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UNIVERSIDAD BOLIVARIANA CARRERA DE ARQUEOLOGÍA “IMPRONTAS DE HOJAS EN NEGATIVO: UN APORTE METODOLÓGICO AL ESTUDIO ARQUEOBOTÁNICO DE POBLACIONES ALFARERAS DE LA REGIÓN CENTRO-SUR DE CHILE, COMPLEJO CULTURAL PITRÉN”. Memoria para Optar al Título de Arqueóloga y al Grado Académico de Licenciada en Arqueología. AUTORA: Rocío Barrientos Romero PROFESOR GUÍA: Verónica Reyes Álvarez PROFESOR INFORMANTE: Roberto Campbell Toro Santiago, Agosto del 2013

“IMPRONTAS DE HOJAS EN NEGATIVO: UN APORTE METODOLÓGICO AL ESTUDIO ARQUEOBOTÁNICO DE POBLACIONES ALFARERAS DE LA REGIÓN CENTRO-SUR DE CHILE, COMPLEJO CULTURAL PITRÉN”

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UNIVERSIDAD BOLIVARIANA

CARRERA DE ARQUEOLOGÍA

“IMPRONTAS DE HOJAS EN NEGATIVO: UN APORTE METODOLÓGICO AL

ESTUDIO ARQUEOBOTÁNICO DE POBLACIONES ALFARERAS DE LA

REGIÓN CENTRO-SUR DE CHILE, COMPLEJO CULTURAL PITRÉN”.

Memoria para Optar al Título de Arqueóloga y al Grado Académico de Licenciada en

Arqueología.

AUTORA: Rocío Barrientos Romero

PROFESOR GUÍA: Verónica Reyes Álvarez

PROFESOR INFORMANTE: Roberto Campbell Toro

Santiago, Agosto del 2013

i

AGRADECIMIENTOS

Claramente la construcción de esta investigación y toda aquella variedad de matices

involucrados en este largo proceso, en ningún caso es mérito propio. Quién soy, como me

construyo, donde quiero ir con lo que hago y en definitiva que es lo que hago, es el

resultado de una serie de búsquedas, aprendizajes, cuestionamientos y sueños que van más

allá del yo; se enmarca en una continua retroalimentación con los otros, con la vida, con el

entorno y con aquellas personas que consciente o inconscientemente han entregado algo de

si en la conformación del “uno propio”. Es por lo mismo que en esta sección de mi

memoria de titulación quiero agradecer desde lo más profundo de mí, a todos aquellos que

me han acompañado, cuestionado, incentivado, enseñado y valorado, en especial a aquellas

personas que pusieron parte de si en esta búsqueda y regalaron parte de sus sueños para

construir los míos.

En el desarrollo de este trabajo, muchas veces me vi frente a mis propias inseguridades, a

mis temores y a las dificultades que acompañaron la búsqueda de nuevas aristas en la

arqueología, que me obligaron a profundizar en saberes que antes eran para mí

completamente desconocidos. Por eso quiero agradecer con un especial cariño a todos

quienes me animaron y entregaron generosamente sus herramientas y conocimientos para

hacer posible esta búsqueda:

Cómo no comenzar mencionando a aquellos compañeros en la construcción de sueños,

libertades y esperanzas; mis papás, quienes han sembrado en mis hermanas, en mí y mis

sobrinos, aquella valoración por el mundo, por la gente, por la tierra, por el cariño, por el

aprendizaje y por los sueños…Jorge, Lily, Paz, Violeta, Admalen y Nahuel…cada una de

las letras que se desprenden de esta memoria, se encuentran completamente empapadas de

ustedes, de sus saberes y sus cariños.

A Diego Alarcón y Alicia Marticorena, quienes me entregaron las líneas fundamentales

para insertarme en el estudio de los restos foliares y que en definitiva me incentivaron a

seguir en esta búsqueda.

A los trabajadores del Herbario Nacional de Historia Natural, Herbario de la Universidad

de Concepción, Museo Regional de la Araucanía, Museo Histórico y Antropológico

ii

Mauricio Van de Maele de la Universidad Austral y Laboratorio de Arqueología de la

Universidad de Chile, quienes me acogieron en su espacio y facilitaron el acceso al material

requerido para la investigación.

A Verónica Reyes, quien me acompañó de manera permanente en este proyecto, guiando

mis búsquedas y otorgándome su profundo conocimiento sobre las poblaciones alfareras de

la región Centro-sur del país y la manifestación de improntas de hojas en la alfarería. Cuyos

aportes y cuestionamientos fueron fundamentales para el desarrollo de esta memoria.

A Jhoann Canto, por su disposición a enseñarme sobre los métodos estadísticos para la

determinación taxonómica, así también sus siempre acertadas sugerencias al estudio.

A Roberto Campbell, quien demostró un enorme encanto por la prehistoria de la región

centro-sur del país y estuvo siempre dispuesto con gran generosidad a otorgarme sus

aportes y observaciones al estudio en el que me encontraba inserta.

A mi hermana Paz, por su inmenso cariño y apoyo, manifestado en sus permanentes

palabras de apoyo y las largas jornadas de trabajo que me regaló en pos de sacar adelante

este proyecto. Claramente sin sus profundos conocimientos en estadística y manejo de

bases de datos, este proceso habría sido mucho más complejo.

A Víctor, por estar conmigo dispuesto a aprender junto a mí, a ayudarme, quererme y

animarme permanentemente.

Y para finalizar, no me gustaría cerrar esta sección sin obsequiar además un especial

reconocimiento a Gabriela y mis queridas compañeras Paulina Catalán, Almendra

Sarmiento, Paulina Monroy y Fabiola Molina, con quienes vivimos quizás una de las

experiencias más lindas y trascendentes en nuestra formación como arqueólogas y sobre

todo como personas. En un proceso en que en conjunto a mucha gente fuimos forjando las

bases de un saber que va mucho más allá de lo académico, que tiene que ver con la

consolidación de una profunda consciencia del ser y para que ser arqueólogo.

En definitiva, este trabajo es resultado del esfuerzo de una gran cantidad de personas que

pusieron un algo de sí, en este proyecto donde conjugan la gente, la tierra, las plantas, los

saberes, los cariños, etc., por lo tanto he aquí mis más sinceros agradecimientos a cada uno

de ustedes, esperando que los resultados de esta memoria sean capaces de responder a su

generosa entrega… a todos ustedes mi infinito cariño!!!

iii

RESUMEN

La presente investigación se enmarca en el estudio de las impresiones foliares presentes en

la alfarería Pitrén, manifestación ampliamente evidenciada en distintos contextos

arqueológicos de la región Centro-Sur del país. Cabe destacar que hasta el momento, los

acercamientos a la denominada “Técnica de improntas de hojas en negativo”, se han

enfocado principalmente a su documentación y análisis de los procesos tecnológicos que

derivan en la configuración de esta manifestación plástica. Sin embargo, aún no hay

conocimientos respecto a los recursos vegetales que estarían siendo plasmados en las

piezas, aspecto que se considera fundamental para la profundización en el conocimiento de

los mecanismos de interacción que las poblaciones Pitrén, establecieron con la enorme

diversidad florística configurada en la región del Bosque Templado.

En virtud de lo anterior, en esta memoria, se pretende realizar un primer acercamiento

dirigido a la evaluación de las potencialidades que otorgan las impresiones de hojas en la

alfarería, como material de estudio arqueobotánico; para lo cual el desarrollo de esta

investigación, requiere establecerse necesariamente desde una perspectiva de índole

exploratoria, dada la clara inexistencia de acercamientos previos que hayan asumido este

tipo de enfoque.

Por lo tanto, esta línea de búsqueda es abordada por medio de un ensayo metodológico,

dirigido a la caracterización y posterior sometimiento a prueba de los individuos foliares en

torno a su determinación taxonómica. A partir de lo que se espera, obtener resultados que

permitan profundizar en un primer plano interpretativo respecto del manejo de los recursos

vegetales manifestados en la alfarería.

Conforme a lo anterior, el presente estudio se organiza con la siguiente estructura:

En el capítulo 1, se expone el planteamiento del problema, abordando tanto los aspectos

que hacen necesario este tipo de acercamientos en el área y las perspectivas en las que este

estudio pretende aportar, en cuanto a la construcción del conocimiento arqueológico. Para

posteriormente presentar los objetivos que dirigieron la presente investigación.

iv

El capítulo 2, se inserta en una revisión de los antecedentes contingentes al problema de

investigación abordado, profundizando en los aspectos geográficos y vegetacionales de la

región en la cual se establecieron las poblaciones estudiadas, para luego ahondar en el

conocimiento existente sobre los modos de adaptación establecidos por las poblaciones

Pitrén en el entorno boscoso donde habitaron. Finalmente se da paso a la revisión de la

situación actual de las investigaciones respecto a la manifestación de improntas de hojas en

negativo, estableciéndose como la base de conocimiento desde la cual se establece el

presente estudio.

Posteriormente en el capítulo 3, se profundiza en los aspectos teóricos que sustentan la

investigación, adentrándose en los fundamentos de las investigaciones arqueobotánicas y en

las perspectivas interpretativas que se adoptan para la comprensión de los macrorrestos

vegetales recuperados en contextos arqueológicos. Para luego insertarnos en el capítulo 4,

donde se desarrollan las estrategias metodológicas empleadas en esta investigación.

En el capítulo 5, se abordan las características fitogeográficas y contextuales de cada sitio

estudiado, de modo de comprender las características del espacio específico en el que se

enmarca el registro material investigado.

En el capítulo 6, se entregan los resultados de las distintas etapas del estudio, considerando

tanto la evaluación de las improntas de hojas como material de estudio arqueobotánico, y

los resultados de la identificación taxonómica de los restos foliares identificados en las

vasijas estudiadas.

Posteriormente, en el capítulo 7, se discute la información obtenida por medio de los

análisis, profundizando en la incidencia que el acercamiento, otorga al estado del

conocimiento del manejo de los recursos del bosque por parte de las poblaciones Pitrén.

Y en el capítulo 8 se abarcan los potenciales y limitaciones del desarrollo metodológico

empleado, lo que permite sugerir perspectivas de investigaciones futuras que aporten a la

construcción de un método riguroso dirigido al estudio de especímenes foliares impresos en

las vasijas.

v

ÍNDICE DE CONTENIDOS

AGRADECIMIENTOS ............................................................................................... i

RESUMEN ................................................................................................................ iii

CAPITULO 1 ................................................................................................................. 1

INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 1

1.1. Planteamiento del Problema ............................................................................. 9

1.2. Objetivos de la investigación .......................................................................... 10

CAPÍTULO 2 ............................................................................................................... 12

ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN ........................................................ 12

2.1. Composición Geomorfológica y Fitográfica del Bosque Templado ................ 12

2.2. El desarrollo de las poblaciones Pitrén en el Bosque Templado Chileno. ........ 16

2.3. Improntas de Hojas en Negativo ..................................................................... 22

CAPITULO 3 ............................................................................................................... 27

MARCO TEÓRICO Y REFERENCIAL................................................................... 27

3.1. Antecedentes del arqueobotánico de restos foliares e impresiones vegetales. .. 27

3.2. Arqueobotánica: Mecanismos de interacción y Gestión de recursos vegetales. 30

CAPÍTULO 4 ............................................................................................................... 34

MARCO METODOLÓGICO ................................................................................... 34

4.1. Definición de la muestra................................................................................. 34

4.2. Método de investigación ................................................................................ 40

4.3. Procesamiento de datos e identificación taxonómica. ..................................... 49

CAPITULO 5 ............................................................................................................... 57

DESCRIPCIÓN DE LOS SITIOS ESTUDIADOS ................................................... 57

5.1. Sitio Tipo Pitrén (1.000± 100 d.C.) (Menghin 1962): ..................................... 57

5.2. Sitio Los Chilcos (350± 170 d.C.) (Adán y Reyes 2000): ............................... 58

5.3. Sitio Licanco Chico, KM.20 (890±60 DC) (Ocampo et al., 2004; Ciprés

Consultores, 2001): ............................................................................................... 59

5.4. Sitio Escuela de Collico 1 (960 d.C.) (Mera y Munita 2006):.......................... 61

CAPITULO 6 ............................................................................................................... 63

vi

RESULTADOS ........................................................................................................ 63

6.1. Caracterización general de la manifestación de improntas de hojas en las vasijas

estudiadas. ............................................................................................................ 63

6.2. Evaluación del potencial de estudio de las improntas de hojas en la alfarería

como material arqueobotánico. ............................................................................. 65

6.3. Identificación taxonómica de los especímenes foliares ................................... 74

6.4. Región cultural - región forestal: la presencia de especies florísticas en los sitios

estudiados. ............................................................................................................ 82

6.5. Síntesis .......................................................................................................... 97

CAPITULO 7 ............................................................................................................. 100

DISCUSIONES ...................................................................................................... 100

7.1. Improntas de hojas en negativo: Un aporte al conocimiento de modos de

adaptación de las poblaciones Pitrén al bosque templado de la región Centro-Sur de

Chile. .................................................................................................................. 101

CAPITULO 8 ............................................................................................................. 118

CONCLUSIONES .................................................................................................. 118

8.1. Improntas de hojas en negativo como material de estudio arqueobotánico. ... 118

BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 124

ANEXO 1................................................................................................................... 140

MUESTRA CERÁMICA DE LOS SITIOS DE ESTUDIO ..................................... 140

ANEXO 2................................................................................................................... 141

ESPECIES QUE COMPONEN LA MUESTRA DE REFERENCIA BOTÁNICA . 141

ANEXO 3................................................................................................................... 146

TAXAS BOTÁNICAS IDENTIFICADAS EN LA MUESTRA ARQUEOLÓGICA

............................................................................................................................... 146

vii

ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1: *Universo de población de vasijas completas en el Sitio. ** Componente Muestral

del estudio. ....................................................................................................................... 39

Tabla 2: Cantidad de improntas evidenciadas por sitio. ..................................................... 39

Tabla 3: Variables Cualitativas y categorías de clasificación, establecidos para el análisis de

morfometría foliar. ........................................................................................................... 42

Tabla 4: Variables Cuantitativas y criterios utilizados para el análisis de morfometría foliar

......................................................................................................................................... 43

Tabla 5: Codificación de morfotipos foliares. ................................................................... 45

Tabla 6: Índices de relaciones morfométricas de morfología foliar construidos para la

identificación taxonómica. ................................................................................................ 49

Tabla 7: Ejemplo caracterización de categorías morfotípicas y distribución de aspectos

generales de tamaño de las especies representadas en la muestra de referencia botánica. .. 51

Tabla 8: Categorías morfofuncionales de las vasijas con improntas de hojas en negativo que

componen la muestra estudiada. ....................................................................................... 64

Tabla 9: Técnicas decorativas asociadas a la manifestación de improntas de hojas en

negativo en las vasijas estudiadas. .................................................................................... 65

Tabla 10: frecuencias de los factores influyentes en la disminución nitidez de las improntas

en las vasijas (superficie exterior). .................................................................................... 71

Tabla 11: Especies botánicas asociadas como posibilidades de atribución taxonómica de los

especímenes foliares de origen arqueológico, de acuerdo a prueba de segregación de las

muestras según criterios generales de forma y tamaño. ..................................................... 76

Tabla 12: Rangos de cercanía y valores de similitud, entre muestras asociadas

taxonómicamente. ............................................................................................................ 78

Tabla 13: Otras asociaciones establecidas entre las muestra en segundo nivel de cercanía. 78

viii

Tabla 14: Frecuencias de especies asignadas a las improntas de hojas por sitio. ................ 85

Tabla 15: Especies identificadas en cada una de las muestras cerámicas. .......................... 86

Tabla 16: Frecuencia de manifestación de especies en el conjunto de piezas por sitio. ...... 86

Tabla 17: Potenciales de uso de las especies botánicas evidenciadas en la alfarería Pitrén.

....................................................................................................................................... 111

Tablas de Anexo

Tabla Anexo 1: Detalle de componente muestral de los sitios de estudio. ....................... 140

Tabla Anexo 2: Composición de la muestra de referencia botánica. ................................ 145

ix

ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1: Mapa de distribución de Regiones Vegetales en el Bosque Templado Chileno.

(Stark, 2006-2007. Modificado). ....................................................................................... 15

Figura 2: Proceso tecnológico asociado a la manifestación de improntas de hojas sobre la

alfarería Pitrén. (Castro y Varela, 1990)............................................................................ 24

Figura 3: Vasija con impronta de hojas, colección Museo Mapuche de Cañete (Fotografías:

Proyecto Fondecyt 1970105). Se observan impresiones foliares en la superficie exterior (a)

e interior (b) de la pieza. ................................................................................................... 26

Figura 4: Criterio de variabilidad morfométrica por especie en selección de especímenes la

muestra de referencia botánica. ......................................................................................... 35

Figura 5: Área de estudio, regiones forestales y distribución de los sitios arqueológicos

estudiados. (Construcción propia) ..................................................................................... 38

Figura 6: Variables Cualitativas y categorías de clasificación, establecidos para el análisis

de morfometría foliar (construcción propia). ..................................................................... 43

Figura 7: Variables Cuantitativas establecidas para el análisis de morfometría foliar

(construcción propia). ....................................................................................................... 44

Figura 8: Concatenación de códigos para la asociación de las variables ápice-base ........... 47

Figura 9: Jarro asimétrico procedente del sitio Licanco Chico, el cual presenta la expresión

conjunta de impresiones foliares y decoración mediante técnica negativa con diseños

geométricos. a) Vista lateral de la pieza, se observa sus características formales; b) sección

trasera de la pieza, se distingue la presencia de negativos lineales convergentes; c) sección

frontal de la pieza, se reconocen algunas de las impresiones foliares que presenta la vasija.

......................................................................................................................................... 64

x

Figura 10: Factores que afectan la nitidez de las improntas. (A) Se evidencia una superficie

cubierta por impresiones foliares con distintos grados de nitidez, que presentan una clara

superposición de los individuos y variaciones en la coloración pieza-hoja; (B) se evidencia

una impronta de hoja con un nivel de nitidez muy bajo, afectada por factores de coloración

y erosión de la superficie. ................................................................................................. 69

Figuras de Anexo

Figura Anexo 3-1: Manifestación de Nothofagus spp. en la muestra arqueológica (cf. N.

antartica, cf. N. pumilio, cf. N. dombeyi, cf. N. nítida, cf. N. oblicua, cf. N. glauca. ....... 146

Figura Anexo 3-2: Manifestación de aff. Crinodendron patagua. en la muestra

arqueológica. .................................................................................................................. 147

Figura Anexo 3-3: Manifestación de Eucryphia cordifolia. en la muestra arqueológica .. 148

Figura Anexo 3-4: Manifestación de Aextoxicon punctatum. en la muestra arqueológica 149

Figura Anexo 3-5: Manifestación de Sophora microphylla. en la muestra arqueológica .. 150

Figura Anexo 3-6: Manifestación de Laurelia philippiana en la muestra arqueológica.... 151

Figura Anexo 3-7: Manifestación de Luma apiculata. en la muestra arqueológica .......... 152

Figura Anexo 3-8: Manifestación de Cryptocarya alba. en la muestra arqueológica. ...... 153

Figura Anexo 3-9: Manifestación de aff. Peumus boldus en la muestra arqueológica ...... 154

xi

ÍNDICE DE GRÁFICOS

Gráfico 1: Dispersión de morfotipos presentes en la muestra arqueológica en relación a las

variables LSM y AM; la sección demarcada en azul, corresponde a los rangos de tamaño

establecidos para Nothofagus dombeyi, presentado en el ejemplo 1, considerando un

margen de error del 10%................................................................................................... 53

Gráfico 2: Dispersión de las muestras arqueológica y de referencia botánica en función de

los valores resultantes de los índices de relación morfométrica “Relación alto-ancho” y

“Corrección de ángulos”. La sección demarcada en azul, corresponde al rango de variación

de los índices de la muestra arqueológica, corregida con un margen de error al 10%......... 54

Gráfico 3: Niveles de nitidez de las improntas de la superficie exterior por sitio. .............. 67

Gráfico 4: Niveles de nitidez de las improntas de la superficie interior por sitio. ............... 72

Gráfico 5: Frecuencias de representación de las taxas identificadas por sitio. .................... 99

1

CAPITULO 1

INTRODUCCIÓN

Las poblaciones alfareras tempranas que habitaron la región centro-sur del país, se

establecieron en un ambiente conformado por una amplia diversidad biótica, que define la

composición misma del actual bosque templado Chileno, cuya estructuración se dispone de

acuerdo a una serie de factores que configuran los distintos nichos ecológicos en los que se

desarrollaron los primeros ceramistas del área.

En estos espacios, las poblaciones Pitrén (375 d.C. a 1400 d.C.) desarrollaron modos de

vida asociados fundamentalmente a las regiones vegetales de los bosques Caducifolio y

Laurifolio, que representan el ambiente configurado entre la cuenca del Biobío por el norte,

hasta Río Bueno por el sur -donde establecieron sus asentamientos en los distintos pisos

ecológicos como el sector lacustre precordillerano, los valles interiores y sectores costeros e

insulares-, desarrollando estrategias de adaptación y apropiación del espacio, que adquieren

énfasis en modos de subsistencia dirigidos a los recursos que se configuran en los

determinados nichos ecológicos (Adán y Mera, 1997; Sánchez et al., 2004; Navarro et al.,

2010; Adán y Mera, 2011).

En este marco, la investigación arqueológica en la región centro-sur del país, ha adoptado

un especial énfasis en los modos de adaptación que establecieron las poblaciones

prehispánicas con el medio boscoso en el que habitaron; dejando de manifiesto, tanto para

los desarrollos culturales alfareros como sus precedentes arcaicos, la existencia de un

complejo panorama de interacción del hombre con el medioambiente, asociado a intensos

mecanismos de apropiación del espacio configurados en torno a los ecosistemas en los que

se desenvolvieron.

Tal como lo destaca el investigador Tom Dillehay (1990), quien plantea que “Las fases

cerámicas poco definidas del extremo sur de Chile pueden considerarse como una

expresión de la cultura formativa del extremo sur del continente, en la medida en que

reflejan una serie de patrones de adaptación desarrollados en los bosques subárticos y

septentrionales de Sudamérica” (Dillehay, 1990:26 ).

2

De esta manera, los acercamientos de las investigaciones en el área han evidenciado que en

los distintos espacios de ocupación, que establecieron las poblaciones alfareras, existió un

claro manejo y profundo conocimiento de los recursos vegetales disponibles en el área, que

se complementó con las actividades de subsistencia cuyos énfasis varió de acuerdo al nicho

ecológico en el que habitaron. Así, el desarrollo del período alfarero en la extensión del

bosque templado chileno, se manifiesta en diferentes sustratos y con diferentes resultados

(Adán et al., 2007).

En el sector precordillerano, las poblaciones Pitrén priorizarían por la ocupación de

ecosistemas asociados a ambientes lacustres, mediante el ejercicio de un modo de vida

cazador recolector basado fundamentalmente en el consumo de mamíferos de pequeño y

mediano tamaño, moluscos dulceacuícolas y productos vegetales, propios del medio en el

que se desenvolvieron (Adán et al., 2004; García, 2005; Adán et al., 2006).

Esta situación, ha llevado a los investigadores a proponer la existencia de una “Tradición

Arqueológica de Bosques Templados” en la región lacustre precordillerana del Calafquén

(Adán y Alvarado, 1999; Alvarado, 2000; Adán et al., 2001; Alvarado y Mera, 2004; Adán

et al., 2006, Adán et al., 2010; Adán y Mera, 2010), que se caracterizaría por un modo de

habitar el bosque que manifiesta una continuidad en el tiempo, abarcando desde el periodo

arcaico hasta el alfarero, expresado en el desarrollo de estrategias conductuales específicas

para estos ambientes (Adán et al., 2007).

El panorama en el sector costero e insular se presenta de una manera distinta, el registro

arqueológico en estas áreas devela que las poblaciones alfareras estarían priorizando por el

establecimiento de prácticas de caza-recolección, asociadas a un modo de vida típicamente

costero (Navarro, 2004), complementado con el acceso a recursos del ambiente boscoso

circundante y el incipiente desarrollo de procesos de domesticación de vegetales (Quiroz,

1997; Becker, 1997; Rojas y Cardemil, 1997; Sánchez et al., 2004; Rojas y Cardemil,

2005). Estos elementos en su conjunto, otorgarían una dinámica clara de apropiación y

modificación del espacio en torno a las actividades de subsistencia.

Por su parte, la ocupación de poblaciones alfareras en el valle central se vincularía

fundamentalmente a ambientes asociados a la sección media de cursos fluviales,

priorizando por la selección de lomajes que facilitarían una importante visibilidad del

3

entorno (Sánchez et al., 1981-82; Inostroza y Sánchez, 1984; Gordon, 1984; Aldunate,

1989; Dillehay, 1990; Adán y Mera, 1997; Mera y Adán, 2000; Ocampo et al., 2004; Adán

et al., 2007; Adán y Mera, 2011). En estos espacios, las poblaciones alfareras tempranas,

habrían estado aprovechando los recursos del bosque, de vegas y cursos de agua, mediante

un modo de vida cazador recolector, complementado con el desarrollo de una incipiente

horticultura (Castro y Adán, 2001; Navarro, 2004; Mera y Munita, 2008; Adán y Mera,

2011).

En este sentido, si bien es clara la variabilidad expresada en los modos de adaptación que

establecieron las poblaciones alfareras tempranas en los distintos nichos ecológicos que

ocuparon, el registro en su conjunto, manifiesta un profundo conocimiento del entorno y

relación con el medio en el que se manejaron.

Parece evidente que independientemente de estas diferencias, las poblaciones alfareras del

área habrían desarrollado estrategias vinculantes al medio ambiente, que presentarían

características comunes, en estrecha relación al entorno boscoso en el que habitaron.

Las evidencias en concreto son amplias, comenzando por el simple hecho de considerar el

paisaje en que se desenvolvieron estas poblaciones, constituido por una densa vegetación,

donde las posibilidades de acceso a recursos alimenticios, medicinales, combustibles y

materias primas para la manufacturación de herramientas, son variadas, pero que para su

utilización se requiere necesariamente de un profundo conocimiento de las cualidades

propias de la diversidad florística.

Este manejo está intrínsecamente manifestado en el registro arqueológico, donde el

abundante conjunto lítico recuperado en los distintos contextos, evidencia un énfasis claro

en el trabajo en madera, mediante artefactos como azuelas, hachas y otros instrumentos que

presentan huellas de desgaste que sugieren un uso dirigido fundamentalmente a actividades

de corte y raspado sobre recursos leñosos (Jackson, 1997; Adán et al., 2001, Cordero, 2009;

Adán y Mera, 2011).

A esto se suma el hallazgo documentado en el sitio Licanco Chico, consistente en

improntas de posibles recipientes de madera en avanzado proceso de descomposición que

habrían sido dispuestos a modo de ofrenda, en al menos uno de los entierros fúnebres

registrados en el sitio (Ocampo et al., 2004), y por otro lado, la evidencia de cordelería en

4

fibra vegetal similar al cáñamo, empleada en la unión de cuentas de collar, de origen

conquiológico (Pecten sp.) recuperadas en el sitio Villa JMC-1 (Munita et al., 2011).

Por otro lado es evidente el uso de embarcaciones por parte de estas poblaciones, dado que

se constituye como el único modo que habría hecho factible la ocupación de sectores

insulares como Isla Mocha, además tal como lo plantea José Bengoa (2003) y que es

confirmado por el registro arqueológico, las poblaciones prehispánicas de la región

establecieron sus asentamientos asociados a las orillas de ríos y lagos, los que habrían

utilizado para su movilización, comunicación e intercambio por medio de canoas,

constituyéndose como “Sociedades Rivereñas” (Bengoa, 2003).

La amplia movilidad establecida por las poblaciones Pitrén, ha sido demostrada en diversos

sitios, donde los hallazgos de materias primas y recursos de origen alóctono son recurrentes

en los distintos pisos ecológicos, tales como ha sido el registro de valvas provenientes de la

costa del Pacífico, en los sitios precordilleranos; artefactos de cobre, documentados en el

sitio Villa JMC-1, en el valle del Cautín (Mera y Munita, 2008; Munita et al.,. 2011); y el

recurrente registro de instrumentos manufacturados en obsidiana recuperados en los

distintos contextos (Navarro et al., 2010).

De lo anterior se derivan claros antecedentes de uso de recursos procedentes de otras áreas,

implicando el ejercicio de una movilidad costa interior, asociada a una práctica del uso

extensivo del territorio (Adán y Reyes, 2000) que refleja una compleja y dinámica

interacción con los distintos espacios ecológicos (Adán et al., 2006).

Finalmente, no es menor el conocimiento y manejo de los recursos vegetales,

intrínsecamente asociado al desarrollo tecnológico que involucra la manufacturación

cerámica, sobre todo durante el proceso de cocción de las piezas.

Los estudios dirigidos a los procesos tecnológicos asociados a la alfarería Pitrén, han

indicado que los ceramistas estarían privilegiando una buena cocción de las vasijas

(Gallego, 2011), por lo tanto es bastante probable que el material leñoso empleado para el

proceso pirotecnológico, haya respondido a criterios de selección en función del

rendimiento calorífico y la inflamabilidad del mismo, lo que resultaría fundamental en el

control de la intensidad térmica a la cual son expuestas las piezas y la consecuente

expresión final de las mismas (García, 2008).

5

Otro elemento importante a destacar en cuanto a la expresión de la relación de las

poblaciones Pitrén con el medio boscoso, lo constituye la manifestación de improntas de

hojas en negativo en las superficies de las vasijas asignadas culturalmente a este complejo

alfarero (Castro y Varela, 1990; Adán y Mera, 1996; Pérez y Reyes, 2009; Pérez et al.,

2012).

Esta expresión, si bien la mayoría de las veces se manifiesta como un rasgo discreto, su

representación ha sido ampliamente evidenciada en la mayor parte de los contextos

asociados culturalmente al complejo Pitrén y también en contextos más tardíos como el

sitio Puraquina (1.480 d.C.) y Fuerte de Villarrica VR-7 (1.340 d.C.), en el sector del lago

Villarrica (Reyes, 2010), correspondiendo por tanto, a una expresión bastante difundida

temporal y espacialmente entre las poblaciones alfareras que habitaron los bosques

templados.

La manifestación de este rasgo en la alfarería, ha sido un aspecto ampliamente discutido en

cuanto a la intencionalidad o resultado casual de su expresión, siendo aún un problema no

resuelto. Sin embargo, es claro que la representación de especímenes foliares en la

cerámica de las poblaciones del bosque templado, se constituye como un elemento evidente

de determinados modos de hacer en la alfarería y en definitiva de las formas de relacionarse

con el medio vegetal.

De acuerdo a la suma de elementos anteriormente expresados, es factible desprender que

las poblaciones alfareras tempranas establecidas en los bosques templados del sur de Chile,

estuvieron estrechamente vinculadas a los recursos vegetales del bosque, desarrollando un

amplio conocimiento y aprovechamiento de los recursos florísticos con los que convivieron

y lo que probablemente se manifestaría en la selección cultural de aquellas especies con

mayor rendimiento para las necesidades del hombre.

Sin embargo, hasta el momento las profundizaciones al respecto son escasas y no han

permitido indagar en detalle los modos de articulación con el medio, ejercidas por las

poblaciones Pitrén, en cuanto el acceso, selección y utilización especifica de los recursos

que el entorno les ofrecía.

En el marco de los desarrollos culturales en el ambiente boscoso del sur de Chile, quizás

uno de los estudios más ricos en este sentido y que mayor profundización ha permitido al

6

respecto de las interacciones que establecieron las poblaciones con el bosque templado, lo

constituye el sitio Monte Verde (12.780 ± 240 AP), yacimiento paleoindio, ubicado en la

terraza alta del Río Maullín, en la actual región de Los Lagos.

En este sitio, se ha evidenciado un intenso manejo de los recursos vegetales por parte de

sociedades cazadoras recolectoras desde tiempos tempranos, manifestado por un abundante

registro botánico compuesto de alrededor de 73 taxones vegetales, correspondientes a

maderas usadas para la construcción y leña, además de frutos, semillas y hojas con

propiedades alimenticias y medicinales (Dillehay, 2004).

Al parecer, estas poblaciones habrían priorizado por la selección cultural de aquellas

especies de más alto rendimiento para las necesidades del hombre, tales como resistencia,

flexibilidad y dureza para la confección de viviendas, armas y otros instrumentos, además

de energía calórica para el fuego y otras cualidades físicas de éstas (Ocampo y Rivas, 2004:

319).

Estos elementos han permitido a los autores, plantear la existencia de una “tecnología de la

madera” (op. cit.), que estaría siendo manifestada en base al profundo conocimiento y

estrecha relación con el medio ambiente, evidenciada por una especialización en el uso de

los recursos madereros, por medio de la selección de especies con características

particulares y que se manifestaría desde el paleoindio en el sitio Monte Verde, hasta

momentos tardíos como ha sido demostrado a partir de los estudios efectuados por Lira

(2007), por medio del análisis de las maderas empleadas para la facturación de canoas

monóxilas de la región centro-sur del país.

Por su parte, los estudios arqueobotánicos desarrollados en contextos asociados a la

ocupación Pitrén, como serían las investigaciones realizadas en la región lacustre del

Calafquén, en los sitios Loncoñanco 2 y Marifilo 1, han permitido reconocer a lo largo de

sus ocupaciones, una variación entre las taxas identificadas a partir de macrorrestos de

origen carpológico y antracológicos, lo que estaría indicando un uso diferencial de las

especies vegetales que fueron empleadas en actividades disímiles.

Los restos carpológicos, reflejan una recurrencia de determinadas frutas y frutos secos

disponibles en estos bosques, que serían recolectados principalmente en las épocas de

verano y otoño, lo que ha permitido plantear la existencia de un intensivo uso de los

7

recursos vegetales del medio boscoso, reafirmando la idea de la recolección como fuente

fundamental para la subsistencia de estos grupos en el sector lacustre cordillerano

(Lehnebach et al., 2007).

Esta selección dirigida a determinadas especies con cualidades alimenticias, se vería

contrastada por la evidencia antracológica, procedente de los recursos leñosos que habrían

sido empleados como combustibles, evidenciándose una amplia variedad de especies

arbóreas y arbustivas que habrían sido identificadas tanto en estructuras de combustión

como de manera dispersa en los sitios.

Entre los carbones recuperados, se reconoce una serie de recursos que no aparecen en el

conjunto de semillas de los mismos contextos y donde la variedad de taxas identificadas

presentan potenciales de uso bastante diversos, lo que ha llevado a sugerir la existencia de

un modo de aprovisionamiento de carácter oportunista de los recursos vegetales

(Lehnebach et al., 2007), es decir que estas poblaciones habrían hecho uso de los recursos

disponibles en el entorno, sin un ejercicio de selección dirigida a aquellos que presentarían

mejores cualidades físicas para una acción determinada.

