4
LOS MONUMENTOS DE BOGOTA Pérdida de su Identidad por Marta Fajardo de Rueda Universidad Nacional Todas las ciudades narran su histo- ria a través de sus Monumentos. Pa- reciera como si las diversas generaciones que se suceden firmaran con ellos el espacio urbano. Vienen a ser parte esencial en la conformaci6n de su carácter, pues lo que simbolizan está asociado con los eventos de su acontecer hist6rico. Con el tiempo, además, se constituyen en puntos de referencia para la interpretaci6n de la vida, la sociedad y la cultura en las distintas etapas de su desarrollo. Bo- gotá no es la excepci6n. A pesar de la indiferencia con la que la mayor parte de los ciudadanos convivimos con sus estatuas y monumentos, ellos están alú, como testigos mudos de los he- chos memorables de los personajes que han marcado su historia y también del pensamiento, las modas, los gus- tos, los estilos estéticos y de las cos- tumbres cambiantes con los tiempos. A medida que la ciudad crece, se moderniza y se transforma, las esta- tuas padecen inermes los procesos de movilidad. Son trasladadas de un lu- gar a otro, por lo general sin advertir ni importar si el nuevo espacio donde se recluyen resulta o no apropiado a la intenci6n que les di6 origen. Son muchas las anécdotas que cursan so- bre este peregrinaje. Lo más grave de todo es que el abandono y el deterioro de que son víctima los Monumentos empobrece el entorno urbano, priva a las nuevas generaciones del conoci- miento que en forma casi natural ob- tienen de su pasado, permitiendo de esta suerte la pérdida de la identidad con la ciudad que habitamos. Por ello interesa resaltar la nece- sidad de conservar estas obras, que constituyen parte muy importante de nuestro patrimonio nacional. Ayuda- dos por la presencia de las que aún se conservan y por lo documentos que quedan de las ya desaparecidas, haremos unaevocaci6nsobrealgunas de éstas, indicando su origen, en al- gunos casos sus sitios originales y en d6nde y en qué estado se encuentran hoy, con el propósito de ir creando una conciencia acerca del deber que tiene no s610 el Estado sino también la comunidad de conocerlas, valorar- las y conservarlas. Quizá ninguna de las estatuas de Bogotá sea tan conocida como la del Ubertador hecha en Roma en el siglo pasado por Pietro Tenerani que presi- de la Plaza Principal que lleva su nombre, o como las recién recupera- das de Crist6bal Col6n y de la Reina Isabel, del escultor italiano César Sig- hinolfi, las primeras con las que se encuentra el viaj.ero que llega a la ciu- dad por la vía del Aeropuerto. Existe un buen números de esta- tuas que hacen parte del frontal de un edificio o exentas, llamadas tam- bién "de bulto", ubicadas en sitios poco visitados, o si concurridos, en donde no se advierte su dimensi6n estética, como es el caso de los Mo- numentos Funerarios del Cementerio Central. Allí por ejemplo existen numero- sas obras de Escultura y Relive, dedi- cadas a importantes personajes de la Política, de las letras y de las Artes, trabajadas unas por escultores colom- bianos, como es el caso de los Monu- mentos al ilustre educador Sim6n Araújo y al médico Luis Zea Uribe, del maestro antioqueño Francisco An- tonio Cano, o como el del General Benjamín Herrera, obra del maestro Luis Alberto Acuña, y otras elabora- das por artistas extranjeros. Otro gran grupo lo constituyen ob~ de autores anónimos, por lo ge- neral europeos, y las menos, debidas a artistas nacionales. Tal es el caso de los Monumentos al General Santos Acosta, a Murillo Toro, a don José Eusebio Caro, a Jiménez de Quesada, Vicente Azuero, Antonio Cuervo, Carlos Martínez Silva, Joaquín Vélez, Marco Fidel Suárez, Alberto Urdaneta y su esposa Sofía Arboleda, los cua- les corresponden a una época en la que lo importante era representar y destacar al personaje, desconocien- do casi por completo al artista que la trabajaba. A este respecto conviene recordar que la historia de la Escultura no es muy antigua en nuestro país, aunque sí un tanto accidentada y, en no pocas ocasiones, adversa a los intereses de los artistas nacionales. Durante la época colonial se prac- ticaron profusamente la talla y la de- Avenida Colón. Bogotá, Colombia. 77

Universidad Nacional De Colombia - …Existe un buen números de esta-tuas que hacen parte del frontal de un edificio o exentas, llamadas tam-bién "de bulto", ubicadas en sitios poco

