Niñeces e infancia en los al-bores del siglo XX porteño
A veces lo cotidiano es invisible a los ojos de la
historia….
Silvina de los A. Barzola. ISP Joaquín V. Gon-
zález [email protected]
Abstract--El trabajo en cuestión pretende echar luz sobre la siguiente problemática acerca de la niñez durante las primeras décadas del siglo XX: el lugar ocupado en la so-ciedad de mercado, infantes consumidores, niños y madres productores.
Con tal problemática lo que se pretende demostrar es que lo que la pedagogía y las ciencias de la educación llamaron proceso de infantilización, proceso social por el cuál el niño comenzó a vivir una vida distinta al adulto, se-parada con demandas y pautas propias a su edad, implica-ron otros procesos, económicos, culturales, sociales y polí-ticos, que las formulaciones pedagógicas y la historia de la educación no contemplaban.
Si las ciencias de la educación, la pedagogía y más específicamente la psicología evolutiva infantilizaron al niño transformándolo en alumno, dotándolo de una gra-dualidad y universalidad propias dentro del sistema escolar ¿Hubo otros mecanismos que escaparon a la institución es-colar? ¿Qué decir de los niños trabajadores? ¿Que ocurría con los niños que eran dejados por sus madres durante sus largas jornadas laborales? ¿Hubo algún mecanismo que in-tentó constituirlos en infantes? La investigación pretende ensayar respuestas sobre estas cuestiones referentes al cambio histórico respecto de la infancia. Vale decir, analiza diferentes acciones y me-canismos que fomentaron un cambio social universal res-pecto al reconocimiento de las necesidades específicas de la infancia y su separación del mundo adulto en la ciudad de Buenos Aires, en el período en cuestión.
Se ha priorizado la dimensión económica para analizar este cambio. Porque allí donde el mercado consu-midor dotaba de agentes infantilizadores, mediante publi-cidades de juguetes y otros artículos a los niños de las bur-guesías terrateniente y mercantil y a los de la clase media que se esforzaba en imitarla; de la otra vereda el mercado laboral golpeaba a una niñez para la cuál entonces las mu-jeres socialistas comenzaron fomentar acciones infantili-zadoras que los dotara de especificidad como grupo etá-reo. Palabras claves: niñez- infancia- -infantilización de la ni-ñez- agentes infantilizadores- acciones infantilizadoras-- mujeres socialistas.
Introducción
A continuación se trabajaran diferen-
tes elementos históricos que propiciaron un cam-
bio social respecto al reconocimiento de las ne-
cesidades específicas de la infancia y su separa-
ción del mundo adulto en la Ciudad de Buenos
Aires entre los últimos años del siglo XIX y
principios del XX. Para avanzar sobre el tema se
debe tener en cuenta que en la sociedad porteña
la segregación de los niños del mundo adulto, es-
to es la infantilización de la niñez, involucró pro-
cesos históricos no vinculados únicamente al ám-
bito educativo y que estuvieron directamente li-
gados a las consecuencias del modelo liberal
económico y político conservador. La conversión
de una gran cantidad de niños en infantes –
alumnos con la extensión de los alcances de la
Ley 1420 y la difusión de las ciencias de la edu-
cación por los canales intelectuales especializa-
dos de la época que lo consagran como un ser
heterónomo1, dependiente del adulto, con necesi-
dades específicas a la infancia, no agotan el pro-
ceso histórico de infantilización de la niñez. Se
propone entonces, analizar a la niñez atravesada
por la dinámica del mercado capitalista en sus
caracteres de consumidora y productora como
forma de avanzar hacia una explicación mas
abarcativa del proceso en cuestión.
La ideología liberal del régimen oligár-
quico abrió las puertas a la importación de múlti-
ples productos para niños (juguetes, vestimenta,
alimentos, etc.) Aquí el mercado funcionaba co-
mo agente infantilizador. Se ofrecían productos
creados, pensados, publicitados para los niños y
los dotaban de especificidad como franja etárea.
Sin embargo, lo paradojal fue que la mis-
ma burguesía terrateniente (incluidos sus hijos)
al generar la demanda de bienes y servicios en la 1 La heteronomía supone que la conducta de un individuo no está controlada por su propia conciencia sino por algo exterior a esta. Kant utilizó este término como contrario a la autonomía.
1
capital del país creaba la condición para que una
gran cantidad de niños y mujeres (sus madres) se
transformaran en productores de estas demandas.
Obligados a trabajar por sueldos mínimos, lar-
gas jornadas, expuestos a todo tipo de abusos. Se
privaba a estos niños de la posibilidad a una ex-
periencia de la infancia, que entonces, no era
universalmente accesible ¿Qué ocurre con estos
niños que no tenían acceso a los agentes infanti-
lizadores que el mercado generaba? ¿Cuál habrá
sido su posible camino hacia la infancia en aque-
lla sociedad porteña?
Haciendo la siguiente salvedad: de que la
mano de obra infantil rara vez manifestaba su des-
contento, y que en el caso de Buenos Aires esta afir-
mación es válida pues en la práctica no protagoniza-
ron conflictos laborales. Cuando participaron activa-
mente, como en el caso de algunas huelgas de ciga-
rreros y fosforeros en los años 1904 y 1907, lo hicie-
ron detrás de los planteos esgrimidos por los obreros
adultos y no a partir de sus propias reivindicacio-
nes2, se puede estudiar a la niñez desamparada,
pobre, trabajadora, desde el punto de vista de có-
mo los acontecimientos políticos la afectaban.
Con la crisis de la década del 90´, y a lo
largo de la primera década del siglo XX fuerzas
políticas y sociales comenzaron a cuestionar el
régimen, desde la propia elite ( modernismo- el
nacimiento de la UCR), desde partidos políticos
(socialismo) desde movimientos políticos u obre-
ros(el anarquismo, el sindicalismo). Fueron los
cuestionamientos políticos a las consecuencias
sociales del régimen lo que llevó a algunas muje-
res a realizar acciones que promovieron la ex-
2 Suriano, J. “Niños trabajadores. Una aproximación al traba-jo infantil en la industria porteña de comienzos de siglo”, en: Ar-mus, D (comp.) Mundo urbano y cultura popular. Bs. As., Ed. Sudamericana 1990, P. 260
tensión de la infantilización de la niñez a los sec-
tores más humildes.
Gabriela Laperriére de Coni, Carolina
Muzzilli, Fenia Cherkoff de Repetto, son algunos
nombres sobresalientes de un largo accionar en
contra del trabajo y la explotación infantiles que
funcionaron como acciones infantilizadoras, o
sea, acciones que comenzaron a desarrollarse pa-
ra dotar a los niños pobres de infancia, segregar-
los del mundo adulto y darles propia identidad
como infantes con necesidades especiales acor-
des a su edad.
Agentes infantilizadores en la socie-
dad porteña de principios de siglo
En principio es dable advertir la impor-
tancia que la vida económica y la expansión del
mercado consumidor tuvo en la sociedad porteña
como reflejo del proceso de la diversificación so-
cial que la estructura económica agroexportadora
auspiciaba. Piénsese que mientras la élite oligár-
quica agotaba esfuerzos en cerrar su círculo me-
diante todo tipo de distinciones suntuarias, una
inevitable clase media, compuesta de los más
prósperos inmigrantes y de la empobrecida elite
criolla buscaba emularlos en sus pautas de vida y
consumos.
Si en algún momento se puede hablar de
polarización social, ésta se fue diluyendo a medi-
da que el proceso de modernización social y eco-
nómica lo fue propiciando. El enriquecimiento
desmedido de la oligarquía dio la posibilidad al
nacimiento de una burguesía que se erguía a la
sombra de la primera.
Fernando Rocchi señala que, La sociedad
de consumo se tradujo en un aumento en el número
de consumidores y en una creciente imitación a par-
tir de una moda masiva que produjo una sensación
2
de democratización en el mercado(…) La creciente
masificación del espacio, en verdad, ofrecía un rom-
pimiento de las distancias que algunos podían consi-
derar excesivo; la sociedad de consumo había lleva-
do a la producción y comercialización en gran escala
de una clase de ropa que emulaba los modelos más
finos, generando un efecto de invisibilidad social que
impactaba a quienes llegaban a Buenos Aires por
primera vez. Esa invisibilidad, sin embargo, apareció
junto a estrategias diferenciadoras3
Para analizar las publicidades y los ar-
tículos que publicitaba en su carácter de agentes
infantilizadores, se ha utilizado la revista Caras
y Caretas, desde su aparición en 1898 hasta
1910, en el período que cubre las tres fiestas cris-
tianas que más consumo para la infancia genera-
ban, Natividad, Año Nuevo y la llegada de los
Tres Reyes Magos, o sea diciembre y la primera
semana de enero de cada año.
