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Volvemos a encontrarnos para un seminario cuyo ttulo, De un Otro alotro, eleg con el propsito de indicarles las grandes referencias en tornode las cuales deben girar mis palabras de este ao, palabras cruciales en lamedida en, que se trata de definir qu pasa con este discurso llamado el discursopsicoanaltico, cuya intervencin en el momento actual conlleva tantasconsecuencias.Se ha puesto una etiqueta sobre el proceso del discurso. Se habl delestructuralismo, palabra que no necesit mucha invencin de parte delpublicista que sbitamente la impuls hace unos pocos meses para englobara unos cuantos cuyo trabajo haba trazadp hace mucho tiempo algunoscaminos de este discurso.Me acabo de referir a un publicista. Todos conocen los juegos de palabrasque me he permitido en torno de la poubellication. 1 All estamos, pues,unos cuantos reunidos en el mismo cubo de basura por los gajes del oficio.Se podra tener una compaa ms desagradable. A decir verdad, no se meliga all ms que a personas por cuyo trabajo siento la mayor estima, nopodra encontrarme mal en ese lugar.Con respecto al cubo de basura, en esta poca dominada por el genio deSamuel Beckett sabemos bastante sobre el tema. Personalmente, por habervivido en tres sociedades psicoanalticas desde hace hoy unos treinta aos,1. Poubellication condensa en francs poublle (cubo de basura) y publication (publicacin).[N. de la T.]11INTRODUCCINen tr~s. tramos de q~ince, diez y cinco aos, s bastante sobre lo que esconVlvrr con los resIduos domsticos.~n cua?~o al estructuralismo, se entiende el malestar que produce laman~pulaclon que se pretendera infligir desde el exterior a nuestro hbitatcom~n, y que se tengan ganas de salir un poco a estirar las piernas.Sm embargo, desde que, por lo que se ve, esta impaciencia atrapa a algunos,se me ocurri que despus de todo no me encuentro tan mal en estecesto.1El ~structuralismo solo puede identificarse - por lo menos, me parecea ffil - con lo que llamar simplemente lo serio.P~ro, ~ea c?mo fuere, el estructuralismo no se asemeja en nada a una filosofla,SI desIgnamos de este modo una visin del mundo o incluso unaman~ra de ase~urar, a diestra y siniestra, las posiciones de un pensamiento.~I co~o pSIcoanalista yo pretendiera de alguna manera introducir lo quese tItula ndculament~ ~~a ~tropologa psicoanaltica, bastara para refutarmerecordar, en elIIDclO ffilsmo de este dominio, verdades constitutivasq~e ofrece el psicoanlisis. Estas conciernen a esos que el Gnesis dice queDIOS .los cre :-hay tambin lo cre - hombre y mujer. Dios sabe por qu,conVIene decrrlo.~ saber, n~ hay unin del hombre y la mujer sin que la castracin a) de~e~e en cali~d de fantasma la realidad del partenaire para el que esta esrmposlble, b) sm que la castracin intervenga en esa especie de guarida quela afirma como v~rdad en el partenaire que est realmente dispensado de ella,s~vo exceso aCCIdental. En uno la imposibilidad de realizacin de la castraClonse plantea como determinante de su realidad, mientras que en el otro lopeor con lo que lo amenaza la castracin como posibilidad no necesita sucederpara ser verdadero, en el sentido en que este trmino no admite apelacin.El mero hecho de evocarlo implica que, por lo menos en el que es aparentementenuestro campo, no se admite ninguna armona, la llamemosc?mo la llamemos. Por eso seguramente se nos impone la pregunta por eldiscurso que debemos llevar a cabo, adecuado a este campo. Ten~emos que preguntamos de dnde, de alguna manera, parti todala filosofla? Nos pre~untar~mo~ por. lo. que, respecto de tantos saberes queno carecen de valor ID de efIcacIa, distIngue a este discurso que responde12DE LA PLUSVALA AL PLUS-DE-GOZARpor s mismo y que, fundndose en un criterio que el pensamiento apreciaraen su justa medida, merecera llamarse epistme, la ciencia?En esta progresin en la que el pensamiento acuerda consigo mismosomos llamados a ms prudencia, aunque solo sea, en primer lugar, por estedesafo que la verdad dirige a lo real, como acabo de destacar. Una reglade pensamiento que debe apoyarse en el no pensamiento como lo que puedeser su causa, con eso nos confronta la nocin del inconsciente.Solo en conformidad con el fuera de sentido de las palabras - y no conel sentido, como se imagina y como supone toda la fenomenologa - soycomo pensamiento. Mi pensamiento no se regula segn mi voluntad, se leagregue o no por desgracia. Est regulado. En mi acto no apunto aexpresarlo, sino a causarlo. Pero no se trata del acto, sino del discurso. Enel discurso no debo seguir la regla del pensamiento, sino encontrar su causa.En el entre-sentido - escchenlo tan obscen02 como puedan imaginarlo- est el ser del pensamiento.A travs de mi pensamiento, la causa deja pasar pura y simplemente loque este ha sido como ser, debido a que, por donde pas, ella siempre produjoefectos de pensamiento.11 pleut [llueve]3 es acontecimiento del pensamiento cada vez que se loenuncia, y el sujeto es en primer lugar ese il [l], ese hile [cicatriz] dira yo,que deja en cierto nmero de significaciones. Y por eso este il se encuentracmodo en todo lo que sigue. En efecto, pueden continuar il pleut como ilpleut des vrits premieres [llueven verdades primeras], il ya de l' abus [hayabuso]. Sobre todo, al confundir, unificar la lluvia como meteoro con elaqua pluvia, el agua de lluvia que se recoge, el meteoro es propicio para lametfora. Por qu? Porque ya est hecho de significantes. Llueve. El serdel pensamiento es la causa de un pensamiento fuera de sentido. Nunca fuems que ser de un pensamiento previo.Ahora bien, la prctica de esta estructura rechaza toda promocin de unainfalibilidad. Y solo se vale precisamente de la falla, o ms bien de su procesomismo. Hay en efecto un proceso de la falla, y de este proceso se valela prctica de la estructura, pero solo podra utilizarlo siguindola, lo queno es de ninguna manera superarla, sino poder captarla en la consecuencia2. Hay homofona entre sens (sentido) y sein (seno), y juego de palabras con obscene(obsceno). [N. de la T.]3. Il pleut (llueve): verbo impersonal, precedido en francs de il, que funciona comopronombre neutro invariable y no se traduce al espaol. [N. de la T.]13INTRODUCCINque se coagula en el punto mismo en que se detiene la reproduccin del proceso.Es decir que su tiempo de detencin marca su resultado.Se explica as - digmoslo discretamente al pasar - que todo arte seadefectuoso. Solo cobra fuerza cuando se recoge lo que se hunde all dondese produce su desvanecimiento. Por eso la msica y la arquitectura son lasartes supremas. Entiendo supremas tcnicamente, como lo mximo en lobasal, que produce la relacin del nmero armnico con el tiempo y el espacio,desde el punto de vista precisamente de su incompatibilidad. Enefecto, ahora lo sabemos bien, el nmero armnico es solo un colador queno retiene ni uno ni otro, ni este tiempo ni este espacio.Esto es lo que el estructuralismo toma en serio. El estructuralismotoma en serio el saber como causa, causa en el pensamiento, y por lo general- es preciso decirlo - con una mira delirante.No se asusten. Son palabras iniciales, recordatorios de certezas, no deverdades.Antes de introducir hoy los esquemas de los que me propongo partir, anme gustara indicar que, si hay algo que de ahora en ms deben retener, eslo que me ocup de escribir hace un rato en el pizarrn - La esencia de lateora psicoanaltica es un discurso sin palabras.Se trata de la esencia de la teora. La esencia de la teora psicoanalticaes la funcin del discurso y precisamente por el hecho, que podr parecerlesnuevo o por lo menos paradjico, de que lo llame sin palabras.Qu ocurre con la teora en el campo psicoanaltico? Yo escucho alrespecto murmurar en tomo a m extraos ecos. No falta el malentendido.Con el pretexto de que al plantear todo un campo del pensamiento comomanipulacin parezco cuestionar principios tradicionales, mis palabras setraducen - sorprendentemente, por tratarse de lugares o de cabezas cercanasa m - en algo que se llamara la imposibilidad terica.Un da enunci, en un contexto que explicaba bien lo que quera deciresto, que no hay universo de discurso. Pues bien, no encontr acaso, en eldecurso de algunas lneas, que pareca concluirse de ello - Entonces,para qu tomamos el trabajo??Mi decir no se presta sin embargo a ninguna ambigedad. No se entiendepor qu el hecho de que se pueda enunciar, que se haya enunciado, queno hay cierre del discurso tenga como consecuencia que el discurso sea imposible,ni tampoco siquiera desvalorizado. Muy lejos de esto. Precisamentea partir de all tienen la carga de este discurso, y especialmente la de conducirlobien, teniendo en cuenta lo que quiere decir este enunciado, que nohay universo de discurso.14DE LA PLUSVALA AL PLUS-DE-GOZARNo hay, pues, en este aspecto nada de mi pcu:e ~ara corregir. Simplementenecesito volver a este punto para dar los slgmentes pasos, ~et~landolas consecuencias que se inducen del discurso ya presentado. Qmza tambinnecesite volver a lo que puede hacer que, aunque es~ando tan atadocomo puede estarlo un analista a,las con~ciones de este dISCurSO, en todomomento sea posible mostrar aSl su debIlidad. , .Antes de entrar en este campo, perrntanme un poco de mUSlca.2Hubo una poca en la que yo haba tomado el ejemplo del ~ote, lo .queimplic tal escndalo que decid dejar este pote al margen de rms Escntos.El pote es la imagen sensible de una nocin, es de alguna manera estasignificacin, modelada por l mismo. .Manifestando la apariencia de una forma y un c~ntemdo, el. pote hacepensar, en efecto, que el contenido es la. sign~ficacIn,. como SI el pensamientomanifestara all una necesidad de lffiagmarse temendo otra ~osa quecontener -lo que la expresin contenerse designa cuando se refIere a unacto intempestivo. He denominado al pote. de m~staza para ~estacar que,lejos de contenerla de manera necesaria e meludlble, es preCIsamente porestar vaco por lo que asume su valor de pote de mostaza. Es p~rque lapalabra mostaza est escrita encima. Pero mostaza [moutarde] qu~ere decirque ese pote no ve el momento [moult lu~ tarde] de alcanzar su VIda eternade pote, que comenzar cuando sea aguJereado. . _En efecto con este aspecto lo recogemos a lo largo de los anos. e~excavaciones' al buscar en las tumbas el testimonio del estado d~ una ~lVllizacin.Se nos cuenta que la vasija est agujereada en homenaje al dIfuntoy para que el viviente no pueda utilizarla. Por supuesto, es una ~azn.'P;ro tal vez haya otra, a saber, que la vasija est hecha para pro~uclf esteagujero, para que este agujero se produzca, segn i~ustra el rmto de 1::Danaides. En este estado agujereado, cuando la resucltamo~ de. su lugarsepultura, la vasija se pavonea en la estantera. ~el colecclomst~. En esemomento de gloria ocurre con ella lo que tamblen ocurre con DIOS - enesta gloria revela precisamente su naturaleza. . . Aparece entonces lo que es la estructura del pote - no digo su matena-,saber, correlativa de la funcin del tubo y del tambor. Si buscamos en la15INTRODUCCINnaturaleza las preformas, veremos que una vez extrada la vida de cuernoso caracolas, sigue siendo all donde hay que mostrar lo que es su esencia, asaber, su capacidad sonora.Civilizaciones enteras solo estn representadas para nosotros por esosrecipientes con la