EMOCIONA’T
Revista de Ecología Emocional
http://www.ecologiaemocional.org/
Inici / Fundació Àmbit Ecologia Emocional
2017-2018 ABRIL
N. 08
LA OFENSA
Editor: Silvia Saiz
Autores:
M.M. Conangla & J. Soler
N.8 1/10
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LA OFENSA
“Aprender a hablar nos cuesta muchos meses. Aprender a
amar puede costar años. Ningún ser humano nace con
impulsos hostiles o violentos, y nadie se vuelve hostil o
violento sin tomarse el tiempo necesario para aprenderlo”.
Ashley Montagu
Definir la Ofensa
Al intentar definir la Ofensa entramos en un territorio totalmente
subjetivo. Todas las ofensas son vividas como agresiones,
aunque no todas las agresiones provocan como resultado el
sentimiento de ofensa. Consideramos las ofensas como armas
capaces de herir el amor propio, en su edificio hallamos pilares
al ego, la soberbia y el narcisismo. Contaminadoras y tóxicas.
Innecesarias. Generadoras de sufrimiento y destrucción. Son
fruto de nuestra incompetencia emocional. Empeoran el clima
emocional global. Producen malestar y enfermedades.
Realmente, acumular ofensas es antieconómico y poco
inteligente.
Preguntas
Una persona que ofende ¿ha sido antes una persona ofendida?
¿En qué grado?
Una persona que ofende ¿ha sido amada? o ¿ha sido ignorada
y maltratada?
¿Puede un mal punto de partida -nacimiento, situación social,
acceso a recursos, raza, situación política, etc. - justificar toda
una vida dedicada al arte de ofender y destruir?
¿Alguien ofendido, que se ha convertido en ofensor, puede
considerarse responsable de sus actos de agresión a pesar de
sus pésimas circunstancias iniciales?
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UN CONTENEDOR DEL CAOS EMOCIONAL
“No vemos las cosas tal y como son
las vemos tal y como somos nosotros”
ANAÏS NIN
La ofensa no es un sentimiento simple sino una
estructura contenedora de emociones y materiales
caóticos que nosotros mismos fabricamos. Allí se
almacenan: abandono, amargura, animosidad,
angustia, aversión, celos, decepción, desengaño,
desconfianza, desprecio, envidia, frustración,
humillación, impotencia, indignación, ira,
menosprecio, miedo, rabia, rencor, resentimiento,
odio, orgullo herido, soberbia, vergüenza.
En el contenedor de la ofensa colocamos un filtro
mental que detecta y deja pasar, tan sólo, aquellas
expresiones, conductas, palabras y hechos que
confirman el hecho ofensivo. Así, nos vamos
cargando con más y más peso emocional y dejamos
afuera todo lo bueno y sano que nos rodea. Abrimos
las compuertas para que crezcan, se fortalezcan y
se retengan emociones que, si toman el control de
nuestra vida, pueden arrasar con todo. Son las
emociones que nos conectan con nuestro dolor, toda
una oportunidad si aprendemos a conocerlas y a
gestionarlas adaptativamente.
OFENSAS: ¿OPORTUNIDAD O PELIGRO?
“Nunca esperes un paraíso en el cielo
y no ofendas a la tierra con quejas,
que no vendrá una segunda vida
y podría no haber venido la primera.”
EVGUÉNI EVTUSHENKO
La ofensa es un factor de estrés al que puede
hacerse frente de diversas formas. Es posible
valorarla como un peligro (ante el que vamos a
reaccionar) o bien como una oportunidad (a la que
vamos a responder). En el primer caso utilizaremos
las estrategias de la pasividad (en forma de
negación o huida) o la agresividad (interna o
externa), acumulando resentimiento o actuando de
forma violenta. Las consecuencias serán diferentes
en función de la estrategia elegida. Si consideramos
la ofensa como una oportunidad, la respuesta puede
suponer la mejora de una relación y nuestro
crecimiento personal. En la naturaleza no hay
castigos, sólo consecuencias y una elección poco
inteligente puede generar precios demasiados caros.
• Elegimos pasividad: Simulamos que no la hemos sentido, la escondemos y la negamos.
• Somos agresivos: Devolvemos el insulto, el sarcasmo, el desprecio, el grito, o bien preparamos la venganza durante largo tiempo.
• Actuamos asertivamente: Detectamos y damos nombre a nuestras emociones y gestionamos el caos emocional que se produce al sentirnos ofendidos de tal forma que evitamos que se contamine nuestro clima emocional interior o exterior.
