HIPATIA DE ALEJANDRÍA: MÁS ALLÁ DE LOS TÓPICOS
Carlos Eduardo de Jesús Sierra Cuartas
Profesor Asociado, Universidad Nacional de Colombia
Miembro Sociedad Julio Garavito Armero para el Estudio de la Astronomía
Pese a los notables desarrollos alcanzados en la actualidad por la historia de la ciencia, una
disciplina que cuenta con un padre celebérrimo, George Sarton, todavía proliferan los errores,
sobre todo entre los divulgadores correspondientes. En particular, si hay una figura mal
conocida en este campo es la de Hipatia de Alejandría, situación que no ha mejorado en los
últimos años por obra y gracia de la película dirigida por Alejandro Amenábar que lleva por
título Ágora, estrenada el 9 de octubre de 2009 y protagonizada por la bellísima actriz
británica Rachel Weisz, un filme en el que abundan las licencias históricas. Incluso, el
Observatorio Antidifamación Religiosa protestó porque tal película promueve el odio a los
cristianos y refuerza falsos tópicos sobre la Iglesia Católica. De otro lado, la han censurado
en Egipto por insultar a la religión. Por fortuna, no han faltado hacia los últimos años algunos
excelentes libros que arrojan mejores luces al respecto, como los de María Dzielska, Clelia
Martínez Maza y Pedro Jesús Teruel. Ante todo, conviene ir más allá de los meros tópicos.
Figura 1. Rachel Weisz como Hipatia en Ágora.
Acerca de la muerte de Hipatia, se la ha podido establecer con cierta exactitud en el año
415. En cambio, hay gran incertidumbre en relación con el año de su nacimiento, si bien se
han sugerido como hipótesis los años 355, 375 y 390. En sentido estricto, la inclinación de
los investigadores por un año u otro depende del significado que pretenden adjudicar al final
trágico de Hipatia, puesto que varía la carga dramática correspondiente según si ella es una
beldad de veinticinco años despojada de sus vestidos y descuartizada o si, en contraste, es
una anciana de sesenta. En todo caso, no parece haber duda en cuanto a que era una mujer
bella de notable inteligencia y refinamiento, incluso superior a su padre, Teón de Alejandría.
Figura 2. Cómic biográfico sobre Hipatia.
De otro lado, no hubo una sola Hipatia en la Antigüedad tardía, sino varias, esto es, otras
mujeres sabias, como Macrina, quien estuvo al frente de un monasterio para mujeres fundado
por su familia de ascendencia cristiana; Edesia, filósofa alejandrina que fue esposa y madre
de reputados filósofos; Asclepigenia de Atenas, filósofa contemporánea de Hipatia; y
Sosípatra, filósofa de la primera mitad del siglo IV, quien profesó en Pérgamo.
¿Cuáles son los talones de Aquiles del filme Ágora? Entre otros, cabe señalar que Davo, el
esclavo de Hipatia, jamás existió. En segundo lugar, la escena que recrea el ataque de los
parabolanos a los judíos en el teatro incluye diversos elementos históricamente desenfocados.
En tercer lugar, el encuentro entre Cirilo y Orestes tiene distorsiones con respecto a los
hechos reales. En cuarto lugar, el reproche hecho por Sinesio a Hipatia por no bautizarse
nunca tuvo lugar, máxime que, para entonces, Sinesio ya había fallecido, y, además, su afecto
hacia su maestra jamás desfalleció. En quinto lugar, no se destaca la meritoria obra teológica
de Cirilo. ¿Qué sucede aquí? En suma, estamos ante un período, el que está comprendido
entre los siglos IV y VII, mal conocido en comparación con otras épocas. Es decir, se trata
de un período en el que hay mayores problemas para contar con fuentes fidedignas.
Figura 3. Hipatia en La Escuela de Atenas.
En lo relativo a los experimentos incluidos en el filme, la situación no es más halagüeña.
En efecto, darle rienda suelta a la imaginación para poner en la mente de Hipatia la
realización de un experimento, el del barco, que, siglos después, llevaron a cabo los
precursores de Galileo en la Italia renacentista, se pasa de la raya. Algo similar cabe decir del
dibujo hecho en el arenario de la órbita elíptica de un planeta. Ahora bien, en contraste con
lo previo, sí son realistas el modelo planetario, la esfera armilar y el cono de Apolonio.
Además, Ágora peca de fundamentalismo científico, esto es, supone que la ciencia nos hace
mejores personas según la idea de un pretendido progreso acumulativo lineal, algo así como
una ciencia con caracteres casi soteriológicos. En otras palabras, se pretendería que religión
y ciencia son incompatibles cuando, en realidad, la ciencia ha tenido su desarrollo en un
ambiente cristiano como el que más, al punto que gran parte de los científicos importantes
de la historia han sido católicos.
Ahora bien, quedan más cosas en el tintero a propósito de Hipatia de Alejandría, cuya
muerte dista en mucho de haberse llorado lo suficiente. Por lo pronto, he aquí tres artículos
míos que traen más detalles a este respecto:
1. Sierra Cuartas, Carlos Eduardo de Jesús. (2015). Antes de la astronomía andalusí:
Hipatia (Primera parte). En: Circular de la Red de Astronomía de Colombia, N° 799.
2. Sierra Cuartas, Carlos Eduardo de Jesús. (2015). Antes de la astronomía andalusí:
Hipatia (Segunda parte). En: Circular de la Red de Astronomía de Colombia, N° 800.
3. Sierra Cuartas, Carlos Eduardo de Jesús. (2015). Antes de la astronomía andalusí:
Sinesio de Cirene. En: Circular de la Red de Astronomía de Colombia, N° 803.