Desde hace unos años se ha dado un boom industrial y de
mercado en torno a los biocombustibles. Por un lado, por
ser amigables con el medioambiente; por otro, porque son
una alternativa rentable para los combustibles fósiles y no
renovables. Hoy por hoy, encontramos que la inestabilidad
en los precios del petróleo, no solo a nivel nacional, ha
hecho que otras opciones sean muy bien recibidas y que la
industria se vuelque hacia esta alterativa Además, tiene
una gran ventaja: es una actividad nueva, lo que conlleva
nuevos retos, nuevas alianzas, nuevas ideas sobre cómo
hacer la industria más competitiva y nuevas oportunidades
de inversión.
Por eso y mucho más, hablamos con Jorge Bendeck,
Presidente de la Federación Nacional de Biocombustibles
de Colombia (Fedebiocombustibles), quien nos explicó
Cómo esta industria contribuye al desarrollo de Colombia
y detalló los desafíos que tiene la industria para lograr
competitividad y productividad.
¿En qué se diferencian los métodos del uso de los suelos
en Colombia y en los países desarrollados con grandes
extensiones de tierra como Estados Unidos?
Entre muchos factores, tal vez el determinante para el uso
poco eficiente del suelo agrícola en Colombia es la
ausencia de una política agropecuaria integral, robusta,
de largo plazo y con enfoque industrial, que permita el
desarrollo de grandes proyectos inclusivos, con
incorporación masiva de mano de obra local y bien
remunerada, con seguridad social y no la miope política
de distribuir pobreza y subsidiar la ineficiencia que ha
dominado todo lo que abarca la vida republicana de este
país. Recientemente hablando de biocombustibles con los
presidentes de los gremios de producción de granos de los
EEUU, se recordó que, cuando se negoció el TLC con los
Estados Unidos, la situación era que ellos requerían de
nuestro Etanol para su consumo, ni los negociadores ni la
industria estadounidense se imaginaba entonces que, diez
años después, ellos serían los primeros productores de
etanol y los primeros exportadores del mundo, todo,
gracias a una política correcta de generación de demanda
interna y estímulo al desarrollo de infraestructura
productiva, con una visión de largo plazo: independencia y
seguridad energética y aire limpio para su país.
En un país que ha basado gran parte de su economía en
la producción de combustibles fósiles, ¿cuál es la mejor
estrategia para diversificar las fuentes de producción?
Definitivamente, el desarrollo de una política de
producción de biocombustibles y de fuentes alternativas y
renovables para la generación eléctrica como existe en
Colombia, al menos en el papel, es el camino indicado; lo
que se requiere es la decisión política del gobierno para
impulsar efectivamente el desarrollo de estos sectores
mediante el establecimiento de una reglamentación clara
y con estabilidad en el largo plazo que favorezca la
inversión, dado que las tecnologías existen y la
disponibilidad de tierras, de biomasas y de recursos es una
de las mayores riquezas del país. Solo se requiere
coherencia y sentido común en la formulación de políticas
y regulación y, reitero, decisión en su aplicación a largo
plazo.
¿Qué tanto potencial tiene Colombia para convertirse
en un productor a gran escala de biocombustibles?
De las 114 millones de hectáreas que tiene Colombia, 22
millones tienen vocación agrícola y forestal y, solo se
produce en 5,3 millones de hectáreas. Es claro, entonces,
que contamos con disponibilidad de tierras, pudiendo
dedicar a cultivos energéticos, al menos, dos millones de
hectáreas adicionales, de las 16.7 millones de hectáreas
restantes que no están siendo utilizadas en el país para
esos menesteres, pudiendo tener materia prima para
multiplicar por tres la producción de biodiesel y por
cuatro la de alcohol carburante y, si se considera
solamente la biomasa residual de la agricultura y la
biomasa urbana, podría duplicarse la producción actual.
Respecto de la tecnología, está disponible tanto en USA
como en Europa y el sudeste asiático y, en lo que hace a
la infraestructura, dado que es algo que corresponde al
sector privado, lo que se requiere es claridad en las
políticas y estabilidad en las reglas para motivar la
inversión.
Más allá de las ventajas ambientales de producir e
implementar biocombustibles, ¿cuáles son los beneficios
económicos para el país de producir biocombustibles?
