Recibido: 23 de junio de 2014 Historia y Región, Año II, N° 2, Lima (Perú), Nov. 2014: 49-83
Aceptado: 23 de setiembre de 2014 ISSN (impreso): 2309-933X
PIURA Y CATACAOS FRENTE AL DESAFÍO DE LA NATURALEZA Y LA
DOMINACIÓN COLONIAL HISPANA, SIGLOS XVI-XVIII1
Piura and Catacaos facing the challenge of nature and the Hispanic colonial
domination, XVI-XVIII centuries
César Espinoza Claudio*
RESUMEN:
Nuestro ensayo intenta descubrir y analizar la información histórica que nos permita describir
e investigar las tendencias de formación y movimiento de la sociedad y la ciudad de San Miguel
de Piura frente a una geografía regional y a una tipología de eventos climáticos que fluyen
desde prolongadas sequías hasta el desencadenamiento de lluvias e inundaciones (FEN) entre
Tumbes y Olmos. Otro objetivo que trabajamos es la de analizar las relaciones de poder a nivel
local en la ciudad de San Miguel de Piura reconstruyendo su esquema urbanístico y
describiendo su centro en la vida pública practicado por los españoles, criollos e indígenas entre
los siglos XVI y XVIII.
PALABRAS CLAVE: Piura, Geografía, Catacaos, Clima, Ciudad.
ABSTRACT:
Our paper attempts to identify and analyze historical information that allows us to describe
and investigate the trends of formation and movement of society and the city of San Miguel de
Piura against a regional geography and a typology of climatic events flowing from prolonged
drought until the onset of rains and floods (FEN) between Tumbes and Olmos. Another goal
we work is to analyze the power relations at the local level in the city of San Miguel de Piura
rebuilding its urban pattern and describing its center in public life practiced by the Spaniards,
Creoles and Indians between the sixteenth and eighteenth centuries.
KEYWORDS: Piura, Geography, Catacaos, Climate, City.
1 Este ensayo forma parte del proyecto titulado “La sociedad de esclavos negros en la región de
Piura: 1780-1814. Etnicidad y control social en una microrregión costeña del Perú colonial”.
Proyecto N° 131501131 y financiado por el Vicerrectorado de Investigación de la UNMSM,
CSI-IIHS, Lima, Perú, 2013. * Sociólogo, docente e investigador en el Instituto de Investigaciones Histórico Sociales,
Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
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1. EL DESIERTO, LOS CAMINOS, LAS MULAS Y LOS ARRIEROS EN CATACAOS,
PAITA Y PIURA2
esde 1532 Francisco Pizarro y sus acompañantes empiezan a utilizar los
caminos reales, tambos y puentes entre Paita y San Miguel. Para esta fecha
se había instalado una base militar bajo el nombre de “ciudad” de San Miguel
de Tangarará, ubicaba en la margen derecha de la desembocadura del río La Chira.
Una guarnición militar-administrativa de los Yngas estaba concentrada en Poechos y
la élite nativa en el sitio de La Chira (llamada después La Punta y, posteriormente
Sullana). No se conoce todavía con exactitud porqué razones la guarnición militar de
San Miguel se trasladó hacia el Alto Piura (quizá razones de guerra o la presencia de
lluvias intempestivas o la movilización militar de los indígenas Cañaris). Lo que sí se
sabe es que los españoles buscaban asentarse en espacios territoriales que dispusieran
de caminos, abastecimientos de agua y densas poblaciones que los acompañen en este
difícil proceso de colonización y de conquista militar.3
Esta pequeña microurbe permaneció hasta 1578 en el territorio de lo que ahora es la
provincia de Morropon (Monte de los Padres). Aquí se estaciona temporalmente un
centenar de familias españolas, de indígenas centroamericanos y negros esclavos
refundando la ciudad con el nombre de San Miguel de Piura, un lugar en la que se
asientan clanes familiares españolas y clanes familiares indígenas de Moscalá,
Yapatera y Pabur. La presencia del FEN durante este año provocará una nueva
reconcentración y dispersión de la población esta vez hacia el territorio de Catacaos y
el tablazo de Paita. Hacia este punto cercano al mar logrará centralizarse la población
sobreviviente del otro valle que ha quedado inhabilitado para la residencia debido a la
destrucción intempestiva de los sistemas de riego y a la presencia implacable de
numerosas epidemias.
2 La temática de la Conquista de América mantiene una abundante bibliografía. Uno de los
estudiosos interesantes por sus reflexiones socioculturales es Tzvetan Todorov. Para este
ensayo hemos consultado: 2003. Deberes y Delicias. Una vida entre fronteras. Entrevistas con
Catherine Portevin, FCE, México. Véase en particular el punto 5. La diversidad humana. La
Conquista de América, pp. 133-152; y, 1998. La Conquista de América. El problema del otro.
Siglo XXI editores, México. Gabriela Ramos, 2010. Muerte y conversión en los Andes. Lima y
Cuzco, 1532-1670. IFEA, Lima, Perú. Silvio Zavala, 1993. Por la senda hispana de la libertad,
FCE, México. 3 La historia política de Piura para el siglo XVI ha sido sistematizado por Juan José Vega, 1993.
Pizarro en Piura. Instituto Cambio y Desarrollo, CYDES, Concejo Provincial de Piura; Ricardo
García Rosell, 1903-1907, “Departamento de Piura”. Boletín de la Sociedad Geográfica de
Lima, tomo XIII, pp.193-351 y pp. 419-46, Lima, Perú; Reynaldo Moya Espinoza, 1994. Breve
Historia de Piura. La Conquista. Instituto Cambio y Desarrollo, CYDES, Concejo Provincial
de Piura; Nadia Yanina Correa Gutiérrez, 2004. “La conquista española”. Cap. III, pp. 95-209.
En: Jose Antonio del Busto (Dir.) Historia de Piura, Universidad de Piura; 1994. Fundadores
de ciudades en el Perú (siglo XVI), Universidad de Piura, Piura. Raúl-Estuardo Cornejo, 2007.
El alma de Piura: elogio a un sentimiento. Lima, Editorial San Marcos.
D
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La despoblación indígena y la destrucción implacable del FEN y de las sequias ha
obligado a los españoles a bajar hacia las orillas del mar, cerca al puerto indígena de
Paita y a afincarse provisionalmente en sus playas y bahías, auxiliados esta vez por
los comuneros indígenas de San Lucas de Colán, Amotape y Malacas (Talara). Y, va
a ser desde esta fecha hasta prácticamente 1587 que quedará casi deshabitado el valle
de La Chira (recorrido por el río Turicarami) y de igual forma los actuales territorios
de Chulucanas-Yapatera (antiguamente denominado valle de Moscalá y hoy conocido
como el Alto Piura).4
La presencia del corsario Thomas Cavendish, quien tomó por asalto e incendió la
ciudad de Payta en 1587, obligará a sus moradores y encomenderos a mudarse
temporalmente hacia el pueblo y “valle de Catacaos”. Un territorio indígena
administrado por linajes yungas estacionados en ambas orillas de lo que hoy en día se
conoce como el distrito de Catacaos. Posteriormente se iniciará las gestiones para
refundar la ciudad, y será el virrey Conde del Villar quien ordenará la reinstalación de
la ciudad en territorios de los indios de Catacaos en 1588.5
Esta es la fecha de la fundación definitiva de la ciudad sobre la base de una
arquitectura de riego construida por los Yngas en lo que ahora se llama El Tacalá
(Castilla). La ciudad y provincia empieza a denominarse San Miguel de Piura del
Villar. Desde este punto se administra el agua temporal que llega por el río, y los
indígenas de Catacaos serán reubicados en un territorio y sitio inundables como
4 Antonio de la Calancha, 1638 (1974). Crónica Moralizada. Edic. Ignacio Prado Pastor, tomo
I, pp. 110, 112, 114 y 132, Perú. “En el Perú los vientos Australes generan los temperamentos,
ay bochorno si ellos no soplan, i ay frío o fresco cuando ellos corren i asi porque es quotidiano
el Sur, se conserva una simbolización tan agradable, que no se conoce en la redondez del mundo
verano más fresco, ni invierno más templado, o ablando con rigor ni el invierno aflige, ni el
verano apura, porque las sombras son frescas aun en los caniculares, i corriendo viento son
agradables, i en guardandose el ayre en días más fríos, son los aposentos templados sin necesitar
de estufas.....Los muchos que se admiran de no saber la causa, porqué en el Perú estando a dos
leguas de distancia, o en dos cuadras de diferencia, i aun en un mismo lugar i día y ora, ay tres
y cuatro temples diferentes; tiene fácil respuesta, i clara filosofía. El viento sur, o los ayres
australes.... A sido siempre este Perú de un cielo benévolo, hermoso y claro, de hermosísimos
celajes i pintados arreboles, mitigando los ayres frescos del Sur a los ardientes calores de la
tórrida.....Por acá no se a visto ambre, solo llega la carestía a que se vea menos abundancia,
conque sube el precio, mientras llegan socorros de los valles circunvecinos, con ser el pan de
trigo mantenimiento común de todos géneros de gentes, las pestes no an sido por corrupción de
aire, ni llegan a ser generales...(Y) que sea más fecunda esta tierra, que la de España i Europa,
es evidente, pues acá se dan todas las frutas que de allí se traen, i allá no fructifican las más que
de acá se llevan. Es tanto el vino, azeite, miel, azúcar, i la abundancia de trigo, maíz, arroz y
otras varias semillas i frutas sustanciales i legumbres propias que ecede al otro medio mundo”.
También puede consultarse a Nicole Bernex de Falen, y Bruno Revesz, 1988. Atlas regional de
Piura. Edic. Cipca-Pucp. 5 Anne Marie Hocquenghem, 1998. Para vencer la muerte. Piura y Tumbes, raíces en el bosque
seco y en la selva alta. Horizontes en el Pacífico y en la Amazonía. CNRS-PICS 125, IFEA,
CIPCA, INCAH, Perú. Reynaldo Moya Espinoza, 1994. Historia de Paita. Edic. Panorama,
Piura.
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Guamará obligándolos a migrar hacia las partes altas y desérticas. Tiempo atrás, don
Francisco de Toledo había organizado este espacio humano bajo la modalidad de
comunidades indígenas (reducciones) asociando parcialidades nativas y foráneas que
migraban temporalmente hacia otros territorios buscando el agua, la tierra de
humedad, los pastizales, o sea, la reproducción de su base material y la generación de
un excedente productivo para cancelar sus cartas fiscales. Desaparece lentamente la
sociedad étnica tallán y sobreviven múltiples poblaciones yungas bajo una diversidad
de nombres y grupos étnicos, serranos y costeños.6
Una de las principales preocupaciones de las autoridades españolas para construir la
economía y la sociedad regional es la de reiniciar el uso de los caminos terrestres y
marítimos, los tambos y los puentes existentes entre los pueblos ubicados a orillas del
mar y las poblaciones asentados en las nacientes cordilleranas de Morropon,
Guancabamba, Ayabaca, Cuenca, Loja y Jaén de Bracamoros.
El interés de reabrir una vía terrestre hacia esta zona tenía como objetivos, tanto la de
“pacificar” a los indígenas de la sierra de Piura, como la de reajustar una vía marítima
de comunicación marítima con Tumbes-Panamá. Los españoles encontraron en pleno
funcionamiento un camino real que unía a Paita con San Miguel de Piura, y a este con
Saña-Trujillo. Desde Lima el virrey buscará articular el movimiento de las mercancías
del sur andino para facilitar su envío con mulas y llamas hasta Paita, para allí
embarcarlas con destino a Panamá. El movimiento del comercio de importación y del
transporte del tesoro del Rey utilizará los caminos y tambos que cruzaban el desierto
de Olmos y Pabur hacia la ciudad de SM de Piura y su transporte hacia el puerto de
Paita.
En la apertura y mantenimiento de esta trocha terrestre participaron un gran número
de indígenas de los pueblos de Catacaos y Colán, los mismos que habían sido
congregados con el fin de que en adelante brindaran el auxilio con su fuerza de trabajo,
las caravanas de las bestias y el movimiento de los viajeros que se desplazaban en el
extenso trayecto entre Tumbes y Olmos hasta la ciudad de Saña. El trayecto de estos
caminos no era fácil y en la época lluviosa se tornaba intransitable, por lo que muchos
viajeros tuvieron que permanecer en San Miguel de Piura a partir de diciembre hasta
que pasaran las lluvias se reanudara el tráfico de las mulas, de los negros esclavos y
el estacionamiento de toda clase de embarcaciones en la bahía de Paita.7
6 Bruno Revesz, y otros, 1997. Piura, región y sociedad. Derrotero bibliográfico para el
desarrollo. Cipca, CERA Bartolomé de las Casas, Perú. José Antonio del Busto D. 1969. Dos
personajes de la conquista del Perú. Editorial Universitaria, Lima, Perú, pp. 1, 14 y 15. 7 Luis Miguel Glave, 1993. “La Puerta del Perú: Paita y el extremo norte costeño, 1600-1615”.
