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1 una mirada en diez ensayos Una Mirada en Diez Ensayos Rodrigo Lenis León

Una Mirada en 10 Ensayos

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Reflexiones en ensayo desde la teoría psicoanalítica de diferentes temas, escritas desde una perspectiva personal y apoyada en el pensamiento de reconocidos pensadores y teóricos.

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  • 1una mirada en diez ensayos

    Una Mirada en Diez Ensayos

    Rodrigo Lenis Len

  • Una Mirada en Diez Ensayos

    Rodrigo Lenis Len

  • Rodrigo Lenis Len

    Diagramacin Rodrigo Lenis Len

    Imagen de cartulaEquipo para Tamizaje de Agregados (Carlos M. Bedoya)

    ContracartulaAcuarela. Profesora Luz Patricia Snchez

    Primera edicin Abril de 2007

    Prohibida la reproduccin parcial o total sin la autorizacin expresa del editor

  • La visin slo llega a ser clara cuando uno

    puede mirarse al corazn.

    El que mira hacia afuera, suea; el que mira

    hacia adentro, despierta

    Carl Jung

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  • 7una mirada en diez ensayos

    CONTENIDO

    Presentacin 9

    Introduccin 11

    La propuesta publicitaria inscrita en el discursodel modelo neoliberal 13

    El sndrome del corazn roto 21

    El discurso de la identidad en el regionalismo antioqueo 27

    La no totalidad de la totalidad 33

    La enfermedad mental 39

    El ser de cabello largo e ideas cortaso el miedo obsesivo del hombre hacia la mujer 45

    La inevitable necesidad de ser en otro ser 51

    El vacio en el espejo 55

    Adam y el extasis sinttico 59

    Autismo: el mensaje que debe ser odo 65

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  • 13una mirada en diez ensayos

    LA PROPUESTA PUBLICITARIA INSCRITA EN EL DISCURSO DEL MODELO NEOLIBERAL

    La deshistorizacin, la desocializacin y la individualizacin del hombre,

    instauradas por un modelo que ms que modelo es la mscara

    perfecta de la explotacin ilimitada.

    Introduccin

    Todos los das despus de las seis de la tarde los sujetos que componen cada una de las sociedades singulares y particulares de nuestro pas, corren apresuradamente al terminar la jornada laboral hacia sus casas para apoltronarse frente a las 100, 50 o mnimamente 5 visiones fragmentadas del mundo que les ofre-ce el sistema de comunicacin de masas ms grande que exis-te: la televisin. El crecimiento de poder desmesurado de los mass-media articulado y patrocinado por el modelo poltico y econmico, principalmente neoliberal, que a travs del intenso bombardeo publicitario basado en las regularidades del mundo econmico y abandonado a su lgica de la ley del mercado ca-pitalista radical, sin freno y sin maquillaje, pero racionalizado y con el nico objeto de llevar al lmite su eficacia econmica, produce intoxicacin y confusin por medio de imgenes que anulan toda reaccin y que conducen a la indiferencia, donde ya nada conmueve o asombra y por el contrario la promesa de venta de una realidad social est dada por marcas vestidas de una apariencia fantaseada.

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    El criterio de verdad de la publicidad siempre ha estado en en-tredicho: publicidad o publicitario se encuentran curiosamen-te asociados a imgenes y efectos de magia, disfraz o artificio, se le acusa de parecer sin ser y de forma sin fondo, (...)a travs de imgenes, smbolos y mitos se busca influir e inducir hbitos, actitudes, sentimientos, opiniones, ideales y valores; se sugiere un estilo de vida deseable y se propone un ideal a imitar de hombre y mujer sanos, jvenes, bellos y seductores1 . En estos parmetros de la publicidad se basa la propuesta del modelo neoliberal para crear e instaurar sus tcnicas y formas de domi-nacin y manipulacin.

    1. Deshistorizacin

    En este punto me voy a permitir hablar de identidad, pero no entendida desde el punto de vista de la segregacin, la intolerancia o la diferencia-cin que conduce inevitablemente a la respuesta violenta e irracional del racismo, el regionalismo o la guerra intil y desacertada de los sexos o mejor de gnero. En general, la identidad se relaciona con la idea de permanencia que puede afectar el devenir del sujeto o del objeto indivi-dual o colectivamente. La identidad entonces puede ser pensada como una articulacin de referentes simblicos, imaginarios y reales a partir de los cuales un sujeto o una colectividad se representa a s mismo ante los dems y ante si, el sujeto o la comunidad encuentra en esa articula-cin identitaria las coordenadas para orientarse en sus roles y comporta-mientos. Por otra parte, la identificacin permite el paso explicativo que posibilita la generalizacin de lo individual a lo colectivo, el sujeto no puede ser concebido entonces sino desde la perspectiva de su relacin a los otros, a travs de la familia y otras formas sociales creadas por cada civilizacin. Por eso Freud dice que no hay diferencia entre psicologa individual y psicologa social, desde el momento en que es impensable el sujeto sin los otros. Esta identidad fortalece el contexto del individuo y la estructura social en la que vive, la cual le permite crear un marco de referencia que corresponde al conjunto de valores sociales, culturales, familiares, educativos y religiosos que le dan sentido de pertenencia y membresa.

    1 DOMNGUEZ, Rendn Ral Alberto. La publicidad como fuente de mal gusto. Revista de extensin cultural Universi-dad Nacional de Colombia, Sede Medelln. No. 40, 1998, p.51.

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    Pero es el mito de la mundializacin o globalizacin el que se presenta como un discurso dominante, una visin neoliberal sin oposicin posi-ble la cual contribuye a crear y difundir una imagen del mundo que no corresponde a la organizacin social del individuo y lo descontextualiza presentndole la venta de macro discursos ideolgicos y culturales que son claves en la financiacin no slo de los medios de comunicacin sino tambin convenientes para el sistema de produccin y competitivi-dad como fin ltimo de los seres humanos en el modelo econmico neo-liberal. El mensaje publicitario inscrito en el discurso genera la prdida de identidad del individuo, arrancndolo de sus races, generando la in-ternacionalizacin de una cultura de consumo y modelo de vida que no corresponde a la estructura del estado nacional y que por un lado hace saber lo que hay, y por el otro justifica la importancia de tenerlo, es as como memoria e identidad histrica son ahogados con la proliferacin de los anuncios publicitarios, la saturacin visual y auditiva y la abusiva transposicin de valores y formas de vida enmascaradas en la sonriente careta de la felicidad y de la euforia de un paraso prometido en donde se juega con el concepto de la normalidad, con el modo en que debemos o no comportarnos y con relaciones idlicas lejanas de la humillacin, elmiedo y la precariedad.

    2. Desocializacin e individualizacin

    Los medios de comunicacin han sido los encargados de presentar el modelo neoliberal como una autntica creencia, como una visin del mundo impuesta y legitimizada que viste con racionalizaciones el corte radical que separa lo econmico de lo social. Esta legitimizacin lejos de establecer garantas colectivas lo que propicia es la desocializacin y la individualizacin a travs de una teora econmica que no contempla, ni evala los costes de su poltica en lo social y que a travs de eufe-mismos y analogas disfraza el accionar del modelo que representa el progreso como flexibilidad, adaptabilidad y desregulacin como mensaje de lo universal.

    A partir de este postulado el modelo entra a desconocer e ignorar el valor implcito y explcito que esta dado en el individuo como compo-nente de una colectividad el hombre slo existe en la sociedad y por

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    la sociedad... y la sociedad es siempre histrica. La sociedad como tal es una forma y cada sociedad dada una forma singular y particular2 , y antes de reconocerlo su estrategia va orientada sobre una teora tutelar identificada con la racionalidad individual que deja en suspenso las es-tructuras sociales para llegar a ser verdadera y que se propone cuestio-nar todas las estructuras colectivas capaces de obstaculizar la lgica del mercado puro.

    Es en esta estrategia donde el modelo neoliberal inscribe su propuesta publicitaria en una revolucin individualista, que difunde y promocio-na a travs de los medios de comunicacin masivos una superoferta de informacin, superoferta de objetos, superoferta de imgenes y que se plantea como una nueva forma de control social. Lipovesky plantea que esta forma de seduccin a travs del consumo, esta superoferta de objetos, informacin, imgenes, esta invitacin al consumo masivo, es otra forma de control social. (...) seduccin del consumo, que revierte a cada sujeto a su propio placer; a su propio goce, y a una obturacin, de la carencia y el vaco que motoriza el deseo 3.

    Este planteamiento es el que vende al individuo la idea y la masifica como filosofa de vida, que a su vez le impone la productividad laboral desmedida para satisfacer el deseo, el cual nunca se satisface sino que se renueva como carencia y motor constante y el ideal ya no es colectivo sino que el objeto de movilizacin est dado por reivindicaciones e inte-reses personales, el individuo libre, soberano, autrquico, sustancial, en la gran mayora de los casos ya no es sino una marioneta que realiza espasmdicamente los gestos que le impone el campo histrico-social: hacer dinero, consumir y gozar (si lo logra...). Supuestamente libre de darle a su vida el sentido que quiera, en la aplastante mayora de los casos no le da sino el sentido que impera, es decir el sinsentido del aumento indefinido del consumo. Su autonoma vuelve a ser hete-ronoma, su autenticidad es el conformismo generalizado que reina a nuestro alrededor4.

    El individuo masificado es emotivo, crdulo, obediente, sumiso, acrtico, irracional, imitativo, sugestionable e influenciable, ms por imgenes y

    2CASTORIADIS, Cornelius. Lo imaginario: la creacin en el dominio historicosocial. P.66.3ADAMSON, Gladys. Cambio Social. p. 24CASTORIADIS, Cornelius. El Deterioro de Occidente. p 80.

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    smbolos que corresponden a significaciones imaginarias impuestas, que a razones o argumentos lgicos.

    Y los mensajes publicitarios, no todos claro est, son el vehculo perfec-to para hacer la imposicin de una ideologa que esta comandada por la MARCA, por el abanico de estereotipos e identidades o roles sexua-les, cuyas connotaciones son intercambiables: Hombre-Masculinidad: padre, Don Juan, ejecutivo, informal, aventurero, Mujer-Feminidad: madre, objeto, ejecutiva, informal, virgen, en medio de estos, tambin circulan los personajes ambiguos difciles de identificar y establecer una identidad sexual tendiente a una nueva cultura de lo unisex, todos estos envueltos en escenarios falsamente construidos de manera nove-lesca, extica, idlica, inslitos y absolutos, fiestas, paseos, espectculos, reuniones familiares, parches con amigos, y en situaciones eufricas, ldicas, lujosas, lujuriosas, ociosas, placenteras, que lo que pretenden es borrar la monotona, la incertidumbre, la insatisfaccin, el anonima-to. Una promesa de venta que atenta contra la identidad, el respeto y el sentido de pertenencia del individuo al presentarle una imagen de cmo quisiera ser y no darle el valor de verse como es; el individuo es presentado como su trabajo, su cuenta bancaria, el auto que maneja, el contenido de su billetera, la tarjeta de crdito que lo clasifica, la mujer con la que se relaciona, el poder que lo valora, el cuerpo que demanda ser como la marca Kalvin Klein, Giorgio Armani, Girbaud y cualquier otra ordena, en donde la moda es la imperante necesidad de poder ser antes de la necesidad imperante de cubrirse, es como dice Edgar Morin, la hipersimplificacin a la que se reduce la visin de la realidad fundada en el idealismo y la homogenizacin, o como lo traduce Bourdieu es la individualizacin de todo tipo de relaciones como tcnica de sujecin racional que conllevan o contribuyen a abolir las referencias y las soli-daridades colectivas.

