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ÁREA DE SALUD Y NUTRICIÓN
TÍTULO DEL PROYECTO FINAL Prevalencia de trastornos de ansiedad y su relación con la obesidad en la
población infanto-juvenil de 11 a 16 años en Distrito Federal, México.
Tesis para optar al grado de:
Máster Internacional en Nutrición y Dietética Especialista en Alimentación y Actividad Física en la Infancia
y Especialista en Nutrición Clínica
Presentado por:
Rebeca Boza Aráuz
MESNMND831330
Director:
Dra. Anna Costa Corredor
DISTRITO FEDERAL, MÉXICO
15 ABRIL 2014
i
AGRADECIMIENTOS:
A mi Creador por darme todo: la vida, mi familia, mis amigos, mis maestros y
tutores, la oportunidad de seguir estudiando y la salud e inteligencia para poder
hacerlo.
A la Doctora Anna Costa Corredor porque como directora de tesis su ayuda y su
guía han sido invaluables para la elaboración de esta investigación. Mil gracias
por su paciencia y dedicación hacia mi persona. Mil gracias por apoyarme y
empujarme a terminar este proyecto, pues sin su tierna insistencia y preocupación
nunca habría concluido este estudio.
A mi familia por su amor incondicional, especialmente a mi esposo y mi hija,
quienes me apoyaron durante meses hasta altas horas de la noche. A mis padres,
porque me enseñaron principios verdaderos en los que fundo cada una de mis
acciones. Soy quien soy, y lo que he logrado es por ellos. A mis hermanos, por
sus palabras de aliento y ánimo en estos años tan duros de mi vida.
A mis amistades de México por haberse convertido en mi familia al estar tan lejos
de ella, y toda la ayuda que me brindaron de la misma manera a que lo habría
hecho mi propia familia.
A la Secundaria Técnica de Tlálpan, Distrito Federal, México, en donde me
abrieron las puertas – personal docente y administrativo- por el apoyo y respeto
que todos y cada uno, siempre me brindaron.
Al director de la Secundaria Técnica, quien permitió que se me abrieran las
puertas de dicha Institución – a pesar que haya pedido que se mantenga en
anonimato tanto su persona como la Secundaria – gracias por el interés en el
bienestar de sus estudiantes y en el desarrollo de nuevas investigaciones.
ii
A la doctora de la clínica de la Secundaria Técnica, a pesar de no poder escribir
su nombre, muchísimas gracias por todo su apoyo, más que una colega en la
investigación, llegué a hacer una nueva amiga.
A los padres de los estudiantes de la Secundaria Técnica, quienes depositaron
toda su confianza en mí, al permitirme trabajar con su tesoro más valioso, sus
hijos.
A los estudiantes de la Secundaria Técnica, quienes, a pesar de tener mucha
energía y entusiasmo, colaboraron de una manera muy madura.
Eternamente agradecida,
Dra. Rebeca Boza Aráuz.
iii
COMPROMISO DE AUTOR
Yo, Rebeca Boza Aráuz con célula de identidad 13934 y alumno del programa académico Máster Internacional en Nutrición y Dietética con Especialidad en Alimentación y Actividad Física en la Infancia, y Especialidad en Nutrición Clínica, declaro que: El contenido del presente documento es un reflejo de mi trabajo personal y manifiesto que ante cualquier notificación de plagio, copia o falta a la fuente original, soy responsable directo legal, económico y administrativo sin afectar al Director del trabajo, a la Universidad y a cuantas instituciones hayan colaborado en dicho trabajo, asumiendo las consecuencias derivadas de tales prácticas.
Firma: ___________________________
iv
Distrito Federal, México. 15 abril de 2014.
Para: Fundación Universitaria Iberoamericana - FUNIBER Att: Dirección Académica Por este medio autorizo la publicación electrónica de la versión aprobada de mi Proyecto Final bajo el título “Prevalencia de trastornos de ansiedad y su relación con la obesidad en la población infanto-juvenil de 11 a 16 años en Distrito Federal, México” en el campus virtual y en otros espacios de divulgación electrónica de esta Institución. Informo los datos para la descripción del trabajo:
Título Prevalencia de trastornos de ansiedad y su relación con la obesidad en la población infanto-juvenil de 11 a 16 años en Distrito Federal, México.
Autor Dra. Rebeca Boza Aráuz
Resumen
Estudio epidemiológico transversal, observacional y descriptivo que mide la prevalencia de trastornos de ansiedad a través de “La escala de Ansiedad Infantil de Spence” o SCAS (siglas en inglés de “The Spence Children´s Anxiety Scale”), y la relación que guarda con obesidad en niños y adolescentes de 11 a 16 años que viven en la ciudad de Distrito Federal, México.
Programa
Maestría con Especialización - Máster Internacional en Nutrición y Dietética - Especialista en Alimentación y Actividad Física en la
Infancia. -‐ Especialista en Nutrición Clínica.
Palabras clave
Trastornos de ansiedad. Adolescencia/Infancia. Índice de masa corporal. Obesidad. Estudio de prevalencia.
Contacto bozare@gmail.com
Atentamente,
Firma: ___________________________
v
RESUMEN o ABSTRACT
Los trastornos de ansiedad son el desorden mental con mayor prevalencia en los
países en desarrollo. Actualmente la obesidad es uno de los problemas más
grandes en salud pública de estos países. La relación que habitualmente
mencionan los pacientes entre ansiedad y exceso de ingesta se ha vuelto un tema
de interés para investigaciones.
El enfoque teórico que sustenta esta investigación es que existe una asociación
positiva científicamente demostrada entre depresión y obesidad, pero existen
pocos estudios entre obesidad y trastornos de ansiedad en adultos.
En niños este tipo de investigaciones son casi inexistentes. A pesar de estarse
tomando medidas, la población infanto-juvenil en México padece obesidad
marcada. Es importante estudiar la etiología de este problema, porque ellos serán
la población adulta y productiva del futuro.
El objetivo general de este estudio es identificar la prevalencia de trastornos de
ansiedad y su relación con la obesidad en la población infanto-juvenil de 11 a 16
años en la ciudad de Distrito Federal, México.
Se realiza un estudio epidemiológico transversal. Se incluye 698 alumnos de una
secundaria de Distrito Federal, México, con edades entre 11 a 16 años, que no
padecen ninguna enfermedad aguda-crónica y no toman medicamentos para
desórdenes mentales. Se usa “La escala de Ansiedad Infantil de Spence” para
determinar si sufren ansiedad. Se toman medidas antropométricas para
determinar la prevalencia de obesidad través del Índice de masa corporal.
Los resultados y conclusiones principales de este estudio concuerdan con los
realizados en adultos. Sí existe una asociación entre trastornos de ansiedad y
obesidad. En México la prevalencia de trastornos de ansiedad en niños y
adolescentes es similar a la mundial. La obesidad es mayor que los datos
mundiales. Deben realizarse nuevos enfoques para tratar la obesidad,
combatiendo los trastornos de ansiedad como posible etiología o factor sinérgico.
vi
Palabras clave: Trastornos de ansiedad. Adolescencia/Infancia. Índice de masa corporal.
Obesidad. Estudio de prevalencia.
Keywords: Anxiety disorders. Adolescent/Children. Body mass index. Obesity. Prevalence
study.
vii
ÍNDICE Página
AGRADECIMIENTOS. i
COMPROMISO DE AUTOR. iii RESUMEN O ABSTRACT. v
INTRODUCCIÓN. 1. Presentación o contextualización del problema de investigación. xii 2. Justificación elección de investigación en base a criterios de relevancia
social, utilidad práctica, valor teórico y/o utilidad metodológica. xii 3. Motivación de la elección hacia este trabajo, cuál es la experiencia en él y
qué se espera conseguir con su desarrollo. xiv 4. Relevancia del tema y la importancia en la actualidad. xv 5. Descripción de los objetivos generales y específicos asociados al
problema de investigación. xvi 5.1. Objetivo General. 5.2. Objetivos específicos.
6. Los tratornos de ansiedad. xviii 7. La obesidad. xix 8. Relación entre trastornos de ansiedad y obesidad. xx MARCO TEÓRICO 1. CAPÍTULO 1. TRASTORNOS DE ANSIEDAD. 02
1.1. Introducción. 1.1.1. Definición de ansiedad. 03 1.1.2. Ansiedad a niveles patológicos. 05 1.1.3. Causas generales de ansiedad. 06 1.1.4. Factores implicados en el origen y mantenimiento de la
ansiedad como trastorno. 07 1.1.4.1. Factores predisponentes.
1.1.4.2. Factores activadores. 08
1.1.4.3. Factores de mantenimiento.
1.1.5. Ansiedad y herencia. 09 1.1.6. Síntomas clínicos de la ansiedad. 11
1.1.6.1. El sistema nervioso simpático. 12
1.1.6.1.1. Síntomas físicos.
viii
1.1.6.1.2. Síntomas psicológicos. 14
1.1.6.1.3. Síntomas conductuales.
1.1.6.1.4. Síntomas intelectuales o cognitivos. 15
1.1.6.1.5. Síntomas sociales.
1.1.6.2. Sistema parasimpático.
1.1.7. Diagnóstico general ansiedad y sus trastornos. 16 1.1.8. Tratamiento de la ansiedad – Generalidades. 18
1.2. Tipos de trastornos de ansiedad. 20 1.2.1. Clasificación de los trastornos de ansiedad. 21
1.2.1.1. CIE-10.
1.2.1.2. DSM-IV-TR. 23
1.2.1.2.1. Crisis de angustia. 24
1.2.1.2.2. Agorafobia. 25
1.2.1.2.2.1. Trastorno de angustia sin agorafobia. 26
1.2.1.2.2.2. Trastorno de angustia con agorafobia.
1.2.1.2.2.3. Agorafobia sin trastorno de angustia. 27
1.2.1.2.3. Fobia específica.
1.2.1.2.4. Fobia social. 28
1.2.1.2.5. Trastorno obsesivo-compulsivo. 29
1.2.1.2.6. Trastorno por estrés postraumático. 30
1.2.1.2.7. Trastorno por estrés agudo. 31
1.2.1.2.8. Trastorno de ansiedad generalizada. 32
1.2.1.2.9. Trastorno de ansiedad por enfermedad médica. 33
1.2.1.2.10. Trastorno de ansiedad inducido por sustancias.
1.2.1.2.11. Otros trastornos de ansiedad no especificados.
1.3. Trastornos de ansiedad en niños. 1.3.1. Definición de ansiedad en niños. 34 1.3.2. Diagnóstico de ansiedad en niños. 35 1.3.3. Causas de ansiedad en niños y adolescentes. 36 1.3.4. Síntomas de ansiedad en niños. 37 1.3.5. Principales trastornos de ansiedad en la infancia.
1.3.5.1. Trastorno de Ansiedad de Separación. 38
1.3.5.2. Fobias específicas. 39
1.3.5.3. Trastorno de Ansiedad Excesiva o Generalizada.
ix
1.3.5.4. Fobia Social o Trastorno de Ansiedad Social.
1.3.5.5. Trastorno por Estrés Postraumático. 40
1.3.5.6. Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). 41
1.3.6. Tratamiento general. 42 1.3.6.1. Psicoterapia Cognitiva-Comportamental.
1.3.6.2. Tratamiento farmacológico.
1.4. Trastornos de ansiedad en el mundo y en México. 43 1.4.1. Estadística mundial. 1.4.2. Datos acerca de los Trastornos Mentales en México. 45
1.5. SCAS “The Spence Chidren’s Anxiety Scale. 50 2. CAPÍTULO 2. LA OBESIDAD. 53
2.1. Introducción. 2.2. Definición de obesidad. 54
2.2.1. Índice de Masa Corporal. 2.2.2. SEEDO. 55 2.2.3. Circunferencia de cintura. 56 2.2.4. Grasa corporal. 57 2.2.5. Clasificación de la obesidad. 58
2.3. Causas. 2.3.1. Alimentarios. 59 2.3.2. Actividad física. 2.3.3. Hereditarios. 2.3.4. Metabólicos y hormonales. 60
2.3.4.1. La leptina. 61
2.3.4.2. La resistina.
2.3.4.3. La adiponectina.
2.3.4.4. El factor de necrosis tumoral α.
2.3.4.5. La visfatina. 62
2.3.5. Psicosociales. 62 2.3.6. Ambientales y culturales.
2.4. Obesidad infantil. 63 2.5. Obesidad en México. 66
2.5.1. Datos generales. 2.5.2. Algunas causas de obesidad en México. 68
x
2.5.2.1. Alimentos procesados. 2.5.2.2. Restaurantes de comida rápida. 2.5.2.3. Bebidas carbonatadas. 2.5.2.4. Disminución de alimentos frescos. 69 2.5.2.5. Disminución de actividad física y refacciones escolares.