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OFENSOR CONSCIENTE
Las personas que buscan motivos para ofenderse
siempre los hallarán, pero son ellas quienes tienen un
problema. Y su problema es que necesitan ofenderse.
LOU MARINOFF
Si vivimos ofendidos, ofenderemos a los demás. La
persona insatisfecha consigo misma puede centrar
su atención en los demás y en los logros de éstos
en lugar de trabajar para mejorarse a sí misma. Vive
i intentando que éstos recuperen “el lugar que les
toca” minimizando sus éxitos, contaminando o
propagando rumores desagradables sobre ellos. La
insatisfacción y la impotencia son armas altamente
peligrosas y, curiosamente, pueden dar lugar tanto a
un ofensor crónico como a un ofendido permanente.
Una persona puede sentirse ofendida porque “los
demás lo han tenido más fácil”, “no ha estado de
suerte”, “la vida no ha sido justa con ella”, “la gente
no reconoce su valía”. Mirar hacia fuera buscando
culpables significa perder el control de la propia
vida, dimitir de la responsabilidad individual e iniciar
la construcción de un “contenedor de ofensas” que
se llenará de caos y de desechos emocionales con
elevado nivel toxicidad.
Acumulamos basuras emocionales que deberían ser
eliminadas por higiene. Su retención causa
desequilibrio y enfermedad. Es preciso darles salida:
permitirlas, traducir el mensaje que traen consigo y
dejarlas partir, dedicando nuestra energía a actuar
conforme a su aviso.
Programa de Supervivencia o autoestima
No obstante, no estamos indefensos. Es importante
no ceder el control al instinto y aprender a
protegernos desde la asertividad y la creatividad en
lugar de valernos de la agresión o la huida. Se trata
de ser menos vulnerables y menos ingenuos,
inexpertos o imprudentes y de no exponernos, sin
más recurso que la programación genética, a
situaciones que puedan dañar nuestra autoestima.
“Cuando la vida emocional está amenazada, el
hecho de trazar un serio una línea de contención es
no sólo aceptable sino también preceptivo”. [Clarissa
Pinkola Estés].
Programa territorial
La ira es la emoción más frecuente cuando se activa
este programa. El hecho de sentirse desposeído o
invadido provoca una desagradable sensación de
peligro, unida a un elevado nivel de irritabilidad. El
otro es percibido como un obstáculo y nuestra
energía emocional, en forma de ira, puede ser
utilizada para apartarlo de nuestro camino. Por lo
menos, ésta sería la forma más primitiva de
vencerlo. No obstante, hemos desarrollado
intenciones y ya no se considera legítimo dejarse
llevar por la ira, así que la reprimimos. Por este olivo
en lugar de vivir la invasión territorial como agresión
podemos sentirla como una ofensa. Guardamos la
agresión en la memoria, la alimentamos con
pensamientos obsesivos y la incubamos imaginando
formas para devolver el daño. Así se iniciará el
proceso de degeneración de la ira hasta convertida
en resentimiento u odio que puede llevar a la
venganza.
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LA RUTA DEL OFENDIDO
Nunca esperes un paraíso en el cielo y no ofendas a
la tierra con quejas, que no vendrá una segunda vida
y podría no haber venido la primera.
EVGUÉNI EVTUSHENKO
Puedes elegir
Una piedra en el camino y… el distraído tropezó con
ella. El violento la utilizó del proyectil. El
emprendedor construyó con ella. El campesino
cansado la utilizó de asiento. Para los niños fue un
juguete. Draummond la poetizó. David, con ella,
mató a Goliat. Y Miguel Ángel le sacó la más bella
escultura. La diferencia no está en la piedra sino en
la persona que lo utilizó. La ofensa puede ser una
oportunidad para conocerse mejor, ajustar tu sentido
de realidad y creencias y dar una respuesta
emocionalmente más ecológica. Rechaza opciones
como la agresión o la represión tóxica de tus
emociones.
Practica la humildad
Si reconoces que llevas el peso de la ofensa es el
momento de aplicar la humildad y deshinchar el
“ego”. Revisa lo que esperas de los demás. Detecta
si tus expectativas están desajustadas. No intentes
controlarlo todo. Admite que puedes pensar, elegir y
actuar mejor. Reconoce que tanto tú como tu
ofensor mereces una nueva oportunidad para
aprender y mejorar.
Ejerce la responsabilidad y la generosidad
Eres co-responsable del mundo en que vivimos. Ten
en cuenta que “todos somos uno” y que no es
inteligente ni responsable invertir tiempo y energía
en la destructividad. Elige vivir de formar más
amorosa y creativa. Sé generoso contigo mismo y
deja de agredirte por haber permitido la ofensa.
