VI CONGRESO DEL SECRETARIADO: CENA EN EL CASTILLO DE SANTA BARBARA

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Habíamos quedado a las 9 para que nos recogiesen los autocares y nos llevasen a la guinda del VI Congreso del Secretariado. Tras refrescarnos, y en mayor o menor medida arreglarnos, quedamos en el punto de encuentro. La cena. Se iba a celebrar en el Castillo de Santa Bárbara, fortaleza medieval de las más grandes de España, en pleno centro de Alicante. Las curvas de subida al castillo, entrada a través de las puertas y, sobre todo, las maniobras para situar el autobús convenientemente para el regreso nos ayudaron a despejarnos para poder disfrutar de las espectaculares vistas que nos esperaban sobre ciudad y bahía. El recibimiento con un cóctel de bien venida, altas mesas vestidas con largas faldas negras, atentos camareros ofreciendo bandejas con bebidas. Y a un lado, una orquesta. La Banda de música de Santa Cecilia de Elda. En un marco ideal, como en el que estábamos, desfilaron ante nosotros la comparsa de Moros y Cristianos de Elda. Una escuadra de cristianos, otra de marroquíes, otra de musulmanes, otra de estudiantes y, finalmente, la de piratas. Disfrute del momento en primera fila dispuesta a no perderme nada, por supuesto. Aunque también reconozco que, cuando empezaron a participar en el baile integrantes del congreso juntó con los comparsas, me apresure a cambiar la primera fila por la última. También divertida e infinitamente más cómoda para alguien como yo. Fue una auténtica, simpática y alegre sorpresa. A mi lado escuche decir a la presidenta de ASDAL "sabía que os iba a gustar". Y por mi parte decir que se quedó corta. Pero la velada no había terminado. La cena nos la sirvieron en el Salón Felipe II. Un espacio de ambiente medieval, muros de piedra con escudos y blasones. Nos repartimos en mesas redondas, aprovechando para charlar y hacernos fotos hasta que llegó la cena. Crema de marisco de primero, seguido de solomillo con guarnición de patatas y, de postre, una bomba de chocolate. Después el cava, café y copa. Y el cigarrillo los fumadores, fuera, en el patio de armas. El regreso nuevamente en los autocares que nos habían traído. Al llegar, despedidas para algunos y hasta mañana para otros. Aunque no falto quienes, con más resistencia que el resto, continuaron con la velada en la noche de Alicante.

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