La agroindustria de los biocombustibles es sinónimo de
competitividad regional que ha impulsado la
productividad, con la aplicación de nuevas tecnologías
para el desarrollo de cultivos de alto rendimiento y el
fomento de buenas prácticas agrícolas en el sector, tanto
en grandes como en pequeños cultivos. El sector genera
más de 140.000 puestos de trabajo entre directos e
indirectos, más del 90 por ciento en el campo, con salarios
que se ubican en, al menos, un 20 por ciento por encima
de la media rural, y aporta el 6 % del PIB agropecuario de
Colombia. Los cultivos energéticos como la palma de
aceite y la caña de azúcar, además de ser alimentarios,
también se utilizan para la producción de bioenergía a
través los biocombustibles y de la cogeneración, un
proceso altamente eficiente mediante el cual se produce,
en forma simultánea, energía eléctrica, mecánica y
térmica, posicionando a este sector como el mayor
cogenerador con biomasa del país.
¿Qué tan perjudicial resultaría para la agroindustria
nacional la importación de biocombustibles?
Como lo afirmó en nuestra conferencia internacional el
economista jefe del US Grain Council una política correcta
de biocombustibles no consiste en poner a competir los
biocombustibles de los dos países, sino en fortalecer la
industria local y aprovechar las importaciones para suplir
las necesidades adicionales de biocombustibles para
cumplir los compromisos del país en materia de cambio
climático y calidad del aire.
Actualmente, estamos aplicados a conversar con las partes
para llegar a un acuerdo que las satisfaga, pero buscando
asegurar que la producción nacional asegure su mercado
interno.
¿De qué manera la industria de los hidrocarburos puede
aprovechar el nuevo panorama social de Colombia para
impulsar su desarrollo?
Hemos entendido, en nuestras conversaciones con el
gobierno nacional, que el desarrollo rural que se requiere
en el postconflicto consiste en la creación de
oportunidades económicas para las comunidades afectadas
históricamente y es, precisamente, con este tipo de
cultivos y producción agroindustrial, en modelos de
biorefinerías, que es posible establecer nodos de
desarrollo en las regiones. Estas inversiones requieren de
infraestructura y servicios del Estado que la misma
dinámica económica termina por impulsar, pudiendo ser,
dados los efectos ambientales y de seguridad energética
que conllevan, el modelo para la economía rural del
postconflicto.
¿Qué recomendaría a la industria nacional para
alinearse con las metas de reducción de uso de
combustibles fósiles?
Considerar las particularidades de la industria de los
biocombustibles, aclarando que la industria del alcohol
carburante es tan distinta de la del biodiesel, como los
biocombustibles lo son de los combustibles fósiles y, con
base en estas particularidades, establecer la normativa
que permita ampliar el uso de los biocombustibles y
aprovecharlos como un mecanismo ya existente y
realmente disponible para el cumplimiento de los
compromisos globales en materia de cambio climático.
Fuente: Revista La Nota Económica.
Todos los días se usan productos hechos con aceite de palma como aceite de cocina, chocolates, velas, jabones, cosméticos y biodiésel. Es el aceite vegetal más barato del mundo y Colombia es el primer productor en Latinoamérica con 500.000 hectáreas.
Por ello, la Plataforma de Comercio Sostenible (PCS) se encargó de ser el puente entre todos los actores de la cadena productiva del aceite de palma en Colombia para poner en marcha prácticas sostenibles. Ya se han unido 25 organizaciones como Unilever, Team, Grasco, Manuelita, Grupo Éxito, entre otros. Aquí se incluyen plantas extractoras, comercializadoras internacionales, grandes compradores, entes certificadores, gobierno y
organizaciones multilaterales.
“Los actores se comprometieron que 200.000 toneladas de aceite de palma sean certificadas entre 2012 y 2016. Además, queremos llegar a la meta de las 15.000
hectáreas de pequeños productores que tengan mejores prácticas sostenibles”, expresó María Goretti, gerente del programa palma de aceite de la PCS. A la fecha van 99.265 toneladas sostenibles y 14.200
hectáreas de pequeños productores.
“La certificación ante la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (Rspo por su sigla en inglés) es un resultado de prácticas sostenibles y la forma de evidenciar prácticas del productor. Se sustenta bajo tres pilares: ambiental, social y que sea rentable económicamente”, agregó Goretti.