  • Upload
    others

  • View
    4

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Universidad Nacional De Colombia - …Existe un buen números de esta-tuas que hacen parte del frontal de un edificio o exentas, llamadas tam-bién "de bulto", ubicadas en sitios poco

LOS MONUMENTOS DE BOGOTAPérdida de su Identidad

porMarta Fajardo de RuedaUniversidad Nacional

Todas las ciudades narran su histo-ria a través de sus Monumentos. Pa-reciera como si las diversasgeneraciones que se suceden firmarancon ellos el espacio urbano. Vienen aser parte esencial en la conformaci6nde su carácter, pues lo que simbolizanestá asociado con los eventos de suacontecer hist6rico. Con el tiempo,además, se constituyen en puntos dereferencia para la interpretaci6n de lavida, la sociedad y la cultura en lasdistintas etapas de su desarrollo. Bo-gotá no es la excepci6n. A pesar de laindiferencia con la que la mayor partede los ciudadanos convivimos con susestatuas y monumentos, ellos estánalú, como testigos mudos de los he-chos memorables de los personajesque han marcado su historia y tambiéndel pensamiento, las modas, los gus-tos, los estilos estéticos y de las cos-tumbres cambiantes con los tiempos.

A medida que la ciudad crece, semoderniza y se transforma, las esta-tuas padecen inermes los procesos demovilidad. Son trasladadas de un lu-gar a otro, por lo general sin advertirni importar si el nuevo espacio dondese recluyen resulta o no apropiado ala intenci6n que les di6 origen. Sonmuchas las anécdotas que cursan so-bre este peregrinaje. Lo más grave detodo es que el abandono y el deteriorode que son víctima los Monumentosempobrece el entorno urbano, priva alas nuevas generaciones del conoci-miento que en forma casi natural ob-tienen de su pasado, permitiendo deesta suerte la pérdida de la identidadcon la ciudad que habitamos.

Por ello interesa resaltar la nece-sidad de conservar estas obras, queconstituyen parte muy importante denuestro patrimonio nacional. Ayuda-dos por la presencia de las que aúnse conservan y por lo documentos

que quedan de las ya desaparecidas,haremos unaevocaci6nsobrealgunasde éstas, indicando su origen, en al-gunos casos sus sitios originales y end6nde y en qué estado se encuentranhoy, con el propósito de ir creandouna conciencia acerca del deber quetiene no s610 el Estado sino tambiénla comunidad de conocerlas, valorar-las y conservarlas.

Quizá ninguna de las estatuas deBogotá sea tan conocida como la delUbertador hecha en Roma en el siglopasado por Pietro Tenerani que presi-de la Plaza Principal que lleva sunombre, o como las recién recupera-das de Crist6bal Col6n y de la ReinaIsabel, del escultor italiano César Sig-hinolfi, las primeras con las que seencuentra el viaj.ero que llega a la ciu-dad por la vía del Aeropuerto.

Existe un buen números de esta-tuas que hacen parte del frontal deun edificio o exentas, llamadas tam-bién "de bulto", ubicadas en sitiospoco visitados, o si concurridos, endonde no se advierte su dimensi6nestética, como es el caso de los Mo-

numentos Funerarios del CementerioCentral.

Allí por ejemplo existen numero-sas obras de Escultura y Relive, dedi-cadas a importantes personajes de laPolítica, de las letras y de las Artes,trabajadas unas por escultores colom-bianos, como es el caso de los Monu-mentos al ilustre educador Sim6nAraújo y al médico Luis Zea Uribe,del maestro antioqueño Francisco An-tonio Cano, o como el del GeneralBenjamín Herrera, obra del maestroLuis Alberto Acuña, y otras elabora-das por artistas extranjeros.

Otro gran grupo lo constituyenob~ de autores anónimos, por lo ge-neral europeos, y las menos, debidasa artistas nacionales. Tal es el caso delos Monumentos al General SantosAcosta, a Murillo Toro, a don JoséEusebio Caro, a Jiménez de Quesada,Vicente Azuero, Antonio Cuervo,Carlos Martínez Silva, Joaquín Vélez,Marco Fidel Suárez, Alberto Urdanetay su esposa Sofía Arboleda, los cua-les corresponden a una época en laque lo importante era representar ydestacar al personaje, desconocien-do casi por completo al artista quela trabajaba.

