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COMISIÓN EPISCOPAL PARA INDÍGENAS
Fundamentos Teológicos
de la Pastoral Indígena
en México
CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO
México 1988
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Contenido PRESENTACIÓN.......................................................................................... 4
PRIMERA PARTE: SINTESIS
INTRODUCCIÓN .................................................................................................. 7
I DIOS SE REVELA EN LA HISTORIA Y
EN LA CULTURA DE UN PUEBLO .......................................................... 8
II LA REVELACIÓN Y LA SALVACIÓN SON PARA TODOS ............. 9
LÍNEAS PASTORALES SOBRE REVELACIÓN
EN LA CULTURA Y EN LA HISTORIA .................................................... 9
III ENCARNACIÓN DEL EVANGELIO EN LAS CULTURAS ............ 10
LÍNEAS PASTORALES DE ENCARNACIÓN......................................... 15
IV IGLESIA AUTÓCTONA Y CATOLICIDAD ......................................... 17
LÍNEAS PASTORALES PARA LA IGLESIA AUTÓCTONA ................... 19
V OPCIÓN POR LOS POBRES ............................................................... 21
LÍNEAS PASTORALES DE OPCIÓN POR LOS POBRES ..................... 23
VI EVANGELIZACIÓN INTEGRAL LIBERADORA ............................ 24
LÍNEAS PASTORALES DE EVANGELIZACIÓN LIBERADORA ......... 29
VII METODOLOGÍA ................................................................................. 32
CONCLUSIÓN ..................................................................................................... 35
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SEGUNDA PARTE: DOCUMENTO
INTRODUCCIÓN ................................................................................................ 38
I DIOS SE REVELA EN LA HISTORIA
Y EN LA CULTURA DE UN PUEBLO .................................................... 43
II LA REVELACIÓN Y SALVACIÓN
SON PARA TODOS.................................................................................... 44
LÍNEAS PASTORALES SOBRE REVELACIÓN
EN LA CULTURA Y EN LA HISTORIA .................................................. 45
III ENCARNACIÓN DEL EVANGELIO EN LAS CULTURAS ............ 46
LÍNEAS PASTORALES DE ENCARNACIÓN......................................... 57
IV IGLESIA AUTÓCTONA Y CATOLICIDAD ..................................... 65
LÍNEAS PASTORALES PARA LA IGLESIA AUTÓCTONA………….69
V OPCIÓN POR LOS POBRES…………………………………………73
LÍNEAS PASTORALES DE OPCIÓN POR LOS POBRES ..................... 79
VI EVANGELIZACIÓN INTEGRAL LIBERADORA ............................ 83
LÍNEAS PASTORALES DE EVANGELIZACIÓN LIBERADORA........ 90
VII METODOLOGÍA ................................................................................ 98
CONCLUSIÓN .................................................................................................. 103
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Presentación.
La Conferencia del Episcopado Mexicano se ha propuesto, en el periodo actual (1986-1988),
optar decididamente “por una pastoral encarnada en el momento histórico que vive el país” y “centrar
nuestra atención pastoral preferentemente en los más pobres –indígenas, campesinos, asalariados-, en
nuestros jóvenes y en nuestras familias” (Plan Orgánico del Trabajo Pastoral de la CEM, pág. 46).
El objetivo general que la CEM se propuso, asume y proyecta orgánicamente estas opciones
prioritarias de la Iglesia mexicana, en una formulación muy atinada “Fortalecer colegiadamente una
evangelización integral dirigida preferentemente a los pobres, indígenas, jóvenes y familias; en orden a
una acción transformadora y liberadora de las personas, del núcleo cultural, de las estructuras
temporales y de los campos vitales del actual contexto social del país; para incrementar el Reino de
Dios en fidelidad a Cristo, a la Iglesia y al hombre de hoy (ibíd., pág. 48).
De este planteamiento programático toma cuerpo una perspectiva pastoral que no es fruto del
momento, sino resultado de un prolongado servicio pastoral, que la Iglesia mexicana ha ido
proporcionando cada vez mejor, al Pueblo de Dios que peregrina en nuestra patria.
En el campo específico de los indígenas ha sido la Comisión Episcopal para los Indígenas, la
que ha recibido la tarea de dar cauce operativo a los anhelos pastorales que se van gestando con
fisionomía propia al calor de la acción eclesial que se lleva a cabo con nuestros hermanos, “los más
pobres entre los pobres”.
Esta pastoral específica se nutre, desde luego, del Evangelio y de la Tradición viva de la Iglesia;
pero necesariamente tiene que afrontar, con el Evangelio en la mano, los retos nuevos y antiguos que la
realidad indígena le presenta. Estos retos y las respuestas a ellos, tiñen de colores propios la pastoral
indígena y, en consecuencia, los “Fundamentos Teológicos de la Pastoral Indígena”, que es el
documento que tengo el agrado de presentar ahora.
Se trata de una sistematización doctrinal que, la mayoría de las veces, nos recuerda hoy
principios teológicos antiguos y tradicionales de la Iglesia, o intenta replantear dichos principios a la
luz de los nuevos avances teológicos de nuestros días, siempre con la preocupación pastoral de dar
respuesta, desde la fe, a la problemática cultural y social de los indígenas.
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No mueve a los señores Obispos de la CEM, autores de este documento, un mero prurito
academicista o antropológico, ni un afán de novedad, sino el compromiso pastoral de llevar el
Evangelio a las comunidades indígenas, con plena fidelidad a Dios, a la Iglesia y al hombre de hoy.
Como Secretario General de la CEM, presento con mucha satisfacción este documento a los
señores Obispos, a las Comisiones Episcopales, a los organismos eclesiales que laboran con el
Episcopado, y a todo el pueblo de Dios, para que conociéndolo, escuchándolo y asumiéndolo,
ampliemos y demos mayor eficacia a nuestra comunión y participación de Iglesia que peregrina en
México.
+ MANUEL PÉREZ-GIL GONZALEZ
Obispo de Tlalnepantla
Secretario General de la CEM
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Primera parte
Fundamentos Teológicos
de la Pastoral Indígena
en México
SÍNTESIS
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INTRODUCCIÓN
1. Historia de este Documento.
La Comisión Episcopal para Indígenas fundamenta su acción en la experiencia de la Iglesia, el
Magisterio, en la historia, la sociología, la antropología y en la teología, enmarcando todo en la Palabra
de Dios.
En 1975, primera edición de los Fundamentos Teológicos. Se revisaron en 1977. Nueva formulación
en 1979. Se hizo otra revisión en 1984. Hoy recogemos experiencias y aportes para el servicio de los
indígenas, pastores y religiosas.
2. La Teología de estos Fundamentos.
En la pastoral indígena invitamos a profundizar la reflexión teológica desde la acción comprometida,
en orden a precisar las líneas más adecuadas de pensamiento y acción.
3. La Primera Evangelización.
Queremos ver la Primera Evangelización desde el punto de vista de los indígenas más conscientes.
Los primeros sacerdotes en Mesoamérica venían al servicio sacramentario de los conquistadores. Esta es
una de las causas de las “luces y las sombras” de la evangelización en este continente.
Posteriormente, muchos misioneros destruían templos, ídolos, documentos y costumbres. Los
conquistadores también lo hacían. Se identifican conquistador-evangelizador. Por esto algunos hablan de
“Conquista Espiritual”.
Hubo algunos misioneros que respetaron las culturas autóctonas y defendieron los derechos de los
indios. Algunos entraron al pensamiento, organización y trabajo de los indígenas. Pero el corazón de la
cultura indígena no se evangelizó totalmente.
4. Evangelización Incompleta.
Muchos indígenas se convertían solamente para poder sobrevivir, aceptando cierta iniciación
cristiana.
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5. Critica a la Pastoral Posterior.
Después se impusieron formas que destruyeron aún más las culturas indígenas. Esta religiosidad,
manipulada, sirvió para someter a los indígenas. Una evangelización no específica ha contribuido a la
extinción de grupos indígenas.
6. Características de la Pastoral Indígena.
Actualmente la Pastoral Indígena trata de ser diversa de la pastoral con que ordinariamente la Iglesia
atiende a los otros sectores de la sociedad.
a) Tiene una metodología posconciliar, que se acompaña de evaluaciones.
b) Actualmente los indígenas viven elementos provenientes de antiguas culturas y elementos de la
evangelización y la colonización.
c) En esta pastoral los indígenas participan activamente, críticamente, responsable y decididamente.
d) Los indígenas enriquecen la experiencia cristiana con su cultura.
e) La evangelización va logrando un arraigo autóctono.
f) La Pastoral Indígena sigue siendo una meta a lograr.
I. DIOS QUE SE REVELA EN LA HISTORIA Y
EN LA CULTURA DE UN PUEBLO.
7. Para un Pueblo Concreto.
La revelación de Dios se hace a Israel. Toma la cultura de Israel.
8. Palabras y Obras de Dios y del pueblo.
La revelación a Israel consiste en la manifestación que Dios le hace para que participe en la vida
divina. Esto lo hace Dios mediante palabras y obras. Quienes lo escuchan responden también con
acciones, en los acontecimientos históricos del pueblo.
9. Salvación de Dios en la Historia y en la Cultura.
Cuando la revelación llega a su plenitud, Dios se manifiesta en Jesús, que fue judío y vivió y actuó
como judío dentro de la historia de Israel. El proceso humano y el proceso de la acción de Dios se dan
en una sola historia de la salvación.
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II. LA REVELACIÓN Y LA SALVACIÓN
SON PARA TODOS.
10. De la Revelación al Proselitismo.
Ya desde antes de Cristo había israelitas que sabían y creían que la revelación no era sólo para ellos.
11. Del Proselitismo a la Misión Universal.
Dios quiere la salvación, ofrecida particularmente a Israel, para toda la humanidad. Esta es la misión
universal de la Iglesia.
12. Cristo, su Espíritu y la Iglesia en la Misión salvadora para Todos.
La misión de la Iglesia consiste en llevar a todas las naciones la noticia y el testimonio de que Jesús
es la salvación para el mundo entero y así se realiza la liberación y el plan salvífico de Dios.
LÍNEAS PASTORALES SOBRE LA REVELACIÓN EN
LA CULTURA Y EN LA HISTORIA.
13. Pastoral no Proselitista, sino de Encuentro
En la Pastoral Indígena es necesario tener en cuenta la experiencia religiosa de las comunidades.
14. Anunciar la Buena Noticia.
La misión lleva fundamentalmente un mensaje de salvación. No consiste en acusaciones y
moralismo.
15. Cristo y su Espíritu ya han Hecho un Camino.
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Cristo es el principio de la salvación. Respetemos el camino que Él quiere que recorran las
comunidades indígenas.
16. Distintos Tipos de Misión.
La Pastoral Indígena requiere distinguir el momento en que se encuentra cada Misión. Por esto se
preocupa por el surgimiento de Iglesia autóctonas.
17. Misión hacia el pueblo.
La Pastoral indígena trata de servir a todos y no a individuos separados de los demás
18. La Iglesia Universal.
La Iglesia no debe ligarse en modo exclusivo a ninguna raza o cultura. La liturgia en México es
occidental. Es urgente que la Pastoral Indígena entre en comunión con las distintas costumbres de los
pueblos, para enriquecimiento de la Iglesia y también de las culturas.
III. ENCARNACIÓN DEL EVANGELIO
EN LAS CULTURAS.
19. Actitud “Nueva” en el Concilio.
La revelación no está solamente en la Sagrada Escritura y en la Tradición, revelación normativa.
Está en la historia y por lo mismo toma en todos los lugares las formas propias de las culturas.
20. El Espíritu impulsa a evangelizar.
El Espíritu de Dios que habita en la Iglesia le da fuerza a la acción misionera. Él da testimonio a los
creyentes de su realidad de hijos de Dios y nos mueve para que demos razón de la obra evangelizadora
de los indígenas.
21. La salvación de Todos en el Plan de Dios.
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El Señor de la historia humana es el mismo Señor de la historia de la salvación. Por eso la historia de
la salvación se da también en quienes no han sido evangelizados y buscan a tientas a Dios.
22. La Encarnación e Inculturación del Evangelio están por Hacerse.
Cuando el Evangelio entró en contacto con las culturas griegas, latinas y otras, el mensaje se
inculturó. Pero esto no ha pasado con las culturas china, hindúes, africanas, asiáticas, ni en las indígenas
de América Latina.
23. El Evangelio no se Identifica con Ninguna Cultura.
El Evangelio y la Iglesia fueron trasplantados a México en formas hispanas. El cristianismo lo
hemos ligado a un modo cultural sin tomar en cuenta las culturas indígenas.
24. La Revelación de Dios en las Cosas Creadas.
La revelación de Dios está también en las cosas materiales que Él crea y conserva mediante su
palabra. Los indígenas están en contacto con la revelación y presencia de Dios cuando tratan con la
naturaleza.
25. Revelación y Misión en las Personas y los Pueblos.
Dios no se revela solo en las cosas. También se revela a los indígenas porque la historia de cada
pueblo tiene en sí la historia de la acción de Dios.
26. La Primera Experiencia de la Iglesia.
La Iglesia en su primera experiencia ante los pueblos y culturas diferentes a veces se muestra
opuesta y a veces benigna con las religiones no cristianas. También así fue en el siglo XVI en la primera
evangelización. Hoy se dan tres actitudes:
a) Descalificación de las culturas
b) Discernimiento y aproximación a ellas
c) Conversión integrante del cristianismo y de las culturas.
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27. Oposición a las Culturas y Religiones.
Para algunos padres de la Iglesia las religiones no cristianas eran engaño, charlatanería, ilusión e
impiedad. Contenían cosas despreciables que merecían el infierno. Eran contaminación de la ley natural.
28. Persistencia del Paganismo.
La mayoría de los cristianos conservaba el alma profundamente pagana. Pero al pueblo no le parecía
que prácticas paganas estuvieran en contradicción con el cristianismo.
29. Apoyos a la intolerancia.
Gobernantes recién convertidos dieron leyes que atacaban directamente la religión de los no
cristianos. Se llegó a considerar estas leyes como la ocasión para que los paganos se salvaran.
30. Discernimiento y Aproximación a las Culturas.
Los cristianos cambiaron de actitud ante las culturas: tanto los cristianos como los paganos
descendían de Adán y Eva y por lo tanto todos son prójimos unos de otros. Los ritos y tradiciones no son
obra del demonio sino una búsqueda acompañada por el Señor.
31. Juicio sobre los Dioses de los Paganos.
Dialogando con los no cristianos, los Padres de la Iglesia llegaron a concluir que lo que los no
bautizados llamaban “dioses” eran realmente héroes nacionales.
32. Mutua Aceptación entre el Cristianismo y la Culturas.
La actitud de dialogo de la Iglesia permitió reconocer, que la tradición pagana, como la cristiana,
tenían el mismo Autor y se dirigían también a la salvación de las personas.
33. Las Semillas de la Palabra de Dios.
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Los padres explicaron estas semejanzas diciendo que la Palabra de Dios fue enviada a toda la
humanidad, que en las culturas se encuentra la Palabra de Dios en forma de semilla, que la sabiduría de
los pueblos es obra de la Providencia para que vivieran bien.
34. Integración-Conversión de Costumbres.
Se llegó a dar una integración mutua entre el cristianismo y el paganismo. La misma pureza de
costumbres en el paganismo conducía a algunas personas al bautismo.
35. La Filosofía, Sabiduría y Vida Paganas enriquecen a la Iglesia.
La integración se dio también en cuanto a ideas. Se dijo que la vida, la razón y la sabiduría paganas
tienden hacia la bienaventuranza inmortal.
36. Conversión Mutua para una Vida Cristiana.
La conversión había llegado profundamente dándole un sentido más pleno a la vida de los que hacía
poco eran paganos. Por su parte la Iglesia tomaba algunos nombres no cristianos para expresar
realidades eclesiales nuevas.
37. Antecedentes Cristianos en el Paganismo.
Para muchos Padres de la Iglesia quedaba clara la presencia de Cristo en toda la raza humana, de una
manera que los paganos antes del cristianismo se salvaban en Cristo.
38. Encarnación y Cristianización no Obstante la Intolerancia del Poder.
Reconocido el cristianismo por parte del Imperio, se dio una etapa de rigidez y dureza de juicio
frente al paganismo. Pero ya para entonces la Iglesia se había romanizado y helenizado, mientras que las
culturas alrededor del Mediterráneo se habían cristianizado. Esto fue el logro del dialogo cultural y la
encarnación en otras culturas.
39. Las Semillas del Verbo en camino Hacia la Plenitud.
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La iluminación y presencia de Dios que acompaña a los pueblos se expresa en forma de valores y
tradiciones en las culturas y se conoce con el nombre que los Padres de la Iglesia le dieron: “Semillas de
la Palabra de Dios”. La Palabra de Dios, como semilla en las culturas y la Palabra de Dios en la
Escritura y en la vida de la Iglesia deben llevar a los pueblos a la plenitud de las culturas.
40. Las Culturas Realizan a los Pueblos como Pueblos.
Las culturas son el resultado de la constante búsqueda de lo trascendente, del esfuerzo por la
convivencia y del dominio de las fuerzas de la naturaleza, para mejorar la vida de los pueblos y
trasmitirla de una generación a otra.
41. Las Semillas de la Palabra Conducen hacia el Único Pueblo de Dios.
El anuncio evangélico hace que la presencia y la acción de Cristo, por las semillas de la Palabra,
sean conscientes y plenas. En las culturas indígenas la semilla de la Palabra de Dios y la acción de Cristo
se realizan en los vínculos fraternos y en los valores sociales y religiosos de las comunidades.
42. Semillas de Verbo en los Mitos y Ritos Indígenas.
La semilla del Verbo en las culturas se da en los mitos y ritos religiosos de los pueblos. Esto es
pedagogía de Dios.
43. Respeto a la Dignidad de Cada Pueblo.
Cada nación y cada cultura representan procesos milenarios de humanización. Tienen dignidad
propia. La Iglesia las respeta y no quiere que se renuncie a ellas.
44. Encarnación e Inculturación en el Evangelio.
La misión de la Iglesia consiste en encarnar el misterio de Cristo en los modelos culturales de otros
pueblos. De esta manera, el Verbo viene a instaurar y restaurar la cultura en la que nacemos y a la que
servimos.
45. Frutos de la Encarnación-Inculturación.
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La comunión entre culturas e Iglesia da por resultado un enriquecimiento para ella y también para las
culturas. La Iglesia purifica y eleva las culturas en las que penetra. La Encarnación-Inculturación le da
catolicidad a la Iglesia.
46. Iluminación Bíblica.
Dios se revela en pueblos y culturas diferentes del pueblo escogido.
47. La Primera Revelación, la Primera Alianza.
La alianza con Adán y Eva es una alianza con toda la humanidad. En ella entran todos los pueblos,
también los pueblos indígenas.
48. Otras Alianzas, un Solo Pueblo.
Antes de que existiera el pueblo escogido Dios hizo varias alianzas. Estas alianzas debieron tener
acciones salvadoras de Dios y sus correspondientes respuestas por parte de los pueblos. Todas las
naciones de la tierra están benditas.
LÍNEAS PASTORALES DE LA ENCARNACIÓN
49. No Oposición entre Culturas y Encarnación.
Tanto la cultura como la revelación están ordenadas la una hacia la otra. Si la revelación se ha
encarnado en una cultura, se debe encarnar en todas.
50. La Historia Indígena en la Historia de la Salvación.
El Dios Creador es el mismo que el Dios Salvador. Hemos de esforzarnos por percibir cómo la
cultura es la base que mejor prepara los trabajos evangélicos.
51. No Aculturar
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Evangelizar no es trasmitir la propia cultura. Esto es colonialismo religioso. Debemos vincular
nuestra evangelización a los modelos culturales y a los valores indígenas.
52. Revelación y Salvación de la Vida Cotidiana.
Es urgente que los agentes de Pastoral busquemos lo que Dios ha revelado a los pueblos en su
historia, su tradición escrita y oral. Así también deberán discernir los cimientos culturales que
entorpecen la comprensión de esa revelación.
53. De la Descalificación al Discernimiento.
Las realidades temporales tienen un valor en sí mismas. Nos toca percibir la presencia y acción de
Dios en las culturas a las que nos debemos abrir para poder impregnarlas con la fuerza del Evangelio.
54. Descubrimiento de las Semillas de la Palabra.
En todos los pueblos y en todas las religiones hay preciosos elementos que conducen al Dios
verdadero y preparan al Evangelio. Podemos conocer la filosofía de los pueblos sirviéndonos de la
lingüística aplicada.
55. Servicio pastoral a las Semillas de la Palabra.
Cristo resucitado y su Espíritu, ya estaban allí en las culturas y los pueblos, antes de ser anunciados
por la Iglesia. La misión es purificación y construcción, obra de la gracia. El pueblo que se evangeliza
debe realizar esta labor de purificación.
56. Conversión Integrante.
Los indígenas han llegado a comprender a Dios según caminos propios. Lo que llamamos “religión
del pueblo” es realmente una manera propia de vivir el cristianismo.
57. Inculturación para la Plenitud.
El Espíritu y la Iglesia caminan hacia su plenitud cuando se encarnan en las culturas y reciben de los
pueblos valores, ritos, e instituciones. El Evangelio y la Iglesia deben servir para que los pueblos sean
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consientes de su identidad nacional y cultural. Así también, la revelación progresa y el patrimonio de los
pueblos llega a ser de toda la humanidad.
58. Contravalores e Intolerancia.
Los agentes de pastoral han de ayudar a discernir los contravalores y a que los mismos indígenas se
marquen el proceso a seguir para que ellos mismos los purifiquen a la luz de la fe.
59. Efectos de la Inculturación del Evangelio.
La Iglesia y el Evangelio se inculturan cuando:
a) La Palabra de Dios es vivida en la cultura de manera plenamente afín a la mentalidad indígena.
b) La fe se reflexiona en la lógica de la cultura y se expresa en una liturgia con símbolos propios
que conservan su propio significado.
c) Las Iglesias autóctonas tienen sus propios ministerios.
Para que surjan la Iglesias autóctonas se requiere de parte de los servidores no indígenas:
a) Reconocer la presencia de Cristo en las culturas y que esto lo anuncien como Buena Nueva.
b) Disminuir en el servicio para que los indígenas crezcan en su compromiso evangelizador.
c) Aceptar la maduración de la fe de los indígenas.
d) Desde la experiencia vital de los indígenas llegar a las raíces de las culturas.
e) Buscar en la moral lo que une, teniendo en cuenta la ética indígena y la ética normativa del
Evangelio.
f) Integrar la oposición relativa al Evangelio sabiendo que las culturas se perfeccionan para gloria
de Dios, confusión del demonio y felicidad de los pueblos.
g)
60. El Método de Cristo.
La Iglesia debe buscar cómo insertarse en todos los grupos humanos con el mismo método con el
que Cristo se identificó con el ambiente sociocultural de los hombres con los que vivió.
IV. IGLESIA AUTÓCTONA Y CATOLICIDAD
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61. Los Indígenas en el Pueblo de Dios.
Todos los indígenas forman parte del único pueblo de Dios. La diversidad de los pueblos se ha de
integrar en la Iglesia con su rostro propio.
62. La Iglesia Universal Hecha de Muchos Pueblos.
El Pueblo de Dios se hace de todas las naciones de la tierra. Teniendo como principio de unidad a
Cristo. La Iglesia universal es la unidad visible de todos estos pueblos.
63. La Iglesia Autóctona.
La respuesta de fe de los indígenas que los hace ser Iglesia, debe ser encarnada en su cultura. Así
nacen las Iglesias particulares autóctonas. La variedad cultural de estos grupos manifiesta la unidad.
64. Aporte de los Pueblos a la Iglesia Universal.
Es tarea de la evangelización reconocer las Semillas de la Palabra, hacer de la Iglesia la tierra buena
en que esas semillas germinan y sobre todo, lograr que la Iglesia se nutra y viva de la savia cultural de
los pueblos indígenas.
65. Las Iglesias Autóctonas Hacen la Catolicidad.
Las culturas indígenas hacen que la Iglesia adquiera realmente su carácter de catolicidad.
66. Legitimidad de las Iglesias Autóctonas.
En México prácticamente no existen iglesias autóctonas católicas. Estas Iglesias deben existir de
modo que la catolicidad sea una realidad concreta.
67. La Iglesia Autóctona Nace del Evangelio Encarnado.
Las Iglesias particulares autóctonas nacen de las Semillas de la Palabra, deben echar raíces
profundas en su cultura, dar a sus miembros una formación adecuada, contar con organizaciones propias
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y valerse por sí mismas en sus necesidades de catequistas, ministros, sacerdotes y obispos. Esta es la
finalidad de la Misión.
68. Las Naciones Indígenas en la Catolicidad.
La catolicidad es una fuerza que impulsa a las Iglesias autóctonas particulares a compartir sus
propios dones culturales con los demás. Así se enriquece y engrandece la Iglesia.
69. La Iglesia Autóctona como Camino Válido.
La dimensión autóctona de la Iglesia es la más variada y es la base para la catolicidad. La Pastoral
indígena debe trabajar por lograrla.
70. Una Liturgia en la Diversidad.
La liturgia manifiesta la genuina naturaleza de la Iglesia. Los indígenas no se han expresado con
liturgias propias que manifiesten que ellos viven en la Iglesia y la Iglesia vive en ellos.
71. Vocaciones y Clero Indígena.
Son muy pocos los sacerdotes y religiosos indígenas que continúan siendo verdaderamente
indígenas. La formación que reciben los desclasa, descampesiniza y los desindigeniza. Es necesaria una
formación adecuada a la cultura indígena.
72. La Vida de la Iglesia Autóctona.
Cuanto más la Iglesia Universal se liga a las demás Iglesias autóctonas y particulares, más capaz es
de traducir la fe al esplendor cultural del pueblo en que se inserta, haciendo que estas Iglesia sean
evangelizadoras.
LÍNEAS PASTORALES PARA LA IGLESIA AUTÓCTONA
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73. Relación Difícil entre Iglesia y Cultura.
Se dan relaciones difíciles entre cultura e Iglesia Católica cuando se identifica el cristianismo con los
valores propuestos por la cultura dominante.
74. La Catolicidad Necesita a los Indígenas.
La Iglesia debe estar presente en los diversos grupos humanos. Para que pueda dar testimonio en
ellos debe conocer bien las culturas de los pueblos, de manera que se puedan mostrar como miembros
vivos de la Iglesia.
75. Manifestación de la Catolicidad en la Iglesia Autóctona.
Debemos lograr que las estructuras comunitarias de los pueblos indígenas, su lucha social y sus
valores tengan en la Iglesia el impacto que les corresponde, para que se expresen también como fe. De
otra manera no se da la catolicidad en acto.
76. Pastoral para la Verdadera Catolicidad.
Con los mismos indígenas debemos conocer, estudiar y analizar los elementos culturales de modo tal
que descubramos cómo todo ello enriquece al cristianismo y cómo el cristianismo enriquece y eleva el
sentido de las culturas indígenas.
77. Las semillas de la Iglesia Autóctona.
Quienes trabajamos al servicio de la pastoral de los indígenas tenemos que formarnos para descubrir
las semillas de donde nace lo autóctono de las Iglesias particulares.
78. Pastoral Litúrgica.
No basta expresar nuestra fe con los símbolos y arte indígena. Falta que ellos expresen
adecuadamente su fe, desde su propia cosmogonía y teogonía.
79. Pastoral Vocacional.
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Los formadores deben promover el conocimiento de las culturas indígenas en sus instrucciones y que
los futuros sacerdotes y religiosas se formen en continuo contacto con sus comunidades de origen, con
sus culturas y pueblos. La Iglesia debe animar a los que ya son miembros del clero indígena a que
asuman responsabilidades pastorales coherentes a los anhelos de su pueblo y de su fe autóctona.
80. Libertad Religiosa.
Los agentes de pastoral deben, por lo menos, respetar a los indígenas que viven su propia religión,
sin forzarlos ni obligarlos a nada. La libertad religiosa es esencial a la dignidad de la persona humana y
de los pueblos.
V. OPCIÓN POR LOS POBRES.
81. Experiencia en la pastoral Indígena.
La Pastoral indígena, desde 1975, ha centrado su reflexión en los aspectos étnicos de Encarnación y
en su compromiso con los más pobres de entre los pobres.
82. Principal Preocupación de la Escritura.
Cuando Jesús inaugura su misión, retoma la tradición religiosa más antigua y la espiritualidad más
pura del pueblo escogido que exige superar la opresión y construir la justicia.
83. Los Pobres, Signo Central de Evangelización.
La evangelización de los pobres es signo de que Jesús es el Mesías. De esta manera, los indígenas y
campesinos, por ser los más pobres, se convierten en el centro de nuestra acción.
84. Cristo se Identifica con los Pobres.
Los Obispos de América Latina, reunidos en Puebla nos recuerdan que Jesús se identificó con los
pobres y nos enseña que los pobres merecen atención preferencial. Sirviendo al pobre hacemos lo que
Cristo hizo y servimos al Señor.
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85. Los Pobres son los Predilectos del Señor
Exigencia de la Pastoral Indígena es denunciar cuando los indígenas son lesionados en su libertad o
en su integridad porque “los pobres son los predilectos de Dios”.
86. Por qué los Pobre son Bienaventurados
Porque de ellos es el Reino de los cielos que se construye rompiendo las cadenas que los oprimen,
según lo dijo Jesús en las bienaventuranzas de los pobres.
87. Cómo es la Opción por los Pobres.
En 1977 los Obispos de la Región Pacifico Sur optaron por acompañar a los pobres en su búsqueda
de una sociedad nueva. El Papa en la Basílica de Guadalupe habló de “amor preferencial, pero no
exclusivo por los pobres”. En el documento de Puebla se habla de una opción por los pobres que no es
exclusiva. Algunos Obispos de zona indígena han hablado de una opción preferencial no exclusiva ni
excluyente, sino involucrante. A los que no son pobres se les llama a que se comprometan en el amor
preferencial por los pobres.
88. Optamos por los Pobres Sociales.
La opción preferencial por los pobres expresada por los Obispos en Puebla se refiere a los pobres
sociales como ellos mismos lo explican. Se refiere a quienes se encuentran en una situación de pobreza y
de miseria que se ha agravado.
89. Los Indígenas, Signo y Misterio de Cristo.
En la vida de los indígenas vemos el signo y misterio de Cristo: comparten, son hospitalarios, son
religiosos. El servicio a los indígenas es al mismo Cristo. Quienes oprimen se están condenando ellos
mismos.