La revista, que aparecía en forma sema-
nal, para 1904 tenía una tirada de 80.760 ejem-
plares4. Si se compara con las cifras que da Roc-
chi para el año 1913, según sus estadísticas la re-
vista contaba con una distribución de 112.000
ejemplares promedio para ese año, mientras que
PBT arrojaba unos 30.000 a 35.000 ejemplares al
mercado, se puede aducir que el alcance de la
revista era bastante masivo.
Además, desde sus inicios la publicidad
tuvo una importante presencia en el semanario.
Comenzó abarcando el 25% del total de las pági-
3 Rocchi, F. “Inventando la soberanía del consu-midor: publicidad, privacidad y revolución del mercado en la Argentina 1860-1940”, en Devoto, F. y Madero, M. (dir), historia de la vida priva-da en la Argentina. Vol 2. Buenos Aires, 1999 Taurus. P 306. 4 http://soutiendenoticias.tripod.com/carasycare-tas
nas y desde entonces aumentó hasta alcanzar su
punto culminante en 1920 donde ocupaba la mi-
tad de la revista.5
También hay que destacar que el semana-
rio innovó en la forma en que se presentaba la
publicidad al lector. Desde la época colonial los
anuncios comerciales se disponían en hojas al
comienzo o al final de la edición. Caras y Care-
tas comenzó a intercalar los anuncios- que de
ocupar parte de la página pasaron a ocupar pági-
na entera- con las noticias. De esta manera se
buscaba atrapar visualmente al lector- consumi-
dor.
Ahora ¿por qué la importancia de
analizar las publicidades? Precisamente el avan-
ce del capitalismo trajo de suyo el cambio en los
patrones de consumo, la oferta de artículo se
multiplicaba a un ritmo vertiginoso y la demanda
mucho más lentamente. La estrategia para paliar
esa brecha entre demanda y oferta fue la creación
de la sociedad de consumo. Un proceso por el
cual la gente comenzó a sentir la necesidad de
adquirir determinados productos.
Y ¿cómo la sociedad comenzó a sentir
esas “necesidades”? el papel protagónico lo tuvo
la publicidad moderna, entendida como una es-
trategia para acercar al consumidor el producto.
A continuación se trabajaran entonces,
las publicidades orientadas al consumo infantil.
Juguetes y grandes tiendas. Ofertas y estrate-
gias de publicidad.
Definitivamente las fiestas de fin de año
movilizaban el mercado porteño con una gran
oferta de productos, pero sin duda alguna, los
protagonistas de las vidrieras eran los juguetes.
Navidad, Año Nuevo y Reyes eran la ocasión pa-
5 Ídem. 3
ra obsequiarlos y se veían colmadas las vidrieras
de niños asombrados mirando lo que toda gran
tienda que se preciara de tal tenía que ofrecer:
“novedades”.
En la ciudad no había jugueterías que hi-
cieran publicidad como único rubro, pero todas
las grandes tiendas tenían su sección juguetería o
armaban para tales fechas la sección. La estrate-
gia era la “Exposición de Juguetes”.
Las grandes tiendas según Fernando Roc-
chi fueron una parte importante del desarrollo de
la sociedad de consumo ya que el efecto que cau-
saba en el consumidor y a sus sentidos en el ca-
so de los niños, permitía el acercamiento del pro-
ducto, su deseo por parte de quién lo quisiera po-
seer y se podría agregar que generaba la falta, la
frustración y la necesidad de poseerlo. La esfera
del consumo (…) se proponía como un espacio pro-
pio e independiente que permitía - de manera falsa
quizá- que el mercado pasara a ser un lugar festivo
donde se mezclaba el deseo con la imposibilidad de
cumplirlo(…) De ahí que la entrada libre-sin obliga-
ción de compra- en las grandes tiendas fuera crucial
para atraer a las masas al mundo del mercado(…) la
estrategia permitía que el consumo pudiera imponer-
se. 6
Las tres grandes tiendas que publicitaban
en principio eran, A La Ciudad de Londres,
Gath y Chávez y A la Ciudad de México. Lue-
go se sumarán Tienda San Juan, Tienda el
Progreso, La “Argentina” entre otras. Todas
eran polirubros, pero en sus publicidades para es-
tas fechas se destacaban las secciones de jugue-
tería.
A la Ciudad de Londres apareció en el
segundo año de la revista con un anuncio a me-
dia página. Sus publicidades se destacaban del 6 Rocchi, F. Ob. Cit. P 307
resto desde el principio por su modernidad, y so-
bre todo por las estrategias de mercado que utili-
zaba para la pequeña clientela. Así en esta pri-
mera publicidad, por ejemplo, debajo de la ilus-
tración de un gran árbol de navidad rodeado de
niños alegres intentando tomar los obsequios que
allí se encontraban anunciaba lo siguiente “La
tienda A la Ciudad de Londres tiene el honor de avisar
a su numerosa clientela que desde el sábado 23 hasta el
lunes 25 inclusive hará un gran árbol de navidad con
un sin número de juguetes y bombones para obsequiar
a los niños”7
A medida que avanzaban los años- la
tienda nunca dejó de anunciar en los años que
aquí se revisaron- en sus publicidades fue adqui-
riendo cada vez mas notoriedad la empresa, ellas
no publicaban por ejemplo los precios de sus
productos, ni siquiera catálogos ilustrados. Sus
publicaciones eran llamativos dibujos, las esce-
nas más comunes representaban monigotes ro-
deados por muchos juguetes, que en algunos ca-
sos parecían tener vida propia. En otros casos los
protagonistas de las escenas ilustradas eran aco-
sados por niños desesperados buscando juguetes
(“en uno de los anuncios el monigote arrollaba a
un niño con su bicicleta huyendo del resto”). En
algunos también había elfos en situación de traer
regalos.
Un aspecto para analizar es la alusión al
amor filial en general y al padre amoroso en par-
ticular. En dos publicidades, que se repiten, se
ilustraban escenas de niñitas felices cuyos padres
le obsequiaban regalos comprados en la tienda,
ellas los abrazaban y los besaban. Dos mensajes
aquí se destacaban, primero esas niñas eran feli-
ces, porque sus infancias eran felices porque le
7 Caras y Caretas. Año II, n°64, Buenos Aires 23 dic, 1899. P 44
4
compraban juguetes en “A la Ciudad de Lon-
dres”. Segundo, los sentimientos de amor filial
eran utilizados (desarrollados y reproducidos)
por la estrategia publicitaria. Otro ejemplo de es-
to último es un anuncio de la Tienda “El Verda-
dero almacén Inglés” (Cangallo 537 de Feeney
& Cia.) que decía lo siguiente “De vuestros hijos se
ha apoderado el insomnio, sueñan con juguetes y espe-
ran impacientes la llegada del clásico día; si no reciben
nada ¡Que decepción! Sienten las nostalgias del des-
amor paterno y ahonda su pesar el ver a sus amiguitos
contentos y alegres jugando con lo que han recibido”8
En el poco texto que tenían sus publicida-
des, se destacaban dos aspectos que fueron co-
munes para todas las grandes tiendas. Uno era el
prestigio que daba nombrar el lugar de dónde se
importaban los productos. Todos los juguetes o
su gran mayoría se importaban, lo cuál era fun-
cional al modelo económico impulsado por la
oligarquía ganadera. El otro aspecto también te-
nía que ver con las consecuencias del modelo,
porque se aseguraban los precios más bajos.
Piénsese que, si bien las familias de clases me-
dias fueron las primeras que hicieron la “transi-
ción demográfica moderna”, aún para estas fe-
chas el número de hijos por matrimonio era ele-
vado, el cálculo es que una pareja que permane-
ció unida por alrededor de 25 años tuviera siete
hijos de los cuales cinco quedaran vivos9, con lo
cual sostener la demanda de los niños para fe-
chas como estas no habría sido un tema menor.
