesta Nacional de Magnitud realizada

    cada dos aos por el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (a partir del ao

    1996), y que sita a esta comuna dentro del Grupo N 1 de Vulnerabilidad, que expresa que,

    junto a otras cuatro comunas de la Regin Metropolitana, concentra los mayores niveles de

    consumo de drogas a nivel de todo el pas; otro ejemplo es la problemtica de violencia

    juvenil y el impacto que ha provocado la implementacin de polticas de Seguridad Ciudadana

    que han generado aparatos represivos y de control social que, en muchos casos, resultan

    atentatorios de los derechos civiles y ciudadanos de los pobladores que son objeto de estas

    medidas.

    Por las razones sealadas, el diagnstico que se puede concluir de los antecedentes

    revisados, entrega una imagen bastante real de las condiciones de vida de la comuna que

    traducen este trabajo en un esfuerzo vigente y muy relevante para conocer la situacin

    social de La Pintana.

    14

  • 1) CARACTERISTICAS DEMOGRAFICAS

    Los datos de Instituto Nacional de Estadsticas (I.N.E.) muestran el claro crecimiento

    poblacional explosivo de la comuna durante la dcada 1985 - 1995. En trminos porcentuales

    este crecimiento fue de un 107%, es decir, La Pintana duplic su poblacin en slo diez aos,

    cuestin que se traduce en la mayor tasa de crecimiento de la Regin Metropolitana que

    present, en igual perodo, un crecimiento promedio de 23%.

    Grfico 1: Crecimiento demogrfico comuna La Pintana 1985 - 1995

    0

    50.000

    100.000

    150.000

    200.000

    250.000

    1985 1988 1991 1995

    Pob. Miles Exponencial (Pob. Miles)

    Fuente: Instituto Nacional de Estadsticas (I.N.E.)

    Proporcionalmente, en trminos de distribucin de la poblacin, el sector infantil - juvenil

    representa el 49% de la poblacin total, conteniendo en conjunto, casi la mitad de los

    habitantes. Sin embargo, las cifras tambin muestran, a pesar de lo dicho anteriormente,

    que desde los aos ochenta hay una disminucin, en trminos proporcionales, de la poblacin

    infantil y juvenil y, como contraparte, una aumento de la poblacin adulta.

    15

  • Grfico 2: Distribucin etaria 1988 - 1995

    0

    10.000

    20.000

    30.000

    40.000

    50.000

    60.000

    70.000

    80.000

    0-14 aos 15-24 aos 25-64aos 65 y ms

    19861992

    Fuente: Instituto Nacional de Estadsticas (I.N.E.)

    Con respecto a los aos ochenta, considerando el crecimiento de la tasa de habitantes, hay

    actualmente un aumento sustantivo de la densidad poblacional urbana expresado en la

    duplicacin de esta tasa. El anlisis de esta variable seala que en 1992 era de 5.068,8

    habitantes por km2, cifra que resultaba bastante superior a la densidad promedio nacional y

    de la Regin Metropolitana, ya que en el mismo ao, en el pas, era 16 hab./km2 y en la

    metropolitana de 336,9 hab./km2.

    2) SITUACIN SOCIOECONOMICA DE LA COMUNA

    16

  • La Pintana concentra una de las tasas ms altas de pobreza comparada con el promedio de la

    Regin Metropolitana y del pas. De acuerdo con la metodologa de medicin conocida como

    Lnea de pobreza en 1992 se registraba un ndice de pobreza del orden del 43%, cifra

    bastante ms alta que los niveles existentes en la Regin Metropolitana (que era del orden

    del 24%) y a nivel nacional (33%)13.

    Sin embargo, a pesar de las inconveniencias tcnicas y metodolgicas, desde el mtodo de

    la Lnea de la Pobreza se puede observar la evolucin de la pobreza en el cuatrienio 1990 -

    1994. Este perodo, como lo muestra el grfico, presenta una significativa disminucin de la

    pobreza indigente y una relativa mantencin de los pobres no indigentes, situacin que, en

    su conjunto, ha llevado a una disminucin de la pobreza en general. Nos parece interesante

    esta conclusin, puesto que, a diferencia de lo sostenido por Estudios y Consultoras

    FOCUS, la disminucin de la pobreza indigente habra sido la causa de la disminucin de la

    pobreza en general. Por otra parte, tambin es necesario tener presente que cuando se

    habla y se define a la pobreza indigente se est aludiendo con aquel rtulo a un segmento de

    la poblacin que concentran carencias extremas de ingreso.

    13 Lamentablemente los datos sobre pobreza entre el perodo 1986 y 1992 no son comparables entre s,

    pues las categoras y los criterios metodolgicos utilizados son de distinta naturaleza. De modo que resulta

    imposible analizar rigurosamente la evolucin de la pobreza comunal en dicho perodo.

    17

  • Grfico 3: Total de personas en situacin de pobreza perodo 1990 - 1994:

    85 .470

    2 8 .4 9 0

    1 9 .3 1 4

    8 .6 5 4

    5 6 .9 8 0

    6 0 .1 6 2

    5 1 .6 1 4

    60 .268

    79 .476

    0 2 0 .0 0 0 4 0 .0 0 0 6 0 .0 0 0 8 0 .0 0 0 1 0 0 .0 0 0

    1 9 9 0

    1 9 9 2

    1 9 9 4

    T o ta lP o b resIn d ig en tes

    Fuente: MIDEPLAN 1995/1996

    En general, es posible sealar que la definicin de la Lnea de Pobreza es bastante limitada,

    por cuanto solo se refiere a la variable ingreso econmico quedando excluidas dimensiones

    que, obviamente, conduciran a una interpretacin ms real y completa respecto del

    fenmeno, en la medida en que la problemtica de la pobreza no slo se reduce a un formato

    puramente cuantitativo sino que posee propiedades eminentemente sociales y humanas,

    razn por la cual su estudio debiera incorporar otros indicadores que, situados ms all de

    18

  • los dominios de contrastacin emprica, permitan acercarse a aquella dimensin de la

    pobreza no menos real que habla ms bien de lo subjetivo y vivencial.

    A pesar de la infinita discusin que pueda ser llevada adelante respecto de los enfoques y

    metodologas e independiente de las distintas definiciones de pobreza que, legtimamente

    puedan ser defendidas desde las diversas parcelas interpretativas, se puede sostener sin

    ambigedades, que entre 1986 y 1992 la mayora de los nios vivan en condiciones de

    pobreza. Adems, como lo indican las cifras oficiales, en 1992 el segmento pobreza

    infantil es significativamente mayor (57%) que al total de la poblacin pobre (49%),

    constatacin que se agrava cuando consideramos que es precisamente este sector etreo el

    que mayoritariamente concentra los mayores porcentajes con respecto a la poblacin total

    de pobres. Finalmente, las cifras tambin manifiestan que el segmento infanto juvenil, en

    conjunto, supera la tasa de pobreza total, en tanto que sta asciende a un 60%.

    19

  • Distribucin segn edad, poblacin comunal en situacin de pobreza

    41,60%

    18,70%

    ,40%

    2,80%

    NiosJvenesAdultosA. Mayor

    Fuente: SECPLAC (I Municipalidad de La Pintana) 1995.

    3) EDUCACIN

    Uno de los aspectos ms significativos en el mbito educacional, es el incremento de

    escuelas en la comuna, especficamente, en el nivel pre escolar y bsico, situacin que

    contrasta con las serias deficiencias que existen en el caso de la educacin media (existe un

    nico Liceo en la comuna).

