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Universidad del Desarrollo Profesional – Maestría en Educación Detección de violencia escolar en alumnos de quinto año de primaria. Maria Cristina Pineda Robles Felipe Armando Valdez Rocha Nos referiremos a los principales actores que intervienen de manera preponderante y significativa dentro de lo que es el proceso que conlleva el “bullying”, conocida en español como violencia escolar. En la última década se ha incrementado mucho la toma de conciencia respecto a un problema que es tan viejo y generalizado como la propia escuela tradicional: el acoso entre iguales. Los resultados obtenidos en los estudios científicos realizados sobre su incidencia reflejan que, a lo largo de su vida en la escuela, todos los estudiantes parecen haber tenido contacto con la violencia entre iguales, ya sea como víctimas, ya sea como agresores, ya sea como espectadores, siendo esta última la situación más frecuente. Díaz- Aguado (2005). Dentro de este proceso, encontramos cuatro participantes que hacen de éste un problema social de gran importancia y relevancia en cualquier centro escolar, sin considerar el grado, edad, raza, color, religión, generó, entorno, etc., 1) el acosador, 2) el acosado, las víctimas, y 3) el espectador o testigos y 4) los docentes. Para conceptualizar estos tres actores participantes Olweus, (1993) Pellegrini, Bartini y Brooks, (1999); Salmivalli, (1996) y Schwartz, Dodge, Pettit y Bates, (1997) afirman que 1) las características más frecuentes de los acosadores son las siguientes: una situación social negativa, aunque cuentan con algunos amigos que les siguen en su conducta violenta; una acentuada tendencia a abusar de su fuerza (suelen ser físicamente más fornidos que los demás); son impulsivos, con escasas habilidades sociales, con baja tolerancia a la frustración, y con dificultad para cumplir normas; unas relaciones negativas con relación a los adultos y un bajo rendimiento, problemas que se incrementan con la edad; no son muy autocríticos, por lo que cabe considerar el hecho observado en

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Detección de violencia escolar en alumnosde quinto año de primaria.

Maria Cristina Pineda RoblesFelipe Armando Valdez Rocha

Nos referiremos a los principales actores que intervienen de manera preponderante y significativa dentro de lo que es el proceso que conlleva el “bullying”, conocida en español como violencia escolar.

En la última década se ha incrementado mucho la toma de conciencia respecto a un problema que es tan viejo y generalizado como la propia escuela tradicional: el acoso entre iguales. Los resultados obtenidos en los estudios científicos realizados sobre su incidencia reflejan que, a lo largo de su vida en la escuela, todos los estudiantes parecen haber tenido contacto con la violencia entre iguales, ya sea como víctimas, ya sea como agresores, ya sea como espectadores, siendo esta última la situación más frecuente. Díaz-Aguado (2005).

Dentro de este proceso, encontramos cuatro participantes que hacen de éste un problema social de gran importancia y relevancia en cualquier centro escolar, sin considerar el grado, edad, raza, color, religión, generó, entorno, etc., 1) el acosador, 2) el acosado, las víctimas, y 3) el espectador o testigos y 4) los docentes.

Para conceptualizar estos tres actores participantes Olweus, (1993) Pellegrini, Bartini y Brooks, (1999); Salmivalli, (1996) y Schwartz, Dodge, Pettit y Bates, (1997) afirman que 1) las características más frecuentes de los acosadores son las siguientes:

una situación social negativa, aunque cuentan con algunos amigos que les siguen en su conducta violenta; una acentuada tendencia a abusar de su fuerza (suelen ser físicamente más fornidos que los demás); son impulsivos, con escasas habilidades sociales, con baja tolerancia a la frustración, y con dificultad para cumplir normas; unas relaciones negativas con relación a los adultos y un bajo rendimiento, problemas que se incrementan con la edad; no son muy autocríticos, por lo que cabe considerar el hecho observado en varias investigaciones al intentar evaluar la autoestima de los agresores y encontrarla media o incluso alta.

Podemos ver, como las características del acosador, rompen con un prototipo normal de ser humano, donde de manera diferente, conlleva sus actitudes y formas de actuar antes los demás.

