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HOMILÍA XXV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO – 2016
CICLO “C”
LA GENEROSIDAD Y LA AMBICIÓN
I.- LAS LECTURAS
* Profeta Amós 8,4-7. El profeta Amós denuncia la corrupción que
existe en su tiempo. El amor al dinero conduce a cometer graves
injusticias cuyas víctimas suelen ser siempre los marginados, los pobres…
* Salmo 112. Con el salmista del AT alabemos al Señor que alza de la
basura al pobre. “Dios derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes”. Dios resiste al soberbio y acoge siempre al humilde.
* Primera Carta de San Pablo a Timoteo 2,1-8. Elevemos
nuestras súplicas y oraciones por todos los hombres a Dios que quiere que
todos nos salvemos y lleguemos al conocimiento de la verdad. Dios nos da
a todos gracias suficientes para poder alcanzar la salvación eterna.
* Evangelio según San Lucas 16,1-13. Jesús nos invita a
conseguir la verdadera libertad sirviendo a Dios y no al dinero. El dinero ni
salva ni libera. No nos dejemos seducir por las riquezas.
UNAS PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO
“Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad
mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se
hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la
dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un
compromiso por la justicia. Otras veces sucede que estas palabras se
vuelven objeto de un manoseo oportunista que las deshonra” (Papa
Francisco, “La alegría del evangelio”, n. 203).
“La ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón. Se considera
contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el
poder. Se la siente como una amenaza, pues condena la manipulación y la
degradación de la persona. En definitiva, la ética lleva a un Dios que espera
una respuesta comprometida que está fuera de las categorías del mercado”
(Ibd. EG, n. 57).
“Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del
perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y
nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona” (Papa Francisco:
“Misericordiae Vultus”,n. 3).
“La palabra redención hace referencia a la salvación que Dios nos ha
procurado mediante la sangre de su Hijo Jesús.
Al hombre de hoy le cuesta aceptar la idea de tener que ser
salvado por Dios. Piensa poder salvarse solo con el poder de su libertad.
Pero esto, lo sabemos todos, no es más que una ilusión: nuestra vida está
marcada por la fragilidad del pecado y por las numerosas esclavitudes que
hemos creado en nombre de una falsa libertad.
Necesitamos que Dios nos salve y libere de toda clase de
indiferencia, egoísmo y autosuficiencia. Jesús se ha sacrificado por
nosotros para darnos una nueva vida, llena de perdón, amor y alegría. Para
que tengamos la certeza de que Dios no nos abandona nunca,
especialmente en los momentos de más necesidad” (Jubileo extraordinario
de la misericordia. Papa Francisco. Audiencia jubilar;10-septiembre 2016).
ORACIÓN DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA EL JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA
MISERICORDIA
Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres, proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.
II.- SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA
1.- Dios quiere que todos nos salvemos.
Recordemos las palabras de Pablo a Timoteo: “Dios, nuestro
Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento pleno de la verdad” (ITim.2,3-4).
Con gozo y esperanza acogemos y proclamamos esta confesión
de fe en Dios compasivo y misericordioso, que nos ha amado tanto que nos
ha enviado a su propio Hijo para redimirnos del pecado, de la ley y de la
muerte, y para hacernos hijos suyos por gracia (cf. Gá.4,4), haciendo así
realidad su designio eterno (cf. Ef.1,3-14). Solamente de Dios viene
nuestra salvación. Fuera de Dios no encontramos los seres humanos ni
vida, ni salvación.
Iluminados y sostenidos por el Espíritu Santo, no nos cansemos
nunca de dar gracias al Padre por la misericordia y el amor que nos ha
mostrado al regalarnos la existencia y al enviarnos a su propio Hijo
Jesucristo, nuestro Redentor y Salvador.
¡Señor! Que durante todo el tiempo que nos quede de vida, te
demos siempre gracias y en la eternidad te alabemos con todos los ángeles
y santos.
¡Señor!, Que no nos apartemos jamás de Ti”.
“Señor, nos hiciste para Ti e inquieto está nuestro corazón hasta
que descanse en Ti” (San Agustín).
2.- Respondamos con verdad a esa voluntad de Dios
Ante esta voluntad salvífica universal de Dios, ¿qué debemos
hacer nosotros?
Respondamos con generosidad a la voluntad de Dios que quiere
que nadie se pierda ni se condene sino que se salve para siempre.