2.5.3. Algunas consecuencias de obesidad en México. 69 2.5.4. Respuesta Gubernamental de México ante la obesidad. 70
3. CAPÍTULO 3. RELACIÓN ENTRE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD Y OBESIDAD. 71 3.1. Introducción. 3.2. Estudios en adultos. 72 3.3. Estudios en niños. 74 3.4. Avances científicos. 76
3.4.1. Tratamientos bien establecidos. 77 3.4.2. Tratamientos probablemente eficaces. 78 3.4.3. Tratamientos en fase experimental.
MARCO EMPÍRICO. 79 4. CAPÍTULO 4. DISEÑO METODOLÓGICO. 80
4.1. Introducción. 4.2. Variables. 4.3. Muestra. 81 4.4. Instrumentos de medición y técnicas. 82 4.5. Procedimientos. 83 4.6. Hipótesis de trabajo. 85
5. CAPÍTULO 5. RESULTADOS. 86 6. CAPÍTULO 6. DISCUSIÓN. 88 7. CAPÍTULO 7. CONCLUSIONES GENERALES. 91 8. CAPÍTULO 8. RECOMENDACIONES. 94
8.1. Ansiedad como etiología de obesidad 94 8.2. Obesidad como etiología de trastornos de ansiedad 95
BIBLIOGRAFÍA. 96 ANEXOS. 105
xi
ÍNDICE DE TABLAS Y FIGURAS Tablas Página
Tabla 1.2.1. Criterios para diagnóstico de Crisis de Angustia (DSM-IV-TR) 24
Tabla 1.2.2. Criterios para el diagnóstico de Agorafobia (DSM-IV-TR) 25
Tabla 1.2.3. Criterios para el diagnóstico de Trastorno de Angustia sin Agorafobia
(DSM-IV-TR) 26
Tabla 1.2.4. Criterios para el diagnóstico de Fobia específica (DSM-IV-TR) 27
Tabla 1.2.5. Criterios para el diagnóstico de Fobia social (DSM-IV-TR) 28
Tabla 1.2.6. Criterios para el diagnóstico de Trastorno Obsesivo-compulsivo
(DSM-IV-TR) 29
Tabla 1.2.7. Criterios para el diagnóstico del Trastorno por Estrés Postraumático
(DSM-IV-TR) 30
Tabla 1.2.8. Criterios para el diagnóstico del Trastorno de Ansiedad Generalizada
(DSM-IV-TR) 32
Tabla 1.3.1. Criterios para el diagnóstico de trastorno de Ansiedad por Separación
(DSM-IV-TR) 38
Tabla 2.1. Definición de Obesidad según el IMC (OMS) 54
Tabla 2.2. Clasificación de obesidad según la SEEDO. 55
Tabla 2.3. Definición de Obesidad según el porcentaje de grasa corporal. 57
Tabla 5.1.Descripción de la muestra: N y % fem y masc, edad e IMC. 86
Tabla 5.2.Trastornos de ansiedad: % y N fem/masc, media edad/IMC. 87
Figuras Figura 1.4.1. Crecimiento exponencial de atención a adicciones. INEGI. 46
Figura 1.4.2. Mortalidad por trastornos mentales en México. INEGI 2011. 48
xii
INTRODUCCIÓN
1. Presentación o contextualización del problema de investigación.
Los trastornos de ansiedad están catalogados como el desorden mental con
mayor prevalencia en los países en desarrollo. Al mismo tiempo, se ha reconocido
que la obesidad es uno de los problemas más significativos en salud pública en
dichos países, y a nivel mundial.
El hecho de que exista algún tipo de relación entre el peso corporal y los
desórdenes mentales todavía no se ha aclarado adecuadamente, por lo que aún
es un tema abierto y muy interesante para investigaciones. Aún no se entiende la
exacta asociación entre ambas condiciones.
Hasta hace algunos años se logró demostrar una asociación positiva entre
depresión y obesidad. Ya se realizaron investigaciones para estudiar la relación
entre obesidad y los trastornos de ansiedad en adultos. Sin embargo, se carece
de información e investigación al respecto en las poblaciones más jóvenes.
2. Justificación de la elección del problema de investigación en base a
criterios de relevancia social, utilidad práctica, valor teórico y/o utilidad metodológica.
Los trastornos de ansiedad son los desórdenes mentales más comúnes,
afectando a adultos y a niños. La prevalencia de éstos ha llegado a ser tan alta en
los países en desarrollo, que se ha convertido en un tema de mucha importancia
en las agendas de salud pública.
La obesidad, a su vez, ocupa un lugar muy importante en la lista de patologías
más comunes actualmente. Ha sido catalogada como la pandemia del siglo XXI.
La OMS ha hecho hincapié en que la obesidad es la causante de muchas otras
enfermedades a las que se les atribuye altos porcentajes de morbilidad y
mortalidad. En resumen, ambas patologías tienen una relevancia social muy alta.
xiii
En México, los datos más recientes en torno a la salud muestran que las
enfermedades mentales producen mayor discapacidad que muchas otras
enfermedades crónicas. Esto se debe a su curso crónico, que se ve empeorado
por el hecho de que sólo una pequeña parte recibe tratamiento. Ayudar a saber
nuevas formas de tratar estos trastornos sería de una utilidad práctica enorme. Se
observó que entre las diez principales enfermedades causantes de mortalidad
prematura y días vividos sin salud, tres son enfermedades mentales:
• En primer lugar está la depresión y los trastornos de ansiedad. Siendo una
enfermedad frecuente con alto nivel de discapacidad, 6,4% de población
mexicana la padece. Este dato fue tomado de las encuestas realizadas en
el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz.
• Los trastornos relacionados con el consumo de alcohol ocupan el noveno
lugar (2,5%). La esquizofrenia está en la décima posición (2,1%).
El valor teórico de este trabajo se basa en que únicamente el 19% de las
personas que padecen un trastorno mental reciben tratamiento. El tiempo que
tienen las personas de padecer la enfermedad cuando consultan oscila entre 4 y
20 años. Esto sugiere que las personas que buscan tratamiento ya se encuentran
en un estado avanzado de la enfermedad. En este punto ya las personas sufren
de las comorbilidades y patologías asociadas. La obesidad es la más importante
de mencionar, pues a largo plazo tiene amplias complicaciones funestas.
Existen indicios de que la obesidad y los trastornos de ansiedad tienen algún tipo
de relación. La hipótesis más manejada es que ambas patologías se asocian de
una manera sinérgica. Se habla de un círculo vicioso, en el que tanto los
trastornos mentales como la obesidad, se retroalimentan positivamente. Si se
logra romper este círculo atacando a una, se conseguirá mejorar la calidad de
vida del paciente que las padece. Disminuir la obesidad no ha sido tan factible a
pesar de todas las líneas terapéuticas. Sería interesante ver los resultados de la
disminución de niveles de ansiedad como tratamiento del sobrepeso patológico.
Basados en este hecho, se abre una puerta con una utilidad metodológica
importante para realizar estudios que apoyen dicha hipótesis.
xiv
3. Motivación de elección hacia este trabajo, cuál es la experiencia en él y qué se espera conseguir con su desarrollo. México es un país en desarrollo, con una población grande. Actualmente se habla
de que nacionalmente hay un estimado de 117 millones de habitantes. México
tiene poblaciones provenientes de Centro y Sudamérica, Estados Unidos, Europa,
África, y muchas otras partes del mundo. Esto permite tener muestras de
población árabe, europea, oriental, indígena, anglosajona y afro-descendiente.
Esta población es muy representativa, pues es multicultural y multiétnica.
Estadísticas del 2012 al 2014 han hecho que México se encuentre en el segundo
lugar de obesidad en adultos. Además gana la cuarta posición en obesidad
infantil. Al tener disponible una población que padece prevalencias muy altas
tanto de trastornos de ansiedad como de obesidad, se considera una excelente
fuente para llevar a cabo un estudio que ayude a aclarar si la asociación que
existe entre esta patología y la ansiedad es estadísticamente significativa.
Es muy importante estudiar la población infanto-juvenil, ya que en un futuro no
muy lejano será la población adulta y productiva. Es la etapa de la vida donde se
puede tener un impacto más grande en cuanto al tema de prevención de
enfermedades crónicas. Además, esta edad es básica para crear hábitos
correctos que promuevan la salud a lo largo de toda la vida. Con el desarrollo de este estudio se busca encontrar otro enfoque desde el cual
se pueda tratar la obesidad. Si se demuestra científicamente que una de las
etiologías de dicha patología son las enfermedades mentales, puede darse
comienzo a un sinnúmero de investigaciones que podrán abrir campo a una
nueva rama terapéutica. Actualmente la ciencia de la Nutrición ha tomado auge.
La terapéutica nutricional ha tenido un impacto franco y positivo en el tratamiento
de diabetes, hipertensión, hiperlipidemias. Si estudios demostraran que la
Nutrición ayuda a disminuir los trastornos de ansiedad, y esto a su vez la
obesidad, sería el nacimiento de nuevas especialidades en el campo de la
nutrición y dietética: “Nutrición, desórdenes mentales y psicológicos”. Esta rama
podría buscar la “salud mental” a través de nutrición y ejercicio físico.
xv
4. Relevancia del tema y su impacto en la actualidad.
México, a través de la Secretaría de Salud, ha realizado campañas contra la
obesidad. Entre estos esfuerzos e iniciativas del gobierno se encuentran los
desayunos saludables, las meriendas reguladas por la secretaría de salud y de
educación, la prohibición de venta de alimentos no sanos a la salida de las
secundarias, primarias y jardines de niños, el establecimiento de comedores
escolares en las instituciones de jornada ampliada.
A pesar de estos intentos sigue habiendo un índice elevado de esta patología,
colocando al país entre los primeros lugares a nivel mundial que sufren de
sobrepeso y obesidad infantil. Adjuntamente se ha puesto en marcha medidas
como la activación física en el pensum de estudios. Ésta obliga a realizar
activación física todas las mañanas al comenzar la jornada de estudios. Debe
durar al menos 15 minutos. Además, tienen que existir al menos dos horas de
ejercicio físico por semana, y actividades extracurriculares deportivas.
El Programa “Muévete y Métete en Cintura” se creó con este fín. Su función
primordial es generar un amplio movimiento social informado y organizado para
promover estilos de vida saludable. Trata de lograrlo a través de acciones de
orientación alimentaria y fomento de la actividad física a través de los siguientes
”Espacios de Intervención”:
Muévete en la Ciudad Muévete en el Parque Muévete en tu Oficina
Muévete en la Escuela Muévete en lo Cotidiano Muévete por tu Salud
En los últimos años se ha puesto de manifiesto la importancia de la actividad
física en los niños y adolescentes para evitar el aumento de la incidencia y
prevalencia de obesidad. Si se demuestra que hay una fuerte relación entre
obesidad y trastornos de ansiedad en dicha población, puede comenzarse a usar
un enfoque de tratamiento distinto para disminuir la incidencia y prevalencia de
dichas patologías, pues una alimenta a la otra y visceversa.
xvi
Lo anteriormente descrito se lograría al poner en el nuevo blanco de acción la
disminución de niveles de ansiedad y depresión. Se podría lograr con nuevas
campañas que fomenten la educación y brinden herramientas para que, desde
etapas tempranas de edad, se sepa cómo manejar el estrés característico de las
poblaciones de países de desarrollo. Debido a la ansiedad que genera el estrés y
vida acelerada en estos paíeses, no es de extrañar que se presenten mayores
índices tanto de trastornos de ansiedad, como de sobrepeso y obesidad.
Se ha hecho mucho hincapié en buscar alcanzar la salud física a través de
modelos saludables de nutrición y también de actividad física De la misma
manera, ahora deberá buscarse un enfoque en el que se pretenda, además de lo
anterior, encontrar la salud mental y emocional. Es importante recordar que según
la definición de salud dada por la OMS, debe tenerse un equilibrio en estos trés
ámbitos. Investigaciones desde este enfoque permitirá surgir nuevas ramas del
conocimiento tales como:
• Nutrición para la salud mental.
• Higiene mental/ Terapias conductuales para el manejo del estrés.