    Para no ir muy lejos, nos podemos remitir al ltimo comercial de una de las marcas de gaseosa ms reconocida en el mundo y que en la actuali-dad est en el aire: El escenario est demarcado por la parodia de una de las escenas de la pelcula La Sociedad de los Poetas Muertos, en la que el director de un colegio de jvenes de clase alta anda en la bsqueda del responsable de la desaparicin de todas las bebidas colas del refrige-rador de la escuela. A la pregunta del maestro en un acto de valenta y

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    solidaridad uno de los estudiantes asume la culpa del hecho y a la espera de la solidaridad de sus amigos estos por el contrario uno a uno van le-vantndose con las manos atrs con el producto robado acusndolo. El comercial termina diciendo PIDE MS.

    Este es el fundamento ltimo del modelo neoliberal, la violencia estruc-tural, el principio de la divisin, un orden social basado en la competen-cia de inteligencias estructuradas en manipulacin tcnica, preparadas con vista a conseguir la sumisin y la obediencia que garantizan y sus-tentan el orden y la disciplina.

    Instaura en cada mensaje comercial, poltico, econmico, religioso y cultural la lucha de todos contra todos, el cinismo como norma de toda prctica y el orden moral basado en la inversin de las tablas de valores. Lo que importa es el resultado de los ndices de audiencia y de las cuotas de mercado que garantizan el ejercicio de la produccin y de los medios de produccin comandados por el estado en primera instancia y de la empresa privada cada vez ms privada en un segundo orden.

    Instinto consumista: en los catlogos trataba de definirme como persona.

    Perderlo todo es la gran solucin contra la monotona, las cosas que posees

    terminan poseyndote, hay mucho potencial y mucha frustracin, amando

    cosas, en empleos que odiamos para poder comprar cosas que no necesitamos,

    somos los hijos de en medio de la historia, no vivimos una gran guerra, ni una

    gran depresin, nuestra gran guerra es espiritual, nuestra gran depresin es

    nuestra vida.

    La T.V. dice que algn da seremos millonarios, dioses del cine y la msica...

    Qu somos? Consumidores de productos innecesarios, el crimen, el delito, la

    pobreza no nos interesa, importan las revistas de celebridades, T.V. con 500

    canales, interiores de marca.5

    Hombres y mujeres solos, que no necesitan familia, cuya visin es indi-vidualista, que se placen o se venden como autosuficientes y que profe-sionalmente son exitosos, pero cuyo xito esta basado en su competen-cia no en su competitividad, que viven para si y gastan para si mismos; el planteamiento de la unin familiar qued atrs, ahora la nueva visin de

    5Texto de la pelcula El club de la pelea.

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    vida fractura las estructuras sociales, hoy lo que importa es el individuo profesional que generalmente se muestra como exitoso, independiente, sin respaldo familiar pero con una mano amiga financiera que suple la necesidad de una familia como antiguo concepto de ese respaldo, un modelo de hombre solo y mujer sola, libres e independientes en donde dicha libertad como lo describe Cornelius Castoriadis funciona como simple complemento instrumental del dispositivo maximizador de los disfrutes individuales y que se presentan como reales o ideales.

    Se trata entonces de empezar a adquirir una autonoma que permita la aparicin de un nuevo ser histrico en el plano individual que pueda preguntarse y cuestionarse sobre su existencia misma, sobre todo sen-tido dado de antemano, con una apertura de pensamiento que no est mediado por la moral cnica de los que se hacen portavoces de lo que hay que pensar, del servilismo, del conformismo y el academicismo, o de los valores del mercado que eximen del esfuerzo del anlisis y la cr-tica, que reducen la vida del mundo y el pas a la ancdota de los me-dios publicitarios insertndonos en un campo heternomo basado en estereotipos y modelos de hombres y mujeres que no transforman sino que por el contrario inconscientemente y de buena fe colaboran con su permanencia.

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  • 21una mirada en diez ensayos

    EL SNDROME DEL CORAZN ROTO*

    La Salud Mental en el enamoramiento

    Y que no haya ninguno que lo ignore / todos los hombres matan lo que aman

    / con mirada de odio matan unos / otros con frases engaosas matan /

    el cobarde lo hace con un beso / el bravo con la espada

    Oscar Wilde

    Cuntas veces he intentado enterrarte en mi memoria y aun-que diga ya no ms es otra vez la misma historia, porque este amor siempre sabe hacerme respirar profundo ya me trae por la izquierda y de pelea con el mundo. Si pudiera exorcizarme de tu voz, si pudiera escaparme de tu nombre, si pudiera arran-carme el corazn y esconderme para no sentirme nuevamente: bruta, ciega, sordomuda, torpe, traste, testaruda, es todo lo que he sido, por ti me he convertido en una cosa que no hace otra cosa mas que amarte, pienso en ti da y noche y no se como olvidarte.

    Ojerosa, flaca, fea, desgreada, torpe, tonta, lenta, necia, des-quiciada, completamente descontrolada tu te das cuenta y no me dices nada, ves que se me ha vuelto la cabeza un nido don-de solamente tu tienes asilo y no me escuchas lo que te digo mira bien lo que vas a hacer conmigo

    *Ponencia presentada en el III Congreso Iberoamericano de Sicologa. Bogot, Colombia Julio 22 al 27 de 2002.

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    Las letras que componen las canciones que generacin tras generacin renuevan los ritmos y presentan nuevas creaciones denominadas gne-ros musicales y sustenta de una manera u otra el sndrome del corazn roto, son una clara evidencia que devela el estado de enamoramiento de los sujetos dependiendo de las circunstancias de dicha y sufrimiento que estn padeciendo y que, por ende, alteran aquello que se denomina la salud mental.

    Un Concepto de Salud Mental

    Segn Melanie Klein (Sobre La Salud Mental 1960) la base de la salud mental es una personalidad bien integrada que encierra elementos tales como: la madurez emocional, fuerza de carcter, capacidad para mane-jar emociones conflictivas, equilibrio entre la vida interior y la adapta-cin a la realidad.

    La madurez emocional significa que los sentimientos de prdida que permanecen en la mente, que producen dolor por los placeres perdidos y las posibilidades irrealizables, pueden ser contrarrestados hasta cierto punto en la capacidad de aceptar sustitutos y que las fantasas infantiles no perturben la vida emocional adulta. De otro lado, la fortaleza de ca-rcter est basada en las relaciones tempranas sostenidas con la madre, aquella en la que el nio experimenta amor y odio por primera vez. Si los aspectos buenos de la madre introyectada son superiores a los frustran-tes, de aqu deviene la base de la fortaleza de carcter, ya que el yo pue-de desarrollar sus potencialidades, puesto que si se experimenta como gua y protectora pero no dominante, la identificacin hace posible la paz interior. El xito de esta primera relacin se extender a la relacin con los otros miembros de la familia y se reflejara posteriormente en las actitudes adultas.

    El equilibrio, por su parte, depende de nuestra comprensin de la varie-dad de nuestros impulsos y sentimientos contradictorios, y de la capa-cidad de resolver los conflictos internos, adems tambin corresponde a este la adaptacin al mundo externo que implica la interaccin del mundo interior con el mundo exterior. El equilibrio no significa evitar conflictos, implica la capacidad para tolerar y manejar las experiencias dolorosas.

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    La falta de goce en el trabajo, en el descanso, en las relaciones, vaca la personalidad y despierta angustia e insatisfaccin que son tanto perse-cutorias como depresivas, y si son excesivas constituyen la base de la enfermedad mental.

    La salud mental en el enamoramiento generalmente es superficial pues-to que se vincula con la renegacin, trmino que explica Freud como la defensa en que el sujeto rehusa reconocer la realidad de una percepcin traumatizante, que es el primer tiempo de la psicosis, porque mientras el neurtico reprime las exigencias del ello, el psictico reniega la realidad. El yo no es suficientemente fuerte para tolerar el dolor.

    La salud mental es de naturaleza compleja y multiforme, se basa en el interjuego entre las fuentes fundamentales de la vida mental: amor odio. La gnesis de la salud mental esta determinada por la relacin dada entre la madre y el bebe en su cuidado, alimento y amor que le posibilitan a este la base de un desarrollo emocional estable. Pero an en este primer momento el conflicto entre amor y odio desempean un papel importante en dicha relacin, puesto que de ste parte las frustra-ciones inevitables de la infancia que refuerzan el odio y la agresividad, sentimientos que hacen surgir el temor a la retaliacin y la persecucin. Esta lucha hace que el nio disocie los elementos buenos y malos, diso-ciacin que no deber ser muy profunda para que posteriormente se de la integracin y la sntesis y, por ende, un desarrollo normal.

    Posterior a esta lucha se presenta la angustia depresiva y con ella el sen-timiento de culpa en relacin con los sentimientos de agresin hacia la madre que despiertan el deseo de reparar, proceso mediante el cual el sujeto intenta reparar los efectos de sus fantasmas destructores sobre su objeto de amor que le permitir al yo una identificacin estable con el objeto benfico1.

    Ciertas actitudes de los primeros estados del desarrollo continan de cierta manera en la vida adulta. La renegacin, la idealizacin del objeto amoroso que tiene el efecto de reasegurar y contrarrestar las angustias persecutorias.

    Una persona sana mentalmente puede darse cuenta de su necesidad de ver las situaciones displacenteras a una luz ms favorable estando as

    1 La Planche, Jean. Pontalis, Jean Bertrand. Reparacin. Diccionario de Psicoanlisis. Pg.365.

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    menos expuesta a la ruptura de la idealizacin y al predominio de las angustias depresiva y persecutoria.

    Ese Yo no s

    A partir de lo anterior podemos entrar a indagar entonces sobre el esta-do de la salud mental en el enamoramiento.

    Ese yo no se, que me encanta del otro, ese yo no se, que me excita, ese yo no se , es lo real que escapa al saber del sujeto, lo irreductible al saber, que da respuesta desde el leguaje pero que no atiende a la falta en ser, ese objeto a minscula que cree pasar a lo simblico en el sujeto a travs del enamoramiento y que es representado en el goce y la relacin establecida del sujeto deseante con su objeto deseado.

