22
Dativo de solidaridad y diminutivo: interacción y valoración en la traducción del gallego y castellano Trabajo final para la asignatura Componentes Lingüísticos de la Traducción MÁSTER EN CIENCIA DEL LENGUAJE Y LINGÜÍSTICA HISPÁNICA- UNED CURSO 2014-2015

Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Trabajo final de Componentes Lingüísticos de la Traducción

Citation preview

Page 1: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Dativo de solidaridad y diminutivo:

interacción y valoración en la traducción

del gallego y castellano

Trabajo final para la asignatura

Componentes Lingüísticos de la

Traducción MÁSTER EN CIENCIA DEL LENGUAJE Y LINGÜÍSTICA HISPÁNICA- UNED

CURSO 2014-2015

Page 2: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo
Page 3: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

ABSTRACT

El presente trabajo explora las posibilidades expresivas del castellano para dos

fenómenos típicamente gallegos, el dativo de solidaridad y la extensión en el uso del

diminutivo, partiendo de un análisis comunicativo de sus usos en las versiones gallega y

castellana de la novela A esmorga, de Eduardo Blanco Amor.

Si bien se trata de rasgos intraducibles como tales, el análisis de los recursos que

el autor utiliza para compensar su omisión permite identificar su función comunicativa y

los diversos matices asociados a ella, así como reflexionar sobre la equivalencia con los

recursos disponibles en castellano para expresarlos.

______________________________________________________________

El llamado “pronombre de solidaridad” y el diminutivo gallego “-iño” son, fuera

del sistema verbal y de la fonética, dos de los rasgos más característicos y llamativos del

gallego, y en particular del gallego coloquial, para los hablantes castellanos foráneos.

En el primer caso, se trata un fenómeno específico de esta lengua, aunque con

relaciones con otros que sí existen en castellano, como el dativo ético o de interés. El

segundo, sin embargo, es un rasgo compartido con otras lenguas de nuestro entorno,

pero cuya frecuencia en gallego se suele percibir como mayor.

En cualquier caso, una y otra especificidad suponen un problema a la hora de su

traducción, pues la simple eliminación, si bien no afecta en general al contenido

proposicional, provoca la pérdida de efectos comunicativos que en determinados

contextos pueden ser importantes. Sería, pues, interesante explorar los recursos

disponibles en castellano para producir sentidos lo más cercanos posibles al original,

partiendo del análisis de sus usos y valores. A este respecto, hay que tener en cuenta los

dos constituyen recursos para la representación de los participantes en el discurso, en la

medida en que no suelen aportar un contenido proposicional específico, sino que

orientan la interpretación de los enunciados en determinado sentido para producir

diferentes efectos y guiar el proceso de interacción. Esto, unido a su mayor presencia en

ámbitos coloquiales y conversacionales, nos lleva a pensar que los enfoques más

adecuados para su análisis son aquellos que atienden al estudio de la lengua en su uso:

Pragmática, Análisis del Discurso, Análisis Conversacional, Teoría de la

Argumentación…

Por otra parte, con vistas a evitar conclusiones basadas en conjeturas o

impresiones personales, es conveniente partir del análisis de textos reales. Para

estudiarlo desde el punto de vista de su traducción al castellano, partimos de la

comparación entre la novela gallega A esmorga (Blanco Amor, 1959), y la versión en

castellano traducida por el propio autor (La parranda). La novela gallega utiliza un

lenguaje natural y espontáneo, con el que el autor quiere reflejar el habla de su tiempo,

por lo que supone un punto de partida que puede aproximarnos a los usos reales del

Page 4: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

gallego, al menos en determinados contextos. Representa, además, una situación

comunicativa concreta, pues toda ella es el testimonio de un personaje (Cibrán) ante un

juez, y esto la hace especialmente apta para un análisis pragmático, dada la relevancia

del contexto para el sentido. Finalmente, el hecho de que la traducción sea obra del

mismo autor asegura un mínimo de constancia en la intencionalidad con la que se

utilizan ambos recursos, especialmente teniendo en cuenta que Blanco Amor escribió en

las dos lenguas, y traducía también obras ajenas tanto al castellano como al gallego.

En el caso de A esmorga, si bien en otros aspectos la versión española mantiene

rasgos dialectales del castellano de Galicia, es llamativo que, precisamente en el caso de

los fenómenos que analizamos, se reduzca notablemente el uso del diminutivo y se

elimine por completo el dativo de solidaridad, que muchos gallegos utilizamos incluso

al hablar en castellano.

1. EL DATIVO DE SOLIDARIDAD

El llamado pronombre o dativo “de solidaridad” es un pronombre personal átono

de segunda persona, tanto familiar (che) como de cortesía (lle), que pierde la habitual

significación de este elemento. Normalmente, este pronombre sitúa al receptor en

relación a los hechos narrados como complemento indirecto, con todos los valores que

esta función puede llevar asociados. Sin embargo, en un enunciado como “Este libro

non che me gusta nada”, el receptor no participa de lo representado en la oración, sino

del intercambio comunicativo. En este sentido, mantiene algunos paralelismos con otros

dativos también existentes en castellano, especialmente el dativo de interés o ético, que

muestran una afectación más o menos expresiva, alejada en diversos grados de la acción

verbal y representativa en la medida inversa de la enunciación.

En el caso del pronombre de solidaridad gallego, el alejamiento extremo de la

escena representada por la acción verbal se manifiesta formalmente en la imposibilidad

de reduplicación por un sintagma preposicional (no podríamos decir *non cho sei a ti),

que lo diferencia del complemento indirecto, y por la posibilidad de coexistencia con

otros dativos tanto de complemento indirecto (como en el ejemplo del párrafo anterior)

como de interés (o neno non che me come nada). Su referente, como señala Rosario

Álvarez (1997), designa al oyente en cuanto tal, no en relación a la acción verbal sino al

proceso de comunicación en el que está implicado. Podríamos interpretarlo, pues, como

una marca más de la enunciación, que presenta (ficcionalmente) al receptor como

afectado de alguna manera por lo dicho, en paralelo a los significados de afectación

(beneficio, prejuicio, provecho, etc) asociados al complemento indirecto cuya forma

comparte. Sin embargo, también puede representar a un interlocutor ficticio,

frecuentemente el propio emisor, como si hablara consigo mismo, o indefinido (isto non

che me gusta nada; para isto che me esforcei). Pita Rubido (2006) relaciona esta

arbitrariedad con la posibilidad de que el pronombre de solidaridad tenga un significado

más amplio del que habitualmente se le atribuye: acercar el enunciado a la situación de

enunciación en general (que sería en realidad su referente), y no solamente al receptor.

Page 5: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

Efectivamente, la propia denominación del fenómeno indica una intencionalidad

de acercar posiciones entre los participantes en el acto comunicativo, marcando la

relación entre ellos o entre los hechos narrados y la enunciación. Se relacionaría

entonces, especialmente, con la función fática, que pretende confirmar el canal de

comunicación y el acercamiento de posturas entre emisor y receptor, aunque también

habrá que tener en cuenta, en casos puntuales, sus valores expresivos o apelativos, que

pueden combinarse en diferentes grados en los ejemplos concretos.