forma de una cabeza o incluso de algn animal, cubiertol mismo de tantos signos que no podemos penetrar, por falta de documentoscorrespondientes.Aqu sentimos que la significacin, la imagen, est en el exterior, y queen el interior est precisamente lo que yace en la tumba donde lo encontramos,a saber, materias o sustancias preciosas, perfumes, oro, inciensos y lamirra, segn se expresa.El pote explica la significacin de lo que est all como qu? Como unvalor de uso o, ms bien, un valor de cambio con otro mundo y otra dignidad.Como un valor de homenaje.Haber encontrado en vasijas los manuscritos del Mar Muerto nos permiteapreciar que no es el significado lo que est en el interior, sino precisamenteel significante: Con l tendremos que tratar cuando est en juegolo que nos importa, a saber, la relacin del discurso y la palabra en la eficienciaanaltica.Habiendo llegado el momento de ofrecer lo que les ilustrar la unidadde la funcin terica en este progreso llamado propia o impropiamenteestructuralista, pido que se me permita un salto.Recurrir a Marx, cuyas palabras, importunado como estoy desde hacemucho tiempo, lamento no haber introducido antes en un campo donde sinembargo est perfectamente en su lugar. Con una homologa que se apoyaen Marx, proceder a presentar hoy el lugar donde tenemos que situar lafuncin esencial del objeto a.Primero recoooar lo que han puesto en evidencia, y no muy lejos deaqu, trabajos recientes, precisamente comentarios de Marx que eran, hastala retractacin de su autor, designados como estructuralistas. Este autorplantea el problema del objeto del capital. Nosotros veremos qu permiteenunciar paralelamente la investigacin psicoanaltica.Marx parte de la funcin del mercado. Su novedad es el lugar dondesita el trabajo. No es que el trabajo sea nuevo, sino que sea comprado, quehaya un mercado del trabajo. Esto le permite a Marx demostrar lo que hayde inaugural en su discurso, y que se llama la plusvala.Resulta que este progreso inspira el acto revolucionario que se conoce.O ms bien, que se conoce muy mal, porque no es seguro que la toma del16DE LA PLUSVALA AL PLUS-DE-GOZARpoder haya resuelto la subversin del sujeto - capitalista - prometi~a poreste acto, y que haya tenido de hecho consecuencias faustas a gusto mclusode los marxistas que habran tenido que recogerlas. Pero por ahora estonos importa poco. Lo importante es lo que Marx designa y lo que quieredecir su avance.Estructuralistas o no, estos comentaristas de Marx parecen haber demostradoque Marx por su parte era estructuralista. y es que justamente por loque es l como ser de pensamiento, hasta el punto que determina lapredominancia del mercado del trabajo, se desprende como causa de supensamiento la funcin - oscura, hay que decirlo, si esta oscuridad se reconoceen la confusin de los comentarios - de la plusvala.En efecto, con 10 que ahora dir del progreso analtico, espero que seaclare la identidad del discurso con sus condiciones.El trabajo no era nuevo en la produccin de la mercanca, como tampocoera nueva la renuncia al goce, cuya relacin con el trabajo ya no tengoque definir aqu. Desde el principio, en efecto, y contrariament.e a l~ quedice o parece decir Hegel, esta renuncia constituye al amo, qUIen pIensavolverla el principio de su poder. La novedad es que haya un discurso quearticule est renuncia, y que haga aparecer lo que llamar la funcin delplus-de-gozar. Aqu est la esencia del discurso analtico. .Esta funcin aparece debido al discurso y demuestra en la renunCIa algoce un efecto del discurso mismo. Para delimitar las cosas, es preciso enefecto suponer que en el campo del Otro est el mercado, que totaliza losmritos, los valores, que asegura la organizacin de las elecciones, de laspreferencias y que implica una estructura ordinal, hasta cardinal.El discurso posee los medios de gozar en la medida en que implica alsujeto. No habra ninguna razn de sujeto, en el sentido en que se dice raznde Estado, si no hubiera en el mercado del Otro como correlato el establecimientode un plus-de-gozar recuperado por algunos.Demostrar cmo el plus-de-gozar procede de la enunciacin, es producidopor el discurso y aparece como un efect, exigira sin duda un discursobastante prolongado. Pero tampoco ser algo tan nuevo para sus odossi me leyeron, porque es objeto de mi escrito "Kant con Sade", donde sedemuestra la total reduccin del plus-de-gozar al acto de aplicar sobre elsujeto el trmino a del fantasma, por medio del cual el sujeto puede plantearsecomo causa de s en el deseo.En el futuro, elaborar esto retomando la apuesta de Pascal, que ilustraexcelentemente la relacin de la renuncia al goce con la dimensin de la17INTRODUCCINapuesta. La vida en su totalidad se reduce ella misma en este caso a un elementode valor. Rara manera de inaugurar el mercado del goce en el campodel discurso. Pero no es all simple transicin, despus de la funcinde los bienes consagrados a los muertos que hace un momento vimos inscribirseen la historia?Adems, no es lo que ahora est en discusin. Tenemos relacin con lateora en la medida en que esta se aligera de la funcin del plus-de-gozar.Sin embargo, en tomo del plus-de-gozar se juega la produccin de un objetoesencial cuya funcin se trata ahora de definir - el objeto a.. La rudeza de los ecos que recibi la introduccin de este trmino siguesIendo para m la garanta del orden de eficacia que yo le confiero, de acuerdocon el pasaje repetido, clebre, de Marx, donde este se deleita en lostiempos en que ubicaba en el desarrollo de su teora la oportunidad de vernadar la encamacin viviente del desconocimiento.Yo enunci - el significante es lo que representa a un sujeto para otrosignificante. Se trata de una definicin. Puede exigirse que una definicinsea correcta y que una enseanza sea rigurosa. Cuando el psicoanlisis estllamado a responder a algo que no deben creer que tengo la intencin deelidir, y que es la crisis que atraviesa la relacin del estudiante co,nla Universidad,resulta intolerable, impensable, que nos contentemos con lanzarque hay cosas que de ninguna manera podran definirse como un saber. Siel psicoanlisis no puede enunciarse como un saber y ensearse como tal,no tiene estrictamente qu hacer all donde no se trata de otra cosa.Si el mercado de los saberes est tan especialmente sacudido por el hechode que la ciencia le aporta esa unidad de valor que permite ahondar enl~ que atae a su intercambio hasta sus funciones ms radicales, no es porCIerto para que el psicoanlisis presente su propia dimisin, cuando puedeperfectamente articular algo al respecto. Todos los trminos empleados apropsito de esto, 'como el de no conceptualizacin, toda mencin de no squ imposibilidad, solo designan la incapacidad de quienes los promueven.Sin duda la estrategia con la verdad, que es la esencia de la teraputica, nopuede residir como tal en ninguna intervencin particular llamada interpretacin.Sin duda en la prctica pueden hallar su oportunidad todo tipo defunciones particulares, juegos felices en el orden de la variable. Sin embargo,esta no es una razn para desconocer que solo tienen sentido si se sitanen el punto preciso en que la teora les da su fuerza.Se trata sencillamente de esto.El plus-de-gozar es funcin de la renuncia al goce por el efecto del discurso.Eso es lo que da su lugar al objeto a. En la medida en que el merca-18DE LA PLUSVALA AL PLUS-DE-GOZARdo define como mercanca cualquier objeto del trabajo humano, este objetolleva en s mismo algo de la plusvala.As, el plus-de-gozar permite aislar la funcin del objeto a.3. Qu hacemos en el anlisis sino instaurar mediante la regla un discur- .so? Este discurso es tal que el sujeto suspende all qu? Lo que constituyeprecisamente su funcin de sujeto. El sujeto est eximido de sostener sudiscurso con un yo digo. Hablar es distinto de plantear yo digo lo que acabode enunciar. El sujeto del enunciado dice yo digo, dice yo planteo, comohago yo aqu en mi enseanza. Yo articulo esta palabra. No es poesa. Digolo que est escrito aqu, y puedo incluso repetirlo, lo que es esencial, demanera que, repitindolo, para variar agrego que lo he escrito.He aqu este sujeto eximido de sostener lo que l enuncia. De estemodo llegar a esa pureza de la palabra, a esa palabra plena de la que hablen tiempos de evangelizacin? A quin estaba dirigido el discurso llamado"Discurso de Roma" sino a las orejas ms cerradas para escucharlo? Nocalificar lo que provea a esas orejas de estas cualidades opacas, porqueestara manifestando una apreciacin que solo sera ofensiva.Pero observen lo siguiente. Al hablar de la Cosa freudiana, me he lanzadoen algo que yo mismo llam prosopopeya. Se trata de la verdad queenuncia - Soy, pues, para ustedes el enigma de aquella que se escabulleno bien aparece. Hombres que tanto pretenden disimularme bajo los oropelesde sus conveniencias, no por ello dejo de admitir que su embarazosea sincero. Sealo que en otra ocasin indiqu la funcin del trmino embarazo.Porque aun cuando ustedes se vuelven mis heraldos, no valen mspara llevar mis colores que estos hbitos suyos, y semejantes a ustedes mismos,fantasmas es lo que son, cmo pasar a ustedes, dnde estaba antesde este pasaje? Tal vez un da se lo diga. Pero para que me encuentrendonde estoy, les ensear por qu signo reconocerme, hombres, escuchen:les doy el secreto. Yo, la verdad, hablo. No escrib digo. Si 10 que habla apareciera,seguramente el anlisis estara cerrado, como escrib irnicamente.Pero es justamente 10 que no ocurre o 10 que, cuando ocurre, merecepuntuarse de manera distinta.Retomemos 10 que se refiere al sujeto aqu cuestionado.Por un procedimiento artificial, se le pidi en el anlisis no ser el que19IINTRODUCCI6Nsostiene lo que se presenta. No debe creerse sin embargo que l se disipa,porque el psicoanalista est all para representarlo, es decir, para mantenerlodurante todo el tiempo en que l no puede encontrarse respecto de la causade su discurso. y de este modo se trata ahora de remitirse a las frmulasfundamentales, en particular, a la que define el significante como lo querepresenta a un sujeto para otro significante.Me sorprende que an nadie haya observado nunca que como corolarioresulta que un significante no podra representarse a s mismo. Por supuesto,esto tampoco es nuevo, ya que se trata de lo que articul en tomode la repeticin. Pero debemos detenemos un instante para captarlo envivo - qu puede querer decir, en el giro de esta frase, el s mismo delsignificante?Observen bien que cuando hablo del significante, hablo de algo opaco.Cuando digo que es necesario definir el significante como lo querepresenta a un sujeto para otro significante, eso significa que nadiesabr nada al respecto, salvo el otro significante. y el otro significanteno tiene cabeza, es un significante. Al mismo tiempo que aparece, elsujeto es enseguida ahogado, borrado. Cmo algo de este sujeto quedesaparece cuando surge, producido por un significante para enseguidaextinguirse en otro, puede constituirse y hacerse pasar al final por unSelbstbewujJtsein - es decir, algo que se satisface por ser idntico a smismo? Esto es lo que se trata de ver ahora.Ms all de la forma en la que se produce en su presencia, el sujetono podra reencontrarse en su representante significante sin que tengalugar esta prdida en la identidad que se llama, hablando