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R E V O L U C I O N
10 DE AGOSTO DE 1809
Llegamos a la innovación de los próceres de nuestra Patria, que murieron y se
sacrificaron con el fin de romper las cadenas de la opresión que ataban a nuestro
país, para entregarnos el don inefable de la LIBERTAD, la cual tenemos y debemos
defenderla con patriotismo y perseverancia. Las sombras y las encrucijadas
rompieron los héroes que fueron masacrados cobardemente, esa estela de libertad
bajo la égida sincera de democracia nos alumbra en las noches oscuras de
comprensión y artera traición. Es que el presente se nutre de sustancias perdurables
del pasado, los valores éticos y humanos se fortifican más cuando en el camino se
presentan luchas verdaderas, a fin de que prevalezcan la verdad y la justicia, el
derecho y la razón, por eso la historia es una lección permanente de vitales
reminiscencias del pasado y presente, arborizando lo que nos vendrá en el futuro.
El 10 de Agosto de 1809 fue una jornada relevante de la historia del Ecuador.
• Recordar las gestas heroicas y sacrificadas, de lospróceres del 10 de Agosto que lucharon para darnoslibertad y ejemplos edificantes de vida.
• Conocer los hechos y fundamentos de los próceres deQuito, que hicieron posible esta fecha magna en elcalendario nacional.
• Realizar investigaciones en el campo de la Historia delEcuador, en extensión y profundidad.
• Recordar que el 10 de Agosto de 1809, se constituye enla redención para los pueblos de América.
SE DESARROLLO EN DOS ETAPAS:
• LA PRIMERA:
Entre Diciembre de 1808 y Octubre de 1809
• LA SEGUNDA:
Entre Agosto de 1810 y Diciembre de 1812
La resolución tomada por unos cuantos patriotas de ser libres y conseguir la
libertad de su Patria estuvo alentada por ese hombre
extraordinario, sociólogo, humanista que dio brillantez al mundo intelectual
del siglo XVIII, Eugenio Espejo; con su influencia incitó a dar este paso
decisivo para el futuro de América Hispana.
Un núcleo de antiguos amigos de Eugenio de Santa Cruz y Espejo, que no
esperaban más que una oportunidad para conspirar, se pusieron a
organizar el movimiento separatista. Estructurarían una Junta de
Gobierno, como en España: invocarían los derechos de Fernando VII, y se
revelarían contra Napoleón, en defensa de la Patria y de la Religión. Pero la
administración tendría que transformarse totalmente: la Junta asumiría
poderes absolutos; y se nacionalizarían los servicios públicos.
Los patriotas constituidos en asamblea procedieron a la
organización de una nueva Junta Soberana de
Gobierno, resultó elegido presidente de ella el Marqués de Selva
Alegre don Juan Pío Montufar y Vicepresidente el obispo Dr.
José Cuero y Caicedo; Secretarios de Estado: en los Despachos
de lo Interior, Dr. Juan de Dios Morales; de Gracia y Justicia, Dr.
Manuel Quiroga; de Hacienda, Don Juan Larrea.
El levantamiento contribuyó para derrocar al poder español.
Quito escogido por muchos políticos y estadistas, pero el valor
de los quiteños demostrado en tal ocasión alcanzó el
imponderable título de Quito “LUZ DE AMÉRICA”.
ACTA DE INDEPENDENCIA DE QUITO (1809)
La Revolución en realidad significaba: la autonomía
gubernativa, “sin los españoles europeos”.
La insurrección del 10 de agosto de 1809 fue un
movimiento revolucionario de esencia político- jurídico
emancipadora. Quito sembró la semilla, y América
siguió su ejemplo.
FACTORES
CONTRARREVOLUCIONARIOS• Inconexión inicial del movimiento con las fuerzas populares; pues si éstas
no hostilizaron inmediatamente al nuevo gobierno, tampoco se le
manifestaron entusiastas.
• Carencia de un caudillo o jefe militar que habría asumido los poderes
necesarios para guiar virilmente la tormenta revolucionaria.
• Ojeriza provincialista y disidencias dentro de la propia Presidencia de
Quito.
• Aislamiento inmenso que para Quito se produjo, por la formidable acción
bloqueadora de las provincias y Virreinatos limítrofes.
Nada quedo en el olvido.
El mismo día 4 de Diciembre, en el que se emprendió
en el encarcelamiento y persecución de los
próceres, hizo promulgar otro bando, para advertir
que se aplicaría la pena de muerte a todo aquel
que, conociendo el paradero de alguno de los
insurgentes, no lo denunciara. Así, las declaraciones y
entregas no tardaron mucho.
