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Reseñas

C o m o colofón, y después de una investi­gación tan sutil y detallada, Perarnau se alegra de su hallazgo y hace votos para que se desblo­quee el proceso de beatif icación del maestro mallorquín, a quien considera c o m o el más ge­nial apóstol cristiano en el Is lam, quizá el que mejor entendió el alma religiosa de los musul­manes.

El embrol lo del lu l i smo, c o m o el A. de­clara en varias ocas iones , no se resuelve defi­nitivamente con el hal lazgo del códice vatica­no y su detenido análisis; pero, e s indudable que queda más aclarado. Después d e la lectura de esta enjundiosa e importante monografía, las sombras que planeaban sobre Llull se ha­brán desvanecido en buena medida.

J.I. Saranyana

F r a n c o i s - X a v i e r PUTALLAZ, Figures Francis-caines. De Bonavenlure á Duns Scot, L e s Édi-tions du Cerf, París 1 9 9 7 , 1 8 0 p.

F.-X. Putallaz presenta en este libro la fi­gura de quince autores que intervienen en los debates filosóficos y t eo lóg icos de finales del s ig lo XIII. Debates concernientes principal­mente a la asimilación del pensamiento de Aristóteles , las relaciones entre fe y razón, la crítica de una Iglesia exces ivamente enriqueci­da, el sentido de la historia de la humanidad y la defensa de la pobreza franciscana.

Desde el inicio de su obra, Putallaz preten­de una revisión —desde la perspectiva de la his­toriografía^— de una tesis que Van Steenberghen sacó a la luz hacia mediados del presente siglo. Sostuvo entonces que los pensadores francisca­nos que ejercieron su actividad docente durante los últimos treinta años del s iglo XIII debían ser incluidos dentro de l o que denominó «neo-agustinismo». Así , nombres c o m o J. Peckham, G. de la Mare, R. de Mediavilla, M. de Aquas-parta, P.J. Olivi o R. Marston —entre o tros— se habrían agrupado alrededor d e la doctrina de S. Agustín para combatir las audacias d e inspi­ración aristotélica, y defender una forma nueva

de agustinismo conservador. El neo-agustinis-mo, s iguiendo esta argumentación, se habría convertido en escue la hacia 1270, c o m o reac­ción, además, a las innovaciones filosóficas de Santo Tomás de Aquino.

Frente a lo anterior, Putallaz —recordan­do en este punto la inspiración de J. Ratzin-g e r — centra la primera parte del libro que re­señamos en la crítica a la idea misma de neo-agust inismo. El método empleado para este fin es puesto en el intento de mostrar el es ­píritu propio de un intelectual franciscano de finales del s ig lo XIII; e s to e s hacer un cuadro de la historia de las ideas en e l m e d i o francis­cano antes de Duns Esco to (p. 20 ) . La utiliza­c ión de este método se i m p o n e tras advertir la existencia de la diversidad de textos fi losóficos y teológicos , lo cual no permite relacionar a es­tos pensadores a una única, por así decir, intui­c ión intelectual.

Partiendo de e s e precedente, el autor abor­da una serie de temas c lave que permite dibu­jar una comprens ión más cabal del espíritu franciscano en la época que se examina. Cues­tiones c o m o : el uso de la razón filosófica (p. 23) , la relación entre la razón y la fe (p. 51) , la idea de racionalidad (p. 58) , son tratadas a raíz del comentario a las obras más significativas de autores centrales d e este período — l a s con­cepc iones d e P.J. Ol iv i juegan aquí un papel central—. Las conc lus iones extraídas tras este estudio son expuestas c o n claridad (p. 739) . Hay en efecto — c o n c l u y e Puta l laz— autores franciscanos de este periodo en los cuales es marcado e l carácter neoagustinano: J. Peck­ham, R. Marston o G. d e la Mare, en su Co-rrectorium fratris Thomae. Pero nada justifica para reducir el conjunto del movimiento francis­cano de fines del XIII a es te s igno, los autores franciscanos no deben ser considerados indistin­tamente c o m o casos particulares del neo-agusti­nismo, s ino que, más bien, el neo-agust inismo no es más que un aspecto de la actitud y del pensamiento de ciertos franciscanos, porque, en. definitiva, la filosofía de S. Buenaventura y la d e Santo T o m á s n o pueden oponerse c o m o

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dos formas des igualmente desarrolladas del aristotelismo neoplatonizante (pp. 75-80) .

