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OBJETIVO:
1. Definir los conceptos básicos más importantes utilizados en los procesos de
interacción entre el agente infeccioso y el hospedero.
2. Determinar las fases de la patogénesis del proceso infeccioso.
3. Conocer los determinantes de patogenicidad de los agentes infecciosos (bacterias,
virus, hongos, parásitos)
4. Determinar los diferentes mecanismos de defensa contra microorganismos así
como sus principales funciones.
5. Conocer los signos y síntomas generales del huésped frente a la infección.
6. Conocer las respuestas metabólicas del huésped a la infección.
RESPUESTA DEL HOSPEDADOR FRENTE AL HUESPED
INTRODUCCIÓN
A pesar de los notables avances en la ciencia médica, las enfermedades infecciosas
continúan siendo una importante causa de morbilidad y mortalidad en todo el mundo. De
hecho en la actualidad constituyen la segunda causa de muerte a nivel global luego de
las enfermedades cardiovasculares y la primera causa de muerte en países en vías de
desarrollo. A nivel mundial hay un aumento de la resistencia de los agentes infecciosos a
los antimicrobianos y existe además un mayor número de pacientes inmunosuprimidos a
consecuencia de tratamientos médicos, lo que aumenta el riesgo de infecciones por
agentes en general poco virulentos u oportunistas.
Existen múltiples agentes potencialmente patógenos para el hombre que se diferencian,
entre otras cosas, por su forma de comportamiento. Unos son saprofitos y otros parásitos.
Saprofitos son los que viven de forma libre en la naturaleza y generalmente son incapaces
de desarrollarse en el organismo humano.Parásitos son los que viven a expensas del
hombre, animales o plantas. Son capaces de vivir en la superficie o en el interior del
hombre. De forma general, todo ser vivo que alberga un parásito recibe el nombre de
hospedador (mejor que huésped).Estos agentes patógenos provocan algunos signos y
síntomas generales como respuesta del hospedador frente a la infección, dentro de esta
serie de signos y síntomas periféricos clásicos tenemos al rubor, calor, dolor, edema e
impotencia funcional, que se asocian generalmente a signos y síntomas sistémicos como
son la fiebre, cefalea, mialgias y anorexia.
Esta relación entre la respuesta periférica y sistémica es consecuencia del mecanismo
común que inicia y media estas manifestaciones. Con la progresión del proceso de base
aparece un síndrome con entidad propia, el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica
(SRIS). Cuando este síndrome es causado por una infección se denomina sepsis, que si
no es controlada da lugar a una sepsis grave y aun shock séptico con complicaciones que
pueden poner en peligro la vida del paciente como son la hipotensión y el síndrome de
disfunción multiorgánico. Por todas estas razones, el estudio de las enfermedades
infecciosas es de la mayor importancia para el Médico independiente de su especialidad,
dado que este tipo de enfermedades pueden afectar cualquier órgano o sistema a lo largo
de toda la vida del ser humano.
I. INTERACCIÓN HOSPEDADOR – AGENTE INFECIOSO
La interacción hospedador-agente patógeno tiene varios grados y conceptos
Básicos:
A. COLONIZACIÓN:
Se entiende por colonización la presencia de una bacteria en la piel o
mucosas sin producir enfermedad ni respuesta inmunitaria. Se producen
factores de colonización específicos que permiten al microorganismo
identificar su nido y anclarse en él para no ser eliminados. En la superficie
celular microbiana existen proteínas que reconocen y se unen a
glucoconjugados específicos del huésped. Es la situación de la microbiota
normal.
B. INFECCIÓN:
Es el establecimiento de una bacteria en una localización corporal que no va
seguido de manifestaciones clínicas, pero sí de respuesta inmunitaria. Esta
respuesta puede evidenciarse por pruebas serológicas adecuadas. Este
estado es el que clásicamente se describe como infección inaparente, y se
produce cuando el organismo es capaz de poner en marcha una buena
respuesta defensiva. A veces es difícil diferenciar las situaciones de
colonización e infección.
C. ENFERMEDAD INFECCIOSA:
Es la infección que tiene expresión clínica. La enfermedad infecciosa
aparece cuando el hospedador tiene poca capacidad defensiva, es invadido
por muchos microorganismos o éstos son muy virulentos.Existen tres tipos
de enfermedad infecciosa: tóxica, invasiva y mixta.
1. Tóxicas.
Producidas por bacterias que no tienen capacidad de penetración pero
liberan exotoxinas.Las bacterias colonizan la puerta de entrada y allí
producen la toxina que actúa localmente (V. cholerae), o pasa a la
circulación general (Clostridium tetani). En algunos casos la toxina
penetra preformada o formada con los alimentos (S. aureus).
2. Invasivas.
Son las originadas por bacterias que tienen determinantes que
posibilitan la diseminación en los tejidos. Difunden por contigüidad o por
el torrente circulatorio. Las más representativas son las causadas por
bacterias capsuladas.
3. Mixtas
Son las debidas a bacterias que poseen determinantes que facilitan la
diseminación, pero también producen exotoxinas. La mayor parte de las
bacterias originan enfermedades de este tipo.
D.
PARÁSITOS.
Parásitos son los que viven a expensas del hombre, animales o plantas. Son
capaces de vivir en la superficie o en el interior del hombre. De forma
general, todo ser vivo que alberga un parásito recibe el nombre de
hospedador (mejor que huésped).
La intervención entre el hospedador y los parásitos puede realizarse de
varias formas. En base a este aspecto los parásitos se clasifican en
comensales, simbiontes y patógenos.
1) Comensal.
Es el parásito que obtiene alimento del hospedador sin dar nada a
cambio. En consecuencia, no produce beneficio ni perjuicio al
hospedador. A esta categoría pertenecen la mayor parte de las bacterias
que forman la microbiota normal.
2) Simbionte.
Recibe este nombre el parásito que utiliza el hospedador en beneficio
propio, pero reportando a su vez algún beneficio al hospedador. El
ejemplo más característico de simbionte lo constituyen las bacterias
intestinales que sintetizan vitaminas, y la microbiota cutánea que produce
sustancias bactericidas para microorganismos patógenos.
3) Patógeno.
