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Page 1: Los Testimonios

El Pozo de Banfield

PAREJA(Pareja mayor hablando, fumando y tomando mate, en lo que parece ser el comedor de su casa. Están conversando con el/los entrevistadores, aunque a éstos no se les ve la cara. Se ve algo del mobiliario y de los adornos.)

Hombre: ni nosotros ni nadie del barrio podía conocer que eso iba a ser una prisión política....Mujer: un pozo de BanfieldHombre: ... entonces ellos empezaron a hacer la construcción de eso, y nosotros vimos que bajaban unas rejas poderosísimas, cuatro monos para bajar las rejas, ¿viste? Porque son los calabozos del subsuelo, que tienen esa genteHombre: bueno, después llegó el momento en que dijeron sí, es una dependencia policial, qué se yo, nadie se imaginaba el horror.Bueno, lo que sí se escuchaba desde el fondo de acá (era) cuando las mujeres llamaban al Cabo IV, seguramente para hacer sus necesidades, o qué se yo, y entonces se escuchaba "Cabo IV, Cabo IV". Se ve que las atendíanEntrevistadora: cuando escuchaban Cabo IV, ¿qué se imaginaban?Hombre: que había mujeres detenidas, ¿viste? Porque vos siempre lo relacionás con la prostitución. Después sabíamos que había presos políticos. Sí. Antes de que terminara el Proceso sabíamos porque la gente que vivía en los departamentos de ahí, veía cuando bajaban los presos.Entrevistadora: ¿en qué departamentos?Hombre: los que viven en los departamentos bajos [monobloques] {muestran imágenes del edificio}, esa gente veía cuando bajaban los presos. .... Bueno, esa gente veía cuando...... Entonces, estéeee, a la media noche se veía.... En cambio, ahora, acá....../ parecería querer dar a entender que los que vivían en los monobloques si pudieron ver, y por tanto saber, mientras que ellos, por la disposición de su departamento y las ventanas, no podían enterarse de nada}Mujer: aparte hasta acá se oían gritosEl hombre parece querer negar -no veían- mientras que la mujer, que lo interrumpe, afirma que se oía}Hombre: si. Era comúnMujer: acá era una cosa..... Viste como te adaptás a todo. Era eso y era esoHombre: ya era común; ese comentario ya era general... el hombre de la entrevista parece nervioso e incómodo}Mujer: si. Todo el barrio lo sabíaHombre: sí. Ahora, cuando venía Camps, no pasaba nadie. Yo me acuerdo, por ejemplo el domingo..... Un día estaba con un amigo que también era del banco, echándole veneno a las hormigas y esto estaba abierto se refiere a la ventana y veo venir un Falcon, se para un Falcon acá, había tres muchachos. Dice “mirá, lo llevo yo el ramo de flores”. “Bueno, andá”, y se fue uno y se quedaron dos (...) el hombre cuenta una anécdota de un Falcon con tres tipos y una interacción que se da. Parece que uno de los canas se acercó y le preguntó al hombre de la entrevista que con qué mata a las hormigas y el hombre de la entrevista dice haber pedido que bajara el arma porque le tiene terror a las armasEntrevistador: si yo le preguntara cómo era vivir en el barrio en esa época, qué me diríaMujer: y, que era horrible. Horrible porque aparte.... no teníamos las fuerza para hacer/Hombre: la angustia, ¿vio?Mujer: la angustia de ver todo lo que se hacía y no se podía hacer nada

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El Pozo de Banfield(MIGUEL)