    Lacan dice que toda demanda en el fondo es una demanda de amor, demanda

    que pide al otro lo que el otro no tiene y el amor es dar al otro lo que a uno le

    hace falta: el deseo es la respuesta a la demanda de amor.2

    Al ser el sujeto efecto del lenguaje, agujero en el saber y su cuerpo el lugar del goce, hay algo que mortifica al sujeto y es desde Freud su re-sistencia al saber, a la falta en ser, y en Lacan la prdida de goce que va ms all del principio del placer y que se instaura como sustancia negativa y a la que el hablanteser no tiene retorno por su introduccin en la dimensin simblica, aqu me atrevera a decir que es el fantasma fundamental del sujeto el que hace sntoma en este y lo conduce a la demanda constante, a la bsqueda de su ser en la cosa deseada: dame tu deseo, dame lo que a mi me falta, es decir el enamoramiento no es ms que una investidura de objeto de parte de las pulsiones sexuales con el fin de

    alcanzar la satisfaccin sexual directa, lograda la cual se extingue La

    certidumbre de que la necesidad que acaba de extinguirse volvera a despertar

    tiene que haber sido el motivo inmediato de que se volcase al objeto sexual

    una investidura permanente y se lo amase aun en los intervalos, cuando el

    apetito estaba ausente.3

    2Orvaos, Mara Teresa. Ms all de las ficciones del amor. El Discurso del Psicoanlisis. Coloquios de la Fundacin 4. Siglo Veintiuno Editores. Pgs.75-78.

    3Freud, S. Enamoramiento e Hipnosis. Psicologa de las masas y anlisis del yo. Pg.31.

  • 25una mirada en diez ensayos

    Demanda que es repeticin, que es prdida, que es goce y que hace que el amor se preserve y lo prohiba, se ama al otro, en tanto que el otro puede imaginariamente representar el objeto a, en tanto persiste la bsqueda de goce, el amor se repite, lo cual ser la causa del sufrimiento del sujeto.

    Si el sujeto al hablar se desnaturaliza, si segn Lacan, ya no es esencia, ni existencia, si es el lenguaje quien determina su posibilidad de existencia, si es el sujeto aquel que aparece representado por un significante para otro significante, entonces podramos formular la tesis de que si el goce esta hecho de la misma textura del lenguaje, donde el deseo encuentra su lugar y sus reglas, entonces es el enamoramiento tambin una re-presentacin hecha de la misma materia del lenguaje en tanto tiene su gnesis en el goce, producto de la falta en ser del sujeto.

    El enamoramiento en la falta en ser del sujeto, es un imaginario produc-to de su estructura narcisista, pues lo que se busca en el otro es la parte de si mismo perdida para siempre, es al propio yo al que se ama en el amor, al propio yo encarnado imaginariamente en el amado4 como la letra de la can-cin de Arjona cuando dice: no te enamoraste de mi sino de ti cuando estas conmigo.

    Ese yo encarnado imaginariamente en el amado es idealizado llevndolo a la sobre estimacin sexual, en donde el objeto amado goza de la exen-cin a la crtica, sus cualidades son mucho mas estimadas, el juicio se falsea en el sujeto amante y el objeto es tratado como el yo propio amn-dolo en virtud de las perfecciones que se aspiran para el yo propio.

    Si el enamoramiento aumenta adquiere la imagen de enfermizo: por un lado el amante puede adoptar la posicin de servidumbre en donde la humillacin y el empobrecimiento del yo son cada vez mas altos y el ob-jeto amado es ms grandioso y valioso; por otra parte, los aspectos ambi-valentes de las primeras relaciones vuelven a hacer aparicin: el objeto es odiado y amado alternativamente, en algunos casos la proporcin de odio es mayor al amor, Ortega y Gasset comentaba que cuando sucede el enamoramiento hay -y no con menor frecuencia- enodiamiento5, el objeto, por as decir, a devorado al yo.

    4Gonzlez, Carlos Mario. Para pasar del amor al desamor: soplar sobre la llama del deseo. Pg. 17-18. 5Orlandini. Alberto R. Las Enfermedades del Enamoramiento. El enamoramiento y el mal de amores. Pg. 5.

  • 26 rodrigo lenis len

    Es as como el sndrome del corazn roto aparece como el yo no se que se niega a la prdida, al vaco de ser, que ubica al sujeto amante en el sufrimiento que predomina sobre la satisfaccin en donde, como dice Freud, en la ceguera del amor, uno se convierte en criminal sin remor-dimientos, ceguera en la que se ignora al sujeto real, desconociendo la diferencia y traspolndola como indiferencia; uno de los amantes es el dolo y el otro el adorador, uno se esclaviza ante el otro y se mezclan en una fusin simbitica.

    El que sufre est encadenado al objeto amante infiel como posesin del objeto perdido, el dolor del amor significa que lo que est en la representa-cin no est en la realidad.6 El amante sufre y goza en el sufrimiento que es sntoma al que se aferra por un placer desconocido para el sujeto mismo.

    6Feuerbach, Ludwing. El amor es pasin. Revista Universidad de Antioquia. No. 234. Pgs. 19, 21.

  • 27una mirada en diez ensayos

    EL DISCURSO DE LA IDENTIDADEN EL REGIONALISMO ANTIOQUEO

    1. La Identidad

    El Estado y sus instituciones mediadoras de socializacin tie-nen la responsabilidad de transmitir la historia y los elementos culturales que le permiten al individuo asirse a un marco re-ferencial, es decir, de dnde viene, cules son sus races, sus iguales y desiguales, interrogantes que le posibilitan la cons-truccin de una identidad.

    Pero no slo los elementos de carcter histrico - social son los que le dan una identidad al sujeto, ya que su cuerpo no se re-duce a un organismo vivo, sino que, adems, est conformado por cdigos simblicos y por representaciones imaginarias que cada cultura en su forma singular configura como reconoci-miento de dicha identidad: nombre, vestido, creencias, mitos, tradiciones, cabello, raza, rasgos, lenguaje, folclor, etc.

    La identidad aparece en el sujeto como transmisiones incons-cientes por medio de los complejos culturales de la regin, ciu-dad o pas al que pertenece y los vnculos familiares, a nivel consciente a travs de la educacin, la religin y las palabras de los otros con que configuran su identidad.

    Entonces podramos decir que Las identidades son construc-ciones simblicas que involucran representaciones y clasificaciones

  • 28 rodrigo lenis len

    referidas a las relaciones sociales y las prcticas, donde se juega

    la pertenencia y la posicin relativa de personas y de grupos en su

    mundo1 .

    Y es el nombre o el gentilicio el que vendr en el mbito simblico a crear la ilusin de su identidad singular, pero tambin social, como dice Castoriadis: la identidad es el sistema de interpretacin del mundo creado por la sociedad, todo cuanto sobreviene a una sociedad debe significar algo

    para ella o bien ser declarado carente de sentido2

    Pero la identidad individual y social entra en crisis cuando se implanta como diferencia cultural, racial, de gnero, de clase, regional, nacional.

    Cuando es manipulada en funcin de conflictos e intereses en pugna, que marcan las fronteras de los grupos, as como la naturaleza y los l-mites de lo real.

    De manera individual y colectiva el sujeto se enfrenta con la diferencia y se produce el salto de la identidad a la segregacin.

    2. El Regionalismo Antioqueo

    - Adis, compadre

    - Adis, compadre, fue la respuesta con la melancola del alabao.

    - Compadre, pregunt nuestro boga al otro, paonde va con esa gente?

    - La respuesta fue:

    - No compadre, si sta no es gente, estos son unos paisas..3

    Es esta precisamente la imagen que se ha transmitido de generacin en generacin a cada uno de los hombres que conforman el complejo de la cultura antioquea y que a traspasado las barreras de la frontera de la

    1Bayardo, Rubens. Antropologa, Identidad y Polticas Culturales. UBA. Pag. 2.2Castoriadis, Cornelius. Lo imaginario: la creacin en el dominio histricosocial3Betancur Cuartas, Belisario. Declaraci{on de Amor del modo de ser del antioqueo. Pag 1.

  • 29una mirada en diez ensayos

    que muchos llaman, por su arraigo y fuerza integrativa, La Repblica Independiente de Antioquia o Antioquia la Grande.

    Hablar de los rasgos caractersticos de los paisas, obligatoriamen-te conlleva a referirse a su agresividad, en la forma fecunda como han conquistado su hbitat, en la creacin econmica e industrial, en su capacidad para precisar los momentos que le ofrecen la oportunidad de sacar ventaja, cambio o transformacin de los negocios y dar cuenta del comercio como actividad bsica que gest su imagen y que ha hecho que se le relacione con el judo como muestra de su habilidad.

    Pero todos estos elementos constitutivos de la imagen del hombre antio-queo obedecen al proceso de sociabilizacin que, dentro de su cultura, se funda en la capacidad para ser un forjador de riqueza. De esa capaci-dad demandada por la colectividad depende su ubicacin dentro de la misma y el valor que se le confiera como individuo.

    La conformacin geogrfica de Antioquia, su lento desarrollo y su aislamiento

    de las dems regiones de Colombia, fueron determinando un particular creci-

    miento y una singular forma de vida. Su visin del mundo se fue estructuran-

    do a partir de la lucha de gentes que, obligadas por el medio, se abrieron paso

    a travs de la maraa de una regin inhspita.4

    Tales condiciones configuraron los rasgos del complejo cultural antio-queo hacia la libertad, la independencia, el positivismo y el sentimien-to de altivez, pero a su vez a un sentir omnipotente, a vivir slo de s mismos.

    Antioquia no respira sino sus propios valores. Y son esos valores los que habra que resaltar teniendo en cuenta que su empuje, berraquera y tesn, los han llevado a ocupar un lugar importante y a ser reconocidos en Colombia como capital industrial y pionera de importantes logros, no slo en el aspecto comercial, sino tambin en campos como el arte y la medicina, no reconocidos, ni valorados en otra poca.

    Pero son estos mismos valores aferrados a la tradicin y a la tierra los que han llevado a Antioquia a un culto a la diferencia, haciendo que

    4Betancur Cuartas, Belisario. Declaracin de Amor del modo de ser del antioqueo. Pag 5.

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    cada individuo huya hacia s. De manera individual y colectiva el sujeto en Antioquia se enfrenta con la diferencia y se produce el salto de la identidad a la segregacin o el regionalismo que lo llevan a rechazar con firmeza toda mentalidad que no venere sus mismas creencias, que no comulgue con sus mismos ideales y que generan su ostracismo social y la retaliacin, como dice Freud: Cuanto ms cohesionados sean sus miembros, tanto ms y con mayor frecuencia se inclinarn a segregarse de

    otros individuos, y ms difcil se les har ingresar en el crculo ms vasto de

    vida.5

    Es esa mentalidad cultural tan marcada en ideales, creencias, y en el forjar la riqueza transmitida por los padres a travs del consejo al decir al hijo: Consigue plata honradamente, y si no consigue plata, la que tambin a llevado a gran nmero de individuos a formarcen como de-lincuentes, a constituir bandas, a crear personajes dueos y seores de media comunidad, con el poder y la riqueza suficientes para destruir y fomentar el delito, pero tambin para suplir las necesidades de las que es responsable el Estado y a las cuales ha desatendido.

