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1 VIII Congreso Brasileño de Agroecología; Porto Alegre 25-28 de Noviembre, 2013 La formación en agroecología y sus diferentes niveles de territorialidad: pensando desde la aportación de José Antonio Costabeter. Por Eduardo Sevilla Guzmán 1 1. Nota introductoria. Esta reflexión pretende rememorar la trayectoria intelectual y política de José Antonio Costabeber; desde el análisis del desarrollo de la Agroecología durante los últimos veinte años. Tal reflexión se basa en mi experiencia: tanto investigadora, mediante el acompañamiento a las pesquisas de Doctorado en Latinoamérica (más de 30 tesis); como en el asesoramiento (más o menos formal) a determinadas políticas públicas brasileñas de Extensión Agroecológica, desde 1999 hasta 2010. Sobre todo, mi conocimiento de la dinámica agroecológica en Brasil se la debo a mi entrañable amiga Tatiana Deane de Abreu Sá, a quien tuve el placer de acompañar en el desarrollo de un postdoctorado sobre la Transición agroecológica en Brasil, con especial referencia a la Amazonía en el Instituto de Sociología y Estudios campesinos (ISEC), de la Universidad de la Córdoba de España. No obstante, quienes realmente iniciaron esta línea de trabajo en dicho centro fueron Caporal y el propio Costabeber, como veremos después, abordaron, por primera vez allí, el tema de Extensión agroecológica en Brasil; que más tarde continuó Eros Marion Mussoi, durante el curso académico 2010-2011. En la segunda mitad de la década de los noventa, de la pasada centuria, desarrollaron sus tesis doctorales, en el Programa de Doctorado de Agroecología de la Universidad de Córdoba (España) un grupo destacado de investigadores brasileños, procedentes de las instituciones vinculadas a las ciencias agropecuarias y forestales de investigación y extensión brasileñas. Dos de ellos, procedían de las referidas instituciones estaduales de Rio Grande do Sul: Francisco Roberto Caporal y José Antonio Costabeber. La vinculación del primero de ellos al Partido 1 Mi agradecimiento a Francisco Roberto Caporal por sus comentarios a este texto, los cuales han sido incorporados.

Desde la aportación de José Antonio Costabeber por Guzmán CBA-Agroecologia2013

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VIII Congreso Brasileño de Agroecología; Porto

Alegre 25-28 de Noviembre, 2013

La formación en agroecología y sus diferentes niveles de

territorialidad: pensando desde la aportación de

José Antonio Costabeter.

Por

Eduardo Sevilla Guzmán1

1. Nota introductoria.

Esta reflexión pretende rememorar la trayectoria intelectual y política de

José Antonio Costabeber; desde el análisis del desarrollo de la Agroecología

durante los últimos veinte años. Tal reflexión se basa en mi experiencia: tanto

investigadora, mediante el acompañamiento a las pesquisas de Doctorado en

Latinoamérica (más de 30 tesis); como en el asesoramiento (más o menos formal)

a determinadas políticas públicas brasileñas de Extensión Agroecológica, desde

1999 hasta 2010. Sobre todo, mi conocimiento de la dinámica agroecológica en

Brasil se la debo a mi entrañable amiga Tatiana Deane de Abreu Sá, a quien tuve

el placer de acompañar en el desarrollo de un postdoctorado sobre la Transición

agroecológica en Brasil, con especial referencia a la Amazonía en el Instituto de

Sociología y Estudios campesinos (ISEC), de la Universidad de la Córdoba de

España. No obstante, quienes realmente iniciaron esta línea de trabajo en dicho

centro fueron Caporal y el propio Costabeber, como veremos después, abordaron,

por primera vez allí, el tema de Extensión agroecológica en Brasil; que más tarde

continuó Eros Marion Mussoi, durante el curso académico 2010-2011.

En la segunda mitad de la década de los noventa, de la pasada centuria,

desarrollaron sus tesis doctorales, en el Programa de Doctorado de Agroecología

de la Universidad de Córdoba (España) un grupo destacado de investigadores

brasileños, procedentes de las instituciones vinculadas a las ciencias agropecuarias

y forestales de investigación y extensión brasileñas. Dos de ellos, procedían de las

referidas instituciones estaduales de Rio Grande do Sul: Francisco Roberto

Caporal y José Antonio Costabeber. La vinculación del primero de ellos al Partido

1 Mi agradecimiento a Francisco Roberto Caporal por sus comentarios a este texto, los cuales han sido

incorporados.

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de los Trabajadores (PT), que por entonces ganaba las elecciones en dicho estado,

determinó que el referido investigador ocupara el puesto de Director Técnico de

EMATER, durante el mandato de Olivio Dutra; en el Gobierno Democrático y

Popular (GDP) que detentaría el poder a partir de enero de 1999.

José Antonio Costabeber pasó entonces a desempeñar el papel de asesor de

dicha institución en la conformación de una novedosa política pública que

utilizaba, por primera vez en la historia de aquel país, la Agroecología como un

enfoque metodológico participativo de naturaleza medioambiental. Desde entonces

hasta 2010, Costabeber y Caporal constituyeron una alianza investigadora que les

llevó al diseño y la implementación (precaria ésta, como veremos después) de una

valiosa aportación a la Agroecología, en el terreno de la Extensión y Política

Pública. Ambos encararon el desafío de intentar transformar el deseado cambio

en la agencia social de aquella institución sureña. Del intento de aplicación del

enfoque agroecológico en los diversos ámbitos de la Extensión surgió una propuesta

de Extensión para la transición agroecológica pensada para su posible aplicación al

estado brasileño. En ella se pretendía pasar de una actuación de naturaleza

vertical a otra de tipo horizontal; con una gestión participativa; una concepción

simétrica técnico-estratégica; y una transdisciplinariedad, aceptada como

imprescindible para el cambio de paradigma, y para la formación de los futuros

profesionales de la universidad (dentro de las áreas agropecuarias, pesqueras,

forestales y de la acuicultura).

En las páginas que siguen presentamos: en primer lugar una

caracterización genérica de la génesis y desarrollo de la Agroecología, como

contexto. Después, analizaré esquemáticamente la aparición del Movimiento

Ambientalista en Brasil para pasar a profundizar, el papel de Costabeber en el

mismo; mediante una breve reflexión histórica del intento de introducir este tipo

de política pública de Extensión en Brasil, del que surge un modelo de gestión y

operacionalización técnico-metodológica como propuesta agroecológica. Para

finalizar detallando la acción agroecológica en los diferentes niveles de su

territorialidad, introduciendo la referida aportación brasileña.

