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1-AKU í^ ^ A e_ t Misión cientílica del íarmacéutico Defiriendo á galante invitación del ¡PARO DE VIGO, para que colabore en | el número extraordinario que este dia- rio va k dedicar á la Universidad de Santiago, con motivo de la apertura del | curso académico, estoy dispuesto á em~ rborronar unas 1 cuartillas que, sirviendo i/de contraste á tanto artículo magistral- mente escrito en el sentido literario y |"8& el científico, hagan resaltar aún más testos, como las sombras de un cuadro hacen resaltar máis y míis los cobres y luz. No quiero dejar pasar esta ocasión ;• sin hacer resaltar la misión científica } del farmacéutico, que no srjo es el lláma- la ío en todos los países civilizados á ela- borar los medicamentos, sino también á resolver los problemas de la Higiene, de la Química y de la Bacteriología. ¿Quién se halla en las condiciones que L él para determinar trascendentales cues tienes agrícolas? ¡Cuantos terrenos in- cusos rendirían pingües utilidades cul- tivando en ellos, bajo la dirección dei | farmacéutico más próximo pintas me- dicinales ó aromáticas! El empleo cie.1 aboriA ctuímiar* va en i progresión extraordinariamente ascen- dente, pero su emipleo racional exi.je el ^.análisis químico del terreno y éste ha 3e darlo hecho el farmacéutico, único ,: químico que, establecido en el campo, puede f á c i l m e n t e ser el consultor obli- gado del labriego. . Fábricas de productos químicos son frecuentemente dirigidas por farmacéu- ticos que dejan la tranquilidad de la bo- tica, por el movimiento y ruido de una industria. Todos esos terrenos son cada dia más ampliamente conquistados por mayor número de compañeros, cuya proverbial 1 modestia t a n t o les lleva perjudicado. ANTONIO ELEIZEGUI, Decano de la Facultad de Farmacia : Santiago, !.• de Octubre de 1925.. V Los doctores Maximino Teijeiro, Francisco Eovieró Blanco y Victo Troncoso, va fallecidos que clesemp* forado de ¡a Universidad y han sido maestros eminentes de varia s genemao^s escolares." Di\ Jacobo Gil Vülanueva, rector qh* fué de la Universidad Compostelana* EL IDEAL DOCENTE ^ El ideal de los profesores de las Fa- cultades de Derecho en su labor docente debiera ser formar hombres que al salir de las aulas se hallasen con los conoci- mientos suficientes para ejercer inme- f ***** m ***** A **^^ ¿latamente la abogacía y capacitados liara preparar por sí solos- sin necesi- dad de acudir á pasantías ó academias, los programas de oposiciones. Acaso se diga que en un curso no puede explicar- se- la asignatura. Niego. Aparte de que una hora bien aprovechada todos los (bas lectivos da de sí bastante, es obli- gación nuestra saber escoger lo esencial de una ciencia para hacerlo conocer á quien nos escuche. Proporcionemos- pues, al alumno la cimentación completa do su cultura profesional en términos que de todos y cada uno de los tratados de nuestra respectiva disciplina obten- ga como mínimum las ideas bastantes para poder trabajar sin otra ayuda que n el Rec- w Concepto y contenido de la Sociología -_ PÁGSNA TRES, O Seminario de Estados Galegos Por JOSÉ FILGUEIRA VALVERDE,, FARO DK VÍGO quer urinas miñas verbas en col do S. de E. G, De todos é sabida a labor do noso centro, pois ga« v rimosamentes a prensa ven espallando, dendes do seu escomenzo Jondos aiaudos pra ela. Quizáis teña suio fuxido^É 5 ^ banza xomalística e á ideia d^ pobo o | seguido arredamento do noso centro non;* | soio (le toda proteción oficial senón ta> nién de toda axuda do pobo Foi a des mea tres compostelans que din.tcn >io:;bst trabados, dos eruditos e inóralos espa* filados por Galicia que combos a!i ne'os e i das escudantes que son nel maioría, soio j dous galegos fíxeno aportación de ouxe* \ los k r,osa colléita etnográfica i-horstórica í e somentes un creou no Seminario un 1 p.-:n-éiulido premio. Quere ¿oto decir. | ' e na nosa térra non ten eco a sua p-bor Nos ben sabemos que non, poij- , jembóras por ela as temos, á correr,,/*;** ben a'entadoras. 'w3a Pobo demais, pase-niño temos xa }evc':J^ 1 do a cabo unha obra de traballo e Í/¡¡ enynio, non donantes sospeitada. ,E y\ que de traballo Talamos, bó ser iroito? o ían os correspondentes de Ourensí w I '.í J 0 -.:¿ í^4 & Wi •-4 alio Talamos, seráTÍta ; > V a mana Ge eixempro, o xuraia e Kisco, Cucvillas, Otero PedravoV.". Diversidad de opiniones acerca de la nía La palabra «Sociología», nombre bár-iestos, la Sociología no se distingue, real • a baro mitad latino y mitad griego, sig- urente de la Economía política^' " ^ E a ^ e n e^nSlolnS^ 1™ También hay autores que entienden presión). En este caso están el francés ^ r .f°Tl 0gm f ^TH* S0C ¿ a V ES " Carlos ^ourneau, compendiador me- te es el concepto del italiano Palante, "'" nifica etimológicamente tratado de la so ciedad. El inventor de este nombre fué Au- gusto Comte, que lo impuso a una dis- ciplina que él consideraba creación suya, aunque de hecho no era nueva .más que por ©fl espíritu y método con que Ja tra- tó. En efecto, Qomte publicó de 1830 a e¿ cual añada que entiende por Psico- loga social «la ciencia que estudia la mentalidad de Tas unidades aproximadas por 3a vida social». También, aunque el autor no lo exprese terminante, es este liw<4M<v>^^írt¿y*Viw*iiW&*' •TJ „• loa 1 ibros y su propio criterio jurídico [los tres últimos estaban consagrados a la que denominaba «Filosofía social», dogmática, e históricamente tratada. No apareció entonces? todavía el nombre de 1842, un llamado «Ourso de filosofía po- mismo el concento eme informa ios tra- sitiva» en seis volúmenes, de los cuales 'orinado en la Universidad. FELIPE GIL CASARES, La enseñanza y* el método ** V + ? ví.w-v.vmv.'.-.