Las interpretaciones realizadas por Lehnebach y colaboradores, respecto al modo en que las

poblaciones Pitrén están ejerciendo el acceso a los recursos, no son coincidentes con las

extensas referencias del desarrollo de una especialización al ambiente boscoso por medio

de mecanismos de acceso, selección y utilización específica de los recursos vegetales, y que

además se ha visto ampliamente evidenciado en otros variados aspectos de la cultura

material.

A pesar de lo anterior, estos investigadores también observan que si bien estos

planteamientos aportan a los primeros conocimientos sobre el uso y recolección de restos

vegetales por las poblaciones que habitaron el área, sería necesaria la recuperación de un

constructo mayor de evidencias arqueobotánicas para comprender con mayor profundidad

las estrategias de subsistencia que se desarrollaron en estos ecosistemas (Lehnebach et al.,

2007:411).

La necesidad de profundizar en esta esfera del conocimiento, es clara y se agudiza aún más

cuando se manifiesta una evidente disyuntiva en cuanto a los planteamientos que se han

esbozado en torno a las estrategias de uso y gestión de los recursos vegetales que habrían

8

ejercido las poblaciones alfareras en su interacción con los bosques templados. A esto se

suman, las extensas referencias respecto a las dificultades que presenta el muestreo y

análisis de macrorrestos vegetales en la región centro-sur del país, lo que resulta en

concreto, en un importante déficit en el conocimiento de los modos en que estas

poblaciones, se relacionaron con el medio boscoso en el que habitaron.

Es importante recordar que la preservación de los restos vegetales en contextos

arqueológicos, está asociada a una serie de factores tanto de carácter inherente a la propia

planta como factores externos, ya sean de tipo natural o antrópico. En este sentido, siempre

existen posibilidades que ciertas taxas se encuentren mayor o menormente representadas

(Wilson, 1984), siendo bastante común que especies que se esperaría que apareciesen en el

contexto arqueológico, no se evidencien debido a determinadas condicionantes que

posiblemente habrían impedido su conservación y su consecuente registro.

Por lo tanto, los resultados del registro arqueobotánico recuperados en contextos

arqueológicos siempre son parciales, ya que representan una parte de lo que se ha utilizado

y depositado en origen (Arnanz, 1993; Badal et al., 2000), en consecuencia es fundamental

tomar en cuenta estos factores a la hora de identificar e interpretar los restos botánicos

recuperados de contextos arqueológicos.

Esta problemática ha sido recurrentemente planteada por los investigadores del área (cfr.

Quiroz y Belmar, 2000; Ekblaw et al., s/f; Báez y Solari, s/f; Solari y Lehnebach, 2004;

Lehnebach et al., 2007), constituyéndose como uno de los principales factores que han

incidido en las dificultades que presenta la recuperación de muestras en los contextos

arqueológicos sureños, limitando finalmente las posibilidades de insertarse en un nivel más

profundo de comprensión del modo en que estas poblaciones interactuaron con sus

ambientes biofísicos, lo que ha llevado a los investigadores a plantear la necesidad de

configurar un nuevo enfoque metodológico para detectar un mayor rango de evidencia

botánica (Lehnebach et al., 2007).

Al respecto, si se consideran los antecedentes de estudios que permitan complementar el

constructo de evidencias arqueobotánicas para el área, parece importante hacer referencia al

trabajo documentado en otras regiones sobre restos de hojas, semillas y fibras conservadas

en forma de impresiones en cerámicas y adobes, que otorgarían un importante potencial

9

informativo. Este tipo de acercamiento, si bien ha sido un campo escasamente investigado,

ha sido valorado por distintos investigadores como una fuente de información que aportaría

interesantes líneas de conocimiento arqueobotánico (Ayala et al., 1987; Rivera et al., 1988;

Renfrew, 2007; Peña-Chocarro, 2008).

Profundizar en esta búsqueda, claramente no es algo menor en los estudios de las

poblaciones alfareras de la región centro-sur del país, dado que el registro arqueológico ha

puesto en evidencia la recurrente manifestación de improntas foliares, impresas en las

superficies de piezas asignadas culturalmente tanto al complejo Pitrén como a expresiones

alfareras más tardías, y que hasta el momento no han sido abordadas desde una perspectiva

de investigación arqueobotánica.

1.1. Planteamiento del Problema

La arqueología de la región centro-sur del país, manifiesta la evidente necesidad de avanzar

en el desarrollo de acercamientos que permitan profundizar en el conocimiento de los

mecanismos de interacción que ejercieron las poblaciones Pitrén con la diversidad que

constituye el medio boscoso con el que convivieron.

En este sentido, la recurrente manifestación de impresiones foliares configuradas en las

superficies de la alfarería desarrollada por este complejo cultural, si bien hasta el momento

se establece como una arista de investigación aún no explorada en estos términos, se abre

como una línea de búsqueda que potencialmente otorgaría elementos para la comprensión

de los modos de gestión de los recursos vegetales desarrollados por los alfareros Pitrén.

Entendiendo que la expresión de hojas en las vasijas, se constituye como el resultado de

una acción cultural, donde necesariamente estuvieron involucrados determinados procesos

de selección de las especies botánicas empleadas, y a su vez como la consecuencia material

de determinadas expresiones concretas de las relaciones que establecieron estas poblaciones

con el mundo vegetal.

De esta manera, el reconocimiento de las especies manifestadas en la alfarería, resulta

fundamental para comprender los mecanismos de interacción hombre-mundo vegetal y en

concreto aportar al conocimiento del desarrollo cultural Pitrén.

10

Por consiguiente, en la presente investigación se pretende realizar un primer acercamiento

al estudio de las impresiones foliares presentes en la alfarería Pitrén desde una perspectiva

arqueobotánica, a modo de profundizar en el conocimiento de los mecanismos de

interacción que las poblaciones alfareras que habitaron la región del Bosque Templado,

establecieron con la enorme diversidad florística característica de esta zona.

Para este efecto, y en consecuencia de la inexistencia de investigaciones previas en esta

línea de estudio, este acercamiento se presenta necesariamente como una aproximación

metodológica de índole exploratoria, enfocada en el reconocimiento de las potencialidades

de la determinación taxonómica que presentan los especímenes foliares impresos en la

alfarería Pitrén.

Así mismo, a partir de esta investigación, se desea evaluar la factibilidad del empleo de

estas evidencias como material de estudio arqueobotánico que permita aportar a la

construcción de un modelo metodológico enmarcado en un primer plano investigativo de la

arqueobotánica1, que otorgue herramientas para insertarse en la determinación de los restos

vegetales presentes en la alfarería como proceso necesario y fundamental para el

conocimiento de la relación que establecieron las poblaciones que habitaron la región

Centro-Sur del país con su entorno vegetal.

1.2. Objetivos de la investigación

Objetivo General

Identificar las potencialidades de determinación taxonómica que presentan los especímenes

foliares impresos mediante su negativo en la alfarería Pitrén, a modo de reconocer la

factibilidad del empleo de estas evidencias como material de estudio arqueobotánico, que

permita aportar al conocimiento de los mecanismos de interacción que establecieron las

poblaciones alfareras tempranas con la enorme diversidad florística característica de la

región del Bosque Templado Chileno.

1Siguiendo a Bertone et al., 2008 el plano de la identificación de los restos vegetales en los estudios

arqueobotánico, se establece sólo como un primer peldaño para poder subir hacia otro nivel de análisis,

mediante la utilización de la información taxonómica en un constructo interpretativo que nos aporte

conocimientos sobre el uso de los recursos vegetales que establecieron las poblaciones en tiempos

prehispánicos.

11

Objetivos Específicos

1. Caracterizar las improntas de hojas presentes en la alfarería proveniente de distintos

sitios del complejo cultural Pitrén, en cuanto a su visibilidad, atributos formales y métricos.

2. Analizar las características de las improntas de hojas presentes en las vasijas estudiadas

para evaluar su potencial de identificación taxonómica.

3. Desarrollar una propuesta metodológica dirigida a la determinación taxonómica de las

especies vegetales que se estarían manifestando en las vasijas.

4. Reconocer las especies botánicas impresas en las piezas estudiadas a través del análisis

comparativo de sus atributos morfométricos con una muestra de referencia botánica.

5. Caracterizar los grupos botánicos identificados en la muestra arqueológica de acuerdo a

su dispersión fitogeográfica original y establecer si corresponden o no a la vegetación del

entorno de los sitios estudiados.

6. Describir las cualidades conocidas que tienen para el uso humano los grupos botánicos

identificados en las muestras.

7. Profundizar en los modos de adaptación que establecieron las poblaciones Pitrén en el

bosque templado, considerando la información inferida a partir de los tipos de recursos

vegetales reconocidos en la alfarería desde una perspectiva relacional.

8. Discutir los alcances del procedimiento metodológico desarrollado para la identificación

de las especies impresas en la alfarería y su potencial como herramienta de estudio

arqueobotánico.

12

CAPÍTULO 2

ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

2.1. Composición Geomorfológica y Fitográfica del Bosque Templado

Las investigaciones arqueológicas en la región Centro-Sur del país, han permitido

identificar una serie de desarrollos culturales que habrían ocupado desde hace más de 10

mil años en el área donde se ubica el denominado Bosque Templado Chileno, espacio

caracterizado por la recurrencia de una serie de factores geomorfológicos que confluyen en

la determinación de una amplia diversidad biótica, que se extiende actualmente entre el río

Maule y Magallanes, aproximadamente entre los 35° y 55° de latitud Sur (Armesto et al.,

1994).

Los estudios en torno a la configuración del actual Bosque Templado, evidencian un largo

proceso de transformaciones que habría experimentado el territorio desde el pleistoceno y

durante el holoceno, períodos caracterizados por la recurrencia de constantes oscilaciones

climáticas, asociados al derretimiento de hielos y una serie de erupciones volcánicas, que

habrían ido transformando el paisaje, resultando hace alrededor de 3.000 años AP. en su

configuración actual, asociado a un paulatino proceso de aumento de las lluvias hasta sus

niveles modernos, el establecimiento de las condiciones climáticas actuales y el

consecuente desarrollo de la vegetación característica del área (Villagrán, 1991; Solari y

Lehnebach, 2004).

En definitiva el paisaje del bosque Templado chileno, se encuentra determinado por una

serie de factores que inciden en su estructuración, entre las que destacan condiciones

climáticas que le otorgan una humedad relativa cercana al 90% y temperaturas medias

anuales entre los 11° a 12° C (Hoffman, 2005), sumado a diversas y complejas formaciones

geomorfológicas, delimitadas en franjas longitudinales que otorgan al espacio un relieve de

carácter dinámico que determinan y configuran los distintos paisajes del área de acuerdo a

los factores de temperatura y humedad, la latitud y altitud manifestada en los distintos pisos

geográficos de la región, habrían posibilitado la extensión de una serie de regiones

vegetales (Quintanilla, 1974; Adán y Mera, 1996).

13

Estos factores se establecen como determinantes claras en la configuración de la diversidad

vegetacional del área, caracterizada por abundantes y densas formaciones boscosas, que

representan alrededor del 80% de la biomasa vegetal del país (Quintanilla, 1974; Otero,

2008).

Esta configuración fitogeográfica que caracteriza el área (Figura 1), se establece en

distintas regiones vegetales compuestas de manera diferencial, de acuerdo a las condiciones

que otorga el medio y que favorece el desarrollo de determinadas formaciones forestales en

los distintos espacios ecológicos. Las que siguiendo a Gajardo (1994), se distribuyen del

siguiente modo:

a. Bosque Andino Patagónico: se extiende por las partes altas de la cordillera andina, desde

la región del Bio-Bio en los 36° 20’ Latitud sur, hasta el extremo sur del país en los 54°

50’, representándose también en la cordillera de Nahuelbuta. Estaría definida por

características climáticas determinadas por una mayor parte de las precipitaciones en forma

nieve.

En esta región se distinguen las dos subregiones “De las Cordilleras de La Araucanía” y

“De las Cordilleras Patagónicas”, en ambas se evidencia una presencia continua de Lenga

(Nothofagus pumilio) y el Coihue (Nothofagus dombeyi). Sin embargo, en la región de la

Araucanía dominarían en abundancia los especímenes de Araucaria (Araucaria araucana),

donde se presentarían condiciones estivales más favorables que la sub-región de las

cordilleras patagónicas, lo que conlleva al desarrollo de estrato arbóreo, generalmente

monoespecífico, con un sotobosque ralo y pocos elementos herbáceos.

b-. Bosque Caducifolio: Región vegetal, extendida entre los 33° hasta los 41º de latitud sur,

área en la que domina un régimen de clima templado con sequía estival, la que disminuye

de norte a sur. En esta región, destaca la predominancia de especies caducifolias2 del

género Nothofagus, de hoja caduca grande, entre estas se destaca el Roble (Nothofagus

obliqua) y especies de árboles y arbustos que producen frutos o bayas comestibles entre los

2 Proviene del latín caducus y folius, que significa caído y hoja respectivamente. El termino es referido para

aquellas especies que pierden todas sus hojas en la época de otoño o invierno (Díaz et al., 2010). Las especies

de estas características, presentarían un ciclo anual con seis meses de desarrollo y seis meses de latencia,

siendo este último período en el cual los árboles pierden las hojas, a modo de conservar el agua (Achá et al.,

1999).

14

que se pueden mencionar el Avellano (Gevuina avellana), la Pitra (Myrceugenia planipes)

y el Maqui (Aristotelia chilenensis), entre otros (Aldunate, 1989).

c-. Bosque Laurifolio: Región extendida entre los 39º10’ hasta los 43° 10’

aproximadamente, ocupando los faldeos de ambas cordilleras, en áreas que habrían sufrido

menos influencia de las glaciaciones del Cuaternario y una menor acción de fenómenos

volcánicos (Gajardo, 1994), dado que se habrían establecido como “refugios del bosque

templado”, donde la vegetación habría estado mayormente protegida de los efectos

periglaciales (Villagrán, 1991).

Esta región se caracteriza por un clima de abundante lluvia durante todo el año, con altos

índices de humedad y con temperaturas sin grandes oscilaciones, que permiten la

configuración de un bosque denso e impenetrable. En esta región vegetal destaca la

presencia de bosques densos de árboles siempreverdes o perenne3, de hojas generalmente

anchas, brillantes y de color verde oscuro. Entre las especies más representativas destacan

el Laurel (Laurelia sempevirens), el Olivillo, (Aextoxicon punctatum), el Ulmo (Eucryphia

cordifolia) entre otros.

d-. Bosque Siempreverde y Turberas: se extiende desde los 39° 50’ y 46° 45’ latitud sur, en

zonas dominadas por altas precipitaciones y bajas temperaturas constantes, lo que se

manifiesta como limitante para el desarrollo de la vegetación. En el área Valdiviana, se

manifiesta la dominancia de especies coníferas como el Alerce (Fitzroya cupressoides) o

Ciprés de las Guaitecas (Pilgerodendron uviferum), acompañadas por especies de

Nothofagus de hoja perenne, y con elementos laurifolios, especialmente en la parte norte,

mientras que en los sectores montañosos, se representaría la presencia principalmente de

Coihue de Magallanes (Nothofagus betuloides).

En este sentido y más allá de los recursos meramente forestales, los bosques se conforman

como ecosistemas en los que se integra una importante variedad de componentes

biológicos, que constituyen la biodiversidad de la región y que se establecen en asociación

directa a una serie de procesos biofísicos, que permiten que estos espacios se constituyan

3 En oposición a los árboles caducos, aquellos de tipo siempreverdes o Perenne, corresponden a especies que

son capaces de mantener su follaje durante varias temporadas, no perdiendo sus hojas en la estación

desfavorable (Hoffman, 2005).

15

como el hábitat de formas de vida que conviven e interactúan entre sí. Así, en el marco de

los bosques templados, se desarrollan permanentes flujos de nutrientes producto de las

interacciones efectuadas entre las distintas comunidades bióticas terrestres que habitan el

área, y de la misma forma los aspectos sociales y económicos relevantes del medio en que

se desarrollan (García y Ormazabal, 2008).

De acuerdo a esto las poblaciones humanas que habitaron la región desde tiempos

tempranos, habrían interactuado con una importante biodiversidad, haciéndose parte

necesariamente del ecosistema boscoso, y estableciendo una dinámica de interacción ligada

a la construcción de una serie de conocimientos manifestados en distintos aspectos de la

cultura.

Figura 1: Mapa de distribución de Regiones Vegetales en el Bosque Templado Chileno. (Stark,

2006-2007. Modificado).

16

2.2. El desarrollo de las poblaciones Pitrén en el Bosque Templado Chileno.

El Complejo Pitrén hasta el momento, ha sido definido como la primera ocupación alfarera

de la Araucanía o región centro sur de Chile. Las primeras referencias al respecto fueron

otorgadas por O. Menghin (1962), quien denomina “Pitrense” a los hallazgos que asigna al

período Paleoaraucano ubicado tentativamente entre el 1.000 y 1400 d.C., evidenciado en el

sitio Pitrén, en sector del Calafquén, los cuales compartirían características estilísticas con

algunas evidencias provenientes del sector de lago Rupanco, lago Riñihue y Temuco.

Años más tarde, con el surgimiento de nuevos hallazgos en la región (cfr. Berdichewsky y

Calvo, 1972-1973; Hajduk, 1978; Gordon, 1984), las evidencias atribuibles al Pitrense

fueron ampliando en su distribución espacial y temporal, abarcando toda la región de la

Araucanía –desde la cuenca del Biobío por el norte, hasta Río Bueno, por el sur- y la

provincia de Neuquén, por el sector oriental de los Andes (Adán y Mera, 1996; Adán et

al.,1997; Adán y Reyes, 2000; Mera, 2000), con fechas que datan entre los años 375 y

1.000 D.C. mientras que, en sectores insulares y lacustres cordilleranos, han sido

evidenciados contextos de este complejo con fechas más tardías, cercanas a los años 1.200

– 1.400 d.C. (Pérez y Reyes, 2009).

Las evidencias arqueológicas señalan que los grupos Pitrén, corresponderían a bandas que

se desenvolvían en este ambiente con un sistema de subsistencia de tipo cazador-recolector

y movilidad estacional (Aldunate 1989), ocupando los distintos pisos ecológicos del área y

desarrollando mecanismos de apropiación del espacio y la configuración de un modo de

vida marcadamente especializado a los ecosistemas que habitaron.

Esta distribución, ha sido reconocida a partir del hallazgo de una serie de sitios tanto de

carácter habitacional como fúnebre, destacando en estos últimos una clara preferencia en la

utilización de espacios en áreas de lomajes suaves y laderas en pequeñas colinas asociadas

a cursos de aguas (Ocampo et al., 2004).

Lo anterior, ilustra la idea de que estas poblaciones estarían priorizando la ocupación de

micro-regiones con características comunes para la apropiación de ciertos recursos claves;

configurando de esta forma, determinadas prácticas apropiativas del espacio (Navarro et al.,

2010), y haciendo uso de una amplia movilidad estacional ligada al aprovechamiento de

una serie de recursos que los distintos pisos ecológicos ofrecían.

17

El registro arqueológico asociado culturalmente al complejo Pitrén, en el sector

precordillerano, evidencia el establecimiento de ocupaciones asociadas a ambientes

lacustres, que en el caso de los asentamientos de tipo habitacional han sido reconocidos

fundamentalmente en espacios abiertos y aleros que atestiguan sobre un uso continuo del

espacio, desde el periodo arcaico entre el 10.000 y 2.000 años A.P. (Adán et al., 2001),

manteniéndose hasta el período alfarero por una secuencia de ocupaciones temporales

breves pero persistentes en el tiempo, sin mayores alteraciones en las pautas culturales

ejercidas. (Navarro et al., 2010).

Esta continuidad en las ocupaciones del área, han llevado a plantear que los grupos Pitrén

habrían aprovechado las experiencias de poblaciones previas, en torno a su relación con el

medioambiente (Adán et al., 2004; 2006), mediante el empleo de un modo de vida

altamente tradicional ligado a la permanencia de prácticas económicas apropiativas,

reproduciendo mecanismos de movilidad estacional para el acceso a ciertos recursos, el

manejo de un sistema de subsistencia de tipo cazador-recolector y el uso de una tecnología,

que si bien se presenta como poco formatizada, habría resultado bastante eficiente en la

adaptación al medio en el que habitan (Adán et al., 2001; Adán, et al., 2004; García, 2005;

Adán et al., 2006)

Estos elementos, han otorgado el soporte de los fundamentos que afirman la existencia de

una “Tradición Arqueológica de Bosques Templados” para la región lacustre

precordillerana del Calafquén, (Adán y Alvarado, 1999; Alvarado, 2000; Adán et al., 2001;

Alvarado y Mera, 2004; Adán et al., 2006; Adán et al., 2010; Adán y Mera, 2011),

caracterizada por una continuidad en el tiempo de un modo de habitar el bosque, abarcando

desde el periodo arcaico hasta el periodo alfarero, expresado en la manifestación de

estrategias conductuales específicas para estos ambientes (Adán et al., 2007).

Por su parte, el desarrollo de las poblaciones Pitrén en la región costera e insular ha se

había establecido fundamentalmente en torno a prácticas de caza, pesca y recolección de

recursos del ambiente marino, manifestando un manejo altamente especializado a este

ecosistema (Navarro, 2004), evidenciado a partir de la importante variedad de moluscos,

peces, aves de ambientes costeros y abundantes restos de lobo marino que habrían sido

explotados por estas poblaciones (Quiroz et al., 2004).

18

En términos tecnológicos, se ha evidenciado una notable presencia de artefactos dirigidos a

la explotación de recursos marinos tales como anzuelos de hueso y pequeñas pesas de

piedra (Quiroz, 1997), como un abundante registro de artefactos utilitarios como raspadores

y cuchillos manufacturados en Choromytilus chorus y ornamentales tales como cuentas y

pendientes de concha (Vásquez 1997; Lucero 2002; 2003).

Sin embargo, estas prácticas que evidencian una clara adaptación al ambiente costero,

estarían siendo profundamente complementadas con el acceso a otros recursos, por un lado

se manifiesta un amplio aprovechamiento del medio boscoso circundante, lo que ha sido

reflejado a partir de las evidencias de consumo de mamíferos del bosque y los recursos

madereros disponibles en el área, además de un abundante conjunto lítico asociado al

trabajo en madera, mediante artefactos como azuelas, hachas y otros instrumentos que

presentan huellas de desgaste sugieren un uso dirigido fundamentalmente sobre recursos

leñosos (Jackson, 1997).

Así también, esta complementariedad estaría siendo reflejada en la incorporación de

innovaciones tecnológicas asociadas a una clara dinámica de apropiación y modificación

del espacio en torno a las actividades de subsistencia, mediante la práctica de la horticultura

que involucra la domesticación incipiente de recursos vegetales, tal como ha sido

evidenciado en los sitios P31-1, P25-1 y P5-1, en Isla Mocha, donde fue documentado un

abundante registro de semillas de Quinua (Chenopodium quinoa) y Maíz (Zea mays) (Rojas

y Cardemil, 1997; 2005), que estarían sugiriendo el desarrollo del cultivo temprano de

recursos vegetales en el área (Quiroz, 1997; Sánchez et al., 2004).

Por su parte, la ocupación Pitrén en el valle central, ha sido evidenciada fundamentalmente

a partir de sitios de cementerio (Aldunate 1989; Dillehay 1990; Adán y Mera 1997; Mera y

Adán 2000) vinculados a ambientes asociados a la sección media de cursos fluviales,

priorizando por la selección de lomajes que facilitarían una importante visibilidad del

entorno (Sánchez et al., 1981-82; Inostroza y Sánchez, 1984; Gordon, 1984; Aldunate,

1989; Dillehay, 1990; Adán y Mera, 1997; Mera y Adán, 2000; Ocampo et al., 2004; Adán

et al., 2007; Adán y Mera, 2011).

En general estos sitios presentan extensiones bastantes más amplias que los identificados en

otras áreas, configurando grandes complejos fúnebres que han llevado a los autores a

19

proponer la existencia de formas sociales asociadas a prácticas de congregación que

superarían la unidad familiar (Adán y Mera, 2011), tal como ha sido identificado en los

sitios Licanco Chico, Lof Mahuida, Huimpil y Villa JMC-1, en la cuenca del Cautín.

Respecto a las prácticas de subsistencia de las poblaciones Pitrén que se asentaron en la

depresión intermedia, se ha planteado que habían desarrollado un énfasis dirigido

fundamentalmente a la caza y recolección, aprovechando los recursos del bosque, de vegas

y cursos de agua. Sin embargo han sido abundantes los planteamientos que sugieren el

posible desarrollo de prácticas hortícolas complementarias al manejo de los recursos

silvestres (cfr. Aldunate, 1989; Adán y Reyes, 2000; Castro y Adán, 2001; Navarro, 2004;

Ocampo et al., 2004; Mera y Munita, 2008; Adán y Mera, 2011).

Hasta el momento, no existen evidencias concretas que permitan sostener esta hipótesis al

menos en el sector continental, donde los estudios bioantropológicos realizados en los sitios

Los Chilcos (Adán y Reyes, 2000) y Licanco Chico (Ocampo et al., 2004), han evidenciado

a partir de análisis de piezas dentales el manejo de una dieta abrasiva y con un alta ingesta

de hidratos de carbono (Adán y Reyes, 2000; Mera y Munita, 2006). Si bien este últ imo

elemento, podría estar indicando el consumo de cultígenos, es reconocido que también

puede responder a la incorporación de nutrientes altamente representados en frutos de

recolección como el piñón, avellana, papas o quinua silvestre (Adán y Reyes, 2000;

Ocampo et al., 2004).

Por su parte los análisis arqueobotánicos realizados en el sitio Los Chilcos, evidenciaron el

consumo de restos de gramíneas, leguminosas y restos de frutos, propios de los paisajes del

bosque templado, destacando la presencia de Quenopodiáceas, cuyos carporestos no

poseerían los rasgos característicos de aquellas de carácter cultivables (quínoa), tratándose

posiblemente a algunas de las especies del género Chenopodium propias del sur de Chile

como Ch. ambrosioides (paico), Ch. pinnatisectum, Ch. andicola, Ch. chilensis, Ch. album

(quinguilla), indicando por ende que las especies que se lograron identificar indicarían el

uso de recursos vegetales silvestres característicos de su entorno (Quiroz y Belmar, 2000;

Adán y Reyes, 2000).

De acuerdo a lo expresado en los párrafos anteriores, el desarrollo de las poblaciones Pitrén

en los distintos pisos ecológicos fue bastante diverso, sin embargo acusa un profundo

20

conocimiento del entorno y relación con el medio en el que se manejaron, respecto a esto se

ha planteado que estas poblaciones habrían priorizando por la ocupación de micro regiones

con características comunes para la apropiación de ciertos recursos; configurando de esta

forma, determinadas prácticas apropiativas del espacio (Navarro et al., 2010).

El registro arqueológico ha develado el establecimiento de estrategias de aprovisionamiento

de determinados recursos mediante prácticas de amplia movilidad entre los distintos pisos

ecológicos del área, las que han sido evidenciadas en el registro arqueológico de la mayor

parte de los sitios, a partir de la presencia de materias primas de origen alóctono, empleadas

en la manufacturación de algunos de los instrumentos líticos provenientes de sitios como

Flor del Lago-1, Playa Negra-1, Alero Nilfe- 1, Laguna Musma 1, Collico-1, Pucón 6, Villa

JMC-1, By Pass Temuco, P31-1, además de algunas valvas de moluscos provenientes de la

costa del Pacífico, recuperadas en el registro arqueológico de sitios de la depresión

intermedia y precordilleranos, tales como Alero Quino-1, Colico-1, Alero Los Cipreses y

Pucón 6 (Navarro et al., 2010).

En este sentido, las manifestaciones de este tipo han sido registradas en los distintos

espacios de ocupación Pitrén, derivando antecedentes sobre el ejercicio de una movilidad

costa interior, asociada a una práctica del uso extensivo del territorio (Adán y Reyes, 2000)

que refleja una compleja y dinámica interacción de estas poblaciones con los distintos pisos

ecológicos (Adán et al., 2006). Esta práctica de amplia movilidad desarrollada por las

poblaciones Pitrén, no estaría siendo claramente reflejada en la expresión de la tecnología

cerámica, por lo menos en el sentido estricto a como lo proponen las definiciones

tradicionales otorgadas para sociedades cazadoras-recolectoras con alfarería, en la que se

esperaría el empleo de vasijas con características formales que facilitaran su

trasportabilidad.

Según Gallego (2010), la mayor parte de las vasijas procedentes de sitios habitacionales de

la región lacustre cordillerana, salvo algunas piezas que presentarían atribuciones para el

transporte de líquidos, poseen diámetros de medianos a grandes, paredes de medianas a

gruesas, y escasas asas; lo que llevaría a pensar en que serían muy pesadas para su

transporte.

21

Sin embargo, de acuerdo a lo planteado por Gallego, las características morfológicas de la

alfarería Pitrén, permiten sugerir el desarrollo de la práctica de “dejar en caché”, es decir

que aquellas piezas menos transportables, serían guardadas en escondites con la finalidad

de no transportarlas constantemente y volver a ser utilizadas en la próxima temporada que

pasen por el lugar, ahorrándose el transporte y minimizando el riesgo de quiebre de las

piezas. O bien, algunos cantaros habían sido transportados, mediante el ejercicio de cargar

grandes vasijas en la espalda, por medio de amarras con fibra vegetal; tal como se ha

referenciado etnográficamente para las poblaciones Mapuches (op. cit.).

Estos argumentos, integran interesantes antecedentes al conocimiento del manejo que

ejercieron las poblaciones Pitrén sobre la tecnología cerámica, que en definitiva se

constituye como la materialidad que permite definir a estos grupos como un complejo

alfarero. Dado que hasta el momento, si bien ha sido uno de los elementos del registro

arqueológico más abordados en el estudio, la perspectiva del desarrollo de la alfarería

dentro de un contexto social cazador recolector, no había sido explorada.

Cabe recordar que las primeras referencias al respecto son las desarrolladas por Osvaldo O.

Menghin (1962:28) quien plantea que “se trata de un estilo cerámico bastante

evolucionado, aunque con ciertos rasgos arcaicos”, destacando la homogeneidad de la

pasta, su buena cocción manifestada en su dureza y una amplia variedad de formas que en

definitiva entregaron elementos fundamentales para la definición de este complejo, las

cuales permitieron que otros autores posteriormente fuesen aportando evidencias

fundamentales para el conocimiento existente hoy en día.

Así fue como Américo Gordon (1984), a partir de los trabajos en el sitio Huimpil, describe

los conjuntos cerámicos evidenciados en el contexto, identificando 8 tipos alfareros, los que

presentarían importantes similitudes morfológicas con la alfarería Pitrense, atribuyendo así

el conjunto alfarero Huimpil a la tradición alfarera Pitrén.

Posteriormente Aldunate, define este complejo alfarero cerámico a partir de la presencia de

categorías morfológicas tales como jarros asimétricos con decoraciones modeladas

fitomorfas, zoomorfas o antropomorfas; jarros simétricos esféricos principalmente de

cuello cilíndrico y recto y jarros con asa mango. Señalando además, el detalle de las

incisiones en el punto de inflexión o ángulo cuello-cuerpo, el asa diagnóstica bajo el labio y

22

la decoración en negro con motivos de puntos y líneas en sentido vertical sobre pintura roja

(Aldunate, 1989).

Los estudios de mayor sistematicidad, comenzaron a desarrollarse a mediados de la década

del 90, en el marco del Proyecto FONDECYT 19950823. A partir del cual se profundizó en

el desarrollo de una tipología de la alfarería Pitrén, ordenando espacial y cronológicamente

la distribución de este complejo (Adán y Mera, 1996; Adán y Mera, 1997). Producto de

estos trabajos, los investigadores identificaron 25 tipos cerámicos de acuerdo a las

categorías morfológicas formales, distinguiendo entre éstos además una amplia variedad de

decorados, destacando la decoración negativa negro sobre rojo y una serie de modelados

figurativos.

Estudios posteriores, realizados en el marco de los rescates de los sitios Lof Mahuida y

Licanco Chico, han identificado nuevas variedades tipológicas a las expuestas por Adán y

Mera (1996; 1997), agregándose los tipos: Pichimetawe, botellas con asa de suspensión y

decoración modelada en el cuerpo y jarros simétricos con modificaciones anatómicas

(Mera y Munita, 2006).

En síntesis, la alfarería Pitrén ha sido caracterizada tanto por sus características formales y

decorativas, las que se presentan en sus variedades monócromas, decoración negativa y su

amplia variedad de decorados por modelado, aspectos fundamentales que han permitido

definirlo como un complejo cultural y más aún reconocer en estos grupos, una estrecha

vinculación con el medio boscoso en el que se desenvuelven. Este aspecto estaría

claramente reflejado en las recurrentes representaciones figurativas zoomorfas en su

alfarería (Adán y Mera, 1996; Sánchez y Quiroz, 1997; Mera, 2000) entre las que se

observan motivos ornitomorfos, batracios (Sánchez y Quiroz, 1997; Mera, 2000),

mamíferos marinos y grillos (Aldunate, 1985:29) y que probablemente esté vinculado a la

manifestación altamente evidenciada en la alfarería Pitrén de improntas de hojas obtenida

por técnica negativa (Castro y Varela 1990; Adán y Mera, 1996; Pérez y Reyes, 2009).

2.3. Improntas de Hojas en Negativo

Más allá de los rasgos distintivos en cuanto a forma y decoración evidentes en la alfarería

Pitrén, a partir de las que han sido definidas las variaciones estilísticas de esta

manifestación cerámica; existen elementos discretos de gran representatividad en los

23

ceramios que han sido escasamente estudiados. Estas representaciones corresponden a la

manifestación de especímenes foliares de origen vegetal, que se presentan impresos

mediante su negativo en las superficies de las piezas, cuyas características de nitidez son

tan variables, que en muchos casos han pasado desapercibidas y por ende su registro en la

alfarería aún no se encuentra debidamente documentado y en sólo los últimos años, se han

efectuado esfuerzos por parte de los investigadores del área para su registro y descripción.

Estos acercamientos, han permitido reconocer las improntas de hojas en negativo, como un

rasgo ampliamente manifiesto en diversos contextos asociados culturalmente al complejo

Pitrén, siendo documentados en yacimientos emplazados tanto en la vertiente occidental

como oriental de la cordillera andina; en la región del Calafquén, depresión intermedia,

Costa de Arauco, isla Mocha y Neuquén (Pérez y Reyes, 2009). Lo que al parecer indicaría

que la manifestación de improntas de hojas en la alfarería Pitrén, estaría siendo evidenciada

en todo el rango de distribución geográfico definido para este grupo alfarero.

