Transformaciones de la arquitectura a finales del siglo XVIII. I: El Reino Unido.
El palladianismo.
El palladianismo es un movimiento arquitectónico y decorativo que se desarrolla en el
Reino Unido que tiene como objetivo emular la arquitectura de Andrea Palladio [1518-1570] y que
en cierta forma enlaza con algunos de los ideales neoclásicos posteriores. Se trata por tanto de un
fenómeno clasicista que abarca los dos primeros tercios del siglo XVIII cuyos principales caracteres
son la importancia de la fachada, distinguible tanto en planta como en alzado como un
elemento aislado y de fuerte simbología; la utilización del orden gigante y el uso de motivos
específicos como los famosos vanos palladianos.
El arquitecto más importante del periodo fue el escocés Richard Boyle, más conocido
como Lord Burlington [1694-1753], muy influyente como arquitecto y diseñador y también en su
faceta de mecenas de otros importantes arquitectos como Colen Campbell o William Kent.
La obra más importante de Lord Burlington fue Chiswick HouseC [1725], en Middlesex,
diseñada para su propia familia e inspirada claramente en la Villa Rotonda de Andrea Palladio en
Vicenza [1550] aunque combinada con otras fuentes más recónditas. En su realización, contó Lord
Burlington con la ayuda de Charles Bridgeman y William Kent. Otras destacables obras suyas
fueron Mansion HouseM, en York [1726] y Holkham HallH, en Norfolk [1734].
Entre los proyectos más destacables de Colen Campbell cabe citar los realizados en
Stourehead ParkS [1721] y para el aristócrata Lord Herbert [1723], donde se observa la valoración
de las texturas, tan simples y lisas que denotan su inspiración clasicista, al igual que en Mereworth
[Kent, 1723], una copia también de la Villa Rotonda y Wanstead, cerca de Londres [1715-1720],
con un pórtico corintio dominante que el autor consideraba como el primer pórtico clásico
realizado en Inglaterra. También reviste importancia su obra teórica pues publicó el Vitrubius
Britannicus, primera edición inglesa de la obra del arquitecto tardorromano Vitrubio, lo que se
puede interpretar como un intento más de los que en aquel momento se realizaron para asimilar
la obra de los arquitectos antiguos.
William Kent, pintor y paisajista, realizó unas construcciones de tipo más barroco, deducible
de su interés por la obra del arquitecto del siglo XVII Inigo Jones, de quien llegó a editar sus obras;
como paisajista tuvo una enorme importancia en relación con la percepción pintoresca de la
arquitectura.
La influencia de Palladio en los arquitectos de esta generación se basa en dos
aportaciones fundamentales: la separación de las partes del edificio y la existencia de un
elemento integrador que generalmente es la cúpula. Así pues, las partes del edificio se separan, se
distinguen claramente unas de otras, pero siempre con una de ellas que actúa como elemento
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integrador de todas las demás por lo que no existe una concepción modular estricta sino
unificada.
Otro punto importante de la arquitectura británica de este momento es la concepción del
jardín. Frente al jardín francés geométrico y unitario en el que la naturaleza está controlada al
detalle por el hombre, el jardín inglés ofrece una percepción completamente distinta de la
naturaleza; una visión más "salvaje" que considera al jardín francés demasiado aburrido y
previsible.
En los Kew GardensK de Surrey [1761], vinculados inicialmente a la monarquía, todo está
desordenado pero siempre sólo hasta cierto punto; caminos sinuosos, cambios de perspectiva,
rincones románticos, contrastes de especies y tipos de árboles, arbustos, flores... libre y controlado
a un mismo tiempo. Este tipo de jardín inglés introduce en la arquitectura lo pintoresco, lo extraño,
lo subjetivo, valores que son más prerrománticos que neoclásicos. El jardín inglés se importa al
continente a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII, teniendo uno de sus más brillantes
exponentes en los jardines de El Capricho de la Alameda de Osuna [Madrid], con minas y edificios
en ruinas.
El autor de los Kew GardensK fue William Chambers, quien también acostumbraba a
diseñar obras denominadas folies [locura, capricho] y es uno de los arquitectos paisajistas más
representativos de aquel momento por su idea de incidir en la percepción estética del
espectador a través de edificios inacabados o ruinosos.
