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Educar Desde Una Cultura De Paz

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EDUCAR DESDE UNA CULTURA DE PAZ, PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA

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EDUCAR DESDE UNA CULTURA DE PAZ, PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA Cultura de Paz. En el sentido etimológico la palabra cultura proviene de <<cultivo>> “Consiste en la creación de nuevas formas de cultivar las relaciones entre los seres humanos mismos y la naturaleza para incrementar las posibilidades humanas de vivir en paz”. (Enciclopedia de Paz y Conflictos. Tomo I. 2004, págs. 208-209) En el preámbulo de la constitución de la UNESCO se dice que es en las mentes de los hombres donde se han creado las guerras y es en las mentes de los seres humanos donde tenemos que crear los baluartes de la paz. La paz se debe construir a través de la educación, como proceso global de la sociedad. Según José Tuvilla Rayo cultura de paz es la “Expresión de las prácticas surgidas de aprender a pensar y actuar de otra manera, permitiendo un desarrollo equilibrado y armónico de las personas y sociedades consigo mismo, con los demás y con el entorno natural.” La edificación de una cultura de paz implica crear las condiciones esenciales favorables para una convivencia pacífica basada en el respeto y la igualdad, es decir, que se fundamente en la dignidad de la persona como la cima en el respeto a los derechos humanos fundamentales. ¿Qué se entiende por Paz? “La paz es uno de los bienes más preciados y, también, uno de los más frágiles y quebradizos; constituye un ideal a conseguir…” (Martínez E. Antonio. Educación para la Paz, 1998). “La paz no es simplemente ausencia de guerra, ni siquiera un equilibrio estable entre fuerzas adversarias sino que se funda sobre una correcta concepción de la persona humana y requiere la edificación de un orden según la justicia y la caridad”. (Pontificio Consejo “Justicia y Paz”, Compendio doctrina social de la Iglesia, 2005, par.494) En la exhortación apostólica Gozo y Esperanza, se menciona que “Para edificar la paz se requiere ante todo que se desarraiguen las causas de la discordia entre los hombres, que son las que alimentan las guerras…Otras nacen del deseo del dominio y del desprecio por las personas, y, si ahondamos en los motivos más profundos, brotan de la envidia, de la desconfianza, de la soberbia y demás pasiones egoístas…” (Gaudium et Spes 83) Educación para la paz. La enciclopedia de Paz y Conflictos. Tomo I. 2004, págs. 378-379, se indica que cuando nos referimos a la terminología <<educación para la paz>>, vemos que está compuesta por dos conceptos básicos: educación y paz, pero al mismo tiempo la preposición que los relaciona para: está relacionando el campo de la educación con el de la paz, por lo que es fundamental tener presente lo siguiente: Que la educación para la paz no es algo que se limite sólo al contenido explícito de una asignatura, sino que tiene que ver con la forma de desarrollar los valores. No puede haber contradicción entre el fin (educar para la paz) y los medios (la forma), que tienen que ser pacíficos, es decir, debe partir de un análisis crítico, reflexivo y formativo, que permita consolidar un ambiente agradable y digno. Según la UNESCO indica cuatro pilares fundamentales del siglo XXI en el ámbito educativo, como el aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser, aprender a emprender; lo que significa que mediante acciones educativas adecuadas de toda persona en las que se “desarrollan sus propias capacidades y al mismo tiempo lleva al proceso de interiorización,

