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8/3/2019 Portland II, La ciudad posible, texto

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De Vancou-verhastaLosAnge-les, cuandouno sesienta a ha-

blarcon alguieninvolucra-do en movimientosde sos-tenibilidad urbanaes fácilquesalgaa relucir elnom-brede Mark Lakeman, almadel grupo City Repair queha transformado Portlanden la ciudad másadmiradade lacosta oeste.

Valíala penaconocerle,sobre todo porsaber cómoha armadoa su comunidadparadesbloquear la resisten-cia queen otrossitios tienetanfrustrados a sushabitan-tes.

Quedamos al estedel ríoWillamette,que separa elcentro de la zona residencial.Hoyla ciudades lasegundamásecológicadel mundo des-puésde Reykjavik,en Islandia, yliderael llamado«crecimientointeligente», que desde los años70 estipula loslímites urbanos deacuerdo al transporte en cadaárea y laszonas naturalesa prote-ger. Gracias a eso la localidad de600.000 habitantesno se extien-de hastael infinito, sinoque re-sultaaccesible desde cualquier

parte.A diferenciade otras ciudadesestadounidenses,el centro o el‘downtown’de Portland no se li-mitaa edificiosde oficinas y ne-gociosque dejan lascallesdesola-das cuando cierranlas puertas. Alcontrario, vibra de noche conres-taurantes abarrotados y un barrioparasofisticados bohemiosqueemula al Sohoneoyorquino, congalerías de arte, libreríasinde-pendientes y espacios industria-les venidos a más.En elPearlDistrict domina el diseño,los es-paciosabiertos y losmenús degourmeta lamitad depreciodelo quecostaríanen Nueva York.PeroLakeman es un tiposencilloqueprefiere estar donde losveci-nosse saludanal pasar.

Para serjustos, recuerda, latransformaciónde Portland vie-nede atrás y suorigentiene quever con unpolíticohoy caídoendesgracia porsucumbir a susba- jas pasiones. Antes de queconfe-sasehabertenidorelacionesconuna niñade 14años a los 32,cuando erael alcalde más jovende EE UU,Neil Goldschmidttuvovaria ideas lúcidas. Revitalizóelcentro,hizo lasmanzanas máscortaspara quefuese más fácilcaminar y lideró la revueltacon-trala autopista queiba a atrave-sarel volcánde MontHood,cuya

cumbre nevada se divisa desdetodala ciudad. Ensu lugarcreóuna red urbanade tren ligero quehacelas veces de metroy conectaconel aeropuerto.El proyectofuetan sonado queJimmy Carter

le nombró ministro de Transpor-tes.Pero Lakemanle agradecetambiénotra cosa menos aparen-te queha cambiado lasrelacionesentresu gente: LaPlaza de losPioneros.

Salones en plena calleEn Portland se le llama cariñosa-mente ‘the living room’ (elsalón

de casa). Ibaa serun aparcamien-tode once pisosporel quepuja-banlos comercios,peroGoldschmidtganó la partidaycompró el terrenoa nombre delAyuntamiento.Los ganadoresdelconcurso para diseñarla plazaprincipalpintaron el proyecto so-bre elsuelo,lo quemástarde dioalgrupo de Lakemanla ideadedibujar en las interseccionesotras plazasvirtuales en barriosdonde losvecinos necesitan deun salón.

Lleganal amanecercon sus la-tasde pintura, dibujan mandalasen el suelo, construyen bancosde adobe, delimitan la plaza conmaceteros, instalan estanteríaspúblicas para quela gente inter-cambielibros, proyectanpelícu-las enla pared.

«Los espaciospúblicos afectana laforma enla quese percibelagente y son clave para generarunamasa crítica»,sentencia La-keman.«Las cuadrículas roma-nasestaban pensadaspara con-

quistarun imperio. Cuando losbritánicoslas trajeron a Américadejaronatráslas plazasy los es-pañoles se encargaron de poner-las entrela iglesia y elpalacio degobierno, porque sabían quelaplaza pública es necesaria parahacer la revolución».

