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Evaluación del Riego Superficial como herramienta para el mejoramiento del
diseño y operación de los sistemas
Roberto S. Martínez(1), Daniel Prieto(2), Alejandro Antúnez B.(3), Mariano Pla(4), Hernán
R. Zelmer(1)
(1)EEA INTA Valle Inferior del Río Negro,
(2) EEA INTA Santiago del Estero,
(3)INIA La Platina, Chile
(4)Consorcio Hidráulico del Valle Bonaerense del Río Colorado,
Introducción
El riego es una técnica que se utiliza para que los cultivos puedan disponer del agua
necesaria para su crecimiento, desarrollo y producción. El objetivo que se pretende con el
riego es suministrar a los cultivos de forma eficiente y sin alterar la fertilidad del suelo, el
agua adicional a la precipitación que necesitan para su crecimiento óptimo y cubrir las
necesidades de lavado de sales, de forma que evite su acumulación en el perfil de suelo,
asegurando la sostenibilidad del regadío (Tarjuelo, 1999).
Una vez que se cuenta con la información de cuándo y cuánto regar (FAO, 2006; Martín
Santa Olalla y de Juan Valero, 1993; Pereira y Allen, 1999) continúa la pregunta ¿cómo
regar? Por una cuestión práctica se definen métodos de riego que se refieren al modo de
aplicar el agua a una parcela. Una clasificación muy difundida es la división en método
gravitacional o riego por superficie, riego por aspersión y riego localizado. Dentro de cada
método hay distintas clasificaciones; a modo de ejemplo el riego por superficie puede ser,
entre otros, surcos, melgas o inundación, el riego por aspersión puede ser por alas
móviles o fijas o autopropulsado (pivote central, avance frontal, etc.) y el riego localizado
puede ser goteo superficial, goteo enterrado, microaspersión, por ejemplo.
A la fecha, más del 85% de la superficie regada en el mundo es por sistemas
gravitacionales o superficiales (en Argentina y Chile representa un 70%) (Procisur, 2010),
con diferentes niveles tecnológicos para el control de la aplicación. Las razones para la
utilización de sistemas gravitacionales son diversas, en muchos casos, se siguen usando
técnicas de riego ancestrales, debido a su flexibilidad y adaptación a situaciones locales,
en otros por su bajo costo y alta disponibilidad de agua, por cuestiones culturales o
conocimientos locales o, simplemente, por la falta de recursos económicos para instalar
riegos a presión que, además de una fuerte inversión, requieren una fuente energética
adicional para la presurización y tienen, generalmente, mayores costos operativos. Por
otra parte, en zonas con elevada salinidad, los sistemas de riego gravitacionales son los
preferidos para lixiviar las sales del perfil, siendo compatible su uso con el uso de
variedades tolerantes a esta limitante.
En la Tabla 1 se muestra la distribución en porcentaje de la superficie regada por distintos
métodos de riego en la Argentina (Procisur, 2010), donde se observa la distribución de
acuerdo a la que la región sea húmeda, semiárida o árida.
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Tabla 1. Distribución (%) de superficie bajo riego en la Argentina según el método
empleado.
Región Gravitacional Aspersión Localizado
Húmeda 56 37 6
Semiárida 71 26 2
Árida 79 5 16
PAIS 70 21 9
En países más desarrollados, como es el caso de Estados Unidos de América, el riego
presurizado superó hace unos años en superficie al riego gravitacional (Figura 1), la
distribución para el año 2013 fue de 39% de superficie con riego gravitacional, 63% con
riego por aspersión y 9% con riego localizado (USDA, 2015). Si bien la tendencia es hacia
el riego presurizado la superficie regada por gravedad en ese país sigue siendo
importante (más de 8 millones de ha). Es muy probable que en la Argentina la tendencia
sea la misma, pero, más allá de un aumento relativo del riego presurizado (probablemente
con mayoría de pivotes central en la zona húmeda y riego localizado en la región árida),
no hay duda que la superficie regada en forma gravitacional va a continuar siendo
importante por muchos años, lo que implica la importancia de considerarla y estudiar lo
referido a mejorar el desempeño del riego, la sustentabilidad del sistema y la calidad de
vida de quienes trabajan en cultivos regados con este método.