También es evidente, tanto para los gramáticos como para la percepción intuitiva

de los hablantes, su relación con contextos coloquiales, o más o menos cotidianos en el

caso de la forma de cortesía, y con la forma textual del diálogo. En este sentido, habría

que tener en cuenta para su estudio, y muy especialmente para su representación en una

lengua diferente, conceptos como la polifonía- heteroglosia y enfoques como la Teoría

de la Argumentación o el Análisis de la Conversación, ya que el pronombre de

solidaridad podría evidenciar formalmente la presencia en el discurso de otra voz, de un

enunciador secundario con respecto al cual el locutor incita a interpretar su mensaje.

Una voz que puede coincidir o no con la del destinatario real o imaginario del mensaje,

y que permite asociar a este pronombre una función similar a la de los conectores (en

este caso, enlazando discursos dialógicos o polifónicos). Desde la perspectiva del

Análisis de la Conversación, podría interpretarse como marca que invita a interpretar el

enunciado en base a un par adyacente (pregunta>respuesta, petición>aceptación o

rechazo, aserción>acuerdo o desacuerdo), cuya primera parte puede estar explícita o

implícita. Esto explicaría su frecuente aparición en estructuras negativas o en la

respuesta a preguntas (ya que en muchas ocasiones, aunque no en todas, introduce una

respuesta no preferida).

En el caso de A esmorga, el narrador, Cibrán, utiliza la forma de cortesía del

pronombre de solidaridad normalmente para responder a las objeciones o a lo que él

percibe como creencias o valoraciones de su interlocutor, el juez cuya voz nunca se

explicita pero que está continuamente presente en el discurso. Con el pronombre parece

buscar el acuerdo y la negociación entre ambos, introduciendo los argumentos o las

posiciones que justifican su postura frente a la del juez. Aunque parta de cierta

contraposición, el uso de la forma de cortesía (lle) despierta connotaciones de humildad

y respeto, probablemente derivadas de esa voluntad de acuerdo que parece representar,

que invitan a superarlas. Por otra parte, puesto que el autor no reproduce en ningún

momento las palabras del interlocutor, el dativo de solidaridad es un recurso que muy a

menudo invita a relacionar la respuesta del narrador con ese discurso “oculto” que el

lector debe reconstruir a partir del relato de Cibrán.

Así se manifiesta ya en el comienzo del testimonio (Non señor, non lle foi eisí

como está nise papel que leron), con la respuesta negativa a una pregunta de su

interlocutor. En la traducción del propio autor, lógicamente, el pronombre desaparece,

lo cual no afecta demasiado al enunciado debido a las numerosas marcas que hacen

referencia a esa otra voz (la negación, que además se refuerza por repetición, el

vocativo, el adverbio “eisí” o el demostrativo “ise”). Aun así, se introduce, algo más

adelante, otro pronombre en primera persona que no estaba en la versión gallega y que

Page 6: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

destaca la dicotomía dialógica por el contraste con esos elementos apelativos,

manifestando verbalmente la existencia de dos posturas contrapuestas, la del emisor y la

de los “papeles” que el demostrativo y el adverbio relacionan con el receptor (No señor,

no fue así como está en esos papeles que me leyeron).

Otros enunciados, como el famoso ¿Feitos? Feitos sonlle todos, también

suponen una oposición, esta vez a la petición de concreción del juez (que se deduce del

discurso de Cibrán), pues introduce el argumento por el cual la rechaza. En este caso, en

la versión castellana aparece un vocativo (¿Hechos? Hechos son todos, señor), que

también sirve para “suavizar” de alguna manera esa negación, y al mismo tiempo situar

al emisor en una posición subordinada con respecto al receptor.

El carácter argumentativo de este uso del dativo se manifiesta nuevamente más

adelante, cuando el juez vuelve a pedirle brevedad al narrador.

… Si, señor, si; xa vou ó conto. Non fago máis que ir ó conto, anque non pareza. Na

vida dos homes, aínda dos homes coma min, non lle é todo arroutada, que as cousas

requiren ter o seu comenzo, e moitas vegadas o que se ve sae do que non se viu, e todo

hai que ilo dicindo, anque eisí de pirmeiras non somelle vir ó conto…

El pronombre de solidaridad, asociado a la negación, remite a la creencia que

Cibrán atribuye al juez (que los hechos juzgados son producto de un impulso), y que él

niega. Respondería, pues, a una estructura de par adyacente aserción (heteroglósica e

implícita) >desacuerdo. En este caso la ausencia en castellano del pronombre de

solidaridad se compensa con una mayor especificación en los argumentos:

Sí, señor, sí, ya voy al caso. No hago más que ir al caso, aunque a veces no lo semeje.

En la vida de los hombres como yo no todo es barbaridad y fanfarronada, y las cosas

que le pasan a uno y que sólo se saben por el final, pues requieren que se sepa el

comienzo, que a eso vamos. Y muchas veces lo que se vio salió de lo que no se vio, y

todo hay que irlo diciendo, aunque así, de primeras, parezca no venir al caso.

Estos argumentos que se especifican representan verbalmente el pensamiento del

juez (al que solo parece interesarle el final de la historia) que el emisor quiere matizar, y

que se conecta con su propio discurso a través del nexo causal “pues”.

Por otra parte, en el discurso de Cibrán el pronombre de solidaridad se utiliza

también para introducir juicios de valor, más o menos emotivos, sobre el relato de los

acontecimientos que expone. Es en casos como estos en los que se manifiesta más

claramente el concepto que le da nombre, pues parecen buscar una concordancia

emotiva hacia los hechos en el receptor. Evidentemente, el castellano dispone de

recursos diferentes para este tipo de funciones, que Blanco Amor reconoce y utiliza para

su traducción. Así, cuando habla de su hijo, Cibrán utiliza la expresión porque o meu

rapaz élle moi espilido, que en la traducción (¡Condenado de rapaz, tan listo! Porque la

verdad es que es muy listo) sustituye por otros recursos expresivos: la exclamación, el

adjetivo valorativo “condenado”, la ausencia de verbo y el cuantificador enfático “tan”.

Por su parte, el giro “la verdad es que” parece responder, como señalábamos antes, a

una concepción heteroglósica, expresando el acuerdo con una enunciación más general:

Page 7: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

la implicatura que, discursivamente, se presenta como consecuencia lógica de las

palabras del niño (la valoración resulta del relato de una anécdota en la que el niño

afirma “cuando está usted, no tengo frío”), un enunciador que representa al saber común

con el que se espera que concuerde el receptor. Interpretándolo de acuerdo con la teoría

de los pares adyacentes, expresaría el acuerdo con una aserción o cumplido implícito.

Con el mismo carácter afectivo emplea Cibrán el dativo de solidaridad para

defender las visitas de su madre, buscando la conmiseración del juez: Non señor, que

élle tan xorda que leve o diaño se non oucen o que falo sen se moveren de eiquí. En la

versión castellana, el carácter argumentativo se manifiesta en la sustitución de la

negación por una expresión más rotunda (¡qué va!), que manifiesta la oposición a la

aserción del juez, mientras que la búsqueda de concordancia afectiva se explicita con la

expresión valorativa, en un sentido de solidaridad, con la que designa a su madre: ¡Qué

va! La pobre es tan sorda que oirán lo que hablamos sin moverse de aquí.

