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SEPTIEMBRE 2014 3 A NTE LAS múltiples afir- maciones de que el capi- talismo es el mejor de los sistemas, las izquier- das han respondido, por regla general, de una manera defensiva (acentuada después de la desaparición de la Unión Soviética), subrayando que lo que existía en la URSS no era socia- lismo, observación que se ha extendido a muchos otros países, como Cuba, in- dicando que, en realidad, tales países no tenían ni tienen socialismo. Es inte- resante aclarar que estas declaraciones se hacen mientras un niño muere de hambre en el mundo capitalista cada diez segundos, con 3,1 millones de ni- ños muertos cada año como consecuen- cia de la malnutrición. Ahora bien, para poder analizar la superioridad de un sistema económico sobre otro hay que definir primero el significado de los términos Capitalis- mo y Socialismo. Capitalismo es la producción privada de bienes y servi- cios para el beneficio y ganancia de aquellos que poseen y controlan los medios de producción. Socialismo es el sistema de producción y distribución en el que los principales medios con los que se realiza la producción son pú- blicos, con las instituciones estatales (sean centrales, regionales o locales) representando un papel clave en la pro- ducción y distribución de aquellos bien- es, siguiendo el principio de “a cada ciudadano según su necesidad, de ca- da ciudadano según su capacidad”. Naturalmente que las sociedades actuales, dentro de su complejidad, tie- nen diferentes formas de propiedad. De ahí que, para evaluar la mayor o menor capacidad de resolver las necesidades humanas de un sistema capitalista fren- te a un sistema socialista, se puedan comparar países con sistemas econó- micos capitalistas con otros con siste- mas económicos socialistas, pero también puedan compararse países ca- pitalistas que hayan tenido partidos go- bernantes de sensibilidad socialista, con otros donde tales partidos y/o movi- mientos no hayan existido o su fuerza haya sido menor. Antes de comenzar estas compara- ciones, valga subrayar que uno de los indicadores más importantes del bien- estar en un país es su salud, que depen- de, no tanto de los servicios sanitarios existentes en el país, sino de determi- nantes económicos, sociales y políticos que la configuran, entre los cuales la dis- tribución de recursos es clave. Veamos ahora los datos, continen- te por continente, en un mundo en el que, como he indicado, un niño muere cada diez segundos debido a malnutri- ción –predominantemente en los esta- dos capitalistas– donde no hay ninguna escasez de alimentos. En realidad, en los países desarrollados, los Estados pagan a los agricultores para que no produzcan más alimentos. AMÉRICA Cuba ha sido uno de los países más vilipendiados de América Latina, des- pertando una enorme hostilidad entre los establishments estadounidenses, latino- americanos y europeos, hostilidad que se ha extendido a aquellos países que han intentado una transformación profunda de los sistemas de propiedad de aquel continente, conocido como uno de los más desiguales del mundo. Si miramos los indicadores de sa- lud, sin embargo, los indicadores de mortalidad en Cuba están entre los me- jores de Latinoamérica. Ningún otro país en aquel continente ha visto una mejora tan grande de sus tasas de mor- talidad (en cada uno de sus grupos eta- rios), siendo hoy el país con menor mortalidad en Latinoamérica. Cuba tie- ne el nivel de malnutrición más bajo de América Latina, siendo el país que ha disminuido el nivel de malnutrición de una manera más notable desde 1960. Al- go parecido ocurre en cuanto a su situa- ción ambiental. El 75% de las viviendas están conectadas a la red de agua pota- ble, uno de los porcentajes más altos de América Latina y es uno de los países con menos disentería. Tiene también el nivel de educación más alto de Améri- ca Latina. Según esta experiencia, parecería que la propuesta de Juan Pablo II esta- ría equivocada. Si el resto de América Latina tuviera la mortalidad infantil de Cuba, se salvarían dos millones de ni- ños al año. Ni que decir tiene que el sis- tema político, carente de democracia representativa, no lo hace