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Valoración Económica del Servicio de Ecosistemas (prevención de desastres) Dra. Irasema Alcantara Ayala Instituto de Geografía / UNAM 2003 Instituto Nacional de Ecología Dirección General de Investigación en Política y Economía Ambiental E s t u d i o s PEA-RI-2003-003

Valoración Económica del Servicio de Ecosistemas · 2 Contenido Página Introducción 4 Objetivos del proyecto de investigación 5 1. Inestabilidad de laderas, factores condicionantes

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Valoración Económica del Servicio de Ecosistemas (prevención de desastres)

Dra. Irasema Alcantara Ayala Instituto de Geografía / UNAM 2003 Instituto Nacional de Ecología Dirección General de Investigación en Política y Economía Ambiental

E s t u d i o s PEA-RI-2003-003

I N S T I T U T O N A C I O N A L D E E C O L O G Í A

Valoración Económica del Servicio de Ecosistemas

(Prevención de Desastres)

Dra. Irasema Alcántara Ayala Instituto de Geografía, UNAM

Colaboradores:

Lic. Roberto Carlos Borja Baeza Lic. José Marcos López

Ciudad Universitaria, D.F., 28 de Noviembre, 2003

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Contenido Página Introducción 4 Objetivos del proyecto de investigación 5

1. Inestabilidad de laderas, factores condicionantes y deforestación 6 1.1. Introducción 6 1.2. Procesos de remoción en masa 7 1.3. Vegetación e inestabilidad 8 1.4. Inestabilidad de laderas y deforestación: 11 estudio caso en la Sierra Norte de Puebla 2. Zonas susceptibles a inestabilidad de laderas 13 2.1. Introducción: la franja occidental de la Sierra Norte de Puebla 13 2.2. Geología y geomorfología 17 2.3. Inestabilidad de laderas 17 2.4. Inestabilidad de laderas y cambio del uso del suelo 22 3. Vulnerabilidad y Riesgos 28 3.1. Vulnerabilidad 28 3.2. Identificación de zonas de riesgo por procesos de remoción en masa 32 4. Impacto Económico asociados a la inestabilidad de laderas 35

4.1. Introducción 35 4.2. Procesos de remoción en masa 35

5. Formas de cuantificación de impacto de los desastres 41 5.1. Introducción 41 5.2. Valoración económica 42 5.3. Criterio de Costo-Beneficio 43 5.4. ¿Se paga ahora o se paga después? 45 5.5. Efectos directos e indirectos 45 5.6. Mitigación de desastres 47 5.7. Valoración económica y mitigación 48 5.8. Valoraciones involucradas 51 5.9. Impacto de los desastres en el medio ambiente (CEPAL, 2003) 53 5.10. Método del costo de restauración 58 5.11. Método del cambio de productividad 59

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6. Medidas de reducción de riesgos 64 6.1. Introducción 64 6.2. Disminución de la vulnerabilidad 65 6.3. Medio ambiente y riesgo 66 6.4. Acciones de Reducción del Riesgo 67 6.5. Medidas de carácter social 68 6.6. Medidas de carácter físico 68 6.7. Medidas económicas 69 6.8. Medidas de construcción 69 6.9. Reducción del riesgo por Inestabilidad de laderas 70 Conclusión y Recomendaciones 72 Referencias 73 Apéndice A. Metodología para la generación de mapas 76 Apéndice B. Actividades del proyecto realizadas durante la primera entrega 77 (a solicitud del INE) Apéndice C. Tablas utilizadas para la recopilación de los datos estadísticos 79

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Valoración Económica del Servicio de Ecosistemas: Prevención de Desastres Asociados a Inestabilidad de Laderas

Introducción La estabilidad de laderas es afectada por procesos de remoción en masa, los cuales son

también conocidos como deslizamientos, procesos gravitacionales o de ladera y

movimientos del terreno. La inestabilidad de laderas es uno de los peligros naturales más

importantes en el mundo, ya que en gran medida se origina como resultado de la

combinación de procesos geomorfológicos y la influencia de la actividad antrópica.

Desafortunadamente, las consecuencias de este tipo de peligro son devastadoras en

términos de pérdidas de vida, daños a la infraestructura, zonas agrícolas, y a los diversos

ecosistemas.

El volcanismo, la sismicidad y precipitación son los principales mecanismos naturales

detonadores de inestabilidad de laderas. En nuestro país períodos de lluvia

extraordinarios causados por distintos fenómenos hidrometeorológicos han provocado los

peores desastres relacionados con la inestabilidad de laderas. Entre los eventos de mayor

impacto cabe destacar las consecuencias del huracán Paulina en los estados de Guerrero

y Oaxaca en 1997, las lluvias torrenciales en Chiapas y Puebla en 1998 y en 1999

respectivamente.

Por otro lado la actividad humana también ejerce gran influencia en la inestabilidad de

laderas como resultado de la deforestación, la actividad minera y la construcción. El caso

de la deforestación en México, ha cobrado gran interés ya que recientemente se ha

observado una alta incidencia de procesos de remoción en masa en zonas deforestadas.

Dichas observaciones se han realizado desde una perspectiva no científica, lo cual pone

de manifiesto la necesidad de establecer tales efectos en espacio y tiempo.

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Objetivos del proyecto de investigación

A petición del Instituto Nacional de Ecología, y con la idea de analizar de manera

particular la posible influencia de la deforestación en la inestabilidad de laderas

considerando una porción de la Sierra Norte de Puebla como estudio caso, se plantearon

los siguientes objetivos:

1. Identificación de las distintas formas de influencia humana como causas de procesos

de remoción en masa, con un énfasis en las actividades relacionadas al cambio de la

cubierta forestal y la cuantificación de su impacto en la probabilidad de ocurrencia.

2. Se llevará a cabo un mapeo de las zonas susceptibles a procesos de remoción en

masa asociados con actividades de origen antrópico en la zona Norte de Puebla.

3. Se efectuará un análisis de vulnerabilidad de las zonas afectadas, y en combinación

con el punto anterior, se elaborará un análisis de riesgo.

4. Con la información existente (a recabar), se elaborarán las estadísticas de los impactos

económicos asociados a proceso de remoción en masa, los cuales de ser posible

incluirán la atención a la emergencia, la infraestructura urbana, el sector hidráulico y la

vivienda.

5. Revisión de las formas de cuantificación de impacto de los desastres. El resultado

dependerá de la información disponible.

6. Medidas de reducción de riesgos. Al menos se elaborará un escenario indicando si la

teoría existente podría haber predicho lo que sucedió en la zona de estudio.

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1. Inestabilidad de laderas, factores condicionantes y deforestación

Identificación de las distintas formas de influencia humana como causas de procesos de remoción en masa, con un énfasis en las actividades relacionadas al cambio de la cubierta forestal y la cuantificación de su impacto en la probabilidad de ocurrencia.

1.1. Introducción El crecimiento poblacional en México, ha ocasionado la ocupación de áreas propensas a diversos peligros naturales, principalmente aquellos vinculados con la inestabilidad de laderas. El entorno social, por su parte, determina las condiciones bajo las cuales se van desarrollando dichos asentamientos humanos, de tal modo que este determinismo lleva implícito el hecho de que aquellos sectores con limitantes sociales y económicos establezcan asentamientos en zonas donde la posibilidad de afectación a peligros naturales es mayor. Asimismo, tales limitaciones reducen la capacidad de la población de reestablecer las condiciones de vida después del impacto que pudieran ocasionar los peligros naturales. Cuando un peligro natural incide negativamente de manera directa y generalmente rápida en la población expuesta, se presenta un desastre natural. De acuerdo con Lugo e Inbar (2002) un desastre presenta ciertas características; es de gran magnitud, repentino, por lo general impredecible y de corta duración, además de causar víctimas y daños económicos severos en la zona afectada. De lo anterior tenemos que la presencia de desastres originados por fenómenos naturales representa un gran retraso en el desarrollo de las poblaciones afectadas y una carga económica importante para los gobiernos que respalden a estas comunidades. Esta condición se ve acrecentada por la vulnerabilidad de países o regiones con un nivel económico limitado, el cual dificulta la rápida recuperación, e incluso la preparación adecuada para afrontar el desastre mismo. Los procesos de ladera llegan a representar el mismo costo económico y social que otros fenómenos considerados más peligrosos al sistema, como sismos y huracanes. Sin embargo, en muchas ocasiones los daños asociados a éstos procesos se minimizan, ya que se presentan de manera paralela o como consecuencia de los eventos antes mencionados. La importancia del estudio de los procesos de remoción en masa radica en el interés de reducir la afectación de tales fenómenos en la sociedad, desde cualquier punto de vista en que se le observe. Para ello, las investigaciones relacionadas con este tipo de fenómeno persiguen el entendimiento del proceso per se, y particularmente de cada uno de los diferentes tipos. Dichos estudios han llevado a la comprensión del fenómeno y de las causas que lo generan. Posterior a este análisis el objetivo primordial se centra en la prevención de desastres asociados a éste tipo de procesos, la cual pretende, en su forma más idónea, evitar todo daño posible a la estructura social y, principalmente, a la vida humana. Esta finalidad tiene en consideración la inevitable interacción que actualmente se presenta entre la actividad humana y la presencia de fenómenos gravitacionales. De manera más puntual se puede afirmar que los procesos de remoción en masa son fenómenos que involucran el movimiento de material formador de laderas por influencia de la gravedad, sin la asistencia de algún agente de transporte fluido (Brunsden, 1979). Éstos, según sus variaciones en velocidad, volumen y extensión se manifiestan, al igual

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que otros, como un peligro natural, debido a la alteración que ocasionan en la superficie donde se desarrollan. A pesar de que los procesos de remoción en masa son procesos de índole geomorfológico, afectan y son afectados por las actividades humanas, ocasionando frecuentemente pérdida de vidas y cuantiosos daños económicos.

Los peligros asociados a la inestabilidad de laderas involucran pérdidas de vida, lesionados, daños a la infraestructura, interrupción de las comunicaciones y pérdida de la productividad del suelo y de la tierra. A pesar del desarrollo científico y tecnológico que se ha tenido en los últimos años en el estudio de la inestabilidad de laderas en todo el mundo, la construcción de asentamientos humanos en laderas inestables ha ocasionado un incremento la distribución tanto espacial como temporal de procesos de remoción en masa y por ende un mayor impacto en la sociedad. En distintas partes del mundo es posible encontrar asentamientos humanos en el pie de las laderas, en barrancos o bien en los bordes de las mesetas. De igual forma, existe una tendencia a una mayor concentración de capital en áreas donde la actividad de este tipo de procesos está determinada por la construcción de caminos, poblados y otro tipo de infraestructura (Alexander, 1993). Desde hace más de una década se ha asociado la deforestación con la ocurrencia de procesos de remoción en masa ya que debido a ésta se acelera la erosión en las zonas montañosas. Diversos estudios de tipo forestal a nivel mundial, han corroborado, a través de la interpretación y análisis de fotografías aéreas, que la inestabilidad de laderas se acelera e intensifica en mayor medida en zonas que han sido deforestadas que en aquellas donde la cubierta vegetal no ha sufrido cambio alguno. 1.2. Procesos de remoción en masa En esencia, los procesos gravitacionales ocurren cuando la ladera se vuelve inestable como consecuencia de los cambios en el relieve que afectan a los materiales formadores de la misma, ya sean suelos, rocas o detritos. Las causas son principalmente de dos tipos: internas y externas. Las causas internas son aquellas que originan un incremento en los esfuerzos o tensiones, sin disminuir la resistencia de los materiales, en tanto que las cusas internas reducen la resistencia en los materiales, sin modificar las fuerzas externas (Terzaghi, 1950; Selby, 1993). Los factores internos se relacionan con la transformación de los materiales a través de movimientos progresivos, procesos de intemperismo y erosión, mientras que los cambios externos principales están relacionados con la alteración de la geometría y morfología de las laderas, a partir de las variaciones en la pendiente, taludes y cortes (naturales y artificiales), resultado de la erosión, socavamiento, incisión de un río, etc. (Alcántara-Ayala, 2000). Otros factores externos que favorecen los procesos de remoción en masa son las removilizaciones del terreno, sismos u otro tipo de vibraciones artificiales, cambios en el régimen climático, principalmente en el régimen hidrológico, la actividad biológica e intemperismo (Terzaghi, 1950). Para que un proceso pueda presentarse en el terreno es necesaria la presencia de diversos factores, el grado en que cada uno de estos favorece el movimiento es variable acorde a las particularidades de la zona y a la combinación de estos agentes causales. Sin embargo, existen factores que por sí solos pueden ocasionar la detonación de los

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procesos, tal es el caso de la variación del régimen pluvial, que puede manifestarse a través de lluvias intensas durante un período corto de tiempo, o bien lluvias prolongadas. Los factores que favorecen la ocurrencia de procesos de remoción en masa se pueden resumir en la geología (con la presencia de materiales débiles y estructura con fracturas); los procesos físicos (principalmente la precipitación, sismicidad y erupciones volcánicas); la morfología (en especial las pendientes resultado de la tectónica y la erosión), y la actividad antrópica (como consecuencia de los cambios en el relieve y sus elementos), todos ellos ocasionan una alteración del equilibrio entre las fuerzas internas y externas que determinan la estabilidad de las laderas. Entre los factores antrópicos que favorecen la presencia de procesos de ladera cabe destacar la deforestación.

Tabla 1. Causas de índole antrópico que tienen influencia en la inestabilidad de laderas.

Las actividades humanas han desarrollado la capacidad de desencadenar eventos de gran escala y a una velocidad mucho mayor que la originada por los procesos naturales. Las relaciones entre dichos elementos son demasiado complicadas ya que existen sistemas de equilibrio natural en nuestro planeta que pueden ser afectados si se sobrepasan umbrales específicos. La inestabilidad de laderas es un claro ejemplo de ese tipo de umbrales naturales que pueden ser quebrantados por la actividad humana. Las laderas y la vegetación juegan un papel muy importante en la estabilidad; diversas actividades humanas ocasionan la eliminación de la cubierta del suelo y de los árboles, lo cual reduce la cohesión y fricción asociada a las raíces. De igual forma los seres humanos tienden a controlar el flujo de agua modificando el balance de la infiltración y la escorrentía tanto de manera intencional como no intencionada a través de la pavimentación, la canalización del agua y otro tipo de actividades.

1.3. Vegetación e inestabilidad El estudio objetivo de los efectos de la vegetación y de la deforestación en el análisis de la estabilidad del terreno es de reciente incursión en el medio científico y han sido numerosos los aportes de investigadores en todo el mundo del tópico en los últimos 20 años. Sin embargo, la influencia de arbustos, árboles y demás vegetación en la estabilidad del terreno es compleja y esto ha obstaculizado los esfuerzos de cuantificar los análisis de la estabilidad.

Causas antrópicas que favorecen la ocurrencia de procesos de remoción en masa

Excavación de laderas o del pie de las laderas Construcción de caminos Incremento de peso en las laderas Desecación o vaciado intempestivo de cuerpos de agua (presas) Irrigación Actividad minera Vibraciones artificiales Deforestación

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La susceptibilidad de laderas a la ocurrencia de deslizamientos puede verse reducida por el correcto establecimiento de una cubierta vegetal. El uso sistemático de cubiertas vegetales inducidas como prevención de deslizamientos se ha empleado durante siglos en diferentes culturas. Sin embargo, diversos estudios muestran que una ladera totalmente poblada de vegetación no siempre aporta estabilidad al terreno, no así el caso de la deforestación, donde con mayor probabilidad es factible encontrar una ladera inestable (Collison y Anderson,1996). En otros países, la importancia de la influencia de los sistemas de raíces vegetales en la estabilidad de los suelos en las laderas ha recibido una considerable atención, particularmente desde el punto de vista de la deforestación en laderas abruptas y recientemente en la estabilidad de los suelos. Un factor crucial en la estabilidad de laderas inclinadas con vegetación es el papel de las raíces en el mantenimiento de la resistencia y deterioro de las capas de suelo, por lo que el análisis de la deforestación es trascendental en el estudio de la estabilidad. En la naturaleza, la vegetación cumple su función como uno de los factores que mantiene el equilibrio en el paisaje entre las fuerzas endógenas y formadoras y los procesos exógenos erosivos o de instabilidad. El riesgo de ocurrencia de movimientos gravitacionales o procesos de remoción se incrementa en gran medida cuando la cubierta vegetal es removida. La vegetación actúa como una capa protectora entre la atmósfera y el suelo; las hojas y los tallos absorben parcialmente la energía de los agentes erosivos como el agua y el viento, de tal manera que la repercusión directa en el suelo es menor, en tanto que el sistema de raíces determina la resistencia mecánica del suelo, elemento primordial en la inestabilidad de laderas. Las raíces y rizomas de la vegetación interactúan con el suelo para producir un material compuesto de tal manera que las raíces se caracterizan por ser fibras que poseen propiedades de adhesión y una resistencia relativamente alta, y que se encuentran envueltas por una matriz con menor resistencia, de tal manera que la resistencia del suelo se ve enriquecida por la matriz de las raíces. De acuerdo con diversos estudios de campo (O'Loughin, 1984) las raíces finas de 1 a 20 mm de diámetro son las que contribuyen en mayor medida con el reforzamiento del suelo, en tanto que las raíces mayores no juegan papel importante alguno a este respecto. Pastos, leguminosas y pequeños arbustos tienen un efecto de reforzamiento del suelo a profundidades de 0.75-1.5 m, en tanto que los efectos de los árboles pueden propiciar resistencia a profundidades de 3 o más metros, dependiendo de la morfología de las raíces de las especies existentes. Los sistemas de raíces producen un incremento en la resistencia del suelo a través del aumento de cohesión, lo cual es a su vez resultado de la adherencia entre el material compuesto por fibra y suelo y las partículas de suelo en las raíces. En general se sabe que las raíces no tienen efecto alguno en el ángulo de fricción del suelo, sin embargo, estudios realizados por Tengbeh (1989), sugieren que las raíces de los pastos ocasionan un incremento en el ángulo de fricción en suelos arenosos, pero no tienen el mismo efecto en suelos arenoso-arcillosos. Investigaciones similares (Waldron 1977, Ziemer, 1981) han demostrado que el reforzamiento de las raíces puede incidir en la resistencia del suelo aún cuando la densidad de raíces es baja, o bien en bajos valores de resistencia.