-. Es la apertura del curso académico, e ©omento solemne en el cual se estaVle r :e t contacto espiritual entre el a'.umní Que aprende y el maestro que enseñar |el instante t:v vi cual el alma de. dlzú- pulo se a b r e de par en par para recibir la semilla fecunda de la enseñanza que ^profesor le ofrenda. A partir de este •instante, Minerva personificada en la íi- vgura del catedrático aspira á ganarse el espíritu de aquellos á quienes v a á orien misión de las ideas, de tal modo que és- tas no caigan en el alma do! oyente co- mo en tierra ingrata á las afanes del cultivador». (7) De este feliz consorcio entre el alum- no y el profesor, fusión sin mengua de !a propia personalidad, surge el fruto á que todos, en la función docente, debe- mos aspirar en la medida de nuestras fuerzas, del que es buen ejemplo una * de las glorias de nuestra preclara Uni- don tar y á formarles á su imagen y modo versidad, aquel llorado abuelo mío íeser, que ya decía el ilustre Saavedra ~ f„Faxarlo, que «el maestro se copia en l.discípu'o, y dexa en él un retrato y L Wejanza suya». (1) ¡¿ Esta influencia, sin embargo, debe Ser, no imperativa, sino noble y genero- sa acorde con la naturaleza de la fun- jan que se desenvuelve; toda vez «el fomke libre no debe aprender nada en i»esclavitud», como afirmaba Platón por jlabios de Sócrates, que es quien añade: «Si los ejercicios del cuerpo son forza- dos, no por eso deriva menos ventaja de j eSos; pero las lecciones que se hacen pe- fñetrar en el alma por la fuerza no se graban en ella», (2); antes por el con- ¿ trario, «en los ánimos generosos, recuer- la Saavedra Faxardo queda siempre un oculto aborrecimiento ái lo que se apren- tfó por temor y un deseo y apetito de : :Reonocer los vicias que le prohibie- Itm...» (3) ;• Y es que el dogmatismo solo puede admitirse en Las aulas de la Universi- dad, combinado con k más amplia liber- tad (tal como lo entendía San Agustín) m el discurrir de los jóvenes que á su / regazo concurren (4). De lo contrario l?m exponemos á que de ella salgan ce- que tratamos; pero sí la realidad ;uie ! con 61 quiso expresar su autor. Ef nom- bre apareció cuando desde 1851 a 18,-54 publicó 0,1 .mismo Gomte su «Sistema de política positiva», o «Tratado de Socio- logía, instituyendo la religión de la hu- manidad». Sin embargo, el nombre de sociología tardó en abrirse camino. El mi&mo Listre, el discípulo principal de Qomte,, a quién debió éste su renombre y su influencia científica, no adoptó re- sueltamente esa denominacién hasta 1876, cuando publicó sus «Fragmentos de fiilosofía positiva y de sociología con-' temporánea». v La Sociología fué en sus orígenes una creación positivista, que obedecía a la finalidad de ofecer una diciplina expe- ^wmmm Gumersindo Laverde y Ruiz (q. e . g. e.) rimantal, que sustituyera al Derecho y que anos hace, tal día como el 1.° de j la Política, ciencias racionales y aprio- Octubre de 1884, disertaba en el Para- ¡ rísticas. Los espiritualistas que trata- ninfo de nuestra ínclita Universidad t ron directametnte de Sociología, surgie- acerca del famoso doctor sevillano Sebas-' ron m ^ s tar( ^ e T co a co - H °y son tián Fox Morcillo; y que al bajar 4 la tumba cuando solo contaba cincuenta y cinco años de edad y treinta de profeso- rado, dejaba discípulos como el inmor- tal M. Menéndez y Pe 1 ayo, y ofrendaba á las generaciones venideras el ejemplo á seguir, que en él podían ser el modelo áj quien emular en la labor docente á que él se había consagrado con el fervor de un apóstol y con ¿ eficacia que pre- gonan sus ilustres discípulos, entre ellos el académico señor marqués de Fi^uc- roa. (8) EAMON BUIDE LAVERDE, Abogado en ejercido y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Santiago. (1) V.: «Idea de un príncipe políMco- christiano», por D. Diego Saavedra Fa- xardo; tomo I, 0 ; Valencia, 1800; pág. 5. | (2) Cons.— «El Estado ó la Repúbli- ica»; Platón; versión castellana de Enri- a r o s vacíos y meros repetidora de Tal qU ? ^ érez; ^ II; Paris ' Casa edito ' |CÍencia ya hecha, cuando no (y esto ocu- Garme r Hermanos; pag. 120. *?e con frecuencia) de un texto confiado 4¿Í memoria 7 por lo tant0 íéjc[l de £ «ar; ó ingenios que á su salida de la |üaiversidad, se verán obligados á ini- |tarsu marcha por el camino de la pro- ^m investigación y del propio discurso, ""'a*! de aquella apetecida y fecunda M profesor, debe despertar en el . « n o el ansia de saber, orientarle lue- m obhgañe por último á que beba en :fcn*unas fuentes (5) en que él sacia #sed (dogmatismo); pero no á que el que de las aguas obtenga hay (3) Véase: Saavedra Faaxardo; obra y tomo cit.; pág. 21, ^ (4) Fácilmente se observará de cuan distinta manera opinamos que Sanz del Rio y sus discípulos, para quienes «pre- sentar lo cierto como cierto es gratuita imposición de dogmatismo tradicional». (V.: «Derecho Natural»; P. Fidel Quin- tana; Bilbao 1910; pág. 248). (5) D. Marcelino Menéndez y Pela- yo, el preclaro maestro y polígrafo insig ne, como si en este punto siguiese las huellas de la Escuela socrática, cali- uw iia ficaba con la nota de suspenso, á aquel l^ser enteramente igual a l ^ o ^ i b e r r aiumno ^^ contestando reguármente á m debe señalarle el rumbo á seeruir . p ^' untas Q u e s e l e hicieron, pro- ( P la s de su asignatura, le reveló «de una manera inequívoca que no había leído El Quijote». (V.: «Los grandes españo- les: Menéndez Pelayo»; por Luis Antón del Olmet y Arturo García Garrafa; Ma- drid, 1913; pág, 150). (6) Véase: «Gemelas»; por M. Mar- yan; trad. de Mari a de Echarry; Ma- drid, 1918; pág. 89. ^ (7) Cons.: «Historia de las ideas es- téticas», por D. Marcelino Menéndez y Pelayo; Madrid, 1887; tomo I; pág. 7). (8) Discurso de ingreso en la Real Academia Española, por el Excmo. se- ñor D. Juan Armada y Losada. ,. , seguir tierra a cultivar, pero no ai que g a de extraer del suelo científico .las as ideas que el profesor obtuvo; ofrendarles k savia de su saber y mcarsela pero no privarles de la en en que ellos puedan atesorar: Que eoceno es, como escribe Maryan, aehesion de la carrera sin 0 la for- fl del carácter. (6) -cada obrero de la mente, será un con caracte- Propios y bien definidos, bajo la j-es- fte autoridad del profesor que diri- «¿Proceso científico educativo. Jf°i ,' 6n 6Ste P arti cuk ri sm L ITI 6 adera doctr ina, cuando •?!