Javier Vicente Guevara

IES JOANOT MARTORELL

En griego Helios era un dios coronado con una brillante aureola que conducía un carro por el cielo hasta el Océano y por el Océano regresaba al este por la noche.

A veces se le identifica con el dios de la luz, Apolo.

Todo lo ve, incluso a Afrodita, teniendo relaciones extramatrimoniales.

Faetón no descubrió la identidad de su padre hasta mucho más tarde, y su padre le recompensó prometiéndole que le concedería lo que quisiera.

Faetón pidió que le dejara conducir el carro del sol.

Tuvo que cumplir su palabra, y Faetón tomó las riendas de la luz del mundo. Pero los caballos se desbocaron y abandonaron su ruta…

Faetón terminó cayendo en las aguas del río Erídano.

Cicno, amante de Faetón, se sumergió en dicho río para encontrarle, se apenó tanto que fue convertido en cisne.

Tanto el río como su amante fueron convertidos en constelación.

Icario era un ateniense ferviente seguidor de Dioniso, el dios del vino.

Dioniso le dio de beber a sus pastores. Estos, borrachos, mataron a Icario, pensando que les había envenenado.

Erígone, la hija de Icario, se ahorcó al ver a su padre muerto y fue convertida en la constelación de Virgo.

Mera, su perra, al encontrar los cuerpos de los amos muertos, con sus lamentos atrajo a la gente para que les dieran sepultura. Finalmente fue convertida en la constelación de la Canis Maior.

Frixo y Hele eran dos hermanos, hijos del rey de Tesalia. Cuando se produce una hambruna terrible en la región, la reina Ino toma la decisión de sacrificar a los dos niños.

Hermes logra salvarlos llevándolos en un carnero alado de piel de oro.

En el viaje, Hele muere cayendo al mar que a partir de ese momento lleva su nombre, el Helesponto.

Frixo logra llegar a la Cólquide, cuyo rey lo acoge. En su honor, sacrifica al carnero, y lo consagran a Ares, el dios de la guerra.

La piel del carnero queda suspendida de una encina en un bosque dedicado al dios, y custodiada por un dragón y por campos donde pastan enormes toros salvajes: el famoso Vellocino de Oro.

Este mito da origen a la Constelación de Aries

Según una de las versiones, Orión era un cazador que se sacó los ojos en un arrebato de celos, y mientras vagaba ciego por el mundo pisó un escorpión que le picó con su aguijón, provocando su muerte. Los dioses elevaron a Orión y al escorpión a los cielos colocándolos en extremos opuestos de la bóveda celeste, de forma que cuando Escorpio sale por el horizonte, Orión se oculta huyendo del animal que causó su muerte.

Una versión más amplia sugiere que Orión intentó violar a Ártemis, puesto que esta se encontraba cazando en medio del bosque cuando fue vista por el gigante Orión y Ártemis en su afán de defenderse reclamó la ayuda de un escorpión, este picó al gigante mortalmente y la liberó, razón por la cual la diosa Ártemis lo colocó en el cielo.

Así era llamado un famoso médico que adquirió tanto conocimiento que se decía que era capaz de resucitar a los muertos.

Ofendido por ello, Hades, el dios de los Infiernos, pidió a Zeus que lo mataran por violar el orden de las cosas, a lo que Zeus accedió.

Finalmente fue convertido en constelación, y se representa rodeado de una serpiente, el símbolo de la vida renovada.

Hermes, el mensajero de los dioses, quiere que Hércules sea divino, y no un héroe mortal. Para ello, lo puso en el seno de Hera, su madrastra, mientras ella dormía, para que mamara la leche divina pero, al despertar y darse cuenta, lo separó bruscamente y se derramó la leche, formando la Vía Láctea.

No solo los planetas han adoptado nombres de personajes mitológicos famosos…

Selene, la diosa de la Luna, se enamoró de un pastor llamado Endimión.

Temiendo la vejez, la diosa rogó a Zeus que le diera vida eterna.

Zeus le concedió no envejecer mientras estuviera dormido.

Endimión siempre estaría acompañado de su amada en sus noches de descanso, o tal vez ¿todo fuera un sueño?