con propiedad,el objeto a. Esto es lo que indica la teora de Freud respecto de larepeticin. Gracias a esto, no se identifica nada de ese algo que es el recursoal goce, donde, por virtud del signo, algo distinto viene a su lugar,es decir, el rasgo que lo marca. Nada se produce all sin que un objetose pierda en ese sitio.Un sujeto es lo que puede ser representado por un significante paraotro significante. Esto no reproduce el hecho de que en lo que Marxdescifra, a saber, la realidad econmica, el tema del valor de cambio estrepresentado alIado del valor de uso? En esta falla se produce y cae loque se llama la plusvala. En nuestro nivel solo cuenta esta prdida. Noidntico de aqu en ms a s mismo, el sujeto ya no goza. Algo est perdidoy se llama el plus-de-gozar, que es estrictamente correlativo de la entradaen juego de lo que desde ese momento determina todo lo relativo alpensamiento.20DE lA PLUSVALA AL PLUS-DE-GOZARLo mismo sucede con el sntoma. En qu consiste este sino en la mayoro menor facilidad del recorrido del sujeto en tomo de eso que nosotrosllamamos el plus-de-gozar, pero que l es muy incapaz de nombrar? Amenos que le d la vuelta, no podra llevar a cabo nada de lo que concierneno solo a sus relaciones con sus semejantes, sino tambin a su relacin msprofunda, su relacin llamada vital. Las referencias y configuraciones econmicasson aqu mucho ms propicias que las que se ofrecan a Freud provenientesde la termodinmica, y que estn ms lejos en este caso, aunqueno son completamente impropias.Este es entonces el elemento capaz de permitirnos avanzar en el discursoanaltico. En la definicin del sujeto como causado por la relacinintersignificante, planteamos tericamente, a priori y sin haber necesitadouna larga recursin para constituir sus premisas, algo que nos prohbe parasiempre atraparlo.Esta es adems la ocasin de percibir lo que da al sujeto la unidad- llammosla provisionalmente preconsciente, no inconsciente - quehasta hoy permiti sostenerlo en su pretendida suficiencia. Lejos de ser suficiente,es en tomo de la frmula (8 O a), en tomo del ser del a, del plusde-gozar, como se constituye la relacin que hasta cierto punto nos permitever cumplirse esta soldadura, esta precipitacin, este congelamiento, quhace posible unificar un sujeto como sujeto de, todo discurso.Har en el pizarrn un esquema que representa lo que est en juegLa primera frmula indica que en su relacin con otro significante S2' unsignificante S J representa al sujeto, S barrado, que nunca podr atraparse.La segunda pretende indicar que un significante cualquiera en la cadena,aqu S3' puede ponerse en relacin con lo que no es sin embargo msque un objeto, el a, que se fabrica en la relacin con el plus-de-gozar.Por apertura del juego del organismo, el objeto puede asumir la figurade estas entidades evanescentes cuya lista, que va del seno a la deyecciny de la voz a la mirada, ya di. Son otras tantas fabricaciones del discursode la renuncia al goce. El resorte de esta fabricacin es el siguiente - entomo de ellos puede producirse el plus-de-gozar.21INTRODUCCINComo les seal a propsito de la apuesta de Pascal - incluso solo ha.bra una vida ~s all de la muerte para ganar gracias a la apuesta, y harafalta que trabajemos bastante en esta para saber cmo conducirnos en la otra.Este ~abajo, as como el inter~ambio al que procede la apuesta con algoque sabnamos que vale la pena, tiene por resorte una funcin correlativa de~a del plus-de-gozar que es la del mercado. Ella est en el fondo mismo de lald~a que ,a~are.ntemente Pascal maneja con la extraordinaria ceguera deqU1en est el IDlsmo al comienzo del perodo de desencadenamiento de estafuncin del mercado. Si bien l introdujo el discurso cientfico, no olvidemosque fue l tambin quien, incluso en el momento ms extremo de suretiro y su conversin, quera inaugurar una compaa de mnibus parisinos.Este Pascal no sabe lo que dice cuando habla de una vida feliz, pero nosotros~nemos ~a encamacin de ello. Qu ms puede atraparse con el trmino felizsmo precIsamente la funcin que se encama en el plus-de-gozar?,Adems no~otros no necesitamos apostar sobre el ms all para sabercuanto vale alh donde el plus-de-gozar se descubre bajo una forma desnud~.Esto tiene un nombre - se llama perversin. Y, por eso, a mujer santahiJo perverso. No hay ninguna necesidad del ms all para que de una a otrose cumpla la transmisin de un juego esencial del discurso. 'Este esquema permite concebir cmo se juega en tomo del fantasma loque atae a la produccin del a.$ $ O ($ O ($ O aa aL~ ,reitera~in ~el significante ~ue representa al sujeto, S barrado, enrelaclOn con el IDlsmo es correlatIva del a ubicado bajo la barra. Inversamente,la relaci6n del sujeto y el objeto adquiere por esto consistencia en(8 O a), donde se produce algo que ya no es ni sujeto ni objeto, sino que sell~a fantasma. Desde entonces, los otros significantes, encadenndose,~culndose: y al mismo tiempo congelndose en el efecto de significaClOn,pu~den mtroducir este efecto de metonimia que suelda al sujeto.Por eJe~pl~, en la frase Se pega a un nio, es equivalente que el sujeto,ese ser sohdan~ del que tenemos la debilidad de dar una imagen omniv.ale.nte en el d~scurso como si pudiera haber un sujeto de todos losslgruficantes este en el momento del un nio, en el momento del pega o enel momento del se.Si, por la regla analtica, algo puede estar bastante flojo en esta cadena22DE LA PLUSVALA AL PLUS-DE-G07ARpara que se produzcan efectos reveladores, cmo acentuar este hecho paraque cobre dimensin? Para ilustrar la aparicin de la verdad en la experienciaanaltica, la destaqu como un Yo hablo mtico. Sin duda es el ideal, perose trata ahora de comprender que la verdad as emitida est atrapada y suspendidaentre los dos registros cuyos lmites plante en el ttulo de mi seminarioeste ao, el del Otro y el de a minscula.Qu es el Otro? Es ese campo de la verdad que defin como el lugardonde el discurso del sujeto adquirira consistencia, y donde se coloca paraofrecerse a ser o no refutado. Descartes se preguntaba si es o no un dios elque garantiza este campo. Pero hoy este problema est totalmente desplazado,ya que no hay en el campo del Otro posibilidad de entera consistenciadel discurso.Me disculparn no tener el tiempo para mostrrselo esta vez. Me bastardecirles que es algo demostrable. Espero poder articulrselo la prxima,y precisamente en funcin de la existencia del sujeto. Se trata de una demostracinque ya les haba escrito una vez rpidamente en el pizarrn. Estaresulta muy fcil de encontrar en el primer captulo de lo que se llama teorade los conjuntos. An har falta, por lo menos para una parte de las orejasque estn aqu, mostrar por qu es pertinente introducir en la elucidacinde la funcin de nuestro discurso, de nosotros analistas, una funcinextrada de una lgica de la que sera completamente errneo creer que llamarlamatemtica es excluirla y remitirla al anfiteatro vecino.Si la consistencia de lo que se llama la verdad no puede asegurarse enninguna parte en el Otro, dnde est la verdad sino en aquello por lo queresponde la funcin del a? Adems, en otra oportunidad ya coment quocurre con el grito de la verdad.Yo, la verdad - escrib -, hablo, soy pura articulacin pronunciadapara el embarazo de ustedes. Esto es lo que puede decir la verdad para conmovemos.Pero no es esto lo que grita aquel que es sufrimiento por ser estaverdad. Ese debe saber que su grito no es ms que grito mudo, grito en elvaco, grito que ya antes ilustr con el famoso grabado de Munch.En este nivel, qu en el Otro puede responder al sujeto? Solamente loque le da su consistencia y su fe ingenua en lo que es como yo [moi].4 A4. El francs distingue entre je, forma tona del pronombre personal de la primera personadel singular que representa la persona y forma bloque con el verbo, y moi, forma tnicade dicho pronombre que sirve para evidenciar la persona y refiere al yo como instanciapsquica. En la traduccin, solo se indicar el trmino francs entre corchetes cuando se tratede este ltimo caso. [N. de la T.]23INTRODUCCIN. saber, lo que es all el verdadero sostn - su fabricacin como objeto a.No hay nada frente al sujeto ms que este, el uno-en-ms [1 'un-en-plus] entretantos otros, y que no puede de ninguna manera responder al grito de laverdad, salvo que l es precisamente su equivalente - el no goce, la miseria,el desamparo y la soledad. Tal es la contrapartida del a, de ese plus-degozarque constituye la coherencia del sujeto como yo [moi].No queda nada para decir - a menos que hoy quiera dejarlos con algoque los haga sonrer un poco ms y que para ello retome del Eclesiasts laspalabras de un viejo rey que no encontraba contradiccin entre ser el reyde la sabidura y poseer un harn.Sin duda todo es vanidad -les dice -, goza de la mujer que amas. Esdecir, haz anillo de ese hueco, de ese vaco que est en el centro de tu ser. Nohay prjimo salvo ese hueco mismo que est en ti, el vaco de ti mismo.Seguramente, esta relacin solo est garantizada por la figura que sinduda le permite a Freud mantenerse a lo largo de este camino peligroso, yponemos en condiciones de esclarecer las relaciones que de otro modo nohabran sido soportables sin la Ley divina, ese mito que deja en su enteraprimitividad el goce entre el hombre y la mujer. Debemos decir al respecto- Dale lo que no tienes, ya que solo puede unirte a ella su goce.De este modo, a la manera de un simple, un total, un religioso enigma,ese que solamente se aborda en la cbala, hoy doy esto por finiquitado.13 DE NOVIEMBRE DE 196824LA INCONSISTENCIA DEL OTRO11MERCADO DEL SABER,HUELGA DE LA VERDADLa estructura es lo realDe un discurso que tiene consecuenciasLenguaje y lgicaLafrustracin del trabajadorLa renuncia al goceLa ltima vez, que era la primera, me refer pues a Marx introduciendo,junto a la de plusvala, una nocin nueva.En un primer momento present la relacin de estas dos nociones comohomolgica, con todas las reservas que implica este trmino.La plusvala se llama, en la lengua original en que esta nocin fue, nonombrada por primera vez, sino descubierta en su funcin esencial,Mehrwert.Escrib la palabra en el pizarrn, porque sabe Dios lo que ocurrira' sino haca ms que pronunciarla frente a lo que tengo como auditorio, y especialmenteen lo tocante a psicoanalistas, cuando estos provienen de lo quese llama, por naturaleza o herencia, los agentes dobles. Se me dir de inmediatoque es la Madre verde,5 y que vuelvo a caer en caminos trillados.De la misma manera que utilizan mi eso habla para restablecer el deseosupuestamente obstinado del sujeto de encontrarse al abrigo en el vientrematerno.Luego a esta plusvala le enganch, le superpuse, le ados por detrs lanocin de plus-de-gozar.As se dijo en la lengua original, es decir, en francs, la ltima vez porprimera vez. Para traducirla a la lengua que me ha inspirado, la llamar,siempre que ningn germanista en esta asamblea se oponga, Mehrlust.5. El trmino alemn Mehrwert tiene sonido similar al francs Mere verte, literalmente,"Madre verde". [N. de la T]27LA INCONSISTENCIA DEL OTROPor supuesto, no realic esta operacin sin referirme discretamente, conel modo alusivo que a veces utilizo, a ese cuyas investigaciones, por quno, y cuyo pensamiento me inspiraron, a saber, Althusser.Segn la costumbre, en las horas que siguieron esto provoc un tole toleen los cafs donde se renen para conversar sobre lo que se dice aqu. Cunhalagado me siento, cun colmado incluso. A decir verdad, no niego lo quepuede decirse en este caso, puesto que adems introduje mis palabras de laltima vez recordando el factor poubellicant o poubellicatoire, 6 como quieranllamarlo, del estructuralismo.Justamente, yo haba aludido a que, segn los ltimos rumores,Althusser no se hallaba tan cmodo en el estructuralismo y haba recordadotan solo que, ms all de lo que confiese o niegue al respecto, parece aquien lo lee que su discurso hace de Marx un estructuralista y precisamenteporque subraya su seriedad.Sera errneo creer que aqu resulte esencial el humor, sea cual fuere,que puede provocar la adhesin a una bandera.Me gustara volver a la estructura.1La estructura debe entenderse en el sentido de que es lo ms real, quees lo real mismo.Al menos esto es lo que enuncio por mi parte y lo que seal en otrasoportunidades. Ya en la poca en que dibujaba en el pizarrn, hasta manipulabaalgunos de esos esquemas con los que se ilustra la topologa, subrayabaque no se trataba de ninguna metfora.Una de dos. O esto de lo que hablamos no tiene ningn tipo de existencia,o, en caso de que el sujeto tal como lo articulamos la tuviera, estarahecho exactamente como esas cosas que inscriba en el pizarrn, siempreque sepan que esta pequea imagen, que es todo lo que puede ponerse enuna pgina para expresarlo, solo est en ese lugar para representarles ciertasconexiones que, aunque no pueden ilustrarse, pueden perfectamenteescribirse.6. Participio presente y adjetivo del neologismo comentado en la nota 1 de la pg. 11.