A esto se suman algunos antecedentes que han permitido ampliar el espectro temporal de

esta expresión, incluso hasta momentos tardíos. Si bien, las evidencias de este tipo aún son

escasas, su registro ha sido documentado en sitios como Puraquina (1.480 d.C.), Fuerte de

Villarrica VR-7 (1.340 d.C.) (Reyes, 2010) y Challupen-2 (Gallego, 2011), además de ser

documentado también en algunas piezas asociadas a períodos de contacto, depositadas en el

Museo Mauricio Van de Maele.

Estos antecedentes, han permitido plantear que la “Técnica de hojas en negativo”

correspondería a una expresión bastante difundida temporal y espacialmente entre las

poblaciones alfareras que habitaron la región de los Bosques Templados.

Las primeras referencias a esta manifestación, son otorgadas por Castro y Varela (1990),

quienes describen un jarro monócromo, asignado culturalmente al complejo Pitrén que

presenta en su superficie improntas de hojas en negativo. Las autoras plantean que el

proceso para conseguir este resultado estaría asociado a la adhesión intencional de las hojas

sobre las paredes de la pieza ya cocida, la que sería posteriormente sometida a una nueva

exposición térmica en una atmósfera reductora, saturada de monóxido de carbono a fin de

oscurecer la superficie, de modo que las hojas habrían servido de material resistente que al

24

desprenderse, habrían dejado el área libre del tizne, conservando el color natural de la pieza

(Figura 2).

Siguiendo en esta línea, algunos estudios posteriores han permitido plantear que

probablemente la manifestación de improntas de hojas en negativo en la alfarería Pitrén,

estaría asociada a la denominada “Técnica negativa” o “Técnica de reserva” (Pérez y

Reyes, 2009; Pérez et al., 2012), característica de las modalidades decorativas que han sido

definidas para el complejo Pitrén, mediante la configuración de diseños geométricos (Adán

y Mera, 1997).

Ante aquella comparación, se sugiere que las impresiones de hojas en las vasijas se

configurarían como parte de un mismo proceso tecnológico, respondiendo al recurso

plástico conocido como “figura-fondo” (Castro y Varela 1990; Adán y Alvarado 1999), el

cual permite la configuración de los motivos decorativos que se desean trasmitir a través

del contraste de colores. De ser así, la manifestación de impresiones foliares en la alfarería

de la región centro-sur del país, implicaría el conocimiento de complicados procesos

productivos para provocar los efectos plásticos deseados (Adán y Alvarado, 1999), lo que

ha llevado a ciertos investigadores a pensar que difícilmente su configuración

correspondería al resultado accidental de las prácticas de los alfareros del área (Castro y

Varela, 1990; Pérez et al., 2012).

Estudios experimentales recientes desarrollados por Alberto Pérez, Verónica Reyes y Luis

Hermann (2012), al parecer comprobarían la idea de que la reproducción de las impresiones

Figura 2: Proceso tecnológico asociado a la manifestación de improntas de hojas sobre la alfarería Pitrén. (Castro y Varela, 1990)

25

foliares en la alfarería, sólo pudo ser conseguida por medio de la intervención antrópica

dirigida, haciendo uso del empleo de una sustancia cobertora temporaria (hojas

humedecidas en arcilla o su representación naturalista, mediante aplicaciones de arcilla),

durante la cocción y/o la exposición indirecta por ahumado, lo que ha llevado a los

investigadores a sugerir que los atributos denominados “improntas de hojas”,

corresponderían a rasgos inducidos intencionalmente y por ende, serían caracterizables

como una modalidad estilística que no necesariamente implicarían el uso de hojas (Pérez et

al., 2012)

Si bien los autores plantean que no se trata de una técnica estandarizada y que presenta una

importante variabilidad entre aquellas que guardan rasgos muy notorios, de carácter

naturalista, de otras más esquemáticas que aparentan simples manchas. En general

manifestarían una presencia y frecuencia que denota su intencionalidad, denotando la

existencia de códigos visuales e ideas trasmitidas por los alfareros (op. cit.)

Al contrario de lo expresado anteriormente, existen planteamientos que sugieren que este

fenómeno, más que responder a un carácter intencional con fines decorativos, se

establecería como un producto casual; resultado del proceso de manufactura de la vasija,

donde las improntas de hojas serían efecto de la adherencia de las ramas usadas como

combustible para la cocción (Reyes, 2010:143).

Estas dudas respecto a la intencionalidad de la manifestación de las impresiones foliares en

la alfarería, se fundamentan en base a la diferencia que presenta este rasgo con el común de

las expresiones decorativas en la cerámica Pitrén, en cuanto a su representación en los

contextos. Las piezas decoradas mediante técnicas de modelado y negativa por diseños

geométricos y lineales, se expresan casi exclusivamente en sitios de carácter mortuorio,

mientras el rasgo impronta de hoja, no presentaría un énfasis dirigido a cierto tipo de

contextos (Reyes et al., 2003), lo que significaría probablemente que las impresiones

foliares, no responderían a los mismos criterios funcionales que habrían adquirido los

decorados para este complejo alfarero.

A esto se suma el hecho de que las evidencias de este rasgo, han sido registradas en la

amplia variedad de categorías formales definidas para la alfarería Pitrén, tanto en la

superficie exterior como interior de las piezas (Figura 3) y con una distribución que por lo

26

general abarca todas las secciones del cuerpo, mientras que en algunas ocasiones estarían

dispuestas en determinados sectores del cuerpo en áreas cercanas al asa (Pérez y Reyes,

2009).

La aparente ausencia de patrones establecidos en la configuración del diseño “decorativo”

de las improntas de hojas en la alfarería, mantienen aún más las dudas respecto a la

intencionalidad de este rasgo, debido a que claramente el número de especímenes

representados, su emplazamiento en la pieza y la nitidez de estos rasgos, son todos muy

variables, y al parecer no responden en todos los casos a los criterios de visibilidad y

simetría que caracterizan a los patrones decorativos presentes en la alfarería Pitrén, ni al fin

comunicativo que se le otorga a la decoración en general.

De acuerdo a lo expresado, es claro que esta discusión aún no ha sido agotada y que

requiere de mayores acercamientos en torno al proceso que estaría involucrado en la

configuración de esta manifestación plástica en la alfarería Pitrén.

Sin embargo, más allá del carácter intencional y/o decorativo de esta manifestación, que

perfectamente puede ser un aspecto aún mantenido en duda, parece importante considerar

esta manifestación como una expresión directa del estrecho vínculo que establecieron las

poblaciones Pitrén y sus sucesores en tiempos alfareros más tardíos con el medio ambiente

boscoso en el que se desenvolvieron, y que particularmente podrían otorgar información

relevante respecto a los mecanismos de interacción ejercidos con la diversidad florística del

área y que se constituye como una perspectiva de investigación aún no abordada.

Figura 3: Vasija con impronta de hojas, colección Museo Mapuche de Cañete (Fotografías: Proyecto

Fondecyt 1970105). Se observan impresiones foliares en la superficie exterior (a) e interior (b) de la

pieza.

27

CAPITULO 3

MARCO TEÓRICO Y REFERENCIAL

3.1. Antecedentes del arqueobotánico de restos foliares e impresiones vegetales.

La arqueobotánica se ha constituido como un área de estudio dentro de la arqueología, que

se ha dirigido al estudio de macro-restos vegetales evidenciados en contextos

arqueológicos, y que en concreto han permitido el acercamiento de la disciplina

arqueológica al conocimiento de las relaciones establecidas por las poblaciones humanas

con su entorno vegetal, profundizando en los mecanismos y estrategias de interacción que

las poblaciones prehispánicas han establecido con su medio.

Quizás una de las primeras referencias documentadas respecto al reconocimiento de restos

botánicos en contextos arqueológicos, corresponde al hallazgo de un ramo de Romero junto

a una momia egipcia en la región del Cairo a finales del S. XVI, (Prospero Alpino, citado

por Rivera y Obón de Castro, 1996). Sin embargo los estudios arqueobotánicos como tales,

habrían comenzado a configurarse durante el S. XIX con los trabajos realizados por Kunth,

en 1826, quien se insertó en el análisis de cereales, frutos y semillas momificados

(Renfrew, 1973).

Posteriormente destacan los acercamientos de F. Unger, quién en 1851 publica los

resultados del estudio de carporestos provenientes del yacimiento austriaco de Hallstatt

(Rovira, 2007), seguido por las investigaciones realizadas por O. Heer en 1865, quien se

interiorizó en el estudio de carbones de madera y carporestos recuperados de yacimientos

suizos (Hastorf, 1999; Llano, 2001; Rovira, 2007).

Estas primeras inserciones al estudio de restos vegetales recuperados en contextos

arqueológicos, sumados a algunos otros que siguieron el auge de esta búsqueda, habrían

comenzado a configurar las bases metodológicas de este tipo de investigaciones. Desde

entonces el desarrollo de esta área de investigación ha ido adoptando criterios

fundamentales de la ciencia Botánica pero adecuándola necesariamente al estudio de restos

en distintos estados de deterioro propios de su largo tiempo de depositación en el contexto

arqueológico.

28

En este sentido, la inserción de la arqueología en esta línea de búsqueda, ha estado

necesariamente ligada a los estudios botánicos puros, desde un panorama mediado por dos

grandes diferencias:

La primera, vinculada al acercamiento específico de estos estudios dentro del campo

arqueológico, impregnados de una esencia dirigida al conocimiento del mundo vegetal

mediado por las relaciones establecidas por las sociedades humanas en su relación con el

entorno.

Y en segundo lugar, por el ejercicio del método botánico aplicado a la disciplina

arqueológica, el cual está determinado por la fundamental diferencia que se establece entre

estudiar plantas vivas con sus órganos completos y sin alteración, de aquellas recuperadas

de contextos arqueológicos, que la mayoría de las veces distan de esta condición

(Giovannetti et al., 2008).

Es por lo mismo que por lo general, los estudios arqueobotánicos han tendido a enfocarse al

análisis de macrorrestos vegetales4, principalmente a aquellos de tipo carpológicos y

antracológicos, debido a que estas materialidades a diferencia de las otras, presentan una

estructura que manifiestan una mejor resistencia a los fenómenos tafonómicos que alteran

su conservación (Badal et al., 2000), es por esto que semillas, maderas y carbones, se

construyen como las evidencias de origen vegetal de mayor representación en contextos

arqueológicos.

Por su parte, las características morfológicas, estructurales y químicas de las hojas

determinan en buena parte su dinámica de descomposición, siendo por lo general mucho

más susceptibles a este proceso y por lo tanto su manifestación en el registro arqueológico

es bastante reducida.

Según dictan los estudios al respecto, se reconoce que el vestigio de hojas en contextos

arqueológicos normalmente se conservan en travertinos, paleolagos y turberas (Badal et al.,

2000), situación que es ejemplificable en el caso del sitio Monte Verde, en el cual fue

4 Entendemos el concepto de macrorrestos vegetales, como derivados de las plantas tales como carbones,

maderas, semillas, hojas, fibras, etc. (Badal et al., 2000), que por lo general poseen dimensiones mayores a 0,

3 mm., siendo factibles de ser reconocidos a simple vista (Peña-Chocarro y Zapata, 1997).

29

factible recuperar una enorme cantidad de restos vegetales, entre los cuales se reconocieron

más de una decena de especies a partir de sus restos foliares (Dillehay, 2004).

Otra forma de conservación bastante frecuente en distintos yacimientos arqueológicos,

corresponde a la impresión en soportes de otras materialidades, tales como cerámicas,

adobes, yeso, toba al cuero y en bronce corroído (Renfrew, 2007). Sin embargo su

identificación dependería fundamentalmente de la calidad de las huellas y con esto la

posibilidad de reconocer en ellas los caracteres anatómicos que hicieran factible su

determinación taxonómica (Renfrew, 2007).

Un estudio interesante de destacar al respecto, corresponde al trabajo realizado por Rivera,

Obón de Castro y Asencio (1988) quienes desarrollaron un análisis de improntas de hojas,

fibras, semillas, frutos, tejidos y flores, presentes en cerámicas y arcillas de construcción,

procedentes de distintos contextos en la península Ibérica, al Sureste de España;

consiguiendo identificar un importante número de especies botánicas, entre las que

destacan Hojas de Stipa Tenacissima (Esparto), además de restos de frutos y hojas de

Azufaitos (Ziziphus lotus), evidenciados en diversos contextos de la región.

Sin embargo, los investigadores destacan que las dificultades no habrían sido menores para

el establecimiento de la determinación taxonómica de las especies representadas, por medio

del análisis de anatomía comparada entre las improntas vegetales con la muestra de

referencia botánica empleada, dado que las posibilidades de identificación se habrían visto

restringidas fundamentalmente por la escasez de estudios sistemáticos previos, dado que

hasta ese entonces el único acercamiento existente en esa línea habrían sido los trabajos

efectuados en el sitio El Rincón de Almendricos (Murcia) (Ayala et al., 1987).

El problema presentado en los análisis de improntas vegetales, respecto a la ausencia de

mayores trabajos al respecto, al parecer se constituye como un aspecto no abordado por los

estudios arqueobotánicos hasta la fecha. Así lo destaca Peña-Chocarro, el año 2008, quien

plantea que pese a que este tipo de evidencias son muy frecuentes, ha sido un área de

estudio poco investigada en la arqueología pero sugiere que el ejercicio de este tipo de

acercamientos, podrían otorgar resultados muy interesantes en cuanto al aporte al

conocimiento arqueológico.

30

Respecto a lo mismo, Colin Renfrew (2007), expone que el estudio de restos vegetales ya

sean de granos u hojas impresas en las vasijas, otorgarían información no sólo de la

vegetación disponible en el entorno, dado que su hallazgo no implica necesariamente que

una planta fuese de crecimiento local; así por ejemplo, destaca que los granos pueden ser

importados de un lugar distinto a los alrededores del sitio, como también las vasijas mismas

pueden ser transportadas desde lejos de su lugar de fabricación (Renfrew, 2007:221).

En este sentido, tal como los demás análisis de restos vegetales provenientes de contextos

arqueológicos, los estudios de restos foliares se establecen potencialmente como una

valiosa fuente de investigación arqueobotánica que podría facilitar información importante

respecto al aprovechamiento que las poblaciones en tiempos prehispánicos hicieron de los

recursos vegetales y así como la configuración florística de los paisajes en los que se

encontraban insertos.

3.2. Arqueobotánica: Mecanismos de interacción y Gestión de recursos vegetales.

Abordar el estudio de los mecanismos y estrategias de interacción que las poblaciones

prehispánicas establecieron con su medio, que en concreto se manifiestan en el registro

arqueológico como resultado de la selección y uso específico de los recursos vegetales del

ambiente biofísico en el que se desarrollaron; exige claramente la necesidad de profundizar

en un marco explicativo que permita obtener una mirada dirigida a la interpretación de los

fenómenos observados.

Siguiendo a Balée (1998) entendemos que la sociedad, cultura y naturaleza, corresponden a

un fenómeno único, configurado a través de las diversas interconexiones y contradicciones

entre sus partes constitutivas. De esta manera, existiría una permanente retroalimentación

entre los distintos factores, donde el ser humano se constituye como un ente participe del

ambiente; estableciéndose por tanto, un proceso dialéctico infinito en que los distintos

factores se afectan mutuamente (Mena 1996, Quiroz, 1988).

Desde esta perspectiva, entendemos que las manifestaciones culturales y la interacción de

los grupos humanos con el mundo vegetal, no son por sí mismas (Capparelli et al., 2007),

por lo tanto la investigación arqueológica, no debe reducirse a la búsqueda limitada de

evidencia desde elementos aislados, sino a partir de la integración correlacional de distintos

31

elementos constituyentes del fenómeno, desde una perspectiva necesariamente de tipo

Relacional (Lema, 2008).

En el caso de la dimensión relacional configurada entre el mundo social - mundo vegetal, se

manifiesta en diversos elementos del registro arqueológico, como resultado de las

relaciones sociales per se; introduciéndose los objetos y los recursos del medio como entes

mediadores de ésta (Giovannetti et al., 2008), siendo las propias percepciones humanas las

que definen cómo usarán el ambiente (Llano, 2001), mediante un proceso donde se

conjugan distintos saberes y formas de ver el mundo, socialmente compartidos e

individualmente aprehendidos y reproducidos o transformados en la acción misma (Toledo,

2002).

Siguiendo a Alcorm (1995), el uso de las plantas y las interrelaciones plantas-humanos

están moldeados por la historia, por los ambientes físicos y sociales y por las cualidades

inherentes de las plantas mismas; así las características biológicas de las plantas,

presentarían ciertas condiciones que impactarán en la elección cultural de las mismas para

ciertos usos, de acuerdo con las clasificaciones y lógicas culturales (Ford, 1979).

De acuerdo a estos criterios, las poblaciones establecen en un período o región

determinada, un conjunto de pautas que aseguran una toma de decisiones relativa a la

producción, llevando implícita la organización social del trabajo y comprende

necesariamente toda una serie de cuestiones como el conocimiento de la localización de los

recursos, sus ciclos naturales, la movilidad necesaria para obtenerlos, el desarrollo de

técnicas para la obtención, trasformación, consumo, etc. (Berihuete, 2006).

Esta suma de opciones, conocimientos y técnicas ha sido denominado bajo el concepto de

“Gestión de recursos vegetales”, definido por Berihuete y Piqué (2006) como “la manera

históricamente determinada en que los grupos humanos han obtenido, transformado y

consumido estos recursos” (op. cit.: 39).

La configuración de estos conocimientos de orden tanto ecológicos como tecnológicos,

prácticos y teóricos (Pochettino, 2007), se establecen producto de un largo proceso de

práctica y experimentación, como también por la incorporación de información de otras

fuentes, incluyendo el conocimiento científico producido por las comunidades en su

interacción con el entorno (Pochettino y Lema 2008), llevando al establecimiento de un

32

proceso selectivo sobre la opción de uso de materiales específicos sobre otros, que muchas

veces pudo haber sido producto del azar, la curiosidad y la experimentación, pero que

terminaron dotando a estas sociedades, de soluciones para problemas particulares (Eiroa et

al., 1999).

En este sentido y en cuanto a los criterios de selección en sí mismos, los seres humanos no

aprovecharían los recursos arbitrariamente o determinados por el medio ambiente, sino que

se ejercerían criterios socialmente regulados, en función de las necesidades, gustos y

normas sociales (Berihuete y Piqué, 2006).

Por medio de este proceso, se configuraría finalmente un cuerpo acumulativo de

conocimientos, prácticas y creencias acerca de las relaciones entre los seres humanos y los

componentes vegetales de su entorno, que ha sido definido bajo el concepto de

Conocimiento botánico tradicional (Pochettino 2007), entendido como el saber compartido,

único y propio para cada comunidad, acerca de los vegetales locales, empleados durante el

proceso de elección, obtención, procesamiento, consumo y en la administración local de los

recursos.

Este conocimiento corresponde al manejo adaptativo que esas comunidades hacen de los

recursos naturales, poniéndose en manifiesto una serie de criterios de selección y toma de

decisiones de diversa índole, que van configurando y modificando este corpus de

conocimiento, el cual es transmitido de generación en generación (Pochettino y Lema,

2008).

Ciertamente, el manejo de los recursos vegetales por poblaciones cazadoras recolectoras,

responde a modos de interacción con el medio en que la naturaleza necesariamente requiere

ser ordenada socialmente y culturizada, para poder ser “explotada” de forma efectiva

(Descola, 1988). El valor del rol que adquiere la vegetación silvestre en los desarrollos

culturales ha sido un ámbito prácticamente ignorado o minimizado a un plano de manejo

pasivo por parte las poblaciones que ejercieron economías asociadas a la recolección de

recursos vegetales.

Sin embargo, es necesario comprender que las plantas silvestres de recolección, si bien

corresponden a especies sinantrópicas, se configuran como recursos que se desarrollan en

espacios naturales de bosque o espacios abiertos, pero sometidos necesariamente a su

33

antropización por la actividad misma de recolección; en medios generados por actividades

humanas, ya sean vías de paso, bordes de caminos o zonas de desecho (Buxó, 1997;

Berihuete, 2006)

A su vez, presentan una serie de características que las convierten en un recurso apto para

ser consumido, llevándolos a ser recolectados de manera voluntaria y selectiva en el medio

(Berihuete, 2006).

En primer lugar, poseen características específicas y físicas, tales como la representación en

el ambiente de una amplia variedad taxonómica, ubicuidad, la ausencia de movimiento y

ciclos reproductivos estables, que las convierten en recursos fácilmente recolectables,

predecibles y almacenables (Zapata, 2007) y por otro lado, presentan propiedades

nutricionales, combustibles y características físicas que facilitan su maleabilidad, en

beneficio de múltiples tareas (Berihuete 2006).

En este sentido, es claro que la manipulación del bosque por cazadores-recolectores, se

enlaza estrechamente con la biodiversidad presente en el ambiente, producto de un

constante conocer y reconocer el medio, configurando determinadas formas de comprender

y relacionarse con el mundo que se construyen en largos procesos de interacción (Gutiérrez,

2003).

Por ende el objetivo arqueológico de los acercamientos arqueobotánicos en poblaciones

cazadoras recolectoras, consiste necesariamente en el reconocimiento de los aportes

derivados de los recursos vegetales silvestres en las actividades humanas y la identificación

de los criterios de selección y uso de ciertos recursos, frente a otros potenciales que no son

explotados.

como resultado de determinadas expresiones concretas de las relaciones establecidas entre

estas poblaciones con el mundo vegetal. Por ende su representación responde

inequívocamente a una acción cultural, donde necesariamente estuvieron involucrados

procesos de selección de las especies botánicas asociados a determinados modelos de

gestión de los recursos vegetales e impregnados de una serie de conocimientos y opciones

establecidas socialmente.

34

CAPÍTULO 4

MARCO METODOLÓGICO

4.1. Definición de la muestra

4.1.1. Muestra de referencia botánica

Considerando los objetivos establecidos para esta investigación, dirigida a la identificación

taxonómica de las improntas de hojas presentes en la alfarería Pitrén, fue fundamental la

confección de una muestra de referencia de la flora actual del área, a modo de obtener una

herramienta comparativa que permitiera establecer correlaciones morfométricas con la

muestra arqueológica.

Si bien, es clara la dificultad e inminente el sesgo comparativo, expresado en el empleo

inmediato de las representaciones vegetales actuales con las del pasado, ya que pudiesen

presentar variaciones entre sí de acuerdo al amplio lapsus temporal en que ambas muestras

se manifiestan, sin embargo, se asumen los planteamientos expresados a partir de los

estudios paleoecológicos del área, los cuales postulan que la configuración actual del

bosque templado chileno se habría establecido hacia alrededor de 3.000 años (Villagrán,

1991; Armesto et al., 1994). Esto permite suponer que la composición arbórea del área y

período investigado, no dista radicalmente de la expresión de taxas definidas actualmente

en el mismo territorio.

De acuerdo a esto, se desarrolló un registro detallado, de los especímenes foliares

correspondientes a las especies florísticas más representativas del área de estudio,

particularmente de las regiones forestales del bosque Caducifolio del Llano y Bosque

Laurifolio (cfr. Quintanilla, 1974; Donoso, 1981; Gajardo, 1994; Hoffman, 2005; Stark,

2006-2007),

Para la selección de las especies a considerar, se priorizó por aquellas identificadas en

estudios arqueobotánicos previos en la región y de reconocida importancia tecnológica,

alimenticia, medicinal y/o simbólica, referenciadas en la literatura (cfr. Mösbach, 1992;

Báez y Solari, s/f; Solari y Lehnebach, s/f; Solari y Lehnebach, 2004; Ekblaw et al., s/f;

35

Catalán, 1999; Dillehay, 2004; Lehnebach et al., 2007; Stark, 2006-2007; García y

Ormazabal, 2008).

Para el caso fueron descartadas algunas especies del grupo de las coníferas (Araucaria,

Alerce, Ciprés de la cordillera, etc.), debido a que en un primer diagnóstico realizado a las

piezas, las características morfológicas de las improntas foliares, evidenciaron una evidente

ausencia de especímenes de este tipo5. Priorizándose por lo tanto, en la selección de

especies de tipo latifoliadas6 para la construcción de la muestra de referencia.

Conforme a este criterio, se seleccionó un número de 76 especies vegetales (Anexo 2), cada

una de las cuales, se constituyó con al menos 5 ejemplares, a modo de representar la

variabilidad morfológica y de proporciones métricas, propias de cada especie utilizada en la

muestra de referencia botánica (Figura 4), con el objeto de contemplar, el efecto que

pudieran ejercer las variables ambientales sobre los atributos en estudio (cfr. Alarcón,

2006).

5 Las coníferas, en general poseen una hoja en forma de aguja, rígida, delgada o escamosa y resinosa, y cuyas

estructuras reproductivas corresponden a conos o estróbilos, como los pinos y cipreses (García y Ormazabal,

2008:14).

6 Latifoliadas: correspondiente a especies de hoja ancha.

Figura 4: Criterio de variabilidad morfométrica por especie en selección de especímenes la

muestra de referencia botánica.

36

Los ejemplares registrados fueron obtenidos del Herbario del Departamento de Botánica de

la Universidad de Concepción, del Herbario Nacional del Museo de Historia Natural y

recolectados de los parques botánico Mapulemu en Santiago, botánico de la Universidad

Austral de Valdivia y en el Cerro Ñielol, en Temuco.

El proceso de recolección de ejemplares para el registro de los rasgos morfológicos de las

estructuras vegetativas, incluyó la extracción de ramillas (en el caso de las muestras

obtenidas directamente del árbol) y fotografías detalladas a cada espécimen, conservando

su individualización de acuerdo a cada etiqueta en terreno y/o laboratorio, según

correspondiera.

Finalmente, la muestra de referencia botánica contó con un total de 380 especímenes

foliares, los cuales fueron analizados, siguiendo los mismos criterios empleados para el

tratamiento de los restos foliares, provenientes de la muestra arqueológica (Ver más

adelante 4.2.1. Registro-B), a modo de establecer un registro factible de ser comparado en

términos morfométricos.

4.1.2. Sitios arqueológicos estudiados

Para abordar el estudio, se contempló el análisis del total de improntas de hojas presentes y

observables en vasijas completas, asignadas culturalmente al Complejo Pitrén, cuyos sitios

arqueológicos de proveniencia, fueron seleccionados de acuerdo a los siguientes criterios:

i. Rescate producto de una excavación arqueológica sistemática, con información

contextual debidamente documentada, a objeto de conocer con certeza su

procedencia directa.

ii. Provenientes de sitios emplazados en los pisos longitudinales del Valle y la

Precordillera de las actuales regiones de la Araucanía y Los Ríos, con el objeto de

trabajar sobre regiones determinadas y definir acuciosamente el componente

fitográfico actual, del medio inmediato en el que cada sitio seleccionado está

emplazado.

37

iii. Factibilidad de acceso a las colecciones.

En virtud de los criterios establecidos para la selección de los sitios incorporados al estudio,

se optó por trabajar con las colecciones cerámicas de un total de 4 sitios, correspondientes a

Los Chilcos y sitio Tipo Pitrén, ubicados en la región del Calafquén; Licanco Chico en el

Valle central de la Araucanía y Escuela de Collico-1, en el Valle central Valdiviano (Figura

5).

38

Figura 5: Área de estudio, regiones forestales y distribución de los sitios arqueológicos estudiados. (Construcción propia).

39

4.1.3. Colección Cerámica:

De los sitios antes mencionados, se trabajó con un componente cerámico correspondiente

exclusivamente a piezas completas o semi-completas, cuya selección dependió

absolutamente de un criterio de accesibilidad (Anexo 1). Así, fue posible el análisis de un

total de 44 piezas, cuyo desglose por sitio se representa en la Tabla 1:

Sitio Deposito (N)* (n)

** Referencia

Pitrén Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Chile

29 11 Menghin 1962

Los Chilcos Museo Arqueológico y Antropológico

Mauricio Van de Maele

11 5 Adán y Reyes 2000

Licanco Chico Museo Regional de la Araucanía 199 21 Ocampo et al., 2004

Ciprés Consultores, 2001

Escuela de Collico-1 Museo Arqueológico y Antropológico

Mauricio Van de Maele

11 7 Mera y Munita 2006

TOTAL 250 44

4.1.4. Impresiones foliares:

En el conjunto de vasijas estudiadas, se registró un promedio de 35,1 improntas de hojas

por pieza, conformando un componente muestral arqueobotánico de 1.545 especímenes

foliares, cuya presencia fue factible de ser distinguida a simple vista, tanto en su superficie

exterior como interior.

En la tabla 2, se describe la cantidad de improntas evidenciadas por sitio:

Vasijas Improntas exterior Improntas interior TOTAL

SITIO

(n) (n)

Promedio

por vasija (n)

Promedio

por vasija (N)

Promedio

por vasija

Pitrén 11 257 23,4 197 17,9 454 41,3

Los Chilcos 5 106 21,2 47 9,4 153 30,6

Licanco chico 21 388 18,5 246 11,7 634 30,2

Escuela de Collico-1 7 175 25,0 129 18,4 304 43,4

TOTAL 44 926 21,0 619 14,1 1545 35,1

Tabla 1: *Universo de población de vasijas completas en el Sitio. ** Componente Muestral del estudio.

Tabla 2: Cantidad de improntas evidenciadas por sitio.

40

4.2. Método de investigación

Para responder al problema de investigación planteado, se configuró un diseño

metodológico, dirigido al reconocimiento de dos líneas de acercamiento hacia el estudio de

la alfarería con improntas de hojas en negativo. En primer lugar, se examinó el conjunto de

impresiones foliares desde una perspectiva cualitativa, a modo de distinguir las

potencialidades de determinación taxonómica que presentaban los especímenes botánicos

impresos en la alfarería Pitrén. Y en segundo lugar, se enfocó al registro y análisis de los

rasgos anatómicos y morfométricos (cualitativos y cuantitativos) de las muestras botánicas,

tanto de tipo arqueológico como de referencia actual, en función de la determinación

taxonómica de las especies representadas en la alfarería, por medio de la comparación de

ambos componentes muéstrales.

De esta forma, se espera aportar desde una perspectiva exploratoria al estudio

arqueobotánico de las impresiones foliares, que permita avanzar en la configuración de una

herramienta metodológica para insertarse en la determinación de los restos vegetales

presentes en la alfarería; como proceso necesario y fundamental en el conocimiento de la

relación que establecieron las poblaciones que habitaron la región Centro-Sur del país con

su entorno vegetal.

4.2.1. Registro

De acuerdo a lo expresado anteriormente, el estudio en términos metodológicos, fue

abordado desde dos líneas de registro de la muestra arqueológica:

A-. Evaluación de identificabilidad:

Correspondió a un registro inicial de tipo diagnóstico, que permitió acercarnos a una

caracterización general de la calidad de las improntas de hojas en las vasijas. Este atributo

fue abordado por medio de una descripción enfocada tanto a las piezas cerámicas como a

las improntas, siguiendo los siguientes criterios:

En primer lugar se consideró la variable “Nitidez”, correspondiente a la factibilidad de

reconocer las improntas en la vasija y diferenciar los rasgos morfológicos propios de la

41

hoja. Este aspecto fue evaluado en una escala de Alta, Media y Baja, a modo de establecer

las posibilidades de identificación taxonómica que se presentan.

En segundo lugar, se establece un criterio de carácter más descriptivo, enfocado a la

caracterización de los factores influyentes en la disminución de la nitidez de las improntas.

Por ejemplo: erosión de la superficie de la vasija, coloración (contraste), fracturas, etc.

B-. Características morfológicas y anatómicas de las muestras.

Se estableció un registro detallado de los atributos morfométricos foliares, tanto de la

muestra arqueológica como de referencia botánica actual, de forma que la sistematización

comparativa de los datos condujera a la determinación taxonómica de las especies botánicas

manifestadas en la alfarería.

De acuerdo a esto, en la selección de los atributos morfológicos medidos en la muestra

botánica, se consideraron aquellos rasgos foliares, susceptibles de ser evaluados en las

improntas y descartando aquellos que no eran factibles de reconocerse en la muestra

arqueológica estudiada; entre los que se destacan aspectos como las nervaduras, el número

de dentaduras, características del peciolo, ángulos establecidos entre las venaciones

primarias y secundarias, la distancia entre el peciolo y la primera dentadura, la textura,

color y el olor de la hoja.

Estos rasgos que son obviados, claramente son imposibles de ser identificados a partir de

las impresiones foliares y en definitiva, la ausencia de estos de caracteres de

reconocimiento de los individuos foliares, reducen el espectro de comparación entre las

muestras, ya que en muchos casos el contar con la información de estos atributos otorgaría

elementos tanto o más diagnósticos a los que se poseen, por lo tanto esta falencia deberá ser

contrarrestada, mediante otros métodos.

Para esto, se estableció un registro complementario de los atributos anatómicos de los

especímenes foliares, considerando variables de carácter cualitativo y cuantitativo, a modo

de ampliar las posibilidades de definición taxonómica de los individuos impresos en la

alfarería, mediante su empleo de forma paralela en el posterior análisis de determinación

identitaria.

42

Variables cualitativas: Corresponden a características foliares de apreciación cualitativa y

por ende no medibles. Los criterios considerados para esta investigación se establecieron de

acuerdo a los definidos por el Leaf Architecture Working Group (LAWG, 1999) y

complementados por los caracteres anatómicos foliares descritos por Achá y colaboradores

(1999).

En este sentido las variables consideradas para la investigación corresponden a los aspectos

formales de la lámina (A), del borde (a), ápice (b) y base (c), los cuales son clasificados

mediante categorías establecidas tal como se detallan en la Tabla 3 y son graficadas en la

Figura 6.

Variable Categoría Descripción (Harris y Wolf, 1994)

(A)

Fo

rma

del

lim

bo

Elíptica Forma de una elipse o un óvalo estrecho; más amplio en la parte media y más

estrecho en los dos extremos iguales.

Oblonga Lámina de dos a cuatro veces más largo que ancho, con lados casi paralelos.

Ovada Lámina en forma de huevo, su contorno manifiesta el extremo apicular más

angosto y basal amplio.

Obovada Inversa a la ovada, presenta un extremo apicular más amplio y basal más angosto.

Orbicular Lámina de contorno aproximadamente circular.

Lanceolada Lámina en forma de lanza, mucho más larga que ancha, con la parte más ancha

por debajo de la media.

Acuicular En forma de aguja, como las hojas de pino o abeto.

(a)

Fo

rma

del

bo

rde

Entero El margen de la lámina, es continuo; no presenta dientes, ni muescas.

Dentado La lámina de la hoja es dentada en el margen, los dientes están dirigidos hacia

afuera y no hacia delante.

Denticulado Margen dentado con dientes muy pequeños.