Muchos planes y procesos de modernización estuvieron, y están, enfocados en la
presurización y utilización de métodos como aspersión y goteo buscando una mayor
eficiencia de uso del agua, lo que, a priori, ofrece ventajas y algunas desventajas. Entre
las ventajas se menciona una mejor eficiencia y uniformidad de aplicación del agua de
riego y entre las desventajas el mayor costo energético y la contaminación atmosférica en
el caso del uso de combustibles fósiles en el riego presurizado.
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Figura 1. Relación entre riego presurizado y gravitacional entre los años 1984 y 2013 en
los 17 estados del oeste de los Estados Unidos de América.
Pereira y Trout, en 1999, mencionan que no hay un mejor método de riego sino que se
deben tener en cuenta ventajas y desventajas de acuerdo a cuestiones topográficas, de
disponibilidad de agua, propias de los cultivos, económicas, sociales y culturales (Tabla
2). Estas consideraciones, que justifican gran parte de la superficie en la que se utiliza
este método de riego, sumado a que no es fácil producir un cambio de método de riego en
una finca determinada, es que por varias generaciones el método de riego gravitacional
va a ocupar un porcentaje importante de la superficie irrigada. Es por todo esto, que es un
problema a resolver la baja eficiencia de aplicación de agua medida, en muchos casos, en
este método de riego (Lui et al, 2012). Para esto existe información que muestra
posibilidad de altos valores de eficiencia, con distintas características de distribución y
manejo como por ejemplo uso de sifones, mangas y compuertas, tuberías, válvulas de
riego discontinuo (Antúnez et al., 2015), riego por altos caudales (Pla et al., 2013), etc.
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Tabla 2. Factores que inciden en la preferencia por un método y otro de riego.
En general, la falta de aplicación de tecnología al riego por superficie en Sudamérica,
incluye falta de nivelación y deficiencia de labores de emparejamiento de suelo, asociado
a un bajo control de caudales aplicados a cada unidad de riego (surco o melga), y por lo
general, la ausencia total de un diseño y proyecto de sistematización de tierras ajustado al
tipo de suelo y cultivo, lo que genera una baja uniformidad y eficiencia de aplicación. A un
mal diseño, se le agregan en muchas situaciones, un inapropiado manejo del riego
gravitacional, lo que causa altas pérdidas de agua, salinización, erosión con pérdida de la
capa más fértil del suelo, lixiviación de nutrientes altamente solubles como los nitratos
(NO3-) y de los agroquímicos aplicados, responsable de la contaminación difusa y altos
costos de producción. En hortalizas y frutales, las prácticas de riego inadecuadas
determinan la desuniformidad de la producción, desarrollo de enfermedades, ineficiencia
en la aplicación de fertilizantes, entre otras (Martínez et al., 2008).
En términos prácticos, el riego superficial sin tecnificación requiere del uso de mano de
obra intensivo, que en la actualidad es difícil de gestionar por la competencia del rubro
agrícola con otros de mayor remuneración (minería, petróleo, servicios, entre otros).
El mejoramiento de las condiciones de nivelación de los suelos es básico para lograr un
aumento en la uniformidad y la eficiencia de riego. Si a lo anterior se le adiciona un
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sistema de regulación y control de caudales, para uniformar la distribución del agua en las
unidades de riego (surcos o melgas) y disminuir el escurrimiento superficial, y se
implementa, por ejemplo, un sistema de riego por pulsos, se podría llegar a valores de
eficiencia de riego cercano o superiores al 65% (Antúnez et. al., 2015). Aumentar la
producción y la calidad de las cosechas, incrementaría la productividad del agua y
reduciría la contaminación de las napas. Además, con esta tecnología se alcanza un
ahorro en el costo de la mano de obra, ya que un regador es capaz de controlar el doble
de superficie regada mediante pulsos que con la técnica de surcos convencional. Todo
esto determinaría un aumento en el margen bruto del cultivo del orden de un 20%.
Ya en 1983, Jensen, consideraba que el riego es una de las tecnologías agrícolas
conocidas más antiguamente, pero que aún se están realizando mejoras en los métodos y
las prácticas de riego, mejoras que se requerirán aún más en el futuro por aumento de la
competencia por el suministro de agua por sus diferentes usos. Respecto al riego por
superficie en particular, Jensen consideraba que muchos sistemas regados por este
método no pueden ser operados eficientemente sin una dedicación muy grande a este
trabajo. Esto concuerda con muchas apreciaciones y consultas con productores de
distintos estratos que manifiestan su interés por utilizar el riego gravitacional por
cuestiones referidas al costo del agua y energía, pero que se necesita contar con una
capacidad mayor de riego por operario que no implique una baja relación hectáreas
regadas por jornal de trabajo.