90. Solidaridad con los Pobres.
La caridad de Cristo nos apremia a una solidaridad con los pobres sin condiciones.
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91. Pastoral Hacia los Ricos.
La presentación del evangelio a los ricos, debe ser integral. Las riquezas por su orden histórico y
social son obstáculo para entrar al Reino. Sanarlas exige actos de justicia y solidaridad económica con
los pobres.
92. Desde los Pobres, sin Reducciones.
La opción por los pobres no reduce la dimensión universal de la salvación. Desde los pobres
debemos llamar a todos a participar en la solución de los problemas de los pobres. Los evangelizadores
no somos árbitros en medio de luchas sociales. No debemos buscar una falsa imparcialidad pastoral.
93. Pastoral de la Pobreza.
La pobreza como carencia de los bienes de este mundo, en cuanto tal, es un mal. La pobreza como
compromiso, es imitación del Señor, que siendo rico se hizo pobre para salvarnos. Es virtud y expresión
de amor.
94. El Pobre, Fundamento de la Religión.
La verdadera religión es ayudar al pobre y mantenerse alejado de toda situación de pecado personal
o social que lleve a la injusticia y a la opresión.
95. La Iglesia y los Pobres.
La práctica de la Iglesia frente a los pobres ha sido diversa: destinar bienes para ayudar a los pobres;
asistencialismo pastoral. Descubrir la capacidad histórica y de lucha del pueblo pobre y solidarizarse con
su causa; promoción. Reconocerse servidora de los pobres y reconocer a los pobres sujetos en los
cambios de los cambios en la historia, acompañándolos coherentemente en todos los campos;
evangelización integral.
96. La Iglesia de los Pobres.
Para la Pastoral Indígena la preocupación principal es mostrarse comprometida con la causa de los
pobres. Es necesario ser la Iglesia de los pobres para no claudicar lo que debe ser la Iglesia.
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LÍNEAS PASTORALES DE LA OPCIÓN POR LOS POBRES.
97. Renovación de Nuestra Opción.
La tradición bíblica y teológica de la Iglesia tienen como principal inquietud la acción de Dios a
favor de los pobres. No siempre la catequesis y la evangelización han sido suficientemente claras en este
sentido. Urge que renovemos nuestra opción por los pobres que se manifieste en compromisos que la
testimonien.
98. La opción por los Pobres Construye el Reino de Dios.
Hagamos que nuestra opción se oiga y se vea, cuando puede servir para que se refuerce la fe de otros
y así surjan y se consoliden las comunidades como pueblo de Dios.
99. Pastoral Mariana.
En el Magníficat encontramos enmarcada toda la tradición histórica, salvífica y espiritual de Israel.
Busquemos que la mujer indígena participe más, según su cultura, en los procesos de evangelización
indígena.
100. Desde los Pobres.
La opción preferencial la hemos de vivir y expresar siempre desde los pobres, con los pobres y
para los pobres. El testimonio de una Iglesia pobre puede evangelizar a los ricos convirtiéndolos y
liberándolos de su egoísmo.
101. Los Pobres de Espíritu.
Los ricos sólo llegan a ser pobres de espíritu cuando cumplen los mandamientos y sus bienes los
ponen al servicio de la justicia y de la liberación de los pobres.
102. Solidaridad pastoral.
La causa de los pobres debe llevar a un compromiso que eficazmente logre que el pobre llegue a
poseer la tierra. También debe llevar a que los indígenas hagan de sus comunidades auténticas
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fraternidades de justicia. La pastoral ha de manifestar que en esto consiste la Buena Noticia a los pobres
y romperles las cadenas.
103. Objetivos Pastorales de la Opción por los Pobres.
Evangelizarlos para que vean la luz que el evangelio tiene sobre su dignidad, por el anuncio de
un Cristo que libera de las injusticias.
Apoyarlos eficazmente en su liberación y promoción.
Abrirse al potencial evangelizador que tienen los pobres.
Luchar para que toda la Iglesia asuma esta opción por los pobres.
Conocer y denunciar las causas de la pobreza.
Hacer una pastoral que lleve a desarraigar la pobreza.
Vivir un estilo de vida más austero, coherente con la condena de la pobreza injusta.
104. Consecuencias de la Opción por los Pobres.
La denuncia profética ha traído sufrimiento a la Iglesia. Pero los primeros en sufrir han sido los
mismos pobres. La opción por los pobres es la mejor manera que tiene la Iglesia de presentarse como la
amorosa esposa de Cristo.
VI. EVANGELIZACIÓN INTEGRAL LIBERADORA.
105. Salvación y Liberación Históricas.
La historia de la salvación es una historia de liberación: los jueces, los profetas, las personas
religiosas luchan por restaurar el designio de Dios frente a la opresión impuesta a los pobres. Esta
salvación la realiza eminentemente Jesucristo y la Iglesia debe continuar esta obra de liberación.
106. Pastoral Liberadora entre Indígenas.
En la Pastoral Indígena servimos a grupos humanos con culturas diferentes que además son los
más empobrecidos de la sociedad. Para cumplir la tarea salvadora liberadora hemos de seguir el camino
de Cristo en la pobreza y persecución.
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107. Redimir la Historia Indígena.
La historia indígena comprende el pasado, el presente y el proyecto del futuro que las
comunidades viven en sus tradiciones. Dios y la Iglesia actúan para que la historia indígena sea hoy la
única Historia de la Salvación. La pastoral consiste en redimir la historia indígena.
108. Situación Desafiante.
Ante las desigualdades económico sociales que se dan en el pueblo, la Iglesia busca alcanzar la
raíz de la cultura para una conversión que garantice la transformación de las estructuras.
109. Principales Desafíos Sociales y Eclesiales.
Por una parte, el desafío que pone el contraste entre el desarrollo que se encamina a la opulencia
y las desmesuradas zonas de pobreza, enfermedad y marginación. Por otra parte, carencia de sacerdotes,
su inadecuada formación, amenaza de las sectas fundamentalistas y posiciones eclesiales distanciadas
del Vaticano II.
110. Anuncio de liberación Adaptado.
La evangelización lleva explicito, adaptado a las diversas situaciones sociales y culturales, un
mensaje sobre los derechos y deberes de la persona, la comunidad y la sociedad.
111. Anuncio-Denuncia como en la Primera evangelización.
La misión es el anuncio de la presencia de Cristo en las comunidades y también la denuncia de lo
que, como opresión, dominación e injusticia, se opone al Señor.
112. Teología de la Liberación en la Pastoral Indígena.
La acción evangelizadora y liberadora se sustenta en la Teología de la Liberación. El Papa quiere
que esta teología se desarrolle con fidelidad a la doctrina de la Iglesia y atenta al amor preferencial por
los pobres.
113. Proclamación del Evangelio, Promoción, Liberación.
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La Pastoral Indígena es una pastoral específica que abarca la proclamación del Kerigma, la
catequesis, la promoción integral, la liberación y la celebración de fe. No se puede disociar el anuncio
del evangelio de la promoción humana.
114. Sin Liberación se Mutila el Evangelio.
Así como es necesario un anuncio explicito de la Palabra de Vida, así es necesario un mensaje
especialmente vigoroso sobre la liberación total. No basta recordar principios, tenemos que referirnos
claramente a quienes causan, solapan y mantienen la situación inhumana de los indígenas.
115. Evangelización Integral.
La Evangelización Integral consiste en anunciar la Buena Nueva en la realidad económica,
material, laboral, proclamar el profetismo evangélico en la vida sociopolítica y dar a conocer el plan de
Dios en la cultura, tradición y religión indígena.
116. Liberación como Misión.
La Misión da al mundo el misterio de la salvación y al mismo tiempo este servicio a la persona y
a la sociedad mira a sus necesidades espirituales y temporales, a sus derechos fundamentales. Por eso se
preocupa de las cuestiones económicas y sociopolíticas.
117. Experiencia de la Iglesia en la Liberación.
La Iglesia es un pueblo cuya condición es la dignidad y la libertad. Tiene como fin que todas las
creaturas sean liberadas en su historia. Fue la primera en reivindicar la liberación y la justicia y en
promover la defensa de los derechos humanos en las tierras que se abrían a la evangelización.
118. Dios Salva al Hombre como Pueblo.
Desde el principio de la Historia de la Salvación fue voluntad de Dios salvar a los hombres
constituyéndolos pueblo, preparación del pueblo de Dios.
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119. Liberación de la Cultura.
Las estructuras pueden gastarse y corromperse e ir en contra de las culturas que las crearon. El
Evangelio y la Pastoral son la fuerza para la restauración de los valores y modelos deteriorados de las
culturas.
120. Liberación y Cambio de Estructuras y Sistemas.
Los pueblos, cada uno con su propia cultura, viven dentro de las estructuras y sistemas
sociopolíticos que no siempre están en consonancia con sus propios valores. Los sistemas y estructuras
se hacen inhumanos y requieren conversión.
121. Cultura y Estructura en la Liberación.
La Buena Nueva trae como resultado trasformar y renovar la humanidad. La estructura social que
oprime a las distintas etnias debe cambiar por el influjo del evangelio de manera que cada etnia pueda
realizarse según su propia cultura.
122. Dimensiones y Características de la Liberación Cristiana.
La Liberación cristiana que realiza la Iglesia tiene antes que nada un aspecto de salvación,
realizada por Jesucristo. Tiene también un aspecto histórico, social o político, según las condiciones que
vive el pueblo oprimido. Reducir un aspecto a otro es suprimir los dos.
123. Los Laicos en la Liberación Integral.
Los laicos son directamente responsables de la animación y orientación evangélica de la
economía, la política y la cultura.
124. El Reino como Criterio Último.
Es necesario distinguir constantemente el plano histórico social, liberación humana; y el plano
trascendente, liberación definitiva. En la realización plena del Reino fundamentamos la inspiración de
nuestras acciones sociales.
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125. Conversión integral de los Evangelizadores.
La evangelización integral liberadora exige la conversión de las estructuras que oprimen a los
indígenas. Exige también, a los evangelizadores un estilo de vida austero y una total confianza en el
Señor.
LÍNEAS PASTORALES DE EVANGELIZACIÓN LIBERADORA.
126. Estar al Día en la Liberación y ser Consecuentes.
Ver la Historia de la salvación como la historia de la liberación exige un esfuerzo continuo. Es
necesario estar al día en esta visión liberadora de la misión.
127. Visión Histórica Global.
Es necesaria una liberación integral de la historia de hoy. Pero también de su historia pasada,
ideologizada e interpretada erróneamente. Y sobre todo del futuro infame que se le impone al indígena.
128. Responder Realmente a Desafíos.
La pastoral integral liberadora es un medio y debe estar siempre en orden a responder a desafíos
históricos objetivos y constatables en la situación de los indígenas.
129. Los Indígenas Signo Profético.
Los indígenas son un signo de la presencia de Cristo que se levanta como denuncia. Su sola
presencia es clara denuncia de que el Evangelio es pisoteado.
130. Métodos Coherentes con las Culturas.
Tanto el mensaje liberador, como su práctica social liberadora, análisis, métodos, y
compromisos, deben estar en consonancia y coherencia con el ser cultural de los indígenas. No podemos
trasplantar recetas pastorales.
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131. Ejemplo de los Primeros y Mejores Misioneros.
No todos los primeros misioneros fueron iguales ni siguieron los mismos métodos. Nos
identificamos con los que conocieron y defendieron la cultura del pueblo, defendieron el derecho
humano y divino de los indios y amaron visceralmente a los pobres.
132. Necesidad de la Teología de la Liberación.
La Teología de la Liberación es no sólo útil, sino necesaria en la medida en que se esfuerza por
encontrar respuestas justas, eficaces y constructivas, consonantes y coherentes con el Evangelio para la
realidad de opresión que viven los indígenas.
133. Nueva Etapa de la Teología de la Liberación.
Asumimos la Teología de la Liberación como una nueva etapa de reflexión teológica iniciada
con la Tradición Apostólica y en adhesión con la enseñanza constante de la Iglesia en materia social.
134. No Disociar la Providencia del Evangelio y Liberación.
En nuestro trabajo solidario con el sufrimiento de los indígenas no basta dar por supuesto que lo
que hacemos es por razones de fe. Es necesario que nuestra fe, la presencia salvífica del Señor en esos
procesos y el ser y el conformar de la Iglesia se proclamen claramente.
135. Condiciones para que la Misión sea Integral y Liberadora.
Nítida diferenciación de las funciones de los laicos y lo que corresponde a los pastores. No toca a
la Iglesia indicar soluciones técnicas para los problemas temporales, sí iluminar su búsqueda a la luz de
la fe. La praxis sociopolítica debe estar en cohesión con la enseñanza del Magisterio.
136. Testimonio Liberador de la Iglesia.
La Iglesia fue la primera en promover la defensa de la libertad y los derechos humanos en el
continente. En momentos de independencia y revolución gente de Iglesia mantuvo esta lucha.
137. Perseverar en la Liberación.
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En los compromisos que asume la Iglesia es necesario perseverar. El pueblo espera que sus
pastores sean edificadores de la comunidad.
138. Al Servicio del Pueblo.
Para una pastoral liberadora es esencial que el pueblo sea sujeto de su promoción, evangelización
y liberación. Los indígenas antes que como individuos como familia, tienen conciencia de comunidad,
de pueblo. Los problemas los afrontan como comunidad. Debemos atender y servir a las personas
cuando estos a su vez son servidores de la comunidad.
139. Pastoral Comunitaria Popular.
La pastoral debe incidir y servir en los momentos comunitarios más fuertes.
140. Convicciones Pastorales sobre el Pueblo.
Para una pastoral liberadora se requiere la convicción de que los pueblos indígenas están
estructurados como comunidades, que las comunidades se otorgan entre sí solidaridades, que los
indígenas viven actualmente valores culturales muy cercanos al Evangelio, que aman y respetan
sinceramente a la Iglesia.
141. Dios y el Hombre Hacen el Pueblo de Dios
El pueblo indígena es el pueblo de Dios. Socialmente es un pueblo de oprimidos marginados.
Dios llama, toca al pueblo responder a este llamado, en los pueblos indígenas reconocemos los signos
profundos de la presencia salvífica de Cristo.
142. Pastoral Liberadora de las Culturas
Para que la evangelización sea completa debemos tomar en cuenta la interpelación recíproca que
hay entre la vida concreta cultural del pueblo y el Evangelio.
143. El Pueblo se Libera de Estructuras Injustas
Las culturas “dominantes” dominan a otras llamadas “culturas pobres” mediante estructura o
sistemas económicos, sociales e ideológicos. La Iglesia denuncia esta opresión y pastoralmente
implementa las asesorías adecuadas para que los indígenas puedan librarse de tales estructuras.
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144. Pastoral Trascendente
El servicio a las comunidades indígenas es concreto, histórico, integral. El agente de pastoral
debe confrontar sus acciones con los valores de justicia, amor paz, y verdad liberadora del Evangelio.
145. Indígenas en la Pastoral
Muchos indígenas participan en la pastoral. Esta Comisión Episcopal procura la formación de los
indígenas en sus compromisos. Debemos buscar la formación cívico-política para que los que ejerzan la
política lo hagan contra la injusticia.
146. Educar para la Liberación
Es tarea de la Iglesia formar a los laicos para que puedan actuar con perspectiva de fe en sus
propios compromisos, educar para la liberación, infundir criterios, ayudar a recuperar la libertad perdida,
curar la libertad corrompida, educar en la fe.
147. Espiritualidad Liberadora
Los agentes de pastoral en zona indígena obtienen la fuerza ética que orienta sus vidas
fundamentalmente de la defensa que hacen del pobre, sacramento y presencia del señor en la acción del
pueblo.
148. Testimonio y Gracia
Sólo ha habido evangelización verdadera donde el indio se humanizó y liberó. Lo que hacemos
por la liberación de los indígenas es manifestación del amor a los hermanos y búsqueda del Reino de
Dios.
VII. METODOLOGÍA
149. Método de una Pastoral Específica
La Pastoral Indígena necesita usar un método propio porque la realidad y cultura de los indígenas
difiere profundamente de los demás grupos de la sociedad.
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150. Bases de la Metodología Pastoral
La metodología que seguimos debe lograr que en la pastoral los indígenas se descubran como
pueblo de Dios, mediante acciones que tienen eficacia evangélica, como cumplimiento del plan de Dios.
151. Pastoral Planeada y Orgánica
La eficacia de la Pastoral Indígena no es por casualidad. Proponemos una metodología que lleva
a que la pastoral sea orgánica e integral.
152. Antes de Planear. Convicciones Previas
Debemos estar ya en un grado de inserción que nos permita ser considerados como parte del
pueblo
La evangelización y la pastoral deben partir de la experiencia eclesial que actualmente tiene el
pueblo
La pastoral es un proceso, no acciones históricas desvinculadas
La planeación la puede comenzar a hacer el equipo misionero, pero es esencial para su eficacia
que las comunidades participen, de modo que sean sujetos
El pueblo que participa en la planeación debe ser un pueblo consciente
La evangelización se preocupa fundamentalmente por la calidad, pero también por la cantidad
La Pastoral Indígena se compromete con una evangelización integral
Para alcanzar una eficacia evangélica debemos asumir como propio el destino de la comunidades
153. Lógica y Pasos de Planeación
Analizar la realidad; confrontar esa realidad a luz de la fe, proponer respuestas que cambien esa
realidad; señalar indicadores para poder detectar la eficacia en la pastoral, determinar los cambios que el
Evangelio ha realizado en la realidad.
154. La Realidad en la Planeación
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Primer paso: conocimiento de la realidad. Para analizar la realidad debemos desechar técnicas y
análisis que:
a) Ven a los indígenas como carga para la sociedad dominante
b) Ven a los indígenas como grupos humanos no evolucionados
c) Nos proponen manejar los procesos pastorales con criterios empresariales
d) Presentan a la estructura social como la única determinante de la realidad.
La pastoral indígena usa un método integral que descubre las causas de la realidad indígena que
contrasta con el Evangelio.
155. Teología y Fe en la Planeación
Segundo paso: reflexión de fe. Ante el análisis de la realidad debemos descubrir cómo el Señor
está actuando ahí y al mismo tiempo debemos descubrir los mecanismos que se oponen al plan salvífico.
Así en nuestra pastoral podremos dar razón de nuestra esperanza.
156. Las Respuestas Pastorales: los Objetivos
Tercer paso: Objetivo. Qué respuesta evangélica y eclesial está exigiendo la realidad. El objetivo
debe contener acciones de anuncio y denuncia. El objetivo propone una tarea integral para construir una
sociedad justa.
157. Metas y Programas en la Planeación
Cuarto paso: metas y programas. Es necesario precisar lo que nos proponemos hacer a corto
plazo. A cada línea del objetivo le fijaremos un límite: metas. Cada meta la aclararemos y
determinaremos con un programa.
158. Los Medios Pastorales
Los medios son todos aquellos que se requieren para realizar los programas. Pueden ser
materiales, económicos, personales o dinámicos. Todos los medios están al servicio de la
evangelización.
159. Indicadores Pastorales
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Conviene fijar indicadores, frases sumamente cortas, que nos permitan saber si realizamos lo que
pretendíamos con las metas.
160. Evaluación de la Pastoral
Es necesaria una evaluación periódica para conocer el estado en que se encuentra el trabajo. Puede
ser:
Interna: se revisa el cumplimiento de las metas y programas.
Externa: se realizan los cambios efectuados en la realidad y su relación con el trabajo realizado.
Confrontada: posterior a la interna o a la externa
Participa el pueblo que recibió los servicios pastorales del plan, se comparan los resultados con los
obtenidos en la evaluación anterior.
161. Personas de Buena Voluntad
Debemos apreciar los servicios de personas que no son agentes de pastoral y que comprometidos
con la causa de los indígenas proporcionan asesorías. Así también la colaboración de personas no
creyentes empeñadas en la justicia y el bien del pueblo.
CONCLUSIÓN
162. Procesos Largos
La Pastoral Indígena debe planearse con clara conciencia de que nuestros trabajos han de ser de
largo alcance.
163. Los Frutos de la Evangelización
El fruto más preciado es la conversión de las personas, de las comunidades, y de la realidad en
que viven los indígenas. Es hacer madurar las culturas, porque el Evangelio se ha encarnado e
inculturado en ellas.
164. Responsabilidad por no Comprometerse
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Es sufrimiento para la pastoral indígena el que haya quienes no se comprometen con este servicio
pastoral e incluso son adversarios de él. Son responsables de la injusticia quienes no actúan en favor de
la justicia.
165. El Martirio
Por su compromiso algunos agentes de pastoral indígena han sido perseguidos. Han merecido la
Bienaventuranza del Señor: “dichosos ustedes cuando los odien, los expulsen, los insulten y cuando
desprecien su nombre…por causa del Hijo del Hombre”.
166. Saludo
En estas reflexiones hemos querido servir a los indígenas y a quienes prestan servicio pastoral
entre ellos. Que la Virgen de Guadalupe sea para nosotros el modelo a seguir en el compromiso con los
indígenas y campesinos, en la construcción del Reino de verdad y de vida, Reino de justicia, de amor y
de paz.
pág. 38
Segunda parte
Fundamentos Teológicos
de la Pastoral Indígenas
en México
DOCUMENTO
pág. 39
Introducción
1. Historia de este Documento
La Comisión Episcopal para Indígenas en su acción evangelizadora y pastoral, para servir a los
indígenas, fundamenta y apoya su acción en la experiencia de la Iglesia, en el Magisterio, en la historia,
la sociología, la antropología, y la teología, enmarcando todo en la Palabra de Dios. Se dirige a los
indígenas y a los agentes de pastoral que realizan la misión de la Iglesia entre ellos. Aquí trataremos
solamente de los “Fundamentos Teológicos”, por separado ofrecemos los “Fundamentos
Socioantropológicos”.
En noviembre de 1975 hicimos la primera edición de los Fundamentos Teológicos. La primera
revisión se publicó en 1977; el 3 de febrero de 1979 los volvimos a ofrecer tomando en cuenta el
avanece teológico y los cambios en la situación de los indígenas; nuevamente, para apoyar los talleres de
verano, a los que asisten agentes de pastoral y promotores indígenas, hicimos en 1984 una revisión que
se usó pero no se imprimió. Hoy, de manera más extensa, los presentamos otra vez para el servicio de
todos, los damos principalmente a los indígenas, a los pastores y religiosas que en todo este tiempo nos
han enriquecido participándonos sus experiencias y aportes. Trataremos de usar un lenguaje sencillo.
Además no presentamos esta palabra como acabada, sino como una contribución que se va haciendo
desde el servicio pastoral a los pueblos indígenas, como una colaboración que ojalá sirva para dar un
nuevo impulso misionero (Slavorum Apostoli 16) y construir un mundo más justo y fraterno como lo
quiere Dios nuestro Padre (Juan Pablo II, Homilía en Santo Domingo, 16).
2. La Teología de estos Fundamentos
En la Iglesia hay varias maneras de acercarse a la teología y de hacerla. Unos iluminan su
experiencia religiosa con la palabra de Dios, con el Magisterio de la Iglesia y la Tradición Cristiana;
otros usan la Biblia, la enseñanza de los pastores y la experiencia de cristianos ejemplares para
fundamentar su fe; hay también quienes comparan su manera de vivir la fe con lo que se contiene en la
Sagrada Escritura y los pronunciamientos que sobre fe y costumbres hacen quienes en la Iglesia
desempeñan el servicio de enseñar; finalmente la experiencia teológica de otros consiste más bien en
descubrir hoy en su propia historia la presencia y la acción de Dios que ama y salva. Estos distintos
modos de hacer teología tienen como fundamento la Revelación y el Magisterio y buscan responder con
la fe a la problemática y circunstancias cambiantes de la realidad humana.
En la Pastoral Indígena no privilegiamos ninguno de los métodos, sino que invitamos a
profundizar la reflexión teológica, desde la acción comprometida, en orden a precisar y sistematizar las
líneas más adecuadas de pensamiento y de acción. Naturalmente que, del mismo modo que recogemos
todo aquello que se acerca a realizar el plan salvífico de Dios entre los indígenas, también notamos lo
que se opone a su voluntad y trata de destruir el Reino. Este trabajo teológico se logra con la
colaboración de la Conferencia Episcopal Mexicana y de las iglesia locales en zona indígena (cfr. Ad
pág. 40
gentes 38, Plan Orgánico de Trabajo Pastoral 86-88) y se ha convertido en aliciente y fuerza para nuestra
acción pastoral.
Los principios teológicos y su aplicación concreta, que aquí presentamos, son en esencia
antiguos y tradicionales en la Iglesia. Sin embargo la formulación actualizada y el énfasis que les damos
pueden parecer novedosos. Pero no es nuestra pretensión formularlos para satisfacer vanas curiosidades.
Es la angustia de pastores la que nos lanza a extraer de los tesoros de la Iglesia las “cosas nuevas y
antiguas” que sirven para nutrir de vida al hambre y sed de justicia de nuestros pueblos. El proceso de la
Pastoral Indígena en México requiere constantemente de renovadas respuestas de fe, que iluminen,
disciernan y orienten el sentido profundamente histórico y trascendente del camino de liberación que las
comunidades indígenas van haciendo y que los pastores queremos servir, a ejemplo del único Buen
Pastor.
3. La Primera Evangelización
Cuando se habla de la primera evangelización en México con frecuencia ocultamos lo negativo
afirmando lo positivo. Queremos aquí tratar estas cosas desde el punto de vista de los indígenas más
conscientes. Los primeros sacerdotes que llegaron a las tierras de Mesoamérica no venían como
misioneros, venían al servicio sacramentario de los conquistadores. Ésta es una de las razones por las
que en la evangelización de este continente hubo “luces y sombras” (Juan Pablo II, discurso en Haití),
mezcla de espadas y cruces, empresa de abnegados misioneros y de aventureros despiadados: fue un
“gigantesco proceso de dominaciones y culturas, aun no determinado” (Puebla, 6).
Tanto los religiosos como los conquistadores eran la Iglesia que llegaba, de modo que, a los ojos
de los pueblos de acá ser “español” equivalía a ser “cristiano”. Esta identificación se daba en lo
material, lo social y lo religioso. Posteriormente, cuando empezaron a venir los misioneros propiamente
dichos, los que expresamente fueron enviados a evangelizar estas tierras, muchos comenzaron su misión
destruyendo ídolos, templos, documentos y costumbres. Pensaban que así la predicación del Evangelio
tendría más fruto. Los conquistadores también destruían templos, ídolos, documentos y costumbres;
sabían que así era más fácil dominar a los pueblos. Por eso la identificación conquistador-evangelizador
se reforzó aun más. A eso se debe que a la primera evangelización muchos la llamen más bien
“Conquista Espiritual”.
Sin dar un juicio ético moral sino solo histórico social, habría que decir que aquello fue un
desacierto. En ese mismo tiempo hubo ciertamente misioneros que motivados por la fuerza de la fe
aprendieron las lenguas indígenas, respetaron las culturas autóctonas y defendieron los derechos civiles
y religiosos de los indios (cfr. Bartolomé de las Casas “el Único Modo de Evangelizar”, Fr. Jerónimo de
Mendieta, “Historia Eclesiástica Indiana”, Juan Pablo II, discurso en el aeropuerto de Santo Domingo);
lamentablemente estos misioneros fueron la excepción y no lograron que sus actitudes y métodos se
generalizaran. Aunque algunos otros, como Fr. Bernandino de Sahagún (cfr. “Historia de las Cosas de
Nueva España”), Don Vasco de Quiroga (con sus escuelas, hospitales e industrias) Fray Motolinía, Fray
Diego Valadés y tanto otros menos conocidos o totalmente desconocidos entraron al pensamiento,
organización y trabajo de los indígenas para servirlos mejor; pero, de hecho el corazón de la cultura
indígena no se evangelizó totalmente como consta en documentos del siglo XVI (cfr. “Diálogos de los
pág. 41
Doce Primeros Misioneros”, el “Códice Franciscano”) y como vemos claramente en muchas tradiciones
y costumbres de los indígenas de hoy.
4. Evangelización Incompleta
Ante las primeras acciones de sometimiento por parte de los conquistadores (cfr. el “ultimátum”
redactado por Palacios Rubios; ver también actos de la inquisición), muchos indígenas se convertían
únicamente para poder sobrevivir; su conversión no fue completa, conservando ellos gran parte de sus
antiguas costumbres o creencias y aceptando cierta iniciación cristiana. También Hoy no faltan, entre
ellos, quienes, según dijeron en el Primer Encuentro Indígena (Documento de Xicotepec 35), todavía
viven su fe así, fragmentaria y no muy bien comprendida.
5. Crítica a la Pastoral Posterior
Después, a las comunidades se les evangelizó con una pastoral general, igual a la que se les
proporcionaba a los grupos mestizos y españoles, imponiendo formas religiosas, motivaciones piadosas
y devociones de la sociedad colonial que, aun sin pretenderlo, destruyeron aun más las culturas
indígenas (etnocidio). Esta misma religiosidad manipulada por los colonizadores sirvió para someter a
los indígenas a la encomienda o a la hacienda llegando en casos extremos a exterminarlos directamente
(genocidio). De la conquista para acá en México se han extinguido más de 70 grupos indígenas. El haber
conservado un mismo sistema de evangelización para mestizos e indígenas se agrega a los demás
factores, (como la discriminación racial, la búsqueda de sobrevivencia económica, la industrialización,)
que han contribuido a la extinción de los grupos indígenas.
Por otra parte reconocemos que documentos como Barbados I y II contienen críticas que deben ser
tomadas en cuenta para realizar hoy una evangelización como la necesitan y piden los grupos indígenas
y como la quiere la Iglesia.