Entrevistado Yo me llamo Miguel. Y desde el 71 (...)hace 24 años (que vivo acá)Entrevistador: ¿Y cómo recuerda el barrio en esa época, en la década del 70?Entrevistado: Cuando nosotros vinimos acá el barrio era divino, era hermoso, qué se yo, era una paz (...) era divino, uno podía viajar tranquilamente; yo me iba a las cuatro de la mañana, y no pasaba nada, qué se yo.... Pero ahora..., está muy deteriorado.En la época de la dictadura, gracias a Dios nunca me pasó nada. Siempre me preguntaban los militares, requisaban los colectivos, todo, me pedían documentos pero a mi nunca me molestaron, siempre me.... Y como todo esto era el Pozo de Banfield, en esa época le decían el Pozo de Banfield, traían (detenidos?) pero nosotros no sabíamos nada (...) A veces nos llamaban para salir de testigos (...)Yo por lo menos me negaba (...)Entrevistador: ¿qué otro tipo de movimientos raros se veían?Entrevistado: y acá venía, mire, acá venía la televisión, canal 13, canal 9, 11, todos venían acá (...) Nosotros no nos podíamos acercar, porque la policía nos corría (...)Entrevistador: ustedes, la gente del barrio, ¿comentaban lo que podría llegar a pasar o se imaginaban que eso funcionaba como centro de detención?Entrevistado: si si si. A las tres a las cuatro de la mañana veían esas camionetas grandes y bajaban gente. Nosotros observábamos que bajaban gente; con la policía bajaban toda la gente y los metían adentro. A veces se sentían gritosEntrevistador: ¿se acuerda de alguno que le haya quedado grabado en la memoria?Entrevistado: no, yo no recuerdo bien...(...) Gritos que se sentían, voces fuertes que gritaban... Lógicamente nosotros no podíamos porque teníamos miedo también, no nos dejaban...Entrevistador: ¿miedo de qué tenían?Entrevistado: y miedo de que (....) si nosotros no podíamos pasar por la vereda, ponían acá las vallas y clausuraban la calleEntrevistador: otras personas con las que hemos hablado nos han contado que había movimientos de helicópteros, ¿usted qué recuerda de eso?Entrevistado: claro, venía el jefe policía, Camps, bajaba del helicóptero ahí, en esos terrenos que eran baldíos, se jugaba al fútbol (...) Y venía Camps con un montón de policías y estaban una hora, dos horas ahí adentro. Esto estaba lleno de policías, no se podía pasar, Y después se iban (...)Entrevistador: ¿cuáles eran los rumores? ¿Comentaban cuando iban a hacer las compras de lo que pasaba acá en el pozo? Entrevistado: yo (no?) sabía.... yo primero que trabajaba, estaba muy poco en mi casa. Si me enteraba me enteraba por mi señora.Entrevistador: ¿y qué le decía su señora?Entrevistado: y, dice, “vos sabés que hoy vino el jefe de policía, estuvieron todo lleno de custodios acá. Dice, “el otro día bajaron de esos coches por lo menos diez...”. Con las esposas los bajaban y los metían ahí adentro (...) A veces se veía que bajaban gente...Entrevistador: ¿tenía miedo?Entrevistado: miedo en sí yo no tenía. En realidad estábamos seguros porque estábamos llenos de policías pero,... los peligrosos eran ellos porque.... Siempre nos preguntaban, nos pedían documentos. Andaban por el barrio tres o cuatro muchachos con los fusiles en el hombro, andaban recorriendoEntrevistador: ¿vestidos de civil o con uniforme?Entrevistado: de civilEntrevistador: si usted tuviera que definir con una palabra ¿cómo era vivir en el barrio en esa época?Entrevistado: para mi era bueno. Para mi era bueno. Porque yo tenia..., es decir, con la cuestión de ahora de los chorros, de los ladrones, todas estas patotas, estos drogadictos, estos borrachos que andana aquí, que son las ocho de la noche y uno tiene que meterse adentroEntrevistador: pero ahí mataban genteEntrevistado: y bueno, a mi nunca me hicieron nada, yo trabajaba. Si mataron gente por algo los mataron, porque alguna cosa tienen que haber hecho. Pero yo mostraba los documentos, me decían “¿de donde viene?” “De tal lado”, “¿dónde trabaja?” “En tal lado”, “está bien, váyase”. Ahora, los demás..., algo, si los mataron.... Dicen que (había) mucha gente inocente, qué se yo. Pero había gente que... Yo conocía muchachos que andaban disparando que eran estudiantes pero que eran comunistas

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El Pozo de Quilmes

MUJER(la entrevistada es una mujer que parece mayor. Y dubitativa y culposa. En ningún momento se la ve. Sólo se escucha su voz. Durante la entrevista, la cámara va recorriendo el barrio y muestra imágenes de la comisaría)

