EL HOMBRE QUE
CRUZÓ LAS FRONTERAS
SILENCIOSAMENTE
P. MARK GRIMA MSSP
En una época cuando el viajar se hacia lento, él apareció dondequiera.
Cuando los medios de comunicación
eran rudimentales encontró maneras de transmitir su espíritu.
Este es José De Piro,
un hombre de fe muy dedicado, un sacerdote y fundador
de la Sociedad Misionera de San Pablo.
El pertenecía a todos.
Nacido en Malta en 1877, él venía de una familia
noble y de influencia. El séptimo de nuevo hijos. Fue
un joven simple, de carácter sociable, y determinado
en sus propósitos. Si sentía que el sacerdocio era su
camino entonces eso fue aquel camino que siguió,
aunque tendría que esperar.
Pero el sacerdocio no era para él un estatus más
con lo demás que ya había heredado. El sacerdocio
era su ser, el alma por la cual el extendió su mano a
los demás. La llamada de Dios para ser ordenado
cruzó silenciosamente las fronteras. Lo mas obvio de
ellos fueron las barreras sociales, pero había también
barreras económicas, políticas y culturales que
siguieron.
Noble de origen que amó tanto a los huérfano. Un
sacerdote bien establecido en su nación que anhelaba
ser misionero.
Un hombre de mucha seguridad financiera que vivía
con ropa vieja como cualquier hombre ordinario,
muchas veces hasta obligado a mendigar.
Cruzando fronteras a José de Piro le resulto
muy costoso. Implicaba su reputación,
sus logros personales, y al final su vida....
Cruzar fronteras requiere una sabiduría poco común.
ministro no era una finalidad a
lograr más bien un instrumento
para el servicio. En las múltiples
actividades y responsabilidades
que se iban acumulando en
su vida él sirvió con fidelidad
como un sacerdote sencillo, sin
ninguna pretensión o
motivación oculta.
¿Que es lo que mas anhelamos
ordinariamente en nuestra vida?
¡Establecernos en la vida! Quizás lo hacemos por
nuestras familias o por nuestra autorrealización. Pero
esto viene a un precio. No vamos a arriesgar la piel si
el resultado final no fuera compensativo. Tendemos
a construir nuestros palacios, altos e impenetrables y
luego proteger el estatus quo.
José de Piro sigue el camino opuesto. Nacido en un
palacio, con tantos medios a sus disposición, el cruzo
el puente hacia la vida ordinaria como si eso fuera lo
mas natural a hacer. Sin rechazar sus orígenes, su
historia y su trasfondo, él abrazó la otra parte de la
realidad, para muchos ingenuamente.
Si tuviera que resumir la característica de nuestro
fundador en una frase diría que fue un hombre que
Un hombre de inteligencia
mediana a quien se le pidió
comprometerse en la escena
política con tantas implicancias.
Un hombre débil de salud que viene a ser todo para los más necesitados.
Cruzando fronteras a José de
Piro le resulto muy costoso.
Implicaba su reputación, sus
logros personales, y al final su
vida. Su muerte a la edad relativamente joven de 56
años es una indicación de esto.
Cruzar fronteras requiere una sabiduría poco común.
José de Piro lo hizo en una forma muy peculiar que
llama la atención. Mientras que muchos grandes
santos lo habían abandonado todo para servir a los
pobres, De Piro continúo llevando todo y poniéndolo
a disposición de aquellos que no tenían acceso a ello.
Su posición en la jerarquía de la Iglesia era motivo
para promover la paz en aquella época políticamente
turbulenta. Utilizó su posición para promover la
fundación de la primera y única congregación
religiosa misionera maltesa. Los medios mate-
riales de su familia se pusieron a disposición de los
desposeídos que estaban siempre a sus pies.
Había una manera como José de Piro cruzó todas
estas fronteras; silenciosamente. No había pompa,
entorno a su donación, su sufrimiento paciente,
sus sacrificios y las oposiciones. La humildad era el
orden del día y la virtud que hizo que su vida fuera
autentica.
Si cruzando las fronteras fue su estilo de vida esto
fue bien radicado en un único verdadero modelo;
la encarnación. Dios, silenciosamente cruza las
fronteras entre el cielo y la tierra dando el todo de su
ser como si eso fuera lo mas natural y confiando que
aprovecháramos al máximo de esto. En el proceso lo
crucificamos y para enfatizarlo mas utiliza la traición
para levantarnos a nosotros con el a estas alturas que
aun luchamos para comprender.
La relación de intimidad de José de Piro con Cristo
lo transformó en otra encarnación de Dios para
nosotros. Así como lo fue en la encarnación original
luchamos para comprenderlo y asimilarlo en nuestras
vidas. Permítanme compartir con ustedes un
ejemplo de esto.