Es el parásito que provoca daño en el hospedador. Los patógenos
estrictos o verdaderos, son capaces de originar enfermedad en
hospedadores normales. Son patógenos per se, ya que poseen
determinantes de patogenicidad suficientes y válidos para llevar a cabo
una acción patógena. Los patógenos estrictos suelen tener procedencia
exógena y producen cuadros clínicos bastante específicos.
Los patógenos oportunistas no causan enfermedad, a no ser que
encuentren factores favorecedores en el hospedador, fundamentalmente
disminución de las defensas del organismo. Los patógenos oportunistas
dan lugar a cuadros menos específicos, y casi siempre son de origen
endógeno (microbiota normal). Brucella y Shigella son ejemplos de
patógenos estrictos. Las bacterias responsables de infecciones
hospitalarias, los hongos y muchos virus pertenecen a la categoría de
patógenos oportunistas.
E. OTRAS DEFINICIONES:
1) Inefectividad:
Capacidad de un agente infeccioso de alojarse y multiplicarse en el
hospedero. Pueden medirse como Tasa de Ataque: Número de
Infectados/Número de expuestos susceptibles
2) Septicemia:
Estado infeccioso grave, que se caracteriza por la presencia en sangre de
bacterias patógenas y productos de las mismas.Es la presencia de
bacterias en la sangre (Bacteriemia) y suele estar asociada con infecciones
graves.
3) Sepsis:
La sepsis puede definirse como la respuesta del organismo a la infección.
La infección está causada por microorganismos o gérmenes(normalmente
bacterias) que invaden el organismo. Puede limitarse a una región en
particular del organismo (p.ej.un absceso dental) o puede diseminarse por
la sangre (lo cual se denomina a veces septicemia.Evidencias clínicas de
infección más evidencias de respuesta sistémica a la infección (Fiebre,
taquicardia, taquipnea, leucocitosis o leucopenia)
4) Shock séptico:
Sepsis más hipotensión a pesar de reposición adecuada de volumen.
5) Síndrome de respuesta sistémica inflamatoria (SIRS):
Respuesta inflamatoria a una amplia variedad de desencadenantes
(infección, pancreatitis, trauma, quemaduras).
II. CARACTERÍSTICAS DE LOS MICROORGANISMOS
Aunque para algunos ambos términos son sinónimos, en general se considera que
hacen referencia a aspectos diferentes.
Patogenicidad
Se entiende por patogenicidad o poder patógeno a la Capacidad de un agente
infeccioso de producir enfermedad en un huésped susceptible. Los factores de
patogenicidad o determinantes de patogenicidad, son componentes
estructurales o segregados y también estrategias concretas del agente
infeccioso, que posibilitan que éste pueda originar enfermedad.
Virulencia
Virulencia es el grado de patogenicidad. Es por tanto, un atributo cuantitativo
que hace referencia a una cepa concreta. Así, se dice que “la cepa X es más
virulenta que la cepa Y”. la virulencia no es algo estable, ya que puede
modificarse en el tiempo, por mutación, pases en medios de cultivo, etc.
La aparición de enfermedad no depende sólo de la patogenicidad o de la
virulencia. Especies con pocos factores de patogenicidad y cepas poco
virulentas producen enfermedad si las defensas del hospedador están
disminuidas.
III. FASES DE LA PATOGENESIS.
La mayoría de los agentes patógenos interaccionan directamente con el huésped,
localizan un espacio para poder crecer, posiblemente por invasión de la piel y
membranas mucosas, se diseminan y evaden las defensas del huésped y originan
cambios fisiológicos que se traducen en los síntomas de la enfermedad.
En unos casos las bacterias llegan al organismo humano procedentes del exterior
(infecciones exógenas). En otros, las bacterias que causan el cuadro infeccioso se
encuentran formando parte de la microbiota normal (infecciones endógenas). Hay
cuatro fases en la patogénesis: colonizacion, invasion, multiplicacion y
diseminación, y producción de daño tisular.
A. Colonización.
Se entiende por colonización la presencia de un agente infeccioso en la piel o
mucosas sin producir enfermedad ni respuesta inmunitaria.La adherencia es el
primer paso para la colonización, que se define como la unión del
microorganismo a los receptores de las células de la piel o mucosas, o a
materiales inertes colocados en el interior del organismo.
Durante el proceso de colonización se producen factores específicos que
permiten al microorganismo identificar su nido y anclarse en él para no ser
eliminados. En la superficie celular microbiana existen proteínas que
reconocen y se unen a glucoconjugadosespecíficos del huésped.
Los componentes bacterianos que intervienen reciben globalmente el nombre
de adhesinas (fimbrias, ácidos lipoteicoicos, glicocalix, etc.). Los receptores
celulares están en la superficie de las células y suelen ser glucoproteínas. Una
misma bacteria puede tener varias adhesinas, una adhesina puede ser válida
para varios receptores, y un tipo concreto de receptor puede reconocer varias
adhesinas.
La adherencia impide la eliminación de las bacterias por factores mecánicos,
favorece el aprovechamiento de nutrientes y la multiplicación bacteriana, y
conduce a la formación de microcolonias y al estado de colonización.
B. Invasión.
Es un proceso complejo que se produce tras una colonización cuando los
microorganismos atraviesan la pared celular.Los microorganismos deben de
atravesar el epitelio cutáneo o mucoso para producir enfermedad.
La capacidad invasora se ve favorecida por la secreción de una serie de
enzimas que facilitan la rotura de barreras titulares.Por ejemplo, en la
shigelosis se ha demostrado que tras la interacción inicial se desencadena
una entrada de polimorfonucleares (PMN) necesarios para la invasión masiva
del organismo a través de la mucosa.
No obstante, existen algunas excepciones. C. diphtheriaey
Bordetellapertussiscolonizan la mucosa y desde allí liberan la exotoxina que
pasa a la circulación general.
En ocasiones la penetración se realiza de forma pasiva (picadura de
artrópodo, heridas, mordeduras, etc.), pero en la mayor parte de los casos se
lleva a cabo de forma activa. Las bacterias que penetran más fácilmente son
las que liberan enzimas mucolíticas o histolíticas. Unas invaden las células del
epitelio, se multiplican y las destruyen, sin alcanzar ni afectar la zona
submucosa (Shigella). Otras penetran en las células, pasan a través de ellas
sin lesionarlas y llegan a la zona submucosa, donde se multiplican, y
posteriormente se diseminan por todo el organismo (Salmonella typhi).