    Lderes negativos como Pablo Escobar, que an en el mundo del delito trat con afecto esos valores, acomodndolos desde luego a sus propias nociones de vida y muerte, y que con la misma tenacidad, empuje y berraquera transmitidos por su cultura, puso en jaque durante mucho tiempo al pas y se convirti en dolo de buena parte de su pueblo que el da de su muerte grit, llor y se rasg las vestiduras en un acto que ante la opinin del resto del pas e internacionalmente, era poco creble por el repudio que gener los actos violentos, las masacres, desapariciones y torturas que le facilitaron al Capo de la mafia en Colombia la creacin de su emporio consiguiendo plata, no honradamente, pero consiguiendo plata.

    Es bien cierto que el arraigo a la cultura y el mantenimiento de sus va-lores por ms de trescientos aos, aislados y confinados entre sus riscos y hondonadas, han contribuido a las singularidades tnicas que distin-guen al antioqueo y que han trascendido de generacin en generacin haciendo de Antioquia un departamento con liderazgo en el campo in-dustrial, comercial y econmico.

    5 Freud, Sigmund. Obras Completas. El malestar en la Cultura. Amorrortu. Pag. 13.

  • 31una mirada en diez ensayos

    Pero tambin, esta territorializacin intrasubjetiva hace que la colec-tividad paisa imagine su identidad propia y segregue a todo aquel que pretenda igualrsele en su terreno, lo que por ende no le ha permitido salir del provinsionalismo y el ostracismo social en el que se en mar-ca para poder ser vista y reconocida como una capital cosmopolita de iguales oportunidades financieras, laborales, industriales, comerciales, recreativas, educativas y culturales que las de la capital del pas, con quien por mucho tiempo ha entablado una rivalidad que an no conoce limite y que esta constituida en los procesos de lucha por el reconoci-miento social a nivel nacional conducindola al salto catastrfico hacia la segregacin o el regionalismo.

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  • 33una mirada en diez ensayos

    LA NO TOTALIDAD DE LA TOTALIDAD

    Del sujeto del psicoanlisis al sujeto de Pichn Riviere

    Nada puede hacerse mejor para volver a lo prefreudiano

    que presentarlo como postfreudiano

    mientras Freud sigue esperando que se lo alcance

    y mientras los promotores de novedades

    se siguen jactando de superar lo que

    todava no alcanzan a entender, incluyndome*

    Nestor Braunstein

    1. El sujeto: una teora

    Cmo explicar la constitucin del sujeto? La civilizacin grie-ga se presenta como un laboratorio de ideas que posibilita tal tarea desde el saber y la palabra, ya sea utilizando como veh-culo la teologa y su vnculo explicativo con el mito, la filosofa desde el poder de la razn o la fisiologa bajo razones demos-trativas.

    Las ciencias naturales a travs del mtodo cientfico e introdu-ciendo el concepto del conocer por medio de la observacin, asegura que el sujeto que conoce se adecua al objeto conocido y puede as dominarlo y dar cuenta de l.

    *El trmino subrayado es una inclusin del ensayista

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    Para el Kleinismo la constitucin del sujeto se da como producto de la relacin que establece con el seno de la madre y las heces a travs de la fantasa que posteriormente hace parte del contenido de su inconscien-te. Si dichos objetos son malos lo persiguen, si son buenos lo protegen. De lo que se trata entonces es buscar el significado de la fantasa incons-ciente en el objeto imaginario.

    Freud habla de un sujeto que no se puede pensar en lo individual sin tener en cuenta lo social, as como de un otro de la indefensin y la dependencia de amor. Ese otro para Freud es un modelo, un auxiliar, un rival o un objeto.

    Lacan en contraposicin al discurso psicolgico distancia al sujeto del individuo como el resultado de la dependencia radical de ste con el lenguaje, en tanto que el lenguaje le da la posibilidad de existencia y lo diferencia radicalmente de los animales ubicndolo en el mundo de lo simblico.

    Pichn Riviere en su teora supone una subjetividad en la concepcin del sujeto de naturaleza social, por tanto, no hay subjetividad sin otro social y es as como se ocupa de los efectos que se producen en el en-cuentro con el otro, es decir, en el resultado de las tramas vinculares, pero a pesar de hablar de unidad en las dicotomas de su teora desesti-ma aquello que est ms all del saber.

    Ese sujeto de la cultura como lo llam Hipcrates, sujeto deseante y efecto del lenguaje nombrado por Freud y Lacan, cognoscente desde Piaget y Hegel o sujeto productor segn Marx, desde la prehistoria hasta nuestros tiempos y, a pesar del avance de la ciencia y la tecnologa, hoy todava se pregunta sobre su ser y slo encuentra respuestas desde el saber.

    2. La no totalidad de la totalidad

    Slo el ser humano puede interrogarse acerca de su existencia, pero al responderse, inevitablemente se sita en el nivel de lo simblico del lenguaje y entonces pierde la verdad de ese ser. El sinnmero de califica-

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    tivos que dan cuenta de lo tangible del sujeto a la pregunta, constituyen su realidad fsica indiscutible pero con un obligado retorno al interro-gante inicial.

    Para el psicoanlisis los comportamientos son el reflejo de la posicin subjetiva de cada sujeto frente a su realidad y el mundo. Esas posicio-nes con las cuales el sujeto responde a las exigencias de lo social es a lo que denominamos estructuras clnicas que corresponden al encuentro del nio con la realidad, le ofrecen tres posibles formas de enfrentar la existencia, su carcter es fijo e invariable y, de igual forma no responden a recubrimientos entre ellas, slo son respuestas a la organizacin de la vida psquica del sujeto, como lo menciona Juan Diego Lpera la adopcin de una estructura est en ntima relacin con la manera como un

    sujeto se relaciona con el saber y, ms especficamente, con la posibilidad de

    saber sobre s.

    Lacan ubica tres registros en la constitucin subjetiva del sujeto que desde mi punto de vista no difieren y, por el contrario, se equiparan con el aparato psquico propuesto por Freud: lo real -ello-, simblico -super yo- y lo imaginario -yo-.

    El inters del psicoanlisis est centrado en lo real, lo simblico e ima-ginario como una estructura borromea que permite acercarse al goce particular al que se hace el sujeto, mientras Pichn Riviere en su con-cepcin sobre el sujeto se ocupa de lo imaginario atravesado por lo sim-blico y de los efectos subjetivos que tiene el encuentro con el otro, en tanto ese otro es tomado como ideal, auxiliar, objeto o rival.

    Es aqu donde surge la duda sobre la totalidad del sujeto a la que hace referencia Pichn. Cmo formar una unidad, una Gestalt cuando se desconoce lo real del sujeto, cuando en apariencia tomamos el pasado, el presente y el futuro de un sujeto, pero slo abordamos el aqu y el ahora?

    Lo real es una dimensin de la subjetividad que no se deja trasformar por las condiciones sociales, es aquello que es irreductible al saber en donde el hoy o el sujeto en situacin del que habla Pichn no es el que lo afecta, es el hoy en donde el sujeto se enferma por algo que subyace,

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    que est registrado en sus huellas mnmicas, un saber no sabido que escapa a toda representacin y que deviene en sntoma afectando su actuar y su forma de vincularse en lo social.

    El sujeto s es porta voz de aquello que agudiza su malestar, y lo que toca lo social son sus imaginarios y su esquema referencial como evidencia de lo simblico.

    La corporalidad y la racionalidad hacen al sujeto distinto del resto de los animales, podemos referirnos al cuerpo como un aspecto fsico que de cuenta del ser, pero adems ese cuerpo tambin habla de lo particular, de lo individual, pero esto individual no se da en un mundo social y es lo social lo que determina lo individual, es as como el ser y lo individual hacen parte de lo real del sujeto ya que no se pueden capturar tal como son y, por tanto, son mera representacin.

    Lacan pone al cuerpo en el redondel de lo imaginario y seala que slo

    adquiere consistencia cuando est anudado a lo simblico y a lo real, es decir,

    que es un cuerpo que no slo se ve y se refleja, sino tambin que habla y an

    ms, una superficie sobre la cual se escribe nuestra historia.1

    La subjetividad en Pichn no es una estructura dura en contraposicin al psicoanlisis, de tal forma que sta puede ser influenciada por los acontecimientos sociales y desarrollar en el sujeto formas de compor-tamiento. Tambin podemos argumentar que hay una estructura y una posicin psquica que subyace en el sujeto y trasciende el encuentro con lo social a travs de la existencia o no existencia del sntoma siendo este analizable desde el momento mismo en que se desarrolla la angustia, lo cual hace que cada sujeto responda a las situaciones de conflicto de manera particular.

    El sntoma es lo que viene de lo real. Los sntomas son considerados como jeroglficos, el lenguaje propio al que se hace cada sujeto para poder expresar y padecer el malestar que le enferma y que da cuenta de lo social, pero tambin indudablemente de aquello que escapa a su realidad, que se aleja de la psicologa al no centrarse solamente en la conciencia y en los fenmenos que en ella son observables, sino en el

    1El cuerpo. Documento. Pag. 2.

  • 37una mirada en diez ensayos

    estudio de aquello que esta fuera del campo de la consciencia. Segn Lacan el sntoma es posible porque somos hablantes y porque existe el trau-ma por el encuentro con el significante, con la palabra es posible porque la madre no tiene todas las respuestas, porque hubo una hiancia que la madre no pudo cubrir, porque la palabra no agot todos los cuestionamientos, porque la palabra nunca alcanza la cosa2

    Para Pichn la subjetividad es el resultado del proceso de socializacin y de una interaccin permanente con el contexto social e histrico que le permite al sujeto la construccin de un esquema referencial, con el cual ste va a interpretar la realidad, es decir, que su subjetividad se hace y afecta por lo social, pero en este proceso hay una serie de traumatismos a los que el sujeto responde desde el sntoma para decir NO a todo lo que lo ha determinado, es una especie de libertad frente a lo determina-do, una manera particular de comunicarse y comunicar su realidad, la patologa aparece cuando el sujeto se ve desbordado por las exigencias que la cultura impone, o bien, cuando no puede satisfacerlas.3

    Aquello que escapa a la transformacin social y que habita en una di-mensin de la subjetividad inalcanzable para el sujeto mismo es lo real fundado en su desnaturalizacin que lo aparta de lo animal y, al mismo tiempo, de toda representacin de la verdad que deja al descubierto slo la certeza de la probabilidad, el lenguaje trasforma al ser humano en lo ms profundo de s mismo, lo transforma en su afectos, en sus necesidades, lo transforma incluso en su cuerpo la cra humana es capturada por una estructura que le preexiste.4 El sujeto de la palabra no slo esta sujeto en la trampa de sta, es sujeto del no saber de su ser que no se puede aprehender, que no le asegura lo que l es, que slo es representado y al cual slo tiene acceso hablando, tratando de experimentar una realidad que sobrepase su estatuto emp-rico y transforme su posicin de sufrimiento.