Mujer: si, no, hace cuarenta años que estoy aquí y nunca jamás tuve.... la verdad, a lo mejor algún otro vecino que estaba más al frente puede ser que haya visto algo, no? pero yo acá.... a media cuadra.... no es fácil de ver para allá. Lo que sí es que estaba cerrado.... Y no le falto a la verdad porque es que quiera eludir la pregunta ni nada por el estilo. Pero no vi. Nunca vi nada. Los autos, por ejemplo, si usted venía con un taxi o con algún auto tenia que prender las luces interiores.... apagar los faros y prender las interioresEntrevistador: ¿usted no se imaginaba por qué tenía que hacer eso?Mujer: no. No me imaginaba porque en todas partes pasaba igual. En todas las comisarías recuerdo que, no sé, se me ocurre que tendrían algún temor.... Me vine a enterar después con el tiempo. Después que había pasado todo.Entrevistador: ¿y ahí no recordó de haber escuchado algo, de haber visto algo que le haya llamado la atención?Mujer: no, no. Nos imaginábamos porque como le dije.... dicen que allí traían presos políticos, dicen que traían precios (sic) políticos/Entrevistador: ¿y usted en esa época pensaba que eso era así o pensaba otra cosa?Mujer: ¿y yo?.... nosotros estábamos tan acostumbrados a oír eso que en ningún momento vi una cosa rara, o que trajeran gente, yo no. A lo mejor los vecinos que estaban mas cerca puede ser que....Entrevistador: me imagino. Ahora, cuando usted iba a hacer las compras, ¿no se juntaba con otras señoras y comentaban?Mujer: no, porque era vox populi, ya todo el mundo sabía, que era una cosa que ya en cierto modo era una cosa que ya todos nos habíamos acostumbrado a ver todo cercado, ¿no es cierto? Pero muchísimas cosas, muchísimas cosas nos enteramos con los años, yo por lo menos, yo no he visto.... A usted le parecerá que no es así, estando tan cerca, pero yo no he visto... porque acá está en esta dirección...; a lo mejor los que viven por ahí más cerca, en frente, pueden haber escuchado algo, pero yo sinceramente no vi. Trabajarían de noche, no sé.

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El Olimpo

HOMBRE PARED LADRILLO

(En algún momento la cámara se detiene a enfocar algo de las instalaciones con cartel "al servicio de la comunidad”)

Entrevistador: ¿hace cuánto más o menos que vive en el barrio?Hombre: y, desde el año 67, o sea, va a ser 29 años/Bueno, en la dictadura militar, yo no percibí nunca nada anormal además de la extremada vigilancia que había. Había rondas de auto, rondas de policías de a pie, vigilancia en dos sentidos, o sea, para y allá acá (señala)/Nunca imaginé lo que era eso. Porque si no me hubiera agarrado un pánico terrible.Entrevistador: no tenía idea que acá funcionaba....Hombre: seguro. No. No. Yo conocí esto cuando era la terminal de tranvía. Y tengo entendido que los calabozos los hacía en las fosas que hacían para reparar y limpiar los coches, ahí, entonces estaba, como esta bajo el nivel del suelo, los pozos estaban ahí, los calabozos...Entrevistador: y más allá de la extrema vigilancia no se veía....Hombre: No, no. Porque no se podía ni estacionar quince segundos un auto ahí. Porque había una garita que todavía esta en la esquina aquella. Y en cuanto estacionaba un coche ahí, esté, esté.... ponía.... enseguida un pito y ahí, y al segundo pitazo ya salía una tropa de gente corriendo con el arma en la mano... Eso sí lo presencié.Entrevistador:....Hombre: no, jamás se oyó... decían que salían coches de noche pero nunca...Entrevistador: ¿y usted cuándo se enteró de lo que pasaba ahí adentro?Hombre: y bueno, cuando explotó todo el asunto de los militares, que salió lo del Olimpo.... pero yo nunca vi ni sentí gritos ni voces, ni nada raro. Nada raro salvo la extrema vigilancia que no se podía ni pasar por ahí por la puerta.Entrevistador: estaba todo cortadoHombre: todo cortado, si, ahí, toda esas ventanas, le habían puesto ladrillos, asique no había contactos con el interior ni visual ni nada.