6. Características de la Pastoral Indígena
En México, aunque los indígenas se encuentran dentro de la estructura socioeconómica de la cultura
envolvente y se han ido asimilando a ella, la Pastoral Indígena trata de dar a la realidad indígena una
respuesta especifica, diversa de la que la Iglesia da ordinariamente a los otros sectores de nuestra
sociedad.
a) Esta pastoral tiene una metodología que en su etapa actual es el resultado de la implementación
de la óptica postconciliar en un servicio eclesial acompañado frecuentemente de evaluaciones.
b) Actualmente los indígenas conservan muchos rasgos culturales autóctonos provenientes en
muchos casos de las altas civilizaciones mesoamericanas. (Tolteca, Maya, Azteca, Purépecha,
etc.) pero poseen también otros rasgos originados en la evangelización y colonización.
pág. 42
c) En esta pastoral los indígenas y campesinos tienen espacio para participar activamente, de
manera crítica, responsable y decidida, imprimiéndole características propias;
d) Ellos enriquecen la experiencia cristiana con sus propias tradiciones, costumbres y valores;
e) Lo cual le va dando a la evangelización un arraigo autóctono que apunta hacia el pluralismo que
tanto desea la Iglesia.
f) Con todo, la Pastoral Indígena, en su gran complejidad, sigue siendo una meta a lograr, en cuya
búsqueda no estamos exentos de cometer errores a pesar de nuestra buena voluntad.
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Capítulo I
Dios se revela en la historia
y en la cultura de un pueblo
7. Para un Pueblo Concreto
En la historia, la revelación de Dios se ha realizado como un hecho particular en favor de un
pueblo concreto: Israel. Por eso la revelación que Dios le hizo ciertamente tuvo que tomar la cultura de
ese pueblo, porque, si no, esa revelación no hubiera sido entendida.
8. Palabras y Obras, de Dios y del Pueblo
La revelación a Israel no consiste sólo en un mensaje, sino que mediante ella, Dios quiere que el
pueblo participe de la vida divina, se hace amigo del pueblo, y entra El en comunión con la gente. En
Concilio Vaticano II nos enseña que Dios realizó esto mediante palabras y obras íntimamente unidas de
modo que en la historia las obras de El refuerzan sus palabras (Dei Verbum 2). Dios llama Abraham, a
los patriarcas, a Moisés y a los profetas. Les habla y al mismo tiempo, hace obras, signos y milagros.
Quienes lo escuchan también hacen acciones para responder al llamado de Dios: y descubren su palabra
en los acontecimientos históricos del pueblo, conducen y guían al pueblo, lo corrigen y lo animan en su
trabajo, en sus costumbres, en su modo de vida social, en sus ceremonias, en su manera de pensar y
religión; y asumen sus luchas y hasta las últimas consecuencias.
9. Salvación de Dios en la Historia y en la Cultura
Y cuando la revelación llega a su plenitud en Cristo, Dios se manifiesta más claramente por
medio de Jesús, (Heb.1, 1-2; Dei Verbum 3). También Jesús, que fue judío, habló como judío, amó
como judío, pensó como judío y actuó como judío dentro de la historia de Israel. Con su vida, muerte y
resurrección dio testimonio de que Dios está con su pueblo para librarlo y liberarlo de la muerte (Dei
Verbum 4). El proceso humano y el proceso de la acción de Dios se dan en una sola historia de
salvación en la que la revelación de Dios se hace mediante la palabras y obras intrínsecamente ligadas
(Dei Verbum 3) de tal manera que si no se conoce la lengua, la historia, las tradiciones y el modo de
pensar de los judíos, tampoco se puede conocer lo que Dios y Jesús quisieron decir; tampoco se
conocerá bien la historia de la salvación. Es decir, la comprensión de la historia y la cultura de Israel es
necesaria para comprender toda la historia de la salvación.
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Capítulo II
La Revelación y la Salvación
son para todos
10. De la Revelación al Proselitismo
Dios no quiere que la revelación y la salvación sean solamente para el pueblo de Israel. Ya
desde antes de Cristo había israelitas que sabían y creían que la revelación y la alianza no eran sólo para
ellos. Mucho antes que Dios llamara a Abraham, el que después fue el padre del pueblo de Israel, había
El llamado a Adán, el padre de toda la humanidad (Génesis 1, 26-31). Pero muchos judíos, que conocían
solamente su propia historia, pensaron que los demás se salvaran y conocieran a Dios tenían que
convertirse a la religión judía, y para ello iban por mar y tierra con tal de ganar adeptos (Mateo, 29,15).
Jesús criticó duramente este tipo de proselitismo (Mateo 23,15); por la poca atención e irrespeto que se
tenía, los prosélitos ni vivían bien la religión judía a la que se convertían, y ya no podían vivir tampoco
su antigua religión.
11. Del Proselitismo a la Misión Universal
Sin embargo quiso Dios que la salvación que de modo particular había ofrecido al pueblo de
Israel, llegara a toda la humanidad; por eso Jesús dio a sus discípulos este mandato: “Vayan a la gentes y
háganlas mis discípulos. Vayan por todo el mundo y anuncien a todos este mensaje de salvación”
(Mateo 28,19; Marcos 16,15). Este mandamiento del Señor es la base de las acciones de la Iglesia que
conocemos como misión universal.
12. Cristo, su Espíritu y la Iglesia en su Misión Salvadora para Todos
Los primeros cristianos comprendían que Cristo nació, vivió, murió y resucitó para toda la
humanidad (Romanos 8, 32). Así el Espíritu Santo impulsa a la Iglesia para que colabore a que el plan
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de Dios se realice como salvación para el mundo entero (Lumen Gentium 17). La salvación la recibió la
Iglesia para que llegue hasta las partes más lejanas de la tierra (Hechos 1,8). La misión consiste en llevar
a todas las naciones la noticia y el testimonio de que Jesús es la salvación para el mundo entero y así se
realice la liberación y el plan salvífico de Dios (Lumen Gentium 17). Las primeras comunidades
cristianas tenían fe en que “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad” (1Timoteo 2,4; Sacrosanctum Concilium 5). Esto lo hace Dios, por la acción de Jesús, puesto
que Cristo “es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura” (Colosenses 1,15). La Iglesia
continua esta acción, por eso el concilio afirmo que “la Iglesia es esencialmente misionera” (Ad Gentes
2).
LÍNEAS PASTORALES SOBRE REVELACIÓN EN LA CULTURA Y EN LA HISTORIA
13. Pastoral no Proselitista sino de Encuentro
En la pastoral con indígenas se tiene a veces la actitud de llegar a las comunidades como quien
lleva por primera vez la verdad, la revelación y la salvación. Es necesario recuperar de manera práctica
la convicción de que en la bendición que Dios le dio a Adán (Génesis 1,28-31), padre de la humanidad,
ya dio su bendición a los indígenas. No es de ninguna manera recomendable una pastoral proselitista que
no se considera le valor de la experiencia religiosa de las comunidades.
14. Anunciar la Buena Noticia
Cuando vamos a las comunidades indígenas como misioneros o agentes de pastoral estamos
cumpliendo de manera muy concreta un llamado que el Señor nos hace y una obligación de toda la
Iglesia: “Vayan a todas las naciones” (Mateo 28,19). La misión no consiste en una mala noticia de
acusaciones y puro moralismo; la misión lleva fundamentalmente un mensaje de salvación (Marcos
16,15), una noticia buena y alegre que, ciertamente exige la conversión (Marcos 1,15); es una labor que
debemos hacer siguiendo haciendo el mismo método de Cristo: “Háganlos mis discípulos… enséñenlos
a guardar todo lo que yo les he mandado” (Mateo 28,19).
15. Cristo y su Espíritu ya han Hecho un Camino
Los que trabajamos en Pastoral Indígena nos debemos interiorizar en la fe de que el Espíritu de
Cristo es el que impulsa la misión (Lumen Gentium 17) y por ello debemos respetar el espacio y el
camino que El quiere que tengan y recorran las comunidades indígenas. Debemos anunciar
explícitamente, sobre todo con el testimonio, que Cristo es el principio de la salvación. Contando con la
fuerza del Espíritu podremos dar testimonio del Señor que salva a las comunidades aun en las partes más
lejanas y apartadas. Si Dios quiere que todas las personas se salven, ciertamente lo logra con tal de que
los evangelizados acepten y nuestra misión pastoral no sea un estorbo sino un instrumento para su
acción salvadora. La misión es más es eficaz cuando los pastores han descubierto allí al primogénito de
toda creatura (Colosenses 1, 15) que vive y actúa en las comunidades.
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16. Distintos Tipos de Misión
La Pastoral Indígena requiere distinguir en qué tipo de misión actúa. Si es una misión inicial; si
se hace en medio de una iglesia joven; si acaso es una situación de iglesia en plenitud; si se trata de una
situación donde la Iglesia se encuentra detenida; o quizás es un momento en que la iglesia está en
regresión. Este conocimiento ha de ser personal, de equipo y de toda la diócesis. Por eso, una
preocupación de la Pastoral Indígena en México es que en las distintas zonas surjan las iglesias
autóctonas.
17. Misión hacia el Pueblo
La Pastoral Indígena, siguiendo la misma pedagogía de Dios, quiere salvar a la humanidad no
individualmente, sino en relación comunitaria, más bien quiere construir un pueblo; y siguiendo la
inspiración del Concilio (Lumen Gentium 9) trata siempre de servir a las necesidades de todos y no a
necesidades individuales aisladas, sin ninguna relación con los demás (ver la misma cita).
18. Iglesia Universal
La misión de la Iglesia es universal, y por ser enviada a todos los pueblos, no debe ligarse en
modo exclusivo o indisoluble a ninguna raza o nación, a ningún modo de vivir ni a ninguna costumbre
(Gaudium et Spes 58). Actualmente, en México la Iglesia en su liturgia tiene una vivencia y un cuño
cultural casi exclusivamente occidental; no existen elementos autóctonos en su simbología sacramental,
concepciones, explicaciones, o vivencias oficiales. Un avance importante se ha logrado al obtener la
aprobación oficial de la iglesia a la traducción del ritual completo y el ordinario de la misa en las
lenguas tarahumara y maya. Lo indígena, cuando tiene que ver con la Iglesia, solamente se tolera, o se
asume por estético o por folklore, como lo hacemos cuando usamos motivos indígenas como decoración.
Urge que quienes estamos en Pastoral Indígena entremos en comunión con las distintas costumbres de
los pueblos, cosa que enriquece la Iglesia y también a las culturas (Gaudium et Spes 58). Por eso el Papa
les decía a los que se reunieron en Cuilapan: Ustedes, “habitantes de Oaxaca, de Chiapas, de Cuilapan y
lo venidos de tantas partes, herederos de la sangre y de la cultura de sus nobles antepasados, fueron
llamados a ser santos, junto con todos aquellos que invocan al nombre de Señor Jesucristo” (n. 3)
(1Corintios 1,2). No tenemos por qué hacer que los indígenas dejen de ser indígenas para ser cristianos,
para actuar comprometidamente en la iglesia o para ser sacerdotes. Deben ser cristianos Zapotecos,
Ñañú, Coras, Mixtecos, Tarahumaras, Nahuas.
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Capítulo III
Encarnación del Evangelio
en las culturas
19. Actitud “Nueva” en el Concilio
En el documento de Concilio Vaticano II titulado Dei Verbum, se nos dice con claridad como se
ha revelado y se sigue revelando Dios a la humanidad. Lo que se contiene en la Sagrada Escritura y en la
Tradición es revelación para todos, llamada por eso “revelación normativa”, regla para entender e
iluminar las demás revelaciones. Pero la revelación no está solamente en Sagrada Escritura y en la
Tradición; es una comunicación personal de Dios a través de la historia y que, por lo mismo, ha tomado
y debe tomar, en todos los lugares, las formas propias de las culturas con las que entra en contacto.
Veamos las implicaciones de todo esto.
20. El Espíritu Impulsa a Evangelizar
Los agentes de pastoral entre indígenas debemos ser conscientes de que el Espíritu de Dios es
quien nos impulsa a ir a las comunidades a proclamar el mensaje de salvación de nuestro Señor
Jesucristo. Ese mismo Espíritu que habita en la Iglesia le da fuerza a la acción misionera (2 Corintios
3,6; 6,7); el da testimonio en los creyentes de su realidad de hijos de Dios (Gálatas 4,6; Romanos 8,5-6)
porque los llama a la libertad de toda opresión, haciendo renacer en la comunidad de los creyentes los
dones de renovación (1Corintios 2,4; Gálatas 5,22; Lumen Gentium 2). Ese mismo Espíritu nos mueve a
que, ante los demás, demos razón de las características que hemos dado a la obra evangelizadora de los
indígenas.
21. La Salvación de Todos en el Plan de Dios
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La Sagrada Escritura nos revela que “Dios quiere que todos se salven y lleguen a conocer la
verdad” (1Timoteo 2,4). Los obispos reunidos en el Concilio enseñan que una ley fundamental del
cristianismo es ésta: el Dios creador es el mismo que el Dios Salvador; el señor de la historia humana es
el mismo Señor de la historia de salvación (Gaudium Spes 41). Por eso mismo, afirman en otro
documento, que la historia de la salvación se da también entre aquellos que no profesan una fe integral
(Lumen Gentium 15) o, incluso, que quienes no han sido evangelizados y buscan a tientas a Dios lo
encuentran porque no está lejos de nadie; y que todos vivimos por El, en El nos movemos y existimos
(Hechos 17,25-28; Lumen Gentium 16). Todos los pueblos saben de esta salvación y la buscan. “A
todos los humanos Dios ha dado a través de los tiempos, un deseo de El mismo, un deseo que las
diferentes culturas ha tratado de expresar en sus propias costumbres” (Juan Pablo II, discurso a los
Aborígenes de Australia, 29,11.86).
22. La Encarnación e Inculturación del Evangelio están por Hacerse
Últimamente la Iglesia ha retomado con más profundidad la conciencia de que le Evangelio tiene
que encarnarse en las distintas culturas de los pueblos. A veces hablamos de la encarnación del
Evangelio en las estructuras como si en realidad ésta fuera la experiencia normal y cotidiana que ha
hecho la Iglesia. Efectivamente, cuando el Evangelio entro contacto con las culturas griegas, latinas y
otras, alrededor del mediterráneo, el mensaje se helenizó, latinizó e inculturó en todas. Pero esto no ha
pasado con las culturas chinas, hindúes, africanas, muchas asiáticas, ni en la culturas de América Latina.
La inculturación y encarnación del Evangelio en las culturas es una tarea que todavía hoy está por
realizarse, y es quizá el reto y el problema más importante de la evangelización de hoy.
23. El Evangelio no se Identifica con Ninguna Cultura
Como apenas lo indicamos en el n. 18, hasta ahora la evangelización y la Iglesia en México se
realiza sólo con moldes culturales europeos occidentales. O sea, el lenguaje, los símbolos, los modos de
“ser cristiano”, pertenecen a las culturas europeas, aunque en algunos casos los textos litúrgicos o
rituales se han traducido a lenguas indígenas. A México el Evangelio y la Iglesia fueron trasplantados
en sus formas hispanas. Por eso no hay ni un solo rasgo, ni mucho menos un enfoque cultural
“mexicano” en la catequesis, ni en las estructuras jerárquica de la Iglesia, ni en los ritos. De esta manera,
los indígenas, al actuar dentro de la Iglesia, se han debido acomodar al modo cultural que en términos
más generales llamamos “occidental” y, por la pastoral y acompañamiento promocional, prácticamente
el cristianismo los acultura. Y no sólo, sino que también se han destruido muchas prácticas religiosas y
tradiciones culturales, sea por la acción consciente o inconsciente de los evangelizadores, sea por el
impacto dominante de la “cultura nacional”, sea por la acción pastoral educativa que hacemos como
Iglesia (Xicotepec 13). Parece que en México al cristianismo lo hemos ligado estrechamente a un
modelo cultural, sin tomar para nada en cuenta las culturas indígenas. Esto es muy explicable porque la
Iglesia maduró en un ambiente cultural occidental muy estructurado. Pero al principio, cuando se
presentó humilde ante las diversas culturas, se abrió a ellas, de tal manera que todavía hoy existen
iglesias y liturgia romana, griega, copta, siríaca, eslava, etíope y otras; cada una con su propia estructura,
tradición y teología. Por eso, Paulo VI insistía en que el Evangelio no se identifica con la cultura de los
evangelizadores (Evangelii Nuntiandi 20). Evangelizar no es aculturar a los pueblos. No se debe
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encadenar el anuncio del Evangelio limitándolo a un tipo de cultura, sector o clase social (Evangelii
Nuntiendi 50).
24. La Revelación de Dios en las Cosas Creadas
La pastoral y los evangelizadores nos preocupamos fundamentalmente por hacer el Reino de
Dios. Tratamos de realizar el plan de Dios que El nos ha confiado al enviarnos. La voluntad de Dios no
está toda en la Sagrada Escritura y en la Tradición (Revelación Normativa), comunicada pos los
apóstoles ni tampoco en la misión que Cristo nos dio (Mateo 29; Marcos16). La revelación está también
presente en todas las cosas materiales que El crea y conserva mediante su palabra (Juan1,3; Dei Verbum
3). Esa revelación, llamada “revelación natural”, presencia de Dios y conservación de todo, es un
testimonio que Dios da de sí mismo en las cosas creadas (Romanos 1, 19-20; Dei Verbum 3). Así los
indígenas están en constante contacto con la revelación y presencia de Dios cuando tratan con el sol, la
tierra, el agua, la siembra, la fertilidad, las lluvias, los vientos, el clima, su trabajo. “Durante miles de
años… ustedes han vivido su existencia en ‘proximidad espiritual’ con la tierra… por miles de años el
Espíritu ha estado con ustedes (en la) esencia de su cultura; es la actitud de ustedes ante el misterio del
Espíritu de Dios en ustedes y en la creencia” (Juan Pablo II, discurso a los Aborígenes de Australia 4, 1
y 2).
25. Revelación y Misión en las Personas y en los Pueblos
Dios no revela sólo en las cosas ya que “desde el principio, con la ayuda de su Hijo, según su plan, el
Padre se ha revelado a todos los que quiso, cuando quiso y como quiso”. Esto lo discutía San Ireneo de
muchas maneras (Adversus Haéreses, Patrología Griega 7,990). Por lo tanto, también se revela a los
indígenas. En la historia de los pueblos esta revelación la hace el Señor cuidando continuamente a la
humanidad para darle vida eterna a quienes lo buscan haciendo el bien a los demás (Romanos 2, 6-7;
Dei Verbum 3). Así, de hecho, la historia de cada pueblo tiene en si la historia de la acción de Dios que
El comenzó desde el momento de la creación, en el que Dios determinó que todos llegaran a ser hijos de
El (Efesios 1, 5). “Habéis tenido gran respeto a toda la ley (autóctona) que constituye una guía para vivir
justamente los unos con los otros…sistema jurídico, ciertamente rígido, pero perfectamente adaptado al
país (de ustedes)” (Juan Pablo II, discurso Aborígenes de Australia, 4).
26. Primera Experiencia de la Iglesia
Cuando la Iglesia se presentó por primera vez ante pueblos y culturas diferentes, los evangelizadores
que conocemos como “Padres de la Iglesia”, en distinto momentos, adoptan distintas maneras de pensar
y actuar, al mismo tiempo que atacaron las costumbres y culturas de los pueblos que evangelizaban,
reconocían grandes valores en las religiones de los pueblos. Entre los padres de la Iglesia se dan dos
posiciones yuxtapuestas: a veces se muestran opuestos y a veces benignos con las religiones no
cristianas. La intuición que ellos tuvieron al percibir los valores de estas religiones las recogió el
Concilio como un avance en la reflexión teológica (cfr. A.G.; G.S. N.Ae. 2). También en el momento de
la primera evangelización, en el siglo XVI, muchos misioneros condenaron las religiones
mesoamericanas; otros evangelizadores, en cambio, como Bartolomé de las Casas, Fr. Jerónimo de
pág. 50
Mendieta y algunos más, estudiaron a los pueblos y sus culturas y lo defendieron. Hoy, como en el
pasado, podemos encontrar que existen tres actitudes:
a) Descalificación de las culturas
b) Discernimiento y aproximación a ellas,
c) Conversión integrante del cristianismo y de las culturas.
Recordemos estas posiciones en los padres de la Iglesia.
27. Oposición a las Culturas y Religiones
Tertuliano decía que la sabiduría de los griegos contenía muchas cosas despreciables que
merecían castigarse con el infierno (Apologética 14,2; 11,2). Clemente de Alejandría criticaba los ritos
de los paganos llamándolos “orgías” y pensaba que estaban llenos de mentiras (Protr. 2, 14,1).
Igualmente opinaban San Atanasio y Gregorio Nacianceno (contra gentiles 9-29. Or.4, 115-124;
Patrología Griega 35,652-664). Para algunos Padres la religión de los no cristianos eran engaño,
charlatanería, ilusión e impiedad (San Juan Crisóstomo, Vida de Moisés, Patrología Griega 44, 393B y
342C). Hilario juzgaba a la gentilidad como ignorante y viciosa (Tr. Ps. 118, 7; Comentario a San Mateo
7, 24). San Agustín era del mismo parecer (Ciudad de Dios IV, 8-10 y otros); concedía él que los no
cristianos, débiles, habían andado buscando la verdad liberadora, pero que habían sido engañados
(Ciudad de Dios IV, 27). Clemente de Alejandría llegó a afirmar que “el politeísmo es fuente de
absurdos e inmoralidad” (Protréctico 2, 26). Las religiones paganas fueron consideradas como una
contaminación de la ley natural que, en vez de promover a las personas, las habían hecho retroceder
(Eusebio, Atanasio, Jerónimo, Agustín).
28. Persistencia del Paganismo
Las personas acomodadas, los pensadores, la población rural, los terratenientes, los obreros y los
esclavos del imperio perseveraban en su antigua religión, porque reaccionaban ante las agresiones de los
cristianos. Las conversiones eran pocas y aisladas. San Agustín se quejaba de que muchos parientes de
los que ya se sabían convertido seguían siendo paganos (Sermones 359, 8; Patrología Latina 10, 27B-
28B). San Ambrosio era apenas un catecúmeno hasta la víspera de su consagración como Obispo (Or.
18, 6; Patrología Griega 35, 992B); lo mismo había sucedido a San Hilario de Poitiers (Sobre la Trinidad
1, 34; Patrología Latina 10, 27B-28B). Además la mayoría de los fieles conservaba el alma
profundamente pagana; incluso en muchas ocasiones no asistían a la liturgia cristiana por ir al teatro o al
circo que estaban estrictamente prohibidos por la Iglesia (San Juan Crisóstomo, Comentario sobre San
Juan 18, 4; Patrología Griega 59, 118-120). Aunque es cierto que algunas representaciones eran
obscenas, los cristianos no sólo no se desprendían del teatro, sino que, con frecuencia, recurrían a
prácticas de magia o adivinación (San Juan Crisóstomo, Comentarios sobre los Colosenses 8,5;
Patrología Griega 351 y 358). Pero al pueblo no le parecía claro que otras prácticas, tradiciones y aun el
circo estuvieran en contradicción con el cristianismo y una conversión sincera, por eso no los dejaban.
pág. 51
29. Apoyos a la Intolerancia
Al principio, los gobernantes como Constantino, ponían al cristianismo a la par de las religiones
paganas; pero posteriormente, él y otros gobernantes, recién convertidos o ya en el cristianismo, dieron
leyes que atacaban directamente a la religión de los no cristianos. Constantino prohibió los sacrificios de
objetos y animales en 351; más tarde el emperador Teodosio promulgaría, en 391 y 392 dos decretos que
definitivamente prohibían cualquier forma de culto que no fuera cristiano. Y se desencadenó la
violencia, se cerraron los templos, se destruyeron objetos de culto, se agredió a los que aun celebraban
según sus tradiciones. San Agustín para mitigar un poco las tensiones, prohibió que la Iglesia
(jerárquica) participara en esta opresión (Sermones 62, 17-18; Patrología Latina 38, 422-423); y San
Crisóstomo enseñaba: “No les está permitido a los cristianos usar la fuerza y la violencia para acabar
con el error; la salvación se obra mediante la persuasión, la razón y la dulzura” (De S. Babyla 3;
Patrología Griega 50, 537). Aunque hubo algunos que consideraron las leyes de Constantino y Teodosio
como la ocasión para que al finalmente los paganos se salvaran.
30. Discernimiento y Aproximación a las Culturas
No obstante lo anterior, los intelectuales, las clases altas y los campesinos, con leyes o sin leyes,
no se convertían al cristianismo. Los cristianos tuvieron que cambiar de actitud antes las culturas.
Meditaron su fe con una perspectiva más histórica y serena. Concluyeron, después de regresar a la
Palabra de Dios, que tanto los cristianos como los paganos descendían de Adán y Eva y que, por lo
tanto, todos eran prójimos unos de otros, y que unos hacia otros merecían respeto y estima (San
Agustín, Salmos 25, 2; Patrología Latina 36, 189). San Ireneo escribía que en el fondo del corazón
humano está Dios preparando la venida de Cristo (Comentarios sobre la naturaleza de Dios,
“Gregoriana” 47, pp. 710-747; 1966). En tanto San Juan Crisóstomo, un poco más sensible a las
circunstancias, sostenía, que “Dios no ha abandonado a la humanidad ni siquiera en los momentos más
sombrío de su historia. Salvó como suyo a los que se habían alejado. La naturaleza humana es una” (De
S. Babyla 2, Patrología Griega 50, 535). Ya no se veían los ritos y tradiciones como obra del demonio,
sino como una búsqueda que todo el tiempo había sido acompañada por el Señor.
31. Juicio sobre los Dioses de los Paganos
Acercándose más a los no cristianos, dialogando con ellos, discutiendo a veces con mucha
animosidad, tomando en serio sus argumentos, sin posiciones hirénicas, los Padres de la Iglesia llegaron
a concluir que lo que los no bautizados llamaban “dioses” eran realmente héroes nacionales, hombres
divinizados a quienes tenían un cierto reconocimiento. Para muchos Padres varios pueblos paganos eran
monoteístas y escatologistas (J. Dandou, “Méssage Evangelique, pp.74-101; Eusebio, Preparación al
Evangelio II, 2,53-62; Tertuliano, Apologética 10, 3-4; Cipriano, Quod idola dii non sint, 1-2). Cicerón,
que no era cristiano, había llegado a la misma conclusión, como leemos en un libro suyo titulado “la
naturaleza de los dioses” (1, 42). San Juan Crisóstomo empezó a distinguir entre la verdadera idea de
Dios en los paganos y las representaciones de “los dioses mitológicos” (Ad. Pop. Ant. 1, 7; Patrología
Griega 49, 25).
pág. 52
32. Mutua Aceptación entre el Cristianismo y las Culturas
La actitud que iba tomando la Iglesia, abrió más a los no creyentes hacia el evangelio, mientras
que por su parte los cristianos se abrían a las culturas. Hubo un convencimiento mutuo más en lo
profundo. Clemente de Alejandría estaba seguro de que así como nosotros tenemos un Antiguo
Testamento en la religión de los judíos, también existe un Antiguo Testamento para los griegos (Str. VI,
8, 67)). Los antiguos adivinos y las adivinas (llamadas “Sybilas” por los paganos) realmente fueron su
profetas (Str. VI, 5, 42; 1, 14, 59, 2). Incluso, el mismo Clemente sostenía que la filosofía de los paganos
era, como el judaísmo, obra de Dios; que algunas tradiciones de las Sybilas y escritos de Zoroastro
habían sido inspirados; y que los trabajos de los sabios, las artes, el canto y la sabiduría de los paganos
son de origen divino (Prot. 6, 71, 4; GCS12, 54; Bíblica 29, pp.77-78, 1948). Llegaron así ver que la
tradición pagana por la manifestación de sus valores, como la cristiana, tenían el mismo Autor y se
dirigían también a la salvación de las personas que hacían a la voluntad de Dios conocida mediante su
sabiduría y religiones.
33. Las Semillas de la Palabra de Dios
¿Cómo podían los Padres de la Iglesia las semejanzas con el cristianismo que descubrían en las
tradiciones religiosas no cristianas? En la Epístola a Diogneto leemos este argumento: “la Palabra de
Dios se hizo carne, hombre enviado a los hombres” (c 7, 4); es decir, la Palabra de Dios fue enviada a
toda la humanidad y no solamente a Israel. San Justino explicaba que en las culturas se encontraba la
Palabra de Dios en forma de semilla (II Apologética 813: 13.3; 10 2), Clemente había afirmado que “la
filosofía pagana es una preparación a Cristo” (Str. VI, 17, 159). Igualmente concluía Orígenes: la
tradición de los pueblos preparaba la venida de Cristo (Comentario al libro de los Números 12, 2;
Comentario sobre San Juan 2,1; Contra Celso V, 10). Justino sostenía que la sabiduría de los pueblos es
fruto de resplandor universal del Verbo (II Apologética 13, 3). Esa sabiduría es obra de la providencia
divina que la había dado a los pueblos para que vivieran bien (Clemente, Str., VI, 17, 159, 1). La semilla
de la Palabra de Dios es innata en todo el género humano (Gregorio Nacianceno, II Apologética, 8,1).
Para Eusebio, el filósofo Platón, aunque no mencionara las semillas de la Palabra de Dios, en sus
escritos había hablado de la Trinidad, la Providencia y la Resurrección (preparación al Evangelio XII,
52). Según San Gregorio Nacianceno, Aristóteles había logrado entrever el Espíritu Santo (Orationes
31,5; Patrología Griega 36, 137B-C). Teófilo de Antioquia para demostrar a sus oyentes la unidad,
trascendencia y justicia de Dios se sirvió de algunos discursos de la Sybila (Ad Autoc. II, 36; Patrología
Griega 6, 1109C-1116A). Y San Agustín veía claro que los oráculos anunciaron el nacimiento de Cristo
(Ciudad de Dios X, 27).
34. Integración-Conversión de Costumbres
Después del descubrimiento de las semillas de la Palabra de Dios en las culturas, los Padres de la
Iglesia dieron un paso más, motivados por la presencia de no cristianos sumamente religiosos que se
convertían al cristianismo. Se dieron casos muy concretos en que hubo una integración mutua entre el
cristianismo y el paganismo, como podemos ver en las palabras de Gregorio Nacianceno a propósito del
reciente bautismo de su hermana “toda su vida era purificación y perfección…me atrevo a decir que el
pág. 53
bautismo no le dio la gracia sino la consagración” (Oraciones 8,20; Patrología Griega 35,812c). La
misma pureza de costumbres en el paganismo conducía a algunas personas al bautismo.
35. La Filosofía, Sabiduría y Vida Pagana enriquecen a la Iglesia
No solamente se hablaba así de las costumbres. También de las ideas y sistemas de
pensamientos: afirmaba Orígenes que “la filosofía pagana influyo felizmente sobre algunos cristianos”
(Comentario al Génesis 6,3) de tal manera que se confirmaba la observación de Tertuliano de que la
“filosofía pagana ha dado como fruto algunos justos” (Instituciones Divinas VII, 7). Todavía indicaba,
Gregorio Nacianceno que la vida, la razón y la sabiduría paganas tienden hacia la bienaventuranza
inmortal (Oración Catequética 5,4-6; Patrología Griega 45,21C-D).