Recordemos con gratitud las palabras de San Pablo: “Dios nos ha elegido
en la persona de Cristo antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e
irreprochables ante Él por el amor” (Ef.1,4). ¡Una maravilla del amor y de
la gracia de Dios para todos!
No nos mostremos indiferentes ante Dios que nos ama, que nos
quiere con amor de Padre.
Nuestra respuesta a Dios es “amarlo con toda nuestra alma y
nuestro corazón”, observar y cumplir sus mandamientos que nos ha
recordado Jesús cuando respondió a un hombre que le preguntó: “¿qué
tengo que hacer de bueno para alcanzar la vida eterna?” (Mt.19,16) Esta es
la respuesta que Jesús le da, y que nosotros debemos acoger y meditar: “si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos: no matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falsos testimonios, honra a tu
padre y a tu madre y ama a tu prójimo como a ti mismo” (Ex.20,12-16)
(Mat. 19,17-19).
De todos modos y en cualquier circunstancia en que nos
encontremos, nunca olvidemos que la misericordia de Dios es más grande
que nuestros pecados. “Desde el corazón de la Trinidad, desde la intimidad
más profunda del misterio de Dios brota y corre sin parar el gran río de la
misericordia. Esta fuente nunca podrá agotarse, sin importar cuántos sean
los que a ella se acerquen” (MV 25).
Os ofrezco estas preguntas para vuestra consideración:
¿Sentimos necesidad de ser salvados por Dios?
¿De qué tenemos necesidad de ser salvados?
¿A quién acudimos para encontrar la salvación, la felicidad?
3.- No podemos servir a Dios y al dinero
Las palabras que nos ha dicho Jesús en el evangelio de este
domingo son claras y terminantes: “no podéis servir a Dios y al dinero”.
No caigamos en el error de rendir culto al dinero, ya que esto
equivale a convertir el dinero en un ídolo, en un dios. No vayamos tras los
ídolos de este mundo –dinero, poder, éxito, placeres, fama…- que ni ven
ni oyen, ni liberan ni salvan, ya que son obra de las manos humanas.
4.- No a la idolatría del dinero
No nos equivoquemos. Hemos de redescubrir la “verdad de
Dios, la verdad del hombre, la verdad del mundo” (Beato Pablo VI, EN).
No nos dejemos seducir por el brillo pasajero de las cosas. No convirtamos
las cosas en absolutos…No rindamos culto ni adoración a la obra de
nuestras manos que no pueden darnos la salvación ni alcanzarnos la
liberación auténtica e integral.
En otro tiempo, hubo personas que adoraron al “becerro de
oro”; hoy también hay muchas personas que adoran “al oro del becerro”.
El Papa Francisco nos ha dicho: “La crisis financiera que
atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis
antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado
nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex. 32,1-35) ha
encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y
en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo
verdaderamente humano” (Ibd. EG 55).
No hagamos del dinero la meta de nuestras aspiraciones, de
nuestros trabajos, de nuestros sueños…, porque estaríamos edificando
nuestra persona, nuestro proyecto personal, vuestro matrimonio, nuestra
familia, nuestra sociedad, nuestra casa común sobre arena.
Es verdad que necesitamos el dinero para vivir, pero no le demos
el corazón. El corazón es para Dios.
Es cierto que precisamos el dinero para edificar nuestras casas,
pero no hagamos del dinero un ídolo que rija nuestra conducta. “¡El dinero
debe servir y no gobernar!” (EG 58)
Tengamos siempre presente que “los ricos deben ayudar a los
pobres, respetarlos, promocionarlos” (EG 58).
Terminamos este párrafo con unas palabras de nuestros Obispos
Españoles, inspirándose en las enseñanzas del Papa Francisco (EG 53-104):
“El cristiano tiene que decir “no” a muchas cosas. No a la idolatría
del dinero, no a la injusticia, no a la acedía, no a las divisiones y conflictos,
no al pesimismo, no a la mundanidad espiritual” (“Iglesia en misión al
servicio de nuestro pueblo. Plan pastoral 2016-2020”; Edice. Madrid
2015; p.26).
5.- No a una economía de exclusión
El profeta Amós denuncia las injusticias, las corrupciones…que
hacían tanto daño a los pobres y necesitados en su tiempo.
“Hoy tenemos que decir “no” a una economía de la exclusión y la
inequidad. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere
de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos
puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire
comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad (…) Hemos
dado inicio a la cultura del “descarte” que, además, se promueve (…) Los
excluidos no son “explotados” sino desechos, “sobrantes” (Papa Francisco,
“La alegría del Evangelio”, 53).