atractivo pa- ra personas con sensibilidad democrá- tica. Pero la evaluación de Cuba tiene que hacerse con países de desarrollo se- mejante cuando tuvo lugar la revolución cubana. Y es ahí donde la capacidad de resolución de problemas básicos de los seres humanos del sistema socialista (con sus muchas limitaciones) es cla- ramente superior a la del sistema ca- pitalista. Y es también justo subrayar que, en la mayoría de países de Lati- noamérica que han sido gobernados por partidos socialistas, se han conse- guido mejoras más sustanciales para las clases populares (como Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay o Ni- caragua, entre otros) que en aquellos go- bernados por partidos de sensibilidad liberal y conservadora. ASIA Una comparación entre los indica- dores de salud de China (durante mu- chos años con un régimen socialista) y la India (economía capitalista) muestra también la superioridad del sistema so- cialista. En 1942, los indicadores de China eran mucho peores que los de la India. En los años 1990, la mortalidad infantil era mucho menor que en la In- dia (cuando había sido mucho mayor). Algo parecido en cuanto a la mortali- dad de niños de 1 a 4 años. En los años 1990, la altura promedio era ya mayor en China que en la India. Es interesan- te subrayar que estas mejoras se debie- ron más a la redistribución de recursos que al crecimiento del PIB. Sin embar- go, tales indicadores se han deteriorado en China a raíz de las reformas libera- les introducidas por el gobierno comu- nista en los últimos treinta años. Los grandes descensos en la mejora de la mortalidad se han producido a partir de la introducción del capitalismo en Chi- na en los años 1980. Una evolución se- mejante ha tenido lugar en los niveles de educación y nutrición infantil, con una mejora más notable de la que ha te- nido lugar en la India (incluso con ni- veles de riqueza económica semejantes). Es importante señalar que, incluso dentro de la India, aquellos Estados go- bernados por partidos con un compro- miso socialista, como Kerala, han tenido (desde 1957) una evolución de los indi- cadores de salud, educación, nutrición y vivienda mejor que la del promedio de la India. La mejora ha sido particu- larmente acentuada entre las mujeres. Otra experiencia destacable ha sido la de los países asiáticos que pertene- cieron a la Unión Soviética. La compa- ración de los indicadores de salud de esas repúblicas (Kazajistán, Kirguizis- tán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbe- kistán) muestra que evolucionaron más rápidamente que los países comparables y limítrofes en Asia. En África, la experiencia socialista no ha existido o no ha sido notable. EUROPA En Europa, las Repúblicas Soviéti- cas no tuvieron indicadores mejores que los de los países con economías capita- listas. En 1975, la URSS tenía una es- peranza de vida de 70,4 años, solo 8 meses más corta que la de EE UU. Aho- ra bien, era más larga que la de Finlan- dia y Portugal, y solo ligeramente inferior a la del Reino Unido, Japón, o la República Federal de Alemania. Es- ta comparación actual olvida, sin em- bargo, que históricamente la evolución en la Unión Soviética comenzó desde unos niveles mucho más bajos. En rea- lidad, en los primeros treinta años (1917-1947), su evolución, no solo so- cial, sino también económica, fue un gran éxito, como lo demuestra que fue- ra capaz de derrotar a Alemania en la II Guerra Mundial. Incluso Winston Chur- chill reconoció que la que derrotó a la Alemania Nazi fue la Unión Soviética. El sistema socialista de producción mos- tró claramente su superioridad. Fue la evolución posterior la que disminuyó el gran potencial de aquella revolución, como escribí en mi libro Social Secu- rity and Medicine in the USSR (1), cu- ya distribución fue prohibida en la Unión Soviética. Hay pocas dudas, pues, de que en el contexto del mundo subdesarrollado, donde todavía hoy vive la mayoría de la humanidad, el socialismo es un sistema económico mejor que el capitalismo. Los países desarrollados se han mantenido dentro de la esfera de las economías capitalistas y ninguno la ha abandonado. Pero esta situación no puede presentarse como un indicador