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Consecuentemente se puede decir que la vegetación puede tener su mayor efecto en la zona más próxima al suelo donde la densidad de raíces es por lo general más alta, y el suelo es más débil. De manera específica se puede decir que los mecanismos a través de los cuales la vegetación influye en la estabilidad se pueden clasificar como hidrológicos y físicos. Los factores físicos provienen de las interacciones mecánicas del follaje o del sistema de rices de la vegetación en la ladera; y los mecanismos hidrológicos están en función de las distintas fases del ciclo hidrológico que se presentan con la vegetación existente. La influencia de la vegetación puede ser generalmente clasificada como benéfica o adversa a la estabilidad. Los mecanismos hidrológicos que conducen a una presión de los poros de agua menor son benéficos, mientras que aquellos que incrementan dicha presión son adversos. Cabe destacar que dentro de los mecanismos físicos, los que incrementan la resistencia de fijación de las raíces al terreno son benéficos, mientras que los que la disminuyen son adversos (Greenway, 1987). Cabe mencionar que no todos los factores mencionados son aplicables a todas las laderas, ya que su grado de complejidad esta determinado por las características de los materiales, además, de que el peso específico de cada factor puede indudablemente variar de un terreno a otro. El agua precipitada es interceptada por el follaje y absorbida, o bien evaporada, lo cual reduce el porcentaje del líquido infiltrado. En este contexto el agua es considerada como una perdida al regresar a la atmósfera. Por otro lado, la presencia de raíces favorece la infiltración y reduce el escurrimiento al incrementar la permeabilidad. Los canales asociados a las raíces favorecen la erosión a través de conductos internos en algunos suelos. Sin embargo, las raíces también absorben agua reduciendo la humedad del suelo vía transpiración a través del follaje. En algunos casos, dicha perdida de humedad da paso a la desecación del suelo y a la formación de grietas. Una vez formadas cada grieta puede incrementar permanentemente la permeabilidad y la capacidad de infiltración de los suelos. La perdida por infiltración que ocurre en laderas con vegetación es controlada por diversos factores, incluyendo el tipo y la especie de vegetación, la porción de la ladera con vegetación, la duración e intensidad de la precipitación, las condiciones previas de humedad y los factores estaciónales o clima. La infiltración es un proceso complicado con influencia no solamente de la vegetación sino también de otros factores como las características de la precipitación, las propiedades de los materiales y el uso de suelo. El incremento de la capacidad de infiltración y permeabilidad de una superficie con vegetación en una pendiente puede atribuirse a la presencia de raíces y al aumento de la rugosidad de la superficie. La razón por la cual las plantas consumen humedad del suelo depende de múltiples factores, incluyendo el tipo, tamaño y especie de la vegetación, el tiempo, clima y factores estaciónales, orientación de la pendiente, tipo de suelo, disponibilidad de humedad la cual determina la influencia de estos en la generación de procesos de ladera. El peso de los árboles es una carga adicional al terreno, que incrementa la componente normal de fuerza ladera abajo en potenciales superficies de falla. La vegetación expuesta al viento transmite fuerza dinámica a la pendiente, y si son desarraigados o vuelcan ambos hechos pueden incrementar erosión y la infiltración.

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Favorables a la estabilidad Desfavorables a la estabilidad

Intercepción de la precipitación a través del follaje, lo cual causa pérdida de evaporación y absorción y disminuye la cantidad de lluvia disponible para infiltración.

La rugosidad y permeabilidad del terreno se incrementa por la existencia de raíces y tallos de tal manera que también hay un aumento en la capacidad de infiltración del suelo. Mecanismos

hidrológicos Las raíces extraen la humedad del suelo, la cual se pierde a través de la transpiración originando la reducción de presiones de poro.

La disminución de la humedad del suelo puede acentuar la desecación, y por lo tanto el agrietamiento del suelo, lo que implica una alta capacidad de infiltración del suelo.

La sobrecarga del peso de los árboles en la ladera, incrementa la fuerza normal de los componentes en la pendiente. Las raíces refuerzan el suelo, incrementando la resistencia. Las raíces de los árboles pueden penetrar en estratos firmes, sujetándolos y promoviendo soporte a las capas de suelo de la parte superior de la ladera.

Mecanismos físicos

Las raíces sirven para la adhesión de partículas en la superficie del terreno por lo que la susceptibilidad a la erosión se reduce.

La vegetación expuesta a la fuerza del viento transmite una fuerza dinámica a la ladera, favoreciendo un desequilibrio.

Tabla 2. Mecanismos físicos e hidrológicos de la vegetación asociados a la inestabilidad de laderas

(Greenway, 1987). 1.4. Inestabilidad de laderas y deforestación: estudio caso en la Sierra Norte de Puebla Dada la heterogeneidad de formas de relieve que existen en México, la combinación de distintos factores que determinan la inestabilidad de laderas es muy frecuente, principalmente en las zonas montañosas, tal es el caso de la Sierra Norte de Puebla. En octubre de 1999, se presentaron lluvias extraordinarias que afectaron a los estados de Oaxaca, Hidalgo y Puebla, lo cual favoreció la ocurrencia de fenómenos gravitacionales. Esta última entidad fue la que presentó más daños por deslizamientos. Fueron 87 los municipios afectados, entre ellos cabe destacar Teziutlán, Zacapoaxtla, Zapotitlán de Méndez y Tlatlauquitepec. Las pérdidas económicas asociadas a este evento se estimaron, para todo el estado, en más de 2,300 millones de pesos, lo que determinó que fuese considerado como el “Desastre de la década” (Bitrán, 2000). De acuerdo con observaciones de campo y análisis de fotografías aéreas, diversas áreas afectadas por procesos de remoción en masa en la Sierra Norte de Puebla se caracterizan por haber sufrido un cambio del uso del suelo en tiempos históricos, y en particular por deforestación, lo que presumiblemente aceleró la ocurrencia e intensificó la magnitud del impacto de dichos procesos.

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De acuerdo con la SEMARNAP, la deforestación es la eliminación de la vegetación forestal, o el cambio de uso del suelo hacia usos no forestales, siendo el cambio de uso de suelo, la principal causa de la deforestación en nuestro país, aun cuando existen otras causas tales como el crecimiento demográfico y la actividad económica forestal, ocasionando la perdida de suelos, extinción de especies, la recarga de los cuerpos de agua, entre otros procesos de deterioro ambiental. Considerando que el presente trabajo tiene como objetivo establecer el impacto económico que pueden generar los desastres asociados a los procesos de remoción en masa como resultado de cambios en la cobertura forestal, se aborda a continuación de manera general el tipo de costos e impactos que se pueden generar en zonas potencialmente inestables, donde este tipo de procesos puede acelerarse en gran magnitud en función de la deforestación.

COSTOS IMPACTO Costos individuales

Pérdidas humanas Lesionados Problemas psicológicos

Costos inmediatos Servicios de emergencia y movilización de brigadas de ayuda inmediatamente después del desastre Evacuación y reubicación de familias Pérdidas de tierra y propiedades Pérdidas agrícolas, ganaderas e industriales Irrupción del sistema de transporte Reparación de infraestructura y edificios dañados

Costos indirectos Disminución del valor del suelo Disminución del valor de los inmuebles o propiedades Costos por pérdidas en la agricultura y la ganadería (post-desastre)

Costos de prevención

Investigaciones de la tipología, actividad y potencial impacto de los procesos de remoción en masa. Elaboración de políticas, planes y programas de las áreas inestables. Realización de esquemas de protección Diseño y construcción de medidas preventivas tales como establecimiento de drenaje adecuado, etc. Monitoreo de laderas inestables o potencialmente inestables

Beneficios Eliminación o reducción de pérdidas de vida Preservación de áreas con alto valor ambiental y diversidad biológica Mejoramiento de sitios inestables y protección de tierras y propiedades. Investigaciones de interés científico a nivel tanto nacional como internacional y su utilidad en la educación y en programas de entrenamiento.

Tabla 3. Impactos y costos de los desastres asociados a la inestabilidad de laderas.

Desde la perspectiva de los efectos económicos asociados, un desastre puede ser calificado como un proceso opuesto a la realización de un proyecto de inversión, de tal manera que la evaluación de dicho proyecto implica la comparación de los costos y beneficios generados. De tal forma que en el caso de los desastres, al producir éstos cuantioso daños tanto humanos como materiales, la producción de bienes y servicios se ve quebrantada, por lo que es necesario el conocimiento de las pérdidas de recursos, la afectación de bienes y servicios que integran el sector, así como el periodo durante el cual se produce dicha afectación.

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Los daños directos son aquellos que resultan de la pérdida, destrucción o deterioro ocasionado durante el lapso que ocurrió el evento, entre los más importantes cabe destacar la pérdida de vidas humanas –o capital humano-, la destrucción total o parcial de la infraestructura física, edificios, instalaciones, maquinaria, equipos, medios de transporte, almacenaje, mobiliario, daños en las tierras de cultivo, en obras de riego, embalses, etc. Cabe destacar que la destrucción de la producción agrícola lista para ser cosechada antes del desastre también se suele considerar dentro de este rubro. Por otro lado, los daños indirectos se derivan de los flujos de bienes y servicios que son interrumpidos durante un lapso de tiempo que se inicia después de ocurrido el desastre y que puede extenderse durante el procesos de rehabilitación y reconstrucción, aunque las mayores pérdidas ocurren generalmente durante los primeros dos años. De manera específica, los daños directos en el ambiente pueden estimarse como el valor de los recursos o acervos afectados. Si la destrucción es permanente, el daño estará en función del valor comercial de los recursos si existe mercado para ello. Por lo contrario, cuando no existe un mercado, el daño directo se puede estimar dependiendo del costo de rehabilitación o recuperación de los recursos. En el caso de la inestabilidad de laderas si se destruye por completo una tierra agrícola como resultado de la ocurrencia de un deslizamiento y no se considera conveniente su restauración, el daño directo se restringe en el valor de la tierra, sin embargo, si el proceso de remoción ocurre en una ladera ocasionando solamente efectos erosivos, el daño se estima a partir del costo de estabilización de las pendientes a través de obras de ingeniería o de conservación de suelos. La cuantificación del impacto de la deforestación en la probabilidad de ocurrencia de los procesos de remoción en masa, sin lugar a dudas tendrá un enfoque más complicado que el señalado en el párrafo anterior, ya que involucrará por un lado, la determinación del efecto de la remoción de vegetación en la ocurrencia de dicho proceso, y por otro, el análisis de las posibles pérdidas o daños asociados. 2. Zonas susceptibles a inestabilidad de laderas

Mapeo de las zonas susceptibles a procesos de remoción en masa asociados con actividades de origen antrópico

2.1. Introducción: la franja occidental de la Sierra Norte de Puebla

La Sierra Norte de Puebla es la zona que sufrió mayor devastación como consecuencia de las lluvias torrenciales de octubre de 1999 debido principalmente a inundaciones y a la ocurrencia de cientos de procesos de remoción en masa. En particular, la región integrada por los municipios de Zacatlán, Atzingo, Ahuacatlán, Tepango de Rodríguez, Tepetzintla, Cuatempan, Aquixtla, Tetela de Ocampo, Coatepec, Zapotitlán de Méndez, Zongozotla, Huitzilan y Cuatempan (Figura 1) tuvo una alta incidencia de procesos de ladera que de acuerdo con observaciones de campo pueden ser asociados a actividades de origen antrópico, en especial a la deforestación y cambios de uso de suelo. La importancia de analizar este espacio radica en la exposición de la población a los peligros asociados a la

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inestabilidad de laderas, los cuales en combinación con el grado de vulnerabilidad de las comunidades, determina el riesgo existente.

De manera general es posible entender la relación existente entre zonas deforestadas e inestabilidad de laderas a partir de trabajo de campo, análisis geomorfológico y de fotografías aéreas e imágenes de satélite, sin embargo, para poder comprender de manera específica dichas interacciones, es necesario llevar a cabo muestreos, monitoreo y modelación geomorfológica. Lo anterior con la idea de analizar y conocer la dinámica y comportamiento hidrológico del suelo en respuesta a cambios de vegetación bajo características morfológicas determinadas y condiciones extremas de humedad. Para el caso particular de este proyecto, el estudio se centrará en el primer enfoque, con la idea de obtener los elementos necesarios para determinar el posible impacto económico de desastres por procesos de remoción en masa asociados a cambios en la cobertura forestal.

El área de estudio esta localizada entre el Cinturón Volcánico Transmexicano y la Sierra Madre Oriental. El primero situado al sur y oeste de la zona, representado por materiales de tipo volcánico, principalmente asociado a la formación de la caldera de Los Humeros. En menor proporción se ubica dentro de la Sierra Madre Oriental, con materiales de tipo sedimentario. Es importante destacar que la zona de estudio se caracteriza por encontrarse en un área de transición entre las dos provincias fisiográficas, por lo que se presenta una heterogeneidad entre la litología, génesis y origen. Estos últimos determinan en gran medida la ocurrencia de distintos peligros de origen natural.

La topografía del área de estudio es principalmente de tipo montañoso (Figura 2), existiendo un altiplano ubicando al oeste, sobre el cual se localiza la población de Zacatlán; algunos fondos de valles tienen ligera inclinación, en ellos se ubican poblaciones como Aquixtla y Tetela de Ocampo. Entre las elevaciones importantes están el cerro El Xotolo, Tepitz, Camizotla, El Venado, Tenampulco, Xoxocuitepec y Tacamatzin. Los tipos de clima predominante son templado húmedo con lluvias en verano en la porción sur y oeste, cálido húmedo con lluvias en verano en la región centro y cálido húmedo con lluvias todo el año en el norte.

El desarrollo de corrientes hidrográficas es regular, predominado las de tipo perenne; existen dos corrientes de gran importancia para la región, una de ellas el río Ajajalpan, que atraviesa la zona de sur a norte en la porción oeste y que delimita a la zona montañosa predominante en la región con el altiplano sobre el cual se ubica Zacatlán; otra es el río Zempoala, el cual se ubica en la porción centro y se dirige con una dirección sur a norte y por último toma una dirección este hasta la población de Zapotitlán de Méndez. La presencia de ríos de tipo intermitente es de menor representación y corresponde a aquellas que se forman durante la precipitación, éstos se distribuyen principalmente en las porciones altas de las elevaciones, en tanto que las de tipo perenne son mas representativas y se ubican en el fondo de los valles.

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Figura 1. Localización.

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2.2. Geología y geomorfología El análisis de la geología (Figura 3) y la geomorfología (Figura 4) permite la comprensión del proceso evolutivo y génesis del relieve, así como de su dinámica. Este tipo de análisis ayuda a identificar los contrastes u homogeneidad dentro los diferentes grupos de rocas existentes en la zona, los cuales pueden presentar una relación directa con los procesos exógenos modeladores del relieve, tales como los procesos de remoción en masa. La litología del área analizada esta constituida por rocas de tipo sedimentario, principalmente calizas y lutitas, distribuidas en la porción centro y norte, así como por rocas de tipo volcánico, las cuales se encuentran al oeste, y en menor proporción en la zona centro y sur. Estas últimas están principalmente asociadas a la actividad de la caldera de los Humeros. La interrelación de las características geológicas y geomorfológicas de ésta región determinan en gran medida la distribución natural de procesos de remoción en masa, de tal modo que la inestabilidad de laderas se concentra en mayor porcentaje en los piedemontes compuestos por depósitos piroclásticos, y en las rocas sedimentarias altamente intemperizadas o aquellas localizadas en laderas de gran inclinación. Los materiales piroclásticos son depósitos de caída, cuyas pobres características de resistencia y consolidación dan como resultado poca estabilidad, la cual se expresa a través de la ocurrencia de flujos y deslizamientos, en tanto que la pendiente natural del terreno, o bien, las estructuras presentes en rocas alteradas como calizas, lutitas y areniscas propician la incidencia de movimientos del terreno, principalmente caídas y deslizamientos.

2.3. Inestabilidad de laderas Con base en la información geológica y regionalización geomorfológica del área en estudio, se elaboró un índice de susceptibilidad a procesos de remoción en masa. Este fue efectuado a partir de la incorporación de la información relacionada con la resistencia de los materiales obtenida en campo y laboratorio para poder calcular factores de seguridad a través de la utilización de un Modelo Digital de Elevación (MDE).

El MDE fue elaborado a partir de la digitalización de curvas de nivel de los mapas topográficos 1:50 000 de la zona de estudio, las cuales fueron posteriormente interpoladas en un sistema automatizado con la finalidad de definir el número de columnas y filas y la resolución de píxel deseado. A partir de la obtención del MDE se realizó un modelo sombreado del terreno, el cual muestra de manera general la configuración del terreno a analizar (ver Figura 2).

Para determinar las zonas inestables se llevó a cabo una modelación considerando la interacción del relieve con la concentración de humedad y las propiedades de resistencia de los materiales (mecánica de suelos), todo ello mediante el Modelo Digital de Elevación (MDE) elaborado. Los resultados de este proceso se expresaron a través del cálculo del factor de seguridad para cada pixel, lo cual permitió zonificar áreas potencialmente inestables (Figura 5).

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El factor de seguridad es calculado a partir del modelo infinito de estabilidad de laderas. Este modelo fue desarrollado por Skempton and DeLory (1957) con la finalidad de analizar la estabilidad de laderas en arcillas de la ciudad de Londres. Debido a su simplicidad, ha sido ocupado en diversas investigaciones entre las que destacan Carson (1971), Chandler (1982) y Bromhead (1986). Este modelo se basa en una ecuación de tipo lineal que considera un movimiento de ladera paralelo a la superficie, cuya longitud es infinita. Esta metodología se ha utilizado de manera satisfactoria en varios municipios de la Sierra Norte de Puebla, tales como Teziutlán (Flores-Lorenzo, 2002); Zacapoaxtla (Borja-Baeza, 2003); Tlatlauquitepec (Marcos-López, 2003); y Zapotitlán de Méndez (López-Mendoza, 2003), por lo que su uso se hace extensivo a la presente investigación.

El índice de estabilidad calculado a través del factor de seguridad para cada celda, se expresa en valores de 0 a 1, en donde los valores menores a 1 representan condiciones de inestabilidad y los mayores a 1, zonas cercanas a la estabilidad o estables (Figura 5). Los valores de estabilidad se clasificaron en tres grupos: zona inestable, zona potencialmente inestable y zona estable (Tabla1).

Las zonas inestables representan aquellas en que la probabilidad de ocurrencia de un movimiento es considerablemente alta en función de sus características topográficas, tipo de litología y estado de los materiales; las áreas potencialmente inestables generalmente son zonas de transición, que se pueden considerar como fronteras de estabilidad, mientras que en las zonas estables, la posibilidad de que se presente un proceso de ladera se reduce por las condiciones topográficas y geológicas.

Clase Estado de predicción Características

1 Zona Inestable Zonas donde la ocurrencia de procesos es muy alta

2 Zona Potencialmente Inestable

Zona considerada como punto intermedio de la inestabilidad y estabilidad

3 Zona Estable Zona donde la ocurrencia de procesos es muy baja Tabla 1. Clases utilizadas en el mapa de índice de estabilidad.

