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Renacido del vientre de mi padre, Crono, el de añeja faz; el imperio del mar tomé por mío. Tridente en mano hice estremecer el suelo. ¡Qué contradicción! Yo, Dios del mar, tomé tierra en Troya y sus defensas fortifiqué por castigo de Zeus Crónida, más después perseguí con rencor a los habitantes de la imperiosa Ilión. Tan sólo Eneas, por no ser de la casta de Príamo, la primavera vio. Aquí me hallo hoy, en las ruinas de quienes con fervor creciente a mis congéneres adoraron, nuestras helénicas costumbres siguieron y admiraron. ¡Mirad romanos! ¡Mirad como me presento ante vosotros! Rodeado de las vencidas, aquellas troyanas que en venganza del castigo de Zeus retuve entre mis zarcas aguas. ¡Contemplad el poder del mar! ¡Arrodillaos ante mí! ¡Ofrecedme toros y caballos! Pues yo os sacio la sed y vosotros me acercáis la tierra.

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Page 1: Web viewRenacido del vientre de mi padre, Crono, el de añeja faz; el imperio del mar tomé por mío. ... ¡Contemplad el poder del mar! ¡Arrodillaos ante mí!

Renacido del vientre de mi padre, Crono, el de añeja faz; el imperio del mar

tomé por mío. Tridente en mano hice estremecer el suelo. ¡Qué contradicción! Yo, Dios

del mar, tomé tierra en Troya y sus defensas fortifiqué por castigo de Zeus Crónida, más

después perseguí con rencor a los habitantes de la imperiosa Ilión. Tan sólo Eneas, por

no ser de la casta de Príamo, la primavera vio. Aquí me hallo hoy, en las ruinas de

quienes con fervor creciente a mis congéneres adoraron, nuestras helénicas costumbres

siguieron y admiraron. ¡Mirad romanos! ¡Mirad como me presento ante vosotros!

Rodeado de las vencidas, aquellas troyanas que en venganza del castigo de Zeus retuve

entre mis zarcas aguas. ¡Contemplad el poder del mar! ¡Arrodillaos ante mí!

¡Ofrecedme toros y caballos! Pues yo os sacio la sed y vosotros me acercáis la tierra.

Rafael Ávila Domínguez, 2º bachillerato B