En este artículo se presentará un método actualizado de evaluar el riego superficial,
basada en ecuaciones tradicionales de diseño que entregan herramientas para que el
usuario ajuste las condiciones de diseño, a partir de experiencias de campo.
Tecnologías que aportan a la evaluación y mejora del riego gravitacional
Existen varias herramientas que en conjunto permiten mejorar el desempeño del riego
gravitacional. Estas herramientas van desde la caracterización topográfica del lote para la
realización de proyectos de sistematización del terreno (con movimiento de tierra o no), el
manejo extraparcelario referido a automatización de canales y mejora en el desempeño
de la distribución de agua en los distritos de riego, la utilización de sensores de humedad
y de manejo de agua, los modelos de simulación, las mejoras de distribución de agua
dentro de la parcela, entre otros. En este trabajo se pretende hacer una descripción de
estos dos últimos puntos.
a) Modelos de riego por superficie
Como en otras materias de estudio, es importante el aporte de los modelos de simulación
al riego por superficie. Los modelos de simulación, aun siendo simplificaciones de la
situación real, son herramientas muy útiles para facilitar el análisis de problemas
complejos, aunque la fiabilidad de los resultados dependerá de las buenas mediciones de
las variables de entrada. La variabilidad espacial de algunas propiedades del suelo que
afectan al desempeño del riego no está totalmente contemplada aún en estos modelos,
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por lo que es muy importante la validación con experimentos a campo. Entre los modelos
disponibles podemos mencionar el SIRMOD, de la universidad de Utah y el WinSRFR del
USDA (Bautista et al., 2009).
El funcionamiento de estos programas requiere el ingreso de los siguientes datos: longitud
de la parcela de riego, ancho de riego, caudal, tiempo de riego, parámetros de infiltración,
rugosidad del terreno, pendiente, lámina de riego objetivo, y si el riego es con o sin
desagüe al pie, etc. A partir de esa información se generan la curva de avance, de receso,
un diagrama de la lámina infiltrada, así como información de pérdidas por percolación, de
escurrimiento superficial (si el riego es con desagüe al pie), eficiencia de aplicación,
uniformidades de distribución, altura de tirante de agua en los surcos o melgas, etc.
A modo de ejemplo se presenta en la Figura 2, la pantalla inicial del WinSRFR (Figura 2)
Esta muestra una organización en cuatro herramientas. 1) Event Analisis (Análisis de
eventos), que se basa en la evaluación real de un riego que permite ajustar y correr el
modelo en un sitio con características determinadas. 2) Simulation (Simulación), que
permite realizar una simulación una vez que se conocen todas las variables del riego 3)
Physical Design (Diseño físico), cuando el objetivo es la optimización del diseño y 4)
Operations Analysis (Análisis de la operación) que permite optimizar parámetros de
manejo, de manera que a partir de la simulación, con un modelo definido, se puedan
cambiar variables y definir cuál sería el manejo optimo con la modificación de
determinadas condiciones (por ejemplo cambiando el caudal de entrada y el tiempo de
riego), lo que permitiría mejorar valores de eficiencia de aplicación, uniformidad, etc.
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Figura 2. Interfaz de inicio del programa WinSRFR
El modo Event Analysis permite la introducción en el modelo de evaluaciones de riego.
El modelo recibe los datos obtenidos de una evaluación en un campo (Merriam y Keller
1978; Chambouleyron y Morábito, 1982) de una melga o grupo de surcos, donde se
toman datos de dimensiones y formas, se realiza un levantamiento topográfico, se mide el
caudal de entrada y de salida (en caso de que tenga desagüe al pie), se anotan los
tiempos de inicio y final de riego y, mediante estacas o sensores, se determina tiempo en
que el agua llega a los puntos de estudio (tiempo de avance) y momento en que el agua
desaparece en el mismo (tiempo de receso).