De acuerdo con los resultados (Figura 5), las principales zonas de alta susceptibilidad a movimientos del terreno se distribuyen en las porciones montañosas y más abruptas del área en estudio, de manera particular en la zona centro y sureste, aunque también existen áreas consideradas inestables en la zona sur, norte y noroeste. Esta porción corresponde de manera general, a una litología de tipo sedimentario y de depósitos piroclásticos, las cuales han sido afectadas en gran medida por procesos erosivos. Las zonas potencialmente inestables se distribuyen principalmente de manera circundante a las zonas inestables, aunque no tienen mucha representación dentro de la región investigada. Son pequeñas porciones que funcionan como franjas de transición entre una categoría y otra. Se concentran fundamentalmente en la porción norte, misma que corresponde a la región de premontañas escalonadas de calizas. Las zonas estables se distribuyen en la zona oeste, sur y norte. En la porción oeste se encuentra la planicie donde se ubica la localidad de Zacatlán, ésta presenta una ligera inclinación, y se encuentra bordeada al oeste por unas coladas de lava también estables. En la zona sur existen pequeñas porciones de ligera inclinación constituidas por

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materiales de tipo piroclástico en donde se sitúan Aquixtla y Tetela de Ocampo. Existen además pequeñas porciones de áreas estables distribuidas en las cimas de las elevaciones y en zonas de ligera inclinación entre las áreas montañosas características de la región. 2.4. Inestabilidad de laderas y cambio del uso del suelo

Distintas actividades de tipo antrópico influyen en la ocurrencia de los procesos de remoción en masa, tal es el caso del cambio de uso de suelo. Con la finalidad de detectar la influencia del cambio de la cubierta vegetal, en particular de la deforestación en la inestabilidad de laderas, se ha hecho una revisión de los inventarios forestales nacionales disponibles a la fecha. Los inventarios considerados fueron el de 1994 realizado por la SARH y el Instituto de Geografía de la UNAM; y el del 2000, éste último a cargo del INE y el Instituto de Geografía de la UNAM.

A partir de dicha revisión, se efectuó un análisis donde se integraron las áreas deforestadas en 1994 y en el 2000, y su relación con la distribución espacial de procesos de remoción en masa (Figuras 6, 7 y 8). De acuerdo con los resultados de la Figura 8, cerca del 60% de los procesos de remoción en masa ocurrieron en zonas cuyo uso del suelo fue modificado. En particular es interesante destacar que de acuerdo con la Figura 9, también el 60% de los movimientos ocurrió en las áreas modeladas como potencialmente inestables, y que además han sido deforestadas. Por otro lado, los resultados de la Figura 10 sugieren que la existencia de movimientos en zonas naturalmente o potencialmente estables este relacionada en mayor grado con cambios de uso del suelo, en particular con la deforestación que existe a nivel municipal y regional.

Existen ejemplos claros de la importancia de la deforestación en la inestabilidad de laderas. En el caso de Tetela de Ocampo, los procesos se presentaron en zonas que recientemente han sido deforestadas, caso similar a Zongozontla, donde se ha incrementado considerablemente la extensión de las zonas deforestadas en la última década. Al norte de la localidad de Cuatempan varios procesos de ladera se presentaron en la zona de transición entre el bosque y áreas que en la última década fueron adaptadas para el cultivo.

En otros municipios, la deforestación es menos intensa y los deslizamientos registrados ocurrieron básicamente por la configuración del relieve, ya sea por la pendiente del terreno o por la influencia de ríos, tal es el caso de Tepetzintla, y al oeste de Zongozotla.

De los datos expresados a partir de la obtención del mapa de inestabilidad de laderas, la distribución espacial de los procesos de remoción en masa y su relación con el estado de la cubierta vegetal, se pude deducir que en la zona la ocurrencia de procesos esta controlada por los siguientes factores:

- Topografía: a partir de la configuración del terreno que en algunos casos es factor de gran influencia de procesos de remoción en masa.

- Litología: debido a que en la mayoría de los casos los procesos se ubicaron en

sitios donde el estado de los materiales presentaba un alto grado de meteorización y erosión, además de ocurrir en unidades litológicas de poca consolidación.

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- Precipitación: debido a diversos eventos meteorológicos ocurridos en octubre de 1999 la cantidad de lluvia captada en la zona excedió a las máxima históricas alcanzadas, lo cual para el caso de la Sierra Norte de Puebla funciono como factor desencadenante de inestabilidad.

- Deforestación: expresada por medio de la actividad del hombre mediante el

cambio de la cobertura vegetal original con fines habitacionales o agrícolas y que ha modificado las características de la laderas influyendo altamente en la ocurrencia y distribución espacial de los procesos de remoción en masa.

3. Vulnerabilidad y Riesgos

Análisis de vulnerabilidad de las zonas afectadas, y en combinación con el punto anterior, se elaborará un análisis de riesgo

3.1. Vulnerabilidad La presencia de desastres originados por fenómenos naturales representa un gran retraso en el desarrollo de las poblaciones afectadas y una carga económica importante para los gobiernos de estas comunidades, por lo anterior, elaborar estudios básicos enfocados a enriquecer la comprensión de los llamados peligros naturales, aporta las bases necesarias para generar planes adecuados de prevención. Esta condición de retraso se ve acrecentada por la vulnerabilidad de países o regiones con un nivel económico limitado, el cual dificulta la rápida recuperación, e incluso la optima preparación adecuada para afrontar el desastre mismo. Consecuentemente, la determinación del nivel de vulnerabilidad de las regiones potenciales a ser afectadas por procesos naturales es inherente al estudio de riesgos, incluidos los relativos al incremento de la ocurrencia de procesos de remoción en masa por cambios de uso del suelo, o bien, en especial debido a la deforestación. La vulnerabilidad es la susceptibilidad o predisposición de un elemento (individuo, vivienda, población, etc.) a ser afectado por un fenómeno, proceso o calamidad, así como de sufrir una pérdida (económica, física, estructural). Dicha vulnerabilidad está en función de la situación social de la población, así como de las herramientas estructurales, culturales y económicas para afrontar un desastre y reestablecer las condiciones previas a su ocurrencia. La vulnerabilidad también involucra el grado de preparación de la población, a través de su organización o de instituciones, por ejemplo protección civil (Alcántara-Ayala, 2002). Para el análisis de la vulnerabilidad de este proyecto se tomaron en cuenta aspectos representativos del espacio social: población, educación, empleo y vivienda, los cuales fueron extraídos de la base de datos del sistema SCINCE 2000 publicado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Esta información fue considerada a partir de las localidades urbanas definidas por INEGI (1998) para la región analizada, desglosada a partir de Agentes Geoestadísticos Básicos (AGEB's).

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Los aspectos utilizados en el análisis de la vulnerabilidad de la zona se definieron en función de los elementos representativos de los siguientes grupos de información (SCINCE 2000):

- Población. Se consideraron aquellas concentraciones de población por AGEB que presentan pocas posibilidades de enfrentar y mitigar los daños que pudieran provocar un peligro natural, debido a su condición personal (edad, discapacidad, etc).

- Educación. Incluye la población en condiciones menos favorables de informar o ser informados adecuada y oportunamente acerca de las disposiciones del municipio en caso de la ocurrencia de un peligro natural (población de 15 años y más analfabeta).

- Empleo. Para el caso de este grupo de indicadores se dispuso de información de los grupos de población que presentan características económicas más limitadas para mitigar y reestablecerse de los daños que pudiera ocasionar un desastre de origen natural, representadas principalmente por el tipo de empleo y el ingreso.

- Vivienda. Se consideró al número de viviendas particulares que presentan condiciones adversas ante la ocurrencia de un fenómeno de origen natural que potencialmente pudiera ocasionar daños en la infraestructura y por lo tanto en la organización social y económica.

Con los datos obtenidos del SCINCE se procedió al calculo del índice de vulnerabilidad, a partir de la utilización del método estadístico de componentes principales, para cada una de las AGEB's. En dicha técnica se obtiene información de familias de variables cuyo comportamiento o peso dentro de su grupo tiene una correlación con otros grupos de variables y con la población total del conjunto analizado. El principio del análisis implica que en un espacio de n dimensión, existe n cantidad de variables; en donde algunas de ellas pueden coincidir en importancia dentro del mismo espacio en escalas intra e interespaciales con otras variables. Estas coincidencias se consideran a partir de un sistema de referencias representadas por valores denominados componentes, donde cada uno es una dimensión en que se agrupa el valor de variación común entre variables, es decir, son grupos de familias de variables correlacionadas (Kunz, 1988). De acuerdo con los resultados obtenidos del análisis de componentes principales se establecieron 3 rangos de vulnerabilidad: alta, media y baja (Tabla 2). Dichos rangos representan las siguientes condiciones:

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Clase Vulnerabilidad Características

1 Baja

Presenta condiciones de la sociedad, vivienda, economía y estructura de servicios básicos que permiten afrontar las consecuencias que pueda ocasionar un desastre. En estas comunidades la población cuenta con la mayoría de los servicios, un nivel educativo aceptable y una economía relativamente estable.

2 Media Presenta valores intermedios de la estructura social, lo que resulta en ciertas dificultades de la población para asimilar los estragos de un siniestro ocasionado por un fenómeno natural.

3 Alta

Contexto que pone en evidencia carencias notables en la estructura social y económica para afrontar situaciones críticas. Los habitantes de éstas zonas necesitan de largos períodos de tiempo y ayuda externa para solventar sus necesidades básicas posteriores a la ocurrencia de un desastre originado por fenómenos físicos, aun cuando éstos no sean de gran magnitud. Para este grupo es necesario hacer énfasis en la difusión y aplicación de planes de prevención.

Tabla 2. Clases utilizadas para realizar el mapa de vulnerabilidad.

En la Tabla 3 se presentan los AGEB's que integran la zona de estudio y el nivel de vulnerabilidad calculado.

Localidad Numero de AGEBs Vulnerabilidad

Ahuacatlán 2 2 Vulnerabilidad baja

Amixtlán 1 1 Vulnerabilidad

Aquixtla 5 5 Vulnerabilidad baja

Atzingo 1 1 Vulnerabilidad media

Camocuautla 1 1 Vulnerabilidad media

Coatepec 1 1 Vulnerabilidad baja

Cuatempan 1 1 Vulnerabilidad baja

Huitzilan 1 1 Vulnerabilidad alta

Tepango de Rodríguez 2 2 Vulnerabilidad media

Tepetzintla 2 2 Vulnerabilidad baja

Tetela de Ocampo 2 1 Vulnerabilidad baja 1 Vulnerabilidad media

Zacatlán 13 5 Vulnerabilidad baja

6 Vulnerabilidad media 2 Vulnerabilidad alta

Zapotitlán de Méndez 1 1 Vulnerabilidad media

Zongozontla 3 3 Vulnerabilidad Media

Tabla 3. Valor de vulnerabilidad por número de AGEB´s.

A partir de la información que muestra el mapa de vulnerabilidad del área de estudio (Figura 11), se puede observar que las localidades más vulnerables son Zacatlán, Amixtla y Huitzilan. En estas comunidades las condiciones de la población son poco favorables para enfrentar y mitigar los daños que pudiera ocasionar un desastre por procesos de remoción en masa debido al bajo nivel económico y cultural, además de que no hay un adecuado desarrollo de infraestructura y servicios, necesarios en la atención inmediata en caso de desastre.

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Los valores considerados como medios se distribuyen en localidades como Camocuautla, Tepango, Zongozotla, Zapotitlan de Mendez, norte de Tetela de Ocampo, Atzingo y periferia de Zacatlán. Estos valores se consideran como los sitios donde las condiciones socioeconómicas no son favorables para mitigar los efectos dañinos que pudieran ocasionar procesos de remoción en masa.

Las localidades de Aquixtla, Cuautempan, Tepetzintla, Ahuacatlán, Coatepec, sur de Tetela de Ocampo y sur de Zacatlán, son aquellas que presentan los valores de vulnerabilidad bajos, es decir, donde las condiciones para mitigar los efectos dañinos que pudieran ocasionar procesos de remoción en masa son favorables.

3.2. Identificación de zonas de riesgo por procesos de remoción en masa El riesgo asociado a un fenómeno natural está en función de dos condiciones: la magnitud del evento y la vulnerabilidad del entorno social donde se desarrolla. De tal manera que para entender el riesgo asociado a la inestabilidad de laderas es necesario no sólo contar con un análisis espacial de dicho fenómeno, sino también analizar la vulnerabilidad de las comunidades involucrada.

Para el caso de los procesos de remoción en masa Crozier (1989) define al riesgo como la probabilidad de la ocurrencia de un fenómeno de gran magnitud en combinación con la posibilidad de generar daños en la población. En este sentido es necesario identificar cuales son los elementos que nos permitirán obtener el riesgo total, y estos elementos deben de estar expresados en las mismas unidades para determinar el riesgos. La relación existente entre la vulnerabilidad y el riesgo estriba en que la primera es un concepto eminentemente social, en tanto que un fenómeno natural sólo podrá ser catalogado como riesgo cuando se presente en un espacio ocupado por un asentamiento humano. Consecuentemente la magnitud de dicho fenómeno junto con el nivel de vulnerabilidad determinara el grado de riesgo de la población ante dicho fenómeno. Los mapas de riesgo por movimientos de ladera expresan la potencialidad de ocurrencia de éste tipo de fenómenos, y su localización. Sin embargo, debido a que la inestabilidad es un proceso complejo y dinámico, de manera similar a la sismicidad o al volcanismo, no es aún posible determinar de manera puntual cuando ocurrirán (Alcántara-Ayala, 2002), es decir, se tiene un conocimiento espacial, no así temporal, aún cuando se conocen las condiciones necesarias para la ocurrencia de un procesos de remoción en masa y se pueden establecer posibles escenarios. Cabe señalar que un mapa de riesgos es un estado temporal dentro de un espacio analizado, este puede variar de acuerdo con las diferencias que se presenten en la población en relación con su dinámica natural de crecimiento y movilidad, así como en el relieve, en el cual también pueden existir alteraciones. Un mapa de riesgos es valido solo para peligro natural analizado, y no es posible aplicarlo a otro tipo de fenómeno (Marcos-López, 2003). El cálculo del mapa de riesgos por procesos de remoción en masa se baso en la integración de la información expresada en dos mapas específicos: peligro y vulnerabilidad. Para el caso del peligro, se tomo como base el mapa de estabilidad de

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laderas, ya que este expresa la dinámica del relieve y su relación con la probabilidad de ocurrencia de este tipo de fenómenos. El mapa de vulnerabilidad muestra las condiciones socioeconómicas que presenta la población ante la posibilidad de daños por un fenómeno natural potencialmente dañino. Del cálculo del riesgo para la zona de estudio se definieron tres clases de acuerdo a su expresión dentro del mapa:

Clase Riesgo Características

1 Alto Sitios donde la posibilidad de afectación por procesos de remoción en masa es muy alto

2 Medio Sitios donde la posible afectación por procesos de remoción en masa es alta3 Bajo Sitios donde es baja la posible ocurrencia de procesos de remoción en masa

Cuadro 4. Clases definidas para el mapa de riesgos a procesos de remoción en masa.

De acuerdo con el mapa de riesgos resultante (Figura 12), las zonas de riesgo alto se distribuyen en todas las localidades analizadas. Con excepción de Zacatlán, Aquixtla y Tetela de Ocampo, estos valores corresponden a sitios ubicados en zonas donde el peligro a procesos de remoción en masa es alto y se presentan valores medios o altos de vulnerabilidad, lo cual nos expresa la condición de la población ante la ocurrencia de este tipo de fenómenos. En Zacatlán, Aquixtla y Tetela de Ocampo se presentan valores altos de inestabilidad y vulnerabilidad media. Los valores de riesgo medio se encuentran distribuidos de manera similar en todas la localidades, aunque se refieren a sitios de transición que son principalmente áreas de suave inclinación de estabilidad y que asientan población de vulnerabilidad baja o media. Los valores que corresponden al riesgo bajo se localizan en la localidades de Tetela de Ocampo, Cuautempan, Huitzilan, Ahuacatlán y Zacatlán; en todos los casos a excepción del último, se trata de zonas de pequeñas dimensiones con peligro bajo, que son habitadas por población de vulnerabilidad baja. En el caso de Zacatlán se trata de una población asentada sobre un altiplano que presenta estabilidad y que en su mayoría presenta población de vulnerabilidad media y baja.

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4. Impacto Económico asociados a la inestabilidad de laderas

Con la información existente (a recabar), se elaborarán las estadísticas de los impactos económicos asociados a proceso de remoción en masa, los cuales de ser posible incluirán la atención a la emergencia, la infraestructura urbana, el sector hidráulico y la vivienda.

4.1. Introducción

La cuantificación del impacto económico asociado a diversos desastres implica la valoración de daños tanto directos como indirectos. En México un gran porcentaje de desastres de origen natural, y por ende los daños consecuentes están vinculados con fenómenos tales como los sismos, las inundaciones, y las sequías, entre otros. Sin embargo, las estadísticas derivadas de la inestabilidad de laderas o procesos de remoción en masa son prácticamente inexistentes. Este hecho resulta de dos razones fundamentales; por un lado, las investigaciones de los peligros originados a partir de procesos de ladera no han sido desarrolladas adecuadamente en nuestro país, y por otro, debido a que estos ocurren generalmente de forma paralela a fenómenos tales como lluvias intensas e inundaciones, o bien sismos, difícilmente es posible puntualizar las consecuencias de manera independiente.

El impacto de los procesos de remoción en masa, desde una perspectiva de desastres, se remonta a principios de la década de los noventa, cuando en deslizamiento rotacional ocurrió en Meztitlán, Hidalgo. Este movimiento ocasionó la destrucción parcial de un monasterio Agustino del siglo XII, y de algunas casas. Si bien no hubo pérdidas de vida, fue la primera llamada de atención en cuanto a la importancia de éste tipo de peligros geomorfológicos. Posteriormente en 1997, el Huracán Paulina causó considerables daños en los estados de Guerrero y Oaxaca, en especial la bahía de Acapulco fue testigo de las catastróficas consecuencias asociadas a inundaciones y procesos de remoción en masa. Durante 1998, intensas precipitaciones crearon las condiciones propicias para que el estado de Chiapas sufriera el impacto de decenas de movimientos de ladera, los cuales inclusive sepultaron de forma parcial algunas comunidades. Sin embargo, no fue hasta un año más tarde, en el otoño de 1999, cuando las instituciones encargadas de la Protección Civil se dieron cuenta de los graves efectos producidos por la inestabilidad de laderas en la Sierra Norte de Puebla. Cientos de procesos de remoción en masa ocurrieron en esta región desencadenados por un período de lluvia intenso ocurrido los primeros días de octubre. Los daños fueron tan graves que esta desafortunada situación fue considerada como el mayor desastre de la década de los noventa.