Como ya se ha visto en algunos ejemplos anteriores, el acercamiento de la

situación de enunciación al enunciado se manifiesta, a menudo, en la aparición en

castellano de un demostrativo que compense la ausencia del dativo de solidaridad. Un

proceso que también se ve cuando el narrador juzga al Calandria: pois os da aldeia,

cando se espilitan, sáenlle aínda máis pándigos do que nós, que Blanco Amor traduce

como pues estos aldeanos, en cuanto se espabilan, son peores que nosotros. En este

caso, sin embargo, la versión gallega ofrece también una impresión de refuerzo de la

argumentación, de seguridad sobre lo que se dice, que no llega a producirse en

castellano solamente con el demostrativo, y que personalmente imagino compensado

mediante recursos orales (refuerzo de la entonación, quizás algún elemento

paralingüístico o interjección del tipo “ja”…).

El acercamiento entre las posturas del emisor y el receptor, como decíamos al

principio, está en la base de todos los ejemplos analizados hasta ahora (compensando

una oposición inicial, estableciendo un acuerdo en relación a un contexto compartido, o

facilitando un sentimiento común ante lo dicho). En el caso de este ejemplo: Vosté

dispense que non quixen ofendere, pro eiquí sábello todo o mundo (hablando de la

prostitución, frente a una objeción del juez a un “coma vostede sabe” anterior), el

sentido del dativo es al mismo tiempo una justificación de una expresión anterior del

narrador y un intento de acercar al receptor el mundo del pueblo al que este se muestra

ajeno. En castellano, se compensa con dos recursos: Bueno, usté dispense que no quise

ofender, pero aquí sabe esas cosas todo el mundo. El marcador “bueno” sirve para

representar el sentido de autojustificación (que implica, a su vez, un desacuerdo con la

descalificación implícita del juez), y el demostrativo de distancia media ofrece la

conexión necesaria entre lo que se ha dicho y el receptor, como ofreciéndole la

información que Cibrán pensaba que debería tener. En mi opinión, en este caso quedaría

más natural una anteposición del demostrativo en función de complemento directo, que

personalmente reforzaría con un marcador exculpatorio más coloquial (pero es que aquí

eso lo sabe todo el mundo).

Page 8: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

Pero el dativo de solidaridad no solamente aparece en el diálogo entre Cibrán y

el juez, sino que se utiliza también en el propio relato, en boca de otros personajes. En

estos casos se prefiere, lógicamente, la forma propiamente coloquial (che), y la

familiaridad hace predominar usos más relacionados con la afirmación del emisor (que

reafirma o provoca una oposición) que con la negociación de un acuerdo.

Milhomes, por ejemplo, lo utiliza con cierta ironía en su respuesta a la pregunta

sobre un dinero que probablemente robó:

--¿De onde che viñeron eses cartos? --¡Ai, non che sei! contestou o Milhomes, coa súa

vociña mansela e cheia de falsía

La traducción, en este caso, prioriza las funciones fática y apelativa, y también

la función cohesiva con respecto a la pregunta, mediante el uso de dos marcadores:

(Pues mira… no sé). No parece muy adecuada, sin embargo, la supresión de la

interjección en la versión castellana, ya que el sentido irónico se hace menos evidente.

Más adelante, ante la descripción excesivamente elogiosa que Bocas hace de la

mujer de los Andrada, Milhomes manifiesta su escepticismo mediante una afirmación

de su edad: Déixate de coñas… Xa che teño vintecatro anos e pasoume o tempo de crer

en bruxas. Es la rotundidad que el pronombre proporciona a esa afirmación lo que

probablemente pretendía resaltar el autor- traductor mediante la aparición en castellano

del giro “yo te digo” (Yo te digo que te dejes de coñas, que ya tengo veinticuatro años y

me pasó el tiempo de creer en las brujas), que sin embargo resulta poco espontáneo. En

este caso, se diría que el dativo apunta a la constatación de una evidencia, relacionando

al emisor y al receptor en el marco de un conocimiento compartido que, al presentarlo

en relación a su escepticismo, debería justificar la falta de crédito que Milhomes

manifiesta. En mi opinión, esta función podría cumplirse mejor en castellano con el giro

“mira” (Déjate de coñas… mira que ya tengo veinticuatro años), que apunta

precisamente a la selección de información conocida pero que, al enunciarse, se

constituye en contexto preferido para la interpretación del sentido. Desde la perspectiva

polifónica, la voz a la que responde el enunciado en el que está el dativo sería un

enunciador colectivo (los dos interlocutores), pues es de suponer que ambos conocen el

dato que se explicita, aunque el emisor sugiere implícitamente que el receptor no lo está

teniendo en cuenta.

También Cibrán le da un sentido retador al dativo de solidaridad cuando se

enfrenta al Bocas: Garda as túas arroutadas pra os que lle dean creto, que a min

éntrancheme por un ouvido e sáenme polo outro. Nuevamente, Blanco Amor tiene

dificultades para compensar la eliminación del pronombre en castellano, utilizando un

giro poco natural que introduce al receptor en el discurso pero distorsiona bastante el

sentido del original (Guarda tus fanfarronadas para esos caganes que te tienen por

guapo. A mí ya sabes que me entran por un oído y me salen por otro). La dificultad

probablemente se derive de que en castellano este tipo de función se compensa

preferentemente con algún tipo de recurso fónico difícil de reproducir por escrito: …que

a mí (énfasis y ligera pausa, que no sería necesaria en gallego) me entran por un oído….

Page 9: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

En conclusión, aunque el dativo de solidaridad resulta un elemento exclusivo del

gallego, y por tanto intraducible como tal, el análisis de las funciones comunicativas

asociadas a él y de los procedimientos utilizados conscientemente por un autor bilingüe

como Blanco Amor pueden ayudarnos a seleccionar en la traducción al castellano algún

tipo de recurso que compense, con mayor o menor fortuna, la ausencia del pronombre.

En general, podemos afirmar que resulta indudable su carácter pragmático, y

consecuentemente dependiente del contexto, por lo que resultaría difícil e improductivo

pretender una significación única, constante y aplicable a todos los casos. Funciona más

bien como un elemento procedimental, un marcador cuyo sentido se reduce a invitar al

receptor a relacionar el enunciado con algún tipo de información contextual, extrayendo

implicaturas que varían en función de la misma, pero que se orientan siempre a la

negociación de posiciones, a regular la interacción en uno u otro sentido.

A título meramente orientativo, sin pretender agotar todos los valores que ese

sentido general puede llegar a adoptar en el uso real de la lengua, podemos

sistematizarlos en cuatro grandes líneas, que en muchos de los ejemplos analizados

conviven en el mismo caso, subordinándose a la función interactiva:

- Explicitar la contraposición o la concordancia de posiciones, frecuentemente entre

emisor y receptor. La contraposición puede tener como objetivo el acercamiento de

posiciones (como en el caso de Cibrán con respecto al juez), o la afirmación de la

postura propia (como en los diálogos entre los esmorgantes). Además, puede darse

en relación al discurso del receptor, pero también en relación a las creencias o

expectativas que le atribuye el emisor.

- Justificación o disculpa de la postura del emisor, frecuentemente en relación a la

ruptura de las expectativas del receptor.