    Respecto de la cobertura de inscripcin matricular, podemos sealar que en el ao 1984

    exista un serio dficit que lleg, en la enseanza pre escolar, a un 91%; en el nivel bsico a

    un 44% y en nivel medio a un 90%. Contrastando con las cifras anteriores, el nivel bsico

    experiment el aumento ms sobresaliente en los ltimos aos, alcanzando una cobertura del

    102%, observndose un excedente del 2%. En el nivel pre escolar se duplicaron los

    establecimientos, pero considerando el aumento natural de la poblacin suponemos la

    mantencin de un dficit de cobertura importante. En el nivel medio, como ya lo decamos,

    no se ha intensificado significativamente ni la capacidad del nico establecimiento

    20

  • existente, ni tampoco se han construido otros, de lo cual podemos inferir lgicamente, que

    el dficit de oferta para este segmento ha aumentado por el explicado crecimiento

    demogrfico.

    Especficamente la cobertura matricular, que es la relacin entre los jvenes o nios

    realmente inscritos y los nios o jvenes en edad escolar, entre los aos 1986 y 1993 se

    visualiza, en todos los niveles, un pequeo aumento, siendo ms claramente ostensible en la

    atencin preescolar.

    Tasa de cobertura educacional La Pintana

    10,4%

    27,5%

    62,5% 65,4%

    2,5%

    8,7%

    0,00%

    10,00%

    20,00%

    30,00%

    40,00%

    50,00%

    60,00%

    70,00%

    Pre-escolar

    Bsica Media

    19861993

    Fuentes: a) I. Municipalidad de La Pintana, SECPLAC 1987: Antecedentes Comunales para el Estudio

    del Plan Regulador.

    b) I. Municipalidad de La Pintana 1993: Diagnstico Sector Educacin.

    c) Ministerio de Educacin: Divisin de Planificacin y Presupuestos, 1993.

    Hay que sealar que las cifras se refieren a coberturas brutas comunales, que no incluyen

    a aquellos nios y jvenes que asisten a clases en establecimientos bsicos y medios fuera

    21

  • de la comuna, de modo que la observacin est dirigida nicamente a la falta de oferta

    educacional en la comuna, cuestin que obliga a los jvenes para proseguir estudios fuera de

    la localidad.

    Para concluir, sealemos que comparativamente la cobertura educacional que realmente

    posee la comuna de La Pintana se distancia significativamente de los promedios nacionales.

    La cobertura educacional en la comuna en 1993, registraba una cobertura del 43%, cifra que

    est muy por debajo de la cobertura nacional que alcanzaba en el mismo perodo al 90%.

    La problemtica de la calidad de los establecimientos educacionales contina siendo, tal

    cual sealan investigaciones realizadas por CEPAL y SIMCE, una contrariedad importante y

    sensible en la educacin formal, situacin que estara siendo provocada, entre otras cosas y

    a pesar del incremento presupuestario del 40% registrado entre 1990 y 1993, por la falta

    de recursos econmicos disponibles en la comuna que en, trminos porcentuales, son un 50%

    ms bajos que el presupuesto medio para educacin a nivel nacional.

    Las cantidades manejadas sobre los registros de matricula y analfabetismo parecieran no

    ser representativas de lo sucedido realmente en esta localidad. Decimos esto, primero,

    porque los registros de matricula no consideran el alto ndice de desercin escolar que, para

    la educacin media, alcanza a un 30% y, para la educacin bsica, a un 12% concentrndose

    en esta ltima, en los octavos aos. Causa de esto, como lo sealaba el Programa para la

    Superacin de la Pobreza en 1995, se relaciona con la mala calidad de la educacin, con falta

    de estmulos participativos, la baja expectativa frente al porvenir, el distanciamiento de los

    establecimientos educacionales, las problemticas socio-econmicas y, significativamente,

    la temprana insercin laboral de nios y jvenes.

    Por otra parte, nos parece tambin que sobre la temtica del analfabetismo, este

    porcentaje oficial resulta fuertemente aminorado ya que estas cifras no contemplan, por

    22

  • ejemplo, el analfabetismo por desuso o se considera alfabetizado a aquel sujeto que haya

    participado por algunos aos en el sistema formal de educacin, lo que lleva a suponer que la

    tasa oficial no representa la realidad concreta de esta problemtica en la comuna.

    4) SALUD

    El problema principal en esta rea, como sucede con la mayora de los servicios pblicos,

    sigue siendo la falta de cobertura y la calidad de los establecimientos de atencin, aun

    cuando en el ltimo tiempo el nmero de los Consultorios de Atencin Primaria aument a

    seis. En la comuna no existen postas o servicios para la atencin de urgencia as como

    tampoco hospitales o establecimientos habilitados para atenciones de mayor complejidad.

    De este modo, el equipamiento de salud slo est escasamente acondicionado para la

    atencin primaria, obligando a los pobladores a trasladarse a otras comunas para requerir

    este tipo de atenciones. Este fenmeno, considerando la densidad poblacional de la comuna,

    se muestra como una carencia grave.

    Comparando la capacidad terica de atencin de los consultorios con la poblacin de los

    sectores asignada de 1996, se desprende que existe un dficit por poblacin no cubierta de

    56.944 personas, que queda fuera de la red sanitaria. La mayor capacidad terica se

    encuentra en el Consultorio de la Poblacin Santiago de Nueva Extremadura, seguido de

    Pablo de Rocka y, en sentido contrario, las poblaciones con mayor dficit son San Rafael y

    Santo Toms.

    La deficiencia del modelo de salud se ejemplifica en el indicador mdico por habitante. As

    en 1992 exista un mdico por cada 6.669,5 personas, clculo que es coherente con el dato

    que expresa que cada mdico dispona de 29,7 horas semanales para atender consultas en

    salud. Esta situacin demuestra que en La Pintana no se cuenta con personal mdico

    suficiente para cubrir la demanda de atencin. Este dficit, en extremo carencial, se logra

    23

  • visualizar de manera ms elocuente comparando con el promedio nacional, que ya siendo

    bastante alto es de un mdico por cada 887 habitantes.

    Suponemos, tambin, que el distanciamiento entre la demanda real y la demanda potencial

    tiene su explicacin, que en algn momento habra que revisar, no tan slo en la precaria

    oferta del servicio y en el manejo comunicacional poco definido y trabajado por la salud

    pblica, sino nuevamente, en trminos ms estructurales, en la situacin socio-econmica de

    la poblacin y los aspectos que tocan y hacen referencia a las dimensiones culturales que

    pugnan y discrepan con la formalidad del servicio. Ejemplo ilustrativo de este dilema lo

    vemos, claramente, en que slo el 58,7% de la poblacin infantil menor de seis aos recibe

    atencin en este servicio.

    En trminos de evaluar calidad de vida, sin duda la tasa de mortalidad infantil constituye un

    develador indicador que expresa el nivel de satisfaccin de necesidades ligadas al mbito de

    la salud. En el caso de la comuna de La Pintana, se aprecia una alta tasa de mortalidad

    infantil si es comparada con la tasa nacional y de la regin metropolitana. A este respecto,

    como lo indica el grfico elaborado por FOCUS, se observan grados de inestabilidad

    accidental, contrariamente a lo sucedido en la Regin Metropolitana y el pas que

    experimentaron una sostenida disminucin. Sin embargo, a pesar de esta accidentalidad,

    entre 1988 y 1994 la mortalidad infantil disminuy de un 23,2% a un 14%. Igualmente la

    mortalidad neo-natal, que permite inferir algunas conclusiones respecto de la atencin en

    salud por parto, aparece por debajo del promedio de la Regin Metropolitana. Sin embargo,

    esta alentadora cifra, se ve vulnerada por los altos ndices de mortalidad post-natal que

    expresa las precarias condiciones medioambientales en las que el recin nacido se

    desarrolla en sus primeros meses de vida. A este respecto, cabe sealar que a partir de

    1988 la mortalidad infantil post-parto disminuy an cuando permanece por sobre las tasas

    registradas en la Regin Metropolitana.