Con esta información se obtiene el tiempo de oportunidad o tiempo de contacto en que el
agua está en cada punto determinado, dato que con la ayuda de la infiltración de agua en
el suelo permite realizar un diagrama del agua infiltrada en cada distancia desde la
cabecera de la unidad de riego. Este análisis se completa con los datos de lámina objetivo
(cuánta agua se quiere aplicar en dicho evento de riego, de acuerdo a la humedad
volumétrica del suelo previa al riego, el contenido de humedad a capacidad de campo y la
profundidad de suelo que se quiere regar, obteniéndose indicadores de desempeño como
son Eficiencia de Aplicación (EAP), la Eficiencia de almacenaje (EAL) y la eficiencia de
distribución (ED).
EAP =𝑉𝑜𝑙𝑢𝑚𝑒𝑛 𝑑𝑒 𝑎𝑔𝑢𝑎 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑙𝑡𝑟𝑎𝑑𝑎 𝑦 𝑎𝑙𝑚𝑎𝑐𝑒𝑛𝑎𝑑𝑎
𝑉𝑜𝑙𝑢𝑚𝑒𝑛 𝑑𝑒 𝑎𝑔𝑢𝑎 𝑎𝑝𝑙𝑖𝑐𝑎𝑑𝑎 𝑥 100
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EAL =𝑉𝑜𝑙𝑢𝑚𝑒𝑛 𝑑𝑒 𝑎𝑔𝑢𝑎 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑙𝑡𝑟𝑎𝑑𝑎 𝑦 𝑎𝑙𝑚𝑎𝑐𝑒𝑛𝑎𝑑𝑎
𝑉𝑜𝑙𝑢𝑚𝑒𝑛 𝑑𝑒 𝑎𝑔𝑢𝑎 𝑟𝑒𝑞𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑎 𝑜 𝑎𝑙𝑚𝑎𝑐𝑒𝑛𝑎𝑏𝑙𝑒 𝑥 100
ED =𝐿á𝑚𝑖𝑛𝑎 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑙𝑡𝑟𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑚𝑒𝑑𝑖𝑜 𝑒𝑛 𝑒𝑙 25% 𝑚á𝑠 𝑝𝑒𝑟𝑗𝑢𝑑𝑖𝑐𝑎𝑑𝑜
𝑉𝑜𝑙𝑢𝑚𝑒𝑛 𝑑𝑒 𝑎𝑔𝑢𝑎 𝑖𝑛𝑓𝑖𝑙𝑡𝑟𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑟𝑜𝑚𝑒𝑑𝑖𝑜 𝑥 100
Esta información se complementa con las pérdidas por infiltración profunda, pérdidas por
escurrimiento superficial y se determinan las zonas con déficit de agua.
El WinSRFR permite alternativas de evaluación de riego a utilizar, ya que además del
procedimiento de Merriam y Keller, puede utilizarse una basada en la medida de humedad
de suelo (Probe penetration analysis) o el método de dos punto de avance (Elliot-
Walker), de manera que puede realizarse la evaluación de acuerdo a distintas
posibilidades de toma de datos (Figura 3).
Figura 3. Pantalla inicial del modo Event Analysis, mostrando los nombres de las pestañas
siguientes
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Una vez definido el tipo de evaluación a utilizar se trabaja con las pestañas que se ven en
la parte inferior de la pantalla donde se definen la geometría y características del terreno,
las propiedades del suelo y cultivo, los caudales de entrada y salida y los datos de las
mediciones de campo de acuerdo a la evaluación a utilizar. Luego se obtiene una curva
de infiltración del suelo en función de las medidas realizadas, y por último, con toda la
información se obtienen los resultados de las distintas eficiencias, pérdidas de agua y
zonas de déficits.
Entre las dificultades de esta etapa destaca lo complejo que puede resultar para un
usuario el determinar la altura (lámina) de agua requerida por el cultivo (Required Depth).
Esta lámina puede determinarse mediante el uso de otros programas de modelación de
evapotranspiración de los cultivos, como el programa CropWat de FAO (FAO, 2006), que
la determina a partir de información meteorológica, tipo de suelo y cultivo.
En la figura 4 se observa una de las pestañas de los resultados, donde se comparan las
curvas de avance y receso de agua medido con los datos que predice el modelo. A partir
de ahí el mismo programa muestra (en otra pestaña) la bondad de ajuste del modelo entre
datos medidos y parámetros estimados.