• T S: <<Fo mda > fu*™ Vgfaom disciplina de amor», qUe - * dar a entender con esto, como ad- noÍPf t0S °- políerafo D " M *«e- no Menéndez y P e ^ ay0) que m ense . «o era dogmatismo cstrrU y ce- L S,J, ° q n e s e fundaba en Ja simpa-. iiiiiiiiiiiiiiiiiiíüfiíiiüiiüiiiüiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiiüüiMiiiüiiiü, Clínica de enfermedades de la piel, venéreas y sifilíticas Dr. Merino muchos, pudienido citarse entre ellos Bosio, Pu.xmi. Lappel : a7xi, Allievo, To- tio'loí etc. en Italia; Garriguet- Tur.man, Goyan, Fonsegrive, Antoine, etc. en Francia; Hitze, Keteler» Hertling, etc. en Alemania; Vicent y Llovera en España. Más aunque el objeto material que la Sociología sea siempre la sociedad, co- mo los elementos de ésta y los puntos do vista desde los cuales pueden estu- diarse, son muy varios- de ahí las in- numerables opiniones sobre el concep- to y el contenido de la Sociología. En términos generales podemos divi- dir los sociólogos, por razón de su ma- nera de entender el concepto y conte- nido de la ciencia que profesan, en tres clases: los que consideran la Socio'ogía como ciencia dogmática, los que la mi- ran como ciencia histórica y los que la entienden como ciencia mixta,, dalmáti- ca é histórica á la vetz. Entre los que consideran la Sociología como ciencia dogmática, hay no pocos que, siguiendo a Comte, opinan que aquella es la ciemeia de la estructura y funciones del organismo social; pero en hi apreciación de semejante organismo. difieren. Ei famoso sociólogo y filosofo francés Alfredo FouiUée opinaba que la sociedad es a la vez un organismo vivo y un hecho contractual- conceptos difí- ciles de conciliar. El alemán Alberto Schafle combina en la explicación de la extructura social el principio orgánico y las leycp físicas de la atracción y re- pulsión. El ruso Lilienfeld ve <m la so- ciedad solamente un organismo vivo; pero en el cual no hay más que sistema netrvioso y substancia social, interoelu- lar. En cambio el francés Rene Worms cree descubrir en el organismo social, no so^ el sistema nervioso, sino los sistemas vascular, óseo, conjuntivo, cite. Otros sociólogos dogmáticos hay que, en principio, parecen aceptar la misma noción de Sociología que acabamos de indicar; pero desechando el concepto de la sociedad-organismo. En este caso es- án el polaco Luis Gu¡mpleowiez, ©1 belga Guillermo Gree£> para quien «la Socio- logía es la filosofía general de las cien- cias sociales particulares.» y al parecer también el francés A, de Roberti, aun- que éste no da a conocer con suficien- te precisión su concepto de la Sociolo- gía, a pesar de la extensión con que trata la parte general de esta disciplina. Para todos estos, la Sociología &g con- funde, quiéranlo o no, con el Derecho público* singularmente con el Derecho político y con la Economía política. AVgunos restringen este concepto de la Sociología al estudio de las formas sociales- abstracción hecha de 1.a subs- tancia en que encarnan. D> esta clase tódico y vulgarizador incansable de las doctrinas escogitadas por otros, y en cierto modo el doctísimo aloman "Bas- tían; pues aunque éste no ha tratado ex- presamente de Sociología, sino de Etno- logía, como sociólogo sa le considera y cita^ comunmente por los que hab'an de él. Para estos la llamada Sociología no e.=i, oii rigor, sino una parte de la Etno- i p,rafia. < En la tercera clase están comprendi- ólos los que, haciendo do la Sociología Juna ciencia muy amplia y compleja, ' dogmática e histórica a la vez, incluyen j on ella, así el estudio de la escritura y j do las leyes del cuerpo social) como el j de la evolución histórica, bien o mal er tendida, de las instituciones sociales, i Esta era la manera como en fundió lajda Cruña—Lugrls, Castillo. . *f- que ten Sociología su fundador Augusto Comte, a meirande importaría el cual definió esa disciplina como «la " " " f " ciencia de la escritura y do las funcio- nes de la Sociedad». Estudiaba, pues, el sociólogo francés los al eméritos consti- Unha fonda percL' tivo $tc ífio i bajos del sociólogo y penalista francas Gabriel Tarde. Mixta de psicología y física es !a so- ciología del norteamericano Gidclings, \ vl // según el cual, la disciplina referida es- • " , / tutivos dé la sociedad esto es, lo que que podriamos l 1 amar la exática social, o en términos biológicos, 5^a que para ¡él la sociedad era un organismo» la ana- 4t*""n*a de la sociedad, y además las leyos jnorque r-.o. rigen los fenómenos sociales. ' e«to us, !a dinámica social, o en térmi- nos biológicos- 'a fisiología de la socie- dad . Comí o fué el primero que consi- deró la sociedad, no simplemente) como h e n u n ; :*io, foi a do gr^.de arcebispo' ga- íego. A carón de Rotúrelo, elle Cabeza de León, el foi s e m b r é i g r ViIeTÍto?^u>3. guieiro, no noso camino. Preeléjate..de honor de noso Instituto tivíg^^íél pa- rimos de pai, e ourenta^(>ii¡.J -rnestrj Foi o pirmeiro membro qu.v«ftrreify' mais grorioaD rnie endexa^ais' tci ,; |p F;a i'ematar. Algnén tí^a^fala posibilidade da difusión Tío t^ó^^^- ca axuda dos galegas^ do V-:-& un organismo moral o jurídico, sino co- topárnosos ben eisí, prol>( mo un organismo natural, vivo, como IOÍ ¿organismos nnímaV-s. c ase per lo ní .-cío ITorberto Sne i mlé"n el tudia la sociedad en su unidad, p r o c u - i 1 ^^^/ 1 ^'^^ 0 *l" ncor ' '< ^dorado rando explicarla por causa v leves cóa-! duran 1 tc ™" c . h ? s anos como .;-,fe d,e. la micas; pero añadiendo, quo/n.va P.lwn-Í.^ SCU ? la \»s*tivista f y el que nr\s ínflu- zar esto, son menester una interpreta-¡ 3 ° e J emo p en ella í V^o que, &n em- ción subjetiva por hechos de concien-". *\ ar £°' V R1 ' n advertirlo él- distnha mu- cia y una interpretación objetiva por; c - u> ^ e HQ ' : un Positivista riguroso y con- principios físicos, inU'.rpreta'-éones am-| soCnonte? l >or uuicho -i 1 "" 1 do filosofía bas que son conci'iables y doben coordi- \ r / aci< J n , a1 y ^priorístiea (.'u^tíif/^ica que narse. ' j & diría) bu.^na o mn'a. que vertió* en Puesto aparte, dontro de cssta .misma! sus obras. Spencer con^dernba. 'M socie- clase do los sociólogos dogmáticos, me-M-^ como un organismo propiamente di- rece el notable sociólogo español P. Jo-| c } 10 ' fijando esto concepto con .más c V sé María L'overa. memos conocido d^ I 0 | r ^ £ }d que Comte, y fundando la Socio- que merece, aunque dista ' ^-" ' ' W í n ^ U l-.ín^ncTo T - i desconocido. Este en su mucho de ser¡^°^ a en ' a biología y Ja psico^'ta. «Tratado ele-i ^ n eR ta misma c'ase. podemos eolo- mental de Sociología -cristiana», define c a r a l "francés Gustavo U>. Bon, «uo ha- v (i 1.> la Sociología como «la ciencia que efitu-1 f e !>recoder su eistudio sociológico dia las causas deJ orden social en ia| lfir - 9;as on-ses ^cos.mo'ogcas, antropológi- socíedad civi 1 , con el fin de implantarlo, 1 ca ^ ^ P ro í "; l ;0ric as. mantenerlo y afinnxar'o». ] Ahora »'»«; no estando los sociólogos Entre 'os quo consideran la nociólo- conformes en cuanto al contenido de la gia como ciencia histórica loa hay de j Sociología, y siendo este contenido a\go varios géneros. Unos entieden | or so- convencional y moderno, no sujeto a re- cioloRÍa la historia de las instituciones ^ ? ? ^ s o utas-, ni siquiera a veglas es- y costumbre sociales: la ro/igión, la fa- tableadas por la previsión- es c/aro que mVm, la administración de justicia, laP°, r % tampoco puede fmrso en ab- industria etc. En este caso está el fran- so,uto . el concepto de la Sociología, y ees Mauricio Vignes discípulo de Le> ue tl<snc f l ue se ^ uir siení7 ° relativo y dementes. . . subindo po? zo e engadindo de* cote ríos traballadores á nosa.tibgr"l*3ío cativo esforzó, do« bós eMe^^foso; dado bu en fondas árV&i jJJ?he¡ bres inquedanzas e l~>i*£^|^j|el-as á ra rían ios que todol-os ^jc^<'« puxeser© na obra a sua reita, catm? ou grande, pero boa vontade pra^iPria de Deu,3, da Ce í- ícia e dos inmans Riegos. * > •^t ,4-** maestro La c'ínca del HospCtal, i^-. .v\. y H V K< i ' i >•* \ en e^la^se-* J.