C. Diseminación y multiplicación.
Los microorganismos se multiplican en la submucosa o en el tejido
subcutáneo. Desde aquí difunden localmente y a distancia. Tienen mayor
capacidad de diseminación las que poseen determinantes antifagocitarios y
las que liberan enzimas del tipo hialuronidasa, proteasas, lipasas, etc. La
propagación a distancia se realiza por vía sanguínea o linfática, o por ambas.
Algunas toxinas bacterianas (C. tetani) lo hacen por vía nerviosa.
D. Evasiónde los mecanismos de defensa.
una vez en el interior del huésped y situadas en su tejido u órgano
diana las bacterias patógenas para poder reproducirse deben superar
con éxito los distintos mecanismos que opone el sistema inmune a la
invasión. De hecho en la mayoría de los individuos estos mecanismos
son eficaces y controlan las infecciones bacterianas. Pero las especies
patógenas han adquirido y mantenido durante su evolución estructuras o
estrategias paraevadir la fagocitosis, la acción lítica del complemento, los
anticuerpos o la citotoxicidad, y estas estructuras son por tanto importantes
factores de virulencia.
E. Adaptación a las condiciones del huésped.
Los factores nutricionales que escasean in vivo en el entorno de la
bacteria limitan su crecimiento. Para la mayoría de las especies
patógenas el elemento limitante es el hierro porque dicho elemento en su
forma libre es muy escaso en la sangre, encontrándose en su mayor parte
ligado a proteínas del huésped. Por eso las especies y cepas más virulentas
han desarrollado unos sistemas enzimáticos de alta eficacia para fijar
hierro en competencia con la lactoferrina o tranferrina el huésped
denominados sideróforos. Tener sideróforoas permite a la bacteria
patógena reproducirse a gran velocidad aventajando a los mecanismos
inmunes por lo que son factores de virulencia importantes
F. Producción de daño tisular.
El daño tisular surge por tres mecanismos principales: acción directa sobre las
células, mecanismo inflamatorio y mecanismo inmunológico.
- Acción directa.
Las exotoxinas interfieren el funcionalismo de las células y pueden provocar
su destrucción, especialmente si son toxinas que inhiben la síntesis proteica.
En unos casos la exotoxina actúa sólo localmente (enterotoxina de S. aureus);
en otros lo hace a nivel local y general (C. diphtheriae); y en otros origina daño
local y éste a su vez favorece la diseminación del microorganismo. Unas
exotoxinas tienen acción general (C. diphtheriae), mientras que otras actúan
sobre localizaciones concretas (neurotoxinas, enterotoxinas, etc.).
- Mecanismo inflamatorio.
En los tejidos tiene lugar la liberación de enzimas hidrolíticas celulares y
bacterianas que originan una reacción inflamatoria. El LPS y otros
componentes bacterianos activan el complemento, que también es
favorecedor de la inflamación. Además, el LPS, superantígenos y otras
modulinas inducen la formación de citocinas, que cuando se producen en
exceso ocasionan reacciones inflamatorias perjudiciales, e incluso shock
séptico, síndrome de respuesta inflamatoria sistémica y síndrome de
disfunción multiorgánica.
- Mecanismo inmunológico.
En ocasiones las lesiones tisulares son consecuencia de la interacción entre la
respuesta inmune del hospedador y la bacteria o sus metabolitos. Es el caso
de los cuadros debidos a depósito de inmunocomplejos, hipersensibilidad
celular y reacciones autoinmunes.
IV. DETERMINANTES DE PATOGENICIDAD:
1. DETERMINANTES DE PATOGENICIDAD EN BACTERIAS
1.1. DETERMINANTES FAVORECEDORES DE LA COLONIZACIÓN, ADHESIÓN.
1.1.1. Fimbrias.
Las fimbrias, o Pili, son estructuras bacterianas superficiales de las bacterias
gramnegativas. Intervienen en la adherencia a células de superficies mucosas.
Son muy numerosas, de naturaleza proteica (pilina) y antigénicas. Su formación
está codificada por plásmidos.
1.1.2. Adhesinas proteicas no fimbrias
Algunas bacterias tienen proteínas superficiales en su membrana externa o en el
LPS que participan en el proceso de adherencia. La proteína F de estreptococos
media la adhesión a la fibronectina, que se encuentra en la superficie de células
epiteliales de la orofaringe.
1.1.3. Ácidos lipoteicoicos
Son componentes parietales de las bacterias grampositivas, que se originan en
zonas profundas de la pared y emergen en la superficie. Los cocos grampositivos
se unen a las células del epitelio respiratorio por estos ácidos.
1.1.4. Glicocalix (slime)
Es un exopolisacárido que segregan algunas bacterias (Staphylococcus
epidermidis,Streptococcus) que forma una biocapa en la que quedan incluidas las
bacterias . Esta biocapa se fija firmemente a dispositivos médicos o quirúrgicos
implantados en el interior del organismo (sondas, catéteres, prótesis, etc.).
1.1.5. Cápsula
Es el principal determinante antifagocitario. Su papel es muy importante, como lo
prueba el que algunas bacterias cuando pierden la cápsula se convierten en no
patógenas.
1.1.6. Otros determinantes
Existen otros determinantes de patogenicidad que favorecen la colonización y/o la
diseminación bacteriana. Es el caso de los sideróforos que extraen el hierro de la
transferrina, las bacteriocinas que destruyen la flora normal, las enzimas que
hidrolizan o despolimerizan los tejidos, proteasa anti-IgA, peptidasa de C5a,
leucocidinas, etc. También debe incluirse en este grupo las variaciones en los
antígenos de superficie que posibilitan evadir la respuesta inmune.
1.2. DETERMINATES QUE PRODUCEN INVASION.
Invasinas. Son varias las estructuras y mecanismos implicados en la invasión de
tejidos por bacterias. A veces, como en el caso de Shigella, los genes
relacionados con la invasión se localizan en plásmidos, pero generalmente se
encuentran en el cromosoma. En muchas bacterias patógenas aún no se han
identificado con precisión los genes y mecanismos relacionados con su
capacidad invasiva. Staphylococcusaureus, Streptococcuspyogenes y en
general las bacterias que invaden al huésped por los espacios intercelulares,
para favorecer la invasión suelen excretar exoenzimas(hialuronidasas, lipasas,
etc) capaces de destruir el ácido hialurónico y otras sustancias que mantienen
unidas nuestras células.