• Actividad física para la salud mental.
5. Descripción de los objetivos generales y específicos asociados al problema
de investigación.
5.1. Objetivo General:
“Identificar la prevalencia de trastornos de ansiedad y al mismo tiempo determinar
la relación que ésta guarda con la obesidad en la población infanto-juvenil de 8 a
17 años en la ciudad de Distrito Federal, México”.
5.2. Objetivos Específicos:
• Determinar la prevalencia de trastornos de ansiedad en general, en la
población infanto-juvenil de 8 a 17 años en Distrito Federal, México.
xvii
• Determinar la prevalencia de cada uno de los 6 tipos de trastornos de
ansiedad (según el DSM-IV), que pueden ser medidos a través de SCAS
(“The Spence Children´s Anxiety Scale) en la población infanto-juvenil de 8 a
17 años en Distrito Federal, México.
1. Separation anxiety. (Trastorno de ansiedad por separación)
2. Social phobia. (Fobia social)
3. Obsessive compulsive. (Trastorno obsesivo-compulsivo)
4. Panic/agoraphobia. (Trastorno angustia/agorafobia -
Ataque de pánico/agorafobia)
5. Physical injury fear. (Miedo al daño físico)
6. Generalized anxiety. (Trastorno de ansiedad generalizada)
• Determinar la prevalencia de obesidad en la población infanto-juvenil de 8 a
17 años en Distrito Federal, México a través del Índice de Masa Corporal
(IMC).
• Determinar el Índice de Grasa Corporal (IGC) y el Índice de Agua Corporal
(IAC) en la población infanto-juvenil de 8 a 17 años en Distrito Federal,
México.
• Valorar si existe relación entre la prevalencia de trastornos de ansiedad y la
obesidad en la población infanto-juvenil de 8 a 17 años en Distrito Federal,
México.
• Identificar en qué manera se relaciona la existencia de cada tipo de trastorno
de ansiedad que puede ser medido a través de SCAS y el IMC de los sujetos
que padecen de dichos trastornos.
o Si se relaciona con bajo peso, normopeso o sobrepeso.
o Si se relaciona con obesidad (grado de obesidad).
xviii
• Valorar si existe relación entre la prevalencia de trastornos de ansiedad y la
composición corporal (Índice de Grasa corporal - IGC e Índice de agua
corporal – IAC).
6. Los trastornos de ansiedad
La ansiedad es una reacción humana natural que afecta la mente y el cuerpo. Tiene
una función básica de supervivencia muy importante. La ansiedad se comporta como
un sistema de alarma que se activa cuando una persona percibe un peligro o una
amenaza. Puede traducirse como un sentimieto de preocupación cuando las cosas
se ponen estresantes y complicadas, lo cual es completamente normal.
Cuando el cuerpo y la mente reaccionan al peligro o la amenaza, se experimentan
sensaciones físicas de ansiedad o preocupación. Estas sensaciones, tales como la
aceleración del ritmo cardíaco y respiratorio, tensión muscular, palmas de las manos
que sudan, un malestar en el estómago y temblor en las manos y piernas, son
respuestas fisiológicas normales ante situaciones de estrés. A este conjunto de
reacciones se le conoce como la respuesta del cuerpo de "huir o luchar". Están
provocadas por un aumento de la producción de adrenalina y otras sustancias
químicas que preparan al cuerpo para escapar rápidamente del peligro.
La respuesta de lucha o huida ocurre instantáneamente cuando una persona siente
una amenaza. Pocos segundos después, la la corteza cerebral, que es la encargada
de pensar, empieza a procesar la situación y a evaluar si la amenaza es real. En tal
caso, busca cómo manejarla. Si la corteza envía la señal de que no hay peligro, la
respuesta de lucha o huida se desactiva y el sistema nervioso puede relajarse.
Si la mente razona que una amenaza puede durar, (sea verdadera o imaginaria) los
sentimientos de ansiedad se prolongan, manteniendo alerta a la persona. Las
sensaciones físicas, como la respiración rápida u superficial, las palpitaciones, la
tensión muscular y el sudor en las palmas pueden continuar también. Las respuestas
anteriormente descritas pueden presentarse como síntomas leves o extremos. Si la
preocupación se vuelve tan abrumadora que llega a interferir con las actividades
cotidianas, se habla de un estado patológico de ansiedad.
xix
Si se pasa demasiado tiempo preocupado o nervioso, y se tiene dificultad para
dormir, hay que prestar atención a los pensamientos que se experimentan. Si son
recurrentemente preocupantes, esto puede ser síntoma de un problema o trastorno
de ansiedad.
7. La obesidad
Por primera vez en la historia, en 1998 la Organización Mundial de la Salud hizo la
declaración de que la obesidad se había vuelto una epidemia global, la cual afectaba
tanto a adultos como a niños. Pocos años más tarde, nuevos estudios revelaron que
la obesidad infantil había alcanzado niveles tan elevados de prevalencia que hasta se
le llegó a catalogar como “La gran pandemia del siglo XXI”, afectanfo a más de mil
millones de personas (1).
Actualmente la desnutrición ha ido siendo desplazada por la obesidad, volviéndose
ésta, junto con el sobrepeso, en problemas de salud de alta prevalencia. En algunos
países del mundo hasta ha llegado a convertirse en el principal problema de salud a
nivel nacional. Debido a los datos alarmantes de esta patología la prevención es
fundamental. Si se comienza desde la infancia, se puede promover un estilo de vida
más saludable, y así evitar la obesidad y sus complicaciones (2).
La alta prevalencia de obesidad infantil actual, con su significativo incremento
exponencial, la ha vuelto un problema de salud pública. La causa de esta medida tan
drástica es que la obesidad infantil tiene impacto negativo tanto a corto como a largo
plazo. A corto plazo es un factor comórbido para las alteraciones del sueño, asma,
pobre imagen de sí mismo y ansiedad.
A largo plazo se convierte en factor etiológico y de riesgo para padecer
enfermedades crónicas tales como hipertensión arterial, dislipidemias, diabetes
mellitus tipo 2, ateroesclerosis, problemas ortopédicos como pie plano, escoliosis y
problemas psicosociales que se derivan de la falta de aceptación social y baja
autoestima. Todas estas enfermedades se observan cada vez en edades más
tempranas, aún desde la infancia (3).
xx
Una Encuesta Nacional de Salud y Nutrición realizada en México en 2006 indica que
el 26% de los niños padecen obesidad o sobrepeso. Este porcentaje es una señal de
alarma muy importante, ya que si se alcanza la etapa de adolescencia con obesidad,
es muy probablemente que se padeciendo de la misma en la edad adulta. Esta
población padece de un riesgo sobreañadido de otras enfermedades y de una mayor
morbimortalidad.
A pesar de ser un tema de mucha investigación, todavía no se llega a un consenso
de los mecanismos fisiopatológicos causantes de la obesidad. Aunque existe una
fuerte influencia de los factores genéticos, un aumento en la ingesta calórica y una
marcada disminución en la actividad física incrementan la obesidad, volviéndola un
trastorno nutricional (4).
Durá y Sánchez- Valverde (5) en el año 2005 mencionan que el tratamiento para la
obesidad infantil debe ser multidisciplinario, abarcando aspectos constitucionales,
genéticos, ambientales y sociales. Se debe conciderar la cronicidad y complejidad de
cada caso para que se adapte el tratamiento individualmente. Debe incluir cambios
del estilo de vida en la casa y en la escuela. Lo primordial es la prevención.
8. Relación entre trastornos de ansiedad y obesidad Después de que se han intentado muchos abordajes para combatir la obesidad se
ha llegado a la conclusión que es una patología difícil de combatir. Es importante
abordar el problema de la obesidad desde el aspecto psicológico. Muchos
trastornos del apetito son causados por ansiedad, nerviosismo y depresión,
disfunciones familiares o problemas de autoestima y sociabilidad. Estas
situaciones pueden influir negativamente en las conductas de ingesta y actividad
física. Como ejemplo se puede mencionar el efecto de la baja autoestima sobre la
obesidad en niños, mencionada por Paxton en 2005 (6). Él explica cómo el
aspecto psicológico y social tienen consecuencias graves cuando existe baja
autoestima se asociada con depresión. En este caso la obesidad infantil tiene un
riesgo significativo para desarrollarse y causasr problemas de salud serios.
xxi
Estudios como el de Jonides, Buschbacher y Barlow en 2002 (7) han asociado la
obesidad con aspectos psicológicos como baja autoestima, depresión, y altos
niveles de síntomas emocionales. Hacen un llamado enfático para estudiar la
importancia de estas variables psicológicas en personas con obesidad. De esta
manera se ha encontrado que la pobre imagen corporal es uno de los factores
psicológicos más frecuentes en los niños obesos, la cual está en relación con una
baja autoestima, depresión, y bajo funcionamiento psicosocial (8).
1
MARCO TEÓRICO
2
CAPÍTULO 1: TRASTORNOS DE ANSIEDAD
1.1. Introducción
La ansiedad surge como una adaptación evolutiva del ser humano, la cual es
sumamente necesaria para poder sobrevivir. Llega a existir para alertar o advertir
a la persona, funcionando como una señal de alarma o peligro. Puede
considerarse normal cuando permite al ser humano prepararse para un mejor
rendimiento frente a una situación inesperada, nueva o amenazante (9).
La ansiedad se convierte un trastorno cuando es de gran magnitud, saliéndose de
los límites fisiológicos normales, y que en vez de facilitar o mejorar el rendimiento
de las personas, les produzca problemas adicionales o interfiera con su
desempeño.
Se puede sospechar de padecer ansiedad si se presenta un conjunto de síntomas
físicos y/o psicológicos como respuesta a estímulos externos. Entre los síntomas
físicos más característicos se encuentran: palpitaciones, sudor, temblor, sofocos,
palidez o enrojecimiento del rostro. En la lista de los psicológicos se pueden
mencionar el miedo intenso, llanto o rabietas, sensación de descontrol, ganas de
salir corriendo, miedo a volverse loco o a morir, entre muchos otros (10).
Es importante destacar que existen ciertos miedos y ansiedades normales en
cada etapa del desarrollo y de la vida. Deben ser los profesionales especializados
en estos trastornos quienes determinen o diagnostiquen la existencia de un
“Trastorno de Ansiedad” como tal.
Actualmente la ansiedad ha llegado a ser de una magnitud tan grande que se
cataloga como “trastorno”, convirtiéndose en una patología de las más comunes
en países en desarrollo. Se ha visto la asociación de esta enfermedad con
muchas otras, tales como la obesidad y el sobrepeso (11).
3
1.1.1. Definición de ansiedad
La ansiedad es un conjunto de respuestas de diferente índole a estímulos
exteriores, entre las que se pueden mencionar:
• Respuesta emocional: Desde el punto de vista de aspectos cognitivos y
subjetivos, la persona tiene sensaciones no placenteras. La persona puede
sentir aflicción, angustia, entre otros. Es por esto que el origen etimológico
de ansiedad surge del latín “anxietas”, que significa angustia y aflicción.
• Respuestas corporales o fisiológicas: Se caracteriza por un grado alto de
activación abrupta del sistema periférico, con síntomas físicos muy
característicos. Como ejemplo se puede mencionar la sudoración de
manos y palpitaciones, junto con la sensación de quererse desmayar o
tener las piernas “aguadas” que cualquier persona ha experimentado al
tener que hablar en público ante un grupo grande de personas
desconocidas.
• Respuestas psíquicas: Puede observarse aspectos tanto motores como de
comportamiento que son desajustados y pobremente adaptativos. Este
punto puede quedar ilustrado al ver que una persona tiembla
desmesuradamente sin poderlo controlar antes de salir a un escenario
(aspecto motor). El tener una respuesta socialmente inadaptada tal como
gritar o salir corriendo o pegar un brinco y subirse en un asiento al ver una
araña (respuesta exagerada ante un estímulo pequeño) es un ejemplo de
un comportamiento desajustado.
La ansiedad, junto con otras emociones tales como la ira, la tristeza, o la felicidad,
tiene una función muy importante con la supervivencia. Es debido a la respuesta
normal de huida frente a la ansiedad que una persona sale corriendo cuando
escucha una explosión o un ruido estruendoso, protegiendo de esta manera su
integridad física y su vida (12).
4
En la actualidad se estima que aproximadamente un 20,5% de la población
mundial sufre de algún trastorno de ansiedad, generalmente sin sospecharlo.
