Cuando nos movió el fervor
fuimos asiduos en la oración;
Cuando nos faltaron los consuelos sensibles la dejamos;
En el tiempo en que nos era más necesaria desfallecimos”.
( San Pedro Poveda)
San Lucas nos recuerda tres parábolas sobre la oración:
La del amigo importuno.La del amigo importuno.
La de la viuda importuna.
La del fariseo y el publicano.
El evangelio de este domingo nos presenta la de la viuda importuna.
Hay un juez que no teme a Dios ni le importan los hombres.
Y una viuda que acude a constantemente a él rogándole que le haga justicia.
La parábola es una lección sobre el Dios que escucha y sobre
el creyente que lo invoca.
Ora quien agradece y reconoce la misericordia
de Dios.
Orar es un signo de nuestra confianza en el Dios
que nos ama.
A pesar de las noches del sentido y del espíritu, el creyente confía y ora
al Dios del amor.
Mediante ella:
Reconoce el amor de Dios a sus hijos,
Se alimenta el amor que éstos le tienen,
Se manifiesta
la preocupación por la suerte de sus hermanos.
La constancia en la oración da sentido
a la vida del creyente.
Texto: José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca -
Presentación: Antonia Castro PaneroMúsica: Canto a la vida