1.3. FACTORES QUE PRODUCEN EVASION DE LOS MECANISMOS DE
DEFENSA.
1.3.1.1. Cápsulas. En muchas especies bacterianas las cepas que
sintetizan cápsulas son más virulentas que las no capsuladas, gracias a
su cápsula polisacárida, es capaz de evadir a los macrófagos
alveolares invadiendo el tracto respiratorio bajo para producir
neumonía.
1.3.1.2. Intracelularidad. Algunas bacterias parásitas como Legionella,
Brucella, Salmonella, Listeria o Mycobacterium tuberculosis basan su
virulencia en hacer fracasar el último paso de la fagocitosis, la
digestión intracelular, y no solo no son destruidas por los fagocitos
sino que se multiplican en su interior y los utilizan como vehículo para
diseminarse por el organismo del huésped. Legionellapneumophila
o Salmonella thyphimurium, por ejemplo, inhiben la fusión de los
lisosomas con el fagosoma en el que han sido incluidas evitando así
su acidificación. Rickettsiarickettsiae huye del fagosoma hacia el
citoplasma del fagocito en el que se multiplica. Incluso hay
bacterias como Coxiellaburnetti que se han adaptado para
sobrevivir en el entorno ácido del fagolisosoma sin problemas. En
general las bacterias que realizan su multiplicación en el interior de
las células del huésped evitan los mecanismos de defensa
humorales como el complemento y los anticuerpos, que solo les
afectarán en su paso de unas células a otras.
1.4. DETERMINANTES QUE PRODUCEN DAÑO TISULAR.
Son múltiples, pero los dos más importantes son las exotoxinas y la endotoxina
(LPS).
Exotoxinas.
Aunque existen excepciones, son compuestos proteicos segregados por
las bacterias. Tienen acción específica y son de tres tipos:
Toxinas de modelo A-B. La subunidad B se fija a la célula. La A es la que
penetra y es la parte activa. El prototipo lo constituyen las toxinas de
Corynebacteriumdiphtheriaey Vibrio cholerae.
Toxinas que alteran la membrana, como la toxina a de
Clostridiumperfringens.
Superantígenos, como la toxina del síndrome del shock tóxico por S.
aureus. Los superantígenos son toxinas que inducen la liberación de
citocinas por las células T.
Endotoxina
El lípido A del LPS es el responsable de la toxicidad, pues activa el
complemento y estimula la formación de citocinas.
Complemento y citocinas tienen papel defensivo, pero su liberación en
exceso puede ser perjudicial. Las citocinas son responsables del shock
séptico.
Otros determinantes
Algunos componentes del peptidoglicano de las bacterias grampositivas,
especialmente los ácidos teicoicos, a veces provocan liberación de
citocinas en exceso. Las enzimas que facilitan la difusión bacteriana
también lesionan los tejidos.
Por último, hay componentes bacterianos, como determinados antígenos
de Streptococcuspyogenesy otras bacterias, que son responsables de
respuestas autoinmunes.
2. DETERMINANTES DE PATOGENICIDAD EN VIRUS.
3. DETERMINANTES DE PATOGENICIDAD EN HONGOS.
a.) Adherencia: Este factor permite la colonización de los tejidos. La relación entre
germinación y adherencia se considera una de las principales causas de
virulencia; sin embargo, Sobel y col. Demostraron que la germinación no siempre
es prerrequisito para la adherencia. Los receptores de las células del hospedero
para las adhesinas de algunos hongos juegan un papel importante; éste es el
caso de la fibronectina, trombina, lectinas y factor G, esenciales para que el
microorganismo se establezca en el tejido.
b.) Toxinas: Las endotoxinas producidas por algunos hongos tales como Candida y
Aspergillus pueden inducir reacciones de hipersensibilidad.
c.) Aflatoxinas: las aflatoxinas son un grupo de compuestos tóxicos producidos
principalmente por algunas especies de Aspergillus (A. flavus, A. parasiticus y A.
nominus) Las aflatoxinas poseen actividad mutágena y carcinógena y por tanto su
presencia en los alimentos ha de reducirse al mínimo.
d.) Enzimas: Proteasas, elastasas y fosfolipasas destruyen el tejido y ayudan a la
penetración del microorganismo, al aumentar la permeabilidad vascular por la
actividad del sistema quinina-calicreina.
e.) Melanina: protege contra los oxidantes producidos por los neutrófilos. Es uno
de los mecanismos de virulencia del Cryptococcus neoformans y de los mohos
negros.
4. DETERMINANTES DE PATOGENICIDAD EN PARASITOS.
1) Exposición y entrada:
Aunque numerosas enfermedades provocadas `por microorganismos endógenos
que forman parte de la flora normal del huésped humano, este no es el caso en la
mayoría de las enfermedades provocadas por parásitos del tipo protozoos y
helmintos. Estos microorganismos se adquieren virtualmente siempre a partir de
una fuente exógena y, de este modo, han desarrollado numerosos métodos para
entra en organismo del huésped. Las formas más frecuentes de entrada son la
ingestión por vía oral o la penetración directa a través de la piel u otras superficies.
La mayoría de los parásitos humanos presenta un espectro limitado de los
órganos o tejidos en los que pueden replicarse o sobrevivir. por ejemplo, el simple
contacto cutáneo con la mayoría de los protozoos intestinales no provoca
enfermedad; así, estos microorganismos deben ser ingeridos para que se inicie el
proceso.
2) Adherencia y replicación
La mayoría de infecciones se inician mediante la unión del microorganismo a los
tejidos del huésped, seguidas por la replicación para establecer la colonización. La
unión del parasito a las células o tejidos del huésped puede ser relativamente
inespecífica, puede estar mediada pro partes mecánicas o por partes de la boca
con la que pica o muerde o puede proceder de la interacción entre las estructuras
de la superficie del parasito conocidas como adhesinas y los receptores
glucoproteicos o glucolipidos observados en algunos tipos celulares, aunque no en
otros. Las estructuras de superficie que facilitan la adhesión del parasito incluyen:
glucoforina AyB, los receptores del complemento, la fibronectina, y los conjugados
de N-acetilglucosamina.