En: Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos, N° 22 (2), pp. 497-519, Lima, Perú.
1991. “El puerto de Paita y la costa norteña en la historia regional de Piura”. En: Boletín del
Instituto Francés de Estudios Andinos, N° 20 (2), pp. 501-509, Lima, Perú.
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Sin embargo, no es nada raro que los caminos y las trochas desaparecieran
temporalmente por la acción de los vientos y de las lluvias. Numerosos temporales y
huaycos ocurren transformando el paisaje del tablazo de Sechura. Se trata de
temporales fuertes que derriban gran cantidad de árboles y quebradas cerrando los
caminos e interceptando así la comunicación con los pueblos serranos ubicados en los
confines de esta provincia, bloqueando el comercio con Loja-Cuenca y los pueblos de
la Audiencia de Quito.
En el mantenimiento de los caminos, los tambos y los puentes participan los indios de
las comunidades y los negros esclavos de las haciendas; a estos últimos se les unen
peones asalariados provenientes de los gremios de artesanos o de las cofradías urbnas,
así como toda clase de labradores de las haciendas y estancias ganaderas del Alto
Piura. Piura no podía vivir aislado del comercio de Tierra Firme (Panamá) e incluso
de Acapulco (México). En efecto, casi todas las autoridades regionales mostraban una
especial preocupación para abrir y mantener un camino nuevo desde el pueblo de
Catacaos, pasando por el tambo de Congorá, y terminando en la ciudad-puerto de
Paita. En este punto terminal coincidían las rutas terrestres y marítimas del norte del
virreinato del Perú.8
Fuertes ventarrones o dilatados incendios destruían los caminos, los puentes y los
tambos. En otros casos se trataba de un furioso temporal de viento y lluvias el cual
arrastraba una considerable multitud de árboles aun de las más corpulentas y robustas
cerrando enteramente el camino e interceptando la comunicación con las reducciones
de indios de Malacas (Talara), Amotape y Querecotillo. Concluido los ciclos de
tormentas e imprevistos naturales se trataba ahora de eliminar del camino los muchos
y gruesos árboles caídos y de igual forma, la de aplanar los grandes zanjones
(quebradas) formados por la caída de las lluvias y los derrumbes o pedazos de montes
que se habían precipitado en dirección a los afluentes y orillas de los ríos.
En el transcurso del siglo XVIII la región de Piura se ha especializado en la
producción de algodón en tierras ubicadas en las orillas y desembocaduras de dos ríos:
el Piura y La Chira. En los tramos territoriales finales de estos ríos se han instalado
para la administración de esta faja costera dos comunidades indígenas, San Lucas de
Colán (margen izquierda del río La Chira) y San Juan Bautista de Catacaos (margen
izquierda del río Piura).9 Ambos pueblos de indios administran porciones de tierras
en la desembocadura (deltas o islas) de ambos ríos, pero sus asentamientos urbanos
principales se encuentran en los lugares señalados. El primero a una legua de la ciudad
de San Miguel de Piura, y el segundo, a similar distancia de la ciudad puerto de Paita.
8 Anne Marie Hocquenghem, 1993. “El Camino de Pizarro en Piura”. En: I Semana de la
Identidad Cultural 1992. Ponencias y Conclusiones. Instituto Nacional de Cultura Piura y
Universidad Nacional de Piura, pp. 78-144. 9 En las orillas del mar se encuentra Sechura, comunidad de pescadores, vecina de Catacaos, y
Paita junto a San Lucas de Colán. Véase mapa adjunto.
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Ambos pueblos utilizan la existencia y migración temporal de poblaciones foráneas o
de trabajadores eventuales para extender sus fronteras agrarias y administrar sus
sistemas de riego. Lo que los diferencia es que Colán goza de agua permanente
durante todo el año y Catacaos sólo de cuatro meses.10
En la sociedad regional los clanes familiares de estas dos comunidades se encuentran
vinculados vía el matrimonio, los negocios y la participación política en el gobierno
regional de Piura. Si durante el siglo XVI y la mitad del siglo XVII todavía se
mantuvieron hegemónicos en la élite indígena el clan de la familia La Chira
(descendientes de la nobleza tallán que intentó liquidar Pizarro en 1532), en Catacaos
se unirán los clanes familiares de La Chira-Colán-Pariñas con la finalidad de mantener
y reproducir la tradición familiar, los privilegios sociales y su posición política en el
gobierno colonial simbolizando en el imaginario colonial La República de Indios.
Posteriormente, en el siglo XVIII se registraría el ascenso de nuevos clanes familiares
vinculados a estos últimos pero esta vez aliados a otras familias y noblezas yungas de
Lambayeque como los Fayso-Temoche. Lo interesante de esta experiencia social es
que al interior de este microespacio rural de Catacaos se reproducirán los lazos
sociales y las interacciones parentales que permitirán la conservación de las
tradiciones y la memoria indígena de un pueblo que luchaba y resistía con sus propias
estrategias culturales no sólo contra el desierto sino también contra la opresión y la
colonización española.11
En el último tercio del siglo XVIII, Catacaos casi monopolizará la producción del
algodón. Al interior de este espacio territorial se concentraba la mayor parte de la
población indígena costeña. Debido a la carencia temporal del agua las gentes de sus
diversas parcialidades están obligadas a movilizarse a varios puntos del desierto
buscando “jaguayes” (ojos de agua) para proseguir con la modalidad de una
agricultura temporal y de orilla de granos y cereales pero también de la crianza del
ganado caprino, mular y vacuno. Se trata de un mundo rural que multiplica sus
10 José Ignacio de Lecuanda, 1966 (1793). “Descripción geográfica del Partido de Piura”. En:
Mercurio Peruano, Edición facsimilar. Lima, Biblioteca Nacional del Perú, tomo VIII.
Roxanne E. Cheesman Rajkovic, 2011. El Perú de Lequanda: economía y comercio a fines del
siglo XVIII. Lima, IEP, Fundación M. J. Bustamante De la Fuente, 2011. 11 Sobre los grupos étnicos costeños véase los trabajos de: Oswaldo Fernández Villegas, 1992.
“Unión étnica en el curacazgo Nariguala, Costa Norte del Perú, siglo XVIII”. En: Boletín de
Lima, Nº 14, pp. 43-48 (81), Lima. 1988. “Curacazgos de la costa norte: Piura”. En: Boletín de
Lima, Nº 60, pp. 45-46, Lima. Eduardo Franco Temple, 1981. Grupo cataquense y ritual en la
fiesta de Semana Santa. Tesis Bachiller, Mención Antropología, Programa Académico de
Ciencias Sociales. PUCP, Lima. Alejandro Diez Hurtado, 1988. Pueblos y caciques de Piura:
siglos XVI y XVII. Piura: CIPCA, Perú. 1992. “Las comunidades indígenas del Bajo Piura:
Catacaos y Sechura, siglo XIX”. En: Biblioteca regional, N° 10, Piura: Centro de investigación
y promoción del campesinado. Cipca, Perú. Lorenzo Huertas, 1991. “Perturbaciones étnicas en
Piura”. En: Boletin del Instituto Francés de Estudios Andinos, N° 20 (2), pp. 489-500, Lima,
Perú. Jacobo Cruz Villegas, 1982. Catac Ccaos: origen y evolución histórica de Catacaos.
Piura, CIPCA, Perú.
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fronteras agrarias con cultivos temporales, altamente dependientes del clima y de la
fuerza de trabajo indígena familiar. La gran variabilidad climática y la ocurrencia de
eventos extremos (inundaciones, huracanes, heladas, sequías e incendios de los
bosques) ocasionran grandes pérdidas y la migración de sus habitantes hacia Paita,
Morropón, Yapatera y Pabur. Un movimiento migratorio y de ocupación de tierras
nada nuevo ya que antes de la llegada de los españoles, las familias y parcialidades de
los Catacaos organizados en la etnia de los tallanes administraban y explotaban estos
territorios que abarcaban desde las nacientes del río Piura hasta los límites con
Sechura bajo la dependencia y obediencia a los Yngas.12
2. GEOGRAFÍA Y ALTERACIONES CLIMÁTICAS
En el transcurso del siglo XVIII la región de Piura se ha especializado en la
producción de algodón en tierras ubicadas en las orillas y desembocaduras de dos ríos:
el Piura y la Chira. En los tramos territoriales finales de estos ríos se han instalado
para la administración de esta faja costera dos comunidades indígenas, San Lucas de
Colán (margen izquierda del río La Chira) y San Juan Bautista de Catacaos (margen
izquierda del río Piura).13 Ambos pueblos de indios administran porciones de tierras
en la desembocadura (deltas o islas) de estos ríos, pero sus asentamientos urbanos
principales se encuentran en los lugares señalados. El primero a una legua de la ciudad
de San Miguel de Piura y el segundo a similar distancia de la ciudad puerto de Payta.
Ambos pueblos utilizan la existencia de poblaciones foráneas o de trabajadores
eventuales para extender sus fronteras agrarias y administrar sus sistemas de riego. Lo
que los diferencia es que Colán goza de agua permanente durante todo el año y
Catacaos sólo de cuatro meses. En la sociedad regional los clanes familiares de estas
dos comunidades se encuentran vinculados vía el matrimonio, los negocios y la
participación política en el gobierno regional de Piura. Si durante el siglo XVI y la
mitad del siglo XVII todavía se mantienen hegemónicos en la élite indígena el clan de
La Chira (descendientes de la nobleza tallán que intentó liquidar Pizarro en 1532), en
Catacaos se unirán los clanes familiares de La Chira-Colán-Pariñas con la finalidad
de mantener la tradición familiar, los privilegios sociales y su posición política en el
gobierno colonial. Posteriormente, en el siglo XVIII se registra el ascenso de nuevos
clanes familiares vinculados a estos últimos pero esta vez aliados a familias y noblezas
yungas de Lambayeque como los Fayso-Temoche. Al interior de este micro espacio
12 César Espinoza Claudio, 2005. “La lucha por el algodón en las tierras tropicales de Piura: la
comunidad indígena de Catacaos y su incorporación subordinada a la economía regional
colonial y republicana: XVI-XIX”. En: Investigaciones sociales, Nº 14, CSI-IIHS, UNMSM,
pp. 235-268. 13 En las orillas del mar se encuentra Sechura, comunidad de pescadores, vecina de Catacaos, y
Payta junto a San Lucas de Colán. Véase: Lorenzo Huertas Vallejos, 2000. La costa peruana
vista a través de Sechura: espacio, arte y tecnología. Concejo Provincial de Sechura; Lima,
INC, PromPerú, Universidad Ricardo Palma; 1995. Sechura: identidad cultural a través de los
siglos. Municipalidad de Sechura, Piura.
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rural de Catacaos se reproduce los lazos sociales y las interacciones que permitirán la
conservación de las tradiciones y memoria indígena de un pueblo que lucha no sólo
contra el desierto sino contra la opresión y colonización española.
En el último tercio del siglo XVIII, Catacaos monopoliza la producción del algodón.
Al interior de este espacio territorial se concentra la mayor parte de la población
indígena costeña. Debido a la carencia temporal del agua están obligados a un tipo de
agricultura temporal y de orilla. Se trata de un mundo rural con cultivos de temporal,
altamente dependientes del clima. La gran variabilidad climática y la ocurrencia de
eventos extremos (inundaciones, huracanes, heladas, sequías e incendios de los
bosques) ocasionan grandes pérdidas y la migración de sus habitantes hacia Payta,
Morropón, Yapatera y Pabur. Antes de la llegada de los españoles los Catacaos
administraban estos territorios que abarcaban desde las nacientes del río Piura hasta
los límites con Sechura.
3. PIURA Y EL VALLE DE CATACAOS
La costa norte peruana se caracteriza por la existencia de numerosos valles separados
por extensos tablazos desérticos y ríos que desembocan de los Andes. Numerosas
aglomeraciones de núcleos arbóreos, vientos del sur y médanos grisáceos se combinan
en la superficie para dar forma externa a la naturaleza subterránea y espacial en
continuo movimiento e interconexión con la atmósfera y los vientos marinos.
Corrientes oceanográficas, ríos, lagunas y pantanos refugian a una compleja vida
animal y vegetal que moviliza y transporta abundante energía en múltiples
dimensiones conforme a las estaciones climáticas y al comportamiento del entorno
ambiental.14
Este vasto espacio regional contiene varios elementos combinados por una particular
geografía que comunica a corta distancia el Oceáno Pacífico con las cadenas
cordilleranas de Huancabamba-Ayabaca-Morropón. Así, tres grandes cuencas
hidrográficas configuran un paisaje natural conectado con el mundo amazónico a
través del río Huancabamba y la frontera marítima del Oceáno Pacífico como centro
terminal de los ríos La Chira y Piura. Teniendo en cuenta estos factores encontramos
que el medio geográfico piurano configura un reflejo exterior de la evolución histórica
denominada paisaje natural y/o cultural conforme se registran las actividades
transformativas del hombre y sus modalidades de tecnología y organización social.15
14 En Piura ha empezado a estudiarse las alteraciones climáticas llamadas “El fenómeno El
Niño” que es parte de otros eventos en la Cuenca del Pacífico (ENSO).Ver: International
Engineering Co., 1967. Proyecto de Almacenamiento y Derivación Chira-Piura. Estudio de
Factibilidad, vol. I, p. 51. Javier Pulgar Vidal, 1975. Geografía del Perú: las ocho regiones del
Perú. Editorial Universo. Lima. 15 Emma Rubin de Celis, 1975. Las Caps de Piura y sus contradicciones. Cipca, p. 83.