[N. de la T.]28MERCADO DEL SABER, HUELGA DE LA VERDADLa estructura es entonces real, lo que se determina generalmente porconvergencia hacia una imposibilidad. Por eso es real.Hoy hablo de la estructura solo porque me veo forzado a ello por el toletole de los cafs, pero no debera necesitar hablar de ella puesto que la digo.Lo que digo plantea la estructura porque apunta, como seal la ltima vez,a la causa del discurso mismo.Implcitamente, y como cualquiera que ensea, al querer desempearesta funcin, desafo en principio a que se me refute por un discurso quemotive el discurso de un modo distinto de como acabo de decirlo, a saber,lo repito para los sordos - el discurso apunta a la causa del discursomismo.Todos son libres de motivar el discurso de otro modo, como expresino como relacin con un contenido al que se le inventa la forma. Pero sealoentonces que en esta posicin es impensable que inscriban de cualquiermanera la prctica del psicoanlisis, y ni siquiera como charlatanera. Debenentender que la cuestin es saber si existe el psicoanlisis. Esto es loque est en juego.Pero, por otro lado, hay algo por lo que este se afIrma indiscutiblemente.Ocurre que es sntoma del punto del tiempo al que hemos llegado en loque llamar, con esta palabra provisional, la civilizacin.Sin bromas. No estoy hablando de la cultura. La civilizacin es msvasta. Por otra parte, es solo una cuestin de convencin. Intentaremos situarla cultura en el uso actual que se hace de este trmino en cierto nivelque llamaremos comercial.Volvamos a mi discurso ya lo que entiendo por un discurso valioso.Usando una metfora que varias veces utilic para transmitirlo, lo compararcon la huella de un cincel en esta materia a la que me refIero cuandohablo de lo real del sujeto.Por el modo en que esta cinceladura cae en la estructura, se revela como10 que es. Si se desplaza la cinceladura a alguna parte, las relaciones cambian,de modo que lo que no se vea antes se ve despus. Mientras indicabaque no es una metfora, lo ilustr con una cinceladura en la banda deMoebius, que produce una banda que ya no tiene nada que ver con lo queera antes. El paso siguiente que debe darse es percibir a partir de esta transformacinque la cinceladura es en s misma toda la banda de Moebius.Este es un modo de hablar de la ms humilde de las metforas. Digamosque al comienzo no vale la pena hablar ms que de lo real donde eldiscurso mismo tiene consecuencias. Llmenlo estructuralismo o no. Setrata de lo que la ltima vez denomin la condicin de lo serio.29LA INCONSISTENCIA DEL OTROEsta condicin es particularmente exigible en una tcnica, la del psicoanlisis,que pretende que el discurso tenga consecuencias, ya que el pacientesolo se somete de un modo artificialmente definido a un discurso regladopara que tenga consecuencias.Nada prevalece contra estas observaciones, y ciertamente no esas vocesque me imputan descuidar la dimensin energtica y que vemosdesplegarse en libracos cuyo texto est por otra parte birlado de mi propiodiscurso. Yo dejo pasar cosas as cuand se trata de respuestas polmicas.Pero aqu estamos en lo vvido del tema, puesto que, como hice observarla ltima vez, reemplac esta referencia estimulante a la energtica - estimulantesobre todo para los que ignoran incluso lo que significa - por unareferencia a la economa poltica, de la que resultara difcil sugerir en lostiempos que corren que es menos materialista.Sin embargo, no desdeemos la energtica en esta ocasin. Si aplicamoslo que acabo de decir, para que la energtica se refiriera a nuestro campohara falta que el discurso tenga consecuencias en l. Pues bien, justamente,las tiene. Hablo de la verdadera energtica y de la fsica que le dasu lugar en la ciencia.Antes que se publiquen esas objeciones risibles, yo haba subrayado encursos que los interesados pudieron perfectamente escuchar, ya que los utilizabanluego en sus propias conferencias, que la energtica ni siquiera esconcebible si no es como consecuencia del discurso. Aunque se trate de lafsica resulta claro que, sin punto de referencia significante de las alturas ylos niveles respecto de los cuales se evala la funcin inicial del trabajo entendidoen el sentido de la fsica, no hay siquiera probabilidad de comenzara formular el principio de toda energtica, en el sentido literal del trmino,a saber, .la referencia a una constante, que es justamente lo que sellama energa, en, relacin con un sistema cerrado, otra hiptesis esencial.Que pueda hacerse con esto una fsica y que funcione, es la prueba de loque ocurre con un discurso que tiene consecuencias.Al mismo tiempo, esto supone que la fsica implica la existencia de unfsico. Y lo que es ms, no se necesita cualquier fsico, sino uno con undiscurso correcto en el sentido en que acabo de articularlo, es decir, un discursoque valga la pena decir y no sea solamente un latido del corazn, quees aquello en lo que se convierte la energtica cuando se la utiliza de maneratan delirante y confusa como a la nocin de libido cuando se ve en ellalo que se llama una pulsin de vida.Decir que la fsica es impensable sin el fsico no es fundarla en un postuladoidealista. Espero que no se encuentre aqu ningn juicio para formular30MERCADO DEL SABER, HUELGA DE LA VERDADesta objecin, que sera bastante graciosa en el contexto de ~o. que acabo. deenunciar, puesto que estoy diciendo que el discurso de la flSlca det~nmnaal fsico y no al revs. Nunca ~ubo fsico verdadero hasta que este dISCurSOse impuso. 'Tal es el sentido que doy al discurso admisible en la ciencia.Solo que existe el argumento realista. Uno se imagina ineluctab1ementeque la naturaleza est siempre all, estemos o no nosotros, nosotros y n.~estraciencia, como si nuestra ciencia fuera nuestra y nosotros no estuvIeramosdeterminados por ella.No lo discuto en absoluto. La naturaleza est all. Lo que la distinguede la fsica es que la fsica merece que se diga algo de ella, que el discursotiene consecuencias en ella, mientras que, como todos saben, ningn discursotiene ninguna en la naturaleza, y por eso incluso se la ama tanto. Serfilsofo de la naturaleza nunca dio en ninguna poca un certificado dematerialismo, tampoco de cientificidad.Pero si la fsica nos da un modelo de un discurso que vale la pena, lasnecesidades del nuestro deben retomarse desde ms arriba.2Todo discurso se presenta como rico en consecuencias, pero oscuras. Enprincipio, nada de lo que decimos deja de acarrearlas. Sin embargo, no sabemoscules.Retomar las cosas a nivel del lenguaje, y para marcar bien los lmites.Observamos en el lenguaje una sintaxis tal que la encarnan un grannmero de lenguas que, por falta de audacia, llamamos lenguas positivas.Dado que acabo de hacer una observacin sobre la naturaleza que, segncreo, les pareci pertinente, por qu abstenerse y no llamarlas lenguasnaturales? As se ver mejor lo que concierne a la lingstica y lo que permitesituarla en el discurso de la ciencia.Sea cual fuere la preponderancia que demos al lenguaje porque se loolvida como realidad natural, todo discurso cientfico sobre la lengua sepresenta por reduccin de su material.Se destaca de este modo un funcionamiento en el que se captan consecuencias- dir ms, en el que se capta la nocin misma de consecuencia,con sus variantes, lo necesario o lo contingente, por ejemplo.31LA INCONSISTENCIA DEL OTROAl reducir el material se opera entonces una separacin discursiva. Enesto reside todo el valor de lo que afirmo primero, a saber, que no haymetalenguaje, lo que es verdad en el campo del lenguaje natural.Por qu operan esta reduccin del material? Acabo de decirlo, paradestacar un funcionamiento en el que se captan consecuencias. Desde quecaptan estas consecuencias, las articulan en algo que tienen el derecho deconsiderar como una metalengua - excepto que este meta solo puede confundir.Por eso yo preferira contentarme diciendo que separar en el discursolo que es preciso llamar por su nombre, la lgica, est siempre condicionadopor una reduccin de material, y por nada ms.Sin indicar otra cosa, lo ilustrar. Reduccin de material quiere decir quela lgica comenz en esa fecha precisa de la historia cuando un entendidoreemplaz por una simple letra ciertos elementos del lenguaje que funcionanen su sintaxis natural. Y esto inaugur la lgica. A partir del momentoen que introducen en si esto, entonces aquello una A y una B, comienza lalgica. Solo a partir de esto es posible plantear sobre el uso de esta A y estaB algunos axiomas y leyes de deduccin que merecern el ttulo de articulacionesmeta o, si prefieren, paralingsticas.Luego, no ms fsica que se extienda, como la bondad de 'nios, a todala naturaleza, no ms lgica que abarque todo el lenguaje.O sea que o es delirio, locura absurda, detenerse un instante en el psicoanlisis,o lo que este enuncia es que todo lo que ustedes son y hasta loque son en la medida en que sienten y no solo piensan - aunque no haypor qu experimentar respecto de este trmino ninguna repugnancia, puespor qu el hecho de pensar sera el privilegio de los intelectualesintelectualistas, que, como todos saben, son la peste de este bajo mundo, ysobre todo de este bajo mundo psicoanaltico, por supuesto? - , todo lo queson cae bajo ei peso de las consecuencias del discurso.Incluso su muerte, pienso en la idea vaga que pueden tener de esta, esinseparable de que puedan hablar de ella, y no me refiero a hablar de ellaingenuamente. Incluso la idea que tienen de su muerte, que llam vaga porque,en efecto, no tiene para ustedes gran peso, es inseparable del discurso,por grande que sea, que puedan urdir a propsito de ella. Por eso el sentimientoque tienen de su muerte es solo vago.Ni siquiera pueden comenzar