-a i \ Play, uno de los pocos sensatos dontro de la clase de los históricos, y el cua\ después de tratar del método on Socio- logía, sigue un orden casi cronológico, esto es, por odadl^. También pertenece al mismo grupo el español Sales Ferró, quo reconoce expresamente que la Socio- logía es la .misma Filosofía de la Histo- ria, solo que estudiada por el, método experimental, y el alemán V. Barth que profesa la misma idea. También puclen asimilarse a estos no convencional. No obstante, puesto que la Sociología se ha confundido unas veces con el De- recho político o la Economía política otras con la historia de 1 Derecho, la Fi- losofía de la Historia ó la Etnografía, y en esos casos la llamada Socio'ogía no tiene derecho a suplantar a discipli- nas que epdstían antes que ella, y tenían un nombre propio, parece que no que- dan admisibles otras nociones de So- ciología, que la que reduce ésta a la mi ^ pocos tratadistas particulares como el P^ología social (ciencia nueva de to- das suertes) o a la psicología combina- da con la cosmología, o mejor aún, la alemán Hermann Post, que en numjero sas obras estudia la historia del derecho y en particular la de el derecho de fa- milia, considerados como elementos so- ciológicos. más modernamente el italia- no Nardi Greso, que realiza el cometido en su «Sociología jurídica»; el también alemán Julio Zippert, que cultiva la historia de la familia y la dql sacerdo- cio; el norteamericano Lewi R. Morgan, que ha dado una clasificación o enume- ración de parentescos en las distintas razas, aceptada por muchos; el inglés Mac Leñan, que trató del -matrimonio o mejor de las uniones sentíales primiti- vas, introduciendo clasificaciones, que fueron seguidas por Spencer y otros; e-1 suizo Bachoffen, iniciador de la hipóte- sis del matriarcado, y en fin, por abre- viar, el finlandés Weistermack, docto his- jtoriador del matrimonio e impugnador son G. S'imme! en Alemania y Boiigle en d e l o s errores de Morgan y otros acerca Sol arti¡icial de iMiud tlANAU (Hayos ultra-violeta) des excelente resul- tados en el tratamiento de las enfermeda- des de ia piel, raquitismo, anemias y neu~ !«** maestro y Á i ^ ^ fSi T? "^ A - v •^secrete, misteriosa v divüS P l a t e ™ ' A i r e caliente. Uretroscopi» i puue nacei fecunda la trans- Pregunloiro, 6 y a 9 p i S0 Zs.-SANTUGth Francia. Otros hay, para quienes la Sociología es solfa-menta la ciencia de los hechos y leyes económicas. Este es el concepto popular de la Sociología cin España. En ,el extranjero adoptan este criterio, en- tre otros, Aquiks Loria, en Italia; Ga- do las uniones primitivas. Todos estos identifican la Scoio'ogía con la Historia interna de los pueblos o la Filosofía de la Historia. Análoga a la concepción! de los so- ciólogos históricos referidos eis la de los que miran la Sociología como el estudio rey, en Inglaterra; Barenbach, Hein y de las instituciones y costumbres socia- Menger» e¡n los países alemanes. Para'lies, no en conjunto y cronológicamente» que dio nuestro Llovera, que ya he ci- tado antes. Dr. AMOR Y NAVElRO f C. de la R ¿ Academia de Ciencias Morales y Políticas.- (tnffitftirtifitntnitiiiiit]iiiniiiuiiiiittiiiiitttifiiiHitiitLiiUHitiuiifiuiiiutniii«iiiutttfiif»iitim Doctor MURÍAS Especialista en enfermedades de la Piel y Veném>-SífiMticas De las Clínicas de los Dres, Azua y CovI- sa» de San Juan de Dios, de Madrid* Diplomado de los Hospitales / Mecker de i?aris. Horas de consulta; De diez á una y de cuatro á siete Policarpo Sanz, 56, principal, izqd.* •v, S a n LIOUÍB v ..tente ftsioin Especialista en enfermedades de la gar- ganta nariz y oídos Consulta de once á %iia y Ue cmtff>, & sél*< IZüNDA» NUM. 88 18 'ei 1 ca^i tota 1 : de nvs conociníicrrlfes y -¿ '' ^' :S ' 'a que día tras día se ínod-elan y corriga las enseñanzas que recojo en mi^gabin.lt^ te de estudiante, os una c^úiina'quc ii*SK[/* bien pudiera servir de patrón para q-¿ a su modo y medida se ajustasen mujclif otras, si en cMas so quisiera hacer un$ utii' labor. Cr.'-mto en el ; la hay, cuanto aprendí?, es e' fruto de un maestro s'n vanidad ni afectación, un hombro? bue- no y s< .nciMo a la par que un gran peda- gogo y muy hábil oirujn.no. Don José Puente Castro- mi maestro predilecto* fué quien me condujo reciamente en mis primeros pa.sos por el eanvno de la Cirur jía, qu : en gm"ó mi mano,, cuando por pri-- mera vez empuñé el o-cape'o y con sus 'ecciones clínicas, que tan admiraba- mente sabe inculcar en e¡! ánimo del aluinno, pirogrcñlvame-nte, de ^o f;1e': ! a lo difícil, die lo sencj^Vo a lo más com- p 1, ejo ; es el preceptor qu,e finimado por un espíritu esencialmente didáctico ae'a ra las turbias cuest'onas del Diagnóstico. sim-iVifica T a com^egidad et'ológica y pa togéniea y nos muestra día tras día el curso del tratamiento que instituye la dfseusión entre suis alumnos. Por estas cua'idad^s que ] e adornan S»Ü» explica e 1 que a su clínica concurran un nujmeiroso contingente de asninos, en su mayor piarte,, médicos noveles que libres ya del jugo académico automático y en su mayor parte rutinario; qtreren apren- der lo que en sm earrera ha de serviros de primordial ejerciere «ver enfermos». Y no es del caso seña'ar sus caritati- vas donacroneis a cuyas expensas se ins- taló en unas habitaciones del Hospital Provincial, uji Quirófano y uina sa^a siem pre congestt'ionadla de enfermos y que por sus adie-antos está al nivel da las me- jores Canicas Quirúrgicas. Este maestro,, al que queremos con cordial emoción todos sus discípulos es adiemás ejl rmédiieo quia al lado deí en- fermo siiejmpre tiene unas ptal abras de ánúno y una caricia de alivio. Bata profesor qute. en mi carrera supo hacermíG* ver la fefíicidad que encierran: ; r as cuiestáones en su resolución y como a otros muchos compañeros nos ilumi^ no y orientó en la complicada materia medica tiene mi reconocimiento, el ca-' riño de quven en sus enseñanzas apren- dlió tan difícil Itabor, MANUEL PAÍDIN GU\ERRA