    Al sujeto en el encuentro con el otro se le trasmite un deseo y un deber ser, un ideal del yo, es decir, ser para la cultura y an en ese deber ser no encuentra respuesta sobre su ser.

    2Benitez Martha. El Sntoma en la Estructura Subjetiva. Documento. Pag. 3.3Zelcer Mirta. Subjetividades y Actualidad. Documento. Pag. 1.4Castrillo Mirat Dolores. Necesidad, Demanda , Deseo. Documento Pag. 1.

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    LA ENFERMEDAD MENTAL

    Sujeto, hecho social y vnculo

    1. El Sujeto de la Palabra

    Cmo explicar la antigedad de la enfermedad mental? Podra decirse que de la misma manera como el hombre ha tratado de dar respuesta a todos aquellos fenmenos clasificados dentro de lo sobrenatural o natural.

    La civilizacin griega se presenta como un laboratorio de ideas que posibilita tal tarea desde el saber y la palabra, ya sea utili-zando como vehculo la teologa y su vnculo explicativo con el mito, la filosofa desde el poder de la razn o la fisiologa bajo sus razones demostrativas, pero todas con un solo fin: comuni-carlo a Otro.

    El psicoanlisis desde la perspectiva de Lacan y a diferencia del discurso psicolgico diferencia al sujeto del individuo como el resultado de la dependencia radical de ste con el lenguaje, en tanto que el lenguaje le da la posibilidad de existencia y lo di-ferencia radicalmente de los animales ubicndolo en el mundo de lo simblico, punto en el cual se en laza con el pensamiento de Hipcrates, quien marca la diferencia entre uno y otro en el establecimiento de leyes, artes, ciudades, pasando de un estado de naturaleza a un estado de cultura.

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    Ese sujeto de la cultura como lo llam Hipcrates o sujeto efecto del lenguaje como lo nombra el psicoanlisis, desde la prehistoria hasta nuestros tiempos y a pesar del avance de la ciencia y la tecnologa hoy todava se pregunta sobre su existencia y slo encuentra respuesta desde el saber, y no en trminos del ser.

    Quien soy yo?, Somos cuerpo y alma?, Uno o dos? Que prima sobre la enfermedad mental: lo biolgico o lo psquico? Los filsofos se in-terrogaron sobre las pasiones del alma y sus roles en las enfermedades mentales, a lo cual Cicern sum la emocin, la pasin, el afecto y la locura pero no diferenciando su naturaleza sino el grado de influencia que ejercan en el sujeto.

    Aqu podemos vincular el pensamiento griego con el saber psicoanal-tico, pero estrictamente con su tica, es decir el sujeto no es victima, ni inocente, es responsable de su locura, el no saber sobre su sntoma no lo hace exento de responsabilidad sobre sus actos, sus palabras, ni su deseo, as este devenga de un actuar inconsciente que escapa a su voluntad.

    Cicern habla sobre la locura como la ausencia al origen de la vigilancia de si mismo, y en trminos del psicoanlisis podramos hablar de la falta en ser del sujeto, vaco de ser que viene a ocupar la pulsin y que por pura representacin lo hace irreductible al saber.

    En trminos de saber, tanto para los griegos, como para la clnica, el dis-curso ocupa un lugar privilegiado en la dimensin de la verdad puesta en cuestin como absoluta y relativa a la subjetividad de cada sujeto desde sus significantes para descifrar los hechos observados que dan sig-nificado a lo que el sujeto no dice cuando esta hablando.

    El sujeto de la palabra no slo es sujeto en la trampa de esta, es sujeto del no saber de su ser que no se puede aprehender, que solo es represen-tado y al cual slo tiene acceso hablando, tratando de experimentar una realidad que sobrepase su estatuto emprico y transforme su posicin de sufrimiento.

  • 41una mirada en diez ensayos

    2. El Mito de la Enfermedad Mental Una pregunta sobre el hecho social

    Si bien es cierto que la enfermedad del sujeto tiene algo de lo biolgico, puede tener algo de lo neurolgico e indudablemente es afectado por lo socio-cultural e histrico, por qu las teoras sobre la Enfermedad mental desde el criterio mdico se niegan a aceptar el componente social como causa

    y efecto de dicha enfermedad en un sujeto?

    La enfermedad mental existe o es real exactamente en el mismo sen-tido en que las brujas existan o eran reales, es as como la concepcin demonolgica de los problemas del hombre en la vida dio origen a una terapia que segua los lineamientos teolgicos y posteriormente a una de carcter mdico o psicoteraputico.

    Las teoras cientficas de la conducta no han sabido aceptar el hecho simple de que las relaciones humanas estn, intrnsecamente llenas de dificultades, y de que lograr que solo una sea armoniosa exige paciencia y trabajo, es aqu en donde se acua el termino enfermedad mental como un disfraz para oscurecer ciertas dificultades que se vinculan al trato social explicndolos como una cosa amoral e impersonal que no atiende necesidades, aspiraciones y valores humanos antagnicos.

    El sujeto enfermo y as mismo la enfermedad mental, son herederos de la funcin del sistema de creencias que actan como tranquilizantes sociales alentando la esperanza de adquirir dominio sobre ciertos pro-blemas, principalmente aquellos que dan cuenta de la cotidianidad de las personas, no slo desde la supervivencia biolgica, sino por alcanzar algn sentido o valor de existencia.

    El trmino enfermedad mental y su uso indiscriminado como causa de una cantidad innumerable de acontecimientos, se relaciona directamen-te con la suposicin del hallazgo de alguna afeccin de carcter neurol-gico quiz muy sutil, que explique todos los trastornos de pensamiento y conducta, concepcin desde la cual los sntomas de un individuo no pueden ser causados por sus necesidades personales, opiniones, aspira-ciones frustraciones- sociales, valores, etc., atribuyndolos a procesos fisicoqumicos que la investigacin mdica esta en pos de descubrir.

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    La prctica mdica referida a lo orgnico acepta la evidencia de la enfer-medad en el sntoma y el signo localizados en la anatoma, mientras que al hablar del sntoma psquico es necesario hacer referencia al lenguaje y la forma de referirse el paciente sobre s mismo, de los dems y del mundo que lo rodea, quedando as la nocin del sntoma ligado al con-texto social y particularmente al contexto tico en que se lo formula, es por esto que considerar los sntomas psquicos como signos de enferme-dad cerebral, haran equvoco e innecesario el concepto de enfermedad mental.

    El uso social contemporneo de la enfermedad mental hace evidente la no aceptacin de lo social como causa y efecto de la enfermedad mental, ya que esta, se caracteriza como una conducta que se aparta de ciertas normas psicosociales, ticas y jurdicas hechas ya sea por el mdico, el paciente u otros, y pueden corregirse como desviacin mediante una accin mdica que slo responde a la solucin de problemas mdicos y que convierte en un absurdo la idea de que puede contribuir a resolver trastornos cuya existencia misma se ha definido y establecido sobre fun-damentos no mdicos.

    3. Vnculo y Alienacin Mental

    Michel Foucault en su texto sobre el Sentido Histrico de la Alineacin Mental hace un recorrido en el que la bsqueda de la respuesta a la gnesis de la alineacin esta relacionada con la posesin demonaca y el sujeto enajenado ubicado en el universo cristiano, transitando entre las cambios de pensamiento ya no como una perversin del cuerpo, sino posesin del espritu como instrumento en el que se oculta el mal hasta la perdida del sentido que lo aleja del mundo de los hombres y lo vincula a la prctica humana de la alineacin.

    A pesar de los esfuerzos de unos y otros por dar un lugar a la enfermedad mental, dicha afeccin no deja de ser el resultado de un escape del su-jeto a la realidad que le enferma y atormenta por la cual se transforma en otro distinto en quin acta o se debate una fuerza venida de no se sabe donde y cuya denuncia podra estar en ese saber no sabido propio de la teora psicoanaltica que enmarca lo inconsciente, lo pulsional y

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    que genera aquello que conocemos como el conflicto psquico expresa-do en la represin, la culpa, la neurosis, la psicosis, etc.

    Ese otro que convierte al sujeto en un poseso, alienado, enajenado, demente o loco, que para efectos de la representacin colectiva y la interpretacin literal del trmino son lo mismo, est estigmatizado en todos sus vnculos sociales, si nos valemos de este termino propio de la teora de Pichon Riviere, que son causa y efecto del sntoma que agu-diza, afecta y patologiza su estructura subjetiva, como afirma Foucault ...el sujeto ya no puede reconocerse en su propia voluntad puesto que se le supone una que l no conoce....

    Cmo desestigmatizar o eliminar el sino de alineacin o mejor exclu-sin en la que encierra la sociedad al enfermo mental? Podramos de-cir que en la medida en que se encare la dialctica de la enfermedad enfrente de ese otro en quien todava existe una personalidad que es humana, afectada si bien es cierto por la enfermedad orgnica (segn cada caso), pero tambin que involucra su totalidad psico-afectiva y el contexto socio-cultural e histrico como factores que alteran y produ-cen transformaciones considerables.

    Como dice Pichon Riviere: el sujeto slo puede ser comprendido en relacin con el contexto en el cual se haya inmerso, es decir el sujeto en situacin con todos sus traumatismos, angustias y mecanismos de defensa como dimensin psicolgica de su enfermedad enfrente de la cual la sociedad no se reconoce como enferma.

    El otro alienado se convierte podramos decir, en portavoz de las fan-tasas, ansiedades y necesidades que mueven sus vnculos sociales, no habla solamente por s, sino por todos, es decir en l, en su enfermedad, se conjugan lo individual y lo social, en tanto es efecto de la trama vincular que se establece en el encuentro con el otro social como ideal, objeto, semejante o rival.

    Aquello que escapa a la transformacin social y que habita en una di-mensin de la subjetividad inalcanzable para el sujeto mismo, es lo real fundado en su desnaturalizacin que lo aparta de lo animal y al mismo tiempo de toda representacin de la verdad que deja al descubierto solo la certeza de la probabilidad.

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    EL SER DE CABELLO LARGO E IDEAS CORTASO EL MIEDO OBSESIVO DEL HOMBRE

    HACIA LA MUJER*

    Y dijo el hombre: Esto es hueso de mis huesos,

    y carne de mi carne; llamarse ha, pues, varona,

    porque del varn ha sido sacada.1

    Introduccin

    No es mi propsito en este ensayo dar cuenta de algo nuevo o ser el creador de una teora propia, por el contrario, me dispon-go a jugar entre las interpretaciones hechas por Milagros Palma en su texto La Mujer es Puro Cuento, mis saberes previos y los de aquellos, quienes a travs de preguntas surgidas del mismo texto, me permiten responder, no desde mis propios imagina-rios sino desde sus voces femeninas y masculinas, entrelazadas a los conceptos tericos sobre las construcciones sociales de la mujer y su relacin con el miedo obsesivo del hombre haca ella.