36. Conversión Mutua para una Vida Cristiana
Ciertamente los Padres, al tener una actitud más benevolente habían reconocido los valores de las
culturas no cristianas; por lo tanto “los cristianos no se distinguen de los demás -paganos- ni por el país,
ni por la lengua, ni por los vestidos. No viven en lugares especiales, no se sirven de alguna lengua
extraordinaria, su modo de vida no tiene nada de particular” (Epístola a Diogneto 5,1-2). La conversión
había llegado profundamente dándole un sentido más pleno a la vida de los que hasta hacía poco eran
paganos, los cuales, como apunta Tertuliano, seguían participando activamente en la vida económica y
social de su tiempo (Apologética 37, 4-6). Aunque algunos nombres no cristianos fueran míticos o
mágicos, como Dionisio, Apolinar, Celeste, Eutique, Hilario o Ambrosio, al bautizarse los conservaban,
junto con su oficio anterior al cual le quitaban cualquier injusticia o inmoralidad. Por su parte la Iglesia
tomaba nombres de hechos o instituciones paganas para expresar realidades eclesiales nuevas; así
tenemos “soberano pontífice”, “obispo”, “liturgia”, “bautizo”, “basílica”; al Buen Pastor lo
representaron como Orfeo, Heracles o Esculapio (Justino, I Apologética 54,9; 26,6); a la Iglesia la
imaginaban como la Sybila; hablaban de Cristo como el Logos de los estoicos. Se dio un encuentro del
cristianismo con el paganismo; el cristianismo se enriqueció y el paganismo llegaba a su plenitud.
37. Antecedentes Cristianos en el Paganismo
Decía Justino: “los que viven según el Logos son cristianos e intrépidos, aunque los hayan tenido
por ateos” (I Apologética 46, 1-4). Para muchos quedaba clara “la presencia de Cristo en toda la raza
humana, cualquiera que sea su nombre” (Justino Apologética 34,4; I Apologética 53,3). Los Padres
afirmaban esto ya que “los libros santos mencionan, desde la época de Abraham, hombres que
participaron en el misterio de la encarnación, sin ser de la raza de Abaraham ni del pueblo de Israel.
Nada impide creer, que en los otros pueblos dispersos sobre la tierra, se hayan encontrado igualmente
verdaderos adoradores” (San Agustín, Epístolas 102, 15). Por eso mismo, los paganos, antes del
cristianismo se salvaban en Cristo: “desde el origen del género humano, todos los que creyeron en Él, lo
han conocido de cualquier manera que sea, y vivieron en la piedad y la justicia según sus propios
preceptos, sin duda, fueron salvados por Él cualquiera que sea el tiempo y el lugar de su existencia” (San
Agustín, Epístolas 102, 12). Cristo habría extendido su manto sobre toda la historia para que todos los
justos entraran en el único cuerpo de su Iglesia (Smyrn. 1,2), porque la historia es el desdoblamiento de
pág. 54
esplendor múltiple de Cristo” (Hilario, Comentarios sobre San Mateo 1,5; Cfr. para esta perspectiva de
la Patrística a Luneau A., omi; “pour aider au dialogue les péres et les religions non Chretiennes” en
Nouvelle Revue Theologique-89, 1967; pp. 821-841, 914-939).
38. Encarnación y Cristianización no Obstante la Intolerancia del Poder
Si uno ve de manera global la Patrística, que es el testimonio de los Padres de la Iglesia,
encuentra que, en general, la opinión de ellos sobre los pueblos gentiles y las religiones no cristianas es
en su mayoría negativa.
Podemos comprender esto fácilmente debido a que, en el principio, no se tenía ni la experiencia
ni la madurez para afrontar el problema de las culturas. Después, en el siglo IV, con el poder que del
reconocimiento oficial por parte del imperio de Constantino resultó para el cristianismo, siguió una
etapa de rigidez y dureza de juicio, más duro quizás después de la derrota y muerte del emperador
Juliano, apodado el “apóstata” que quiso, sin lograrlo, restaurar la antigua religión pagana. También los
no cristianos reaccionaron hiriendo o matando a monjes y misioneros. (S. Juan Crisóstomo, Epístolas
126; Patrología Griega 52, 685-687). En ocasiones a los misioneros los insultaban tratándolos de brutos,
idiotas, gentes sin corazón y sin escrúpulos puesto que atacaban a las religiones (San Agustín, Salmos
34; Sermones 2, 8; Patrología Latina 36, 338). San Ambrosio concluyó que esto sucedía porque se había
querido servir a Dios junto con la filosofía y tradición paganas, mientras que, argumentaba que nadie
“puede servir a los dos señores” (Relat. Symm. 6,9, 10; Patrología Latina 16, 966B-969B).
Actualmente entendemos este regreso a una posición más intransigente a causa del poder
temporal que tuvo la Iglesia a partir del siglo IV. Pero ya para entonces la Iglesia se había romanizado y
helenizado, mientras que las culturas alrededor del mediterráneo, sobre todo las griegas y latinas, ya se
habían cristianizado. Esto es lo que nos enseña la actitud de fondo, el resulta definitivo, lo que se obtuvo
con el dialogo cultural y la encarnación en otras culturas. Y esa aculturación y encarnación es más
importante que contar cuántas fueron las opiniones a favor, y cuantas las opiniones en contra de las
religiones y culturas.
39. Las Semillas del Verbo en Camino a la Plenitud
El Vaticano II rescata para las misiones de hoy las luces descubiertas por los Padres de la Iglesia.
Cristo, la palabra eterna alimenta todo hombre, le habla las palabras de Dios (Juan 3, 34), y realiza en él
la obra de la salvación que Dios le encargó (Juan 5, 36; 17, 34; Dei Verbum 4). Por eso el Concilio
declara que “todo lo que hay de bueno y de verdadero en los pueblos, la Iglesia lo considera y estima
como preparación al Evangelio, dada por Dios, que ilumina a todo hombre para que tenga vida” (Lumen
Gentium 16, se cita a Eusebio de Cesarea 1,1; Patrología Griega 212, 8). Sus “logros son indicación de
un gran esfuerzo humano. Y en este esfuerzo ustedes han manifestado una dignidad abierta al mensaje
del Evangelio” (Juan Pablo II, Aborígenes, 4). Esa iluminación y presencia de Dios que acompaña a los
pueblos se expresa en forma de valores y tradiciones en las culturas, y se conoce teológicamente con el
nombre que los Padres le dieron: “Semillas de la palabra de Dios” (Ad Gentes 3). Fue enseñanza del
Papa Paulo VI que la Buena Nueva que llega con la evangelización ya ha comenzado en los pueblos,
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porque es para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos (Evangelii Nuntiandi 13). El llamado
que el Espíritu Santo hace a todos para que abrasen la fe, comienza con las semillas de la palabra y se
completa con la predicación del Evangelio (Ad Gentes 15). Dios habla en el corazón de las culturas, del
mismo modo que habla en el corazón que habla en el corazón y la mente de la persona para que se
propongan normas y leyes para vivir según su conciencia (Romanos 2,14-15). “La cuidadosa atención a
los detalles del parentesco testimonia la reverencia de ustedes al nacimiento, a la vida y a las
generaciones humanas” (Juan Pablo II, Aborígenes, 4). Por eso en la Pastoral Indígena tenemos el
principio fundamental de que la palabra de Dios como semilla en las culturas y la palabra de Dios en la
Escritura y en la vida de la Iglesia, que es la Tradición divina, deben llevar en los pueblos a la plenitud
de sus culturas (Xicotepec 42).
40. Las Culturas Realizan a los Pueblos como Pueblos
Desde que el Señor dio al hombre el mandato: "Crezcan, multiplíquense, llenen la tierra,
domínenla" (Gén. 1, 28), empezó el proceso de generación de las culturas. Pues las culturas son el
resultado de la constante búsqueda de lo trascendente, del esfuerzo por la convivencia y del dominio de
las fuerzas de la naturaleza, para mejorar la vida de los pueblos y trasmitirla de una generación a otra.
Algunas de las culturas actuales son el fruto de enormes esfuerzos milenarios. Por eso el trabajo
cotidiano y las culturas se consideran como servicios a los hermanos que contribuyen a realizar el plan
de Dios en la historia (Gaudium et Spes 34). "A través de la proximidad de ustedes con la tierra han
palpado la sacralidad de la relación del hombre con Dios, porque la tierra es la prueba de que existe una
vida y un poder más grande" (Juan Pablo II, Discurso a los Aborígenes de Australia, 4).
41. Las Semillas de la Palabra Conducen hacia el Único Pueblo de Dios
Con el anuncio del Evangelio no comienza la presencia de Cristo ni su acción en las culturas de
los pueblos; sin embargo, este anuncio evangélico hace que esa presencia y acción, anteriores en las
semillas de la Palabra, sean conscientes y plenas. Con mayor razón vale esto cuando la Pastoral Indígena
se realiza entre pueblos cristianos por tradición; en esas culturas distintas a la nuestra encontramos la
semilla de la Palabra de Dios y la acción de Cristo en pleno crecimiento y desarrollo, realizándose en los
vínculos fraternos y en los valores sociales y religiosos de estas comunidades (cfr. Lumen Gentium 14,
16; Ad Gentes 8).
42. Semillas del Verbo en los Mitos y Ritos Indígenas
La presencia y acompañamiento de Cristo como semilla en las culturas se da en los mitos y ritos
religiosos de los pueblos. Ya desde el Antiguo Testamento Dios había mostrado muy claramente a sus
sacerdotes: "Desde donde sale el sol hasta donde se pone, grande es mi nombre ante las naciones, y en
pág. 56
todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio y una oblación pura" (Malaquías 1, 11). Este texto, es una
tradición constante de la Iglesia, hace alusión profética al Sacrificio Eucarístico. Así lo asumió el
Concilio de Trento. Mas, en el contexto histórico de Malaquías, la alusión a la bondad de los sacrificios
no judíos en el Imperio Persa es innegable. Es decir, que Dios ve con agrado las ofrendas de los pueblos
paganos, por la pureza de intenciones de ellos, frente al ritualismo irreverente de los judíos de la época
de Malaquías (cfr. Críticas de Isaías y Amós).
De la misma manera los ritos indígenas son aceptados por Dios porque "el designio universal de
Dios para la salvación se realiza también de manera casi secreta en la mente de los hombres... mediante
iniciativas también religiosas" (Ad Gentes 3; Hechos 17, 27). "Algunas historias de sus leyendas... no se
diferencian mucho de algunas de las grandes lecciones inspiradas y que nos han sido transmitidas por
aquellos entre los que nació Jesús" (Juan Pablo II, Aborígenes, 5). Todo eso lo considera la Iglesia como
enseñanza de Dios, camino que El hace con los pueblos en sus culturas, "pedagogía de Dios" (Ad Gentes
3). Y Juan Pablo II, les decía a los aborígenes en Australia: "Es maravilloso ver cómo la gente, cuando
acepta el Espíritu de Jesús, encuentra puntos de armonía entre sus propias tradiciones y las de Jesús y su
pueblo" (Juan Pablo II, Aborígenes, 5).
43. Respeto a la Dignidad de Cada Pueblo
Cada nación y cada cultura indígena representan procesos milenarios de humanización para crear
un lenguaje, buscar soluciones, construir una convivencia personal y social, responder al llamado de
Dios; por ello tienen dignidad propia. De allí que Juan Pablo II, recordando la obra de los santos Cirilo y
Metodio, que evangelizaron a los pueblos eslavos, dice: "La obra de la evangelización tiene que tener
como cauce el respeto a la dignidad intrínseca de cada nación" (Slavorum Apostoli 1). De hecho las
culturas y la Iglesia están ordenadas a un encuentro recíproco, en el respeto y en el diálogo (Gaudium et
Spes 44). "Sabemos que ustedes tienen un estilo de vida propio del característico genio étnico o cultural
de ustedes... una cultura que la Iglesia respeta y a la que no quiere que renuncien de ninguna manera.
Respetamos profundamente la dignidad de ustedes" (Juan Pablo II, Aborígenes, 3).
44. Encarnación e Inculturación del Evangelio
La misión de la Iglesia consiste en encarnar el misterio de Cristo en los modelos culturales de
otros pueblos. Sólo así un pueblo puede llegar a ser y llamarse cristiano mediante la encarnación del
Evangelio en las culturas, el Verbo, el cristianismo y la Iglesia las asumen realmente, se funde el
Evangelio en los modelos de esa cultura de modo que el plan de Dios se convierte en el principio
armonizador que enfoca y dirige todos los aspectos de la cultura haciéndola y definiéndola como cultura
cristiana. En ese sentido, el alma de la encarnación del Evangelio en las culturas reside en que, por
medio de la misión, el Verbo viene a instaurar y restaurar la cultura en que nacimos y a la que servimos.
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45. Frutos de la Encarnación-Inculturación
Cuando siguiendo los caminos de la encarnación, la Iglesia realiza su misión con culturas
diferentes, se establece entre la Iglesia y las culturas lo que el Concilio llamó "intercambio admirable"
que la enriquece debido a la diversidad de sus culturas. La comunión entre culturas e Iglesia da por
resultado un enriquecimiento para ella y también para las culturas (Gaudium et Spes). "La realidad
misma se enriquece con la presencia de diferentes culturas y elementos étnicos" (Juan Pablo II, Discurso
a los Aborígenes de Australia 3). Al mismo tiempo, la Iglesia purifica y eleva las culturas en las que
penetra (Ad Gentes 22). Por otro lado, por la evangelización, culturas diferentes de regiones muy
separadas, se unifican en la Iglesia dado que por ella alcanzan su finalización más profunda (Gaudium et
Spes 57). Como lo hemos visto en la historia, cuando el Evangelio se encarna en las culturas, éstas van
sacando del mismo Evangelio aspectos nuevos del cristianismo que antes no se habían descubierto. En
concreto, la inculturación-encarnación no es sino una manera como la Iglesia permanece fiel a su propia
tradición misionera: así mediante misiones particulares, la Iglesia se hace en una cultura concreta, en un
tiempo concreto. Por ella se anuncia a las comunidades indígenas la presencia de las semillas de la
Palabra entre ellos, en su vida; el pueblo vive más profundamente su cultura y al mismo tiempo hace que
ella alcance su culmen. Los pueblos se unen. Además la encarnación del Evangelio en las culturas es
una necesidad esencial, tanto para que el pueblo sea cristiano, como para que la Iglesia sea deveras
universal, es decir, experiencia local particular de todos y en todos. El hecho de que el Evangelio y la
Iglesia se encarnen en una cultura particular le da su catolicidad; le quita el que, no encarnándose, se
convierta en una generalización no vital y extranjera.
46. Iluminación Bíblica
El fondo de todo lo que venimos tratando es reconocer que Dios también se revela y actúa en
otros pueblos y culturas diferentes del pueblo escogido, y diferentes también de los pueblos y culturas a
quienes primero se predicó el Evangelio. Conviene, pues, tener una visión bíblica que sirva de marco
mayor a los principios y experiencias de los Padres de la Iglesia y de los Padres del Vaticano II.
47. La Primera Revelación, la Primera Alianza
Al principio Dios se reveló a Adán y Eva (cfr. Génesis) haciendo con ellos la alianza más
antigua, la alianza con toda la humanidad (Génesis 3, 15), dentro de esta alianza, entran todos los
pueblos, también los pueblos indígenas. Es decir, todos los pueblos y culturas poseen una revelación y
una actitud fundamental hacia la salvación, actitud que, por estar enraizada en la voluntad de Dios,
supera todo aquello que en las culturas atenta contra el Plan de Salvación de Dios.
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48. Otras Alianzas, un Solo Pueblo
Después del diluvio, al reiniciarse la historia con la nueva humanidad, Dios hace alianza con Noé
(Génesis 9, 8-17). Noé no pertenecía al pueblo escogido, entonces ni siquiera había pueblo escogido;
ciertamente él era "recto y honrado y procedía de acuerdo con Dios" (Génesis 5, 9). Noé tenía una
experiencia religiosa sumamente rica pues San Pedro lo llamaría siglos más tarde "el heraldo de la
justicia" (2 Pedro 2, 5). Estas alianzas, puesto que la salvación está hecha de palabras y obras, debieron
tener también acciones salvadoras de Dios y sus correspondientes respuestas sociales y religiosas por
parte de los pueblos. Así las culturas y las distintas religiones indígenas llevan en sus entrañas palabras y
actos de la alianza de Dios con la humanidad y expresan las respuestas culturales que cada pueblo ha
dado a su pacto con Dios. La Palabra de Dios nos asegura que todas las naciones de la tierra están
benditas (Génesis 9, 16.17).
Esto no quiere decir que tengamos una visión simplista y parcial: también los pueblos que han
sido bendecidos por Dios se corrompen (Levítico 18, 24) y llegan a perder su piedad (Deuteronomio 9,
4-5) y merecer el castigo (Isaías 30, 28). Pero, finalmente, lo que predomina, es la convicción de que las
naciones tienen mucho que aportar al Pueblo de Dios y a la Iglesia (Isaías 60, 16) y que, incluso, en
algunos casos, los pueblos paganos pueden tener una experiencia y actitudes mucho más religiosas que
el mismo pueblo escogido (cfr. el libro de Jonás). Por eso, en algún momento Dios afirma de una nación
que antes se oponía al Plan del Señor: "Egipto es mi pueblo" (Isaías 19, 25); incluso Ciro, el persa,
recibe en la revelación el título de "ungido de Dios" (Isaías 45, 1) título que estaba reservando al Mesías.
Cristo no inicia su misión en Judea sino en Galilea de las Naciones, que aglutina pueblos no judíos
(Mateo 4, 12-16) y al final orienta El la misión definitiva de la Iglesia hacia todas las naciones (Mateo
28; Marcos 16).
Como sabemos por la experiencia de la primera Iglesia (Hechos), los distintos pueblos gentiles
acogen mejor la Buena Nueva que el mismo pueblo escogido. Necesitamos buscar, la dimensión
salvífica de las culturas, dado que los pueblos serán juzgados según la ley de su conciencia (Romanos 2,
14). Por eso Cristo, que se presentó como "el Hijo del hombre" (Mateo 17,9; 24, 30; 25, 31; Juan 3, 13-
14), así como había sido prefigurado (Daniel 7, 13-27), es el mismo que rescata a las naciones y las lleva
a su plenitud (Marcos 1, 9-11; Juan 1, 29-36; Isaías 42, 1). Los pueblos gentiles tendrán preferencia en el
banquete mesiánico (Mateo 8, 11-12) y la unión de todos los pueblos en la fe y en las acciones harán la
nueva humanidad (Efesios 2, 14-18).
LINEAS PASTORALES DE ENCARNACION
49. No Oposición entre Culturas y Encarnación
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El Vaticano II nos llama a una actitud pastoral en la que las culturas gozan de autonomía frente a
la Iglesia; la posición pastoral fundamental hacia las culturas ha de ser de apertura, diálogo (Gaudium et
Spes 57). La relación que hay entre revelación y culturas no se ha de entender como una oposición que
arruina o a la cultura o a la revelación. Al contrario, "en este mundo que está surgiendo, ustedes (los
aborígenes) son llamados a vivir plenamente la vida humana y cristiana, no a morir de vergüenza y
aflicción" (Juan Pablo II, Discurso a los Aborígenes de Australia, 13). De hecho tanto la cultura como la
revelación están ordenadas la una hacia la otra; porque si la revelación se ha encarnado en una cultura,
se debe encarnar en todas. La revelación ya ha seguido este camino en lo que respecta a las culturas
griegas, latinas, eslavas, del Mediterráneo oriental y las culturas del norte y oeste de Europa; culturas
conocidas generalmente como "cultura occidental". Por otro lado, en parte esas culturas se han
cristianizado. Igual debe pasar respecto de las culturas indígenas, el Evangelio se debe encarnar en ellas
para que esas mismas culturas se evangelicen plenamente. Por ello el Papa decía "no se puede dejar que
desaparezca la cultura de ustedes" (Juan Pablo II, Discurso a los Aborígenes de Australia, 3).
50. La Historia Indígena en la Historia de la Salvación
Como el Dios creador es el mismo que el Dios salvador (Gaudium et Spes 41), la Iglesia, en su
acción pastoral, debe esforzarse por conocer la historia de los pueblos indígenas para discernir cómo se
da en ella la historia de la salvación. Hemos de esforzarnos por percibir cómo la cultura es la base que
mejor prepara los trabajos evangélicos (Gaudium et Spes 57); "Por miles de años el Espíritu ha estado
con vosotros.., e influye en vuestras vidas fuertemente" (Juan Pablo II, A los Aborígenes, 2). Es
necesario tomar muy en cuenta cómo interpreta el pueblo la presencia de Dios y su plan de salvación en
la historia de sus propias comunidades (Gaudium et Spes 11). "El silencio del bosque les ha enviado la
tranquilidad del alma que los pone en contacto con el otro mundo, el mundo del Espíritu de Dios" (Juan
Pablo II, Discurso a los Aborígenes de Australia, 4). A los agentes de pastoral les toca iluminar todo eso
con la Palabra de Dios. Por su parte, el Magisterio auténtico tiene una gracia especial para dar este
servicio (Dei Verbum 10).
51. No Aculturar
La preocupación de la Pastoral Indígena al catequizar, predicar, educar o promover comunidades,
no es transmitir la propia cultura (Evangelii Nuntiandi 20). Cuando evangelizar se confunde con
aculturar, reducimos nuestra misión a una ideología y caemos en el colonialismo e imperialismo
religioso que nos conducen al seno de las estructuras sociales dominantes. Frecuentemente encadenamos
y limitamos nuestra homilía y dinámicas pastorales al modelo de pensar de la moral individualista y
utilitarista de la cultura nacional; haciendo así que, cuando los indígenas aceptan nuestra pastoral, se
destruyan sus modelos culturales comunitarios y la orientación que tienen al servicio y a compartir. En
vez de ligar nuestra acción pastoral a los modelos de clase media ascendente o dominante en los que
muchos de nosotros hemos sido educados, debemos vincular nuestra evangelización a los modelos
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culturales y los valores indígenas. Así lo indicaban los mismos indígenas cuando señalaban que el
Evangelio y la Iglesia no deben parecer extraños a ninguna cultura (Xicotepec 41). "La cultura
manifiesta el genio permanente y la dignidad de vuestra raza" (Juan Pablo II, A los Aborígenes, 3).
52. Revelación y Salvación en la Vida Cotidiana
Considerando que Dios ha dado testimonio suyo en las cosas creadas y que se ha revelado a los
pueblos que quiso, (San Ireneo, Patrología Griega 7, 990) es un imperativo que los agentes de Pastoral
Indígena busquemos lo que Dios ha revelado a los pueblos en su historia, su tradición escrita y oral. Los
pueblos indígenas de México son autores de grandes testimonios culturales en sus vidas, en códices,
manuscritos, documentos y monumentos que están esperando este servicio pastoral que incremente su
vivencia histórica. Urge que con la ayuda de expertos en escritos, símbolos y otros aspectos de la cultura
y con el auxilio de escrituristas, se indague, iluminando y discerniendo con la Palabra de Dios, cómo se
revela el Señor en su cultura, en su vida presente, en sus compromisos solidarios laborales, en sus
organizaciones sociales, en su religión, experiencias que tanto bien causan a los miembros de la
comunidad; estas prácticas son formas como Dios cuida de los pueblos para darles vida eterna
(Romanos 2, 6-7; Dei Verbum 3). De igual manera deberán discernirse aquellos elementos culturales
que obscurecen o entorpecen la comprensión de esa revelación. Todo esto debe ser también contenido de
nuestra evangelización.
53. De la Descalificación al Discernimiento
Exhortamos a los misioneros y misioneras y a los agentes de pastoral entre indígenas a no asumir
una postura descalificadora de las culturas. Las realidades temporales, la vida, la familia, la economía, la
sociedad, las profesiones e instituciones de las comunidades no son únicamente medios, sino que en sí
mismas tienen un valor propio que Dios le ha dado (Apostolicam Actuositatem 7) y que los pueblos han
incrementado con sentido social y teológico (Génesis 1, 31). Todos son valores propios de los que ellos
se enorgullecen y que los abren a la convivencia cívica y al amor de Dios (Juan Pablo II, Discurso a los
Indígenas en Cuilapan 4; Evangelii Nuntiandi 20). Cuando no reconocemos esto, les quitamos a los
indígenas la posibilidad de que acepten la Iglesia de manera digna y alegre, orillándolos a transitar casi
exclusivamente por las vías de su tradición y religiosidad propias, en las que sí encuentran respuestas
espirituales e históricas, y a las que nosotros no damos acogida y acompañamiento integral. La Iglesia
está abierta a todas las culturas indígenas (Gaudium et Spes 57; Ad Gentes 8). Debemos por tanto,
percibir con discernimiento la presencia y acción de Dios en las culturas que son un importante vehículo
para transmitir la fe, y a lasque nos debemos abrir para poder interpretarlas e impregnarlas con la fuerza
del Evangelio (Juan Pablo II, Discurso a los Indígenas en Cuilapan 4; Evangelii Nuntiandi 20, 40). Cada
pueblo y cada cultura han sido enriquecidos por Dios con distintas gracias y tienen una función propia
en el plan de la salvación de Dios (Slavorum Apostoli 19).
pág. 61
54. Descubrimiento de las Semillas de la Palabra
De acuerdo con la primera tradición de los padres, esa labor la tenemos que hacer más
profundamente en la sabiduría y pensamiento filosófico de los indígenas. De hecho en todos los pueblos
y en todas las religiones hay preciosos elementos que conducen al Dios verdadero y preparan al
Evangelio (Juan Pablo II, Redemptor Hominis 12; Gaudium et Spes 92; Ad Gentes 15), pues
"manifiestan la Palabra de Dios" (Ad Gentes 22) y son "una actitud hacia el Espíritu de Dios en ustedes
y en la creación" (Juan Pablo II, Discurso Aborígenes de Australia, 2). Algunas culturas como la
mexica, maya, náhuatl, tienen una gran riqueza de textos que muestran su pensamiento religioso y
teológico (cfr. p.e. "Cantares Mexicanos"); en cuanto a otros pueblos indígenas, podemos conocer su
filosofía sirviéndonos de las ciencias de la lingüística aplicada a narraciones que hasta hoy hemos
considerado como "muy sencillas", cuentos, refranes, dichos y otros: hay en ellos mucho del "resplandor
universal del Verbo" (Gregorio Nacianceno, II Apologética 13, 3) que ha orientado a esos pueblos a
vivir bien (Clemente, Str. VI, 17, 159, 1). La semilla de la Palabra de Dios innata en todo el género
humano (Gregorio Nacianceno, II Apologética 8, 1), atraviesa de un lado a otro la tradición y sabiduría
de los pueblos indígenas y los ha preparado a aceptar más profundamente el anuncio del Evangelio
(Orígenes, Comentario sobre los Números 12, 2). Y si los misioneros que nos precedieron no se
apoyaron en esa semilla, nosotros lo podemos hacer para que el Evangelio dé aún más fruto.
55. Servicio Pastoral a las Semillas de la Palabra
Los evangelizadores sirven a las semillas de la Palabra, antes que nada, considerando a las
culturas como integrantes "del magnífico patrimonio del espíritu humano que se manifiesta en las
religiones.., con un sentimiento de profunda estima por lo que (los pueblos) han elaborado respecto de
los problemas más profundos e inquietantes; se trata de respetar todo lo que en ellos ha obrado el
Espíritu, que sopla donde quiere" (Juan Pablo II, Redemptor Hominis 12). El anuncio de la Palabra no
hace que en los pueblos y culturas se comience a tener la salvación o la presencia de Cristo y del
Evangelio, puesto que Cristo resucitado y su Espíritu estaban allí antes de ser anunciados por la Iglesia
(Gaudium et Spes), pero como decíamos, los hace más conscientes y plenos. "La misión no es nunca
destrucción, sino una purificación y una construcción, obra de la gracia, en la que el hombre debe
hallarse plenamente a sí mismo" (Juan Pablo II, Redemptor Hominis 12). "Queridos aborígenes: Ha
llegado la hora de que ustedes recobren una nueva valentía y una nueva esperanza. Ustedes están
llamados a recordar el pasado, a ser fieles a sus excelentes tradiciones, y a adaptar su cultura viva
siempre que lo exijan sus necesidades y las de su pueblo" (Juan Pablo II, Discurso a los Aborígenes de
Australia, 14). Y, como lo tenemos bien sabido en nuestra historia por el evento guadalupano, el pueblo
que se evangeliza es quien ha de realizar esa labor de purificación de sus valores culturales (Ad Gentes
22; Gaudium et Spes 62). "Las culturas de ustedes, sus narraciones, sus pinturas, sus bailes, sus lenguas,
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nunca deben ser abandonadas... Para nosotros, ustedes mismos y los valores que representan son
valiosos" (Juan Pablo II, Discurso a los Aborígenes de Australia, 3).
56. Conversión Integrante
En su experiencia religiosa y espiritual los indígenas han llegado a comprender a Dios según
caminos propios; y han vivido con El. Estas experiencias y logros, como decía Clemente, son obra
inspirada por Dios (Prot. 6,71, 4) para la salvación y deben inspirar también nuestra propia experiencia
religiosa y espiritual. Y no sólo, sino que podemos irreprochablemente nombrar a nuestro Señor como
tradicionalmente lo llaman los distintos grupos indígenas. Y también es necesario meditar sobre la
historia y la salvación desde la perspectiva que esos mismos indígenas le han dado. La Pastoral Indígena
necesita conocer bien las costumbres de los pueblos, sus ideas, valores y sistemas de pensamiento
porque influyen en la vivencia práctica del cristianismo de los pueblos indígenas. El Evangelio que
predicamos cobra vida propia en las tradiciones indígenas; y lo que llamamos "religión del pueblo" es
realmente una manera propia y única de vivir el cristianismo, incluso en ritos a la tierra, al agua o a los
trabajos de sembradío. Ellos han sabido ser cristianos auténticos sin dejar su modo de vida cotidiano,
pero enriqueciéndolo con una actitud de fe que bulle y se mantiene en formas culturales que a veces no
valoramos adecuadamente.