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Los valles de La Chira y Piura se encuentran divididos y separados por un extenso
tablazo desértico. Durante las épocas de lloviznas los médanos y la superficie
territorial se transforma temporalmente en importantes espacios de concentración
acuática (lagunas) que se rebalsan cuando superan las fronteras de las lomas naturales
provocando la aparición intempestiva de numerosos brazos fluviales con dirección a
las partes bajas de Catacaos y confluyendo finalmente con los territorios de la
comunidad indígena de Sechura y de Olmos. Estos derrames temporales permitirán
conseguir el humedecimiento de vastos espacios territoriales en ambas márgenes del
río Piura, apareciendo una compleja y variada vida vegetal. Entre las plantas
favorecidas encontramos los bosques de algarrobos y numerosas especies de
pastizales y gramíneas en general. Este es un evento natural que también se repite en
los desiertos de Sechura-Olmos y la parte norte del valle de La Chira o sea, Pariñas-
Tumbes.16
Las estaciones climáticas y su cercanía a la línea ecuatorial producirán sucesivos
cambios en las condiciones meteorológicas regionales. Por tanto, es casi normal la
existencia del verano e invierno para el entorno físico piurano. Sin embargo, un verano
no siempre significa que llueva en la sierra. Lo normal es que se presentan importantes
períodos de sequía o de imprevistos momentos de lluvias torrenciales. En los
primeros, las especies vegetales serán calcinadas por la fuerza del calor y del desierto,
y en el segundo, las plantaciones agrícolas serán destruidas y arrasadas, los bosques,
vegas y orillas de los ríos terminarán sacudidos por la fuerza de las aguas que
finalmente culminarán perdiéndose en la inmensidad del desierto.17
Los complejos comportamientos periódicos de las fuerzas de la naturaleza (sequías,
lluvias torrenciales, terremotos, erupciones volcánicas, cambios intempestivos de las
corrientes marinas, vientos tempestuosos, etc.) no han merecido todavía la atención
de los estudiosos de las Ciencias Sociales. En este sentido, estudiar una etapa o un
período histórico implica el conocimiento de las condiciones naturales de un espacio
territorial elegido, examinar al hombre en sociedad y en interacción permanente con
su entorno cultural. Por tanto, casi constantemente al medio geográfico le toca
enfrentarse a dos grandes fuerzas: 1) Los hombres y las fuerzas sociales de producción
y 2) las fuerzas de la naturaleza.18
La monografía de Francisco Mugguiro (1981) describirá a Catacaos como “un valle
arenoso y sombreado por el algarrobo”.19 Nos preguntamos: ¿Cuáles han sido los
cambios cualitativos de la geografía del algarrobo cataquense? Revisando las crónicas
16 Nicole Bernex de Falen y Bruno Revesz, 1988, pp. 58-65. 17 Antonio Mabres, 1992. “Actividades y Proyectos de Investigación sobre el fenómeno “El
Niño” y afines en la Universidad de Piura”. En: Revista Epoca, Nº 250, marzo-abril. 18 Witold Kula, 1973. Problemas y métodos de la Historia. Edit. Siglo XXI, México, p. 521. 19 Francisco Mugguiro, 1983. Catacaos: una comunidad campesina en la Panamericana. Edic.
Cipca, Mimeo, pp. 81-82.
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y los documentos más tempranos del siglo XVI constatamos la existencia inmemorial
del algarrobo en la vida geográfica de esta microregión costeña.20 Los arqueólogos y
las investigaciones de paleobotánica no explican su origen y antigüedad más sí su
presencia en el proceso histórico de emergencia de las civilizaciones yungas. En
Catacaos, el algarrobo formaría parte de los recursos vegetales que conforman las
fronteras húmedas y fertilizadas del valle ya sea por efecto de las inundaciones del río
Piura como de las lluvias que se presentan cíclicamente.
Actualmente los límites de la comunidad de Catacaos, en su extremo sur, empiezan
en el kilómetro 1,000 de la Panamericana Norte que viene desde Olmos-Sechura y
avanza hasta los territorios eriazos de la comunidad de San Lucas de Colán, ubicado
en el valle de La Chira en dirección suroeste. Su extensión territorial mide 84,335
hectáreas, de las cuales utilizan productivamente 10,335 hectáreas con diversos
cultivos de exportación y de consumo interno. El resto, unas 70,000 hectáreas son casi
terrenos eriazos y contiene sólo pequeños oasis, jagueyes, caminos y lagunas. Entre
las últimas señaladas destacan las de Letirá, Ñapique y San Ramón.21 En el año de
1980 casi el 90% de la superficie de las tierras cultivables fueron dedicadas a la
producción del algodón Pima bajo diversas modalidades empresariales de
organización de la tierra. Hoy este paisaje agrario se ha modificado hacia otro tipo de
plantas.
De igual forma, los planos de la comunidad registran un territorio extendido en ambas
márgenes del río Piura. Su frontera oriental, en la margen derecha, encuentra su límite
natural en los montes de arena llamados Capado, Congorá y Cerro el Tunal. En la
margen izquierda su límite es un antiguo camino llamado de los Incas o Morante. En
el extremo Oeste se encuentra un conjunto de lomas llamados: Tambolero, Colorado,
Loma Blanca, Loma Cheleque, que marcan sus límites con las comunidades de
Sechura y Olmos.22
Si se observa estos territorios desde la ciudad de Piura aparenta un espacio plano, sin
embargo esta impresión es falsa. Los estudios de Juan N. Portocarrero,23 a comienzos
del siglo XX demuestran que este espacio territorial de Catacaos representa un plano
inclinado y que desciende desde los 31.7 metros sobre el nivel del mar acompañado
de un conjunto de colinas en los puntos de Sinchao Grande, Tambolero Blanco, Vega
20 Ramón Ferreyra, 1979. “El algarrobal y manglar de la costa norte del Perú”. En: Boletín de
Lima, Nº 1, julio, pp. 12-23. Miguel Clusener Goot, 1987. “Estudios ecológicos sobre la
distribución de los manglares en la costa norte del Perú”. En: Boletín de Lima, Nº 49, pp. 43-
52. 21 En el año de 1980 casi el 90% de las tierras cultivables fueron dedicadas a la producción del
algodón Pima bajo diversas modalidades empresariales de organización de la tierra. Véase F.
Mugguiro, 1983, p. 83. 22 Jacobo Cruz Villegas, 1982, p. 23. 23 Juan Portocarrero, 1907. “Los Trabajos de la Comisión de Irrigación de Piura”. En: Boletín
del Cuerpo de Ingenieros de Minas, Nº 55, Lima, pp. 12-55.
César Espinoza Claudio
59
del Caballo, Vega del Venado, Vega Redonda, Jabonillo y Vega del Cenizo. La
presencia de estos accidentes orográficos anula la imagen de un territorio
completamente desértico ya que las garúas anuales y las precipitaciones fluviales que
ocurren cíclicamente permitirán organizar una diversidad de lagunas, pozas y
estaciones de bosques multicolores que serán utilizados como plataformas de paso
por las poblaciones volátiles, terrestres y marinas, así como también de viajeros y
caminantes en sus cuatro direcciones.
Este paisaje natural particular contenido por desiertos, semidesiertos y terrenos
eriazos del Bajo Piura va a modificarse de acuerdo a la relación que mantengan el
medio ambiente y las corrientes oceanográficas y la acción del hombre. Su significado
como áreas forestales será marginal por la dispersión en la que se encuentran las
arboledas de los algarrobales, zapotes, lipes y faiquillos. Pero precisamente vale
preguntarse ¿sí en temporadas de arrasamiento de los bosques compactos, estos
eventos naturales tuvieron alguna función, de recuperación o aniquilamiento?24
4. CONDICIONES CLIMÁTICAS EN PIURA-CATACAOS
El clima es la unidad esencial para la subsistencia de los pueblos yungas de la costa
norte del virreinato del Perú. Catacaos se ubica en medio de un desierto cruzado por
un río que unifica los paisajes y los modos de vida. Orillas y fronteras verduscas de
algarrobo-hualtaco avanzan y retroceden regularmente acondicionados por la
presencia de las alteraciones climáticas. Entre los meses de diciembre-abril la mayor
riqueza que abunda es el agua. Los animales, las plantas y la tierra reseca se
entusiasman por la llegada vivificadora de la lluvia, del agua y de los vientos
dominantes del sur. Las masas de aire, provenientes de todas las direcciones se
precipitan sobre el duro y expansivo desierto, y las corrientes marinas del norte y del
sur se cruzan entre Sechura y Paita modificando las condiciones físicas locales,
ofertando un aire seco y ardiente que envuelve este valle y el cielo de verano es el
paraíso de las estrellas y de la luna de Paita.25
24 César Espinoza Claudio, 1985. Piura frente al desafío de la Naturaleza: lluvias y sequias en
Catacaos, siglos XVIII-XIX, UNMSM. Oficina de Programación y Estadística, 1972.
Diagnóstico del sector Medio y Bajo de Piura. Lima, p. 17. 25 Salvador Rómulo León. “La palabra “aguacerón”, la lluvia, la posible influencia lunar y un
error del Dr. Eguiguren”. En: La Industria, 28 de julio, Piura. También puede examinarse:
Manuel Vegas Velez, 1989. “Ecología y Mar Peruano”. En: Documento de Comunicación, Nº
3, Concytec, mayo, 1986, “Apuntes Oceanográficos”, Cap. II. Vol. VI. En: Juan Mejía Baca,
Gran Geografía del Perú. Naturaleza y Hombre. Santiago Antúnez de Mayolo, 1986. “Sequías
e inundaciones”. En: Boletín de Lima, Nº 46, Perú. Lorenzo Huertas, 2009. Injurias del tiempo:
desastres naturales en la historia del Perú. Lima: Universidad Ricardo Palma. Editorial
Universitaria, Perú.
Piura y Catacaos frente al desafio…
60
Ahora bien, un viajero europeo del siglo XVIII, llamado Tadeo Haenke, nos ofrece
sus observaciones personales sobre la fuerza de los vientos en Piura en el tiempo
histórico de los Borbones. En esta región:
“Los vientos que generalmente se experimentan en Paita son de la parte del
Sur y de estos se halla resguardada aquella rada por la montaña de la silla.
Los del Norte que son las brisas, no recalan hasta allí; y si alguna vez sucede,
al cabo de algunos años, es con irregularidad. Desde noviembre hasta marzo,
que es la estación de verano en todas aquellas costas suelen experimentarse
algunos terrales, que son vientos por el E. y el E.S.E, pero muy flojos, y al
fin pasan a entablarse al S.E y S.S.E”.26
La presencia de largos períodos de sequías y la caída de dramáticas lluvias torrenciales
saludaron la fundación y reasentamiento de la ciudad de San Miguel de Piura:
“En el valle donde permaneció poco tiempo por la mala calidad del
temperamento. Trasladose poco después al lugar que hoy ocupa, muy
inmediato al primero, en el cual se conservan las ruinas della, bajo el nombre
de Piura La Vieja ó lugar de Santa Ana; pero no sería de admirar que con el
tiempo se trasladase también a otro terreno más cómodo, porque ya se
experimenta en el día que muchas de sus calles y casas las va cubriendo la
arena, y se halla continuamente amenazada de las corrientes o del río, que
saliéndose de su madre, ha hecho varias veces mucho daño a la población”.27
Entre 1532 y 1588 se produce la destrucción de un sistema hidráulico que permitía el
riego de los campos de cultivo entre los valles de La Chira y el Piura. Carlos V y
Francisco Pizarro orientaron la economía regional hacia la construcción de una base
política-militar-comercial refundando la ciudad de SM de Piura y el negocio de las
estancias ganaderas y las tinas de jabón y fábricas de cordobanes. Esta reorientación
de la economía regional esta vez sin Yngas ni tallanes, provocó que en un corto lapso
de tiempo los paisajes agroecológicos yungas desaparecieran por el ataque destructivo
de las cortinas o trombas de agua que hinchaban los cauces de los ríos provocando
desbordes e inundaciones de las llanuras desérticas y ampliándose los límites y las
fronteras del desierto, transformándose los secos arenales desérticos en apenas
dispersos lotes de tierra húmeda y tierra fecunda. Al respecto Haencke apunta para el
último tercio del siglo XVIII:
“Observose en estos parajes que escaseando las lluvias en 6, 8 ó 10 años,
vienen luego tan abundantes que inundan los campos y corren ríos por las
calles de los pueblos; pero en tales casos produce el terreno, sin otro cultivo,
melones, sandías, calabazas, arbustos de algodón, flores y yerbas con la
mayor profusión”.28
26 Haënke, Tadeo, 1901, Descripción del Perú, Imprenta El Lucero, p. 242. 27 Haënke, T., 1901: pp. 242-243. 28 Haënke, T., 1901, p. 327.