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El Olimpo

TAXISTA más joven que le resto, no canoso. La escena transcurre en el taxi andando.

Entrevistado: Bueno, yo vivía en la calle Lacarra al 100, al costado del Olimpo hasta eso de los años 80, aproximadamente 81. Y, esa versión, que se escuchaba, que después se comentó, que ponían música para tapar los gritos y toda esa historia un poco queda confirmada porque en la época que yo vivía ahí, los fines de semana normalmente ponían música de los Beatles al mango, música de rock and roll al mango y el comentario de los vecinos, de algunos vecinos que todavía éramos un tanto ingenuos, era que mirá, cómo se divierten los milicos, ponen música al mango, la deben estar pasando bomba. Qué se yo. Y En ese momento, bueno, uno pensaba ingenuamente que era simplemente un acto de diversión, de distracción y después se descubrió que era una pantalla para tapar posibles actos de gritos, de tortura, en fin, no?Y siempre estaba muy vigilada, la zona, la manzana siempre estaba muy vigilada, siembre había alguno que estaba recorriendo.... Ya los vecinos estacionábamos el auto, el que tenía auto, estacionábamos el auto del lado no del Olimpo porque te llamaban la atención...... Pero en aquel momento, uno, esté, uno que era ingenuo, y que estaba todo el día en la casa no llegaba no, no llegaba a prever que, que era todo una pantalla para tapar el sonido de lo que pasaba realmente. Eso. Nada más.Entrevistador: muchas gracias

HOMBRE MAYOR SOBRE FONDO BLANCOHombre mayor, de entre 60 y 70 años. Muestra la cara pero no los ojos: anteojos de solHombre: A pesar de que no se sabía mucho, porque todo esto, lo tapialaron, ¿viste? Las cerraron las ventanas (la cámara muestra un paneo). Mire, la tortura la hacían sobre la otra avenida, sobre Olivera, que tiene 60 metros. Y como ahí no transita gente y hay mucho tránsito de vehículo, entonces, en lo que eran las fosas de los tranvías, porque esto antiguamente era, salían tranvías de acá, vos conoces lo que es una fosa, ¿no? entonces las fosas las habían sellado y debajo de las fosas tenían a los presos, ¿se da cuenta?, entonces cuando torturaban no se oía los gemidos. Pero eso lo hacían del otro lado. Y aquí cerraron todo esto, pero, esté.....Entrevistador: ¿y qué tipo de movimientos había?Hombre: No, movimiento aquí no se veía nada. Mirá que yo solía venir a las 2, a las 3, a las 4 de la mañana. Una sola vez sentí uno que se quejaba y decía basta, basta, no me peguen más. Pero yo pensé que sería un ratero, que le están... Nunca imaginamos que esto fuera un centro de tortura tan criminal como después se dijo, ¿no? Acá había gente que estuvo seis, siete meses con los ojos vendados, y sentados en butacas sin respaldo... cuando les sacaban las vendas no veían más, estaban infectados; mujeres que las abortaban con la picana.Yo me niego a creerlo todavía ahora, porque si sólo un 10% de lo que se dijo fue verdad, tendría que dejar de creer en el ser humano.