57. Inculturación para la Plenitud
El Evangelio y la Iglesia están para que los tiempos, los pueblos y las culturas lleguen a su
plenitud más intensa (Gaudium et Spes 57; Ad Gentes 8). También el Espíritu y la Iglesia caminan hacia
la plenitud cuando se encarnan en las culturas y reciben de los pueblos valores, ritos e instituciones. En
ocasiones la llegada del cristianismo ha significado el fin de culturas y civilizaciones, cuando lo que
debía acontecer es que esas culturas y civilizaciones adquieran su madurez precisamente al contacto con
el Evangelio. Juan Pablo II decía a los aborígenes de Australia: "dejen que el Espíritu aporte nueva
fuerza a las tradiciones de ustedes y sus ritos" (12). Para que el Evangelio y el cristianismo sean
comprensibles y vivibles es necesario que entren por la lengua y el mundo simbólico y ritual de los
distintos grupos indígenas (Slavorum Apostoli 24); pero no basta. Se requiere además que el Evangelio
y la Iglesia, social y culturalmente encarnados, sirvan para que los pueblos sean conscientes de su
identidad nacional y cultural.
Así lo hicieron insignes evangelizadores como San Benito, Cirilo, Metodio, Mateo Ricci, quienes
misionaron entre los latinos, los eslavos y los chinos. Sólo cuando el Evangelio responde al deseo
milenario de los indígenas de "tener un rostro y un corazón" propios, y viene a completar, a llenar, a
plenificar lo que las comunidades consideran valioso en su historia y su cultura, los pueblos entran
también litúrgicamente a la Iglesia (Sacrosanctum Concilium 119, 123). "Anima el Espíritu la lengua y
el modo de hablar de ustedes.., la Iglesia los invita a expresar la Palabra de vida de Jesús en los modos
pág. 63
con los que ustedes piensan y sienten . En todas partes del mundo la gente da culto a Dios y lee su
Palabra en su propia lengua, coloreando los grandes signos y símbolos de la religión católica con
matices de sus propias tradiciones. ¿Por qué ustedes van a ser diferentes de ellos en este aspecto, por qué
no se les va a permitir a ustedes la felicidad de vivir con Dios y entre ustedes según la costumbre
aborigen?" (Juan Pablo II, Discurso a los Aborígenes de Australia, 12).
Así los indígenas ponen sus propios dones al servicio de los demás (cfr, 2 Pedro 4, 10), el
Evangelio se encarna en sus culturas y las culturas se introducen en la vida de la Iglesia (Slavorum
Apostoli 21). La misión se debe desarrollar en pleno respeto a las culturas existentes, y se debe
comprometer a promoverlas incesantemente y eminentemente en la maduración y progreso de su propia
identidad (Slavorum Apostoli 26).
También la revelación progresa y el aporte de los pueblos llega a ser patrimonio de toda la
humanidad (Dei Verbum 8). "Jesús los invita a aceptar sus palabras y sus valores dentro de la cultura de
ustedes. (Esto) los hará cada vez más auténticos aborígenes... El mensaje de Cristo puede elevar la vida
de ustedes a nuevas alturas y reforzar todos sus valores primitivos y añadir otros muchos que sólo el
Espíritu propone en su originalidad" (Juan Pablo II, A los Aborígenes, 12).
58. Contravalores e Intolerancia
La Pastoral Indígena no debe idealizar ni mitificar a los pueblos indígenas y sus culturas. Por las
circunstancias en que viven, por la ignorancia en que se les mantiene, por las divisiones que se les crean,
por los vicios que se les fomentan, por la estructura de dominación e injusticia del sistema dominante
(Plan Pastoral 84-86), también a ellos se dirige el llamado de Cristo: "conviértanse" (Marcos 1, 14).
Como seres humanos deben liberarse del pecado personal y comunitario.
Los agentes de pastoral han de ayudar a discernir cuáles "contravalores" convierten a los
indígenas en víctimas del sistema social vigente; y deben de procurar, mediante una metodología de
concientización y participación comprometida en las decisiones, a que, dentro de la propia estructura
cultural de cada pueblo, a la luz de la revelación, los mismos indígenas se marquen el proceso que han
de seguir para que, abierto al Señor de la historia y de las culturas, ellos mismos purifiquen esos contra
valores que viven mediante un compromiso evangélico comunitario a la luz de la fe (Nuestro
Compromiso Cristiano con los Indígenas ... 67).
Cuiden los misioneros de no hacer una crítica moralizante que más bien consolida las
dominaciones actuales y nos puede convertir en cómplices del poder, de la opresión y del sufrimiento
secular de los indígenas. En la Pastoral Indígena el diálogo y la colaboración deben reemplazar a la
lucha sin misericordia puesto que no debemos nosotros determinar cómo es el carácter de los pueblos y
culturas sino más bien asegurar las condiciones para que ellos mismos se promuevan, aún siendo
minoría (Gaudium et Spes 59). Se trata de iluminar las riquezas culturales con el Evangelio para que,
liberadas, sean reconocidas como propiedad del Dios salvador (Ad Gentes 11).
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59. Efectos de la Inculturación del Evangelio
La Iglesia y el Evangelio se inculturan cuando logramos:
a) que la Palabra de Dios se anuncie de tal manera que sea vivida por la comunidad étnica en sus
condiciones culturales y de vida autóctona y de manera plenamente afín a la mentalidad indígena (cfr.
Slavorum Apóstoli, 16).
b) que la evangelización suscite una fe que se reflexione con su lógica y se exprese en una
liturgia y con los signos y símbolos propios de las culturas y en ella estos signos conserven su sentido
pero plenificado.
c) que las Iglesias autóctonas tengan sus propios ministerios (cfr. CELAM, Demis, Documento
de Bogotá 1985, 8).
Para que surjan las Iglesias autóctonas, se requiere de parte de los servidores no indígenas:
a) que reconozcan la presencia de Cristo y la acción de Dios en la historia de los indígenas y esto
sea anunciado como Buena Nueva.
b) que, sirviendo eficazmente a los indígenas, disminuyamos, para que los indígenas crezcan en
su compromiso evangelizador.
c) que acepten la maduración y acción de la fe de los indígenas, asumiendo con ellos los
contenidos, compromisos y consecuencias.
d) que, teniendo la experiencia vital de los indígenas, se llegue a las raíces de estas culturas, de
modo que el Evangelio encarnado oriente y modele el sentido profundo de ellas.
e) que indígenas y no indígenas busquemos, en lo moral, más bien lo que une que lo que separa,
sin imposiciones transitorias y superficiales, que provienen del sistema social dominante, conociendo
bien la ética indígena y teniendo como único criterio la ética normativa del Evangelio, y no la moral de
otras culturas, aún cuando éstas ya hayan sido cristianizadas.
f) que se integre la oposición relativa de las culturas ante el Evangelio, sabiendo que muchas son
oposiciones complementarias y que las culturas se perfeccionan para la gloria de Dios, confusión del
demonio y felicidad de los pueblos (Lumen Gentium 17; Puebla 404). "Cuando escuchen el Espíritu de
Nuestro Señor Jesucristo, busquen las mejores cosas de las costumbres y tradiciones de ustedes. Si lo
hacen, lograrán realizar cada vez más la gran dignidad humana y cristiana de ustedes" (Juan Pablo II,
Discurso a los Aborígenes de Australia, 13).
60. El Método de Cristo
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"La Iglesia, para estar en grado de ofrecer a todos el misterio de la salvación… debe buscar cómo
insertarse en todos los grupos humanos con el mismo método con el que Cristo mismo, con su
encarnación, se identificó al ambiente sociocultural de los hombres con los que vivió" (Ad Gentes 10).
Mandó él a los Apóstoles a todas las naciones, para que en ellas se hicieran discípulos, del mismo modo
que él los había hecho discípulos, enseñándoles a guardar todo lo que él había mandado (Mateo 28, 19-
20). Entonces nuestra labor será calificada como "una gran obra de evangelización, inestimable
contribución" para la promoción y salvación de los pueblos (Slavorum Apostoli 1).
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Capítulo 1V
Iglesia autóctona,
Catolicidad
61. Los Indígenas en el Pueblo de Dios
Los Padres del Concilio afirmaban que la Iglesia es un pueblo nuevo de judíos y gentiles (Lumen
Gentium 9), es decir, es un pueblo hecho de muchos pueblos. En México tenemos muchos pueblos y
diversas culturas, pero la Iglesia se presenta bastante uniforme en su estructura y manifestaciones. Esto
significa, como dijeron los indígenas en Xicotepec, que la diversidad de los pueblos se ha integrado en
la Iglesia sólo mediante la tolerancia de sus tradiciones como "marginadas", haciendo así la Iglesia una
opresión muy grave (n. 12). Todos los indígenas forman parte del único pueblo de Dios desde que
fueron bautizados en Cristo, y aún antes de incorporarse a la Iglesia han sido "llamados a ser santos
junto con todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en todo lugar" (1 Corintios, 2;
Juan Pablo II, Discurso a los Indígenas en Cuilapan 3), porque el único pueblo de Dios está presente en
todas las razas de la tierra (Lumen Gentium 13). En la Pastoral Indígena vemos cómo va surgiendo la
Iglesia "nuevo pueblo de Dios", con rostro propio, desde los sectores más pobres de la sociedad, desde
los indígenas y campesinos; porque "la Iglesia nace de la respuesta de fe que damos a Cristo... Pero por
otra parte nosotros nacemos de la Iglesia" (Juan Pablo II, Discurso Inaugural en Puebla 26-27).
62. La Iglesia Universal Hecha de Muchos Pueblos
Todos los pueblos están llamados formar el único pueblo de Dios que se debe extender a todo el
mundo y a todos los tiempos. El Pueblo de Dios se hace de todas las naciones de la tierra, teniendo como
principio de unidad a Cristo. La Iglesia, al recibir a todas las naciones, no quita nada de los bienes de
ningún pueblo, sino al contrario, favorece y acoge sus costumbres, purificándolas, consolidándolas,
elevándolas (Gaudium et Spes 13). La Iglesia universal es la unidad visible de todos estos pueblos, en
comunión perfecta y total, no absorbidas ni fundidas, sino reunidas por el encuentro en la verdad y el
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amor queda el Espíritu Santo (Slavorum Apostoli 27). Los distintos pueblos, miembros de la Iglesia se
hermanan con otros y hacen el único pueblo de Dios (Lumen Gentium 13).
63. La Iglesia Autóctona
La respuesta de fe que dan los indígenas y que los hace ser Iglesia (Juan Pablo II, Discurso
Inaugural en Puebla), debe ser una respuesta encarnada en su cultura porque "lo que no se asume no se
redime" (San Ireneo, Puebla 400); según Paulo VI, esta encarnación de la Iglesia universal se debe dar
en pueblos con su determinada lengua, herencia cultural, experiencia social y una propia visión del
mundo; así, con estas características, nacen las Iglesias particulares autóctonas, con diversas expresiones
(Evangelii Nuntiandi 62). Así la Iglesia universal va teniendo un cuerpo concreto en cada nación. Este
cuerpo lo hace y conforma el contenido de valores materiales, sociales y religiosos propios de cada
cultura cuando los asume la Iglesia como cristianos. En el Concilio se declaró que la Iglesia autóctona es
la Iglesia católica que se forma en un grupo cultural humano determinado. La variedad cultural de estos
grupos no hiere la unidad, sino que la manifiesta. Por eso, la Iglesia quiere que se salven y permanezcan
íntegras las tradiciones de cada Iglesia particular o rito (Orientalium Eclesiarum 2; Concilio Lateranense
IV, c.4, 5, 9 y 16).
64. Aporte de los Pueblos a la Iglesia Universal
"La Semilla, que es Palabra de Dios, germinada en la tierra buena regada por el rocío divino,
absorbe la savia, la transforma y la asimila, para producir un fruto abundante. Indudablemente, como se
verifica en la economía de la encarnación, las Iglesias jóvenes, enraizadas en Cristo y construidas sobre
el fundamento de los Apóstoles, tienen la capacidad maravillosa de absorber todas las riquezas de las
naciones que le fueron dadas a Cristo como herencia. De las costumbres de las naciones, de su sabiduría
y de la cultura, de las artes y de las ciencias de sus pueblos las Iglesias saben obtener todos los
elementos que le dan gloria al Creador, realzan la gracia del Salvador y organizan bien la vida cristiana"
(Ad Gentes 22). Es tarea de la evangelización reconocer esas semillas como Palabra de Dios, hacer de la
Iglesia esa tierra buena en que esas semillas germinen, pero sobre todo lograr que la Iglesia se nutra, y
viva de la savia cultural de los pueblos indígenas. Que los indígenas se alegren con la gracia de Cristo
que están en sus culturas y que con ella den gloria a Dios.
65. Las Iglesias Autóctonas Hacen la Catolicidad
Las costumbres sociales, culturales y religiosas de los indígenas se deben respetar porque
"congregan y estimulan a la unión" haciendo que la Iglesia adquiera realmente su carácter de catolicidad
(Lumen Gentium 13); cada una de las Iglesias autóctonas colabora con sus propios dones al bienestar
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eclesial de todas. Así los indígenas toman su lugar "en la comunión eclesiástica" con los demás en el
Espíritu Santo (Ad Gentes 22).
66. Legitimidad de las Iglesias Autóctonas
En México y en América Latina, debido a las circunstancias de dominación colonial que
acompañaron a la primera evangelización, y debido también a posturas etnocéntricas e integristas que
siguieron después, prácticamente no existen Iglesias autóctonas católicas. Sí se han dado Iglesias locales
particulares, pero en la comunidad eclesial católica deben existir Iglesias autóctonas particulares (Lumen
Gentium 13) de modo que la catolicidad sea una realidad concreta y no sólo una abstracción que
exclusivamente se da en otros continentes.
67. La Iglesia Autóctona Nace del Evangelio Insertado en las Semillas de la Palabra de Dios
En la historia de la Iglesia en México hay momentos en que los indígenas tuvieron un lugar
separado de los mestizos o españoles. No podían ocupar las bancas, porque los no indígenas las tenían
reservadas sólo para ellos. En la Iglesia, como cuerpo social y como manifestación de un modo de vida,
no ha habido lugar para las tradiciones y expresiones vitales indias. Sin embargo, es principio conciliar:
"no hay en la Iglesia ninguna desigualdad, por razones de raza, nacionalidad, clase social o sexo"
(Lumen Gentium 12). Los Padres del Vaticano enseñan que las Iglesias particulares autóctonas nacen de
la semilla de la Palabra de Dios, deben echar raíces profundas en su cultura, dar a sus miembros una
formación adecuada, contar con organizaciones y asociaciones propias y valerse por sí mismas en sus
necesidades de catequistas, ministros, sacerdotes y Obispos (Ad Gentes 15).
La Iglesia autóctona es la finalidad de la misión: que crezca y aporte su particularidad a toda la
Iglesia (Ad Gentes 6). Lo que Dios ha declarado puro nosotros no podemos llamarlo profano (Hechos
10, 15), y la Iglesia debe hacerse judía con los judíos, sin ley con los sin ley, indígena con los indígenas
(1 Corintios 9, 20-21). La Iglesia se hace autóctona en cada pueblo (Documento de Asunción). La
Iglesia en cuanto tal, no tiene una cultura propia sino que debe encarnarse en todas.
68. Las Naciones Indígenas en la Catolicidad
El nuevo pueblo de Dios, la Iglesia de hoy, no está hecha por una raza o nación, sino por gente
santificada (1 Pedro 2, 9-10); para ello llama a gentes de todos los pueblos y naciones (Lumen Gentium
9). Los mismos problemas sociales y pastorales pueden y deben surgir en el seno de la única Iglesia
desde distintas culturas y ópticas diferentes. Esta diversidad enriquece tanto a la tradición religiosa de la
única Iglesia como a las culturas de los pueblos (Slavorum Apostoli 25). Así, la catolicidad es una
fuerza que impulsa a las Iglesias autóctonas particulares a compartir sus propios dones culturales con las
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demás (Lumen Gentium 13). La Iglesia se extiende por todo el mundo al trabajar por el Reino de Dios y
recibe de los pueblos todo lo que sirve para confesar la gloria de Dios, ensalzar a Cristo y llevar bien una
vida cristiana (Ad Gentes 22). Así las Iglesias autóctonas no pueden menos que engrandecer y
enriquecer a la Iglesia (Evangelii Nuntiandi 63). "La Iglesia misma, no sería la Iglesia que Jesús quiere
que sea, hasta que ustedes no hayan dado su contribución para su vida y hasta que esta contribución
haya sido gozosamente recibida por los demás" (Juan Pablo II, Aborígenes, 13).
69. La Iglesia Autóctona como Camino Válido
En México, las Iglesias particulares no son todavía autóctonas. La fe no ha encarnado en las
culturas, ni se expresa en símbolos que revelen la personalidad histórica y cultural de cada grupo
indígena. La dimensión autóctona de la Iglesia es la más válida y es la base para la catolicidad. La
Pastoral Indígena debe trabajar para que se seleccionen e interpreten símbolos y expresiones vitales que
conduzcan por el sendero del diálogo a una comprensión y manifestación más profunda de la fe y la
liturgia (Iquitos). Todos los bienes culturales de los pueblos son para la recapitulación de todo en Cristo
(San Ireneo, Ad. Haereses, 16, 6; Patrología Griega 7,925) y son parte del "magnífico patrimonio del
espíritu humano" (Juan Pablo II, Redemptor Hominis 12) del cual Cristo es el heredero universal (Salmo
2, 8).
70. Una Liturgia en la Diversidad
Los ritos coptos, siríacos, griegos, latinos, eslavos, mozárabes, y otros son la única liturgia
católica que alaba a Dios con una sinfonía de liturgias diversas. Esto favorece la vida y la misión de la
Iglesia (Slavorum Apostoli 17). La liturgia manifiesta la genuina naturaleza de la Iglesia (Sacrosanctum
Concilium 2). Por eso, es una angustia grande para los responsables de la Pastoral Indígena que los
indígenas aún no se hayan expresado con liturgias propias que nos manifiesten que ellos viven en la
Iglesia y la Iglesia vive en ellos.
71. Vocaciones y Clero Indígena
Hay muchas vocaciones indígenas, hombres y mujeres indígenas que van a casas de formación y
seminarios donde, por nuestras deficiencias etnocentristas, no maduran para el servicio ministerial del
Pueblo de Dios. Son muy pocos los religiosos o sacerdotes indígenas que continúan siendo
verdaderamente indígenas. Por la "preparación" que reciben se desclasan, descampesinizan y
desindigenizan. Sin embargo sabemos que la Iglesia tiene raíces más profundas en cada grupo humano
cuando los ministros de la salvación salen del mismo pueblo y constituyen un clero propio (Ad Gentes
16). El Concilio declara que "para la Iglesia es un gozo inmenso que exista clero nativo porque así la
Iglesia local echa raíces más firmes (Ad Gentes 16). Pero los sacerdotes indígenas en las diócesis
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mexicanas no forman parte de Iglesias autóctonas, e, incluso, encuentran muchas dificultades de
incomprensión o marginación social y aun pastoral. La Pastoral Indígena insiste en que las diócesis
indígenas han de promover vocaciones entre las comunidades y proporcionarles una formación de
acuerdo al modo de pensar y actuar de la propia cultura, tomando en cuenta la historia de su pueblo (Ad
Gentes 16); incrementar el clero nativo para que llegue a ser la base de la autosuficiencia diocesana.
72. La Vida de la Iglesia Autóctona
Así, las Iglesias autóctonas tendrán verdaderamente la capacidad maravillosa de vivir de acuerdo
con sus tradiciones sociales y culturales indígenas que son la herencia que han recibido de Cristo (Salmo
2, 8); darán gloria a Dios y organizarán la vida cristiana más afín a las costumbres y sabiduría indígenas.
Y para que la vida cristiana pueda concordar con el genio y el tipo de cultura, la revelación debe
someterse a investigaciones nuevas en los territorios culturales, de modo que las Iglesias autóctonas
conserven y vivan toda la riqueza de sus tradiciones en la comunidad eclesial (Ad Gentes 22); y puedan
con coherencia y sin rupturas históricas o culturales enajenantes, "dar razón de la esperanza que hay en
ellos" (1 Pedro 3, 15), y compartirla en compromisos por la justicia, la fraternidad y los demás signos
del Reino. Cuanto más la Iglesia universal se liga a las Iglesias autóctonas y particulares más capaz es de
traducir la fe al esplendor cultural y religioso del pueblo en que se inserta, haciendo que estas Iglesias
sean evangelizadoras (Evangelii Nuntiandi 64). Esta labor, que comienza con la primera misión, debe
continuar hasta que las Iglesias autóctonas se constituyan plenamente y continúen a su vez como Iglesias
evangelizadoras de otros pueblos (Lumen Gentium 17).
LINEAS PASTORALES PARA LA IGLESIA AUTÓCTONA
73. Relación Difícil entre Iglesia y Cultura
La experiencia demuestra que la relación entre cultura e Iglesia católica se realiza con mucha
dificultad desde hace varios siglos. Tales dificultades, como hemos visto, no las pone la Fe, ni el
Magisterio. El problema es de etnocentrismo pastoral, situación bastante compleja que hace que, por la
ideología dominante, que consagra y etiqueta los valores culturales del sistema vigente como buenos y
cristianos, los agentes de pastoral identifiquen el cristianismo con su propia cultura, o con otros valores
que han aceptado, y se identifiquen, o al menos se hagan coincidir los valores del Reino con los valores
adquiridos o los del sistema. De allí que la Pastoral Indígena insiste en que los misioneros y demás
pastores busquen con los pueblos caminos para que el arte y las artesanías puedan expresar de manera
consciente las realidades y misterios de la fe y, fundamentalmente, para que los indígenas y su cultura
participen, como indígenas, del ser del pueblo de la Iglesia, para que ésta nazca en las distintas zonas
con las características propias de los indígenas que perfeccionan y alegran el mundo, la sociedad, y
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elevan el futuro de la vida humana (Gaudium et Spes 62). Donde no nace la Iglesia autóctona, la Iglesia
universal no está consolidada.
74. La Catolicidad Necesita a los Indígenas
La Iglesia debe estar presente en los distintos grupos humanos. Para que dé testimonio en ellos
debe conocer bien las tradiciones antiguas y actuales, las religiones de los pueblos, sostener relaciones
de estima y amor participando en la vida social y cultural, de tal modo que esos grupos humanos se
demuestren como miembros vivos de la Iglesia (Ad Gentes 11). Para ello, los elementos de las culturas
propias los debemos asociar a la Iglesia para darle energías (Ad Gentes 19). No debemos tener ya más
aquella visión estrecha de Iglesia y de Dios que consideraba que no había más salvación que la nuestra y
que Dios era tan débil o envidioso que no había podido conceder sus dones a los demás pueblos y
religiones (Discurso de San Cirilio en Venecia; Slavorum apostoli 17).
75. Manifestación de la Catolicidad en la Iglesia Autóctona
La Iglesia católica cuando sabe vivir en cada contexto humano la verdad revelada, de manera que
se haga accesible al modo de ser y de pensar y responder a las justas aspiraciones de cada persona y cada
pueblo, ha logrado esto mediante el respeto reciproco entre los agentes de la Iglesia y el pueblo, y
mediante la caridad fraterna hacia cada nación (Slavorum Apostoli 18). Así como hemos dado cabida a
sus expresiones artísticas y simbólicas en nuestra liturgia igualmente también debemos lograr que sus
estructuras comunitarias, su lucha social y sus valores tengan en la Iglesia el espacio que les corresponde
(Evangelii Nuntiandi 62) para que se expresen también como fe. Si la Iglesia no se encarna en estas
realidades indígenas no puede llamarse ni ser verdaderamente católica, porque no lo está demostrando
en todo el mundo (Evangelii Nuntiandi 63). La Iglesia indígena autóctona es la Iglesia católica en acto,
con la integridad propia de lo indígena (Orientalium Eclesiarum 2). Como Iglesia no debemos acabar
con las culturas o ver con indiferencia cómo se acaban; hemos de buscar que las culturas se encuentren
con el Evangelio para que surjan Iglesias autóctonas; y las debemos defender e incrementar (Orientalium
Eclesiarum 3). Esto ha de hacerse en corresponsabilidad activa de todos en el bien común (Slavorum
Apostoli 19).
76. Pastoral para la Verdadera Catolicidad
Las costumbres y tradiciones culturales de los pueblos se deben considerar en la Pastoral
Indígena como patrimonio de la Iglesia, elementos indispensables para llevarla a ser verdaderamente
católica. Para ello, con los mismos indígenas, debemos conocer, estudiar y analizar bien los elementos
materiales, personales y comunitarios, valores y religiosidad de modo tal, dialogante, que descubramos
cómo todo ello enriquece al cristianismo y cómo el cristianismo enriquece y eleva el sentido de las
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culturas indígenas. Por ello urge que tanto la Sagrada Escritura como todo el equipamiento doctrinal y
externo de la Iglesia se examinen de nuevo, con el auxilio de disciplinas adecuadas, para que la
comprensión de la fe sea fiel a la tradición de los pueblos, el sentido que le da a su vida y religión de
modo que todo se adapte al carácter de su propia cultura (Paulo VI, con motivo de la canonización de los
mártires de Uganda; Ad Gentes 22). Mediante la antropología, sociología y filosofía hemos de encontrar
las relaciones entre las tradiciones y religiones indígenas con el cristianismo (Juan XXIII, Princeps
Pastorum 11; Ad Gentes 16).
77. Las Semillas de la Iglesia Autóctona
Del Evangelio nacen las Iglesias particulares y autóctonas, lo autóctono lo dan las semillas de la
Palabra en las culturas, allí están sus raíces (Ad Gentes 22). De modo que, quienes trabajamos al
servicio pastoral de los indígenas, tenemos que formarnos adecuadamente para descubrir esas semillas.
Si no hacemos esto prácticamente estamos impidiendo el nacimiento de las Iglesias autóctonas
indígenas.
78. Pastoral Litúrgica
Muchas veces hemos hecho entrar en la liturgia motivos, símbolos, arte indígena; pero casi
siempre asumimos esto sin la participación activa de la comunidad y más por razones decorativas que
por el verdadero sentido que tienen en sus propias culturas. Así expresamos, a lo más, nuestra fe con sus
símbolos; falta que ellos expresen adecuadamente su propia fe. Sabemos que muchos de esos símbolos y
motivos se realizan hoy "porque es el costumbre" sin embargo, la cosmogonía y teogonía indias nos
proporcionan un sentido muy rico y profundo. No sólo nosotros, sino también los indígenas, hemos de
conocer bien todos, esos elementos para que "participen de manera plena, consciente y activa"
(Sacrosanctum Concilium 48). Esto debe llegar hasta los elementos esenciales de la liturgia que el
pueblo "debe comprender fácilmente" (Sacrosanctum Concilium 21), acomodando el culto a su
idiosincrasia (Sacrosanctum Concilium 119) con signos sacramentales entendibles (Sacrosanctum
Concilium 34). Desde luego que la liturgia debe celebrarse en la propia lengua (SC 36, 39, 40).
Busquemos la manera de tener espacios litúrgicos para experimentar (SC 40) y, donde sea necesario,
obtener, como ya lo han hecho algunas Iglesias, indultos (SC 23) que permitan una liturgia
verdaderamente expresiva de una fe autóctona firme.
79. Pastoral Vocacional
Algunas congregaciones religiosas han comenzado a abundar en vocaciones indígenas como
resultado de su inserción y compromiso integral con las comunidades. En los seminarios siempre las ha
habido. Pero no se forman esas vocaciones como deberían, en las corrientes de pensamiento y
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tradiciones indígenas que realmente influyen en sus pueblos, acordes al modo peculiar de las naciones
indígenas (Optatam Totius 15). Los formadores deben promover adecuadamente el conocimiento de las
culturas indígenas en sus instituciones y seminarios para que los alumnos y las alumnas lleguen a juzgar
bien la cultura de sus pueblos (Ad Gentes 16) y manejar correctamente las relaciones que hay entre las
tradiciones de sus pueblos con la religión cristiana (Juan XXIII, Princeps Pastorum; Ad Gentes 16). Si
no hacemos esto, el clero y las religiosas indígenas tratarán ideológicamente a sus propias culturas,
agrediéndolas o cuando menos desvalorizándolas. Hay que estudiar con simpatía y si se puede,
conservar íntegro lo que hay en los pueblos que no esté indisolublemente vinculado al error
(Sacrosanctum Concilium 37). Que los futuros sacerdotes y religiosas se formen en continuo contacto
con sus comunidades de origen, con sus culturas y pueblos; hasta que, por su firmeza y estabilidad,
llegue a haber Iglesias autóctonas con sus propios sacerdotes, obispos e instituciones (Ad Gentes 19). La
Iglesia, que no es autóctona en un lugar, necesita trabajar constantemente por las vocaciones indígenas,
y hacer todo lo posible para que los que ya son miembros del clero indígena, se desarrollen, y animarlos
a asumir responsabilidades pastorales coherentes a los anhelos de los pueblos y de su fe autóctona. Las
Iglesias de Oriente, como las de Occidente, declara solemnemente el Concilio, tienen derecho y
obligación de regirse según sus respectivas disciplinas peculiares que están recomendadas por su
venerable antigüedad que son más adaptadas a las costumbres de sus fieles y resultan más adecuadas
para procurar el bien de sus almas (Orientalium Eclesiarum 5). El progreso cultural, que incluye un clero
propio en cada cultura, es distinto del Reino de Dios, pero el Reino de Dios está estrechamente ligado al
progreso cultural de los pueblos (Gaudium et Spes 39).
80. Libertad Religiosa
En su experiencia de trabajo, familiar, comunitaria y religiosa, los indígenas expresan y viven los
valores culturales que sirven para orientar y modelar la vida del pueblo. Ellos han sido brutalmente
agredidos durante siglos, y por la vía de la escuela y de otros medios de ideologización se ha tratado de
cancelar sus diferencias imbuyéndoles otra cultura y religión. Sin embargo, los indígenas han
encontrado formas de colaboración, de convivencia y de religiosidad por las que canalizan su ser
cultural y social. Si los agentes de pastoral no pueden encontrar pistas prácticas para que el Evangelio se
encarne en sus culturas y estas experiencias culturales se plenifiquen con el mismo Evangelio, al menos
deben respetar a los indígenas que viven su propia religión, sin forzarlos ni obligarlos a nada ya que la
libertad religiosa, según declara el Concilio, es esencial: a la dignidad de la persona humana y de los
pueblos (Dignitatis Humanae 2), y ni el Evangelio ni la Iglesia deben ir en contra de ninguna dignidad.