Los anuncios señalaban, “Es la única casa
que hace sus propias compras directamente y sin nin-
8 Caras y Caretas. Año XI. N° 533, Buenos Ai-res, 19 dic. 1908, P. 469 Dato extraído de Míguez, E. “Familias de Clase media: la formación de un modelo”, en Devoto, F. y Madero, M. (dir), historia de la vida priva-da en la Argentina. Vol 2. Buenos Aires, 1999 Taurus.
gún intermediario en las principales fábricas europeas
lo que le permite vender más barato”10 (anuncio de A
la Ciudad de Londres), o “(…) hemos obtenido ex-
clusividad para lo más nuevo que se ha creado en las
fábricas europeas y hemos recibido la más grande va-
riedad de juguetes para todo gusto y todo precio”11
(anuncio de tienda “La Argentina” de Av. De
Mayo1001 y C. Pellegrini 340)
Si “A la ciudad de Londres” comenzaba
a publicar anuncios en la víspera de navidad de
1899, tres años después entraba al mercado para
competir y acaparar a la pequeña clientela la
tienda Gaht y Chávez,(Bartolomé Mitre y Flori-
da) su primera publicidad la publicó el 27 de di-
ciembre de 1902. Se destacaba en sus anuncios
el hecho de que tuviera casa de compras en París
y en New York. Sus publicidades eran también
muy modernas y llamativas, mostraban niños fe-
lices, monigotes y juguetes diseminados por toda
la página. También, el poco texto con que conta-
ban, destacaba principalmente el nombre de la
casa comercial. Su estrategia publicitaria era la
“satisfacción garantizada” o devolvían el dinero.
Siempre, y esto fue común a todas las grandes
tiendas, se mencionaba tener el mejor y más nue-
vo surtido, en “todas clases y de todos los pre-
cios” así invitaba al consumo no sólo a la “gente
decente”, sino también a quienes deseaban imi-
tarla.
Lo cierto es que el mundo de la infancia
se presentaba en las publicidades de “A la ciudad
de Londres” y “Gaht y Chávez” como un mundo
feérico segregado y separado de las preocupa-
ciones mundanas, con niños sonriendo y en si-
10 Caras y Caretas. Año X, N°48, Buenos Aires, 21 dic. 1907, p. 8211 Caras y Caretas. Año XII, N°586, Buenos Ai-res, 26 dic. 1909, p.15
5
tuación festiva. La imagen de la publicidad y lo
que buscaron las tiendas fue transportar al niño a
un lugar mágico, sin duda ese lugar tenía un cos-
to, pero ello no se destacaba, sólo se insinuaba –
todos los precios- . Con lo cuál los padres podían
llevar a sus niños a las tiendas, que eran conver-
tidas en lugares de ensueños especiales en estas
fechas para los niños, pero además, por un módi-
co precio podían comprar la felicidad de sus hi-
jos. Para 1904 en uno de sus anuncios la tienda
de Bartolomé Mitre y Florida destacaba “nuestra
sección juguetería es actualmente el verdadero Paraíso
de los niños ¡nuestros juguetes son los más nuevos, los
más variados y los más baratos!12
Para enero de 1910 en un artículo se ha-
blaba de la tienda en estos términos “Gath y Cha-
ves este gran emporio de las ventas al detalle, inaugu-
raba su tercer casa de la Capital en la esquina de Cuyo
y Florida ya de todos conocida como “El palacio de los
niños”13
Pero no solo las tiendas y los mundos
mágicos que ofrecían en sus exposiciones y en
sus publicidades anunciaban una vida feliz, lúdi-
ca infantil, de niños sonrientes, alegres y por en-
de saludables. Todos los productos para niños in-
sinuaban estos tres aspectos, sobre todo si afecta-
ba a su motricidad o directamente a su salud.
A partir de 1907 la casa Feeney & Cia. (Canga-
llo 537) publicitaba el “manomóvil” de uno o
dos palos, un rodado para niños cuyo sistema se
impulsaba cuando el niño movía los palos en for-
ma de remos, había modelos para niñas y para
niños, de diferentes tamaños y estilos.
La publicidad en este caso era directamente la
fotografía (mediante fotograbado) de los niños
12 Caras y Caretas. Año VII N° 324, Buenos Ai-res, 17 dic. 1904, p. 2313 Caras y caretas. Año XIII N°587, Buenos Ai-res, 1910, P.33
montados a sus móviles sonrientes saludables.
La marca de sus productos era Glascok. Ven-
dían además Saltadores para bebes, coches de
paseo y andadores.
Pero si de juegos saludables se trataba,
quien llevaba la delantera era el “Carrusel Salud”
comercializado por Mellado &Cia. (Maipú
800). Era un carrusel cuyos modelos los había de
cuatro, seis, ocho y doce asientos. El mecanismo
utilizado para su funcionamiento era el mismo
que el del “manomóvil” y al compás del movi-
miento reproducía una música de órgano. Sus
publicidades fueron también fotos (fotograbados)
de los niños subidos al carrusel, gozando de una
excelente “Salud” y alegría. “Los padres, maestros y
tutores – recuérdese la alusión al amor filial- que se
preocupan de la educación física de los niños, deben de estu-
diar las ventajas que para ellos significa este juguete. Entrete-
niéndose, los niños hacen un ejercicio superior a cualquiera, y
sin peligro alguno” 14 Y en otro anuncio resaltaba “Entretiene a los niños y vigoriza sus musculaturas. Equivale
al ejercicio del Remo (…). Piénsese en la alegría de sus niños
y pida hoy mismo un “Salud” …”15
Sin embargo, sucedía que, la “Salud” no
podía ser comprada por cualquier padre, aparen-
temente, a sus niños. Los carruseles costaban en-
tre $200 y $750, si comparamos este precio con
los de otros productos publicitados en la misma
revista se puede inferir que era sin duda un juego
bastante caro. Por ejemplo un traje para niñas de
6-7 años costaba entre $3,80 a $12,50, los más
económicos y entre $39 y $45 los más caros16.
Una valija de cuero $2,4017. Un par de gemelos
grandes de oro de 18k $7018. Una hamaca de hie-14 Caras y Caretas. AÑO XIII, N°638, Buenos Aires, 24 dic. 1910 P. 39 15 Caras y Caretas. AÑO XII, N°585, Buenos Aires, 18 dic. 1909 P. 4
16 Ídem. P 4317 Ídem. P 5818 Ídem. P 45
6
rro para jardín con capacidad para 4 adultos y te-
cho marca STAR $80. Por lo tanto, en relación a
los costos su precio era alto.
Los niños de las familias pudientes eran
unos infantes alegres gracias a que el amor filial
se traducía en el cumplimiento de sus requeri-
mientos como pequeños consumidores, pero ade-
más debían ser unos infantes sanos, por los cui-
dados que sus madres les propendían, por el inte-
rés que ellas tenían sobre su salud y por la im-
portancia que daban a la alimentación de sus hi-
jos. Aquí también el mercado tuvo parte impor-
tante suministrando a las madres los productos
necesarios. Hay que tener presente que el im-
pacto de las publicidades en este caso era muy
importante, en cuanto a los avales y virtudes del
alimento, ya que los problemas gastrointestinales
constituían la principal causa de mortalidad in-
fantil en la ciudad a principios del siglo XX.
Los artículos que se ofrecían eran a base
de leche cruda procesada, como Leche Maltea-
da Horlik, Leche Malteada Lactomaltina, Le-
che pasteurizada Granja Blanca. Otros pro-
ductos incluían leche en polvo y otras harinas,
pero además se caracterizaban por los agregados
vitamínicos como, Allenburys, Thisphorine,
Fosfatina Falieres, Galactina
En todos los avisos publicitarios se destaca
la figura materna, no sólo gráficamente, los
anuncios están dirigidos a las madres, como en el
caso de la Leche Malteada Horlick, ¡MADRES!
SALVAD A VUESTROS HIJOS;19 a los sentimientos
maternales y hasta puede pensarse, a la responsa-
bilidad de ellas para con la salud de sus niños. El
mensaje fue, “si quiere un niño sano déle tal
19 Caras y Caretas. AÑO IX, N°426, Buenos Aires, 1 dic. 1906, P.14
producto” “si su hijo enferma, es porque no to-
mó tal producto, y si no se cura también”. Estaba
directamente asociados los cuidados maternales
al bienestar de los hijos.