- Seleccionar el contexto compartido en función del cual el emisor espera que se

interprete su discurso. Ese contexto es a veces objetivo (explicitación de ideas

conocidas por los interlocutores o por un “saber común”) y otras subjetivo

(orientado a la extracción de implicaturas emocionales a las que se dota de carácter

argumentativo)

- Conectar partes del discurso, especialmente en relación a estructuras dialógicas o

polifónicas. Esta función, de hecho, se superpone a las anteriores, al propiciar la

interpretación del enunciado en base a un par adyacente cuya primera parte puede

estar omitida (en cuyo caso el receptor debería reconstruirla), pero puede también

aparecer sola.

En general, algunos de los recursos que podríamos seleccionar para la traducción

al castellano se establecen en la siguiente tabla, nuevamente con un carácter meramente

orientativo que no agota todas las posibilidades. Además, hay que tener en cuenta que

en más de una ocasión tendremos que recurrir a varios de ellos, ya que el mismo recurso

puede orientarse simultáneamente a varias funciones (por ejemplo, la conexión entre

Page 10: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

partes puede hacerse en relación a una confrontación o a una justificación, la referencia

al conocimiento compartido en relación a la negociación de acuerdos /desacuerdos, etc):

Confrontación (positiva o

negativa) con la postura del

receptor

- Demostrativos de distancia media o cercanía (en

función del efecto)

- Vocativos

- Presencia compensatoria de elementos

lingüísticos en primera o segunda persona en el

contexto próximo.

Justificación o disculpa - Marcadores (bueno, es que, verás, lo siento)

- Orden marcado de los elementos

Relación con el conocimiento

compartido

Saber objetivo - Marcadores (mira, ya sabes que, te recuerdo…)

- Demostrativos de cercanía o distancia media

Extracción de

implicaturas

emocionales o juicios

de valor

- Exclamaciones o entonación marcada

- Adjetivos valorativos

- Adverbios enfáticos

- Ordenación expresiva de los elementos

Simple conexión con otras

partes del discurso

- Conectores (pues)

- Demostrativo de distancia media

2. EL DIMINUTIVO -IÑO

Si bien el pronombre de solidaridad resulta indiscutiblemente un rasgo

específicamente gallego, la especificidad en el uso del diminutivo no está tan clara.

Muchos de los estudios que se han acercado al tema (Saco, Porto Dapena, Carballo

Calero…) parten de la idea, más apoyada por impresiones que por datos objetivos, de

que la mayor frecuencia en el uso del diminutivo, especialmente en cuanto al sufijo -iño,

es un rasgo específico de la lengua gallega, llegando incluso a asociarla con rasgos de

“carácter” propios. Sin embargo, para la identificación de sus usos, funciones y

significación esos mismos autores se apoyan en estudios hechos para el castellano

(Amado Alonso, Zuloaga Ospina…) o para el portugués (Lapa, Skorge…), lo cual pone

en cuestión esa supuesta especificidad. Freixeiro Mato (1996) recuerda, citando a

Amado Alonso, cómo todos los estudios de hablas especificas reivindican el uso del

Page 11: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

diminutivo como rasgo propio, sugiriendo una asociación de este rasgo con el carácter

coloquial, popular o rural del mismo, más que con una lengua o dialecto en concreto.

También afirma, citando a I. González, que la especificidad del diminutivo gallego

podría limitarse a una cuestión de frecuencia, que Freixeiro relaciona con condiciones

socioculturales.

La relación del diminutivo con el lenguaje coloquial o popular se ve confirmada

en el libro de Freixeiro al estudiar su aparición en la obra de Rosalía de Castro, en la

que los diminutivos se asocian a la voz poética popular (la meniña gaiteira) de Cantares

gallegos, siendo mucho menos frecuentes en el resto de su obra. En otra parte se

constata también la menor frecuencia de este tipo de sufijos en la literatura culta

medieval, frente a las corrientes popularistas del XIX. En mi opinión, la mayor

frecuencia en el uso del diminutivo en gallego, en particular en determinadas funciones,

podría relacionarse con esos factores sociolingüísticos, aunque no necesariamente en el

sentido que le da Freixeiro Mato, sino en relación a la constitución de la norma culta

que regula el uso de la lengua: en castellano, la presencia constante de una norma culta

ininterrumpida desde la Edad Media funcionaría como un “freno” al uso del diminutivo,

que quedaría relegado al ámbito estrictamente familiar y popular. El gallego, por el

contrario, sobrevivió como lengua familiar y popular durante los llamados “séculos

escuros”, y la configuración de una norma culta, en la cual el lenguaje literario juega un

papel destacado, se hizo en gran medida a partir de autores que asociaban el uso de la

lengua a una reivindicación de lo popular. De este modo, rasgos populares que en

castellano tienen un ámbito más restringido se mantienen en gallego en un número más

amplio de situaciones: no en las más formales o regladas, pero sí en aquellas

intermedias entre lo familiar y lo público.

Este es precisamente el caso de A esmorga. En su traducción al castellano,

Blanco Amor parece concordar con la inadecuación del diminutivo en muchos de los

contextos en los que sí aparece en la versión gallega, manteniéndolo solamente en unos

diez casos de un total aproximado de cuarenta apariciones en gallego. En muchos de

ellos, el mantenimiento sería posible atendiendo a los usos del mismo en castellano (un

momentito, cerquita, un poquito….) pero probablemente asociados a contextos más

familiares del que se reproduce en esta novela. De hecho, en la obra se desarrolla una

situación comunicativa que podríamos calificar de “intermedia” en cuanto a los

parámetros sociales de uso: un personaje de origen humilde, popular, relata sucesos de

su mundo, pero lo hace en un contexto formal (un juzgado). El personaje utiliza el habla

popular que le caracteriza, pero en el caso de la versión castellana la existencia de una

norma culta habría determinado, para un contexto como ese, la preferencia por opciones

más neutras, menos coloquiales, para determinadas funciones (cuantificadoras o

estéticas, mayoritariamente).

También podría influir en esta menor frecuencia el hecho de que, tanto en

gallego como en castellano, las mujeres tiendan a usar el diminutivo más

frecuentemente que los hombres. Si bien en gallego esto se ve compensado por la mayor

frecuencia en general de este sufijo, Blanco Amor pudo pensar que en una lengua en la

que, en contextos como este, se utiliza menos, muchos diminutivos podrían afectar a la

Page 12: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

imagen de masculinidad de los personajes, que constituye un tema importante en su

caracterización y relaciones.

De hecho, entre los escasos casos de mantenimiento en la versión castellana, dos

de ellos están en boca de mujeres, como en la escena con las prostitutas:

«¡Como ves, meu chuliño», marmuraba a

Viguesa, cofeándose descontra o prosma.

«Co ben que poderías estare cabo de min,

os dous xuntiños que non che faltaría

nada…

¡Cómo vienes, chulito mío!-decía la

Viguesa, amaricada, restregándose contra

el prosma- ¡Con lo bien que podías estar

conmigo si me tuvieras de fija, juntitos los

dos, sin que nada te faltase….

Sin embargo, en el caso de la madre de Cibrán, que en la versión gallega usa el

diminutivo para dirigirse a su hijo (Acouga, meu fillo, acouga… ¿Cando vas acougare

dunha vece, meu filliño?), el sufijo, e incluso el vocativo completo, desaparecen en la

versión castellana (¡Descansa, hijo, descansa! ¿Cuándo vas a descansar de una vez?).