    24

  • La tasa de desnutricin infantil, en cambio, entre los aos 1988 y 1992 casi no sufri

    modificaciones. Esta cifra indica que 10 de cada 100 nios entre 0 y 6 aos, estn afectados

    por este problema, promedio que los ubica por sobre la media de la Regin Metropolitana

    (que bordea el 9%).

    5) VIVIENDA Y HBITAT

    En el mbito del hbitat y la vivienda los problemas ms sentidos, de acuerdo a lo sealado

    por los diversos estudios, apuntan a la urbanizacin deficiente o incompleta, el tamao de

    vivienda, la situacin de los allegados, equipamiento y infraestructura.

    Por orden de mencin, las condiciones de urbanizacin como, por ejemplo, agua potable,

    electricidad y alcantarillado- en la comuna lograron mejorar significativamente en un alto

    porcentaje comparando con la situacin observada, por ejemplo, en 1988. En este sentido, el

    saneamiento pblico se tradujo en un mejoramiento importante de la calidad de la vida de

    las personas que expresa, por ejemplo, en que un 89% de las viviendas sociales cuentan con

    condiciones de saneamiento energtico. El 10% restante se encuentra con urbanizacin

    incompleta careciendo de, al menos, uno de los servicios bsicos.

    Igualmente importante, aun cuando la cifra manejada es baja, es la calidad material de las

    viviendas que, en general, se observan con notables problemas estructurables, producto de

    las instalaciones presurosas que implic el proceso de erradicacin poblacional a travs del

    montaje de campamentos marginales. Aqu las condiciones y las caractersticas de las

    viviendas no son comparables en el tiempo (perodo 1984 1992), pues las categoras y las

    definiciones utilizadas son de distinta naturaleza. Sin embargo, el tamao promedio del

    hogar y nmero de personas por hogar nos parece un indicador elemental que expresa el

    nivel de calidad de vida de las personas. Datos del P.E.T. (Programa de Economa del

    25

  • Trabajo) muestran que la alta densidad poblacional en un espacio territorial pequeo sigue

    siendo el problema central del mbito vivienda en la comuna, situacin que no ha variado

    entre los aos 1982-1992, mantenindose y en algunas poblaciones, aumentando la grave

    problemtica de familias allegadas que ven cada vez con mayor certeza, alejarse la

    posibilidad de solucin habitacional definitiva, sobretodo en el marco de una poltica del

    Municipio que ha optado por destinar vastos terrenos de la comuna a la construccin de

    centros comerciales o de conjuntos habitacionales destinados a familias de ingresos medios,

    privando de solucin a miles de familias que no cuentan con ninguna alternativa a su situacin

    de vivienda. Es, sin duda, uno de los problemas ms complejos de la comuna. No obstante,

    existen en La Pintana experiencias de organizacin de Comits de Allegados que se han

    levantado para compartir solidariamente un camino que les permita, comunitariamente,

    proyectar alternativas de solucin, an cuando stas se vean fuertemente impactadas por la

    poltica del gobierno local de no dar solucin a esta problemtica. El Programa Caleta Sur,

    tambin, en este ltimo tiempo (1999) ha generado una lnea de apoyo a estas experiencias,

    particularmente, en trminos de fortalecer la dinmica organizacional de los Comits, desde

    un principio de autonoma plena, y estimular los niveles de coordinacin entre las distintas

    experiencias existentes en la comuna. Ha constituido una nueva variante del Trabajo

    Comunitario realizado en las poblaciones de La Pintana, asumiendo como contenido de la

    accin social, las necesidades ms especficas de las familias que all residen.

    Por otra parte, los estudios indican un serio dficit en espacios destinados a reas verdes,

    equipamiento e infraestructura de uso comunitario, que privan a la poblacin de espacios

    pblicos que contribuyan no slo a un mejoramiento de las condiciones medio ambientales de

    los sectores, sino a la constitucin de espacios para la vida comunitaria que logren mermar

    en alguna medida, la grave situacin de hacinamiento existente en la comuna, producto de la

    pequeez de las viviendas que muchas veces no exceden los 40 mts2 construidos

    (especficamente en conjuntos habitacionales correspondientes a Programas de Gobierno de

    Vivienda Bsica), y que cobijan a familias de 6 a 8 miembros, en promedio. Esta situacin

    26

  • aparece, tambin, como una grave problemtica que afecta cotidianamente la calidad de vida

    de los pobladores, pues los obliga a habitar espacios atomizados, reducidos que afecta

    notablemente la convivencia de las familias y el derecho a la privacidad y a un espacio

    mnimo que se sienta disponible a nivel personal y que satisfaga necesidades psquicas del

    habitat urbana.

    27

  • 7) COMENTARIOS GENERALES

    La falta de datos y la escasa coincidencia de categoras, criterios y definiciones

    metodolgicas, dificulta significativamente una lectura rigurosa acerca de la evolucin y el

    desarrollo de indicadores de calidad de vida de la comuna, sobretodo, por la falta de

    informacin que se produce al estudiar la dcada de los 80. Por otro lado, desde la

    Municipalidad de La Pintana existen estudios bastante detallados sobre pobreza y algunas

    variables tales como educacin, salud y vivienda. Sin embargo, se observa una ausencia

    importante de aspectos bsicos que permitiran configurar una imagen ms completa de lo

    transcurrido durante la ltima dcada. Estn ausentes, por mencionar algunos, estudios

    acerca de problemticas sociales como drogadiccin, violencia intrafamiliar, barrial y

    vecinal, embarazo precoz, prostitucin infanto-juvenil, entre otras. Ausencia grave, pues la

    mayora de estas problemticas afectan especialmente a los sectores juvenil e infantil.

    Asimismo, llama la atencin que aun cuando los nios y jvenes constituyen, en trminos

    demogrficos, el porcentaje ms alto de la poblacin, no existan estudios que describan su

    situacin social y econmica. Hasta ahora slo hay, en trminos estadsticos, los estudios

    llevados a cabo por Consultorios y el Programa de Asistencia Jurdica de la Municipalidad.

    Por otra parte, a pesar de los avances que sealan estudios estadsticos y cuantitativos

    realizados, la situacin socio-econmica en la comuna, en trminos generales, sigue siendo

    muy precaria. Esta situacin se refleja fuertemente en el dficit experimentado en el

    equipamiento de infraestructura urbana y la escasa dotacin de los servicios pblicos que se

    observa en la comuna.

    De este modo, como lo demuestran todos los estudios dependientes de diversas

    instituciones, se concluye que casi todos los indicadores socio-econmicos se encuentran por

    debajo de los promedios y tasas de la Regin Metropolitana y del pas, situacin que expresa

    y ratifica el hecho de que se trata de una de las comunas con mayor pobreza en Chile.

    28

  • A este respecto, nos parece oportuno sealar que las condiciones de pobreza y marginalidad

    social que caracteriza a esta comuna, en trminos generales, tienen una fuerte gnesis en el

    marco de las polticas de erradicacin poblacional implementadas por el rgimen militar en la

    dcada de los 80 que dio origen a vastos sectores de la comuna, poltica que respondi a la

    lgica de un modelo de desarrollo altamente excluyente y que opera, hasta hoy da, en torno

    al principio de la concentracin de la riqueza como eje bsico desde el cual se sustenta.