2. Sobre la génesis y evolución de la Agroecología

La Agroecología surgió a finales de los años setenta de la pasada centuria,

como respuesta a las primeras manifestaciones de la crisis ecológica y social en el

campo, generada por la intensificación del desarrollo del capitalismo en la

agricultura; que extendía al conjunto del planeta el modelo de la revolución verde,

basado en el manejo químico e industrializado de los recursos naturales. Aunque el

impacto mundial sobre el campesinado fue devastador en muchas zonas,

aparecieron distintas formas de resistencia practicadas por grupos campesinos e

indígenas que, generaron una dinámica de articulación, como plataforma de

enfrentamiento a la acción de las multinacionales; negándose a aceptar los

paquetes de agroquímicos, vinculados a las semillas híbridas que destruían el

manejo de sus bienes comunales.

De esta dinámica surgieron los cimientos del edificio agroecológico, que se

vieron reforzados por la interacción entre tales grupos de campesinos e indígenas

con técnicos disidentes al deterioro ecológico del manejo industrializado; que

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generaba, además, un efecto devastador sobre los manejos tradicionales en el

nuevo contexto, excluyente y hostil, del dominio de las multinacionales de los

agroquímicos. Como enfrentamiento a esta emergente industrialización

agroalimentaria surgió una alianza campesino/indígena con la disidencia a tal

agroindustialización capitalista cuyos modos de interacción elaboraron una

contundente respuesta. En ella se encontraba: no solo una rigurosa crítica al

deterioro ecológico y sociocultural de aquel manejo industrial; sino, también y

sobre todo, una sólida alternativa medioambiental al manejo agroindustrializador

de naturaleza capitalista. Aparecen así, de esta práctica pluriepistemológica, las

propuestas agroecológicas de cambio socioeconómico, cultural y político frente a la

Modernidad capitalista. Fueron las distintas parcialidades socioculturales

(campesinas, indígenas y alternativo/modernas) intervinientes en el proceso hasta

aquí esquematizado, quienes elaboran participativamente las nuevas y

diversificadas propuestas de democratización del desarrollo rural, fuera de la

racionalidad capitalista, que terminaron conociéndose como la alternativa

agroecológica.

Tal alternativa se basaba en la constatación empírica de que el

conocimiento sobre el manejo de la naturaleza del pasado, e incluso el generado en

las culturas marginadas por la civilización industrial, poseía los principios

ecológicos que permitían evitar, no solo el deterioro medioambiental; sino también

el social. En efecto, el conocimiento local, campesino y/o indígena de dichas

tecnologías depende de valores, insertos en las matrices socioculturales de sus

identidades, que se enfrentan, normalmente, a la lógica del lucro y, también, a la

exclusión social de las tecnologías de matriz neoliberal. Fue así como, junto a la

práctica de los agricultores y técnicos disidentes (al manejo industrial), se fueron

construyendo reflexiones teóricas y avances epistemológicos hasta conseguir la

aceptación de una necesaria complementariedad entre el conocimiento científico y

la epistemología popular para resolver la trágica situación de confluencia global de

las crisis ambiental, energética, alimentaria, sociocultural y económica; en

definitiva: civilizatoria, que se generaba ya en aquel momento, y que sufrimos con

fuerza en la actualidad.

Fueron estas hibridaciones tecnológicas las que provocaron el

“redescubrimiento” de la Agroecología, por parte de la Ciencia Agronómica, al

restablecer la valoración de los conocimientos que atesoraban las culturas de los

pueblos campesino e indígenas (de transmisión y conservación oral, sobre las

interacciones que se producían entre la naturaleza y la sociedad) que la

Modernidad había invisibilizado para establecer la hegemonía de su “ciencia”.

Parece necesario aquí, para una cabal comprensión del tema, que profundicemos

en algunos aspectos de la génesis de este proceso.

La Agroecología es una construcción popular, surgida de la alianza entre

sectores campesinos e indígenas con técnicos (ecólogos, agrónomos, sociólogos y

antropólogos) que, con diferente experiencia, vinculada al manejo de los bienes

naturales y agrupados en ONG´s; fue realizada en Latinoamérica, a través de una

dinámica en la que, a agrandes rasgos, pueden diferenciarse tres etapas. La

primera se extiende a lo largo de los años 80´s de la pasada centuria y se podría

calificar como etapa de resistencia y construcción campesino/indígena. En ella se

produce el ajuste intercultural entre grupos campesinos e indígenas que

generarían una toma de conciencia; y el posicionamiento político, frente a las

diferentes formas de agresión y exclusión social que establecían sobre ellas las

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multinacionales agroalimentarias. La segunda es la etapa de hibridación

tecnológica y propuesta socioeconómica, donde se consolida el “diálogo de saberes”,

ya iniciado en la articulación campesino/indígena, y se construye una alternativa a

la agricultura industrializada y su sistema agroalimentario global; ocupando

temporalmente los últimos años de la primera etapa y la totalidad de la década de

los 90´s. La tercera etapa que, con unos límites flexibles, abarca la primera década

del 2000; puede ser definida, como etapa de construcción y liberación sociocultural y

política: donde se consolida la acción socioeconómica con la creación de sistemas

agroalimentarios locales; se generan estrategias de Transición Agroecológica,

ampliando los niveles de territorialidad, y produciéndose una articulación con los

movimientos sociales hasta la presentación de alternativas a la Modernidad

capitalista.

El elemento clave generador de este proceso fue la dinámica participativa

que se estableció: primero, entre los grupos de resistencia campesino/indígena; y

más tarde, a través de la alianza entre éstos y los técnicos disidentes. Ello permitió

elaborar, a través de metodologías participativas de análisis y diagnóstico, una

estrategia de construcción epistemológica surgida de una praxis de enfrentamiento a

la Modernidad capitalista que, iniciándose desde la agricultura, ganadería y

forestería, alcanzó una forma de producir regenerativa, en lo ecológico. No

obstante, al conseguir este logro; se percibió la necesidad de ampliar su enfoque

socioeconómico a lo largo de todo el proceso de circulación de sus productos hasta

alcanzar al consumidor. Fue así como se llegó a sentir una nueva necesidad:

ampliar su alianza (hasta entonces de sectores campesino/indígena con técnicos

alternativos) a otro sector social con el que interactuar: el de los ciudadanos que,

militantemente, eligieran ser sus consumidores.