Esto podría deberse tanto a la mayor fuerza significativa de los casos anteriores, que

combinan el afecto con la petición, como al hecho de que en un contexto sexual como

aquel la masculinidad esté menos en juego que frente a la madre (que suele utilizar el

diminutivo para niños, más que para hombres).

Aun así, el uso del diminutivo en contextos sexuales en caso del castellano se

reduce a la voz de las prostitutas. Incluso en un ejemplo que en la versión gallega se

atribuye a Cibrán (“¡Ai, meu rei”, decíame a Costilleta, pegándome belisquiños nas

coxas), en la versión castellana el diminutivo se traspasa a la voz de la prostituta (¡Ay,

reiciño mío! – me decía, sobándome los muslos), mientras que en la descripción de los

actos se prefiere un término que no permita una interpretación afectuosa.

Otros casos de mantenimiento, aunque en boca de Cibrán, se refieren a la

descripción de mujeres, traducidos en este caso por el sufijo –illa (s) y priorizando la

expresión afectiva de solidaridad o compasión:

(pensei…) e na miña irmaciña, co aqués

males que lle daban e aquel quedárese

descorada e rixa horas inteiras,

…entre a friaxe do tempo e a iauga

fervendo, coas guedellas escurripándolle a

chuvia polo pescozo, limpando os pitos pra

o señorío ¡Probiñas! E algunhas até

cantaban.

Y pensé en mi hermanilla, en aquel mal que

le daba y aquel quedarse tiesa y descolorida

horas y horas,

…entre el friaje del tiempo y el agua

hirviendo, con los pelos escurriendo lluvia,

limpiando los pollos para el señorío.

Pobrecillas, y algunas hasta cantaban.

De nuevo, no puede considerarse que este sea un caso constante, ya que en otros

contextos más o menos similares este se pierde, tal vez por cuestiones relacionadas con

la solidaridad social. Es el caso de las descripciones que Cibrán hace de la Viguesa

(bebe moito e ponse moi perdidiña>se pone muy perdida a las veces) o de la Socorrito

(apesares dos estragos que nela ten feito a vida que fai a probiña> pese a los estragos

Page 13: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

de la vida que lleva la pobre): a diferencia de la hermana o de las trabajadoras, estas son

mujeres al margen de la sociedad, por lo que el diminutivo, más que un sentido

afectuoso, implica una cierta valoración relativa al alejamiento de los estándares

socialmente aceptados. En el primero de ellos, en particular, la distancia se manifiesta

también por el uso, tanto en la versión gallega como en la castellana, del diminutivo

español (madamita, Zorrita), que refieren irónicamente la pretenciosidad de cierto

grupo de prostitutas.

El diminutivo se mantiene también en la descripción del objetos en el pazo de

Andrada, en los que el sufijo se asocia a connotaciones de delicadeza y elegancia (más

distanciados de los afectos personales expresados por la traducción a –illa,s).

Na mesiña que tiña a carón había un

braseiriño do grandore dun prato e tamén

unha cachimba ou algo polo estilo,

…o Milhomes puxérase a remexer nun

moble que tiña trazas de sere un arcaz

posto de pé, todo cheio de caixonciños

moi feitucos, coma de xoguete

En la mesilla que tenía a la vera había un

braserito, tamaño como un platillo y unas

pinzas

El Milhombres se había puesto a revolver

en un mueble que tenía trazas de arca,

pero puesta sobre unos pies y toda llena

de cajoncitos pequeños, como de juguete.

En estos casos, la traducción por mesilla se deriva de un uso casi lexicalizado,

mientras que braserito y cajoncitos parecen subrayar la delicadeza asociada a la

posición social. En el último caso, la expresividad del diminutivo castellano parece

corresponderse más bien con el adjetivo (también en diminutivo) feitucos, mientras que

el sentido representacional (referido al tamaño) se explicita con el adjetivo pequeños.

Fuera de estos casos, la traducción por el sufijo –ito aparece asociada a efectos

más distanciados, de afectos negativos, como en el enunciado O Milhomes ollaba pra

iles co aquil sorrisiño que tanto amolaba (traducido como El Milhombres los miraba

con aquella sonrisita que fastidiaba tanto), o ceibou a súa risiña polo narís (se puso a

reír con su risita de costurera). En estos casos el diminutivo manifiesta una actitud de

desprecio, y a la vez contribuye a esa “feminización” del personaje (explicitada en el

segundo caso mediante el complemento “de costurera”) que también se evidencia en

otros detalles de la novela.

Aparte de los comentados, el diminutivo solo se mantiene en la versión española

en un caso más, referido a las dimensiones del referente (O furado daba a un soutiño de

camelias), y se traduce también por el sufijo –illo (un sotillo de camelias), en el que el

sentido puramente referencial (soto pequeño) se combina con una visión afectiva o

impresionista de la naturaleza.

Así, el análisis de los casos de mantenimiento nos puede dar una idea de la

manera en la que, en la percepción del Blanco Amor, funciona el diminutivo en ambas

lenguas: para el castellano, o al menos para el castellano de Galicia, el sufijo –ito

aparece en contextos de cierto distanciamiento, de burla o desprecio (como en la

descripción de Milhomes y la Viguesa), de refinamiento (objetos de los Andrada) o de

Page 14: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

intimidad (escena de las prostitutas). Para los usos más afectivos, al igual que para la

indicación de tamaño o dimensiones reducidas en objetos concretos, tiende a preferir el

sufijo –illo.

En los casos en los que, bien sea por factores contextuales bien por otros

intrínsecos a la lengua, se decida prescindir del diminutivo gallego, es necesario

explorar sus usos comunicativos para decidir el modo de expresarlos en español. En este

sentido, los principales estudios sobre el tema recogen la polémica iniciada por Amado

Alonso y Zuloaga Ospina entre su carácter primariamente representativo (disminución)

o afectivo, para posteriormente establecer una clasificación tripartita de las funciones de

este elemento en relación con los planos del lenguaje de Bühler: funciones relacionadas

con el plano representativo o conceptual (disminución o ponderación); funciones

relacionadas con el plano expresivo o afectivo (cariño, conmiseración, complacencia

estética o desconsideración o desprecio) y funciones relacionadas con el plano activo

(interés o petición, expresión de modestia o cortesía, usos eufemísticos o función

estética). Todos reconocen, sin embargo, la dificultad de establecer límites tajantes entre

ellos. Efectivamente, los efectos se combinan entre sí, especialmente los relativos a los

dos segundos, ya que la expresión de la afectividad, sea esta emocional o estética, tiende

a pretender algún tipo de efecto en el receptor (compartir el sentimiento, mover a la

compasión o a la comprensión, conseguir un bien o un beneficio…)

Para evitar estos problemas y a la vez introducir ciertos matices, podríamos

recurrir a la Teoría de la Valoración, desarrollada por Martin y White. Si bien esta teoría

se ha aplicado principalmente al plano léxico, tanto la visión que ofrece sobre la

valoración como las categorías que establece pueden explicar usos más cercanos a lo

gramatical como el que estamos analizando. Por otra parte, como veremos en los

ejemplos, la desaparición del diminutivo gallego se compensa a menudo, en la versión

castellana, precisamente con sustituciones o matices de carácter léxico.