Aserrado Margen con dientes agudos, que apuntan hacia delante

Lobulado Se presentan lóbulos, divisiones redondeadas en el margen de la hoja que pueden

coexistir con otros tipos de margen.

(b)

Form

a del

ápic

e

Redondeado Con ápice redondeado

Obtuso Romo o redondeado en la base; con lados se unen en el vértice en un ángulo > a

90°

Agudo El contorno de la lámina va estrechándose hacia el ápice, con lados más o menos

recto, formando un ángulo < a 90°

Cordado Ápice con forma de corazón, con la muesca hacia el vértice.

Acuminado El ápice se conforma por lados que disminuyen gradualmente hacia la punta,

adoptando forma cóncava, que se unen en una punta afilada.

Truncado Con el ápice cuadrado, como si estuviese cortado abruptamente.

(c)

Fo

rma

de

la b

ase

Redondeado Con base redondeada

Obtuso Romo o redondeado en la base; con lados se unen en un ángulo > a 90°

Agudo El contorno de la lámina va estrechándose hacia la base, con lados más o menos

recto, formando un ángulo < a 90°

Cordado Base con forma de corazón, con la muesca hacia donde surge el peciolo.

Truncado Con la base cuadrada, como si estuviese cortada abruptamente.

Sagitada Con los lóbulos basales dirigidos hacia abajo o hacia fuera.

Tabla 3: Variables Cualitativas y categorías de clasificación, establecidos para el análisis de morfometría foliar.

43

Variables cuantitativas: Corresponden a los rasgos foliares susceptibles de ser medidos en

las improntas de hojas y que permitan en su conjunto definir la apariencia morfométrica de

cada uno de los especímenes estudiados. En este caso responden a los atributos métricos en

términos de longitudes (L1,2,3), latitudes (A1,2,3) y ángulos (α1,2), de los especímenes

registrados, tal como se detalla en la Tabla 4 y se grafica en la Figura 7.

Rasgo Descripción Unidad

α1 Ángulo del ápice Ángulo formado por las líneas del margen foliar intersectadas en el ápice.

Grados

α2 Ángulo de la base

Ángulo formado por las líneas del margen foliar que se intersectan en la base.

Grados

L1 Largo sección

lateral derecho

Longitud de la línea imaginaria trazada paralelamente a (L2), a partir del

punto que divide la porción derecha de (A2) en dos partes iguales.

mm.

L2 Largo sección línea media

Longitud de la línea formada por la nervadura central de la hoja que une el ápice con la base.

mm.

L3 Largo sección lateral izquierda

Longitud de la línea imaginaria trazada paralelamente a (L2), a partir del punto que divide la porción izquierda de (A2) en dos partes iguales.

mm.

A1 Ancho distal Longitud la línea latitudinal que define la porción distal de la hoja, que coincide con los puntos donde se comienza a trazar el ángulo del ápice.

mm.

A2 Ancho medial Longitud de la línea latitudinal que divide la lámina en dos partes

iguales.

mm.

A3 Ancho Proximal Longitud de la línea latitudinal que define la porción proximal de la hoja, que coincide con los puntos donde se comienza a trazar el ángulo

dela base.

mm.

Tabla 4: Variables Cuantitativas y criterios utilizados para el análisis de morfometría foliar

Figura 6: Variables Cualitativas y categorías de clasificación, establecidos para el análisis de

morfometría foliar (construcción propia).

44

4.2.2. Sistematización de los datos:

En función de determinar la identidad de los individuos botánicos representados mediante

su impresión en la alfarería Pitrén, se hizo necesaria la construcción de un cuerpo

metodológico que permitiera organizar el registro de los caracteres foliares evidenciados en

la muestra arqueológica. Para esto, se desarrollaron análisis dirigidos al establecimiento de

distintos niveles de acercamiento entre las muestras, que permitieran la conformación de

agrupaciones de acuerdo a similitudes morfológicas y cercanía de los atributos métricos.

A-. Codificación de morfotipos

Para este estudio, se considera “morfotipo” como una categoría taxonómica informal,

independiente del sistema de nomenclatura Lineanna, que facilita la categorización formal

de los especímenes foliares de acuerdo a sus atributos.

Según el Leaf Architecture Working Group (LAWG, 1999), en principio, los morfotipos

tenderían a ser similares dentro de una misma especie, sin embargo no deben ser

considerados como equivalentes exactos, debido a que están circunscritos exclusivamente a

Figura 7: Variables Cuantitativas establecidas para el análisis de morfometría foliar (construcción propia).

45

su forma, ya que dentro de una misma especie pueden existir formas variables de hojas, de

esta manera un mismo morfotipo podrá representar a más de una especie o incluso más de

un género o bien segregar hojas emparentadas entre sí por variación morfotípica dentro de

una misma especie.

En consecuencia a lo anterior, este criterio de análisis NO es empleado para la atribución

directa de la identidad taxonómica de los individuos, sino más bien se dirige a un

ordenamiento preliminar de las características foliares de los especímenes representados

tanto en la muestra arqueológica como de referencia botánica, a modo de reconocer

patrones de formales comunes entre ambos componentes muestrales, que permitieron

excluir de la muestra de referencia actual, aquellas especies con características morfotípicas

muy disimiles a las registradas por medio de su impresión en la alfarería.

De acuerdo a esto, se establecieron categorizaciones observando criterios cualitativos de la

forma foliar, aplicables a ambas muestras. Por medio de una codificación establecida

mediante la asignación de una letra a cada uno de los tipos de atributos: forma de la hoja,

forma del ápice, forma de la base, tipo de borde.

El criterio para la asignación de los respectivos códigos (Tabla 5), estuvo especialmente

orientado a la prevención de sesgos en el registro de la muestra arqueológica, debido al

riesgo presentado por la subjetividad del establecimiento de ciertos rasgos que dependen

fundamentalmente de la nitidez de la impronta y de la mirada del investigador.

Forma Código

Limbo

Elíptica E

Oblonga O

Lanceolada L

Orbicular R

Acuicular A

Ovada – Obovada B

Borde

Aserrado – Dentado- Lobulado S

Indefinido N

Entero – Denticulado E

Ápice

Cordado C

Agudo –Acuminado G

Obtuso – Redondeado D

Base

Cordado C

Agudo G

Obtuso – Redondeado D

Tabla 5: Codificación de morfotipos foliares.

46

Esta operacionalización de las variables para la construcción de los morfotipos, presenta

clara coincidencia con lo planteado por Giovannetti y colaboradores (2008), respecto a la

dificultad del tratamiento de los restos arqueobotánicos recuperados de contextos

arqueológicos; que a diferencia del método botánico puro, no se trata con plantas vivas, con

sus órganos completos y sin alteración, sino más bien, la mayoría de las veces distan de

esta condición.

En el caso concreto de los especímenes foliares impresos en la alfarería, no fue factible

hacer manejo de los morfotipos, tal cual se esperaría en el análisis de los atributos

registrados directamente de la planta, lo que hizo necesario optar por una reducción de las

variables, dirigidas por las siguientes dificultades observadas:

- Relativización de la forma del borde: Dada la dificultad que se presentó en la mayoría

de los casos para la identificación del tipo de borde que se distinguía en las improntas, de

acuerdo a esto:

a) Se agruparon los atributos aserrado, dentado y lobulado, dado que su diferenciación

en las improntas en algunos casos llevaba a confusión.

b) Se agruparon los atributos entero y denticulados, dado que de acuerdo a la

observación en la muestra de referencia, la distinción de este rasgo en ocasiones

presentaba diferencias tan sutiles que en la impronta serían difíciles de diferenciar.

c) Se asignó un código N para diferenciar aquellos “dudosos” y/o “indeterminables”,

que en términos analíticos pudieran corresponder, tanto a bordes lobulados,

aserrados, dentados o enteros.

- Relativización y exclusión de formas de ápice y borde: Dada la dificultad de distinguir

a partir de las improntas entre tipos de ápice y borde muy similares entre sí, se optó por:

a) Se agruparon los atributos obtuso y redondeado, además de agudo y acuminado,

dado que en términos concretos desde una perspectiva cualitativa, la asignación a

determinado tipo, eran bastante arbitrarias

b) Se eliminaron del análisis los atributos truncado y sagitado, dado que tanto, en la

muestra arqueológica, como de referencia botánica, estos tipos se encontraron

ausentes.

47

- Indiferenciación de la posición ápice-base: debido a que en la mayor parte de las

improntas fue difícil reconocer de manera certera, cuál de los dos extremos correspondía

al ápice y a la base, a causa de la ausencia del peciolo e indeterminación de la nervadura

que permitirían facilitar el reconocimiento de la orientación de la hoja en la pieza, fue

necesario:

a) integrar las categorías formales tanto del extremo apical como basal de las hojas, en

un mismo criterio por medio de la construcción una concatenación de los códigos de

ambas secciones que permitiera obviar la posición de estos atributos (Figura 8).

b) Agrupar en la variable forma del limbo, las categorías ovada y obovada bajo un

mismo código, a modo de que los elementos de análisis fuesen presentados de

manera coincidente.

De acuerdo al establecimiento de los morfotipos foliares, siguiendo el método recién

descrito, se desarrolló un análisis dirigido a la segregación de la muestra (Ver más adelante

4.3.1. Segregación de la muestra -A), por medio de la agrupación de especímenes con

características formales comunes (independiente de la taxa), representados tanto, en el

componente arqueológico, como de referencia botánica actual, permitiendo excluir de esta

última, aquellas especies con características morfotípicas muy disimiles a las registradas

Figura 8: Concatenación de códigos para la asociación

de las variables ápice-base

48

por medio de su impresión en la alfarería, reduciendo el número de posibilidades de

asignación taxonómica.

4.2.3. Construcción de índices de relación morfométrica

En función del proceso dirigido a la determinación taxonómica de las especies botánicas

representadas en la muestra arqueológica, es importante considerar que si bien, la

proporción de los tamaños de los especímenes foliares constituyen elementos de valor y

brindan los principales medios de identificación (Bell, 1968), la influencia generada por el

medio, puede ser causante en muchos casos de variaciones en los especímenes en términos

de sus proporciones métricas (Alarcón, 2006). Por tanto, es importante establecer los

criterios para la identificación considerando la correlación de los aspectos formales y

métricos en conjunto, más allá de adoptarlos como agentes aislados.

De acuerdo a esto, se construyeron Índices de relación Morfométricas (Tabla 6), a partir de

los atributos métricos registrados en cada individuo (definidos previamente en la Tabla 4),

de modo de disminuir los riesgos de error que podrían existir, considerando los valores

absolutos, ya que los resultados de estos últimos, varían por los efectos ambientales antes

mencionados.

Cabe destacar que para el establecimiento de los coeficientes formales, se acogió el mismo

criterio definido anteriormente como “Indiferenciación de la posición ápice-base”, por lo

tanto se tomó la precaución de aplicar funciones cuyo orden no afectara el producto, en el

caso de las relaciones del valor proximal-distal y ápice-base.

49

ÍNDICE DE RELACIÓN

f (x) DESCRIPCIÓN

Alarcón A2-(A1+A3)/A2 Coeficiente de forma foliar definido por Alarcón (2006)

Ápice-base |A1-A2| Valor absoluto de la diferencia entre los dos extremos ápice base, permitiría identificar si un lado es más ancho que el otro.

Forma vertical L2 - ((L1 + L3)/2) Proporción entre las longitudes verticales de la hoja.

Forma horizontal A2 - ((A1 + A3)/2) Proporción entre las longitudes verticales de la hoja. Reconocer si la hoja es más elíptica, oblonga, ovada u obovada.

Relación alto-ancho L2:A2 ¿Cuantas veces cabe el ancho en el largo?, conocer si la hoja es más larga que angosta, tendiente a circular, etc.

Área (L2:2)*(A2:2)*3,14 Área de la hoja (aproximada) mediante formula de área para una elipse (cm2)

Corrección área √ ((L2:2)*(A2:2)*3,14) Estandarización de los valores del área, mediante la aplicación de la raíz cuadrada.

Relación ángulos (α1+α2) Relación entre ángulos

Corrección Relación ángulos

(α1+α2)*cód. ápice-base

Relación entre ángulos, corregida mediante la multiplicación por número asignado a los tipos de ápice-base: GG= 1; DG=2;DD=3;CG=4;CD=5;CC=6

4.3. Procesamiento de datos e identificación taxonómica.

Se establecieron dos niveles clasificatorios dirigidos a la determinación identitaria de las

especies botánicas manifestadas en las vasijas, en base a criterios de cercanía y semejanza a

partir de los atributos morfotípicos y morfométricos registrados en la totalidad de los

especímenes foliares registrados en ambas muestras.

En este sentido los niveles de análisis establecidos para la determinación de taxonómica de

la muestra arqueobotánica fueron:

Segregación de la muestra de nuestra de referencia: Tiene por función realizar un desglose

de acuerdo al parentesco morfotípico y morfométrico, entre las muestras arqueológica y

botánica, acotando a su vez el espectro de posibilidades de atribución taxonómica y la

consecuente exclusión de taxas presentes en la muestra botánica que difieren radicalmente

de los especímenes foliares impresos en la alfarería.

Determinación identitaria de los especímenes foliares: Tiene por objeto, reconocer la

identidad taxonómica de la muestra arqueológica, mediante un proceso establecido sobre

Tabla 6: Índices de relaciones morfométricas de morfología foliar construidos para la identificación taxonómica.

50

las bases de la Morfología Comparada, de acuerdo al criterio fundamental de cercanía-

semejanza morfológica, entre los especímenes foliares que compusieron la muestra

arqueológica (de taxa indeterminada) y la muestra de referencia botánica (de taxa

conocida). Para esto, se hizo empleo de un análisis de correlación de los coeficientes de

forma resultante de los índices de relación morfométrica definidos previamente.

El desarrollo del procesamiento analítico de los datos, se trabajó con tres software de

manejo de bases de datos y análisis estadísticos, los que se implementaron de acuerdo a las

necesidades requeridas:

Microsoft Excel 2010: se utilizó en función a la manipulación básica de la base de datos,

modificación, creación de nuevas variables y desarrollo de funciones matemáticas simples.

PASW Statistics 18: Versión del Software conocido anteriormente como SPSS Statistics,

que facilitó el procesamiento de datos, por medio de análisis estadísticos.

PAST (Paleontological Statistics): Este programa fue utilizado fundamentalmente para el

acercamiento final de las muestras y su identificación, dirigidas a la búsqueda de cercanía y

similitudes entre los componentes muestrales.

4.3.1. Segregación de la muestra:

Se estableció un análisis dirigido al establecimiento de agrupaciones por correspondencia,

entre la muestra botánica y la muestra arqueológica, a modo de congregar aquellos

especímenes que establecieran mayor nivel de similitud y segregar aquellos que en

términos morfométricos distaran radicalmente del conjunto arqueobotánico estudiado.

Para esto, se desarrolló un proceso constituido por dos etapas complementarías entre si y

cuyo objetivo fue reducir el número de posibilidades de asignación taxonómica de las

muestras arqueológicas.

A-. Segregación por morfotipos y rangos generales de proporciones métricas:

Se realizó un análisis descriptivo de cada especie constituyente de la muestra de referencia

botánica, a partir de los 5 individuos que la componen, identificando las categorías

morfotípicas de los atributos Ápice-Base, Borde y Limbo, además de las características

51

métricas básicas (Largo sección media y Ancho medial), las cuales fueron evaluadas de

acuerdo al máximo, mínimo, media y desviación estándar representado en cada taxa, tal

como se presenta a modo de ejemplo en la Tabla 7.

Tal como se ejemplifica en la Tabla 7, los 5 ejemplares que representan a la especie

Nothofagus Dombeyi (Coihue), presentan hojas de forma lanceoladas (L) o elípticas (E),

con borde dentado, aserrado y/o lobulado (S) y ápice- base agudo-obtuso (DG) u obtuso-

obtuso (DD). Con largos de sección medía que no disminuyen de los 14,1 mm y no

exceden los 29,3 mm, presentando una desviación estándar entre sus valores de 5,7 mm.

Por su parte la dispersión de tamaños en cuanto a su ancho medial se establecen entre los

8,4 mm y 15 mm, con una desviación estándar de 2,4 mm.

A partir del desarrollo de este ejercicio con cada una de las especies representadas en la

muestra botánica, se estableció un cruce con los componentes de la muestra arqueológica, a

modo de reconocer cuales lograban encasillarse dentro de los rangos métricos y categorías

morfotípicas de cada especie. Para esto se tomaron las siguientes precauciones con el fin de

disminuir sesgos:

Los rangos métricos establecidos por cada especie de la muestra botánica fueron corregidos

mediante la ampliación de los mismos con un margen de error del 10%, considerando el

criterio de variación métrica de los especímenes foliares por factores ambientales descrito

por Alarcón (2010).

Largo sección media Ancho medial

Familia Nombre científico

Morfotipos

Cód.

(n)

indiv

iduos

Mín

imo

Máx

imo

Med

ia

D.S

.

Mín

imo

Máx

imo

Med

ia

D.S

.

Nothofagaceae

Nothofagus

dombeyi

Ápice-Base DG 4

14,1

29,3

23,2

5,7

8,4

15,0

12,0

2,4

DD 1

Borde S 5

Limbo L 4

E 1

Tabla 7: Ejemplo caracterización de categorías morfotípicas y distribución de aspectos generales de tamaño de

las especies representadas en la muestra de referencia botánica.

52

En este sentido el establecimiento de un margen de error, tiene por objeto prevenir la

exclusión de muestras arqueológicas con características métricas cercanas, pero que por

estas variaciones, no se encasillen dentro de los especímenes foliares que compusieron la

muestra de referencia botánica.

Para la agrupación de morfotipos de borde, siempre fueron consideradas las muestras

arqueológicas que estaban clasificadas por la variable “N” (borde indefinido), dado que, tal

como se presentó anteriormente, la codificación de este criterio, pudiese corresponder tanto

a especímenes foliares de borde “E” (entero o denticulado), como con la categoría “S”

(Borde aserrado o dentado).

Siguiendo con el ejemplo de la Tabla 7, al considerar el margen de error del 10%, en el

caso de Nothofagus dombeyi, se estableció un rango de tamaños, entre 12,7 mm. Y 32,65

mm. de largo sección media (LSM) y entre 7,53mm y 16,46 mm de ancho medial (AM), a

partir de esto, se identificaron las muestras arqueológicas que lograban ajustarse al rango

definido, para la especie y que coincidían o se asemejaban, en términos de sus morfotipos,

tal como se puede observar en el Gráfico 1.

A partir de la aplicación de este procedimiento, para cada una de las especies de la muestra

de referencia botánica, se construyeron agrupaciones con las muestras arqueológicas que

coincidían en los rangos métricos y tipología morfológica, permitiendo a su vez, segregar a

aquellas taxas de la muestra de comparación, que presentaron características muy disímiles

a los especímenes evidenciados en la alfarería. Resultando entonces, un primer cedazo de

discriminación al que fueron sometidas las muestras estudiadas.

53

B-. Reducción de posibilidades de asignación taxonómica por rangos de índices.

Un segundo procedimiento dirigido a acotar el universo de comparación y a su vez

confirmar la exclusión previa, se estableció por medio del procesamiento de los datos,

desde una perspectiva comparativa entre la muestra arqueológica y botánica, por medio del

análisis de la distribución de los valores correspondientes a los índices de relación

morfométrica (ver Tabla 6).

Al igual que el nivel clasificatorio anterior, la asociación se estableció por rangos de

variación; en este caso aplicados a los presentados por cada índice morfométrico,

priorizando por aquellos que presentaban menor desviación estándar por especie de la

muestra de referencia botánica.

El análisis de coincidencia, se estableció considerando los rangos de variación expresados

entre los especímenes de la muestra arqueológica, los que fueron corregidos con un margen

Gráfico 1: Dispersión de morfotipos presentes en la muestra arqueológica en relación a las variables LSM y AM; la sección demarcada en azul,

corresponde a los rangos de tamaño establecidos para Nothofagus dombeyi,

presentado en el ejemplo 1, considerando un margen de error del 10%.

54

de error del 10%, a modo de disminuir los sesgos en la clasificación de acuerdo a los

criterios de variación de los especímenes foliares (Alarcón, 2006). A partir de la definición

de estos rangos, se identificó a los individuos correspondientes a la muestra botánica,

representada en los grupos que lograban ajustarse a los rangos definidos para la muestra

arqueológica, tal como se ejemplifica en el siguiente gráfico:

Tal como se observa en el Gráfico 2, los componentes de la muestra arqueológica, expresan

a partir de los índices de relación alto ancho y corrección de ángulos, un rango que coincide

con un conjunto de terminados de especímenes botánicos actuales, permitiendo por

segregar aquellas especies que no presentaban relación morfométrica.

Esta segregación de taxas, se estableció solo para aquellas especies cuya totalidad de

individuos, no se acercaron a la muestra arqueológica en dos o más pruebas de

Gráfico 2: Dispersión de las muestras arqueológica y de referencia botánica en función

de los valores resultantes de los índices de relación morfométrica “Relación alto-ancho”

y “Corrección de ángulos”. La sección demarcada en azul, corresponde al rango de

variación de los índices de la muestra arqueológica, corregida con un margen de error al 10%.

55

coincidencia, entre los distintos índices y que además, hayan sido excluidas previamente en

el análisis por morfotipos, haciendo factible por tanto, la disminución de las posibilidades

de asignación taxonómica. Así como también, la formulación de grupos muestrales símiles

entre sí, que facilitó el manejo de los datos en función de la determinación identitaria de las

muestras, permitiendo hipotetizar respecto a la filiación parental entre dos o más

individuos.

4.3.2. Determinación identitaria de los especímenes foliares

El proceso dirigido al reconocimiento de las taxas de los especímenes foliares expresos en

la alfarería Pitrén de los sitios estudiados, se fundamenta sobre las bases de la Morfología

Comparada, descrita por Benítez y colaboradores (2006), como el método dirigido al

reconocimiento de las semejanzas y diferencias entre las plantas, basándose en el

minucioso registro y comparación de los rasgos morfológicos estructurales externos, de los

ejemplares botánicos para la deducción de los grados de relación formal entre éstas, de

acuerdo al criterio fundamental de cercanía-semejanza.

De acuerdo a esto, el estudio final de las características morfológicas de los individuos que

componen la muestra arqueológica, se estableció por medio del análisis comparativo con la

muestra de referencia actual, mediante el empleo de índices de relación morfométrica, que

permitieron atribuir coeficientes de forma, al conjunto de proporciones métricas de cada

espécimen.

Para el desarrollo de la comparación entre los componentes botánicos y arqueobotánicos, se

recurrió a un análisis estadístico de tipo correlacional y multivariado, como forma de

reconocer, por medio de las distancias entre los distintos componentes de ambas muestras e

identificar elementos similares en entre estos. Permitiendo en tanto, sugerir la relación

parental entre los elementos más cercanos y desprendiendo en medida de lo posible, la

determinación taxonómica de los especímenes foliares manifiestos en la alfarería.

En función de lo anterior, para el reconocimiento de las semejanzas y diferencias entre los

individuos estudiados, se optó por el empleó de la distancia Euclídea como medida de

similaridad entre las variables. Para lo esto, fue fundamental estandarizar o normalizar los

56

valores de los índices de relación morfométrica, por medio de su desviación estándar, dada

la dependencia del uso de escalas de medidas similares, para el establecimiento de

correlaciones entre múltiples variables.

De acuerdo a esto, se desarrolló un análisis de correlación multivariada, entre la totalidad

de los índices morfométricos de cada una de las muestras, resultando en el establecimiento

de una serie de valores de similitud (δ) entre los especímenes botánicos y arqueológicos

sometidos a la prueba, a partir de estos aquellos más cercanos y distantes entre sí, llevando

a la evaluación de la correspondencia taxonómica.

Las categorizaciones identitarias de las muestras arqueológicas son presentadas en rangos

de cercanía respecto a valores de similitud (δ) con los componentes botánicos actuales que

establecen mayor relación respecto al conjunto de índices morfométricos, tal como se

expresa a continuación:

Alto: Sí δ es < que 1

Medio: Sí δ es > ó = que 1 y < 2

Bajo: Sí δ es > ó = que 2 y < que 2,5

Descartados: Sí δ es > ó = que 2,5

Así, el resultado del análisis de correlaciones por distancias entre las muestras, permite

obtener una visión de las muestras que más se acercan entre sí, como el indicador de mayor

semejanza morfométrica, haciendo factible proponer que a menor distancia entre el

conjunto de índices, mayor posibilidad que la muestra arqueología se corresponda

taxonómicamente con la muestra botánica.

57

CAPITULO 5

DESCRIPCIÓN DE LOS SITIOS ESTUDIADOS

Previo a la presentación de los resultados de los análisis efectuados, se considera necesario

ahondar en una breve síntesis que permita ubicarnos en el plano de contexto de los sitios

arqueológicos y de la proveniencia de las piezas alfareras estudiadas, desde un énfasis tanto

cultural, como fitogeográfico, de forma de comprender más adelante, las relaciones entre la

representación de determinadas taxas botánicas, mediante su impresión en la alfarería y el

entorno inmediato de espacio que habitaron las poblaciones Pitrén estudiadas.

5.1. Sitio Tipo Pitrén (1.000± 100 d.C.) (Menghin 1962):

Este yacimiento se emplaza en la zona precordillerana lacustre de la región de Los Ríos,

particularmente en la localidad de Pitrén, en la pendiente de una loma a unos 2.500 m al sur

de la extremidad occidental del lago Calafquén, a 350 m sobre el nivel marino.

Según relata García (2005), la región del Calafquén, comprende la zona en torno al lago del

mismo nombre, ubicado en el límite sureste de la provincia de Cautín y el noreste de la

provincia de Valdivia, área en la que domina la presencia de cordones de cerros, cuyas

elevaciones se sitúan entre 472 y 1.254 m.s.n.m., con alturas medias de 600 y 800 m, donde

destacan los cerros Challupén, Pitrén, Tralahuapi y Platacura, los que se encuentran

interrumpidos por zonas más planas, de alturas no inferiores a 290 m de altitud.

En este sector, se desarrollaría una densa cubierta boscosa de carácter templado lluvioso

entre lagos y volcanes, conocido como “selva valdiviana” (García, 2005). Siguiendo a

Donoso (1981), corresponde a un área donde conviven las regiones forestales del Bosque

Caducifolio y Laurifolio, representado por los tipos forestales, Coihue-Raulí-Tepa, Roble-

Raulí-Coihue y Lenga, con una manifestación principalmente, de una variedad de especies

del género Nothofagus y Lingue, como representaciones arbóreas dominantes y otras

especies acompañantes como el Ulmo, Olivillo, Avellano, Colihue, Quillay y Canelo

enano, en sectores más septentrionales, mientras que en otras áreas, se presentaría una

dominancia de Tepa y Trevo, acompañado de Avellano y Piñol.

58

En términos contextuales, según Menghin (1962), el sitio corresponde a un cementerio de

unos 120 m2, en el que sin embargo, se evidenció únicamente material cerámico,

correspondiente a un total de 29 vasijas completas, sin recuperarse ningún artefacto lítico,

metal u óseo, tampoco se encontraron restos bioantropológicos de carácter humano,

atribuyéndose este hecho a los procesos de descomposición de éstos, acelerados por las

condiciones ambientales del área.

Las vasijas, se encontraron agrupadas de dos a cuatro piezas ubicadas por lo general en

orden lineal en dirección N-S, a distancias que sugieren la existencia original de fosas

fúnebres, donde los cantaos habrían sido depositados a modo de ofrenda, asociadas en

algunos casos, también a escasas piedras de considerable tamaño, que pudieran haber sido

transportadas y emplazadas en el lugar, con el fin de demarcar los enterratorios.

5.2. Sitio Los Chilcos (350± 170 d.C.) (Adán y Reyes 2000):

El sitio se emplaza en la ribera norte del lago Calafquén, en la misma región de

emplazamiento del sitio Tipo Pitrén antes mencionado; particularmente en un sector de

lomajes, con poca inclinación, correspondiente a los faldeos del cerro Challupén, en su

ladera sureste y a una distancia de unos 200 m del Sitio Challupén, excavado por

Berdichewski y Calvo (1972-1973) y a unos 100 m del sitio Antilef-1 (Adán y Mera, 2000

Ms, citado por Adán y Reyes, 2000).

Cabe destacar que en esta área, la cordillera de Los Andes presenta elevaciones que no

superan los 2.000 m de altitud, por lo que se configura como una formación natural, que

facilita el tránsito entre ambas vertientes cordilleranas (Adán y Reyes, 2000).

En términos contextuales, en el cementerio Los Chilcos, se identificó un número de tres

fosas, a una profundidad que varía entre los 77 cm y 109 cm, en un nivel estratigráfico

correspondiente a un sedimento limo arcilloso y granuloso color café, en el que lograba

diferenciarse la delimitación de las fosas, debido a la manifestación de una matriz limo-

arcillosa, color café oscuro, suelto y muy orgánico que se extendía por unos 30 cm, hasta la

base del nivel de los entierros.

En una de las fosas, se evidenció la depositación intencional de 5 vasijas completas

posicionadas en hilera con una orientación de N-S, donde no se registraron restos óseos

humanos, pero que sugieren la orientación del cuerpo del individuo.

59

En una segunda fosa, que habría sufrido alteración postdepositacional por parte de los

lugareños, a partir de lo que se relata el hallazgo de 2 cantaros completos. De acuerdo a

estos antecedentes, el sector fue re-excavado por los investigadores identificando otras dos

piezas cerámicas, en asociación a restos dentales que sugieren la disposición de las vasijas,

junto al rostro de un individuo. Por su parte, la tercera fosa, arrojó el registro de una olla

ubicada a 15 cm hacia el oriente de una mandíbula humana en mal estado de conservación.

A partir de las vasijas recuperadas en el sitio, se realizó un análisis de contenidos vegetales,

evidenciándose restos de Chenopodium sp, Galium sp., Ciperácea, Gramíneas,

Leguminosas y restos de frutos. En cuanto a esto, destaca que los carporestos atribuidos a

Quenopodiácea, no poseerían los rasgos característicos de aquellas de carácter cultivables

(quínoa), tratándose posiblemente de algunas de las especies del género Chenopodium,

propias del sur de Chile como Ch. ambrosioides (Paico), Ch. pinnatisectum, Ch. andicola,

Ch. chilensis, Ch. álbum (Quinguilla), indicando por ende, que las especies que se lograron

identificar, indicarían el uso de los recursos vegetales característicos de su entorno y que

son, propios de estos paisajes (Quiroz y Belmar, 2000),

5.3. Sitio Licanco Chico (890±60 DC) (Ocampo et al., 2004; Ciprés Consultores, 2001):

Se emplaza en una suave ladera, ubicada en el Valle central correspondiente a la depresión

intermedia asociada al curso fluvial del río Cautín, área en la que destaca la presencia de

suaves pero extensos cordones montañosos, como el cerro Ñielol y el Conuhueno. El

paisaje está determinado por suaves colinas, correspondientes a las estribaciones de los

mismos cerros y lomas morreicas, con depósito de cenizas volcánicas, “Trumao”, producto

del arrastre durante el pleistoceno y holoceno por agentes naturales. (Ciprés Consultores,

2001).

Siguiendo a Donoso (1981), en términos florísticos el área estaría representada por la

región vegetal del Bosque Caducifolio, en su subregión del Llano, con la manifestación

predominante de los tipos forestales, Roble-Raulí-Coihue y Siempreverde, expresados

principalmente por especies como, Roble, Coihue, Laurel, Tepa, Olivillo, Peumo y

Avellano, interviniendo también algunas especies arbustivas que conforman el sotobosque

como Mayu, Maqui y Quila. En sectores más húmedos, el bosque se enriquece con Luma,

Pitra y densas asociaciones de Quila.

60

En términos contextuales, Licanco Chico, ocupa una superficie de 22x12 m y una

profundidad del depósito, que varía entre los 30 y 130 cm de profundidad, sin presentar

diferencias estratigráficas (Ocampo et al., 2001), determinada por una matriz roja, limo

arcillosa y de textura fina, correspondiente a los suelos de la serie Ñielol (Ciprés

Consultores, 2001).

Según el informe emitido por los investigadores, en este espacio se evidenció un número de

36 conjuntos discretos, algunos que se identificaron como tubas (n=16), con el

reconocimiento de 24 individuos, distribuidos en entierros simples y múltiples, mientras

que el resto de los conjuntos corresponden a conjuntos cerámicos sin osamentas llamados

“pozos ofrenda”, correspondientes a fosas alargadas y subcilíndricas de forma irregular,

con una matriz de color café oscuro que permitía delimitar la fosa del resto del sedimento

que caracterizaba la depositación estratigráfica natural del sitio.

Dentro del material artefactual, dominan principalmente las piezas cerámicas completas

(n=199), asociadas a los distintos conjuntos en un promedio de 5 piezas por cada uno, Sin

embargo, varios de los entierros, principalmente los asociados a restos óseos humanos

superan el número de 7 vasijas. En cuanto al material lítico, su presencia era bastante

inferior, no superando los veinte artefactos entre lascas, artefactos de molienda y cantos,

además de 2 pipas, 2 torteras y 4 casos de evidencias de quema asociadas a los depósitos.

Del total de conjuntos evidenciados por los investigadores, en el marco de esta

investigación, se seleccionaron los siguientes como parte de la muestra:

a) Conjunto 11: Corresponde a la tumba de un individuo adulto joven de sexo

masculino, enterrado decúbito lateral izquierdo, en orientación N-S, asociado a piezas

dentales correspondientes a un segundo individuo, los que yacen entre los cerámicos del

extremo sur de la fosa.

El ajuar funerario está compuesto por 14 ceramios, dispuestos en el lado este de la fosa.

b) Conjunto 12: Corresponde a la tumba de un individuo adulto joven de sexo

femenino, en posición de cúbito lateral derecho y orientación N-S, con el cráneo ubicado

hacia el sur y la mirada hacia el este. El ajuar funerario, se compone de 8 ceramios, entre

los que destaca un jarro asimétrico con decoración negativa radiada, además de 3 cantos

rodados y un fragmento de cerámica.

61

c) Conjunto17: Pozo ofrenda de forma subcilíndrica, de 45 cm de diámetro y 50 cm de

profundidad. Aquí no se registraron restos óseos humanos, evidenciándose 5 ceramios,

dispuestos en distintos niveles y 2 cantos rodados percutidos, depositados en el fondo de la

fosa.

5.4. Sitio Escuela de Collico 1 (960 d.C.) (Mera y Munita 2006):

Los antecedentes relatan que el sitio habría sido excavado por primera vez, el año 1995 por

el Fundador del Museo Municipal de Loncoche, producto de la construcción de la Capilla

de la localidad, donde se recuperó un número de 77 vasijas que fueron depositadas en el

Museo antes mencionado. El estudio de las colecciones cerámicas, efectuado en el marco

del proyecto Fondecyt 1440326, incentivó a la identificación del sitio y la proyección de

una excavación del mismo.

