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    JL MUNW, SAN JUAN, P. R. — MltRLULC3 3 tft UCIUBRC DC I99B. JL

    PAGINA HOGAR X

    mVLoLa JQiasda Un cuento breve DESILUSIÓN

    Por Jorge Felices

    Mr*, rruklia

    CIUDAD DE NUEVA YORK. —Esta columna por rareza aporta un tema de impor- tancia. Me doy demasiada cuenta de que no podria engañar a nadie haciéndole creer que tengo pretensiones literarias o la agudeza ne- cesaria para ser una escritora política. Hay momentos, sin embargo, en que aún anotan- do las cosas más triviales de la vida una de- be reconocer la seria importancia de la épo- ca en que una vive;

    No importa nuestra educación, no im- porta cuan egoístas seamos en nuestro deseo de que aquí en los Estados Unidos nos libre- mos de las dificultades porque atraviesan otros países, debemos darnos cuenta de que

    sentimos los resultados de lo que ocurra en el resto del mundo. Ya nos vemos como campo de batalla de ideas opuestas, y sa- bemos que muchas de nuestros dificultades económicas están unidas a las condiciones en otras tierras.

    Dorothy Thompson, en su interesante columna de esta mañana, señala lo que ha hecho la propaganda alemana prepa- rando al mundo para lo que ocurriría hoy, y asegura que los corresponsales extranjeros en Berlín y Praga han sido los res- ponsables de retener cierto balance en las noticias mundiales. Este es un hecho admirable y debemos agradecerlo, pero por el momento enfoquémonos nosotros mismos.

    Para mí hay un hecho de gran importancia. Que en nues- tro país encontramos una constante batalla entre aquellos de nosotros que' tememos a los comunistas, y aquellos que temen el fascismo. Por ejemplo, Checoeslovaquia, no siendo fascista, ha sido descrita como un campo de entrenamiento para los co- munistas. La verdad o la falsedad de esto puede importarnos, pero no tanto como nuestra propia situación.

    Raras veces se considera lo difícil que es ganar una bata- lla negativa. No podemos pelear contra algo, sino por algo. ¿Por qué no comenzamos una campaña positiva pro democra- cia? No temeríamos a ningún ismo si nuestra democracia lo- gra los objetivos para los cuales se estableció.

    Nuestra influencia en el mundo sólo puede ser valiosa si creemos en nuestras propias ideas y las hacemos funcionar tan bien que podamos convencer a otras naciones que el pueblo estaría mejor bajo nuestra forma de gobierno. Podemos pro-

    bar esto al mundo solamente si nos damos cuenta suficiente |P°d'df° borr**r d* •* men>*-

    ..... . i .. . ■ _ —Hombre —mumuran—esas cor- para sacrificar los intereses materiales en bien de la paz, en un esfuerzo para llevar nuestra influencia hacia las formas económicas y sociales de aquellos pueblos de ideas opuestas los cuales creen que la fuerza y la propia glorificación son los úni- cos medios de mantener la nación contenta.

    Estos son los verdaderos problemas que debe atacar Es- tados Unidos hoy. No solamente sus políticos e intelectuales, sino usted y yo, los ciudadanos, los soldados de fila de la na- ción.

    SU SILUETA, SEÑORA Por Ida Jcan RAIN

    Durante varios días me poseyó la fiebre, y ni un momento se separó mi madre del lecho. Yo estaba ten- dido inmóvil; sentía como en un sueño las voces familiares de la casa que llegaban hasta mi como un murmullo, y mis o.ios se cerra- ban como si tuviera plomo en los párpados, pero su presencia se me revelaba indistintamente de una manera extraña. MI mundo exterior no existía sino muy lejanamente. Se me antotaha vago, difuso, perdi- do en la distancia. Sin- embargo, sentía sus pasos inquietos rondando la habitación, y algunas veces su hálito perfumado me rozó la me- jilla como una caricia.'

    Luego, con un esfuerzo, percibía frases y palabras.

    ¿—Usted cree, doctor...? —...cada media hora. Después de oír tenia alucinacio-

    nes, y las Imágenes se agrupaban veloces como caballos desbocados en mi cerebro calenturiento. Una» ve- ces marchaba sóle por un sendero largo que s* adentraba por la mon- tana y conduela hasta un árbol so- litario. Otras me azotaba la lluvia en la cara y me recorría todo el cuerpo un estremecimiento de frío. Asi hasta que me rodeaba un gran silencio, un silencio de oscuridad, y parecía sosegarme.

    Por último un dia desperté. Con los ojos extrañados miré a mi alre- dedor. Mi madre estaba allí envuel- ta en su bala, y noté que habla llo- rado. Kstaba pálida, macilenta, ren- dida de cansancio por las noches pa- sadas en vela Junto al enfermo. Después mi vista recorrió largamen- te la habitación cerrada, con su ventanal de cortinillas juguetonas y sus vigas prendidas al techo.

    Todo me parecía nuevo y sin em- bargo conservaba de* las cosas un recuerdo lejano, como eias perso- nas que han estado ausentes mu- cho tiempo y a la vuelta reconocen los objetos que la distancia no ha

    ECOS DE LA CORTE DE CASTILLA

    E". Comité Social de la Corle, in- tegrado por la señora Belén Pesca- r'or. Inés de Silva. Carlota Berre- teaga. Mercedes de Monserrat y JU presidente, señora Ilia O. de Dávi- la, celebraran un gran baile meji- cano con "floor show", amenizado por la Orquesta Caribben Kids. en el Club Católico de la Ciudad Uni- versitaria el día 11 del presente.

