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ORACIÓN PARA EL DÍA DE LA MILAGROSA (Secundaria) Monición inicial (profesor): Hoy recordamos la aparición de la Santísima Virgen María a santa Catalina Labouré el 27 de noviembre de 1830 en París, en la capilla de la Casa Madre de las Hijas de la Caridad. Esta aparición dio origen a la Medalla Milagrosa, y de ella tomó también su nombre la fiesta de la Virgen Inmaculada de la Sagrada Medalla, instituida por León XIII el 23 de julio de 1894. Hoy la Virgen Milagrosa nos convoca para celebrar su fiesta, bajo la advocación de La Milagrosa. María es la Madre de Jesús y nosotros ponemos los ojos en la Mujer más extraordinaria, en la Madre de todos. María extiende sus manos a quien se le acerca en señal de servicio y de amor. Sus manos están llenas de gracias que está deseando conceder a quien con toda confianza se las pide. Dispongámonos todos a celebrar la Eucaristía. Lectura del Evangelio (profesor): Evangelio según san Juan. En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: -“No les queda vino”. Jesús le contestó: -“Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora”. Su madre dijo a los sirvientes: -“Haced lo que Él os diga”. Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: -“Llenad las tinajas de agua”. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: -“Sacad ahora y llevádselo al mayordomo”. Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: -“Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora”. Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su Gloria y creció la fe de sus discípulos en Él.

Oración

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ORACIÓN PARA EL DÍA DE LA MILAGROSA

(Secundaria)

Monición inicial (profesor):

Hoy recordamos la aparición de la Santísima Virgen María a santa Catalina Labouré el 27 de noviembre de 1830 en París, en la capilla de la Casa Madre de las Hijas de la Caridad. Esta aparición dio origen a la Medalla Milagrosa, y de ella tomó también su nombre la fiesta de la Virgen Inmaculada de la Sagrada Medalla, instituida por León XIII el 23 de julio de 1894.

Hoy la Virgen Milagrosa nos convoca para celebrar su fiesta, bajo la advocación de La Milagrosa. María es la Madre de Jesús y nosotros ponemos los ojos en la Mujer más extraordinaria, en la Madre de todos. María extiende sus manos a quien se le acerca en señal de servicio y de amor. Sus manos están llenas de gracias que está deseando conceder a quien con toda confianza se las pide. Dispongámonos todos a celebrar la Eucaristía.

Lectura del Evangelio (profesor):

Evangelio según san Juan.

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús

estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó

el vino, y la madre de Jesús le dijo:

-“No les queda vino”.

Jesús le contestó:

-“Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora”.

Su madre dijo a los sirvientes:

-“Haced lo que Él os diga”.

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los

judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo:

-“Llenad las tinajas de agua”.

Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó:

-“Sacad ahora y llevádselo al mayordomo”.

Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber

de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y

entonces llamó al novio y le dijo:

-“Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos el

peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora”.

Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, manifestó su Gloria y

creció la fe de sus discípulos en Él.

Silencio y momento compartir la Palabra.

Vídeo adjunto sobre Santa Catalina Labouré (8’ 43’’).

Proyección en la pizarra de la imagen de la Medalla y explicación.

Explicación (dos alumnos):

Lector 1: El 27 de noviembre de 1830, la Virgen nos dejó un regalo muy

especial. Hoy recordamos el significado de este regalo: la Medalla Milagrosa. La Medalla consta de dos partes en las que aparecen varios símbolos que trataremos de explicaros: una parte es el anverso y la otra el reverso.

Lector 2: En el anverso aparece la Virgen Milagrosa toda llena de luz; una luz

que, a través de los rayos, ilumina el mundo. La luz de los rayos son las gracias que María nos concede siempre que acudimos a ella. También hay un mensaje: ¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti!; este mensaje nos recuerda la pureza de María y el amor de Dios hacia ella.

Lector 1: Ya en el reverso, aparece en primer lugar la cruz, símbolo de la

entrega de Jesús por nosotros, y debajo de la cruz y entrelazada a ella aparece una M (inicial del nombre de María). Nos recuerda este símbolo que en la vida tendremos dificultades, pero siempre estará María para ayudarnos.

Lector 2: En la parte inferior de la Medalla aparecen dos corazones, el de

Jesús (muerto en la cruz por nosotros) y el de María (que sufrió al ver a Jesús crucificado). Por último, en forma de corona, vemos un conjunto de 12 estrellas rodeando la Medalla, porque 12 fueron también los apóstoles.

Lector 1: Estas estrellas podrían simbolizar doce valores para nuestra vida: la luz del amor, la luz del compartir, la luz de la paz, la luz de la generosidad, la luz de la amistad, la luz del respeto, la luz de la sinceridad, la luz de la gratitud, la luz de la obediencia, la luz de la responsabilidad, la luz de la alegría y la luz de la ayuda.

Lector 2: María le encargó a Santa Catalina que acuñara una Medalla con las características que os acabamos de explicar. María dijo: “Todas las personas que lleven la Medalla con confianza, recibirán grandes gracias”. Por eso, María, hoy te decimos: ¡gracias por la Medalla Milagrosa! Haz que la llevemos dentro de nuestro ser y que sirva de espejo para nuestra vida.

Oración final: Ave María

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