Figura 4. Curvas de avance y receso, medidas y simuladas por el modelo, de un evento
de riego determinado.
A partir de aceptar el ajuste del modelo, se pueden realizar simulaciones con distintas
alternativas de parámetros de riego (caudal de entrada, largo y ancho de melga o surco,
tiempo de riego, cobertura del suelo, etc.). El modo simulación es muy útil para trabajos
de extensión y capacitación de operarios y regantes.
Los otros dos modos, optimización del diseño y optimización de parámetros de manejo,
permiten, desde el modelo, optimizar cuestiones de diseño (largo y ancho de melga o
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surco) o de manejo (caudal de entrada y tiempo de riego), de manera de poder encontrar
un resultado posible dentro del comportamiento del modelo.
A modo de ejemplo, en la Figura 5, se observa una impresión de pantalla del modo
Operations Analysis, donde se analizan posibles cambios en el manejo de tiempo de
riego y caudal de entrada sobre, en este caso, la EAP. Se ve que la EAP es del orden del
56% y que con cambios en el momento de corte del riego podemos mejorar la EAP
(llevando el momento de corte a 45 min en lugar de 65 min, la EAP pasa de 56% al 75%).
Así también se puede variar el caudal de entrada y buscar las mejores alternativas.
Figura 5. Resultados del modo Operations Analysis (optimización de parámetros de
manejo de riego)
b) Técnicas para el ingreso y distribución del agua dentro de la parcela de riego
Para la distribución del agua dentro del área del riego a partir de la acequia o de un
hidrante lo más común es la realización de una apertura con un implemento, como una
pala o azada, para regar por boquete (Figura 6). Por lo general el agua se distribuye en
una melga o en un número determinado de surcos interconectados lo que en algunas
regiones se denomina tapada. Uno de los problemas de este tipo de distribución es la
falta de control del caudal de entrada tanto para conocimiento del valor del caudal como
para la posibilidad de que sea repetible, y de ese modo, poder ensayar alguna forma de
control y programación. En este caso es difícil controlar un avance homogéneo, lo que
depende de la habilidad del regador. En la figura se observa que la velocidad de avance
en distintos surcos es muy diferente y eso genera un problema de UD y de EFA.
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Figura 6. Riego por surcos, distribuyendo el agua mediante boquete
A modo de ejemplo, la Figura 7 muestra el tiempo de avance por surco en una evaluación
de riego de 65 surcos en un cultivo de papa. Se observa que en los primeros surcos el
agua llegó al final del surco a las 3 horas, mientras que hubo surcos en que demoró más
de 6 horas, lo que es un índice de una baja uniformidad que afecta los valores de
eficiencia.
Cabe destacar que la compactación del surco puede ser determinante en el avance del
agua. Por ejemplo, surcos que quedan bajo la huella del tractor suelen estar más
compactados que otros que no han recibido esta carga, lo que reduce la velocidad de
infiltración y el agua avanza rápidamente en el surco de riego. Una forma de homogenizar
el avance del agua de riego en los surcos, es la compactación por medio de un peso
adicional (Zumelzú y Roqué, 2012), apenas abierto el surco.
Figura 7. Distribución de los surcos de acuerdo al tiempo en que el frente de agua llega al
pie del surco desde el inicio del riego.
Una forma de controlar mejor el agua que se aplica en la parcela de riego es el uso de
sifones (Figura 8) que son caños de PVC o polietileno que permiten que el agua llegue de
la acequia al lote sin romper el terreno, el caudal de los sifones depende de la diferencia
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de la altura del agua entre la acequia y el surco. Para su funcionamiento los sifones se
deben cargar con agua, tarea que un operario con experiencia realiza en poco tiempo.
Un mayor control del caudal de ingreso se obtiene con mangas flexibles o caños rígidos,
provistos de compuertas que permiten la conducción y la distribución más controlada
(Figura 9).
En la Figura 10 se presenta un caso particular de un productor del valle bonaerense del
río Colorado, donde se observa una automatización en base a temporizadores que
permiten que se cierren compuertas y al hacerlo se eleva el pelo de agua y se produce el
riego aguas arriba debido a que el pelo de agua supera al nivel del vertedero que
distribuye el riego.