Según Dora Barrancos, El sentimiento amatorio
con relación a la infancia sin duda se había ex-
tendido entre estos sectores y ello puede adver-
tirse en la desolación que produce la muerte de
los pequeños, tal como se desprende de muchas
memorias20 ¡Y vaya que lo explotaban las mar-
cas de estos productos en las publicidades!
“Nada hay comparable al dolor de una madre, á la ex-
pectativa de un padre, ante la cura de un niño que su-
fre. Es el dolor de los dolores. Es la más cruel de las
desesperaciones. En cambio, todo es luz, todo es dicha,
parece que la vida tuviera no se qué de grandeza subli-
me cuando ese niño gorjea sus risas de oro(…)cuando
ríe su alegría de salud, de colores sonrosados, de carnes
amasadas con besos y caricias(…)porque está sano,
bien alimentado y lleno de vida..” (Anuncio de Lacto-
maltina)21
“UN REGALO A TODAS LAS MADRES….
¿Quiere usted que su niño se desarrolle fuerte y robus-
to, que siempre tenga bonito semblante, que este ale-
gre? (…) Pruebe la TISPHORINE” 22
“Las madres se harán á sí mismas el invalorable obs-
equio del crecimiento vigoroso y saludable de sus bebés
y de sus niños en todas las edades adoptando GALAC-
TINA”23
Sin embargo hay que advertir que la realidad
de la ciudad de buenos Aires mostraba otra cara
20Barrancos, D. La Vida Cotidiana, en Lobato, M.(dir) El progreso, la modernización y sus límites:1880-1916 NHA. V. 5. Buenos Aires, 2000. Sudamericana. P.56421 Caras y Caretas. AÑO XII, N°585, Buenos Aires, 18 dic. 1909, P.3822 Caras y Caretas. AÑO IX, N°428, Buenos Aires, 15 dic. 1906, P.92 23 Caras y Caretas. AÑO X, N°482, Buenos Aires, 28 dic. 1907, P.30
7
que traslucía que aquél mundo mágico de felici-
dad, saludable y amatorio, no era uno al cuál to-
dos los niños podían acceder. Piénsese en los na-
da feérico datos siguientes: de cada 1000 defuncio-
nes ocurridas entre 1887 y 1909, 230,6 correspon-
dieron a niños entre 0 y 12 meses, elevándose a
407,7, al incluir a los niños de hasta cinco años de
edad. Los trabajos de los higienistas nos permiten
afirmar que una gran parte de estos niños pertene-
cían a las familias obreras24 .
Además, un dato para nada desdeña-
ble del censo carcelario mostraba que para 1906
una de las mayores razones de encarcelamiento
de mujeres en nuestro país, era el infanticidio y
el aborto: de un total de 270 mujeres, 88 (algo
más del 32%) entre procesadas y condenadas ha-
bían cometido estos delitos, seguidas por las que
habían cometido hurto25
Una gran cantidad de niños en la ciudad
transcurrían vidas signadas por la muerte, el
abandono y los abusos. Para ellos el mundo adul-
to estaba más cerca que el mundo de la infancia
que el mercado consumidor desplegaba y propor-
cionaba a otros niños. El próximo apartado ten-
drá la intención de aproximarse a estas realida-
des.
La infantilización de la niñez pobre
Al comienzo del trabajo se planteo que el
proceso de infantilización implicaba la segrega-
ción del niño del mundo adulto, en el caso de los
niños pobres ello significó en parte la posibilidad
de extraerlos de la calle y del mundo del trabajo
donde ellos transitaban vidas que no les eran pro-
24 Recalde, H. La Higiene y el trabajo(1870-1930). Buenos Aires. CEAL, 1988, P 7125 Dato extraído de Todo es historia N°355. p21
pias de su edad y dotarlos de un espacio propio a
la niñez, o sea un espacio infantil.
Para tratar el tema del trabajo de niños en
la ciudad de Buenos Aires debe tenerse en cuen-
ta un período anterior a la sanción de la Ley
5291, de Regulación de Trabajo de Mujeres y
menores, y uno posterior.
Las mujeres socialistas testigos de es-
tos períodos fueron: Gabriela Coni del primero,
actuó públicamente como inspectora y denun-
ciante del trabajo de niños en diferentes ramas
económicas desde 1901 hasta 1906, cuando fa-
llece.
Luego Carolina Muzilli inspectora
del Departamento Nacional de Higiene y Trabajo
en la segunda década del siglo cuando ya la ley
de Regulación de Trabajo de Mujeres y Menores
estaba en vigencia.
En el primer período se exigió una ley de
regulación, de hecho fue la señora de Coni quien
redactó el proyecto base que sirvió a Palacios pa-
ra presentar al Congreso y que luego fue trans-
formado en ley, con todos los recortes que la pre-
sión de los intereses económicos en general des-
cargaron sobre él.
Las condiciones laborales del menor eran
terribles. En líneas generales la edad de inicio la-
boral fue a partir de los 9 años que coincidía con
haber recibido los tres primeros años de instruc-
ción escolar. Se iniciaban como aprendices, su-
puestamente para aprender un oficio sin paga,
pero esto no hacía más que poner en regla con-
suetudinaria, entre padres y empleadores, las
formas de explotación laboral hacia los niños. En
algunos casos, el niño trabajaba a la par de obre-
ros adultos, otras veces no se le enseñaba nada y
se transformaba simplemente en mandadero, y 8
siempre el niño era sometido a exigencias que
nada tenían que ver con la vida infantil. La vio-
lencia física, verbal y psicológica tanto como los
abusos eran comunes, de parte de todos los adul-
tos sean compañeros o superiores.
Los castigos corporales eran recurrentes,
según Suriano este tipo de prácticas desapareció
más rápidamente allí donde eran los mismos trabaja-
dores quienes la erradicaban, como sucedió en 1904
cuando los obreros de la fábrica de chocolates Saint
Hermanos lograron imponer “la prohibición absolu-
ta de castigar corporalmente a los aprendices”26
Pero además de ello, los niños que tra-
bajan largas jornadas eran víctimas de accidentes
de trabajo, que si no los mataban, los inutilizaban
sin ningún tipo de indemnización. La estadística
comprueba con lúgubres cifras que los niños forman el
mayor contingente de la mortalidad causada por acci-
dentes de trabajo. Si un accidente de trabajo los inuti-
liza(…) se van como han venido, como se han criado,
como han sufrido, resignados y mudos…27
También sufrían de una cantidad innu-
merable de lecciones físicas por intoxicación, de-
bido a la falta de ventilación de los estableci-
mientos, la poca higiene, la monotonía de los
movimientos que atrofiaba sus miembros, etc.
Industrias como las de tabaco y fósforo eran alta-
mente perjudiciales. El contacto con el tabaco
producía deficiencias en el aparato respiratorio y
las emanaciones del fósforo provocaban necro-
sis, enfermedad irreversible por la cual mueren
las células afectadas, que da un aspecto de calci-
nado a la piel y a los órganos comprometidos. La
anemia era otra de las enfermedades comunes
entre los niños trabajadores, la falta de alimento,
de descanso, las exigencias que hacían sobrepa-
26 Suriano, J. Ob. Cit. P.26627 Macri, M y otros, El trabajo infantil no es juego… Buenos Aires, La Crujía, 1999, P.44
sar sus capacidades físicas, elementos todos que
contribuían a tal situación, con consecuencias no
sólo para el desarrollo físico, sino además el
mental.