César Espinoza Claudio
61
En muchos casos, ahora la caída y presencia de estos ciclos de lluvias son benéficas
pero para pequeños productores indígenas dispersos en medio del desierto; las
Composiciones de tierras de Toledo y el Marques de Mancera protegió relativamente
a los campesinos indígenas nucleados en reducciones y comunidades indígenas para
fortalecer su presencia en una geografía que había fijado a Paita como la principal
base político-militar urbana de comunicación con Lima y Panamá. En esta parte de la
costa norte del virreinato del Perú se fortaleció el modelo de la República de Indios
ya que sus habitantes pudieron contener la voracidad mercantilista de los corregidores,
encomenderos y curas locales. El Estado virreinal reagrupa a parcialidades nativas y
forasteras, estos pueblos indígenas se acoplan a la dinámica comercial y obtienen
excedentes monetarios para financiar la construcción de edificios monumentales
religiosos entre los médanos y las dunas desérticas en calidad de símbolos religiosos
y de su nueva identidad pero esta vez sometidos al gobierno de los virreyes y
posteriormente de Felipe II. En su vida cotidiana las familias tallanes conservan
todavía su lengua y herencia cultural agrícola, viven regocijados en medio de albas y
sermones, organizando numerosas fiestas en la que beben, gritan, conversan y planean
los negocios para el futuro y la cancelación de las deudas. Despliegan toda una
diversidad de actividades culturales y festivas para expresar y representar su presencia
y expansión a lo largo del río Piura. Los curacas y los jefes de las parcialidades
realizan actos celebratorios y de agradecimiento a los dioses del cielo quienes con sus
aguaceros fecundan la tierra y los desiertos de Congorá, Letirá, Guamará, Cucungará
y Narigualá. Las lluvias y los desbordes del río Piura fructificarán las plantas y la
vegetación para defenderse de los postreros días cálidos y ardientes.
Conquistar y reconstruir el valle de Catacaos no fue una tarea fácil para los habitantes
yungas. Organizar sus campos agrícolas dominando las aguas que divagaban en varias
direcciones entre el tablazo, los médanos y las dunas desérticas demandó mucha
inversión de energía humana para re construir antiguos sistemas de circulación,
distribución y almacenamiento del agua que permitiera asegurar el crecimiento y la
reproducción de plantas, animales y hombres. En esta pugna con la Naturaleza se tuvo
que vencer las zonas de meandros con aguas malsanas, combatir los paisajes de aguas
dormidas e insalubres que multiplicaban la presencia de insectos productores de
fiebres palúdicas. Combatir estas enfermedades no fue una tarea simple.
Pacientemente tuvieron que erigir e imponer sistemas modernos de desagüe e
irrigación, con eficaces y veloces mecanismos redistribuidores del agua. Los tallanes
se habían obstinado y triunfaron en esta dura tarea de domesticar el agua para ampliar
sus fronteras agrarias y labrar las tierras del algodón, del maíz y del trigo. En este
largo proceso de conseguir el movimiento obediente y la regularización de los
caudales del agua se han conformado sociedades estratificadas y jerárquicas, es decir,
sociedades disciplinadas que administraban un calendario agrícola y climático.29 Las
29 César Espinoza Claudio, 1985. pp. 10-20.
Piura y Catacaos frente al desafio…
62
investigaciones de Luis Miguel Glave, Pavel Elias Lequernaqué y de Oswaldo
Fernández Villegas han fortalecido la idea de que en estos siglos iniciales de la
dominación española empezó a funcionar la República de Indios liderados por los
Cabildos de Indios y sus Cajas Comunales.30
5. ALTERACIONES CLIMÁTICAS E HISTORIA REGIONAL
Los trastornos climáticos que acontecen en los períodos cíclicos del medio ambiente
piurano están encadenados a un proceso mayor de oscilación entre Atmósfera-
Océano. Esta variable constante que impone la Naturaleza regula los movimientos de
temperatura, vientos y precipitaciones pluviales con grave impacto en la vida
económica de la costa norte del virreinato del Perú. En rigor, el fenómeno de “El
Niño”31 es parte constituyente del Anticiclón del Pacífico que como sistema de vientos
divergentes de alta presión origina la corriente marina del Pacífico sur. En efecto,
durante las temporadas de invierno, esta se desplaza hacia el norte continental y en
verano, hacia el sur.32 Cuando ocurre este último movimiento, en dirección a los
departamentos de Piura-Lambayeque, los vientos bajan su intensidad produciéndose
un enorme avance de aguas cálidas superficiales desde la región marítima de
Guayaquil-Tumbes ocasionando rápidamente un calentamiento del mar y una baja
atmósfera a lo largo de la costa norte peruana.33
Este proceso de calentamiento de las aguas del mar del Pacífico crece sucesivamente
produciéndose una abundante evaporación (aporte de agua a la atmósfera) que
posteriormente se precipitará sobre los territorios costeros bajo la forma de
torrenciales lluvias elevando los caudales de los ríos Chira-Piura e inundando las
pampas desérticas de Letirá y Guamará. En la sierra, la caída abrupta de enormes
volúmenes de agua serán muchos más destructivos produciéndose múltiples huaycos
e inundaciones de poblados rurales y de ciudades y tambos andinas. A su vez, existen
numerosas evidencias de que en la costa marítima se presentaron sucesivos
30 Luis Miguel Glave. Luis Miguel Glave.2014. “El arbitrio de tierras de 1622 y el debate sobre
las propiedades y los derechos coloniales de los indios”. En: Anuario de Estudios Americanos,
71(1), enero-junio, pp. 79-106, Sevilla, España. Pavel Elias Lequernaqué. 2004. “El
Corregimiento de Piura en tiempos de la Casa de Austria”. Cap. IV. En: Jose Antonio del Busto,
pp. 211-263; y Oswaldo Fernández Villegas. 1998. Conflictos por el poder en Colán, siglos
XVII-XVIII. Cámara de Comercio y Producción de Piura; 64 p. Perú. 1992. “La
desestructuración de los curacazgos andinos: conflictos por la residencia del curaca de Colán.
Costa Norte”. En: Allpanchis, N° 40, pp. 97-115, Cusco, Perú. 31 Hoy la comunidad científica la denomina ENSO (El Niño Southern Oscillation). Lorenzo
Huertas, 2009. Injurias del tiempo: desastres naturales en la historia del Perú. Lima:
Universidad Ricardo Palma, Editorial Universitaria, Perú. 32 Manuel Vegas Velez, 1981. “El sistema de corrientes del Pacífico Sudoriental y los recursos
vivos de la región”. En: Boletín de Lima, Nº 11, vol. II, pp. 33-42, Lima. Eduardo Franco
Temple, 1991. El fenómeno El Niño en Piura: ciencia, historia y sociedad. Centro de
Investigación y Promoción del Campesinado, Piura. 33 Albatros, 1983. “Las enseñanzas de El Niño”. La República, Mayo 9, p. 11.
César Espinoza Claudio
63
maremotos e inusitados vientos huracanados. En suma, podemos decir que el
fenómeno ENSO es la alteración periódica de un conjunto de variables meteorológico
y oceanográfico.34 Si a esta anomalía oceánico-meteorológica que regularmente
acontecen en la costa norte (se presentan con la llegada de la corriente marina desde
el Ecuador en los meses de diciembre-enero) los pescadores lo llaman “El Niño”, esta
vez, la comunidad científica ha construido un concepto que supera este nombre
original: ENSO (El Niño Southern Oscillation).
La expresión de estos cambios climáticos lo observaron y sufrieron Pizarro y sus
acompañantes cuando recorrieron en sus bergantines y otras embarcaciones entre
Panamá y Sechura. Bartolomé Ruiz quedó muy asombrado de encontrar flotillas de
balsas que utilizaban el movimiento de estas corrientes marinas para comunicarse a lo
largo de la Cuenca del Pacífico y que los Yngas construyeran una base marítima-
militar en Chincha. Las crónicas apuntan como las mujeres Capullanas dominaban el
arte de la navegación y señalan el miedo de Francisco Pizarro a las reiteradas
invitaciones para desembarcar en playas habitadas por gentes calificadas no solo para
el trabajo sino también para la guerra local.
Pizarro estaba sorprendido de la existencia y funcionamiento de un sistema de tránsito
marítimo y terrestre rápido para las poblaciones yungas que empezaba a conocer.
Conversa con sus acompañantes sobre la presencia de poblaciones organizadas para
el trabajo y la guerra, de la organización y comunicación mediante un camino real en
medio del desierto entre Tumbes, Máncora y Poechos.
Se convence de que la gente que subsiste en el valle de La Chira administra un sistema
hidroagrologico controlado por un gobernador Ynga desde Poechos controlando el
flujo del agua desde esta cabecera estratégica que asegura la reproducción de las bases
materiales de indígenas nativos y forasteros asentados en los valles de La Chira, Piura
y Olmos.
Pizarro encuentra a gente nativa que se mueve no solo en un espacio territorial sino
en un escenario de disputas políticas y por eso es que en cada lugar donde
desembarcan sus hombres decide dejar a un español acompañado de amigos indígenas
para obtener mayor información sobre la guerra que enfrentan a los líderes Yngas.35
En estos viajes que realiza Pizarro se nota que este tiene consejeros muy importantes
como los indígenas centroamericanos que los acompañan. Lo interesante de este líder
que asume su responsabilidad para imponer una política de ocupación de este
34 Instituto Nacional de Planificación, 1983. Situación de la región de Piura, (Ms.), Cipca. 35 Miguel Maticorena Estrada, 1966. “El Contrato de Panamá, 1526, para el Descubrimiento
del Perú”. En: Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien, N°7, pp. 55-84.Actes du colloque
sur la littérature et l'histoire du Pérou.
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/carav_0008-
0152_1966_num_7_1_1146. [Consultado 12.03.2013]
Piura y Catacaos frente al desafio…
64
territorio, no por la vía marítima que lo considera inseguro sino por el camino y la ruta
terrestre, ocupado por los Yngas entre Tumbes, Pariñas y Poechos. Todo parece
indicar que durante la estación climática que le tocó cruzar este camino desértico le
fue favorable además de encontrar una mayor disposición de las autoridades Yngas
para instalarse cerca a la guarnición militar de Poechos y empezar a dialogar con el
gobernador Mayzabilca.
El trayecto carretero que cruza Tumbes a Poechos muestra una total limpieza que
llama la atención de los españoles que marchan a pie y a caballo, pues se trata de una
ruta libre de vertederos y basurales con espacios sembrados de bosques de algarrobo
que permiten el manejo del aire y la arena. Los acompañantes de Pizarro se encuentran
totalmente sorprendidos de la existencia de una probada tecnología de caminos y
manejo de la energía que produce la naturaleza, de la construcción y funcionamiento
de una diversidad de colectores de basura y de administración de los “ojos de agua”
que permiten conservar la salud de las gentes nativas y disponer de parcelas de cultivo
dispersas, así como la de disponer de leña y de madera para autosuministrarse energía
y asegurar el funcionamiento de un ramal caminero articulado al Qhapaq Ñan de los
Andes.
La existencia y funcionamiento de este camino expresa la existencia de una política
de transporte para las actividades públicas de la burocracia cuzqueña y tallán pero
también la movilización de recursos necesarios para la guerra. En la actualidad pocos
son los estudios sobre la red de caminos terrestres que dinamizaban la vida económica
y los beneficios socioeconómicos y el manejo de los factores ambientales que se
practicaba en este espacio tallán y guayacondo.36
En la década del ochenta se ingresó al estudio de las comunidades indígenas del Bajo
Piura desde diferentes perspectivas y temáticas especializadas.37 Sin embargo, escasa
atención ha merecido la relación Tierra-Agua para los siglos XVI-XVII. Excepto los
trabajos de Alejandro Diez Hurtado (1989) y Hakim Vial (1981), el tema está abierto
36 Véase: Anne Marie Hocquenghem; José Poma y Lorena Salcedo. 2009. La red vial incaica
en la región sur del Ecuador. Universidad Nacional de Loja, Centro de Investigación y Apoyo
al Desarrollo Local-Regional, CIADL-R, Loja, Ecuador. 37 Lupe Camino, 1982. Los que vencieron al tiempo. Simbilá, Edic. Cipca; 1987, Chicha de
maíz. Bebida y vida del pueblo de Catacaos, Edic. Cipca. Anne-Marie Hocquenghem, 1989,
“Bajada de Reyes en Narigualá”, Cipca, Biblioteca Regional Nº 6. Guillermo Hakim Vial, 1981.