Figura 8. Distribución con sifones desde la acequia
Figura 9. Mangas de riego con compuertas
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Figura 10. Automatismo artesanal para regar lotes en terrazas
La uniformidad y la eficiencia de uniformidad en riego superficial depende no solo de un
homogéneo avance en la unidad de riego (surco o melga) sino de un tiempo de
oportunidad de infiltración (diferencia entre la curva de avance y receso) homogéneo entre
la cabecera y la cola de la unidad de riego.
El logro de un tiempo de oportunidad homogéneo entre cabecera y pie de la unidad de
surco requiere de mucha experiencia ya debe encontrarse un balance entre un tiempo de
avance bajo y mínimas pérdidas o acumulación de agua al pie
El riego por caudal discontinuo es una técnica de riego que tiene como fin que el avance
del frente de agua en el surco sea más rápido, y al mismo tiempo, se disminuyan las
perdidas por percolación profunda en cabecera y por el escurrimiento superficial al pie. La
técnica consiste básicamente en dar “pulsos” de agua en cada surco, de modo que cada
pulso encuentre el sector del surco más cercano a la cabecera con una velocidad de
infiltración menor que la inicial al haber infiltrado agua en el anterior pulso. Para lograr los
pulsos el agua se distribuyen alternativamente a dos set de surcos.
Esta alternancia se puede lograr manualmente abriendo y cerrando compuertas de una
manga o caño rígido con ventanas, pero lo más práctico es utilizar una válvula que
distribuye el flujo de agua hacia uno u otro costado, en los cuales hay una manga de riego
con compuertas que la distribuye en los surcos. La válvula disponible en el mercado
posee una minicomputadora que permite programar el número de pulsos, la duración de
estos, e incluso puede trabajar con un número diferente de surcos a ambos lados. Posee
además un panel solar y tiene posibilidades de acoplársele una bomba distribuidora de
fertilizante, con lo cual se puede fertirrigar. En Villa Dolores (Córdoba) se han obtenido
muy buenos resultados con el uso de la fertirrigación (Roqué, 2016)
Al regar de forma tradicional aportando el agua desde la cabecera del lote y dejándola
que fluya a lo largo del surco, se observa que el tiempo de estadía del agua en el inicio de
éste es significativamente mayor al tiempo de permanencia del sector final del mismo. Por
este motivo tendremos una infiltración del agua en la cabecera en exceso, y en defecto en
el sector final. A los efectos de aplicar la suficiente cantidad de agua al final del surco,
sobre regamos todo el lote y se produce escurrimiento superficial al pie.
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En definitiva, tendremos un riego de muy baja uniformidad y eficiencia que puede caer a
valores por debajo del 30% (Lui et al, 2012). El riego por caudal discontinuo permite
aumentar la eficiencia de aplicación sin que sea para ello necesario tomar decisiones
como son limitar la longitud de los surcos, cambiar la pendiente del terreno con
nivelaciones costosas y obligarse a reaprovechar el agua de coleo en lotes más bajos
(Beláustegui, 2016).
Por otro lado, existen experiencias sobre los ríos Negro y Colorado, donde un grupo de
productores y empresas evaluaron y pusieron en marcha parcelas de riego con la
aplicación de altos caudales instantáneos (del orden de los 5 l/s por metro lineal de ancho
de melga), cuya principal característica es que las compuertas son premoldeados de
hormigón con la hoja de goma y marcos de aluminio, y un sistema de elevación por cables
con malacate, lo que brinda facilidad para una posible automatización del sistema.
Figura 11. Compuertas para riego de altos caudales
Se realizaron experiencias de evaluación de riego en un campo de la cuenca media del
Río Colorado, con suelos de texturas intermedias, entre franco arcillosa y franco arenosa,
con parcelas de 100 metros de ancho y 350 metros de largo promedio. La pendiente
longitudinal de todas las parcelas, en ese establecimiento, es de 0,04 % y la transversal
es 0. El agua se entrega en el punto central del ancho de la amelga con una compuerta
tipo vertedero de pared ancha con abertura cierre total. Las dimensiones del vertedero
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son 1,80 metros de ancho por 0,50 metros de alto. El tirante de agua fue de alrededor de
0,30 metros en el borde del vertedero para un caudal de 500 l s-1, el caudal instantáneo
fue de 5 l s-1 m-1 de melga (Pla et al., 2013). Se consiguieron aplicar láminas inferiores a
los 60 mm, lo cual es menor que las láminas de riego habituales en riego por superficie
(Lui, 2002), lo que, a priori, brindaría condiciones para poder lograr una buena eficiencia
de aplicación en muchos casos. La capacidad del regador observada fue que una persona
en 10 horas pudo regar 40 has en continuo.