Así como el agente tiene el deber de evangelizar respetando lo que Dios ha hecho en cada pueblo
indígena, así también es necesario que la evangelización sea aceptada plenamente sin ninguna
suspicacia.
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Capítulo V
Opción por los pobres
81. Experiencia en la Pastoral Indígena
La Pastoral Indígena, desde que se publicaron por primera vez los Fundamentos Teológicos en
1975, y con mayor razón en sus tres revisiones posteriores de 77, 79 y 84, ha centrado en gran parte su
reflexión y su práctica, junto con los aspectos étnico culturales de encarnación, en su compromiso y
opción por los pobres, por "los más pobres de entre los pobres" que son los indígenas. De varias
maneras, con distintos enfoques, abordamos este gran tema fundamental de la fe. Después de Puebla, es
más clara la posición y tenemos que profundizarla.
82. Principal Preocupación de la Escritura
Jesús inaugura su misión proclamando: "El Espíritu del Señor esta sobre mí, porque El me ungió
para que anuncie la Buena Nueva a los pobres. Me ha enviado para anunciar la liberación y la libertad a
los presos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar un año de gracia
del Señor" (Lucas4, 18 19); y terminó con estas palabras: "Hoy se cumple esta escritura"(4, 21). Cristo
estaba leyendo el libro de Isaías (61, 1-2). Esto quiere decir que el Señor prosigue la práctica religiosa
más antigua y la espiritualidad más pura del pueblo escogido; el mismo Isaías, poco antes del pasaje
leído por Jesús, había profetizado: "No ayunen... ¿A eso le llaman ayuno agradable al Señor? El ayuno
que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas, romper los candados de las cadenas, dejar libres a los
oprimidos... partir tu pan con el hambriento, hospedar al pobre en tu casa, vestir al desnudo y no voltear
tu rostro a tu hermano" (Isaías 58, 4-7). Esta era la base de la espiritualidad y del culto de Israel, que
tiene su culmen y perfección en la intervención del Espíritu sobre Jesús (Lucas 4, 18) y que "con la
fuerza del Espíritu" Dios lo hubiera llevado a iniciar así su misión (Lucas 4, 14).
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83. Los pobres, signo central de la evangelización
En el culmen de su misión, a Cristo le preguntan: "¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar
a otro?" (Lucas 7, 20). San Juan Bautista se quiere desengañar de si realmente Jesús es el Mesías.
Entonces, en ese mismo momento curó Jesús a muchos de enfermedades, ataques y malos espíritus, y a
muchos ciegos les devolvió la vista. Después contestó a los enviados: "Vayan y díganle a Juan lo que
han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los
muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. Y, dichoso el que no se escandalice de
mí" (Lucas 7, 19ss). De esta manera, los indígenas y campesinos se convierten, por ser los más pobres,
en el centro de nuestra acción y en el signo más concreto de que la pastoral y evangelización con los que
servimos es realmente lo que el mismo Cristo hizo y quiere de nosotros si es que lo vamos siguiendo.
Decía Paulo VI que el servicio mesiánico a los pobres es "el signo central, al que El atribuye gran
importancia" (Evangelii Nuntiandi 12).
84. Cristo se Identifica con los Pobres
Los Obispos reunidos en Puebla, recordando el Evangelio de San Mateo (capítulo 25) en el que
Cristo juzga al final de la historia, heredando el Reino a los que sirvieron a los pobres "porque tuve
hambre y me dieron ustedes de comer, tuve sed y me dieron ustedes de beber" (vv. 34-35), y
condenando a los que, aún sin darse cuenta, no dieron ninguna respuesta a los pobres "porque fui
extranjero y ustedes no me hospedaron, estuve enfermo y en la cárcel y ustedes no me visitaron" (v. 43),
los Obispos, pues, nos enseñan que los pobres merecen atención preferencial, cualquiera que sea su
situación moral o personal (1142), porque Cristo se identifica con ellos, y no porque sean buenos o
piadosos. La opción nace de la pobreza que sufren y que es una situación que contradice la voluntad de
Dios. Este fundamento hay que sostenerlo firmemente, porque la prueba por excelencia, la única prueba
realmente creíble de que continuamos nosotros con la misión y el mensaje de Jesús, es el anuncio de la
Buena Nueva a los pobres (Puebla 1142). Acercándonos y sirviendo al pobre hacemos lo que Cristo, y
en la medida en que servimos al pobre servimos al Señor (Puebla 1145). Las actitudes pastorales que se
dirigen hacia el pobre son actitudes marianas (Puebla 1144); "Ella proclamó que la salvación de Dios
tiene que ver con la justicia hacia los pobres" (Puebla 1144, Lucas 1, 46-55; Juan Pablo II, Discurso en
Zapopan 4).
85. Los Pobres son los Predilectos de Dios
En la Pastoral Indígena se experimenta el misterio de Jesús que se hace presente entre los pobres.
Exigencia de toda la evangelización es denunciar cuando los indígenas son lesionados en su libertad o
privados de ella, cuando se atenta contra su integridad, los coercionan, los torturan o los matan (Juan
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Pablo II, Discurso Inaugural en Puebla 55-67). Esta exigencia de la que habla el Papa resulta además
porque "los pobre son los predilectos de Dios" (Discurso a los pobres del Barrio de Santa Cecilia).
86. Por qué los Pobres son Bienaventurados
El Evangelio se resume elocuentemente en las Bienaventuranzas de los pobres (Juan Pablo II,
Homilía en el Campo de Darwin, Australia, 29.11.1986); los pobres son bienaventurados porque de ellos
es el Reino de los Cielos, porque poseerán la tierra, porque serán colmados, porque se saciarán, porque
alcanzarán misericordia, porque verán a Dios, porque serán llamados hijos de Dios (Mateo 5, 3-10). Así
se ve claro que el testimonio que evangélicamente tenemos que dar es de liberación y "toda la Iglesia
está obligada a difundir este mensaje y a dar auténtico testimonio de su verdad y de su belleza... Las
Bienaventuranzas edifican a la comunidad en la justicia" (Juan Pablo II, Homilía en el Campo de
Darwin, Australia, 29.11.1986).
87. Cómo es la Opción de los Pobres
En 1977, los Obispos de la Región Pastoral del Pacífico Sur decían: "Ante la opresión dolorosa
de estos hermanos pobres optamos por acompañarlos como el Buen Samaritano, en su búsqueda eficaz
por una sociedad nueva" (Nuestro compromiso cristiano con los indígenas, 40). La palabra
"preferencial" referida a la opción que hacemos por los pobres es de uso más reciente en el Magisterio.
En su discurso en la Basílica de Guadalupe, el Papa decía que la Iglesia está obligada a manifestar con
orgullo "su amor preferencial pero no exclusivo por los pobres, con un aliento a una liberación integral
de las personas y los pueblos" (n. 19). En Puebla, el capítulo 1 de la sección dedicada a la Misión, los
Obispos lo titularon "Opción preferencial por los pobres", y citan ellos a Medellín. Explican los Obispos
que "no es una opción exclusiva". Después, otros Obispos en zona indígena, han afirmado que "es
preferencial, no exclusiva ni excluyente, sino involucrante" (Evangelización de los Bienes Temporales,
50); o sea que se opta por los pobres de manera preferencial y, a los que no son pobres, se les llama a
que se involucren y comprometan en el amor preferencial por los pobres. Es opción y un amor que no
excluye a nadie. Se opta por los pobres porque son imágenes afrentadas de Cristo. "Dios toma su
defensa y los ama" (Mateo 5, 45; Santiago 2, 5; Puebla 1142), del mismo modo que amó y defendió al
Mesías resucitado.
88. Optamos por los Pobres Sociales
La Conferencia Episcopal Latinoamericana en Puebla, al llamar a la opción por los pobres, hace
mención de que los pobres se encuentran en una "situación de pobreza y miseria que se ha agravado"
(1135). Y al explicar a qué tipo de pobreza se refieren, remiten al pie de la página e interpretan ellos
mismos la imagen de "pobres", diciendo que se refieren a:
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• Quienes carecen de bienes materiales en contraste con acumulación de riqueza a costa de la
pobreza de muchos,
• quienes han sido privados de su dignidad humana,
• quienes carecen de plena participación social política,
• principalmente, quienes son indígenas, campesinos, obreros, marginados de las ciudades,
• muy especialmente las mujeres, porque son doblemente marginadas y oprimidas (1135, nota 2).
Los que no pertenecen a estas categorías de pobres, los debemos llamar evangélicamente, a que se
involucren en la acción pastoral de la Iglesia y opten, también ellos, con un amor preferencial por los
pobres.
89. Los Indígenas Signo y Misterio de Cristo
Paulo VI, en su discurso a los campesinos de Colombia, cuando fue allá a inaugurar la
Conferencia de Medellín en 1968, decía que en ellos se ve el signo y el misterio de Cristo. Nosotros, en
los indígenas, que son "los más pobres entre los pobres" (Puebla 34-35), vemos con más claridad ese
misterio cuando constatamos que no obstante, la situación de discriminación, injusticia y opresión a la
que son sometidos, viven ellos según valores comunitarios de compartir, de hospitalidad y de
religiosidad que llegan incluso a ser heroicos. Por ello, es deber de los pastores, anunciar a quienes
trabajan para restituir a los indígenas su dignidad, el pan y la justicia, que al hacer esto están sirviendo al
mismo Cristo (Mateo 25); debemos profetizar también a quienes oprimen a los indígenas que al actuar
así "se están condenando ellos mismos al subdesarrollo moral del egoísmo" (Medellín, Paz 20), y que
ponen en serio peligro su propia salvación (Lucas 6, 24ss).
90. Solidaridad con los Pobres
A partir de 1970, cuando la Pastoral Indígena llegó al momento de Xicotepec, encuentro en el
que los indígenas reclamaron ser ellos mismos los gestores de su propia promoción y evangelización,
son muchas las acciones que ha hecho la Iglesia en zonas indígenas solidarizándose con ellos. A
imitación de Cristo ha habido catequistas y promotores que dieron la vida por sus hermanos; lo hicieron
por amor a ellos y por amor a Cristo (l Juan 3,16 -17). Otros, no indígenas, se solidarizaron al impulso
del Magisterio defendiendo "al que es silenciado" (Juan Pablo II, Discurso a los Indígenas en Cuilapan
8-9). A esta solidaridad nos apremia la caridad de Cristo que nos pide "no vivir para nosotros mismos,
sino para el que murió y resucitó por nosotros" (2 Corintios 5, 15), a consecuencia de su compromiso
con los pobres; porque "quien viendo que su hermano pasa necesidad le cierra sus entrañas, ¿cómo va a
estar en él el amor de Dios?" (1 Juan 3, 17). Debemos asumir la causa de los indígenas campesinos y
mostrarles una solidaridad sin condiciones: "Me siento solidario con vosotros, porque siendo pobres
tenéis derecho a mis particulares desvelos" (Juan Pablo II, Discurso a los pobres en Santa Cecilia 1;
Firmissimam Constantiam 12; Medellín, Pobreza 2; Puebla 88).
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91. Pastoral hacia los Ricos
Ante las personas con recursos, debemos siempre hacerles percibir, con actitud evangélica, que
tenemos una opción. Nosotros tenemos también la necesidad de ser sumamente claros en que para Jesús
las riquezas se presentan como obstáculo para entrar al Reino (Mateo 19, 16-29). Hemos de presentarles
el Evangelio de manera integral y no con generalidades que necesariamente los incluyen de cualquier
manera en el Plan de Dios. Es necesario que sean conscientes del origen histórico y sociológico de sus
riquezas, y que sanarlas supone actos de justicia consistentes como los de Zaqueo (Lucas 19, 1-10).
Asumir la actitud de Jesús que a los ricos pide que se solidaricen económicamente con los pobres
(Mateo 19, 16-26; Hechos 5, 1-4; Evangelio y Bienes Temporales 33).
En Marcos 10, 17-20 al hombre rico Jesús sólo le propone una exigencia: la de seguirle a él
renunciando a todos sus bienes. A la observancia de los mandamientos agrega expresamente: "una cosa
te falta todavía"; por lo que no deja a su arbitrio la llamada al seguimiento. Para aquel hombre en su
situación concreta no bastaba haber guardado los mandamientos desde su mocedad: para ser discípulo de
Jesús tenía que hacer todavía algo más: repartir todas sus posesiones entre los pobres, porque tales
posesiones le impedían el servicio incondicional a Dios. La intención de Jesús apunta a ganarse a aquel
hombre para su seguimiento, y la comunidad debe aprender lo que exige dicho seguimiento (cfr. R.
Schnackemburg, El Nuevo Testamento y su Mensaje, Marcos, Vol. 2 pp. 94-97).
Las riquezas, incluso, pueden ser motivo de condenación, como nos enseñó el Señor con la
parábola del epulón (Lucas 16,19-31). Hay que hacerles sentir a los ricos que reconocemos que las
personas con recursos económicos, habiendo mostrado capacidad de manejar las estructuras sociales,
tienen también la posibilidad de convertirlas según el proyecto de la nueva civilización del amor
(Puebla, Mensaje a los Pueblos Latinoamericanos; n. 1118; Evangelio y Bienes Temporales 51); y que
estamos dispuestos a ayudarlos y acompañarlos a dar estos pasos. Todo discípulo de Cristo tiene que
vivir la pobreza de la primera Bienaventuranza (Mateo 5, 1; Lucas 6,1).
92. Desde los Pobres, sin Reducciones
Optar por los pobres no es reducir la dimensión universal de la salvación y de la evangelización.
Sólo afirmamos que, a imitación de Jesús de Nazareth, desde los pobres debemos llamar a todos a
participar en solucionar la situación de los pobres, siguiendo los pasos del Señor: "Ve, vende todo lo que
tienes: y ven, y sígueme" (Mateo 19, 21). La proclamación del Evangelio no puede ser neutral. Los
evangelizadores no somos árbitros en medio de luchas sociales; somos dispensadores de salud a los
enfermos, somos pastores en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mateo 15, 24), y que
quien no es un pobre entra en el plan de Dios poniéndose también al rescate de los pobres, ovejas
perdidas, los indígenas y marginados de las sociedades actuales. No debemos buscar una falsa
imparcialidad pastoral que nos haga merecer el reproche del profeta: "No juzgaban la causa del huérfano
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y no sentenciaban el derecho de los pobres. ¿Y de esto no pediré cuentas? ¡Palabra de Yahvéh!"
(Jeremías 5,25-29).
93. Pastoral de la Pobreza
En la Pastoral Indígena requerimos suma claridad en lo que se refiere a la pobreza.
• En primer lugar, "la pobreza como carencia de los bienes de este mundo es, en cuanto tal, un mal. Los
profetas la denuncian como contraria a la voluntad del Señor, y como fruto de la injusticia y del pecado"
(Medellín, La Pobreza de la Iglesia, 4). Esta pobreza deshumaniza; los pobres la sufren y quienes la
causan destruyen la vida material, desestructuran las relaciones sociales fraternas, impiden el desarrollo,
frenan las capacidades, ponen al límite de la muerte personal y comunitaria, causan envidia, odio,
violencia, miseria, desesperación contra Dios (cfr. Job 3, 20-26).
• Por otro lado, "la pobreza espiritual es la actitud de los pobres de Yahvéh (Sofonías 2, 3; Lucas 1, 46-
55), como apertura a Dios y disponibilidad a su voluntad (Mateo 5, 3); valora los bienes de este mundo y
los pone al servicio de la justicia, la fraternidad y la Paz" (Amós 2, 6-7; Miquéas 6, 12-13; Isaías 10, 2,
Medellín, La Pobreza de la Iglesia, 4).
• Finalmente, "la pobreza como compromiso, que asume voluntariamente y por amor la condición de
pobre para testimoniar de manera creíble contra ella, es imitar al Señor que "siendo rico se hizo pobre
para salvarnos" (2 Corintios 8, 9). Esta pobreza es disponibilidad total al servicio de los hermanos, es
virtud y expresión del amor. Es un modelo de vida. Es comunicación de bienes materiales y espirituales
por amor (1 Timoteo 6, 3-10; Puebla 1149-1150). Es un reto al materialismo liberal de la actual sociedad
de consumo (Puebla 1152).
94. El Pobre, Fundamento de la Religión
El "hermano" del Señor, el apóstol Santiago, catequizaba así a los primeros cristianos: "La
religión pura e intachable ante Dios es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación, y
conservarse incontaminado del Mundo" (1, 27). El "mundo" del que habla Santiago es toda situación de
pecado personal y social que lleva a la injusticia y la opresión: los "huérfanos y las viudas" son el
símbolo tradicional con el que la Biblia habla del pobre; "visitar" no es otra cosa que ayudar, tener
misericordia, servir (cfr. el pasaje de la visitación de María a Santa Isabel).
95. La Iglesia y los Pobres
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Desde siempre la Iglesia ha tenido una actitud particular respecto de los pobres. La doctrina de
los Padres acerca del destino de los bienes, de la justicia y de los pobres es en gran manera estricta y
severa; también la del Concilio, en Gaudium et Spes.
La primitiva y fundamental actitud es la que hemos ido recordando en los párrafos anteriores.
Después ha destinado recursos y ha ayudado con largueza a los pobres. Hoy a esta presencia le
llamamos asistencialismo pastoral. Otra posición de la Iglesia, más efectiva, ha sido la de descubrir la
capacidad histórica y de lucha del pueblo pobre, defender su dignidad, solidarizarse con su causa y sus
luchas. A estas acciones les llamamos hoy de promoción. Finalmente, la Iglesia, al estar más
continuamente con el pobre, ha proclamado que ella es servidora de los pobres, que los pobres son el
sujeto de los cambios en la historia y de la conversión para la salvación; ha vuelto a la práctica de la
diaconía eclesial primitiva, y se ha convertido en la que acompaña coherentemente en todos los campos
a los pobres, a la que todos somos llamados. A este modo de actuar en la Iglesia lo conocemos hoy como
evangelización integral.
96. La Iglesia de los Pobres
Para la Pastoral Indígena la preocupación esencial, ante los más pobres es que "la Iglesia se
presente como es y como quiere ser, como la Iglesia de todos, y particularmente como la Iglesia de los
pobres" (Juan XXIII, Mensaje Radiofónico, 11. 9. 62, a un mes del Concilio). "La solidaridad debe estar
presente allí donde lo requiere la degradación social del sujeto del trabajo, la explotación de los
trabajadores, y las crecientes zonas de miseria e incluso de hambre. La Iglesia está vivamente
comprometida con esta causa, porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su
fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente 'la Iglesia de los pobres' (Juan Pablo II, Laborem
Exercens 8). Es necesario ser la Iglesia de los pobres para no claudicar lo que debe ser la Iglesia.
LINEAS PASTORALES DE OPCIÓN POR LOS POBRES
97. Renovación de Nuestra Opción
La Sagrada Escritura, el profetismo, la espiritualidad, la sabiduría y la experiencia de Jesús y de
las primeras comunidades tienen como principal inquietud la acción de Dios en favor de los pobres. No
siempre la catequesis y evangelización han sido suficientemente claras en esto en cuanto a sus textos y
proclamación. Incluso, en ocasiones se ve con cierta prevención a quienes sí hacen el esfuerzo por
responder a esta necesidad teológica y de fe. Urge que renovemos nuestra opción por los pobres (Puebla
1134) y que respondamos clara e íntegramente a los compromisos, denuncias, organización, defensa de
derechos y solidaridad que son un testimonio hondo y realista de nuestra opción (Puebla 1136-1137).
Esta conversión nuestra para el acompañamiento en el dolor y luchas de los pobres "lleva consigo la
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exigencia de un estilo austero de vida y de una total confianza en el Señor" ya que la Iglesia "debe
contar más con el ser y poder de Dios que con el poder secular" (Puebla 1158). Como Iglesia, para vivir
y anunciar la exigencia de la pobreza cristiana, debemos revisar nuestras estructuras y nuestra vida, de
agentes de pastoral (Puebla 1157).
98. La Opción por los Pobres Construye al Pueblo de Dios
La acción concreta y práctica que Jesús hizo: "Vayan y cuenten lo que han visto y oído" (Lucas
7, 18) nos invita a que también nosotros, razonando los signos concretos que tiene nuestra opción por los
pobres, cuando puede servir para que se refuerce la fe de otros, hagamos que nuestra opción se oiga y se
vea; de modo que estas experiencias vayan haciendo que los pobres surjan y vayan recorriendo desde
distintos lugares los caminos que los llevan cada vez más a la convicción y la consolidación de las
comunidades como pueblo de Dios.
99. Pastoral Mariana
Los equipos parroquiales, de religiosas y misioneros que están en Pastoral Indígena ciertamente
tienen sólidos fundamentos cristológicos y teológicos para su opción por los pobres. A veces enmarcan
también su evangelización y compromisos en el cántico de María. María estaba expresando con el
Magníficat toda la tradición histórica, salvífica y espiritual de Israel (cfr. Juan Pablo II, Redemptoris
Mater, 37). Hemos de buscar que la mujer indígena participe más según su idiosincrasia en los procesos
de evangelización indígena, de modo que aparezca claramente su relación histórica religiosa y liberadora
en el caminar del pueblo. Esto lo logramos con más integridad y coherencia si asociamos más a la
Virgen de Guadalupe y a las mujeres bíblicas en la fundamentación de nuestra opción y prácticas
comprometidas con los pobres.
100. Desde los Pobres
La opción preferencial, no excluyente sino involucrante, la hemos de vivir y expresar siempre
desde los pobres, con los pobres y para los pobres. Este es el mismo método que han seguido Cristo y la
Iglesia. Él, "siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; sino que se despojó de
sí mismo tomando la condición de siervo" (Filipenses 2, 6s). "Siendo rico se hizo pobre por ustedes" (2
Corintios 8,9). Quien no se solidariza efectivamente con los pobres y para el beneficio de los pobres,
hace de su opción una mera palabra vacía que no tiene ni historia ni eficacia. Cuando sí hablamos y
vivimos nuestra opción desde los pobres y para los pobres, damos al mismo tiempo un testimonio que a
quienes tienen otra situación social les permite entender la acción pastoral de la Iglesia y eventualmente,
por convencimiento, sumarse a ella. Por nuestra parte, "el testimonio de una Iglesia pobre puede
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evangelizar a los ricos que tienen su corazón apegado a las riquezas, convirtiéndolos y liberándolos de
esta esclavitud y de su egoísmo" (Puebla 1156).
101. Los Pobres de Espíritu
Muchos que se dicen cristianos se encuentran socialmente en la cúspide de la pirámide
económica, social y política, han requerido los servicios y atenciones de la Iglesia porque se ve en ellos
como se suele decir a "personas ricas, pero espiritualmente pobres". Pastoralmente tenemos que
aclararnos y aclararles el sentido espiritual de la pobreza en la revelación. Para que sean pobres de
espíritu no basta decir que aunque tienen riquezas, espiritualmente son necesitados. Además deben
abrirse al Plan salvífico de Dios (Sofonías 2, 3) y estar dispuestos a aceptar y seguir ese plan así como Él
lo ha realizado en la historia, según el espíritu de las Bienaventuranzas; además, sólo llegan a ser
verdaderamente pobres de espíritu cuando cumplen los mandamientos, y sus bienes los ponen al servicio
de la justicia y de la liberación de los pobres como un modo de seguir a Jesús (Mateo 19,16.29). La
pobreza de espíritu es también una fuerza histórica y social que se hace salvífica cuando la riqueza se
saca de la estructura de la opresión y dominación en la que se encuentra y se la pone bajo la fuerza de la
fraternidad y del amor. No debemos continuar predicando superficialmente la "pobreza de espíritu" sin
lograr que se llegue a los compromisos y opciones como los que vivió Cristo y pide la Iglesia.
102. Solidaridad Pastoral
La causa de los pobres como dijeron los Obispos en el sínodo sobre la evangelización en 1971,
"se nos presenta claramente como una dimensión constitutiva del Evangelio". Debe tener palabras y
obras; nos debe llevar a un compromiso que eficazmente logre que el pobre llegue a poseer la tierra y
disfrutar lo que su trabajó produce (Génesis 1, 29), para lo cual, a veces, será necesario tener presente
que todos los bienes de la tierra tienen una hipoteca y se pueden expropiar si no cumplen su finalidad
social (Juan Pablo II, Discurso a los Indígenas en Cuilapan 12; Paulo VI, Populorum Progressio 24)
También debe llevar a que los indígenas hagan de sus comunidades auténticas fraternidades en la
justicia. El sujeto de estas solidaridades es el mismo pobre, el pueblo pobre, consciente y organizado que
sabe qué acompañamiento le exige a la Iglesia. Algunos pensarán que lo que está haciendo el pobre lo
hace "por el poder del príncipe de las tinieblas" (Mateo 9, 34), o "por instigación comunista". A esos
límites llegan quienes no han podido o no han querido identificar al Señor y su acción con los pobres y
con las acciones de los pobres. La pastoral, con la fuerza del Espíritu (Lucas 4, 14), ha de trabajar para
convencer de que en esto precisamente consiste la acción evangelizadora: en anunciar la Buena Noticia
a los pobres y romperles las cadenas injustas (Lucas 7, 20ss).
103. Objetivos Pastorales de la Opción por los Pobres
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• El primer y mejor servicio que la Pastoral le hace a los pobres es evangelizarlos (Puebla 1145).
Evangelizarlos de tal manera que abran los ojos como pobres para que vean la iluminación que el
Evangelio tiene sobre su dignidad que se realiza viviendo como hijos de Dios, por el anuncio de un
Cristo salvador que libera de las injusticias.
• El servicio que hace la Iglesia consiste en apoyarlos eficazmente en su liberación y promoción integral.
• La Pastoral debe llegar, en su tarea de concientización, a que se descubran las causas de la pobreza.
• Los pastores han de abrirse al potencial evangelizador que tienen los pobres en su misma vivencia del
Evangelio (Puebla 1145-1147).
• Quienes tienen ya esta opción deben luchar para que toda la Iglesia la asuma, identificándose
plenamente con el Cristo pobre (Puebla 1140).
• Esforzarse por conocer y denunciar los mecanismos que social y estructuralmente generan la pobreza
(Puebla 1160).
• Hacer una pastoral que lleve a desarraigar la pobreza y hacer un mundo y una Iglesia más justos y
fraternos (Puebla 1153. 1161).
• Vivir un estilo de vida más austero (Puebla 1157) para que tenga fuerza histórica la condena
evangélica que hacemos de la pobreza injusta (Puebla 1159).
104. Consecuencias de la Opción por los Pobres
La denuncia profética le ha traído a la Iglesia persecuciones, vejaciones, tensiones y conflictos
aún internos, acusaciones y etiquetaciones ideológicas de ser "comunista" o "marxista". Los pastores han
sufrido y sufrirán esto; pero las primeras víctimas y testigos han sido los mismos pobres (Puebla 1138-
1139). Quienes acusan a la Iglesia dirán incluso que persiguiendo y matando a los comprometidos
"prestan un servicio a Dios" (Juan 16, 2), "que detienen el avance del comunismo". Pero el camino
trazado por el Maestro es éste: “Vayan más bien a las ovejas perdidas" (Mate 10; Juan Pablo II, Discurso
Inaugural 59). "Si el grano de trigo no muere, no da fruto" (Juan 12, 24); "no teman, yo he vencido al
mundo" (Juan 16, 39). La opción por los pobres es la mejor manera que tiene la Iglesia de manifestarse
como la amorosa esposa de Cristo que así se consagra y queda gloriosa, sin mancha y perfecta para
presentarse ante El (Efesios 5, 25-27).
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Capítulo VI
Evangelización integral
Liberadora
105. Salvación y Liberación Históricas
En sus fundamentos fundamentales la historia de la salvación es una historia de la liberación. La
creación del mundo fue una liberación del caos (Génesis 1, 1-25). El éxodo de Egipto es la liberación de
la opresión que pesaba sobre los israelitas (Éxodo 1, 9-16; 3,7-10) para poder hacer de ellos el pueblo de
Dios (Éxodo 6,7). El culto verdadero que Dios pide (Éxodo 3,18) forma parte de una fe que libera al
pueblo de las religiones dominadoras que exigían tributos materiales (Éxodo 32) y personales. En la
historia de la humanidad, el mundo, las personas, los pueblos y la religión son forzadas para afuera de
ese designio liberador de Dios; por eso los jueces, profetas y personas religiosas del A.T se
comprometieron a restaurar el plan de Dios. La espiritualidad de Israel, contenida en los Salmos dice
que “el Mesías, que ha de venir, ‘será Rey de la paz basada en la justicia’ y traerá la liberación a los
pobres y a los que soportan una múltiple opresión (Salmo 72; Juan Pablo II, Homilía en Santa María
Reina de los Mártires, 7 de Diciembre de 1986). Esta salvación la realizó eminentemente Jesucristo, y
tanto la Iglesia primitiva como la actual deben continuar con esa obra de la liberación.
106. Pastoral Liberadora entre Indígenas
Los pastores al servicio de las comunidades indígenas percibimos con mayor claridad y urgencia
esta característica del Evangelio pues llevamos la Buena Nueva a grupos humanos con culturas
diferentes que, además son los más empobrecidos de la sociedad (Puebla 34). Para dar cumplimiento a
esta tarea salvadora liberadora, hemos de recorrer el camino de Cristo que realizó la obra de redención
en la pobreza y en la persecución (Mt 10,16ss; Filipenses 2,6ss; Lumen Gentium 8).
107. Redimir la Historia Indígena
La historia indígena, vista pastoralmente, comprende todo un proceso que incluye: el pasado, el
presente y el proyecto de futuro que las comunidades viven en sus tradiciones o se proponen en sus
acciones y compromisos integrales. En este vivir de la historia existe un solo contexto; en él Dios y la
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Iglesia actúan para que la historia indígena sea hoy la única “Historia de la Salvación”, por lo que para
nosotros la pastoral consiste en redimir la historia indígena. Con esto no obstaculizamos la autonomía
que tienen las cosas temporales y la sociedad, al contrario, respetando sus valores propios, aportamos
para que se orienten éticamente según el querer de Dios (Gaudium et Spes 36). La evangelización tiene
como finalidad histórica hacer que la sociedad llegue a niveles plenamente humanos (Puebla 386;
Gaudium et Spes 53). Eso queremos realizar como Jesús, el Señor de la Historia, quien siempre ha
puesto y dado palabras y signos que hacen presente su plan de salvación. Como Él, la Iglesia está al
servicio del mundo, según una historia que Él dirige (Gaudium et Spes). La Iglesia, animada por la fe,
considerada que su preocupación por el futuro de la humanidad y la orientación del desarrollo y del
progreso son elementos esenciales de su misión, indisolublemente ligado a ella (Redemptor Hominis
15). ‘Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo unigénito’ (Juan 9,16).