El sitio se emplaza en la localidad de La Paz, en una cota de 93 msnm, en la ladera de

exposición norte de uno de los cerros que conforman el Valle del río Collico, tributario del

Cruces, sección media de la Cuenca de Valdivia (Mera & Munita, 2006). Según Adán et

al., (2007).

Este sector correspondiente a la porción septentrional y montañosa de la cuenca, se

encuentra dominada geomorfológicamente por la formación del cordón Mahuidanche-

Lastarria, en un área distanciada de los grandes cursos fluviales que delimitan la cuenca

interior, denominada depresión occidental o cuenca "San José-Cruces", la cual se conforma

como un plano depositacional extenso, relativamente bajo y afectado por una tectónica de

hundimiento, que ha sido cubierto por depósitos volcánicos, correspondientes al período

post-glacial.

En el área de emplazamiento del sitio, se configuran las regiones Vegetales del Bosque

Caducifolio y Laurifolio, que de acuerdo a Donoso (1981), estaría representado

principalmente, por los tipos forestales Roble-Raulí-Coihue y Siempreverde,

manifestándose una composición florística dominada principalmente, por especies del

género Nothofagus, como el Raulí y Roble, además del Laurel y Lingue acompañados de

Ulmo, Olivillo y Avellano. Mientras que en otros sectores, se observa un aumento de

diversidad florística evidenciándose, Tineos, Tepa, Luma, Canelo y Tiacas, acompañado de

un componente arbustivo, definido por Quila, Tepú, Quicha y otras Mirtaceas.

62

En términos contextuales, el sitio presentaría una ocupación bicomponente, correspondiente

a un cementerio de adscripción alfarera temprana, asociada a un asentamiento a cielo

abierto del Período alfarero Tardío (Mera y Munita, 2006). En lo que nos concierne, la

excavación del componente temprano, resultó en el reconocimiento de 4 rasgos fúnebres,

depositados entre 50 y 70 cm de profundidad, cuyas fosas presentaban una matriz de

textura, color y sedimentología distinta al nivel estratigráfico circundante, representado por

un sedimento de textura limo-arcillosa con arena fina, de color café rojizo anaranjado,

estéril en la presencia de materiales culturales, salvo en los sectores en los que se distingue

la remoción del terreno producto de los entierros.

Del contexto fúnebre, se recuperó un total de 11 vasijas en asociación a fragmentos de

esquisto no modificados y distintos eventos de quema en la mayor parte de las fosas,

además de un posible piso habitacional, reconocido por un fragmento de mano de moler y

un manchón de color café violáceo, compuesto de varios restos de carbón de gran tamaño,

un fragmento cerámico.

Del total de conjuntos evidenciados por los investigadores, en el marco de la presente

investigación, se seleccionaron como parte de la muestra los siguientes rasgos:

a) Tumba 1: fosa de forma subcircular, definida por sedimentos arenosos no

compactos, con contenido orgánico y de coloración oscura, que se representaba entre los 60

y 90 cm de profundidad. En este rasgo, se recuperaron 3 vasijas completas, un fragmento

de esquisto micáceo, asociados a dos piezas dentales y abundantes espículas de carbón.

b) Tumba 2: fosa de forma subovalada, con un eje de orientación N-S, definida por un

sedimento de textura arenosa y orgánica suelta, que comienza de manifestarse a los 35 cm

de profundidad, donde se identificaron las ofrendas consistentes en 4 vasijas completas, una

lasca espesa de andesita y 2 fragmentos pequeños de esquisto micáceo, todas depositadas

en la base del rasgo, a los 50 cm).

63

CAPITULO 6

RESULTADOS

6.1. Caracterización general de la manifestación de improntas de hojas en las vasijas

estudiadas.

Las impresiones foliares estudiadas se manifestaron en el soporte material de las 44 vasijas

que integraron la muestra cerámica analizada, las cuales responden en términos

morfofuncionales a botellas (9,1%), tazas (11,4%), cuencos (4,5%), ollas (18,2%), jarros

simétricos (50%) y asimétricos (6,8%), tal como se presenta en la Tabla 8.

La totalidad de las piezas sometidas al estudio, independiente de su morfotipo, presentaron

improntas de hojas en su superficie exterior, reconociéndose un promedio de 21

impresiones foliares externas por vasijas, aunque los rangos de frecuencia entre las piezas

variaban entre 5 y 54 improntas por pieza.

Una situación similar presentó la expresión de este rasgo en las paredes interiores de las

piezas; en la mayor parte del conjunto se logró reconocer su presencia de manera

independiente de la categoría formal de la vasija, salvo en el caso de una taza proveniente

del sitio Los Chilcos, donde no fue factible identificar impronta alguna, en esta superficie.

Esta manifestación en la superficie interior de las piezas estudiadas, no presentó mayor

variación en términos de frecuencia respecto a las evidenciadas en la cara externa,

representando en concreto el 40% del total de las impresiones foliares registradas, con un

promedio de 14 especímenes por vasija y con una representación que distó entre 0 y 40

improntas.

Otro elemento interesante a considerar, es la expresión conjunta de improntas de hojas en

negativo con manifestaciones decorativas formales identificadas en el caso de 5 piezas

registradas en los sitios Pitrén (n=1) y Licanco Chico (n=4); entre las cuales, tal como se

presenta en la Tabla 9, se evidenciaron las modalidades de decoración por modelado, líneas

incisas en el cuello y llamando especialmente la atención, el caso de un jarro asimétrico

proveniente del último sitio mencionado, el cual presentó la técnica negativa por diseños

64

geométricos en asociación a impresiones foliares tanto en la cara interior como exterior de

la pieza (Figura 9).

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

Los Chicos Pitrén

Licanco

Chico

Escuela de

Collico 1 TOTAL

(n) % (n) % (n) % (n) % (n) %

TIP

OS C

ER

ÁM

ICO

S

Botellas 1 20 1 9,1 2 9,5 0 0,0 4 9,1

Cuencos 0 0 1 9,1 0 0,0 1 14,3 2 4,5

Jarros asimétricos 0 0 1 9,1 2 9,5 0 0,0 3 6,8

Jarros simétricos 3 60 5 45,5 11 52,4 3 42,9 22 50,0

Ollas 0 0 3 27,3 3 14,3 2 28,6 8 18,2

Tazas 1 20 0 0,0 3 14,3 1 14,3 5 11,4

TOTAL 5 100 11 100 21 100 7 100 44 100

Tabla 8: Categorías morfofuncionales de las vasijas con improntas de hojas en negativo que componen la muestra estudiada.

Figura 9: Jarro asimétrico procedente del sitio Licanco Chico, el cual presenta la

expresión conjunta de impresiones foliares y decoración mediante técnica negativa

con diseños geométricos. a) Vista lateral de la pieza, se observa sus características

formales; b) sección trasera de la pieza, se distingue la presencia de negativos

lineales convergentes; c) sección frontal de la pieza, se reconocen algunas de las

impresiones foliares que presenta la vasija.

65

De acuerdo a lo anterior, la presencia de improntas de hojas en negativo en la muestra

estudiada, confirma la idea de la amplia expresión de este rasgo en la alfarería,

manifestando además el hecho de que ésta no se reduce a determinados tipos formales, o

tan sólo a piezas monócromas. Constituyéndose en consecuencia, como una amplia fuente

de registro de los restos vegetales empleados por las poblaciones Pitrén y por ende, como

elementos potencialmente aptos para el desarrollo de estudios arqueobotánico.

6.2. Evaluación del potencial de estudio de las improntas de hojas en la alfarería como

material arqueobotánico.

El registro de las improntas en las vasijas estudiadas, dirigido a la caracterización de los

individuos, en cuanto a su calidad y potencial identificatorio, permitió reconocer a simple

vista, en el conjunto de piezas un total de 1.545 impresiones foliares, de las cuales 926

corresponden a improntas manifestadas la superficie exterior y 619 en el interior de las

vasijas (ver Tabla 2).

En general el conjunto de improntas, manifiesta una importante variabilidad en cuanto a la

nitidez de las mismas, elemento que influye directamente en la factibilidad del

DECORACIÓN CERÁMICA

Modelada

Línea

incisa

Negativo

geométrico

Total

piezas

decoradas

Sin

decoración

TOTAL

PIEZA

S

(n) % (n) % (n) % (n) % (n) % (n)

TIP

OS

CE

MIC

OS

Botellas 0 0,0 1 25,0 0 0,0 1 25,0 3 75 4

Cuencos 0 0,0 0 0,0 0 0,0 0 0,0 2 100 2

Jarros

asimétricos 3 100,

0 0 0,0 1 33,3 3 100 0 0 3

Jarros simétricos 1 4,5 1 4,5 0 0,0 1 4,5 21 95 22

Ollas 0 0,0 0 0,0 0 0,0 0 0 8 100 8

Tazas 0 0,0 0 0,0 0 0,0 0 0 5 100 5

TOTAL 4 9,1 2 4,5 1 2,3 5 11,4 39 89 44

Tabla 9: Técnicas decorativas asociadas a la manifestación de improntas de hojas en negativo en las vasijas

estudiadas.

66

reconocimiento de su presencia y por ende, en el adecuado registro de sus atributos

morfométricos, que hicieran posible su atribución taxonómica.

6.2.1. Factibilidad de registro de atributos morfométricos

Superficie exterior

Nitidez

Las improntas de hojas emplazadas en la superficie exterior de las vasijas estudiadas,

evidencian una distribución relativamente homogénea en términos porcentuales de los

niveles de nitidez (Gráfico 3), que facilitan o dificultan la visibilidad del componente

arqueobotánico.

Se reconoce un patrón común en las vasijas de los sitios Escuela de Collico 1, Pitrén y

Licanco Chico, determinado por la abundancia de improntas de hojas con una baja nitidez,

que varía entre un 61% y un 71% de las muestras, mientras que por su parte en el sitio Los

Chilcos, esta situación es menor, pues las improntas con bajo nivel de nitidez no

sobrepasan el 44% de las muestras.

De esta manera, el 63% de las improntas de hojas evidenciadas en el conjunto total de las

vasijas estudiadas, no presentarían niveles de visibilidad suficientes para su determinación

identitaria en términos taxonómicos, debido a que su empleo estaría condicionando su

potencial de uso como material de estudio arqueobotánico.

Pese a esto, existe un componente muestral del 38% registrado en el conjunto de vasijas

estudiadas, que presentan características de nitidez con niveles medio y alto, cuya mayor

parte de sus rasgos anatómicos, son potencialmente registrables en función de su

determinación taxonómica, lo que se establece como una ventaja favorable para el

desarrollo de este tipo de estudios, tales que permitan la identificación de especies

manifestadas por medio de sus especímenes foliares en la alfarería Pitrén y los necesarios

acercamientos interpretativos.

67

Factores que influyen en la disminución del potencial identificatorio (exterior).

La nitidez de las improntas como elemento fundamental para el óptimo registro

morfométrico de los rasgos foliares y en consecuencia para el reconocimiento e

identificación taxonómica de los mismos, está determinada por una serie de factores que

dificultan su visibilidad y accesibilidad (Tabla 10).

Estos factores serían producto de fenómenos asociados, tanto al proceso de

manufacturación propia de la vasija como determinante de la morfología misma de la pieza,

del proceso tecnológico asociado a la configuración del negativo de la hoja y del estado de

conservación en el que se encuentra la pieza. Los que constituyen en consecuencia los

elementos condicionantes en el resultado de la calidad del negativo:

a) Superposición de improntas:

Este fenómeno podría estar asociado al proceso de configuración de los negativos sobre la

pieza, en el momento de exposición de la misma a una atmósfera de tipo reductora,

14% 9% 5% 3% 42% 25% 24%

33% 44%

66%

71%

61%

020406080

100120140160180200220240260280300320340360380400420

Los Chilcos Collico 1 Pitrén Licanco chico

(N)

iMP

RO

NTA

S

SITIOS

NITIDEZ Improntas de hojas, superficie exterior

Baja

Media

Alta

Gráfico 3: Niveles de nitidez de las improntas de la superficie exterior por sitio.

68

causante del oscurecimiento de las superficies de la vasija. Entonces, las paredes de las

piezas pueden haber estado en contacto con restos vegetales, en este caso hojas, que

quedarían impresas en las paredes, debido a que su presencia cumpliría la función de

cubierta protectora, dejando el área libre del monóxido de carbono.

En muchos casos, la distribución de las hojas parecen estar dispuestas de manera aleatoria,

provocando que en ocasiones los especímenes foliares quedaran superpuestos, unos con

otros, impidiendo que visualmente sea difícil distinguir los límites entre una y otra hoja

(Figura 10-A).

En el caso de las vasijas estudiadas, este fenómeno se expresa como condicionante en la

mayor parte de los casos, correspondiente a un 72% del total muestras, independiente de los

grados de nitidez.

b) Coloración o contraste:

De la misma forma que el factor anterior, la coloración estaría determinada por el proceso

de configuración del negativo sobre la pieza, ante la exposición de la misma a una

atmosfera reductora. Sin embargo, más allá del emplazamiento de las hojas como material

protector temporario, la condicionante establecida como coloración estaría relacionada con

la intensidad con la que el monóxido de carbono se impregnó en las paredes y la calidad de

la hoja como cubierta protectora.

Un 81% de las improntas registradas en la totalidad de las vasijas estudiadas, evidencian

que su nitidez está influenciada por este fenómeno, es decir, que presentan cierto grado de

dificultad para su reconocimiento, por existencia de un bajo contraste en la configuración

figura-fondo; aspecto que se ve agudizado principalmente en vasijas con una nitidez baja y

media (Figura 10 -B).

69

A B

c) Impronta incompleta por fractura de la pieza:

Fenómeno asociado fundamentalmente, al estado de conservación de las vasijas y la

imposibilidad de registrar la totalidad de los atributos morfométricos de las hojas, debido a

la ausencia de parte de la vasija en sectores donde se habría impreso especímenes foliares.

Esta situación es observada en un 13% de la totalidad de las muestras, fundamentalmente

en improntas categorizadas según su nitidez principalmente en un nivel bajo (20%) y en

menor medida medio (0,7%), hecho directamente relacionado con la factibilidad de su

registro.

d) Impronta incompleta por anatomía propia de la pieza:

El emplazamiento de la impronta en la vasija, se manifiesta como determinante de la

nitidez de la misma y la factibilidad de su respectivo registro morfométrico, en casos

cuando la impronta se ubica en sectores donde se interrumpe la superficie de la vasija por

las características anatómicas de la misma.

Esta situación se presenta fundamentalmente en bordes, asas y bases, donde la hoja

sobrepasa los límites de la pieza, por ejemplo en casos donde la hoja es de una dimensión

mayor que el ancho del asa.

En las vasijas estudiadas, este fenómeno se observa en un 14% de las muestras,

representado casi exclusivamente en muestras con nivel de nitidez bajo (22%) y con una

Figura 10: Factores que afectan la nitidez de las improntas. (A) Se evidencia una superficie cubierta por impresiones foliares con distintos grados de nitidez, que presentan una clara superposición de los

individuos y variaciones en la coloración pieza-hoja; (B) se evidencia una impronta de hoja con un

nivel de nitidez muy bajo, afectada por factores de coloración y erosión de la superficie.

70

mínima manifestación en improntas con una nitidez media (0,4%) que, al igual que en el

factor anterior, presenta estrecha relación con la factibilidad del registro.

e) Ubicación de la impronta en punto de inflexión:

La factibilidad del registro morfométrico de la impronta, se complejiza en casos cuando la

impronta, si bien se observa completamente, su ubicación se establece en puntos de

inflexión de la pieza, tales como las intersecciones cuello-cuerpo, cuerpo-base, cuello o

cuerpo-asa, etc. debido a que existe una notoria alteración visual de la forma de la hoja a

causa de la curvatura, lo que dificulta además el óptimo registro métrico.

Este factor fue identificado en un 8% del total de las muestras, concentrándose

principalmente en improntas categorizadas con un grado de nitidez bajo (11%) y en

frecuencias porcentuales mucho menores para los casos categorizados en niveles medios y

altos con un 2% y un 4% respectivamente.

Cabe destacar que este problema, se establece a una escala mucho más amplia, si se

considera que la curvatura misma de las paredes de las vasijas, son un factor de alteración

por sí mismo, si bien la notoriedad de ésta, es mucho menor que en los casos en que la

impronta se ubica en un punto de inflexión, es necesario precisar, para éste estudio, que no

es lo mismo registrar especímenes foliares en una superficie con algún grado de curvatura

que aquellas completamente planas, como es el caso del trabajo con la muestra de

referencia, en el que fueron medidos los atributos morfológicos a partir de hojas prensadas

para su conservación en herbarios.

f) Erosión de la superficie de la pieza:

El estado de la pieza, en cuanto a la existencia de desgaste o erosión de sus superficies, se

presenta como un factor determinante en la distinción de las improntas, como una de las

causantes de la disminución de la nitidez de las impresiones.

La erosión de la pieza en algunos casos, resulta del desprendimiento de material de las

superficies, impidiendo la observación de los rasgos que la conformaban originalmente.

Esta situación fue evidenciada en un 28% de las muestras registradas y presente en los tres

niveles de nitidez, pero con una distribución porcentual que predomina en improntas con

71

nitidez baja y media, representándose con 27% y 32% respectivamente y decrece en

improntas con una nitidez alta con un 19%.

FACTORES INFLUYENTES EN LA NITIDEZ

NITIDEZ

Super

posi

ción d

e

impro

nta

s

Colo

raci

ón d

e la

super

fici

e

Impro

nta

inco

mple

ta

(Fra

ctura

)

Impro

nta

inco

mple

ta

(anat

om

ía d

e la

pie

za)

ubic

ació

n e

n p

unto

de

infl

exió

n

Ero

sión s

uper

fici

e

TO

TA

L M

UE

ST

RA

S

(f) % (f) % (f) % (f) % (f) % (f) % (N)

SIT

IOS

AR

QU

EO

GIC

OS

LO

S C

HIL

CO

S

Alta 11 79 8 57 0 0 0 0 0 0 0 0 14

Media 29 64 26 58 2 4 1 2 2 4 0 0 45

Baja 39 83 41 87 10 21 13 28 4 9 5 11 47

TOTAL 79 75 75 71 12 11 14 13 6 6 5 5 106

ES

CU

EL

A D

E

CO

LL

ICO

1

Alta 10 67 13 87 0 0 0 0 3 20 5 33 15

Media 30 68 40 91 0 0 1 2 3 7 8 18 44

Baja 96 83 106

91 19 16 21 18 15 13 27 23 116

TOTAL 136

78 159

91 19 11 22 13 21 12 40 23 175

PIT

N

Alta 12 86 9 64 0 0 0 0 1 7 0 0 14

Media 45 74 42 69 0 0 0 0 0 0 3 5 61

Baja 125

69 143

79 44 24 17 9 12 7 15 8 182

TOTAL 182

71 194

75 44 17 17 7 13 5 18 7 257

LIC

AN

CO

CH

ICO

alta 3 12 11 44 0 0 0 0 0 0 8 32 25

media 71 56 98 77 0 0 0 0 0 0 77 61 127

baja 198

84 190

81 43 18 51 22 34 14 107 45 236

TOTAL 27

2 70

29

9 77 43 11 51 13 34 9 192 49 388

TOTAL

GENERAL

66

9 72

72

7 79

11

8 13

10

4 11 74 8 255 28 926

Tabla 10: frecuencias de los factores influyentes en la disminución nitidez de las improntas en las

vasijas (superficie exterior).

72

44%

49% 32% 22% 30%

25%

36% 28%

26%

26%

32%

50%

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

200

220

240

260

Los Chicos Collico 1 Pitrén Licanco Chico

(N)

IMP

RO

NTA

S

SITIOS

NITIDEZ Improntas de hojas, superficie interior

Baja

Media

Alta

Superficie interior

Nitidez:

Las improntas de hojas evidenciadas en la superficie interior de las vasijas estudiadas

(Gráfico 4), manifestaron niveles de nitidez, categorizados principalmente en las escalas

media y alta en todos los sitios (63%). Los porcentajes de improntas asociadas a estos

niveles, poseen una distribución homogénea en los sitios Escuela de Collico-1 y Los

Chilcos, dado que los conjuntos de ambos componentes de impresiones foliares,

presentaron respectivamente un 74% de especímenes con niveles de nitidez medio o alto.

Este aspecto disminuye paulatinamente en el sitio Pitrén con un 68% y se agudiza en las

improntas de las piezas de Licanco Chico, las que alcanzan sólo un 48% de niveles de

nitidez, que otorgarían un potencial identificatorio apto para el buen registro de las

características anatómicas de los especímenes foliares. Lo que en consecuencia indica, que

parte importante de las muestras evidenciadas en las caras internas de las piezas, presentan

condiciones que las hacen potencialmente identificables en términos taxonómicos.

Gráfico 4: Niveles de nitidez de las improntas de la superficie interior por sitio.

73

Factores que influyen en la disminución del potencial identificatorio (interior).

Si bien las improntas de hojas evidenciadas en la superficie interior de las vasijas

estudiadas presentan un importante potencial de identificación taxonómica, de acuerdo a los

niveles de nitidez que presentan las muestras, su registro se ve afectado fundamentalmente

por la ubicación de la impronta en la pieza, estableciéndose como la principal

condicionante para su estudio.

El emplazamiento de la impronta en las paredes internas de las vasijas, enfrenta al

investigador a la imposibilidad del debido registro métrico, a causa de la inaccesibilidad de

los instrumentos utilizados para el mismo, lo que se suma a que en muchos casos, la

escasez de luminosidad en el interior de la pieza reduce las condiciones de visibilidad de las

impresiones, elemento fundamental para el reconocimiento de las características formales

de los especímenes foliares.

En este sentido, factores como la erosión de la superficie interna de la pieza, la coloración,

la superposición de improntas, etc., pasarían a un segundo plano.

En base a esto, las improntas foliares manifestadas en la superficie interior de las piezas

analizadas, debieron ser descartadas del análisis dirigido a la determinación taxonómica,

dada la imposibilidad del adecuado registro de los caracteres morfométrico de los

especímenes foliares, al igual que el 62% de las impresiones de hojas evidenciadas en la

superficie exterior de las piezas, que presentaron bajos niveles de nitidez y que por ende no

hicieron factible el reconocimiento de los atributos morfométricos necesarios para su

identificación.

De acuerdo al análisis de evaluación de la calidad y potencial identificatorio de los

especímenes foliares impresos en las piezas estudiadas, se reconoció un total de 352

improntas de hojas potencialmente identificables, correspondientes a aquellas, cuyos rasgos

morfométricos pudieron ser registrados.

74

6.3. Identificación taxonómica de los especímenes foliares

6.3.1. Segregación de la muestra

Tras la evaluación del potencial de identificación de los especímenes foliares impresos en

la alfarería y consecuente determinación del componente muestral arqueológico factible de

ser asociado taxonómicamente a la muestra de referencia, mediante la comparación de sus

atributos morfométricos, se procedió al sometimiento de ambos tipos de muestras al

proceso de segregación, descrito previamente en la sección 4.3.1.

Por medio de la operativización de esta primera etapa del análisis -previa a la

determinación taxonómica misma-, se establecieron agrupaciones de acuerdo a criterios de

correspondencia morfotípica y morfométrica, entre los especímenes foliares arqueológicos

y botánicos actuales, asociando cada individuo evidenciado en las vasijas, a todas las

especies con las que se compartían criterios generales en cuanto a forma y tamaño.

A partir de esto, se obtuvo como resultado inicial, el establecimiento de conjuntos de

correspondencia formal de cada muestra arqueológica con hasta 7 especies de la muestra de

referencia, las que se presentan en consecuencia, como una serie de posibilidades de

atribución taxonómica a los individuos de origen arqueológico.

Del establecimiento de estas asociaciones preliminares (Tabla 11), se desprende una

correlación formal evidenciada entre las muestras botánica y arqueológica, que resulta

bastante diversa en cuanto a las posibilidades de asignación taxonómica que adquiere cada

una de las improntas. Esto responde a lo esperado respecto a la definición de morfotipos,

otorgada previamente, y la que en si misma otorgó como objetivo a este análisis, el

establecimiento de la agrupación de individuos de acuerdo a sus características

morfotípicas y de tamaño, con el fin de reconocer patrones formales entre las muestras que

permitieran discriminar aquellas que distasen radicalmente a aquellas presentes en la

muestra arqueológica. Por consiguiente, es necesario recordar que este acercamiento se

configura sólo como un primer paso en la aproximación de la determinación taxonómica de

los especímenes foliares impresos en la alfarería Pitrén y no se constituyen como las

identificaciones mismas.

75

En consecuencia del análisis realizado, fue posible acotar la muestra de referencia botánica

de 76 a 28 especies, las cuales se reconocieron como potencialmente asignables en términos

taxonómicos a los especímenes arqueológicos impresos, de acuerdo a la existencia de

patrones de similitud en términos de los morfotípicos y morfométricos entre los

componentes muestrales botánicos y arqueológicos.

De lo anterior llama la atención que las especies que mostraron correspondencia formal a la

muestra arqueológica, se constituyen todas como plantas leñosas de tipo arbóreo o

arbustivo, descartándose todas las correspondientes a rastreras, trepadoras, helechos,

herbáceas y bambuáceas contenidas en la muestra, sumadas a algunos otros arbustos y

árboles.

76

ASOCIACIÓN ENTRE MUESTRAS POR POTENCIAL CORRESPONDENCIA TAXONÓMICA

MUESTRA BOTÁNICA MUESTRA ARQUEOLÓGICA

FAMILIA NOMBRE CIENTÍFICO NOMBRE COMÚN

(f) frecuencia individuos potencialmente

asignables

% del total de la muestra

Aextoxicaceae Aextoxicon punctatum Olivillo 51 14,5

Berberidaceae

Berberis congestiflora Michay 161 45,7

Berberis darwini Calafate 13 3,7

Eleocarpaceae

Aristotelia chilensis Maqui 34 9,7

Crinodendron patagua Patagua 54 15,3

Eucryphiaceae

Eucryphia cordifolia Ulmo 92 26,1

Eucryphia glutinosa Guindo Santo 10 2,8

Fabaceae Sophora microphylla Pelú 2 0,6

Flacourtiaceae

Azara celastrina Lilén 92 26,1

Azara dentata Corcolén 19 5,4

Lauraceae

Cryptocarya alba Peumo 60 17,0

Persea lingue Lingue 41 11,6

Monimiaceae

Laurelia philippiana Tepa 1 0,3

Laurelia sempevirens Laurel 1 0,3

Peumus boldus Boldo 15 4,3

Myrtaceae

Luma apiculata Arrayán 22 6,3

Myrceugenia obtusa Rarán 22 6,3

Nothofagaceae

Nothofagus alpina Raulí 43 12,2

Nothofagus antárctica Ñirre 60 17,0

Nothofagus dombeyi Coihue 22 6,3

Nothofagus pumilio Lenga 69 19,6

Nothofagus glauca Hualo 66 18,8

Nothofagus nítida Coihue de Chiloé 12 3,4

Nothofagus oblicua Roble 25 7,1

Proteaceae Gevuina avellana Avellano 99 28,1

Rosaceae Quillaja saponaria Quillay 13 3,7

Solanaceae Solanun lugustrinum Natre 20 5,7

Winteraceae Drimys winteri Canelo 26 7,4

NO ASIGNADAS 13 3,7

TOTAL POSIBILIDADES 28 taxas 339 individuos 96,3

Tabla 11: Especies botánicas asociadas como posibilidades de atribución taxonómica de los especímenes foliares

de origen arqueológico, de acuerdo a prueba de segregación de las muestras según criterios generales de forma y tamaño.

77

6.3.2. Identificación y nivel de determinación por valores de similitud (δ) y rangos de

cercanía.

De acuerdo a las posibilidades de atribución taxonómica presentadas anteriormente, se

desarrolló un análisis estadístico de tipo correlacional y multivariado, considerando los

coeficientes de relación morfométrica, que definieron en términos de valores las

características morfométricas de los especímenes foliares estudiados (Ver sección 4.4.:

Determinación identitaria de los especímenes foliares).

A este análisis, fue sometida la totalidad de las muestras arqueológicas que evidenciaron la

factibilidad de ser identificadas, a partir de los procedimientos previos (n=339), junto a la

totalidad de especímenes que componen la muestra de referencia botánica que se ajustaron

a las características morfotípicas de las impresiones foliares (28 taxas, ver Tabla 11).

A partir de esto, fue posible determinar la existencia de distintos niveles de correspondencia

entre los componentes de ambas muestras, que permiten sugerir la identidad taxonómica de

un total de 265 individuos impresos en las vasijas estudiadas, correspondiente al 78% de las

muestras sometidas al análisis de identificación (Tabla 12), reconociéndose en concreto, la

manifestación de 9 taxas impresas en la alfarería.

De lo anterior, cabe destacar que un 95,5% de las muestras analizadas, presentaron valores

de similitud (δ) con determinadas especies de la muestra de referencia botánica, que las

estecen en un rango de cercanía medio o alto, lo que significa que las semejanzas en

términos morfométricos entre las muestras, sugieren la existencia de filiación parental entre

las mismas y permiten desprender la identidad taxonómica de los especímenes impresos de

manera bastante confiable.

Por su parte, solo el 4,5 de las improntas de hojas, presentaron valores de similitud (δ) que

se establecen en rangos de cercanía bajos, por ende cercanos al límite de descarte, lo que

obliga a tomar estas atribuciones taxonómicas con cierta precaución. Lo mismo ocurre con

algunas muestras que a pesar de presentar una cercanía establecida en un rango medio,

manifiestan paralelamente niveles de similitud cercanos entre más de una especie (Tabla

13).

78

MUESTRA BOTÁNICA MUESTRA ARQUEOLÓGICA

ESPECIE ASOCIADAS Individuos arqueológicos asociados

RANGOS DE CERCANÍA

Alto Medio Bajo

Familia Especie (n) % (n) δ mín. δ

máx. (n) δ mín. δ

máx. (n) δ mín. δ

máx.

Aextoxicaceae A. punctatum (Olivillo) 23 8,7 23 0 0,97

TOTAL 23 8,7 23 0 0,97

Lauraceae C. Alba (Peumo) 10 3,8 8 0 0,8 2 1,08 1,17

TOTAL 10 3,8 8 0 0,8 2 1,08 1,17

Elaeocarpaceae C. Patagua (Patagua)* 4 1,5

4 1,4 1,8

TOTAL 4 1,5

4 1,4 1,8

Eucryphiaceae E. cordifolia (Ulmo) 68 25,7 5 0,12 0,98 63 1,23 1,98

TOTAL 68 25,7 5 0,12 0,98 63 1,23 1,98

Myrtaceae L. apiculata (Arrayán) 21 7,9 17 0 0,6 4 1,04 1,5

TOTAL 21 7,9 17 0 0,6 4 1,04 1,5

Monimiaceae

L. philippiana (Tepa) 1 0,4 1 0,05 0,05

P boldus (Boldo) 12 4,5

12 2,23 2,38

TOTAL 13 4,9 1 0,5 0,5

12 2,23 2,38

Nothofagaceae

N. antárctica (Ñirre)* 21 7,9

21 1,18 1,76

N. glauca (Hualo) * 34 12,8 8 0,12 0,89 26 1,07 1,66

N. oblicua (Roble)* 2 0,8

2 1,36 1,69

N. pumilio (Lenga)* 67 25,3

67 1,06 1,71

TOTAL 124 46,8 8 0,12 0,89 116 1,06 1,76

Fabaceae S. microphylla (Pelú) 2 0,8 2 0,04 0,1

TOTAL 2 0,8 2 0,04 0,1

TOTAL IDENTIFICADAS 265 78,2 64 189 12

No Identificadas 74 21,8

TOTAL GENERAL 339 100

*Los especímenes foliares asignados a estas especies, presentan niveles valores de similitud con otros componentes de la muestra botánica a los que también pueden ser asignables (Tabla 13)

ESPECIE PRIMARIA OTRAS ASOCIACIONES

Especie (n) individuos arqueológicos asociados

RANGOS DE CERCANÍA Especie

(n) individuos arqueológicos asociados

RANGOS DE CERCANÍA

δ mín. δ máx. Rango δ mín. δ máx. Rango

C. patagua 4 1,4 1,8 Medio N. antárctica 4 1,83 1,9 Medio

N. glauca 26 1,07 1,66 Medio N. antárctica 18 1,37 1,82 Medio

Medio N. pumilio 21 1,7 1,98 Medio

N. oblicua 2 1,36 1,69 Medio N. antárctica 2 1,41 1,74 Medio

Medio N. dombeyi 2 1,57 1,89 Medio

N. pumilio 67 1,06 1,71 Medio N. antárctica 14 1,42 1,68 Medio

Medio N glauca 34 1,49 2 Medio

Tabla 12: Rangos de cercanía y valores de similitud, entre muestras asociadas taxonómicamente.

Tabla 13: Otras asociaciones establecidas entre las muestra en segundo nivel de cercanía.

79

La distribución de los individuos asignados taxonómicamente, evidencia una

preponderancia importante de especímenes pertenecientes a la familia Nothofagaceae, la

cual representa un 47% del total de las muestras identificadas. Las especies asociadas a esta

familia se establecen en rangos de cercanía categorizados desde medio a alto, por ende es

bastante factible proponer que su asignación al género Nothofagus es correcta, lo que es

reafirmado por la existencia de correspondencias cercanas entre individuos de la muestra

arqueológica con otros componentes botánicos pertenecientes al mismo género (Tabla 13-

Ver Figura Anexo 3-1).

Este mismo hecho, permite dudar de la asignación de 4 especímenes a Crinodendron

patagua (Patagua), debido a que los valores de similitud que se establecen entre las

muestras arqueológicas y la especie, prácticamente se superponen con los valores que

presenta la correlación de estos especímenes arqueológicos con Nothofagus antárctica

(Ñirre). Si bien, la morfología foliar de ambas especies es distinta, principalmente en

aspectos de tamaño y forma de borde; es factible suponer que la cercanía morfométrica

establecida entre las muestras, corresponde en primer lugar, a la escasa definición del borde

que permitió clasificarlas sólo como S (dentadas), sin poder establecer el detalle de la

existencia o no, de lobulaciones en el margen, elemento distintivo para definir con certeza

si se trata de Nothofagus Antárctica (Ver Figura Anexo 3-2).

Un segundo aspecto que podría influir en la cercanía de los especímenes, sería la selección

de la muestra de referencia, dada la utilización de extremos de variación morfológica y un

número reducido de ejemplares, elemento que si bien permite conocer la variabilidad de la

especie, no hace factible establecer estadísticamente cuál es el comportamiento promedio

de forma de la hoja.

