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Cinco principios de la doctrina social de la iglesia - Aurora Cubías

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Page 1: Cinco principios de la doctrina social de la iglesia - Aurora Cubías

CINCO PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIAAurora Cubías

La Doctrina Social de la Iglesia surge como una forma de humanizar el liberalismo para garantizar que los principios del mismo no transgredieran la libertad y la dignidad de las personas, sobre todo de aquellos que no tenían acceso a la propiedad privada, a un trabajo y salario digno, a participar de las decisiones en las empresas o a defender sus derechos laborales.

Se plasma entonces como una serie de propuestas que volvieran más justas las relaciones, sobre todo en materia económica, política y social.

“Reconoce los principios de propiedad privada, libertad de empresa y economía social de mercado”, pero también “la legitimidad de los esfuerzos de los trabajadores para conseguir el pleno respeto de su dignidad y espacios más amplios de participación en la vida de la empresa…”, de manera que el producto de dicho trabajo pudiera considerarlo como algo propio.

Estos lineamientos surgen a partir de los cambios suscitados por la Revolución Industrial, a partir de la cual se inicia una serie de medidas que implican explotación y concentración de los medios de producción en pocas manos. Son producto de lo que la Iglesia entiende como su derecho y deber de proponer actuaciones que den cumplimiento a los principios cristianos que le dan su fortaleza.

Entre los principios que la Doctrina Social de la Iglesia propugna, destaco los siguientes:

En el ámbito del mercado internacional defiende un principio que podría denominarse “conocimiento para todos y todas”, que implica que los países que entran al juego internacional del mercado deben ponerse a la altura de las nueva tecnologías para no quedarse atrás y aprovechar al máximo los beneficios que este represente. Sin embargo, afirma, debe actuarse con justicia, para no oprimir a los países que no tienen capacidad de acceso a este tipo de relaciones, debe promover el conocimiento para que puedan ubicarse adecuadamente frente a los retos que éste representa y debe promoverse la integración de esfuerzos entre los diversos actores internos de los países para que formen parte del proceso de desarrollo mundial.

En el ámbito del trabajo, esta doctrina retoma un tema que antes no fue tratado y que parecía inexistente en la mentalidad de muchos: los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras. En este tema explica que el trabajo es una forma, no solo de producir algo, sino de superarse a sí mismo a través de la formación y experiencia que éste posibilita, pero que no debe ser esclavizante, es decir “el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo”.

Reconoce el derecho a la asociación de los y las trabajadoras, para poder negociar, frente a sus patronos las condiciones necesarias y adecuadas para su buen desempeño, elemento que favorece a la empresa porque garantiza elevados niveles de producción. Es decir, no es el derecho de los y las trabajadoras por nada, es por la adquisición de mayores ganancias. Sin embargo, lo plantea como una forma de promover que todas las personas involucradas en una empresa se sientan parte de ella y de sus productos y ganancias, sin ser sobrecargados o sufrir explotación. Si los trabajadores y trabajadoras sienten que se les explota, o que sus condiciones laborales no corresponden con una situación realmente humana, reconoce el derecho a la huelga, como forma de presionar a sus empleadores para cumplir sus demandas específicas.

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Así mismo, define un salario digno, definiéndolo como la recepción de una cantidad de dinero correspondiente con el trabajo que desarrolla, con el nivel de vida que debe llevar y con obtener lo suficiente para la cobertura de sí mismo y de su familia. Expresa que debe ser una cantidad que le permita gozar de otros derechos como la educación, la alimentación, la salud, entre otros.

En el ámbito económico, asevera que a pesar del respeto a los derechos laborales y a brindarles un salario digno, persisten en el mundo serias diferencias y desigualdades pues el ansia de dinero y de posesiones hace que se irrespeten, desde todo punto de vista, las reglas de una sociedad justa y de la promoción de los derechos de los demás. Esta desigualdad genera extrema pobreza para unos y grandes riquezas para otros. Propone como alternativa la creación de cooperativas, a través de las cuales los trabajadores y trabajadoras pueden defenderse de los abusos del liberalismo, a través de ellas las ganancias son para todos y todas, distribuyéndose de acuerdo al rol de cada uno pero en franca relación de solidaridad. En este punto es preciso decir que la idea original de las cooperativas era, efectivamente, que los resultados de la producción fuera para todos, pero se desvirtuó de tal manera que en El Salvador, a esta fecha, hablar de una cooperativa es hablar de robo, aprovechamiento de los y las líderes sobre otros, mala administración o de la misma explotación que se vive en las empresas.

En el ámbito social interno, expresa la necesidad de tener una democracia integral, en la cual los y las ciudadanas estén en derecho y capacidad de elegir a quienes les gobiernen, así como de participar en los asuntos púbicos para procurar el bien común. Desde la creación de su planteamiento, la Iglesia habló de 2 votos por cada ciudadano y ciudadana, uno por el lugar de residencia y otro por la organización de pertenencia, de esta forma, afirma, el poder legislativo sería más equilibrado al contar con representación territorial y sectorial, lo que haría sus decisiones más coherentes con la realidad de la población a la que se deben.

Me llama mucho la atención que la DSI hable sobre transparencia, pues se suponía un concepto de reciente aplicación al ámbito del poder público. Manifiesta que esta es una herramienta que reduce la oportunidad del fraude y en buena medida de la corrupción, pues al abrir al público las acciones de los que gobiernan existe menos posibilidad de tomar decisiones no favorables al bien común o de utilizar el dinero para fines que no corresponden con una sociedad democrática y con gobernabilidad.

La transparencia es necesaria porque contribuye a reducir los portillos de corrupción que se encuentran en cada espacio de la administración pública o de las relaciones de y entre la empresa privada, sean promovidos por los funcionarios o por empresarios, porque pone en evidencia procesos, toma de decisiones y resultados que antes se manejaban totalmente de forma restringida o secreta para obtener mayores beneficios personales, en detrimento del resto del resto de la población.