de la supremacía del sistema capitalis- ta. En realidad, los países donde han gobernado por más tiempo partidos políticos comprometidos con el socialismo (partidos socialdemócratas aliados a partidos comunistas o pro- gresistas) tienen mejores indicadores de salud y bienestar que aquellos go- bernados por partidos conservadores y liberales. El establecimiento del Es- tado del Bienestar es una conquista de la socialdemocracia europea. Y tal con- quista se desarrolló como un avance hacia el socialismo. En el país donde esta estrategia progresó más, Suecia, los avances del Estado del Bienestar, en lugar de coaptar a la clase trabaja- dora al sistema capitalista (como al- gunas voces izquierdosas sostienen), sirvieron para empoderarla, exigiendo cambios en la propiedad del sistema productivo a través de las reformas Meidner. Estas reformas consistían en que los trabajadores adquirían, con la plusvalía generada, acciones en las em- presas, alcanzando así a tener la pro- piedad de la entidad anónima. La enorme resistencia del empresariado impidió el cambio. El gran giro de la socialdemocracia fue el rechazo y abandono de sus estra- tegias políticas, eliminando, desde Blair y Schröder antes, a Renzi y Valls aho- ra, cualquier atisbo de compromiso con el socialismo, habiendo desaparecido cualquier intención de alcanzar este sis- tema. Pero su existencia ha sido respon- sable de que Suecia y Noruega sean los países con mayor calidad de vida (di- luida recientemente en Suecia por las reformas procapitalistas de las dere- chas), resultado de ser los únicos países que desde 1945 han sido gobernados más años por partidos prosocialistas que por partidos procapitalistas. Esta experiencia, dificulta estar de acuerdo con el Papa Juan Pablo II. En realidad, la fuerza de los hechos pa- rece haber cambiado la postura del Va- ticano con el Papa Francisco, que ha reconocido recientemente que el ca- pitalismo no es el mejor sistema, ad- mitiendo, a su vez, que las fuerzas socialistas, con sus distintas sensibili- dades, han hecho más para mejorar el bienestar de las poblaciones que las fuerzas procapitalistas. < El enorme dominio de las fuerzas conservadoras y neoliberales en el mundo intelectual, mediático y político explica la percepción, ampliamente pro- movida durante los últimos treinta años, de que el capitalismo, a pesar de sus obvias deficiencias, es un sistema económico mejor que su alternativa, el socialismo. El colapso de la Unión Soviética, presentada como la máxima expresión del socialismo real, dio pie a que esta percepción se generalizara. Desde Francis Fukuyama al Papa Juan Pablo II, se presentó el capitalismo como el único sistema válido para permitir el desarrollo humano. Este Papa preguntaba en su encíclica Centesimus Annus “¿Debería el capitalismo ser el sistema económico preferido para construir la economía y la sociedad? ¿Es este el modelo que los países del Tercer Mundo deberían escoger en su camino hacia el progreso económico y social?.... Si por capitalismo se entiende un sistema económico que reconoce el rol positivo que tienen el mundo de los negocios, el mercado, la propiedad privada de los medios de producción que permitan que se desarrolle la creatividad humana en el sector económico, entonces, la respuesta a esas preguntas es definitivamente afirmativa”. UNA DEMOSTRACIÓN ACLARADORA ¿Ha fracasado el socialismo? POR VICENÇ NAVARRO * (1) A Marxist Critique, Lexington Books, 1977 * Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas, Universidad Pompeu Fabra y Profesor de Public Policy, The Johns Hopkins University. Este artículo es un resumen, actualizado, en castellano de un informe publicado en inglés, escrito por el Profesor Vicenç Navarro, “Has socialism failed? An analysis of health indicators un- der socialism”, publicado en la revista International Journal of Health Services (Primavera, 1993). “Si el resto de América Latina tuviera la mortalidad infantil de Cuba, se salvarían dos millones de niños al año” “El establecimiento del Estado del Bienestar es una conquista de la socialdemocracia europea” © LMD EN ESPAÑOL DAMIÁN ORTEGA. – “Movimiento en falso (estabilidad y crecimiento económico)”, 1999-2003