v ..tente ftsioin - Faro de Vigobaro mitad latino y mitad griego, sig- urente de la Economía política^' "^Ea^en e^nSlolnS^ 1™ ... que anos hace, tal día como el 1.° de j la Política,

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Misión cientílica del íarmacéutico Defiriendo á galante invitación del

¡PARO DE VIGO, pa ra que colabore en | el número extraordinar io que es te dia­

rio va k dedicar á la Universidad de Santiago, con motivo de la a p e r t u r a del

| curso académico, estoy dispuesto á em~ rborronar unas1 cuart i l las que, sirviendo i/de contraste á t an to artículo magistral-mente escrito en el sentido l i terar io y

|"8& el científico, hagan resa l tar a ú n más testos, como las sombras de u n cuadro

hacen resaltar máis y míis los cobres y luz. No quiero dejar pasar es ta ocasión

;• sin hacer resal tar la misión científica } del farmacéutico, que no srjo es el lláma­la ío en todos los países civilizados á ela­

borar los medicamentos, sino también á resolver los problemas de la Higiene, de la Química y de la Bacteriología.

¿Quién se halla en las condiciones que L él para determinar t rascendentales cues

tienes agrícolas? ¡Cuantos t e r renos in­cusos rendirían pingües util idades cul­tivando en ellos, bajo la dirección dei

| farmacéutico más próximo p i n t a s me­dicinales ó aromáticas!

El empleo cie.1 aboriA ctuímiar* va en

i progresión extraordinariamente ascen­dente, pero su emipleo racional exi.je el .̂análisis químico del terreno y éste ha 3e darlo hecho el farmacéutico, único

,: químico que, establecido en el campo, puede fácilmente ser el consultor obli­gado del labriego. . Fábricas de productos químicos son frecuentemente dirigidas por farmacéu­ticos que dejan la t ranqui l idad de la bo­tica, por el movimiento y ruido de una industria.

Todos esos te r renos son cada dia más ampliamente conquistados por mayor número de compañeros, cuya proverbial

1 modestia t an to les lleva perjudicado.

ANTONIO ELEIZEGUI,

Decano de la Facultad de Farmacia

: Santiago, !.• de Octubre de 1925..

V

Los doctores Maximino Teijeiro, Francisco Eovieró Blanco y Victo Troncoso, va fallecidos que clesemp* forado de ¡a Universidad y han sido maestros eminentes de varia s genemao^s escolares."

Di\ Jacobo Gil Vülanueva, rector qh* fué de la Universidad Compostelana*

EL IDEAL DOCENTE ^ El ideal de los profesores de las Fa ­

cultades de Derecho en su labor docente debiera ser formar hombres que al sal ir de las aulas se hallasen con los conoci­mientos suficientes p a r a e jercer inme- f *****m*****A**^^

¿ la t amen te la abogacía y capacitados liara p repa ra r por sí solos- sin necesi­dad de acudir á pasan t í a s ó academias, los programas de oposiciones. Acaso se diga que en un curso no puede explicar­se- la as igna tura . Niego. Apar t e de que una hora bien aprovechada todos los (bas lectivos da de sí bas tante , es obli­gación n u e s t r a saber escoger lo esencial de u n a ciencia pa ra hacerlo conocer á quien nos escuche. Proporcionemos-pues, al alumno la cimentación completa do su cul tura profesional en términos que de todos y cada uno de los t r a t ados de nues t ra respectiva disciplina obten­ga como mínimum las ideas bas tan tes para poder t r aba ja r sin otra ayuda que

n el Rec-

• w

Concep to y contenido de la Sociología

— -_ PÁGSNA TRES,

O Seminario de Estados Galegos

Por JOSÉ FILGUEIRA VALVERDE,,

FARO DK VÍGO quer urinas miñas verbas en col do S. de E . G, De todos é sabida a labor do noso centro, pois ga«v

r imosamentes a prensa ven espallando, dendes do seu escomenzo Jondos aiaudos p r a ela. Quizáis t e ñ a suio fuxido^É5^ banza xomal ís t ica e á ideia d^ pobo o

| seguido a r redamento do noso centro non ;* | soio (le toda proteción oficial senón ta>

nién de toda axuda do pobo Foi a des mea t r e s compostelans que din. tcn >io:;bst t rabados , dos eruditos e inóralos espa*

filados por Galicia que combos a!i ne'os e i das escudantes que son nel maioría, soio j dous galegos fíxeno aportación de ouxe* \ los k r,osa colléita etnográfica i-horstórica í e somentes u n creou no Seminario un1

p.-:n-éiulido premio. Quere ¿oto decir. | • ' e na nosa t é r r a non ten eco a sua p - b o r Nos ben sabemos que non, poij- , j embóras por ela as temos, á correr,,/*;**

ben a ' en tadoras . ' w 3 a

Pobo demais, pase-niño temos xa }evc':J^1

do a cabo unha obra de traballo e Í/¡¡ enynio, non donantes sospeitada. ,E y\ que de traballo Talamos, bó ser

iroito? o ían os correspondentes de Ourensí

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0 -.:¿

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alio Talamos, bó se ráTÍ t a ; > V

a mana Ge eixempro, o xuraia e

Kisco, Cucvillas, Otero PedravoV.".

Diversidad de opiniones acerca de la nía La palabra «Sociología», nombre bár- iestos, la Sociología no se distingue, real •

a

baro mitad latino y mitad griego, sig- urente de la Economía p o l í t i c a ^ ' " ^ E a ^ e n e ^ n S l o l n S ^ 1 ™ También hay autores que entienden pres ión) . En este caso es tán el francés

^r.f°Tl0gm f ^ T H * S0C¿aV E S " C a r l o s ^ o u r n e a u , compendiador me-te es el concepto del italiano Palante, " ' "

nifica etimológicamente t r a t ado de la so ciedad.

El inventor de este nombre fué Au­gusto Comte, que lo impuso a una dis­ciplina que él consideraba creación suya, aunque de hecho no era nueva .más que por ©fl espíritu y método con que Ja tra­t ó . En efecto, Qomte publicó de 1830 a

e¿ cual añada que entiende por Psico-loga social «la ciencia que estudia la mentalidad de Tas unidades aproximadas por 3a vida social». También, aunque el autor no lo exprese terminante , es este

liw<4M<v>^^írt¿y*Viw*iiW&*' •TJ — „ •

loa 1ibros y su propio cri terio jurídico [los tres últimos estaban consagrados a la que denominaba «Filosofía social», dogmática, e his tóricamente t r a t ada . No apareció entonces? todavía el nombre de

1842, un llamado «Ourso de filosofía po- mismo el concento eme informa ios t ra-sitiva» en seis volúmenes, de los cuales

'orinado en la Univers idad. FELIPE GIL CASARES,

La enseñanza y* el método

** V + ? ví.w-v.vmv.'.-.-.

Es la a p e r t u r a del curso académico, e ©omento solemne en el cual se estaVle r:e t contacto espir i tual en t r e el a'.umní Que aprende y el maes t ro que enseñar

|el instante t:v vi cual el alma de. dlzú-pulo se abre de p a r en p a r p a r a recibir la semilla fecunda de la enseñanza que

^profesor le ofrenda. A p a r t i r de este •instante, Minerva personificada en la íi-vgura del catedrático aspira á ganarse el espíritu de aquellos á quienes va á orien

misión de las ideas, de tal modo que és­tas no caigan en el alma do! oyente co­mo en t ie r ra ingra ta á las afanes del cult ivador». (7)

De este feliz consorcio e n t r e el alum­no y el profesor, fusión sin mengua de !a propia personalidad, surge el f ruto á que todos, en la función docente, debe­mos asp i ra r en la medida de n u e s t r a s fuerzas, del que es buen ejemplo u n a

* de las glorias de n u e s t r a prec lara Uni-don tar y á formarles á su imagen y modo versidad, aquel llorado abuelo mío

íeser, que ya decía el i lustre Saavedra ~ f„Faxarlo, que «el maes t ro se copia en l.discípu'o, y dexa en él u n r e t r a to y LWejanza suya». (1)

¡¿ Esta influencia, sin embargo, debe Ser, no imperativa, sino noble y genero­sa acorde con la na tu ra leza de la fun­

jan que se desenvuelve; toda vez «el fomke libre no debe ap render nada en i»esclavitud», como afirmaba Platón por jlabios de Sócrates, que es quien añade: «Si los ejercicios del cuerpo son forza­dos, no por eso deriva menos venta ja de

j eSos; pero las lecciones que se hacen pe-fñetrar en el alma por la fuerza no se graban en ella», (2); an tes por el con-¿ trario, «en los ánimos generosos, recuer-la Saavedra Faxardo queda s iempre un oculto aborrecimiento ái lo que se apren-tfó por temor y u n deseo y apet i to de