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El Olimpo

4. MUJER JOVEN DE ROJO

Mujer: Viví desde los 20 hasta los 25 años y después volvía porque yo me había casado y volvía. En algún momento volvía del norte y otros momentos volvía del sur, según donde estuviera viviendo.Para mí en ese momento no era nada. Más vale después que pasó, que fue pasando el tiempo y uno realmente supo lo que pasaba aquí adentro de este lugar terrible, ahí es donde empiezo a sentir que quiero alejarme; me cuesta ahora estar cerca de esta pared. Quisiera estar mucho más lejos. En algún momento tuve que venir por el tema del auto a ver si la grúa lo había traído acá y no pude entrar, no quise entrar. Le pedí a otra persona que entrara./Por ejemplo, en mi familia no se hablaba absolutamente nada, nadie sabía nada, era una cosa ajena. Yo sabía, sí, cosas que pasaban por ahí en el norte, donde yo vivía. Pero acá cuando venía no se hablaba. Pero en seguidita que, esté, bueno, cayó la dictadura, entonces sí, ahí la gente empezó como a contar movimientos nocturnos, entrada y salida de autos. Hay gente que dice que escuchaba gente adentro donde se supone que ocurrían cosas porque se oían gritos y toda la movida nocturna. Durante el día no pasaba mayormente nada. De afuera no se veía nada. El tema era nocturno./Nada. Nada. Era todo muy prolijo de alguna manera... Había que estar en alguna actividad entre comillas sospechosa, como podía ser trabajar en una universidad, en algún lugar donde hubiera algo que bueno, que hubiera actividades peligrosas, no? que tuviera que ver con la cultura, con la educación, con lo creativo, todo esto era sospechoso/Me cuesta mucho estar cerca, me cuesta venir. A mi se me revierte toda la historia. Este era para mi un lugar agradable porque bueno un tío mío que era tranviario y yo pasaba por acá y era bueno, el tío Agustín y me acordaba de todas estas cosas lindas que el nos contaba de su trabajo. Y hay un momento de mi vida en que esto se da vuelta. No quiero ni acercarme, no pude entrar cuando tuve que hacer el trámite del auto, no quiero escuchar lo que pasa, lo que vino de acá adentro, bueno, lo que está grabado, acá más fuerte por ahí que en toda la ciudad.

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COTI MARTINEZ

DIARIEROHombre de unos 50 años, con bigotito, pelo negro, campera celeste y amarilla, que fuma y no parece estar muy cómodo con la entrevistaHombre: en el barrio hace aproximadamente unos treinta añosEntrevistador: en la época de la dictadura ¿había comentarios sobre lo que pasaba en la comisaría que está acá a dos cuadras?Hombre: ¿en la avenida libertador? Bueno, comentario... no tanto. Yo ahí justamente al lado del destacamento tenía un cliente. Me acuerdo que le llevaba el diario. Y según comentarios, por intermedio de esta gente, comentarios de parte de ellos, ¿no? que sí se sentían en ese sector gritos de noche, gente como si los torturaban, y bueno, ese tipo de cosas, ¿no?Entrevistador: ¿y qué pensaban que era, había algún tipo de rumor que se corría en el barrio sobre lo que pasaba ahí?Hombre: Bueno, acá en el barrio en esa época vivíamos todos un poco tensionados, ¿no? Porque... eh... los militares pasaban a cada rato, te paraban, te pedían documentos, y al que no les gustaba lo cargaban arriba, asique.... Eso lo vi yo personalmente. Bueno, es como te digo, vivíamos todos tensionados en el tiempo de la dictadura militar, ¿no?Entrevistador: ¿usted alguna vez vio algo, escuchó algo que le haya llamado la atención?Hombre: Bueno, respecto a eso, no, no, no bajo ningún punto de vista. No no, en ese aspecto no. Pero sí... Entrevistadora: .....a la mañana, a la noche.... (inaudible)Hombre: Era todo el día, desde la mañana hasta las 8 de la noche, 7.30, ya cuando empezaba a oscurecer era... (gesto) había que irseEntrevistador: ¿algún cliente le comentó, además del cliente ese que vivía al lado del destacamento, le comentó de alguna otra cosa, además de los gritos?Hombre: No, no, no. Porque era un poco gente que está en buena posición, un poco reservados ¿viste? Al respecto, ¿no? además viven pegadosEntrevistador: ¿qué decía la gente esa? ¿Qué creían ellos que eran los gritos esos que escuchaban?Hombre: Bueno, mirá, tan tan tan adentro no puedo profundizar ¿viste? Para ver qué es lo que ellos sentían. Vos imaginate que esta familia de ahí tiene que haber sabido mucho más.....

