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Vivir la pluralidad aprendiendo a vivir el pluralismo.-

Pretexto para expulsar a un afrocubano de la estructura de poder.-

Por: Msc. Mara-I. Faguaga Iglesias

Antroploga e Historiadora

Los ltimos das han sido de mayores ocupaciones y preocupaciones para quienes nos implicamos en la problemtica etno-racial en Cuba. Como es natural, el motivo rebas las costas hasta llegar a Miami, quizs la nica ciudad donde conforman verdadera comunidad nuestro exilio y nuestra emigracin.

El motivo de ocupacin y preocupacin de ahora pareciera vano por lo cotidiano y lcito que es en cualquier parte del mundo. Esto es Cuba. Aqu ocupa y preocupa un artculo que le publicaran al ensayista y poeta afrocubano Roberto Zurbano en el peridico estadounidense New York Times.

Se cre algaraba, han despertado susceptibilidades y acentuado presunciones, algunas de las cuales adentrados en el siglo XXI son rayanas con las necedades. Como es habitual, no pocos se sienten obligados a mostrarse revolucionariamente combativos impugnando la palabra del autor.

En los ltimos aos Roberto Zurbano diriga el Fondo Editorial en Casa de las Amricas, donde fueron rpidos en aplicarle medidas correctivas: le removieron de su puesto pasndole a la condicin de especialista. Muchos otros en todos los momentos histricos de esa institucin haban corrido esa suerte o peor: la expulsin. Ha sido el proceder reiterativo all y en cualquier entidad nacional.

Como siempre en estas situaciones, se ha desatado el reunionismo. Quienes no estamos institucionalizados nos enteramos de a poquitos. Se dice que los motivos de disgusto para quienes toman las medidas y para quienes les apoyan son: que el autor no solicit autorizacin para publicar en el exterior; que publicara en un peridico de Estados Unidos e incluso molesta el texto.

Pasadas un par de semanas no he tenido acceso al texto ahora maldito cual su autor. Sin embargo, he coincidido lo suficiente en espacios pblicos con Roberto Zurbano en los cuales le he visto proyectarse respecto al tema.

Roberto Zurbano es casi una excepcin en el ambiente intelectual de la oficialidad. Uno de los todava escasos que en la generalidad de la intelectualidad islea de hoy tienen una proyeccin meridiana en la problemtica etno-racial y que la expresa.

En una sociedad en la que todava en el espacio acadmico es ampliamente sostenido que los cubanos somos una singularidad pues somos cubanos por encima de todo, no somos negros, no somos chinos ni somos blancos, sino cubanos y que eso del racismo es de algunas personas, mientras la realidad va diciendo lo contrario, la proyeccin de este afrocubano molesta a muchos.

La discriminacin etno-racial es asunto poltico

Ya se vena diciendo por los corrillos que l lo intelectualiza y politiza todo. Queda claro que no se estaba pensando en lo fundamental, en que todo asunto de la subalternidad es de contenido estrictamente poltico aunque su apariencia pueda ser cultural, econmica u otra.

Lamentable aunque compresiblemente, la preocupacin de los crticos oficiales y oficiosos de las ideas expuestas por Roberto Zurbano no enrumba en direccin de la siempre sana polmica. No es la promocin del dilogo lo que interesa sino lanzar con premura el dardo venenoso. Como sucede en estos casos, les interesa la diatriba, la descalificacin de un escritor a quien ahora se apresuran a calificar de escribidor.

Llama la atencin que al reconocimiento de la diversidad caracterstica de la nacin cubana, tantos intelectuales no le acompaen con el sealamiento oportuno de la urgencia del pluralismo. Tardamente inician la observacin del irrespeto social que enseorea en todos los niveles, sin detenerse en la bsqueda de la causa y participando ellos mismos en la aprobacin de la unilateralidad discursiva que se aprestan a imponer.

Sigue vigente en Cuba la mentalidad de plaza sitiada y de feudo medieval. Eso, pese a las anunciadas transformaciones y a la exhortacin a hablar. Mientras, el mundo estrena variadas formas de interconexiones que van tornando diferentes las percepciones temporales y espaciales al tiempo que contribuyen a forjar nuevos tipos de relacionamientos.

Cubanas y cubanos nos quedamos en las cavernas y casi sin mirar nuestras sombras. No se trata nicamente de que no tengamos acceso a internet. Es mucho ms. No llama la atencin a nuestros intelectuales orgnicos que el general-presidente nos autorice a hablar? Expresarnos con total libertad, todos y todas, intelectuales o no, con relacin a cualquier asunto, no debera ser lo natural y legtimo?

Si en Cuba no podemos hacer escuchar nuestras voces como no sea en pose repetitiva, si no se acepta la naturalidad y legitimidad de la disonancia, no es absurdo que las hagamos trascender por otros cauces.