A este respecto conviene recordarque la historia de la Escultura no esmuy antigua en nuestro país, aunquesí un tanto accidentada y, en no pocasocasiones, adversa a los intereses delos artistas nacionales.

Durante la época colonial se prac-ticaron profusamente la talla y la de-

Avenida Colón. Bogotá, Colombia.

77

Page 2: Universidad Nacional De Colombia - …Existe un buen números de esta-tuas que hacen parte del frontal de un edificio o exentas, llamadas tam-bién "de bulto", ubicadas en sitios poco

coraci6n; pero la verdadera necesidadpor la escultura surgi6 a raíz de laIndependencia, cuando se hizo mani-fiesto el deseo de rendir culto a loshéroes que la habían forjado.

Debido a que en el país aún noexistía una Escuela de Bellas Artes,ni escultores profesionales, se acudi6a artistas extranjeros, generalmentefranceses e italianos y posteriormenteespañoles, para encargarles este tipode obras. Y de la misma manera comohabía ocurrido con un arte más popu-lar, el Grabado, los europeos proce-dieron a dar vuelo a su imaginaci6npara recrear, en este caso, personajesentre reales y míticos que habían for-jado una Revoluci6n de corte román-tico en los lejanos países de América.

Uno de los primeros fue el italianoPietro Tenerani, a quien siguieron losfranceses Raúl Carlos Verlet, Porque,Antonio P. Lefevre y Dionisio Renalt.A excepci6n de Lefevre, ninguno deellos visit6 el país. Sobre las caracte-rísticas del personaje se les informabaa través de los pocos retratos que seconservaran y ello en el caso de losmás notables. Otras veces se acudía alas descripciones o "retratos habla-dos" que eran por lo demás muy co-

rrientes en la literatura de mediadosdel siglo pasado.

Así, las más de las veces, los ar-tistas sobre esas bases creaban, omejor inventaban, al personaje, ra-z6n por la cual varias de estas obrasresultan además de inauténticas, rí-gidas y adocenadas.

La creaci6n de la Escuela de BellasArtes, en el año de 1886, favoreci6 eldesarrollo de la Escultura, a causa dela llegada de los maestros italianosCésar Sighinolfi y Pietro Cantini y delsuizo Luis Ramelli. Nuevas condicio-nes econ6micas y políticas, derivadasdel gobierno, conocido como la Re-generaci6n, conducen a una notablemodernizaci6n de la ciudad que se tra-duce en el construcci6n de parques,avenidas y algunos edificios que so-brepasan a las antiguas edificacionespor su tamaño, capacidad y gusto. Tales el caso del Teatro de Co16n, el Par-que del Centenario, hoy desaparecido,que conmemoraba el Primer Centena-rio del natalicio del Libertador; la Es-taci6n del Ferrocarril de la Sabana ylos primeros Hoteles, así como laconstrucci6n del Cementerio Central,en el cual las familias acomodadas co-menzaron a construir sus Mausoleos.La ocasi6n fue propicia para que seexpresaran los escultores, pues estedesarrollo urbano generaba la necesi-dad de erigir Monumentos, construirFuentes y levantar Estatuas. Losmaestros Cantini, Sighinolfi y Rame-lli idean el Templete en honor del Li-bertador para el Parque delCentenario, Monumento que hoy seencuentra muy deteriorado, pues in-clusive la estatua original se desinte-gr6 luego de su traslado al actualParque de los Periodistas en la carreratercera con calle trece. Algunos encar-gos menores fueron solicitados anuestros artistas locales.

La Guerra de Los Mil Días irrum- I

pe Ytrastorna totalmente la vida ná-cional. La Escuela de Bellas Artesfue una de las más seriamente afec-tadas, pues sus instalaciones se con-virtieron en cuarteles para las tropasdel ejército.

El presente siglo se inicia con ungran programa de reconstrucci6nnacional que involucra a la EscuelaNacional de Bellas Artes a la cual

78

se le da un gran apoyo, que se reflejaen el nombramiento como Director,del pintor Andrés de Santamaría.Dentro de su programa figura la aper-tura de un taller de fundici6n y elnombramiento de varios profesoresdeEscultura.

