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Transmitir el sueño Dicen que la felicidad no se alcanza nunca, que se disfruta del viaje. Este es el viaje del fundador o fundadores de la empresa de la familia. Disfrutaban del día a día de su empresa. Se levantaban cada mañana con ilusión, con ideas puestas a futuro: crecimiento económico, más puestos de trabajo, mejores condiciones laborales, mejores condiciones para mi familia… Día a día, conseguían pequeños logros que premiaban el esfuerzo realizado. El ritmo de crecimiento de la empresa era exponencial, tanto en trabajadores como en facturación e ingresos económicos. La velocidad era vertiginosa y los resultados justificaban el trabajo duro diario. La adrenalina y la capacidad de trabajo parecían no terminarse nunca, pero el avance biológico nos lleva a dedicarnos a otras actividades. Finalmente llega el momento de retirarse del día a día de la empresa y entregar el mando a un sucesor escogido cautelosamente, con espíritu emprendedor y capaz de continuar el sueño fundacional. Si hemos esperado al momento de la sucesión para transmitir el sueño hemos llegado tarde. La ilusión del proyecto familiar común se transmite en el día a día, en la relación con los empleados, en la relación con los familiares, en la relación con clientes y proveedores, en la relación con uno mismo… El sueño desea ser transmitido, sólo necesitamos saber cómo. El sucesor continuará el sueño de su antecesor, ampliando y actualizando sus horizontes a la realidad del momento actual. La nueva realidad contemplará un sueño con una velocidad y dimensión diferentes. El sueño se transforma cuando se transmite. Cada persona le infunde su propio carisma al sueño fundacional. Lo importante es que continúe siendo un sueño compartido y que de nuevo haya otra persona o equipo dispuesto a tomar el relevo. Esta es una tarea diaria.

Transmitir El Sueño

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Dicen que la felicidad no se alcanza nunca, que se disfruta del viaje. Este es el viaje del fundador o fundadores de la empresa de la familia. Disfrutaban del día a día de su empresa. Se levantaban cada mañana con ilusión, con ideas puestas a futuro: crecimiento económico, más puestos de trabajo, mejores condiciones laborales, mejores condiciones para mi familia…

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Transmitir el sueño Dicen que la felicidad no se alcanza nunca, que se disfruta del viaje. Este es el viaje del fundador o fundadores de la empresa de la familia. Disfrutaban del día a día de su empresa. Se levantaban cada mañana con ilusión, con ideas puestas a futuro: crecimiento económico, más puestos de trabajo, mejores condiciones laborales, mejores condiciones para mi familia…

Día a día, conseguían pequeños logros que premiaban el esfuerzo realizado. El ritmo de crecimiento de la empresa era exponencial, tanto en trabajadores como en facturación e ingresos económicos. La velocidad era vertiginosa y los resultados justificaban el trabajo duro diario.

La adrenalina y la capacidad de trabajo parecían no terminarse nunca, pero el avance biológico nos lleva a dedicarnos a otras actividades. Finalmente llega el momento de retirarse del día a día de la empresa y entregar el mando a un sucesor escogido cautelosamente, con espíritu emprendedor y capaz de continuar el sueño fundacional.

Si hemos esperado al momento de la sucesión para transmitir el sueño hemos llegado tarde. La ilusión del proyecto familiar común se transmite en el día a día, en la relación con los empleados, en la relación con los familiares, en la relación con clientes y proveedores, en la relación con uno mismo…

El sueño desea ser transmitido, sólo necesitamos saber cómo. El sucesor continuará el sueño de su antecesor, ampliando y actualizando sus horizontes a la realidad del momento actual. La nueva realidad contemplará un sueño con una velocidad y dimensión diferentes.

El sueño se transforma cuando se transmite. Cada persona le infunde su propio carisma al sueño fundacional. Lo importante es que continúe siendo un sueño compartido y que de nuevo haya otra persona o equipo dispuesto a tomar el relevo. Esta es una tarea diaria.

Transmitir el sueño trasciende a las palabras. Poner por escrito o explicar verbalmente el sueño fundacional resulta una tarea difícil y complicada. El sueño lo transmite el líder con su actitud y comportamiento diarios, con su coherencia entre los valores de la familia, los valores de la empresa y su propio hacer cotidiano.

Traspasar el sueño es un orgullo tanto para el que lo da como para el que lo recibe. El que lo entrega entiende que cambiará de forma con los nuevos tiempos. El que lo recibe entiende que ahora es su responsabilidad mantenerlo vivo a través de la conducta y el esfuerzo diarios para que llegue genuinamente a la siguiente generación.

28/10/2009Javier Macías, Consultor y asesor de empresas familiares