Martin y White desarrollan el concepto de tenor de la lingüística sistémica

funcional, que hace referencia a las actitudes de los hablantes con respecto al mensaje y

a la relación entre ellos, entendiendo que hay una serie de recursos que permiten

negociar valoraciones sobre las proposiciones en base a su impacto común en hablante y

oyente, conforme a valores o emociones compartidos. En este marco, la diferencia entre

funciones emotivas y activas no es necesaria, porque se entiende que la valoración del

texto se presenta como factor de interacción, que afecta a ambos participantes. En un

caso como el diminutivo, por ejemplo, un uso afectivo del mismo (como en los

ejemplos anteriores irmaciña o probiñas) no solo es una expresión de los sentimientos

del hablante, sino también una invitación a que estos sean compartidos por el juez.

Por otra parte, la identificación de tres dimensiones de la valoración (actitud,

compromiso y gradación), permite integrar los usos que los estudiosos del diminutivo

gallego integraban en el plano representativo a través del concepto de gradación: al fin y

al cabo, el tamaño, menor o mayor, de un referente se establece siempre dentro de un

Page 15: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

marco socialmente compartido donde se atribuyen a las cosas unas dimensiones

prototípicas. Además, la gradación puede o no combinarse con las otras dimensiones, en

particular con las relativas a actitud. Dentro de esta última se diferencian tres

subsistemas (afecto, juicio y apreciación), que permiten considerar valoraciones de

carácter afectivo (positivas, como el cariño, o negativas, como el desprecio o la ironía);

relativas a valores o estándares sociales (como en los casos anteriores de la Viguesa,

Milhomes o Socorrito), representados por el subsistema “juicio”; y finalmente estéticas

(como en los objetos del pazo o en el soto), que esta teoría analiza en el subsistema

“apreciación”. Ya hemos visto en los ejemplos de mantenimiento del diminutivo que

todos estos valores pueden ser expresados por el diminutivo tanto en gallego como en

castellano. Ahora bien, dada la menor frecuencia de este recurso en la segunda lengua,

el análisis de otros recursos que esta nos proporcione para representarlos puede

ayudarnos a escoger la opción más adecuada para la traducción en contextos menos

familiares.

Los casos en los que la gradación se presenta como única valoración son los más

fáciles de traducir, ya que basta con la sustitución del diminutivo por un cuantificador, y

así lo hace Blanco Amor en la traducción de su obra:

ó Milhomes deulle a mona por querer

subir ó xardín dos Andradas, que estaba

alí pertiño

Sopoño que xa vostede a ten conecido,

pois calisquera que leve un tempiño na

nosa cibdá tena que conecer e que terlle

simpatía.

..do Sancristán, que xa estaba a porparar

pra a feira do día sete, que é alí pertiño,

Al Milhomes le dio por querer que

subiésemos al jardín de la casa de los

Andrada, que estaba allí muy cerca.

Supongo que usí la conoce de

antecedentes, pues cualquiera que lleve

algo de tiempo en el pueblo la tiene que

conocer.

(aquí el autor prefiere prescindir de la

referencia costumbrista a la feria, pero

podría traducirse perfectamente por “muy

cerca”, “allí al lado”)

Esto también afecta a la gradación en forma de “foco”, que no gradúa una

intensidad sino que señala la precisión o imprecisión del sustantivo al que se refiere. En A

esmorga aparecen dos: en un caso la imprecisión de la cita se traduce por una referencia

numérica que se vuelve imprecisa por el indefinido: Dentro dun istantiño, xuntámonos na

casa da Nonó>Dentro de unos cinco minutos nos juntamos en la casa de la Matildona.

En el segundo, se sustituye por el marcador enfático “solo”:

Foi un instantiño, que eu non me poiden

agoantar que non teño moita forza, e

ademais esfolara as maus agatuñando.

(…) Vímola un istantiño e quedamos

abraiados de somellante cousa, que eu

hastra non o quixen contar a ninguén…

Fue solo un momento, que yo no me

podía aguantar mucho colgado de las

manos, (…) La vimos un momento y

quedamos pasmados de semejante cosa,

que hasta ahora no se lo quisimos contra

a nadie…

Page 16: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

En el último ejemplo, que Blanco Amor prefiere no sustituir por nada, el

diminutivo gallego se relaciona, además de la gradación, con una valoración del

subsistema juicio, en torno al parámetro de normalidad-anormalidad, que podría

reflejarse en castellano de diversas formas: la vimos un momento de nada, pero

quedamos pasmados / aunque solo fue un momento, quedamos pasmados…, de forma

que los conectores adversativos o concesivos reflejen la rareza de la situación que el

Bocas pretende explicar.

Este no es el único caso en los que la gradación cuantificadora se combina con

valores de actitud. En la descripción de Socorrito podrían reconocerse tanto valores de

juicio (incrementando las diferentes connotaciones sociales, tanto positivas como

negativas, del adjetivo “modosa”, al que acompaña), como de afecto (compartiendo con

el receptor la compasión que despierta la joven, que pronto descubriremos como la

víctima de los hechos juzgados): Tiña a voce modosiña e falaba sempre en castelán. En

castellano, estos efectos se trasladan al cuantificador: De las hablas muy modosa, y

siempre hablaba en castellano…

También se combina la gradación con la actitud en el uso del diminutivo en

peticiones (en la función de cortesía de Porto o Freixeiro), ya que, al presentarse como

“poco” lo que se pide, se favorece la disposición del destinatario para acceder. Así,

Cibrán pide un poco de tiempo con la expresión Si, señor, si, xa sigo. Déixeme aturar

un anaquiño que co isto de… póñenselle a un roucas as falas… e…, combinando la

función propiamente diminutiva con la afectiva. En la versión castellana, la valoración

de grado se manifiesta en el cuantificador “un poco”, pero se hace necesario apelar a la

solidaridad del juez mediante una especificación que no estaba en la gallega, relativa a

los sentimientos del emisor: Déjeme sosegar un poco, que hablando de esto y viéndose

uno ahora como se ve, pues se le ponen a uno las hablas así como roncas o… Otro

ejemplo de gradación unida a la cortesía, traducida también con un cuantificador, es Si

aínda fose un groliño de tinto, pra me alentar un pouco… Si acaso un poco de vino

para animarme algo, que en este caso se completa con una apelación a la solidaridad en

las dos lenguas.

Un caso especial, por infrecuente, constituye el diminutivo aplicado a una forma

verbal con el que Cibrán agradece algo al juez Deus llo pague, señor, Deus llo

paguiño… La ausencia del diminutivo se compensa aquí con un mayor énfasis en el

agradecimiento, que resulta tan exagerado e inusual como la expresión original: ¡Que

Dios se lo pague a usía, en su vida o en la de sus hijos, si los tiene, que es mucho de

agradecer y se los agradezco…!

La gradación también puede combinarse con el subsistema de apreciación, que

remite a la impresión que el emisor asocia a productos o procesos. Equivale a la función

que Freixeiro y Porto Dapena llaman “complacencia estética” o “imaginativa”, con la

diferencia de que la teoría de la valoración no necesita orientarla hacia el plano afectivo

o activo, pues ambos confluyen en la interacción. Así ocurre con la expresión de Cibrán

Que ben se estaba alí, naquela morneza ó pé do lume, co aquel augardente amorosiño,

donde el valor ponderativo del diminutivo (traducible y traducido por un adverbio

Page 17: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

cuantificador expresivo) se combina con un adjetivo relativo al agrado Qué bien se

estaba allí, al amor del fuego y con aquella aguardiente tan cariñosa.. El placer

recreado de Cibrán pretende contagiar al juez para que la coincidencia en esa sensación

común favorezca en este último una actitud comprensiva.