a hablar ingenuamente de su muerte. Noaludo aqu en absoluto al hecho de que los primitivos seran ingenuos y quepor eso hablan de ella de manera tan curiosa. Que la muerte sea siempre enellos un asunto, un envenenamiento, un azar, una cosa que no va a ninguna32MERCADO DEL SABER, HUELGA DE LA VERDADparte, para decirlo todo, un accidente, no prueba en absoluto que hablen deella de modo ingenuo. Les parece que es ingenuo? Es justamente lo contrario.Y justamente por eso tambin ellos caen bajo esta ley, a saber, quela sensacin que tienen de su muerte es inseparable de lo que pueden decirde ella. Lo que hara falta demostrar.Una persona, de esas que podran instruirse un poco aqu y pulir susfanfarronadas, sali hace un rato porque sin duda piensa que digobanalidades. Debe creerse que es necesario decirlas, si no por qu me tomarael trabajo despus de todo lo que acabo de decir sobre el hecho deque un discurso tenga o no consecuencias? Mi discurso tiene en todo casocomo consecuencia esta salida, que es descriptiva.Por eso sera esencial que tuviramos en el psicoanlisis algunos espritusformados en lo que se llama, no s por qu, la lgica matemtica.Este nombre denota un viejo malestar, como si hubiera otro. La lgicamatemtica es la lgica a secas. Resulta que implic la matemtica, lo que ladistingue de la lgica aristotlica, que evidentemente no implicaba mucho lamatemtica. Para la lgica es un progreso implicar la matemtica, ciertamentelo es. Para llamar a las cosas por su nombre, esta lgica matemtica es completamenteesencial para la existencia de ustedes en lo real, lo sepan o no.Justamente porque no lo saben demasiado, de vez en cuando ocurrencosas que conmueven, hablo de cosas muy recientes. Se espera que hablede ellas. Hablar, hablar. Todo depende del tiempo que dedique a desarrollarlo que les prepar para hoy. Me gustara tener algo para darles antesde dejarlos, pero no es seguro porque lo que les ofrezco nunca est muycronometrado.El problema no est all. Lo sepan o no, evidentemente acabo de aludiral hecho, puesto que ... He dicho lo sepan o no. El raro problema que seplantea al respecto es saber si fue siempre cierto que la lgica matemticatuviera, con respecto a su existencia como sujetos, esas consecuencias queacabo de decir que estn all, lo sepan ustedes o no. Cmo habra podidosuceder antes que la lgica que llamamos matemtica hubiera despuntado?Se trata del problema de la existencia de Dios.Ya lo seal, pero lo repito porque no se lo podra repetir lo suficiente.La lgica matemtica estaba ya en las entendederas divinas, antes queustedes hayan sido afectados por ella en su existencia como sujetos, la cualhabra estado de ah en ms condicionada por ella?El problema es muy importante porque aqu tiene efecto este progresoque consiste en darse cuenta de que un discurso posee consecuencias. Se33LA INCONSISTENCIA DEL OTROnecesit que algo lindara ya con los efectos del discurso para que nacierael de la lgica matemtica. En todos los casos, aunque ya sea posible localizaren una existencia de sujeto algo que retroactivamente podemos ligarcon algn efecto del discurso de la lgica en esta existencia, es claro y d~besostenerse fmnemente que no se manifiestan las mismas consecuenCIasdesde que se profiri el discurso de la lgica matemtica.All se sitan lo necesario y lo contingente en el discurso efectivamentesostenido.Por eso me cuesta ver por qu la referencia estructural desconocera ladimensin de la historia.3Se trata simplemente de saber de qu historia se habla.La historia tal como est incluida en el materialismo histrico me pareceque se ajusta estrictamente a las exigencias estructurales. ,La plusvala estaba all antes que el trabajo abstracto, me refiero a aqueldel que esta abstraccin se desprende como media social, hubiera re~ultadode algo que llamaremos la absolutizacin del mercado? No garantizo laexactitud de la primera palabra, pero quiero pronunciar una palabra quepese, que importe, que tenga efectos.Es ms que probable que la aparicin de la plusvala en el discurso tuvieracomo condicin la absolutizacin del mercado, Como esta difcilmentepuede separarse del desarrollo de ciertos efectos de lenguaje, introduji:mas el plus-d~-gozar. Se necesit la absolutizacin del mercado, ,que llegohasta el punto de englobar el trabajo mismo, para que la plusvala se definieracomo sigue.Nosotros pagamos el trabajo con dinero puesto que estamos en el mercado.Pagamos su verdadero precio, tal como lo define en el mercado lafuncin del valor de cambio. Est sin embargo el valor no pagado en lo queaparece como fruto del trabajo, porque el verdadero precio de este fruto e~ten su valor de uso. Aunque pagado de manera justa respecto de la conSIStenciadel mercado en el funcionamiento del sujeto capitalista, este trabajono pagado es la plusvala. .La plusvala es, pues, el fruto de los medios de articulacin que constItuyenel discurso capitalista. Es lo que resulta de la lgica capitalista.34MERCADO DEL SABER, HUELGA DE LA VERDADAhora bien, as articulado, este discurso implica cierta posicin del yoen el sistema. Cuando este yo est en el lugar del trabajador, lo que es elcaso cada vez ms general, dicha posicin supone una reivindicacin relativaa la "frustracin", entre comillas, del trabajador.Es raro que implique esto - he aqu lo que hay que decir - porque solose trata de las consecuencias de un discurso perfectamente definido dondeel propio trabajador se inscribe como yo, Digo yo. Observen que no dijesujeto, cuando en realidad habl del sujeto capitalista.Avanzo lentamente. Nos volveremos a ver - espero -, salvo los quesalen en la mitad, y entendern que por algo all dije sujeto y aqu yo. Lovolveremos a encontrar en un nivel que debera funcionar desde hace muchotiempo, ya que es el de mi grafo. Ya hace ms de diez aos que lo construante un auditorio de asnos. Todava no encontraron dnde estaba elyo en ese grafo. Ser necesario que se lo explique, Para eso, es precisoprepararse. Nosotros labramos. Es trabajo, Esperemos que antes del finalpueda decirles cmo se sita el trabajo para nosotros en el discursodel que ensea.. Luego, es extrao e interesante que esto implique la idea de frustracin,con las-reivindicaciones que se siguen y estas pequeas reconstruccionesque se distinguen con el nombre de revoluciones, No puedo noarticular desde ahora que la dimensin introducida en este punto precisoes conflictiva.Indiqu que era raro y que era interesante, lo cual debera por lo menosincitarlos a reconocer esa dimensin - no es cierto? - que es difcildesignar de otro modo que con esta palabra rara, no menos que interesante,pero rara, que es la palabra verdad.La verdad no se capta as. Yo ya la introduje una vez en su confluenciacon el saber, confluencia cuya topologa he intentado dibujar porque esdifcil hablar de algo en psicoanlisis sin introducirla. Resulta clara la prudenciaque debe tenerse porque Dios sabe las tonteras de las que me enteroque circulan sobre el tema. Trataremos de acercarnos un poco ms a estaconfluencia.Partamos de que la realidad capitalista no tiene tan mala relacin con laciencia. No se acomoda a esta nada mal. Aparentemente, la cosa puedeseguir funcionando as, por lo menos cierto tiempo.Habl de realidad, no es cierto?, no habl de real. Tambin habl delo que se construy sobre el sujeto capitalista, de lo que se engendr anivel de la reivindicacin fundamentalmente incluida en el reconocimientode la plusvala - si no el discurso de Marx no tiene ningn sentido -,35LA INCONSISTENCIA DEL OTROde lo que es propiamente la incidencia cientfica en algo que es del ordendel sujeto.Luego, la realidad capitalista se acomoda bastante bien a la cie~cia, porlo menos en cierto nivel. Por ejemplo, se envan a los orbes espacIales objetostan bien conformados como habitables.En cambio, en el nivel ms cercano, donde se han engendrado la revoluciny las formas polticas que esta suscita, no es seguro que haya algodel todo resuelto en el plano de esta frustracin que indicamos que correspondea una verdad. . .Sin duda el trabajador es el lugar sagrado de este elemento confliclvoque es la verdad del sistema y que emerge cuando un saber, que se sostienetanto ms perfectamente cuanto que es idntico a su propio percepto en. elser, se desgarra en alguna parte. Entonces, demos ese paso que nos penruteel hecho de que aqu se trata sin duda de la misma sustancia. Palpemos loque ocurre con el tejido estructural y demos nuestro tijeretazo.Se trata del saber. Respecto del saber, en su forma cientfica, acabo prudentementede apreciar lo que atae a la relacin de dos realidades que seoponen en nuestro mundo poltico. .Aunque hace un rato haya parecido que comenzaba a esbozarlo en illldiscurso el saber no es el trabajo. A veces cuesta trabajo, pero tambinpuede dfu.seles sin este. En el lmite, el saber es lo que llam~os el pre~io.El precio se encarna a veces en el dinero, pero el saber t~bIen vale ?lllero,y cada vez ms. Esto debera iluminarnos. Este preCIO es el preCIO dequ? Est claro que es el precio de la renuncia al g~e. .En el origen empezamos a saber un poco renuncIando al goce, Slll. quehaga falta trabajo para eso. No porque el trabajo implique la renunCIa algoce toda renuncia al goce solo se hace por el trabajo.Les llega una iluminacin para que sepan moderarse o contenerse. A ~soalud la ltima vez para definir el pensamiento. Si se detienen un poqmto,se darn cuenta por ejemplo de que la mujer no vive solamente de pan, sinotambin de la castracin de ustedes, los varones. Despus de esto, conducirnms seguramente su vida. Se trata de un valor de uso.El saber no tiene nada que ver con el trabajo. Pero para que algo se aclareen este asunto, es preciso que haya un mercado, un mercado del saber.Es preciso que el saber se vuelva una mercanca. Ahora bien, he aqu lo qU,ese precipita, y de lo cual no se tena idea. Debera tenerse al menos u~a illlnimaidea de ello cuando se ve la forma que asumen las cosas y el arre deferia que esto adquiere desde hace algn tiempo en la Universidad.36MERCADO DEL SABER, HUELGA DE LA VERDADHay cosas de las que habl incidentalmente, desde otros ngulos. Queno haya propiedad intelectual, por ejemplo, no significa que no haya robo.Incluso as comienza la propiedad. Todo esto es muy complicado, porquesolo existe, por supuesto, desde que se pagan las conferencias dadas en elextranjero. Quiero decir que es en el extranjero donde se pagan. Y he aquque incluso en Francia esto est empezando. A partir de ahora se puedeotorgar lo que llam en otro momento, en un crculo ntimo, un premio Arcadaa quienquiera que se destaque especialmente en este tipo de especulacin.Pero todo esto no es ms que ancdota. El saber no se vuelve mercadopor efecto de la corrupcin ni de la imbecilidad de los hombres. Desde hacemucho tiempo se sabe que la Sorbona era el lugar elegido por esta suertede cualidad negativa, esta debilidad. Se lo saba en cada momento de lahistoria. En la poca de Rabelais ya eran rufianes, como en tiempos de losjansenistas. No falla nunca, ellos estn siempre del lado correcto, es decir,del malo.Esto no es una novedad. Busqu la raz de lo que se llama ridculamentelos aconte~imientos. No hay el menor acontecimiento en este asunto.Pero volver a explicarlo.El proceso mismo por el que se unifica la ciencia, en la medida en queesta se enlaza con un discurso