4.2. Procesos de remoción en masa La ocurrencia de procesos de remoción en masa requiere de la presencia de diversas condiciones atmosféricas y de condiciones del terreno, además de la influencia humana. Los eventos de gran magnitud detonadores de procesos de ladera son principalmente de carácter hidrometeorológico, particularmente precipitaciones intensas, aunque estos

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procesos también pueden ser iniciados o reactivados por eventos geológicos (sismos, erupciones volcánicas, etc), y de carácter antropogénico (construcción de carreteras, viviendas, agricultura, entre otras). Los eventos de tipo hidrometeorológico son frecuentes y están distribuidos a lo largo de todo el territorio nacional, en tanto que los eventos de origen geológico presentan fenómenos de gran magnitud, aunque ocurren en tiempos menos constantes, siendo que los costos generados por el impacto de dichos fenómenos, por lo general se aprecian de forma paralela.

Tipo de Evento Daños directos Daños indirectos Total Meteorológicos 4,402.3 144.9 4,547.2 Geológicos 4,043.7 516.4 4,560.1 Antropogénicos 1,149.7 133.6 1,283.3

Tabla 1. Daños directos e indirectos por tipo de evento (en millones de Dólares) Fuente: Bitrán, 2001(b).

La topografía nacional, montañosa en casi un 75%, favorece la ocurrencia de procesos de ladera detonados por precipitaciones intensas, principal manifestación de huracanes, los cuales se presentan tanto en el Pacifico como en el Golfo, por lo que afectan prácticamente a todos los estados costeros y a un alto porcentaje de los estados interiores de nuestro país. Las características del relieve acentúan los daños originados por los procesos de ladera, lo cual junto con la vulnerabilidad existente origina altos niveles de riesgo. Entre 1980 y 2000 el país fue afectado por diversos fenómenos naturales, aunque cabe señalar que en particular los de tipo hidrometeorológico implicaron cuantiosas pérdidas (Tabla 1 y 2). Entre los daños que han causado este tipo de fenómenos, cabe destacar al huracán Paulina, el cual afecto a los estados de Guerrero y Oaxaca, y de manera especial el puerto de Acapulco. Durante 1998, Chiapas fue afectado severamente por lluvias torrenciales que generaron cientos de procesos de ladera además de considerables inundaciones, las localidades de Mozintla, Mapastepec y Pijijiapan fueron las más desfavorecidas. Por otro lado, los estados de Puebla, Tabasco y Veracruz sufrieron graves daños en octubre de 1999, por inundaciones y procesos de ladera (Tabla 3). Otros estados como Nuevo León y Tamaulipas han sido también dañados por eventos como movimientos de ladera superficiales e inundaciones menores, solo que en estos caso los costos se han concentrado en zonas urbanas como el caso de Monterrey.

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Costo Daños

Directos

Costo daños

indirectos

Recursos FONDEN

Asignados

Costo Daños Total

Guerrero 1997 ---------- 1,400 ---------- 1,400 Chiapas 1998 *603 (Mill. de

Dólares) 293 ---------- 5,720

Puebla 1999 2, 235.7 89,6 1,852.4 2,325.3 Tabasco 1999 2, 006.2 552.1 1,300 2,558.3 Veracruz 1999 2,051.8 735.3 2,224.2 2,787.1 Nuevo león 2000 ---------- 115,600 30,896 115,600 Tamaulipas 2000 937 117,167 81,940 117,850 Quintana Roo 2000 2,767 39,716 24,745 42,483 Chiapas 2000 ---------- 119,233 45,541 119,233 Nayarit 2000 ---------- 47,775 36,921 47,775 Colima 2000 ---------- 16,199 11,845 16,199 Michoacán 2000 ---------- 60,869 52,922 60,869 Baja California Sur 2000 205 7,038 4,659 7,243 Oaxaca 2000 140 ---------- ---------- 140 Sonora 2000 ---------- ---------- 25,218 63,936 Coahuila 2000 ---------- 103,525 ---------- 103,525 Durango 2000 ---------- 7,734 ---------- 7,734 Guerrero 2000 ---------- 10,302 10,302

Tabla 2. Costos en los Estados más afectados por fenómenos hidrometeorológicos en México durante el periodo 1997-2000 (en millones de pesos). Fuente: diversas tablas

publicadas por Bitrán 2001(a) y (b).

Tabla 3. Costos derivados de fenómenos que han afectado al país por inundaciones y

procesos de ladera en millones de dólares (Fuente Bitrán 2001(a)) * Costos en miles de pesos.

Evento Daños directos Daños indirectos Total Huracán Gilbert 1988 76 76 Huracán Diana 1990 90.7 90.7 Inundaciones Chihuahua 1990 2.5 2.5 Huracán Paulina 1997 447.8 447.8 Lluvias torrenciales Tijuana 1998 65.6 65.6 Lluvias torrenciales en Chiapas 1998 602.7 602.7 Inundaciones en Veracruz 1999 216 77.4 293.4 Inundaciones en Puebla 1999 235.3 9.5 244.8 Huracán Keith 2000 115.6* 115.6*

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Sector Daños

Directos Daños

indirectos Total Porcentaje

total Sectores sociales 505.0 15.0 520.0 22.4

Vivienda 486.1 486.1 20.9 Educación 16.4 15.0 31.4 1.3

Salud 2.5 2.5 0.1 Infraestructura y Servicios 1,540.0 1.0 1,541.0 66.3 Agua y saneamiento 84.6 1.8 86.4 3.7

Energía (CFE) 481.1 481.1 20.7 Transporte y

comunicaciones 974.3 974.3 41.9 Sectores productivos 190.7 35.0 225.7 9.7 Agropecuario, pesca y forestal 190.7 35.0 225.7 9.7

Agricultura 132.5 35.0 167.0 7.2 Ganadería 15.4 15.4 0.7 Forestal 35.0 35.0 1.5

Pesca (acuícola) 7.8 7.8 0.3 Atención a la emergencia 38.6 38.6 1.6 Total de efectos 2,235.7 89.6 2,325.3 100.0

Tabla 4. Daños totales en la Sierra Norte de Puebla, cifras referidas a millones de pesos.

(Fuente: Bitrán, 2000). A principios de octubre de 1999, se presentó una depresión tropical, la número 11 sobre las costas de Veracruz; ésta se mantuvo ahí durante dos días, como consecuencia del frente frío número cinco proveniente del noreste. Esta situación en combinación con la influencia húmeda del Pacífico y del Golfo de México, ocasionaron una gran cantidad de vapor de agua en la atmósfera, y por ende, una intensa precipitación pluvial. Estas lluvias ocasionaron varios cientos de procesos de remoción en masa, los cuales afectaron los poblados de Teziutlán, Totomoxtla, Patla, Zacapoaxtla, Tlauquitepec, Cuetzalan,Zapotitlán de Méndez, entre otros. El total de municipios afectados fue de 81, de los cuales 41 tuvieron daños mayores (Bitrán, 2000). Este evento ocasionó la pérdida de 263 vidas, la mayor parte de ellas en Teziutlán. Cabe destacar que entre los efectos provocados, se presentaron daños a la infraestructura de carreteras, transporte, vivienda, salud, educación y a la agricultura (Tabla 4). El sector más dañado fue el de infraestructura y servicios con el 66.3% de los daños totales (Bitrán, 2000).

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Año Evento Eventos secundarios Nombre Dia/Mes Muertos Heridos Damnificados Afectados Daños

Dolares Daños Pesos Localización

1983 Deslizamiento Deslizamiento ------ 11-Ago 50 ------ ------ ------ ------ ------ Xicola

1986 Inundación Inundación ------ Septiembre 20 ------ ------ ------ ------ ------ Monterrey

1988 Lluvias

Torrenciales Huracanes Gilbert 14-Sep 240 ------ ------ 100,000 1,350,000 ------ Costas del Golfo y Yucatan

1990 Lluvias

Torrenciales Huracanes Diana 08 Ags 38 ------ ------ ------ ------ ------ Yucatan, Veracruz

1990 Inundación Inundación ------ 22-Sep 45 100 ------ 17,900 44,000 ------ Chihuahua

1997 Deslizamiento Deslizamiento ------ 26-Jun 12 ------ ------ ------ ------ ------ Huautla De Jimenez,

Oaxaca

1997 Lluvias

Torrenciales Huracanes Pauline 08-Oct 230 200 50,000 800,200 100,000 ------ Acapulco, Estados de

Guerrero y Oaxaca

1998 Deslizamiento Deslizamiento ------ 28-Sep 12 ------ 120 120 ------ ------ Tenextepango (Estado de

Morelos)

1998 Lluvias

Torrenciales Huracanes ------ 24-Feb 4 ------ ------ 800 ------ ------ Tijuana

1998 Lluvias

Torrenciales Huracanes Isis 02-Sep 2 ------ ------ 1,660 ------ ------ Peninsula Baja California

1998 Inundación Inundación ------ 09-Sep 274 ------ ------ 25,000 ------ ------ Chiapas, Baja California,

Veracruz y Sinaloa

1998 Lluvias

Torrenciales Huracanes Madeline y Lester 04-Sep 240 ------ ------ 3,000 ------ ------ Pijijiapan, Chiapas

1998 Inundación Inundación ------ 17-Sep 158 ------ ------ 5,000 ------ 640,000 Valdivia, Chiapas

1999

Inundación Inundación

------ 25-Ago 8 100 ------ 1,100 ------ ------

Puebla, Yautepec, Ciudad de Mexico, Estado de Morelos y Ciudad de

Monterrey

1999 Inundación Inundación

------ 04-Oct 636 60 86,000 616,060 234,000 ------

Veracruz, Tabasco, Hidalgo, Michoacan, Jalisco, Oaxaca

y Puebla

2000

Lluvias Torrenciales Huracanes

Keith 02-Oct 23 ------ ------ 30,000 ------ ------

Puebla, Campeche, Quintanta Roo, Yucatan,

Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Tamaulipas.

2002 Inundación Inundación ------ Septiembre 12 ------ ------ ------ ------ ------ Nuevo Leon y Tamaulipas

Tabla 5. Costo de daños en la ocurrencia de fenómenos que presentaron procesos de ladera. Fuente: www.cred.be (International Disaster

Database).

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Tabla 6. Base datos de DesInventar por tipos de fenómenos y costos económicos.

Fuente: www.desinventar.org.

Evento Estado Municipio Fecha Muertos Heridos Afectados Evacuados Perdidas Dolares

Perdidas Pesos

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL Iztapalapa 26/07/80 1 2 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL

Alvaro Obregón 04/09/80 2 4 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO ESTADO DE MEXICO Naucalpan 03/07/83 2 3 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO CHIAPAS San Cristóbal de las Casas 09/09/83 7 5 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO ESTADO DE MEXICO Naucalpan 27/09/83 5 4 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL

Cuajimalpa de Morelos 20/07/84 0 4 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL

Alvaro Obregón 08/07/91 1 0 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO BAJA CALIFORNIA Tijuana 28/02/91 0 0 60 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL Tlalpan 29/07/91 1 6 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL Tláhuac 06/12/91 1 2 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO VERACRUZ Veracruz 04/07/91 2 0 0 0 0 0 DESLIZAMIENTO VERACRUZ Catemaco 03/10/91 13 13 0 0 0 0

ALUD CHIHUAHUA Temósachi 27/12/91 7 4 0 0 0 0 DESLIZAMIENTO COAHUILA San Pedro 06/09/91 0 0 23 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL

Gustavo A. Madero 30/06/92 1 2 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO HIDALGO Pachuca de Soto 02/10/92 0 0 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO BAJA CALIFORNIA Tijuana 02/04/93 0 0 68 0 0 0

DESLIZAMIENTO ESTADO DE MEXICO Naucalpan 27/09/93 0 0 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL

Gustavo A. Madero 17/08/95 0 15 0 40 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL

Alvaro Obregón 04/06/96 0 0 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL Iztapalapa 12/07/96 5 0 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL Iztapalapa 07/07/96 4 0 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO ESTADO DE MEXICO Huixquilucan 06/08/96 0 1 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL

Cuajimalpa de Morelos 15/10/96 4 0 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL

Cuajimalpa de Morelos 29/08/97 0 0 0 0 0 0

DESLIZAMIENTO DISTRITO FEDERAL Tlalpan 29/08/97 1 0 0 0 0 0

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5. Formas de cuantificación de impacto de los desastres

Revisión de las formas de cuantificación de impacto de los desastres. El resultado dependerá de la información disponible

5.1. Introducción La realización de una valoración económica de los desastres de origen natural persigue el objetivo de contar con una estimación de la cantidad de perdidas asociadas a un evento extraordinario, como consecuencia de la ocurrencia de diversos tipos de fenómenos naturales, que al incidir con el diferente grado de vulnerabilidad derivado de las actividades humanas, origina desastres. Una de las finalidades principales de la elaboración o ejecución de una valoración económica del riesgo dentro una región, es la creación o implementación de posibles estrategias de mitigación para la reducción de pérdidas tanto humanas, como de tipo económico-estructural. De manera similar, se persigue el objetivo de generar bases para la creación de políticas de construcción, control de uso de suelo, regulación de proyectos de desarrollo, determinación de montos para fondos de desastres, establecimiento de montos de seguros contra daños, etc., en muchos de los casos, dichas actividades están dirigidas según la prioridad, interés económico y político de cada país y su estructura interna, ya sean enfocados a desarrollos en el sector privado o el público (UNDP-DHA, 1994). De acuerdo con la USAID-OAS (1999) este tipo de estudios se encaminan hacia las siguientes acciones:

• Identificación del grado de impacto de los fenómenos que tienen ocurrencia en el sitio.

• Documentación y caracterización del fenómeno ya sea ordinario o extraordinario. • Realización de la cuantificación de la densidad de población susceptible a ser

afectada. • Identificación de las posibilidades de solventar costos asociados a los daños

ocasionados. La información que se obtiene de la valoración económica permite establecer los beneficios que se pueden generar a partir de la prevención, así como el costo de adecuadas inversiones para la mitigación de desastres, reconstrucción y constante desarrollo de políticas de prevención. Consecuentemente a partir de los resultados obtenidos es posible instaurar criterios de desarrollo o restricciones tanto para los sectores públicos como los privados. Según USAID-OAS (1999) la utilidad de los resultados que se obtengan de este tipo de estudios está dirigida a estas actividades:

• Diseño de normas de construcción e infraestructura • Diseño de proyectos de infraestructura según el tipo de fenómeno que tenga una

mayor recurrencia • Asignación de montos para la ocurrencia de desastres • Reducción y distribución de presupuestos para fondos de desastres

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• Planeación de desarrollo en función de aquellos fenómenos que afecten a la región

La proyección presentada a partir de estos estudios estará en función del tipo de enfoque y la rapidez con la cual se espera tener resultados, destacando las orientaciones de tipo político, electoral, ambiental y desarrollo paulatino (UNDP-DHA, 1994). El grado de detalle de cada uno de estos estudios estará determinado por el tipo de fenómeno y la escala a la cual se este trabajando, entre ellas cabe destacar: global, regional y local. 5.2. Valoración económica La elaboración de la valoración económica de los desastres, parte del supuesto de que en un área determinada existen una n cantidad de fenómenos que pueden dañar a la población e infraestructura. Debido a que la expresión y distribución de las actividades económicas y sociales son de tipo diferencial, la afectación también es variable, por lo que es necesario realizar estudios que permitan cuantificar las perdidas que se pudieran ocasionar anualmente por la presencia de fenómenos adversos, así como los posibles costos que representa la aplicación de medidas de prevención y mitigación. La cuantificación de los costos que implica la mitigación se lleva a cabo a partir de ciertos parámetros, los cuales siempre estarán enfocados a reducir la cantidad de pérdidas humanas e infraestructura. Los enfoques involucrados en estos estudios generalmente se basan en la reducción de costos a través de la ejecución de planes de mitigación y de la obtención de los gastos que se ejecutarían durante el desastre y después, para así poder elegir la opción que representa los mayores beneficios (UNDP-DHA, 1994). En términos de pérdidas, se debe de considerar dos tipos: tangibles o directas e intangibles o indirectas. Las pérdidas tangibles son aquellas expresables a partir de costos monetarios, ya que en ellas se engloban los daños principales causados a infraestructura y vivienda. Las pérdidas intangibles son las que se refieren a las alteraciones causadas a las actividades económicas, en particular a los modos de producción o acciones inherentes a los modos de vida, estas resultan difíciles de establecer a partir de un criterio económico, ya que son situaciones asociadas a secuelas que pueden perdurar por varios años. A partir de esta idea se entiende que las pérdidas de carácter tangible son estimadas de manera cuantitativa en tanto que las intangibles son de carácter cualitativo, por lo que pocos casos son analizables en su totalidad a partir de un valor económico (UNDP-DHA, 1994). Dentro de la valoración económica de los desastres es necesario considerar a los componentes que integran a la cuantificación de los riesgos por algún fenómeno natural (UNDP-DHA, 1994):

a) La probabilidad de ocurrencia de un peligro. Determinado a partir del tipo de fenómeno y la ubicación del sitio amenazado.

b) Identificación de los elementos en riesgo. Los cuales son de tipo estructural de acuerdo a su tipo jerárquico en las actividades económicas y su costo.

c) La vulnerabilidad. Esta en función de las concentraciones de población y sus características para mitigar o restablecerse de los daños causados por un desastre.

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Además de la realización de estudios específicos de acuerdo a los costos según el riesgo que presenta cada localidad, estos preferentemente estarán apoyados por análisis de tipo integral y especifico de cada fenómeno estudiado. La forma más clara y sintética de realizar estos estudios es a través de la cartografía de de la distribución preferencial de las perdidas potenciales, para lo cual se debe de contemplar una actualización anual de la información expresada, además de cubrir los siguientes pasos (UNDP-DHA, 1994):

1) Mapeo de posibles escenarios. A partir de los cuales se determina el tipo de fenómeno, su recurrencia, además de la cantidad de población que pudiera ser dañada y sus elementos en riesgo.

2) Estudio de pérdidas potenciales. Son datos de referencia de carácter local, que mostraran las zonas donde se concentrarían la mayor cantidad de pérdidas y las zonas prioritarias de atención.