No caigamos en la indiferencia globalizada ante los pobres y los
necesitados porque esta indiferencia nos lleva a perder la capacidad de
sentir y sufrir con los empobrecidos y sufrientes, y a buscar nuestros
intereses de manera egoísta e insolidaria.
6.- Sí a una economía de inclusión y de comunión
El verdadero desarrollo del ser humano, que hemos de poner en
marcha con ilusión y con verdad, nos exige respetar, valorar y
promocionar a los pobres así como reducir las desigualdades existentes en
la sociedad y en el mundo.
El Papa Francisco nos exhorta a iniciar y potenciar “una
solidaridad desinteresada y una vuelta de la economía y las finanzas a una
ética en favor del ser humano” (EG 58). Esforcémonos todos en poner en
marcha una economía de comunión y social que favorezca el acceso de
todos a los bienes y un reparto más justo de los recursos entre todos.
Recordemos siempre que cada cristiano y cada comunidad cristiana
estamos llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y
promoción de los pobres con el fin de que puedan integrarse plenamente en
la sociedad.
Evitemos siempre la “marginación” y la “explotación”, el
“descarte” y la “exclusión” (EG 53). “Con la exclusión queda afectada en
su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se
está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los
excluidos no son “explotados”, sino desechos, “sobrantes” (EG 53).
El servicio privilegiado a los empobrecidos y necesitados, a los
marginados y excluidos está en el corazón del Evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo. No olvidemos que “el clamor de los pobres” ha llegado hasta el
Señor” (St.5,4). Recordemos siempre que el Señor está presente en los
pobres: “Tuve hambre, tuve sed, estaba desnudo, era forastero, en la
cárcel…” (Mt.25). El pobre es “sacramento” de Jesucristo.
Unos testimonios:
San Juan Pablo II nos dijo: “la voz del Señor Jesús viene a
interpelarnos en los pobres y a través de ellos” (SRS 13).
San Juan de la Cruz nos dice que “a la caída de la tarde seremos
examinados por el amor”,
El Canto litúrgico nos dice: “al atardecer de la vida, me examinarán
del amor”.
Una acción propuesta por nuestros Obispos
Una de las acciones que nuestros Obispos nos proponen en el
ámbito de la misión de la Iglesia es: “el servicio de la caridad” (año 2020)
es la siguiente:
“Reavivar en nosotros y en las comunidades cristianas el ejercicio
de la caridad como mano tendida de la Iglesia a las necesidades,
sufrimientos y esperanzas de los hombres y mujeres de nuestro tiempo,
especialmente de los más pobres, material, espiritual y moralmente:
enfermos, ancianos, sordos, los privados de libertad y los excluidos de la
sociedad, etc.” (“Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo. Plan
pastoral 2016-2010”. Edice. Madrid.2015; p.47).
Terminamos. Unidos en el Señor.
Cáceres. 12 de septiembre de 2016
Florentino Muñoz Muñoz
DELEGACIÓN DIOCESANA DE MISIONES
XXVII JORNADAS DE REFLEXIÓN MISIONERA
Casa de Espiritualidad “San Clemente” PAGO DE SAN CLEMENTE Cáceres
23, 24 y 25 de Septiembre 2016
VIERNES, DÍA 23
17:30h.-Acogida y distribución del material 18:30h.-Oración y apertura de las Jornadas. 19:00h.-Conferencia: “Los que vienen de la gran tribulación” (Ap 7,14) El martirio en la Biblia. Prof. Dr. D.Jacinto Núñez Regodón. Sacerdote diocesano de Plasencia. Profesor de Nuevo Testamento. Vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad Pontificia de Salamanca. 21:00h. Cena.
22.00h. Vigilia de oración SÁBADO, DÍA 24
09.00h.-Oración. 09:30h.-Desayuno. 10:15h.-Conferencia: “Los cristianos perseguidos hoy: un testimonio de fe” Dña. Amparo Llobet. Ayuda Aa la Iglesia Necesitada. 11:30h.-Descanso 12:00h.-Trabajo por grupos. 13:00h.-Puesta en común. 14:00h.-Comida. 16:30h.-Testimonios misioneros. “Descubrir el sufrimiento silencioso, como Dios hace reverdecer la fe en el sufrimiento y el dolor ”. 18:00h.-Descanso. 18:30h.-Mesa redonda.. 20:00h.-Eucaristía. 21:00h.-Cena. 22.00h.-Cine sobre el martirio. DOMINGO, DÍA 25 09:00h.-Oración de la mañana. 09:30h.-Desayuno. 10:30h.-Presentación del DOMUND 2016. 11:30h.-Programación Delegaciones Diocesanas 2016/2017 13:00h.-Eucaristía final. 14:00h.-Comida y clausura de las Jornadas.