consecuente, reduce todos los saberes a unmercado nico. Esta es la referencia nodal para lo que interrogamos. Deaqu en ms se concibe que tambin hay algo all que, pagado en su verdaderoprecio de saber segn las normas constitutivas del mercado de laciencia, se obtenga empero por nada. Lo llam el plus-de-gozar.A partir del saber se percibe finalmente que el goce se ordena y puedeestablecerse como rebuscado y perverso. Aunque no es algo nuevo, estosolo se revela a partir de la homogeneizacin de los saberes en el mercado. Qu representa entonces en esta oportunidad el malestar en la cultura,como decimos? Un plus-de-gozar que se obtiene de la renuncia al goce, sise respeta el principio del valor del saber.El saber es un bien? La pregunta se plantea porque su correlato es este- non licet omnibus, como ya seal, adire Corinthum. No todo el mundotiene sin embargo acceso al plus-de-gozar.Qu est pagado en este asunto y qu no lo est? El trabajo, segnvimos. Pero, de qu se trata en este registro? Nos orienta lo que ya plantehace un rato sobre lo que surge de conflictivo de la funcin de laplusvala. Es lo que ya llam la verdad.37LA INCONSISTENCIA DEL OTROLa manera en que cada uno sufre en su relacin con el goce, en la medidaen que este solo interviene por la funcin del plus-de-gozar, he aqu elsntoma - en cuanto aparece porque no hay ms que una verdad socialmedia, abstracta.He aqu lo que resulta del hecho de que un saber est siempre pagadoen su verdadero precio, pero por debajo del valor de uso que esta verdadengendra continuamente para otros que no son los que estn en lo cierto.Implica de este modo la funcin del plus-de-gozar. Y esta Mehrlust se burlade nosotros porque no se sabe dnde anida.He aqu por qu su hija est muda, queridos mos. Por eso en mayo lacosa adquiri un matiz violento.Fue una gran toma de la palabra, como expres alguien que no tieneen mi campo un lugar desdeable. Toma de la palabra? Creo que nosequivocaramos si homologramos esta toma con la toma de una Bastillacualquiera. Me gustara ms una toma de polvo de tabaco o una toma dedroga.Era positivamente la verdad lo que se manifestaba en esta ocasin. Unaverdad colectiva, pero en el sentido en que la huelga se aviene bastante biena esta verdad.La huelga es justamente una especie de relacin que suelda lo colectivocon el trabajo. Es incluso la nica. Nos equivocaramos si creyramos queun tipo que est en una cadena trabaja colectivamente. l es quien hace eltrabajo, pese a todo. En la huelga se manifiesta la verdad colectiva del trabajo.Pero lo que vimos en mayo era la huelga de la verdad.Tambin all era evidente la relacin con la verdad. La verdad se extendasobre los muros. Naturalmente, cabe recordar en este momento la relacinque felizmente yo haba sealado tres meses antes -la verdad de laestupidez conlleva la pregunta por la estupidez de la verdad.Hubo incluso tonteras que parecan provenir del discurso de Lacan. Eso loreproduca casi textualmente. Era casualidad, por supuesto. Se trata evidentementede que cosas extradas de su contexto pueden ser verdades, pero eso noquita que sean estupideces. Por esta razn prefiero un discurso sin palabras.Raro fue lo que se vio de una interrogacin apasionada que surga en elalma de ese a quien llamar - vern perfilarse su silueta - el cura comunista,cuya bondad tampoco tiene lmite en la naturaleza. Contamos conrecibir de l palabras morales, son cosas que vienen con la edad.Hay uno que eternizar con el nombre de Mudger Muddle, que es de micosecha. Recuerda el cocodrilo y el lodo en que se baa, y el hecho de que,con una lgrima delicada, los atrae a su mundo bienhechor. Conoc a38MERCADO DEL SABER, HUELGA DE LA VERDADMudger Muddle en la acera del bulevar Saint Germain. Me dijo que investigabala teora marxista y que estaba inundado por la felicidad que todoesto reflejaba. Pero no se le haba ocurrido que la felicidad puede provenirde la huelga de la verdad. Con el peso que la verdad nos impone en cadamomento de nuestra existencia, i qu felicidad, por supuesto, no tener conella ms que una relacin colectiva!Les indiqu que estas verdades extendidas en los muros a vecesidiotizan. Nadie percibe que estn tambin en mi discurso. Ocurre que enel mo atemorizan. Pero en los muros tambin atemorizaban. Tantas cosasestpidas causan un temor sin igual. Cuando la verdad colectiva sale, sesabe que todo el discurso puede largarse. Despus entra un poco en vereda.Pero est latente. Por eso los capitales huyen.Puesto que hoy me arriesgu a dar mi propia interpretacin de lo que sellama los acontecimientos, me gustara decirles - No piensen que estodetiene el proceso. No se trata incluso por ahora de que se detenga el mercadodel saber. Ustedes mismos actuarn para que se establezca cada vezms. Eso es la unidad de valor, ese papelucho que quieren darles. Es el signode lo que se volver cada vez ms el saber en este mercado llamado laUniversidad: La verdad puede tener en l funciones espasmdicas, pero noes lo que regular para cada uno su existencia de sujeto.Como les record la ltima vez, hay un texto en el que fui muy amablecon la verdad, a la que le hice sostener las palabras ms inteligentes quepoda atribuirle, las tomaba de lo que digo cuando no digo la verdad. Enotras palabras, ningn discurso puede decir la verdad. El discurso que sesostiene es el que puede sostenerse bastante tiempo sin que ustedes tenganmotivos para pedirle explicaciones de su verdad.Aguarden entre la espada y la pared, acorralen a los que se presentarnantes ustedes dicindoles - El psicoanlisis, saben, no podemos decirnada al respecto. Este no es el tono de lo que deben exigir si quieren dominareste mundo con un valor llamado saber. Si un discurso se esconde, solotienen una cosa por hacer y es pedirle explicaciones. Un discurso que nose articula para decir algo es un discurso vano.No piensen que decir que todo es vanidad, que es con lo que los dej laltima vez, sea ms que un seuelo con el que, como seal, quise dejarlospartir con el alma en paz hasta retomar este discurso.Para los que plantean al principio una esencial vanidad de todo discurso,el que sostengo habr de atraparnos juntos ac la prxima vez.20 DE NOVIEMBRE DE 196839IIITOPOLOGA DEL OTROEl par ordenadoLa ltima vez llegamos a un punto que impone que hoy les d algunasexplicaciones que vaya llamar topolgicas.No es algo nuevo que lo introduzca aqu, pero conviene que lo vinculecon lo que present este ao en una forma que designa la relacin del sabercon algo que es ciertamente ms misterioso, tanto ms fundamental. El peligroes que se lo considere en funcin de un fondo respecto del campo deuna forma, cuando se trata de algo muy distinto.He nombrado el goce.1Resulta muy evidente que el goce constituye la sustancia de todo lo quehablamos en el psicoanlisis.El goce tiene ese alcance que nos permite introducir la funcin propiamenteestructural del plus-de-gozar. Por eso no es informe.El plus-de-gozar apareci en mis ltimos discursos en una funcin dehomologa respecto de la plusvala marxista. Decir homologa es decir quesu relacin no es de analoga. Se trata de lo mismo. Se trata de la mismaestofa, en la medida en que est en juego la cinceladura del discurso.Todos los que siguen desde hace un tiempo suficiente lo que enuncioven que la relacin del plus-de-gozar con la plusvala gira en tomo de lafuncin del objeto a.En cierto sentido, yo invent este objeto a, como puede decirse que eldiscurso de Marx invent. Qu significa? El hallazgo de Marx es laplusvala. Por supuesto, no es que el objeto a no haya sido abordado antesde mi propio discurso, pero solo lo fue de manera francamente insuficien-41ILA INCONSISTENCIA DEL OTROte, tan insuficiente como lo era la definicin de la plusvala antes que eldiscurso de Marx la mostrara en su rigor.Sin embargo, lo importante no es subrayar una equivalencia en el ordendel hallazgo, sino preguntarnos por lo que el hallazgo como hecho nos permitepensar, si lo defino primero como efecto de un discurso - porque aquno se trata de teora, en el sentido en que esta cubrira por completo algoque en un momento dado se volvera aparente.El objeto a es efecto del discurso analtico y, como tal, lo que digo de lno es ms que este efecto mismo. O sea que solo es artificio creado por eldiscurso analtico? Este es el punto que designo y que es consistente con elfondo de la cuestin tal como la planteo en cuanto a la funcin del analista.No habra discurso analtico ni revelacin de la funcin del objeto a siel analista mismo no fuera este efecto o, an ms, este sntoma que resultade cierta incidencia en la historia, que implica la transformacin de la relacindel saber, determinante para la posicin del sujeto, con el fondo enigmticodel goce. La cuestin del artificio se modifica, se suspende, encuentrasu mediacin porque lo que se descubre en un efecto de discurso ya aparecicomo efecto de discurso en la historia.En otras palabras, el psicoanlisis solo aparece como sntoma en lamedida en que un viraje decisivo del saber en la historia - no digo en lahistoria del saber -, o de la incidencia del saber en la historia, ya concentr,si puedo decirlo as, la funcin que define el objeto a para ofrecrnosla,para ponerla a nuestro alcance.Mi traductora italiana, cuya modestia no ofender al hablar de ella dadoque esta maana perdi el avin y no se encuentra aqu, es la nica que sedio perfecta cuenta, hace ya algn tiempo, de la identidad de la funcin dela plusvala y del objeto a. Por qu nadie ms lo dijo, admitiendo que talvez la cosa no me haya sido comunicada? Eso es lo raro.Lo raro seguramente se atena si se capta al natural, como hago - esmi destino -, la dificultad del progreso del discurso analtico, la resistenciaque crece en la medida misma en que este prosigue.Dado que adems tengo un testimonio que adquiere valor por provenirde alguien de una de las generaciones ms jvenes, no resulta singular quecon frecuencia experimente cunto ms fcil es mi intercambio con los dela generacin venidera, cuya edad promedio, obtenida por una simple experienciade clculo, es, digamos, veinticuatro aos?Hay ah un efecto que seguramente no dir que es de mi discurso, sinode la dificultad creciente engendrada por lo que llam la absolutizacin delmercado del saber.42TOPOLOGA DEL OTRONo dir que a los veinticuatro aos todo el mundo es lacaniano, peroseguro que las dificultades que encontr en la poca, como se dice, de hacercomprender este discurso, no se producen, por lo menos no en el mismolugar, cuando trato con alguien que, incluso no siendo en absoluto psicoanalista,aborda solamente los problemas del saber desde su ngulo msmoderno, y tiene alguna apertura hacia el dominio de la lgica.En esta generacin empiezan a estudiar mis Escritos, se comienza aescribir sobre ellos exmenes o tesis, en resumen, se los somete a la pruebade una transmisin universitaria. Como me llegan ecos de esto, y tambinfrutos, resultados, recientemente constat, en modo alguno para misorpresa, la dificultad de estos jvenes autores para extraer de los Escritosuna frmula admisible y clasificable en los casilleros que se les ofrecen.Seguramente se les escapa lo mismo que constituye la fuerza y lo esencialde estos Escritos, y que retiene sin duda a esos lectores que sigue sorprendindomesaber que son tan numerosos. Se trata de la dimensin deltrabajo representada precisamente en