::Reonocer los vicias que le prohibie-Itm...» (3)

;• Y es que el dogmatismo solo puede admitirse en Las aulas de la Universi­dad, combinado con k más amplia liber­

tad (tal como lo en tendía San Agust ín) m el discurrir de los jóvenes que á su / regazo concurren ( 4 ) . De lo contrario l?m exponemos á que de ella salgan ce-

que t ra tamos; pero sí la rea l idad ;uie ! con 61 quiso expresar su au tor . Ef nom­bre apareció cuando desde 1851 a 18,-54 publicó 0,1 .mismo Gomte su «Sistema de política positiva», o «Tratado de Socio­logía, ins t i tuyendo la religión de la hu­manidad». Sin embargo, el nombre de sociología tardó en abrirse camino. El mi&mo Listre, el discípulo principal de Qomte,, a quién debió éste su renombre y su influencia científica, no adoptó re­suel tamente esa denominacién has ta 1876, cuando publicó sus «Fragmentos de fiilosofía positiva y de sociología con- ' temporánea». v

La Sociología fué en sus orígenes una creación positivista, que obedecía a la finalidad de ofecer u n a diciplina expe-

^wmmm

Gumersindo Laverde y Ruiz (q. e . g. e . ) rimantal, que sust i tuyera al Derecho y que anos hace, tal día como el 1.° de j la Política, ciencias racionales y aprio-Octubre de 1884, d iser taba en el Para- ¡ r íst icas. Los espiritualistas que t r a t a -ninfo de nues t r a ínclita Universidad t ron directametnte de Sociología, surgie-acerca del famoso doctor sevillano S e b a s - ' r o n m^s t a r ( ^ e T P ° c o a P ° c o - H ° y son t ián Fox Morcillo; y que al ba ja r 4 la t u m b a cuando solo contaba c incuenta y cinco años de edad y t r e in t a de profeso­rado, dejaba discípulos como el inmor­ta l M. Menéndez y Pe1ayo, y ofrendaba á las generaciones venideras el ejemplo á seguir, que en él podían ser el modelo áj quien emular en la labor docente á que él se había consagrado con el fervor de un apóstol y con ¿ eficacia que pre­gonan sus i lustres discípulos, e n t r e ellos el académico señor marqués de Fi^uc-roa. (8)

EAMON BUIDE LAVERDE,

Abogado en ejercido y profesor de la Facultad de Derecho de la

Universidad de Santiago.

(1) V.: «Idea de un pr íncipe políMco-christiano», por D. Diego Saavedra Fa­xardo; tomo I,0; Valencia, 1800; pág. 5.

| (2) Cons.— «El Estado ó la Repúbli-ica»; Platón; versión castellana de Enr i ­

a r o s vacíos y meros repetidora de Tal q U ? ^ é r e z ; ^ I I ; P a r i s ' C a s a e d i t o ' |CÍencia ya hecha, cuando no (y esto ocu- G a r m e r Hermanos; pag . 120.

*?e con frecuencia) de un tex to confiado

4¿Í memoria 7 por lo tan t0 íéjc[l de

£ « a r ; ó ingenios que á su salida de la |üaiversidad, se verán obligados á ini-| tarsu marcha por el camino de la pro-^m investigación y del propio discurso, "" 'a*! de aquella apetecida y fecunda

M profesor, debe desper t a r en el . « n o el ansia de saber, or ientar le lue-m obhgañe por úl t imo á que beba en :fcn*unas fuentes (5) en que él sacia #sed (dogmatismo); pero no á que el

que de las aguas obtenga hay

(3) Véase: Saavedra Faaxardo; obra y tomo ci t . ; pág . 21 ,

^ (4) Fáci lmente se observará de cuan dis t in ta manera opinamos que Sanz del Rio y sus discípulos, pa ra quienes «pre­sen ta r lo cierto como cierto es g ra tu i t a imposición de dogmatismo tradicional». (V.: «Derecho Natura l»; P . Fidel Quin­tana ; Bilbao 1910; pág. 248) .

(5) D. Marcelino Menéndez y Pela-yo, el preclaro maest ro y polígrafo insig ne, como si en este punto siguiese las huellas de la Escuela socrática, cali-

u w i i a ficaba con la nota de suspenso, á aquel l^ser enteramente igual a l ^ o ^ i b e r r a i u m n o ^^ contestando r e g u á r m e n t e á m debe señalarle el rumbo á seeruir . p ^ ' u n t a s Q u e s e l e hicieron, pro-

(P l as de su as ignatura , le reveló «de una manera inequívoca que no había leído El Quijote». (V.: «Los grandes españo­les: Menéndez Pelayo»; por Luis Antón del Olmet y A r t u r o García Garrafa; Ma­drid, 1913; pág, 150) .

(6) Véase: «Gemelas»; por M. Mar-yan; t r a d . de M a r i a de Echarry ; Ma­drid, 1918; pág . 89.

^ (7) Cons.: «Historia de las ideas es­téticas», por D . Marcelino Menéndez y Pelayo; Madrid, 1887; tomo I; pág. 7 ) .

(8) Discurso de ingreso en la Real Academia Española, por el Excmo. se­ñor D . Juan Armada y Losada.

,. , seguir tierra a cultivar, pero no ai que

g a de extraer del suelo científico .las as ideas que el profesor obtuvo; ofrendarles k savia de su saber y mcarsela pero no pr ivar les de la en en que ellos puedan atesorar: Que e o c e n o es, como escribe Maryan, aehesion de la ca r r e r a s in 0 la for-fl del carácter. (6) -cada obrero de la mente , será u n

con caracte-Propios y bien definidos, bajo la j-es-fte autoridad del profesor que diri-

«¿Proceso científico educat ivo.

Jf°i , ' 6 n 6 S t e P a r t i c u k r i sm L I T I 6 a d e r a d o c t r i n a , cuando

• •?!• TS: <<Fo mda sé> fu*™ Vgfaom disciplina de amor», qUe-

* dar a entender con esto, como ad-

n o Í P f t0S°-políerafo D" M*«e-no Menéndez y P e ^ a y 0 ) q u e m e n s e .

«o era dogmatismo cstrrU y ce-LS,J,° q n e s e fundaba en Ja simpa-.

iiiiiiiiiiiiiiiiiiíüfiíiiüiiüiiiüiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiiüüiMiiiüiiiü,

Clínica de enfermedades de la piel, venéreas y sifilíticas

Dr. Merino

muchos, pudienido citarse en t r e ellos Bosio, Pu .xmi . Lappel :a7xi, Allievo, To-tio'loí etc. en Italia; Garriguet- Tur.man, Goyan, Fonsegrive, Antoine, etc. en Francia; Hitze, Keteler» Hertl ing, e tc . en Alemania; Vicent y Llovera en España.

Más aunque el objeto material que la Sociología sea siempre la sociedad, co­mo los elementos de ésta y los puntos do vista desde los cuales pueden estu­diarse, son muy varios- de ahí las in­numerables opiniones sobre el concep­to y el contenido de la Sociología.

En términos generales podemos divi­dir los sociólogos, por razón de su ma­nera de entender el concepto y conte­nido de la ciencia que profesan, en t res clases: los que consideran la Socio'ogía como ciencia dogmática, los que la mi­ran como ciencia histórica y los que la entienden como ciencia mixta,, da lmá t i ­ca é histórica á la vetz.