De esta época proceden los maes-tros Silvano y Polidoro Cuéllar, Dio-nisio Cortés YJuan José Rosas, pococonocidos porque sus proyectos nocontaron con la confianza del gobier-no para lograr el apoyo a sus realiza-ciones. Obra de Silvano Cuéllar es elexpresivo busto del maestro EpifanioGaray que preside la entrada al MuseoNacional. Otros j6venes y más tardenotables artistas como Eugenio Zerda

Y Ricardo Acevedo Bernal se entu-siasmaron con la Escultura y dejaronobras de indudable mérito. Infortuna-damente el vandalismo se ensaña con-tra estas solitarias y tantas vecesolvidadas obras. A la mayor parte deellas se les arrebatan las placas debronce que identifican al personaje oal autor llegando al extremo de muti-larlas y afrentarlas, como ha ocurrido,entre otros, con el Busto de Cervantesque aún se encuentra, casi perdido, enun rinconcito de la avenida ochenta y

Page 3: Universidad Nacional De Colombia - …Existe un buen números de esta-tuas que hacen parte del frontal de un edificio o exentas, llamadas tam-bién "de bulto", ubicadas en sitios poco

dos con carrera novena, obra delmaestro Acevedo Bernal.

La celebración del Centenario dela Independencia, en 1910, propicióla renovación de ciertos sectores de laciudad. De todas estas obras quizá lamás importante fue la construcción ~del Parque de la Independencia. Una ~belIa fuente de estilo Art Nouveau, .I

obra del maestro Francisco Antonio .g.~Cano, decoraba su entrada. Hoy de &

elIa sólo se conservan algunas foto- .grafías. Gradualmente el Parque se ~llenó de bustos y monumentos a los ~hombres notables. Para la gran Expo- ~sición de la industria, agricultura y ar-te se construyeron interesantespabelIones pero, el único que se con-serva es el "pequeño Trianón". Encuanto a los Monumentos, el primerode elIos fue el del Libertador, cuyaestatua ecuestre se encarg6 a París através del gobierno nacional. Ejecuta-da por el artista Ernmanuel Fremiet,posteriormente se vio trasladada alMonumento a los Héroes de la calleochenta con la Avenida Caracas. Elbusto de don Salvador Camacho Rol-dán, por mucho tiempo tirado en elcésped, abandonado en un rincón de

este parque, ha sido recientementerescatado por el Centro Nacional deRestauración. En el límite oriental delParque se inauguró un Obelisco con

! un águila en la cúspide dedicado a"Los Héroes Anónimos". Hoy, aes-provisto de sentido e historia, sirve deelemento "decorativo" a la glorieta dela calle sesenta y tres, próxima al Par-que del Salitre.

La mayor parte de los bustos delParque de la Independencia y la tota-lidad de los del Centenario fuerontrasladados a diversos sitios de la ciu-dad, varios de ellos a la Avenida San-tiago de Chile, con motivo de ladestrucci6n casi total del segundo,pues tan sólo se conserva La Rebeca,

del maestro Roberto Henao Buriticá,y de la parcial del de la Inde-pendencia, para dar paso a la cons-trucción de los Puentes de la calleveintiseis.

Años más tarde, para el ParqueSantander, el maestro Acuña trabaj6en mármol un hermoso Monmnentopara honrar la memoria del poeta Ra-fael Pamba, cuyo rastro parece defi-nitivamente perdido hasta el presente.

Largo y penoso fue en adelante elcamino que recorrieron los artistas na-cionales, quienes por 10 general, se

79

vieron privados del apoyo estatal,pues casi siempre el gobierno preferíaencargar las obras de escultura a Eu-ro~ muchas veces a artistas meno-res, ¡)ero que gozaban del privilegiode ser extranjeros. ¡Cuántos proyectosse quedaron apenas en el barro porqueel gobierno no autoriz6 la partida pararealizarlos! Artistas de extraordinariacalidad como Marco ToMn Mejía ymás tarde R6mulo Rozo, debieronemigrar en busca de oportunidades. Elprimero se radicó en París y el segun-do en México. Años después los se-guiría José Domingo Rodríguez, cuyaexcelente obra permanece aún desco-nocida en su propio país.

Excepcionalmente se aceptaron laspropuestas de algunos escultores y nosiempre sin objeciones, como fue elcaso de los proyectos del maestro Ca-no y de su alumno el pintor y escultorchiquinquireño Félix María Otálora.Por ejemplo el maestro Cano, autorde la estatua de Rafael Núñez que pre-side el patio central del Capitolio Na-cional, tuvo que sufrir la censura delgobierno nacional, ya que el presiden-te Marco Pidel Suárez le vet6 las fi-guras femeninas que simbolizaban laPoesía y la Historia.