3) Mapeo de riesgos integrales de tipo anual. Se considera un mapa por cada tipo de fenómeno y cantidad de perdidas que se esperan por año. De este modo se pude establecer cuales son los fenómenos de mayor recurrencia anual y extraordinaria, así como aquellos que representan un mayor costo en mitigación y atención del desastre.

Cabe mencionar que la distribución de los fenómenos naturales que pudieran provocar un desastre puede variar dentro de una misma región y que la expresión de cada uno de los fenómenos es distinta de manera regional a local. Para la realización de un estudio de valoración económica de desastres o la planeación a partir de los resultados obtenidos de este, se debe de tomar en cuenta que en la mayoría de los países denominados en desarrollo que son amenazados continuamente por desastres, la obtención de fondos para la realización de estudios o implementación de estrategias de mitigación es difícil de obtener. En la mayoría de los casos se presta mayor atención a proyectos de tipo agrícola o industrial, los cuales se asocian a mayores ganancias dentro del sector económico, en cambio cuando se invierte en la mitigación de desastres, se considera que muy probablemente se tenga como consecuencia una reducción en los gastos destinados a otros asuntos, por lo que las posibilidades de atención se reducen aun más. Sin embargo, se tienen que considerar que si no existieran estudios que proyectaran los posibles daños en caso de un desastre, los costos de aquellos proyectos que se vean afectados serán mucho mayores que su valor cuando fueron realizados, de ahí que la inversión en la mitigación debe considerarse en términos del precio que significa proteger a la infraestructura existente y futura a realizarse (UNDP-UNDRO, 1991). 5.3. Criterio de Costo-Beneficio Entre los criterios que existen para la evaluación de los desastres naturales se encuentra el de Costo-beneficio por la UNDP-DHA (1994). Este criterio surge de una concepción de tipo ingenieril, en el se pretende el desarrollo de cualquier tipo de proyecto a partir de estudios y técnicas que permitan determinar las posibilidades, alcances y limitaciones de aplicación de cualquier tipo de estrategia de mitigación, lo cual implica el tratar de reducir los costos de elaboración de cualquier proyecto tanto en términos de construcción, como de mantenimiento y restauración asociados a la ocurrencia de un desastre natural. Sin embargo, también es importante considerar en este tipo de criterios el descontento social generado, lo anterior con la idea que la población obtenga un beneficio a corto plazo y no

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solo se consideren los beneficios a futuro de ciertas prácticas que pudieran parecer drásticas en su ejecución. La utilización del criterio de costo-beneficio debe de considerar la comparación de varias vías dentro de las cuales se debe de elegir aquellas que presenten el menor costo de ejecución, además de indicar cual de las opciones es más conveniente ya sea para pagar costos antes, durante o después del desastre (UNDP-DHA, 1994). La estimación económica por medio de criterios de costo-beneficio toma en cuenta las siguientes consideraciones UNDP-DHA (1994):

• Pueden existir costos extras o adicionales en caso de fenómenos extremos imprevistos, no obstante algunas veces se excluyen por considerar que el plan ha cubierto este aspecto.

• La cantidad de perdidas estructurales es a largo plazo.

• El punto principal del estudio es reducir la cantidad de pérdidas humanas.

• Existirán perdidas humanas por incidentes imprevistos o contemplados.

• Además se pretende reducir los costos de reparación de infraestructura cuando

suceda un desastre. En el momento de la aplicación del criterio se estará considerando las políticas locales, que en algunos casos no promueven la ejecución de este tipo de estudios, la calidad y certeza de los estudios sobre peligros existentes por centros de investigación o gubernamentales; y el modo de vida de la población que se encuentra implícita, así como el tipo de método por medio del cual se pretende hacer la repartición y asignación de fondos durante la ocurrencia de un desastre (UNDP-DHA, 1994). De acuerdo con la UNDP-DHA (1994), para realizar la estimación de costos y beneficios de cierta estrategia es necesario tomar en cuenta los siguientes puntos:

a) La predicción de los tipos e intensidad de los fenómenos que afectan a la región. b) La distribución de los daños posibles de ocasionar así como su expresión zonal o

puntal. c) Los costos totales deben de ser calculados en función de cada uno de los tipos de

fenómenos que pudieran ser asimilables y por su ocurrencia cada año. d) La aplicación de una estrategia debe de tomar en cuenta los costos por reducción

contra la cantidad de beneficios, los cuales de manera ideal se encuentran equilibrados, los costos serán menores que los beneficios para ser asimilables.

El costo-beneficio, no solo debe de considerar la parte estructural sino también la reducción de pérdidas humanas e intangibles, si bajo determinadas circunstancias estas pueden ser valuadas en costos monetarios, podrán ser agregados a los montos totales estimados. A su vez las proporciones asignadas estarán en proporción del modo de gobierno local y estilo de vida (UNDP-DHA, 1994).

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El criterio por establecer considerara a su vez la existencia de pérdidas no estimadas a las cuales se asignara un fondo especial, el cual no puede ser utilizado para otros fines sino los asignados. En función de las experiencias de la UNDP-UNDRO (1991), el análisis económico que conlleva la implementación de una estrategia de mitigación de un desastre, se desarrolla bajo un criterio de riesgo e incertidumbre, debido principalmente a que las situaciones de riesgo se definen como aquellas consecuencias potenciales que pueden describirse usando probabilidades de daños en sitios ya conocidos o que con anterioridad se han visto afectados. Dado lo anterior, la incertidumbre se refiere a las consecuencias potenciales que no pueden describirse con un conocimiento objetivo de probabilidad de distribución, por lo que estas situaciones son difíciles de estudiar directamente de manera económica, ya que se desconoce cuales serán y como se distribuirán, entre las más importantes cabe destacar los sucesos económicos, políticos o sociales impredecibles. 5.4. ¿Se paga ahora o se paga después? Otro criterio que establece la UNDP-UNDRO (1991), es el denominado “¿Se paga ahora o después?”. Dicho enfoque considera distintos términos. El costo de oportunidad, se refiere a que existirán gastos asignados que serán utilizados cuando ocurra el desastre y que de manera independiente a los daños, deben de estar reservados para su objetivo. Un problema primordial que enfrentan los gobiernos es invertir en la preparación o tal vez mas tarde en la reparación de los daños de un desastre. En la mayoría de los casos los gobiernos eligen una mezcla de preparación /mitigación /programa de recuperación. Las preguntas clave para la elección de la proporción que puede tener cada uno de esto se enlistan a continuación (UNDP-UNDRO, 1991):

¿Cuáles son los costos de oportunidad para invertir en preparación y/o mitigación? ¿Es el valor actual de la pérdida futura más alto o más bajo que el costo en invertir

en preparación y/o mitigación? Un principio básico que se establece con este criterio y que ha sido esbozado en los anteriores es que los gastos de preparación y mitigación tendrán que ser menores que el valor actual de las perdidas estimadas y que se evitaran llevando a cabo las medidas para preparación/mitigación. Para este caso existirán diversos criterios para estimar las perdidas y sus costos, ya que algunas son fáciles de asignar y otras carecen de algún criterio general para ser evaluadas. 5.5. Efectos directos e indirectos A partir de la concepción de que existen daños tangibles e intangibles o bien directos e indirectos, la UNDP-UNDRO (1991) propone una caracterización de los mismos, sólo que en este caso son considerados como efectos, con la idea de efectuar una estimación económica del desastre a futuro:

• Efectos monetarios directos: Engloba a los costos por daños y destrucción a infraestructura y edificios.

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• Efectos monetarios indirectos: Se refiere a las pérdidas en producción y gastos de

limpieza de escombros.

• Efectos directos no monetarios: Abarca muertes, lesiones, pérdidas a patrimonio cultural, los cuales serán canalizados y contemplados a partir de aquellos organismos encargados de servicios de salud y compañías de seguros, aunque aun es controversial establecer un costo para patrimonios culturales.

• Efectos indirectos no monetarios: Incluye trastornos a las personas como estrés y

padecimientos como consecuencia de la experiencia del desastre, lo cual resulta difícil de cuantificar, más aun en el caso de trastornos psicológicos.

• Perdidas en recursos no renovables: En estos casos se toma en cuenta pérdida de

biodiversidad florística y fauna, a la cual en la mayor parte de los casos se le asigna un valor en función de su utilidad económica.

Así como resulta un problema el asignar un valor a los tipos de pérdidas que se pueden esperar, también lo es para asignar los montos de los beneficios. Cuando se realiza una inversión en la preparación/mitigación, los beneficios que se pueden denominar como primarios son aquellos ahorros generados de los costos que hubieran ocasionado los desastres esperados. Por lo tanto es poco difícil asignar un valor de cuanto a que cantidad de daños hubiera generados el desastre, o sea que no es posible estimar si los daños llegaran a ser más altos o bajos de lo previsto. Otros beneficios que se pueden esperar pero que no son tan fáciles de estimar son las cantidades de inversión que se pudiera perder o ganar a partir de la observación de que la zona presenta pocos daños en el caso de un desastre (UNDP-UNDRO, 1991). Por lo regular se tiene estimado que los costos por cada tipo de desastre es diferencial y que el monto total puede aumentar dentro de una misma región o país, así como también que existen fenómenos que paulatinamente acarrearan mayores costos como el crecimiento de zonas inundables, que los costos por la ocurrencia de un sismo, aunque en algunos casos se tiene contemplado que los fenómenos de tipo repentino tienden a englobar mayores costos (UNDP-UNDRO, 1991). Por otra parte la asignación de un costo específico para las pérdidas de infraestructura y actividades económicas, suele ser muy subjetivo, ya que el valor o las prioridades que existan entre los países, depende directamente de su política interna y sus planes de desarrollo. Los costos que se asignan en un país desarrollado son totalmente opuestos a los que se presentarían en uno subdesarrollado, tanto en el contexto de planes de desarrollo económico como en el nivel de prioridades políticas. Aunque en la mayoría de los casos también se observan diferencias marcadas dentro de un ámbito nacional, regional y local, debido a esto se tiene que tener contemplado desde que óptica y nivel serán asignados los costos y prioridades dentro de la estimación económica y mitigación de un desastre (UNDP-UNDRO, 1991). El costo total del estudio de la afectación a infraestructura por parte de un peligro natural debe de tener en cuenta lo siguiente:

• La realización previa de un estudio que determine el tipo de fenómenos que pueden afectar a la zona.

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• Un monto de 5 a 10% anual del costo total del plan para monitoreos de la

infraestructura que se encuentre implícita.

• Asignación del un monto para la reconstrucción de la infraestructura dañada, la cual estará en función del tipo de fenómeno, grado de afectación, la cual debe de ser incrementada anualmente según el valor de los sitios afectables.

5.6. Mitigación de desastres A su vez de acuerdo con el tipo estrategia de mitigación que se establezca a partir de la valoración económica de los desastres, esta tendrá que se regulada por sistemas que vigilen el cumplimiento de la normas y especificaciones establecidas, con la finalidad a si mismo de reducir los costos y aumentar los beneficios. Según la USAID-OAS (1999) existen varios modelos de seguimiento de este tipo de normas, entre los que se encuentra el Modelo Singapur. En dicho modelo el órgano regulador que apoya la implementación de medidas de mitigación esta asesorado por grupos de ingenieros, quienes se encargan de establecer licencias de construcción o desarrollo de proyectos que cumplan las normas establecidas. El Modelo Francés se distingue por aprobar proyectos desarrollo a partir de la presentación y realización de estudios que indique que se cumplen las normas. Por ultimo el Modelo Colombiano, presenta cierta similitud con el modelo francés, solo que en este caso las determinaciones la realizan grupos de inspectores. Vermeiren (2001) define a la relación de costo beneficio, a partir de los siguientes componentes: a) un costo por la realización de investigaciones de la vulnerabilidad de la población, así como los peligros naturales que pudieran dañar a un proyecto de desarrollo o grupo de población; b) un costo por la realización y revisión continua del proyecto de desarrollo a partir de las investigaciones realizadas; y c) costos adicionales en los diseños de construcción de acuerdo a los resultados de peligros y vulnerabilidad. A partir de estos componentes se define al valor por mitigación de desastres como: Costo de mitigación = S (Costos de estudios de vulnerabilidad y peligros + Costos por diseños de proyectos + Costos adicionales de construcciones) También se considera que los beneficios que impliquen los costos estarán reflejados en la reducción de perdidas principalmente de tipo humano, y en segundo de las estructurales; estos resultados en la mayoría de los casos se verán reflejados en lapsos de largo y mediano plazo. Es importante tomar en cuenta una serie de puntos antes, durante y después de un desastre (Vermeiren, 2001):

• Estudios previos a la inversión. Estos se enfocaran en determinar cuales son los peligros naturales que afectan o afectarían a la región, así como recomendaciones respecto a los costos y beneficios de realizar una estrategia de valoración y mitigación de este tipo de fenómenos.

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• Evaluación del proyecto por parte de la dependencia financiadora. La cual deberá

de evaluar y determinar la posibilidad de realizar el proyecto, establecer si los estudios previos muestran los posibles escenarios de perdidas, así como los costos y beneficios de su ubicación.

• Reconstrucción después del desastre. Durante este punto se deberán de tener

identificados los focos de atención ante el desastres, así como que elementos de infraestructura son irrescindibles para atender la emergencia y las estrategias de ayuda a la población.

• Revisiones constantes por consultoras. Estas se realizarán por parte de la agencia

que cubrirá los gastos de reconstrucción y mantenimiento, las cuales tendrán la obligación de monitorear el estado del proyecto y su manutención.

5.7. Valoración económica y mitigación Por último Vermeiren (2001), propone una serie de pasos metodológicos para determinar una valoración económica y mitigación considerando una infraestructura a desarrollar en una zona susceptible a desastres.

Fase 1. Definición del Proyecto.

Identificación de los elementos físicos y naturales que estarán involucrados en la realización del proyecto, así como su alcance y limitaciones. Este tipo de estudios deben ser realizados por la institución encargada de la ejecución o beneficiaria.

Fase 2. Estudios Pre-inversión. Se realizaran estudios en función de las siguientes temáticas:

• Distribución de asentamientos humanos y uso del suelo.

• Identificación de los peligros, distribución y daños posibles, así como propuestas de mitigación.

• Estudios de tipo topográfico, hidrológico, geológico, etc.

• Distribución de recursos útiles.

• Estudios de impacto ecológico por parte del proyecto e impacto del medio sobre el proyecto.

• Estudios de las condiciones de los materiales a utilizar.

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• Diseños de alternativas para el proyecto.

• Elección del diseño que defina los mayores beneficios

• Estudios preliminares de costos.

• Elaboración de estudios de los costos-beneficios para aptos

Los estudios que abarcan esta fase deben ser realizados por parte instituciones de investigación científica, consultarías, dependencias del gobierno y aseguradoras.

Fase 3. Evaluación de los estudios. A partir de los resultados que se obtengan de la fase anterior, grupos de consultores y aseguradoras, deberán de evaluar la posibilidad de realización del proyecto, tomando en cuenta, los peligros involucrados, si existen medidas de control ambiental y los recursos a explotar.

Fase 4. Revisión de estudios. Una vez evaluados los estudios y determinado la posibilidad del desarrollo del proyecto, se realizaran una serie de consultas externas de los estudios de tipo físico como social para certificar su validez, esto será realizado por parte de instituciones externas a las que realizaron los primeros estudios.

Fase 5. Propuestas de agencias financiadoras.

Dentro de esta fase las empresas o instituciones que cubrirán los costos del desarrollo del proyecto tienen la posibilidad de realizar propuestas para el mejoramiento del diseño, esto a su vez estará en función del las cantidades de dinero que se tengan estimados como mínimo o máximo.

Fase 6. Evaluación de proyecto por parte de los financiadores. En esta fase las empresas o instituciones que destinaran el dinero para el proyecto tendrán que contratar los servicios de otros grupos de consultores y asesores gubernamentales que emitirán un veredicto sobre los costos y beneficios que se esperan, además la calidad del proyecto, la cual se vera expresada a saber si simple con las normas de desarrollo establecidas.

Fase 7. Aprobación del proyecto. A partir de los estudios realizados las instituciones de financiamiento aceptaran la ejecución del proyecto a partir de los siguientes puntos:

• Se cumple con las normas estándar de construcción desde el diseño.

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• El veredicto de los consultores es unánime.

• Los estudios previos demuestran su facilidad de ejecución.

• El impacto al medio en mínimo y viceversa.

Fase 8. Diseño a detalle. A partir de la aprobación del proyecto se realizan una serie de estudios y diseños de cada una de sus partes, tomado en cuenta: estudios del terreno, cálculos estructurales, revisión de normas de desarrollo y realización de estudios detallados sobre mitigación para cada uno de los peligros existentes.

Fase 9. Construcción. En esta fase las compañías constructoras durante la ejecución de los trabajos tendrán que revisar constantemente los estudios previos hechos para el proyecto, así como los posteriores y las normas existentes. También deben de vigilar que los materiales utilizados sean los correctos conforme a los estudios realizados.

Fase 10. Inspecciones.

Estas se realizaran durante la fase de construcción y terminación de la construcción, en la cual deberán de participar tanto consultoras como las agencias o instituciones que otorgan el financiamiento del proyecto.

Fase 11. Inspecciones finales. Dentro de esta fase se encuentran las inspecciones que se realizan una vez que se ha dado funcionamiento al proyecto, las cuales se realizaran de manera periódica para corroborar y vigilar que se tenga un seguimiento al mantenimiento del proyecto, además de que los costos no sean elevados en comparación con los beneficios que se esperan a futuro.

De acuerdo al Banco Mundial es importante llevar a cabo valoraciones económicas como consecuencia de la ocurrencia de desastres debido a las siguientes condiciones asociadas (UNDP-UNDRO, 1991):

a) Los desastres causaran frenos en el desarrollo por: - Perdidas de recursos. - Traslado de recursos monetarios a la atención de emergencia. - Afectación a las inversiones futuras. - Daños al sector económico informal.

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b) El desarrollo de un sitio aumentara en consecuencia la vulnerabilidad por: - Asentamientos humanos densos. - Proyectos de desarrollo en zonas de riesgo. - Omisión de políticas ambientalistas. - Falta de regulación de uso tecnológicos. - Falta de sustentabilidad en el binomio hombre-ambiente.

c) Los programas de desarrollo pueden reducir la vulnerabilidad por medio de: - Fortalecimiento de servicios urbanos. - Técnicas de construcción contra peligros naturales. - Diseños y construcción de instituciones de capacitación ante desastres. - Implementación de programas reguladores de tipo agrícola y forestal.

d) Los desastres pueden generar oportunidades de desarrollo debido a: - Son situaciones donde se da una aceptación de cambios estructurales. - Permite identificar la causa social del desastre y su posible modificación. - Nuevos proyectos de desarrollo social y economitos se generan a escala nacional

como internacional.

e) Los programas de mitigación deben de diseñarse de acuerdo que reduzca la vulnerabilidad por medio de:

- Enfocar recursos en áreas de alto riesgo. - Generación de apoyo económico a sectores públicos e informales. - Generación de políticas locales, regionales y nacionales de prevención de

desastres.