En t re los que consideran la Sociología como ciencia dogmática, hay no pocos que, siguiendo a Comte, opinan que aquella es la ciemeia de la es t ruc tura y funciones del organismo social; pero en hi apreciación de semejante organismo. difieren. Ei famoso sociólogo y filosofo francés Alfredo FouiUée opinaba que la sociedad es a la vez un organismo vivo y un hecho cont rac tua l - conceptos difí­ciles de conciliar. El alemán Alberto Schafle combina en la explicación de la ex t ruc tura social el principio orgánico y las leycp físicas de la atracción y re­pulsión. El ruso Lilienfeld ve <m la so­ciedad solamente un organismo vivo; pero en el cual no hay más que sistema netrvioso y substancia social, interoelu-lar . En cambio el francés Rene Worms cree descubrir en el organismo social, no s o ^ el sistema nervioso, sino los sistemas vascular, óseo, conjuntivo, cite.

Otros sociólogos dogmáticos hay que, en principio, parecen aceptar la misma noción de Sociología que acabamos de indicar; pero desechando el concepto de la sociedad-organismo. En este caso es-án el polaco Luis Gu¡mpleowiez, ©1 belga Guillermo Gree£> para quien «la Socio­logía es la filosofía general de las cien­cias sociales particulares.» y al parecer también el francés A, de Roberti , aun­que éste no da a conocer con suficien­te precisión su concepto de la Sociolo­gía, a pesar de la extensión con que t r a t a la par te general de esta disciplina.

Para todos estos, la Sociología &g con­funde, quiéranlo o no, con el Derecho público* s ingularmente con el Derecho político y con la Economía política.

AVgunos res t r ingen este concepto de la Sociología al estudio de las formas sociales- abstracción hecha de 1.a subs­tancia en que encarnan. D> esta clase

tódico y vulgarizador incansable de las doctrinas escogitadas por otros, y en cierto modo el doctísimo aloman "Bas­t ían; pues aunque éste no ha t ra tado ex­presamente de Sociología, sino de Etno­logía, como sociólogo sa le considera y cita^ comunmente por los que hab 'an de él .

Para estos la llamada Sociología no e.=i, oii rigor, sino una par te de la Etno-

i p,rafia. < En la tercera clase están comprendi­ólos los que, haciendo do la Sociología Juna ciencia muy amplia y compleja, ' dogmática e histórica a la vez, incluyen j • on ella, así el estudio de la escritura y j do las leyes del cuerpo social) como el j de la evolución histórica, bien o mal er tendida, de las instituciones sociales, i

Esta era la manera como en fundió l a jda Cruña—Lugrls , Cast i l lo . . *f- que ten Sociología su fundador Augusto Comte, a meirande i m p o r t a r í a el cual definió esa disciplina como «la " " " f" ciencia de la escr i tura y do las funcio­nes de la Sociedad». Estudiaba, pues, el sociólogo francés los al eméritos consti-

Unha fonda percL' tivo $ t c ífio

i

bajos del sociólogo y penalista francas Gabriel Tarde.

Mixta de psicología y física es !a so­ciología del norteamericano Gidclings,\v l // según el cual, la disciplina referida es- • " , /

tutivos dé la sociedad esto es, lo que que podriamos l1 amar la exática social, o en términos biológicos, 5̂ a que para

¡él la sociedad era un organismo» la ana-4t*""n*a de la sociedad, y además las leyos jnorque r-.o. rigen los fenómenos sociales. ' e«to us, !a dinámica social, o en térmi­nos biológicos- 'a fisiología de la socie­dad . Comí o fué el primero que consi­deró la sociedad, no simplemente) como

henun; :*io, foi a do g r ^ . d e arcebispo' ga-íego. A carón de Rotúrelo, e l l e Cabeza de León, el foi sembré igr ViIeTÍto?^u>3. guieiro, no noso camino. Preeléjate . .de honor de noso Ins t i tu to t i v í g ^ ^ í é l pa­rimos de pai, e ourenta^(>ii¡.J -rnestrj Foi o pirmeiro membro qu.v«f t r re i fy ' mais grorioaD rnie endexa^a i s ' tc i , ; | p

F ; a i 'ematar. Algnén tí^a^fala posibilidade da difusión Tío t ^ ó ^ ^ ^ -ca axuda dos g a l e g a s ^ do V-:-&

un organismo moral o jurídico, sino co- topárnosos ben eisí, prol>( mo un organismo natural , vivo, como IOÍ

¿organismos nnímaV-s. c ase per lo ní .-cío

ITorberto Sne i • mlé"n el

tudia la sociedad en su unidad, p r o c u - i 1 ^ ^ ^ / 1 ^ ' ^ ^ 0 *l"ncor' ' < ^dorado rando explicarla por causa v leves c ó a - ! d u r a n

1t c ™" c . h ? s anos como .;-,fe d,e. la

micas; pero añadiendo, q u o / n . v a P.lwn-Í.^SCU? l a \»s*tivista f y el que nr\s ínflu-zar esto, son menester una interpreta-¡ 3 ° e J e m o

pe n e l l a í V^o que, &n em-

ción subjetiva por hechos de concien-". * \ a r £° ' V R1'n advertirlo él- distnha mu-cia y una interpretación objetiva por ; c - u > ^ e HQ': u n Positivista riguroso y con­principios físicos, inU'.rpreta'-éones am-| s o C n o n t e ? l>or \° uuicho -i1""1 do filosofía bas que son conci'iables y doben coordi- \ r /

ac i<Jn,a1 y ^priorístiea (.'u^tíif/^ica que narse . ' j & diría) bu.^na o mn'a. que vertió* en

Puesto aparte, dontro de cssta .misma! s u s obras. Spencer con^dernba. 'M socie-clase do los sociólogos dogmáticos, me-M-^ como un organismo propiamente di­rece el notable sociólogo español P. J o - | c } 1 0 ' fijando esto concepto con .más c V sé María L'overa. memos conocido d^ I 0 | r ^ £ } d que Comte, y fundando la Socio-que merece, aunque dista ' ^-" ' ' W í n ^ U l-.ín^ncTo T- i desconocido. Este en su

mucho de s e r ¡ ^ ° ^ a e n ' a biología y Ja p s i c o ^ ' t a . «Tratado ele-i ^ n e R ta misma c'ase. podemos eolo-

mental de Sociología -cristiana», define c a r a l "francés Gustavo U>. Bon, «uo ha-v (i 1.> la Sociología como «la ciencia que efitu-1 fe !>recoder su eistudio sociológico

dia las causas deJ orden social en ia | l f i r - 9 ; a s on-ses ^cos.mo'ogcas, antropológi-socíedad civi1, con el fin de implantarlo, 1 c a ^ ^ P r o

í " ; f í l ; 0 r i c as . mantenerlo y afinnxar'o». ] A h o r a »'»«; no estando los sociólogos

En t re 'os quo consideran la nociólo- conformes en cuanto al contenido de la gia como ciencia histórica loa hay de j Sociología, y siendo este contenido a\go varios géneros. Unos entieden | or so- convencional y moderno, no sujeto a re-cioloRÍa la historia de las instituciones ^ ? ? ^ s o utas-, ni siquiera a veglas es-y c o s t u m b r e sociales: la ro/igión, la fa- t ab leadas por la previsión- es c/aro que mVm, la administración de justicia, l a P ° , r % tampoco puede fmrso en ab-industr ia e tc . En este caso está el fran- s o , u t o . e l concepto de la Sociología, y ees Mauricio Vignes discípulo de L e > u e t l < s n c f l u e s e ^ u i r s i e n í 7 ° relativo y

dementes . . . subindo po? zo e engadindo de* cote ríos t rabal ladores á nosa.tibgr"l*3ío cativo esforzó, do« bós eMe^^foso; dado bu en fondas árV&i jJJ?he¡ bres inquedanzas e l~>i*£^|^j|el-as á ra rían ios que todol-os ^jc^<'« puxeser© n a obra a sua reita, c a t m ? ou grande, pero boa vontade p r a ^ i P r i a de Deu,3, da Ceí-ícia e dos inmans Riegos .