Miles de personas viven en silencio el problema de la ansiedad ya sea por
desconocimiento, por vergüenza o temor a ser ridiculizados.
Es una enfermedad que se equipara al estrés, tanto en magnitud como en
morbilidad y mortalidad, pero que ha tenido una menor difusión y reconocimiento,
lo que ha llevado al aislamiento a muchos de los que la padecen.
La palabra ansiedad es muy común y de uso cotidiano en nuestro vocabulario, sin
embargo, la gran mayoría desconoce que puede ser un problema serio de salud
para algunos. Si se llegara a detectar este problema, (que casi no ocurre), podría
solucionarse fácilmente en muchos casos, dando como resultado una gran
mejoría en la calidad de vida y una disminución significativa de enfermedades
concomitantes en individuos que la padecen.
Muchas personas describen una relación entre ansiedad y la ingesta
incrementada de alimentos. Cuando se habla de ansiedad en el contexto de la
alimentación, se define como un estado de nerviosismo o inquietud que aparece
a ciertas horas del día y que obliga a la persona a comer en exceso sin tener
realmente sensación de hambre (13).
De esta manera la ansiedad es uno de los problemas al que más se le adjudica la
dificultad que experimentan las personas en poder mantener una dieta y adquirir
hábitos alimenticios adecuados, llevando a la falla de la terapéutica dietética. Por
esto es que se dice que la ansiedad produce obesidad.
Asimismo, la obesidad está asociada a baja autoestima y pensamientos
inductores de depresión y ansiedad. Estos últimos inducen a comportamientos
alimentarios inadecuados que causan obesidad, convirtiéndose en un círculo
vicioso que se debe detectar y tratar (14).
5
1.1.2. Ansiedad a niveles patológicos
Cuando la ansiedad, que es normal que todas las personas la padezcan, llega a
tener proporciones exageradas e interrumpe la vida normal del individuo,
apartándola de su “modus operandi”, e interfiere en su desempeño, deja de ser
una respuesta de adaptación o supervivencia, y se convierte en un trastorno de
ansiedad.
Los trastornos de ansiedad tienen consecuencias negativas y muy desagradables
para quienes lo padecen. Se asocian a muchas patologías crónicas, pudiendo ser
parte de su etiología, tales como el sobrepeso, obesidad, y enfermedades que
están relacionadas con éstas últimas (diabetes mellitus tipo 2, cardiopatías,
hipertensión, dislipidemias).
Entre los trastornos de ansiedad más comunes se encuentran las fobias, el
trastorno obsesivo - compulsivo, el trastorno de pánico, la agorafobia, el trastorno
por estrés postraumático y el trastorno de ansiedad generalizada. Más adelante
se expondrán estos trastornos.
En el caso de trastornos de ansiedad, la ansiedad patológica se vive como una
sensación difusa de angustia o miedo y deseo de huir, sin que quien lo sufre
pueda identificar claramente el peligro o la causa de este sentimiento.
La ansiedad patológica puede ser el resultado de los problemas de diversas
índoles a los que se enfrenta la persona en su vida cotidiana. Cabe destacar que
más que basarse en el tamaño o gravedad de los problemas vividos por el
individuo para padecer de ansiedad patológica, es de mayor peso la concepción,
el entendimiento y sobre todo las ideas interiorizadas de la persona acerca de sus
problemas (15).
La ansiedad puede ser considerada un problema cuando:
a) Pasa de ser un episodio poco frecuente a convertirse en episodios muy
repetitivos.
6
b) Pasa de ser un episodio de intensidad leve o media a convertirse en
episodios de intensidad alta.
c) Pasa de ser un episodio de duración limitada a convertirse en duración
prolongada.
d) La ansiedad deja de ser una respuesta esperada y común o parecida a la
de otras personas para unos tipos de situación, y pasa a ser una reacción
desproporcionada para la situación en la que aparece.
e) La ansiedad conlleva un grado de sufrimiento alto y duradero, en lugar de
limitado y transitorio
f) Interfiere significativamente en diferentes áreas de la vida de la persona
que la padece.
g) Causa molestias generalizadas que afectan a los hábitos básicos de la
persona: ritmos de sueño, alimentación y nivel general de activación (16).
1.1.3. Causas generales de ansiedad
Los trastornos de ansiedad tienen una etiología muy variada, pues pueden ser
provocados por múltiples causas, las cuales también dependen del tipo de
trastorno de ansiedad que se padece. En general, se trata de enfermedades
relacionadas frecuentemente con experiencias vividas, que normalmente han sido
traumáticas, y que han quedado grabadas en el interior de las personas (17).
Por el contexto bajo el cual se está estudiando la ansiedad en esta investigación,
(la relación de la ansiedad con la obesidad), es importante mencionar las causas
de la misma a la hora de llevar a cabo un régimen dietético.
En muchos casos, esta ansiedad está originada por dietas hipocalóricas
demasiado estrictas, las cuales se asocian a tres factores etiológicos que son los
más importantes: El stress, el aburrimiento y la depresión.
El estrés puede provenir de cualquier situación o pensamiento que haga sentir a
la persona frustrada, furiosa o ansiosa propiamente. Lo que es estresante para
una persona no lo es necesariamente para otra (18).
7
El aburrimiento puede llevar a producir ansiedad. Es interesante analizar las horas
del día en las que el ser humano se siente más apático y aburrido. Si se observa
detalladamente, hay una relación estrechamente directa entre esos momentos y
cuando más se cae en comportamientos ansiosos, que se pueden exteriorizar
como la tendencia al picoteo o a los atracones.
Por último, el trastorno depresivo afecta directamente al estado de ánimo, al ritmo
del sueño y a los pensamientos. Las personas que padecen depresión sufren de
una gran falta de energía y un estado de agotamiento que les impide llevar a cabo
un control de su alimentación. Además, este mismo estado de inactividad conlleva
a una sensación de pérdida del control sobre la propia vida en todo ámbito: no ser
productivo en el trabajo, fracaso en las relaciones interpersonales, no ser capaz
de concluir proyectos. Todo ello puede llegar a generar mucha ansiedad (19).
1.1.4. Factores implicados en el origen y mantenimiento de la ansiedad como trastorno.
Tres grandes grupos de factores influyen en la aparición y mantenimiento de la
ansiedad como trastorno: los factores predisponentes, los factores activadores, y
los factores de mantenimiento.
1.1.4.1. Factores predisponentes
• Son las variables biológicas y constitucionales, hereditarias o no.
• Aumentan la probabilidad para que un individuo desarrolle alteraciones de
ansiedad si se ve expuesto a situaciones capaces de activarla.
• Dentro de este grupo de factores también se deben considerar algunos
relacionados con la personalidad, la cual es:
o Dependiente de la historia del individuo.
o Condicionada por la biología y el aprendizaje.
• Estos factores predisponentes no son la causa en sí de la ansiedad, ni
condenan a padecerla definitivamente, sino que son factores de
vulnerabilidad.
8
1.1.4.2. Factores activadores
• Son aquellos hechos, situaciones o circunstancias que son capaces de
activar:
o El sistema de alerta.
o La preparación para responder ante las situaciones.
o La respuesta propiamente dicha ante las situaciones.
• Esencialmente los factores activadores de la ansiedad son aquellos que
están relacionados con la amenaza y su naturaleza.
• La ansiedad está relacionada fundamentalmente a la percepción de
amenaza.
La ansiedad procede de dos grandes tipos de problemas.
1. La posible obstaculización o entorpecimiento de planes, deseos o
necesidades que se encuentran aún en desarrollo, y cuya finalización es
importante o necesaria para la persona.
2. El posible deterioro o problematización de objetivos que ya se han
alcanzado, logros con los que ya se cuentan o forman parte del estatus del
individuo, pero que se miran amenazados.
1.1.4.3. Factores de mantenimiento
• Afectan fundamentalmente a aquellos casos en que los problemas
originarios de ansiedad no se resuelven satisfactoriamente.
• Se encuentran obligatoriamente cuando la ansiedad alcanza límites de
trastorno.
• Una vez que la ansiedad se ha manifestado como trastorno tiene
probabilidad de incrementarse por situaciones concomitantes aun de
menor grado (estado de hipersensibilidad).
9
• Cuando la ansiedad aparece por factores activadores, ayudados en mayor
o menor medida por los factores predisponentes, se da el efecto de
sinergismo, manteniendo más tiempo el estado de ansiedad.
• La salud es un bien individual valorado per sé. Su carencia genera
ansiedad y la mantiene.
• Si la ansiedad es excesiva y sostenida, propicia la aparición de problemas
de salud o enfermedades concomitantes previamente inexistentes. Estos
problemas nuevos generados por la ansiedad funcionan como factores de
multiplicación de la ansiedad.
• Si se agrava cualquier problema, por cualquier motivo, incluida la propia
ansiedad, se genera un incremento del estado de alerta y sensación de
estar indefenso, manteniendo la ansiedad y empeorándola (20).
1.1.5. Ansiedad y herencia
A través de los años se ha observado una relación creciente entre la herencia
genética y algunos tipos de trastornos de ansiedad. El trastorno de pánico es
probablemente el trastorno de ansiedad más estudiado. Se estima que la
aportación genética otorgada por los padres para que se padezca de este
trastorno es de alrededor del 40%.
Estudios con gemelos monozigotos (aquellos que comparten la misma carga
genética) han revelado que la presencia de este trastorno es de 2 a 5 veces más
alta que entre gemelos dizigotos (los que no comparten la misma carga genética).
Por otro lado, entre familiares de primer grado (padres, hijos, hermanos), la
probabilidad de padecer estos trastornos es de 2 a 3 veces más frecuente que en
resto de la población general.
Hay otros investigadores que creen que los trastornos de pánico comparten
factores genéticos con otros problemas de ansiedad, tales como las fobias, la
inhibición del comportamiento o la ansiedad por separación. Ésta es la explicación
del por qué los hijos de personas con trastornos de pánico muestran alguno de
estos otros trastornos (21).
10
En cuanto al trastorno de ansiedad generalizada, algunos trabajos estipulan un
30% de contribución genética para padecer de dicha patología (22). La
concordancia entre gemelos monozigotos es mayor que entre dizigotos (23).
La agorafobia, la fobia a la sangre y/o a las heridas y la fobia social son los
trastornos de ansiedad con una mayor carga hereditaria (24).
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) también es más prevalente en
gemelos monozigotos que en dizigotos, con una herencia calculada entre 20-30%.
Ciertas características de personalidad que se encuentran muy relacionadas con
la ansiedad, tales como el neuroticismo o la desinhibición conductual, podrían
heredarse según estudios realizados. Estas características participan en la
etiología de los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo.
En conclusión, la evidencia científica afirma que la carga genética en la expresión
de trastornos de ansiedad es de importante valía. Las observaciones más
comunes indica que un mismo gen puede estar implicado en la aparición de
diferentes trastornos de ansiedad. Contrariamente a lo que se ha supuesto, no se
han identificado genes concretos que de forma específica estén implicados en un
tipo u otro de problemas de ansiedad.
Parece más creíble considerar que un conjunto de genes influya de forma
inespecífica en los trastornos de ansiedad, actuando fundamentalmente como
factores predisponentes o de vulnerabilidad. Estos factores no "obligan" o
determinan que una persona llegue a sufrir un trastorno de ansiedad, sino que
aumentan la probabilidad de que éste se desarrolle si se adjuntan otros factores
capaces de activarlo (factores de activación).
Se debe tener en cuenta que la trasmisión de rasgos o información de padres a
hijos no se produce únicamente por vía genética, sino que también y aún con más
importancia, a través de rasgos aprendidos, cuyos componentes son muy
importantes en el origen y mantenimiento de los trastornos de ansiedad.
11
1.1.6. Síntomas clínicos de la ansiedad
Cuando las personas se encuentran ante una situación de estrés, de peligro,
nueva o desconocida, o que ponga su vida en juego, el cuerpo ha desarrollado
respuestas fisiológicas adaptativas para estar preparado para tomar una reacción
inmediata. Se necesita que en el cuerpo se produzcan una serie de cambios para
sobrellevar con éxito la situación adversa y salir con vida. La ansiedad es la
respuesta emocional que tiene como finalidad proteger al organismo y su
funcionalidad.
De lo anteriormente descrito surge la descripción de ansiedad como la respuesta
de lucha – huida como una reacción o reflejo primitivo que prepara al ser humano
para luchar o huir del peligro, hecha por Cannon en 1929 (25).
