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Antropología teológica Estudio sobre algunos puntos de Santo Tomás de Aquino Suma Teológica: primera parte, artículo 1 de la cuestión 95. Sobre el estado y condición del primer hombre en lo referente a la voluntad, la Gracia y la justicia. Suma contra los gentiles: capítulos 51 y 52 del libro cuarto.

Trata en El Artículo 1 de La Cuestión 95 de La Primera Parte de Su Suma Teológica Sobre El Estado y Condición Del Primer Hombre en Lo Referente a La Voluntad, La Gracia y La Justicia

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Santo Tomás de Aquino

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Santo Toms de Aquino trata en el artculo 1 de la cuestin 95 de la primera parte de su Suma Teolgica sobre el estado y condicin del primer hombre en lo referente a la voluntad, la gracia y la justicia

Antropologa teolgica

Estudio sobre algunos puntos de Santo Toms de Aquino

Suma Teolgica: primera parte, artculo 1 de la cuestin 95.

Sobre el estado y condicin del primer hombre en lo referente a la voluntad, la Gracia y la justicia.

Suma contra los gentiles: captulos 51 y 52 del libro cuarto.

Objeciones contra el pecado original y solucin a las objeciones propuestas.

Santo Toms de Aquino trata, en el artculo 1 de la cuestin 95 de la primera parte de su Suma Teolgica, sobre el estado y condicin del primer hombre en lo referente a la voluntad, la Gracia y la justicia.

La cuestin a debatir es si el primer hombre, Adn, fue creado en estado de Gracia o no y a Santo Toms se le presentan varias objeciones para que Adn fuera ya creado en Gracia, que resuelve matizando tales razonamientos que, a veces, han sido sacados de contexto y reinterpretados de modo que den la respuesta contraria a la creacin de Adn en Gracia. A favor de la Gracia en el primer hombre se advierte que deba tenerla pues no conoci pecado hasta comer del rbol prohibido desobedeciendo a Dios por orgullo y soberbia, con lo cual, rpidamente descubri que haba obrado el mal por primera vez. La Gracia, en contra de Adn, es entendida como un don divino que se le debe aadir a Adn tras haber pecado y haberse arrepentido, como la vivificacin del hombre por la presencia del Espritu Santo en l, tambin puede ser la ayuda sobrenatural que todo hombre recibe para progresar en la vida interior y la aceptacin de esta Gracia divina por parte del hombre. Lo que parece ser olvidado es que en la naturaleza humana an no corrompida por el pecado ni la concupiscencia hay una subordinacin jerrquica y el orden de los valores de la realidad y la naturaleza humana es el correcto. La persona entera se subordina a Dios, las potencias inferiores del cuerpo a las del alma espiritual y el cuerpo al alma. Esto explica que no hubiera desorden alguno en el hombre ni es su relacin con Dios, ni con los dems hombres, ni consigo mismo, ni con la creacin. Sino que solo una vez cometido el pecado de desobediencia a Dios y como consecuencia de l, se desordena toda la persona y la voz de la conciencia, Dios mismo, hace ver al hombre el estado antinatural en el que se encuentra. Es por esto que el hombre pierde los dones preternaturales y los sobrenaturales que posea, porque se separa voluntariamente de Dios, fuente de todo don, despreciando lo que de l ha recibido. Los dones naturales no los pierde el primer hombre porque dejara de ser humano, pero stos quedan heridos e incapacitados para realizar sus funciones plenamente, por ello debe esforzarse por conocer, amar y practicar las virtudes hacindose fuerza a s mismo. La Gracia no es entendida como quiz se entiende hoy, como la inhabitacin del Espritu Santo en el hombre, como la dispensacin de la vida del Espritu Santo que procede del Padre por el Hijo y el misterio pascual y que nos renueva en Cristo. El concepto de Gracia ha evolucionado y se ha ido explicando mejor en teologa. Cuando se ha dicho que en el hombre antes de pecar haba un ordenamiento de toda la persona y sus facultades hacia Dios, se indica que esa unidad se debe a la gracia divina y no a la propia naturaleza humana que de por s tiende al pecado cuando le falta esa presencia de Dios en ella. Por esto las funciones de la Gracia en Adn antes de pecar y en todo hombre, que nace con la huella del pecado original, son distintas, en el primer caso, la Gracia, serva para mantener la relacin ntima y la unidad interna y externa de la persona preservndole de malas inclinaciones, pero sin privarle ni de tentaciones ni de libertad, sino que le daba la capacidad de tender en todo a la voluntad divina sin dificultad y como por naturaleza. En el segundo caso, la Gracia divina tiene el efecto de ayudar al hombre a rectificar en las decisiones de su voluntad para que se adapten a la Voluntad de Dios, sirve como hbito, como virtud, nos aumenta las virtudes y dones que poseyramos, nos une con Cristo hacindonos uno con l, vivifica el alma y la hace ms presta para ir a Dios, perdona los pecados veniales, preserva de los mortales y es promesa de la resurreccin hacindonos participar de modo limitado, pero anticipado, de la gloria del Cielo. En conclusin, hay ms datos y razones a favor de que el primer hombre fue creado sin pecado original que lo contrario como se deduce de la Sagrada Escritura bien entendida y segn el parecer de muchos santos y de la doctrina catlica.