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,4-** maestro La c ' í n c a del HospCtal,

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en e^la^se-* J.-a

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Play, uno de los pocos sensatos dontro de la clase de los históricos, y el cua\ después de t r a t a r del método on Socio­logía, sigue un orden casi cronológico, esto es, por odadl^. También pertenece al mismo grupo el español Sales Ferró, quo reconoce expresamente que la Socio­logía es la .misma Filosofía de la Histo­ria, solo que estudiada por el, método experimental , y el alemán V. B a r t h que profesa la misma idea.

También puclen asimilarse a estos no

convencional. No obstante, puesto que la Sociología

se ha confundido unas veces con el De­recho político o la Economía política otras con la historia de1 Derecho, la Fi­losofía de la Historia ó la Etnografía , y en esos casos la llamada Socio'ogía no t iene derecho a suplantar a discipli­nas que epdstían antes que ella, y tenían un nombre propio, parece que no que­dan admisibles otras nociones de So­ciología, que la que reduce ésta a la

mi

^

pocos t ra tad is tas part iculares como el P ^ o l o g í a social (ciencia nueva de to-das suertes) o a la psicología combina­da con la cosmología, o mejor aún, la

alemán Hermann Post, que en numjero sas obras estudia la historia del derecho y en par t icular la de el derecho de fa­milia, considerados como elementos so­ciológicos. más modernamente el italia­no Nardi Greso, que realiza el cometido en su «Sociología jurídica»; el también alemán Julio Zippert, que cultiva la historia de la familia y la dql sacerdo­cio; el norteamericano Lewi R. Morgan, que ha dado una clasificación o enume­ración de parentescos en las distintas razas, aceptada por muchos; el inglés Mac Leñan, que t r a tó del -matrimonio o mejor de las uniones sentíales primit i ­vas, introduciendo clasificaciones, que fueron seguidas por Spencer y otros; e-1 suizo Bachoffen, iniciador de la hipóte­sis del matriarcado, y en fin, por abre­viar, el finlandés Weistermack, docto his-

j toriador del matr imonio e impugnador son G. S'imme! en Alemania y Boiigle en d e l o s errores de Morgan y otros acerca

Sol arti¡icial de iMiud tlANAU (Hayos ultra-violeta) des excelente resul­

tados en el tratamiento de las enfermeda­des de ia piel, raquitismo, anemias y neu~

! « * * maestro y Á i ^ ^ f S i T ? " ^ A- v

• ^ s e c r e t e , misteriosa v d i v ü S P l a t e ™ ' A i r e caliente. Uretroscopi»

i p u u e nacei fecunda la t r a n s - Pregunloiro, 6 y a9 piS0 Zs.-SANTUGth

Francia . Otros hay, para quienes la Sociología

es solfa-menta la ciencia de los hechos y leyes económicas. Este es el concepto popular de la Sociología cin España. En ,el extranjero adoptan este criterio, en­t r e otros, A q u i k s Loria, en Italia; Ga­

do las uniones pr imit ivas . Todos estos identifican la Scoio'ogía

con la Historia in te rna de los pueblos o la Filosofía de la Historia.

Análoga a la concepción! de los so­ciólogos históricos referidos eis la de los que miran la Sociología como el estudio

rey, en Ingla ter ra ; Barenbach, Hein y de las insti tuciones y costumbres socia-Menger» e¡n los países a lemanes. Para ' l ies , no en conjunto y cronológicamente»

que dio nuestro Llovera, que ya he ci­tado antes .

Dr. AMOR Y NAVElROf

C. de la R¿ Academia de Ciencias Morales y Políticas.-

(tnffitftirtifitntnitiiiiit]iiiniiiuiiiiittiiiiitttifiiiHitiitLiiUHitiuiifiuiiiutniii«iiiutttfiif»iitim

Doctor MURÍAS Especialista en enfermedades de la Piel

y Veném>-SífiMticas

De las Clínicas de los Dres, Azua y CovI-sa» de San Juan de Dios, de Madrid*

Diplomado de los Hospitales / Mecker de i?aris.

Horas de consulta; De diez á una y de cuatro á siete

Policarpo Sanz, 56, principal, izqd.*

•v, San LIOUÍB

v ..tente ftsioin Especialista en enfermedades de la gar­ganta nariz y oídos

Consulta de once á %iia y Ue cmtff>, & sél*< IZüNDA» NUM. 88 18

'ei1 ca^i tota1: de nvs conociníicrrlfes y -¿ '' ^':S' 'a que día t ras día se ínod-elan y c o r r i g a las enseñanzas que recojo en mi^gabin.lt^ te de estudiante, os una c^úiina'quc ii*SK[/* bien pudiera servir de patrón para q-¿ a su modo y medida se ajustasen mujclif otras, si en cMas so quisiera hacer un$ utii' labor.

Cr.'-mto en el;la hay, cuanto aprendí?, es e' f ruto de un maestro s'n vanidad ni afectación, un hombro? bue­no y s< .nciMo a la par que un gran peda­gogo y muy hábil oirujn.no. Don José Puente Castro- mi maestro predilecto* fué quien me condujo reciamente en mis primeros pa.sos por el eanvno de la Cirur jía, qu :en gm"ó mi mano,, cuando por pri--mera vez empuñé el o-cape'o y con sus 'ecciones clínicas, que tan admi raba -mente sabe inculcar en e¡! ánimo del aluinno, pirogrcñlvame-nte, de ^o f;1e':! a lo difícil, die lo sencj^Vo a lo más com-p1,ejo; es el preceptor qu,e finimado por un espíri tu esencialmente didáctico ae'a ra las turbias cuest 'onas del Diagnóstico. sim-iVifica Ta com^egidad et 'ológica y pa togéniea y nos mues t ra día tras día el curso del t r a tamien to que inst i tuye la dfseusión ent re suis alumnos.

Por estas cua'idad^s que ]e adornan S»Ü» explica e1 que a su clínica concurran un nujmeiroso cont ingente de asn inos , en su mayor piarte,, médicos noveles que libres ya del jugo académico automático y en su mayor pa r t e rutinario; qtreren apren­der lo que en sm earrera ha de serv i ros de primordial ejerciere «ver enfermos».

Y no es del caso seña 'ar sus cari tat i ­vas donacroneis a cuyas expensas se ins­taló en unas habitaciones del Hospital Provincial, uji Quirófano y uina sa^a siem pre congestt'ionadla de enfermos y que por sus adie-antos está al nivel da las me­jores Canicas Quirúrgicas.

Es te maestro,, al que queremos con cordial emoción todos sus discípulos es adiemás ejl rmédiieo quia al lado deí en­fermo siiejmpre t iene unas ptal abras de ánúno y una caricia de alivio.

Bata profesor qute. en mi carrera supo hacermíG* ver la fefíicidad que encierran: ; ras cuiestáones en su resolución y como a otros muchos compañeros nos ilumi^ no y orientó en la complicada mate r ia medica t iene m i reconocimiento, el ca-' riño de quven en sus enseñanzas apren-dlió t a n difícil Itabor,

MANUEL PAÍDIN GU\ERRA