    De este modo, podemos concluir que la injerencia del Estado en la configuracin estructural

    de las condiciones de vida de esta comuna, ha sido determinante. Primero, en el modo en

    que surgen vastos sectores de la poblacin al interior de la Pintana (como es el caso de El

    Castillo, por ejemplo), como resultado de procesos de expulsin y re localizacin territorial

    de familias habitantes de campamentos de diversas comunas del Gran Santiago. Y segundo,

    en la reproduccin de tales condiciones de vida, expresada en la implementacin de polticas

    sociales que, como tales, no han aportado sustancialmente al mejoramiento de los niveles de

    vida, ni en trminos materiales ni en trminos de estimular procesos de participacin social

    que apunten al fortalecimiento de estrategias de desarrollo local y comunitario. Ms bien,

    se han tratado de iniciativas de corto alcance que, a lo sumo, logran administrar la

    problemtica social de la comuna situando, en el ltimo tiempo, un fuerte nfasis en lograr

    la insercin y la integracin de la comuna a la dinmica de modernizacin de la ciudad y el

    pas, hecho que se expresa en la fuerte inversin que se ha tenido, por ejemplo, en el

    mejoramiento de las condiciones de infraestructura vial de la principal arteria de La Pintana

    (Avenida Santa Rosa), con el fin de dotar de un nuevo rostro a la comuna, en un afn por

    atraer la llegada y el asentamiento de familias de mejores ingresos.

    Sin duda, este tipo de iniciativas, que en trminos de infraestructura y de esttica

    paisajista contribuye a mejorar el hbitat de los pobladores, slo logra un efecto

    cosmtico sin alterar mnimamente las condiciones de vida de quienes viven all. Creemos

    29

  • que se pretende resolver un problema por vas equivocadas. Un tema es el fuerte prejuicio

    y estigma con el que son catalogados los habitantes de la comuna, pero otro muy distinto es

    pretender el ocultamiento y negacin de las graves problemticas de calidad de vida que

    afecta a la poblacin, mediante el argumento de superar estas dificultades por la va de

    demostrar que en la comuna existen nichos para el consumo y espacios para la

    modernizacin.

    La necesidad de situar en el espacio pblico esta problemtica no pasa por una negacin o

    encubrimiento de las reales necesidades y problemas que viven los pobladores de la comuna,

    sino por un relevamiento de ellos, de las capacidades y respuestas comunitarias que los

    propios pobladores se han dado para el mejoramiento de sus condiciones de vida, y por

    situar la responsabilidad poltica que histricamente el modelo de desarrollo tiene y ha

    tenido en la gnesis y reproduccin de estas condiciones de marginalidad (y por lo tanto, de

    los sectores de poder que han administrado el gobierno local de esta comuna). Es, ante

    todo, un ejercicio de crtica y un debate poltico, ligado a una discusin sobre el proyecto de

    pas que por medio del Modelo, se aspira a construir.

    30

  • PROGRAMA CALETA SUR EN LA PINTANA:

    UNA EXPERIENCIA DE TRABAJO COMUNITARIO

    I) PERODO 1981-1985: AQUELLO FUE UNA

    CONSECUENCIA DEL AZAR

    Como recurrentemente sucede con muchas de las actividades que los seres humanos

    llevamos adelante, el encuentro entre lo que llegara aos ms tarde a ser Caleta Sur y lo

    que, en aquel entonces estaba llegando a ser La Pintana, fue un hecho que trajo el puro azar

    o, como Patricia Flores14 prefiere decir, algo de la vida.

    Transcurra el ao 1974 cuando comenzaron a aparecer en nuestro pas las primeras

    muestras de nios entre 10 y 14 aos, inhaladores de neoprn. Ellos, por razones de

    subsistencia, permanecan por largos perodos en las calles y eran conocidos bajo el nombre

    de pelusas. Se trataba de nios vendedores ambulantes, cantores de microbuses,

    cuidadores de autos y mendigos que normalmente se encontraban en zonas de alta

    concurrencia pblica como el Parque O'Higgins, la Estacin Central, el Ro Mapocho y la Vega

    Central. Este nuevo fenmeno que comenzaba a aparecer en las calles de Santiago estimul

    una serie de actividades organizadas por jvenes de comunidades cristianas pertenecientes

    14 Patricia Flores G., Coordinadora General, Programa Caleta Sur

    31

  • a diversas parroquias y capillas poblacionales tendientes a contener la cruda realidad de

    estos nios.

    Quizs en este hecho es posible ubicar el primer germen de ese futuro encuentro, en la

    medida en que en 1981 se comenz a gestionar la alternativa de implementar el Hogar

    Francisco de Ass --dependiente del Departamento de Asistencia Social del Arzobispado de

    Santiago, bajo la responsabilidad de un Consejo Directivo nombrado por el Arzobispo de

    Santiago y que presida el Director de Critas-Santiago Monseor Juan de Castro-- para

    que acogiera institucionalmente a los menores inhaladores de neoprn y, por otra parte,

    promover un trabajo de atencin y acercamiento a las familias de los nios inhaladores. Este

    Hogar se materializa legalmente en enero de 1982, ubicndose definitivamente en el

    sector de avenida Independencia, zona norte de Santiago.

    En Octubre de ese mismo ao y a partir de la realizacin de un Seminario interno se

    determinaron con ms precisin las lneas de trabajo que el Hogar iba abordar. Estas

    fueron: (a) Desarrollar un trabajo de tipo poblacional, (b) Lnea de sensibilizacin con

    proveedores y centros de ventas, (c) Fortalecimiento de equipo y gestin de recursos y,

    naturalmente, (d) Atender y prestar servicios a nios y jvenes inhaladores incluido un

    acercamiento con sus familias.

    Casi dos aos haban pasado desde la fundacin del Hogar cuando a propsito de recursos

    llegados desde la cooperacin internacional, se decidi la compra de una parcela y el

    traslado del Hogar Dnde?... Eso lo jug el azar! El azar es la posibilidad de ser. El azar

    est, por ejemplo en el origen de la vida de los distintos hombres, en la medida en que para

    acceder a ella se han ido reuniendo y adicionando las mltiples casualidades que, como aquel

    molino de viento y constelaciones huidobrianas, teje las noches y las maanas mientras

    bailamos sobre el azar de la risa15. La inocencia csmica del azar se manifiesta con

    15 Huidobro Vicente, Altazor, Canto V. Editorial Universitaria, cuarta edicin. Santiago, septiembre 1995.

    32

  • radicalidad en el origen de la vida. Fueron millones las posibilidades, millones los espermios

    con nica carga gentica y de los cuales solo uno, que en una loca carrera incub una posible

    vida: el origen mismo de la vida es fruto del azar y el conflicto.

    Pero no slo sobre el origen de la vida individual est presente el azar, tambin lo est en

    muchas de las decisiones que por distintas casualidades y microhistorias personales

    concluyen en la determinada emergencia de algo.

    La decisin del nuevo lugar donde quedara instalado el Hogar Francisco de Ass indic que

    estara ubicado en Avenida Las Acacias 2668, paradero 46 de Santa Rosa, comuna de La

    Pintana. All, en marzo de 1983, logr instalarse el Hogar dando inicio a espacios de atencin

    de nios en sistema de internando, conjuntamente con el desarrollo de acciones de

    vinculamiento con el medio poblacional.

    Para las personas entrevistadas, el anterior hecho tiene un valor especialmente

    significativo, pues es desde ah donde se comienza a dibujar definitivamente el Programa

    de Atencin para Drogadictos Caleta Sur y su relacin especial con la comuna de La Pintana.