Distribución de tierras en el Bajo Piura, Edic. Cipca. Oswaldo Fernández Villegas, 1989. La
Huaca Narigualá: un documento para la etnohistoria de la Costa Norte, Conapis, III Sepia.
Piura; 1989. “Las Capullanas: mujeres curacas de Piura, Siglo XVI-XVII”. En: Boletín de Lima,
Nº 66, pp. 43-50. Lima. Eduardo Franco, 1981. Grupo cataquense y ritual de semana santa.
Tesis de Bachiller en Antropología, PUCP.
César Espinoza Claudio
65
para la formulación de propuestas y problemas sobre las permanencias y los cambios
de las economías indígenas costeñas en un orden colonial español.38
Lluvias torrenciales (1578), graves inundaciones y movimientos sísmicos destructivos
(1619, 1645, 1648), asolaron la región de Piura entre los siglos XVI-XVII. La lucha
contra las fuerzas de la Naturaleza obligó a los indígenas y a sus parcialidades a
reubicarse espacialmente a orillas del río y a organizarse en pequeños asentamientos
humanos dispersos para conservar y ampliar su espacio agrícola-pastoril.
Generalmente las nacientes poblaciones marcadas por las “reducciones” de Toledo,
se concentraron alrededor de una huaca u otro santuario religioso. Las fronteras entre
las tierras de las parcelas indígenas se diferenciaron de los terrenos conducidos por
los caciques u otros propietarios individuales. En efecto, cada una de las parcialidades
indígenas buscó conservar su patrón de asentamiento territorial para custodiar sus
espacios y asegurar la crianza del ganado, la recolección de leña y la cosecha de totora
y otras especies forestales.
Las alternancias climáticas condicionaron la geografía disponible y los volúmenes
anuales de cosecha agrícola y pecuaria. Las lluvias estacionales provocaron masivas
inundaciones y también la salida anormal del río formando nuevos cauces en terrenos
agrícolas y ensanchando o cortando áreas agrícolas y centros poblados. La producción
campesina anual dependió del comportamiento de las fuerzas de la naturaleza. Los
aguaceros ocasionaron múltiples inundaciones borrando las fronteras de parcelas,
chacras comunales, y terrenos cacicales. Numerosos juicios se aperturaron para
definir las fronteras y límites de los terrenos de “humedad” y de riego entre las
parcialidades indígenas; los comuneros arrendatarios pugnan contra los funcionarios
del Cabildo de Indios. El fondo de estas disputas legales expresan la lucha por el
control de la tierra, de la fuerza de trabajo y del excedente económico. El manejo y la
administración de la tierra, el control del agua y los sistemas de riego enfrentaron
cotidianamente a los representantes de la República de Indios contra el Cabildo de
criollos y españoles de San Miguel de Piura y los hacendados y estancieros del Alto
Piura.39
En la permanente lucha contra el desierto, los curacas y la población de Catacaos,40
se movilizaron para lograr la reconstrucción y el perfeccionamiento de un sistema de
38 Lorenzo Huertas, 1995; Oswaldo Fernández Villegas, 1992. María Nuñez, 1991. Colán:
antiguo grupo de pescadores coloniales, Memoria Bachiller, Humanidades, PUCP, Perú. 39 César Espinoza Claudio, 1992. Ecología y Sociedades Indígenas. Catacaos y Colán, siglos
XVI-XVIII, Ms. UNMSM; 1999. Sociedad Indígena, tierra y curacazgos yungas en la región
de Piura, siglos XVI-XVIII. Catacaos y los desafíos de la Naturaleza, 1532-1732. Tesis de
Maestría en Historia, PUCP, Tomo I, pp. 35. Alejandro Diez H., 1999. “Tierras y comunes de
indios a fines de la colonia”. En: Scarlett O’Phelan, 1999. El Perú en el siglo XVIII. La Era
Borbónica, pp. 279-294, PUCP, IRA, Lima. 40 Luis Clark, 1958. “Fundación de la ciudad de Piura. Recopilación 1587-1589”. En: Prosistas
Piuranos, Primer Festival del Libro Piurano, Piura, pp. 32-69.
Piura y Catacaos frente al desafio…
66
riego que empieza en el “tajamar de Tacalá”, tal como se menciona en la última
refundación de San Miguel de Piura, en 1588. Una elite de hacendados españoles y de
curacas indígenas explota un vasto territorio irrigado a través de un sistema de
acequias en ambas márgenes del Bajo Piura. Las avenidas de las aguas del río
permitirán humedecer anualmente las tierras de valle y los desiertos fertilizándolas
temporalmente. Se practica una agricultura estacional y mercantil del maíz, el trigo y
el algodón. Las familias indígenas, ante la escasez del agua, las transportaban de
numerosas pozas para regar las sementeras de maíz-trigo, algodón, zapallos, frijoles
y frutales. Se recupera y aprovecha la técnica de los “camellones” perfeccionando sus
campos de labranza no sólo para la autosubsistencia sino también para la oferta de un
excedente agrícola y pecuario que encontraba mercados de consumo en las ciudades
de Piura, Paita, Saña y Lima.41
La comunidad indígena de San Juan Bautista de Catacaos (CISJBC) concentró
diversas unidades productivas que se articularon a las rutas mercantiles que
atravesarían el desierto de Sechura rumbo a Saña y el tablazo de Congorá hacia el
puerto de Paita. Los terrenos de Catacaos formaron:
“[…] un delta que se ensancha y luego se encoge tal como un cañón luego
que dos brazos se pierden en los lagos salados de Ñapique y Ramón, al sur,
y otro, en el de Letirá, al norte. El río a pesar de diversas funciones naturales
o humanas guardan un lecho principal hasta La Unión donde se dispersa en
cinco vegas que se reagrupan a 5 km. al este de Sechura, bajo el nombre de
río Loco”.42
Los habitantes de las diferentes parcialidades de Catacaos explotaron las “tierras de
humedad” cercanas al río y extendieron su frontera agraria avanzando sobre el desierto
con el riego que le proporciona el canal y la represa de El Tacalá y Coscomba en
ambas márgenes. El valle mantiene una cobertura vegetal que permitió la
organización de unidades pastoriles según el grado de concentración y dispersión de
los bosques de algarrobo y zapote. Su área agrícola tiene una forma irregular y
dispersa, estrecha en su inicio y más amplia hacia el sur.43 Es una zona de inundación
llana rodeada de médanos, de abundantes dunas de arena que avanzan a través del
desierto de sur a norte. ¿Cuál fue la extensión irrigada alcanzada en el siglo XVI y la
proyección en el siglo XVIII? No lo sabemos, tampoco conocemos la dimensión de
las áreas inundables por el río (orilleros) y menos la extensión que alcanzó la frontera
del desierto que se pudo explotar inicialmente.
41 Archivo Departamental de Piura: 1602, Escribano Francisco de Morales, protocolo Nº 53, f.
s/n. 42 Claude Collin Delavaud, 1984. Las regiones costeñas del Perú Septentrional, Edic. Cipca-
PUCP, p. 292, Lima. 43 Comunidad Campesina San Juan Bautista de Catacaos y Cipca, 1991. Tierra y Agua en las
UCPs. Catacaos, cap. II, Cipca, Piura. José Luis Bazo, 1978. Relaciones sociales no
capitalistas en el Bajo Piura. Aspectos ecológicos, Cipca (Ms), Piura.
César Espinoza Claudio
67
6. CATACAOS FRENTE AL DESAFÍO DE LA NATURALEZA
El valle de Catacaos es una parte del amplio territorio tallán puesto bajo el dominio
indirecto de los Incas. Este espacio costeño gozaba temporalmente de la concentración
de nubes y de la caída de lluvias que posibilitaban la reaparición de una alfombra
verdusca de pastos y arbustos en el desierto y la reproducción de los bosques de
algarrobos-hualtacos garantizándose de esta forma la vida humana, la de múltiples
variedades de vegetales y una compleja diversidad de animales silvestres. En los
períodos de lluvias torrenciales se organiza un suntuoso tapiz de flores y arbustos, que
cubren las dunas y tablazos desérticos, posibilitando que los suelos se humedezcan y
se reduzcan los efectos temibles de largas sequías. En suma, al interior de esta
geografía árida y escabrosa, los Catacaos organizaron un sistema productivo y un tipo
de organización social que posibilitará la construcción de pequeñas ciudades-
fortalezas, una alta concentración poblacional y todo, gracias a la conquista del suelo
por un pueblo que luchaba contra el desafío del tiempo y la esperanza de alcanzar una
prosperidad considerable.44
Tadeo Haenke calcula una extensión territorial de 25 leguas de largo por 46 de ancho
para el mapa geográfico de Piura compuesta de valles y la Sierra. La asociación de un
conjunto de microvalles en tiempos antiguos da de comer a grandes poblaciones:
“[…] es muy fértil en todos aquellos sitios que participaron de la humedad
de los ríos, cuyo auxilio suple la escasez de las lluvias que experimentan. El
temperamento en algunos lugares es muy agradable y benigno, pero en otros
contrario a la salud y desapacible, particularmente en lo que toca a Sierra y
por las vegas de los ríos Morropón y Tangarará. En las estaciones de verano
se experimenta bastante calor, desde las diez de la mañana hasta las cuatro
de la tarde, pero el invierno es muy semejante a la primavera de España. Su
cielo es claro y despejado, y pocos son los días del año en que no se ve el sol,
sucediendo todo lo contrario en los parajes de la serranía. El viento que
principalmente reina es el sur”.45
Sin embargo, entre los valles de la Chira y el Piura destaca una línea esencial para
comprender la historia de Catacaos: aquí, el agua que proporciona el río y la lluvia del
cielo es solo temporal. Todo lo contrario ocurre en el valle de la Chira, allí abunda el
agua todo el año pero la profundidad de su cauce impide su aprovechamiento que sí
se realiza a través de complejos de riego en la parte baja de Amotape-Colán,
produciéndose la emergencia de poblados rurales-marítimos que explotan agua salada
y dulce. En estos pueblos el sentido de su destino tiene como eje el mar, el río y el
desierto. En Catacaos la lucha es más difícil, es necesario enfrentar la hostilidad del
44 Jacobo Cruz Villegas, 1982. Bruno Revesz Long, 1992. “Catacaos: una comunidad en la
modernidad”. En: Debate Agrario, Nº 14, pp. 75-105, edic, Cepes, Lima. Víctor Eguiguren,
1895. Las lluvias en Piura: fundación y traslaciones de la ciudad de San Miguel de Piura. Impr.
Liberal, 31 pp., Lima. 45 Tadeo Haënke, 1901. Descripción del Perú. Imprenta El Lucero. Lima. p. 237.
Piura y Catacaos frente al desafio…
68
desierto y los vientos. Esta agrupación indígena durante la Colonia vive una
experiencia singular, es una trinchera humana que busca no solo sobrevivir sino
también crear, conservar y transmitir sus riquezas materiales y de conocimientos a la
humanidad en su lucha constante contra el tiempo y la historia.46
A comienzos del siglo XVII Bernabé Cobo estudia la geografía costeña, el clima y los
vientos del sur, este viajero descubre que los:
“[…] llanos del Perú de muy grandes arenales secos y no llover jamás en
ellos, a cuya causa había de ser la tierra más cálida y abrasada de las Indias,
con todo eso, por causa del fresco viento sur que perpetuamente corre en ella,
es de invierno fría y de verano más templada y apacible que ninguna tierra
de Indias tan bajo como ella”.47
Cuando Cobo ingresó por Paita en 1599, proveniente de Panamá, registró el
movimiento y las corrientes del aire del sur al momento de atravesar el desierto:
“Y no poco menos intenso fue el frío que experimentó en el despoblado de
Catacaos, caminando del puerto de Paita a Lima, donde se pasan tres jornadas
de arenales secos, sin pastos ni agua, con pasarlo por el mes de setiembre,
que en este hemisferio austral es el tiempo de la primavera. Y este frío tan
riguroso lo causa el viento sur, que en estos arenales sopla recio y muy frío
[…] el viento sur, que todo el año corre en la costa del Perú y no en otros
mares”.48
En su búsqueda por encontrar una explicación acerca de las alteraciones climáticas,
Bernabé Cobo encuentra para la región de Piura la presencia de montañas altas y
accidentadas que como un esqueleto pétreo cruzan el desierto y algunas de las cuales
emergen en el mar:
“[…] corre norte sur este reino del Perú 770 leguas en largo y de ancho tiene
130 por donde más, y por donde menos 80 […] Por causa de hallarse en esta
región y pedazo de la América todas las cualidades y diferencias de tierras y
temples que experimentamos en la tórrida zona desde Nuevo Mundo.