(VOZ MASCULINA ANONIMA) Vivo acá desde diciembre de 1960. Yo me enteré de eso realmente, o de las cosas que podían pasar, cuando ya todo había sucedido y leí los comentarios en los diarios. Hasta ese entonces la gente que actuaba aquí al lado era muy cordial. No había mayores trascendidos. Salvo en una oportunidad que se oyeron gritos y que mi mujer habló por teléfono con un oficial del destacamento y..... fueron..... bueno, no tomaron ningún tipo de represalias, ni se enojaron por eso, al contrario, se disculparon, e hicieron notar que se irían pronto./No, no teníamos certeza de nada. Pensamos que podría haber sido, ehhh, qué se yo... que torturaran a alguien. De eso no tenemos certeza. Suponemos que ha de ser así por lo que después se dijo. En ese momento.... bueno, han pasado muchos años. En ese momento pensábamos que algo irregular sucedía. Pero ya le digo, no tuvo ninguna trascendencia. Fue muy bien atendida mi mujer. Y esté..... Mire. No sé, después no pasó nunca más nada. Sé que después, cuando se fueron.... nos enteramos que ahí era un centro de... detención. Esté... Pero, esté.... ya le digo, nos admiramos de que así fuera.

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ARENALES Y PUEYRREDONSeñora mayor fumandoSeñora: alrededor del 25 de junio de 1976; dos y media de la mañana. Llamaron al timbre y fui a ver, yo con un susto negro. Era el portero con unos señores que se presentaron como una operación comando. Me mostraron la documentación que por el susto que yo tenía no la vi. Y me dijeron que, cuando yo me asusté tanto, me tranquilizaron, me dijeron señora contra usted no hay nada, es con sus vecinos. Yo les dije no, mis vecinos son un matrimonio mayor, director de escuela jubilado, gente muy tranquila. Me dijeron si, pero tienen una nuera que es una subversiva peligrosa./Bueno, a mi me trataron muy bien, me miraron toda la casa, que la conocían al dedillo, se pusieron en el escritorio, un capitán y un soldado vestidos de fajina. El que mandaba la operación vio que mi hermana estaba enferma, porque cuando se presparaon con tantas cosas yo les dije no se asusten, porque van a pensar que soy yo, que hace tres meses que estoy sin teléfono, que voy a pedirles por favor que mi hermana está enferma, etc.Me dijeron no, usted no sabe, señora, estos subversivos no tienen respeto por la vida. Me dijeron que uno de ellos en una operación agarró una granada y se las reventó por la cabeza. Yo muda.Del otro lado, en el departamento de enfrente debieron hacer el mismo asunto. Entonces tuvieron al departamento enfocado entre dos. Entraron. Los trataron bien, dice la señora. El padre tuvo que acompañarlos a ellos a la casa del hijo mayor. Se los llevaron presos al hijo, a la mujer y a la nena, a una comisaría. A la mujer le dieron plata para que se volviera en taxi con su nena y le dijeron su marido está aquí por pelotudo. No se enteró nadie. Actuaron con mucha cautela, con mucho silencio. Parece que habían rodeado toda la manzana porque el chico de enfrente que llegaba a su casa a esa hora tuvo dificultades, tuvo que mostrar que vivía acá y mostrar su documento para poder entrar a su casa.De manera que la gente del edificio no se enteró más que después/Nunca me voy a olvidar de esa señora que se agarraba la mejilla y se las..... un horror. Un horror. Un horror.Lo de la Iglesia fue un lunes 29 de noviembre también de 1976. Esto fue a la mañana y adelante de todo el barrio que se asomó a las ventanas y miró. Se llevaron a todos los sacerdotes/Todo el barrio estuvo ahí y a la noche, cosa sorprendente, todos fuimos a la misa de fajina, que estaba llena de gente. Pienso que era una manera de apoyar a esa gente, a los sacerdotesEntrevistador:Señora: se decía que se buscaba a un subversivo, que podían tenerlo en la parroquia. Muchos creían, otros no creían. Entre la gente que yo frecuento el sentimiento más grande era de compasión y de horror. Porque no sentíamos. Un sentido de indefensión tremenda. Cuando se fueron me pidieron discreción y yo dije mire, señor, yo no se si estoy despierta, si estoy soñando una pesadilla o viendo una película de terror. Yo no le puedo decir de que me voy a quedar callada. ....Sobre todo me quedó la certeza de lo que estaba pasando. La certeza de lo que hasta ese momento había oído, dubitativamente, era una certeza absoluta

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