    * Ponencia presentada en el Segundo Congreso Latinoamericano en Historia del Psicoanlisis. Buenos Aires, Argentina. Museo Roccca, Julio de 2005.1 Sagrada Biblia. Gnesis 2, 23 (Ef 5, 28-30)

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    1. La creacin

    Al principio la tierra era informe y vaca, as mismo, el cerebro de hom-bres y mujeres parece informe y vaco y en casos de una mayor gravedad patolgica, cubiertos por tinieblas que fabrican todava hoy un universo de modelos e ideales, prescripciones y prohibiciones, de opuestos y ex-clusiones.

    Hablar de lo femenino implica jugarse los propios imaginarios y respon-der con voz de macho a la pregunta sobre la mujer, arriesgar la propia condicin de varn al declararse de una forma u otra profeminista por entrar en defensa de aquellas que, segn la creacin, han sido el origen de la tentacin, el pecado y, por ende, culpa y desgracia, no slo del hombre sino de la humanidad, ya que por atender a lo pulsional perdi-mos los deleites del paraso y nos pusieron a trabajar la tierra de la cual fuimos formados.

    La religin es un referente mtico inmediato, por as decirlo, sobre el cual se fundamenta un pensamiento que establece la relacin de hom-bres y mujeres y que, a su vez, asigna roles a ambos gneros para un funcionamiento de la relacin social entre los dos sexos.

    Eva, la mujer que no naci sino que fue hecha de una costilla de Adn, hueso de su hueso, carne de su carne; motivo por el cual haba de lla-marse varona, revela el carcter de artificialidad que encierra la femi-nidad, la mujer creada y definida por el hombre y para el hombre y la maldicin proferida por Dios: Multiplicar tus dolores en tus preeces; con dolor parirs los hijos, y estars bajo la potestad de tu marido, y l te domi-

    nar2, dan cuenta del despojo del cual ha sido, y sigue siendo, objeto la mujer, as como del rol impuesto que marcara su desgracia, pues el hombre en total obediencia y en nombre del Padre ha seguido al pie de la letra toda su sentencia.

    Aqu es pertinente pensar como es contradictoria la supuesta creacin de la mujer, ya que si de varn viene, al varn a de parecerse y su con-dicin ha de ser la misma, pero como Milagros Palma menciona en su libro, la figura femenina en el constructo imaginario del hombre y por

    2 Sagrada Biblia. Gnesis 3, 16 (Ef 5, 28-30)

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    ende del mundo, aparece petrificada en un paisaje desolador. Ella fue cercada para asegurar la reproduccin de la especie humana, mientras el hombre reivindica el principio de la vida que le usurp3. Por qu es la mujer la fuente de pecado, debilidad y vulnerabilidad y no el hombre? Por qu es Eva quien da el fruto prohibido al hombre y no viceversa? Es la religin ( y la pregunta tal vez es tonta) una de las columnas sociales sobre la cual reposa lo simblico que alimenta el poder masculino?

    2. Representaciones Imaginarias

    Cuando escudriamos en los imaginarios sociales y atendemos no slo a la palabra como evidencia de la memoria oral, sino a los actos que acompaan el comportamiento de hombres y mujeres, encontramos que hay un vaco que impide dar respuesta a lo real de la mujer y marca una supuesta ausencia de sta en el nacimiento de la cultura y sobre la cual podra pensarse una relacin directa con la construccin del mito mas-culino y el miedo obsesivo del hombre frente a su propia castracin.

    Segn los mitos aborgenes del Amazonas, la reduccin de la mujer y su sometimiento es el resultado de grandes enfrentamientos, siendo unas veces la presa, la comida del cazador y en otras, ella misma la depredadora del hom-bre4, no gratuita es aquella expresin popular: me la com que rebaja a la condicin de objeto - alimento a la mujer. Pero, aqu cabra pregun-tarse quin se come a quin, cual es la cavidad anatmica que recibe o que se devora a la otra? Es lo simblico que refleja el antagonismo primigenio entre los sexos, la vagina dentada en los mitos aborgenes que es destruida por el hombre para asegurar su supremaca.

    Desde la clnica psicoanaltica el obsesivo se ve intentando satisfacer sexualmente a todas las mujeres como el gran falo, dirigindose al Otro que demanda; es un ser de fachada y de engao; un sujeto en busca de ese deseo primero en el que quedo alienado y que no encuentra; un ser con miedo obsesivo a que se descubra que l tambin est en falta, que su omnipotencia es la mscara que le protege; tener el falo o correlacio-nar este con el pene le permite adquirir una mxima valoracin y, por ende, el desprecio a quin no lo tiene, es decir, la mujer.

    3 PALMA, Milagros. La Mujer es Puro Cuento. Tercer Mundo Editores.1992. Pag. 9.4 Ibid., p.9

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    Es ese tener lo que completa al hombre, lo que le posibilita mantener-se como el Yo Ideal, es decir, ser para la madre, tener un narcisismo satis-fecho que le proporciona sentimiento de superioridad frente a la mujer respondiendo a las exigencias de la cultura, representando un papel tipi-ficante y, con este aniquilamiento a la posicin femenina y la mutilacin de su imagen, alza los smbolos de su supremaca desde el tiempo de los Dioses, el Padre de la horda primitiva y el sistema totmico, temas sobre los cuales se refiere Mara Paulina Meja en su texto Entre la Oscuridad y el Silencio: La mujer y la madre y en el que concluye: Existe un silencio relativo a lo que desean las mujeres, que tiene consecuencias, la construccin de un mito masculino y el borramiento de la funcin de la madre y la mujer en la construccin de la cultura5.

    Pero la mujer no slo tiene el cabello largo, sino tambin las ideas, y se revela frente a ese silencio, es su propia voz la que manifiesta que la con-dicin de mujer es innata. Se nace como mujer y se muere como mujer, an cuando se ame a otra mujer, es decir, independientemente de la op-cin sexual. Decir que la mujer se hace, sera renunciar a esa condicin innata y llenarse de estereotipos culturales para poder definirla. El decir que la mujer se hace, esta en estrecha relacin con el cuento de que la mujer se hace verdadera mujer cuando alcanza su realizacin sexual, la hice mujer, expresan los hombres.

    Los procesos de formacin de la feminidad no responden, segn ellas, a la artificialidad que impone lo social, sta hace parte de la condicin del gnero (femenino). La esttica de sus formas, la inclinacin mater-na, la sensibilidad, brotan de la mujer, casi sin saberlo o quererlo. Con esta afirmacin no desconoce que la sociedad pretende encasillarla en rgidos mrgenes, destinndola a una condicin de inferioridad dada su feminidad, belleza o sensibilidad y sometindola dada su esttica a una explotacin del cuerpo. La feminidad es natural, pero el grado en que sta se asuma si puede ser artificial.

    Las representaciones imaginarias son mltiples desde tiempo atrs, evi-dencia de esto es el pensamiento Kogui: La mujer es un invento demencial del hombre porque es muy costoso el precio que l paga por su sometimien-to6.

    5 MEJA, Mara Paulina. Entre la Oscuridad y el Silencio: La Mujer y La Madre. Affectio Societatis No.1. Junio. 1998. Revista Electrnica del Departamento de Psicoanlisis Universidad de Antioquia. p. 4.6 Ibid., p.15

  • 49una mirada en diez ensayos

    El poder masculino se consolida con la reproduccin y la paternidad y an hoy la mujer es objeto de explotacin y, en algunas culturas, es re-ducida al lugar de la cosa (musulmanes, chitas), es objeto de deseo, de comercio, de mercado, de compra venta; la mujer ideal debe ser joven y mansa, dulce y sumisa, con una sonrisa de condescendencia en los la-bios, que no discuta, que sea simptica y diga frases amables, es decir, un objeto que se limita a respirar y actuar como se le demande. La religin cristiana argumenta que la mujer fue creada para sufrir, porque el sufri-miento le asegura su salvacin social, la santifica, el dolor es necesario para su propia redencin.

    Aqu valdra la pena interrogarse si las mujeres son conscientes de la manipulacin de la cual son objeto, si ellas son responsables de su su-puesta condicin de inferioridad, y si el hombre an sigue pensando en perpetuar su posicin de macho que le posibilita imponer la ley divina y prolongar la imposicin del patriarcado; o como expresa Dora, el per-sonaje central de la obra del Teatro Nacional Feliz Nuevo Siglo Doctor Freud, escrita por Sabina Berman: ...Que curioso: los hombres y las muje-res se casan enamorados pero cinco aos despus, los hombres son hombres de

    mundo, con su casa y las mujeres son amas de casa, sin mundo7.

    El llamado manifiesto masculino argumenta en su numeral 23 que la simpleza del hombre radica en que es un animal instintivo y la mujer es un ente emocional y, por esta razn, la mujer no le debe pedir peras a un manzano, pero recordemos que no fue pera, sino una manzana el motivo del destierro conjunto.

    Es hora de resolver nuestra angustia frente a la castracin y dejar de pensar que la mujer siente envidia por el pene, dejar de creer que la mujer es un hombre menor o fallido, el resultado lamentable de una claudicacin

    de la potencia plena de su padre o el castigo al que los dioses sometan a los

    guerreros cobardes8.

    O como dice la psicolga francesa Florence Thomas Abandonando los privilegios que les otorg una cultura patriarcal, dejando de ser amos del saber

    7 BERMAN, Sabina. Feliz Nuevo Siglo Doctor Freud. Teatro Nacional. Director TRIANA, Jorge Al.8 MELER, Irene. Acerca de los Nuevos Acuerdos Vinculares y Polticos entre los gneros. El sordo antagonismo de mujeres y varones. p. 1.

  • 50 rodrigo lenis len

    del mundo, del saber sobre las mujeres y dejando de ser dueos de sus exis-

    tencias los hombres podrn encontrarse, sin vacilaciones y ambivalencias, con

    ellos mismos y luego con las mujeres9.

    Los tiempos han cambiado y no podemos, ni debemos, seguir atendien-do a nuestro autoritarismo masculino sustentado por las fantasas socia-les y sostenido por mitologas y religiones, para abandonar la idea de que tanto hombres como mujeres somos puro cuento.

    9 THOMAS, Florence. Vivan la nueva tica del amor!

  • 51una mirada en diez ensayos

    LA INEVITABLE NECESIDAD DE SER EN OTRO SER

    Confusin, preguntas, dudas o entendimiento. Esta es la forma de dar inicio a la mortificacin del acto de saber, introducirse en una relacin en la que cada uno ya ha hecho transito y de la cual en la consciencia no hay rastro.