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asimilación de cierto número de hábitos y valores” para una mejor convivencia. Es fundamental hablar de paz activa, porque es fomentar la implicación de las personas en la solución de los conflictos, tanto internos como externos. Convivencia. En un sentido amplio: “es la acción y el resultado de convivir, esto es, la situación en la que dos o más personas viven en mutua compañía, compartiendo un mismo espacio y tiempo”(Enciclopedia de Paz y Conflictos. Tomo I. 2004, pág. 184, 377). Convivir es aprender a vivir en comunidad estableciendo principios que ayuden a mejorar las relaciones y la calidad humana de todas las personas. “Para entender el corazón y la mente de una persona, no te fijes en lo que ha hecho, no te fijes en lo que ha logrado sino en lo que aspira a hacer” (Khalil Gibran). Por eso, para mejorar la convivencia en un ambiente de paz, es importante: conocernos a nosotros mismos, expresemos sin temor lo que sentimos o pensamos, no perder nunca de vista la verdad, de vivir nuestras promesas y de luchar por lo que queremos y creemos que es digno. Cristo nos recuerda el anhelar una vida llena de paz, de perdón, misericordia, que se menciona claramente en las bienaventuranzas: “Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia; los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados, los misericordiosos, porque obtendrán misericordia, los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios; los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios, los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos…Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”. (Mt.5,1-12;Lc.6.20-23) Mahatma Gandhi decía: “Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio”. “No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás el mismo respeto que se tiene por la propia” Martin Luther King en uno de sus discursos decía: “tengo un sueño de soñar con la paz en el mundo, en mi país, en mi mismo, y quién sabe cuál es más difícil de alcanzar. Soñar a mis hijos grandes, sanos, felices, volando con sus alas, sin olvidar nunca el nido. Soñar con el amor, con amar y ser amado, dando todo sin medirlo, recibiendo todo sin pedirlo”. Juan Pablo II nos recordaba siempre “que el trabajo más importante no es el de la transformación del mundo, sino el de la transformación de nosotros mismos; por lo que la paz exige cuatro condiciones esenciales: verdad, justicia, amor y libertad” La Madre Teresa de Calcuta indicaba: “La más terrible pobreza es la soledad y el sentimiento de no ser amado… Algunas veces pensamos que la pobreza es sólo tener hambre, frío y un lugar donde dormir. La pobreza de no ser reconocido, amado y protegido, es la mayor pobreza. Debemos comenzar en nuestros propios hogares a remediar esta clase de pobreza” “No pienses que el amor, para ser genuino, tiene que ser extraordinario. Lo que necesitamos es amar sin cansarnos…”

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Para que haya una buena convivencia y una cultura de paz entre todos, debe iniciarse desde de la familia, es importante que haya unas buenas relaciones humanas dentro del ámbito del respeto, el diálogo y una adecuada comunicación siempre y cuando este fundamentada en una vivencia del amor; porque el amor que sirve: descubre y satisface necesidades, y ayuda a que los padres junto a los hijos se sientan honrados y comprendidos. El amor que persevera, permanece fuerte en tiempos difíciles y ayuda a todos los miembros de la familia a sentirse unidos, a ser los mejores amigos de siempre. De esta manera, las relaciones entre los miembros de la familia y la misma convivencia permite la unidad y complementariedad entre todos; que lleva a reflexionar, en la necesidad de sentirnos apreciados. Perpetuemos siempre en nuestras vidas, que realmente somos personas dignas con cualidades y valores, protagonistas, dueños de nuestra propia vida; por lo que nos constituimos en seres autónomos, pero con la gran capacidad de juicio; es decir, capaces de decidir lo mejor, de aprender a decidir, de pensar por sí mismos, capaces de dar solución a los problemas desde un ámbito realmente humano. Los buenos ciudadanos tienen que deliberar que valores son más dignos; que contribuyan a convivir como personas, desde la solidaridad, la igualdad unos con otros y desde un ambiente sano, lleno de paz, de perdón, sabiduría y fraternidad entre todos.