Ignacio Hojas, presidente de Unilever para la región Andina, explicó que la presencia de la compañía en esta plataforma está alineada con el plan de vida sostenible implementado en 2010 por la multinacional
a nivel mundial.
“Nosotros tenemos 100% de nuestros aceites de palma sostenible. Eso no quiere decir que todavía lo tengamos con prácticas totalmente sostenibles como las que se usan en Europa. Pero tenemos un proyecto para que en 2020 sean prácticas sostenibles 100% certificadas. Mientras tanto, el resto se compensa con bonos”, manifestó Hojas, quien añadió que el aceite de palma está presente en los productos Rama, en jabones y en
detergentes que produce Unilever.
“Somos uno de los principales consumidores de aceite de palma no solo en Colombia sino a nivel mundial. Estamos entre los cuatro consumidores más grandes de
aceite de palma.
Dado que 50% de los materiales que emplea Unilever proviene de la agricultura, no nos podemos dar el lujo de que nuestros proveedores y nosotros no tengamos prácticas sostenibles”, agregó el presidente para la
región Andina.
La iniciativa de la PCS busca también cambiar el pensamiento empresarial acerca de las prácticas sostenibles que son costosas y pueden disminuir la curva de crecimiento en ingresos de las organizaciones del sector privado. “Nuestras marcas sostenibles crecen 30% y la buena noticia es que no solo ayudamos al medio ambiente sino que nos trae fuertes ahorros para la compañía. Hace que le pasemos menos costos a los
consumidores”, explicó Hojas.
Para Goretti, “la participación del sector privado es crucial. A nivel global en Solidaridad nos hemos dado cuenta del impulso que le puede dar el sector privado, ya que acelera los procesos de adopción de prácticas. Envían un mensaje muy claro porque son la demanda, los que compran, y eso jalona el interés de la oferta
que son los productores”.
De los 6.000 productores de aceite de palma que hay en Colombia, la PCS tiene atendidos 1.500 pero no certificados ante la Rspo y busca incluir a más
pequeños productores.
En términos de ingresos, la PCS funciona con cooperación internacional y algunas inversiones del sector privado que esperan que aumenten en los
próximos años.
A nivel mundial Johnson & Johnson donó US$100.000 y Unilever ha hecho pequeños aportes para reforzar la
meta de comercio sostenible no solo de palma sino
también para productos como café, flores y banano.
“No hay obligación de contribuir con dinero por parte de las empresas. Nosotros les prestamos el servicio de ser el vínculo entre oferta y demanda. Por ejemplo, Unilever quiere comprar aceite de palma 100% sostenible. Para ello hay que capacitar a 200 productores y eso cuesta: por decir algo, $100, pues nosotros ponemos $30, se negocia cuánto pone Unilever
y cuánto el productor”, concluyó María Goretti.
La plataforma para el consumo sano
Es una alianza público-privada que busca fortalecer la producción, el comercio y el consumo sostenible en cuatro sectores agrícolas de Colombia: banano, café, flores y palma de aceite. Esta iniciativa, creada en septiembre de 2012, es promovida y apoyada financieramente por la Embajada del Reino de Los Países Bajos (Erpb), con el respaldo del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural. El apoyo de Holanda tuvo una inversión inicial de US$2,4 millones y este presupuesto es ejecutado por la ONG holandesa
Solidaridad.
Las opiniones
IGNACIO HOJAS
Presidente de Unilever para la Región Andina
“Tenemos un proyecto para que en 2020 sean 100% prácticas certificadas sostenibles. Mientras tanto, el
resto se compensa con bonos”.
MARÍA GORETTI
Gerente Programa Palma de Aceite de la PCS
“La participación del sector privado es crucial (…) envían un mensaje muy claro porque son la demanda y
eso jalona el interés de la oferta”.
Fuente: Adaptado de www.larepublica.co -
Andrés Quintero Vega.
Fuente: www.fedebiocombustibles.com
Los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron en septiembre del 2015 la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, un plan de acción compuesto por 17 metas (conocidas como los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS-) que abarcan 169 puntos de las dimensiones económica, social y ambiental.