Gabriela de Coni verificó en 1901 que 150
menores de ocho a catorce años trabajaban en las
manufacturas de cajas de cartón “en piezas mal ven-
tiladas, sucias y viejas, en un hacinamiento increíble y
en las fábricas de sombreros, no solamente(…)respiran
el pelo que se desprende de las pieles, sino también es-
tán expuestos a las intoxicaciones mercuriales y arseni-
cales, ponen los brazos en agua casi hirviendo, y poco a
poco los desprendimientos ácidos producen la carie del
maxilar y la caída de los dientes. Padecen el coryza o
debilidad muscular”28
La vida laboral, los horarios de trabajo,
las condiciones de trasladarse a los estableci-
mientos los efectos que le provocaban, aptos pa-
ra contraer enfermedades, desde ningún punto de
vista se podía asimilar a la vida de un infante y la
señora Coni lo advirtió incansablemente, Llega-
mos señores, a los niños más desgraciados, a los obreri-
tos de las cristalerías que empiezan en esta estación su
tan duro trabajo a las cinco de la madrugada. Se ha-
brán levantado los infelices a las cuatro, hora en que
nosotros cobijamos los nuestros por temor al frío. Ellos
desafían para acercarse a esos hornos diabólicos, cuyo
calor irradia 70° (…) Cuando salen de la hoguera tiem-
blan de frío bajo la lluvia o el helado pampero. Si estos
no son víctimas predestinadas a la tuberculosis ¿Quién
lo será?, y se oye decir que los niños menores de cator-
ce deben trabajar porque su salario es indispensable a
la familia (…) En dicha industria no debería existir
obreros menores de 18 años!29
El 14 de abril de 1908 entra en vigencia
la ley 5291. Ahora bien, ¿afectó de alguna forma
la situación laboral de los menores? ¿Cuál fue su
28 Ídem. P. 268 29 Coni, G. Revista de lucha Antituberculosa. Carta dirigida al presidente de la Liga Argentina contra la tuberculosis, Samuel Gache. T I y II . Facultad de Medicina. Bs. As. 1902p. 470
9
punto de encuentro con la ley 1420 de obligato-
riedad escolar, con la calle, con el trabajo de las
madres y con la infantilización de la niñez po-
bre?
Hay varios puntos que aclarar aquí. En
primer lugar la ley de educación estableció la
obligatoriedad escolar desde los 6 hasta los 14
años. En el libro El trabajo infantil no es juego30,
se menciona que según el censo de 1904 la tasa
de escolarización en la ciudad de Buenos Aires
fue del 76,4% del total de la población infantil.
Luego, en 1914 la Capital Federal continúa re-
gistrando índices elevados tanto en el rubro alfa-
betos, como en el de reciben instrucción. Pero
como también la Ciudad de Buenos Aires fue la
región donde mayor cantidad de menores se in-
corporaron a la PEA( población económicamente
activa) se concluye que el avance del sistema
educativo fue independiente de la participación
del menor en el mercado laboral. Por su parte
Suriano31 ha observado la incompatibilidad de
escuela primaria y trabajo de niños indiscrimina-
do, respecto de la reproducción de la fuerza labo-
ral. Ahora bien, si las edades de incorporación
laboral oscilaban entre los 9-10 años, edad en las
que al menos habían cursado los tres primeros
años, seguramente que esos niños iban a entrar
en el rubro “alfabetos” dentro de un censo, por
más que no completaran toda la, en teoría, obli-
gada instrucción. En este sentido ambos planteos
son acertados los menores una vez que comenza-
ban a trabajar dejaban de asistir a la escuela, pero
sí para entonces sabían leer y escribir.
Por otra parte Estela Pagano y María Vic-
toria Alcaraz en su trabajo Mercado laboral del
30 Macri, Mariela y otros. Ob. Cit. 31 Suriano, J. Ob Cit.
menor (1900-144)32, han realizado una tendencia
sobre la oferta y la demanda laboral del menor, a
través de anuncios clasificados, y para los años
1900-1920 indefectiblemente la demanda y la
oferta es de chicos de más de diez años, mayor-
mente de entre 14 a 17 años, con lo cuál ya no
sería un problema de infancia sino de adolescen-
cia y excedería el presente trabajo.
No obstante las tendencias, la ley aparen-
temente tuvo el efecto de elevar la edad de in-
serción laboral, ya que, a pesar de las repetidas
denuncias por el incumplimiento de la misma, su
reglamentación a partir de 1913 no solo estable-
ció los parámetros de las edades mínimas, sino
además la obligatoriedad del permiso para traba-
jar, en el cuál debía figurar la edad del menor en-
tre otros datos.
La ley en principio había sido imprecisa
respecto a la edad laboral del menor, en el Art. 1
quedaba prohibido contratar a menores de diez
años, o mayores de esta edad que no hayan cum-
plido con la educación obligatoria, pero quedaba
abierta la posibilidad de que esto sucediera si se
justificaba la necesidad del trabajo del menor an-
te la defensoría de menores.
Por las disposiciones para la Capital federal,
los establecimientos industriales no podían em-
plear a menores de 12 años.
En las conclusiones presentadas por el Gru-
po “Unión y Labor” al Congreso Femenino In-
ternacional (mayo 1910- dos años después de
sancionada la ley), en ocasión de realizar la de-
fensa del proyecto de escuelas profesionales
prácticas para niños, se describe la situación de
esta franja de niños que oscila entre los 9 y 12
32 Pagani, E. Alcaraz M.V. Mercado laboral del menor(1900-1940). Buenos Aires, CEAL, 1991.
10
años, incorporados tempranamente a las indus-
trias por sus padres y lo nocivo de aquella situa-
ción para los pequeños.
Los niños ingresaban como mandaderos
en talleres, situación que podía durar un año co-
mo mínimo, si es que había, la remuneración por
el trabajo era mínima. Se aclaraba que, allí (…)aprenden de los mayores que tampoco tienen ma-
yor educación y cultura cantidad de vicios, como el ta-
baco y el alcohol, sin contar el juego (…) pasará cuatro
o cinco años antes de ser oficial(…) ¿Tiene ese niño
edad y desarrollo suficiente para trabajar todas las ho-
ras que trabaja un hombre? ¿La ley no prohíbe el tra-
bajo en talleres y fábricas a los niños menores de 14
años? 33
Otra situación común fue, según las con-
clusiones presentadas, que directamente ingresa-
ban a trabajar a una fábrica y por ser niños sus
jornales eran míseros, y sin embargo el trabajo
era igual al de cualquier adulto.
La tercera situación que describe el ar-
tículo en la que se encontraban los niños cuyos
padres creían que habían recibido instrucción
suficiente, o sea que no los mandaban más a la
escuela, o que si los mandaban les quedaba un
tiempo largo de vacancia, y que a su vez no te-
nían la edad suficiente para fábrica ni taller, fue que se les obligaba a ser vendedores de diarios; apun-
tar a los peligros de este trabajo callejero para criatu-
ras de 9 a 12 años(cuyas consecuencias son) la vagancia
y el vicio en la mayoría de los casos. 34
De este modo respecto al tema
de las acciones infantilizadoras hacia la niñez
pobre debe tenerse en cuenta que las edades de
los “niños” que ingresaban al mundo del trabajo
oscilaban entre los 9 y 12 años, y además que és-
33 Conclusiones presentadas por el Grupo Femen-ino “Unión y Labor” al Congreso Femenino In-ternacional, en, Union y Labor. S/F. 34 Ibídem.
tos se encontraban en una situación de explota-
ción mayor respecto a los adolescentes que ya
habían transitado por esta primera etapa. A lo
cuál habría que agregar que una vez establecida
y reglamentada la ley 5291 seguramente la de-
manda de niños entre estas edades decreció, lo
que pudo haber provocado situaciones de mayor
explotación, porque los padres al ver limitadas
las posibilidades de inserción laboral de su hijo
aceptarían las condiciones que imponían los em-
pleadores. El otro caso fue, y este es quizá el
punto más importante, que estos niños una vez
finalizados los estudios que creían necesarios sus
padres o aún asistiendo a clases, contaban con un
tiempo libre que era absorbido por actividades
callejeras, donde podían ser totalmente permea-
bles al mundo adulto.
Hasta ahora se ha descripto la situación
de los “obreritos”, pero ¿qué sucedía con los ni-
ños más pequeños? Las salas cunas albergaban a
niños lactantes, generalmente la edad máxima de
admisión eran los dos años ¿qué sucedía luego
con estos niños? Muchos de ellos tenían padres
que trabajaban ambos con lo cuál no tenían quién
los cuide, la edad de inserción escolar eran los 6,
7 años, así estos chiquillos ¿a dónde irían?
