Upload
alexis-lopez-tapia
View
92
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
TRUMP: EL TRIUNFO DEL FASCISMO
A LO HOMERO SIMPSON
Por Alexis López Tapia
En 2015, Homero Simpson asistió al lanzamiento de la campaña de Donald Trump, en el capítulo
titulado “Trumpastic Voyage”, donde le ofrecieron 50 dólares por aparecer enarbolando un cartel
con la leyenda “paid”, y tuvo un viaje psicodélico en el cabello del candidato republicano.
De ese modo, el personaje de la cadena Fox se sumó a la casi totalidad de los medios
norteamericanos y mundiales que –sistemáticamente– criticaron, satirizaron, menospreciaron y
desprestigiaron al actual Presidente Electo de los Estados Unidos de Norteamérica.
La paradoja no obstante, es que Trump triunfó precisamente gracias a los votantes que, desde
hace 27 años, han venido siendo criticados, satirizados, menospreciados, desprestigiados,
humillados, y sobre todo, representados por el propio Homero Simpson en la serie.
En efecto, todos los análisis previos a la elección, y por supuesto, los posteriores, han insistido en
el hecho de que el “voto duro” del candidato republicano, y del propio partido en la actualidad, se
encuentra en la “población blanca, trabajadora, de clase media, sin educación universitaria”.
Sin embargo, ninguna encuesta –salvo la que realizó el diario “Los Ángeles Times” utilizando un
modelo diferente–, pudo predecir que ese voto sería mayoritario, y definiría la elección.
2
Hoy, numerosos medios aparecen señalando que Trump logró sintonizar con el malestar de esa
clase media industrial y rural, sin estudios superiores, de pueblos y ciudades de la “Deep America”,
frustrada y humillada por décadas de estancamiento, y profundamente hastiada del
establishment de Washington que representaba Hillary Clinton.
Son los trabajadores especializados que han quedado cesantes y están endeudados, porque las
fábricas cerraron y se fueron a China o porque fueron reemplazados por una máquina, y que en el
mejor de los casos, han logrado volver a emplearse en labores de servicio, por la mitad de lo que
ganaban antes.
Ellos han visto a sus barrios empobrecerse y ser invadidos por la droga y la delincuencia. Han visto
la llegada incesante de inmigrantes que ocupan puestos de trabajo por salarios miserables, y que
no tienen ningún aprecio por el “American way of life”, el modelo de vida basado en la producción
industrial a gran escala, que se inició durante la Segunda Guerra Mundial, y que llevó a Estados
Unidos a transformarse en la primera potencia mundial en la década de los ’60: un modelo del que
legítimamente ellos se sentían orgullosos, y que fue reemplazado por el modelo de consumo y
especulación financiera impulsado por la “Globalización” desde los años ’80.
Lo mismo ha venido ocurriendo en Europa y –aunque usted no lo crea–, está ocurriendo en Chile.
Y es que este fenómeno no es sólo norteamericano. Es global.
De hecho, en Europa, el “Brexit” en Gran Bretaña es el equivalente en términos económicos, y el
triunfo del Front National en Francia, es el equivalente en términos políticos, de la victoria de
Trump en Estados Unidos.
Aunque a muchos no les guste, o no lo quieran reconocer, lo que ideológicamente ha venido
triunfando cada vez con mayor fuerza contra la “Globalización”, es un tipo de “fascismo
posmoderno”… un fascismo “a lo Homero Simpson”, si se nos permite usar esta analogía.
Por cierto, a priori entendemos que esta afirmación no sólo no será del agrado de los liberales de
izquierda y derecha –los mismos que llamaron ampliamente a votar por Hillary Clinton-, sino con
mayor razón, de la izquierda anti y a-sistémica, que por décadas ha venido encabezando las
protestas contra la OMC, el FMI, el G20, Rockefeller, el grupo Bilderberg, las Multinacionales y un
muy largo etcétera.
Más allá de que guste o no, el hecho es que muchas de las políticas que Trump ha señalado
implementará en su mandato, y particularmente, el modelo económico que ha sostenido aplicará,
es fundamentalmente de carácter fascista.
El fascismo histórico –que nació “a la izquierda” aunque a esta le pese–, fue un movimiento
político cuyos electores fundamentales pertenecían a la clase media rural o industrial, sin estudios
superiores, que se sentían profundamente humillados por la explotación de la Banca internacional,
la pérdida de sus puestos de trabajo y el deterioro general de sus condiciones de vida.
Y es que no es primera vez que el fascismo triunfa en Estados Unidos.
3
En efecto, para superar la crisis de la “Gran Depresión”, el gobierno de Franklin Delano Roosevelt,
implementó el llamado “New Deal”, un tipo de fascismo económico de los muchos que se
desarrollaron en la década de los ’30, algunas cuyas medidas –precisamente por ser “demasiado
fascistas” –, fueron impugnadas en la Corte Suprema de EE.UU. que impidió aplicarlas.
Además, otras de las características del fascismo en términos económicos eran la protección del
mercado interno, su rechazo a la especulación financiera y el “libre mercado”, el incentivo de la
producción nacional agrícola, obrera e industrial, y la defensa y fomento de la propiedad privada.
En suma, muchas de las medidas que Trump ha anunciado aplicará, así como las que por su parte
promueve el Front National en Francia, o las que llevaron al triunfo del Brexit en Gran Bretaña,
pueden ser ideológicamente catalogadas como fascistas con toda propiedad.
Y aunque este análisis permitiría otras comparaciones políticas y simbólicas aún mayores con el
fascismo histórico –por ejemplo “America first”, o “América para los americanos” como Donal
Trump repitió incesantemente en su campaña–, la verdad es que se trata de un fascismo
posmoderno, que recurre a la idea de Nación no porque tenga un fundamento filosófico o
doctrinario estricto para definirla en contradicción al globalismo o el internacionalismo, sino
porque para sus electores, ese concepto remite precisamente a sus creencias básicas y su
“neighborhood”, barrio, vecindario, pueblo o pequeña ciudad, que son el cosmos que ha sido
directamente impactado por el caos globalizante y el “libre mercado”, tal como “Los Simpson” han
venido demostrando semana tras semana los últimos treinta años.
Así, los síntomas de este fenómeno están a la vista de quien quiera observarlos, en todo el mundo.
La victoria de Donald Trump, es el triunfo del fascismo “a lo Homero Simpson”.