Matrícula y Pensión : 80 €
DELEGACIÓN DIOCESANA DE INFANCIA Y JUVENTUD
A los sacerdotes, consagrados, responsables de Pastoral de Juventud o movimientos
eclesiales y catequistas jóvenes:
A todos los jóvenes de la Diócesis de Coria-Cáceres:
En estos primeros y calurosos días de septiembre comenzamos un nuevo curso con más
alegría y fuerzas renovadas para salir al encuentro de los jóvenes que necesitan experimentar
a Dios en su vida.
Me gustaría antes de nada mostrar mi agradecimiento porque juntos, hemos logrado en
el curso anterior evangelizar a los jóvenes y enriquecerlos con un proyecto pastoral que sin
vosotros no sería posible como una realidad viva. Gracias a todos y cada uno de vosotros.
El Papa Francisco en la JMJ de Cracovia invitó a los jóvenes a no ser «cristianos de sofá»,
perezosos y abotargados, «pues no hemos venido a este mundo a vegetar, sino que hemos
venido a dejar una huella». Es un deber de todos los que estamos, de una manera u otra,
implicados en el acompañamiento de los jóvenes invitarles a dejar huella a entregarse a los
demás para hacer posible otro mundo y ser constructores del Reino de Dios.
Con este motivo inauguramos el curso con el Campo de trabajo, que se celebrará los
días 23, 24, y 25 de septiembre en la Casa de la Misericordia de Alcuéscar. Bajo el lema "En
camino contigo…con M de Misericordia" queremos ofrecer a los jóvenes de 15 a 35 años a
asistir el viernes 23 al concierto de Gen Rosso, que se celebrará en el Gran Teatro de Cáceres y
cuya recaudación está destinada a Cáritas. El sábado 24 y el domingo 25 las actividades se
centrarán en la convivencia con los acogidos de la Casa de la Misericordia (Alcuéscar) y los
residentes del CAMF. Celebraremos catequesis, veladas, momentos de oración y celebración
de la Eucaristía. Adjunto a esta carta encontraréis el cartel y las inscripciones.
En el primer viernes de octubre comenzaremos a celebrar la Adoración Diocesana de
Jóvenes, acompañados por nuestro Obispo. Se celebrarán los primeros viernes de cada mes
en la Ermita de la Paz a las 20:00 h.
Como ya es más que tradicional los días 14, 15 y 16 de octubre caminaremos juntos en
la Peregrinación Diocesana de Jóvenes a Guadalupe. Una oportunidad única para ponernos a
los pies de nuestra Madre y seguir su ejemplo para caminar con Cristo.
Y por último, organizaremos junto con la Pastoral Universitaria y Vocacional, un curso de
afectividad y sexualidad para jóvenes el 22 de octubre.
Si eres joven no te pierdas la oportunidad de participar en todas estas actividades y si
eres sacerdote, catequistas o animador no dejes de venir con tus jóvenes.
Un abrazo y mi oración
P. Fernando Alcázar, edMp. Delegado de Infancia y Juventud
Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral
En todo su ser y obrar, la Iglesia está llamada a promover el desarrollo integral del
hombre a la luz del Evangelio. Este desarrollo se lleva a cabo mediante el cuidado de
los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación. El
Sucesor del Apóstol Pedro, en su labor de promover estos valores, adapta
continuamente los organismos que colaboran con él, de modo que puedan responder
mejor a las exigencias de los hombres y las mujeres, a los que están llamados a servir.
Con el fin de poner en práctica la solicitud de la Santa Sede en los mencionados
ámbitos, como también en los que se refieren a la salud y a las obras de caridad,
instituyo el Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral. En
modo particular, este Dicasterio será competente en las cuestiones que se refieren a
las migraciones, los necesitados, los enfermos y los excluidos, los
marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes
naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier
forma de esclavitud y de tortura.
En el nuevo Dicasterio, regido por el Estatuto que con fecha de hoy apruebo ad
experimentum, confluirán, desde el 1 de enero de 2017, las competencias de los
actuales Consejos Pontificios que se indican a continuación: el Consejo Pontificio
Justicia y Paz, el Consejo Pontificio «Cor unum», el Consejo Pontificio para la Pastoral
de los Emigrantes e Itinerantes y el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud. En
esa fecha, estos cuatro Dicasterios cesarán en sus funciones y serán suprimidos,
quedando abrogados los artículos 142-153 de la Constitución apostólica Pastor Bonus.