El hecho, de que la alianza inicial campesino/indígena (de construcción

epistemológica, basada en la praxis), se realizara mediante metodologías

participativas para elaborar sus estrategias de resistencia; supuso la articulación

de tales modos participativos con aquellos que traían los técnicos disidentes, en la

ampliación de su alianza, transformando así: la búsqueda de agriculturas de base

ecológica; en búsqueda de mercados alternativos que evitaran la extracción del

excedente capitalista. La nueva ampliación de la alianza, introduciendo al

consumidor; y buscando el apoyo militante de la ciudadanía transformó al consumo

en un acto político generador de una nueva dinámica de empoderamiento. El nuevo

contexto de construcción epistemológico popular, introdujo a su vez un nuevo

elemento, como consecuencia del incremento de la diversidad cultural y de la

praxis adquirida en las dinámicas participativas donde se producía una demanda

cada vez más pluriepistemológica.

Las nuevas metodologías participativas así generadas elaboraron un

discurso: no ya de enfrentamiento a la agricultura industrializada y a su sistema

agroalimentario; sino de combate a los modos de ocultamiento de la realidad que

la Modernidad capitalista despliega desde su estructura de poder contra aquellas

formas de vida que escapan a su lógica de comprensión del mundo y que

conseguían llegar a producir una falsa, pero efectiva, virtualidad de su no

existencia. El discurso generado, ya en la primera etapa de resistencia y

construcción campesino/indígena, se iniciaba con una crítica al núcleo central de la

acción de la Modernidad, desvelando la falsedad de sus lógicas. Por un lado, de lo

que presentaba como la lógica de la metodología científica, basada en el rigor de su

contrastación, que defendía la falsa bondad y eficiencia del manejo con

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agrotóxicos, como imprescindible para la Ciencia Moderna. Y, por otro lado,

desmantelando la lógica sobre la prevalencia temporal moderna, que presenta “lo

avanzado” como superior; situando en tal posición a la agricultura industrializada.

Con tal imposición coactiva no solo se ocultaba la dimensión saludable y

medioambiental del manejo orgánico; sino que se invisibilizaba, además la

perversidad destructiva de su sistema agroalimentario global. Su dinámica

coactiva se basa en el desalojo campesino e indígena, primero y en la usurpación y

acaparamiento de tierras, después; para desarrollar más tarde la agricultura,

ganadería y forestería industrializada, con la subsecuente degradación

medioambiental y social; es decir, tanto respecto: al deterioro ecológico de los

ecosistemas; como al deterioro de la salud general de la población.

3. Breve caracterización histórica del surgimiento de la Agroecología en Brasil.

La etapa de resistencia y construcción campesino/indígena de la

agroecología, que acabamos de esquematizar genéricamente, toma en los años

ochenta en Brasil una especial singularidad. En efecto, tras la construcción de la

democracia en Brasil, después de la sangrante dictadura militar (1964-1980), se

inició un proceso de visibilización de experiencias productivas de naturaleza

agroecológica en las que técnicos y campesinos hacían lo que por entonces

denominaban “agricultura alternativa”. Este nuevo (y a la vez, viejo) tipo de

manejo de los bienes comunales, aparece en la coyuntura histórica brasileña del,

por entonces, denominado movimiento ambientalista. Luiz Carlos Pinheiro

Machado (AEAR y FEAAB, 1985: 12 y 13)2, relata el surgimiento de los

movimientos ambientalistas en Brasil como una reacción al hecho de que “de

repente, las técnicas agrícolas rurales, consagradas a lo largo de los tiempos, como

el empleo de humus, fueran estigmatizadas como sinónimo de atraso”. El

cuestionamiento de la estrategia de desarrollo llamada modernización a surgió,

desde la academia, a través de un “simbólico evento”: el 11º Congreso de

Agronomía, realizado en Curitiva en 1979.

Merece la pena que consideremos la rotunda actitud del citado Presidente

de la Federación de Asociaciones de Ingenieros Agrónomos de Brasil, Pinheiro

Machado respecto al modelo económico subyacente a tal Modernidad capitalista.

En el acto de apertura de tal “cumbre ingenieril”, el citado “mandatario

agronómico”, se refirió a la llamada modernización de la economía brasileña

vinculándola a “unas consecuencias desastrosas para la inmensa mayoría del

pueblo brasileño, siendo, por el contrario, eficiente y competente para el gran

capital, especialmente para sus multinacionales, pero pernicioso para la Nación

brasileña”. En efecto, la modernización se basó en la potenciación de las

agriculturas de exportación y el empleo masivo de insumos y maquinarias

2 Es obligado citar aquí a mi “hermano de sangre brasileiro”, Laercio Meirelles quien me proporcinó la

totalidad de los textos históricos del Movimiento ambientalista para la biblioteca del ISEC de la

Universidad de Córboba.

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producidas en el extranjero, (y casi exclusivamente con capital externo), que

habían sido transplantadas a las condiciones tropicales de la mayor parte de

Brasil; “cuando las prácticas, maquinaria y procedimientos se generaron en y para

climas templados. Las consecuencias están a la vista de todos: monocultivo,

erosión, dilapidación ambiental, aumento de plagas y malezas, reducción de la

productividad, inviabilidad económica, éxodo rural, miseria y desnutrición del

pueblo”. Junto a la reacción de los agrónomos, “se generó igualmente una reacción

de otros varios sectores, especialmente porque la cualidad biológica de los

alimentos fué gravemente comprometida. Como producto de todo ello surgió el

movimiento de agricultura alternativa” (Ibid: 13).

Es obligado citar aquí a dos impulsores intelectuales de este movimiento: J.

Lutzenberger con sus “Fundamentos Ecológicos da Agricultura” (1981); y a Ana

Primavesi cuyo texto, ya un clásico de la agroecología “Manejo Ecológico del

Suelo” (1984), fue después completado por mas genéricas aportaciones al tema.