3) Lesión celular y tisular.
La mayoría de microorganismos inician el proceso de la enfermedad mediante la
invasión de los tejidos normalmente estériles y la consiguiente replicación y
destrucción. La enfermedad parasitaria puede establecerse mediante la
elaboración de productos tóxicos, lesión tisular mecánica, y mediante reacciones
inmunopatologicas.
4) Rotura, evasión e inactivación de las defensas del huésped.
Aunque los procesos de destrucción celular y tisular, son con frecuencia,
suficientes para iniciar la enfermedad clínica. El parasito debe ser capaz de evadir
el sistema inmunitario de defensa del huésped para que se mantenga el proceso
de la enfermedad.
V. NOCIONES DE INMUNOLOGÍA.
La función fisiológica del sistema inmune es proteger al hospedero de los
microorganismos patógenos. El sistema inmunitario es capaz de responder de
diferentes formas especializadas frente a los distintos microorganismos, con el
objetivo de combatir más eficazmente estos agentes infecciosos. La defensa frente a
estos microorganismos esta mediada por la inmunidad innata (inespecífica) y
específica. La respuesta de la inmunidad innata tiene una importante función para
determinar la naturaleza de respuesta inmunitaria específica. La supervivencia y
Patogenicidad de los microorganismos están muy influenciadas por su capacidad
para evadir o resistir la inmunidad protectora.
La lesión tisular y la enfermedad consecuencia de la infección pueden estar
producidas por la respuesta del hospedero frente al microorganismo y sus productos,
en lugar de estar producidos por el propio microorganismo.
Los mecanismos de defensa inespecíficos están presente en todos los individuos y
protegen frente a cualquier patógeno. Los específicos varían de unas personas a
otras y defienden frente a patógenos concretos. Los inespecíficos son la también
llamada resistencia inespecífica, resistencia natural o inmunidad innata, pues son
congénitos. Los específicos se adquieren por infección o vacunación y constituyen lo
que se denomina respuesta inmunitaria o específica, inmunidad adquirida o
inmunidad adaptativa.
INESPECÍFICOS ESPECÍFICOS
Respuesta Inespecífica Específica o inmunitaria
Resistencia Natural Adaptativa o adquirida
Células Fagocitos , NK Linfocitos T
Factores solubles Complemento y otros Anticuerpos
Eficacia Desigual Alta
Adquisición Congénita Infección o vacunación
1. RESPUESTAS INESPECÍFICAS.
Están presentes en todos los individuos, pero su eficacia no es exactamente igual.
Dicho mecanismo defensivo puede estar alterado por la genética, por
enfermedades asociadas, por las drogas, por la edad y en estas situaciones el
huésped puede estar predispuesto a diferentes agentes infecciosos.Unos están
situados a nivel de piel y mucosa (defensas externas), y otros en el medio interno
(defensas internas).
Barreras mecánicas (piel y mucosas)
La integridad de la piel y de las mucosas representa un mecanismo defensivo
fundamental para prevenir la penetración en el organismo de la flora endógena
y exógena. La mayoría de los microorganismos sólo atraviesan esta barrera
cuando existe solución de continuidad en ella, catéteres intravenosos, sondas
urinarias, heridas quirúrgicas, traumatismos, etc.
La piel tiene una serie de mecanismos que dificultan su colonización
bacteriana: humedad escasa, pH ácido, ácido láctico libre producido por las
glándulas sudoríparas y ácidos grasos libre, ceras y alcoholes segregados por
las glándulas sebáceas. Incluso la propia actividad de las bacterias
comensales tiene un efecto defensivo.
Las mucosas están bañadas por sustancias con actividad antimicrobiana
(moco cervical, lágrimas). La mucosa respiratoria, además de los cilios,
presenta una capa de mucina ala que pueden adherirse los microorganismos.
El surfactante también posee esta actividad.
Las mucosas segregan una serie de sustancias con capacidad defensiva,
como la lisosoma que destruye el peptidoglicano de las bacterias
Grampositivas, y la lactoferritina que fija los iones Fe2+ necesarios para el
crecimiento de las bacterias. Existe también inmunoglobulina A (IgA) y en
menor medida IgM que completan este complejo mecanismo defensivo.
El pH gástrico es un excelente mecanismo antibacteriano. Cuando por acción
de los antiácidos el pH se alcaliniza, la colonización de la mucosa gástrica
aumenta y puede llegar a ser un reservorio de microorganismos
potencialmente patógenos. Algunos microorganismos, como por ejemplo
Shigella spp., han desarrollado una resistencia al pH ácido controlada desde el
punto de vista genético y que justifica el hecho de que pocos organismos sean
capaces de producir clínica en humanos.
Los mecanismos de defensa más importantes de la vía urinaria son el arrastre
mecánico producido por la micción y el pH ácido de la orina. La acidez vaginal
constituye otro de los mecanismos de defensa además de la flora habitual que
impide la colonización por otros microorganismos como Candida albicans.
Respuesta inflamatoria.
Si los patógenos consiguen superar esa primera línea defensiva tendrán
que enfrentarse a las defensas celulares representadas por los fagocitos y
célula natural killer.
Las manifestaciones locales y sistémicas de infección pueden ser iniciadas
por numerosos mecanismos. Los lipopolisacáridos (LPS) de los
microorganismos grammegativos y los peptidoglicanos de los
grampositivos pueden iniciar la producción y liberación de citocinas
proinflamatorias como la IL-1yTNFa. En el caso del lipopolisacárido, el
efecto biológico está mediado por una porción del lípido A de la molécula.
Las células fagocitarias (PMN, monocitos y macrófagos) ingieren y
destruyen los agentes invasores, después de una reacción inflamatoria
previa. No obstante, conviene recordar que a veces el proceso de
fagocitosis no conlleva la destrucción del patógeno, sino que este puede
sobrevivir en la célula fagocitaria, e incluso ocasionar la muerte de ésta.
Las Células natural killerSe caracterizan por ser células granulares
grandes, de baja densidad y carecer de receptores T celulares, y de
inmunoglobulinas. No requieren activación para funcionar, aunque su
acción se encuentra modulada por los determinantes de clase I del MHC
(complejo mayor de histocompatibilidad). Intervienen de forma prioritaria en
la infección vírica.