La ansiedad se puede manifestar de tres formas distinta: a través de síntomas
fisiológicos, cognitivos y conductuales. Estos tres niveles distintos de referencia
pueden influenciarse entre sí, o sea, los síntomas cognitivos pueden exacerbar
los síntomas fisiológicos y éstos a su vez pueden despertar los síntomas
conductuales.
Es importante hacer notar que algunos síntomas de la ansiedad se parecen a
síntomas de padecimientos no mentales, tales como arritmia cardiaca o la
hipoglucemia. Esto se debe a que es el Sistema Nervioso Autónomo (SNA),
también conocido como Sistema Nervioso Vegetativo, el que se encarga de
coordinar la respuesta de activación motora y todos los cambios físicos de los
reflejos primitivos. Estos reflejos o respuestas adquieren este nombre porque son
cambios que suceden solos en el organismo, los cuales la persona no tiene el
poder de controlar conscientemente.
El SNA forma parte del sistema nervioso periférico. Éste es un sistema
involuntario, el cual se encarga de regular funciones fisiológicas vitales y de suma
importancia para la supervivencia, tales como la digestión, la circulación
sanguínea, la respiración y el metabolismo (26). Entre sus acciones está:
12
• El control de la frecuencia cardiaca.
• La contracción y dilatación de vasos sanguíneos.
• La contracción y relajación del músculo liso en varios órganos
• La acomodación visual y el tamaño pupilar.
• Secreción de glándulas exocrinas y endocrinas.
El sistema nervioso autónomo se divide en dos ramas, las cuales tienen funciones
diferentes y antagonistas: El sistema nervioso simpático y el parasimpático.
1.1.6.1. El sistema nervioso simpático
Es el encargado de preparar el cuerpo para la acción como respuesta a un
estímulo que el cuerpo entienda como nocivo. También regula el metabolismo
necesario para la producción de energía que se necesita para dicha acción. En
resumen, es el botón de “encendido” de la respuesta de lucha – huida.
Esta función la logra liberando dos productos químicos que funcionan como
transmisores: la adrenalina y la noradrenalina. Estos transmisores, al llegar a los
órganos blanco (órgano final) desencadenan una respuesta completa, que se
traduce como la experimentación de todos los síntomas que componen la
respuesta de lucha y huida característica de la ansiedad.
Cuando existe una situación que el organismo traduce como peligrosa, el Sistema
Nervioso Autónomo (SNA) activa su rama simpática, despertando una serie de
cambios físicos para preparar al organismo en respuesta ante el estímulo nocivo.
Estos cambios producen síntomas que se pueden dividir en las siguientes
categorías (26, 27):
1.1.6.1.1. Físicos
• A nivel cardiaco:
o Taquicardia, palpitaciones, dolores punzantes en el pecho.
13
• A nivel respiratorio:
o Opresión en el pecho, falta de aire.
• A nivel músculo-esquelético:
o Temblores, tensión y rigidez, cansancio o debilidad muscular,
hormigueo, calambres.
• A nivel de piel:
o Sudoración excesiva, palidez, disminución de la temperatura.
• A nivel gastrointestinal:
o Molestias digestivas, náuseas, vómitos, "nudo" en el estómago,
alteraciones de la alimentación.
• A nivel neurológico:
o Sensación de mareo e inestabilidad.
• A nivel de respuestas fisiológicas primitivas:
o Pueden aparecer alteraciones del sueño, de la alimentación y de la
respuesta sexual.
o Estas respuestas únicamente se observarán si la activación
neurofisiológica es muy alta.
• A nivel del aparato circulatorio:
o Existe una redistribución del flujo sanguíneo que sucede mediante el
incremento de la frecuencia cardiaca y la fuerza de contractibilidad
de los músculos del miocardio.
o A nivel muscular:
§ Existe para que las extremidades puedan recibir las
sustancias nutritivas y el oxígeno necesario para la respuesta
de huida.
§ La redistribución del flujo sanguíneo sucede de tal manera
que los músculos que están más directamente relacionados
con la actividad física reciben más sangre, y la piel, los dedos
de manos y pies y la zona abdominal reciben menos sangre.
o A nivel cerebral:
§ Afecta por un lado, al área frontal (zona vinculada con el
razonamiento) donde disminuye el flujo.
14
§ Afecta por otro lado, a las zonas relacionadas con las
respuestas instintivas y motoras (correr o luchar) donde se
incrementa.
§ La redistribución del flujo sanguíneo en el cerebro puede
producir sensaciones de mareo, confusión y dificultad en
ciertas funciones cognitivas superiores (ejemplo: capacidad
de planificación y razonamiento).
1.1.6.1.2. Psicológicos
• Inquietud, agobio, sensación de amenaza o peligro.
• Ganas de huir o atacar, inseguridad, sensación de vacío.
• Sensación de extrañeza o despersonalización.
• Temor a perder el control.
• Recelos, sospechas, incertidumbre.
• Dificultad para tomar decisiones.
• En casos más extremos se produce un temor excesivo a la muerte, y
puede inducir a la locura, o el suicidio.
1.1.6.1.3. Conductuales
• Estado de alerta e hipervigilancia.
• Bloqueos, torpeza o dificultad para actuar.
• Impulsividad, inquietud motora, dificultad para estarse quieto y en reposo.
• Estos síntomas usualmente se ven acompañados de cambios en la
expresividad corporal y el lenguaje corporal tales como:
o Posturas cerradas.
o Rigidez.
o Movimientos torpes de manos y brazos.
o Tensión de las mandíbulas.
o Cambios en la voz.
o Expresión facial de asombro, duda o crispación.
15
1.1.6.1.4. Intelectuales o cognitivos
• Dificultades de atención, concentración y memoria.
• Aumento de los despistes y descuidos.
• Preocupación excesiva.
• Expectativas negativas.
• Rumiación.
• Pensamientos distorsionados e importunos.
• Incremento de las dudas y la sensación de confusión.
• Tendencia a recordar sobre todo cosas desagradables y sobrevalorar
pequeños detalles desfavorables.
• Abuso de la prevención y de la sospecha.
• Interpretaciones inadecuadas, susceptibilidad.
1.1.6.1.5. Sociales
• Irritabilidad, ensimismamiento.
• Dificultad para iniciar o seguir una conversación, en unos casos, y
verborrea en otros.
• Bloquearse o quedarse en blanco a la hora de preguntar o responder.
• Dificultades para expresar las propias opiniones o hacer valer los propios
derechos.
• Temor excesivo a posibles conflictos.
1.1.6.2. El sistema nervioso parasimpático
Para frenar la respuesta de ansiedad suelen ponerse en acción dos vías:
1. El Sistema Nervioso Parasimpático, que se encarga de proteger y reparar
al organismo. Su acción produce respuestas opuestas a las del sistema
nervioso simpático (27).
16
• Propicia la desactivación de la respuesta de lucha – huida.
• Favorece la recuperación del estado basal del cuerpo.
• Restaura al organismo a un estado de tranquilidad o serenidad.
• Favorece el almacenamiento y la conservación de la energía.
2. La liberación de una serie de productos químicos que destruyen la
adrenalina y la noradrenalina a través del organismo, las cuales desactivan
sus efectos en el cuerpo.
Esta respuesta de “apagado” del sistema de lucha – huida la realiza a través de
la acetilcolina, un neurotransmisor. Por lo tanto, el sistema parasimpático es el
que se encarga de que se vean restablecidos a la normalidad todos los síntomas
mencionados cuando se desvanece el estado de alarma (26, 27).
1.1.7. Diagnóstico general de la ansiedad y los trastornos de ansiedad
El tema de los trastornos de ansiedad, a como se habrá logrado observar hasta el
momento, es sumamente extenso, existiendo un sinnúmero de ellos. Cada uno de
ellos tiene una lista de síntomas y criterios diagnósticos específicos, los cuales se
mencionarán más adelante para los casos de trastornos de ansiedad que
competen al estudio. Debido a la longitud del tema, en este apartado se dará a
conocer de una manera muy general los criterios bajos los cuales uno puede
sospechar de esta patología.
Luego de dar a conocer la larga lista de síntomas es importante aclarar que no se
deben experimentar todos ellos a la vez para hacer diagnóstico de ansiedad.
Algunos de ellos sólo se manifiestan de manera significativa en los trastornos de
ansiedad.
Además, no todas las personas presentarán los mismos síntomas, ni la intensidad
de ellos será la misma. Estos parámetros estarán determinados por la
predisposición biológica y/o psicológica de cada persona, pues una puede ser
más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas que otra.
17
En casos de ansiedad normal se experimentan pocos síntomas, que normalmente
son de poca intensidad, poca duración, y que no incapacitan. Cuando se está
sometido a un nivel de activación muy intenso y/o sostenido, los efectos
beneficiosos de los cambios fisiológicos secundarios a la ansiedad se convierten
en sensaciones físicas desagradables (28).
Los cambios fisiológicos normales que pueden tornarse incómodos y hacer
pensar en trastornos de ansiedad son:
• La contracción de los grandes grupos musculares que prepara al
organismo para la acción, que se reconvierte en sensación de tensión
muscular o incluso dolor, temblores, espasmos, sacudidas y calambres.
Estos últimos son producidos por el ácido láctico que se produce al
generarse energía rápidamente en el músculo por la vía anaerobia.
• La dilatación pupilar que permite que entre más luz en el ojo y aumenta la
discriminación visual, que se reconvierte en molestias como visión borrosa,
sensibilidad a la luz, o puntos luminosos.
• El aumento de la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca para
intensificar el transporte de nutrientes y oxígeno, se reconvierten en
palpitaciones o taquicardia.
• La sudoración profusa aparece por la necesidad del organismo de
refrigerarse, liberando el calor generado en la producción de energía. Sin
embargo, la redistribución del torrente sanguíneo hacia zonas necesarias
se reconvierte en pérdida de sensibilidad, hormigueo, palidez y frío en las
zonas de secuestro (especialmente en manos y pies).
• La digestión y secreción de saliva disminuye para tener más energía para
la huida, pero esto genera molestias estomacales, náuseas, diarrea y la
sensación de boca seca.
18
• La redistribución del flujo sanguíneo cerebral facilita que el organismo se
concentre en la acción de huida, más que en un análisis reflexivo, pero
esto crea problemas como atención selectiva hacia el peligro, dificultad
para pensar con claridad o confusión, mareo y sensación de irrealidad.
• El aumento de la frecuencia e intensidad de la respiración, (aumentar
suministro de oxígeno en músculos), se transforma en hiperventilación, lo
que reduce el dióxido de carbono sanguíneo y desencadena sensaciones
desagradables como: hormigueo, mareo, debilidad, sensación de desmayo,
sudoración, escalofríos, visión borrosa, taquicardia, nudo en la garganta,
temblor, sensación de irrealidad, opresión/dolor en el pecho, sensación de
falta de aire, cansancio (28).
1.1.8. Tratamiento de la ansiedad. Generalidades
La ansiedad normal y en proporciones normales, así como sus síntomas, no
pueden ni deben eliminarse, ya que es un mecanismo fisiológico, funcional y
adaptativo normal. Se debe aprender a convivir con la ansiedad, sin perder la
capacidad de ser funcional en todos los ámbitos de la vida. En estos casos se
pueden utilizar medidas de relajación, meditación, ejercicios respiratorios y otros
semejantes para controlar los niveles de ansiedad normales y como prevención
de trastornos severos.
Otro es el caso si se habla de personas que sufren trastornos de ansiedad, más si
son tan graves que incapaciten al individuo. Estas personas quedan tan
sensibilizadas que luego tienen dificultades para tolerar la ansiedad normal, e
incluso para distinguirla de la patológica. En estos casos el tratamiento es
obligatorio.
Existen diferentes tratamientos para la ansiedad. Éstos dependen de la persona,
el tipo y grado de ansiedad padecido. Entre las opciones terapéuticas se pueden
mencionar la farmacológica, que ayuda a mitigar los síntomas. No es objeto de
este estudio el ahondarse en los fármacos y sus mecanismos de acción, por lo
que no se mencionarán en este apartado.
19
También existen formas específicas de psicoterapia, tales como técnicas de
relajación y respiración. Estas técnicas van de la mano con prácticas tales como
el yoga, taichí, meditación, autocontrol y visualización.
El tratamiento psicológico también puede ser de diagnóstico de las causas de la
ansiedad. El psicólogo puede estipular las pautas adecuadas para llevar un
control de las situaciones y pensamientos negativos que impiden tener una vida
normal. Desde el punto de vista nutricional, pueden ayudar a controlar las causas
que impiden llevar a cabo la dieta.