Los encuentros de Agricultura alternativa de: Curitiva (en 1982 con más de mil

participantes), de Petrópolis (en 1984 con 1800 participantes), de Cuiabá (en 1987

con más de 3.000 participantes) y el de Porto Alegre (1989) reflejan claramente un

proceso en el que; junto al manejo ecológico de los recursos naturales se pretendía

generar formas de justicia social y acciones participativas para generar una

democratización en la toma de decisiones de las políticas públicas.

La dimensión política de la Agricultura Alternativa (precursora de la

agroecología en Brasil) apareció desde sus primeros encuentros. En la Carta de

Cuiabá, los más de tres mil asistentes al III Encuentro Brasileño de Agricultura

Alternativa de 1987 manifestaron a la nación su repulsa por “la violencia

practicada por el capital nacional e internacional contra los trabajadores

brasileños desestabilizando la agricultura y las estructuras de la tierra,

destruyendo el medioambiente y aumentando la dependencia tecnológica con el

pretexto de modernizar el complejo agroindustrial. Ese proceso favorece

básicamente al trinomio banquero-industrial-latifundista, con la mayor

concentración de riqueza de la historia de nuestro país”. La Carta termina

pidiendo apoyo a todos los segmentos organizados de la sociedad para que

presionen a sus instancias políticas “exigiendo medidas de transformación social,

política y económica que aseguren, a todos los ciudadanos explotados y oprimidos,

sus derechos más elementales como el acceso a la tierra, la salud, la educación, la

vivienda, el transporte, el trabajo y la seguridad de la alimentación” (FAEAB,

FEAB, EAMT y CAAUEMT, 1987: 11).

Un hito clave de este proceso tuvo lugar al introducirse constitucionalmente

en 1988 el concepto de participación decisoria. Desde entonces, y a través de los

debates generados para su implementación, la sociedad y los decisores políticos se

sintieron con fuerza para hacer emerger un nuevo contexto en el que cobra sentido

la participación ciudadana respecto a la búsqueda de su introducción en las

políticas públicas. El surgimiento del término "participación decisoria" en aquella

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“carta magna”, represento, y aún representa, mucho más que una nueva

aportación semántica, al adquirir el significado de gobernanza ciudadana. La

agroecología en Brasil, desde su aparición significativa, en la década de los

ochenta, ha intentado hacer efectivo este mandato constitucional; configurando un

complejo y conflictivo proceso en el que se mezcla el "discurso y la práctica".

Aunque este discurso no está bien definido en las múltiples áreas de su posible

implementación ha tenido ciertas repercusiones en el área de las políticas públicas

de Agroecología y Extensión Agrícola, como veremos más adelante.

El proceso no fue diferente en los movimientos sociales y sindicatos de

agricultores y empleados de la investigación y extensión rural, las instituciones

públicas, organizaciones no gubernamentales, dirigentes políticos que se

movilizaron con el fin de buscar una forma más participativa y democrática en

relación a los temas del manejo de los bienes naturales, y en general, del mundo

rural para adaptarse a los nuevos tiempos. Tuvo lugar así, una importante

acumulación de experiencias y luchas que, en la década del 2000, pretendió ser

sistematizada por el gobierno nacional que accedió al poder en el 2003. Y que,

como hemos adelantado en la introducción, tuvo como exitoso antecedente la

trasgresión institucional cometida tras la victoria del Partido de los Trabajadores

(PT) en las elecciones de 1998, en Rio Grande do Sul dirigido por Olivio Dutra.

4. De la aportación desde la praxis institucional brasileira a la Transición Agroecológica.

La segunda etapa de la evolución genérica de la agroecología, que hemos

caracterizado más arriba, como etapa de hibridación tecnológica y propuesta

socioeconómica, en la década de los 90´s, y la tercera etapa que abarca la primera

década del 2000, toman en Brasil un fuerte protagonismo institucional, como

consecuencia de que el organismo riograndense responsable de la Extensión

Agraria: la Empresa de Emprendimientos de Asistencia Técnica y Extensión Rural

(EMATER/RS), pasó a adoptar el nuevo concepto de extensión, que Francisco

Roberto Caporal y José Antonio Costabeber elaboraron; dentro de una estrategia

de diseminación agroecológica que pergeñaron varios años atrás, dentro de su

Programa de Doctorado en la Universidad de Córdoba.

En efecto, las instituciones responsables de la Investigación y la Extensión

Agrarias de Rio Grande do Sul adoptaron, en la segunda mitad de los noventa de

la pasada centuria una política de formación agroecológica para sus cuadros más

destacados; entre los cuales se encontraba ya José Antonio Costabeber, quien en

esta misma época, desempeñaba el puesto de Director Técnico de la Fundación de

Investigación de RGS. El hecho de que la Universidad de Córdoba contara con el

único programa de doctorado europeo de Agroecología determinó que por

aquellos años coincidiesen allí diez investigaciones localizadas en el sur de Brasil:

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ocho en Rio Grande do Sul y dos en Santa Catarina3; cuatro de ellas se

coordinaron conjuntamente para analizar: las experiencias más relevantes de

agroecología en Brasil (Joao Carlos Canuto); específicamente en Rio Grande do

Sul (José Antonio Costabeber); y la investigación y extensión en dicho estado

brasileño para elaborar una estrategia de apoyo a dichas experiencias y, al tiempo,

planificar una acción de diseminación agroecológica; lo que corrió a cargo de Joao

Costa Gomez y Francisco Roberto Caporal, respectivamente.

Paradógica e increíblemente aquella planificación realizada en los

seminarios, como un ejercicio virtual de estímulo para sus investigaciones tomó, en

cierta medida, forma real. Así, de estos investigadores, Lino de Daeibid (que había

pasado por la Maestría de Agroecología del ISEC) fue nombrado Presidente y

Francisco Roberto Caporal (nombrado, también como Director Técnico), tras su

vuelta a Brasil, fueron incorporados como responsables de la Extensión Rural

realizada por EMATER/RS comenzando acciones de cambio en la estructura

interna de tal institución para adaptarse a las nuevas políticas del estado;

encaminadas hacia un modelo de desarrollo rural sostenible, basado en la

Agroecología. Análoga tarea se pretendió realizar en la investigación agropecuaria

al incorporar a Joao Canuto como director de FEPAGRI; con la asesoría de José

Antonio Costabeber para coordinar la articulación de ambas funciones. Y, Joao

Costa Gómez, continuó trabajando en el centro de investigación agropecuaria de

Pelotas, del que ya formaba parte.