2) Por otra parte, al acosado, los estudiantes que son víctimas de acoso , suele diferenciarse, según Díaz-Aguado, Martínez Arias y Martín Seoane, (2004); Olweus, (1993); Pellegrini, Bartini y Brooks, (1999); Salmivalli (1996); Schwartz, Dodge, Pettit y Bates, 1997; y Smith (2004) en dos situaciones; la víctima pasiva y la víctima activa:

A) La víctima típica, o víctima pasiva, que se caracteriza por una situación social de aislamiento, en relación con la cual cabe considerar su escasa asertividad y su dificultad de comunicación; una

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conducta muy pasiva; miedo ante la violencia y manifestación de vulnerabilidad (de no poder defenderse ante la intimidación); acusada ansiedad, inseguridad y baja autoestima.

B) La victima activa, que se caracteriza por una situación social de aislamiento y de aguda impopularidad, llegando a encontrarse entre los alumnos con mayor rechazo por parte sus compañeros (superior al que tienen los agresores y las víctimas pasivas), situación que podría estar en el origen de su selección como víctimas, aunque, como en el caso de las anteriores, también podría agravarse con la victimización. Díaz-Aguado (2005).

3) Los espectadores, juegan un relevante en este proceso, ya que, a través de ellos, podemos evitar que se lleve a cabo, o bien en su caso se propague este problema social que día con día hace mas presencia en los centro escolares de nuestra comunidad,“El estudio del papel de los compañeros que no participan directamente en el acoso está creciendo de forma importante en los últimos años (Cowie, 2000; Pellegrini, Bartini y Brooks, 1999; Salmivalli y otros, 1996; 1998), al observarse que suelen estar presentes en la mayoría de las situaciones en las que se produce”. Díaz-Aguado (2005).

4) Los docentes juegan un rol muy importante en la dinámica del ambiente escolar. Su intervención es determinante para encontrar y establecer estrategias que permitan erradicar o controlar los conflictos que se presenten dentro de su aula. Existen docentes que prefieren evitar e ignorar casos de violencia y/o acoso escolar, ya que piensan que son los alumnos son los que deben de resolver sus desacuerdos, sin la intervención de un adulto, otros no se percatan de estos problemas ya que se están dando fuera de su contexto áulico (pasillos, baños, áreas deportivas) y existen otros que se dan cuenta y tratan de mediar, informando también a las autoridades superiores y padres de familia, para que juntos puedan conciliar y resolver los problemas que se están presentando.En caso de que un problema de hostigamiento se presente en el aula, es fundamental que el docente actué responsablemente y de inmediato ante esta situación, ya que al dejarlo pasar el problema crece y puede causar daños irreparables. El docente debe de saber escuchar a sus alumnos y detectar signos evidentes que confirmen la existencia del bullying.

Según Taran del Horno (s/f), los docentes, constituyen en sí mismos el referente del niño y del adolescente. Con su actitud y su desempeño, un docente, contribuiría o no, a que puedan generarse o potencializarse situaciones de hostigamiento. Definiendo estilo docente como el conjunto de actitudes y orientaciones basadas en convicciones personales, filosóficas y formativas ejercidas por el docente en la interacción con sus alumnos, en situaciones de enseñanza aprendizaje. Dentro de los múltiples factores que se combinan determinando el estilo docente, teniendo en cuenta lo manejado por autores como Fernández García (2004), y Martín del Buey (2003) se consideran: el estilo de enseñanza, estilo de pensamiento, asertividad en afrontar situaciones de conflicto, instrucciones procedimentales, rutinas y control y gestión del aula.

En consecuencia, existen conductas docentes que pueden desencadenar un comportamiento violento a ciertos estudiantes. Dentro de estos perfiles según (Sullivan

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2005) se consideran los estilos autoritario, narcisista, intimidador activo, desinteresado, y permisivo.

El estilo que mantiene un ambiente y clima positivo dentro del aula es el democrático, ya que permite al docente tener una relación profesor-alumno impregnado por el respeto mutuo, con límites razonables, las normas aplicadas se regulan y se cumplen de una forma sistemática, además el rendimiento académico es favorable.