    Da,do a la novedad del acto, rei- na gran entusiasmo entre la Juven- tud.

    • • • E! Comité de Caridad, dirigido

    r^r la distinguida dama señora Ro- ía Maria Rodríguez de Vilá, y por las señoras María T. FAhregas de Palacios. Idamis V. de Cerame y c'ras hermanas más. está atendien- do ron gran éxito un Kiosko en '.ti

    ->ena de la Plaza. * * »

    Nuestra activa y queridísima gran ante, señorita Hermina Acev»-

    rio. hizo los honores a las Me rec- ríe la Corte, celebrando un ani-

    madísimo té en la residencia de !a ngulda hermana Mercedes Mar-

    garida de García Veve. El acto

    CUMPLEAÑOS ■ Con motivo de ser dia de su cum- pleaños, el Jove"ncito Ángel Manuel Vargas, tuvo la dicha de gozar de una hermosa fiesta celebrada por sus abuelos los señores Manuel Var- gas, conocido hombre de negocios de esta plaza, y la señora doña Herminia Rodríguez de Arresón.

    Los anfitriones obsequiaron con finos dulces, helados y cocktail», a un gran número de jóvenes, per- tenecientes a distinguidas familias no San Juan, los cuales después se entregaron al baile.

    En todo momento reinó gran alegría y a las siete de la noche dio fin la fiesta, todos los concurren» tes desfilaron satisfechos, expresán- doles a los señores Vargas-Rodti- Hiél de Arresón y al jovencito Án- gel Manuel su satisfacción por las cortesías que so les hablan dispen- sado.

    Ifarfo.

    estuvo muy concurrido. Nueslra Ixiena doña Ana hizo, con su acos- tumbrada delicadeza un fervoroso brindis que fué muy aplaudido. También hubo espléndidos regalos y felicitación?* para las agasaja- das.

    CRONISTA

    Lo que sé por mi

    COSAS QUE HACE LA

    CRUZ UOJA JUVEiML

    La "regla del pulgar" decidirá 1 cuestión sobre si usted posee o no una cintura que reúna los requisi- tos Indispensables de elegancia. Co- loque las manos en la cintura a ambos lados y pellizqúese. SI us- ted puede pellizcar más de media pulgada entre el pulgar-y el índi- ce, eso quiere decir que no posee lineas aerodinámicas.

    Mientras efectúa esta pequeña operación de pellizcarse en la cin- tura, mires,» al espejo y observe cuin elegante se verla sin esa pul- gada de más. Pues bien, ¿porque no eliminarla? El reducir la cin- tura es ridiculamente fácil porque los ejercicios de tensión, que no requieren mayor esfuerzo, hacen maravillas reduciendo a razón de una pulgada por semana.

    Comience sus ejercicios sencilla- mente levantando ambos brazos so- bre la cabeza como si tratara de colocar las palmas en el techo. Eso es más efectivo que doblarse para tocar el suelo sin doblar lai rodi- llas. Cuando sienta que no puede levantar más y siente un cosqui- lleo en loa brazos, trate de ejercer una mayor tensión en el estómago. Levante el estómago y sus múscu- los hasta que se "sienta" esbelta. Y para dar el toque final mueva los brazos despacio hacia atrás. Du- rante este ejercicio mantenga los brazos derechos y la barbilla alta. Cuando haya hecho toda la ten- sión que pueda, descanse y empie- ce otra vez.

    CONTRACT cincipal causa conocida, de los disturbios dis pépticos de que su-

    ífren muchos indi vlduos. En sus manifestac iones clínicas, puede ase mejar una enfer- medad del cora eón. como la an glna de pecho.

    ür. Jaime vila\_.c°ntunde al lnex-

    ■tío al vaso coímaVh^'suTos'bo™ Per,° Rl i?*!!* s'n,oma" fimi|r des con la crema rica de las bestias.' rM a ,os de una ulcera del esto separada especialmente para a? ■*•» ° ^'duodeno. Su trata- Después, sorbo V sorbo, me lomaba miento o extirpaemn. a veceg pro aquel liquido cuajado de nata ama- dllc« la «'Uraclun de pn estado reu r|¡|t> mútico persistente, la desaparición

    —Es demasiado—deda. de un* nefritis, el alivio de los sin Cuando ella se retiraba volvía la lomas del cardiaco.

    rista al panorama habitual. Una E" los c**sos út dispepsia crónl tarde me sorprendió columbrar a '*. «¡empre es necesario pensar en la distancia una caravana de jine- !a posibilidad de una enfermedad tea. Por el vestir se conocía que de la wucula biliar. Las MdJOgra no eran peones. Mi madre entró co- fias en muchos casos establecen »l rriendo a la habitación, ávida de diagnóstico, pero en otros dejan !a ser la primera en Informarme. duda, y es entonces cuando el e\a

    —Vienen a verte, hijo. Van tle men microscópico de la bilis oh pasada para el baile de la Virgen tenida por Intubación duodenal, es en el pueblo. ¡Alégrale, hombre, no el único medio seguro de establecer te quedes tan soso! e| diagnóstico.

    ¡Tantos planes que habla yo he- El examen del contenido de :

    , •-iss^irtsniíii'fi

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