Se consolidó así, tanto teórica como prácticamente, lo iniciado por

Costabeber y Caporal en 1995, en el curso de Maestría sobre Agroecología del

ISEC, donde como alumnos presentaron un texto y dieron una charla con el

intento de definir la Extensión Rural Agroecológica (que después Caporal concretó

en su Tesis Doctoral de 1998) fundamentándose en algunas de las prácticas

ecológicas que se destacaban en Brasil de aquella época; pero pensando ya en una

3. De 1995 a 2002 realizaron sus Tesis Doctorales (las cifras entre paréntesis se corresponden con las

fechas de lectura de las mismas): Joao Carlos Canuto, Agricultura ecológica en Brasil (18/02/ 98); José

Antonio Costabeber, Acción social colectiva y procesos de transición agroecológica en Rio Grande do

Sul, Brasil (15/10/98); Francisco Roberto Caporal, La extensión agraria del sector público ante los

desafíos del desarrollo sostenible (13/11/98); Eros Marión Musoi Integración entre investigación y

Extensión agraria en un contexto de descentralización del estado y sustentabilización de políticas de

desarrollo: el caso de Santa Catarina, Brasil. (6/05/98); Joao Costa Gomes, Pluralismo metodológico en

la producción y circulación del conocimiento agrario. Fundamentación epistemológica y aproximación

empírica a casos del sur de Brasil. (20/10 99); Flavio Sacco dos Anjos Agricultura familiar

pluriactividad y desarrollo rural en el sur de Brasil. (22/11/00); José Geraldo Wizniewsky, Los

asentamientos de reforma agraria y la perspectiva de la agricultura sostenible: el caso de Hulla Negra y

Piratini, Rio Grande do sul, Brasil (5/10/01); Joel Enrique Cardoso, Reforma agraria y conservación

forestal en el Oeste de santa Catarina, brasil: el caso del municipio de Abelardo Luz (20/04/02) y Marcos

Flavio Silva Borba, La marginalidad como potencial para la construcción de “otro” desarrollo: el caso

de Santana da Boa Vista, Rio Grande do Sul, Brasil (29/11/02). Este Programa de Doctorado de

Agroecología del Instituto de Sociología y Estudios Campesinos de la Universidad de Córdoba, donde se

realizaron tales investigaciones, estaba articulado con otro Programa de Maestría (por investigación) de

Agroecología, en la Universidad Internacional de Andalucía, donde participaron varios investigadores y

extensionistas brasileños vinculados a este proceso; entre ellos Lino de Daeibid, como señalamos a

continuación.

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Extensión para Rio Grande do Sul. Así la Extensión Rural Agroecológica quedó

definida como un proceso de intervención de carácter educativo y transformador,

basado en metodologías de investigación-acción participante que permiten el desarrollo

de una práctica social mediante la cual los sujetos del proceso buscan la construcción y

sistematización de conocimientos que los lleva a incidir conscientemente sobre la

realidad, con el objeto de alcanzar un modelo de desarrollo socialmente equitativo y

ambientalmente sostenible, adoptando los principios teóricos de la Agroecología como

criterio para el desarrollo y selección de las soluciones más adecuadas y compatibles con

las condiciones específicas de cada agroecosistema y del sistema cultural de las personas

implicadas en su manejo (Caporal, 1998)4.

Los “nuevos tecnicos agroecologistas fichados”, desplegaron una ilusionante

transformación tanto en la filosofía como en las infraestructuras organizativas de

la nueva EMATER/RS; sin embargo los relevantes logros obtenidos en este

periodo sufrieron un importante quiebre ya que, “a partir de 2003 el marco de un

gobierno estadual conservador y comprometido con el modelo desarrollista,

rompió la trayectoria inaugurada en el gobierno anterior de Olivio Dutra y eliminó

de su política la perspectiva agroecológica, sin relación con las organizaciones de

representación de los agricultores y de otras entidades del sector” (Caporal y

Petersen, 2012: 63-74). Como consecuencia las transformaciones emprendidas solo

se mantuvieron, al cambio político en el gobieno gaucho, aquellas experiencias

agroecológicas donde, en general, los extensionistas estaduales continuaron

militantemente sus acciones, en forma extraoficial. Es importante hacer referencia

a dos de las estrategias adoptadas en la EMATER/RS de los años 1999 a 2002: la

primera, fue un amplio programa de formación de extensionistas en Agroecología

y Desarrollo Rural Sostenible en el cual la empresa estatal aplicó millones de

reales, capacitando a más de mil extensionistas rurales, incluso en el nivel de

especialización y postgrado. La segunda, fue la organización de un grupo de

extensionistas comprometidos con la perspectiva agroecológica, el GRUPO

TREXTER (Trabajadores de la Extensión Rural), que siguió funcionando y

realizando reuniones y debates acerca del tema, aun durante el período del

gobierno conservador. El grupo aun existe y mantiene sus actividades de acción

colectiva.

No obstante, la efímera experiencia agroecológica de EMATER/RS supuso un

precedente fundamental para iniciar una nueva política pública federal de

agroecología. Ello tuvo lugar cuando el nuevo gobierno federal abrió, en 2003 y a

través del Ministerio do Desenvolvimento Agrário (MDA), consecutivos debates en

todas las regiones brasileñas, para construir un proceso participativo que

identificara las necesidades sentidas en los distintos territorios del país. Al

incorporar los resultados obtenidos en dichos debates se pretendía construir la

Política Nacional de Assistência Técnica e Extensão Rural (PNATER) llegando a

4 Para más detalles acerca de las bases teóricas de la empresa de Extensión Rural de Rio Grande do Sul, Brasil, véase:

CAPORAL, F. R. (1998); CAPORAL, F. R. y COSTABEBER, J. A. (2001); CAPORAL (2002); CAPORAL y

COSTABEBER (2002). Estos textos estuvieron disponibles públicamente en el institucional site www.emater.tche.br.