108. Situación Desafiante
Juan Pablo II afirma que la “Iglesia se encuentra, sobre todo en América Latina, ante desafíos
formidables; ella tiene conciencia de sus limitaciones y carencias para enfrentar tales desafíos, pero no
deja de creer que para ello cuenta con la asistencia del Espíritu del Padre y de Jesucristo, por lo cual no
pierde jamás la esperanza teologal” (Mensaje a los Obispos de Brasil, 3). Son escandalosas las
desigualdades económico-sociales que se dan en el pueblo y contradicen la justicia, la dignidad y la paz
social internacional (Gaudium et Spes 29). Ante esto la Iglesia, con su acción pastoral, busca alcanzar la
raíz de la cultura, suscitando una conversión que garantice la transformación de las estructuras y del
ambiente social (Evangilli Nutiandi 18; Puebla 388); por lo tanto, no se limita sólo a lo religioso sino
que, viendo los problemas actuales, anuncia la liberación integral en Cristo (Evangelii Nuntiandi 34).
109. Principales Desafíos sociales y Eclesiales
En la problemática actual hay desafíos de naturaleza cultural, sociopolítica y económica que
interpelan y estimulan en este momento histórico. Globalmente hablando, es el desafío que pone el
contraste entre el desarrollo pujante que se encamina a la opulencia y las desmesuradas zonas de
pobreza, enfermedad y marginación; contraste que castiga a grandes masas populares condenadas a todo
tipo de miserias (Mensaje a los Obispos de Brasil 3). Y todavía habrá que añadir desafíos eclesiales
como son la carencia de sacerdotes, su inadecuada formación, la amenaza de la fe por parte de las sectas
fundamentalistas, el peligro de posiciones eclesiales distanciadas del Concilio Vaticano II (Mensaje a
los Obispos de Brasil 3). Y para los indígenas y campesinos, grupos humanos tan pobres y oprimidos,
¿cómo darles el servicio de la evangelización? Paulo VI afirmaba que como centro de la Buena Nueva
de Jesús anuncia la salvación, la liberación de todo lo que oprime al hombre (Evangelii Nuntiandi 9).
“Allí donde se encuentran injustas desigualdades sociales, políticas, económicas y culturales hay un
rechazo del don de la paz, del Señor mismo” (Medellín, Paz 14).
110. Anuncio de Liberación Adaptado
En la pastoral liberadora es primordial tener siempre presente que la evangelización lleva
explícito, adaptado en las diversas situaciones sociales y culturales un mensaje sobre los derechos y
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deberes de la persona, la comunidad y la sociedad, en vistas al desarrollo y la liberación nacional e
internacional (Paulo VI, Evangelli Nuntiandi 29). Esta adaptación, atención a las diferentes culturas y
necesidades, no debilitan ni el Mensaje ni la experiencia de la fe; al contrario, le dan mayor vitalidad a la
comunidad eclesial (Evangelii Nuntiandi 73).
111. Anuncio-Denuncia como en la Primera Evangelización
La misión no consiste solamente en anunciar la presencia y acción de Cristo en las comunidades
y en las culturas, es también denunciar todo aquello que, en forma de opresión, dominación e injusticia,
se opone a la acción y presencia del Señor. La labor de la pastoral indígena debe ser “una empresa de
evangelización.. seguir la ruta que siguieron los primeros evangelizadores, aquellos religiosos que
vinieron a anunciar a Cristo Salvador, a defender la dignidad de los indígenas, a proclamar sus derechos
inviolables, a favorecer su promoción integral; a enseñar la hermandad como hombres y como hijos del
mismo Señor y Padre” (Juan Pablo II, Aeropuerto de Santo Domingo). Los indígenas, reunidos en el
Primer Encuentro Nacional en Xicotepec, en 1970, estaban convencidos de que la misión debe producir
liberación y humanización, y que esto no es posible si antes los misioneros no se liberan de su propia
esclavitud y dan testimonio de lo que creen (41).
112. Teología de la Liberación en la Pastoral Indígena
Desde hace 15 años, los objetivos y metas de la Pastoral Indígena en México se proponen, con
toda claridad, la liberación de los indígenas. La teología que sustenta esta acción evangelizadora, la
Teología de la Liberación ha sufrido adversidades de todos los signos. Pero es la teología que el Papa
Juan Pablo II quiere que se desarrolle correcta y necesariamente en América Latina; y le pide a Dios que
ayude a los Obispos para que velen porque este desarrollo se desarrolle de modo homogéneo con
relación a la teología de todos los tiempos y con fidelidad plena a la doctrina de la Iglesia, y atenta al
amor preferencial por los pobres. Dice el Papa que la Iglesia debe dar este servicio teológico pastoral no
sólo en Brasil y en el continente latinoamericano, sino también en muchas otras regiones del mundo
donde se presentan los mismos desafíos (Mensaje a los Obispos de Brasil, 5). También puede servir a
otras Iglesias, a la Iglesia universal y a toda la familia humana (Mensaje a los Obispos de Brasil, 1). La
Teología de la Liberación considera las dos Instrucciones dadas por la Sagrada Congregación para la
Doctrina de la Fe y, con los claros lineamientos de su Santidad Juan Pablo II en su Mensaje a los
Obispos de Brasil en abril de 1986, se preocupa por ser y entender el misterio de la salvación como el
misterio de la liberación.
113. Proclamación del Evangelio, Promoción, Liberación
En sus fundamentos y en la práctica la Pastoral es una pastoral específica que abarca la
proclamación del Kerigma, la catequesis, la promoción integral, la liberación y la celebración de la fe.
“La evangelización incluye el anuncio de un más allá, la predicación de la esperanza en las promesas
hechas por Dios en Jesucristo y el amor fraterno para todos. La evangelización no sería completa si no
tuviera en cuenta cómo la vida concreta y el Evangelio se interpelen recíprocamente, haciéndose un
mensaje explícito, y constantemente actualizado sobre los derechos y deberes de toda persona humana,
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sobre la vida comunitaria de la sociedad, sobre la paz, la justicia, el desarrollo y liberación. Existen
efectivamente lazos muy fuertes de índole teológica, ya que no se puede disociar el plan de la creación
del plan de la redención que llega hasta situaciones muy concretas de injusticia que hay que combatir y
de justicia que hay que restaurar. Vínculos eminentemente evangélicos. ¿Cómo proclamar el
mandamiento nuevo del amor sin promover mediante la justicia y la paz el verdadero y auténtico
crecimiento del hombre?” (Evangelii Nuntiandi 29-30). En la Pastoral Indígena entendemos,
proponemos y debemos llevar a la práctica que “no se puede disociar anuncio del Evangelio y
promoción humana” (Juan Pablo II, Homilía de la Primera Misa en América; Evangelli Nuntiandi 29;
Puebla 475-476).
114. Sin Liberación se Mutila el Evangelio
De la misma manera que es necesario el enuncio explícito de la Palabra de Vida (Evangelii
Nuntiandi 22), es necesario hacer conjuntamente, “un mensaje, especialmente vigoroso en nuestros días,
sobre la liberación total” (Evangelii Nuntiandi 29). “Todo aquello que conduce a alguien a quedar al
margen de la vida es pecado; y el anuncio a millones de personas de que por el evento de Cristo se nace
a la liberación no es extraño al Evangelio” (Juan Pablo II, Primera Misa en América). La Pastoral y el
Evangelio realizan “la liberación de todo lo que oprime al hombre” (Paulo VI, Evangelii Nuntiandi 9),
por eso “no basta recordar principios, reafirmar las intenciones, subrayar la injusticias y proferir
denuncias proféticas” (Paulo VI, Mensaje a Medellín), tenemos que referirnos claramente a quienes
causan, solapan y mantienen la situación inhumana de los indígenas y campesinos (Juan Pablo II,
Discurso a los Indígenas en Cuilapan 19). Si nos olvidamos de la justicia, la liberación y la paz “sería
ignorar la doctrina del Evangelio. La Iglesia perdería su significación profética” (Paulo VI, Evangelli
Nuntiandi 31).
115. Evangelización Integral
“La Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, entre los cuales
hay muchos hijos suyos, el deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma,
de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la evangelización” (Evangelii Nuntiandi 30; DP 26).
La Evangelización integral consiste pues de anunciar la Buena Nueva en la realidad económica,
material, laboral; proclamar el profetismo evangélico en la vida sociopolítica y dar a conocer el Plan de
Dios en la cultura, tradición y religión de los indígenas. La Conferencia del Episcopado Mexicano nos
ha encomendado desde 1976, tener una evangelización integral liberadora como objetivo de la Pastoral
indígena. Es una pastoral “que se compromete con la liberación de todo el hombre y de todos los
hombres” (cfr. Declaración de nuestro objetivo, Puebla 1304). Es, “realizar la fraternidad cristiana para
continuar la salvación en las circunstancias concretas que viven los indígenas” (cfr. Declaración del
objetivo). Es, como decía Paulo VI, “asumir como propios la situación y el destino” de los indígenas y
campesinos (Cfr. Evangelii Nuntiandi 21, Puebla, Mensaje a los pueblos de América Latina 3). Nosotros
hemos insistido mucho en que esta liberación integral es tarea de toda la Iglesia y no solamente de
algunas pastorales específicas (Cfr. Declaración del objetivo) y que, mediante ella el pueblo ha de
realizarse plenamente para así manifestar la gloria de Dios (San Ireneo; declaración del objetivo 1980-
1982).
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116. Liberación como Misión
Juan Pablo II enseña que la misión de la Iglesia tiene varios elementos:
evangelizar, dando al mundo el misterio de la salvación que
nace de una iniciativa de Dios;
al mismo tiempo, este servicio salvífico, a la persona y a la sociedad, mira a sus necesidades
espirituales y temporales, a sus derechos fundamentales, en su convivencia humana y civil
(Mensaje a los Obispos de Brasil 2).
Por eso mismo, la Iglesia en su misión se preocupa de las cuestiones económicas y
sociopolíticas, problemas graves que no pueden ser extraños a la Iglesia.
Ella no debe dudar en difundir con intrepidez la justa y noble causa de los derechos humanos y
apoyar reformas audaces en vistas a la mejor distribución de los bienes, de la tierra; que haya
educación, habitación y salud para todos (Cuilapan.. Mensaje a los Obispos de Brasil 3).
Es una evangelización para la causa de la reconciliación, la convivencia, el desarrollo humano, y
el respeto a la dignidad intrínseca de cada nación (Slavorum Apostoli 1).
117. Experiencias de la Iglesia en la Liberación
La Iglesia es un pueblo cuya condición es la dignidad y la libertad. La iglesia como fin que todas
las creaturas sean liberadas en su historia (Lumen Gentium 9). Quienes servimos a los indígenas
sabemos que este compromiso por la liberación y la justicia “la Iglesia fue la primera en reivindicarlos y
en promover la defensa de los derechos humanos en la tierras que se abrían a la evangelización” en este
continente en el siglo XVI (Juan Pablo II, Homilía en Santo Domingo, 13). Hoy debemos
comprometernos para que no haya trabajadores, rurales o urbanos, maltratados por su trabajo; que no
haya sistemas sociales que permitan la explotación del hombre por el hombre o por el Estado. Que no
haya familias insuficientemente atendidas, que no haya nadie sin el amparo de la ley, que no prevalezca
la fuerza sobre el derecho (Juan Pablo II, Homilía en Santo Domingo 18-19).
118. Dios Salva al Hombre como Pueblo
Desde el principio de la historia de la salvación “fue voluntad de Dios santificar y salvar a los
hombres no aisladamente, sino constituyendo los pueblo.. preparación del pueblo de Dios.. que aunque
actualmente no incluye a todos los hombres.. es, sin embargo, para todo el género humano, un germen
segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación (Lumen Gentium 9). Dios quiere que la comunidad
humana participe en la obra de la creación (Génesis 1,28-31); por otro lado, como persona debe asumir
la responsabilidad de sus demás hermanos (Génesis 4,9) para que, finalmente, como el nuevo pueblo de
Dios, colabore en la construcción de “los cielos nuevos y la tierra nueva” (2 Pedro 3,13; Gaudium et
Spes 39) que se funda en la justicia, el amor y la paz.
119. Liberación de la Cultura
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Paulo VI veía que la ruptura entre Evangelio y cultura es sin duda el drama de nuestro tiempo,
como también lo fue en otras épocas (Evangelii Nuntiandi 20). El magisterio no es muy claro en la
distinción entre cultura y estructura social. La antropología tan poco ha sido precisa o diáfana al
respecto. Así, hay antropólogos y pastores que identifican la cultura de un pueblo con la estructura o
forma social que viven. Sin embargo, el magisterio y la pastoral dan a veces un tratamiento a la cultura y
otra distinta a la estructura. Es necesario, se afirma, que el Evangelio alcance la raíz de la cultura, la
zona de los valores fundamentales (Evangelii Nuntiandi 18; Puebla 388); debemos evangelizar en lo
hondo de las culturas (Puebla 303); hacer una redención integral de las culturas antiguas y nuevas
(Puebla 343); el Evangelio debe penetrar en la cultura, en los modelos de vida (Puebla 343) y renovar y
perfeccionar las culturas para que lleguen a su plenitud por la verdad liberadora de Cristo y su presencia
(Evangelii Nuntiandi 18, 20,23; Gaudium et Spes 58,61). Los valores y los modelos que orientan una
cultura pueden deteriorarse, gastarse, corromperse e ir contra los pueblos que crearon esas culturas. El
evangelio y la pastoral son una fuerza para la restauración de esos valores y la reorientación de las
culturas según sus mejores modelos y según el plan de Dios (Evangelii Nuntiandi 19).
120. Liberación y Cambio de Estructuras y Sistemas
Los pueblos, cada uno con su propia cultura, viven dentro de estructuras y sistemas
sociopolíticos. Estas estructuras y sistemas son claramente diferenciables de las culturas. Los pueblos
indígenas viven con sus propias culturas dentro de una estructura social y un sistema que no siempre
está en consonancia con sus propios valores ni con la orientación que las culturas le dan a sus vidas. En
muchos aspectos la estructura social los contradice, tanto a ellos como a otros grupos de “cultura
popular”, o “cultura de pobres”; así como vemos que la actividad económica va contra la ética, que el
desarrollo depende de naciones poderosas (Gaudium et Spes 65) o carga sobre los pobres. Las ideologías
y las políticas condicionan nuestras reacciones; por ello se requiere una conciencia crítica (Puebla 164).
Los sistemas y estructuras -aún los mejores- pronto se hacen inhumanos, requieren de conversión
(Evangelii Nuntiandi 36) y, para lograrla, “la evangelización busca alcanzar la raíz de la cultura, la zona
de los valores fundamentales, suscitando una conversión que puede ser base y garantía de la
trasformación de las estructuras y del ambiente social” (Puebla 388; Evangelii Nuntiandi 18). Sólo la
acción liberadora de la Iglesia podrá romper la pretendida fatalidad de los sistemas, incapaces, uno y
otro, de asegurar la liberación traída por Jesucristo (Juan Pablo II, Mensaje a los Obispos de Brasil 5).
121. Cultura y Estructura en la Liberación
La Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos del hambre, la
pobreza, la injusticia (económica, política, cultural) nacional e internacional (Paulo VI, Evangelii
Nuntiandi 30. Cita él a los Obispos del Tercer Mundo). La Buena Nueva trae como resultado trasformar
y renovar la humanidad (Evangelii Nuntiandi 18). Esta acción transformadora está destinada a toda la
estructura, y se apoya y parte de la purificación de los criterios de juicio determinantes, las fuentes
inspiradoras, las líneas de interés y los modelos de vida –culturales- de la humanidad, que están en
contraste con la Palabra de Dios y el designio de salvación (Evangelii Nuntiandi 19). Es decir, en otras
palabras, la estructura social en la que están forzados a vivir Nahuas, Zapotecos, Mayas, Otomíes,
“Mexicanos”, etc. Debe cambiar mediante el influjo y acción del Evangelio en esas culturas. Pero el
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Nahua seguirá siendo Nahua; el Zapoteco, Zapoteco; el Maya, Maya; el Otomí, Otomí y el Mexicano,
Mexicano. Esto es posible cuando el Evangelio sacude la conciencia y se inserta con convicción,
libertad y eficacia en el corazón del hombre (Evangelii Nuntiandi 4).
122. Dimensiones y Características de la Liberación Cristiana
Juan Pablo II en su mensaje sobre la Teología de la Liberación señala que, sea en el nivel de la
reflexión o en el de su praxis, la liberación cristiana que realiza la Iglesia es ante todo:
“soteriológica”, como un aspecto de la salvación realizada por Jesucristo, Hijo de Dios. Después
es
“ético-social o ético-política”, como aspectos de salvación histórica, realizados en las distintas
situaciones que vive el pueblo oprimido (Mensaje a los Obispos de Brasil 6).
Añade que “reducir una dimensión a otro es suprimir prácticamente a ambas. Por eso, es deber de los
pastores, anunciar a todos sin ambigüedades, el misterio de la liberación que se encarna en la muerte y
resurrección de Cristo. La Iglesia conoce solamente una sabiduría y una potencia: la de la cruz que lleva
la resurrección” (1 Corintios 2, 1-5; Gálatas 6,14) (cfr. El mismo mensaje a los Obispo de Brasil).
La tercera dimensión de la liberación, dice más adelante, es que
“los pobres de este continente son los primeros en sentir la urgente necesidad de este
Evangelio de liberación radical e integral. Negárselo, sería defraudarlos” (Mensaje a los
Obispos 6). La liberación de los pobres y teología que acompaña esa práctica pastoral es
“tarea inmensa, provocadora, fascinante posible, con la ayuda de Dios” (ibídem 4).
“los Obispos, con toda la Iglesia, muéstrense pronto a emprender.. todo aquello que deriva
como consecuencia de la liberación soteriológica. Es ciertamente, lo que la Iglesia, desde sus
albores, siempre procuró hacer por medio de sus santos, sus maestros, sus pastores, y por
medio de sus fieles comprometidos en las realidades temporales” (Mensaje a los Obispos de
Brasil 6).
123. Los Laicos en la Liberación Integral
Los laicos hacen la evangelización de una manera propia, poniendo en práctica las posibilidades
evangélicas presentes pero escondidas (Evangelii Nuntiandi 70). Los laicos son directamente
responsables de la animación y orientación evangélica de la economía, la política y la cultura. Los
sacerdotes y demás personas de la jerarquía son servidores del Pueblo de Dios para anunciar sin cesar a
esta comunidad reunida entorno a Cristo a seguir en la línea de la vocación más profunda, que se refiere
a la actuación histórica de la fe (cfr. Evangelii Nuntiandi 68).
124. El Reino como Criterio Último
Los evangelizadores en zonas indígenas sentimos la necesidad permanente de distinguir entre el
plano histórico social y el plano trascendente. El primero corresponde a la liberación humana que es
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signo de la liberación definitiva que esperamos y con la cual está íntimamente relacionada. La salvación
definitiva corresponde a la realización plena del Reino que hará el Señor y en él fundamentamos
nosotros la inspiración de nuestras acciones sociales; el Reino nos permite ver la temporalidad de
cualquier logro que alcancemos en la historia y la desbordamos para preparar el cumplimiento de la vida
futura en plenitud y eternidad (Evangelii Nuntiandi 27; Lumen Gentium 9; Gaudium et Spes 32).
125. Conversión Integral de los Evangelizadores
Esta tarea y compromiso por una evangelización integral liberadora que hoy se propone la Iglesia
con más insistencia no solo exige la conversión de las estructuras que oprimen a los indígenas; a los
evangelizadores nos exige un estilo de vida austera y una total confianza en el Señor (Puebla 1151). Con
frecuencia nos resistimos a llevar a la práctica todo aquello que nos pide la evangelización. Tenemos
miedo de ser signos de contradicción si denunciamos las estructuras injustas que oprimen a los indígenas
y a otros marginados. Es necesario poner nuestros recursos y personas al servicio de los anhelos y
esperanza de los indígenas y campesinos para que así puedan constatar en sus vidas que en verdad son
evangelizados, porque ven los signos concretos de la salvación (Puebla 1145; 1156-1158).
LINEAS PASTORALES DE EVANGELIZACION LIBERADORA
126. Estar al Día en la Liberación y ser Consecuentes
Se requieren esfuerzos continuos para ver realmente la historia de la salvación como una historia
de la liberación. Tanto los agentes de pastoral como los indígenas con ministerios, y los demás,
esfuércense por estar al día en esta visión liberadora de la misión que “deriva de un misterioso llamado
de Dios, responde a una misión dada por Dios y se apoya en la gracia de Dios” (Juan Pablo II, Mensaje a
los Obispos de Brasil 4). No podemos callar el mensaje, como “obreros irreprensibles, que predican sin
desviaciones” (2 Timoteo, 15), debemos insistir en la liberación evangélica “a tiempo y a destiempo”
(2Timoteo 4, 2), teniendo en cuenta que “va a llegar el momento en que la gente no soportará la doctrina
sana” (Timoteo 4, 3) y que “todo aquel que se proponga vivir como buen cristiano será perseguido”
(2Timoteo 3, 12s).
127. Visión Histórica Global
En la tarea de redimir la historia indígena, los agentes de pastoral han de tener una mirada
amplia, la historia de las naciones indígenas no comienza hoy; así como es necesaria una liberación
integral de la historia de hoy de esos pueblos, existen también interpretaciones erróneas o ideologizadas
de su historia pasada, interpretaciones de las cuales se tienen que liberar. Pero sobre todo, en esta visión
histórica, hemos de luchar porque se actúe la liberación del futuro infame de integración forzada e
injusta que se le impone a los indígenas por los sistemas económicos, sociales, culturales y, muchas
veces también, por esquemas religiosos.
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128. Responder Realmente a Desafíos
La dinámica de la pastoral y de la teología liberadoras es una tarea fascinante que, por ningún
motivo se debe convertir en un fin de sí misma. La pastoral integral liberadora es un medio y debe estar
siempre en orden a responder a desafíos históricos, objetivos, reales, constatables en la situación
sociopolítica, económica y cultural religiosa de los indígenas, y no solamente que responda a iniciativas
o inquietudes -por mas buenas que sean- de los mismos agentes de pastoral.
129. Los Indígenas, Signo Profético
No obstante la realidad desafiante que viven los indígenas en su realidad histórica, étnica y
cultural, son para nosotros “un signo, una imagen, un misterio de la presencia de Cristo” (Paulo VI,
Discurso a los Campesinos en Colombia, 1968; Puebla 1142) que se levanta frente a responsabilidad y a
la conciencia de todos los hombres de buena voluntad, como denuncia, por su sola presencia es clara
manifestación de que el Evangelio es pisoteado; como anuncio, porque desde su debilidad surge con
fuerza renovada la voz del Espíritu que impulsa a proclamar a los oprimidos la Buena Nueva de la
liberación (Luca 4, 18; Isaías 61,1ss).
130. Métodos Coherentes con las Culturas
Los análisis, los métodos y compromisos por una evangelización liberadora no se pueden usar
los mismos, de la misma manera en diferentes partes y diferentes culturas. Estos medios contienen en sí
mismos orientaciones e inspiraciones que sólo tienen sentido pleno dentro del marco cultural de quienes
lo crearon. Por eso, los agentes de pastoral en zonas indígenas cuídense de trasplantar análisis, métodos
y dinámica porque se han mostrado muy eficaces en otros grupos o comunidades. Ellos han sido el fruto
de un esfuerzo y descubrimiento continuos. Nosotros podemos aprovechar todo eso, con las
adaptaciones necesarias, oyendo antes que nada las sugerencias reales y metodológicas que se contienen
en las culturas indígenas. Tanto el mensaje liberador como su práctica social liberadora deben estar en
consonancia y coherencia con el ser cultural de los indígenas.
131. Ejemplo de los Primeros y Mejores Misioneros
No todos los primeros hombres de la Iglesia que vinieron acá fueron iguales ni siguieron los
mismos métodos. Unos, como Bernardino de Sahagún, se preocuparon por conocer y rescatar la cultura
de los pueblos, educarlos en distintos campos, incluida la política, las artes, la medicina y la religión,
teniendo a los indígenas como maestros de sus propios hermanos y de los mismos misioneros. Otros,
como Bartolomé de las Casas, defendieron el derecho humano y divino de los indios a su tierra, a sus
formas sociopolíticas y religiosas; y propuso “El Único Modo de Evangelizar” que es en la libertad.
Otros, como Motolinía, que como amor visceral hacia los pobres, atendió misericordiosamente sus
necesidades, insertándose en la vida de los pobres y recibiendo de ellos el nuevo nombre de “Fray
Pobreza”, que eso es lo que en Náhuatl significa Fr. Motolinía. Con estos y con otros como Julián
Garcés y Tata Vasco, nos identificamos, convencidos de que sus ejemplos son para la Iglesia “lecciones
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de humanismo, de espiritualidad y de afán por dignificar al hombre” (Juan Pablo II, Discurso en Santo
Domingo, 14). Y ojalá que no haya entre los agentes de pastoral figuras siniestros de misioneros y
Obispos destructores de culturas, ávidos de oro y poder, que como Diego de Landa en Yucatán, llegaron
incluso a torturar a los indios.
132. Necesidad de la Teología de Liberación
Juan Pablo II enseña que “en la medida en que se empeña en encontrar respuestas justas
eficaces.. y constructivas consonantes.. y coherentes con el Evangelio, las enseñanzas de la Tradición
viva, y del perenne Magisterio de la Iglesia, estamos convencidos, nosotros y los Obispos, de que la
Teología de la Liberación es no sólo oportuna, sino útil y necesaria” (Mensaje a los Obispos de Brasil
5). Algunos han aceptado la Teología de la Liberación después de “un diálogo fecundo, profundo y
coherente, esencial en la misma Iglesia de Jesucristo, desde sus comienzos.. y por caridad fraterna unida
a la búsqueda incesante de la verdad” (ibídem 1). Dice el Papa que en el fondo de los problemas que
enfrentan los pastores está una precisa percepción de lo que es la Iglesia que responde a necesidades
sociopolíticas y religiosas. Esta visión de lo que es la misión de la Iglesia debe estar bien fundada (cf. Lo
dicho en el no.114) en “la iglesia no puede ser definida e interpretada a partir de categorías puramente
racionales .. (porque) hace parte de su misterio el que es santa .. peregrina, contemplativa .. activa,
escatológica, como primicia del Reino; mutable en sus accidentes e inmutable en su misión” (Mensaje a
los obispos de Brasil 2).
133. Nueva Etapa de la Teología de la Liberación
La Teología de la Liberación, en este momento, la asumimos como en “una nueva etapa -en
estricta relación con las anteriores- de aquella reflexión teológica iniciada por la Tradición apostólica y
continuada con los grandes Padres y Doctores, con el Magisterio ordinario y extraordinario, y, en esta
época más reciente, con el rico patrimonio de la doctrina social de la Iglesia.. desde “Rerum Novarum”
hasta “Laborem Exercens” (Mensaje citado 5). El Papa piensa que la Iglesia puede desempeñar un papel
importante y delicado: “el de crear espacio y condiciones para que se desenvuelva una reflexión
teológica plenamente adherente a la enseñanza constante de la Iglesia en materia social y, al mismo
tiempo, apta para inspirar una praxis eficaz a favor de la justicia social, de la salvaguarda de los
derechos humanos, de la construcción de una sociedad humana basada en la fraternidad y en la
concordia, en la verdad y en la caridad” (ibídem, 5).
134. No Disociar la Providencia del Evangelio y Liberación
Cuando nos comprometemos como pastores en la denuncia profética de las situaciones
sociopolíticas que sufren los indígenas, no basta dar por supuesto que lo que hacemos es por razones de
fe, de evangelización, y de Iglesia. Es necesario que nuestra fe, la presencia salvífica del Señor en esos
procesos, y el ser y conformar de la Iglesia aparezcan y se proclamen claramente. Cuando esto no se
puede hacer, tales procesos, aunque de suma valía, son de incumbencia y responsabilidad directa de los
cristianos laicos comprometidos (Ad Gentes 12; Puebla 520). Y para que nuestra acción sea integral
debe, desde el nivel en que primordialmente se aborda el problema, relacionarlo estrechamente con
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todos los demás niveles de la vida, incluido el religioso, de modo que un aspecto económico no quede
aislado del político ni del cultural religioso; y así, por la pastoral, también los demás aspectos se
impacten de la vitalidad integral del Evangelio.
135. Condiciones para que la Misión sea Integral y Liberadora
Enseña Juan Pablo II que “las condiciones para que sea correcta esta parte de la misión
evangelizadora son, entre otras;
“una nítida diferenciación en cuanto a lo que es función de los laicos y lo que corresponde a los
pastores, formadores de los laicos en sus tareas” de liberación.
La conciencia de que no cabe a la Iglesia como tal indicar soluciones técnicas para los problemas
temporales, sino iluminar la búsqueda de esas soluciones a la luz de la fe;
Una praxis en el campo sociopolítico debe mantenerse en indefectible cohesión con la enseñanza
constante del Magisterio (Juan Pablo II, Mensaje a los Obispos de Brasil 2).
Y concluía que para “cumplir todos ese papel es insustituible la acción sabia y animadora de los
pastores, es decir, de los Obispos” (ibídem 5).
136. Testimonio Liberador de la Iglesia
La Iglesia fue la primera en promover la defensa de la libertad y derechos humanos en este
continente. De hecho esta actitud la asumió también porque había pueblos indígenas que se rebelaban
contantemente contra la injusticia. Posteriormente, en momentos claves de la independencia y
revolución, gente de Iglesia con convicciones fuertes de fe ha mantenido la lucha por la libertad y los
derechos. Quienes han hecho esto saben que se oponen proféticamente al poder temporal violento e
injusto. Algunos dieron la vida en esta tarea.