Para la llamada “primera infancia” esto es
entre los 2-3 y los 6-7 años la ley de educación
1420 preveía en su artículo número 11 la funda-
ción de jardines de infantes y la formación de
docentes para tal fin. En 1897 se funda La Es-
cuela especial de Profesores de Kindergarten en
la Capital federal. A su vez en estos últimos años
del siglo XIX, Sara Eccleston por medio de dos
instituciones, La asociación Internacional del
Kindergarten, fundada en 1888 y La Fundación
Froebeliana Argentina, creada en 1892, contri-11
buyó a difundir la problemática de la educación
preescolar. Ella mientras alentaba la creación de
este tipo de institución por parte del estado, pro-
movía iniciativas privadas, ambas siempre guia-
das por el método Froebeliano que Eccleston
promocionaba.
Pero para enero 1900 el Consejo Nacio-
nal de educación clausuró los jardines de infan-
tes y la formación docente. Y en ese año un
Congreso pedagógico puso en duda la importan-
cia de sus alcances en la contribución a la educa-
ción elemental y media y precisó que el jardín de
infantes era un problema doméstico, no estatal y
que por lo tanto el Estado no se debía hacer car-
go de ellos. Así en la primera década desde los
sectores conservadores el nivel inicial estaba en
discusión y las opiniones oscilaban entre su efec-
tiva incorporación al sistema y la continuación
como educación no formal de pautas, conoci-
mientos e higiene.
Ahora bien, ¿existió alguna institución
en el período que aquí se trata que tuviera como
requisito el desarrollo de la vida infantil, que
persiguiera la universalización de la infancia?
¿Desde el socialismo se planteó alguna acción
para dotar de infancia a los niños pobres de entre
3 y 12 años por fuera de la institución escolar?
Si hubo instituciones socialistas y
feministas que pretendieron ser un espacio para
la infancia. Como ya se ha dicho el principal pro-
blema de la niñez era, no tanto el trabajo que los
niños podían realizar en talleres -recuérdese que
por las evidencias documentales y por la biblio-
grafía consultada la edad de incorporación era
siempre más de 10 años, edad que fue en aumen-
to con la ley de trabajo y que promedió luego de
su reglamentación los 12 años-, sino el tiempo
que los niños de entre 3 y 12 años de edad pasa-
ban solos luego de las horas que les podía insu-
mir concurrir al colegio. Si a esto se agrega el
hecho ya analizado de que la obligatoriedad es-
colar era desde los 6-7 años, entonces los chiqui-
tos de 3 a 7 años fueron la franja más vulnerable
de la niñez pobre. Además las madres de todos
estos niños en su mayoría trabajaban largas jor-
nadas ¿qué sucedía entonces con ellos?
Cuando Emilio Coni formuló su utopía
acerca de “La Ciudad del porvenir” pensaba- a
la vez que reconocía el problema de estos niños
pequeños- que en aquella Ciudad futura, Los ni-
ños pobres de 2 a 6 años serán atendidos, y vigilados y
alimentados en los asilos o escuelas maternales y jardi-
nes de infantes, a establecerse en los barrios que re-
quieran esta institución, para proteger la enorme masa
de niños que poca atención han merecido hasta el pre-
sente de las autoridades…35
La nota que acompañaba tal deseo del
doctor indicaba los siguientes datos: el censo de
1914 había arrojado un total de 104.342 niños de
3 a 6 años, de los cuales el 80% (o sea 83.43,6)
por lo menos correspondían a la clase menestero-
sa. De ellos 6.000 niños (el 7% aproximadamen-
te, una pequeña cantidad) eran atendidos por los
asilos maternales de las Damas de Caridad.
Fue esta franja etárea y su tiempo va-
cante la que preocupó sobremanera a las mujeres
socialistas. Sus planteos generales acerca de la
niñez giraron alrededor de la necesidad de extir-
par al niño de un ambiente no saludable para su
desarrollo integral. Ellas también persiguieron un
fin en las instituciones que crearon, la formación
del hombre socialista del futuro para lo cuál era
fundamental el medio dónde ese proyecto de
hombre (y de mujer) se formara. Pero por los
35 Coni, E. La ciudad del Porvenir. Ob. Cit. P.612
ideales morales y éticos, por el tipo de activida-
des que realizaban, por las inclinaciones psicope-
dagógicas que los guiaban (Pestalozzi, Froebel)
aquel proceso de desarrollo integral del niño, do-
taba de un espacio infantil a cientos de ellos, que
otras formas paliativas o benéficas hacia los sec-
tores pobres no consiguieron proveer.
Estas instituciones a su vez tuvieron la
particularidad de no tener límites, ni físicos ni
tampoco en su accionar, buscaban ser permea-
bles a las a las familias, enseñar a las madres,
convocarlas para actividades especiales, estar
abiertos a las necesidades barriales y comunales,
organizar paseos, etc. Fueron espacios que pre-
tendieron transformarse en una alternativa a la
vez que ejemplo de una posible vida diferente
para los niños (y para los adultos que los rodea-
ban) en la cuál se respetara su tiempo de infancia
y a la vez se desarrollara el ideal de hombre nue-
vo.
Hubo una institución que accionó más
que ninguna otra a favor de la infantilización de
la niñez, y una mujer que llevó esta causa hasta
su lecho de muerte, estas fueron los “Recreos y
Bibliotecas Infantiles” y su fundadora, presiden-
cia y promotora Fenia Chertcoff de Repeto.
Asociación Bibliotecas y Recreos Infan-
tiles Luz…cariño…alegría
Una mano amiga que nos busca y que nos lleva a un
lugar tranquilo y suave, con tibieza de niño, aurora de flores,
carisias de madrecita buena y risas de niño…
Niños que ríen y cantan…
Un libro de cuentos que se abre…
Y la dicha de un juguete que es tesoro de los ni-
ños…36
36 Recitado de una niña concurrente a uno de los Recreos, en los homenajes por la muerte de Fe-
Fenia Chertkoff nació en Rusia el 7 de
octubre de 1869 y se graduó a los 18 años en
Odessa de Maestra Normal. En 1897- 98 viaja a
Francia y en la Universidad de Lausanne se gra-
dúa de maestra en la Escuela Infantil donde se
familiariza con el método Froebeliano. En 1894
ya estaba instalada con su familia en Entre Ríos.
Y en 1902 fundó el Centro Socialista Femenino.
Su tarea en pro de la infancia fue intensa (…) propicio y llevó a cabo la fiesta infantil del Primero
de Mayo (desde 1902), que organizada anualmente por
el Centro Socialista Femenino se viene dando con éxito
y en cuyo día las multitudes de niños reunidos en el am-
plio parque japonés, disfrutan a sus anchas bajo la vigi-
lancia de mayores, con la enorme variedad de atrayen-
tes juegos allí establecidos…37
En 1913 la Señora Fenia Chertkoff de
Repetto funda, junto a la ayuda de afiliados al
partido socialista la primera Biblioteca y Recreo
infantil. Esta funcionó en la sección sexta y fue
atendido personalmente por su fundadora. Al año
siguiente ya funcionaban tres, además del prime-
ro, uno en el Centro Socialista de la Sección 19°
y otro en la Sociedad luz.
Para 1920 funcionaban 5 bibliotecas con
una asistencia de 200 niños. Ese año el consejo
de deliberante de la Capital federal acordó un
subsidio a la institución que siguió progresando;
aumentaron las bibliotecas y recreos, empezaron
a asistir mas niños y se introdujeron mejoras en
la organización.
La labor de Fenia Chertkoff y los
recreos y bibliotecas fueron destinados específi-
nia Chertkoff, en La Vanguardia, Fenia Cher-tkoff. Buenos Aires. La Vanguardia. 1933 p.109 37 El Socialista de Madrid, Julio de 1928, en Ídem. P. 123
13
camente a los niños de padres obreros pero no
motivado por la beneficencia o a caridad, sino
por la misión de inculcar las capacidades que al-
gún día los liberarían de la explotación, la docto-
ra Santa Cruz de Justo así lo expresó, Su obra so-
cial reposa sobre el principio altruista de darse a los de-
más; pero no con el gesto frío del que hace una limosna
o dispensa un favor, porque bien sabía ella cuán estéri-
les y negativas resultan la caridad y la compasión si no
intentan despertar en el pobre, en el débil o en el opri-
mido, la fuerza moral que ha de liberarle. 38
La actividad lúdica y el tiempo
libre son esenciales a la vida infantil. Son tam-
bién los cuidados de los adultos fundamentales
para garantizar esta vida íntegramente. Sinónimo
y reflejo de un buen estado físico y emocional
además, son la risa, el movimiento y la experi-
mentación constante de los sentidos.