En los captulos 51 y 52 del libro cuarto de la Suma contra los gentiles, Santo Toms de Aquino, trata las objeciones contra el pecado original y da solucin a todas las objeciones que son propuestas. Entre estos argumentos que se oponen a la verdad del pecado original hallamos razones que a primera vista parecen muy legtimas, como la de que no se puede culpar a un hombre del pecado de otro, que el pecado original no puede estar en todos los que no pecaron en las mismas circunstancias, modo y momento que Adn, sino que la culpa y el consiguiente castigo debe caer solo sobre l, tambin se puede ver el pecado solo como un accidente, una circunstancia aadida a la naturaleza humana y puesto que entre seres de la misma especie no se transmite nada ms que la naturaleza, tal accidente no puede estar en el nuevo ser engendrado. Otra argumentacin afirma que lo que a alguien o algo le corresponde de modo propio o por naturaleza no puede ser pecado, pues en cada ser la esencia es concreta y le determina a ser como es, as el no poseer una cualidad de otro ser no se le puede imputar como algo malo, sino que las esencias de seres de diferentes especies son tambin distintas y con unas concreciones particulares. Asimismo no es posible que los defectos de la razn, la voluntad y la libertad y sus consecuencias pasen a otras personas por generacin natural, como es el pecado, la culpa y el castigo correspondiente, pues esto no corresponden al acto de lo que se transmite por naturaleza, pues cada persona tiene sus propias facultades superiores que desarrolla con el tiempo y la experiencia de la vida, nacemos sin saber nada, tal quam tabula rasa y nos vamos haciendo humanos conforme a lo que deseamos como fin ltimo. Por otro lado, se arguye que la generacin humana no puede haber sido disminuida o alterada para mal debido al pecado original porque el bien de tal naturaleza queda intocado y pasa as a los dems seres engendrados. Como el pecado original es un defecto de la naturaleza y no de la especie, en lo que se refiere a la especie, aunque Adn pecara, ese defecto de la especie no tiene porqu haber pasado a los dems hombres. Una vez expuestos los argumentos en contra de la transmisin del pecado original de Adn a los dems hombres, Santo Toms de Aquino hace ver que en la realidad si existen penas y males son consecuencia de algn desorden en el comportamiento humano y en la propia naturaleza de la persona, tal es as que el peor mal que se puede sufrir es la muerte y hacia ella se encaminan todos los dems males relativos que en la vida temporal se sufren. A la vez que en la parte espiritual las potencias superiores se ven limitadas en sus funciones, pues ni la voluntad quiere siempre el bien real, ni la inteligencia conoce la autntica verdad, ni la libertad acta dominando correctamente los propios actos del hombre y estas potencias muchas veces se dejan engaar por la apariencia de bien que tiene un mal. Es necesario tener en cuenta que en la persona existe la unin de alma y cuerpo, cada uno de estos dos co-principios con sus funciones, que, si deben actuar hacia un fin, deben usar de unos medios para adquirirlo y por estar unidas en una persona deben ponerse de acuerdo ayudndose y obedeciendo a lo que mejor corresponda al fin deseado. Con ello se quiere decir que en la naturaleza humana hay un orden, una escala de valores que gua a la persona hacia el bien y la verdad