Reyna y Weiner (2001) menciona que cuando se emplea un estilo de ejercer la autoridad de una forma democrática, los estudiantes reportan mejor entendimiento del material, y al contrario, cuando se utiliza un estilo autoritario-castigante los estudiantes manifestaron reacciones emocionales de cólera, y como consecuencia descontento y poco entendimiento del material visto en clase.

En cuanto a la intervención en casos de conflictos, se considera que el docente se encuentra poco preparado para afrontarlos, se necesita capacitación, así como una estrecha vigilancia dentro del aula, durante los recesos y áreas específicas como baños y pasillos.

REFERENCIAS

Bandura, A. (1973). Agression: A social learning analysis. Englewood cliffs, N.J.:Prentice Hall.

Bandura, A. (1984). Teoría del Aprendizaje Social. Madrid : Espasa-Calpe.

Cowie, H. (2000): «Bystanding or Standing by: Gender Issues in Coping with Bullying in Schools», Aggressive behavior, 26, pp. 85-97.

Díaz-Aguado, M. J.; Martínez Arias, R., y Martín Seoane, G. (2004): Prevención de la violencia y lucha contra la exclusión desde la adolescencia, volumen uno: La violencia entre iguales en la escuela y en el ocio. Estudios comparativos e instrumentos de valuación, Madrid, Instituto de la Juventud.

Díaz-Aguado, M. J.; (2005) Por qué se produce la violencia escolar y cómo prevenirla. Revistas Iberoamericana de Educación, número 037. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) Madrid España, pp. 17-47. Recuperado el día 27 de Abril del 2010, desde: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/800/80003703.pdf

Marchesi, A. Fortalecer la profesión docente, consultada el día 17 de abril del 2010, desde: http://www.educacionenvalores.org/spip.php?article1273

Martiña, R. (2007) Bullying, consultado el día 19 de abril del 2010, desde: http://www.educared.org.ar/entrepadres/archivos/BULLYING_Capitulo.pdf

Milá E., Catástrofe de la enseñanza. El maltrato escolar. Bullying, consultado el día 17 de abril del 2010, desde; http://infokrisis.blogia.com/2006/100805-la-catastrofe-de-la-ensenanza-vi-de-vii-el-maltrato-escolar.-bullying.php

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Olweus, D. (1993): Conductas de acoso y amenaza entre escolares, Madrid, Morata, 1998. (Fecha de la edición en castellano).

Pellegrini, A.; Bartini, M., y Brooks, F. (1999): «School Bullyes, Victims and Aggressive Victims», en Journal of Educational Psychology, 91, pp. 216-224.

Schwartz, D.; Dodge, K.; Pettit, G., y Bates, J. (1977): «The Early Socialization of Aggressive Victims», en Child Development, 68, 4, pp. 665-675.

Smith, R. ; Talamelli, L.; Cowie, H.; Naylor, P., y Chauhan, P. (2004): «Profiles of non-victims, Escaped Victims, Continuing Victims and new Victims of School Bullying», en British Journal of Educational Psychology, 74, pp. 565-581.

Tarán del Horno, A., Los docentes y la cultura del hostigamiento, consultada el día 16 de abril del 2010, consultada el día: http://www.espaciotodobien.com/documentos/hostigamiento/LOS_DOCENTES_Y_LA_CULTURA_DEL_HOSTIGAMIENTO_1.pdf

Tánori, Q. J., Vera N. J.A. Ejercicio de autoridad, práctica docente y competencias académicas de niños escolares del sur de sonora, consultada el día 20 de abril del 2010, desde : http://www.ciad.mx/desarrollo/publicaciones/PUBLICACIONES/Produccion%20Academica/Cap%20de%20Libro/2004/46.pdf

Violencia en las aulas: los expertos reclaman la implicación de los padres y más respeto hacia los profesores, consultado el día 17 de abril del 2010, desde:http://www.educacionenvalores.org/article.php3?id_article=423