Al principio del trabajo se describieron,
los agentes infantilizadores que el incipiente de-
sarrollo mercantil brindaba en la ciudad capitali-
na. Cómo las propagandas de las grandes tiendas
eran una invitación a estas experiencias. Las ex-
posiciones de juguetes brindaban una fiesta a los
sentidos de los niños. Los juguetes- cada vez
más novedosos- invitaban a trasladarse a mundos
mágicos. A ello se agregaba una mamá y un papá
amorosos que no sólo satisfacían los pedidos de
sus niños amados sino que además velaban por
su salud. No obstante estos agentes infantilizado-
res no afectaban universalmente a todos los ni-
ños. Los niños pobres cuyos padres y hermanos
mayores trabajan largas jornadas por sueldos mí-
seros no gozaban, por el contrario, eran victimas
de la modernización del mercado. Fenia Cher-
tkoff de Repetto, buscó la manera de contrarres-
38 En , La Vanguardia. Fenia Chertkoff. Ob. Cit. P.102
tar incesantemente tal situación albergando a es-
tos niños en los Recreos, dándoles juguetes, li-
bros, en un ambiente de alegría, con música, can-
tos, con un trato amoroso y cariñoso. Este pro-
pósito quedó asentado en el primer artículo de su
estatuto: Sustraer a los niños de los barrios populosos
de la capital de la calle y sus peligros físicos y morales,
ofreciéndoles, en cambio, bajo la dirección de una per-
sona competente, una ocupación inteligente escogida
por medio de libros, láminas, juguetes, juegos raciona-
les y ejercicios físicos, cantos paseos de estudio y labo-
res manuales.39
Así la acción infantilizadora de esta mu-
jer socialista y su obra han sido un antecedente
fundamental para la extensión de la infancia a los
niños pobres. (Ella) dedicó su tiempo, su trabajo, sus
afanes y su ternura a esta obra de dar alegría a muchos
niños, a los niños cuyos padres tienen que abandonar-
los, a veces, a los peligros de la calle.
¡Niños sin infancia, sin juguetes, sin risas, sin
alegría! Por eso ella dijo, hasta el final: “Hay que dar
infancia a los niños proletarios. Que aprendan a jugar
y a reír(…) Enseñó a los niños a reír, a jugar, a leer en
los libros y en la naturaleza, a observar las cosas, y a vi-
vir ampliamente los días de la infancia40
Los Recreos no completaron la educación
formal ni tampoco persiguieron ese fin, se esta-
blecieron como una institución para- educativa
respecto del sistema escolar oficial. Mientras la
educación liberal, positivista, normalista acen-
tuaban las relaciones de dominación del adulto
hacia el niño y la heteronomía, las bibliotecas y
recreos persiguieron el fin de separar al niño del
39 La Asociación fue reconocida por el Superior Gobierno de la Nación por decreto de 27 de sep-tiembre de 1923. Asociación Biblioteca y Recreos infantiles. Esta-tutos. 1923 40 Discurso de la Doctora Ángela J. Santa Cruz, en La Vanguardia. Fenia Chertcoff. Ob. Cit. Pp. 102-104
14
mundo adulto resaltando la vida infantil, respe-
tando el paidocentrismo y buscando desarrollar
el autogobierno infantil y la autonomía. Para (Fenia) el niño debía aprender sin esfuer-
zos penosos por un método adecuado a su inteligencia y
que respeta la alegría del espíritu infantil. Se inicia a
los niños en conocimientos rudimentarios de ciencias
naturales y también ejercicios físicos, cantos rondas,
buscando no la instrucción que adquieren en las escue-
las y a las cuales no quiere sustituir, sino la educación
de sus sentidos, de su inteligencia y de su corazón.41 Se
acentuaba la capacidad de crecimiento autónomo
respecto al adulto, la maestra solo daba los ele-
mentos, indica los caminos, pero era el niño el
protagonista de su propio desarrollo. (…) dejarlo
libremente entre los objetos que lo rodean para que los
observe e interprete, y que recurra a la maestra sola-
mente para solicitar algún dato o pedir algún consejo
para su interpretación.42
Es así como los recreos y bibliotecas in-
fantiles por su orientación y sus fines más que
cualquier otro espacio develó como negativo el
proceso de infantilización de la niñez y de la
ciencia pedagógica fundante del sistema escolar
nacional por su- paradójicamente - adultocen-
trismo.
Los recreos y bibliotecas in-
fantiles fueron parte de los reclamos socialistas
sobre la apertura democrática del sistema políti-
co y específicamente de las vanguardias feminis-
tas socialistas que reclamaban la defensa y reco-
nocimiento de los derechos de niños y mujeres. Las tesis acerca de la necesaria sujeción del niño al
orden de la naturaleza y su correlato en una didácti-
ca mecanicista que buscaba reprimir a ese niño no
podían subsistir en un clima de cambio cultural y de-41 Discurso de Rosa Mauchet, en La Vanguardia, Ob. Cit. P. 92 42De Mouchet, Rosa B. Una Institución social que comple-menta a la escuela. La asociación Bibliotecas y Recreos infantiles. Buenos Aires, s/ed., 1934,P. 4
mocratización política43 Ellos eligen con entera liber-
tad la canción que han de cantar o el juego, como asi-
mismo los libros que han de leer(…) Todo eso, elegido
con libertad y, por lo tanto, ejecutado con
placer(…)Nada es impuesto y, en consecuencia, las acti-
vidades del recreo se realizan con alegría y espontanei-
dad. 44
La intención de ver crecer “un hombre”
nuevo era la impronta de la institución, lo cual
tenía una profunda significación para los ideales
socialistas democráticos de preparar un hombre y
una mujer libre que se integrara a una sociedad
mas justa, diferente a la liberal conservadora de
la burguesía terrateniente porteña, en la cuál el
individuo en comunidad fuera el artífice de su
propio destino. Los principios Froebelianos y
Pestalozzianos que defendió su fundadora y que
se aplicaban a todas las actividades expresaron
aquellas concepciones y persiguieron esos fines.
Para Heinrich Pestalozzi enseñar era si-
nónimo de desarrollo de habilidades naturales e
innatas, era un proceso integral no solo intelec-
tual, sino sentimental y moral. En él el adulto de-
bía acompañar nunca imponer. Y como además
era fundamental la educación de los sentimien-
tos, la institución educativa tenía que ser como la
extensión del hogar. Si queremos desenvolver la in-
dependencia personal de niño, ¿cómo podríamos conse-
guirlo si lo encadenáramos a una disciplina en la cual
pierde toda su personalidad e iniciativa? Nuestros ni-
ños se mueven libremente por la casa, como se hace en
un hogar feliz.45
Por su parte Friedrich Froebel reconoció
en el juego y el trabajo sostenidos del niño el nú-
cleo del desarrollo infantil. La actividad era con-
cebida como espontánea, no mecánica, placente-
43 Carli, S. Niñez, pedagogía y política… Ob. Cit. P 22444 De Mouchet, R. Ob. Cit. P. 445 De Mouchet, Rosa B. Ob Cit. p6
15
ra y gozosa para el niño. Con el tiempo se conse-
guía que el niño extendiera esta actitud hacia to-
das sus actividades. Rosa Mouchet (directora de
la Asociación luego de la muerte de su fundadora
en 1928) veinte años después de la creación del
primer recreo sostenía, Podemos afirmar que entre
nosotros la precursora de la escuela activa fue Fenia
Chercoff de Repetto: ella supo descubrir que, además
de enseñar a los niños los rudimentos de la ciencia, era
necesario fomentar en ellos el espíritu de iniciativa, de
cooperación y el deseo de sentirse miembro de la colec-
tividad infantil con todos los derechos y deberes que
crea la vida común. Esta es en realidad, la orientación
que desde su fundación hace ya casi 20 años anima la
acción educativa de nuestras bibliotecas y recreos in-
fantiles. 46
¿Cómo funcionaban a diario estos re-
creos? Se realizaban visitas a los diarios, coope-
rativas, fábricas y talleres, llevaban a los niños al
puerto para conocer la importancia de la navega-
ción y el comercio; paseaban por la ciudad y el
campo; se procuraba el contacto con la naturale-
za siempre que fuera necesario.