    Efectivamente, como decamos, hasta ese momento no exista ni la ms mnima nocin que

    insinuara lo que hoy da el Programa Caleta Sur es, pues deber pasar mucho tiempo para

    ello; tampoco exista conciencia verdadera sobre lo que significaba la ocupacin de este

    nuevo territorio. Es decir, fue un encuentro fortuito y que el destino ya haba comenzado a

    tejer.

    Despus de un ao de trabajo en la comuna de La Pintana, en 1984 se trazan y precisan

    nuevamente los objetivos del Hogar en relacin con la vida de la poblacin y del trabajo

    teraputico desarrollado con los nios y jvenes inhaladores. En el plano del trabajo

    poblacional se defini: (1) Continuar la investigacin-accin sobre inhalacin en los sectores

    33

  • populares, (2) Seguir desarrollando respuestas a la problemtica de la inhalacin, dentro del

    contexto socio poltico y econmico del pas, (3) Hacer esfuerzos por coordinarse con las

    distintas experiencias que estn en el tema, (4) Multiplicar la labor a travs de agentes

    pobladores sensibles a la problemtica.

    Por otra parte, respecto del trabajo comunitario y teraputico, independientemente de los

    detalles especficos del quehacer cotidiano, las lneas orientadoras dan cuenta de la

    concepcin general que, en algn sentido, estaba presente desde el origen. Entre ellas,

    destaca la voluntad de desarrollar una experiencia en torno al principio de "ser con los

    otros", principio que tal vez podra ser interpretado como un primer intento de romper con

    la tradicional dicotoma entre prestacin de servicios y paciente. Esto de ser con los

    otros es una primera insinuacin de un principio que busca entablar una relacin de respeto

    y horizontalidad, trastocando con ello el concepto de Rehabilitacin o Rehabilitar, en la

    medida en que en este esfuerzo de ser con los otros, se balbucea una interpretacin, por

    lo menos, no clnica del fenmeno, en tanto que se est guiando una va de solucin de corte

    comunitaria.

    El segundo pilar que daba una orientacin general a la lnea del Hogar sealaba la intencin

    de comprometer al sujeto consumidor con su medio social y promover la voluntad de

    transformacin. Con claridad este principio orientador manifiesta cierta intencionalidad

    poltica, pero ms interesante nos parece destacar que tras dicha afirmacin hay, por

    cierto, una lectura equivocada o nosobre la naturaleza de la drogadiccin; vale decir,

    cuando existe una suerte de invitacin al compromiso y la voluntad de cambio se est

    dando cuenta que ms all de una preocupacin especfica por el sujeto consumidor, est

    latiendo la nocin de reflejo y expresin de una realidad social.

    34

  • Por ltimo, se sostiene como eje central del trabajo, que en nuestra opinin no requiere

    mayores comentarios por su obviedad, la posibilidad de estimular proyectos de vida en los

    nios y jvenes que no consumen drogas (en esta caso, neoprn).

    Durante ese ao el equipo estaba constituido por 6 personas. El Consejo dej de cumplir

    funciones por carecer de un objetivo y una dinmica coherentes con la perspectiva del

    trabajo. El Programa, en general, estaba presidido por: David rdenes como coordinador

    del rea de inhaladores, Alfredo Soiza como Director Ejecutivo y Nelson Comas como

    responsable de la administracin.

    Interesante es mencionar que constitua un requisito bsico para participar en el Hogar, el

    que jvenes o nios habitaran en uno de los siete sectores con los cuales se mantena

    vinculacin por medio del trabajo poblacional. Ellos fueron: tres sectores antiguos (Villa

    Los Hroes de la Concepcin, Jos Mara Caro y Poblacin San Rafael), y 4 nuevos (reinicio

    en la poblacin La Victoria, Villa Lo Espejo, Pablo de Rocka (La Pintana) y Santa Adriana).

    Los consumidores tenan una edad promedio de 18 aos y un nivel de escolaridad que

    alcanzaba slo a la enseanza bsica.

    En este perodo, surge la propuesta de conformar grupos de Monitores, que aos ms tarde,

    llegara a constituir en la experiencia un eje fundamental y estratgico para el Trabajo

    Comunitario. La nocin de Monitor consideraba una realidad diversa en la medida en que su

    perfil especfico slo poda ser especificado de acuerdo a la realidad particular de cada

    sector poblacional. Este es un tema sobre el cual aportaremos mayores precisiones, pues

    as como variaban las caractersticas de acuerdo a las realidades de los distintos sectores,

    tambin, este perfil vari significativamente entre un perodo y otro en la historia del

    Programa. No obstante, es posible afirmar que se trataba de jvenes, algunos con cierta

    experiencia organizacional y/o laboral, cesantes o estudiantes y que, como seala con

    35

  • nfasis Luis Fredes16, se exponan a las mismas exigencias y problemticas de los dems

    jvenes pobladores y cuya nica diferencia era que no consuman drogas. Por otra parte,

    sta fue una idea que fue apareciendo en el quehacer que no fue impuesta

    institucionalmente y que, en sus inicios, signific crear una figura simblica discutida con los

    jvenes de aquel entones y vista como una manera de distinguir la labor.

    Sin embargo, situado ms en la generalidad, el objetivo del trabajo con jvenes bajo la

    figura de Monitor, era generar equipos de trabajo sectoriales que se identificasen con una

    labor de servicio orientada a los inhaladores de neoprn y sus familias en el medio

    poblacional, con el fin de ofrecerles alternativas de vida ms humanas. Desde el equipo

    profesional existi una preocupacin explcita por apoyar a los Monitores y a los equipos

    sectoriales, para que pudieran asumir responsabilidades en la experiencia. Los Monitores

    desarrollaban la funcin de realizar seguimiento a los inhaladores y sus familias, preparar y

    realizar actividades educativas o deportivas, organizar campaas de sensibilizacin y

    efectuar reuniones peridicas para planificar y evaluar el trabajo, adems de participar en

    jornadas de formacin y contencin grupal.

    En un mismo sentido, el trabajo con familias consista en concentrar esfuerzos en las

    personas ms cercanas al nio, especialmente la madre, con la intencin de ir generando

    condiciones favorables que permitieran el cambio de conducta en los nios con respecto al

    consumo.

    En este mismo ao, se dio inicio al Area de Servicios del Programa que deba ocuparse de

    mantener un centro de documentacin - recin habilitado -, multiplicar la experiencia a

    travs del intercambio con otras organizaciones relacionadas con el tema, coordinar la labor

    de prevencin y realizar tareas de sistematizacin de la experiencia.

    16 Ex integrante del equipo de Tratamiento, Programa Caleta Sur

    36

  • En sntesis, este primer perodo constituye un momento en el cual es posible identificar el

    surgimiento de una propuesta de intervencin que orientar por un largo perodo, el

    quehacer de esta experiencia: trabajo con Monitores, acercamiento con familias y, sobre

    todo, la opcin por el llamado Foco Poblacional (concentrar el trabajo en el sector de la

    poblacin que presentaba mayor vulnerabilidad, consumo de drogas y marginalidad).

    37

  • UNA PRIMERA MIRADA GENERAL: PROMOCIN - ASISTENCIALISMO

    Este perodo fue bsicamente el momento de puesta en marcha de la experiencia del Hogar

    que coincide con la puesta en prctica de una apuesta institucional que levantaba una

    propuesta promocional pero que, en algn sentido, se encontraba fuertemente

    permeabilizada por rasgos asistenciales. Sin embargo, desde ah tal vez es lcito

    preguntarse dnde est el lmite entre lo que se podra denominar cooperacin para el

    desarrollo y emocin asistencial, en la medida en que se trata de una nocin no fcil de

    operacionalizar y ms difcil an de llenar de contenidos, en tanto constituye una propuesta

    que, en el mbito de las ideas, pretende precisamente eso: la Promocin.