En estos jardines ingleses también se utilizaron elementos arquitectónicos propios de otros
estilos alejados del clásico antiguo; así, en los Kew GardensK se contruyó una pagoda china o
también un cottage, con la única función de plasmar el gusto por la vuelta a la vida natural, al
hombre sencillo, a un idílico mundo originario.
Los hermanos John Wood [el joven y el viejo] son otros de los arquitectos importantes de
este periodo y su obra fundamental es la planificación urbanística de la ciudad de BathB
[1764-1775], cercana a Bristol, que se pone de moda en aquella época como ciudad-balneario
pionera en Europa. La ciudad tiene una estructura típicamente barroca, con abundancia de
espacios curvos y contacto con la naturaleza, que se utilizará también en Londres con las reformas
urbanas que se realizarán a comienzos del siglo XIX. Se trata de una arquitectura de dimensiones
humanas, realizada para casas unifamiliares que muestra una evidente democratización del
gusto. Las fachadas de los edificios son de tipo palaciego, con orden gigante a pesar de ser
viviendas pequeñas. Son casas típicamente inglesas, adosadas y en pisos a diferencia de la
vivienda continental exenta, formando las típicas terraces y agrupadas en squares, circuss y
crecentsc.
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El sentido pictórico del urbanismo se reconoce en BathB por el entablamento forzado de
los edificios, las pilastras dobles y la concepción modular del espacio. Todo ello expresando el
tradicional buen gusto inglés, el taste, que frente al colosalismo alemán o al racionalismo francés,
ofrece sencillez aristocrática, simplicidad exterior, habitabilidad y utilización profusa de motivos
palladianos.
Creadores de una escuela estilística fueron los hermanos Robert y James Adam, cuyas
fuentes de inspiración fueron tanto el palladianismo de tradición inglesa ideado por Lord
Burlington como la arquitectura francesa contemporánea con sus pequeños hôtels con patios
centrales y decoración de grutescos romanos y dálmatas. Las principales características de su
arquitectura son la delicadeza de formas muy inglesa, refinada y elegante; la utilización del
estuco en la decoración; la abundancia de colores pastel y el ocultamiento de las relaciones
espaciales, un concepto barroco alejado de la pretendida nitidez espacial del Neoclasicismo;
una de las más importantes obras de estos arquitectos en Osterley Park HouseO, en Middlesex
[1761].
Arquitectura neogótica.
La importancia del estilo gótico arquitectónico en el Reino Unido fue enorme en su
momento y su valoración no decayó ni tan siquiera con el fin de la Edad Media. Gran cantidad
de elementos de ese estilo se integraron con naturalidad tanto en la arquitectura tanto del
Renacimiento como del Barroco. Es preciso comentar también la inexistencia en Gran Bretaña de
una fuerte vinculación con el mundo clásico, que siempre se realizará por mecanismos más difusos
que en Italia o en España.
El siglo XVIII británico, sobre todo en su época final, revive, en su gusto por el historicismo y
por lo pintoresco, el interés por el estilo gótico que se había mantenido en el siglo XVII en las
iglesias de Wren. Uno de los primeros ejemplos de la nueva afición goticista es Blaeheat House, en
la que no podemos observar un interés rigorista en la expresión de los motivos góticos sino más
bien una actitud caprichosa, muy en la línea de las inquietudes pintoresquistas de la clientela
adinerada de ese momento. Otro ejemplo es la reforma realizada en Strawberry Hill House,
[1747-1792] obra del arquitecto Chute, construida para Horace Warpole, prolífico escritor de
novelas de aventuras como El castillo de Otranto, siempre situadas en ambientes góticos llenos de
misterio. La vivienda realizada para el escritor de novelas góticas provoca una inmediata
asociación entre el público literario y la clientela artística, que llevará a considerar a la
arquitectura como una expresión artística cargada de una potente simbología. Así, terminará por
convertirse en casi obligado para los arquitectos la expresión de un sentimiento a través de sus
obras, precedente del historicismo arquitectónico que se impodrá durante todo el siglo XIX como
si fuera un vocabulario.
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Finalmente, es preciso mencionar al más significativo ejemplo de este tipo de arquitectura,
Fonthil AbbeyF [1795-1807], realizada por James Wyatt [1747-1813] en Wiltshire para William
Beekford, el inglés más rico de su tiempo, un personaje excéntrico, novelista, músico y viajero
prerromántico fascinado por el tipismo ibérico, que se hizo construir una "ruina habitable" con un
deliberado sentido decadente. El edificio se derribó en 1825.
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