    Una vez mas se confirma por que en Lacan el Edipo es estruc-tural. Y es que en el primer tiempo del Edipo hay dos perso-najes que se relacionan y es la forma en que esta relacin se organiza lo que genera el inicio de la disertacin con la premisa de la conquista del deseo del Otro, es decir de hacerse al ser.

    El nio desea ser todo para la madre y en ese deseo tomar el deseo del Otro como propio, producto de la dependencia de amor que hace que ste se identifique con el objeto de deseo de la madre: el falo que le da la completud.

    Aqu surge la necesidad de vincular el concepto de los celos con relacin a la madre y el hijo en la medida en que la impo-sibilidad de tener al Otro no esta dada en lo fsico, sino en la posibilidad de ser deseado y deseante.

    Pero como ubicar los celos en una relacin en donde no hay un tercero que ocupe la posicin de rival?

  • 52 rodrigo lenis len

    Como ya lo habamos mencionado, los celos no estn en la posesin anatmica del Otro, sino en el querer tener el ser siendo el objeto de deseo del Otro, el todo del Otro, para lograr la ilusin de completud.

    Pero el falo es una presencia ausente que aparece en el lugar de la falta como motor del deseo que no se tapona, ya que ningn objeto tiene la medida del deseo.

    El nio en esta relacin casi simbitica con la madre, cree que es l quien la hace feliz, no sabe que la madre busca algo ms all de l: su completud narcisista.

    Pero que sucede si el nio se da cuenta entendiendo el darse cuenta como un acto inconsciente- que l no es todo para la madre?

    Lacan habla del ternario imaginario MADRE-HIJO-FALO, el cual en ese momento se rompera, el nio deja de ser, al no ser lo que el crea que significaba para la madre retorna a la bsqueda del ser.

    Y es en esta bsqueda de ser en la que todos y cada uno de los que participamos de la discusin y el anlisis nos llenamos de angustia por el saber y el no saber de aquello que escapa al saber en la inscripcin inconsciente del Edipo.

    El Padre: Ladron o Dador del SerA propsito de la pelcula El Ladrn

    Madre e hijo aparecen inicialmente en una relacin de aparente com-pletud. Una relacin dual en donde no existe el padre, pero en la mente de Sasha hay una construccin imaginaria de la figura del padre dada por la madre.

    El nio en este primer momento se siente en completud pues cree que es l quien hace feliz a Katia, es el falo, el todo para la madre, no hay un Otro que la complete y lo sustituya, es l quien tiene la sujecin del deseo de la madre.

  • 53una mirada en diez ensayos

    Pero aparece en escena otro personaje: Toljan un ladrn de profesin representado a si mismo como un soldado, un militar, es decir la ley, y que mejor forma de no estar en ley que siendo la ley.

    Toljan seduce a Katia e interviene en el ternario imaginario establecido entre Madre-Hijo-Falo, como privador del nio del objeto de su deseo y a la vez priva a la madre del objeto flico.

    Katia nombra a Toljan como Padre, lo reviste de valor falico y con ste sustituye al nio, quien al dejar de ser el falo para la madre se ve privado del ser y reconoce (acto inconsciente) que hay algo que no tiene l que si tiene el Padre y lo hace por tanto perfecto: El falo.

    Toljan entra a cumplir la funcin del Padre. La madre deja de ser quien dicta la ley. El padre es representado a travs de una serie de elementos que articulados le dan ese valor simblico: El uniforme de militar, el ser nombrado como tal por la madre y el reconocimiento social.

    Pero este padre no representa la ley, l es la ley, en tanto no se somete a ella y a parece como padre prohibidor, como padre terrible, no es el padre simblico, es el que dicta la ley y no aqul que la representa, pero en realidad esto no es ms que una impostura, es decir Toljan tiene el atributo presuntuoso de dictar la ley.

    Sasha ante la perdida inminente del padre por primera vez lo nombra como tal y con ese nombramiento desaparece la representacin imagi-naria del padre al cual posteriormente siente que ha traicionado. Aqu el padre simblico no es el padre de la realidad y no tiene porque serlo.

    El padre pasa a ser falo tanto para la madre como para el hijo. El nio se desprende del deseo de la madre para crear por s mismo la significacin de lo que l es.

    Toljan a parece como ladrn del ser al interrumpir la unidad nio-falo / madre-flica y le corta algo a cada uno de los dos integrantes de la rela-cin dual: el nio pierde la identificacin con el falo y la madre pierde el falo. La ley de la prohibicin del incesto queda instaurada.

  • 54 rodrigo lenis len

    El reencuentro en la adolescencia con el padre interdictor, omnipotente y terrible que era la Ley pero con el cual se haba logrado una identifi-cacin, debe morir para borrar su existencia y dejar de querer ser como l.

    Con la muerte del padre se vuelve nuevamente a la pregunta: Quin soy yo si ya no soy?

  • 55una mirada en diez ensayos

    EL VACIO EN EL ESPEJO

    Desear al A no es ms que desear el a

    Vivir en sociedad duele. La afirmacin es un disparo,

    un tiro de gracia a las pretensiones de desconocer

    aquello que nunca podremos sacudirnos de encima.

    Fabin Vernetti1

    1. Daniela

    Le dije a Daniela: Mrate en el espejo y dime que ves, ella titu-beo y con la inocencia desprevenida de sus seis aos me con-test: veo a la misma Daniela y sonri, luego dudo y dijo: la veo igual. Insist: Cmo te ves? Y ella contino, estoy con la misma ropa, el mismo pelo, bueno con todo y sonre. Si yo te pregunto quien esta en el espejo t que me dices, y sin duda alguna responde: YO.

    1Vernetti, FABIN. Vivir en sociedad duele.

  • 56 rodrigo lenis len

    La palabra Yo es tan abstracta como tantas otras, cuanto ms generaliza-do es este concepto, ms abstracto es, ms indefinido e indefinible, ms se desdibuja, a s su reflejo aparente estar del lado de lo real, pero ste habita del lado del imaginario, del modelo ptico, a travs de lo simb-lico, del lenguaje y oculta la dimensin real del objeto a en su funcin de causa.

    La imagen especular produce al nio un falso imaginario de unidad, su mirada en el espejo busca el asentimiento de Otro que ratifique el enga-o del que es presa: una imagen entera ofrecida al Otro.

    Pero el sujeto no es slo imagen, y el Otro en el lugar de la palabra es fundamento del cuerpo. Cuerpo en el que habita el vaco, el empuje pulsional, el sntoma, la marca, la inscripcin y el narcisismo.

    2. El falso imaginario

    En el estadio del espejo el nio logra la identificacin con la imagen es-pecular que es mediatizada por el deseo de la madre, lo que por ende le concede una unidad, pero que lo enajena en el Otro. La ilusin de que lo imaginario contiene lo real ha quedado fundada, es decir: el primer efecto del imago que aparece en el ser humano es un efecto de alienacin del sujeto.2

    Es as como el sujeto aparece con un yo en apariencia autnomo, unifi-cado, desvinculado de todo lo otro, libre, con un sentimiento e ideales que lo ubican del lado de la individualidad y por ende en el de la dife-rencia.

    Pero como hablar de unidad, de completud, cuando el deseo al que se obedece desde la formacin de este yo primario no corresponde al sujeto reflejo del espejo, sino al consentimiento dado por Otro, es decir por un deseo no propio? Entonces podemos responder que lo pasado puede persistir conservado en la vida anmica y no necesariamente se destruir. La conservacin del pasado en la vida anmica es ms bien regla que no una rara excepcin.3

    2Trocca, MARA. Identificacin y cuerpo. En www.efba.org/efbaonline/trocca02.htm3Freud, SIGMUND. El malestar en la cultura. Documento. Pg 3.

  • 57una mirada en diez ensayos

    Freud seala en El malestar de la cultura tres lados de sufrimiento que amenazan al sujeto: el propio cuerpo, el mundo exterior con sus fuerzas hiperpotentes y destructoras y los vnculos con los otros seres humanos, la cual es la fuente de ms dolor.

    Y es que el vnculo con el Otro implica mantener el esquema ptico del espejo, obedecer al mandato de lo que se debe ser, conservar los ideales de belleza y encanto, la obligatoriedad de la felicidad en la superficia-lidad de la moda, la marca, el producto, el sujeto hecho objeto y al servicio de, es decir el espejo del Otro es puesto en relacin a la propia imagen que a pesar de su aparente completud tiene un vaco.

    3. Yo es otro

    La promesa es clara y apunta al cuerpo, Lacan pone al cuerpo en el re-dondel de lo imaginario y seala que slo adquiere consistencia cuando est anudado a lo simblico y a lo real, es decir, que es un cuerpo que no slo se ve y se refleja, sino tambin que habla y an ms, una superficie sobre la cual se escribe nuestra historia. Pero la cultura elimina de la superficie de ese cuerpo lo real y se posesiona en l desde lo imaginario a travs de lo simblico.

    Cuando entrecomillo el termino elimina quiero hacer referencia a que si bien el a es la materia prima que subyace toda su campaa, tambin es cierto que su inters ms vasto est sobre la imagen y lo que sta refleja, que apuesta todo para borrar de ese cuerpo la historia que se escribe y cumplir en l, el deseo irrealizable de ese Otro que fund la imagen de completud sobre el vaco.

    Es as como la oferta no se hace esperar: ahora la tecnologa ayuda a desvanecer la apariencia de lneas y arrugas gracias a una mezcla de antioxidantes clnicamente comprobados y si no funciona, el bistur es el recurso ms cercano, recurso que lo aplana todo, pero sobre todo los re-cuerdos y la memoria, asegurando que a los 58 aos se puede lucir de 38 Por qu renegar de la cara, de la piel y sus surcos, cuando son aos vividos, dolores y risas que han moldeado la expresin y que le han dado un reflejo a la mirada y un sentido a la sonrisa?4

    4Thomas, FLORANCE. Por qu no a la ciruga. Mis arrugas. En Peridico El Tiempo. Pg 14, 15.

  • 58 rodrigo lenis len

    Como amo mi cuerpo yo debo envolverlo en una capa de Nivea Body con aceite de almendras y vitamina E para nutrirlo intensamente y lo-grar una mxima hidratacin, asimismo el color blanco en la piel es prohibido en cualquier playa y para cumplir con la demanda y obtener el supersexy color dorado de Giselle Bundchen y la princesa Magdalena de Suecia se debe exfoliar la piel, tomar una ducha atomizadora con autobronceador lquido y posteriormente mantenerlo con las mil y una marcas que existen en el mercado.

    La imagen tambin se embotella con fragancias finas orientadas a la mujer independiente que define su felicidad personal por los logros pro-fesionales, las relaciones, la familia. Su promesa es que ms que fantasa, es una visin de lo que se puede ser cuando la imaginacin se libera. Po-demos deducir entonces que el vaco que inscribe la castracin se hace aprehensible a la imagen de la botella dada por el Otro que se sirve de espejo del sujeto que se niega a saber del lugar de la falta.