El tratamiento conductual ha tomado auge en los últimos días. Ejemplos de este
tipo de terapéutica incluyen hábitos tales como llevar un registro de situaciones o
pensamientos que se relacionan con los síntomas de la ansiedad, horarios, y
cosas que ayuden o empeoren los síntomas.
En la terapéutica de trastornos de ansiedad asociados a obesidad, el diario o
registro de alimentos ingeridos, horarios y sentimientos a la hora de la ingesta
ayuda en la observación y análisis posterior con el psicólogo de los posibles
motivos de hábitos alimenticios incorrectos.
Dentro de cualquier tratamiento de obesidad, la reducción es uno de los objetivos,
pero no el único ni el más importante. Mas bien es imprescindible aprender a
sustituir hábitos de alimentación erróneos e inadecuados, por otros más
saludables (29).
Se debe trabajar en los factores psicológicos asociados a la obesidad. Los más
comunes son:
• Trastornos de ansiedad
• Percepciones disfuncionales del cuerpo y su apariencia.
• Inseguridad y poca confianza, junto con baja autoestima.
• Preocupaciones irracionales relacionadas con la comida y el peso, y
esquemas culturales o sociales.
20
En general, el tratamiento para trastornos de ansiedad debe ser un coctel de
todas las terapéuticas antes mencionadas, que deben ir enfocadas a casos
individualizados para permitir un resultado más estable y duradero.
El objetivo primordial, tanto para el terapeuta como para el paciente, es aprender
una serie de estrategias, habilidades y cambios conductuales adaptativos para
que sea capaz de enfrentarse a determinadas situaciones y problemas
cambiantes de manera espontánea, y saber afrontarlas y manejar la respuesta
adaptativa (ansiedad normal) sin que produzcan un impacto negativo que
conlleven a un trastorno de ansiedad.
1.2. Tipos de trastornos de ansiedad
Los trastornos de ansiedad abarcan varias formas distintas de un mismo tipo de
trastorno mental. Forman un abanico amplio con una gama de presentaciones
patológicas, cada una con diferentes causas o etiología, características propias y
manejos terapéuticos distintos. Sin embargo, todos estos trastornos tienen en
común una base que se caracteriza por miedo y ansiedad anormal o patológica.
Las condiciones sintomatológicas que ahora se consideran como trastornos de
ansiedad comenzaron a ser descritas a finales del siglo XIX. Actualmente los
criterios diagnósticos psiquiátricos reconocen una gran variedad de trastornos de
ansiedad.
Los trastornos de ansiedad son tema de muchos estudios en nuestros días debido
a que un alto porcentaje de la población mundial se mira afectada por ellos.
Análisis estadísticos indican una prevalencia de 18% en la población
estadounidense y 20% en la población española, quienes presentan ya sea uno o
a veces hasta más de uno de estos desórdenes.
Investigaciones recientes aportan datos que afirman que la genética causante de
propiciar la aparición y el desarrollo de éstos, es la misma que la involucrada en
los trastornos depresivos y bipolares (28).
21
1.2.1. Clasificación de los trastornos de ansiedad
Gelder, Mayou y Geddes (30), en 2005, explican que los trastornos de ansiedad
se clasifican en dos grupos:
• Aquellos con síntomas continuos.
• Aquellos con síntomas episódicos.
Para fines diagnósticos, existen dos clasificaciones que se utilizan a nivel mundial
para agrupar los trastornos mentales: el CIE-10 y el DSM-IV-TR.
1.2.1.1. CIE-10
Son los Criterios Diagnósticos de Investigación de la Clasificación Internacional
las Enfermedades, 10ª edición, que se encuentran bajo la sección de Trastornos
Mentales (CIE-10). El CIE-10 tiene códigos que se utilizan en el sistema de salud
con fines estadísticos para identificar cualquier enfermedad (31).
Tiene una sección específica que abarca todos los Trastornos Mentales, con sus
códigos correspondientes. Entre esta sección existen varias sub-secciones en las
que se pueden encontrar cada uno de los trastornos de ansiedad, con su código
correspondiente.
Se presentan las subsecciones de la sección de Trastornos Mentales que abarcan
los códigos de los trastornos de ansiedad, sin ahondar en cada uno de ellos:
F40-49 Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y
somatomorfos.
F40 Trastornos de ansiedad fóbica
F40.0 Agorafobia.
F40.1 Fobias sociales.
F40.2 Fobias específicas (aisladas).
F40.8 Otros trastornos de ansiedad fóbica.
F40.9 Trastorno de ansiedad fóbica sin especificación.
22
F41 Otros trastornos de ansiedad.
F41.0 Trastorno de pánico (ansiedad paroxística episódica).
F41.1 Trastorno de ansiedad generalizada.
F41.2 Trastorno mixto ansioso-depresivo.
F41.3 Otro trastorno mixto de ansiedad.
F41.8 Otros trastornos de ansiedad especificados.
F41.9 Trastorno de ansiedad sin especificación.
F42 Trastorno obsesivo-compulsivo
F42.0 Con predominio de pensamientos o rumiaciones obsesivas.
F42.1 Con predominio de actos compulsivos (rituales obsesivos).
F42.2 Con mezcla de pensamientos y actos obsesivos.
F42.8 Otros trastornos obsesivo-compulsivos.
F42.9 Trastorno obsesivo-compulsivo sin especificación.
F43 Reacciones a estrés grave y trastornos de adaptación
F43.0 Reacción a estrés agudo.
F43.1 Trastorno de estrés post-traumático.
F43.2 Trastornos de adaptación.
F43.8 Otras reacciones a estrés grave.
F43.9 Reacción a estrés grave sin especificación.
F06 Otros trastornos mentales debidos a lesión o disfunción cerebral o a
enfermedad somática
F06.4 Trastorno de ansiedad orgánico.
F93 Trastornos de las emociones de comienzo habitual en la infancia.
F93.0 Trastorno de ansiedad de separación de la infancia.
F93.1 Trastorno de ansiedad fóbica de la infancia.
F93.2 Trastorno de hipersensibilidad social de la infancia.
F93.3 Trastorno de rivalidad entre hermanos.
F93.8 Otros trastornos de las emociones en la infancia.
F93.9 Trastorno de las emociones en la infancia sin especificación.
23
1.2.1.2. DSM-IV-TR
Es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su cuarta
edición, texto revisado (DSM-IV-TR, por sus siglas en inglés) (28).
En esta clasificación el término de ansiedad abarca cuatro aspectos
fundamentales que un individuo puede experimentar:
1. Aprehensión mental.
2. Tensión física
3. Síntomas físicos
4. Ansiedad disociativa.
Cada trastorno tiene sus propias características, síntomas y requieren
tratamientos diferentes. Las emociones presentes en los trastornos de ansiedad
van desde nerviosismo hasta episodios de terror o pánico.
Se han formulado distintos cuestionarios clínicos estandarizados de detección de
estos trastornos. Como ejemplo de los anteriores se puede citar la “Escala de
Ansiedad Manifiesta de Taylor” o la “Zung Self-Rating Anxiety Scale”. Estos
cuestionarios pueden ser utilizados para detectar síntomas tempranos de
ansiedad. De encontrarse alguna anomalía se puede sugerir la necesidad de una
evaluación formal para el diagnóstico de un trastorno de ansiedad.
Junto con todos estos trastornos pueden aparecer concomitantemente la crisis de
angustia y/o agorafobia. Por este motivo los criterios diagnósticos de estas dos
entidades se exponen al principio de esta sección. Se exponen más ampliamente
los relacionados a este estudio. El resto únicamente se menciona en listado.
Los trastornos de ansiedad en el DSM-IV se dividen principalmente en las
siguientes patologías que se pueden padecer:
24
1.2.1.2.1. Crisis de angustia
Se caracteriza por la aparición súbita de síntomas de aprensión, miedo pavoroso
o terror, que usualmente se acompañan de sensación de muerte inminente.
Durante estas crisis también aparecen síntomas como falta de aliento,
palpitaciones, opresión o malestar torácico, sensación de atragantamiento o
asfixia y miedo a “volverse loco” o perder el control (28, 31).
Tabla 1.2.1. Criterios para el diagnóstico de Crisis de Angustia (DSM-IV-TR) (28).
25
1.2.1.2.2. Agorafobia
Se caracteriza por la aparición de ansiedad o comportamiento de evitación de
lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil (o embarazoso).
También se puede observar que la persona evitará ir a lugares o ponerse en
situaciones en las que sea imposible encontrar ayuda en el caso de que aparezca
en ese momento una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia (28).
Tabla 1.2.2. Criterios para el diagnóstico de Agorafobia (DSM-IV-TR) (28).
26
1.2.1.2.2.1 (F41.0) Trastorno de angustia sin agorafobia
Son crisis de angustia recidivantes e inesperadas que causan un estado de
permanente preocupación al paciente (28, 31).
Tabla 1.2.3. Criterios para el diagnóstico de Trastorno de Angustia sin Agorafobia
(DSM-IV-TR) (28).
1.2.1.2.2.2. (F40.01) Trastorno de angustia con agorafobia
Son crisis de angustia y agorafobia recidivantes e inesperados. Los criterios para
el diagnóstico de este trastorno son los mismos que se pueden observar en la
tabla 1.2.3., con la única diferencia de que en el inciso B. dirá “Presencia de
agorafobia” (28, 31).
27
1.2.1.2.2.3. (F40.00) Agorafobia sin historia de trastorno de angustia
Está presente la agorafobia y síntomas similares a la angustia sin que haya
habido antecedentes de crisis de angustia inesperadas (28, 31).
1.2.1.2.3. (F40.02) Fobia específica
Ansiedad como respuesta a la exposición a situaciones u objetos específicos
temidos, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación (28, 31).
Tabla 1.2.4. Criterios para el diagnóstico de Fobia específica (DSM-IV-TR) (28).
28
1.2.1.2.4. (F40.1) Fobia social
Ansiedad como respuesta a ciertas situaciones sociales o actuaciones en público
del propio individuo, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación (28).
Tabla 1.2.5. Criterios para el diagnóstico de Fobia social (DSM-IV-TR) (28).
29
1.2.1.2.5. (F42.8) Trastorno obsesivo-compulsivo
Obsesiones que causan ansiedad y malestar significativos y/o compulsiones
realizadas para neutralizar dicha ansiedad (28). Ver tabla 1.2.6.
Tabla 1.2.6. Criterios para el diagnóstico de Trastorno Obsesivo-compulsivo
(DSM-IV-TR) (28).
30
1.2.1.2.6. (F43.1) Trastorno por estrés postraumático
Re experimentación de acontecimientos altamente traumáticos, síntomas debidos
al aumento de la activación y comportamiento de evitación de los estímulos
relacionados con el trauma (28). Ver tabla 1.2.7.
Tabla 1.2.7. Criterios para el diagnóstico del Trastorno por Estrés Postraumático
(DSM-IV-TR) (28).
31
NOTA: Para razones de este estudio, el trastorno de estrés postraumático es el
equivalente al “Miedo al daño físico” que mide la escala de SPENCE.
1.2.1.2.7. (F43.0) Trastorno por estrés agudo
Síntomas parecidos al trastorno por estrés postraumático pero aparecen
inmediatamente después de un acontecimiento altamente traumático (28, 31).
Como los síntomas aparecen inmediatamente después del acontecimiento se
considera un trastorno agudo y no crónico.
32
1.2.1.2.8. (F41.1) Trastorno de ansiedad generalizada
Presencia de ansiedad y preocupaciones de carácter excesivo y persistente
durante al menos 6 meses (28, 31).
Tabla 1.2.8. Criterios para el diagnóstico del Trastorno de Ansiedad Generalizada
(DSM-IV-TR) (28).
33
1.2.1.2.9. (F06.4) Trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica
Síntomas de ansiedad considerados secundarios a efectos fisiológicos directos de
una enfermedad subyacente (28, 31).
1.2.1.2.10. Trastorno de ansiedad inducido por sustancias
Ansiedad secundaria a efectos fisiológicos directos de una droga, fármaco o
tóxico (28, 31).
1.2.1.2.11. Otros trastornos de ansiedad no especificados
Ansiedad o evitación fóbica prominentes, que no reúnen criterios diagnósticos de
los trastornos de ansiedad específicos ya mencionados (síntomas de ansiedad de
los que se dispone de una información inadecuada o contradictoria).