La segunda parte de la invest igación de F.-X. Putallaz aborda cuestiones específ icas de la sensibilidad franciscana. Y el lo con el fin de mostrar qué el modo de entender aspectos fun­damentales, c o m o el de la pobreza (p. 81) , o la libertad (p. 9 5 ) , desemboca necesariamente en una concepc ión determinada de la teología. J. Peckham, G. de Saint-Amour, G. de Bruges, R. de Mediavil la, P. de Trabes y el propio Oli-vi entran aquí en discusión.

Precisamente a la comprensión de la cien­cia teo lóg ica dedica la últ ima parte del libro (pp. 101 y ss.) . Expone las tesis de S. Buena­ventura, del propio Tomás de Aquino, de G. de la Mare, J. Peckham, P. de Trabes y R. de Me­diavilla. Para el franciscanismo la teología será ante todo un saber ordenado a la caridad, pri­mando de este m o d o sobre toda c ienc ia espe­culativa. El libro aborda por úl t imo una serie de cuestiones relativas a lo individual y lo con­tingente (p. 122), y al sentido últ imo de la mar­cha de la historia (p. 127).

Las últ imas páginas d e la obra reseñada incluyen una relevante información bibliográ­fica sobre la temática abordada; además de una amplia se lecc ión de las fuentes de los autores estudiados. Todo e l lo hace que esta nueva obra de Francois-Xavier Putallaz deba ser tenida en cuenta por todo investigador que pretenda afrontar la complejidad y profundidad del pen­samiento franciscano.

M." J. Soto Bruna

Rafae l RAMÓN GUERRERO, Historia de la Fi­losofía Medieval, Edic iones Akal («Tractatus Philosophiae» 2) , Madrid 1 9 9 6 , 2 5 6 p.

El Dr. Rafael Ramón-Guerrero es catedrá­tico de la Universidad Complutense y Director del Departamento de Historia de la Fi losofía de la misma Universidad. Su especialidad es la filosofía árabe. Y esto se nota particularente en

esta síntesis histórica que ahora presentamos, puesto que el capítulo segundo, dedicado pre­cisamente a «la filosofía en el mundo islámico (musulmana y judía)» ocupa algo más del 10% de la obra.

El libro está pensado c o m o manual. Su es­tructura es muy moderna, y en esto se benefi­cia del importante cambio que se ha operado últimamente en las síntesis medievalísticas. El estilo es llano y fácil para quien desee estudiar la materia. Pero también los especialistas lo lee­rán con gusto, porque resulta grato saborear las cosas bien digeridas por los colegas.

El capítulo primero está dedicado al im­portante tema del «cristianismo y la filosofía», c o n especial acento en San Agust ín y B o e c i o . En este capítulo, la presentación del cristianis­m o resulta cercana y grata para el lector, pues Ramón-Guerrero, sin olvidar que los cristianos han tenido una particular forma de filosofar, subraya, de antemano, que el cristianismo no e s una filosofía; « n o puede ser considerado c o m o un hecho filosófico en sí m i s m o , s ino c o m o un sistema de creencias o c o m o una con­cepción de las re laciones entre el hombre y Dios» . El cristianismo generó una dimensión cultural. Pero, «la base del Cristianismo [siem­pre lo escribe con mayúscula] está en la predi­cación de Jesús de Nazaret, que s e presentó ante los hombres c o m o el Mesías , el "Cristo", que había sido anunciado por los profetas». Di­f íci lmente se podrían haber expresado mejor las cosas , y e s o que só lo h e m o s se lecc ionado algunas frases, en un libro filosófico, no confe­sional...

El segundo capítulo, c o m o ya dije, está centrado en la filosofía que se l levó a cabo en el mundo is lámico. El tercero, a la filosofía del siglo IX, s iglo dominado por Juan Escoto Eriú-gena. El cuarto, a la filosofía del s iglo XI , en el que sobresalió San Anse lmo . El quinto se ocu­pa del s iglo XII, donde el autor estudia la polé­mica sobre los universales , la cuest ión de las traducciones, etc. (Es, quizá el capítulo más cul­tural y menos filosófico, desde el punto de vis-

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