Dentro de las evaluaciones realizadas, se describe una de ellas. Se regó con un caudal
promedio de 520 l/s y en función de una necesidad de riego de 80 mm. Se destacan
valores de eficiencias superiores al 90% y un Área subirrigada < al 14%. Los datos se
corrieron dentro del software de modelación WinSRFR dentro del módulo Event Analysis.
En la Figura 12 se observan los valores relevados a campo y los estimados por el modelo
de las curvas de avance y recesión. Se puede observar no solo el ajuste del modelo sino
el paralelismo entre las curvas de avance y recesión, este paralelismo indica que el
tiempo de oportunidad de infiltración fue homogéneo a lo largo de la melga, lo que
redunda en una alta uniformidad de la lámina aplicada y esta garantiza una alta eficiencia.
En la Figura 13 se puede observar la lámina infiltrada, la requerida y la promedio, las que
confirman la uniformidad y eficiencia.
Figura 12. Curvas de avance y receso medidas y simuladas por el modelo.
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Figura 13. Infiltración estimada luego de la evaluación del evento de riego.
Se concluye que los dos últimos sistemas ayudan a mejorar los resultados en los tres problemas atribuidos al riego gravitacional (mano de obra, eficiencia de aplicación y automatización de los riego). Además, en ambos casos, al trabajar con parcelas de mayores dimensiones, mejora la eficiencia de las labores agrícolas.
Algunas consideraciones
El riego por superficie tiene mucha historia en distintas regiones del país y, tienen gran
importancia los saberes de los operarios del riego, como manejar la pala, la azada y
distintos implementos para regular el caudal (paja de rastrojo, tierra, piedras, etc.). El
inconveniente de todo esto es que es difícil reproducir esos riegos si no están dichas
personas. Estos operarios o regadores tienen conocimientos de todos los factores que
influyen en el riego y son abiertos a los cambios, a modo de ejemplo, en una conversación
dos regadores de un campo de papa sostenían que regando con manga de riego en lugar
de boquete y con un largo de surco más corto, lograrían tener menor pérdida de agua.
En Chile, se ha demostrado también que el uso de pala para el desborde y cierre de
surcos de riego, dificulta en gran medida el control de caudales por parte del operador. La
sustitución de la acequia de cabecera por una manga o tubería de conducción a baja
presión representa un gran avance no sólo en el ahorro de agua de riego sino también en
el mejoramiento del rendimiento del operador y en la dignidad de su trabajo, al dejar de
enfrentarse a condiciones anegadas en la cabecera del surco.
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Frente a la competencia o gran demanda por el agua y la energía eléctrica, el riego por
superficie se posiciona bien en cuanto al ahorro de energía, pero es fundamental lograr un
aumento en la eficiencia del uso de agua, no solo para la mejora de la explotación o del
sistema, sino porque hay una demanda social de que así sea.
Como se describió existen tecnologías para hacer más uniforme y eficiente el riego de
superficie, partiendo de un correcto diseño apoyado en modelos de simulación, modelos
que sirven también para investigación y que son una herramienta muy importante en la
extensión y para las capacitaciones.
El buen diseño se complementa con un buen manejo, que requiere de una buena
nivelación, pendientes uniformes, control de caudal y tiempo de aplicación, elementos
para los cuales como vimos también existen hoy tecnologías disponibles que requiere
relativa baja inversión inicial.
Existen infinidad de trabajos que demuestran que un mayor rendimiento está asociado a
un mayor coeficiente de uniformidad del riego. De todas maneras existen los planteos, en
lugares donde hay buena disponibilidad de agua, de no necesitar mejorar la eficiencia, o
la uniformidad. Frente a esto hay que considerar la importancia de conocer cuánta agua
se necesita, conocer cuánta agua se utiliza, conocer los tiempos y conocer los costos y
oportunidades que se ganan o se pierden con un manejo. La empresa puede ganar aún
con un riego de baja eficiencia, pero es fundamental el ejercicio de plantear un escenario
con un mejor manejo del agua desde el punto de vista productivo, económico y de uso de
los recursos.
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