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implementar una Extensão Rural Agroecológica en los términos definidos por

Caporal y Costabeber, que acabamos de ver. Así se produjo prácticamente un

traslado federal del grupo agroecológico generado en rio Grande do Sul a la "nueva

propuesta" de PNATER para todo el país; es decir, ya con carácter federal. Desde

aquí se continuó el cambio anteriormente emprendido con las numerosas

adaptaciones necesarias: tanto por el traslado del nivel estadual al federal; como y

sobre todo, por el contexto hostil de colisión con las políticas públicas de apoyo al

agronegocio que fue imposible neutralizar, en su avance “modernizador”.

A pesar de las contradicciones de las políticas públicas antitéticas de apoyo

tanto a la Extensión agroecológica como al agronegocio modernizador;

aparecieron también la última década, otras políticas públicas relacionadas con la

asistencia técnica y extensión rural, en otros sectores, iniciativas que (promovidas

en muchos casos por el “grupo liderado por Caporal y Costabeber”) trataban

nominalmente la agroecología. Este es el caso de la política educativa; donde desde

en 2003, fueron creados en Brasil, en la educación formal, más de 100 cursos sobre

o relacionados a la agroecología; consagrando su profesionalización en los niveles

medio, superior y de postgrado. El Ministerio de la Educación (MEC) en

colaboración con el Ministerio de la Agricultura, Ganadería y Abastecimiento

(MAPA) apoyó la formación de núcleos de investigación y extensión en

agroecología en Institutos Federales de Educación Tecnológica. También el

Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA) en colaboración con el Consejo Nacional

de Investigaciones (CNPq) apoyó la creación de más de 58 Núcleos de Agroecología

similares en Universidades Públicas (Cf. Caporal y Petersen, 2012: 63-74;).

Actualmente Brasil cuenta con más de 100 Núcleos de Agroecología en las

Universidades e Institutos Federales. Asimismo, a partir de este movimiento, se

crearon inúmeros Grupos de Investigación que están registrados en el Consejo

Nacional de Investigación (www.cnpq.br).

No obstante, aunque se realizó un importante esfuerzo económico federal

incrementando el presupuesto de 396 millones de reales en 2003 a 626 en 2010 para

introducir la agroecología en la vasta red de Extensión Rural creada como Ater; el

hecho de que funcionara financieramente, tanto por recursos federales, como

estaduales y (marginalmente) municipales, determinó que la cantidad aportada

resultaba 3 veces menor que el aporte federal global. Este hecho y las

discrepancias ideológicas de diversos estados determinaron que el enfoque

agroecológico no llegara a implementarse en muchos territorios.

Sin embargo, el golpe definitivo que diluyó la agroecología de PNATER se

produjo cuando en la Ley de Ater de 2010, se introdujeron un conjunto de

proposiciones de carácter metodológico que “confrontaban frontalmente los

principios básicos del desarrollo de los servicios de Ater guiados por la perspectiva

agroecológica; entre otras razones, para reforzar el abordaje difusionista de los

profesionales” (Caporal y Petersen, 2012). Quedó entonces clara la falta de

voluntad política del cambio que ya se venía percibiendo en la cada vez más

Page 11: Desde la aportación de José Antonio Costabeber  por Guzmán CBA-Agroecologia2013

11

limitada representatividad que se daba a las entidades de agricultura familiar en

los órganos de participación decisoria. Fue así como las políticas nominalmente

agroecológicas fueron reformuladas quedando solamente confinadas en la

Secretaria de Agricultura Familiar (SAF) del Ministério de Desenvolvimento

Agrário (MDA); debiendo ser fundamentalmente desarrolladas por el Grupo de

Trabalho Ater, que pretendió llevar a cabo una Política Nacional de Assistência

Técnica e Extensão Rural (MDA, 2004), hasta La extición del mandato del

Presidente Lula.

Lo relevante de la “propuesta de Extensión agroecológica inconclusa”, que

acabamos de relatar, es que tal proceso generó que, el movimiento agroecológico

desplegado por aquellos años en Brasil, se realizara bajo la mirada y los intentos

de apoyo, a tal “experimento, tanto estadual como federal, de carácter

institucional”, de la totalidad de los referentes teóricos internacionales de la

Agroecología. Estos centraron su actividad en teorizar, desde dicha praxis

brasileña, los procesos territoriales de Transición Agroecológica; y al hacerlo

participaron en la potenciación de los mismos. El papel dual de teórico, por un

lado y, técnico y asesor político, por otro, de José Antonio Costabeber, fue decisivo

en la reorganización y re-orientación del movimiento rural y familiar brasileño

hacia los postulados de la agroecología. Y ello: tanto a través de las asociaciones

académicas y profesionales de agroecología, en cuya creación participó

activamente; como en las organizaciones políticas y sociales de productores

agroecológicos y consumidores, que se fueron creando en los distintos niveles de

territorialidad. Su alianza con Caporal, se vió incrementada en este terreno con

Paul Petersen, quien, a finales de la última década, describe este proceso de

“técnicos y políticos capaces de generar iniciativas ligadas al desarrollo

agroecológico”; generándose “una corriente cada vez más amplia de

investigadores, certificada por la realización de seis congresos nacionales de

agroecología (2001-2009), el último de los cuales se hizo coincidir con el II

Congreso Latinoamericano y fue atendido por cerca de 4,000 participantes” existe

una pujante Sociedad Brasileira de Agroecología que en 2006 celebró su Segundo

Encuentro Nacional de Agroecología en “Recife, con una participación de 1731

personas principalmente pequeños agricultores familiares (841) y técnicos locales

(732) provenientes de todo el país. De estos eventos nació la ANA (Articulacao

Nacional de Agroecología), que opera como un instrumento estratégico entre las

organizaciones sociales y políticas de productores con grupos de activos

acompañantes de la esfera técnica y de investigación aplicada y las instituciones

académicas (Petersen, 2009; Cf., también, Victor M. Toledo, 2012: 37-46).

En este apartado final voy a presentar la teorización de la referida

aportación brasileira, desde la praxis; como homenaje póstumo a nuestro

entrañable amigo José Antonio Costabeber: quien envió la primera circular de este

congreso, convocándonos a compartir, ya padeciendo su grave dolencia, este

evento.