Finalmente, no perdamos de vista, que las personas sin virtudes y una sociedad sin valores no permitirá tener buenos ciudadanos que luchen por los ideales más trascendentales; por lo que los valores están en las acciones, en las personas y si una civilización no tiene los valores básicos como la solidaridad, la justicia, la paz, la tolerancia, no será posible tener una vida más agradable. Es importante educar, aprender a disgustar los buenos valores, ayudar a los jóvenes a descubrir creativamente los valores. Es decir, solos no podemos hacer nada, no somos seres humanos, aislados sino personas en relación con los demás. Por mucho que vayamos por el mundo buscando la paz, la serenidad, la tranquilidad, la belleza, la bondad y el amor, no los encontraremos nunca a estos principios básicos si no los llevamos y los vivimos cada uno de nosotros, de nada contribuirá para crear una cultura de paz; porque sólo cuando llevamos la paz y la belleza, es entonces cuando descubrimos el esplendor de la verdad y la construcción del bien. Por lo que vale la pena ser auténticos, coherentes, porque sabemos lo que significa hacer de cada unos de nosotros personas de bien; y sólo entonces seremos capaces de conocer y discernir mejor lo que está bien. La vida es como la resonancia que viene y va; no exijamos a la vida lo que no estamos dispuestos a dar, es decir cosecharemos al final de la vida lo que hayamos sembrado en lo profundo de nuestro corazón. Es hora de encontrar el sentido a lo que hacemos, a lo que decimos, dejémonos de estar preocupándonos porque mejore el mañana, más bien ocupémonos de hacer del presente, un acto de generosidad, de actuar de tal modo que procuremos que a nuestro alrededor contagiemos de esperanza, de paz y alegría. Cada vez que sonreímos a alguien, es un acto de amor, un regalo a esa persona, una cosa hermosa. No hay cosa tan pequeña que dé resultados tan grandes, como la alegría para cambiar el mundo propio y el de los demás; de tal manera, les invito a mirar a las demás personas con amabilidad, con ternura, con una sonrisa sincera pero llena de amor; solo así podremos edificar una nueva civilización desde un ambiente de paz. No tengamos miedo. Siempre Juan Pablo II motivó y dejo claro “que no tengamos miedo de vivir desde Cristo, desde la luz y la paz”; para hacer de este mundo un ambiente mejor.

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AUTOR: Msc. Roberto Carlos Cuenca Jiménez DOCENTE INVESTIGADOR UTPL MEDIADOR DE CONFLICTOS PROYECTOS ILFAM Universidad Técnica Particular de Loja-ECUADOR San Cayetano, calle Marcelino Champagnat Casilla 11-01-608 Teléfono: (00593) 07 2570 275 ext. 2121 / 2217 E-mail: [email protected] [email protected]

Fuentes de consulta: Asensi Jesús y VV.AA.(2001). Educar desde y para la Paz. Editorial Fundación Fernando Rielo. Madrid-ESPAÑA. Cid Xosé Manuel y VV.AA.(2001). Valores Transversales en la práctica educativa. Editorial Síntesis, S.A. Madrid. Cuenca J, Roberto. (2000), La madurez emocional. Loja – Ecuador. El Libro de los valores (2005). Casa Editorial El Tiempo. Bogotá – COLOMBIA Fromm, E.: El Arte de amar. (1959). Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Barcelona-España. Gandhi Mahatma.(2000).Gandhi y la No-Violencia. Ediciones Oniro, S.A. Barcelona-España. Martínez E. Antonio. (1998). Educación para la Paz. Editorial UTPL. Loja- ECUADOR. Martínez L. Mario. (2004). Enciclopedia de Paz y Conflictos A-K. Editorial Univesidad de Granada. Granada- ESPAÑA. Orellana Vilches Isabel. (2007), Repensar lo Cotidiano. Primera edición. Editorial UTPL. Loja- Ecuador. Orellana Vilches Isabel. (2008), Yo educo; tú respondes. Primera edición. Editorial UTPL. Loja- Ecuador. PARLAMENTO UNIVERSAL JUVENTUD. Cuaderno de trabajo. Hacia una Carta Magna de valores para una nueva civilización.Roma.2009 Pontificio Consejo <<Justicia y Paz>>. (2005): Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Ciudad del Vaticano: Editorial Librería Editrice Vaticana. Salmurri Ferran. (2004), Libertad Emocional. Círculo de Lectores Torelló, J. (2003): Psicología abierta. Madrid: Ediciones Rialp, S. A.