Compadece al ofensor por no haber sabido actuar
mejor.
Suelta el lastre: el ritual del perdón
Busca tu propia fórmula para soltar la ofensa. Deja
de ahondar en la herida y quédate sólo con lo que
has aprendido de esta experiencia. Así podrás
avanzar hacia el perdón que es un bálsamo para
recuperar el equilibrio perdido y, si así lo decides,
hacia la reconciliación que es un paso superior al
perdón y permite el reencuentro con el otro.
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LA RUTA DEL OFENSOR
Toma consciencia del daño
Toma consciencia del dolor y el daño que tu ofensa
puede haber causado en ti mismo y en los demás.
Reconoce tus emociones, dales nombre. Observa tu
soledad, tu sentimiento de culpa, tu angustia, tu
remordimiento, tu decepción, tu desconexión,
sufriendo y división interna. Toma nota de ello,
Observa. Trabaja la empatía. Ante en el lugar del
otro.
Elige responsabilizarte de tus actos
Deja de buscar culpables y céntrate en aquello que
depende de ti. Esto te permitirá hacer las acciones
necesarias para reparar las heridas causadas y
desprenderte del peso de la culpa: expresar
asertivamente lo que sientes y piensas a la persona
ofendida y preguntarle qué puedes hacer para
reparar el daño causado. Haz un buen uso de las
palabras.
Perdónate a ti mismo y pide perdón
Aplica la benevolencia y la humildad. Todos nos
equivocamos y todos podemos mejorar. No basta
con que pidas perdón al otro, es importante que
previamente te perdones a ti mismo tu falta de amor,
y de competencia emocional. El perdón es un acto
de voluntad necesario para que las heridas
causadas por la ofensa dejen de sangrar y puedan
cicatrizar.
Aprende para el futuro
Elige “ser parte de la solución” en lugar de formar
parte del problema. Puedes utilizar las experiencias
dolorosas como plataformas para mejorar tu vida
siempre y cuando estés dispuesto a trabajar en
ellas. Suelta la culpa y quédate con un aprendizaje
de mejora personal. No se trata tan sólo de decidir
no volver a dañar sino de comprometerte
activamente para transmitir el valor de la paz.
Colabora en algún proyecto que incluya este valor
esencial para vivir en equilibrio y con serenidad.
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PERDÓN Y RECONCILIACIÓN
Para perdonar uno debe, en primer lugar, comprender.
AGUSTI BARTRA
Cuando nos sentimos ofendidos podemos retener la
ofensa, reprimir nuestras emociones y recordarla
obsesivamente rebobinando el suceso una y otra
vez en nuestra memoria. Así alimentamos y
aumentamos nuestro resentimiento, frustración, ira o
rencor y acumulamos pesos que no nos dejarán
avanzar ni vivir bien. Podemos elegir una mejor
opción, desprendernos de la ofensa, perdonarla y
reconciliarnos.
El perdón está vinculado a la necesidad de deshacer
de una ofensa o una culpa, de dejar fuera o despedir
algo. No puede haber paz interior o exterior en
ausencia de perdón. Al perdonar nos desprendemos
de la ofensa, de todas las emociones caóticas que
ésta ha generado y cerramos el tema.
Nos cuesta pedir perdón porque a veces no nos
resulta fácil perdonarnos a nosotros mismos. Antes
de llegar a la otra persona es necesario hacer un
trabajo interior importante. Este proceso esencial
para iniciar el camino de la reconciliación no siempre
es sencillo. En otras ocasiones, el error está en una
mala interpretación, al considerar que pedir perdón
es signo de debilidad cuando en realidad, es una
muestra de honestidad, generosidad y autoestima,
el primer paso para darnos una nueva oportunidad.
El perdón para que sea real y efectivo, no es una
palabra comodín para usar a la ligera. Antes es
necesario trabajar una serie de sentimientos
esenciales:
• Sinceridad: Pocas cosas hay tan inútiles como disculparse por algo que uno no siente. Si no estás convencido de lo que quieres decir, no lo digas.
• Empatía: Hay que hacer un esfuerzo por ponerse en la piel del otro, para entender sus razones y el sufrimiento que nuestra acción ha ocasionado.
• Arrepentimiento: reconocer y asimilar nuestros errores.
• Responsabilidad: Entender las consecuencias de nuestros actos y asumir nuestra responsabilidad.
• Aceptación: No sólo debemos, perdonarnos a nosotros mismos, sino aceptar que el otro puede no perdonarte.