5.8. Valoraciones involucradas

Según Vermeiren (1993) la realización de una estimación económica de desastres y mitigación, generara beneficios tanto para el sector público como privado, ya que el impacto de un desastre, estará en función de su intensidad y duración, en tanto que el área afectada puede abarcar cualquiera de los dos sectores. En cuanto a las opciones que presenta la aplicación de una estrategia, se tienen que tomar en cuenta el enfoque al que estará dirigido el estudio o valoración, ya sea estructural o no estructural.

a) Valoración no estructural.

- Dirigida a la regulación de usos de suelo. - Desarrollo de incentivos o penalizaciones a prácticas económicas. - Divulgación del riesgo en zonas aisladas. - Desarrollo de políticas de construcción locales. - Nuevas practicas de manejo de recursos sin alterar las existentes.

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b) Valoración estructural.

- Dirigida a la reconstrucción y mantenimiento de elementos dañados. - Diseños de regulaciones de construcción de infraestructura. - Elección de opciones de reubicación de elementos de infraestructura y población

en zonas de riesgo alto.

En tanto que para la ejecución de un análisis a partir del criterio de costo-beneficio, se tienen que considerar los siguientes elementos Vermeiren (2001):

1. Factores metodológicos.

- Se evalúa la calidad de la información generada por la investigación. - La planeación de los costos están en función del modo de vida de la población.

2. Definición de los costos en el presente.

- Se estima el valor de los costos según las regulaciones de construcción. - Se definen los costos actuales para la corrección y reconstrucción de elementos

dañados. - Calculo de costos por monitoreo constante de zonas susceptibles.

3. Consideración de beneficios.

a) Beneficios específicos.

- Reducción de costos por mantenimientos extraordinarios. - Reducción en costos de daños extraordinarios. - Equilibrio entre costo de perdidas-prevención.

b) Beneficios socio-económicos.

- Continuidad y seguridad de servicios de prevención y mitigación de desastres.

- Creación de bases para un desarrollo sostenido. - Reducción de costos para planes de emergencia y zonificación de riesgos.

La ejecución del criterio o propuesta metodológica para la valoración económica de un desastre y en consecuencia el desarrollo de un estrategia de mitigación, debe ser apoyada y aprobada desde los mas altos niveles gubernamentales, ya que no es posible elaborarla considerando un solo eslabón social o de gobierno, además de que es necesario integrar un carácter interdisciplinario tanto en la fase de diseño, como en la de aplicación (UNDP-DHA, 1994).

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El desarrollo de los estudios científicos para la valoración estará en relación directamente proporcional con las necesidades sociales o económicas, así como los resultados esperados por parte de las instituciones de financiamiento y evaluación. De ahí que para su ejecución estarán involucrados especialistas, responsables de toma de decisiones y evaluadores a todos los niveles sociales.

Con relación a los daños por peligros naturales y la reducción de la vulnerabilidad de la sociedad, grupos de políticos económicos argumentan que la realización de inversiones denominadas como “silenciosas” a largo plazo traen mayores beneficios en la mitigación desastres pero en la mayoría de la veces son tomado en descontento por la sociedad y círculos políticos, ya que los beneficios no son tangibles, ni permiten adjudicar algún renombre o popularidad. Contrario a esto los estudios a corto plazo, pero con resultados menores o limitados son de mayor atracción por permitir una atracción mayor de popularidad y dentro de lo político provee de la atracción de grupos de población, teniéndose beneficios electorales (UNDP-UNDRO, 1991).

De manera particular es importante puntualizar el impacto de los desastres en el medio ambiente, ya que al existir algún grado de disturbio ecológico, las consecuencias se ven reflejadas de forma inmediata en el estado de los bienes y servicios proporcionados por el ambiente tales como alimentos, madera, energía, secuestro de carbono, mantenimiento de la biodiversidad, etc. A partir de un enfoque de impacto económico, los recursos naturales pueden considerarse como capital natural necesario para el bienestar de las personas en función de los bienes y servicios derivados, por lo que tienen un valor de uso, aunque cabe señalar que también poseen un valor indirecto de no-uso, el cual se relaciona con la existencia y el valor de herencia de los mismos en un entorno social (UNDP-UNDRO, 1991).

5.9. Impacto de los desastres en el medio ambiente (CEPAL, 2003)

Indiscutiblemente cuando se da una interacción entre los sistemas humanos y ambientales, la presencia de fenómenos naturales implica la posibilidad de un impacto negativo no solo en la población, sino también en los recursos naturales. Dichos impactos pueden ocurrir al producirse cambios en el ambiente que afectan a una población, por ejemplo, al acumularse material derivado de un deslizamiento en sitios montañosos recreativos, o bien, cuando las personas son afectadas de manera directa e imposibilitadas de usar los bienes y servicios ambientales, sin que éstos últimos hayan sido perturbados.

En América Latina y en especial en México, la importancia del impacto de los desastres de origen natural en los bienes y servicios no ha sido considerada de manera adecuada. Consecuentemente, el desarrollo de metodologías de evaluación se encuentra en una fase primaria. Sin embargo, análisis desarrollados por la CEPAL a partir de experiencias en un contexto regional, ofrecen una opción conveniente para la evaluación del impacto económico de los desastres en el ambiente en un ámbito nacional. Dicho enfoque considera el contexto en que se produce la evaluación del desastre, es decir, las limitaciones asociadas al tiempo de ejecución, la falta de información, y la inexistencia de mercados para gran parte de los servicios ambientales.

Con la idea de evaluar los efectos de un desastre en los recursos naturales, la metodología propuesta por la CEPAL (2003) incorpora los siguientes componentes del capital natural (Tabla 7):

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1. Medio físico (suelo, agua, aire, clima)

2. Medio biótico (el ser humano, la fauna y la flora)

3. Medio perceptual (paisaje, recursos científico-culturales)

4. Las interacciones entre los medios anteriores

Dado lo anterior, un desastre puede generar cambios ambientales o daños directos, o bien, como consecuencia de dichas modificaciones se pueden producir daños o pérdidas indirectas asociadas principalmente al deterioro de la calidad o encarecimiento de los servicios ambientales.

El procedimiento a seguir por los especialistas con el propósito de llevar a cabo una evaluación económica del impacto de un desastre en el ambiente involucra el siguiente procedimiento (CEPAL, 2003):

1. “Descripción del estado ambiental antes/sin desastre, lo que constituye la línea base para la evaluación.

2. Identificación de los impactos del desastre natural en el medio ambiente.

3. Evaluación ambiental cualitativa.

4. Clasificación de los efectos en el medio ambiente.

5. Valoración económica del impacto ambiental.

6. Análisis de la superposición con otros sectores”.

La descripción del estado ambiental antes del desastre permite apreciar de manera estructurada los cambios generados por el impacto del desastre, considerando especialmente la degradación ambiental previa al evento. Para ello es trascendental contar con información básica, y llevar a cabo estudios de gabinete, lo cual permitirá definir con precisión el estado del ambiente antes de la ocurrencia del desastre y la situación posterior. Consecuentemente será factible establecer zonas y aspectos de particular o mayor interés, así como la calidad de los ecosistemas y servicios ambientales considerando las formaciones terrestres únicas o inusuales, áreas o ecosistemas protegidos, y zonas de vida estratégicas para una región.

En el campo de la evaluación ambiental es difícil proporcionar valores relativos de calidad, en función de las apreciaciones de los especialistas involucrados. Esta tarea se facilita cuando existen cifras exactas de las variables ambientales, o bien, se conocen parámetros establecidos por organismos de control ambiental. No obstante, es muy importante que las evaluaciones sean desarrolladas con base en la experiencia y en la literatura correspondiente.

La magnitud del impacto de los desastres en el ambiente varía en función de la intensidad del fenómeno producido, así como del grado de susceptibilidad y resiliencia del medio afectado, el tiempo necesario de recuperación, y el porcentaje de pérdidas ambientales. Los impactos negativos en el medio, asociados entre otros ejemplos a la explotación de áreas utilizadas como vías de acceso o zonas de servicio, son concebidos como sustracción de espacio vital, siendo que el principal objetivo de una evaluación es la restauración de la capacidad de absorción del producto del fenómeno natural, en especial de aquellos de mayor intensidad y duración.

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Efectos Fenómeno Sobre el medio físico Sobre el medio biótico Sobre el medio perceptual

Inundaciones (origen climatológico, oceánico u otro)

- Erosión, desestabilización de suelos y deslizamientos

- Sedimentación y arrastre de detritos y escombros a terrenos y cuerpos de agua

- Posibles represamientos y avalanchas posteriores

- Contaminación por derrame de tanques de agua de tratamiento

- Contaminación por derrames de productos químicos

- Daños en la salud de las personas

o Por la energía liberada

o Por cambios ambientales, como la contaminación de agua

- Afectación de flora y fauna por la energía liberada, cambios físicos y contaminación de productos químicos

- Perdida de cubierta vegetal

- Perdida de hábitat

- El arrastre de sedimentos y la obstrucción de drenajes naturales pueden provocar cambios de cursos de agua, incluso de carácter permanente y variaciones en la línea costera

Movimientos de masa

- Erosión, desestabilización y perdida de suelos, deslizamientos y derrumbes

- Sedimentación y arrastre de detritos y escombros a terremotos y cuerpos de agua

- Posibles represamientos y avalanchas posteriores

- Daños a la salud humana, principalmente por la energía liberada

- Deslizamiento de masas boscosas y destrucción de la cubierta vegetal

- Inclinación de árboles (en caso de reptación)

- Cambios drásticos en el paisaje, generalmente de carácter localizado

Huracanes y ciclones

- Erosión litoral, cambios de granulometría de playas y cambios batimétricos por marejadas, turbidez

- Cambios de accidentes geográficos

- Erosión, deslizamientos y avalanchas por causa de lluvias

- Intrusión de agua salada en cuerpos de agua superficiales y subterráneos

- Muerte y migración de animales

- Fractura y caída de árboles por el viento

- Perdida de vegetación costera y pastos marinos, y daños físicos a arrecifes coralinos

- Cambios drásticos en el paisaje por caída de vegetación y variación de línea costera

- Inundaciones

Tabla 7. Efectos de los fenómenos naturales de gran magnitud sobre los medios físico, biótico y perceptual (Fuente: CEPAL, 2003).

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Figura 13. Estructura del desastre generado por las inundaciones y deslizamientos ocurridos en 1999 en Venezuela (CEPAL, 2003).

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En el caso particular de los desastres asociados a las inundaciones y los procesos de remoción en masa, la pérdida de los servicios ambientales estará en función primordialmente del grado de deterioro del campo, de la pérdida de flora y fauna, de la pérdida de tierra y vegetación, del deterioro de la calidad del agua y del paisaje, de la contaminación proveniente del drenaje, de los riesgos por sustancias tóxicas, entre otros. Todo ello dependerá de la región geográfica impactada, así como del estado del ambiente antes del evento. En la figura 13 se presenta el caso del desastre de 1999 en Venezuela, analizado por la CEPAL (2003), y que sin lugar a dudas ilustra de manera adecuada los impactos potenciales de éstos fenómenos en nuestro territorio.

De manera general se puede hacer una categorización de los efectos negativos asociados a la ocurrencia de desastres (Tabla 8) (CEPAL, 2003):

i. “Impacto nulo (no apreciable o muy leve), que se de rápida recuperación ambiental o de costos de prevención o recuperación irrelevantes o muy bajos.

ii. Impacto irrelevante o mínimo (cuantificable pero poco importante para la estabilidad del sistema) con recuperación a corto o mediano plazo; molestias, alteraciones, cambios o daños irrelevantes.

iii. Impacto moderado (alteración notoria pero circunscrita a un ámbito espacial relativamente reducido: impacto leve pero en un nivel regional) recuperable a corto plazo: molestias moderadas o aceptables; mitigación sencilla o poco costosa.

iv. Impacto severo (alteración muy notoria, regional o extensiva) recuperable a corto o mediano plazo con medidas de mitigación apropiadas; molestias o inconvenientes fuertes y mitigaciones costosas.

v. Impacto muy severo (consecuencias muy dañinas regionales extensivas y cuantiosas) con posibilidad de recuperación parcial o poca, a costos muy elevados a mediano y largo plazos; pérdida de opciones de uso del recurso en el futuro.

vi. Impacto total (aún parcialmente dañado, el sistema es irrecuperable: el daño es total): pérdida de opciones de uso futuro del recurso. En el caso de un desarrollo humano implica no permitir la instalación u operación de ese proyecto. En la situación de un desastre, la recuperación natural puede ser a muy largo plazo (>25 años)”.

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Impacto ambiental

Calidad del daño

Extensión del daño

Plazo de recuperación

Costo de recuperación

Nulo Casi inexistente Muy poco alcance

Inmediato, muy corto Ninguno

Irrelevante o mínimo Poco Local Corto Bajos

Moderado Notorio Local, poco alcance Corto o mediano Medianos a altos

Severo Muy notorio Local o extensivo Mediano o largo Altos o muy altos

Muy severo Profundo y destructivo Local o extensivo Mediano o largo Muy altos

Total Total o casi total Local o extensivo Muy largo o irreversible Incalculables

Tabla 8. Categorías de los impactos ambientales (Fuente: Alfonso, Mata, 1995 y CEPAL, 2003).

Por otro lado es importante considerar que la valoración de los acervos naturales se puede efectuar de acuerdo con los siguientes procedimientos (CEPAL, 2003):

i. “La estimación del valor económico de un acervo ambiental en el caso de que exista un valor de mercado para dichos bienes. En este caso, si los precios no están distorsionados, los cambios ambientales pueden evaluarse directamente usando los precios del mercado. Si el recurso natural provee varios servicios y para alguno de ellos no existe un mercado, este procedimiento no puede ser utilizado para proporcionar una medida confiable del valor económico del recurso.

ii. La estimación indirecta de los bienes ambientales para los que no existe mercado, mediante la medición de los precios de mercado de bienes económicos relacionados, o mercados sustitutos. Resulta obvio que las técnicas usadas para estas estimaciones no pueden aplicarse para medir valores de no-uso.

iii. Una estimación indirecta que se basa en consultar a los usuarios acerca del valor que ellos asignan a los bienes ambientales para los que no existe mercado. Este procedimiento sirve tanto para valores de uso como de no-uso”.

Uno de los procedimientos indirectos para estimar el valor de los bienes o acervos ambientales es el método del costo de restauración, el cual de acuerdo con el manual consultado involucra el siguiente desarrollo (tomado de CEPAL, 2003):

5.10. Método del costo de restauración (Este método fue tomado literalmente de Naciones Unidas (2001) citado en CEPAL (2003), con la idea de no modificar el sentido del mismo).

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Los beneficios económicos Bt que se derivan de un atributo ambiental AA (por ejemplo, agua de una calidad dada para consumo humano) se pueden expresar como:

Bt= f(AA) Para simplificar se asume que si AA=0 entonces Bt=0 (alternativamente, también se puede considerar que si AA=0, se puede seguir utilizando el agua aunque a mayores costos porque en cada domicilio se tendría que hacer un tratamiento). Si un desastre afecta AA, de tal manera que AA=0, el daño económico se debería medir indirectamente a través del valor presente de los beneficios perdidos (VP). De manera alternativa también se puede valorar a través del costo de restauración C (inversiones para devolver la calidad original al agua). Asumiendo que la inversión en restauración es “instantánea”, la restauración es económicamente eficiente si C□VP, por lo que generalmente la estimación a través de C subestimaría el daño económico. Si C >VP, en principio no debería llevarse a cabo la restauración (si finalmente se realizara, el daño económico se estaría sobreestimando). Se producen daños ambientales indirectos cuando los daños sobre el capital construido impiden o hacen más costoso el uso de activos ambientales. Este daño surge principalmente de la pérdida total o parcial de otras formas de capital, como la infraestructura física. El costo de restauración considerado se refiere al del capital construido, que constituye una aproximación indirecta al daño ambiental. De la misma forma que en el caso de la estimación directa del daño, los beneficios económicos Bt que se derivan de un atributo ambiental AA ( por ejemplo, agua de una calidad dad para consumo humano) requieren de un activo físico K (por ejemplo, la red de distribución de agua).

Bt=f(AA, K) En este caso se supone que el desastre no ha afectado a AA y para simplificar se asume que si K=0 entonces Bt=0 (alternativamente, también se puede considerar que si K=0, se puede seguir utilizando el agua aunque a mayores costos). Si un desastre afecta K, de tal manera que K=0, el daño económico se debería medir a través del valor presente de los beneficios perdidos (VP). De manera alternativa también se puede valorar a través del costo de restauración C (inversiones para reconstruir la red de distribución de agua). Asumiendo que la inversión en restauración es “instantánea”, la restauración es económicamente eficiente si C□VP, por lo que generalmente la estimación a través de C va a subestimar el daño económico, Si C>VP, en principio no debería llevarse a cabo la restauración (si finalmente se realizara, el daño económico se estaría sobreestimando). De igual forma dada su importancia en relación con la evaluación de otros sectores económicos, el método del cambio de productividad es frecuentemente utilizado en la valoración del impacto de los desastres en el ambiente (CEPAL, 2003):

5.10. Método del cambio de productividad (Este método fue tomado literalmente de CEPAL (2003), con la idea de no modificar el sentido del mismo).