    Las barreras del amor tambin son superables por medio de KY, un lu-bricante lquido que asegura el disfrute mximo de una relacin estable, duradera y feliz.

    Estas imgenes vendidas al sujeto cumplen con el sentido de la suges-tin emocional o conllevan a la actividad motriz que no le permiten distinguirse de la imagen misma.

    El objeto a aparece entonces, como el deseo que no camina en el sentido de la supervivencia y la adaptacin, sino por el contrario, como el deseo que daa, que es indestructible, porque es y ser esencialmente insatis-fecho pues est coordinado en su surgimiento mismo con la funcin de la prdida, en el lugar del vaco que slo apunta a la representacin.

    Es as como el objeto del deseo que el sujeto trata de alcanzar siendo lo que no es, o lo que los otros le dicen que es o debiera ser, no est delante de la imagen especular y por esto vivir en sociedad le duele al pretender desconocer aquello que nunca podr sacudirse de encima, lo perdido irremediablemente, el objeto a como funcin de causa del deseo, como el vaco en el espejo.

  • 59una mirada en diez ensayos

    ADAM Y EL EXTASIS SINTTICO

    Una falla orgnica o la bsqueda del objeto precioso perdido

    El sujeto quiere sentirse alerta, sereno, amistoso y sociable, au-mentar la sensibilidad de sus percepciones sensoriales, es decir potenciar la energa, llegar al xtasis, as ste, y el uso que de l hace, ambos, estn bajo sospecha.

    En su momento Freud hizo referencia a la necesidad de vis-lumbrar al ser humano como un ente dueo de un psiquismo y habitante de un organismo, es decir el ser humano no slo obe-dece a los juegos de la mente, sino tambin a las condiciones fsicas, percepciones, emociones e interacciones de su mundo biolgico que regulan e influyen en su comportamiento.

    Partiendo de lo anterior la psicobiologa se ha dedicado a es-tudiar las bases biolgicas de la conducta humana, los meca-nismos genticos y neuroendocrinos que subyacen al compor-tamiento, as como los cambios fisiolgicos que acompaan, preceden o suceden a una determinada conducta, al igual que hace una descripcin de las relaciones existentes entre los me-canismos biolgicos implicados y los procesos de la conducta.

    En el ser humano las neuronas basan su excitabilidad, de un lado, por las diferentes concentraciones inicas intra y extra celulares que originan un potencial a travs de la membrana celular, es decir hay un trabajo que obedece a impulsos elc-tricos.

  • 60 rodrigo lenis len

    De otro lado para favorecer el trabajo de las neuronas hay una sinapsis qumica que al entrar en la clula produce cambios metablicos. Estas sinapsis pueden ser inhibidoras, es decir, activan los receptores enzim-ticos que a su vez aumentan el nmero de receptores inhibidores, o excitadoras, que producen cambios metablicos y aumentan el nmero de receptores excitadores.De la suma o integracin de ambos tipos de estmulos resulta la accin final de la neurona y su nivel de descarga depender del predominio de uno de los dos estmulos.

    El producto de la sinapsis qumica es lo que se denomina neurotransmi-sores que se fijan a receptores especficos de la membrana postsinptica y originan en ella modificaciones en su estructura molecular que a su vez determinan cambios en su funcionamiento. Para que una sustancia sea considerada neurotransmisor natural, la clula en la que se encuen-tre debe tener las enzimas necesarias para su sntesis, ser liberada en las terminaciones nerviosas por estmulo de la clula, reaccionar con recep-tores especficos en la clula donde origina la respuesta y debe existir un mecanismo de inhibicin de su accin luego de ser liberada al espacio intersinptico.

    Existen diversos neurotransmisores y cada uno de ellos cumple con es-tmulos especficos dentro del cerebro que regulan acciones, placeres, deseos, movimientos. Al grupo de las Catecolaminas que qumicamente son sustancias formadas por un anillo bencnico con dos grupos hidroxi-los adyacentes y una cadena de etilamina, pertenecen y actan como neurotransmisores la norepinefrina, la epinefrina y la dopamina, esta ltima es el punto focal sobre el que quera llegar para el desarrollo de este ensayo y es a travs de un fenmeno social actual que me propon-go hacer una serie de especulaciones que parten de la asociacin del conocimiento cientfico y el conocimiento previo: Qu hace que un sujeto tenga que sustituir los estmulos qumicos naturales por estmulos sintticos externos? Es una necesidad que obedece a fallas de carcter orgnico o es la bsqueda del objeto precioso perdido que pone en el abismo al sujeto?

  • 61una mirada en diez ensayos

    1. Una Falla Orgnica

    La Dopamina es producida por pequeas clulas de los ganglios simp-ticos y por grupos de clulas del mesencfalo. Es esencial en el funcio-namiento del sistema extrapiramidal y su dficit por degeneracin de las clulas de la sustancia nigra determina la enfermedad de Parkinson. As mismo es considerada la catecolamina ms importante porque presenta una localizacin enceflica ms elevada y por tanto su repercusin com-portamental es ms comprometida.

    La accin de este neurotransmisor esta implicada en el control y regu-lacin del movimiento, en la expresin de los estados afectivos y en la capacidad de proposicin y juicio.

    El degeneramiento, la profunda disminucin de Dopamina propios de la enfermedad de Parkinson, la presencia dopaminrgica que tiene una clara repercusin en la regulacin de la economa y el metabolismo or-gnico a travs de la secrecin de factores de liberacin de las hormonas hipofisarias y el evidenciar como ciertas drogas que inhiben la accin de la Dopamina en sus receptores, tienen un efecto benfico en el trata-miento de alteraciones psquicas como la esquizofrenia y el sndrome de Gilles Tourette; han llevado a concluir que estas pueden ser el resultado de la excitacin excesiva de neuronas dopaminrgicas de ciertas partes del cerebro, dado que la mayora de la prescripcin psicofarmacolgica es antidopaminrgica, lo que lleva a pensar en la fuerte influencia que tiene este neurotransmisor en ciertas conductas del ser humano.

    Estudios han permitido encontrar implicaciones funcionales y patologas relacionadas con los receptores D2 los cuales al aumentar de densidad podran ser responsables del desarrollo de un desorden del movimiento denominado Discinesia tarda. Otra hiptesis formula como la hiperes-timulacin de los receptores dopaminrgicos D2 da como resultado des-rdenes psicticos y como la administracin prolongada de neurolp-ticos puede producir efectos secundarios extrapiramidales, incluyendo desordenes del movimiento parkinsonianos y Discinesia tarda.

    Investigadores del Laboratorio Nacional Brookhaven de Nueva York, Estados Unidos, revelaron que tanto las personas obesas como los alco-

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    hlicos y drogadictos tienen menos receptores de dopamina en el cere-bro y siendo esta la sustancia qumica que produce las sensaciones de sa-tisfaccin y placer y que tambin esta comprometida en otras patologas como la depresin, puede ser la causa de que estos tres grupos se aferren a su adiccin para estimular los circuitos cerebrales del placer.

    2. La Bsqueda del Objeto Precioso Perdido

    La psicologa social apunta a una visin del ser humano holstico, un ser humano con un proceso de desarrollo biopsicosocial que no lo aleja de su particularidad, pero tampoco lo reduce a esta, un ser fundado y atravesado por el lenguaje, resultado de su contexto social e influido por el medio cultural no slo anmica sino fisiolgicamente.

    El sujeto para vivir con un mnimo nivel de calidad de vida se enfrenta a una lucha constante contra sus necesidades fisiolgicas y psicolgicas en las que se pueden enumerar las atrofias, vejez, invalidez, incapacidad, as como el ocultamiento de problemas, reacciones emocionales poco acertadas, la ignorancia, frustraciones, la negacin y la desresponsabili-zacin.

    Estas situaciones ligadas a las interpretaciones que hace el sujeto de los estmulos sociales, o a otro tipo de variables como la personalidad y el temperamento, se le atribuyen las variaciones en el comportamiento del sujeto. Cualquier necesidad humana fundamental no satisfecha de manera adecuada produce una patologa.

    A simple vista podramos decir que es valido no descartar que los pro-blemas de un sujeto estn causados por desequilibrios qumicos u otros problemas biolgicos, pero tampoco podemos dejar de lado el hecho de que el desacato a la norma y las reacciones emocionales son el resultado de las dificultades del sujeto para satisfacer sus necesidades y su conduc-ta el resultado de lo que ha aprendido en su vida.

    El xtasis es una composicin basada en las anfetaminas a la que se adi-cionan otras sustancias que producen efectos estimulantes y de acuerdo

  • 63una mirada en diez ensayos

    a su composicin puede alcanzar propiedades alucingenas, y hoy da parece que se ha convertido en el mediador del goce sin lmites entre los jvenes que lo consumen, para como decamos al inicio, sentirse alerta, serenos, amistosos y sociables, aumentar la sensibilidad de sus percepciones sensoriales, negar el malestar que los aqueja, huir de la depresin y el sin sentido y sobre todo de las exigencias sociales que le oprimen, es decir potenciar la energa, llegar al xtasis, retornar al goce primigenio de la completud narcisista, en el que no hace falta nada, se es todo y todo se tiene.

    Desde la teora psicoanaltica sabemos que la falta es el motor del deseo del sujeto, pero tambin que ningn objeto tiene la medida de ese deseo, solo se desea lo que no se tiene y por esto la bsqueda de esa otra parte perdida para siempre lleva al sujeto a hacer sustituciones constantes de un objeto por otro. En este punto podramos plantear nuevamente nuestro interrogante es el xtasis el objeto elegido por los jvenes para llegar al ncleo de su deseo de completud o es un intento de terminar moment-

    neamente con la amargura y la desdicha que acompaan su vida, de escapar

    a la demanda social, a la prohibicin de estar mal y otorgarse el placer y la

    satisfaccin?

    Inicialmente el xtasis como objeto de sustitucin provee sensaciones que potencian la energa del sujeto y aumentan su bienestar, pero esta eleva la temperatura del cuerpo llevando a la perdida de lquidos que pueden producir la deshidratacin, altera la percepcin del tiempo, la capacidad de concentracin y coordinacin, pudiendo presentar crisis de ansiedad y pnico, pasar de la tranquilidad y actitud amistosa a la ira y la provocacin, como tambin depresin e irritabilidad. Despus de un tiempo de su consumo puede provocar trastornos neuropsicolgicos o psiquitricos permanentes, trastornos afectivos y psicosis paranoide.

    La sustitucin o bsqueda desacertada de aquello que hace falta en elementos externos, el intento por volver al goce absoluto devuelve al sujeto a la realidad que niega y si esta no es asumida la compulsin a la repeticin y el intento por el retorno al sin lmite puede destruirlo, ya no es una deficiencia de carcter biolgico, la falla esta puesta en otro lugar y es ese lugar el que no se puede desconocer para dar respuesta a la queja del sujeto.

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