La reconciliación es una creación superior al perdón
y sólo posible a partir de él. Requiere calmar,
apaciguar, atraer voluntades opuestas y restablecer
la armonía y la concordia. Este camino no depende
ya tan sólo de una, sino de todas las partes
implicadas en la ofensa. Reconciliarse es aprender
el arte del reencuentro, eliminando cualquier indicio
de la relación de poder. Supone reconocer que
podemos “hacerlo mejor” considerando a la persona
en su conjunto en lugar de centrarnos tan sólo en la
conducta ofensiva.
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“Aquello que provoque tu enfado me dirá mucho de tu persona
indicándome qué es lo que valoras, qué te importa y el grado de éstos”
CHINOGIZBO
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RELATO
OFENSAS Y PERDÓN
Dice una bella leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un
determinado punto del viaje, ambos discutieron. Uno acabó dando al otro una fuerte
bofetada. El ofendido, sin decir nada, se agachó y escribió con sus dedos en la arena:
“Hoy mi mejor amigo me ha dado una fuerte bofetada en la cara.”
Continuaron el trayecto y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse. El que había
sido abofeteado y herido empezó a ahogarse. El otro se lanzó a salvarlo y evitó que
perdiese la vida. Al recuperarse del posible ahogamiento, tomó un estilete y empezó a
grabar unas palabras en una enorme piedra. Al acabar se podía leer: “Hoy mi mejor
amigo me ha salvado la vida.” Intrigado su amigo pregunto:
_ ¿Por qué cuando te hice daño escribiste en la arena y ahora escribes en una
roca? Sonriente el otro respondió:
_Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir la ofensa en la arena donde el
viento del olvido y del perdón se encargará de borrarla y olvidarla. En cambio, cuando
un gran amigo nos ayuda o nos ocurre algo grandioso, es preciso grabarlo en la
piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento de ninguna parte del mundo
podrá borrarlo.
ELEGIR EL EQUILIBRIO
Libro: Aplícate el cuento Mercè Conangla y Jaume Soler
MI VIVENCIA Como alumna del Máster EE
“Curioso este humano que se cree centro del mundo cuando ni
tan sólo se reconoce”
LLUÍS LLACH
PERDONARNOS Y PEDIR PERDÓN
¿Quién no se repetido alguna vez, “nunca me lo perdonaré”. “Esto es
imperdonable”?. Perdonarnos es un paso más para cerrar el tema de la
ofensa y un acto de generosidad que nos merecemos porque somos seres
valiosos y únicos, nos equivocamos, luchamos, caemos y, una y otra vez,
volvemos a levantarnos. Nos merecemos el perdón por:
• Ser valiosos y porque aprendemos de nuestros errores y lo usaremos de
trampolín para ser mejores y mejorar el mundo con nuestros aprendizajes.
• Ser tiernos de corazón, por reconocernos niños con nuestra ingenuidad en nuestro comportamiento.
• Ser capaces de llorar y enternecernos ante el dolor del otro ante la injusticia o la derrota.
• Ser capaces de conceder en colaboración en el equilibrio universal.
Nos olvidamos de ello en muchas ocasiones, nos auto exigimos y somos
crueles con nosotros mismos, con ello perdemos posibilidad de ser
humildes, y de darnos otra oportunidad para abrirnos en un camino de
mejora. Desde este proceso de auto reconciliación podemos dirigirnos a la
otra persona a la que hemos ofendido, y solicitar su perdón.
Quiero compartir un párrafo de un libro que leí hace ya un año que decía
así:
“…Cuando atrevieses la puerta que hay al final del túnel y pases el
siguiente tramo, antes de seguir caminando cierra la puerta que te queda
detrás. Abrir una puerta nueva sin cerrar la anterior nunca lleva a ningún
lugar.”
Sílvia Saiz
BIBLIOGRAFÍA
1. Conangla M, Soler J. La Ecología emocional. Amat, 2013
2. Conangla M, Soler J. Ecología emocional para el nuevo
milenio. Amat, 2014
3. Conangla M, Soler L, Soler J. Emociones: las razones que
la razón ignora. Obelisco, 2013 4. Conangla M, Soler J. Juntos pero no atados. Zenith, 2013
5. Conangla M, Soler J. ¡Cómo está el clima! Parramón, 2013
6. Conangla M, Soler J. Sin ánimo de ofender. Obelisco, 2013
7. Victoria González ¿Sabes pedir perdón? Revista “Estar bien
PSICOLOGÍA”.
Nota:
La mayoría textos son extraídos del libro "Sin ánimo de
ofender" (Obelisco, 2013). Soler & Conangla
La Ofensa
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