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Travesuras de la niña mala. Ricardo Somocurcio, huérfano de padres a los 10 años, nuestro acompañante durante toda la novela, narra cuidadosamente; como es el estilo de nuestro narrador omnisciente, la vida azarosa que lleva por el amor de una mujer que conoce en su país natal en plena adolescencia de la cual solo con la muerte pudo separarlo de ella. La ubicación del tiempo cronológico muy bien detallado ya que el tío Atúlfo Lamiel escribía cronológicamente episodios de la vida del Perú entre los años 1950 a 1995. En el primer capítulo, Las chilenitas, describe la vida de los adolescentes de la época de la década del 50 al 60. En Miraflores, el Club Regatas, la élite de la época pues los jóvenes bailaban al compás de Pérez Prado. Allí Lily y Lucy son dos “huachafitas” que trataron de colarse entre la gente decente y desaparecen para evitar ser descubiertas en una fiesta por Marirosa cuando Ricardo ya había planeado declarársele a Lily, Juan Barreto haría lo mismo con Laura. Todo se tornó un murmullo general al revelar la tía Adriana que no eran chilenas. En sus 15 años, Ricardo probó el primer trago del enamoramiento. Ya en París, Ricardo llega con su título de abogado y pasa dificultades con su inglés y francés al no conseguir empleo; es ayudado económicamente por su amigo Paúl quien estudiaba algunos cursos de Biología en la Sorbona. Las reuniones de la Pobre gente de París (como indica Salazar Bondy) estaban relacionados con el MIR. Paúl había tenido preparación política en San Marcos de allí que fue a la cárcel, exiliado en México y llegado a Francia trabaja como ayudante de cocina y pasa a ser chef en el México Lindo. Los camaradas eran traídos a París o Madrid para ser posteriormente 1 Travesuras de la niña mala. M V. LL. Ed. Alfaguara. 2006. 375 páginas.

Travesuras De La NiñA Mala

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Travesuras de la niña mala.

Ricardo Somocurcio, huérfano de padres a los 10 años, nuestro acompañante durante toda la novela, narra cuidadosamente; como es el estilo de nuestro narrador omnisciente, la vida azarosa que lleva por el amor de una mujer que conoce en su país natal en plena adolescencia de la cual solo con la muerte pudo separarlo de ella. La ubicación del tiempo cronológico muy bien detallado ya que el tío Atúlfo Lamiel escribía cronológicamente episodios de la vida del Perú entre los

años 1950 a 1995.

En el primer capítulo, Las chilenitas, describe la vida de los adolescentes de la época de la década del 50 al 60. En Miraflores, el Club Regatas, la élite de la época pues los jóvenes bailaban al compás de Pérez Prado. Allí Lily y Lucy son dos “huachafitas” que trataron de colarse entre la gente decente y desaparecen para evitar ser descubiertas en una fiesta por Marirosa cuando Ricardo ya había planeado declarársele a Lily, Juan Barreto haría lo mismo con Laura. Todo se tornó un murmullo general al revelar la tía

Adriana que no eran chilenas. En sus 15 años, Ricardo probó el primer trago del enamoramiento.

Ya en París, Ricardo llega con su título de abogado y pasa dificultades con su inglés y francés al no conseguir empleo; es ayudado económicamente por su amigo Paúl quien estudiaba algunos cursos de Biología en la Sorbona. Las reuniones de la Pobre gente de París (como indica Salazar Bondy) estaban relacionados con el MIR. Paúl había tenido preparación política en San Marcos de allí que fue a la cárcel, exiliado en México y llegado a Francia trabaja como ayudante de cocina y pasa a ser chef en el México Lindo. Los camaradas eran traídos a París o Madrid para ser posteriormente enviados a Cuba para su entrenamiento. Una noche se

nuestro protagonista se relaciona íntimamente con la Camarada Arlette en quien reconoce a la chilenita Lily. Los episodios históricos vividos durante el gobierno de Belaúnde Terry le permiten visitar el Perú en crisis política, allí reconoce a algunos emerretistas. El trabajo en la UNESCO como traductor le permite mejorar su situación económica. Sus viajes a conferencias como traductor se los debe al

Sr. Charnés. En el hall de las oficinas encontró a la madame Robert Arnaux, la niña mala, quien lo califica de “niño bueno”.

En Lima, fallece la tía Alberta quien lo nombra heredero universal a Ricardo. Tuvo que viajar aceleradamente para tramitar la herencia. La noticia lo perturbó ya que gracias a la hermana mayor de su padre pudo llegar a seguir una carrera y viajar, se convertiría en un hongo porque no le quedaba parentela, solo el tío Ataúlfo quien trabajaba como catedrático en Derecho mercantil.

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Entre la relación de cartas del tío que describen se combina la historia del Perú de fines del primer gobierno de Belaúnde con el golpe militar de Juan Velasco Alvarado. Ricardo sufre la decepción de conocer íntimamente a la madame Arnoux y posteriormente tratar de borrarla difícilmente de su vida porque lo había utilizado para huir de su esposo. La niña mala no se quedaría con Ricardito porque era un “pichiruchi” no tenía en qué caerse muerto, solo el pisito que había comprado en la École Militare en París, gracias a la herencia de más de sesenta mil dólares de la tía Alberta.