EL 2 DE AGOSTO DE 1810
El 2 de Agosto de 1810, se inicia la reacción violenta de las masas populares de
Quito, aún desarmadas y rodeadas de batallones extranjeros como estaban. De
repente tocaron a rebatos las campanas de la catedral, señal inconfundible de la
insurrección, pues que esas campanas habían convocado más de una vez al pueblo
de Quito, a través de tres siglos, para sus grandes protestas colectivas contra los abusos
de la ley o de los representantes del Rey.
Con celeridad increíble y armados solamente de palos y cuchillos, rindieron las guardias
y llegaron hasta los presos.
“Algunos de estos prisioneros fueron fusilados durante el ataque por los centinelas que
los vigilaban, y un gran número, asesinados por un zambo joven, cocinero de los
soldados, que entró a las celdas, y los mató a hachazos.
Así murieron los principales patriotas que en ese día de triste y eterna recordación
vertieron su sangre por la LIBERTAD DE LA PATRIA.
Juan Salinas, Manuel Quiroga, Francisco Javier
Ascázubi, Pedro Montufar, Juan de Dios Morales, José
Riofrío, Juan de Larrea, Anastasio Oleas, J. Tobar, Manuel
Cajías, Juan Pablo Arenas, Mariano Castillo, Antonio
Arenas, Nicolás Aguilera. La Suprema Junta decretó tres
días de duelo, como demostración de dolor, por la
irreparable pérdida de los próceres, cuyos nombres están
grabados en una placa de bronce en el monumento a la
Libertad en la Plaza de la Independencia de Quito.
Entre las mujeres que hicieron frente a la soldadesca española se cuentan las dos hijas y una
esclava negra de Manuel Rodríguez Quiroga, quienes hasta el último momento suplicaron
piedad por la vida del prócer, lo que parece que enfureció más al teniente a cargo de su
ejecución. Se destaca también el nombre de María de la Vega, esposa de Juan Salinas, que
luego de la muerte de su esposo fuera arrastrada y ahorcada en la Plaza Grande. Aparece
altiva la figura de Rosa Zárate.
Aristócrata de alta alcurnia.
Se casó con Nicolás Peña, lo que le coloca en una
posición privilegiada de comodidad económica;
pese a su posición social, se involucró de lleno en la
causa de la independencia, dejando a un lado la
tranquilidad de su hogar y la paz de la familia.
La muerte infame de su esposo y de los otros héroes
aumentó su motivación para seguir con la causa de
la libertad.
LA LUCHA CON LOS VIRREINATOS
Para calmar a los pueblos y mantenerlos leales a Fernando VII se envió un
comisionado Regio que fue, por extraña coincidencia, don Carlos
Montufar, hijo del Marqués de Selva Alegre, adalid de los primeros afanes
revolucionarios.
Se concibió y se levantó una nueva bandera, símbolo de un nuevo pueblo
libre: totalmente roja, y el asta blanca. Esta fue la primera bandera del
Ecuador Independiente. Carlos Montufar tomó la dirección de Cuenca y
Guayaquil; se enfrentó con las tropas peruanas de Arredondo en Alausí, y
las puso en precipitada fuga. Los derrotados dejaron en el campo
preciosos elementos de guerra de que carecían los patriotas:
fusiles, municiones, caballos y hasta víveres.
Carlos Montúfar fue destituido y reemplazado, en la dirección de la
guerra, por un partidario violentísimo del Marqués de Villa Orellana: por el
cubano don Francisco Calderón. Los montufaristas y sus jefes comenzaron
a ser hostilizados y perseguidos en seguida.
FIN DE LA REVOLUCIÓN DE QUITO
Nadie pensó en rendirse sin lucha.
Se recurrió a toda clase de armas y hasta los indios de
Guanujo, en la provincia de Bolívar, dirigidos por el cura
del lugar, fabricaban con vertiginosa presteza, lanzas y
flechas de chonta para los patriotas. Y los niños de las
escuelas preparaban las piedras que servirían para balas
de cañón. Los soldados y sus oficiales no ganaban ni un
céntimo; y los 80.000 mil pesos que para esta campaña
diera en préstamo un magnate de Quito don José
Guillermo Valdivieso, solamente se invertía en la compra
de alimentos.
•Los próceres sufrieron no únicamente desesperanzas y
desconsuelos, sino la maldición de la impotencia, de los
fracasos, de la persecución y de la muerte.
•Juzgar a los próceres del 10 de Agosto de 1809, como
ilustres patriotas amantes de la Patria y de la Libertad.
•El estallido auroral de Quito marcó el proceso de
liberación de todo el territorio americano.
•Recordar con fervor y civismo tan magno
acontecimiento, en el cual nuestros héroes entregaron sus
vidas al no permitir la opresión y lograr nuestra libertad.
•A las futuras generaciones tener como ejemplo la lucha y
persistencia de los héroes del 10 de Agosto de 1809, para
alcanzar sus metas propuestas.