Cadarevuelta de la primaveraárabe haempezadopor unade

esas plazasen las que harenacidola vocación democrática de laágora griega.Twitter lo hubieratenido difícilpara convocar a lasmasas en la Main Street (calleprincipal) de lasciudades esta-dounidenses,a la queLakeman ysus amigosdesafiaronen 1996.Con 45 dólares transformaronunavieja furgonetaen unaplazaitinerante.Le adosaron alas demariposa, contoda su carga sim-bólica,que se abríany dabansombra.Debajo colocaban gruposde cojinesy servíanté. Sela lle-vaban a todaslasferiasparanotener quepedir permisosalayuntamiento y conestas alasiniciaron la conversación paratransformar la ciudad.

Más de unvecinollamó a laPolicía ofuscadopor la muche-dumbre en su puerta,pero ellosdesarmabana losagentescele-brando ‘ElDía delPolicía’ u otrasfiestas imposibles de rechazar.Los invitabana sentarse, lesofre-cíanté y bizcochos, y aunque nolos aceptarantampoco se sentíancapaces de estropear la reunión.

Para entonces Portland disfru-tabaya de otro legado deGoldschmidt, el parqueTomMcCall, en honor al gobernadordeOregónque lohizoposible.Laciudad se convirtió en la primerade EEUU endesmantelar toda

unaautopistade cuatrocarriles,la quediscurría a orillas del ríoWillamette. Levantaron el asfal-toy plantaron árbolesen ungi-gantesco parquede 15 hectáreasdonde hoy se celebran festivales

deblues.La idea lahabía plan-tado el grupo de desobedienciacivilThe Waterfrontfor Peop-le(La orilladel río es paraelpueblo), queun díainvadió elespacioentre la autopista y elríocon un picnicmasivo.

Portlandtieneesa tradiciónde ciudadanosordinarios queparecen lograrlo imposiblesoñando a lo grande sindejar-se intimidar porsu tamaño.ComoSpencer Burke,al queencontramosuna tarde solo,palaen mano,en elsolar quehace esquinacon lasavenidasWilliamsy Freemont. La vís-perahabíaplantado unos tré-mulos arbolitos.Vertíapale-tadas de tierrapara plantarverduras con los principiosde la permacultura.Anteshabía montado la tarimaqueCity Repair le había prestadosobre unagalería de cuadrosdonados porconocidos grafi-

teros locales. Al díasiguientein-vitaríaa los artesanos del barrioaparticiparen un mercadilloy a laiglesiaa tocar música gospel losdomingos, porque el único requi-sito de Lakemanpara ayudaraimpulsar proyectos es queinclu-yanal máximode gente posible.

A Burkele brillabael sudorpero le chispeabanlos ojos. «Nosabeslo bienque me hesentido

al plantaresos árboles, es casicomo echar raíces.Ya verás cómoseva a animar esto cuandolotenga montado.Por aquípasanmil coches a lahoray treso cua-tromil bicicletasal día», decíaemocionado al conjurar conlapala la frustración de cualquierparado.Él mismo había habladoconel propietario delterrenopara convencerle de quele dejaratransformarloen un espaciopú-blico hasta quecambien losvien-tos delmercado.Y lohabíance-rrado conun apretónde manos.

Recetaspara la crisisA pocas manzanas ‘Depave’,otroproyecto de City Repair,hatransformado un aparcamientoenvergel, esta vez con laayudadelayuntamiento,que ha acep-tadono cobrarimpuestosmien-trassea jardín.Iba a serun blo-que de pisosperoentre lacrisisylas limitacionesurbanísticasnole interesa a ningunaconstructo-ra.Ni es fácil alquilar aparca-mientosen la capital de lasbici-cletas.

«Enotras ciudades la gente seenfrentacon los políticosparaque arreglen las cosas y nuncasevana arreglar.Nuestroparadig-maes elhazlo túmismo», resu-me Lakeman. «Nuncaempeza-mos porel presupuestosino por

cuál es tusueño.Y las cosascam-biantan rápido queyo mismo mesorprendo».

Próximo capítuloel miércoles 3 de agosto

«En otras ciudadesla gente pide a los

políticos quearreglen las cosas.

Nuestro paradigmaes el hazlo tú

mismo»

Vancouver Frontera

5

5

OREGÓN

Occidental

Eugene

5

Olympia

Shelton

Gold Beach

Arcata

Hopland

Seattle

CANADÁ

WASHINGTON

Portland

Healdsburg

San Francisco

OCÉANO PACÍFICONORTE

M a r k La k e m a n d e s c a n s a e n u n o d e t a n t o s

r in c o n e s d e c o r a t i vo s d e Po r t la n d .

7Domingo 31.07.11EL CORREO V