Los Interferones son una familia de proteínas íntimamente relacionadas en
la regulación del sistema inmune y con un importante papel en el control
tumoral. Existen tres clases de interferones:
2. RESPUESTA INMUNOLÓGICA ESPECÍFICA.
La respuesta inmunológica se define como aquélla en la cual el antígeno
microbiano evoca una respuesta en el huésped que es específica para la
estructura que inicia la respuesta. Estos mecanismos actúan frente a patógenos
concretos y suelen ser bastante eficaces.
En la respuesta inmunitaria humoral el papel defensivo lo llevan a cabo los
anticuerpos, por su acción de opsonización, fijación del complemento y
neutralización de toxinas. En la respuesta inmunitaria celular intervienen los
linfocitos T, en unos casos los linfocitos T citolíticos (LTC) y en otros linfocitos T
productores de citocinas.
La regulación de estas respuestas es compleja e incluye varios factores como:
Células y productos secretados como son los factores de crecimiento y
los mediadores de traducción de señal.
Proteínas inmunosolubles como los anticuerpos.
Activación de cascadas que afectan a las proteínas circulantes y
formación de complejos proteína-proteína y productos hidrolíticos con
actividad biológica.
El defecto en cada uno de los cuatro pilares del sistema inmune (células
fagocíticas, células T, complemento y anticuerpos) favorece la aparición de ciertas
infecciones y no de otras:
(1) Defectos en la fagocitosis disminuyen las defensas del huésped frente a
ciertas bacterias y hongos pero no a virus y protozoos.
(2) Defectos en la inmunidad celular predisponen a infecciones por
micobacterias y bacterias intracelulares facultativas pero no a bacterias
piógenas.
(3) Defectos en el complemento puede disminuir la defensa frente a
microorganismos encapsulados y no frente a hongos.
(4) Defectos en los anticuerpos disminuyen la respuesta frente a
gramnegativos encapsulados y grampositivos pero no frente a virus y
hongos.
3. INMUNIDAD HUMORAL.
Los anticuerpos son glicoproteínas complejas o Ig producidas por los linfocitos B
maduros, que circulan en los líquidos orgánicos o que son secretadas hacia las
superficies mucosas.Cada uno de ellos se dirige específicamente contra un
antígeno determinado del microorganismo. Los anticuerpos pertenecen a
diferentes clases estructurales:
4. INMUNIDAD CELULAR.
Existe una serie de microorganismos que se localizan en el interior de la célula y
que son resistentes a la acción del complemento y a la de los anticuerpos;
además, la protección contra ellos no puede transferirse de un animal a otro a
través del suero. En esta situación, la inmunidad celular, formada por los linfocitos
T, los macrófagos y las células citolíticas desempeñan un papel defensivo
importante.
Los macrófagos y linfocitos B activan a los linfocitos T y éstos actúan de diferentes
maneras para combatir la infección.Las células T citotóxicas pueden lisar
directamente las células del huésped que presentan antígenos extraños. Los
linfocitos T colaboradores estimulan la proliferación de las células B y la
producción de inmunoglobulinas. Las células T elaboran citocinas que inhiben
directamente el crecimiento de los patógenos o estimulan su destrucción por los
macrófagos y las células citotóxicas, y además estimulan la respuesta inflamatoria.
VI. RESPUESTA INMUNITARIA FRENTE A LOS AGENTES INFECCIOSOS.
A. Defensas frente a bacterias.
Las respuestas defensivas del hospedador están encaminadas a eliminar
las bacterias y a neutralizar el efecto de sus toxinas. La eficacia de estas
respuestas es diferente según se trate de bacterias extracelulares o de
localización intracelular.
a) Bacterias extracelulares.
La principal defensa inespecífica la constituye la fagocitosis. En el
proceso también intervienen de forma importante el complemento y
determinadas citocinas.
El peptidoglicano de bacterias grampositivas y el LPS de bacterias
gramnegativas activan el complemento. Como consecuencia,
además de poder producirse la lisis Bacteriana, se liberan factores
quimiotácticosy anafilotóxicos (C3a y C5a), sinolvidar además que
C3btiene papel de opsonina. Por otro lado, el LPS bacteriano
estimula la formación de citocinas (TNF, IL-1, IL-6 y quimiocinas)
por parte de los fagocitos monocelulares, que favorecen la
inflamación, y en definitiva la fagocitosis.
La respuesta inmunitaria humoral es un mecanismo defensivo
específico frente a estas bacterias mucho más importante que la
respuesta inmunitaria celular. Los anticuerpos defensivos son IgG e
IgM que opsonizan las bacterias y activan el complemento.También
neutralizan toxinas bacterianas y evitan su unión a las células diana.
La respuesta celular se realiza por intervención de los LT CD4+ que
producen IFN-g, que activa a los macrófagos, y FNT que induce
inflamación.
b) Bacterias intracelulares.
La resistencia inespecífica es poco eficaz para la defensa frente a
estas bacterias, pues en general son microorganismos que exhiben
una alta resistencia a la digestión infrafagocitaria. Las células NK
resultan activadas por las bacterias intracelulares y liberan IFN-g
que activa a los macrófagos.
La respuesta específica celular (respuesta inmunitaria celular) es
sin duda el principal mecanismo defensivo. Los antígenos proteicos
bacterianos localizados intracelularmente estimulan a los LT CD4+,
los cuales producen citocinas (IFN-gamma) que activan los
macrófagos. Además, también estimulan a los LTC (citolíticos), y
estos linfocitos así activados destruyen las células infectadas.
Bacterias
extracelulares
Bacterias
intracelulares
Virus
Resistencia inespecífica Grande
(fagocitosis)
Pequeña
(células NK)
Pequeña
(células NK)
Respuesta inmunitaria
humoral
Grande
(anticuerpos)
Nula Moderada
Respuesta inmunitaria
celular
Pequeña
(LT,CD4+)
Alta (LT,CD4+,LTC) Alta (LTC)
B. Defensa frente a Virus.
Hay dos mecanismos defensivos inespecíficos principales frente a los virus,
por un lado, la infección vírica induce la producción de IFN tipo I por parte
de las propias células infectadas. Esta citocina inhibe la replicación vírica.