    Decimos esto, pues la pregunta que surge en este perodo es cmo fue posible sostener

    todas las afirmaciones de carcter conceptual y poltico - sobre todo aqullas que proponan

    la idea de cambio ms all de la atencin de caso apelando a transformaciones

    estructurales -, considerando que los destinatarios directos de la accin son aqullos que

    conforman la categora neoliberal o no, eso por el momento aqu no importa

    problematizarlo -- de pobres duros, un tipo de pobre, en el decir de Margarita Palacios,

    que ha perdido el nico elemento necesario para estimular cambios: la motivacin de

    movilidad?, cmo fue posible, insistimos, vincular de manera honestamente creble la

    idea de promocin para la libertad precisamente con aquellos sujetos que cabe inscribirlos

    slo en la neoliberal nominacin de los pobres sin habilidades; aqullos que siendo pobres

    han perdido, aparentemente, aqullo que por el momento no es posible de adquirir en el

    mercado: la voluntad? Ms an desde dnde es posible creer que podemos pensar algo

    junto a aqullos que portan el historial de la frustracin y, caminando ms all, construir

    discursos de tipo comunitario?

    Insistimos que la pregunta ms importante es cmo, en ese tiempo, se lograba congeniar un

    discurso con notables acentos polticos con la opcin de trabajar, por ejemplo, en los focos

    38

  • poblacionales que exiga desarrollar la experiencia en el centro de la marginalidad y,

    pretender all, cierta movilidad comunitaria. Por otra parte, cmo era posible si en verdad

    lo era --- mantener una mnima coherencia entre pensamiento y prctica, cuando se

    trabaja opcionalmente con la marginalidad desprovista ya de voluntad

    La verdad es que las respuestas no son claras. La verdad es que las memorias actuales

    parecieran contener una carga interpretativa, redonda y coherente, pero que no responden

    a las inquietudes bsicas. En este sentido, nosotros afirmamos, de acuerdo a la

    documentacin revisada y de acuerdo al cuadro que es posible armar, que si bien es cierto

    en el primer perodo correspondiente al Hogar Francisco de Ass existan insinuaciones

    respecto de una comprensin inespecfica17 sobre la temtica del consumo de drogas,

    pareciera existir una suerte de contradiccin con la opcin de estar del lado y al lado de los

    sectores brutalmente empobrecidos.

    Quizs una primera mirada que permitira justificar esta aparente y posible paradoja

    puede desprenderse de la relacin intrainstitucional que los sujetos establecan al interior

    del Programa, vale decir, la relacin que mantuvieron los responsables directos del Hogar

    con el sentido que desde la Iglesia Catlica se busc imprimir a dicha experiencia (y que se

    corresponde con la visin que cada sujeto - individual o institucional - naturalmente posee

    respecto de s y del mundo). Estamos diciendo que es plausible suponer que la aparente

    contradiccin entre concepciones y contenidos prcticos se deba a las necesarias

    negociaciones polticas que deben ser llevadas adelante cuando en la construccin de una

    experiencia interactan diversos actores, cada uno con sus propias - y legtimas - miradas y

    motivaciones, que hacen necesario el acuerdo y el reconocimiento de tales interpretaciones.

    Por otra parte, un factor que incidi notablemente en esta situacin es el contexto histrico

    poltico por el cual el pas atraviesa en esos aos: la dictadura militar. Aqu, por lo menos,

    39

  • es legtimo hacer un alcance. Las dictaduras engendran en s mismas, con ms o menos

    elementos de comprehensin e independiente de las bajadas polticas, sentimientos de

    libertad y apego por la democracia y, junto con ello, corrientes ideolgicas de las cuales es

    difcil marginarse. Citar los principios programticos que orientaron el quehacer del ao

    1985, permite ilustrar esta situacin en el equipo:

    Estimular la participacin de los pobladores en procesos y experiencias democrticas;

    ejercitar el consenso y enfrentar los problemas de acuerdo a la realidad mediante

    soluciones comunitarias, con coordinaciones representativas y rotativos al servicio y no por

    poder, en coordinacin con las dems organizaciones populares, con un cuestionamiento

    permanente de nuestro compromiso a la luz de los acontecimientos que se viven hoy,

    intentando que la fuerza del trabajo se d en la base poblacional y siendo consecuentes

    como equipo, dar a conocer lo mejor de nosotros y de nuestro trabajo, que sin dictadura

    hayan alternativas de vida ms humanas en nuestros sectores populares18.

    De este modo, trabajar en una poblacin -- en este caso La Pintana y otras

    correspondientes a los sectores empobrecidos por la lgica neoliberal -- estimula a quien all

    est, ms all de la restriccin del quehacer, a la elaboracin de un contra discurso general

    que logre sacar de la inmediatez del diario vivir. De modo que, la opcin de trabajo de

    carcter pequeo o casustico, en s misma, no es contradictoria con una visin

    marcadamente promocional. Adems, habra que decir que la contradiccin se produce

    frente a la interpelacin que otro hace exigiendo consistencia desde distintos

    parmetros ya no ideolgicos, sino desde la poltica del quehacer. De esta manera, es creble

    afirmar o que existi una mirada general que slo fue aplicable como sostn ideolgico

    interno y como mecanismo explicativo de la realidad y que, al mismo tiempo, exista plena

    conciencia de que no haba otra manera que aportar que desde ese pequeo hacer o, en

    17 Inespecfica en el sentido de no constituir una mirada centrada en la droga como problema en s (lo podemos asumir como lo opuesto a una concepcin drogocntrica del fenmeno). 18 Documento La Caleta, ao 1985, pg. 8

    40

  • segundo trmino, que efectivamente no haba una suerte de mala conciencia, en tanto que

    realmente se pensaba que ese marco conceptual se llenaba con contenidos prcticos de esa

    manera.

    Por ltimo, y es lo que sealan algunos documentos y preferentemente uno de los

    entrevistados, era que no haba contradiccin alguna, en tanto habra que distinguir entre el

    trabajo de calle orientado a los inhaladores situados en el Foco Poblacional y el trabajo

    realizado con los llamados Monitores19. Es decir, se habra realizado un despliegue de

    energas a dos bandas, en el cual lo poltico e ideolgico habra sido destinado nicamente

    hacia los jvenes no consumidores y con vocacin por el quehacer preventivo.

    En todo caso, nuestra interpretacin final es que estaba instalada una disputa poltica con

    alcances metodolgicos que, segn qued registrado en un documento posterior elaborado

    por La Caleta, expresaba la existencia de comprensiones distintas al interior del Hogar que

    significaron, finalmente, la salida de un grupo de personas que hasta ese ao - 1985 -

    funcionaron como parte del equipo del Hogar Francisco de Ass (que, como ya hemos

    mencionado dependa del Arzobispado de Santiago) que luego fundaron lo que llegara a ser

    el Programa de Servicios para Drogadictos La Caleta (hacia fines de ese ao). Dentro de las

    razones que fueron planteadas para justificar el quiebre con la anterior administracin,

    manifestadas en el documento titulado La Caleta: Evaluacin y Perspectivas 1985 se

    destaca que las diferencias se ligaban, en parte, a un tipo de administracin que buscaba

    formar una institucin donde nosotros no participramos en las decisiones globales y ms

    especficamente en lo econmico.