No había programas permanentes con ho-
rarios porque se consideraba que ello paralizaba
tanto la iniciativa de docentes como de los niños.
Se comenzaba por contar alguna lectura, luego se
adornaban los muros de las habitaciones, se ele-
gía en asamblea al bibliotecario del día. Lo que
ocurría después era pura iniciativa infantil. Si
querían pasear, hacer un juego, una lectura, co-
mentar algo, todo se elegía en asamblea. O bien
el tiempo libre lo administraba cada niño en for-
ma individual sin ninguna imposición. Hasta el
mobiliario estaba adaptado a las necesidades in-
fantiles. Contaban con mesitas y bancos peque-
ños. Tenían los niños a su disposición láminas,
46Ídem. p 12
libros, herramientas de trabajo manual, juguetes,
etc.
Se buscaba que los niños permanezcan el
mayor tiempo posible en el patio. Todas las acti-
vidades se realizaban allí. Las habitaciones eran
utilizadas excepcionalmente en días de lluvia o
invernales de mucho frío.
La institución vinculaba a sus actividades
a los padres, sobre todo a las madres, de los ni-
ños que concurrían a los recreos. Se organizaban
fiestas y tardes de te, donde los niños resultaban
los anfitriones que preparaban cada detalle. Ade-
más se daban conferencias para las madres de los
niños sobre higiene, cuidado y crianza. También
se dictaron cursos de psicología infantil a cargo
de la doctora Ángela Santa Cruz.
La edad máxima de admisión era de
12 años y la mínima de 2 pero en ocasiones fue-
ron aceptados bebes de hasta 6 meses cuando sus
madres eran obligadas por su precaria condición
a trabajar durante el día. Los más pequeños eran
atendidos por las niñas más grandes. La inscrip-
ción era gratuita, diariamente se daba a cada niño
una botellita con 200 gramos de leche pasteuri-
zada y 100 gramos de pan.
Lo excepcional de la institución fue su di-
fusión, la acción infantilizadora contó con mu-
chas ayudas de sectores privados y públicos en
los años en que vivió. En 1922 obtuvo el primer
subsidio nacional de 12.000.000. Y aunque con-
dicionado se hizo cada vez más necesario. Dora
Barrancos en su trabajo Socialistas y suplemen-
tación de la educación pública: la Asociación
Bibliotecas y Recreos infantiles (1913-1930)
menciona las donaciones de chocolates, bizco-
chos y golosinas, de la confitería “El Molino”
para las fiestas infantiles, en la que también se 16
entregaban juguetes y libros. Menciona también
los pasajes gratis que la Compañía Anglo - Ar-
gentina ponía a disposición de la institución en
ocasiones de realizar paseos. Y las entradas gra-
tuitas al circo Hippodrome que su dueño cedía a
los recreos.
En la década del 30´ se disolvieron los re-
creos, barrancos advierte que ello coincidió con
la extensión de la iniciativa estatal, la creación
de jardines de infantes y el aumento de asistencia
social. Si bien el número de los nuevos servicios
educativos fue notablemente insuficiente, absorbie-
ron parte de la demanda que hubiera recaído en la
Asociación y otras entidades semejantes (…) Pero
por mucho tiempo quedó sin respuesta – y tal vez
hasta hoy resulte insuficiente- la necesidad de asistir
a los niños cuyas edades coincidían con los de esco-
laridad obligatorio en las horas vacantes, preocupa-
ción central de la Asociación de Bibliotecas y Re-
creos infantiles.47
No debe olvidarse además que en la dé-
cada del 30´ los subsidios estatales eran funda-
mentales para el funcionamiento de los recreos.
Pero la década del treinta fue una época de clau-
sura democrática, de reorganización oligárquica,
en la cual el discurso nacionalista y autoritario
primaban, con lo cuál difícilmente podría pervi-
vir una institución en la cuál se inculcaba, la li-
bertad de pensamiento y acción, el amor a la hu-
manidad y no se daba lugar al desarrollo del
adultocentrismo, todo lo contrario se buscaba
47 Barrancos, “Socialistas y suplementación de la
educación pública: la Asociación Bibliotecas y
Recreos infantiles”. En Morgade, G. (comp.) Mu-
jeres en la educación: género y docencia en la
Argentina: 180-1930. Buenos Aires, Miño y Dá-
vila, 1997 P.145
formar niños (futuros hombres nuevos) que lu-
chen por una sociedad mas justa.
Conclusión
La investigación, por medio de las fuen-
tes utilizadas y los análisis realizados, ha com-
probado que es posible estudiar la construcción
social de la infancia desde una perspectiva histó-
rica, sin la necesidad de dar por acabado el análi-
sis del proceso de infantilización de la niñez en
el desarrollo y surgimiento del sistema escolar y
las ciencias pedagógicas que lo justificaron, a fi-
nes del siglo XIX en la Argentina y específica-
mente en la ciudad de Buenos Aires. Esto no sig-
nifica negar la importancia que tal hecho ha teni-
do en la historia de la universalización de la in-
fancia, pero sí relativizar su alcance, consideran-
do que un proceso de cambio social histórico
acumulativo (que implica una constante de par-
cialidades de cambio que se van acumulando y
generando ese cambio), una realidad histórica
determinada, y el análisis de una sociedad en un
momento histórico no se agotan en un sólo as-
pecto.
En virtud de lo cual, la propuesta de estudiar
el proceso de infantilización de la niñez a través
de las consecuencias que generó la moderniza-
ción y expansión del sistema económico en la
ciudad de Buenos Aires en las primeras décadas
del siglo XX ha sido muy satisfactoria al respec-
to.
Se ha visto cómo la expansión del mercado
de consumo porteño de principios de siglo y las
estrategias de publicidad a tal, tanto gráficas, en
el caso de los anuncios de Caras y Caretas, co-
mo visuales en las exposiciones de juguetes;
ofrecían un mundo propiamente infantil a los pe-
queños consumidores. 17
Estos niños representantes de los sectores privi-
legiados de la sociedad eran proveídos entonces
por el mercado de artículos especialmente dise-
ñados y pensados para ellos, y que además y esto
es lo más importante guardaban su salud física y
mental. Los juguetes como paliativo a su tristeza;
los juegos como el “Manomóvil” o el “Carrusel
Salud” para desarrollar su tonicidad muscular en-
tre otros beneficios; y finalmente los sustitutos y
complementos lácteos para su alimentación y
salud integral.
Luego de exponer algunos datos esta-
dísticos se ha analizado la situación de los niños
pobres, concluyendo que teniendo en cuenta las
leyes de Regulación de Trabajo, y de Educación
Obligatoria, datos estadísticos e investigaciones
acerca de la demanda en el mercado laboral del
menor, las edades más vulnerables eran desde los
2 y los 6-7 años, por el hecho de que el ingreso a
la escuela sucedía a partir de la última edad seña-
lada y el egreso de las salas cunas la primera,
con lo cual los niños de padres trabajadores de
estas edades quedaban sin cuidados durante toda
la jornada laboral. Asimismo los niños de 7 a 12
años, si es que completaban su instrucción (gene-
ralmente se abandonaba en el tercer grado- 9
años) no eran aceptados en talleres ni fábricas
por ser aún muy pequeños.
En ambos casos para estos niños – durante el
tiempo que sus progenitores trabajaban y el tiem-
po de vacancia luego de la escuela- la tarea de
las Bibliotecas y Recreos Infantiles buscó la ma-
nera de sustraerlos de la calle destino “natural”
en la sociedad porteña para los niños pobres, y
brindarles un espacio infantil, con juegos infanti-
les, un trato acorde a sus edades, pero además en
un ambiente cálido y democrático que idealizaba
la sociedad socialistas que las mujeres precurso-
ras proyectaban.
Selección de Imágenes
18
Caras y Caretas 23 dic. 1899
19
Caras y Caretas 22 dic. 1900 Año
Caras y Caretas 19 dic. 1903
CARAS Y CARETAS 29 DIC. 1900
Caras y Caretas 12 dic.1903
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