5. A modo de conclusión: la Transición Agroecológica desde sus niveles de territorialidad.

Page 12: Desde la aportación de José Antonio Costabeber  por Guzmán CBA-Agroecologia2013

12

Recordemos que la Agroecología puede definirse como (i) la búsqueda de un

manejo ecológico de los bienes naturales para, (ii) mediante acciones locales

endógenas, de naturaleza socioeconómica, construir sistemas agroalimentario

locales, y (iii) generar procesos de transformación y sustentabilidad entre

productores y consumidores. (iv) Su acción se articulada con los movimientos

sociales (que se enfrentan al neoliberalismo y la globalización económica

capitalista) para generar procesos de desmercantilización y democratización del

conocimiento; (v) se pretende así incorporar, a las parcialidades socioculturales

ocultadas, en plataformas interculturales de sustentabilidad; (vi) para elaborar

participativamente procesos de transición agroecológica que permitan la

emancipación y liberación sociocultural y política de la concepción del mundo de la

modernidad capitalista. Veamos este proceso desde los distintos niveles de

territorialidad.

La Agroecología se mueve en el nivel de territorialidad predial utilizando

como metodología dominante, aunque combinada con otras muchas, el desarrollo

participativo de tecnologías en finca; ya que ésta es la herramienta central de la

hibridación tecnológica, entre los conocimientos local campesino y/o indígena; y el

científico. Se obtiene así el manejo agroecológico predial, que rompe

“empíricamente la ocultación moderna” de la superioridad de la agricultura

orgánica sobre la de naturaleza industrial; cuando, en realidad en el contexto

agroecológico, tal superioridad no solo tiene una naturaleza ecológica; sino que se

torna, además económica, en términos de salud; y sobre todo en términos éticos, al

iniciar ya desde el predio una propuesta anticapitalista. Al tiempo, se genera un

contexto de reflexividad, que introduce elementos, socioeconómicos, culturales y

políticos de la parcialidad subalterna en que nos movamos; de naturaleza

expansiva al resto de los niveles de territorialidad.

En efecto, en el nivel predial se inician los diagnósticos participativos, como

metodología trasversal de análisis comunitario de la situación de la identidad

sociocultural subalterna. Con ello se elaboran las estrategias de democratización

del conocimiento, socialmente construido, mediante su desmercantilización. La

primera acción agroecológica de esta naturaleza necesariamente consistirá en la

desmercantilización de las semillas, seriamente amenazada desde el neoliberalismo

de las organizaciones internacionales; donde prevalecen los intereses de la

multinacionales agroalimentarias.

El siguiente nivel de territorialidad agroecológica es el de la comunidad

local; donde se da una clara prevalencia de la dimensión socioeconómica de la

Agroecología, al actuar desde los procesos de circulación; pretendiendo como

primera acción agroecológica, crear mercados alternativos como respuestas

endógenas que eviten la extracción del excedente. Cuando la estrategia de

democratización del conocimiento, iniciada en el nivel predial, se dirige a los

consumidores en busca de una prevalencia de los valores de uso sobre los de

cambio, para evitar la extracción capitalista, aparecen los mercados alternativos

Page 13: Desde la aportación de José Antonio Costabeber  por Guzmán CBA-Agroecologia2013

13

desde la Economía Solidaria. Tal acción se completa con la utilización de canales

cortos orientados a los mercados locales; donde el reparto del valor añadido se

realice básicamente entre el agricultor y el consumidor. Ello se consigue mediante

la creación de asociaciones de productores y consumidores de naturaleza

agroecológica; desde donde se realizan los diagnósticos participativos generando

estrategias, en la identidad sociocultural subalterna, de democratización del

conocimiento, socialmente construido, mediante su desmercantilización.

Este nivel de comunidad local se desarrolla en una unidad espacial integrada

por el conjunto de experiencias productivas y el conjunto de consumidores

asociados en las organizaciones agroecológicas que han generado los distintos

mercados alternativos existentes. Habrá, pués, tantos mercados alternativos, en la

comunidad local en que nos encontremos, como asociaciones de productores-

consumidores de las que surgen. La articulación de tales mercados alternativos

dotará, a la entidad de población en se produce tal articulación, de una

heterogeneidad sociocultural de de acuerdo con la diversidad de las parcialidades

subordinadas existentes. Si se produce un ajuste adecuado entre las plataformas de

sustentabilidad de las distintas experiencias agroecológicas aparecerá un fuerte

potencial respecto a la posible creación de instituciones económicas nuevas, ajenas

a la racionalidad capitalista.

El siguiente nivel de territorialidad agroecológica es el de sociedad local; el

cual está integrado por el conjunto de comunidades locales con algún tipo de

adscripción histórica que establezca cierto grado de identidad; aunque a veces las

delimitaciones administrativas otorguen mayor operatividad. Es este, el nivel de

territorialidad, donde se diseñan normalmente los procesos de transición

agroecológica tal como han sido caracterizados anteriormente. Lo ideal será hacer

converger las articulaciones de las distintas experiencias agroecológicas existentes

en las diferentes comunidades de la territorialidad en que actuemos.

Agroecológicamente la territorialidad es más evidente, en este nivel, cuanto más

fuerte sea la visibilidad de su parcialidad sociocultural, como es el caso ce los

pueblos indígenas, y más aún si éstos conservan su cosmovisión, como pautadora

de su manejo originario de los recursos naturales. Aunque en los procesos de

transición, a nivel de sociedad local, se utilizan todo el conjunto de herramientas

participativas que hemos ido caracterizando; creemos importante recordar que

todas ellas se inscriben en la dinámica de la técnica agroecológica central: la

investigación/acción participativa como mecanismo de ruptura de la relación

científica sujeto-objeto. Esto implica, una transformación radical en el sujeto

científico; antes concebido como un observador neutral, objetivo y externo a la

realidad que escruta y en la que el investigador no puede intervenir. Por el

contrario, el antiguo objeto que había de ser transformado; ahora es un sujeto que

pertenece a la naturaleza a la cual observa y procura caracterizar y explicar para

transformarla. De esta forma el (antiguo) sujeto, que actuaba como observador

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14

“universal” se transforma en (nuevo e incompleto) sujeto que actúa como

investigador “situado”, en un contexto de reflexividad.