    19 Esta suposicin es creble, en la medida que, como se recuerda, hasta 1989 en lo referido a La Pintana se haba trabajado exclusivamente en el cordn poblacional Lo Martnez, sector que en el historial de la comuna corresponde al sector ms antiguo constituido entre las operaciones sitio de los aos 60-70 y fruto de tomas y movilizaciones de pobladores de la poca. Esto se tradujo en que dicha localidad se encontraba en un significativo grado de organizacin y politizacin en los tiempos de la dictadura militar. Para el equipo de aquel entonces signific desarrollar un tipo de trabajo en el cual los llamados Monitores contaban con mayores grados de organizacin consecuencia de su territorial bagaje poltico.

    41

  • Ahora bien, esta primera experiencia - que permiti reunir a un grupo de personas que

    acuaron y compartieron una sensibilidad comn para plasmarla, posteriormente, en la

    experiencia de La Caleta - da cuenta o pone de manifiesto la problematizacin de la

    Asistencia como principio o ncleo de la intervencin social que, en aquel entonces, devino en

    un hecho concreto, como fue la separacin de estos equipos. No obstante, nos parece que lo

    que subyace a esta situacin no se liga, necesariamente, con la contraposicin de estrategias

    para abordar realidades sociales complejas y enormemente desafiantes para la prctica de

    la intervencin social, sino ms bien, la posibilidad que a partir de ciertos recursos y

    capacidades se posee, para ensanchar o perspectivar menores o mayores alcances de los

    procesos desarrollados. As, desde el equipo que posteriormente funda la experiencia de La

    Caleta, se asume una valoracin de la asistencia como un momento especfico del proceso,

    entendido como un instrumento de apoyo en la resolucin de problemas coyunturales que

    surgen en circunstancias especficas. Como tal, brinda la posibilidad cierta de dar una

    respuesta concreta a demandas o imperativos de la realidad que no pueden esperar la

    generacin de procesos para su resolucin. Alude a inmediatez, a cooperacin in situ,

    apelando a un poder que es necesario para que un otro - carente o despojado de l -

    recupere dignidades perdidas o arrebatadas; supone, en ese acto, compartir y ennoblecer la

    posesin de poder. Valorada as - no negada ni descreditada - la asistencia aparece como un

    momento de la experiencia - no como su condicin -, desde la cual es posible avanzar hacia

    caminos que invitan a construir procesos que respondan, esta vez, a necesidades de creacin

    donde el poder, ahora s, sea una construccin colectiva que buscar arribar a sentidos

    sociales.

    42

  • II) 1986-1989: ORIGEN MANIFIESTO Y LA

    CONSOLIDACIN DE UNA IDENTIDAD

    Como ya hemos anunciado, por lo menos, desde comienzos de 1985 se vena asentando al

    interior del equipo una atmsfera de cierta incomodidad que culminara - a contar del 31

    de diciembre de 1985 - en el trmino de la relacin laboral de todo el equipo que hasta ese

    entonces formaba parte del Hogar Francisco de Ass. La razn fundamental ya fue

    explicitada. Cabe slo, entonces, sealar que a partir del 13 de junio de 1986, con la

    obtencin de la personalidad jurdica, es posible hablar con propiedad formal del

    surgimiento del Programa Poblacional de Servicios para Drogadictos La Caleta, que continu

    orientando sus acciones en la comuna de La Pintana, ya definitivamente autonomizadas del

    Hogar, el que continu con su experiencia en la comuna, acogiendo a nios inhaladores en una

    modalidad residencial de atencin.

    Ms all de todos los trmites formales que debieron ser cumplidos para institucionalizar la

    nueva experiencia, inmediatamente destaca el nuevo temperamento que deba alcanzar el

    Programa, cuestin que, entre otras cosas, se expres por ejemplo en el significado

    simblico que tena el nombre elegido. CALETA es un trmino usado por los inhaladores.

    Corresponde a un lugar fsico donde ellos se renen a compartir todo (inhalacin, relaciones

    humanas, experiencias, problemas, promiscuidad, etc.). Positivamente queremos que

    nuestro Programa siga siendo un lugar de encuentro de ellos - entre ellos y nosotros-, para

    buscar una respuesta a sus vidas y a sus problemas. Este nombre es, en realidad, para

    nosotros un desafo, creemos que nuestro Programa debe seguir siendo, dentro de las

    posibilidades, una alternativa humana donde los drogadictos sean tratados como seres

    43

  • humanos. Lugar donde encontrndose a s mismo, con los dems, se vayan sumando

    activamente a la solucin real de los problemas que hoy da nos afectan en nuestro pas y de

    los cuales ellos son vctimas. Durante estos cuatro aos de trabajo, de compartir con ellos

    sus vivencias, podemos decir que estamos legitimados; que las personas que trabajamos en

    este Programa somos considerados por ellos como personas cercanas, y que podemos

    ofrecer y levantar alternativas positivas en su medio ambiente20."

    Sin embargo, ms all del cambio de nombre, la experiencia continu con las mismas

    personas tratando de arribar a alternativas positivas en el medio poblacional. Como se

    desarrollaban trabajos en sectores poblacionales muy distantes, fue necesario contar con

    una oficina ubicada en un lugar central para todos, para desde all guiar la experiencia. As,

    se habilit una oficina en el centro de Santiago, en calle San Francisco 130. Con esta nueva

    estructura institucional, se continu trabajando en los niveles de Equipo, Servicios y

    experiencia de Base, la que incluy a los inhaladores, sus familias (mams), nios de

    prevencin, Monitores y Medio Poblacional. El aspecto laboral tuvo mucha importancia para

    el trabajo con los inhaladores, sus familias y los monitores.

    En cuanto al trabajo de base, en enero de 1986 se realiz apoyo directo a 9 sectores, en

    los cuales se desarrollaron 10 grupos de Monitores. Al finalizar el ao, se estaba

    trabajando en 12 sectores. El equipo caracteriz a stos de la siguiente manera:

    "En general se trata de sectores poblacionales populares que se ubican geogrficamente en

    la periferia de Santiago; con dificultades comunes de vivienda y urbanismo, trabajo,

    delincuencia, prostitucin, alcoholismo, drogadiccin y represin, con distintos niveles de

    organizacin, que son afectados directamente por la grave situacin econmica, social y

    poltica imperante bajo el rgimen militar"21

    20 Extracto de una carta enviada por el equipo La Caleta a amigos e instituciones donde comunican la nueva situacin y dan a conocer los desafos para el ao 1986; Santiago, 1986. 21 Documento Trabajo Poblacional (manuscrito), La Caleta, Santiago, 1986, pg. 5

    44

  • CARACTERIZACIN DE LA EXPERIENCIA POR NIVELES DE TRABAJO

    Despus de obtenida la autonoma e independencia jurdica, se continu metodolgicamente

    operando en torno a los mismos niveles de trabajo y, en el caso especfico de La Pintana,

    slo se trabaj - hasta el ao 1991 -, en el cordn poblacional Lo Martnez. Una diferencia

    importante es que debido a la crisis vivida por el equipo, que culmin a finales de 1985,

    durante el ao 1986 La Caleta ya no cuenta con un hogar-internado para derivar nios

    consumidores, razn por la cual se dedica solamente al trabajo de base desde el

    convencimiento que la drogadiccin es una consecuencia de la problemtica social y las

    condiciones de marginalidad que los sectores pobres padecen como resultado del contexto

    social y poltico de la poca.

    De acuerdo a la informacin revisada, es posible caracterizar los distintos niveles

    objetivos de la siguiente manera:

    a) Inhaladores: ms all de los datos numricos que dan cuenta de la imagen ms

    descriptiva, aqu nos parece importante destacar el perfil general del sujeto consumidor de

    drogas de este perodo: el inhalador de solventes voltiles (neoprn).