Procede la diversidad de temples deste reino de una de las mayores sierras
que se conocen en el mundo, que corre por lo largo de el y llama Sierra y
cordillera general de la América Austral o del Perú”.49
Numerosas recuas de mulas cruzan los extensos desiertos comunicando la ciudad de
San Miguel de Piura con el puerto marítimo de Paita. Generalmente son hombres
organizados en caravanas los que realizan este trabajo de transportar mercaderías de
46 Miguel A. Seminario, 1986. Historia de Sullana. Editorial Lumen, Lima; 1995. Historia de
Tambogrande. Una aproximación socioeconómica del medio Piura: 1532-1932. Municipalidad
distrital de Tambogrande, Sullana. 47 Bernabé Cobo: 1964. Historia del Nuevo Mundo. Biblioteca de Autores Españoles, Madrid.
p. 57. 48 Cobo, B. 1964, p. 58. 49 Cobo, B. 1964, p. 65.
César Espinoza Claudio
69
todo tipo provenientes del sur de la Audiencia de Quito, de la sierra de Huancabamba-
Ayabaca y de comerciantes de Lambayeque-Trujillo-Lima. La actividad mercantil
fertiliza esta dinámica cruzando las pampas desérticas para el beneficio de pequeñas
minorías que buscan conseguir ingresos complementarios y también las noticias de
otros negocios que impulsan los hacendados laicos y religiosos quienes están
preocupados por ingresar pequeños lotes de negros esclavos provenientes de Panamá
para sus fundos y chacras de trigo, maíz y frutales.
Es necesario precisar que a estos flujos lo acompañan ciclos de reflujos y de
estancamiento temporal, de paralización del comercio marítimo y de escasez del agua
que debilita la crianza del ganado caprino y reorienta a las poblaciones indígenas a
buscar alimentos marinos y de otra clase de mamíferos existentes en las
desembocaduras de Sechura y Amotape. En esta dura lucha por la subsistencia
material participan también numerosos negros esclavos y mestizos de todo pelaje
organizando espacios geográficos controlados por el miedo al despojo de la carga de
maíz y de frutales o el abuso sexual de las mujeres.50 Los hombres mestizos que viven
en la costa de Piura son también parte del universo humano que cotidianamente se
enfrenta a un paisaje natural diverso en este complejo proceso histórico de crear y
recrear una civilización o convivencia armónica entre organización social, tecnología
y recursos naturales.51
En el siglo XVII el valle de Catacaos vive una encrucijada histórica muy antigua.
Desde muchas centurias atrás todo ha confluido hacia él concentrando una parte
importante de la historia de los tallanes: caminos, sistemas de riego, tierras de
labranza, ciudades-fortaleza, templos religiosos, modos de vida, religión y muerte,
ideas y costumbres, campos de pastoreo, técnicas de cultivo en tierras húmedas,
charán, algodón, frutales, etc. El gobierno de los Austrias le impone el sistema de vida
llamada de La República de Indios que le asegura una parte de sus tierras a cambio de
un tributo y la evangelización cristiana. Este es un tiempo histórico en la que la cultura
agraria española se fusiona a una milenaria civilización indígena agraria y marítima.
Los habitantes de este valle son producto de la experiencia adquirida en cohabitar un
espacio que mantiene como fronteras la cordillera de los Andes y las orillas del mar.
En la búsqueda insaciable de reproducir la vida sus gentes cruzaron muchas veces
caminando o navegando las pampas desérticas de los valles del Chira y el Piura,
levantando poblaciones temporalmente y construyendo terrazas agrícolas para
movilizarse en corto tiempo hacia otras zonas que ofrecieran mayores recursos de
vida. Tanto en su paisaje físico como en su paisaje humano, Piura y el valle de
50 Oswaldo Fernández Villegas, 1994. “Testimonios y documentos. La muerte de Luisa
Puchupay, un homicidio de 1656”. En: Boletín de Lima, Nº 91-96, pp. 16-24, Perú. 51 Carlos Gálvez Peña, 1998. “En la frontera del Reino: apuntes sobre sociedad y economía de
un curato en la sierra de Piura (1780-188)”. En: Scarlett O’Phelan Godoy/Yves Saint Geours
(comp.), pp. 95-168, IFEA-CIPCA.
Piura y Catacaos frente al desafio…
70
Catacaos son una encrucijada civilizatoria, el producto histórico de numerosas
migraciones e invasiones en la que predomina la mezcla y la recomposición de
numerosas experiencias que permitirán la construcción de una unidad original que
explotaran los españoles en 1532 para así tomar la decisión final de asentarse en las
riberas del río Piura y gozar de los dones y las maldiciones que proporciona la
naturaleza (lluvias y sequías) y aprovechar al máximo el trabajo que gratuitamente les
brindan curacas y pueblos yungas y serranos. Para el éxito de esta colonización
española se sumará la sabiduría agrícola y social acumulada por los pueblos costeños
quienes frente a la guerra que enfrentan a Huáscar y Atahualpa optaron por actuar
como aliados eficaces de los europeos contra los Incas.52
La descripción que hizo Cobo sobre la tierra de los Llanos es muy pesimista. Describe
esta superficie territorial o largo litoral excepcionalmente llano, anotando su
despliegue sobre miles de kilómetros, y abarcando numerosos valles y monótonas
riberas rocosas. Desde lo alto se observa que se trata de la convivencia de dos enormes
superficies llanas, el desierto y el mar, en una lucha milenaria y con sus respectivos
colores, que van desde el azul intenso hasta el gris verdoso.
Este desierto aparenta ser un universo estático, que sin embargo acíclicamente las
sequías y la presencia de fuertes lluvias modifican agresivamente su paisaje; y de igual
forma, la turbulencia de las aguas que transportan los ríos y sus desbordes generaran
una hostilidad mortal sobre las poblaciones rurales que se encontraban muchas veces
desarmadas para enfrentar la furia de la Naturaleza. Para Cobo estos Llanos son:
“[…] arenales secos […] la tierra doblada es de cerros y sierras fragosas y
ásperas, parte de arena y las más de pedrisco, rocas y peñascos […] tierra
sequísima y pelada, sin yerba ni arboledas […] Solo nace entre las peñas de
los cerros un género de cardones muy espinosos […] En los altos y bajos hay
grandes médanos de arena, que mudan los vientos de una parte a otra”.53
En esta mezcla de naturaleza, historia y alma de los pueblos, en la que la apariencia
sólo muestra un espacio árido el hombre explotará la geografía aprovisionándose del
agua que cae del cielo ó que arroja el río:
“la habitación desta tierra de Llanos es solamente en los valles, ribera de los
ríos que bajan de la sierra general […] Los ríos que son el ser y el alma destos
Llanos, no dejan de hacer mucho daño en su arrebatada corriente, robando
con sus crecientes y avenidas gran parte de las tierras de labor de los valles
que con ellos se riegan”.54
Frente al desafío de la naturaleza el hombre explotará la tierra y la excavará
ansiosamente hasta encontrar las gruesas venas de agua subterránea escondidas en las
52 César Espinoza Claudio, 1992. Agricultura y Población en la Costa Norte: Piura-Catacaos,
Siglos XVI-XVII. UNMSM, IIHS, Perú. 53 Cobo, B. 1964, p.83. 54 Cobo, B. 1964, p.83.
César Espinoza Claudio
71
profundidades cercanas al río Piura y a sus lagunas circundantes. Obtenido este
recurso líquido organiza pequeños oasis y planta árboles y siembra especies arbustivas
para la sobrevivencia de sus rebaños caprinos y porcinos:
“En estos cerros, pues, y sierra marítima, haciendo una lista o faja de tres a
cuatro leguas de ancho desde la marina para la tierra adentro, y larga desde
donde empieza junto a Trujillo, 200 leguas antes del cabo y término de los
Llanos, caen solamente las garúas. A estos cerros que con ellas se riegan
llamamos en este reino Lomas […] porque en él se visten de yerba y crian
abundantes pastos. Así que tienen de largo las lomas y tierras de garúas como
300 leguas, poco más o menos, y de ancho no más de tres o cuatro”.55
Sobre esta enorme superficie de valles y desiertos encontramos desde el siglo XVI
caravanas de mulas y de llamas en calidad de conductoras de víveres y mercancías
metálicas y textiles, polvo en oro y algodón, harina de trigo y tollos, seda y jabón para
el consumo de las poblaciones españolas de la Ciudad de los Reyes, Trujillo y San
Miguel de Piura. Numerosos navíos o convoyes de navíos se estacionan en el puerto
de Paita provenientes de Panamá, Acapulco y Filipinas.56 El camino de los viajeros es
por la orilla del mar, la arena mojada es más sólida y tiesa que la seca y se utilizan
también los caminos y los tambos construidos por el gobierno de los Incas. Estos
caminos son más usados en invierno que en verano. En esta última estación climática
se camina de preferencia en la noche o de madrugada.57
7. ESPACIO URBANO Y PODER EN LA PROVINCIA SEPTENTRIONAL DE PIURA
El nuevo poder español se incrustó en medio de un territorio gobernado por los Yngas
y los Tallanes. Un pequeño grupo de españoles acompañados de indígenas
centroamericanos y de negros esclavos empiezan a diseñar un nuevo mapa de
dominación política. Este grupo de conquistadores migran desde el valle de Tangarará
(Valle de La Chira) hacia el valle de Morropón-Yapatera, conocido ahora como el
Alto Piura, y buscan un sitio con agua y seguridad. Este grupo activo de españoles
marcha acompañado por los curacas locales y un contingente indígena hacia el sitio
llamado hoy "Monte de los Padres" (otros prefieren llamarla Piura La Vieja) para
refundar simbólicamente un nuevo espacio urbano que represente a la nueva autoridad
del rey de España, Carlos V.
Esta nueva urbe que empieza a levantarse constituyó un complejo simbólico que
asumió formas arquitectónicas y urbanísticas que van a representar al poder español
55 Cobo, B. 1964, p.87. 56 Sobre aspectos de la geografía costeña puede examinarse a Pedro de Cieza de León, 1986
(1550), Crónica del Perú. Primera Parte, y 1987, Crónica del Perú. Tercera Parte, Edic. Pucp,
Lima. 57 Cobo, B. 1964, p. 83. Sobre rutas marítimas y negocios entre los siglos XVI-XVII puede
consultarse a Fernando Iwasaki Cauti, 1992. Extremo Oriente y Perú en el siglo XVI, editorial
Mapfre, Madrid, pp. 181-222. También Margarita Suárez, 1995. Comercio y Fraude en el Perú
Colonial. Las estrategias mercantiles de un banquero. IEP-BCR, pp. 15-42.
Piura y Catacaos frente al desafio…
72
que esta vez ocupaba un espacio cruzado por un río y un complejo hidráulico y
caminos que habían sido capitalizados por el gobierno de los Yngas. Se instaura
entonces en este nuevo sitio un nuevo medio de legitimación de Pizarro como
instrumento de dominación y de administración de un conjunto de microvalles cuyos
afluentes hídricos desembocan en el río Piura.
Se organiza por tanto un área estratégica con un tejido urbano para imponer la
hegemonía política sobre una población multiétnica. Este nuevo lenguaje urbanístico
de poder impondrá una nueva arquitectura basada en el uso de la piedra para erigir la
plaza central, la iglesia, el Ayuntamiento, las casas-solares de los encomenderos y de
las autoridades de la Real Hacienda. Se trata de una microciudad que debería servir
para asegurar la victoria militar contra los Yngas.58
La información escrita de las autoridades que se estacionaron en esta ciudad
prácticamente ha desaparecido, no existen las actas capitulares de la segunda mitad
del siglo XVI y solo tenemos a la fecha datos proporcionados por la arqueología
colonial que a comienzos del siglo XXI ha empezado a explorar las bases
arquitectónicas de la ciudad de San Miguel que en este caso empieza a denominarse
Piura y que está simbolizado por la existencia de una plaza de forma rectangular
ubicado en un pequeño monte y en la que se ha ubicado las bases del templo parroquial
fundado por los misioneros de la orden de La Merced.59
Todo indica que se trata de un esquema urbano radial que sirvió para la repoblación
de un espacio por un grupo de españoles que migraron desde Tangarará al registrarse
una feroz resistencia armada de los caciques y las parcialidades indígenas tallanes.
Va a ser en este lugar que empezará a levantarse un núcleo urbano que asumirá la
forma preliminar de villa para luego funcionar con la categoría de ciudad de SM de
Piura durante casi tres décadas y ser abandonado en 1578 debido al fuerte impacto del
FEN y a un prolongado ciclo de sequía, que destruyó la base agrohidraúlica de este
valle y sus pobladores, obligándolos a migrar hacia las orillas del Océano Pacífico, el
puerto indígena de Paita.
San Miguel (SM) de Piura transitará de la condición de aldea a la de villa y luego a la
de ciudad porque aquí se asentarán los encomenderos y sus familias, los virreyes y las
58 Nombres de las calles antiguas de la ciudad de Piura: 1. Calle del Río (hoy calle Lima), aqui
se levantó la Iglesia de San Francisco y las casonas de las primeras familias españolas y criollas.