Por otro, las células NK tienen capacidad de destruir células infectadas por
virus. Los anticuerpos sólo son eficaces frente a los virus antes de que
éstos penetren en las células. Por tanto, su papel defensivo es pequeño,
excepto en el caso de la IgA.La respuesta inmunitaria celular, por el
contrario, tiene un papel importante. Los antígenos víricos estimulan los
LTC, los cuales lisan las células infectadas.
C. Respuesta frente a Hongos.
Las respuestas protectoras primarias a las micosis están facilitadas por
reacciones inflamatorias mediadas por los linfocitos TH1. Los pacientes con
una deficiencia a nivel de estas respuestas (p. ej., aquellos con SIDA) son
más susceptibles a las infecciones por hongos. Asimismo, en la destrucción
de los hongos tienen mucha importancia los macrófagos activados por IFN-
y. La producción de proteínas catiónicas por los neutrófilos reviste
importancia frente a algunas micosis (p. ej., mucormicosis); asimismo, el
óxido nítrico desempeña una función destacada en las infecciones por
Cryptococcus y otros hongos. Los anticuerpos (p. ej., una opsonina)
pueden favorecer la eliminación de los hongos.
D. Respuesta frente a Parásitos.
Es difícil hacer generalizaciones acerca de los mecanismos de la
inmunidad antiparasitaria puesto que existen numerosos parásitos que
pueden adoptar formas diferentes y residir en distintas localizaciones
durante su ciclo vital (tabla 14-5). En las infeccionesintracelulares tienen
importancia la estimulación de las respuestasde los linfocitos T CD4 TH1,
los linfocitos T CD8 y los macrófagos, mientras que en las infecciones por
parásitos extracelulares (en sangre y tejidos) destacan las respuestas de
los anticuerpos de los linfocitos TH2. La IgE, los eosinófilos y los
mastocitos juegan un papel señalado en la eliminación de las infecciones
por helmintos
VII. SIGNOS Y SINTOMAS GENERALES Y CONSECUENCIAS DE LA RESPUESTA
DEL HUESPED A LA INFECCION.
Existen una serie de signos y síntomas periféricos clásicos tales como rubor, calor,
dolor, edema e impotencia funcional, que se asocian generalmente a signos y
síntomas sistémicos como son la fiebre, cefalea, mialgias y anorexia (tabla 1).
Esta relación entre la respuesta periférica y sistémica es consecuencia del
mecanismo común que inicia y media estas manifestaciones. Con la progresión del
proceso de base aparece un síndrome con entidad propia, el síndrome de respuesta
inflamatoria sistémica (SRIS). Cuando este síndrome es causado por una infección se
denomina sepsis, que si no es controlada da lugar a una sepsis grave y a un shock
séptico con complicaciones que pueden poner en peligro la vida del paciente como
son la hipotensión y el síndrome de disfunción multiorgánico.
FIEBRE.
Aunque no existe un consenso establecido en su definición, se entiende como
fiebre la elevación de la temperatura corporal por encima de lo que es normal para
cada persona, pudiendo variar en ±1º a partir de 36º C, tomada en la axila. Como
la temperatura diaria de cada persona presenta un ciclo circadiano, con un pico al
final de la tarde y descenso a primera hora de la mañana, se ha definido como
fiebre una temperatura superior a 37,2º C a primera hora de la mañana y 37,8º C
por la tarde. Otros factores como la ovulación, el calor excesivo e incluso el
ejercicio intenso y el estado pospandrial pueden incrementar la temperatura
corporal.
El mecanismo de producción de la fiebre (fig. 1) radica en el estímulo inducido en
el núcleo preóptico del hipotálamo anterior por las citocinas excretadas por las
células mononucleares. Las citocinas que intervienen de forma preponderante son
la interleucina-1 y 6 (IL-1 y IL-6) elaboradas por los microorganismos, el factor de
necrosis tumoral (TNF) y posiblemente el interferón γ (IFN-γ). Este estímulo
produce en el hipotálamo elevadas concentraciones de prostaglandinas,
principalmente prostaglandina E2 y aparece la fiebre.
Las prostaglandinas están reguladas por mediadores antipiréticos endógenos
como son la arginina vasopresina, la hormona melanocito-estimulante, las
catecolaminas, los glucocorticoides y sus inductores, la lipocortina y los inhibidores
y receptores naturales solubles de las citocinas1-4.
La fiebre sería por tanto la expresión clínica de una respuesta inicial del huésped
frente a la infección, siendo la manifestación fundamental de la movilización de las
defensas del huésped, mejorando la quimiotaxis, la actividad del complemento, la
fagocitosis y, de forma indirecta, la lisis lisosomal con disminución de las
concentraciones séricas de minerales, cinc y hierro, importantes para el
metabolismo bacteriano.
El principal mecanismo generador de calor es la actividad muscular. En el
desarrollo de la respuesta febril existe una actividad muscular involuntaria
controlada por el sistema nervioso central (SNC) que da lugar a los temblores y
escalofríos cuando la temperatura empieza a subir. La pérdida de calor en
condiciones fisiológicas se produce por conducción, convección, radiación y
sudoración. Del desarrollo encadenado de estos mecanismos resultan en primer
lugar la sensación de frío producido por la actividad muscular y se inicia una
vasoconstricción periférica. Seguidamente aparece una sensación de calor debida
a la vasodilatación que ocurre para regular la temperatura por conducción hacia
las superficies, convección y radiación y evitar un máximo ascenso febril.
Finalmente, en el pico máximo de la fiebre se produce una sudoración profusa y
un rápido descenso de la temperatura hasta que se inicia un nuevo pico febril.
El pico máximo de temperatura se establece en 41-42º C, y raramente aparecen
temperaturas superiores. Una temperatura mantenida por encima de este rango
puede observarse en golpe de calor o en el síndrome neuroléptico maligno y se
acompaña de alteraciones estructurales y metabólicas con elevada morbilidad y
mortalidad. En humanos no hay estudios clínicos que definan cuál es la
temperatura óptima en el curso del tratamiento y respuesta a la infección. A pesar
de ello, algunos investigadores concluyen que no es prudente modificar la fiebre
con antipiréticos como salicilatos.