Nota: En el apartado de “Trastornos de ansiedad en niños” se hablará del
trastorno de ansiedad por separación. Suele aparecer en la infancia, por lo que se
incluye en el DSM-IV-TR en la sección “Otros trastornos de la infancia, la niñez o
la adolescencia”. Se caracteriza por la aparición de ansiedad, la cual coincide con
la separación de las figuras paternas (28, 31).
1.3. Trastornos de ansiedad en niños
La ansiedad en una sensación común en todos, inclusive en los niños y
adolescentes. Se puede experimentar casi a diario. En niños frecuentemente se
utilizan erróneamente los términos “estar muy inquieto”, “estar muy nervioso” y
“estar muy tenso o estresado” para describir la ansiedad.
El sentirse ansioso es una emoción normal. Puede fluctuar desde niveles muy
bajos hasta tan altos que afecten el rendimiento social, personal y académico. En
niveles moderados, la ansiedad es útil, porque aumenta la atención al peligro o
induce a una manera específica de actuar.
34
La ansiedad en niños surge de circunstancias reales o imaginarias. Un niño puede
sentirse ansioso por el resultado de un examen (real) o por estar demasiado
preocupado de decir algo y ser ridiculizado (imaginaria).
Ya que la ansiedad puede surgir de acontecimientos reales o imaginarios, casi
cualquier situación puede ser la detonante para que ocurra. Muchos niños dejan
de asistir regularmente al colegio porque sufren diversas manifestaciones de
ansiedad (fobia escolar). en esos hogares, a diario los padres tienen que lidiar
con algunas de estas penosas situaciones (32).
1.3.1. Definición de ansiedad en niños
Es una respuesta evolutiva del cuerpo que funciona como una señal de alarma o
peligro. Se vuelve un trastorno en niños cuando interfiere en sus actividades
cotidianas y en su desarrollo social, físico y emocional (33).
La respuesta de la ansiedad se puede manifestar como un conjunto de síntomas
físicos y psicológicos. Entre los físicos los más comúnmente observados y
descritos por los niños son: palpitaciones, palidez o enrojecimiento del rostro,
sudor, temblor, dificultad para respirar o sofocos. Entre los psicológicos más
expresados en la etapa infantil se encuentran el miedo intenso o desmesurado,
llanto, rabietas, o malacrianzas, sensación de descontrol, ganas de salir
corriendo, miedo intenso ante la idea de la muerte propia o de algún familiar, y
también el miedo al abandono o quedarse solo.
Existen ciertos miedos y ansiedades normales en cada etapa del desarrollo de un
niño. Los diferentes estadios de desarrollo conllevan asociados la preponderancia
de un tipo u otro de miedos. Ciertos científicos aseveran que el sentimiento de
miedo no comienza a manifestarse en los bebés sino hasta después de los 6
meses. En la primera infancia se comienzan a experimentar miedo a las alturas,
a los extraños, a lo desconocido. Estos tres miedos son programados
genéticamente y de un alto valor adaptativo. Su presencia demuestra cierto grado
de madurez en el bebé. También surge la ansiedad de separación de la figura de
apego.
35
Entre otras ansiedades normales se puede mencionar el miedo a la obscuridad u
a objetos ficticios como lo son los fantasmas, que son normales en la etapa
preescolar (2.5 a 6 años). Sin embargo, si estos miedos, y la ansiedad que
produce, aumentan de intensidad, frecuencia, duración, y se perpetúan a etapas
del desarrollo más avanzadas (adolescente que le teme a un personaje ficticio)
deja de ser normal y se cataloga como un trastorno de ansiedad (34).
1.3.2. Diagnóstico de ansiedad en niños
Es importante aclarar que los trastornos de ansiedad se manifiestan de un modo
diferente en los niños que en los adultos. En cada etapa evolutiva pueden
manifestarse momentáneamente manifestaciones de ansiedad normal. Los más
pequeños tienen miedo a separarse de los padres, a que les ocurra algún daño a
sí mismos o a sus padres y a perderse. En los niños más grandes existen algunos
miedos más definidos como a los animales, a los desastres naturales (tormentas,
inundaciones, tornados) o a asistir a la escuela.
Además se pueden presentar quejas somáticas (dolores estomacales, cefalea),
como equivalentes de ansiedad. Por otra parte, los adolescentes suelen
manifestar ansiedad como una respuesta a una preocupación exagerada por su
desempeño (baile, deportes, grado académico) y su apariencia e imagen (aspecto
físico, ropa, seguridad), pues de ella depende la aceptación grupal.
Cuando estas preocupaciones o ansiedades se vuelven excesivas en magnitud
(llanto y angustia desmedida de un niño al separarse de sus padres, timidez
marcada), o cuando persisten en etapas subsecuentes del desarrollo evolutivo
normal, se denomina “Trastorno de Ansiedad”. Los niños y adolescentes con esta
patología sufren de rendimiento inferior en una o varias facetas de su vida:
personal, familiar, académica y/o social (35).
Las manifestaciones de ansiedad varían según la edad y etapa de desarrollo.
• En niños pequeños se puede observar como llanto excesivo o berrinches,
rabietas, o “colgándose” de la madre.
36
• Niños más grandes desarrollan problemas de conducta como
oposicionismo, rebeldía o actitudes desafiantes, menor rendimiento
escolar. También pueden presentar reacciones corporales tales como
taquicardia, falta de aire, sudor, dolores de cabeza o abdominal.
• Los adolescentes enmascaran su ansiedad bajo conductas de riesgo,
distintas formas de violencia, consumo de sustancias, depresión y
autoagresión. En esta etapa es importante preguntarles directamente en
cuanto a síntomas somáticos y psicológicos de ansiedad, pues es hasta
entonces que saben reconocerlos y asociar sus actitudes al padecimiento
de miedos y ansiedades (36).
1.3.3. Causas de ansiedad en niños y adolescentes
El origen multicausal (múltiples causas) es el que principalmente se acepta para
los trastornos de ansiedad. Se cree que es la combinación de la influencia de
varios factores los que producen los trastornos de ansiedad en niños. Entre estos
factores los que más peso tienen son los genéticos, temperamentales,
ambientales y psicosociales.
Actualmente hay una inclinación grande a favor de causas hereditarias. El
presentar antecedentes familiares de trastornos de ansiedad en familiares de
primer grado (padres, hermanos, tíos, abuelos) aumenta el riesgo de niños a
padecerlos. La explicación no es únicamente por la existencia de factores
hereditarios, sino que en estos casos existe un efecto sinérgico entre la herencia y
los factores que ejercen las actitudes ansiosas de los familiares sobre estos niños.
Se ha demostrado que los hijos de padres que han sufrido de algún tipo de
trastorno de ansiedad tienen mayor prevalencia de padecer los mismos. De la
misma manera, se ha visto que los niños que padecen de trastornos de la
conducta tales como rasgos temperamentales de inhibición comportamental
suelen desarrollar más fácilmente futuros trastornos de ansiedad (37).
37
No se deben olvidar los factores ambientales y las conductas aprendidas, pues
muchas veces son las causas detonantes en personas que estaban predispuestas
por herencia a padecer de estos trastornos. Por ejemplo, la influencia de las
actitudes ansiosas de los padres puede modelar comportamientos ansiosos en los
hijos, los cuales se imprimen inadvertidamente a lo largo de la vida.
1.3.4. Síntomas de ansiedad en niños
Ya se ha hablado extensamente de los síntomas de la ansiedad en el apartado de
Trastornos de Ansiedad en adultos. Sin embargo, en niños se tiene la desventaja
de la incapacidad de éstos en saber describir o entender dichos síntomas. Es por
esto que el adulto debe capacitarse para saber traducir ciertos comportamientos
de los niños a los síntomas clásicos de la ansiedad. En la definición de estos
trastornos en la infancia ya se han ilustrado los casos más comunes (miedos,
rabietas, violencia).
Lo que es importante añadir en este apartado es que varias investigaciones
señalan que es posible detectar rasgos temperamentales que predicen un futuro
de ansiedad anormal en los niños aún desde la infancia temprana. Entre estos
síntomas se pueden mencionar, en general, los patrones de inhibición
comportamental. Ejemplos más tangibles son el miedo a ruidos fuertes, marcada
ansiedad de separación, miedo ante los extraños, mutismo (tendencia a
permanecer callados fuera de casa) (38).
1.3.5. Principales trastornos de ansiedad en la infancia
Muchos de los trastornos de ansiedad ya descritos anteriormente pueden ser
vistos en niños y adolescentes. Sin embargo, algunos son exclusivos de los niños.
A continuación se hace una breve revisión de los más frecuentemente padecidos
en esta etapa, junto con las características más importantes específicas de esta
etapa:
38
1.3.5.1. Trastorno de ansiedad de separación
Actualmente se considera como un precursor de otros trastornos de ansiedad. Se
caracteriza por la aparición de síntomas marcados de ansiedad cuando el niño no
está en su casa o se separa de las personas a las que está apegado (padres,
cuidadores) (28, 31).
Tabla 1.3.1. Criterios para el diagnóstico de trastorno de Ansiedad por Separación
(DSM-IV-TR) (28).
39
Estos niños tienen tendencia a pasarse a la cama de los padres si es que ellos no
tienden a dormir con ellos. Presentan con frecuencia trastornos del sueño
asociados (insomnio y pesadillas). También son comunes las fobias a la hora de
dormirse (a oscuridad, monstruos).
1.3.5.2. Fobias específicas
Se caracterizan por la aparición de un miedo persistente, excesivo o irracional
ante la presencia de determinados objetos o situaciones (Ej. tormentas, rayos, a
la sangre, a ciertos animales, a viajar en avión, a las alturas). Ya se mencionó que
algunas fobias es normal que sean transitorias en la niñez, como por ejemplo el
miedo a las personas extrañas. Es su persistencia y su exagerada magnitud lo
que las ubica como trastornos que requieren tratamiento (28, 31).
1.3.5.3. Trastorno de ansiedad excesiva o generalizada
En niños, la tendencia a estar preocupados permanente y de una manera
exagerada por las situaciones cotidianas, tales como las tareas escolares, la
actitud de sus amigos hacia ellos o las complicaciones provenientes de futuras
actividades (campamentos, exámenes, viajes), sugieren anormalidad.
La inquietud excesiva (que aún se puede confundir con hiperactividad), la
dificultad para concentrarse, fatiga, tensión muscular, problemas para conciliar el
sueño, irritabilidad y dificultad para jugar sin interferencias por dichas
preocupaciones son síntomas característicos de este trastorno en la etapa de la
infancia y adolescencia. Interfiere marcadamente en los ámbitos personal, escolar
y familiar (28, 31).
1.3.5.4. Fobia social o trastorno de ansiedad social
La preocupación excesiva a ser humillado o evaluado negativamente por los
demás, en especial en adolescentes, hace sospechar de esta patología. Las
situaciones en las que existe más vulnerabilidad para sufrir dicho trastorno son
muy variadas.
40
Actividades tales como pasar al frente de la clase a presentar un tema o leer en
voz alta, ir a cumpleaños, fiestas, invitaciones de amigos se vuelven un gran reto.
En general, el niño o adolescente tratará de evadir cualquier actividad en la que
deba interactuar socialmente o pueda convertirse en el centro de atención de
otros.
En niños más pequeños, habitualmente manifiestan dichos sentimientos con las
rabietas, llanto y la reacción de congelamiento o “parálisis”.
Algunos de estos niños muestran síntomas somáticos como enrojecimiento facial,
pobre contacto visual, voz temblorosa, negarse a saludar a otros, conductas de
inhibición como el mutismo, el aislamiento y la fobia escolar. Todo lo anterior
puede ser confundido con timidez excesiva, por lo que esta enfermedad es poco
diagnosticada (28, 31).
1.3.5.5. Trastorno por estrés postraumático
Existe una vulnerabilidad individual para padecer este trastornos. Esto quiere
decir que un mismo evento es capaz de desencadenar el trastorno en algunas
personas y en otras no. Estos niños o adolescentes suelen experimentar
“flashbacks” desencadenados por el impacto del evento traumático (recuerdan y
reviven la situación). Esto puede suceder en forma de imágenes, pesadillas o a
través de juegos repetitivos alusivos al evento o re actuaciones del mismo, en las
cuales él/ella siempre será la víctima (28, 31).
Los tipos de eventos traumáticos que pueden exacerbar este trastorno pueden ser
de diferente índole.