137. Perseverar en la Liberación
Hoy, en los compromisos que asume la Iglesia, es necesario perseverar. En ocasiones se inicia un
proceso de liberación, a nivel parroquial, diocesano o regional, y cuando surgen dificultades mayores, se
le quita al proceso el apoyo de la Iglesia y los laicos se frustran. El pueblo espera que sus pastores sean
edificadores de la comunidad; principio, ejemplo y alma de la unidad de la comunidad, que enseña y dé
testimonio de vida; que sean guías del pueblo; padres espirituales, especialmente de los más necesitados
de orientación, ayuda, defensa y protección (Juan Pablo II, Mensaje a los Obispos de Brasil 4).
138. Al servicio del Pueblo
Con frecuencia nuestra manera de actuar es personalista y hasta individualista. Esto se debe en
parte a nuestra formación, y en parte a la experiencia que tenemos. Toda acción que comienza y termina
exclusivamente en los individuos, refuerza el contravalor moral del individualismo. Debemos atender y
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servir a las personas, a los individuos, cuando éstos a su vez son servidores y animadores de la
comunidad.
Para una pastoral liberadora, es esencial que la comunidad, el pueblo sea realmente el sujeto de
su promoción, evangelización y liberación (cfr. Declaración del objetivo). Esto le da fuerza a los
procesos, los protege en los momentos más difíciles y construye eficazmente el nuevo pueblo de Dios.
Esta línea pastoral vale aún más que entre las indígenas puesto que ellos antes que como individuos o
como familia, tienen conciencia de ser comunidad, de ser un pueblo. Los problemas que sufren y las
soluciones que buscan los enfrentan y logran actuando siempre como comunidad.
139. Pastoral Comunitaria Popular
Así como los indígenas actúan en comunidad, igualmente debe actuar la pastoral, incidir y servir
en los momentos comunitarios mas fuertes como son sus asambleas, organizaciones, fiestas, problemas
generalizados. Nuestra formación individualista, proyectada a la pastoral ha producido muchas veces
“líderes” que al final se aíslan de su pueblo apegándose a las estructuras clericales o políticas corruptas.
140. Convicciones Pastorales sobre el Pueblo
La evangelización integral liberadora sólo puede hacerse si se tiene la convicción de que los
pueblos indígenas están básicamente estructuras como comunidades; que entre distintas poblaciones
estas comunidades se otorgan solidaridades cuyo signo visible son las fiestas y las celebraciones civiles;
que los indígenas viven actualmente valores culturales que favorecen enormemente, cuando no son ya,
profundas vivencias cristianas: hospitalidad, amistad, apoyo, responsabilidad, fraternidad, comunión de
bienes, compartir sufrimientos y alegrías; que ellos son pueblos básicamente religiosos, alimentados por
una vivencia de Dios, su familiaridad con la Biblia, sus expresiones propias de religión, su sentido del
misterio de la penitencia, del dolor, de la muerte, de la vida; que centra su experiencia en una percepción
religiosa en torno a Cristo, la Virgen y los santos, que aman y respetan sinceramente a la Iglesia, sus
pastores y sobre todo a las religiosas. Como sus servidores debemos “dar testimonio de proximidad a
ellos.. ser solidarios en su alegría y su dolor; embellecer su vida cristiana, socorrer sus necesidades,
compartir sus aflicciones y esfuerzos, infundirles esperanza” (Juan Pablo II Mensaje a los Obispos 3).
141. Dios y el Hombre Hacen el Pueblo de Dios
El pueblo indígena que servimos, es el pueblo de Dios, pueblo de Dios en marcha que se hace en
la historia concreta (Lumen Gentium); socialmente es un pueblo de oprimidos y marginados. De ese
pueblo nace y se hace la Iglesia de Cristo. Dios llama al pueblo y al pueblo toca responder a esa
iniciativa de Dios. Esa manera Dios y quienes responden a su llamado hacen el pueblo de Dios. Por eso,
en las convicciones que tenemos respecto de los pueblos indígenas reconocemos los signos profundos y
originales de la presencia salvífica de Cristo, la fuerza vivificante de su Espíritu y los testimonios
esperanzadores de una renovación profundamente evangélica, y evangelizadora de la Iglesia.
142. Pastoral Liberadora de las Culturas
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El Concilio Vaticano II afirmó la autonomía de las culturas (Gaudium et Spes 59). Lo mismo
enseña Paulo VI (Evangelii Nuntiandi 55). Si no tomamos en cuenta la interpelación recíproca que hay
entre la vida concreta cultural del pueblo y el Evangelio, la evangelización no es completa (Evangelii
Nuntiandi 29). La liberación de las culturas, de sus valores, de sus esquemas, de sus modelos, se hace
mediante una interpelación que reciban del Evangelio. Por ejemplo, el “trago ritual” de los indígenas
que es una forma de comunión entre los miembros de la comunidad y con la divinidad, se ha
corrompido, llevando a las comunidades a situaciones terribles de empobrecimiento, debilidad y hasta
de violencia. Si queremos liberar ese valor del trago ritual, tenemos que aportar de lo que aporta el
Evangelio cuando lo interpelamos con el contenido de comunión humana y divina que contiene; de esta
manera se revaloriza este valor cultural y desaparecen las corrupciones, las explotaciones,
dominaciones, comercializaciones y propaganda que con el tiempo, desde situaciones de pecado,
hicieron que un logro cultural se convirtiera en destrucción del pueblo. El valor queda, la comunidad lo
purifica y, al mismo tiempo, por su reflexión evangélica y el servicio pastoral, la cultura y el pueblo se
liberan. Métodos similares hemos de seguir con otros elementos de las culturas, contando con las
asesorías antropológicas e históricas que se requieren.
143. El Pueblo se Libera de Estructuras Injustas
Las culturas se realizan y avanzan “cuando no son impedidas o reprimidas por la intervención de
otras culturas dominantes” (Puebla 387). Las culturas “dominantes” o “envolventes” dominan o
envuelven a otras - llamadas “populares” o “culturas pobres”- mediante estructuras o sistemas
económicas, sociales o ideológicas. Por eso la Iglesia considera ciertamente importante y urgente la
edificación de estructuras humanas justas, respetuosas de los derechos; que no sean opresoras ni
avasalladoras (Evangelii Nuntiandi 36; Gaudium et Spes 57-62). En esta labor, la Iglesia denuncia la
injusticia y opresión que ejerce la estructura social dominante sobre las culturas indígenas; a las
instituciones y personas responsables de la estructura les anuncia también la voluntad de Dios sobre el
destino de los bienes. Su plan sobre las personas y los pueblos a quienes quieren creativos y libres, a
quienes les dio un culto y una religión liberadora. Les hacemos saber que cuando los indígenas son
oprimidos por las personas, instituciones o sistemas, éstos se hacen pecaminosos. Además,
pastoralmente hemos de implementar las asesorías materiales, jurídicas, culturales y teológicas, para que
los indígenas puedan librarse de tales estructuras. Esta acción no implica acabar con la cultura
“mexicana” que es la que ha estructurado nuestra sociedad, implica sí una purificación de esta “cultura”
al tenor de lo que comentábamos anteriormente. Esto supone, antes que nada, acciones pastorales para la
organización eficaz de las comunidades.
144. Pastoral Trascendente
El servicio que damos a las comunidades indígenas es concreto, histórico, integral; abarca los
niveles materiales, sociales, culturales y religiosos. Pero el agente de pastoral debe estar todo el tiempo
transido de una visión trascendente que le permita criticar constantemente sus mismas acciones
mediante una confrontación con los valores de justicia, amor, paz y verdad liberadora del Evangelio.
¡Que nunca los agentes de pastoral se sientan satisfechos con sus logros! Es necesario hacer lo debido,
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pero es necesario reconocer siempre que lo que hemos hecho lo completará la gracia que vive el pueblo
y la acción definitiva del Señor.
145. Indígenas en la Pastoral
Muchos indígenas participan en la pastoral, planean con los equipos, coordinan proyectos
comunitarios, agrícolas, organizativos, culturales, religiosos. Esta Comisión Episcopal desarrolla
constantemente talleres de formación y asesora el acompañamiento de los indígenas en sus
compromisos. Aún así, todos debemos de responder el llamados de que los laicos adquieran una
educación cívico política, para que los que ejerzan la política lo hagan contra la injusticia, la opresión y
siempre al servicio de los demás (cfr. Gaudium et Spes 75).
146. Educar para la Liberación
El Papa quiere que la Iglesia forme laicos, tanto de la masas populares como de los ambiente
rurales y obreros, siempre para que puedan actuar con perspectiva de fe en sus propios compromisos
(Mensaje a los Obispos, ya citado, 3). En ocasiones el lenguaje y las actitudes de los agente de pastoral
los hacemos tan simples que en el momento de los indígenas y campesinos se encuentran con las
mismas realidades o problemas, pero tratados por los medios de comunicación o políticos no entienden
bien de qué se trata. O si no, nuestro lenguaje es tan complejo, que desde el primer momento no nos
comprenden y se cierran a la cuestiones de análisis y proposiciones. La experiencia nos ha demostrado
que los indígenas pueden hacer análisis correctos y profundos, que proponen y realizan alternativas
realmente viables y de cambio. Además Juan Pablo II nos “convida una tarea de alta relevancia.. la de
educar para la liberación.. infundir criterios.. ayudar a reconquistar la libertad perdida.., curar la libertad
corrompida.. educar en la fe” (Mensaje citado 6).
147. Espiritualidad Liberadora
La manera de evangelizar cambia según las diversas circunstancias de tiempo, lugar y cultura
(Evangelii Nuntiandi 40), igualmente cambia la espiritualidad. Los agentes de pastoral en zona indígena
obtienen la fuerza ética que orienta sus vidas fundamentalmente de la defensa que hacen del pobre,
sacramento y presencia del Señor en la acción del pueblo: desde ellos habla continuamente el Señor, en
su vida, sus sufrimientos, sus luchas, sus anhelos y proyectos de liberación, en la paz que buscan
construir, en la fraternidad que brindan, en la alegría que generan (Puebla 1147). La tenacidad con la que
han defendido el derecho a la libertad de su religión es un ejemplo y un estimulo permanentes. Nuestro
espíritu se nutre y se engrandece cuando nuestra denuncia profética es eficaz y nuestra vida la perciben
como testimonio. Vivimos de contemplar la acción liberadora que realizan los indígenas que ven la
misma acción del Señor en sus propios compromisos. Nuestra vida de pastores se convierte entonces una
interpretación practica del Evangelio: “sean mis imitadores como yo lo soy de Cristo” (1 Corintios 11,1;
2 Tesalonicenses 3,7).
148. Testimonio y Gracia
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Los indígenas en Xicotepec estaban convencidos de que la verdad del Evangelio humaniza y
eleva (41). Sólo ha habido evangelización auténtica en donde el indio se humanizó y liberó. “Es más
justo expresar gratitud sincera a incontables Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos
comprometidos que dieron prueba de admirable celo apostólico, de abnegación, de espíritu de sacrificio,
de extremo amor por su gente, de incomparable capacidad de servir desinteresadamente” (Mensaje a los
Obispos de Brasil 3). Lo que hacemos por liberación de los indígenas es manifestación del amor a los
hermanos y búsqueda del Reino de Dios (Gaudium et Spes 72). “Es la gracia mayor que Dios puede
conceder a una Iglesia” (Mensaje a los Obispos… 3).
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Capítulo VII
Metodología
149. Método de una Pastoral Específica
Decíamos en el número 6 que la Pastoral Indígena es distinta de la pastoral general, debido a que
la realidad y cultura de las indígenas difiere profundamente de los demás grupos de la sociedad que
llamamos “nacional”, “mexicana”, envolvente o dominante. Por eso la Pastoral Indígena necesita usar
un método propio (cfr. “La Planificación Eficaz de la Pastoral” en Estudios Indígenas. Vol. VII, 4,
1978).
150. Bases de la Metodología Pastoral
El Papa Juan Pablo II, hablando de la metodología misionera, recordaba que es necesario buscar
que la metodología lleve a que el cristianismo arraigue de manera consciente y original en la tradición
de los pueblos (Slavorum Apostoli, 2) o, como enseñaba Paulo VI, en los métodos pastorales y
evangelizadores se deben adaptar a la cultura (Evangelii Nuntiandi 44). El interés que la metodología de
la Pastoral Indígena pone en la historia y en la cultura es un camino válido para que el Evangelio y la
vida cristiana se entiendan y vivan más conscientemente en la experiencia de hoy (cfr. Slavorum
Apostoli, 3). La metodología que seguimos debe lograr, antes que nada, que en la pastoral los indígenas
se descubren como Pueblo de Dios, mediante acciones que tienen eficacia evangélica, como
cumplimiento del plan de Dios.
151. Pastoral Planeada y Orgánica
La Pastoral Indígena no logra su eficacia de manera fortuita. Es una pastoral que se planea. De
esta manera evitamos acciones puramente inmediatistas y actuamos con más claridad, con equipos más
articulados en las parroquias y en las diócesis. Es decir, la metodología que proponemos debe llevar a
que la pastoral sea orgánica e integral.
152. Antes de Planear. Convicciones Previas
No es conveniente iniciar la planeación pastoral de la que venimos hablando si antes no estamos
todos los que participaremos en ella convencidos de que:
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Quienes prestamos este servicio pastoral debemos estar ya en un grado de inserción en la
comunidades que permita seamos considerados, hasta cierto punto, como parte del pueblo.
La evangelización y la pastoral deben partir de la experiencia eclesial que actualmente tiene el
pueblo y fundamentarse en lo valores culturales o en la revalorización de los valores
desgastados.
La pastoral es un proceso, es decir, lo que realizamos hoy debe ser una exigencia y consecuencia
de lo anterior y, a su vez, constituirse en el fundamento de lo que haremos en el futuro. De otra
manera estaríamos planeando acciones históricamente desvinculadas.
La planeación la puede comenzar a hacer equipo misionero, parroquial o diocesano, pero es
esencial para su eficacia evangélica que las comunidades participen activa y decididamente en la
elaboración de los planes, de modo que sean realmente los indígenas los sujetos de su propio
destino, de su promoción y liberación (Puebla 477). Además, la pastoral mira fundamentalmente
más hacia el pueblo que a los individuos aislados (Lumen Gentium 9), es decir, aún lo individual
lo quiere Dios para la construcción de su pueblo.
El pueblo que participa en la planeación tiene que ser un pueblo consciente; conocer su realidad,
saber las causas de esa situación, tener reflexionadas alternativas viables, y ver claramente que
esas alternativas son en verdad un beneficio histórico para el mismo pueblo; nunca debemos de
invitar a que planeen la pastoral con nosotros a personas inconscientes; puede ser una temeridad
que lleve a rotundos fracasos.
La Evangelización se preocupa fundamentalmente por la calidad, es decir, porque llegue un
cambio y conversión, pero mira también a la cantidad, a la dimensión social, a la catolicidad; de
otra manera se corre el riesgo de hacer una pastoral sectarista, o elitista.
La Pastoral Indígena se compromete con una evangelización integral que alcanza todos los
niveles de la vida, lo religioso, lo cultural, lo sociopolítico y lo material (Paulo VI, Evangelii
Nuntiandi, 29). Si no lo hacemos así actuaríamos una evangelización ineficaz en cuanto a la
conversión que buscamos.
Quienes realizamos y planeamos la Pastoral Indígena, si en realidad pretendemos alcanzar
eficacia evangélica, debemos asumir como propio el destino de la comunidades. Si existe la
posibilidad de desvincularnos del pueblo en cualquier momento, nuestro compromiso estará
continuamente condicionado.
153. Lógica y pasos de la planeación
La realidad indígena, con sus recursos, su potencial humana, su variedad cultural y sus
posibilidades sociales y religiosas, es un campo ambicionado por todos. El “mundo” actúa sobre esta
realidad para dominarla; la Iglesia sirve a los indígenas para que su realidad se convierta según el
Evangelio para la mejor realización del Reino de Dios. Los agentes de pastoral debemos procurar muy
cuidadosamente no hacer nuestros planes según métodos que en el fondo realizarán más lo que se
propone la estructura social envolvente que lo que exige el Evangelio. Desde hace muchos años, para
evangelizar y enseñar la Iglesia usa una metodología que tiene los siguientes pasos: analizar la realidad,
confrontar esta realidad a la luz de la fe; proponer respuestas que cambien esa realidad, respuestas que
son graduales y programadas; señalar indicadores para poder detectar los indicadores para poder detectar
la eficacia de la pastoral; y determinar los cambios que el Evangelio ha realizado en la realidad y en la
historia (cfr los esquemas generales del Concilio Vaticano II, y los de los documentos de Medellín y
Puebla).
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154. La Realidad en la Planeación
La planeación de la Pastoral Indígena parte de la realidad total, material, sociopolítica, cultural y
religiosa de los indígenas. Con frecuencia los agentes de pastoral estamos condicionados para analizar
correctamente esa realidad. Nos condiciona nuestra propia situación social, nuestra educación, incluso
nuestra formación religiosa nos impide ver objetivamente la realidad indígena o nos hacen captarla con
deformaciones ideológicas. Por ello es necesario que tomemos conciencia de estos condicionamientos y
despojarnos de ellos. Por otro lado, existen muchas técnicas y métodos para analizar la realidad. Los
agentes de pastoral indígena tenemos que servirnos de esas técnicas y análisis, desechando aquellos que:
a) Nos hacen percibir a los indígenas como gente que no funciona en el proyecto global de la
sociedad dominante;
b) Nos llevan a concluir que los indígenas son grupos humanos no evolucionados;
c) Nos proponen manejar los procesos pastorales o evangelizadores con criterios empresariales,
como si la conversión y el Reino de Dios fueran un producto que hay que distribuir entre
consumidores;
d) Los que presentan la estructura social como la única determinante de la realidad.
La pastoral indígena usa un método integral, que analiza los elementos materiales, sociales, políticos,
culturales y religiosos; descubre las relaciones entre todos estos niveles, llegando a las causas profundas
de la realidad indígena que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación, y
que nos proponemos convertir con la fuerza del Evangelio (Evangelii Nuntiandi 19).
155. Teología y Fe en la Planeación
Teniendo a la vista el análisis de la realidad indígena, el siguiente paso es que los que planeemos
la pastoral descubramos cómo el Señor está actuando en esa realidad y, al mismo tiempo,
desenmascaremos todos los mecanismos económicos, personales, sociales políticos, culturales y
religiosos que, como pecado, se oponen al plan salvífico de Dios (Evangelii Nuntiandi 19; Juan Pablo II,
Discurso inaugural de Puebla, III, 4). Esta mirada de fe la iluminamos y fundamentamos con la Palabra
de Dios, con el Magisterio y con la experiencia vivida por la Iglesia en la historia. De este modo, las
razones que motivan nuestra pastoral no están inspiradas por lo puramente técnico, social o
antropológico, sino que serán razones para fundamentar y dar razones de nuestra esperanza (1Pedro
3,15). Así como la realidad indígena la vimos integralmente, de la misma manera en nuestra visión de fe
debemos incluir el pronunciamiento de Dios y lo que nosotros creemos sobre lo económico, lo social, lo
cultural, lo ideológico y lo religioso. De otra manera nuestra teología no sería completa.
156. Las Respuestas Pastorales: los Objetivos
El tercer paso de la planeación es determinar cuál debe ser la respuesta evangélica y eclesial que,
según la voluntad de Dios descubierta en nuestra reflexión, está exigiendo la realidad indígena. En la
planeación, a esta respuesta evangélica la llamamos objetivo, que es lo que el equipo, la parroquia o la
diócesis se proponen hacer para convertir esa realidad según el Evangelio. El objetivo pastoral es lo
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que la realidad exige, no lo que los agentes de pastoral pueden hacer; a la zona indígena no vamos hacer
lo que pensamos que podemos, sino que vamos a hacer la voluntad del que nos envió (Juan 5,30). Estas
exigencias se tienen que señalar de manera muy clara, muy breve, realista y que muestren a todas luces
que contiene trascendencia, que tienen como horizonte de crítica y de avance los elementos del Reino de
Dios. Es muy oportuno que se declare o explique cada uno de los conceptos o líneas fundamentales del
objetivo. De esta manera se facilita el acuerdo y el trabajo en equipo y, al mismo tiempo, se profundiza
el sentido de fe porque lo que queremos hacer está ya lleno de la luz recibida de la fe. El objetivo
pastoral debe contener acciones de anuncio y denuncia: anuncio de la Bienaventuranzas a los pobres,
denuncia de las injusticias que sufren por parte de quienes se oponen al Evangelio. En definitiva, el
objetivo de la Pastoral Indígena propone una tarea integral para construir una sociedad justa y fraterna
donde se alabe a Dios como Padre.
157. Metas y Programas en la Planeación
Los objetivos, aunque concretos, son proposiciones generales. Es necesario preciar más
claramente lo que nos proponemos hacer más o menos a corto plazo. Las precisaciones, aclaraciones, o
limitaciones concretas que le hacemos a las principales líneas del objetivo se llaman metas. Las metas se
fijan sobre cada línea; por ejemplo, si en el objetivo aparece la línea “anunciar el Evangelio”, para fijarle
metas a esta línea nos preguntamos: “¿hasta dónde?”. Si tenemos una línea de “promoción indígena”,
nos cuestionamos: “¿qué vamos a promover?” Las respuesta que demos teniendo a la vista la realidad y
la fe serán nuestras metas. Y así tendremos que hacer con todas las líneas del objetivo. Después, ya
fijadas las metas, debemos programar cada meta; determinar cómo vamos a realizar cada una, en qué
tiempo, cómo vamos a realizar cada una, en qué tiempo, cómo vamos a ir actuando para cumplir las
metas. Los programas aclaran y determinan aún más a las metas.
158. Los Medios Pastorales
Los medios son todo aquello que se requiere para realizar programas. Los medios pueden ser
materiales, económicos, personales o dinámicos. Sucede a veces que algunas dinámicas (asambleas,
talleres, encuentros) o, incluso, algunos medios materiales (salón, templo, etc.), los convertimos en
fines, los ponemos como objetivos. El único objetivo de la evangelización y de la pastoral es el Reino de
Dios, su fraternidad, su justicia, su amor, su santidad. Todo lo demás, la catequesis, la liturgia, la
comunidad misma, la Iglesia y Cristo son mediaciones o medios para realizar el plan de Dios. “Tanto
amó Dios al mundo que dio a su único Hijo para que todo aquel que crea en él no muera sino que tenga
vida eterna” (Juan 3,16). Todos los medios están al servicio de la evangelización de modo que mediante
todos nuestros recursos logremos cambiar y convertir al mundo.
159. Indicadores Pastoral
Conviene que nuestros planes pastorales tengan indicadores, frases sumamente cortas que nos
dicen y nos permiten saber si realizamos lo que pretendíamos con las metas. Si, por ejemplo, a una meta
de concientización que dice: “concientizar a los indígenas sobre el valor de su religiosidad” le queremos
fijar un indicador, basta con responder a esta pregunta: “¿Cómo sabremos que los indígenas están
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concientizados sobre el valor de su religiosidad?”. La respuesta: “Cuando la conozcan, cuando sepan su
origen, cuando ya han comprendido su sentido profundo”. Todos estos son indicadores que nos van a
permitir conocer si realmente hicimos lo que deberíamos de hacer.
160. Evaluación de la Pastoral
Cada seis meses, cada año, y sobre todo, al final del período de tiempo para el cual formulamos
nuestro plan, es necesario evaluar, examinar el estado en que se encuentra la evangelización, descubrir
lo que eficazmente pudimos lograr y lo que no se realizó. La evaluación puede ser de distintos tipos:
Evaluación Interna. El equipo, la parroquia o la diócesis, con los indígenas y demás laicos que
intervinieron en la planeación y realización, sirviéndose de los indicadores, revisan las metas
para ver cuál se cumplió y cuál no. Es necesario descubrir a qué cosas o quienes se atribuye que
se haya podido lograr o que no se haya podido lograr las metas; cuáles programas sí se
cumplieron, y cuáles no. De esta manera se hacen las correcciones para el próximo plan.
Evaluación Externa. Es aquella evaluación en la que todos los que participaron en la planeación
de los programas pastorales analizan nuevamente la realidad y descubren qué cambios ha habido
o qué situaciones se repiten o se han agravado. Después se determina qué programas y medios
colaboraron a esta realización, y cuáles no sirvieron o estorbaron.
Evaluación confrontada. Es una evaluación posterior a la interna o a la externa. Se convoca al
pueblo que estuvo recibiendo y participando en los servicios pastorales del plan, y se le interroga
sobre el caminar y el servicio del equipo, de la parroquia o de la diócesis. Su voz podrá coincidir
con los resultados de las evaluaciones que antes se hicieron, lo cual demostrará que fueron
acertadas. Si lo que el pueblo dice es diferente a la que concluyeron los que hicieron el plan, es
necesario asumir como más acertada la evaluación que proporciona el pueblo y tomando en
cuenta sus razones, hacer los ajustes que esta evaluación exige.
La evaluación se hace para que nuestros nuevos planes eviten errores y refuercen los aciertos; para
mejorar el servicio, para que la evangelización sea más eficaz.
161. Personas de Buena Voluntad
Muchas personas, que no son agentes de pastoral ni religiosas ni sacerdotes, se han
comprometido con los indígenas, con su causa, con su historia, proporcionan asesorías técnicas,
jurídicas, proporcionales. Estos trabajos debemos apreciarlos y valorizarlos mucho. Así mismo, se
encuentran en zona indígena personas que se dicen no creyentes y que colaboran con lo mejor de sus
capacidades y personas en un empeño por la justicia y por el bien del pueblo. Nos sentimos solidarios
con ellos, apoyamos sus iniciativas; reconocemos su papel decisivo en esta tarea, impulsamos su
creatividad (cfr. Lumen Gentium 16; Gaudium et Spes 41). La Pastoral Indígena reconoce que estos
hombres y mujeres son “de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible”
(Gaudium et Spes 22).
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Conclusión
162. Procesos Largos
Nuestra estructura social explota el trabajo de los indígenas, minimiza su organización, ridiculiza
su cultura, conduciendo al abandono y rechazo de los valores propios de las comunidades. Por ello la
Pastoral Indígena debe planearse, como decíamos, y coordinarse de la mejor manera, con clara
conciencia de que nuestros trabajos han de ser de largo alcance para así resolver las dificultades no
pequeñas que se oponen a la conversión y transformación de la realidad indígena campesina (cfr. Juan
Pablo II, Discurso a los Indígenas y Campesinos en Cuilapan, 16).
163. Los Frutos de la Evangelización
El fruto más preciado de la Evangelización es la conversión de las personas, de las comunidades
y de la realidad que viven los indígenas. Este fruto es una nueva manera de ser, de vivir juntos, de hacer
el Reino de Dios (Paulo VI, Evangelii Nuntiandi 23). Es hacer madurar las culturas porque el Evangelio
se ha encarnado e inculturado en ellas. Así la pastoral contribuye al desarrollo humano y al verdadero
respeto a la dignidad intrínseca de cada nación indígena (Juan Pablo II, Slavorum Apostoli, 25). Esta
encarnación del Evangelio es tarea esencial y urgente para la Iglesia (Slavorum Apostoli, 26), el mejor
anticipo a los frutos de la evangelización es una comunidad que, evangelizada, se compromete, y
difunde su experiencia evangelizadora.
164. Responsabilidad por no comprometerse
El sufrimiento más grande para la Pastoral Indígena es que haya personas que no se comprometen o que,
incluso, son adversarias del servicio pastoral integral en favor de los indígenas. No podemos olvidar que,
ciertamente, “son responsables de la injusticia todos los que no actúan en favor de la justicia con los
medios que disponen y permanecen pasivos por temor a los sacrificios y a los riesgos personales que
implica toda acción audaz y verdaderamente eficaz” (Medellin, Paz, 18).
165. El martirio
Por su compromiso, a veces, algunos agentes de Pastoral Indígena son perseguidos. Esto nos
recuerda lo que decía San Pablo: “No queremos que haya hermanos que ignoren lo que nos sobrevino:
Fuimos maltratados” (2 Corintios 1, 8-9). En México varios indígenas se han sumado el testimonio de
los mártires de América Latina. Han merecido la Bienaventuranza del Señor: “Dichosos ustedes cuando
los odien, cuando los expulsen, cuando los insulten y cuando desprecien su nombre como cosa mala, por
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causa del Hijo del hombre… Ustedes recibirán un gran premio en el cielo; pues también así maltrataron
a los profetas anteriores a ustedes” (Lucas 6, 22-23).
166. Saludo
Al hacer reflexiones hemos tenido como única intención servir a los indígenas y a quienes se
desempeñan en la pastoral (Marcos 10, 45). Jesús es el camino, la verdad y la vida de nuestra pastoral
(Juan 14,5).Queremos hacer lo que Él hizo, sabiendo que nunca el enviado es más que el que lo envía
(Juan 13,16). Que la Virgen de Guadalupe, que en su evangelización se propuso “oír y remediar todos
los lamentos, angustias, penas y dolores de los habitantes de estas tierras”, sea para todos nosotros el
modelo a seguir en el compromiso de los indígenas y campesinos, en la construcción del Reino de
santidad y de gracia, Reino de verdad y de vida, Reino de justicia, de amor y de paz.
Santa Isabel Tola, D.F.
Día de la Resurrección del Señor,
3 de abril de 1988.
JOSÉ A. LLAGUNO FARÍAS
Vicario Apostólico de la Tarahumara,
Presidente de la Comisión Episcopal para Indígenas.
BARTOLOMÉ CARRASCO BRISEÑO
Arzobispo de Oaxaca
Vocalía Teológica
JESÚS C. ALBA PALACIOS
Obispo Emérito de Tehuantepec
Vocalía Teológica.
JUVENCIO GONZÁLEZ ÁLVAREZ,
Obispo de Valles,
Vocalía Teológica
SAMUEL RUÍZ GARCÍA
Obispo de San Cristóbal de las Casas,
Vocalía Antropológico Social.
HERMENEGILDO RAMÍREZ SÁNCHEZ
Obispo de Huautla de Jiménez
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Vocalía Antropológica Social.
MANUEL ROMERO ARVIZU
Obispo Prelado del Nayar,
Vocalía Antropológico Social.
ARTURO LONA REYES
Obispo de Tehuantepec,
Vocalía de Finanzas.
JUAN DE DIOS CABALLERO REYES
Obispo de Huejutla,
Vocalía de Finanzas
BRAULIO SÁNCHEZ FUENTES
Obispo Prelado de Mixes
Vocalía de Finanzas.
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