En este sentido, y dada la importante cercanía entre los distintos componentes del mismo

género con las muestras arqueológicas estudiadas, se optó por asignar taxonómicamente a

los especímenes en un margen de atribución al género Nothofagus, debido a que si bien

existe correlación con determinadas especies del género, se requiere análisis adicional para

confirmar que la asignación precisa una u otra taxa del género. Por lo tanto, para su

80

tratamiento en este estudio, se acude a la nomenclatura botánica7, destinada a indicar

identificaciones que pudiesen ser discutibles o dudosas y que por lo tanto, requieren del

desarrollo de nuevos análisis para su precisión.

Continuando con las asignaciones taxonómicas resultantes de los análisis realizados, se

evidencia que la segunda familia con mayor representación en la muestra arqueológica,

corresponde a Eucryphiaceae, manifestada en un 25,7% de las muestras identificadas, por

medio de ejemplares atribuidos a Eucryphia cordifolia, cuyos valores de cercanía entre las

muestras reconocidos varían en los rangos alto y medio, lo que permite verificar su

presencia en la alfarería con bastante certeza.

A lo anterior se suma que en términos morfológicos, el Ulmo, se distingue claramente de

las otras especies representadas debido a los caracteres propios que los definen como

especie, tales como su tamaño, bordes marcadamente aserrados y base cordada; lo que en

definitiva facilitó la atribución de los especímenes foliares impresos correspondientes a esta

taxa (Ver Figura Anexo 3-3).

Las frecuencias de especies atribuidas a otros restos foliares, disminuye en la

representación manifestada en las vasijas estudiada, sin embargo muestran un alto grado de

cercanía fundamentalmente en las muestras asociadas taxonómicamente a Aextoxicon

punctatum, Sophora microphylla y Laurelia philippiana, correspondientes al 8,7%, 0,8% y

0,4% respectivamente, del total de las muestras identificadas.

Al respecto del Olivillo (Aextoxicon punctatum), no es raro pensar que el grado de cercanía

que alcanzó la atribución taxonómica de esta especie, al igual que su alta presencia de

representación esté asociada fundamentalmente a la cualidad que poseen sus órganos

7 aff.: abreviatura. del epíteto “affinis”, indica que la muestra es similar a determinada especie, pero se duda

que corresponda a esta (p.e. aff. Crinodendron patagua); cf.: abreviatura del epíteto “confer o confrontar

con…”, establece que es probable que la muestra corresponda a la especie o género determinado al que se le

antepone la nomenclatura, sin embargo no hay certeza de que la asignación sea inequívoca (p.e. cf.

Nothofagus cf. Oblicua o cf. Nothofagus Oblicua ); sp. ó spp. atribuye un resto a un género determinado,

pudiendo corresponder a una o varias especies del mismo (p.e.: Nothofagus s.p.).

81

foliares, en cuanto a la dureza de sus hojas que hipotéticamente funcionarían como una

mejor cubierta protectora que otras de láminas más delgadas (Ver Figura Anexo 3-4).

Llama la atención esta escasez de muestras asociadas a Sophora microphilla (Pelú), lo que

lleva a pensar que posiblemente, un factor fundamental en la reducida frecuencia de sus

impresiones, estaría relacionada al tamaño de los foliolos que conforman sus hojas, los

cuales no superan 1 cm de largo y 0,5 cm de ancho, lo que probablemente disminuiría las

posibilidades de quedar impresas en las superficies de las piezas, dado que el menor tamaño

de superficie foliar, la haría menos resistente a la exposición térmica (Ver Figura Anexo 3-

5).

En el caso de Laurelia philippiana (Tepa), sus hojas generalmente delgadas, poseen una

consistencia coreácea, con cierta dureza y flexibilidad (similar al cuero), y un tamaño

promedio de 7 cm. Esto permite suponer que su estructura presentaría condiciones de

relativa resistencia a la exposición térmica, sin embargo, es posible que la delgadez de su

lámina, influya en que los atributos sean menormente marcados en las impresiones,

influyendo en consecuencia en el potencial de identificación taxonómica, siendo posible

que algunas de sus representaciones hayan sido descartadas por presentar bajos niveles de

nitidez (Ver Figura Anexo 3-6).

Por su parte un 7,9% y un 3,8% de los individuos, fueron emparentados a Luma apiculata

(Arrayán) y Cryptocarya alba (Peumo), respectivamente, cuyas muestras asociadas

presentaron rangos de cercanía distribuidos entre categorizaciones alta y media, que en

ambos casos no alcanzaron a superar una distancia de 1,5 en los casos más extremos. Cabe

destacar que ambas especies, son reconocidas como especies de hoja dura, por ende su

impronta en las vasijas sería potencialmente resistentes a la exposición térmica, por lo que

la reducción en las frecuencias en que se representan, en el caso de Luma apiculata puede

deberse a su tamaño, dado que por lo general sus foliolos no superan los 2,5 cm (Ver Figura

Anexo 3-7); mientras que al parecer el Peumo, sus dimensiones no presentarían este

problema, sin embargo el espesor de sus láminas es menor, lo que probablemente incidiría

en la reducción en la conservación de sus rasgos en la impresión (Ver Figura Anexo 3-8).

El nivel de determinación, que presentaron los individuos asignados a Peumus boldus, es

bajo, posicionándose según los valores de similitud, en un rango cercano al límite

82

establecido para el descarte, en los 12 representantes arqueológicos asociados a esta

especie, que en su conjunto conforman de un 4,5% de las improntas sometidas al proceso

de identificación taxonómica. Si bien, su morfología aún es bastante similar a los

especímenes actuales de boldo, la alteración morfométrica puede deberse a diversos

factores, no pudiendo descartar la posibilidad de que corresponda a otra especie con

características foliares similares.

Quizás uno de los elementos que pudiesen influir en la imprecisión de la designación

taxonómica de esta especie, es la característica estructural del margen foliar propio de la

hoja de P. Boldus, el cual presenta forma revoluta, es decir, que tiende a enrollarse hacia el

envés de la hoja, por lo que es probable que haya interferido en la impresión foliar sobre las

piezas (Ver Figura Anexo 3-9). Respecto a lo mismo, es importante considerar que este

rasgo presente en los márgenes del boldo, claramente muestran una variación entre la

muestra arqueológica y la botánica, debido a que los individuos que conformaron la

muestra de referencia fueron todos sometidos al prensado para su conservación en

herbarios, lo que pudiese haber alterado en mayor o menor medida, las dimensiones

métricas con las que fueron sometidos a los análisis estadísticos.

Por ende, es necesario asumir este dato con las debidas precauciones, para lo cual, su

tratamiento posterior será efectuado bajo la denominación de cf. Peumus boldus, de modo

de advertir, que no hay certeza de que se trate inequívocamente de esa especie y por lo

tanto, corresponde a una determinación taxonómica, necesaria de ser confirmada en

posteriores investigaciones.

El 21,8% de la muestra sometida al análisis de identificación foliar, no pudo ser asociada a

ningún taxón de manera certera, debido a que sus distancias respecto a los índices de

relación morfométrica entre las distintas muestras, superaron los 3 puntos de lejanía, lo que

de acuerdo a los criterios establecidos en esta investigación, se consideró asumir el descarte

de estas muestras ya que podrían alterar la rigurosidad de las asignaciones.

6.4. Región cultural - región forestal: la presencia de especies florísticas en los sitios

estudiados.

Las taxas evidenciadas en las vasijas sometidas a la investigación, presentaron una

distribución respecto a los sitios, que no se manifiesta de manera completamente

83

homogénea. Tal como se puede observar en la Tabla 14, fue posible reconocer una mayor

diversidad de especies florísticas, en las vasijas de los sitios Pitrén y Licanco Chico, en los

cuales se identificó un número de 7 y 6 géneros o especies respectivamente. Por su parte en

Escuela de Collico-1 y Los Chilcos, la diversidad taxonómica representada en la alfarería

reduce su frecuencia a 4 y 2 taxones vegetales respectivamente.

Esta variedad taxonómica manifestada en los distintos sitios, al parecer podría estar

teniendo relación con el universo muestral de especímenes foliares identificados en las

vasijas de cada uno de los yacimientos, así por ejemplo, en el sitio Los Chilcos en el

conjunto de las 5 piezas registradas, se reconoció un total de 106 improntas en la superficie

exterior; de las cuales, solo 42 fueron factibles de ser identificadas, atribuidas finalmente a

las taxas Nothofagus s.p. (61,9%) y Eucryphia cordifolia (48,6%).

Por su parte el sitio Escuela de Collico-1, de un total de 175 improntas registradas en la

superficie exterior de las 7 vasijas estudiadas, de las que solo 43 especímenes foliares

fueron asignados taxómicamente, representándose entre éstos la manifestación de

Nothofagus s.p (44,2%), Eucryphia cordifolia (27,9%), Luma apiculata (25,6%) y Sophora

microphilla (2,3%).

El sitio Pitrén, otorgó el registro de un total de 257 impresiones foliares, en la superficie

exterior de las 11 piezas cerámicas analizadas; de las cuales el número de especímenes,

cuya identidad logó ser determinada, no supero las 55 muestras. Entre estas se reconoció la

representación de Nothofagus s.p (40%), Aextoxicon punctatum (21,8%), Luma apuculata

(18,2%), Eucryphia cordifolia (10,9%), aff. Crinodendron Patagua (5,5%) y Sophora

microphylla.

Finalmente en el sitio Licanco Chico, del conjunto de 21 vasijas estudiadas, se registró un

número de 388 improntas, de las cuales un numero de 125 negativos de hojas fueron

asignados taxonómicamente, entre lo que destaca al igual que en los otros sitios, la alta

representación de Nothofagus sp. (45,6%) y Eucryphia cordifolia (27,2%), disminuyendo

de manera importante la representación de otras taxas, tales como aff. Peumus boldus

(9,6%), Aextoxicon punctatum (8,8%), Cryptocarya alba (8%) y aff. Crinodendron patagua

(0,8%).

84

En consecuencia, el panorama expresado a partir de la variedad taxonómica de los

especímenes manifestados en los distintos sitios, pareciera manifestar una estrecha relación

con la densidad del componente muestral, lo que lleva a entender que mientras mayor es la

muestra analizada en cada sitio, también es mayor la diversidad de taxas identificadas. Pese

a esto, la expresión de las especies evidenciadas, claramente presentan un alto nivel de

coincidencia entre los sitios, dado que se reconoce la recurrencia de especies que reiteran su

aparición en los distintos contextos.

Sin embargo, también es evidente que la distribución en la frecuencia de aparición de las

distintas especies, no se constituye como un dato absoluto, dada la alta tasa de individuos

que no fueron factible de ser identificados, los cuales ascienden a un 71% del total de

especímenes foliares registrados, lo que permite suponer que la diversidad y frecuencia de

las especies identificadas, no se corresponde necesariamente con la totalidad de las taxas

representadas y con el número de veces que cada una de estas fue impresa en las superficies

de las piezas.

Pese a esto, llama especialmente la atención, la notable presencia que expresan los

especímenes correspondientes a Nothofagus sp. y Eucryphia cordifolia en la totalidad de la

muestra, alcanzando respectivamente un 47% y un 26% de representación en el conjunto de

sitios, destacando además, que coinciden con ser las únicas taxas compartidas en la

totalidad de los yacimientos estudiados. Esto permite sugerir que el empleo de estas

especies por parte de las poblaciones Pitrén, presenta una alta recurrencia extendida en los

distintos espacios ecológicos y se establecen en consecuencia, como especies de selección

prioritaria en el proceso tecnológico involucrado en la configuración de las impresiones

foliares en la alfarería.

85

El panorama que presenta este fenómeno observado a nivel de sitios, no es muy distante al

comportamiento que manifiestan las distintas especies en las piezas mismas. Tal como es

posible observar en la Tabla 15, en el conjunto de vasijas estudiadas, es posible observar la

recurrente expresión de más de una taxa por pieza; estableciéndose un promedio de 2,3

especies distintas manifestadas en cada una de éstas.

Este hecho, no deja de ser interesante, dado que evidencia de manera inequívoca, que en el

proceso tecnológico asociado a la configuración de las improntas de hojas en negativo, se

realizó un uso efectivo de distintas especies y que en definitiva implica, el empleo de una

diversidad de recursos vegetales en un mismo evento pirotecnológico, que dio como

resultado la reproducción de los restos foliares.

Tabla 14: Frecuencias de especies asignadas a las improntas de hojas por sitio.

86

Tabla 15: Especies identificadas en cada una de las muestras cerámicas.

Tabla 16: Frecuencia de manifestación de especies en el conjunto de piezas por sitio.

87

Vale la pena insistir en la predominancia de la manifestación de Nothofagus sp. y

Eucryphia cordifolia en la mayor parte de las vasijas, las cuales se manifiestan en un 84% y

un 66% de las piezas respectivamente (Tabla 16), aspecto que permite confirmar lo

planteado anteriormente respecto al establecimiento de una aparente preferencia por el

empleo de estas taxas.

Esta situación es evidente en el sitio Los Chilcos, donde la totalidad de las improntas que

fueron factibles de ser identificadas, correspondieron a estas dos taxas, representándose en

el caso de Nothofagus sp. en el 100% de las vasijas del sitio, mientras que Eucryphia

cordifolia se manifestó en el 60% de éstas.

El panorama que se presenta en el sitio Escuela de Collico-1, presenta una gráfica más o

menos similar, donde las impresiones, tanto de Nothofagus sp. como Eucryphia cordifolia,

se evidenciaron de igual forma en el 71% de las piezas, incorporándose a éstas, el uso

también frecuente de Luma apiculata, la cual se ve manifestada en el 57% de las vasijas

estudiadas. Finalmente se observa una representación menor de Sophora microphylla,

correspondiente a un individuo impreso en una de las piezas (14%).

En el sitio Pitrén, la predominancia de Nothofagus sp. se representa en el 73% de las

piezas, seguido por Aextoxicón punctatum, el cual se manifiesta en el 64% de las mismas;

disminuyendo en consecuencia la representatividad que Eucryphia cordifolia había

presentado en los otros sitios, sin perder de todas formas, la alta proporción en la muestra

cerámica, siendo evidenciada en el 55% de las vasijas. De forma paralela, la presencia de

Luma apiculata, si bien no alcanza la magnitud de la representación que se observó en

Escuela de Collico-1, en este caso, no deja de ser relevante su manifestación en el 27% de

la muestra cerámica del sitio, situación que coincide en términos de frecuencia a la

evidencia de especímenes asignados a aff. Crinodendron patagua (27%). Finalmente se

evidencia la presencia menor de Sophora microphylla y Laurelia philippiana, cada una

registradas a partir de 1 individuo en vasijas distintas, alcanzando el 9,1% respectivamente.

Por su parte, la manifestación de la variedad de especímenes foliares reconocidos en la

alfarería del sitio Licanco Chico, al igual que los revisados anteriormente, se evidencia una

notable presencia de Nothofagus sp. en el 90% de las piezas, seguido por Eucryphia

cordifolia en el 71% de las mismas. A éstos, se agrega la manifestación de especímenes

88

aparentemente correspondientes a aff. Peumus boldus y Cryptocarya alba en el 57% y el

33% de la muestra cerámica; especies que llaman la atención, dado que no habían sido

registradas en las piezas de los otros sitios y si bien, la frecuencia de especímenes

registrados por pieza, no superan las dos improntas; su alta presencia en el número de

vasijas en que fue identificada, no deja de ser un elemento relevante.

De acuerdo a lo presentado con anterioridad, es importante destacar que la totalidad de las

taxas reconocidas en los sitios estudiados, corresponden exclusivamente a especies con

forma de crecimiento de tipo arbóreo, comunes en los tipos forestales del Bosque

Caducifolio y Siempreverde, coincidiendo con la vegetación de los amplios márgenes de

emplazamiento de los sitios estudiados. Sin embargo la extensión territorial que es posible

establecer mediante esta tipificación aún es vaga, siendo importante reconocer aspectos

fitogeográfico más específicos de las especies representadas en relación a los sitios

estudiados.

a) Nothofagus spp.

Tal como se ha mencionado previamente, la manifestación de negativos de hojas

correspondientes al género Nothofagus, está representada en el 46,8% del total de las

muestras identificadas, registrándose en vasijas provenientes de la totalidad de los sitios

estudiados con una frecuencia similar porcentual entre los sitios Pitrén, Escuela de Collico-

1 y Licanco Chico, cuyas piezas manifiestan la presencia del género en un 40%, un 44,2%

y un 45,6% respectivamente, mientras que en el sitio Los Chilcos, su atribución supera el

promedio de determinación taxonómica de los sitios antes mencionados, manifestándose en

un 61,9% de los casos.

Cabe destacar que el género Nothofagus corresponde a un conjunto de plantas leñosas y

micórricas, que está conformado por aproximadamente 40 especies que se encuentran

distribuidas en Sudamérica y Australasia, de las cuales sólo 10 se manifiestan en el

territorio chileno entre los 33° a 56° S (Alberdi,1987; Ramírez, 1987). Las especies que han

sido reconocidas en las muestras arqueológicas, evidencian una importante correspondencia

morfométrica con diversas especies asociadas parentalmente, las cuales estarían atribuidas

potencialmente a Nothofagus cf. pumilio, Nothofagus cf. antárctica, Nothofagus cf.

89

dombeyi, Nothofagus cf. glauca y/o Nothofagus cf. oblicua, especies que muestran una

distribución diferencial en la fitogeografía del área.

Nothofagus Pumilio (Lenga), corresponde a una especie adaptada a ambientes con

exposición climática extrema, con abundantes lluvias y bajas temperaturas que se

distribuye desde el nivel del mar hasta el límite altitudinal arbóreo desde la VII a la XII

región (García y Ormázabal, 2008), manifestándose como componente común en los Tipos

Forestales de Lenga, Coihue de Magallanes, Roble-Raulí-Coihue, Araucaria y Alerce

(Stark, 2006-2007).

Estos planos de distribución, coinciden con los lugares de emplazamiento de todos los

sitios donde la manifestación de Nothofagus cf. Pumilio se presenta en un 42,9% de los

casos identificados en el sitio Los Chilcos, en un 32,6% en Escuela de Collico 1, en un

21,6% en Licanco Chico y en un 14,5% en Pitrén, además de presentar afinidad

morfológica (af.) en un 62% de las muestras a Nothofagus cf. glauca (Hualo).

Esta última especie por sí misma, ha mostrado cercanía formal directa con ejemplares

presentes en todos los sitios estudiados, manifestándose una mayor dominancia de

Nothofagus cf. glauca en los sitios Pitrén y Licanco Chico, en los que se manifiesta

respectivamente en un 16,4% y un 15,2% de los casos que fueron asignados

taxonómicamente, mientras que en los sitios Escuela de Collico-1 y Los Chilcos la

representación se disminuye a un 9,5% y un 4,7%.

Sin embargo, la atribución de especímenes foliares impresos en las vasijas estudiadas a

Nothofagus cf. glauca, es conflictiva debido a que la distribución actual no coincide con el

emplazamiento de ninguno de los sitios estudiados, debido a que posee una distribución

más septentrional, que las otras especies que se estarían representando en la muestra

arqueológica.

El Hualo, es un árbol caducifolio que crece fundamentalmente en lugares con fuertes

pendientes y con períodos de sequías prolongados, entre los 34°01' en la localidad de Alhué

hasta 36°32' S en la región del Bio- Bio, alcanzando una dispersión altitudinal, que va

desde los 100 a los 1100 msnm, formado bosques puros en sectores precordilleranos,

mientras que en los valles más húmedos, se asocia con Nothofagus obliqua con la que

90

forma híbridos, denominados N. leonii y en sectores con mayores altitudes y sitios más

sombríos, convive frecuentemente con N. dombeyi y N. alpina (Hechenleitner et al., 2005).

En este sentido, la atribución de especímenes foliares impresos en las vasijas estudiadas a

Nothofagus cf. glauca, pudiera ser indicador de movilidad de los grupos a regiones más

septentrionales, un traslado de piezas desde otras áreas o bien de una distribución más

austral de esta especie en tiempos prehispánicos, elemento de lo que hasta el momento no

hay evidencias en términos arqueológicos y/o paleo-ecológicos que puedan reafirmar estas

ideas.

Más aún, si se considera la estrecha cercanía morfométrica que manifestaron los valores de

similitud de los especímenes asignados a esta taxa, con otras especies del mismo género;

tales como aff. Nothofagus antárctica (n=18) y aff. Nothofagus pumilio (n=21). Es posible

suponer que su manifestación puede estar suscrita al problema muestral, resultante de la

construcción de la muestra de referencia botánica, en la cual, se priorizó por el empleo de

especímenes con variaciones formales y de tamaño extremos, lo que eventualmente

ocasionaría el importante cruce entre especies. Por ende, es fundamental la ampliación de la

muestra comparativa y selección de otros rasgos, como indicadores en los especímenes

foliares, que permitan clarificar su asignación taxonómica a nivel de especie.

Otra de las especies pertenecientes al género Nothofagus, asociada morfométricamente a

las muestras arqueológicas, corresponde a Nothofagus cf. antárctica, la que sin embargo,

se manifestaría en bajas proporciones en todos los sitios; con un 9,5% de las muestras

asignadas taxonómicamente en Los Chilcos, con un 9,1% en Pitrén, con un 7,2% en

Licanco Chico y un 7% en Escuela de Collico-1.

Cabe destacar que el Ñirre (Nothofagus antárctica), presenta una distribución

fitogeográfica manifestada en forma discontinua, entre la provincia de Talca y el extremo

sur del país. Ocupa además la vertiente oriental Andina en territorio Argentino (Donoso

1978; 1983; Hoffmann, 2005), destacando su capacidad de colonizar biótopos extremos,

que están vedados al resto de las especies del género (Ramírez et al., 1985).

91

En la depresión intermedia se desarrolla comúnmente, en áreas dominadas por Ñadis8,

distribuidos desde la provincia de Cautín (IX Región), hasta la de Llanquihue (X Región),

en la franja continua, al poniente de las cadenas de lagos que dominan el área (Ramírez et

al., 1996). En las cumbres de la Cordillera de la Costa, integraría principalmente la

vegetación de pantanos turbosos y de turberas altas subantárticas (Ramírez 1968), mientras

que en el sector Andino, se localiza fundamentalmente asociado a Mallines (humedales) y

en el límite altitudinal del bosque (Ramírez et al., 1985).

En este sentido, su dispersión presenta una importante amplitud en los distintos espacios

ecológicos, convirtiéndolo por ende, en un recurso potencialmente factible de obtener en

radios relativamente cercanos a los sitios en estudio.

Aunque con menor frecuencia porcentual, un 0,8% del total de las muestras identificadas

serían potencialmente asignadas a Nothofagus cf. Oblicua (Roble, Roble Hualle-Pellín),

representándose solo en el sitio Licanco Chico, donde un 1,6% de los casos sometidos al

análisis de determinación taxonómica, muestran correspondencia a esta especie, mientras

que en los otros sitios, no ha sido posible distinguir su presencia.

Cabe destacar que Nothofagus oblicua, se constituye como la especie más común y

abundante en gran parte de las regiones central y sur de Chile, distribuyéndose

originalmente desde el paralelo 33° hasta el paralelo 41° 30' de latitud sur, en el Llano

Central y ambas cordilleras hasta los 1.500 msnm (Donoso, 1979), presentándose en

consecuencia como una especie frecuente en la región forestal del Bosque Caducifolio y

por lo cual, es bastante factible que se haya manifestado como uno de los recursos

disponibles en el área de emplazamiento de los sitios estudiados.

En cuanto a los resultados de atribución taxonómica, las improntas foliares asignadas

tentativamente a Nothofagus cf. Oblicua, muestran una cercanía métrica y formal con aff.

Nothofagus antárctica (n=2) (ya descrita) y aff. Nothofagus dombeyi (n=2). Esta última, se

constituye como uno de los elementos arbóreos más representados en los bosques

templados, constituyendo el 40% de la biomasa vegetal de las selvas Valdiviana y

Nordpatagónica. Ocupa amplios espacios que abarcan desde el llano central desde los 38º

8 Corresponden a suelos formados por sedimentos de origen volcánico (cenizas) de formación periglacial que

impermeabilizan el terreno, limitando la capacidad de drenaje de las aguas por ende es común que se

encuentren anegados en épocas lluviosas (Ramírez et al., 1996).

92

hacia el sur, alcanzando alturas hasta los 1200 msnm, tanto en la cordillera de la costa como

la cordillera de Los Andes, donde su dispersión longitudinal se extiende entre los 34º 40’

latitud sur y los 48º latitud sur (Schiappacasse, 2007). De acuerdo a esto, el Coihue, se

establece en definitiva, como una especie de crecimiento común en los lugares de

emplazamiento de los sitios y que probablemente manifestaría una amplia densidad de

población en estas áreas.

La revisión de la distribución florística de las especies del género Nothofagus que estarían

potencialmente representadas en las muestras arqueológicas, evidencian una amplia

distribución, que en la mayoría de los casos coinciden con las áreas de emplazamiento

inmediata de los sitios estudiados. Sin embargo la importante similitud morfométrica que

presentan los especímenes foliares impresos con las distintas especies de estas taxas,

dificultan profundizar en interpretaciones que permitan ser más precisos en la selección

específica de los recursos pertenecientes a este género que ejercieron las poblaciones Pitrén

b) Eucryphia cordifolia

La manifestación de negativos de hojas correspondientes a Eucryphia cordifolia (Ulmo),

está representada en el total de los sitios estudiados. Representa el 27,5% del conjunto de

las muestras arqueológicas determinadas, constituyéndose como la segunda especie con

mayor frecuencia de manifestación.

Esta taxa presenta una frecuencia porcentual similar en los sitios Los Chilcos, Escuela de

Collico-1 y Licanco Chico, cuyas vasijas manifiestan la presencia de esta especie en sus

impresiones foliares, en un 38,1%, un 27,9% y un 27,2% respectivamente, mientras que el

sitio Pitrén, su presencia fue reconocida sólo en un 10,9% de los casos.

En términos fitogeográficos, el Ulmo corresponde a una especie de crecimiento común en

las áreas de emplazamiento de los sitios estudiados, su presencia en la región se habría

configurado alrededor de los 7.000 años A.P., en momentos que se experimentó la mayor

agudización de las condiciones climáticas, tras la última glaciación, correspondiendo al

momento más seco y cálido, que habría desencadenado la expansión de especies vegetales

de carácter termófilo, capaces de resistir estos profundos cambios climáticos (Villagrán,

1991; Villagrán et al., 1995).

93

Actualmente se reconoce, que su dispersión está asociada a lugares húmedos, por lo general

en las inmediaciones de los faldeos cordilleranos, tanto en la región costera como Andina,

hasta los 700 msnm (García y Ormazábal, 2008), compartiendo hábitat fundamentalmente

con especies forestales, como Aextoxicon punctatum y Nothofagus dombeyi, en las regiones

forestales de los bosques Caducifolio, en la sub-región del Llano y el Bosque Laurifolio

(Gajardo, 1994). En este sentido Eucryphia cordifolia, se establece como un elemento

fundamental de la diversidad fitogeográfica del área, constituyéndose como una de las

especies más representativas (García, 2005).

c) Aextoxicon punctatum

La presencia de improntas de hojas de Olivillo, representa el 8,7% del total de las muestras

arqueológicas identificadas y está asociada exclusivamente a los sitios Pitrén y Licanco

Chico, representando respectivamente al 21,8% y 8,8% de las improntas asignadas

taxonómicamente.

Cabe destacar que Aextoxicon punctatum, posee una amplia distribución en el área,

vinculado fundamentalmente a sectores húmedos, donde constituye formaciones cerradas

de poblamientos casi puros en zonas costeras (García y Ormazábal, 2008), y de forma

semiabierta en la vertiente oriental de la Cordillera de la costa y vertiente Andina hasta los

700 msnm (Quintanilla, 1974), representándose comúnmente en los tipos forestales del

Bosque Caducifolio, Laurifolio y Siempre Verde (Gajardo, 1994), por tanto coincide con

los sectores de emplazamiento de los sitios.

d) Luma apiculata

La manifestación de improntas de hojas, asignados taxonómicamente a Luma apiculata

(Arrayán), representa el 7,9% de las muestras identificadas y está asociada exclusivamente

a los sitios Escuela de Collico-1 y Pitrén, representando respectivamente al 25,6% y 10,9%

de las muestras identificadas en cada uno de estos contextos.

La distribución fitográfica de esta especie, evidencia un potencial de ocupación en todos los

sitios estudiados, debido a que es reconocida como uno de los componentes florísticos más

comunes de los bosques templados, desde los 33°06’S hasta los 45°30’S. Se asocia

principalmente a cuencas fluviales y lacustres en sectores de mayor humedad (Caldiz et al.,

2004), configurándose como una especie de crecimiento común, tanto en las regiones

94

vegetales del Bosque Caducifolio como Laurifolio, coincidente con la localización de los

sitios.

Este hecho llama especialmente la atención la atención, dada la ausencia de adscripciones

taxonómicas a esta especie en sitios como Los Chilcos y Licanco Chico, más aún si se

considera que las improntas foliares de Arrayán, presenta una alta frecuencia de

representatividad en un número importante de piezas del sitio Escuela de Collico-1, lo que

permite pensar que su ausencia en los otros sitios, pueda estar ligada al importante número

de improntas foliares en todos los sitios que no pudieron ser identificadas por su bajo nivel

de nitidez, por ende no se puede descartar la presencia de esta especie en dichos contextos y

probablemente en densidades mayores.

e) Aff. Peumus boldus

Las improntas de hojas que manifestaron similitud morfométrica con Peumus boldus,

constituyen un 4,5% del total de las muestras identificadas en la totalidad de los sitios, sin

embargo, su presencia es reconocida sólo en el sitio Licanco Chico, equivalente al 9,6% de

las impresiones foliares que fueron factibles de ser asignadas taxonómicamente.

Si bien estas atribuciones se mantienen en cierto nivel de duda, dado el bajo rango de

cercanía que presentaron los valores de similitud entre las improntas y la muestra de

referencia correspondiente a esta especie, es necesario destacar que la presencia de hojas de

Boldo en el contexto arqueológico del sitio Licanco Chico o su inminente presencia no

registrada en los otros yacimientos, no es extraña. Debido a que el plano de distribución

geográfica del Boldo, se extiende desde los 30°20´ Latitud Sur a los 41°20´ Latitud Sur,

habitando principalmente sectores de características higrométricas, en valles y quebradas

con presencia de neblina costera y entre las ambas, entre los cinco y 1.000 msnm

(Montenegro, 2000). Por ende correspondería un recurso abundante en los alrededores de

los espacios de ocupación Pitrén.

f) Cryptocarya Alba

Las impresiones asignadas a hojas de Peumo, corresponden a un 3,8% de las muestras

identificadas, provenientes exclusivamente de vasijas del sitio Licanco Chico, donde

representa el 8% de las improntas identificadas en este asentamiento y su expresión

evidenciada en el 33% de las piezas.

95

En términos de la distribución fitográfica de Cryptocarya alba, es coincidente con el área

de emplazamiento del sitio, debido a que esta especie es de crecimiento común en

quebradas y sitios húmedos, bajo los 1500 msnm, tanto en el valle como en ambas

cordilleras (Hoffman, 2005).

g) Aff. Crinodendron patagua

La asignación a aff. Crinodendron patagua fue otorgada a 4 individuos foliares impresos

en las vasijas estudiadas de los sitios Pitrén (n=3) y Licanco Chico (n=1), equivalente al

5,5% y 0,8% de los individuos que fueron factibles de ser atribuidos taxonómicamente en

cada uno de los sitios.

Cabe destacar que su aparente reconocimiento en la muestra arqueológica, no deja de ser

conflictiva, debido al importante cruce que presentan los valores de similitud de las estos 4

especímenes foliares, tanto con esta especie como con distintos taxones del género

Nothofagus, los cuales se encuentran prácticamente sobrepuestos; todos en rangos de

cercanía morfométrica “media”. Por lo tanto al igual como los especímenes atribuidos a

Nothofagus spp., merecen ser contrastados y estudiados más a profundidad.

La distribución geográfica de esta especie, agudiza mucho más las dudas respecto a la

asignación taxonómica; dado que en la actualidad la Patagua, crece en sectores más

septentrionales, desde el río Aconcagua hasta el Bio-Bio, en ambas cordilleras bajo los

1.200 msnm (Stark, 2006-2007).

Por lo tanto, se establece en espacios que no coinciden con el plano de distribución

conocido hasta el momento para el Complejo cultural Pitrén. Por lo que de confirmarse la

certeza de la asignación, estaría involucrando radios de movilidad más amplios hacia

sectores más septentrionales que los establecidos actualmente y por ende, la posibilidad de

evidenciar la manifestación de improntas de hojas de negativo, en alfarería del Bio-Bio al

norte. O bien, que la distribución de esta especie hace al menos unos 1500 años atrás,

poseía una expansión más austral que los límites actuales.

h) Sophora microphylla

La presencia de Sophora microphylla (Pelú), en las piezas cerámicas estudiadas,

manifiestan una muy baja representación (n=2) en relación a otras especies,

96

correspondiendo al 0,8% del total de las improntas de hojas en las que fue factible

reconocer su determinación taxonómica. Siendo evidenciadas en un 2,5 % y un 1,8% de

aquellas identificadas en los sitios Escuela de Collico-1 y Pitrén.

La distribución geográfica de esta especie, si bien, coincide con el área de emplazamiento

de los sitios, presenta mayor abundancia en sectores costeros, fundamentalmente en

quebradas húmedas y sombrías, de la Cordillera de la Costa (Rodríguez y Marticorena,

2001). Por lo cual es posible que la disponibilidad de este recurso en los alrededores de los

sitios, sea menor que otras especies arbóreas reconocidas en la muestra arqueológica.

i) Laurelia philippiana

Del total de las colecciones alfareras estudiadas, fue posible identificar sólo un espécimen

asignado a Laurelia philippiana (Tepa), impreso en una pieza proveniente del sitio Licanco

Chico, correspondiendo al 1,8% de las muestras botánicas reconocidas en el mismo y al

0,4% del total de las improntas asignadas taxonómicamente.

En términos de la distribución fitográfica de esta especie, se reconoce que Laurelia

philippiana, posee un rango de dispersión que se establece aproximadamente entre los

39°10’ y 45°30’ S (Looser, 1949), desde el nivel del mar hasta más de 1.000 metros de

altitud, en ambas cordilleras, habitando preferentemente en lugares húmedos y suelos

profundos (García y Ormazabal, 2008), por ende el lugar de emplazamiento del sitio

Licanco Chico e incluso los demás sitios estudiados, coinciden con los espacios de

ocupación de la Tepa.