    Se trataba mayoritariamente de jvenes y nios, de sexo masculino, entre 12 y 27 aos

    adictos al neoprn22. Como seala Luis Fredes, tratando de establecer diferencias con el

    perfil de los consumidores de los aos 90, se trataba de un consumidor completamente

    distinto al que hoy da conocemos, diferencias que pueden ser establecidas desde el tipo de

    efecto alucingeno de la sustancia hasta los estilos de vida y de congregacin de los sujetos

    22 la principal caracterstica que tienen estos productos, es que son sustancias qumicas aromticas que al inhalarlas dejan un sabor dulce en la boca y en los conductos respiratorios...

    45

  • consumidores, ...el chiquillo que consume neoprn es en trminos de figura, una imagen

    bonita aqu hay un sentido de grupohaba toda una figura de compartir el tarro o la

    bolsa haba una concepcin de grupo, de dilogo, las alucinaciones y las voladas son

    distintas el chiquillo neoprenero se imagina un dios ms all, una estrella, un mundo

    distinto, comienza a ver visiones que estn rodeadas de pazhaba un mayor respeto hacia la

    vida, de mancomunin, respeto al liderazgo, limitaciones territoriales. Concepciones de

    vestimenta, de lenguaje, de cultura, era ms potica la cosa haban poetas su historia

    es la h storia de la fantas a A travs del neoprn los nios y los jvenes consumidores

    alcanzan un potico trastorno de la conciencia ... hay una prdida de contacto de la

    realidad; sta se esfuma. Los problemas cotidianos parecen menos importantes y, mientras

    se inhala, no existe otro mundo ms que la inhalacin.

    i .

    Uno de los jvenes que nos facilit su testimonio - Ariel - relat un aspecto que es comn a

    esta forma de consumo: la patota. Es decir no se trataba, en general, de un consumo

    individual, angustioso, sino todo lo contrario. En el grupo el inhalador encontraba la

    sustitucin familiar, el amigo, el cmplice. En el grupo era posible acceder

    comunitariamente a aquel mundo distinto marcado por el desborde fantstico.

    Donde nosotros nos volbamos era detrs de un colegio... all un da estabamos dndole y yo

    me imagin que iba en un avin que yo mismo estaba manejando... miraba para abajo y vea a

    nosotros mismos que ramos el mismo grupito que estaba aspirando... el avin vena con

    problemas y yo me tiraba encima de los blocks, para no caer encima de ellos, de los cabros...

    ah vea como el block se parta por la mitad... Otra vez estamos aspirando y mi vol fue de

    ver que todo lo que estaba a mi alrededor se converta en animal: en elefante, en lagarto, en

    tigre...

    46

  • En realidad varios de los testimonios dan cuenta que el contenido especfico de la

    alucinacin con neoprn no est caracterizado por la angustia y la desesperanza, sino ms

    bien, por un estado de regocijo y ebullicin emocional.

    Ellos eran jvenes, en general, de sexo masculino con un promedio de 20 aos. En el 1986 se

    lograron contactar un total de 105 neopreneros, entre consumidores crnicos y

    espordicos. La escolaridad era ms bien baja, con un promedio de quinto ao bsico;

    quienes realizaban una actividad laboral, lo haca de manera inestable, ocupndose en

    actividades del mercado informal, o bien, en estrategias de sobrevivencia marginales como

    mendicidad o delincuencia. Del mismo modo, se caracterizaban por una baja autoestima,

    agresividad, depresin, despreocupacin personal y carencia de hbitos de higiene.

    Con ellos se realizaban talleres, actividades recreativas, deportivas, escuelas de

    alfabetizacin, apoyo jurdico tanto para los pobladores en general como para consumidores

    presos, apoyo psicolgico y salud.

    En 1986 apareci la interrogante de manera explcita de cmo era posible planificar un

    programa concreto y sistemtico de actividades regulares y permanentes que respondiera a

    las preguntas de cmo y bajo qu condiciones la comunidad poblacional poda influir en la

    solucin de las problemticas que afectan a los jvenes

    Tambin, en este ao, se ampli el concepto de atencin girando desde el concepto de

    inhalador al de "drogadicto". Con esto se quera establecer ya no slo un inters por el

    consumidor de neoprn, sino tambin, en los otros nios y jvenes adictos a otro tipo de

    sustancias.

    Dentro de las dificultades para desarrollar este trabajo se cuentan especialmente el que

    estos jvenes no tenan incorporados hbitos de formalidad (cumplimiento de horarios, por

    47

  • ejemplo) sino ms bien desarrollaban prcticas de hurto domstico, dificultad inicial para

    filtrar los grupos por la falta de legitimacin de los equipos, etc.

    Caracterstica importante de la metodologa utilizada en este nivel de trabajo era que los

    Encargados Sectoriales (nominacin que recibe el responsable del Programa en el territorio)

    consideraba contactar y desarrollar la experiencia con las patotas (grupo) de

    consumidores, asumiendo la tarea una clara connotacin grupal que trascenda el nivel

    individual de intervencin, en el marco de un intenso trabajo de calle que constitua el

    escenario natural tanto de los jvenes como de la experiencia en su conjunto.

    b) Familias: esta lnea de trabajo estaba dirigida, bsicamente, a las madres de los

    jvenes consumidores, cuyas edades fluctuaban entre los 30 y 55 aos, la mayora de las

    cuales desarrollaba actividades de subsistencia (lavado de ropa ajena, aseo, costura) y,

    tambin, prcticas como mendicidad y la delincuencia. Se trataba de encuentros

    conversacionales y espacios de taller, logrando organizar, muchas veces, actividades que

    apoyaron la subsistencia familiar (ollas comunes, por ejemplo).

    En general, este trabajo siempre ha sido el que ha presentado mayores dificultades, pues

    aunque siempre estuvo y ha estado presente la intencin de desarrollar all un tipo de

    intervencin, no ha existido una concepcin lo suficientemente clara acerca de cmo

    abordarlo. No si es sino muchos aos despus (con la implementacin de la experiencia de

    Comunidad Teraputica) que la propuesta metodolgica de trabajo con familias, adquiere un

    perfil ms especfico y contenidos ms claros. Esto pudo deberse, quizs, al bajo nmero

    de Monitores que sintieron la motivacin de apoyar esa lnea de accin y, adems a la poca

    disponibilidad de tiempo de las mujeres, madres de los consumidores, dado que en exte

    contexto, se encontraban fuertemente comprometidas con la subsistencia familiar.

    48

  • c) Prevencin: este nivel estaba dirigido a nios entre 7 y 14 aos que viven en los focos

    poblacionales, sean ellos hermanos menores o no de los jvenes con problemas de

    drogadiccin, es decir, aqullos que presentan un mayor grado de marginalidad. El objetivo

    principal era evitar que la droga se convirtiera, para estos nios, en la nica alternativa de

    vida, ofrecindoles un espacio educativo, afectivo y recreativo. En trminos de metas, se

    propona estimular el conocimiento y la valoracin de s mismos, desarrollar habilidades,

    destrezas y actitudes de responsabilidad, con el fin de mejorar la salud mental y fsica,

    mejorar relaciones interpersonales y reforzamiento en el mbito escolar.

    Las actividades consistan, bsicamente, en encuentros recreativos de carcter cultural y

    formacin general (por ejemplo literarias, deportivas y talleres de formacin para los nios

    mayores, etc.).

    d) Monitores: quizs ste es uno de los niveles de trabajo que junto, al de los inhaladores,

    asuman una importancia central en la experiencia en esos aos. Los Monitores eran

    habitantes de los sectores en los cuales el Programa trabajaba y que, como ya