Si la prensa estadounidense acepta los anuncios pagados sobre los cinco, si la prensa cubana publica artculos de cubanos residentes en Estados Unidos criticando a aquel pas y siempre favorables al gobierno de la Isla: por qu no puede aparecer en las pginas de ambos pases el discurso de un afrocubano residente en la Isla con una visin que difiera de la oficial?

El Atlntico Negro y la afrodescendencia cubana

El Atlntico Negro como experiencia depositaria de una memoria histrica compartida, de un presente de concientizacin y de bregar articulado por un futuro de validaciones etno-raciales vivenciadas en simetras, para que el mundo realmente pueda avanzar hacia la hoy irreal postracialidad, es una realidad.

Ese Atlntico Negro lo conformamos todas y todos los afrodescendientes. Es nuestro derecho el intercambio de experiencias y la articulacin de voces, de agendas y de acciones en aras de contribuir desde el presente hacia el futuro de simetras. Para hacerlo realidad no tenemos que pedir permisos, cual esclavos, a quienes se piensen a s mismos como los amos.

Claro que los que actan como esclavos existen. Lo hacen sin o con consciencia. Esos son los colonizados, los coartados o los oportunistas. Entre las poblaciones subalternizadas son una realidad quienes actan como agentes del poder, aun si van en contra de s y de los suyos.

La publicacin del artculo de Roberto Zurbano fue de su parte un acto de autonoma de conciencia y de accin. Ese acto armoniza como parte de la vivencia de la afrodescendencia en aras de alcanzar, verdaderamente, la postcolonialidad an no lograda. Postcolonialidad en la que se han empeado y empean tantos en el mundo.

Por eso el Movimiento Negro en Brasil y Colombia, pases con amplia densidad poblacional de la afrodescendencia, pero tambin en Uruguay y Bolivia, donde realmente clasifican como minora, es una realidad.

Por eso la atencin que recibieron del expresidente Luiz Ignacio Lula da Silva, de la jerarqua de la Santa Sede que en tiempos de la colonizacin americana participara de la discriminacin etno-racial y hasta de la posesin de esclavos, y de la Organizacin de Naciones Unidas, que decretara 2011 como el Ao Internacional de la Afrodescendencia y presentara el 2012 como inicio del Decenio de la Afrodescendencia.

Falsa ceguera al color y racializacin de nuestras vidas

Con sus peculiaridades, algunas derivadas de los procesos polticos anteriores a 1959 y otras que son fruto del posterior, la sociedad cubana est vivenciando son retraso etapas ya experimentadas en otras sociedades pluri-raciales y multitnicas. Se prosigue con el escudo del falso sustrato terico de la mulatez nacional, que sirve de cmoda manipulacin prctica y que no elimina el racismo sino que lo reproduce.

Pretenderse falsamente ciegos al color no produjo una sociedad donde este dejara de ser un marcador importante en el relacionamiento, en el ascenso social y en el acceso a la distribucin de riquezas. Tampoco nos liber de la valoracin estereotipada.

Con ese rigor histrico y con la tica profesional que tanta falta nos hace, a la par que si somos afrodescendientes teniendo conciencia etno-racial, ms que anclarnos en posiciones defensivas y aunque respetando a quienes las prefieran, deberamos principiar por reconocer que durante estos ms de cincuenta aos un amplio sector de la poblacin cubana, fundamentalmente afrodescendientes, ha malvivido en condiciones de periodo especial. Sera absurdo pedirles paciencia.

Eso ha sucedido a la par que la intelectualidad cmplice, de cualquier color, pero predominan en esta personas identificadas como blancas, se haca eco del discurso poltico del fin del racismo en Cuba. A finales de la dcada del 80 se nos anunci desde la cartula de un lamentable libro que el problema negro haba tenido para nosotros solucin definitiva.

Como fondo no escuchado hasta mucho despus, las nuevas generaciones, no siempre escapistas ni conformistas, para las que la realidad segua siendo discriminadora y opresiva e incluso represiva, emitan su grito de dolor, de clera y de discrepancia con el discurso oficial de negacin del racismo. Lo que hicieron en respuesta articulada fundamentalmente a travs del rap y de las artes plsticas.

Despus llegaran intentos de articulaciones cvicas de los afrodescendientes o proyectos para iniciar casi siempre muy tmidas conversaciones sobre la problemtica de la discriminacin etno-racial. As surgiran La Cofrada, Color Cubano, el Comit de Integracin Racial Juan Gualberto Gmez, la Comit Ciudadano por la Integracin Racial, la Fundacin Afrocubana. Iran apareciendo algunos blog en internet. En Cuba y en el exterior se publicaran algunos libros y se realizaran algunos talleres centrados en la temtica. Algunos de estos espacios y textos ms o menos opositores, prcticamente todos ms o menos contestatarios, pues tambin los hay diligentemente oficialistas.

En la medida en que esto iba sucediendo, quienes en la Isla nos implicamos terica y/o cvicamente en la problemtica