Si bien el reconocimiento de esta especie en las vasijas estudiadas, se constituye como un

hecho aislado, dada la reducida frecuencia de su representación, no es posible descartar la

posibilidad de que esta posea una mayor representación que la observada en el registro

arqueológico de los sitios estudiados, debido al importante número de improntas en

negativo que no fueron factibles de ser reconocidas por los distintos factores que influyeron

en la nitidez de las improntas.

Cabe destacar, que la manifestación de macrorrestos botánicos en otros contextos

arqueológicos del área, no han permitido la determinación de la taxa a nivel de especie (cfr.

Lehnebach et al., 2007), siendo común la atribución de la evidencia a nivel de género

(Laurelia sp.), pudiendo corresponder tanto a L. philippiana como L. Sempevirens; especies

97

que en términos estructurales, muestran importantes similitudes entre sí y que ha llevado a

importantes confusiones en su determinación, incluso entre los investigadores botánicos

(Looser, 1949).

Este aspecto se acentúa, con la capacidad que presentan ambas especies de polinizarse

mutuamente, siendo recurrente la formación de híbridos en lugares de coexistencia

(Alarcón, 2006).

En este sentido, tales niveles de similitud entre ambos representantes del género Laurelia,

dificultarían su reconocimiento a partir de los restos arqueológicos.

6.5. Síntesis

En resumen, las especies manifestadas por medio de improntas foliares en la alfarería Pitrén

de los sitios estudiados, están representadas fundamentalmente por taxas de origen arbóreo,

que por lo general, se configuran como recursos vegetacionales propios de los ecosistemas

que se establecen en el entorno cercano de lugares de emplazamiento de los yacimientos.

Por ende, corresponden a recursos ampliamente disponibles en las esferas de ocupación,

que ejercieron estas poblaciones.

Respecto a esto, destaca la presencia de especímenes foliares posiblemente

correspondientes a aff. Crinodendron patagua y Nothofagus cf. glauca, cuyo plano de

distribución actual, alcanza sectores más septentrionales. En ambos casos los valores de

similitud resultaron en el evidente cruce con distintas especies del género Nothofagus, lo

que obliga a tomar con precaución el dato de su efectiva presencia en los sitios. Sin

embargo, su eventual manifestación indicaría elementos importantes al conocimiento

ecológico y cultural del área.

Paralelamente, a partir del estudio de identificación taxonómica de las especies

manifestadas en la alfarería, destaca la notable presencia de especímenes atribuidos

taxonómicamente a Nothofagus sp. y E. cordifolia (Gráfico 5), evidenciadas en la mayor

parte de las piezas reconocidas en los distintos contextos; aspecto coincidente con el rango

de distribución fitogeográfica y densidad de población que cada una de estas taxas poseen,

estableciéndose dentro de los recursos con mayor dominancia en la región.

98

Situación distinta es la evidenciada por la representación de Aextoxicon punctatum, especie

que manifiesta una completa ausencia en los sitios Escuela de Collico-1 y Los Chilcos,

contraria a la expresión que presenta en el en el 60% de las piezas del sitio Pitrén y el 29%

de las provenientes del sitio Licanco Chico, sobrepasando en el primero incluso a E.

cordifolia en el número de piezas en que se representan.

Claramente, la ausencia de representaciones de Olivillo en los sitios Escuela de Collico-1 y

Los Chilcos, no tiene que ver con una menor disponibilidad de este recurso en el área de

emplazamiento de estos sitios, debido a que su crecimiento se establece de manera

abundante en toda el área. Por lo tanto, es probable que las bajas frecuencias y eventual

ausencia de esta especie en la alfarería Pitrén, este vinculada a los factores de nitidez e

identificabilidad de las improntas, elementos que podrían estar afectando los niveles de

frecuencia de ésta, como de otras especies.

Un comportamiento similar, presentan las manifestaciones de improntas foliares

correspondientes a Luma apiculata, la cual es reconocida sólo en los sitios Pitrén y Escuela

de Collico-1, descartando en este último su presencia en el 57% de las piezas. Su extendida

distribución fitogeográfica en el área de estudio, indica que se corresponde a una especie

factible de acceder en los alrededores de los distintos yacimientos, por ende su ausencia en

los otros yacimientos no es un tema que deje de llamar la atención.

Esto ha llevado a pensar que quizás su ausencia, si bien pueda deberse tal como ha sido

planteado anteriormente, a factores de identificabilidad, es posible que también se deba a

que las poblaciones de Arrayán, sean demográficamente menores a las especies con mayor

representación en la vegetación del área, o bien a criterios de selección cultural de los

recursos en que esta taxa, no haya sido prioritaria.

Lo mismo puede estar sucediendo con los especímenes asociados taxonómicamente a aff.

P. boldus, S. microphylla, L. philippiana y C. alba, que presentaron frecuencias

radicalmente menores y asociadas a uno o dos de los sitios estudiados, elemento que no

dejan de ser interesantes, debido a que se estaría manifestando el uso de unas especies sobre

otras, lo que probablemente indicaría que las poblaciones Pitrén, estarían optando

principalmente por aquellas mayormente representadas en el entorno y el uso eventual de

recursos con una menor densidad de población.

99

Gráfico 5: Frecuencias de representación de las taxas identificadas por sitio.

100

CAPITULO 7

DISCUSIONES

Esta investigación se presentó con el fin de reconocer, las potencialidades de identificación

taxonómica de los especímenes foliares impresos en la alfarería Pitrén, de modo de evaluar

la factibilidad del empleo de estas evidencias como material de estudio arqueobotánico, que

permitiera aportar al conocimiento de la relación que establecieron las poblaciones que han

habitado la región Centro-Sur del país con su entorno vegetal; cuestión que fue abordada

desde una perspectiva exploratoria a través del desarrollo de una propuesta metodológica,

que permitiera responder al objetivo principal de la investigación, dirigido al

reconocimiento de las taxas, que estarían siendo representadas por medio de la denominada

“Técnica de improntas de hojas en negativo”.

Para esto, se desarrolló un estudio exploratorio de índole metodológico, que permitió

evaluar las características de las impresiones foliares, en cuanto al potencial de registro de

los atributos morfométricos, que otorgan los negativos de las hojas representadas en la

alfarería.

Esta evaluación y consecuente registro inicial, abrió las posibilidades de poner a prueba la

factibilidad de determinación identitaria de las especies representadas en la muestra

arqueológica, por medio de un proceso sustentado en las bases de la morfología comparada.

Para esto, se empleó un análisis estadístico correlacional y multivariado, que permitió

establecer valores de similitud, a partir de los índices morfométricos de cada espécimen

registrado tanto en el componente arqueológico como en una muestra de referencia

botánica.

El desarrollo de esta investigación finalmente, otorgó interesantes elementos que reafirman

la idea inicial de que las improntas de hojas en negativo, manifestadas en la alfarería Pitrén,

se constituyen como una fuente de información importante, para el conocimiento de la

interacción que establecieron estas poblaciones con su medio vegetal. Reconociéndose

finalmente, el empleo de 9 taxas vegetales, propias del entorno en el que se desarrolló este

complejo cerámico.

101

A partir de esto, queda evaluar las implicancias que los resultados de esta memoria y la

consecuente identificación de las improntas foliares en la alfarería Pitrén otorgan al

conocimiento de este complejo cultural, en su relación al medio biótico en que se

manejaron y en concreto, a la gestión que ejercieron estas poblaciones sobre los recursos

vegetales.

Para posteriormente se discutirá y profundizará, en las potencialidades y limitantes del

ejercicio metodológico empleado, a modo de otorgar líneas que permitan avanzar en la

construcción de un método sólido, para el desarrollo de futuras investigaciones, que

sobrepase los déficit propios de un acercamiento exploratorio.

7.1. Improntas de hojas en negativo: Un aporte al conocimiento de modos de

adaptación de las poblaciones Pitrén al bosque templado de la región Centro-Sur de

Chile.

Tal como se ha presentado anteriormente, el análisis de los negativos presentes en el

componente cerámico estudiado, desprendió resultados que atestiguan el manejo de a lo

menos 9 taxas botánicas por parte de las poblaciones Pitrén, impresas a través de la

denominada “Técnica de improntas de hojas en negativo”. Esta evidencia, otorga

información importante al conocimiento, tanto de la gestión de los recursos forestales por

parte de estas poblaciones, como también de los aspectos tecnológicos asociados a esta

manifestación plástica, escasamente investigada.

Claramente, las especies representadas en la alfarería en general, son parte del componente

vegetacional característico de la composición florística propia de los bosques templados y

que en términos de distribución, coincidirían con los lugares de emplazamiento de los

sitios. Este hecho que permitiría plantear que la configuración de la denominada “técnica de

improntas de hojas en negativo” evidenciada en la alfarería Pitrén, responde a una

manifestación que implicaría que estas poblaciones hicieron uso prioritariamente de los

recursos disponibles en el entorno.

Lo anterior necesariamente involucra un proceso de selección de los recursos y la inversión

de fuerza de trabajo para el acceso y empleo de éstos; de lo que se desprende el desarrollo

de un determinado modo de gestión de los recursos vegetales, vinculado a los saberes que

102

estas poblaciones habrían manejado y configurado en un largo proceso de interacción con

el medio circundante.

Tal como es posible apreciar a partir de las taxas vegetales evidenciadas en la alfarería,

estas poblaciones estarían ejerciendo un criterio de selección, dirigido exclusivamente a

especies con formas de crecimiento de tipo arbóreo, atestiguado por la completa ausencia

de hojas correspondiente a otros recursos con distintas formas de crecimiento como

herbáceas, rastreras, trepadoras, helechos, etc., lo que en consecuencia indica, el empleo de

los sub-recursos obtenibles de este tipo de recursos florísticos.

Por lo tanto, parece fundamental profundizar en esta instancia, en los potenciales de uso

para la acción humana que otorgan las especies evidenciadas en la alfarería, a modo de

reconocer los criterios empleados para la selección específica de estas especies por sobre

otras, dentro de la inmensa diversidad florística que otorga el Bosque Templado Chileno.

a) Nothofagus spp.

Las especies del género Nothofagus, se constituyen como algunos de los recursos en el

área, cuyo uso ha sido reconocido desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad. Cabe

destacar, la temprana evidencia de restos vegetales atribuidos a Nothofagus antárctica,

Nothofagus dombeyi y Nothofagus oblicua en el sitio Monte Verde, correspondientes a

maderas y hojas que atestiguarían su utilización en actividades de construcción y como

combustible por las primeras poblaciones que habitaron los Bosques Templados del sur de

Chile (Dillehay, 2004).

Estas atribuciones funcionales, se mantienen desde entonces hasta tiempos tardíos, tal como

se evidencia en el sitio Marifilo-1, donde su presencia fue registrada de manera abundante

en forma de carbón, asociado a estructuras de combustión empleadas durante los distintos

periodos de ocupación del asentamiento, con una predominancia de restos correspondientes

a Nothofagus de tipo caducifolio, durante los momentos de ocupación del periodo alfarero

(Lehnebach et al., 2007), lo que estaría indicando un extendido uso de este recurso como

material leñoso asociado probablemente a actividades pirotecnológicas.

Las referencias del uso tradicional de especies del género Nothofagus como combustible,

ha sido documentado por ejemplo, dentro de los estudios realizados por el padre Claude

103

Joseph (1928), quien destaca el uso de Roble Pellín9, como combustible para la cocción

cerámica en poblaciones Mapuches, debido a que esta leña, produciría muchas calorías en

su combustión.

A esto se suma el común empleo en la zona sur del Ñirre (Nothofagus antárctica), como

leña, dado que también presentaría un alto grado calorífico (Ormazábal y Benoit, 1987).

Esto ha sido evidenciado, a partir del estudio experimental realizado por Pérez, Reyes y

Hermann (2012), dirigido a reconocer los procesos tecnológicos asociados a la

manifestación de improntas en negativo en la alfarería Pitrén. En esta instancia, se empleó

madera y hojarasca de Ñirre como material combustible y de ignición para la cocción de la

cerámica, resultando en la obtención de temperaturas superiores a los 900º C y un promedio

entre 650 y 690º C. Manifestando en concreto, las excepcionales cualidades que presenta

esta especie en su capacidad calorífica (Pérez et al., 2012).

Por su parte, según atestiguan otras investigaciones, las maderas de Hualle10

(Nothofagus

Oblicua), Coihue (Nothofagus dombeyi) y Raulí (Nothofagus Alpina), también poseerían

una capacidad térmica, característica de los materiales leñosos categorizados bajo el

concepto de “leña blanca”, que se constituyen como recursos aptos para su empleo como

carbón vegetal (Murúa et al., 1993). Además, Según García y Ormazábal (2008), existen

evidencias del uso de Lenga (Nothofagus pumilio) por parte de las poblaciones australes

(Selknam y Yaganes), en la fabricación de antorchas y un uso extendido como principal

fuente de combustible natural que se mantiene hasta la actualidad en la región de Aysén

(García y Ormazábal, 2008).

Paralelamente, el empleo de las distintas especies de género Nothofagus, ha sido asociado a

la fabricación de implementos. Así, en la obra de Gusinde (1982), se documenta el uso de

la madera de Nothofagus antárctica (Ñirre) y Nothofagus betuloides (Guindo), por parte de

las poblaciones Selknam para la fabricación de arcos. A su vez, a partir de los trabajos

realizados por Lira (2007), se evidenció la manipulación de madera perteneciente a

Nothofagus dombeyi (Coihue), en la manufacturación de una canoa recuperada en la región

del Maule. Según el autor, el empleo de este recurso habría estado asociado al

aprovechamiento de las características propias de su estructura, en cuanto a la resistencia

9 Nombre común otorgado a los árboles viejos de Nothofagus Oblicua. 10

Nombre común otorgado a los árboles jóvenes de Nothofagus Oblicua

104

mecánica y plasticidad para las acciones de talla y cepillado, además de su capacidad para

resistir a la pudrición.

Finalmente, existen registros de la recolección de recursos alimenticios, de procedencia

directa e indirecta de árboles de Nothofagus, entre éstos destacan el consumo de la savia y

raspadura de Lenga (N. Pumilio), por parte de las poblaciones Selknam y Yamanas

(Berihuete, 2006; García y Ormazabal, 2008), además de la variedad de hongos que crecen

asociados especialmente a árboles de Roble (N. obliqua) y Coigüe (N. dombeyi); conocidos

como Changes y Digüeñes (Mösbach, 1992).

b) Eucryphia cordifolia

Dentro de los antecedentes respecto al uso de Eucryphia cordifolia (Ulmo), se reconoce la

documentación de su evidencia en distintos sitios arqueológicos, entre los que destaca el

temprano hallazgo de numerosos de restos vegetales evidenciados en el sitio Monte Verde,

donde se describe el uso de su madera asociado fundamentalmente a actividades de

construcción (Dillehay, 2004).

Esto coincide con la evidencia arqueológica más tardía, del uso de la madera de Ulmo en la

fabricación de dos embarcaciones; la primera atribuida a una Dalca cuyos fragmentos

habrían sido evidenciados en el Lago Chapo, región de Los Lagos y que presentó una fecha

radiocarbónica de 1440 DC (Carabias et al., 2007; Carabias et al., 2010) y la segunda

proveniente del río Maullín, correspondiente a una canoa monóxila con un fechado de 1640

DC (Lira, 2008). Estos hallazgos, han permitido plantear la idea de la existencia de una

selección dirigida al Ulmo para la fabricación de embarcaciones, que podría responder a las

características propias de la estructura de su madera; que otorgan la facilidad de trabajar y

cepillar, una buena resistencia mecánica y escasas complejidades para su secado (Lira,

2007; Lira 2008; Lira 2010; Lira et al., 2012).

Respecto a lo anterior, otros autores destacan su resistencia a la putrefacción y la dureza de

su madera, lo que en periodos subactuales ha incentivado su empleo en la construcción de

puentes y astilleros (Quintanilla, 1974). Además, se documenta ampliamente el conocido

poder calorífero que otorga su madera, correspondiente a una de las especies del área con

estructura leñosa más duramizada, que haría factible superar un orden de 4.700 kilocalorías

por kilogramo en seco y las 3.600 kilocalorías en madera húmeda de Ulmo (Burshel et al.,

105

2003), constituyéndolo actualmente como una de las especies más explotadas en función de

la fabricación de carbón vegetal (Quintanilla, 1974).

Este elemento coincide con el registro de Eucryphia cordifolia en el Sitio Marifilo-1, donde

se documenta su presencia de partir de numerosos carbones asociados a estructuras de

combustión, correspondientes a los periodos de ocupación cerámica del sitio (Lehnebach et

al., 2007). A lo que se suma además, los antecedentes otorgados por Mösbach (1992),

quien expone sobre el tradicional reconocimiento de la madera de Ulmo, como importante

fuente de leña y carbón.

Paralelamente, dentro de la multiplicidad de actividades asociadas a los potenciales de uso

que le son atribuidos a Eucryphia cordifolia, actualmente se destaca fundamentalmente la

cualidad mielífera que presentan sus flores, además de la alta presencia de taninos en su

corteza que la hace apta para el trabajo en curtiembre y como tintura natural, la que también

es utilizada con fines medicinales (García y Ormazábal, 2008).

c) Aextoxicon punctatum

La presencia de Aextoxicon punctatum (Olivillo) en sitios arqueológicos del área, es

bastante común; su registro ha sido identificado a partir de restos antracológicos y

carpológicos de diversos sitios, entre los que destaca el sitio Marifilo-1, donde se ha

documentado su evidencia durante toda la secuencia de ocupación del yacimiento con una

alta densidad, representando un 23,4 % de los carbones recuperados y un 44% del total de

los restos carpológicos presentes, constituyéndose en definitiva como una de las especies de

mayor registro en el sitio (Lehnebach et al., 2007).

Cabe recalcar que, adicionalmente a las evidencias descritas por los investigadores, se

destaca una importante acumulación de semillas correspondientes a esta especie, asociadas

a un fogón ubicado sobre un entierro infantil, lo que se ha interpretado como el empleo de

ramas fructíferas como leña (Lehnebach et al., 2007).

Esta alta representación de macrorrestos asignados taxonómicamente a Aextoxicon

punctatum, ha sido observada también en los sitios Loncoñanco 2 y Loncoñanco 1, donde

su presencia presentaría una importante frecuencia en desmedro de otros recursos vegetales

de tipo comestibles, este elemento no ha estado ajeno de discusiones, llevando a los

investigadores a suponer la existencia de una sobre-representación de esta especie,

106

probablemente debido a su resistencia, lo que facilitaría la prioritaria conservación de estos

macrorrestos sobre los de otras especies (Báez y Solari, s/f; Solari y Lehnebach, s/f

;Ekblaw et al., s/f).

Cabe destacar que actualmente, esta especie se configura como uno de los recursos

forestales de la región menos consumidos en términos comerciales, dado que se le atribuye

una calidad inferior de su madera (Quintanilla, 1974; Stark, 2006-2007). Sin embargo,

existen referencias de su amplio uso tradicional, vinculados a su empleo en actividades de

construcción de viviendas (como forro interior), como combustible por medio del uso

directo de leña, y mediante la fabricación de carbón vegetal (Mösbach, 1992), además de

ser reconocido el consumo de sus ramas, como medicina natural para calmar dolores

reumáticos (García y Ormazábal, 2008).

d) Luma apiculata

La evidencia de Luma apiculata (Arrayan), ha sido identificada, al igual que las especies

antes mencionadas, en el registro arqueobotánico del sitio Monte Verde, por medio de

restos correspondientes a frutos y madera (Dillehay, 2004), lo que es coincidente con la

múltiple variedad de atribuciones funcionales que se le otorgan a esta especie, tales como,

el potencial alimenticio de sus frutos, medicinal de su raíces y corteza, sus aptitudes como

colorante vegetal para teñir, el importante poder calórico que otorga su madera y la dureza

de la misma, que la convierte en un recurso apto y muy utilizado para la fabricación de

instrumentos (García y Ormazabal, 2008).

e) Aff. Peumus boldus

El empleo del Boldo por parte de las poblaciones que han habitado el área ha sido

ampliamente documentado desde tiempos tempranos hasta la actualidad en múltiples tareas.

Los antecedentes de su uso más antiguo en el área, responden a la evidencia de hojas de P.

boldus registrados en el sitio Monte Verde, ante lo cual se plantea que puede hacer sido

consumido debido a sus cualidades medicinales o incluso, haber sido administrado como

alucinógeno (Dillehay, 2004). Este hallazgo destaca por el origen foráneo de esta especie

respecto al área de emplazamiento del sitio, cuyo límite de distribución actual se establece

entre los 30° a 40° de latitud sur, a más de 100 km del asentamiento (Otero, 2008). Esto ha

llevado a sugerir, el establecimiento de contactos sociales con grupos provenientes de otras

107

zonas más septentrionales, debido a que el conjunto de las evidencias, manifiestan que las

poblaciones de Monte Verde, no habrían poseído mayores incentivos que motivaran el

ejercicio de desplazamientos mayores a 5-10 km. en busca de otros recursos (Dillehay,

2004).

Otras evidencias asociadas a ocupaciones más tardías, corresponden a las documentadas

por medio de estudios de restos carpológicos y antracológicos recuperados del sitio

Marifilo-1, donde se identificaron en toda la secuencia ocupacional del sitio, macrorrestos

asignados a Peumus boldus y/o cf. Peumus boldus, (Lehnebach et al., 2007). Estos

hallazgos han permitido a los investigadores plantear la existencia de un antiguo uso de esta

especie por parte de las poblaciones que habitaron los bosques templados (García, 2005),

aspecto que se evidencia hasta la actualidad, cuando continúan siendo ampliamente

reconocidas sus propiedades medicinales, alimenticias y el potencial calórico que otorga su

madera.

Así lo atestigua el relato del cacique mapuche Pascual Coña, quien manifiesta hacia la

segunda mitad del siglo XIX, que dentro de la flora conocida por los indígenas, destaca

entre otros recursos vegetales, la importante presencia de esta especie en el área:

“Antiguamente se veían también gruesos boldos; esos se han volteado con el tiempo a

causa de su madera valiosa, así que hoy día quedan puros retoños; tienen drupas bien

dulces” (Coña, 1973:88).

El consumo de sus frutos, se constituiría como una práctica ampliamente extendida por

parte de las poblaciones cazadoras recolectoras que habitaron el área, asociado

fundamentalmente al importante aporte proteico otorgado por sus frutos, el que ofrece

además una gran variedad de componentes como calcio, fósforo y potasio (Montenegro,

2000), estableciéndose como un recurso óptimo para la subsistencia de estas poblaciones,

en temporadas de primavera y verano (Catalán, 1999).

Las hojas de boldo por su parte, son contenedoras de un compuesto químico denominado

boldina, que otorga reconocidas propiedades medicinales, por lo que actualmente se

constituye como una de las especies más explotadas para su comercialización.

Otra perspectiva a la que se asocia el uso tradicional de esta especie por las poblaciones del

área, responde al alto potencial calorífero que posee su madera por lo que es ampliamente

108

utilizado por las poblaciones locales del área para la confección de leña y carbón. Esta

acción, se ha visto reflejada en la composición actual del componente arbóreo del área

correspondiente a esta especie, el cual se constituye fundamentalmente por individuos con

un hábito arbustivo, manifestación resultante de su capacidad de rebrotar frente a la corta e

incendios (Doll et al., 2005).

f) Cryptocarya Alba

En términos arqueológicos, en el área de estudio hasta el momento se desconocen

evidencias que se asocien concretamente al Peumo, sin embargo se destaca en el sitio

Marifilo-1, la presencia de restos antracológicos asignados taxonómicamente a la familia

Lauraceae, dispersos en la ocupación cerámica del sitio (Lehnebach et al., 2007), las que

bien pudieran corresponder de acuerdo a la distribución fitogeográfica, a especímenes

ejemplares de Peumo, Lingue o Belloto.

El potencial de consumo del Peumo por parte de las poblaciones que habitan el área, es

amplio, dado que puede estar dirigido a una multitud de tareas. Por un lado, otorga frutos

pulposos que, si bien, no son muy abundantes, son aptos para su consumo alimenticio y es

factible de ser recolectado durante el otoño, tanto en los pisos ecológicos asociados al valle,

como en las cercanías de los lagos, en la región del Calafquén (Catalán, 1999).

A parte de su potencial alimenticio, son bastante reconocidas las propiedades medicinales

que otorgan la corteza y hojas de esta especie, como también los atributos que lo convierten

en un recurso óptimo con fines tecnológicos, como lo es el empleo tradicional de su corteza

tanto para teñir de color anaranjado y su uso en curtiembres dada la alta presencia de

taninos que posee su estructura (Mösbach, 1992; García y Ormazábal, 2008; Stark, 2006-

2007). Al mismo tiempo, se conoce que actualmente su madera es explotada de manera

abundante para ser empleada como combustible y para la fabricación de artesanías y

artefactos utilitarios (Quintanilla, 1974).

g) Aff. Crinodendron patagua

Respecto al empleo de la Patagua en tiempos prehispánicos, no se registraron referencias.

Así también, los antecedentes de su manejo en la actualidad si bien son bastante limitados,

hacen alusión al aprovechamiento de la potencialidad mielífera de sus flores, su corteza en

109

el trabado de curtido de pieles y su madera, la cual es empleada para la fabricación de

muebles (Stark, 2006-2007).

h) Sophora microphylla

La evidencia de esta especie en contextos arqueológicos ha sido registrada a partir de los

estudios arqueobotánicos del sitio Marifilo-1, donde fueron documentados algunos

carbones de Pelú, en la ocupación correspondiente al Arcaico Medio y otros restos

carpológicos durante la ocupación cerámica del sitio, que sólo fueron atribuibles a nivel de

género a Sophora sp. (Lehnebach et al., 2007), pudiendo corresponder tanto a Pelú

(Sophora microphylla) o Mayu (Sophora macrocarpa). Sin embargo, su presencia en el

sitio, fue discutida por los investigadores debido a que no se le atribuye un valor

alimenticio, por lo que se sugiere que respondería al empleo de ramas con frutos de

rodamientos utilizados como combustible (op. cit.)

Al respecto, cabe destacar que existe un evidente desconocimiento respecto al potencial del

uso del Pelú, como recurso arbóreo, dado a que en la actualidad se constituye como una

madera de escaso uso en el país. Si bien, es reconocido su uso con fines medicinales,

aparentemente la escasez de referencia de su uso en tiempos actuales han llevado a pensar

que este recurso no poseería un potencial alimenticio, ni tampoco como material leñoso

para combustible, y que pareciesen ser uno de los elementos que llevan a sostener a

Lehnebach y sus colaboradores, la idea de un uso oportunista de los recursos vegetales por

parte de las poblaciones que habitaron el sitio Marifilo-1.

Sin embargo, parece importante aclarar que las características físicas de la madera de S.

Microphylla, en cuanto a su dureza, peso y resistencia a la humedad, le otorga cualidades

que la constituyen como un recurso óptimo para una serie de actividades, siendo usada en

la fabricación de herramientas e implementos que requieren de una buena resistencia física

(Mösbach, 1992; Hall y Witte, 1998; García y Ormazábal, 2008). A su vez, estas

características que posee su madera, la podrían establecer como un recurso leñoso de alto

poder calorífero, debido a que por definición las maderas duras al tener mayor densidad

poseen un poder calorífico notablemente mayor a las maderas blandas, sin embargo, no

existen mayores antecedentes en torno a las cualidades como combustible de esta especie.

110

i) Laurelia philippiana

Si bien, no se documentan evidencias directas del empleo de la Tepa, en el registro

arqueológico del área, existen referencias de su posible representación en algunos

yacimientos, a partir de atribuciones que han alcanzado el nivel de género. Entre éstas se

reconoce la evidencia de restos antracológicos asignados a “monimiáceas” (Tipo Tepa-

Laurel), procedentes de la segunda ocupación del sitio arqueológico 10 PM 014

“Monumento Nacional Conchal Piedra Azul” (Seno de Reloncaví, X región de los Lagos),

fechada entre 3.340-3.200 y 3.200-2.920 cal. a.C. (Gaete et al., 2004). A su vez, destacan

los hallazgos documentados en los sitios Loncoñanco-2 y Marifilo-1, donde se destaca la

presencia de carbones asignados a Laurelia sp., los cuales representan el 8,3% y 23,5%

respectivamente, de las muestras recuperadas en los distintos contextos, y que han sido

evidenciados en toda la secuencia de ocupación del sitio con una mayor abundancia durante

el Período Arcaico Temprano (Lehnebach et al., 2007).

Llama la atención que dichas evidencias asociadas a macrorrestos botánicos

correspondientes al género Laurelia en el registro arqueológico, se han manifestado

exclusivamente a partir de material antracológico, a diferencia de la mayor parte de las

especies que han sido documentadas. Este hecho, puede estar relacionado a que las

potencialidades de uso otorgadas tradicionalmente a estas especies, están dirigidas

principalmente al potencial calorífico de su madera, lo que la constituye como uno de los

principales recursos combustibles de origen nativo utilizado actualmente por las

poblaciones que habitan la región centro sur del país. La Tepa, en términos de su

reconocimiento como recurso de valor forestal, se asocia al grupo de las denominadas

“leñas blancas” o “tipo Hualle”, correspondientes a maderas blandas que poseen un buen

potencial calórico aunque no superan las “maderas rojas” o “Tipo Ulmo”, pero que en

términos térmicos poseerían un comportamiento similar al que presenta la leña de Hualle,

Raulí, Ñirre, Boldo, Coihue, Mañío, Avellano, entre otros (CNPL, 2010).

Cabe destacar que, si bien el valor como combustible es el mayormente documentado para

la Tepa, su empleo no se restringe solo a esta esfera, a los que se le pueden agregar sus

aptitudes para su uso en actividades de construcción y el potencial medicinal que otorgan

algunos de sus órganos (Mösbach, 1992).

111

Com

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Med

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Nothofagaceae

Cf. Nothofagus antárctica √ √

Cf. Nothofagus dombeyi √ √ √

Cf. Nothofagus nítida √ √

Cf. Nothofagus glauca √ √

Cf Nothofagus oblicua √ √ √ √ √

Cf. Nothofagus Pumilio √ √

Eucryphiaceae Eucryphia cordifolia √ √ √ √ √ √

Aextoxicaceae Aextoxicon punctatum √ √ √

Myrtaceae Luma apiculata √ √ √ √ √

Lauraceae Cryptocarya alba √ √ √ √ √ √ √

Monimiaceae Aff. Peumus boldus √ √ √ √ √ √

Eleocarpaceae Aff. Crinodendron patagua √ √ √

Fabaceae Sophora microphylla ? √ √ √ √

Monimiaceae Laurelia philippiana √ √ √

De acuerdo a lo anterior, los potenciales de usos que poseen las distintas especies

reconocidas en la alfarería Pitrén (Tabla 17), son notablemente amplios, y en sí mismos -su

estructura y componentes-, otorgan numerosas posibilidades de empleo en diversas

actividades por parte de las poblaciones que han habitado la región de los bosques

templados. En este sentido, no es raro pensar que su presencia en las impresiones foliares

evidenciadas en la alfarería, estén vinculadas estrechamente al conjunto de saberes forjado

en más de 10 mil años; tal como se ha evidenciado en el registro arqueológico de diversos

sitios, donde las especies representadas estarían mostrando una estrecha relación con las

que se han reconocido en este estudio, manifestando por ende, una recurrencia en su

empleo en una enorme extensión temporal.

No es menor que las taxas expresadas más comúnmente en la alfarería, tales como

Nothofagus sp., Eucryphia cordifolia y Aextoxicon punctatum, coincidan con las

frecuencias en que se representan en varios de los sitios documentados en la literatura

arqueológica del área, dado que dichas coincidencias estarían permitiendo reconocer la

Tabla 17: Potenciales de uso de las especies botánicas evidenciadas en la alfarería Pitrén.

112

existencia de ciertos patrones de selección de los recursos vegetales, mediante el

establecimiento de prioridades en el empleo específico de algunas especies sobre otras.

Este aspecto, claramente entrega elementos que permiten discutir los planteamientos que se

han esgrimido previamente, que sugieren el ejercicio de un modo de aprovisionamiento de

tipo oportunista de los recursos madereros por parte de las poblaciones cazadoras-

recolectoras del área (Lehnebach et al., 2007). Sin duda estos postulados, resultan en la

minimización del valor que adquieren las opciones de selección de los recursos, asumiendo

que los criterios empleados para el abastecimiento del material leñoso están asociados a

aspectos exclusivamente a la disponibilidad de la materia prima en el entorno, más que el

establecimiento de opciones de acuerdo a las características de los mismos.

Respecto a lo anterior, del análisis realizado en este estudio, se desprende que las especies

leñosas seleccionadas evidencian el ejercicio de una gestión de los recursos vegetales

mucho más compleja que estaría asociada a usos y funciones específicas de ciertos recursos

sobre otros. Eso se observa claramente en Tabla 17, donde se manifiesta una evidente

recurrencia de taxas cuya madera presenta un alto potencial calorífico, característica que se

presenta en casi la totalidad de las especies reconocidas en la muestra arqueológica, seguido

por el aprovechamiento de características físicas que las convierten en recursos de buena

calidad para la construcción; mientras que los potenciales alimenticios, medicinales, tinte,

curtimbre, o materia prima para la manufacturación de utensilios y herramientas, se

presentarían como atribuciones menos constantes en las especies identificadas.

Este elemento, permitiría afirmar que la presencia de las taxas identificadas en el presente

estudio, no estarían relacionadas a este último tipo de actividades, sino más bien tendría

una vinculación directa con los combustibles empleados en el proceso de manufacturación

o posterior exposición térmica de las piezas cerámicas.

A esto se agrega, que cerca del 90% de las taxas identificadas a partir de la alfarería, han

sido previamente evidenciadas en las muestras antracológicas recuperadas en distintos

sitios de la región, lo que sugiere que el uso de estas especies como recurso combustible ha

sido una práctica ampliamente extendida desde tiempos tempranos y que en consecuencia,

no correspondería a una selección aleatoria de modo “oportunista”.

113

De esta forma la lectura de las evidencias, a partir de una perspectiva relacional, sugieren

que estas poblaciones estarían haciendo uso de una selección dirigida a recursos leñosos de

origen arbóreo para el tratamiento de la alfarería, en su manufacturación o posterior

exposición térmica de las piezas cerámicas; obteniéndose como resultado la impresión de

hojas en las superficies de las vasijas.

Cabe recordar que en términos generales, se reconoció una frecuencia promedio de 35

improntas foliares que cubrían tanto la superficie interior como exterior de las piezas, hecho

que en muchos casos resultó en la superposición de dos o más hojas, haciendo compleja la

diferenciación de los límites entre uno y otro individuo. Claramente este hecho, sería

resultado de la forma en que se estableció el contacto de los especímenes foliares con la

pieza alfarera al momento de la exposición térmica; donde probablemente las hojas situadas

en determinados lugares de la vasija, estarían recibiendo distintos grados de temperatura,

como también, enfrentándose a una mayor o menor exposición al monóxido de carbono,

producto del evento de quema.