que le convienen. Las facultades humanas en condiciones de santidad y gracia conocen el bien y la verdad y tienden hacia l y las cualidades subordinadas obedecen a las directoras. De modo que el cuerpo est bajo la disposicin del alma, las potencias inferiores responden a lo que dictan las superiores y, al fin, la persona toda se deja dirigir dcilmente por Dios que la atrae hacia s. Nuestros primeros padres antes de pecar vivan en un estado de mximo orden externo e interno con las potencias correctamente ordenadas a su fin y un total dominio de su persona, contando con la gracia de Dios y los dones especiales (dones preternaturales) que Dios les haba concedido para que vivieran en un estado de total felicidad junto a l. Pero como no les faltaba ni voluntad, ni inteligencia, ni libertad, decidieron ser superiores a lo que ya eran por sus solas fuerzas y libremente, aunque engaados, con lo cual rechazaron esos dones que Dios haba sobreaadido como regalo a su naturaleza humana, y la gracia que les una a Dios y en consecuencia perdieron esa unidad, ese dominio ptimo que de s tenan, la unin ntima con Dios y se reconocieron en una situacin nueva, antinatural y alejada de Dios, tal cual eran, criaturas limitadas que necesitan de Dios. Este pecado de desobediencia a la voluntad y al orden dispuesto por Dios afecta a la naturaleza humana en cuanto que desordena las pasiones y la subordinacin natural y correcta de las cualidades humanas para el fin ltimo al que fueron creadas, Dios mismo. Por ello la tendencia al pecado y con l todos los vicios, males y defectos posibles en el hombre pasaron a formar parte de su vida. Porque los dones especiales y la Gracia divina que los primeros padres recibieron no formaban parte de su naturaleza humana, sino que eran aadidos a ella por voluntad amorosa de Dios, as, una vez despojados de ellos por haberlos rechazado y ya sin Dios, la limitacin y contingencia humanas se hicieron patentes y afectaron a todo ser humano, pues como en la generacin se transmiten las caractersticas propias de la especie y naturaleza, as tambin el pecado y sus consecuencias nefastas. Este pecado original de la naturaleza humana no es ilgico que se transmita a las dems personas, pues todas ellas participan de la misma naturaleza humana y porque el pecado de Adn priv a todo hombre de la gracia del alma y del bien de la naturaleza comn que es el sometimiento de las potencias inferiores a la razn, sta a Dios y el cuerpo al alma. Como la falta del pecado original proviene de la deficiencia del principio sobreaadido a los principios de la especie, por esto el pecado original se transmite a todas las personas, ya que todas comparten la misma naturaleza humana herida por la desobediencia y el pecado de la primera de ellas. A pesar de que por el Bautismo toda persona puede quedar limpia del pecado original, las heridas en la naturaleza humana por tal pecado no se curan del todo, sino que solo se elimina la culpa, pero no la pena ni las consecuencias que vienen del pecado original, sino que el hombre debe luchar por vencerse en sus actuaciones para alcanzar virtudes con la gracia que Dios le vuelve a dar, siempre que el hombre sea fiel a la voluntad divina y a su relacin con Dios. Por todo esto no es inconveniente ni contra razn que haya en los hombres pecado original debido al mal uso de la libertad que Dios concedi a nuestros primeros padres. PAGE 4