La reflexividad del proceso de investigación consiste en aceptar que la

realidad no es sólo una estructura definida, sino también es producto y

componente de una dinámica de estructuración del propio conocimiento; así la

realidad se constituye y modifica por acción de la interacción sujeto-objeto. O

dicho en otras palabras; la teoría, en el mismo proceso cognoscitivo, transforma el

papel del sujeto, en la construcción del conocimiento; en su “objeto modificador”.

En efecto, el sujeto está inmerso en la realidad que conceptualiza creando

lenguajes simbólicos particulares de esa realidad, es decir su rol es activo, creador y

transformador de lo real. Por tanto, solo a través de la investigación/acción

participativa el rol del investigador será resituado en el contexto adecuado a las

demandas de la identidad sociocultural, en proceso de intervención para el

desarrollo. Solo desde esta perspectiva, es posible definir los procesos tecnológicos

desde su reflexividad sociocultural real. Así el desarrollo de tecnologías en finca

(hibridación tecnológica), los diagnósticos participativos (creación de estrategias),

como metodología agroecológicas, asentadas en los niveles predial y de comunidad

local, necesitan de un curso dinámico para la consolidación del desarrollo

endógeno (surgido desde dentro); que solo adquiere su plena eficacia a través de la

investigación/acción participativa. Si ello tiene lugar; mediante la interacción de la

parcialidad moderna (desprovista de sus “históricas monoculturas de la mente”) y

una parcialidad sociocultural originaria, la probabilidad de obtener una autentica

coproducción de conocimiento se multiplica.

Aun cuando en el nivel de territorialidad de sociedad local, que acabamos

de considerar, aparece ya la investigación participativa, neutralizadora de la

reflexividad reestructuradora de conocimiento, como proceso articulador territorial

en busca de apoyo público, generado empíricamente tal como hemos mostrado en

los apartados tercero y cuarto anteriores. En lo que sigue, completamos la

teorización de este proceso, surgido del apoyo empírico que se generó en Brasil

como consecuencia de la “propuesta de Extensión Agroecológica”, construida por

el grupo de agroecólogos brasileño (liderado por Caporal y Costabeber) diseñador,

de tal acción en los niveles estadual y estatal” relatada en el anterior epígrafe.

El hecho de que el nivel de territorialidad estatal de la Agroecología se

mueva en la dimensión política requiere ya, para una acción efectiva, la

intervención de políticas públicas. Ello tendrá lugar al actuar generando procesos

de articulación entre los distintos conjuntos de acción agroecológica, que

normalmente estarán ligados a los movimientos sociales de disidencia al

neoliberalismo y la globalización existentes en esta territorialidad. Sin embargo,

aquí la estrategia de democratización del conocimiento se dirige; no solo a las

parcialidades socioculturales subordinadas, sino al conjunto de la sociedad ya que

lo que se pretende es incidir participativamente en la generación de políticas

públicas. Ello requiere un abordaje integral de los procesos implicados en una

Page 15: Desde la aportación de José Antonio Costabeber  por Guzmán CBA-Agroecologia2013

15

estrategia que abarque a la totalidad de los territorios y cuyo objetivo último sea

facilitar procesos de transición agroecológica para obtener la sustentabilidad.

La acción agroecológica habrá de ir dirigida a: por un lado, a los actores

sociales involucrados en los procesos de producción, circulación y consumo

agroecológicos, y por el otro, a las diferentes instituciones públicas y de la sociedad

civil en sus distintos niveles de intervención territorial. Se pretende así, involucrar

a todos los actores, en procesos amplios de planificación participativa de la

transición agroecológica hacia un desarrollo sustentable; que produzca la acción

transformadora deseada. Se persigue con ello ensanchar la esfera de lo público;

creando plataformas de sustentabilidad social que abran procesos, que permitan

incidir participativamente en la generación de políticas públicas. La Agroecología

demanda del Estado un rol clave como garante al acceso universal al conocimiento

de toda la población y como mediador entre los intereses públicos y los intereses

mercantiles.

El nivel de territorialidad global aparece como articulación de los

movimientos sociales vinculados al manejo de los recursos naturales, a comienzo

de la última década de la pasada centuria. Aunque su gestación responde a

contenidos históricos de luchas emancipatorias agrarias muy anteriores, fué en

1993 cuando se crea formalmente la Vía Campesina, como internacional de

movimientos sociales agrarios; ésta ha de entenderse como resultado del proceso de

articulación mundial de la disidencia al neoliberalismo y la globalización

económica (Sevilla Guzmán y Martínez Alier, 2006). En el contexto de sus

múltiples y periódicas reuniones, adoptaron la Agroecología como matriz

tecnológica para su manejo de los recursos naturales; desarrollando un proceso de

integración de propuestas en los espacios de debate y reflexión para alcanzar

consensos, que cristalizó en la formulación del concepto de Soberanía Alimentaria.

Tal concepto, fue definido como el derecho de los pueblos a establecerr sus propias

políticas sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos,

garantizando el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la

pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de

los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción y comercialización

agropecuaria, y de gestión de los espacios rurales.

Desde la territorialidad global, la estrategia agroecológica se torna en la

búsqueda de una transformación política socioambiental, marcándose como

objetivo la obtención de la Soberanía Alimentaria. Aquí la estrategia de la

agroecología se centra en identificar los ámbitos de sustracción y contracción del

mundo que genera la Modernidad capitalista consiguiendo la ocultación de cuanto

se escapa a su ordenación de la existencia para; una vez desvelados, desarrollar

mediante sus experiencias alternativas, procesos que democratizan el conocimiento

y desmercantilizan los bienes ecológicos comunales. Se trata de articular las

diferentes experiencias agroecologías existentes en los distintos niveles de

territorialidad para la recreación de distintos modos de confrontación a la

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“ocultación moderna” superando la invisibilidad por ella creada (Santos,

Boaventura de Sousa, 2009: passim). Esta acción agroecológica de la Vía

Campesina es desarrollada por el conjunto de actores sociales que, desde la propia

sociedad civil, se alían con las experiencias agroecológicas que, desde el manejo de

sus bienes ecológicos comunales, utilizan las respuestas endógenas de creación de

espacios vacios de capitalismo para; fuera ya de la lógica del lucro, desplegar las

potencialidades de sus diferentes parcialidades socioculturales y desde las nuevas

infraestructuras socioeconómicas desarrolladas, conseguir la soberanía

alimentaria.

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