Esto se traduciría en importantes variaciones en la intensidad de la coloración del negativo

respecto a la pared del ceramio y por ende en la nitidez de la impronta, provocando que la

evidencia de este rasgo sea más o menos notorio, resultando en algunos casos

manifestaciones que son prácticamente irreconocibles.

Una simple lectura de estos elementos, llevaría a considerar la veracidad de los

planteamientos que sugieren que la manifestación de improntas de hojas en negativo se

configura como el resultado de los procesos de cocción de la alfarería, considerando que:

- La expresión de las improntas de hojas en negativo, tal como se ha documentado en

estudios previos, se presenta en los distintos tipos de contextos (habitacional-

doméstico) (Reyes et al., 2003).

- Su manifestación se reconoce en los distintos tipos cerámicos documentados (jarros,

ollas, cuencos, botellas, tazas y jarros asimétricos).

- Se evidencian tanto en las superficies exterior e interior de las piezas, sin distar

mayormente en la frecuencia de las improntas ambas caras.

114

- Se manifiesta en cualquier sección de la pieza, incluso en lugares donde por la

morfología propia de la vasija, impide la reproducción completa de la hoja.

- Se reconocen impresiones de hojas, en espacios donde el emplazamiento de los

especímenes foliares no presentan condiciones de visibilidad que pudieran atribuirle

a esta representación un fin comunicacional (p.ej. interior de vasijas restringidas, en

las bases de las piezas o en la sección interior de las asas).

- Las improntas de hojas presentan distintos niveles de nitidez, en muchos casos

siendo casi imperceptibles.

- Se manifiesta la coexistencia entre la técnica de improntas de hojas en negativo con

otros tipos de modalidades decorativas (modelados, incisiones, pintura negativa con

diseños geométricos), que en los casos registrados aparentemente no presentarían

patrones de ordenamiento asociados.

- Y finalmente, se puede señalar que existe la evidencia concreta de que las taxas

vegetales expresadas en alfarería corresponden a especies con un reconocido

potencial calorífico.

Claramente, la suma de estos elementos indicarían una vinculación directa de esta

manifestación con la exposición térmica de la pieza y los materiales combustibles

empleados en el proceso. No obstante, esto no implica necesariamente que la expresión de

impresiones foliares en la alfarería se constituya como resultado casual, ni menos

accidental de la acción pirotecnológica que configuró el negativo; son estos mismos

argumentos recién otorgados, los que sugieren la intencionalidad de la práctica, ya que en el

conjunto de las vasijas analizadas no existen elementos que permitan reconocer esfuerzos

por prevenir su manifestación por parte de los ceramistas, lo que lleva a suponer que la

expresión de improntas foliares en las piezas, responde a un producto intencional,

vinculado a determinados “modos de hacer”, ampliamente difundidos regional y

temporalmente.

En este sentido, tanto la manifestación de improntas de hojas en negativo en la alfarería

como la evidente selección de los recursos vegetales empleados para su configuración,

estarían reflejando el manejo de un avanzado desarrollo de los procesos pirotecnológicos,

como también de manera intrínsecamente asociada, un profundo conocimiento de las

115

características propias de dos distintos componentes de la vegetación del área, ambos

aspectos íntimamente relacionados entre sí y configurados en el marco de la constante

interacción que estas poblaciones establecieron con su entorno.

La manifestación de este conocimiento, involucraría necesariamente una profunda

comprensión de aspectos de índole tanto ecológico como tecnológico, que se habrían

desarrollado por medio de un largo proceso de experimentación y reproducción de aquellos

saberes por parte de las poblaciones que habitaron el área, confluyendo en la configuración

del denominado “Conocimiento Botánico Tradicional”. Este es entendido por Pochettino

(2007) como un cuerpo acumulativo de conocimientos, prácticas y creencias acerca de las

relaciones entre los seres humanos y los componentes vegetales de su entorno, configurado

en un saber compartido, único y propio para cada comunidad, que sería empleado durante

el proceso de elección, obtención, procesamiento, consumo y en la administración local de

los recursos.

Esto implica, la puesta en práctica de una estrecha vinculación con los componentes del

espacio geográfico en el que se desenvolvieron, el conocimiento de las características

funcionales del material leñoso disponible y de la distribución de estos elementos en el

espacio. Esto redunda en la configuración de determinadas estrategias para la obtención de

los recursos y mecanismos asociados al posterior manejo del fuego que hicieran factible la

optimización y aprovechamiento de la energía térmica para su oportuno empleo.

En este sentido, la manifestación de restos foliares correspondientes a especies con un

reconocido potencial calórico, probablemente estaría indicando que las poblaciones Pitrén

habrían ejercido una selección dirigida a determinadas secciones anatómicas de la planta,

particularmente ramas y hojas, que serían factibles de obtener mediante la recolección de

estos recursos por medio de la poda natural y/o artificial de estas especies, sin necesidad del

empleo de la tala para aprovisionamiento de la materia prima energética. Lo anterior, en el

entendido que la enorme diversidad de recursos arbóreos presentes en el área, harían

factible el abastecimiento permanente de materiales leñosos y comburentes que permitirían

avivar y mantener el potencial calorífero del fuego. Esta idea, es coincidente con la

evidencia documentada a partir de los análisis carpológicos de los sitios Marifilo-1y

Loncoñanco-1, donde se registró una alta presencia de semillas de recursos no comestibles

116

en las estructuras de combustión estudiadas, y que probablemente corresponderían al

empleo de ramas fructíferas en la acción pirotecnológica (Lehnebach et al., 2007).

A lo anterior, se suman las evidencias que otorgan los recursos líticos documentados en los

yacimientos del sector del Calafquén, los cuales atestiguan sobre el empleo de herramientas

no formatizadas en la manipulación de recursos leñosos (Cordero 2009, Adán y Mera

2011), esto lleva a pensar que difícilmente estos artefactos hayan sido empleado en la tala

de grandes árboles, debido a las dificultades que implicaría la morfología del instrumento

para el ejercicio de la fuerza mecánica necesaria para derribar un árbol, lo que sugiere que

el uso de estos artefactos, estuvo dirigido a otro tipo de acciones. A su vez, la reducida

presencia de herramientas líticas recuperadas de los sitios arqueológicos estudiados, que se

limitan a algunas lascas, cantos rodados y artefactos de molienda, los cuales tampoco

evidencian una clara explotación del bosque mediante la práctica de la tala.

Esto no significa que esta práctica haya estado ajena de las formas en que estos grupos

accedieron a los recursos del bosque, tal como se evidencia a partir del registro de hachas

líticas documentadas en los contextos alfareros de Isla Mocha, sin embargo, la escasa

representatividad de estos artefactos, indicaría que probablemente que la tala estuvo

restringida a actividades específicas, para las que habría sido necesario contar con árboles

completos y de gran tamaño, para lo cual también se pudo haber hecho empleo de la técnica

de “volteado” de árboles.

Paralelamente, es claro que la ocupación del espacio configurado en el bosque templado,

estuvo vinculada al desmonte de ciertos sectores que hicieron factible la movilidad y

accesibilidad entre la densa vegetación característica del territorio, para lo cual se habría

hecho uso de las técnicas de tala, volteado y/o quema de determinadas áreas del bosque, tal

como atestigua el registro de restos de Chusquea sp. (Tipo Quila o Colihue), evidenciadas

en el contenido de pipas cerámicas recuperadas del sitio Villa JMC-1 (Quiroz et al., 2012).

La presencia de estas especies en el contexto arqueológico, implica que las poblaciones

Pitrén habrían estado haciendo uso de un espacio antropizado, dado que ambas especies se

constituyen como invasoras de ambientes sujetos a este tipo de alteraciones (Otero, 2005).

Sin embargo la presencia de estratos forestales que manifiestan una masa arbórea longeva,

descritos en las crónicas de los conquistadores y algunos aún existente en la región,

117

sugieren que en tiempos prehispánicos las poblaciones habrían priorizado por el desmonte

sobre árboles juveniles (op. cit.).

Estas ideas, permiten sugerir que las poblaciones Pitrén habrían ejercido una serie de

opciones en la gestión de los recursos florísticos del bosque, aparentemente vinculadas a un

modo de explotación en el que se estaría priorizando por prácticas menormente invasivas

en el desarrollo normal del ambiente boscoso, estableciéndose un control del impacto de las

actividades humanas sobre el medio. Esto, claramente haría factible por un lado la

mantención de las condiciones ambientales que permitieran la subsistencia de estos grupos

mediante la recolección de recursos silvestres, la caza de la fauna asociada a estos

ambientes, y paralelamente generar las condiciones que permitieran la complementariedad

de recursos mediante una posible introducción de cultígenos.

En este sentido, cada uno de los aspectos evidenciados en el registro material del Complejo

cultural Pitrén, desde las improntas de hojas en la alfarería -que se constituyen como la base

del estudio realizado-, el conjunto de los recursos consumidos, las herramientas líticas

empleadas, etc., responden a una misma dinámica de manejo e interrelación con el bosque

con el que convivieron, que redunda en la configuración de una serie de conocimientos

configurados en el seno de la sociedad, en una constante retroalimentación con el medio

boscoso en el que habitaron.

A su vez, el conjunto de evidencias manifestadas entre los sitios Pitrén estudiados, con

aquellos que han permitido otro tipo de acercamientos en materia arqueobotánica, permiten

reconocer una profunda especialización en los recursos madereros y un avanzado manejo

pirotecnológico, ambos reflejados en el uso específico de determinadas taxas como materia

prima energética, lo que otorga nuevos elementos al conocimiento de la relación que

establecieron las poblaciones Pitrén con el mundo vegetal y que a su vez sustentan la idea

planteada por Ocampo y Rivas (2004), sobre el desarrollo de una “Tecnología de la

madera”, por parte de las poblaciones que han habitado la región de los Bosques

Templados.

118

CAPITULO 8

CONCLUSIONES

8.1. Improntas de hojas en negativo como material de estudio arqueobotánico.

A partir del ejercicio metodológico de índole exploratorio desarrollado a lo largo de esta

investigación, se reconocieron importantes elementos que permiten sostener, que el empleo

de las improntas foliares impresas en la alfarería Pitrén, se constituye como una

herramienta de estudio arqueobotánico útil, que permite ampliar el espectro del registro

botánico recuperado en contextos arqueológicos de la región centro-sur del país y que en

definitiva, otorga un amplio nivel de evidencia, que hace factible insertarse en esferas del

conocimiento, escasamente exploradas en la prehistoria de la región.

Estas afirmaciones se sustentan, en los resultados obtenidos por medio del análisis de las

improntas foliares evidenciadas en el conjunto de vasijas estudiadas, a partir de las que fue

posible reconocer la factibilidad de su empleo en esta línea de investigación. Dado que un

número importante de impresiones presentaron cualidades que hicieron factible el oportuno

registro de los de rasgos anatómicos de las hojas, permitiendo su identificación taxonómica

y otorgando en definitiva, información importante al conocimiento tanto del manejo de los

recursos forestales por parte de las poblaciones Pitrén, como también de los aspectos

tecnológicos asociados a esta manifestación plástica escasamente investigada.

En esta instancia, parece importante intentarnos en un nivel de análisis más allá de los

alcances positivos resultantes de este estudio, sino más bien evaluar el método y

profundizar en sus falencias y limitantes desde una perspectiva crítica, que aporte al

desarrollo de investigaciones futuras.

Al respecto, cabe destacar que el desarrollo del análisis no estuvo ajeno de complicaciones

asociadas fundamentalmente al estado incipiente de este tipo de acercamiento y que en

definitiva resultaron en que el alcance de los resultados, en algunos casos no fueran

plenamente los esperados.

119

Estas problemáticas, estuvieron determinadas al menos por dos por factores. El primero se

asocia a la composición propia de la muestra arqueológica, en cuanto a calidad y capacidad

que presentaron las impresiones foliares, para ser sometidas al debido registro y el

consecuente análisis de determinación taxonómica. En segundo lugar, destacan algunas

falencias del método mismo, evidenciadas en el transcurso del ejercicio metodológico;

situación que si bien, es esperable en un acercamiento de índole exploratorio, sin embargo

requiere de su evaluación, que permita afinar las estrategias de registro y análisis a emplear

en este tipo de estudios, a modo de potenciar el nivel de profundización de estos estudios.

Al respecto, una de las principales limitaciones que presentó el análisis de improntas de

hojas en negativo en la alfarería Pitrén, se estableció por la condicionante configurada por

la calidad de las impresiones, el estado de la pieza y la factibilidad de acceso a los

especímenes foliares para su registro morfométrico; factores que en el caso de la muestra

estudiada impidieron la identificación taxonómica de un 80% de total de las improntas

evidenciadas.

Ciertamente, la frecuencia que presentan las muestras con un reducido potencial

identificativo, son muy elevadas. Aspecto que en definitiva, dificultó el establecimiento de

criterios de evaluación de la densidad que presentan las especies evidenciadas en las

muestras arqueológicas, y por ende las consecuentes interpretaciones que se desprenden de

éstas. Es bastante probable que las frecuencias de las taxas que son mayor o menormente

representadas a partir del análisis de identificaciones, estén sesgadas dado a que dan cuenta

sólo del conjunto de muestras, cuyo reconocimiento de los atributos morfométricos fueron

factibles de establecer, existiendo un amplio margen no explorado. De acuerdo a esto, se

presenta como fundamental la necesidad de evaluar esta problemática, a modo de buscar

herramientas que permitan ampliar el espectro de improntas foliares identificables y que

por ende, otorguen una mayor cantidad de datos que informen sobre la densidad real de las

especies botánicas representadas en la muestra arqueológica.

El mismo factor, vinculado a la nitidez de las improntas, se constituyó como dificultad al

método desde el inicio de la investigación, dado que estrategia diseñada inicialmente se

sustentó en un registro basado en los caracteres morfológicos y morfométricos de los

especímenes foliares, definidos por la ciencia botánica, lo que en concreto resultó en una

120

serie de caracteres, que no fueron factibles de ser registrados, por lo que fue necesario

utilizar criterios de registro morfométricos factibles de distinguir en las improntas. Esto

implicó, obviar elementos que en términos de determinación taxonómica fuesen tanto o

más diagnósticos como el tipo de nervadura, los ángulos establecidos entre las venaciones

primarias y secundarias, el número de dentaduras, la distancia entre el peciolo y la primera

dentadura, la textura y el olor de la hoja, rasgos que claramente eran difíciles y en algunos

casos imposibles de ser identificados.

Este mismo aspecto, hizo necesario establecer criterios de “relativización” de ciertos rasgos

morfotípicos, mediante la agrupación de caracteres similares entre sí, tal como fue aplicado

a partir de la “indiferenciación ápice-base”, en la agrupación de distintas formas del borde,

del limbo, etc., o bien como la discriminación entre categorías formales de las distintas

secciones anatómicas, a modo de prevenir el establecimiento de determinaciones subjetivas

en el registro de los especímenes foliares y consecuentes errores en el manejo de los datos,

tal como fue expuesto en la metodología.

Si bien, estos aspectos redujeron la disponibilidad de manejar un mayor número de

caracteres diagnósticos, que hubiesen facilitado la determinación taxonómica de las

muestras. Se prefirió optar por minimizar los sesgos que pudiera presentar el registro y

evitar caer en determinaciones identitarias erradas. Por lo mismo, fue fundamental otorgar

una primordial importancia a los criterios cuantitativos y su empleo por medio de la

construcción de índices de relación morfométrica, que permitieron establecer criterios

comparativos, independiente de la variación típica de las hojas. Aspecto que permitió

obtener resultados bastante confiables respecto a la identidad de las muestras que fueron

factibles de adscribir taxonómicamente.

Quizás uno de los aspectos más conflictivos en cuanto al desarrollo metodológico

empleado, corresponde a la dificultad que presentó la determinación taxonómica de los

especímenes foliares asignados al género Nothofagus, a partir de los cuales no fue factible

alcanzar atribuciones claras a nivel de especie, debido al importante cruce en los valores de

similitud manifestados entre los individuos arqueológicos con las distintas especies que

conforman este género, y también con unos especímenes actuales de Crinodendron

Patagua.

121

Esto dejó de manifiesto otra falencia del método empleado que requeriría ser corregida en

próximas investigaciones, a modo de alcanzar una mayor definición de los resultados. El

problema se presenta en los criterios empleados para la confección de la muestra de

referencia botánica, que si bien abarcó un importante componente florístico de la región, la

composición muestral de cada especie estuvo dirigida fundamentalmente a la

representación de las variaciones morfométricas de la misma en un reducido número de

individuos por taxa, lo que implicó necesariamente el establecimiento de una selección de

especímenes que presentaban tanto condiciones normales como extremas. Esto si bien,

permitió conocer la variabilidad interna de las especies, no hizo factible establecer

estadísticamente el comportamiento promedio de la misma en términos morfométricos.

Por lo tanto, ante esta problemática, se manifiesta la importancia de que en próximos

estudios la muestra de referencia botánica esté compuesta por un mayor número de

ejemplares por taxa, a modo de hacer posible el reconocimiento del espectro de variación

por especie y disminuir los cruces entre taxas que en términos morfométricos parecieran ser

muy parecidas entre sí, pero que en realidad, esta situación responda a la

sobrerepresentación de casos extremos en la muestra. Lo esperado en este caso, es poder

discriminar si los rangos de cercanía que se establecen, se corresponden con los márgenes

de comportamiento regular de la especie.

Estas limitantes evidenciadas en el desarrollo del método, llevaron a establecer una serie de

cuestionamientos e interrogantes que fueron surgiendo por medio del proceso analítico

efectuado, respecto a las estrategias de registro y análisis utilizadas a lo largo de esta

investigación exploratoria:

i. Los análisis realizados no consideran la posibilidad de que la exposición térmica de

los individuos foliares hayan ejercido alguna alteración en términos de forma o

tamaño original por efecto de deshidratación u otros factores que alterasen la

morfometría foliar evidenciada en el negativo.

ii. No se considera la forma de contacto que se estableció entre las hojas y la

cerámica, pudiendo resultar en diferencias en cuanto a la distancia entre las

mismas, intensidad de exposición al calor, monóxido de carbono, etc.

122

iii. Por medio del análisis de improntas foliares no es posible identificar si los

individuos impresos han sufrido modificaciones previas a su exposición al fuego

por fenómenos naturales o culturales, ya sean fracturas por pisoteo, acción de

plagas, pliegue o corte natural, accidental o intencional de la hoja, etc.

iv. No se toma en cuenta la posibilidad de que las formas de impresión de las distintas

especies, presenten resultados diversos de acuerdo a criterios de tamaño, dureza,

contenidos de humedad, etc. de los especímenes botánicos.

v. El registro realizado y la determinación identitaria de las especies, no considera la

diferencia que se presenta entre el empleo de muestras de referencias de herbario

(prensadas) y las que originalmente fueron impresas.

vi. El análisis realizado, no considera el margen de error que pudieran presentar los

datos morfométricos a causa de la curvatura misma de la vasija como factor de

alteración visual y métrica de las improntas, entendiendo que las superficies de las

vasijas presentan de por sí un grado de curvatura propio de su forma, lo que se

presentaría como un factor de alteración en el registro, en el sentido que no es lo

mismo considerar medidas lineales establecidas en una superficie plana que en una

con algún grado de curvatura.

Si bien, en esta instancia no existe certeza de que estos factores se constituyeran como una

fuente importante de variación en los resultados de las impresiones foliares en las piezas,

vale la pena plantearse estos cuestionamientos e incentivar el desarrollo de posteriores

estudios que otorguen el conocimiento respecto al comportamiento que los especímenes

foliares presentan ante estas posibles fuentes de variación que eventualmente alterarían el

registro morfométrico, se manifiesta como un elemento fundamental para la consolidación

de un modelo metodológico riguroso y comprobado, que permita su empleo de manera

fiable en el estudio de este fenómeno desde una perspectiva arqueobotánica, así como

también otorgarle mayor sustento empírico a los resultados obtenidos del desarrollo de esta

investigación.

Sin embargo, más allá del conjunto de limitaciones presentadas y los cuestionamientos que

han sido posible establecerse en el desarrollo de la investigación, es factible afirmar que el

avance realizado hasta esta instancia, logró otorgar elementos fundamentales que permiten

123

presentar a las improntas de hojas en negativo, manifestadas en la alfarería Pitrén, como un

recurso apto para la investigación desde una perspectiva arqueobotánica, dados los

fructíferos resultados obtenidos por medio de este estudio en el reconocimiento de los

especímenes foliares manifestados en la alfarería.

Esto permitió a su vez, profundizar en una línea interpretativa desde una perspectiva

relacional, a partir de la manifestación de improntas de hojas en negativo en la alfarería

Pitrén y su asociación con distintos elementos del registro arqueológico del área, sumado a

un constructo de saberes pretéritos y actuales en torno a los potenciales de uso que otorgan

las características propias de las plantas evidenciadas, que permitieron otorgar líneas de

como las poblaciones Pitrén interactuaron con los recursos florísticos y el ambiente

boscoso en el que habitaron, y en concreto, aportar al conocimiento de este complejo

cultural.

En definitiva, el desarrollo de esta investigación permitió responder de manera favorable a

todos los objetivos que dirigieron el estudio, lo que llevó a su vez al surgimiento de una

serie de nuevas interrogantes asociadas a la línea de estudio que abre la introducción de

improntas de hojas en negativo como material de estudio arqueobotánico y que claramente

requerirá de nuevos acercamientos, que permitan afinar y consolidar una herramienta

analítica para este tipo de investigaciones.

124

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140

ANEXO 1

MUESTRA CERÁMICA DE LOS SITIOS DE ESTUDIO

DEPOSITO SITIO CONJUNTO N° DE PIEZAS

CONJUNTO

N° DE

INVENTARIO

N° TOTAL DE

PIEZAS MUESTRA

MRA

LICANCO

CHICO, KM.

20

11

14

2336.83

11

2336.75

2336.37

2336.18

2336.16

2336.21

2336.69

2336.45

2336.40

2336.55

2.336.198

12

8

2636.85

6

2636.149

2636.151

2636.43

2636.236

2636.251

17

5

2336.136

4 2336.42

2336.66

2336.81

LABUCH

PITRÉN

29

A00791

11

A00792

A00793

A00794

A00795

A00797

A00798

A00799

A00800

A02795

A01491

MHAMVM

LOS

CHILCOS

12

A01459

5

A01458

A01457

A01461

A01954

ESCUELA

COLLICO 1

1

3

P1-T1

3 P3-T1

P2-T1

2

4

P3-T2

4

P4 -T2

P1-T2

P2-T2

TOTAL

PIEZAS

CONJUNTOS

75

TOTAL PIEZAS

ESTUDIADAS

44

Tabla Anexo 1: Detalle de componente muestral de los sitios de estudio.

141

ANEXO 2

ESPECIES QUE COMPONEN LA MUESTRA DE REFERENCIA

BOTÁNICA

GÉNERO ESPECIE N.

COMÚN

DISTRIB. TIPO CRECIMIENTO OBSERVACIÓN

Aextoxicon punctatum Olivillo IV- X Árbol Siempreverde En sitios húmedos

Amomyrtus luma Luma VII- XI Árbol o

arbusto

Siempreverde Cercano a cursos de

agua y en el interior del

bosque.

Amomyrtus meli Meli VIII- X Árbol Siempreverde Húmedos y sombríos

Aristotelia chilensis Maqui IV- XI Árbol Siempreverde

o caducifolio

Hasta los 2.500 msnm,

en suelos rico en

materia orgánica

Azara celastrina Lilén VI- VIII Arbusto o

Árbol

Siempreverde En ambas cordilleras

Azara dentata Corcolén RM- X Arbusto Siempreverde En laderas asoleadas de

la pre-cordillera andina.

Berberis sp Michay,

Calafate

VII y XI arbusto Siempreverde

Blepharocalyx cruckshanksii Temu V- X Árbol Siempreverde Habita en lugares

húmedos cercano a

cursos de agua

Boquila trifiliolata Pilpilvoqui VII- X Trepadora Siempreverde Entre los 10-1.700 m.s.n.m.

Buddleja globosa Matico RM- X Arbusto Siempreverde Frecuente en suelos

profundos no anegados

Caldcluvia paniculata Tiaca VII- XI Árbol Siempreverde En lugares húmedo

Cestrum parqui Palqui IV-VIII arbusto Siempreverde Lugares degradados y a

orillas de caminos

Cissus striata boqui negro IV- X Trepadora Siempreverde Lugares sombríos y

húmedos

Citronella mucronata Naranjillo IV- X Árbol Siempreverde En ambas cordilleras

bajo los 1.400 msnm.,

en laderas sombrías y

valles húmedos.

Crinodendron patagua Patagua V- VIII Arbusto o

Árbol

Siempreverde En ambas cordilleras y

hasta los 1.200 msnm.

Habita lugares

húmedos cercano a

quebradas.

Cryptocarya alba Peumo IV- X Árbol Siempreverde En ambas cordilleras y el valle central, bajo los

1500msnm., en

142

quebradas y sitios

húmedos

Dasyphyllum diacanthoides Palo Santo VII- X Árbol Siempreverde Lugares sombríos y

húmedos, así como en

terrenos áridos, entre

los 200 y 800 msnm.

Drimys winteri Canelo IV-XII Árbol Siempreverde En ambas cordilleras,

en una variedad de

hábitat.

Drimys andina canelo

enano

VIII-X Arbusto Siempreverde Costa, 0 - 500 m

Embothrium coccineum Notro VII- XII Árbol Siempreverde

o caducifolio

Habita lugares

abiertos, arenosos y

húmedos, lugares

donde el bosque ha sido

cortado.

Escallonia Illimita Barraco, IV-VIII Arbusto Siempreverde En quebradas rocosas y húmedas hasta los

1.600 m.s.n.m.

Escallonia Rubra Ñipa V- XII Arbusto Siempreverde Entre los 700-2.000

m.s.n.m., también en

Argentina.

Eucryphia cordifolia Ulmo VIII-X Árbol Siempreverde Habita lugares

húmedos y ricos en

materia orgánica.

Eucryphia glutinosa Guindo

Santo,

guindo

VII-IX Árbol caducifolio En la precordillera

andina entre 200-1400

m.s.m. Lugares

húmedos cercanos a

cursos de agua.

Fragaria chiloensis frutilla VII-XI Herbácea,

rastrera

perenne

Fuchsia magellanica Chilco IV-XII arbusto Siempreverde En sitios húmedos como quebradas o

bordes de lagunas

Gevuina avellana Avellano IV- XI Árbol Siempreverde En distintas

condiciones de suelo y

luminosidad.

Gomortega keule Queule VII- VIII Árbol Siempreverde

Kageneckia oblonga Huayo IV-IX Árbol o

arbusto

Siempreverde Terrenos pobres cerca

de quebradas

Latua pubiflora Latué X Arbusto o

Árbol

Siempreverde Cordillera de la costa,

en sitios húmedos

Laurelia philippiana Tepa VII-IX Árbol Siempreverde Suelos profundos y

húmedos.

Laurelia sempevirens Laurel VI a X Árbol Siempreverde Hasta los 700 m.s.n.m.

Habita en suelos

profundos y húmedos

143

Legrandia concinna Luma del

norte

VII- VIII Árbol Siempreverde 400-1.000 m.s.n.m.

Generalmente crece en

rodales puros bajo

bosques densos, sobre

suelos de drenaje

restringido o cercanos a

cursos de agua

Lithraea caustica Litre IV- VIII Árbol Siempreverde En suelos áridos y

quebradas hasta 1.500

m.s.n.m.

Lomatia ferruginea Fuinque, VII-XII Árbol Siempreverde Suelos profundos y

húmedos, a orillas de

quebradas, forma

comunidades bastante puras

Lomatia hirsuta Radal IV- X Árbol Siempreverde Crece en variadas

condiciones de suelo y

humedad

Lobelia excelsa Tabaco del

Diablo

IV - VI Arbusto Siempreverde Suelos arenosos tanto

en el litoral como en el

interior

Luma apiculata Arrayán,

Temu

V- XI Árbol Siempreverde Sobre 700 m.s.n.m, En

sitios húmedos

Luma Chequén Chequén IV- X Arbusto Siempreverde sitios húmedos, a orillas

de esteros o lagos

Maytenus boaria Maitén I-XII Árbol Siempreverde En distintas

condiciones de

humedad y suelo.

Maytenus magellanica Leña dura VIII- XII Arbusto o

Árbol

Siempreverde Crece en valles de

interior, sectores

costeros y ambas cordilleras desde 0 a

2000 m.s.m

Maytenus disticha Racoma-

Maitencito

VII-XII Arbusto Siempreverde ambas cordilleras hasta

los 1600 m.s.m

Myrceugenia exsucca Pitra IX- X Árbol Siempreverde Habita sitios húmedos

junto a esteros y lagos,

inclusive dentro del

agua

Myrceugenia Lanceolata Arrayancillo V- VIII Arbusto Siempreverde En las orillas de esteros

u otros cursos de agua

Myrceugenia obtusa Rarán,

arrayán

IV- IX Arbusto Siempreverde Cordillera de la costa,

en sitios húmedos

Myrceugenia parvifolia Chilchilco VIII- X Arbusto Siempreverde Habita sitios húmedos

junto a cursos de agua

Myrceugenia planipes Pitra, Pitrilla VIII- XI Árbol Siempreverde 400-700 msnm

Nothofagus Alpina Raulí VI-X Árbol caducifolio Lugares con bajas

temperaturas y fuertes

vientos

144

Nothofagus Antárctica Ñirre, Ñire VI-XII Árbol caducifolio Lugares con suelos

pobres, bajas

temperaturas y fuertes

vientos, hasta el límite

altitudinal arbóreo

Nothofagus Dombeyi Coihue VI-XI Árbol Siempreverde Habita desde el nivel

del mar hasta el límite

altitudinal arbóreo

ocupando distintos

tipos de sitios

Nothofagus glauca Hualo, roble VI- VIII Árbol caducifolio Habita en lugares con

fuertes pendientes y

Períodos de sequías

prolongados

Nothofagus nítida Coihue de Chiloé

X-XII Árbol Siempreverde Habita terrenos muy húmedos, inclusive

sobre turberas de

drenaje moderado.

Nothofagus oblicua Roble,

Hualle,

Pellín

V-X Árbol caducifolio Áreas con suelos

profundos y fértiles

Nothofagus pumilio Lenga VII-XII Árbol caducifolio Áreas con bajas

temperaturas y suelos

pobres

Ovidia pillopillo Pillo pillo VII-X Árbol Siempreverde Sobre todo en la

cordillera de la Costa,

desde el nivel del mar

hasta los 700 metros de

altitud.

Persea lingue Lingue V- X Árbol Siempreverde Bajo los 900 msnm., en ambas cordilleras y el

valle central, en suelos

más o menos profundos

Peumus boldus Boldo IV- X Árbol Siempreverde Entre 5-1.000 m.s.n.m.,

en suelos poco

profundos y

pedregosos.

Podocarpus nubigenus Mañío

Macho

IX- XII Árbol Siempreverde Terrenos húmedos y

pantanosos

Podocarpus salignus Mañío de

hojas

Largas

VII- X Árbol Siempreverde Terrenos húmedos y

pantanosos

Pseudopanax laetevirens Sauco del

diablo

VI-XII Árbol Siempreverde Desde el nivel del mar

hasta los 1.300 msnm.,

en sectores húmedos a orillas de cursos de

agua

Psoralea glandulosum Culén IV- X Arbusto Siempreverde Habita en valles del

interior y Cordillera de

la costa, 500 - 2000 m.

145

Quillaja saponaria quillay IV-IX Árbol Siempreverde Ambientes secos y

suelos pobres hasta 200

msnm

Saxegothaea conspicua Mañío

Hembra

VII- IX Árbol Siempreverde Ambas cordilleras,

entre los 700-1.000

m.s.n.m. en sitios

húmedos de alta

precipitación.

Schinus polygamus Huincan-

Boroco

III- X Arbusto Siempreverde Común en la zona

mediterránea de Chile

Solanum lugustrinum Natre, Natri IV- VIII Árbol Siempreverde Áreas con constantes

precipitaciones, desde 0

a 2000 msnm. (hasta el

límite del bosque).

Sophora macrocarpa Mayu-

Mayo

V- VIII Arbusto Siempreverde Principalmente en la

precordillera, ocupando laderas, sitios abiertos y

terrenos degradados

Sophora microphylla Pelú-

Toromiro

VII- XI Árbol Siempreverde Muy común en la costa.

Tepualia stipularis Tepu,

Tepual

VII- XII Árbol Siempreverde Terrenos muy

húmedos, muchas

veces en turberas

Ugni molinae Murta,

Murtilla

VI- X Arbusto Siempreverde Sitios húmedos

Weinmannia trichosperma Tineo- Palo

Santo

VI- XI Árbol Siempreverde Habita en sitios

húmedos

Chusque coleu Colihue V-XI bambú Siempreverde Desde el nivel del mar

hasta el límite arbóreo,

en sectores con acción

antrópica

Chusquea quila Quila V-XI bambú Siempreverde Desde el nivel del mar

hasta 600 m.s.n.m, asociado a ambientes

con acción antrópica

Lapageria rosea Copihue V-X Trepadora Siempreverde En ambas cordilleras

Luzuriaga radicans Quilineja VI - XI Trepadora Siempreverde Lugares sombríos y

húmedos

Tabla Anexo 2: Composición de la muestra de referencia botánica.

146

ANEXO 3

TAXAS BOTÁNICAS IDENTIFICADAS EN LA MUESTRA ARQUEOLÓGICA

Figura Anexo 3-1: Manifestación de Nothofagus spp. en la muestra arqueológica (cf. N. antartica, cf. N. pumilio, cf. N. dombeyi, cf. N. nítida, cf. N.

oblicua, cf. N. glauca.

147

Figura Anexo 3-2: Manifestación de aff. Crinodendron patagua. en la muestra arqueológica.

148

Figura Anexo 3-3: Manifestación de Eucryphia cordifolia. en la muestra arqueológica

149

Figura Anexo 3-4: Manifestación de Aextoxicon punctatum. en la muestra arqueológica

150

Figura Anexo 3-5: Manifestación de Sophora microphylla. en la muestra arqueológica

151

Figura Anexo 3-6: Manifestación de Laurelia philippiana en la muestra arqueológica

152

Figura Anexo 3-7: Manifestación de Luma apiculata. en la muestra arqueológica

153

Figura Anexo 3-8: Manifestación de Cryptocarya alba. en la muestra arqueológica.

154

Figura Anexo 3-9: Manifestación de aff. Peumus boldus en la muestra arqueológica