UNA DEMOSTRACIÓN ACLARADORA ¿Ha fracasado el ...3 SEPTIEMBRE 2014 A NTE LAS múltiples afir- maciones de que el capi-talismo es el mejor de los sistemas, las izquier-das han respondido,

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ANTE LAS múltiples afir-maciones de que el capi-talismo es el mejor delos sistemas, las izquier-das han respondido, por

regla general, de una manera defensiva(acentuada después de la desapariciónde la Unión Soviética), subrayando quelo que existía en la URSS no era socia-lismo, observación que se ha extendidoa muchos otros países, como Cuba, in-dicando que, en realidad, tales paísesno tenían ni tienen socialismo. Es inte-resante aclarar que estas declaracionesse hacen mientras un niño muere dehambre en el mundo capitalista cadadiez segundos, con 3,1 millones de ni-ños muertos cada año como consecuen-cia de la malnutrición.

Ahora bien, para poder analizar lasuperioridad de un sistema económicosobre otro hay que definir primero elsignificado de los términos Capitalis-mo y Socialismo. Capitalismo es laproducción privada de bienes y servi-cios para el beneficio y ganancia deaquellos que poseen y controlan losmedios de producción. Socialismo esel sistema de producción y distribuciónen el que los principales medios conlos que se realiza la producción son pú-blicos, con las instituciones estatales(sean centrales, regionales o locales)representando un papel clave en la pro-ducción y distribución de aquellos bien-es, siguiendo el principio de “a cadaciudadano según su necesidad, de ca-da ciudadano según su capacidad”.

Naturalmente que las sociedadesactuales, dentro de su complejidad, tie-nen diferentes formas de propiedad. Deahí que, para evaluar la mayor o menorcapacidad de resolver las necesidadeshumanas de un sistema capitalista fren-te a un sistema socialista, se puedancomparar países con sistemas econó-micos capitalistas con otros con siste-mas económicos socialistas, perotambién puedan compararse países ca-pitalistas que hayan tenido partidos go-bernantes de sensibilidad socialista, conotros donde tales partidos y/o movi-mientos no hayan existido o su fuerzahaya sido menor.

Antes de comenzar estas compara-ciones, valga subrayar que uno de losindicadores más importantes del bien-estar en un país es su salud, que depen-de, no tanto de los servicios sanitariosexistentes en el país, sino de determi-nantes económicos, sociales y políticosque la configuran, entre los cuales la dis-tribución de recursos es clave.

Veamos ahora los datos, continen-te por continente, en un mundo en elque, como he indicado, un niño muerecada diez segundos debido a malnutri-ción –predominantemente en los esta-dos capitalistas– donde no hay ningunaescasez de alimentos. En realidad, enlos países desarrollados, los Estados

pagan a los agricultores para que noproduzcan más alimentos.

AMÉRICACuba ha sido uno de los países más

vilipendiados de América Latina, des-pertando una enorme hostilidad entre losestablishments estadounidenses, latino-americanos y europeos, hostilidad quese ha extendido a aquellos países que hanintentado una transformación profundade los sistemas de propiedad de aquelcontinente, conocido como uno de losmás desiguales del mundo.

Si miramos los indicadores de sa-lud, sin embargo, los indicadores demortalidad en Cuba están entre los me-jores de Latinoamérica. Ningún otropaís en aquel continente ha visto unamejora tan grande de sus tasas de mor-talidad (en cada uno de sus grupos eta-rios), siendo hoy el país con menormortalidad en Latinoamérica. Cuba tie-ne el nivel de malnutrición más bajo de

América Latina, siendo el país que hadisminuido el nivel de malnutrición deuna manera más notable desde 1960. Al-go parecido ocurre en cuanto a su situa-ción ambiental. El 75% de las viviendasestán conectadas a la red de agua pota-ble, uno de los porcentajes más altos deAmérica Latina y es uno de los paísescon menos disentería. Tiene también elnivel de educación más alto de Améri-ca Latina.