Esa misma confluencia de funciones se vuelve a apreciar en otras ocasiones

referidas al consumo de alcohol, ya que Cibrán se ve obligado a justificar el consumo

ante el juez. En el siguiente ejemplo, por ejemplo, aparecen dos diminutivos, y ninguno

de ellos se mantiene en la versión castellana:

Conque a Pega foi e escomenzou por

darnos, nunhas cunquiñas brancas, desas

do viño novo, daquil augardente acabado

de facer, que era un ben de Deus sentilo

escorrentando tépedo polo gargueiro que

coase nen se sentía, tal coma si fose un

xarope doce e quentiño.

Con que el Calandria emprincipió por

darnos, en unas tazas blancas, de las del

vino nuevo, de aquella aguardiente

acabada de hacer, que era un bien de

Dios sentida por el garguero, que casi no

se sentía, como un jarabe templado y más

dulce de como es fría.

El primero de ellos, efectivamente, resulta de imposible traducción, ya que el

castellano “tacitas”, con un sustantivo concreto, llevaría a implicaciones más

relacionadas con el tamaño o la consideración social que con el aprecio (en el sentido de

deseo o apetencia) que se percibe en la versión gallega. En el segundo caso, la

intensidad de la sensación de calor se traduce por una elección léxica (templado),

mientras que el aprecio estético por la sensación se logra intensificando el adjetivo

valorativo (más dulce), que aparecía en grado positivo en la versión gallega.

La misma intención estética, apreciativa, se percibe en ciertos usos del indicativo

asociados al ritmo, unidos a adverbios o expresiones adverbiales de lentitud. En estos

casos, el sentido de la expresión gallega es cuantitativo (a modiño>muy despacio), pero

Blanco Amor prefiere buscar otros medios para expresarlo en su traducción.

Generalmente, lo que hace es explorar opciones léxicas que provoquen impresiones

similares en los receptores, como en estos dos ejemplos, en los que la lentitud del

movimiento se traslada de la expresión adverbial en diminutivo (gallego) al verbo

(castellano):

Polos altos do ceio, que arestora estaban

a crarexar a modiño, coma con preguiza

E boteime a camiñar de paseniño

Por los altos del cielo, que ahora

empezaban a aclarar despacio

Y me eché a andar despacio

En el primer caso, la sustitución por estaban por empezaban parece querer

transmitir la lentitud por el retraso de la acción (como si las nubes no “acabasen” de

dispersarse). En el segundo, se intenta provocar esta sensación, sin demasiado éxito, por

la sustitución de “camiñar” por “andar”. La sensación en castellano, sin embargo, no es

en estos casos más efectiva que el cuantificador, pero también es cierto que el

diminutivo gallego podría expresar, en casos como este, un matiz ligeramente inferior al

Page 18: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

superlativo (como en los ejemplos que Freixeiro Mato pone para los adjetivos:

algo>altiño>altísimo).

Otras veces la lentitud se especifica con una expresión descriptiva que matice el

tipo de movimiento, como en este ejemplo: aporveitando que estaban tan ocupados

naquela compartilla de gitanos, funme asoparando diles amodiño > aprovechando estar

tan ocupados en aquella repartija de gitanos, me fui apartando, como que curioseaba

otras cosas. También se utiliza este procedimiento de adaptación (una descripción más

detallada), para expresar la impresión estética de la naturaleza en el siguiente

fragmento:

O furado daba a un soutiño de

camelias, tan escuro que as

frores somellaban luciñas de

coor. Naquil istante tiven medo,

estaba todo tan oscuro que las flores parecían luces

de color, que me llamó bien la atención, que en

momentos así todo llama la atención.. De

comienzo… pues tuve miedo,

Aunque se pierde el lirismo y la expresividad del diminutivo, la descripción,

mediante la primera persona y el vocabulario, remite a la sensación estética de este

paisaje concreto que el narrador quiere compartir. Algo similar podríamos decir de esta

descripción que Cibrán hace del “pensamiento”:

Pro outras vegadas vénme manseliño,

agarimoso, coma cando un está canso e se

bota a dormir e escomenza a afundirse, a

afundirse… porque teño cavilado que este

mergullamento tan manseliño non pode

parar máis que na morte.

Pero otras veces me viene adespacio, y es

como una cansera, como cuando uno se

empieza a dormir, y comienzo de hundirme,

de hundirme… porque tengo cavilado que si

me dejo ir hasta hundirme del todo la cosa

no va a parar hasta la muerte.

En la versión castellana, el primer diminutivo se pierde, sustituido por un

“adespacio”, neutro en lo relativo al significado pero marcado diastráticamente, que

evidencia la asociación del diminutivo con lo popular. Su ausencia, unida a la pérdida

del adjetivo “agarimoso”, le resta gran parte de afectividad. En el segundo caso se

sustituye por una oración entera en la que la subjetividad viene marcada otra vez por la

primera persona y por el vocabulario, además de la expresión metafórica “hundirse”, en

un conjunto que, nuevamente, pierde en gran medida la expresividad original al omitirse

las referencias a la suavidad.

La relación del diminutivo con el subsistema de juicio se manifiesta, como

hemos visto ya en algún ejemplo, en el uso de este recurso para describir las acciones o

actitudes de los personajes, invitando al receptor a extraer algún tipo de valoración en

relación a valores o estándares sociales. Por ejemplo, la consideración de la conducta

del Bocas como socialmente inapropiada se entremezcla con la gradación de fuerza el

ejemplo Arrecuncaba da augardente sen ceibar verba, somentes estendendo a cunquiña

pra o alquitareiro, coma si a bebida fose de pago e tivesen que darlla por obriga. En

este enunciado Cibrán utiliza el diminutivo para resaltar la insistencia de Xan para pedir

aguardiente, que resulta inapropiada para él. En castellano este uso del diminutivo

Page 19: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

resultaría muy extraño, así que esta idea se transmite mediante la repetición, que

también es un recurso de gradación: Repetía de la aguardiente, dándole una vez y otra

vez la taza al alquitarero, como si la bebida fuese de pago.

Más adelante, cuando llegan ante la “señora” de Andrada, Cibrán lo utiliza para

presentar la conducta de su amigo como irracional e infantil:

O Xanciño fitaba pra a dona, quedo, aloleado

e cun sorriso que somellaba o pucheiriño dun

neno cando vai botar a chorar,

Juanito miraba a la señora, alelado,

con un sonreír que parecía el puchero

de un chico que va a llorar

Más allá del uso de diminutivo con el nombre propio, que podría ser un rasgo de

época o costumbrista más que un elemento caracterizador, el pucheiriño gallego pierde

el sufijo en la traducción al castellano, pero la pérdida se ve compensada por la

traducción de neno (más neutro) por un afectivo chico.