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A través de este enfoque se busca aprovechar las relaciones existentes entre atributos ambientales y el nivel de producción de una actividad económica. Se reconoce implícitamente que cuando un atributo ambiental forma parte de una función de producción, los impactos económicos de cambios ambiéntales se miden a través de su efecto en el nivel de producción. Las estimaciones monetarias así obtenidas no deberían interpretarse como la medida del valor “verdadero” sino como una aproximación a los impactos de los cambios ambientales en el bienestar. Desde este punto de vista, el capital natural se considera un input para la producción: tierra para producción agrícola, bosques como fuente de madera, etc. Si el recurso natural de interés proporciona múltiples bienes y servicios, y algunos de ellos no tienen mercado, este enfoque de valoración no proporcionará medidas confiables del valor del recurso. Sin embargo, en el contexto de la valoración de daños causados por desastres, este método permite la estimación de la contribución del capital natural a diversas actividades económicas (agricultura, silvicultura, pesca), que se evalúan por separado. Si se considera Y el producto de la actividad, MA la(s) variable(s) ambiental de interés y Xi (I=1.....N) otros inputs, la función de producción seria:

Y=f(Xi, MA) Un cambio en MA ( por ejemplo, un incremento o descenso en la contaminación del agua) disminuirá/incrementará el nivel de producto. En términos generales, si existe mercado para Y y al precio observable no lo afectan fallas relevantes de mercado, este precio puede usarse para estimar el valor de un cambio en MA. Este enfoque se relaciona estrechamente con el concepto de renta económica. La renta económica es el retorno a un recurso por encima del mínimo requerido para obtener sus servicios. La renta del capital natural es, por lo tanto, la diferencia entre el precio de mercado y el costo de producción/extracción. Por ejemplo, en el caso de producción agrícola y pecuaria, la contribución del activo ambiental (tierra agrícola y pastizales) se puede estimar como la diferencia entre el precio de mercado de la producción agropecuaria y los costos de producción. En el caso de recursos forestales, el valor de la producción de madera y otros productos forestales no maderables menos los costos de producción representaría la contribución de los bosques a la actividad económica. Cuando un cambio ambiental produce una disminución de la productividad del activo natural, éste puede valorarse multiplicando el cambio en el output por su precio de mercado. Ésta es la forma más simple de usar este método de valoración. Su principal deficiencia es que ignora posibles cambios de precios, lo que no es posible e el caso de cambios ambientales significativos y extensos, ya que ello puede implicar efectos en los precios que no se pueden obviar. Fallas de mercado, como condiciones de libre acceso (algo presente en muchas pesquerías, en que la renta económica es cercana a cero), presencia de monopolios o monopsonios, etc., representan otros problemas para el uso de este método.

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Método de cambio en

productividad

Impacto ambiental

Cambio medible en la producción

Cambio ambiental cualitativo

No Si

Precios de mercado no distorsionados

Si No

A través de mercados

sustitutos y precios en

los cambios de

producción

Hábitat

Calidad de aire y agua

Costo de oportunidad

Costo de reposición

Método del valor del

suelo

Valoración contingente

Costo de efectividad de

prevención

Gastos preventivos

Costo de reposición / recolocación

Efectos de salud

Enfermedad Muerte

Perdida de ingresos

Costo medico

Análisis de prevención

Capital humano

Recreación

Costos de viaje

Valoración contingente

Estética, diversidad biológica,

activos culturales e históricos

Valoración contingente

Figura 14. Métodos de valoración de impacto ambiental (Fuente Dixon y otros, 1994, en CEPAL, 2003).

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Figura 15. Procedimiento para la evaluación económica del daño ambiental (CEPAL, 2003).

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Figura 16. Esquema de evaluación económica del daño ambiental (CEPAL, 2003).

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En las figuras 14, 15 y 16 se presentan esquemas generales de evaluación económica de los daños ambientales desarrollados y aplicados por la CEPAL (2003). Los rubros más importantes a considerar se pueden clasificar como cambios en la producción, cambios ambientales cualitativos, e impactos sobre la infraestructura física; el peso que se le de a cada uno de ellos dependerá del objetivo de la evaluación. Los daños ambientales directos implican el costo de la restauración de los bienes naturales y/o artificiales, en tanto que los indirectos involucran el valor actual de los flujos de daño que ocurran durante la fase de restauración de esos bienes naturales o artificiales. 6. Medidas de reducción de riesgos

Medidas de reducción de riesgos. Al menos se elaborará un escenario indicando si la teoría existente podría haber predicho lo que sucedió en la zona de estudio.

6.1. Introducción Un objetivo principal en el estudio de los desastres es la mitigación del riesgo, esto se alcanza de diversas maneras. La reducción de la vulnerabilidad, la comprensión del fenómeno que represente un peligro natural potencial, la planeación adecuada del crecimiento poblacional y económico, el manejo optimo del medio ambiente, la determinación y aplicación de planes de prevención, la instrucción correcta de los riesgos presentes en la región a toda la población y la estimación del peso de los elementos del riesgo son algunos de los puntos más importantes a considerar en la mitigación de desastres cuyo origen sea un fenómeno natural. Los beneficios de perfeccionar el análisis de los desastres y particularmente de su impacto son ampliamente conocidos. Determinar la potencial repercusión negativa de un fenómeno natural es una alta prioridad que debe de colocar a la mitigación o prevención de estos desastres en primer lugar, para reducir su impacto. Tomar un tiempo para mitigar dichos impactos de un peligro potencial puede transformar una problemática futura en algo manejable. El entendimiento de las diferentes concepciones del riesgo dentro de la comunidad y de los tomadores de decisión, principalmente el gobierno y las instituciones encargadas de protección civil, es una parte importante en el éxito de los programas de reducción del riesgo. La primera y la mejor línea de defensa contra los desastres es el conocimiento de la comunidad y el conocimiento de las actividades de mitigación de desastres que se adapten a las condiciones regionales (Bethke et al, 1997). La mitigación del riesgo puede alcanzarse removiendo sus causas reduciendo o modificando el peligro (para el caso de peligros de origen natural –como los procesos de remoción en masa- el análisis de la génesis y comportamiento del fenómeno es inherente a la reducción del riesgo), así como aminorando las consecuencias de los efectos de un peligro si este ocurriera (reduciendo la vulnerabilidad o los elementos del riesgo). Para muchos tipos de desastres naturales es sumamente complicado prever los procesos geológicos o meteorológicos que se estén gestando, y el foco de practicas de mitigación para estos peligros es primero reducir la vulnerabilidad de los elementos que son propensos a ser afectados (Bethke, op cit). El manejo de los desastres en términos genéricos puede ser visto como un proceso social complejo encaminado a la reducción de los niveles de riesgo existentes y la previsión y control de futuros

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riesgos en la sociedad. Estos procesos significan la implementación de una serie de actividades cuya finalidad es la implementación de estrategias de control o reducción del nivel de riesgo a través de diversas instrumentaciones o acciones. Estas actividades pueden incluir (Lavell, 2002):

La construcción de escenarios de riesgo para delimitar áreas, sectores o poblaciones, considerando el peligro particular y los factores de vulnerabilidad, los procesos sociales y los individuos, entre el riesgo y el desarrollo del contexto en el cual el riesgo se manifiesta.

Tomar decisiones de los niveles de riesgo aceptable y riesgo inaceptable, considerando el contexto social, económico, cultural y político en el cual el riesgo se manifiesta.

La identificación de estrategias de control o reducción del riesgo, la instrumentación o las actividades, así como la discusión y negociación de operaciones factibles para optimizar las soluciones.

La implementación de estrategias selectivas y medidas de reducción del riesgo. 6.2. Disminución de la vulnerabilidad Los desastres naturales están en función de la vulnerabilidad humana y de la ocurrencia del peligro. Si bien estas estrategias son necesarias, no son suficientes para cubrir todas las implicaciones de la vulnerabilidad social y económica de la población. Por ejemplo, frecuentemente el crecimiento poblacional es considerado como la raíz de la mayoría de los casos de desastres, y si bien es un condicionante, la capacidad de organización para invertir esta perspectiva y trasladar a la población de ser un problema a ser parte de la solución es un punto importante en la reducción de riesgos por fenómenos naturales, lo cual no deja de lado los planes demográficos (Benson, 2000). El manejo objetivo, oportuno y claro de la actuación de los fenómenos naturales y de su potencial impacto en la comunidad es uno de los primeros pasos para instaurar con mayor facilidad los planes de prevención y de respuesta ante un peligro. Existen numerosas medidas las cuales pueden mejorar el entendimiento, especificar habilidades u orientar las practicas entre la población y el gobierno o las agencias oficiales. Estas medidas pueden ser utilizadas para incrementar la capacidad de reducción del riesgo, ya que una población informada es menos vulnerable. Un punto muy importante es reconocer las capacidades locales al momento de elaborar los planes de prevención y de aplicarlos. Es necesario considerar las acciones que previamente se han tomado por parte de los mismos integrantes de las comunidades afectadas, observar cuales pueden retomarse y adaptarse o actualizarse, así como aquellas que no cuentan con un espacio por ser infructuosos (Mitchell, 2000). La Unión de la Conservación del Mundo (IUCN) y el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD) han integrado sus propuestas para promover el uso de las herramientas ambientales para reducir la vulnerabilidad de las comunidades, especialmente los pobres y marginados, ante la amenaza cada vez mayor de los desastres relacionados con la deforestación y otras acciones de degradación del medio natural. Algunas de sus propuestas se basan en los siguientes puntos:

Identificar las actividades que reducen la vulnerabilidad de sistemas sociales y económicos; aumentar el papel de estas actividades ofreciendo un equipo de herramienta de opciones con ejemplos detallados de su uso a los agentes relevantes en la investigación, la defensa y la industria;

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Aumentar la capacidad de instituciones locales en regiones y en países vulnerables a los desastres relacionados con la deforestación y la inestabilidad para determinar y responder a las fuentes ambientales de la vulnerabilidad;

Crear una plataforma para integrar las medidas ambientales que reduzcan la vulnerabilidad de

la comunidad en estructuras existentes de la política y estrategias internacionales en la mitigación de los desastres, la conservación de la biodiversidad y el aligeramiento de la pobreza.

6.3. Medio ambiente y riesgo El ambiente y los desastres están intrínsecamente ligados. La degradación ambiental exacerba el impacto de desastres naturales, afecta procesos naturales, altera la base de los recursos naturales y aumenta vulnerabilidad. El grado al cual el ambiente puede absorber impactos, aumentar la resistencia total y proporcionar las soluciones eficaces y económicas para reducir riesgos es notable (Bethke et al, 1997). Las acciones ambientales que reducen la vulnerabilidad se promueven raramente en estrategias de la reducción del desastre y aparecen generalmente sólo como efecto secundario beneficioso pero imprevisto, pero estas actividades se pueden agregar a las opciones para la reducción del desastre. Las prácticas que protegen la integridad y la diversidad de la naturaleza y aseguran un uso sustentable de recursos naturales, por ejemplo los forestales, proporcionan soluciones para reducir la vulnerabilidad, de lo cual el ambiente y las comunidades se beneficiarán. Aunque los acoplamientos inherentes entre la reducción del desastre y la gerencia ambiental se reconocen, poca investigación y aplicación y aplicación del tema se concretan (Bethke et al, 1997). Los especialistas encargados de reducir la magnitud de un desastre deben ser alentados a constituir requisitos ambientales bajo leyes aplicables y diseñar proyectos para tratar estos requisitos, para disminuir las áreas problemáticas. Las políticas ambientales y de la reducción de desastres necesitan apoyarse mutuamente como parte de la agenda sostenible del desarrollo. El manejo de la sustentabilidad, particularmente basada en recursos naturales (el forestal como uno de los más importantes) y las ventajas a largo plazo que esto implica, cimentaran economías estables y reducirán en gran medida la vulnerabilidad de la población y la vulnerabilidad estructural, por mencionar algunas de las ventajas en la reducción de riesgos, particularmente por procesos de remoción en masa (Bethke et al, 1997). Un ambiente en equilibrio realza la capacidad de sociedades de reducir el impacto de los desastres inducidos naturales y humanos, un hecho subestimado en gran parte, pues los desastres minan el desarrollo socioeconómico. El uso de las herramientas ambientales y del conocimiento como estrategia para reducir vulnerabilidad al riesgo debe ser promovido. Son necesarias acciones ambientales que reduzcan las necesidades de la población y por ende, la vulnerabilidad, y que de esta forma, su aplicación tendrá una influencia en la disminución del nivel de riesgo. Las características de la reducción del desastre y las políticas ambientales son compatibles. Ambos se significan para resolver necesidades locales y los requisitos sostenibles del desarrollo, las ventajas múltiples del producto, la participación extensa de la población, etc. Las metas socioeconómicas, incluyendo la reducción de la pobreza, extensión de la educación, mejora de establecimientos humanos, etc. condicionan el mantenimiento de la base del recurso para las generaciones futuras y algunas adversidades económicas serán resueltas si se reducen los problemas ambientales y el riesgo que pueda afectar el entorno productivo y la economía tanto comunitaria como en el ámbito

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familiar. Algunas de las características de las políticas ambientales integradas de la reducción del desastre incluyen (Bethke et al, 1997):

• Evaluación de fuerzas ambientales de la ocurrencia de los peligros y vulnerabilidad • Evaluación de las acciones ambientales que reduzcan la vulnerabilidad • Evaluación de consecuencias ambientales de las acciones que se proponen • Bases amplias y el acercamiento interdisciplinario que asegurarán el uso integrado de ciencias

naturales y sociales en la toma • Crear sociedades de planeación y de decisión de la reducción del desastre y de

acercamientos regionales a las alternativas de la utilización del suelo y de la conservación razonable de la naturaleza a los conflictos referentes a aplicaciones alternativas de recursos

6.4. Acciones de Reducción del Riesgo El menú de actividades para reducir el riesgo es amplio, pero más allá de su conocimiento lo más importante es lograr su aplicación en las comunidades en riesgo. Las medidas que se establecen en los códigos de construcción, consolidando las estructuras existentes, controles de uso del suelo apropiado y la aplicación de una adecuada planeación, tanto por parte del estado como de los particulares, generalmente requieren de una inversión alta. Sin embargo, igualmente puede ser costoso no aplicar medidas de mitigación en un área potencial de impacto de un fenómeno que represente un peligro, tanto en términos financieros como humanos. Como regla general, se puede esperar que cuanto más alto es el nivel de la protección, más alto será el costo de protección, pero contra esto puede ser fijado el costo más bajo de las pérdidas futuras (Couburn et al, 1994). Es importante tener claro todas las alternativas de protección o de reducción del riesgo para elegir la más conveniente en un ámbito local, e incluso regional. Se deben de resolver algunas cuestiones, por ejemplo ¿cuál es el grado del peligro y cual es el nivel optimo de las medidas de mitigación que deben ser diseñadas? ¿Qué instalaciones deben ser consolidadas, y a qué nivel? ¿Se deben prohibir ciertos tipos de construcciones en ciertas áreas? ¿Cuánto se debe invertir en medidas de la mitigación del desastre o en planes de contingencia ante una emergencia? Las respuestas a estas preguntas dependerán de muchas consideraciones sociales y políticas (Couburn et al, 1994). Una información actualizada, fidedigna y bien analizada es el medio más eficaz en la toma de decisiones y en la estimulación de la reducción del riesgo. Aunque las incertidumbres en cualquier estimación son grandes, la cuantificación de costos y la valoración de ventajas correspondientes de las medidas de la mitigación del desastre pueden por lo menos iluminar las opciones que se tomaran y, en muchos casos, pueden asistir considerablemente al procedimiento de toma de decisión, tanto en el sector privado como en el público. Cuando los proyectos de desarrollo, como cualquier otro proyecto, se emprenden sin la consideración de los riesgos de los peligros futuros, el nivel de la inversión considerada adecuada para el programa puede ser escaso para protegerlo durante el curso de su vida productiva (Couburn et al, 1994). El análisis de costos y beneficios apoya la determinación del nivel apropiado de la protección según un criterio mínimo del costo; en otras palabras, se asume que el mejor nivel de la protección a elegir es el que reduce al mínimo costo total. Se ha demostrado que los niveles aceptables del riesgo son decididos por las sociedades en base de riesgo percibido, y ese riesgo percibido es determinado solamente en parte por el nivel de exposición real. Se asignan las prioridades y las preferencias se hacen en base de una amplia gama de influencias culturales. Lo anterior se relaciona con el concepto de riesgo aceptable. Si la ganancia total supera las perdidas ocasionadas por un desastre y la vida útil de las construcciones o modificaciones considera los daños por el impacto de un fenómeno

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natural, es probable que se acepte el daño potencial esperado, aunque esto no considera en modo alguno los daños personales o a la vida humana (Couburn et al, 1994). Pero el procedimiento implica que el nivel aceptable del riesgo se ha definido ya. ¿Cómo es posible decidir a sí este nivel del riesgo es correcto, demasiado alto, o demasiado bajo? Un método es utilizar el concepto del riesgo equilibrado, usando como criterio de decisión el nivel del riesgo que es aceptable en otras actividades similares de los riesgos (Couburn, op cit). Los costos y la rentabilidad de estrategias alternativas son una parte necesaria del sistema de factores que necesitan ser considerados. Pero las cosas intangibles, por su naturaleza, no pueden ser cuantificadas, con todo debe ser dada la consideración apropiada. Además, el grado real del riesgo y la ventaja se deben juzgar contra el riesgo percibido, según lo indicado por la importancia que la comunidad da a cualquier gasto propuesto en la mitigación. La distribución de costos y de ventajas entre diversas secciones de la sociedad tiene también que ser considerado. Las que pagarán y las que beneficiarán no son siempre la misma gente. En última instancia, la toma de decisión en estrategias de la reducción del riesgo es una cuestión política, sobre la cual todas las secciones de la comunidad deben ser consultadas, y a cuál deben ser incluidas en los procesos políticos normales de la toma de decisión social. Al ser adoptada cualquier estrategia debe ser no solamente costeable, sino también públicamente aceptable e institucional manejable (Couburn, op. cit). 6.5. Medidas de carácter social Al elaborar planes de reducción del riesgo es necesario involucrar a la población en los planes de prevención para convertirlos en un agente activo y propositor, para lograr introducir la cultura de la prevención o cultura de la seguridad en todas sus actividades y en todos los niveles productivos o familiares. La educación es uno de los medios más efectivos para lograr transmitir los planes y estrategias de prevención. Adecuarlos al nivel de estudio y que cada individuo asuma un papel de transmisor de la información y de adquirir conciencia personal y en su medio de lo que representa un peligro natural, sus alcances, pero también de los medios y metodologías disponibles para mitigar o reducir su impacto (Couburn et al, 1994). 6.6. Medidas de carácter físico El ordenamiento en el crecimiento de las comunidades es imperante en la reducción del riesgo. Considerar en la planeación de los lugares en donde edificar zonas urbanas, áreas productivas, fabricas y construcciones en general evitar en lo posible la edificación en áreas peligrosas reducirá considerablemente el grado de riesgo ante diferentes fenómenos, particularmente los procesos de remoción en masa, puesto que el crecimiento de las zonas habidas encuentra en las laderas un costo del terreno accesible a un alto porcentaje de la población. Lo anterior puede parecer accesible de aplicar en el sector público, puesto que el gobierno puede establecer normas donde se considere de manera clara y responsable la presencia de fenómenos naturales y de las condiciones del medio. Escuelas, centros de salud, oficinas publican, estaciones eléctricas etc. son algunos de los ejemplos de construcciones que el gobierno puede mantener alejadas de zonas potenciales de riesgo (Couburn et al, 1994).