Según esta experiencia, pareceríaque la propuesta de Juan Pablo II esta-ría equivocada. Si el resto de AméricaLatina tuviera la mortalidad infantil deCuba, se salvarían dos millones de ni-ños al año. Ni que decir tiene que el sis-tema político, carente de democraciarepresentativa, no lo hace atractivo pa-ra personas con sensibilidad democrá-tica. Pero la evaluación de Cuba tieneque hacerse con países de desarrollo se-mejante cuando tuvo lugar la revolucióncubana. Y es ahí donde la capacidad deresolución de problemas básicos de losseres humanos del sistema socialista(con sus muchas limitaciones) es cla-ramente superior a la del sistema ca-pitalista. Y es también justo subrayarque, en la mayoría de países de Lati-noamérica que han sido gobernadospor partidos socialistas, se han conse-guido mejoras más sustanciales paralas clases populares (como Venezuela,Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay o Ni-caragua, entre otros) que en aquellos go-bernados por partidos de sensibilidadliberal y conservadora.

ASIAUna comparación entre los indica-

dores de salud de China (durante mu-chos años con un régimen socialista) yla India (economía capitalista) muestratambién la superioridad del sistema so-

cialista. En 1942, los indicadores deChina eran mucho peores que los de laIndia. En los años 1990, la mortalidadinfantil era mucho menor que en la In-dia (cuando había sido mucho mayor).Algo parecido en cuanto a la mortali-dad de niños de 1 a 4 años. En los años1990, la altura promedio era ya mayoren China que en la India. Es interesan-te subrayar que estas mejoras se debie-ron más a la redistribución de recursosque al crecimiento del PIB. Sin embar-go, tales indicadores se han deterioradoen China a raíz de las reformas libera-les introducidas por el gobierno comu-nista en los últimos treinta años. Losgrandes descensos en la mejora de lamortalidad se han producido a partir dela introducción del capitalismo en Chi-na en los años 1980. Una evolución se-mejante ha tenido lugar en los nivelesde educación y nutrición infantil, conuna mejora más notable de la que ha te-nido lugar en la India (incluso con ni-veles de riqueza económica semejantes).

Es importante señalar que, inclusodentro de la India, aquellos Estados go-bernados por partidos con un compro-miso socialista, como Kerala, han tenido(desde 1957) una evolución de los indi-cadores de salud, educación, nutricióny vivienda mejor que la del promediode la India. La mejora ha sido particu-larmente acentuada entre las mujeres.

Otra experiencia destacable ha sidola de los países asiáticos que pertene-cieron a la Unión Soviética. La compa-ración de los indicadores de salud deesas repúblicas (Kazajistán, Kirguizis-

tán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbe-kistán) muestra que evolucionaron másrápidamente que los países comparablesy limítrofes en Asia.

En África, la experiencia socialistano ha existido o no ha sido notable.

EUROPAEn Europa, las Repúblicas Soviéti-

cas no tuvieron indicadores mejores quelos de los países con economías capita-listas. En 1975, la URSS tenía una es-peranza de vida de 70,4 años, solo 8meses más corta que la de EE UU. Aho-ra bien, era más larga que la de Finlan-dia y Portugal, y solo ligeramenteinferior a la del Reino Unido, Japón, ola República Federal de Alemania. Es-ta comparación actual olvida, sin em-bargo, que históricamente la evoluciónen la Unión Soviética comenzó desdeunos niveles mucho más bajos. En rea-lidad, en los primeros treinta años(1917-1947), su evolución, no solo so-cial, sino también económica, fue ungran éxito, como lo demuestra que fue-ra capaz de derrotar a Alemania en la IIGuerra Mundial. Incluso Winston Chur-chill reconoció que la que derrotó a laAlemania Nazi fue la Unión Soviética.El sistema socialista de producción mos-tró claramente su superioridad. Fue laevolución posterior la que disminuyó elgran potencial de aquella revolución,como escribí en mi libro Social Secu-rity and Medicine in the USSR (1), cu-ya distribución fue prohibida en laUnión Soviética.

Hay pocas dudas, pues, de que en elcontexto del mundo subdesarrollado,donde todavía hoy vive la mayoría de lahumanidad, el socialismo es un sistemaeconómico mejor que el capitalismo.