ellos. Quiero decir que cada uno deestos escritos representa algo que tuve que desplazar, empujar, acarrear enel orden de la dimensin de la resistencia.Esta resistencia no es de orden individual. Depende nicamente de lasgeneraciones.Cuando yo empezaba a hablar, mis oyentes, atrapados en una relacincon el saber que era una relacin en pleno deslizamiento, tenan ms edadque los de hoy y ya estaban formados de todas las maneras de un modo talque nada era ms difcil que situarlos en esta experiencia anunciadora, ydenunciadora, que es el psicoanlisis. Por eso, lo que hoy intento articularlo hago con cierta esperanza de que lo que se me ofrece en la atencin delas generaciones ms jvenes se conjugue con lo que se presenta efectivamentecomo un discurso.Sin embargo, que no se cuente d ninguna manera con que el discursoaqu sostenido haga profesin articulada de una posicin de distancia respectode lo que verdaderamente se opera en el progreso del discurso analtico.Lo que enuncio del sujeto como efecto mismo del discurso excluyeabsolutamente que el mo se vuelva sistema. Muy por el contrario, lodifcil de este discurso es indicar por su propio proceso cmo l mismoest gobernado, es sealar por una subordinacin del sujeto psicoanaltico,cuyo soporte me vuelvo aqu, lo que lo gobierna y que sostiene todoel saber.Mi posicin, como todos saben, es idntica en varios puntos a la que seinscribe con el nombre de epistemologa. En esta perspectiva se plantea una43LA INCONSISTENCIA DEL OTROpregunta que podra fonnularse en los siguientes tnninos. Qu ocurre conel deseo que sostiene de la manera ms solapada el discurso aparentementems abstracto, es decir, el discurso matemtico?La dificultad es, sin embargo, de un orden muy diferente en el nivelen que debo ubicarme. Si se puede dejar en suspenso lo que anima eldiscurso matemtico, est claro que cada una de estas operaciones apuntaa tapar, elidir, reunir, suturar en todo momento la cuestin del deseo.Recuerden lo que ya apareci aqu hace cuatro aos con la funcin dela sutura. En el discurso analtico se trata, por el contrario, de dar suplena presencia a la funcin del sujeto, invirtiendo el movimiento de reduccinque habita el discurso lgico, para centrarnos perpetuamente enlo que es falla.Esto resulta tanto ms problemtico cuanto que no nos est pennitidode ninguna manera suplir esta falla salvo de modo artificial, y entonces necesitamosindicar cuidadosamente qu hacemos cuando nos pennitimos designaresta falta, efecto de la significancia de algo que, pretendiendosignificarla, no podra ser por definicin un significante.Escribimos SeA), significante de A mayscula barrada, para indicar loque falta. Como articul varias veces, esta falta es falta en el significante.Qu quiere decir? Qu representa esta falta en el significante?Podemos aceptar perfectamente que esta falta sea especfica de nuestrodestino extraviado. Pero all donde designamos la falta como tal, esta siempreha sido la misma. Si hay entonces algo que nos pone en contacto con lahistoria, es concebir cunto, durante tanto tiempo, los hombres han podidoarreglrselas con eso.No es este sin embargo el problema que hoy quiero destacar para ustedes.Muy por el contrario, como seal, se trata de topologa.2Si hay una fnnula que repet durante este tiempo con insistencia, es laque establece la detenninacin del sujeto en el hecho de que un significantelo representa para otro significante.Esta fnnula tiene la ventaja de insertar al sujeto en la conexin mssimple, la ms reducida que se pueda plantear, la de un significante 1 conun significante 2. Partir de aqu ya supone no poder perder de vista un instantela dependencia del sujeto.44TOPOLOGA DEL OTROLa relacin de este significante 1 con este significante 2 tendr ecos paratodos los que escucharon algo de lo que ocurre en lgica, en la teora delos conjuntos, con lo que se llama un par ordenado.Aqu es esperable que los oyentes infonnados ya no sean en absolutoescasos, y que resulte importante agregar esta referencia terica aunque porahora solo pueda dar indicaciones, lo que no quita que ms adelante hagaun comentario a partir de algn pedido que me llegue.Lo que llamo mi discurso no data de ayer, y nuestro camino de esteao, como les anunci la ltima vez, nos conduce al borde de lo que yase construy en la experiencia misma a lo largo de un trabajo que consistien incluir en mi discurso, en este yo digo provocador, a los que queranfranquear el obstculo que encontraban por el solo hecho de que estediscurso hubiera comenzado en el seno de una institucin hecha para suspenderlo.Intent construir este discurso en su relacin fundamental con el saberen una fonna que algunos de los que consultaron mi libro encontraron designadaen cierta pgina con el nombre de grafo.Hace ya diez aos que esta operacin desemboc en su aparicin en elseminario sobre las fonnaciones del inconsciente. Para indicar bien el meollode lo que est en juego, dir que esta construccin comenz con un comentariosobre el Witz, como expresa Freud, es decir, el chiste.A decir verdad, no me refer directamente a este discurso mismo pararetomar aqu el punto en que lo dej la ltima vez, sino ms bien al resumenque se public de l en el Bulletin de psychologie, y que, sin serperfecto, hay que decirlo, no muestra especiales negligencias. Sin tenerque recurrir a notas inditas, cada uno puede hallar en este texto eltestimonio de que las cosas estaban bien situadas ya en ese momento,1957-1958, que contina lo que yo haba hecho el ao anterior sobre larelacin de objeto.Cun prehistrica es esta poca respecto de la emergencia como tal delobjeto a! Este no estaba an prefigurado ms que en la funcin del objetometonmico, pero lo estaba plenamente para todo el que hubiera escuchadola continuacin.En la primera seccin de este resumen de las fonnaciones del inconsciente,que abarca las lecciones de los das 6, 13 y 20 de noviembre de 1957,encontramos un primer dibujo que se presentaba as -45LA INCONSISTENCIA DEL OTROy APrimer esbozo del grafoDe aqu, de 8, parte esta lnea, para desembocar en 8'. Basta ver el dibujode esta curva con esta pequea pirmide al comienzo, en 8, y este signode flecha en el extremo, en 8', para que sea claro que no se trata de hacerlapartir de 8' para ir en sentido contrario. Qu importa. Excepto por estedetalle, el resumen conserva su inters.Su inters es sobre todo testimoniar que este primer esbozo del grafotiene por funcin inscribir, puesto que despus la cosa se volvi trivial,lo que ocurre con una unidad de la cadena significante, en la medida enque esta solo encuentra su fin all donde vuelve a cortar la intencin enel futuro anterior que la determina. Si a partir de aqu se instaura algoque es, digamos, el querer decir, lo que se desplegar del discurso no culminarms que cuando vuelva a encontrarlo, en otras palabras, solo alcanzarsu culminacin de la manera aqu designada, es decir, retroactiva.De aqu en ms puede hacerse una primera lectura de A tomado comoOtro, o lugar del cdigo. A oculta el tesoro del lenguaje, que debe suponerseprevio para que puedan extraerse de l, con el sello de la intencin, estoselementos que se inscriben unos despus de otros para desplegarse en formade una serie de SI' 52' 53' en otras palabras, de una frase que se concluyecuando algo se realiza, se cierra all.Qu ms natural, aunque solo sea de manera didctica, que haber articuladoentonces que este esquema representaba el significante y el significado?Despus de todo, cuando pienso cun largo fue este camino, por quyo mismo no temblara ahora ante la idea de haberme dejado llevar entoncespor semejante debilidad? Gracias a Dios, no hay nada de eso, y leo depluma del escriba de entonces que, pese a sus negligencias, no retuvo con46TOPOLOGA DEL OTROmenos fuerza lo esencial- Nuestro esquema no representa el significantey el significado, sino dos estados del significante.El circuito - no lo repito como l lo enuncia porque l lo enunciade travs, pero es evidentemente este circuito - 8A -y8' representa la cadenadel significante en la medida en que sigue permeable a los efectosde la metfora y la metonimia. Por eso la consideramos constituidaa nivel de los fonemas. La segunda lnea - que empieza de este ladode -y para continuarse ms all de A - representa el crculo del discurso,discurso comn constituido por semantemas que, por supuesto, nocorresponden de manera unvoca al significado, sino que se definen porun uso.Se percibe claramente cun condicionada poda estar esta construccin,en el nivel en que yo la edificaba, por la necesidad de ubicar lo que ocurreen la formacin de la palabrafamillonario. An era necesario percibir quela formacin del inconsciente, en la medida en que puede producir llegadoel caso el Witz, era el acceso ms evidente a la funcin del discurso. Resultaevidente que la palabra famillonario solo puede producirse por cuantose cortan en una interferencia precisa y estructuralmente definible algo quejuega a nivel de los fonemas y algo que es del crculo del discurso mscomn. Quin cuenta? Aqu es esencial que no sea Henri Heine. Se trata deHirsch Hyacinthe, otro H. H., que, hablando de Salomon Rothschild,quiere decir que este lo recibi de una manera completamente familiar.He aqu que familiarmente aparece sobre el crculo del discurso. PeroHirsch Hyacinthe dice que el otro lo recibi de una manerafamillonaria.Introduce pues en la palabra fonemas suplementarios. Con esta conjuncinrealiza una frmula inapreciable, que no carece de alcance paraquienquiera que sea. Digan simplemente que esta familiaridad no dejabade tener el gustito de los millones, como expresa en algn lado Freud, ynadie re, no es un chiste. Pero si esto se manifiesta como famillonario,la risa no falta.Peguntemos sin embargo por qu esta risa no falta. No falta precisamenteporque est implicado un sujeto, que an habr que ver dnde ubicar.Freud lo articula. Este sujeto funciona siempre en un registro triple.No hay chiste ms que respecto de la presencia de un tercero. El chisteno se produce de un interlocutor a otro, a saber, cuando Hirsch Hyacinthecuenta la cosa al compaero, sino cuando este se percibe a s mismo comoen otra parte, muy cerca de ir a contrselo a otro tercero. Esta triplicidad47LA INCONSISTENCIA DEL OTROse mantiene cuando el otro tercero repite a su vez el mensaje. En efecto,este mensaje solo surte efecto en el nuevo oyente al que se lo refiere enla medida en que Hirsch Hyacinthe, que queda solo, interroga desde sulugar lo que ocurre.Dnde est el punto sensible de esta famillonariedad? Escapar acada uno de los que lo transmiten. Se trata precisamente de esta novedadque introduje en nuestro discurso y que en esta ocasin no dudar entransplantar a este campo, a saber, el sujeto capitalista. Cul es la funcin, qu son sino empleados los que pasan entre lasmallas de la red de hierro que constituye lo que tan insuficientemente captala nocin de la explotacin de algunos hombres por otros, quiero decir,los que no estn atrapados en uno u otro de los dos extremos de la cadenade explotacin? Si este Witz hacer rer, es porque cada uno de losinterlocutores que se encuentran en el pasaje de la amable risa delfamillonariamente se siente, sin saberlo, concernido como empleado o, sise quiere, como implicado en el sector terciario.No es indiferente que Henri Heine nos cuente que recogi esa palabrade la