Desde la presentación de estas 17 metas que sustituyen a los anteriormente conocidos como Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), la discusión en Colombia se ha centrado en cómo impulsar el desarrollo económico sin descuidar el progreso social y ambiental, y cómo planear un camino exitoso contemplando los
desafíos que impone un posible postconflicto.
La participación de las empresas
Aunque las metas de los ODS ya fueron aceptadas por los Estados que hacen parte de la ONU, el cumplimiento de estos puntos involucra a todos los actores de la sociedad. “La agenda 2030 de los ODS es ambiciosa, urgente y necesaria. Los gobiernos como garantes del Estado de derecho son los primeros responsables de esta tarea. Sin embargo, no se podría alcanzar sin el apoyo de toda la sociedad, incluyendo al sector empresarial”, aseguró Belén Sanz, Coordinadora Residente a.i. Organización de las Naciones Unidas
(ONU) y Representante de ONU Mujeres en Colombia.
Agregó, que el papel de las organizaciones privadas es esencial, pues “las empresas tienen los recursos, los conocimientos y las experiencias necesarias para abordar los problemas de desarrollo y ofrecer
soluciones”.
Según la experta, es importante que los gobiernos aprovechen el camino recorrido por las organizaciones, para aprender de sus habilidades y apuntar al
cumplimiento de los objetivos.
La responsabilidad social está muy vinculada al logro de los ODS, pues los aportes que desde el sector privado promueven la sostenibilidad, impactan directamente en
el alcance de las metas.
“Debemos conectar nuestras actividades de responsabilidad social con los ODS con los que se
relaciona, para expandir el alcance de las metas. De esta manera le apuntamos a una sociedad más equitativa, como la que Colombia necesita” aseguró Mónica de Greiff, Presidente de la Cámara de Comercio
de Bogotá.
Un compromiso multisectorial
En los paneles que compusieron el evento, participaron expertos y líderes de distintas organizaciones, que a pesar de diferir en algunos temas, coincidían en la importancia de lograr la integración de toda la sociedad en la búsqueda por el cumplimiento de los ODS Para Simón Gaviria, Director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), es importante integrar los ODS a las políticas nacionales y además, impulsar el compromiso del sector privado para lograr un trabajo articulado. “En los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible hay 169 metas específicas. Colombia fue el primer país en implementarlos en sus políticas, y lo logramos incluyendo en el Plan Nacional de Desarrollo 135 de las 169 metas y a través de Conpes y otras
iniciativas legislativas”.
El funcionario hizo un llamado a los empresarios y aseguró que los ODS no solo dependen del gobierno, sino que precisan del concurso de todos los actores: “del total de las metas, 34 requieren de cooperación
internacional, por ejemplo.
Es indispensable que asumamos el compromiso con estas metas”.
Una visión similar fue expresada por Arnaud Peral, Director del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Colombia: “Debemos llegar a los escépticos de los ODS”, afirmó. “Todos debemos asumir compromiso con estas metas, no pertenecen a un sólo
sector, pues tienen que ver con el futuro de todos”.
El representante del PNUD agregó, que el futuro postconflicto sería un escenario ideal para el impulso de las metas, aunque se precisa de un fortalecimiento institucional en ciertas regiones del país y un mayor
involucramiento de la sociedad civil.
Sin embargo, no es suficiente con compartir la información e invitar a todos los sectores a participar
en el desarrollo de la Agenda 2030.
De acuerdo con Ernst Ligteringen, Consejero e Innovador Social de Cooperability y ex Director Ejecutivo de Global Reporting Iniciative (GRI, el mundo ha enfrentado cambios importantes en los últimos años y es importante tenerlos en cuenta para lograr resultados óptimos: “El mundo está cambiando muy rápido, todas las regiones se están moviendo en dinámicas diferentes. Tenemos una agenda con una gran oportunidad para trabajar en un mundo que se
transforma constantemente. En los próximos 15 años
veremos cambios que aún no imaginamos”.
En la jornada, que se extendió por dos días, se llevaron a cabo varios foros y paneles en los que los líderes de los diversos sectores compartieron sus impresiones sobre el estado de los ODS y la vinculación de las organizaciones privadas para el cumplimiento de las metas trazadas.
Esta clase de espacios brindan oportunidades únicas para el diálogo en torno a estos temas, de gran
importancia para el mundo.
Fuente: Revista Responsabilidad Social No. 79