En cuanto a la caracterización de Milhomes, ya hemos visto que el sentido de

desprecio irónico hacia él por parte de Cibrán se manifestaba a veces a través del

mantenimiento en castellano del diminutivo. Sin embargo, en otras ocasiones el autor

prefiere también omitirlo. En el ejemplo E sen máis, o Milhomes botou a manta por

enriba da testa e foise pola chuvia, refucindo os pantalós e pegando choutiños paveros,

co aquel seu andar de perdís, el distanciamiento afectivo que implica el uso despectivo

del diminutivo se compensa en castellano por el uso de un demostrativo de lejanía y por

el acercamiento del complemento “de perdiz”: Y, sin más, Eladio echó la manta por la

cabeza y, remangando los pantalones, se fue por la lluvia con aquellos trotes de perdiz

que tenía al caminar aprisa.

Por otra parte, el propio Milhomes utiliza el diminutivo en dos ocasiones para

valorar a otros personajes, manifestando en ambos casos cierta superioridad y desprecio

frente a ellos. En el primero de ellos utiliza irónicamente un diminutivo de solidaridad

hacia la mujer a la que ha robado dinero: ¡Vaia que ser, probiña! ¡Como se porá cando

os bote de menos!» (sobre la mujer a la que robó). El sentido conmiserativo se traslada

al castellano uniendo las dos frases y sustituyendo el verbo “pór”, de significado muy

amplio, por uno más específico (“afligir”), que explicita de forma menos subjetiva los

sentimientos: ¡Cómo se va a afligir cuando los eche de menos, la pobre!

Finalmente, Milhomes vuelve a hacer un uso irónico del diminutivo en su

respuesta al Bocas, expresando el desprecio que le provocan los deseos de su amigo:

«¡Me caso en tal, quero estare cunha muller que non sexa puta! Se vosoutros forades

bos amigos…». «¡Faiche a ti boa faltiña!», contestáballe o outro, con voce entre

bulreira e despeitada. En la versión castellana, ese sentido se logra mediante la

anteposición en una interrogación retórica que lleva la implicatura de una respuesta

negativa: -- ¡Vamos, vamos! ¿Qué falta te hace a ti? Ahora sales con esas

Así pues, podemos concluir que, si bien el diminutivo tiene valores similares en

gallego y castellano, la extensión de su uso es inferior en la segunda lengua, por lo que

Page 20: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

en un buen número de ocasiones será necesario sustituirlo por otro tipo de fórmulas,

más neutras desde el punto de vista diafásico o diastrático, que permitan compartir un

sentido similar. En general, su función gira en torno a la expresión de algún tipo de

valoración, sea esta nocional, social, estética o afectiva, y su sentido específico viene

determinado por factores pragmáticos, tanto contextuales como discursivos. Algunos de

los recursos que podríamos tener en cuenta para la expresión de estos valores en

castellano son los siguientes:

1. Mantenimiento del diminutivo: en general, sólo en contextos claramente coloquiales

o muy marcados por la afectividad. En estos casos, se favorece una tendencia al uso

de –illo para una afectividad positiva o para la expresión del tamaño. -Ito, de uso más

amplio, se prefiere en situaciones muy familiares o íntimas (lenguaje amoroso,

infantil…) y también para usos irónicos o distanciados.

2. Sustitución por recursos que indiquen gradación:

a. Si se refiere a la intensidad (fuerza), cuantificadores (muy, algo-algún, poco):

en contextos en los que el significado de tamaño, duración o dimensión sea el

prioritario (aunque también pueden asociársele otros valores, se combine o no

con recursos específicos que los expresen que los expresen). En algunos casos,

también es posible recurrir a sustituciones léxicas pertenecientes a campos

semánticos que admitan escala (templado, pequeño…).

b. Si se refiere al foco (nociones no graduables): adjetivos o adverbios

intensificadores (solo, verdadero/a) o atenuadores (unos, como)

3. Sustitución por recursos que indiquen actitud:

a. Cuantificadores enfáticos, si se combina con la gradación (tan, qué…)

b. Sustitución léxica en el mismo elemento o en otro cercano en la misma oración

(verbos de afecto o movimiento más precisos, sustantivos o adjetivos con carga

afectiva…)

c. Expresiones metafóricas o comparativas

d. Expresiones descriptivas en primera persona

e. Demostrativos de cercanía o lejanía (en relación a la distancia emocional con

respecto a la enunciación)

_____________________________________________________

Page 21: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

Al igual que las lenguas organizan de diferente modo los significados léxicos y

gramaticales o el espectro fónico, también distribuyen de manera diferente los recursos

por los cuales los participantes en la interacción regulan su relación entre ellos y con los

mensajes que intercambian. Dichos recursos pueden ser exclusivos de una lengua, como

el pronombre de solidaridad en el caso del gallego, o responder a diferentes

representaciones del contexto en función del grado de formalidad, como en el caso del

diminutivo en gallego o castellano.

Los dos recursos analizados permiten a los hablantes conectar el discurso con la

enunciación, organizando la interacción y favoreciendo determinadas actitudes o

valoraciones con respecto al contenido puramente representacional. A simple vista, el

pronombre de solidaridad apunta al receptor, que constituye su referente, no en cuanto a

su relación con el verbo del que depende, sino en cuanto a la enunciación misma. El

diminutivo, por el contrario, manifiesta por lo general algún tipo de valoración por parte

del emisor. Sin embargo, en realidad ambos aspectos están relacionados, pues el emisor

configura la interacción dentro del discurso con vistas a producir determinados efectos

en el receptor, compartiéndolos o confrontándolos con él, y situando su discurso frente

al de los otros (tanto los de su interlocutor como los de otras “voces” más abstractas).

A su vez, ambos contribuyen también a la representación del contexto en el

discurso, por tratarse de recursos más propios del lenguaje coloquial. En este sentido, se

constata también la diferencia interlingüística en la representación de situaciones

sociales: en castellano, tanto el diminutivo como fenómenos afines al dativo de

solidaridad (dativo ético o de interés) funcionaría como marca positiva de cercanía,

mientras que en gallego tanto estos recursos como el dativo de solidaridad actúan como

marca negativa, representando una “no distancia” que se limita a excluir una situación

de excesiva formalidad.

Page 22: Traducción de gallego a castellano: Dativo de Solidaridad y Diminutivo

Paloma Losada Romero Trabajo final

BIBLIOGRAFÍA

ALONSO NÚÑEZ, Aquilino (2000): “Os sufixos nominais diminutivos do

galego actual”. Verba, nº 27, p. 133-174

ÁLVAREZ BLANCO, Rosario (1997): “O complemento de solidariedade: a

complicidade entre os interlocutores”, en Benigno Fernández Salgado (ed.):

Actas do IV Congreso Internacional de Estudios Galegos, Universidade de

Oxford, 26-28 setembro 1994. Oxford: Centre for Galician Studies, 37-53.

DASILVA, Xosé Manuel (2013): “Eduardo Blanco Amor como teórico de la

autotraducción”. Estudios de traducción, Nº. 3, págs. 71-82

FREIXEIRO MATO, Xosé Ramón (1996): Os diminutivos en galego. Vigo, A

Nosa Terra.

PITA RUBIDO, María Luísa (2006) “Algunhas consideracións sobre os dativos

non argumentais”. Revista galega de filoloxía, nº 7, páx. 143-165.

CALSAMIGLIA, Helena y TUSÓN, Amparo (2007): Las cosas del decir.

Barcelona: Ariel.

WHITE, P. (2001): “Un recorrido por la teoría de la valoración”. Traducción de

Elsa Ghio en http://grammatics.com/appraisal/SpanishTranslation-

AppraisalOutline.pdf