Click here to load reader
Upload
yele-perez
View
106
Download
1
Embed Size (px)
DESCRIPTION
Antonio Pascuali y su libro La Comunicación Mundo
Citation preview
Universidad Católica Cecilio Acosta
Facultad de Ciencias de la Comunicación Social
Maestría de Comunicación y Desarrollo – Mención Tecnologías de la
Información y y la Comunicación para el Desarrollo Humano
INFORME
-La Comunicación Mundo-
Antonio Pasquali
Autor (a): Yeledith Pérez
Cédula: 17.905.035
Mayo, 2014
El avance del hombre primitivo, mejor conocido como Homo Sapiens,
se encuentra enmarcado por saltos evolutivos trascendentales. El progreso y el
proceso de transformación, es una de sus principales características. Un ser
que nace con hábitos nómadas para después de unos siglos convertirse en
conservador y sedentario, rasgos que lo llevan a desarrollar y construir
ciudades, creencias, rituales, cultura y conocimientos cada vez más complejos
y sofisticados.
Es así, como la escritura se convierte en el génesis y desarrollo de su
proceso, acervo científico y cultural tal como lo conocemos actualmente. Tras la
“necesidad de insuflar racionalidad y organización a tales procesos
mnemónicos, para conservar, disfrutar, recuperar, evocar, reproducir, modificar
y poder convertir el saber en mensaje comunicable”.
Haber simplificado y mejorado la comunicación, no solo entre personas
de diferentes idiomas sino entre máquinas y hombres, es y será siempre el
salto más importante del hombre en su afán por la evolución.
La atención y preeminencia que desde su aparición no ha recibido la
escritura como una tecnología trascendental en el desarrollo del hombre es
planteada por Mark Weiser en su libro “La computadora para el Siglo XXI”
1991 donde esboza “las tecnologías más fundamentales son las que se
vuelven invisibles. Ellas se entretejen con la vida cotidiana hasta volverse
indistinguibles de ella. Considérese la escritura, la primera gran tecnología de
la información; ella se volvió pronto ubicua e invisible”.
La Era Digital, en la que apenas nos estamos sumergiendo, a pesar de
haber pasado unos siglos de su introducción, ha sido edificada gracias a la
habilidad del humano de convertir objetos, ideas y creencias en signos de
cualquier naturaleza. Una etapa definida y enmarcada por pasos
revolucionarios dados por el hombre que fueron dirigidos hacia una inminente e
irreversible democratización del saber, de la memoria y del conocimiento desde
sus inicios, a través de dos importantes códigos como lo son el alfabeto (siglo
XII a.C) y el digito binario (silgo XX D.C).
La historia nos señala que la relevancia de la aplicación del término
“Código” no fue empleado por los grandes padres de la lingüística moderna a
excepción de Ferdinand Saussure quien a principios del siglo XX, afirma a
través de sus métodos lingüísticos que toda lengua es un signo, brindándole
con ello la importancia a la codificación, además de la combinación de
elementos fonéticos, icónicos e indicativos.
Es en la víspera de la era digital cuando Roland Barthes y Umberto
Eco le dan una posición de relieve al término “Código”; sobre todo éste último
con sus Teorías de de Códigos y de Producción de Signos.
Tan importante ha sido su aceptación del término “Código”, en el
lenguaje común, que actualmente la acepción del término se asocia con mayor
facilidad al lenguaje de programación que a cualquier otra expresión.
Es importante recordar que, tal como lo evidencia la historia y a pesar de
como es admitida hoy en día la escritura y su perfeccionamiento, quien fuere el
padre de la Academia, Platón, la condena argumentando que, “volverá a la
gente olvidadiza porque depositando su confianza en el escrito, dejará de
ejercitar su memoria” (Ph 275, a).
Dicha posición, en desapruebo al avance es sustentada muchos siglos
después por los humanistas Gerónimo Squarciafico quien en 1477 arremete
contra Gutenberg objetando que “la abundancia de libros hará a los hombres
menos estudiosos” y más adelante en 1621 por Robert Burton quien asevera
“el gran caos y la confusión de los libros”.
Es tan antiguo éste tipo de comunicación que las primeras evidencias se
remontan a la era mesopotámica primero los sumerios, luego en orden de
aparición nace en Egipto, China y Mesoamérica, poblaciones donde el código
estructural era cuneiforme, lineal minoico y el jeroglífico.
Nacen tras la ambición del hombre de comunicarse y compartir sus
conocimientos en cálculos, alabanzas, refranes, cronologías, obras poéticas y
mitológicas.
No fue sino entre el siglo XV y XIX que gracias a los mercaderes y
escribos poliglotas de la Costa Oriental Mediterránea, nace la idea de un
lenguaje común, sencillo y manejable.
El siguiente salto seria la invención de signos basados en fonemas de
sonidos emitidos por la voz humana, logrando en un principio 30 letras que
hasta la actualidad se han reducido y mantenido en 22.
Transcurrieron veintiocho siglos, desde la primera idea a manos del
emperador Chino Fo-Hi XI a.C, para la aparición de un filósofo y matemático
obsesionado con la búsqueda de un carácter o signo universal Gottfried
Leibnitz.
La segunda gran revolución cultural, personificada por el código binario
se encuentra enmarca por tres grandes textos como lo son, Explicación de la
aritmética binaria (Leibnitz 1703), Investigación de la Leyes del Pensamiento
(Boole 1854) y La teoría matemática de la Comunicación (Shannon 1938).
Es gracias, en un principio a Boole y luego a Shannon “El padre de la
Informática”, que se conduce a un esbozo del código binario como lo
conocemos hoy en día. Logrando con ello la reducción del espacio físico de
almacenamiento de información tradicionalmente conocido como bibliotecas,
llevándolas a un mundo virtual, que a pesar de los años ha permitido
almacenar mucha más información de la que alguna vez se había pensado.
Es suficiente surfear por la red, para visualizar un bosquejo del mundo
virtual de conocimiento con el que contamos gracias a las tecnologías de
información y comunicación y sobre al incansable esfuerzo de semiólogos,
informáticos, ingenieros y matemáticos que durante siglos trabajaron a fin de
llevarnos a la era de la cultura, del saber y del conocimiento.
En definitiva, y sin ninguna duda fehaciente, la revolución tecnológica, ha
permitido dar como causa final el desarrollo humano, y con ella la evolución de
la sociedad de conocimiento permitiéndola así, palpar una realidad sin límites
donde la creatividad y los a veces superfluos sueños han demostrado que
pueden ser.
Bibliografía
La Comunicación Mundo – Antonio Pasquali 2011