Los países desarrollados se hanmantenido dentro de la esfera de laseconomías capitalistas y ninguno la haabandonado. Pero esta situación nopuede presentarse como un indicadorde la supremacía del sistema capitalis-ta. En realidad, los países donde hangobernado por más tiempo partidos

políticos comprometidos con elsocialismo (partidos socialdemócratasaliados a partidos comunistas o pro-gresistas) tienen mejores indicadoresde salud y bienestar que aquellos go-bernados por partidos conservadoresy liberales. El establecimiento del Es-tado del Bienestar es una conquista dela socialdemocracia europea. Y tal con-quista se desarrolló como un avancehacia el socialismo. En el país dondeesta estrategia progresó más, Suecia,los avances del Estado del Bienestar,en lugar de coaptar a la clase trabaja-dora al sistema capitalista (como al-gunas voces izquierdosas sostienen),sirvieron para empoderarla, exigiendocambios en la propiedad del sistemaproductivo a través de las reformasMeidner. Estas reformas consistían enque los trabajadores adquirían, con laplusvalía generada, acciones en las em-presas, alcanzando así a tener la pro-piedad de la entidad anónima. Laenorme resistencia del empresariadoimpidió el cambio.

El gran giro de la socialdemocraciafue el rechazo y abandono de sus estra-tegias políticas, eliminando, desde Blairy Schröder antes, a Renzi y Valls aho-ra, cualquier atisbo de compromiso conel socialismo, habiendo desaparecidocualquier intención de alcanzar este sis-tema. Pero su existencia ha sido respon-sable de que Suecia y Noruega sean lospaíses con mayor calidad de vida (di-luida recientemente en Suecia por lasreformas procapitalistas de las dere-chas), resultado de ser los únicos paísesque desde 1945 han sido gobernadosmás años por partidos prosocialistas quepor partidos procapitalistas.

Esta experiencia, dificulta estar deacuerdo con el Papa Juan Pablo II. Enrealidad, la fuerza de los hechos pa-rece haber cambiado la postura del Va-ticano con el Papa Francisco, que hareconocido recientemente que el ca-pitalismo no es el mejor sistema, ad-mitiendo, a su vez, que las fuerzassocialistas, con sus distintas sensibili-dades, han hecho más para mejorar elbienestar de las poblaciones que lasfuerzas procapitalistas. <

El enorme dominio de las fuerzas conservadoras y neoliberales en el mundo intelectual, mediático y político explica la percepción, ampliamente pro-movida durante los últimos treinta años, de que el capitalismo, a pesar de sus obvias deficiencias, es un sistema económico mejor que su alternativa, elsocialismo. El colapso de la Unión Soviética, presentada como la máxima expresión del socialismo real, dio pie a que esta percepción se generalizara.Desde Francis Fukuyama al Papa Juan Pablo II, se presentó el capitalismo como el único sistema válido para permitir el desarrollo humano. Este Papapreguntaba en su encíclica Centesimus Annus “¿Debería el capitalismo ser el sistema económico preferido para construir la economía y la sociedad? ¿Eseste el modelo que los países del Tercer Mundo deberían escoger en su camino hacia el progreso económico y social?.... Si por capitalismo se entiende unsistema económico que reconoce el rol positivo que tienen el mundo de los negocios, el mercado, la propiedad privada de los medios de producción quepermitan que se desarrolle la creatividad humana en el sector económico, entonces, la respuesta a esas preguntas es definitivamente afirmativa”.

UNA DEMOSTRACIÓN ACLARADORA

¿Ha fracasado el socialismo?

POR VICENÇ NAVARRO *

(1) A Marxist Critique, Lexington Books, 1977

* Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas, UniversidadPompeu Fabra y Profesor de Public Policy, The Johns HopkinsUniversity. Este artículo es un resumen, actualizado, en castellanode un informe publicado en inglés, escrito por el Profesor VicençNavarro, “Has socialism failed? An analysis of health indicators un-der socialism”, publicado en la revista International Journal of HealthServices (Primavera, 1993).

“Si el resto de América

Latina tuviera la mortalidad

infantil de Cuba,

se salvarían dos millones

de niños al año”

“El establecimiento del

Estado del Bienestar es

una conquista de la

socialdemocracia europea”

© LMD EN ESPAÑOL

DAMIÁN ORTEGA. – “Movimiento en falso (estabilidad y crecimiento económico)”, 1999-2003