8/4/2019 Reflexiones Intrascendentes Sobre El Idealismo Moral en El Debate Sobre Drogas
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Reflexiones Intrascendentes sobre el
Idealismo Moral en el debate sobre Drogas
Gran parte del debate en torno a las drogas est plagado de juicios morales.
El mismo concepto de moral es cruzado por innumerables significacionespositivas o negativas. Acostumbrados a juzgar conductas, olvidamos
cuestionar las relaciones sociales en las que estas se insertan.
(por Gabriel Genri) Moral tiene su origen en el trmino latino mores, cuyo
significado es costumbre. El trmino hace referencia a las normas y valores de
una poca.
En el Siglo XIX, el mximo representante del idealismo alemn, Georg Hegel,
postulaba que exista un espritu humano universal que evolucionaba a lo largo del
tiempo.
Para Hegel, eran las ideas las que determinaban la prctica y su mtodo dialctico
permiti comprender que la moral no era un constructo social inmutable.
Aos despus, el materialismo histrico de Karl Marx permiti comprender las
fuerzas que determinaban o propiciaban ese cambio, al insertar a los sujetos que
construan esos significantes y significados morales en relaciones sociales
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determinadas, que eran a su vez consecuencia de las fuerzas de produccin en
pugna en un momento histrico dado.
Para algunos pensadores polticos, moral es equiparable a conservadurismo, la
defensa de un orden dado para que nada cambie. Para otros, es la posibilidad del
individuo de cuestionar las costumbres sociales, identificarlas en l y propiciarcambios a las mismas.
Ambas visiones, dan por sentada la existencia del cambio como condicin natural
de las sociedades. Lo cual no implica un juicio de valor respecto a los beneficios o
perjuicios objetivos que pueden derivar de ese cambio, al impactar de manera
diferente en los mltiples grupos sociales que conforman esa sociedad.
Consumir drogas refuerza la moral de nuestra poca, en tanto la produccin,
distribucin, comercializacin y fomento del consumo de las mismas es parte de
las costumbres arraigadas en nuestra sociedad, tras el surgimiento de una
industria global que necesita de la permanente expansin de mercados.
Por ejemplo, un nio de 13 aos puede operar un gran cambio en su vida al
comenzar a consumir alcohol, tabaco o drogas ilegales.
Y otro adolescente puede operar un gran cambio en su vida al solicitar no trabajar
en negro, o al reclamar su derecho a la educacin, a un bao digno o a una
heladera.
A cualquiera de estos cambios, el sujeto puede percibirlos como positivos o
negativos, y terceros observadores tambin pueden valorar esa conducta entrminos de bueno o malo para el sujeto, para la sociedad o para sus propios
intereses individuales o de clase.
Sin embargo, tras esta aparente regularidad del cambio, existe una diferencia
sustancial entre ambos ejemplos. Y la misma generalmente escapa al pensador
desprevenido. Porque acostumbramos a juzgar conductas y no las relaciones
sociales en las que se insertan esas conductas.
En el primer ejemplo, la conducta del nio refuerza la moral de nuestra poca, en
tanto la produccin, distribucin, comercializacin y fomento del consumo de
drogas es parte de las costumbres arraigadas en nuestra sociedad.
Mientras que en el segundo caso, la conducta de este adolescente pasa a
cuestionar la moral imperante. En tanto la actual forma de produccin, distribucin
y comercializacin de mercancas, fomenta relaciones laborales que vulneran los
derechos de los trabajadores como una prctica arraigada, naturalizada, en
nuestra sociedad.
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En trminos objetivos, las consecuencias de las decisiones de estos adolescentes
y sus prcticas derivadas favorecern o impedirn la consecucin de los intereses
de los respectivos colectivos sociales en los que estn insertos.
Desde esta postura, ya no importa tanto la prctica legal o ilegal de las
costumbres que se refuerzan o se pasan a cuestionar, en tanto esa definicintambin es una construccin histrica.
Ms bien es una puesta en conciencia del Idealismo Moral vigente en el actual
debate de drogas en Argentina.
El cual presenta las propuestas de reformas legales como consecuencia del
desarrollo natural de las ideas de un espritu humano universal y ya no como
resultantes de un estadio del desarrollo de una industria de sustancias
psicoactivas con alcance y poder global.
Habra que preguntarse si las razones del debate del momento son el resultadode las condiciones de sobreproduccin de la industria de narcticos y su
consecuente necesidad de expansin de mercados?.
Y si las decisiones polticas en torno del mismo Favorecen o no los intereses y
necesidades de la familia trabajadora de nuestro pas?
A lo largo de nuestra historia, subirse al tren del Progreso siempre ha sido una
mala apuesta para los sectores populares.