2. Calle Real (hoy calle Libertad), concentra casas de las familias más ricas de la ciudad, se
construyen dos iglesias, La Merced (hoy el Palacio Arzobispal) y Belén. 3. Calle El Playón
(hoy calle Arequipa), reúne casas y solares de gente dedicada al comercio local. 4. Calle
Pedregal (hoy calle Cuzco), espacio habitado por familias mestizas proletarias. 5. Calle Los
Angeles (hoy calle Junín). Espacio que limita con las dunas y médanos que rodean a la ciudad. 59 César Astuhuamán Gonzáles.2013.” La función de la arquitectura inca de élite en el extremo
norte del Perú”. En: Cuadernos del Qhapaq Ñan, Año 1, N° 1, enero-junio, Perú.
César Espinoza Claudio
73
tropas militares que los acompañan, pero también los caciques y los indígenas
tributarios que trabajaran la tierra y se especializarán en la ganadería vacuna y caprina.
En SM de Piura se institucionalizó el Ayuntamiento, el gobierno de las encomiendas
y se empezó a construir una iglesia parroquial. A la fecha todavía no se conoce el
espacio urbanizado pero si se tiene las huellas materiales de una importante expansión
urbana y de concentración demográfica de españoles, criollos, indígenas y negros
esclavos. Aproximadamente en 1550 ya destaca en este microespacio una nueva plaza,
una pequeña iglesia, las casas solares de los vecinos encomenderos y una variedad de
locales que son utilizados en calidad de depósitos de los tributos y de toda clase de
animales que han empezado a reproducirse en las haciendas y estancias ganaderas.
Otro elemento que empezó a conocerse es que al interior de esta urbe funciona una
pequeña plaza como mercado, lugar de reunión, de propagación de noticias, de
recepción de viajeros y de confluencia de varios caminos que lo comunican por el
norte con Tambogrande, Poechos y Tumbes, y por el sur con Catacaos-Sechura y la
ciudad emergente de Saña en la provincia de Lambayeque.60
SM de Piura es por tanto una plaza nueva de carácter público que articulará el
movimiento y flujo humano de las gentes que viven en los territorios yungas, la sierra
de Huacabamba-Ayabaca y la amazonía de Jaén de Bracamoros. Se trata por tanto de
un espacio que se consolida como el centro de la vida pública colonial de la provincia
de Piura articulado por el mar con Panamá hacia el norte y con Trujillo-Lima, por el
sur. Los caminos son las vías terrestres que también son utilizados intensamente para
movilizar toda clase de mercancías que desembarcan en Paita y cruzan el desierto para
abastecer la demanda local y regional de la costa norte del virreinato del Perú.
No sabemos todavía mucho sobre los ciclos demográficos que vivió este espacio
durante los siglos XVI y XVII. Sin embargo, todo parece indicar que conforme avanza
el comercio y la presencia de mayores contingentes de españoles, lo que acontece en
esta región costeña es un ciclo de decrecimiento indígena. Quizá lo más correcto sería
señalar que empezó a reordenarse, por acción del Estado virreinal, la población hacia
las fajas costeras. Esta reocupación y asentamiento de la población indígena en una
variedad de tierras húmedas y de contactos con otras gentes les permitirán refundar
cuatro comunidades indígenas alrededor de la ciudad-puerto de Payta. De esta forma,
registramos que en ambos extremos de esta última urbe marítima se reconcentra a la
población indígena en parcialidades para trabajar la tierra y articularse al comercio
legal y de contrabando que se practica entre Tumbes y Sechura. Los pueblos indígena
que se organizan en ambos extremos de Paita son Colan, Amotape y Tumbes por el
60 César Espinoza Claudio. 2008. “Sociedad y política en la República de Indios en la costa
norte del Perú. La comunidad indígena de Catacaos y la lucha por la tierra: 1780-1837”. En:
Revista de Sociología, N° 18-19, pp. 117-145. Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias
Sociales, UNMSM, Perú.
Piura y Catacaos frente al desafio…
74
norte, y Sechura, Catacaos y Olmos por el sur. Las primeras visitas y censos
poblacionales muestran a la población indígena concentrada en estos valles y
microurbes indígenas, y de otro lado, una total despoblación de los espacios ahora
conocidos como el Alto Piura que colindan con las nacientes cordilleras y páramos
andinos. En esta superficie territorial se organizaran una diversidad de haciendas y
estancias que empezarán a ser poblados temporalmente por las familias y
parcialidades indígenas yungas y las familias de negros esclavos que proceden de
Panamá y el África.61
En efecto, a los ciclos de las alteraciones climáticas se unirá las consecuencias de la
presencia de Thomas Cavendish en Paita en 1587, un momento crítico para que desde
la ciudad de Lima, el virrey Conde del Villar, atienda la solicitud de un grupo de
vecinos encomenderos para reimpulsar la refundación de la ciudad de SM de Piura en
las tierras de la comunidad indígena de Catacaos.
En esta oportunidad nuevamente los colonizadores empezarán a levantar una nueva
urbe con una plaza principal en el sitio llamado de “El Chilcal”, y a erigir un templo
parroquial y la Casa del Ayuntamiento y solares para los encomenderos españoles. La
ciudad de SM de Piura se levantó entonces a la orilla derecha del río Piura o Lengash,
y de igual forma, las actas capitulares de estos años han desaparecido y es muy poco
lo que se conoce acerca de sus primeros trazados urbanos y la distribución de espacios
privados y públicos, así como la construcción de solares y casonas locales.
En este proceso de levantamiento y consolidación de la nueva sede urbana de SM de
Piura destaca la función que va a impulsar la Iglesia, institución que va a regular la
vida de individuos y de comunidades organizadas en barrios y parroquias de la
población española, criolla mestiza, indígena y negra esclava y liberta.
El levantamiento de la Iglesia Matriz no ha dejado mucha documentación para
conocer si fue paralelo a la construcción de los edificios y locales de las órdenes de
San Francisco y de La Merced justamente en una de las principales avenidas que
colindan con el río Piura y que van en dirección oeste y este. Las parroquias señaladas
junto a la del barrio de San Sebastián son las que van a dar forma a la ciudad y a sus
actividades de evangelización. Curas y sacerdotes despliegan sus campañas de
evangelización en las parroquias y van a permitir que la gente se arraigue en este
pequeño territorio que destaca por sus puquiales y canales de riego, y sus principales
calles y avenidas que van tomando forma. La vida y la muerte serán controladas por
este grupo de religiosos que van a desplegar una variedad de procedimientos rituales
y de ocupación de microespacios ceremoniales que van a dar sentido de pertenencia a
61 Carlos Sempat Assadourian. 2005-2006. “Agricultura y tenencia de la tierra antes y después
de la Conquista”. En: Población y Sociedad, N° 12-13, pp. 3-56, San Miguel de Tucumán,
Argentina.
César Espinoza Claudio
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las gentes y a una primera idea de comunidad urbana que vivirá el ajetreo de la vida
comercial y agroganadera en la costa norte del Perú.
Sociedad colonial y religión viven correlacionados e interesados en fortalecer al poder
eclesiástico representado por la parroquia de indios (San Sebastián) y de españoles
(San Francisco y La Merced). No tenemos la fecha exacta del levantamiento de los
edificios de San Francisco y de La Mercede ni tampoco de los párrocos que las
dirigieron en el último tercio del siglo XVI. Lo que si no puede negarse es el papel
sociopolítico que cumplió la parroquia como célula básica de una estructura social en
proceso de formación. En la vida cotidiana despliegan y mantienen una estrecha
relación entre la encomienda, la hacienda y la parroquia. En efecto, va a ser en las
calles pegadas a la orilla del río el lugar especial donde se encuentran los locales de
las órdenes religiosas de San Francisco y de La Merced y también el microespacio en
la que van a instalarse las familias de los encomenderos, de las estancias ganaderas,
los comerciantes y funcionarios del virreinato. Va a existir entonces una demarcación
territorial que ubicará a la gente española y blanca alrededor y paralelamente a estas
órdenes religiosas. La población indígena local se encontrará asentada en lo que ahora
se conoce como la iglesia de San Sebastián, mirando hacia el despoblado de Paita. De
lo expuesto, podemos entonces concluir que la parroquia servirá administrativamente
como una herramienta para fijar a la población en un territorio que va consolidándose
gradualmente entre el tablazo de Paita y las orillas del río Piura.62
Respecto a la arquitectura de los locales de San Francisco y La Merced es muy poco
lo que se conoce. Existen datos sueltos respecto a que su construcción fue de adobe y
de madera. Se trata de un edificio pequeño con una sola nave, techos de madera y una
capilla mayor colindante con el cementerio parroquial. Sobre sus puertas y campanas
no hay mayores datos.
La información administrativa del Archivo Regional de Piura (en adelante ARP)
muestra que para el siglo XVII la población se incrementa gradualmente, de igual
forma la frontera de la tierra cultivada se expande en los bordes del río y se consolida
en la ciudad una pequeña oligarquía de españoles y criollos que se dedican a la
ganadería extensiva y al negocio de las tinas de jabón y de cordobanes. En la ciudad
se ha estacionado un grupo de propietarios rurales y de comerciantes que se han
62 Universidad Politécnica de Madrid. Proyecto de investigación histórica, arqueológica,
arquitectónica y urbana San Miguel de Piura: primera fundación española en el Perú (1534)
fase 1: evaluación potencial del yacimiento arqueológico.
http://www.aq.upm.es/Departamentos/Composicion/webcompo/Investigacion/ProyectoPiura
WEB.pdf [Consultado en 05.05.2014]
Piura y Catacaos frente al desafio…
76
enriquecido, otro grupo está compuesto por desplegar funciones de gobierno fiscal y
de hacienda, pero también de seguridad y de gobierno.63
El siglo XVII parece ser todavía de vida de una crisis económica pero de salida a este
largo periodo de decadencia después de 1650 en adelante. La ciudad y los valles viven
el impacto de la crisis general del virreinato, de las epidemias, de las alteraciones
climáticas y de los corsarios y piratas que asolan el puerto y los negocios asentados
en Paita.64
El siglo XVIII empieza marcado por un ciclo de recuperación económica y
demográfica. El valle de La Chira empieza a ser repoblado y en ambas márgenes de
este espacio territorial se reasientan familias indígenas del valle de Catacaos-Sechura
dedicados al cultivo del algodón y de la crianza de ganado mayor menor. En el sitio
de Amotape y Pariñas se explota y comercializa la brea y las botijas por familias
criollas y negros esclavos reforzando los flujos mercantiles con Tumbes y San Lucas
de Colán. Junto al comercio emergen las torres de pequeñas capillas en Colan y
Amotape, también en La Huaca, Querecotillo y La Punta. Nada se sabe sobre las
fechas de levantamiento de estos pequeños edificios que construyen los campesinos
colonos uniendo caminos, canales de riego y poblaciones rurales que empiezan a
poblar ambas márgenes del río La Chira. Lo interesante de esta vida e historia rural es
que estos pequeños torreones empiezan a marcar las plazas de los centros poblados y
el ruido de las campanas las identifican cuando se reúnen las autoridades civiles y
eclesiásticas. La vida rural entonces se solidifica con la presencia de pequeñas
poblaciones campesinas indígenas que identifican sus plazas y capillas, sumándose
así el poder eclesiástico y las autoridades civiles que resisten al dominio de la hacienda
que mira con recelo como crece una población rural apoyada por la religión católica.65
La historia de otro grupo de pequeños centros poblados que crecen y subsisten a los
bordes de la cordillera como Morropon, Yapatera, Tambogrande, La Punta, y a los
bordes y la desembocadura del río La Chira, como San Lucas de Colán, La Arena, La
63 César Espinoza Claudio. 2009. “Haciendas, pueblos y municipios en la región de Piura, siglo
XIX”. En: Yuyaykusun. Departamento Académico de Humanidades, Universidad Ricardo
Palma, N° 2, pp. 311-330, Lima. 64 Susana Aldana, 1999. Poderes en una región de frontera: comercio y familia en el norte
(Piura, 1700-1830). Edic. Panaca, Perú. 65 En marzo de 1784 don Josep Vicente Zavala, Corregidor de Piura informa “que las regatonas
o revendedoras en contravención de las leyes salen a los caminos a atajar a los indios que de
los pueblos comarcanos traen pescado, frutas, y menestras de las que ellos cosechan para
comprarlas por menor precio y revenderlas en demasiada carestía y lo que es peor estrechan al
comprador a que reciba el pescado o miniestras acuartillado sin quererlo vender por medio
reales, de que resulta sumo agravio al público y a los pobres” (f.1). Este funcionario del
gobierno virreinal señala que los caminos deben estar libres para la circulación de las
mercancías producidas en los valles de Piura y que los mercaderes deben llevar sus productos
a la plaza y venderlo al público. Actuar en sentido contrario obliga a el pago de una multado y
la pena de 50 azotes. Piura 30/03/1784. ARP, 1784-1817. Corregimiento, Causas Criminales.