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Un principio importante en el tema de los riesgos por fenómenos naturales es reducir la concentración de los elementos esenciales del riesgo. Lo anterior se puede explicar a través de algunos ejemplos: evitar que las fabricas se encuentren junto a las casas o en zonas donde la inestabilidad esta presente de forma significativa; colocar carreteras que puedan servir como salidas en zonas de aglomeración urbana, considerando la estabilidad del talud; si bien los centros de salud no deben de ubicarse en el centro de las zonas habitadas, tampoco es recomendable establecerlos en zonas periféricas alejada y mal comunicadas, donde la probabilidad de asentarlos en zonas inestables aumenta. Las diferentes redes de servicios (agua, electricidad, teléfono, carreteras, etc.) deben de estar interconectadas de tal modo que el rompimiento en un solo punto no impida la distribución del servicio o el transito de comunicación con otros puntos. La correcta distribución de las redes no se aplica generalmente de forma lineal, sino que se interconectan diferentes puntos entre sí. Es frecuente que la ocurrencia de un proceso gravitacional altere estas redes, por lo que se debe de concebir esta situación desde los planes de edificación de los servicios (Couburn et al, 1994). Poder establecer un control sobre las decisiones de carácter particular en muchos casos dificulta la correcta aplicación de los planes de mitigación o prevención. Si a lo anterior se suma la presión social en ciertos escenarios (por ejemplo por desplazar una fuente de trabajo en un punto de riesgo) incrementa la dificultad. El cambio paulatino de los planes originales de los particulares puede ser la opción más rápida, puesto que las perdidas pueden ser menores, e incluso ser reducidas por motivaciones fiscales hacía los particulares, con el objetivo único de reducir la vulnerabilidad de las estructuras y evita la concentración de la población. El costo del uso del suelo es factor determinante en la inversión en las partes bajas de laderas, que son franjas que captan el material removido por procesos gravitacionales. 6.7. Medidas económicas De acuerdo con Couburn et al, (1994), el desarrollo económico equitativo es la llave de la reducción del riesgo. Una economía fuerte en la cual los beneficios sean compartidos entre toda la sociedad es la mejor protección contra desastres futuros. Si la población con menores recursos, en el momento del impacto de un fenómeno natural, pierde estos en un desastre, el tiempo que le lleve recuperarlos va a frenar el crecimiento de gran parte de la región, afectando a todo el entorno económico. Otro punto importante es la diversificación de la actividad económica. Una localidad especializada en una sola actividad es más vulnerable que aquella en donde los recursos económicos se adquieren por diferentes tareas productivas. Los incentivos económicos y las limitaciones fiscales por parte del gobierno pueden orientar una economía completa y saludable, la cual puede reducir la vulnerabilidad de toda la población, e incluso de extensas áreas o regiones. 6.8. Medidas de construcción El impacto de algunos peligros naturales puede ser reducido en algunas circunstancias. Asimismo, es posible prevenir algunos, como potenciales deslizamientos y caídas de rocas por la estabilización del terreno, construyendo muros de contención y perfeccionando el drenaje de las laderas. Los trabajos ingenieriles pueden contener los materiales que se desplacen de las partes altas de las laderas o pueden desviar la amenaza con elementos importantes como canales y excavaciones (Couburn et al, 1994). Las actividades de control de la mitigación de los trabajos de ingeniería son de dos tipos principalmente. Erigir construcciones más resistente adecuadas a los fenómenos naturales presentes

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en la zona y la edificación de estructuras cuya función primaria o única sea la de proteger a la comunidad contra los desastres. Carreteras y caminos son elementos críticos de la infraestructura de la comunidad. El cuidado que se debe tener cuando se construyen caminos a través de colinas y montañas para no desestabilizar la ladera resulta en una menor posibilidad de que ocurra un deslizamiento. Establecer códigos de construcción basados en la resistencia ante los peligros de origen natural resulta en la edificación de construcciones más sólidas y generalmente los ingenieros o constructores llevan estas experiencias hacia otras zonas. De nueva cuenta el gobierno puede facilitar esta concepción de reducción del riesgo, favoreciendo en materia fiscal a empresas que proporcionen los materiales adecuados (Couburn et al, 1994). Hacer del conocimiento de la población que no tiene los recursos para contratar servicios especializados de construcción de los materiales adecuados y de las áreas favorables es un incentivo para integrar, inconscientemente, a la comunidad a la reducción del riesgo y de su propia vulnerabilidad. 6.9. Reducción del riesgo por Inestabilidad de laderas i) Actividades locales de reducción del riesgo Las comunidades pueden ser preparadas para reconocer terrenos inestables, identificar áreas de deslizamientos activos y eludir asentar casa en locaciones peligrosas además, las comunidades pueden reducir el riesgo de terrenos inestables a través de estructuras construidas con fuertes bases, suelos compactados, la prevención de la deforestación de laderas, estabilizar pendientes a través de reforestación y escalonamientos, además de la elaboración de contenedores de rocas utilizando árboles y bancos de arena (Bethke et al, 1997). ii) Estrategias generales de reducción de riesgo Una estrategia primaria de mitigación por procesos de remoción en masa es la planeación adecuada para eludir áreas peligrosas al momento de utilizarse terrenos o sitios para estructuras importantes o aglomeraciones humanas. Además, el riesgo por procesos de ladera puede ser reducido por la creación de ángulos menores a la pendiente media en laderas a través de excavaciones en las capas superficiales del terreno. Por el incremento de drenajes profundos y drenajes superficiales de gran capacidad y por la construcción de trabajos de ingeniería como son anclajes de suelos y paredes retenedoras. Pendientes escalonadas y reforestación pueden además prevenir perdidas de material superficial. Si son esperados flujos de lodo pueden ser directamente dirigidos por canales construidos especialmente y barreras de protección por caídas de rocas como trincheras (Bethke et al, 1997). iii) Conservación de la cubierta vegetal La protección de la cubierta vegetal natural y en general de los recursos forestales, ayuda a reducir el riesgo asociados a procesos de remoción en masa, desertificación y otros. Los árboles ayudan a reducir la contaminación y son vitales en detener o contener la erosión, la cual ocurre más rápidamente en áreas deforestadas. Además, áreas con una adecuada cubierta vegetal pueden retardar la extensión de las inundaciones e incluso reducir el riesgo por este evento (Bethke et al, 1997). Algunas estrategias de reducción de riesgo pueden ser aplicadas en el sector ambiental para fomentar el crecimiento forestal y desalentar la deforestación, por ejemplo

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• Plantar árboles y otro tipo de vegetación que permita detener o aminorar los daños por inundaciones y saturar el suelo

• Establecer nuevas plantaciones de árboles • Fomentar la implantación de árboles en las orillas de los caminos • Apoyar el desarrollo de semilleros • Utilizar los proyectos de plantación de árboles para fomentar proyectos alternos de empleo • Adoptar incentivos fiscales para mantener la cubierta vegetal natural • Introducir combustibles alternativos • Promocionar todos los aspectos del desarrollo de la reforestación (reforestación,

conservación e investigación de suelos y agua, preservación de la vida silvestre animal y vegetal)

En conclusión, debe ser acentuado que el gravamen de la vulnerabilidad y de riesgo puede hacer dos contribuciones principales al proceso de toma de decisiones en la mitigación del desastre: 1. Considerando el riesgo como marco para la toma de decisión y cuantificando ventajas del anuncio de los costos, los responsables (los planificadores del desarrollo y representantes políticos) pueden obtener una indicación más clara de las ventajas potenciales de las estrategias alternativas de la reducción del riesgo, de complementar otras consideraciones en tomar una decisión sana. 2. La misma información se puede utilizar para aumentar el conocimiento del público en general, como entrada a las reuniones de la comunidad, a la educación o a los programas de la conciencia pública; y puede ayudar así más bajo al umbral del riesgo aceptable, y hace gasto en la reducción del riesgo más fácil para que los responsables justifiquen.

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Conclusión y Recomendaciones

La interacción entre los procesos de remoción en masa y la cubierta vegetal contempla una función bilateral muy importante para los ecosistemas. En primera instancia, la deforestación y el cambio de uso del suelo juegan un papel trascendental en la ocurrencia e impacto de la inestabilidad de laderas, ya que de acuerdo a las observaciones obtenidas, aunque de manera general, se ilustra que la incidencia de dichos procesos es mayor en zonas que han sido deforestadas o donde el cambio del uso del suelo ha favorecido el desequilibrio entre los elementos del paisaje. De manera paralela, como consecuencia de la ocurrencia de procesos de remoción en masa, los ecosistemas pueden ser perturbados en distinto grado, por lo que el efecto ambiental se puede traducir también en daños directos e indirectos. Los directos estarían en función del valor comercial de la madera y los productos forestales no maderables, en tanto que en los daños indirectos se contemplarían los servicios ambientales a producirse durante el periodo del impacto ambiental.

Desde la perspectiva científica no se han desarrollado investigaciones que cuantifiquen de manera puntual el efecto de la deforestación en el comportamiento hidrológico del suelo, por lo que la respuesta de éste último ante factores desencadenantes externos tales como precipitaciones intensas o sismicidad dependerá en gran medida de las características de los suelos involucrados derivados y asociados principalmente a las propiedades de los materiales. Consecuentemente, aun con los resultados obtenidos, no es factible llevar a cabo un análisis que contemple posibles escenarios de impacto, ya que la cuantificación de los factores involucrados sería relativa, por lo que se recomienda desarrollar trabajos detallados que consideren el monitoreo de la inestabilidad en sitios con características litológicas similares tanto en zonas con cubierta vegetal natural, como en áreas desprovistas de vegetación debido a deforestación, o bien, con cambio de uso del suelo.

Por otro lado, también sería importante hacer una revisión más profunda de la metodología desarrollada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2003), para su posible aplicación en la evaluación económica del impacto de los desastres en los ecosistemas, ya que de acuerdo a la revisión que se llevó a cabo, esta metodología es una de las más completas y de mayor difusión y aplicación a nivel internacional en áreas de gran impacto asociado a desastres naturales.

Finalmente, cabe destacar que el grado de incertidumbre de los resultados aquí presentados esta en función de la información utilizada como base, es decir del Inventario Forestal Nacional 2000, así como de los puntos inestables contemplados en la base de datos hasta la fecha de elaboración del presente.

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Apéndice A. Metodología para la generación de mapas La base digital para la elaboración de los mapas necesarios para analizar la influencia de la deforestación en la inestabilidad de laderas consistió en tres capas:

1. El Modelo Digital del Terreno del área correspondiente 2. El inventario forestal nacional 1994 y 2000 3. El mapa geológico de la región 4. El mapa geomorfológico de la región

El modelo digital del terreno se obtuvo de la digitalización de las curvas de nivel de la zona de estudio, con base en la carta topográfica publicada por el Instituto de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) escala 1:50 000 Zacatlan E14 B14, con una resolución de 20 metros. Esta operación se realizó en el Sistema de Información Geográfica ILWIS 3.0 (Integrated Land and Water Information System). Para determinar el cambio de uso del suelo en la región se recurrió a la información publicada por la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH) en 1992 en un inventario forestal para el territorio nacional y el correspondiente para 2000 publicado por la SEMARNAP y el Instituto de Geografía. En ambas publicaciones se delimito la zona de análisis y se procedió a digitalizar la información de cada inventario. Posteriormente se implementaron los mapas raster para cada caso y se exportaron a la plataforma ArcView 3.2. Una vez establecidos los tipos de clasificación de la cubierta vegetal de cada inventario, se unificaron criterios para ambos documentos y se delimitaron las zonas deforestadas. De manera similar al MDT, se elaboró el mapa geológico a partir de la digitalización de la información publicada por el INEGI en sus cartas geológicas escala 1: 250 000 Veracruz E14-3 y Poza Rica F14-12. El mapa geológico es un auxiliar indispensable en la determinación de la estabilidad del terreno, la elaboración del mapa geomorfológico y en el análisis final de la relación de la ocurrencia de procesos de remoción en masa con los cambios en la cubierta forestal. El mapa geomorfológico fue diseñado a partir de la interpretación de las curvas de nivel de la carta topográfica, de fotografías aéreas y del mapa geológico (Alcántara et al, 2002). Para determinar el índice de estabilidad de la zona de estudio se utilizó el programa SINMAP tomando en cuenta la información correspondiente a la topografía, a través del Modelo Digital de Elevación; de las regiones geomorfológicas y de las propiedades de los materiales que definen las regiones. De igual manera, se incorporaron los puntos contenidos en la base de datos elaborada por el Sistema de Protección Civil de Puebla, así como los sitios inestables obtenidos en campo (mayor detalle puede encontrase en Pack, 2001). Con la finalidad de generar el mapa de vulnerabilidad de la zona en estudio se obtuvieron los limites de cada uno de los AGEB's que integran la región y se elaboró una base de datos con la información de referenciada, para posteriormente integrar el valor numérico correspondiente al nivel de vulnerabilidad característico de cada AGEB. Finalmente al combinar los índices de estabilidad y vulnerabilidad, se obtuvo el mapa de riesgos.

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www.desinventar.org

www.cred.be

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Apéndice B. Actividades del proyecto realizadas durante la primera y segunda entrega (a

solicitud del INE)

I N S T I T U T O N A C I O N A L D E E C O L O G Í A

Valoración Económica del Servicio de Ecosistemas (prevención de desastres)

Dra. Irasema Alcántara Ayala Instituto de Geografía, UNAM

Mapeo de las zonas susceptibles a procesos de remoción en masa asociados con actividades de origen antrópico

Análisis de vulnerabilidad de las zonas afectadas, y en combinación con el punto anterior, se

elaborará un análisis de riesgo Reporte sintetizado de las actividades realizadas en el período Junio-Septiembre, 2003

Análisis bibliográfico de temáticas relacionadas con el impacto económico de desastres por procesos de remoción en masa asociados con los cambios en la cobertura forestal, generalidades de los procesos de ladera, causas, con énfasis en la actividad humana.

Fotointerpretación de fotografías aéreas inicial con el objetivo de elaborar una primera

delimitación del área optima para desarrollar el estudio.

En el mes de junio se efectuó la primera salida de trabajo de campo con el propósito inicial el reconocimiento y delimitación de la zona de estudio. Se recorrió el área identificando los procesos de remoción en masa, auxiliados por la información proporcionada por autoridades y población para establecer la ubicación de dichos procesos, así como la observación directa. Se estableció la relación de la actividad humana con la deforestación.

Una vez definido el límite regional para desarrollar el análisis, se procedió a digitalizar las

curvas de nivel, con base en las cartas topográficas de INEGI, para obtener el modelo digital de elevación con una resolución de 20 metros, información indispensable para la determinación del índice de estabilidad.

Tomando como base la carta geológica de la región de acuerdo con INEGI,

complementada por la información publicada en diversos artículos de la Sierra Norte de Puebla, se procedió a la digitalización y análisis de las regiones litológicas que integran la zona suroeste de dicha Sierra.

Como parte complementaria de la primera fase de trabajo de gabinete, se digitalizaron los

inventarios forestales de 1994 y el año 2000, con el fin de establecer los cambios espaciales de la deforestación.

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Segunda visita de campo tuvo como principal objetivo hacer una caracterización de los

materiales asociados a la inestabilidad.

Calculo del índice de estabilidad del área de estudio. Dicho análisis es la base física para determinar el riesgo por procesos de remoción en masa. Como un elemento adicional para determinar la susceptibilidad del terreno a movimientos gravitacionales se consideraron las áreas deforestadas.

Una vez determinado el índice de estabilidad y las áreas deforestadas, se realizaron

interpolaciones de ambos parámetros para establecer su influencia en común en la ocurrencia de procesos de ladera, por lo que se elaboraron los mapas de zonas deforestadas e inestables y la incidencia de procesos de remoción en masa en zonas deforestadas estables. La base de datos de procesos gravitacionales empleada es la que se obtuvo en la primer salida a campo, y que fue revisada y complementada en las salidas posteriores.

Se recabó la información de estadísticas de la población, economía y vivienda de las

localidades que integran la región en estudio, para realizar el cálculo de índice de vulnerabilidad para cada una de las AGEB´s de los municipios correspondientes.

Se realizó la valorización de la vulnerabilidad y el índice de estabilidad para obtener el

mapa de riesgo por procesos de remoción en masa para la región en análisis.

Se llevó a cabo la tercera visita a campo para realizar la verificación de las áreas deforestadas e inestables y de las áreas con incidencia de procesos de remoción en zonas deforestadas estables, y su correlación con el mapa de riesgo por procesos de ladera.

Se verificaron y actualizaron los datos de población y vivienda, para establecer una mayor

certidumbre a los cálculos de vulnerabilidad y riesgo por procesos de remoción en masa.

Con la información generada, y consultando bibliografía especializada, se integró la información y la cartografía desarrollada para concluir el segundo informe de actividades y resultados del proyecto en desarrollo. La interpretación de los mapas y la aplicación de la base teórica en la región en estudio integran la base de este escrito.

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Apéndice C. Tablas utilizadas para la recopilación de los datos estadísticos

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Fuente: Bitrán, D. et al (2001). Impacto socioeconómico de los desastres ocurridos en la Republica Mexicana en el año 2000. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Fuente: Bitrán, D. et al (2001). Impacto socioeconómico de los desastres ocurridos en la Republica Mexicana en el año 2000. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Fuente: Bitrán, D. et al (2001). Impacto socioeconómico de los desastres ocurridos en la Republica Mexicana en el año 2000. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

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Fuente: Bitrán, D. et al (2001). Impacto socioeconómico de los desastres ocurridos en la Republica Mexicana en el año 2000. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Fuente: Bitrán, D. et al (2001). Impacto socioeconómico de los desastres ocurridos en la Republica Mexicana en el año 2000. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

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Fuente: Bitrán, D. et al (2001). Impacto socioeconómico de los desastres ocurridos en la Republica Mexicana en el año

2000. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Bitrán, D. (2001). Características del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en México en

el periodo 1980-99. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

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Bitrán, D. (2001). Características del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en México en

el periodo 1980-99. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

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Bitrán, D. (2001). Características del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en México en

el periodo 1980-99. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

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Bitrán, D. (2001). Características del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en México en

el periodo 1980-99. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Bitrán, D. (2001). Características del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en México en

el periodo 1980-99. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Bitrán, D. (2001). Características del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en México en el periodo 1980-99. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención

de Desastres

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Bitrán, D. (2001). Características del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en México en el periodo 1980-99. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención

de Desastres

Bitrán, D. (2001). Características del impacto socioeconómico de los principales desastres naturales ocurridos en México en el periodo 1980-99. Octubre, 2001. Secretaria de Gobernación- Centro Nacional de Prevención

de Desastres.