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Manual para no llorar (cómo superar las lacrimógenas) Sentirás que te arden los ojos y la piel como si te hubieras enjuagado con ají. Sentirás que no puedes respirar y que toser es la única forma de aliviarte. Calma. La picazón pasará y no te vas a ahogar. Nadie se muere por el gas de una lacrimógena. El gas no es letal, por eso está permitido. Aléjate del humo, respira pausadamente y sobre todo, no te desesperes. Lo mejor contra una lacrimógena es una máscara antigas, de las que ves en las películas, pero son caras, difíciles de conseguir y terminan siendo incómodas. Es imposible gritar con una máscara puesta. Las máscaras de pintor no sirven y dificultarán tu respiración. Antes de que el gas se aproxime, tápate la nariz. Mientras menos inhales mejor vas a estar. Un pañuelo con vinagre funciona para poder ventilarte con mayor comodidad. Una forma de evitar que te ardan los ojos es usar lentes de los de buceo. No son muy cómodos. El ardor en los ojos lo calma el agua abundante. Agáchate, ya que el gas se disipará hacia arriba. La bomba se puede coger y lanzar en otra dirección. Tienes que protegerte las manos, el metal se calienta y puede quemarte. Debes ser consciente que al hacerlo ayudarás a muchas personas, pero inhalarás bastante gas. La experiencia de protestas como las de Chile ayuda para prevenir la represión policial. En cada marcha siempre están los llamados “cascos azules”. Su función es documentar las acciones de la policía para luego denunciar los excesos. La exposición pública siempre disuade al abusador. Un grupo de abogados acompañan las protestas y garantizan que no se vulneren los derechos de los que son llevados a las comisarías. La organización es clave para que las protestas tengan mayor impacto. El miedo a las lacrimógenas se diluye y uno llega a acostumbrarse. A algunos nos hace recordar que aún somos capaces de derramar algunas lágrimas y que debemos ser menos hipócritas. Protestar en la calle es uno de los actos más puros de ciudadanía y cuando los políticos fallan, la única manera de expresarla. Nos vemos en la vía.

Manual para no llorar (cómo superar las lacrimógenas)

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Manual para no llorar (cómo superar las lacrimógenas)

Sentirás que te arden los ojos y la piel como si te hubieras enjuagado con ají. Sentirás que no puedes respirar y que toser es la única forma de aliviarte. Calma. La picazón pasará y no te vas a ahogar. Nadie se muere por el gas de una lacrimógena. El gas no es letal, por eso está permitido. Aléjate del humo, respira pausadamente y sobre todo, no te desesperes.

Lo mejor contra una lacrimógena es una máscara antigas, de las que ves en las películas, pero son caras, difíciles de conseguir y terminan siendo incómodas. Es imposible gritar con una máscara puesta. Las máscaras de pintor no sirven y dificultarán tu respiración.

Antes de que el gas se aproxime, tápate la nariz. Mientras menos inhales mejor vas a estar. Un pañuelo con vinagre funciona para poder ventilarte con mayor comodidad. Una forma de evitar que te ardan los ojos es usar lentes de los de buceo. No son muy cómodos. El ardor en los ojos lo calma el agua abundante. Agáchate, ya que el gas se disipará hacia arriba.

La bomba se puede coger y lanzar en otra dirección. Tienes que protegerte las manos, el metal se calienta y puede quemarte. Debes ser consciente que al hacerlo ayudarás a muchas personas, pero inhalarás bastante gas.

La experiencia de protestas como las de Chile ayuda para prevenir la represión policial. En cada marcha siempre están los llamados “cascos azules”. Su función es documentar las acciones de la policía para luego denunciar los excesos. La exposición pública siempre disuade al abusador. Un grupo de abogados acompañan las protestas y garantizan que no se vulneren los derechos de los que son llevados a las comisarías.

La organización es clave para que las protestas tengan mayor impacto.

El miedo a las lacrimógenas se diluye y uno llega a acostumbrarse. A algunos nos hace recordar que aún somos capaces de derramar algunas lágrimas y que debemos ser menos hipócritas. Protestar en la calle es uno de los actos más puros de ciudadanía y cuando los políticos fallan, la única manera de expresarla. Nos vemos en la vía.