César Espinoza Claudio
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Huaca, Amotape, Querecotillo y La Punta tienen su punto de partida en la encomienda
que será hasta finales del siglo XVII la célula básica de la estructura administrativa de
la provincia de Piura. En estas microurbes rurales no vive permanentemente el
encomendero sino su mayordomo o personal contratado para recolectar los tributos
en especies y dinero, y también para utilizar los turnos de trabajo personal indígena
que han concertado con los curacas y autoridades comunales. Estos sitios de
concentración poblacional temporal van a ser mas tarde urbanizados asociando dos
formas de poder, la encomienda y la parroquia, instancias administrativas que serán
supervisadas temporalmente por el corregidor y las autoridades edilicias del
Ayuntamiento de SM de Piura. En los pequeños espacios que usan temporalmente
estos funcionarios reales se edificaran casas y depósitos para uso de las autoridades
que estarán también rodeados de viviendas precarias que servirán para la residencia y
descanso de toda clase de campesinos indígenas asalariados y colonos mestizos. Lo
interesante de este proceso es que a partir de estas poblaciones se marcará la propiedad
rural terrateniente que tratará de manejar sus fronteras territoriales conforme avancen
las masas de aguas en ambas orillas de la cuenca de La Chira.
Es necesario precisar que al interior de estos centros poblados rurales no residen
permanentemente los curas sino sus encargados y grupos de personas que manejan
sus tierras y potreros. De igual forma se asienta otro grupo de personas dependientes
del encomendero que también explota pequeños trozos de tierra y que acudirá al
trabajo de la servidumbre para cultivar sus tierras y reproducir su ganado de cerda,
caprina y vacuna. La condición temporal del uso de las casas y depósitos provocará el
abandono crónico de estos edificios que se arruinan por la falta de mantenimiento. Las
viviendas en general son utilizadas como lugares de hospedaje y de descanso de la
familia; se trata de casas-solares que buscan estar contiguas a sus parcelas de cultivo
y a los corrales y potreros de ganado de engorde que luego será trasladado a la ciudad
de SM de Piura.
En la capital de la provincia de Piura se ha levantado un edificio que lleva por nombre
la Casa Consistorial que constituirá para todas las gentes el símbolo y la autoridad del
gobierno provincial dependiente del virrey. Aquí gobierna el corregidor
conjuntamente con los miembros del Cabildo, alcaldes, regidores, procurador y un
escribano. Estos personajes representan a un conjunto de autoridades locales que
celebran las sesiones de concejo en la Casa Consistorial ubicada en la Plaza central de
la ciudad de SM de Piura, un lugar rodeado por la iglesia y varias casas particulares
levantados por los dueños de haciendas y de empresas comerciales que negocian con
el algodón, los jabones, la brea, los cordobanes y la ganadería de carne y de cueros.
La Casa Consistorial es el símbolo central del poder concejil designado por el virrey
o el rey de España, y también por las elecciones anuales de una parte de sus miembros.
En la plaza se encuentra una picota, una columna de piedra, que será utilizada para
castigar a los delincuentes por las autoridades civiles locales. Es decir, esta plaza
Piura y Catacaos frente al desafio…
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pública es un lugar de ajusticiamientos utilizando el azote, el cepo, etc. Este es
también llamado el rollo, un símbolo de jurisdicción real y signo de amenaza
coercitiva para los vecinos de la provincia. En suma, es un emblema que sintetizará la
capacidad jurídica y punitiva de la dominación colonial sobre una pequeña urbe
costeña y su población multiétnica.
La gente y las autoridades ahora ya no se reúnen en la plaza pública sino en este local
llamado la Casa Consistorial, un edificio que va a ser construido y financiado por la
pequeña oligarquía provincial, y en la que funcionará la cárcel, una sala de audiencias,
un archivo para asuntos administrativos y aposentos para las autoridades locales. Se
trata de un edificio con arcos y corredores que va ser representativo del poder que
asumirá la elite y que administraría la vida pública local. En algunos expedientes
judiciales se encuentran noticias sueltas sobre el deterioro de este local cuando se
producen las lluvias anuales de verano, por tanto, las sesiones se realizarán en las
casas particulares de los alcaldes de primer o segundo voto. Este y otros asuntos
complicados van a procesarse, en particular y de preferencia se tratarán los autos
judiciales, careciendo de locales acondicionados para la seguridad de los presos
sentenciados y de los detenidos temporalmente.
La historia de estas Casas Consistoriales todavía no está escrita. Nada se sabe sobre
su financiamiento y si todo fue realizado con recursos propios o de partidas
provenientes de Lima. Tampoco se conoce mayores detalles sobre el tipo o estilo
arquitectónico, las divisiones, los materiales usados, los nombres de los maestros
albañiles, carpinteros, herreros, etc.
Lo que si se conoce es que en el siglo XVIII ya es un escenario simbólico del poder
concejil dominado por hacendados y comerciantes locales. El incremento de la
población y el incremento de las transacciones mercantiles atraen y multiplica el
bandolerismo rural. En SM de Piura se asienta la sede del gobierno local y nuevo
centro de la vida pública sobre villas y centros poblados rurales dispersos entre
Tumbes y Olmos, y Huancabamba y Ayabaca. Este es el nuevo escenario urbano en
la que se va consolidando la oligarquía local integrada por núcleos de familias
españolas y criollas rodeadas de familias negras esclavas y libertas. Gradualmente se
va imponiendo el poder de las familias criollas que buscaran controlar y monopolizar
la vida económica y convertir al Ayuntamiento en un instrumento subordinado a sus
intereses particulares.
Para mediados del siglo XVIII se constata que el poder de los encomenderos se ha
reducido notablemente y ha emergido y consolidado una nueva pequeña oligarquía
local compuesta por hacendados-tineros y comerciantes que han extendido sus
negocios fuera de la región. Se trata de una sociedad compuesta por un estrato superior
de hacendados y mercaderes de negros esclavos y de toda clase de mercancías
producidas localmente o traficado por mar y los caminos terrestres. A este grupo se
sumará otro pequeño grupo de funcionarios y burócratas del gobierno virreinal que
César Espinoza Claudio
79
vivirán también del cultivo de la tierra y del comercio ganadero. Este subgrupo está
integrado por militares, abogados, contadores y eclesiásticos. Cada uno de estos
grupos sociales practica una estrategia de apropiación simbólica del espacio urbano;
las casas-solares van a estar generalmente pegados a la orilla del río Piura y en lo que
ahora se conoce como el barrio sur.
Otras familias se instalaran en las calles adyacentes a la Iglesia Matriz y a las iglesias
parroquiales de San Francisco y La Merced. En general, son espacios residenciales, y
conforme avanza la colonización del desierto de Payta, aparecerán calles como la de
“El Playón” que servirán para el funcionamiento de tinas de jabón y de cordobanes y
del comercio interregional.
Durante el gobierno de los Borbones estas familias entonces van a desplegar una
estrategia de apropiación simbólica del espacio urbano que va incluir otro
microespacio ubicado al otro lado del río, llamado el barrio de “El Tacalá”, en la que
justamente don Fernando Seminario y Jayme va a levantar una fábrica de jabón,
camales, depósitos de leña y corrales para toda clase de ganado de carne y de carga.
Este clan familiar va a ubicarse también en áreas estratégicas de prestigio para formar
parte de la vida pública local. Esta familia y otras más recién llegadas del norte de
España van a buscar dominar en esta región toda clase de formas de representación
política y de legitimación social del mundo criollo. Los Seminario van a dedicarse al
trabajo en las haciendas y estancias ganaderas, al mundo militar, a la vinculación con
la vida de conventos e iglesias, a los negocios mercantiles. Se trata de un linaje
familiar que va a reforzar y a cohesionar sus lazos dentro de la identidad criolla y de
la conservación de una memoria histórica que luego lo utilizará para la competencia
política local y regional.66
A finales del siglo XVIII, los Seminario se han constituido en un clan familiar que
formará parte de un espacio hegemónico de la sociedad asentada en la ciudad de SM
de Piura. Uno de sus primeros proyectos políticos fue la de lograr el dominio efectivo
del Ayuntamiento de SM de Piura controlando los cargos de regidores y alcaldes. Pero
no todo es horizontal en esta historia regional, pues las tensiones existentes llegarán
incluso al enfrentamiento de individuos que buscarían reafirmar sus liderazgos para
fortalecer sus patrimonios materiales. Esta pugna por el liderazgo y la hegemonía
sobre la sociedad local también se traducirá en el aspecto urbanístico buscando ocupar
66 César Espinoza Claudio, 2011. “Movilizaciones sociales por la tierra y autonomía política en
Morropón y Chulucanas (Piura, 1783-1870)”. En: Revista de Sociología, N° 20, pp. 153-181,
Facultad de Ciencias Sociales, UNMSM, Lima, Perú. Pablo F. Luna, 2005. “El intocable
dominio y las reformas de la posesión: los planteamientos de Campomanes”. En: Tiempos
Modernos, Revista Electrónica de Historia Moderna, N° 12 (2).
http://www.tiemposmodernos.org/tm3/index.php/tm/article/view/59/85. [Consultado en
12.02.2014]
Piura y Catacaos frente al desafio…
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espacios públicos con edificios y locales de prestigio y cercanos a las capillas e
iglesias locales.
La historia urbana colonial borbónica es un tema que todavía no ha sido escrita a la
fecha. La Visita de Martínez Compañón ofrece algunos datos generales sobre las
parroquias y el marco urbano general que se había desplegado por el nuevo grupo de
poder de finales del siglo XVIII. Una primera lectura del plano que logró confeccionar
nos muestra la existencia de una proyección urbanística del poder desplegado entre el
tablazo de Payta y la orilla del río Piura, y de igual forma, entre lo que ahora es el
barrio de El Chipe-Los Ejidos y el puente Bolognesi. Entre 1588 y 1784 el área urbana
se ha expandido apropiándose la oligarquía local de casi las tres calles paralelas que
corren a orilla del río Piura como símbolos de poder y de monopolio del espacio
urbano. Este microespacio urbano asocia sujetos de poder y un tipo de arquitectura de
la vivienda que lo diferencia de otros sectores sociales ubicados en los barrios
periféricos del sur o del norte denominado en este tiempo como parcelas o territorios
de “extramuros”. En buena cuenta, podemos señalar que la ciudad de SM de Piura
ofrecerá durante el tiempo de los Borbones una imagen cambiante, con nuevos sujetos
de poder que han extendido sus intereses materiales como las tinas de jabón y las
haciendas ganaderas dentro y fuera de la ciudad de SM de Piura.67
Otros elementos que ayudan a entender los cambios en este microespacio territorial
son las instituciones de la parroquia que monopolizarán un espacio urbano organizado
en cinco barrios y que concentra un poco más de cinco mil habitantes de todos los
colores. En Piura, la parroquia concentra un espacio geográfico y también espacios y
procedimientos simbólicos que van a permitir construir gradualmente una identidad y
comunidad local, de pertenencia a los individuos multiétnicos.
Otra novedad que parece imponerse en este tiempo histórico es el funcionamiento
permanente del Cabildo de Piura expresando la existencia de una mayor autonomía
del gobierno regional criollo para tratar asuntos que permitieran la acumulación de la
riqueza y el combate a los bandoleros y negros cimarrones que deambulaban por los
campos desérticos de Pabur y Mallares por ejemplo.
En Piura, el gobierno municipal está dominado por una pequeña oligarquía de familias
estancieras y de comerciantes que utilizan a este Concejo como un instrumento útil
para formalizar una variedad de decisiones y acuerdos que le permitan proseguir
acumulando rentas y ganancias monetarias. Se trata de una institución dependiente de
la ciudad de Trujillo y de Lima que está subordinada a los intereses particulares de un
grupo dominante que trafica con el comercio marítimo y terrestre, con la compra-
67 Luis Miguel Glave, 2009. “Propiedad de la tierra, agricultura y comercio, 1570-1700: el gran
despojo”. En: Contreras, Carlos (ed.), Compendio de historia económica del Perú, II: Economía
del período colonial temprano; pp. 313-446, Lima, Banco Central de Reservas del Perú -
Instituto de Estudios Peruanos, Lima.
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venta de negros esclavos, la producción de algodón y la comercialización de la
cascarilla.68
Estamos pues frente a un grupo dominante que controla la plaza pública y su picota
junto a la Casa Consistorial como el escenario simbólico de su poder y el control de
la vida pública local. La familia de los Seminario lideraría temporalmente a esta
pequeña oligarquía regional que construye gradualmente su liderazgo político
impulsando una estrategia de apropiación simbólica asumiendo incluso el temprano
liberalismo hispánico durante el gobierno de la Cortes de Cádiz (1812).
ANEXOS
68 Carlos Gálvez Peña, 2002. “Modernidad y piedad: notas sobre la construcción de la iglesia
rural en Piura a fines del siglo XVIII”. En: Sobre el Perú: homenaje a José Agustín de la Puente
Candamo / Guerra Martinière, Margarita; Holguín Callo, Oswaldo y César Gutiérrez Muñoz
(edits.), pp. 581-600, PUCP, Lima.
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