Existen consecuencias que afectan este balance riesgo beneficio de la respuesta
del huésped. Durante la fiebre, independientemente de cuál sea la causa de la
misma, existe un incremento en las necesidades energéticas. Esto ocurre en parte
por el efecto del coeficiente de temperatura biofísica denominado efecto Q10, y
definido por un incremento de aproximadamente un 10% de la tasa de reacciones
enzimáticas para incrementar la temperatura 1º C. Este incremento de energía no
se restringe únicamente a reacciones que benefician al huésped, todas las
reacciones enzimáticas se encuentran afectadas. Por otra parte, la actividad
muscular que genera el calor para elevar la temperatura también necesita un
incremento de energía. Por último, también se consume energía en la síntesis de
nuevas células y proteínas necesarias para combatir la infección. En una sepsis el
requerimiento energético está en un 35-40% por encima del basal.
ANOREXIA.
La pérdida del apetito es una manifestación temprana de la infección. Estudios en
animales han demostrado que con la administración de IL-1β y TNF-α se produce
una brusca disminución de la ingesta. Extrapolando estudios realizados en
pacientes con traumatismo, es posible que la IL-1β induzca patrones de sueño de
ondas lentas que explicarían por qué la fatiga acompaña a la fiebre y a la anorexia
en la infección.
Al mismo tiempo el sueño serviría para reducir la actividad física y el metabolismo
del músculo. Recientemente se ha descrito un péptido, la leptina, semejante a las
citocinas y secretada por los adipocitos que parece implicada en la patogenia de la
anorexia. Si se administra animales de experimentación reduce la ingesta y
favorece la pérdida de peso y si se administra directamente en el ventrículo lateral
el efecto sobre la ingesta alimentaria aparece a los treinta minutos10. La leptina
parece actuar por inhibición del neuropéptido y en el hipotálamo. Por otra parte, se
conoce que la leptina forma parte de las denominadas como “proteínas de fase
aguda”, cuya producción se ve incrementada bajo la influencia de la IL-6. Algunas
de éstas presentan efecto inmunorregulador (proteína C reactiva,
IL-11, IL-6 y G-CSF), otras pro-coagulante (proteína C reactiva), otras sobre el
complemento (proteína C reactiva) o se unen a la endotoxina de la bacteria
(proteína de unión al lipopolisacárido, proteínas amiloides).
VIII. RESPUESTAS METABÓLICAS DEL HUÉSPED A LA INFECCIÓN
Durante la infección existen marcados cambios en el metabolismo del huésped, que se
caracterizan por un incremento de la actividad metabólica y cambios de prioridad en la
síntesis. Este hecho afecta a múltiples actividades metabólicas.
- METABOLISMO ENERGÉTICO.
Inicialmente, la energía que se consume se obtiene del glucógeno hepático, pero
éste se acaba durante las primeras horas. La mayor reserva energética del
organismo la constituye la grasa, pero durante la infección su uso se encuentra
inhibido por las mismas citocinas que inician la fiebre y otras respuestas del
huésped. La energía se obtiene, nuevamente, de la proteína muscular, y son
necesarias la proteólisis y conversión de aminoácidos en glucosa mediante la
neoglucogénesis en el hígado. Hecho que ha sido constatado en pacientes
sépticos.
El recambio de glucosa y la glucemia se elevan y se incrementa la oxidación de
glucosa. Estos cambios se asocian a hiperinsulinemia, hiperglucagonemia y
aumento plasmático de la hormona del crecimiento. La resistencia periférica a la
insulina en los músculos conlleva la utilización de aminoácidos ramificados para
obtener energía. Se trata pues de un mecanismo complejo y coordinado.
- METABOLISMO VITAMÍNICO.
Algunas vitaminas incrementan su eliminación urinaria durante la inflamación sin
repercusión clínica en las fases tempranas. Pacientes con déficit de vitamina A en
el curso de una infección y/o inflamación pueden presentar desde mínimos
cambios en el ojo a una ceguera por queratomalacia. Se podría decir que la
vitamina A es también un reactante de fase aguda, aunque su metabolismo en
este proceso no está bien establecido. El paso de retinol de plasma a tejido
potencialmente podría activar genes transcripcionales críticos en la respuesta del
huésped a la infección.
La vitamina C es también un reactante de fase aguda con, posiblemente, papel en
la respuesta fisiológica frente a la infección. En estudios realizados sí se ha
demostrado que los suplementos de vitamina E incrementan la respuesta inmune
y disminuyen la morbilidad relacionada con la infección.
- MINERALES
Durante la infección existe una reducción brusca de hierro y cinc y un aumento del
cobre plasmático. El secuestro del hierro puede inhibir el número de
microorganismos que requieren dicho mineral para su metabolismo y sería un
mecanismo de “inmunidad nutricional”, aunque realmente se ha constatado que no
es muy relevante.
El cambio de hierro y cinc de un compartimiento a otro obedece a que ambos
minerales son necesarios en metaloenzimas y factores de trascripción, muchos de
ellos relacionados con la síntesis del ADN y la replicación celular que ocurre como
respuesta a la infección o inflamación.
CONCLUSIÓN:
.
1. Los conceptos Básicos más importantes de los procesos de interacción entre el
agente infeccioso y el hospedero son: la colonización, infección, enfermedad
infecciosa y los parásitos.
2. Las fases de la patogénesis del proceso infeccioso son: colonización, invasión,
diseminación y multiplicación, evasión de los mecanismos de defensa, lesión
tisular.
3. Los principales mecanismos de patogenicidad son: Fimbrias, ácidos lipoproteico,
glucocalix, capsula, endotoxinas, exotoxinas etc.
4. Nuestro organismo hace frente a los diversos patógenos mediante dos tipos
respuesta; inespecífica y específica, actuando la primera en la fase inicial de las
infecciones, siendo la segunda la que confiere protección al hospedero contra la
reinfección.
5. Existen una serie de síntomas como son la fiebre, cefaleas, mialgia, anorexia que
traducen una respuesta inicial del huésped frente a la infección y en cuya
fisiopatología se encuentran directamente implicadas las citocinas.
6. Durante la infección se produce un incremento de la actividad metabólica y un
cambio en las prioridades de síntesis del huésped. Existen cambios a nivel del
metabolismo energético, vitamínico (ciertas vitaminas aumentan la respuesta
inmune) y mineral con repercusiones en la síntesis del ADN y repercusión celular
como respuesta a la infección.
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