Cuando José de Piro, en 1933 a la edad de 56 años,
cruzó la ultima frontera de esta vida a la que viene,
él estaba seguro de llevar con el a la congregación
misionera a la que dio vida. Estaba seguro de que
florezcamos después de su muerte, en el momento
en que este hombre pobre y noble intercediera por
nosotros una vez más ante el Padre celestial. En
sintonía con su vida, él murió silenciosamente
durante una celebración litúrgica. La congregación
pequeña que él dejo detrás estaba demasiado
sorprendida para poder asumir los mandos en sus
manos. Él lo era todo para los primeros miembros y
pareciera que hubiesen perdido su alma. Por enteras
décadas la Sociedad fue encomendada a la dirección
de líderes que no pertenecían a este carisma y la
figura del fundador comenzó a desparecer en el
pasado distante, como que humildemente él lo
soltaba y confiaba en otros.
Sin embrago la santidad permanece y se pasa a
otros. 100 anos de nuestra fundación podemos
decir que José de Piro se esta haciendo mas vivo y su
Nosotros somos su sueño y nos sentimos privilegiados
a llevar adelante la llama y a la vez humillados
por su intensidad. Pero si la queremos llevar
adelante en su estilo tenemos que hacerlo
arriesgando nuestras vidas y haciéndolo silenciosamente.
espiritualidad mas reconocida. Nosotros somos su
sueño y nos sentimos privilegiados a llevar adelante
la llama y a la vez humillados por su intensidad. Pero
si la queremos llevar adelante en su estilo tenemos
que hacerlo arriesgando nuestras vidas y haciéndolo
silenciosamente. De Piro siempre nos llamó la
pequeña Sociedad de San Pablo. Hay algo en el hecho
de ser pequeños y esto es la flexibilidad. Hoy miramos
a esta realidad como una responsabilidad y no como
una discapacidad. Al igual que nuestro fundador,
100 anos de existencia nos están demostrando que
la vocación misionera no es cuestión de establecernos
pero de compartir todos los recursos disponibles
con los desposeídos. Esto incluye llevar a la frontera
nuestra fe, experiencia, nuestra compasión, y
talentos. Y podemos hacer esto silenciosamente, tan
silenciosamente como aquel momento en el que Dios
entro a hacer parte de la humanidad y cuando Cristo
nos llevó de la muerte hasta la vida en el amanecer de
aquel primer día de la semana.
Hoy estamos reunidos aquí porque años atrás un
hombre se atrevió mirar el panorama más amplio.
En vez de protegerse a si mismo, el compartió todo
lo que tenía con aquellos que necesitaban: la nación
que conoció, la gente que encontró en el camino,
niños abandonados, y pueblos más allá de las fronteras
de la nación. Como tantos sueños, el suyo, hubiese
podido desaparecer, pero José de Piro soñó junto con
Dios y este se volvió un sueño distinto. El atrajo a
otros jóvenes a soñar juntos con él y los llevó con él a
cruzar fronteras generosamente.
Hoy La MSSP no es el esfuerzo único de su fundador,
pero creo firmemente desde el cielo él señala a
tantos miembros que llevaron sus dones y lo pusieron
en común en este sueño. Me lo imagino hoy
animándonos a darlo todo, pero silenciosamente y
alegremente. Y sobre todo, nos haciendo recordar
que toda la bondad que compartimos con otros tiene
su fuente en este Dios compasivo nuestro.
Hoy estamos en la posición privilegiada en la que
la MSSP cruzó una frontera más. Este carisma no
lo limitamos solamente a los padres y hermanos
que conforman sus comunidades, pero uniéndose a
nuestra misión están un número de personas laicas
desde una gama amplia de compromisos de vida que
también sienten en su corazón la llamada a llevar el
amor de Dios a los demás. Esto nos anima, y reunidos
aquí con ustedes, nuestros amigos, hoy damos
testimonio de que el Espíritu de Dios vive
verdaderamente y es activo. Esta celebración del
centenario no es el simple hecho de conmemorar un
hecho histórico pero mas es un soñar el futuro, no
el nuestro pero aquello que ya existe en la mente de
Dios.
“Revístanse de la mente Cristo” (1 Cor 2:16) dice
Pablo a los Corintios, y esto es lo que hizo José De Piro
con todo su ser. Y a nosotros el repite lo que había
dicho en su tetsamento secreto para permanecer en
el amor mutuo en Cristo, porque nada puede procrar
mayor gloria a Dios, y beneficio espiritual propio y
ajeno que el amor que nos edifica.