boca de Hirsch Hyacinthe, pero no olvidemos que despus de todo, siHirsch Hyacinthe existi, es tambin creacin de Henri Heine. .Ya mostr bastante cules han podido ser sus relaciones con la baronesaBetty para afmnar que todo el que se introduzca as en lo que solo pareceuna puya, una ocurrencia, un chiste, si re, lo hace en la medida en queest concernido por la captura que ejerce cierta forma de riqueza, y no cualquiera,por ciertos modos de su incidencia en una relacin que no dependesolamente de una opresin social, porque todo sujeto est interesado en elsaber que gobierna su posicin.Cabe recordar esta estructura para subrayar el modo riguroso en que,desde esta primera aproximacin concerniente a la funcin del sujeto, distingoel crculo del discurso. As se halla preparada la verdadera funcinde lo que lo completa, a saber, que nada podra articularse si no es redoblndolocon un piso superior, que por otra parte solo se presenta como talen virtud de las dimensiones del papel, porque tambin sera posible describirloal revs, como suspendido de esta funcin del A que hoy debemosinterrogar.48TOPOLOGA DEL OTROEl anzueloInterrogamos la funcin del A porque no hay parte del discurso que pors misma no la interrogue, y he dicho de qu manera - tan bien articulada,tan bien puesta en evidencia por el discurso analtico mismo - en la formacomo introduje el anzuelo, si puedo decir, anexando sobre el grafo simplificadoel punto de interrogacin que lo remata. Lo llam, en referenciaal Diablo enamqrado de Cazotte, el Che vuoi? - Qu quiere? Qu quiereel Otro? Me lo pregunto.La duplicidad de la relacin con el Otro hace que desdoblemos esta lneaque, en el piso inferior, se presenta ahora como discurso o, digmoslode manera ms depurada, enunciacin, mientras la lnea superior ya estcompletamente constituida como demanda. segn testimonia lo realzado.Goce 'CastracinSignificanteI(A) SDesdoblamiento del grafo49LA INCONSISTENCIA DEL OTROSe encuentra a la derecha ($ O D), el sujeto barrado puesto en una conjuncinque define 10 que llamo provisionalmente el rombo, con la demandaarticulada como tal. A la izquierda, homlogo a la funcin s(A), es decir,a 10 que se produce como efecto de sujeto en la enunciacin, est elndice o la indicacin SeA).No hemos de interpretar esta indicacin por primera vez porque ya 10 hicede varias formas, sino volver a interrogarla en la perspectiva que introducimoshoy. Para ello convendr volver a partir del punto en que el sujeto sedefine como 10 que representa a un significante para otro significante, esdecir, del nivel ms bajo de 10 que se presenta aqu en escala.No solo por una manera de superponer 10 imaginario a 10 simblico indiquaqu, en ira), imagen de a, la presencia del objeto entonces solo llamadoobjeto metonmico, para ponerlo en correspondencia con algo que essu imagen y reflejo, a saber, m, el yo [moi].Se encuentra en posicin homloga la interrogacin sobre el deseo delOtro, d(A), que es aqu aparentemente el resorte de identificaciones imaginarias,y por eso 10 pongo en rojo, pero veremos que l tambin se articulade un modo simblico. Aqu, a la izquierda, apareci por primera vez, comosaben, la frmula del fantasma como ($ O a).Si est, desde este momento, bien indicado que la cadena que efecta unaretroversin es la cadena del significante, es porque aqu, en A, ya est contenidala primera articulacin de 10 que ocurre con la funcin del significante enla medida en que determina al sujeto, a saber, la relacin del significante 1, S)'con esta forma mnima que llam el par ordenado (S) ~ S2)' al que se limitael enunciado del significante como 10 que representa a un sujeto para otrosignificante.Este 0tI;0 significante, S2' representa precisamente en esta conexin radicalel saber, en la medida en que es el trmino opaco donde se pierde, sipuedo decirlo as, el sujeto mismo, o incluso donde se extingue, lo quesubray desde siempre con el uso del trminofading. En esta gnesis subjetiva,el saber se presenta al comienzo como el trmino donde se extingueel sujeto.Este es el sentido de 10 que Freud designa como Urverdriingung. Estarepresin llamada originaria es solo una represin supuesta, ya que estexpresamente formulada como no siendo tal, sino como un ncleo ya fueradel alcance del sujeto, siendo sin embargo saber. Esto es 10 que significala nocin de Urverdriingung, en la medida en que permite que toda unacadena significante se le acople, implicando este enigma, esta verdaderacontradiccin in adjecto que es el sujeto como inconsciente.50TOPOLOGA DEL OTRODesde este tiempo precoz, al menos 10 bastante, se ve entonces que enla articulacin de este discurso que apoyo en la experiencia analtica yaplanteamos la cuestin de quin puede decir Yo digo a nivel formacin delinconsciente del discurso, formacin que es Witz, llegado el caso. Esto lesmuestra que yo haba planteado precisamente desde el origen de este discursola distincin del discurso y la palabra que vuelven a encontrar en lafrmula clave que inscrib este ao en el primero de estos seminarios, sobre10 que atae a un discurso sin palabras, que es esencia, como seal, dela teora psicoanaltica.En esta coyuntura se pondr en juego 10 que debemos exponer este ao.A quin tenemos que dejar la palabra en De un Otro al otro?No se trata aqu de la palabra, y todava no les mostr a esa personaesencialmente inalcanzable que llam la verdad, aunque ya la puse en juegoal recordarles el discurso que le atribu. Si le hice decir Yo hablo, fueporque, como subray, se trata de otra cosa que de lo que dice.Lo indico aqu para marcar que la verdad est en segundo plano, y queesta nos espera respecto de 10 que debemos decir de la funcin del discurso.Retomemos ahora esta funcin.3En la cadena del significante, siempre la misma, se trata pues de la relacindel significante con otro significante.Contentmonos con recordar que la teora de los conjuntos tropiezadesde el primer paso con una paradoja que llamamos la paradoja de Russell.Ofrecrsela de entrada es un artificio de exposicin, no he de disimularlo,que me evita una introduccin por el camino de la teora de los conjuntos,porque si tuviera que recordar sus fundamentos, tendra que haceralgo articulado.En cierta definicin que es la de los conjuntos, la pregunta es qu hacercon una relacin de conexin, que es 10 ms parecido a una relacinsignificante. Como nada se indica en la primera definicin de la funcin delsignificante salvo que el significante representa al sujeto en su relacin conotro significante, podemos definir esta relacin como queramos. El trminoms simple ser el de pertenencia.Esto basta para confirmarnos, si tantos otros rasgos no nos lo indicaban,que, de la lgica matemtica, es la teora de los conjuntos la que resulta ms51LA INCONSISTENCIA DEL OTROaccesible para tratar esta conexin tan simple, no digo para formalizarla.Varios lingistas lo percibieron.Lo recuerdo para los que algo han escuchado hablar sobre lo que est alinicio de la teora de los conjuntos. Considerar como una clase todos loselementos de tal conexin, en la medida en que de cada uno puede escribirseque no pertenece a s mismo, entraa una paradoja. Se trata de algodemostrable.Lo repito, aqu no hago ms que indicar el lugar de una introduccin.Desarrollarla nos hara volver sobre enunciados an ms singulares.Quiz lo haga hoy si nos queda tiempo, o quiz lo hagamos despus.Mientras tanto, proceder de otro modo." Solo recurrir a mi grafo, y voya intentar mostrarles de una manera muy formal a qu nos conduce lafrmula el significante no representa al sujeto ms que para otrosignificante si tomamos los elementos que nos ofrece el grafo mismoal comienzo.Pondremos S como el significante y tomaremos como otro significanteelA.S~AEl par ordenado S ~ ASi llamamos en primer lugar a A el lugar o el tesoro de los significantes,nos encontramos en posicin de interrogar la siguiente disposicin - quocurre al plantear como significante de una relacin un significante queinterviene en esta relacin misma? En otras palabras, si importa, como subray,que e~ esta definicin del significante solamente intervenga laalteridad del otro significante, puede formalizarse de una manera conducenteel hecho de capturar con este significante mismo, A, la alteridad delOtro, la relacin (S ~ A)?ACi~~A apresando la relacin (S ~ A)Para tranquilizar a los que inquiete esta manera de plantear el problema,aclaro que no es en absoluto ajena a lo que constituye el comienzo decierto origen de formalizacin en la lgica matemtica.52TOPOLOGA DEL OTROSera necesario entonces que desarrolle lo suficiente la diferencia entrela definicin del conjunto con relacin a la de la clase. La cuestin est tanbien planteada en la lgica matemtica, que ojal nos concerniera ms decerca ya que en ella los problemas se resuelven!, que en determinado puntoesta indica que no hay la clase de los conjuntos que no se contienen a smismos. Ven que con esta inscripcin indicamos por lo menos un ejemplo.Pero nosotros tenemos otra cosa que hacer que la lgica matemtica,porque nuestra relacin con el Otro es una relacin ms ardiente, unarelacin de demanda.Por el solo hecho de la demanda al Otro, surge que el Otro ya contiene,de alguna manera, todo eso en tomo de lo cual esta se articula. Pero si fueraas, habra un dilogo, cuando profer justamente a fines del ao pasadoque no hay este dilogo. De aqu que, de manera rudimentaria y casi almargen de la teora de los conjuntos, pregunte si este Otro puede concebirseo no como un cdigo cerrado, sobre cuyo teclado no hay ms que apoyarsepara que el discurso se instituya sin falla y se totalice.Si hubiera puesto en el lugar del S una b, habran percibido que estamosen el abec de la cuestin. Pero desde el abec vern cmo la cuestinse hunde, y esto topolgicamente.As planteada la cuestin, es claro que el A que figura en el par ordenadoque constituye este conjunto se considera idntico al A que designaeste mismo conjunto. La relacin de S con A, (S ~A), se escribir puesas (S ~ (S ~ A)), si reemplazo A por lo que A es, en la medida en que esel significante del conjunto constituido por la relacin de S con A. Esto escompletamente usual en todo desarrollo de una teora de conjuntos.Primera reescrituraVen entonces lo que se produce a partir de este proceso. Tendremosuna serie de crculos que dibujo - no s lo que es, salvo que nos sirvenpara designar el conjunto como tal y para hacerlo funcionar -, y una repeticinindefinida del S, sin que nosotros podamos nunca detener el retroceso,si puedo decir as, de A.53LA INCONSISTENCIA DEL OTROReescritura en serieNo se metan en la cabeza sin embargo que este A se reduce espacialmentey se desvanece. No se indica aqu de ninguna manera nada del ordende una reduccin infInitesimal de una distancia o de algn pasaje allmite. Solo se trata de la inasibilidad de A como tal, aunque siga siendosiempre el mismo. Este carcter inasible sin duda no debe sorprendemos,ya que hicimos de A el lugar de la Urverdrangung.Esta inasibilidad les permite ver precisamente lo que interrogaba haceun rato, a saber, qu ocurre con lo que se designa como el trazado circular.Si A lo hace multiplicarse de este modo, es simplemente debido a que siemprese puede escribir A en el exterior y en el interior. Los crculos no hacenms que indexar esta identidad.En otras palabras, este crculo, que en un sentido es el que ms se amplaa partir de l