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Ser una Forma de Vida Superior, siempre en estado de gracia, comporta no tener fecha de caducidad. Lo que pocas criaturas de este tipo nos atrevemos a reconocer es que la inmortalidad es desagradablemente aburrida. Para pasar el rato no hay nada como inventarse otra forma de vida, no tan superior eso sí, que amenice las veladas con sus peripecias. Emplazamos dicha especie en un planeta vulgar y corriente de una galaxia tan insignificante como la Vía Láctea para no llamar demasiado la atención y, al menos, nos aseguraremos un tema de conversación en las reuniones familiares. De esta manera tan prosaica nació el ser humano, aunque ellos se empeñen en buscar explicaciones retorcidas que hablen de dioses y evolución. Los humanos son una forma de vida realmente peculiar: se cortan las uñas sin saber que en este órgano residen unas capacidades cognitivas extraordinarias. Lo curioso es que se burlan de quienes se las dejan largas sin detenerse a escuchar las interesantes teorías que proponen. Otra de sus ocurrencias es querer viajar utilizando artefactos altamente ineficaces que los transportan por tierra, mar y aire. Los muy inconscientes no se han dado cuenta de que el apéndice es el órgano que les permite tele portarse, y hay quienes llegan a extirpárselo sin saber que están renunciando a una de sus facultades más importantes: es por la falta de uso que esta parte de su elemental cuerpo llega a inflamarse. Resulta verdaderamente entretenido haber creado estas criaturas sin revelarles su manual de uso. Sus conversaciones resultan de lo más hilarante. ¿Podéis creer que se comunican expulsando aire por la parte superior de su sistema digestivo? Habéis

Vidas superiores

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Relato de fantasia

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Page 1: Vidas superiores

Ser una Forma de Vida Superior, siempre en estado de gracia, comporta no tener fecha de

caducidad. Lo que pocas criaturas de este tipo nos atrevemos a reconocer es que la

inmortalidad es desagradablemente aburrida. Para pasar el rato no hay nada como inventarse

otra forma de vida, no tan superior eso sí, que amenice las veladas con sus peripecias.

Emplazamos dicha especie en un planeta vulgar y corriente de una galaxia tan insignificante

como la Vía Láctea para no llamar demasiado la atención y, al menos, nos aseguraremos un

tema de conversación en las reuniones familiares.

De esta manera tan prosaica nació el ser humano, aunque ellos se empeñen en buscar

explicaciones retorcidas que hablen de dioses y evolución. Los humanos son una forma de

vida realmente peculiar: se cortan las uñas sin saber que en este órgano residen unas

capacidades cognitivas extraordinarias. Lo curioso es que se burlan de quienes se las dejan

largas sin detenerse a escuchar las interesantes teorías que proponen. Otra de sus ocurrencias

es querer viajar utilizando artefactos altamente ineficaces que los transportan por tierra, mar y

aire. Los muy inconscientes no se han dado cuenta de que el apéndice es el órgano que les

permite tele portarse, y hay quienes llegan a extirpárselo sin saber que están renunciando a

una de sus facultades más importantes: es por la falta de uso que esta parte de su elemental

cuerpo llega a inflamarse.

Resulta verdaderamente entretenido haber creado estas criaturas sin revelarles su manual de

uso. Sus conversaciones resultan de lo más hilarante. ¿Podéis creer que se comunican

expulsando aire por la parte superior de su sistema digestivo? Habéis entendido bien. Tienen

la manía de parpadear, lo que todos sabemos que interrumpe la capacidad telepática, y no hay

visos de que a corto plazo descubran la conexión entre ambos fenómenos. Lo más gracioso

son sus hábitos de procreación, ya que exigen dos géneros excluyentes para reproducirse.

Como veis la diversión esta servida. Imaginaros el día que descubran que son hermafroditas.