Algunas viejas edificaciones se de-rribaron para dar paso a edificios mo-dernos y funcionales. Las más de lasveces se cometieron verdaderos aten-tados contra el Patrimonio Nacional,al destruír obras de indudable valorartístico, para dar paso a verdaderosadefesios arquitectónicos, como fue elcaso de la sustituci6n del hermosoConvento de Santo Domingo por elactual edificio "Murillo Toro", sededel Ministerio de Comunicaciones.

Otro Convento que se demoli6, pa-ra edificar la sede de la Gobernaciónde Cundinamarca, fue el de San Fran-cisco, contiguo a la colonial iglesiadel mismo nombre. Su decoraci6n in-terna y externa fue encargada al maes-tro Félix María Otálora. Dentro delgusto neo-clásico, procedi6 entoncesa trabajar en piedra un monumentalconjunto escult6rico para el tímpano,que representa aleg6ricamente al Tra-bajo y a la Libertad.

El abandono, la incuria y la igno-rancia de quienes debieran velar porsu conservaci6n son las causas por las

Page 4: Universidad Nacional De Colombia - …Existe un buen números de esta-tuas que hacen parte del frontal de un edificio o exentas, llamadas tam-bién "de bulto", ubicadas en sitios poco

cuales estas obl'a'>no han recibido nin-gún auxilio para su rescate. Lo máslamentable es el riesgo de que con eltiempo se vean irremediablementeperdidas y haya que proceder inclusoa retirarlas.

Curiosamente, otra suerte han co-rrido las obras del mismo autor queembellecen la entrada principal aledificio de la Policía Nacional, si-tuado en la calle octava con la ca-rrera novena.

Parad6jicamente las estatuas bo-gotanas que han sufrido una verda-dera cadena de desgracias einfortunios, que parece no tener fin,son las que representan a la Justicia,las cuales también fueron trabajadaspor el maestro Otálora. Su destinoera enlucir la entrada principal delprimer edificio que alberg6 el Pala-cio de Justicia, construido segúnproyecto de Escipi6n Rodríguez, en-tre los años de 1919 a 1926. Comoes sabido, este edificio fue víctimade los incendios del 9 de abril. Sinembargo sus estatuas-columnas sesalvaron y a partir de ese momentoemprendieron un penoso recorridoque recuerda las penalidades de los

desterrados. Abandonadas en algúnlugar público, fueron compradas algobierno por la familia Galvis y tras-ladadas al portal de una finca de supropiedad en la cercana poblaci6n deSuba. Un día cualquiera, pordecisi6nde la misma familia, fueron traslada-das a la ciudad de Bucaramanga e ins-taladasmuyimpropiamenteenunadelas entradas de la sede del Peri6dicoVanguardia Liberal. Por fortuna no selas coloc6 en sitio primordial, pueshabrían quizás encontrado su fin enelatentado dinamitero sufrido por estePeri6dico el año pasado. Ahora pare-cen aguardar pacientemente a que serestablezca la Justicia en Colombia,se reconstruya el Palacio y que la ca-pital se apreste para recibirlas digna-mente como corresponde al alto valormoral que representan.

Pocas obl'a'>de escultura modernase pueden apreciar en Bogotá, a dife-rencia de otl'a'>ciudades colombianas,como es el caso de Medellín. Existenalgunas, pero por lo general encarga-das por la empresa privada. Infortun-damente, cuando el gobierno nacionaldecide rendir un tributo de admiraci6na algún hombre notable o hacer deter-

minado monumento por algún hechomemorable, por lo general no acudea los artistas contemporáneos que ha-blan un lenguaje acorde con nuestrotiempo. Y cuando lo hace, o eJlos pre-sentan sus proyectos a Concurso, seolvida de designar jurados que esténverdaderamente capacitados paracomprender las expresiones moder-nas del arte. Es vergonzoso que aúnse veten en nuestro país iniciativas demaestros de prestigio internacional,porque sus obl'a'>se juzgan con crite-rios no artísticos.

Dado que la escultura es el arte quetiene en mayor grado la posibilidadde exponerse de modo permanente enlugares público, a la vista de todo elmundo, convendría que contara conun mayor apoyo por parte del gobier-no para que se abriera este espacio alas propuestas más actuales y, por asídecirlo, recibir con beneplácito en loslugares adecuados el aporte de estasmanifestaciones artísticas, las cua-les por fortuna gozan en el presentede un verdadero auge creativo y deun reconocimiento, aceptaci6n ydisfrute por parte de los habitantesde la ciudad.

80