Un buen día al ingresar a las oficinas para averiguar sobre ella, el hombre calvo de lentes metálicos redondos y de bigote pequeño lo miró cabizbajo y le reveló que era el hazmerreír de la UNESCO ya que todos se habían enterado que su esposa lo había abandonado y lo peor le había robado los ahorros de toda su vida. Era una mujer sin escrúpulos que procedía de una familia muy modesta. Ricardo tuvo que escuchar una noche toda la confesión del Sr. Arnoux al aceptar la invitación que le hiciera para disculparse por haberlo tratado mal en un momento de desequilibrio emocional.

El encuentro con Juan Barreto un compañero de estudios del colegio Champagnat de Miraflores le permite volver al curso que el destino le llevaría nuevamente a un encuentro con la niña mala con otra identidad. Juan procedía de una familia miraflorina quien le niega el apoyo económico porque él decide la persona que lo catapulta hacia la fama con sus relaciones. Todo lo vivido por el pintor pues permite reconocer el título de este capítulo retratista de caballos en el swinging London, quien fallece de una enfermedad desconocida producto de una vida desordenada en sus relaciones íntimas. La niña mala estaba casada con Mr. David Richardson. Había una historia compleja que tenía orígenes de México, algo que Ricardito nunca hubiera imaginado. Concluye este capítulo ofreciendo su apoyo a la niña descubierta de su primer matrimonio con el francés con la posibilidad de ser encarcelada.

La descripción de Salomón Toledano es tan precisa que el adjetivo de Trujimán de Chateau Meguru (casa de citas de un edificio laberíntico), la locuacidad para los idiomas le permitían ser disputado por distintas organizaciones, algo que Ricardito apreciaba de su amigo. El amigo que coleccionaba soldaditos de plomo después de haber pasado por una decepción amorosa. Salían para divertirse, el trabajo para Ricardo era escaso. Salomón se fue a trabajar a Tokio como traductor exclusivo para la Mitsubishi donde finalmente concluye suicidándose porque Misuko no aceptó casarse. La enamorada de Salomón llama a Kuriko (nueva identidad de la niña mala ya que el nuevo esposo japonés era un Otelo. Fakuda, quien contrabandeaba con drogas, diamantes, cuadros, armas, dinero, tenía a Kuriko como una empleada y a veces era su mujer. Ricardo llegó a Japón para algunos trabajos y acepta una invitación hecha por la niña mala. Preparan un ardid para satisfacer los placeres de Fakuda, al descubrir este hecho Ricardo escapa casi desnudo y regresa a París.

El niño sin voz, Yilal quien es ayudado por la niña mala para hablar inglés y francés, tenía por padres a los Gravoski: Simón, físico belga y Elena, venezolana y médico pediatra. Ellos ayudan

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a curar a la niña mala después de escapar de Fakuda. Aquí la censura me obliga a no comentar más. La niña mala se recupera después de una larga enfermedad y muy costosa para Ricardo porque vende su pisito en París. Su deseo de casarse lo obliga a planificar el arreglo de su identidad y nacionalidad.

Viaja a Perú, el capítulo VI donde conoce a Arquímedes, constructor de rompeolas, su suegro. Por él se entera que la niña mala tenía nombre y era una de 11 hermanos: Otilia. Ya en Lima, Alberto Lamiel, hijo del tío Ataúlfo, le presenta a otro ingeniero quienes llevan a Ricardito con quien le daría más información sobre la peruanita mala. Al comunicarse con París no obtiene respuestas y piensa que la niña estaba trabajando y tenía que viajar, cuan equivocado estaba. Cuando regresa a su apartamento la encuentra que lo esperaba, parecía contenta de verlo, la niña ya tenía 48 años. Nuevamente, Ricardo cae en las redes de la niña mala.

En el último capítulo, Marcella en Lavapiés, Ricardito se adapta al reducido recinto en el que vive muy apaciblemente junto a una muchacha llamada Marcella, cuyos padres eran adinerados, quien se dedica a trabajar en diseño. Ella lo deja por irse con un compañero de trabajo.

Recuperada la niña mala trabaja y se va nuevamente con el esposo de su jefe Martine. Es la esposa quien al reprocharle la actitud de su esposa. Ya los hijos se encargarían de hacer que su esposo regresara y la enfermedad de la niña mala la llevó de vuelta con Ricardito. Lo bueno de todo fue que lo que le deja el último amante le permite tener una casita de campo y unos valores que le permitían un ingreso para su manutención. Una metástasis en el útero determinó unas semanas de pasar juntos los últimos momentos de vida de la niña mala, a los 62, junto a Ricardo, el hombre que realmente la amó pero no lo valoró ni lo gozó a plenitud.

Comentarios adicionales. El lector puede gozar de las descripciones acuciosas de nuestro novelista ya que los datos son precisos: París y sus calles con los cafés y expresiones del arte de la época.

Romanticismo y realismo entretejidos en la historia, la frustración por el engaño de la mujer, el drama de la mujer que se niega a asumir un destino que lucha por cambiar su destino de haber nacido en cuna misérrima atrapan al lector. Si es apasionado, pues vive realmente lo que el narrador va describiendo paso a paso.

La crueldad del hombre al utilizar a la mujer como objeto son presentados de manera cruda. Aquí es necesario que el lector adolescente o de corta edad sea dirigido para no perderse en los episodios amorosos descritos por el joven traductor quien fue criado lejos de la maldad por una tía prejuiciosa.

El hombre así como la mujer sufren por la falta de honestidad en los sentimientos de una parte. Son ambos responsables del manejo de sus sentimientos. Cada hombre tiene distintas formas de mostrar su vida íntima frente a una mujer que sí le viene bien el adjetivo las travesuras de una niña mala.

3 Travesuras de la niña mala. M V. LL. Ed. Alfaguara. 2006. 375 páginas.