Cuanto deliberado con esta Carta apostólica en forma de «Motu proprio», ordeno que
entre en vigor de manera firme y estable, no obstante cualquier disposición contraria,
aunque sea digna de particular mención, y que sea promulgada mediante publicación
enL’Osservatore Romano y, posteriormente, en Acta Apostolicae Sedis, entrando en
vigor el 1 de enero de 2017.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el 17 de agosto de 2016, Jubileo de la Misericordia,
cuarto de mi Pontificado.
Francisco
La catequesis del Santo Padre: 10-IX-2016
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El pasaje que hemos escuchado nos habla de la misericordia de Dios
que se realiza en la redención, es decir, en la salvación que se ha
donado con la sangre de su Hijo Jesús (cfr 1 Pt 1,18-21). La palabra
“redención” es poco usada y aún así es fundamental porque indica la
liberación más radical que Dios podía realizar por nosotros, por toda la
humanidad y por toda la creación. Parece que el hombre de hoy ya
no ame pensar ser liberado y salvado por una intervención de
Dios; el hombre de hoy se sirve, de hecho, de la propia libertad
como fuerza para obtener todo. Presume de esto también. Pero en
realidad no es así. ¡Cuántas ilusiones vienen vendidas bajo el pretexto
de la libertad y cuántas nuevas esclavitudes se crean en nuestros días
en nombre de una falsa libertad! Muchos, muchos esclavos. ’Hago
esto porque quiero hacerlo, me drogo porque me gusta. Soy libre. Y
hago esto…’ Son esclavos. Se convierten en esclavos en nombre de
la libertad. Todos hemos visto personas así que al final terminan por el
suelo. Necesitamos que Dios nos libere de toda forma de
indiferencia, de egoísmo y de autosuficiencia.
Las palabras del apóstol Pedro expresan muy bien el sentido del
nuevo estado de vida al que estamos llamados. Haciéndose uno de
nosotros, el Señor Jesús no solo asume nuestra condición humana,
sino que nos eleva a la posibilidad de ser Hijos de Dios. Con su
muerte y resurrección, Jesucristo, Cordero sin mancha, ha
vencido a la muerte y al pecado para liberarnos de su dominio. Él
es el Cordero que ha sido sacrificado por nosotros, para que podamos
recibir un nueva vida hecha de perdón, de amor y de alegría. Bonitas
estas tres palabras. Perdón, amor y alegría.
Todo lo que Él ha asumido ha sido también redimido, liberado y
salvado. Cierto, es verdad que la vida nos pone a prueba y a veces
sufrimos por esto. Aun así, en estos momentos estamos invitados a
fijar la mirada en Jesús crucificado que sufre por nosotros y con
nosotros, como prueba cierta de que Dios no nos abandona. No
olvidemos nunca, por tanto, que en las angustias y en las
persecuciones, como en los dolores diarios, somos siempre liberados
por la mano misericordiosa de Dios que nos lleva hacia Él y nos
conduce a una vida nueva.
El amor de Dios no tiene límites: podemos descubrir signos siempre
nuevos que indican su atención hacia nosotros y sobre todo su
voluntad de alcanzarnos y de precedernos. Toda nuestra vida,
incluso marcada por la fragilidad del pecado, está puesta bajo la
mirada de Dios que nos ama. ¡Cuántas páginas de la Sagrada
Escritura nos habla de la presencia, de la cercanía y de la ternura de
Dios por cada hombre, especialmente por los pequeños, los pobres y
los afligidos! Dios tiene una gran ternura, un gran amor por los más
pequeños, por los más débiles, los descartados de la sociedad.
Cuanto más estamos en la necesidad, más se llena de
misericordia su mirada sobre nosotros. Él siente una gran
compasión hacia nosotros porque conoce nuestras debilidades.
Conoce nuestros pecados y nos perdona, perdona siempre. Es muy
bueno, es muy bueno nuestro Padre.
Por eso, queridos hermanos y hermanos, abrámonos a Él,
¡acojamos su gracia! Porque, como dice el Salmo, “porque en Él se
encuentra la misericordia y la redención en abundancia” (130,7).
¿Habéis escuchado bien? “Porque en Él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia”. Repitamos todos juntos, todos. Porque
en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia
¡Gracias!
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