• Algún tipo de abuso: Maltrato físico, abuso sexual, trato agresivo o abusivo
reiterado.
• Exposición a eventos mortales: Aquellos que podrían provocar la propia
muerte o la ajena (de personas muy cercanas como padres, hermanos,
cuidadores).
• Accidentes o fenómenos dramáticos naturales: Inundaciones, terremotos,
huracanes.
41
• Accidentes potencialmente traumáticos: Atentados, robos, guerras,
secuestros, incendios.
1.3.5.6. Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
Un niño intensamente preocupado por la limpieza de sus manos, que las lava
repetidamente hasta lastimarlas o llagarlas puede padecer TOC.
En niños y adolescentes este trastorno puede tener diferentes tipos de
presentación. Dependiendo de los síntomas primordiales que se presentan más a
menudo, se puede hacer la siguiente sub-clasificación:
F42.0 Con predominio de pensamientos o rumiaciones obsesivas.
F42.1 Con predominio de actos compulsivos (rituales obsesivos).
F42.2 Con mezcla de pensamientos y actos obsesivos.
F42.8 Otros trastornos obsesivo-compulsivos.
F42.9 Trastorno obsesivo-compulsivo sin especificación.
A como su nombre lo indica, este trastorno consta de dos etapas fundamentales:
las obsesiones y las compulsiones. En general, las primeras consisten en
pensamientos o imágenes que se entrometen constantemente en los
pensamientos normales. Éstos pueden tener diferentes temas centrales: la
limpieza, orden, medidas de seguridad, contaminación, religiosas, sexuales. Lo
que tienen todos estos pensamientos en común es que provocan malestar
marcado (28, 31).
La acción que se toma para tratar de neutralizar el malestar causado por las ideas
intensamente recurrentes es la realización de actos repetitivos específicos,
llamados manías. Cuando éstos son sumamente repetitivos y llegan a producir
daño se conocen como compulsiones. Éstas también pueden ser muy variadas,
pudiéndose expresar como la necesidad de ordenar todo, el lavar
exageradamente o chequear repetitivamente cosas que ya se han visto antes.
42
1.3.6. Tratamiento general
El tratamiento debe ir enfocado a las diferentes características o necesidades
individuales, por lo no se puede hablar de un tratamiento generalizado.
Más allá de las características individuales de cada niño o adolescente, se debe
tener en cuenta la importancia del efecto de moldeamiento que los padres ejercen
sobre sus hijos. De este punto depende la eliminación o perpetuación del
problema ansioso en el niño, así que la dinámica familiar juega un papel
importante en el tratamiento.
Tanto los padres, como los cuidadores y el personal docente deben ser incluidos
en el tratamiento de los niños ansiosos. La psico-educación es importante antes
de implementar cualquier modalidad de tratamiento, pues ha demostrado ser de
gran utilidad. Ésta consiste en explicar a los padres (tutores) y a los niños o
adolescentes acerca de la naturaleza de su trastorno. incluye guías específicas
para que los padres sepan cómo actuar eficazmente ante cada problemática (39).
1.3.6.1. Psicoterapia cognitiva-comportamental
Esta terapia se basa en la concepción de que los contenidos del pensamiento
determinan la forma en que uno se siente y consecuentemente actúa. Este
tratamiento promueve la modificación de los pensamientos distorsionados a partir
de técnicas específicas, que a su vez van modificando las conductas de
aislamiento propias de los diferentes trastornos de ansiedad (39, 40).
1.3.6.2. Tratamiento farmacológico
Aunque este tipo de tratamiento es muchas veces rechazado tanto por los
terapeutas, como por los familiares, existen determinados casos en los que la
medicación puede ser útil, o a veces hasta necesaria, para el tratamiento de los
trastornos de ansiedad en niños y adolescentes (39, 40).
43
Según los diferentes trastornos y las características individuales del niño puede
variar el tipo de fármaco y el momento en que se indicará. Se debe discutir el tipo
de medicación a elegir y los efectos adversos de los posibles fármacos con los
padres antes de elegir uno. Algunos fármacos específicos han demostrado su
eficacia y seguridad en determinados trastornos de ansiedad en la infancia (40).
1.4. Trastornos de ansiedad en el mundo y en México
La epidemiología presenta información que confirma que los Trastornos de
Ansiedad son los más frecuentes entre los trastornos mentales. Usualmente
inician en la adolescencia, teniendo su pico de máxima prevalencia en la etapa
más productiva de la vida (en los ámbitos laboral, social y afectivo) (9).
Las personas que padecen estos trastornos frecuentemente tardan mucho en
buscar atención o recibir ayuda adecuada, debido a que desconocen que los
padecen por la falta de información que existe, o por vergüenza a aceptar su
padecimiento. Estos factores han ayudado a que la prevalencia de dichos
trastornos se incremente de una manera veloz. En la actualidad la cronicidad de
dichos trastornos ha tenido como efecto un aumento en la predisposición de las
nuevas generaciones a padecerlos, y a la discapacidad asociada a los mismos.
1.4.1. Estadística mundial
En los registros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del año 2005 se
encuentra registrada una prevalencia del 12% de la población adulta para los
trastornos de ansiedad. Este dato fue tomado de los registros recabados en los
servicios de atención primaria en todo el mundo (41).
Esta misma organización establece que los trastornos de ansiedad son de los que
tienen un inicio más temprano, teniendo una mediana de presentación a los 15
años de edad. Alcanzan la prevalencia más alta entre los 25 y 45 años, la cual es
más alta en mujeres que en hombres (OMS, 2004) (41).
44
Otros estudios han encontrado tasas de prevalencia a lo largo de toda la vida para
cualquier trastorno de ansiedad de entre el 10,4 y el 28,8 %. La Asociación de
Psiquiatría de Canadá informó de una prevalencia del 18% en el año 2006 (42,
43).
Un estudio sobre los Trastornos Mentales en América Latina y el Caribe, el cual
fue dirigido por la Organización Panamericana de Salud (OPS), demostró que los
Trastornos de ansiedad más frecuentemente padecidos en dicha área geográfica
son:
• El Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)
• El Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
• El Trastorno de pánico (TP)
La prevalencia media al año 2006 fue de 3,4%, 1,4% y 1,0% respectivamente. La
curva mostró una mayor prevalencia en mujeres comparada contra los hombres
tanto en el TAG como en el TP, pero no en el TOC (42, 43).
Las proyecciones para el año 2010 eran que iba a haber once millones de
personas en Latinoamérica y el Caribe que padecieran algún trastorno emocional
(Organización Mundial de la Salud; OMS, 2001). Estas expectativas han sido
superadas. Según la OMS actualmente existen cerca de 17 millones de niños y
adolescentes que sufren de algún trastorno psicológico grave que amerita
tratamiento especializado.
Diversos estudios epidemiológicos indican que los trastornos de ansiedad son los
de mayor prevalencia durante la infancia y la adolescencia. Se han llegado a
informar tasas de prevalencia de estos trastornos que van desde el 2,6% al 41,2%
en la población comprendida entre los 5 y 17 años de edad. La ansiedad de
separación es más común en niños y la fobia social en adolescentes (44). Está
adecuadamente documentado que los trastornos de ansiedad pueden iniciar en la
niñez. Según Kessler et al. (45), hasta un 75% aparecen hacia los 11 años de
edad. Estos niños continúan un curso de deterioro hacia la adolescencia y la
adultez.
45
Cuando los trastornos comienzan a temprana edad se vinculan a problemas tales
como el bajo rendimiento escolar, deficiencias en la interacción social y conductas
de aislamiento (45). Los trastornos de ansiedad también se ven asociados a otros
trastornos mentales tales como:
• Depresión. Entre el 30 y el 60% también la padecen (46).
• El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (47).
• El trastorno de conducta (48).
• El abuso de sustancias tóxicas (49).
1.4.2. Datos acerca de los trastornos mentales en México
Tanto los síndromes ansiosos como los depresivos son las formas de
psicopatología más frecuente en México. Ya en estudios realizados desde 1999
se reportaron datos que encontraron que el 14,8% de la población mexicana
presentaba algún tipo de trastorno de ansiedad (43, 50).
Actualmente existe una extensa gama de estudios realizados en México que han
permitido llegar al consenso de una mayor prevalencia de estos trastornos entre
los 15 y los 45 años de edad. Incluso se puede afirmar a través de estos estudios
que existe una proporción que llega a alcanzar valores de 2 a 1, siendo mayor en
las mujeres que en los hombres, respectivamente.
Según las proyecciones se estima que un 25% de la población nacional mexicana
enfrentará en algún momento de su vida alguna enfermedad mental o episodio
depresivo. Sin embargo, la Salud Mental sigue siendo la “gran ausente” en el
Sistema de Salud. Esto se debe a que a las agendas relacionadas con salud
mental son a las que se les presta menor atención.
A pesar de que los datos muestran una creciente morbilidad y mortalidad por
trastornos mentales y de la personalidad, aún se carece de un amplio y
comprensivo programa que permita dar atención y rehabilitación integral a las
personas (43, 50).
46
Las cifras que se sacan de los bancos de datos nacionales indican que en
promedio 4,370 personas mueren por trastornos mentales y del comportamiento
al año. De éstos, el 90% consumen sustancias psicoactivas. El número de
pacientes atendidos por adicciones en centros no gubernamentales creció un
400% entre 2001 y 2010 (43, 50).
Tabla 1.4.1. Crecimiento exponencial de atención a adicciones. INEGI 2009 (52).
La prevalencia de padecimientos mentales en toda la república mexicana es muy
alta, siendo la más relevante la de depresión. Su tratamiento se considera como
una necesidad de políticas públicas. El Instituto Nacional de Salud Pública indica
que alrededor de 350 millones de personas viven deprimidas en todo el mundo.
Ya hace 10 años los datos para México son alarmantes. La Encuesta Nacional de
Epidemiología Psiquiátrica, coordinada por la Dra. María Elena Medina Mora en
2011 (51), identificó los trastornos más frecuentes. Los de ansiedad toma el
primer lugar con una prevalencia de 14,3% a lo largo de toda la vida). En segundo
lugar se encuentran los trastornos de uso de sustancias (9,2%) casi empatados
con los trastornos afectivos (9,1%).
47
A corto plazo, las mujeres presentan prevalencias globales más elevadas que los
hombres para cualquier trastorno mental. Una encuesta que registra el
comportamiento de los últimos 12 meses informó porcentajes de 14,8% de
mujeres que han tenido algún trastorno comparado contra el 12,9% de los
hombres. Sin embargo, los últimos presentan prevalencias más altas de cualquier
trastorno en comparación con las mujeres (30,4% y 27,1% respectivamente).
En orden de mayor a menor los tipos de trastorno mentales más comunes en
México son:
• Las fobias específicas, 7,1%.
• Los trastornos de la conducta, 6,1%.
• La dependencia al alcohol, 5,9%.
• La fobia social, 4,7%.
• El episodio depresivo mayor, 3,3%.
La frecuencia de fobia como tal, varía según la edad, el sexo y la cultura. En la
población infantil son frecuentes los temores (90%). Estos miedos van
disminuyendo con la maduración y el aprendizaje, desapareciendo la mayoría al
llegar a la pubertad. La edad media de inicio de una fobia determinada, es la
siguiente: Fobia simple (9-15 años), fobia social (16 años), agorafobia (29 años).
Estudios del Instituto Nacional de Psiquiatría en México, Juan Ramón de la
Fuente, aseveran que las personas que padecen enfermedades físicas crónicas
están más expuestas a padecer trastornos mentales. Un ejemplo de impacto
epidemiológico es que las personas con diabetes tienen el doble de riesgo de
padecer depresión y ansiedad que los que no la padecen (43, 50).
En México es relevante este dato puesto que la diabetes es la principal causa de
muerte en el país. Las estadísticas de mortalidad del INEGI (52) muestran que en
2010 fallecieron en territorio nacional 82.694 personas por diabetes mellitus; en
2011 las defunciones por la misma patología fueron 80.788.
48
El INEGI (52) también reporta 43.700 defunciones por trastornos mentales y del
comportamiento en todo México entre 2002 y 2011. Entre 2007 y 2010 hubo un
aumento considerable de defunciones por estas patologías, lo que de muestra
que las políticas de atención a la salud mental deben ser mejoradas.
• 2007: 4.056 casos.
• 2009: 4.194 casos.
• 2010: 4.401 casos (año en el que se reportaron más defunciones).
• 2011: 4.179 casos.
Tabla 1.4.2. Mortalidad por trastornos mentales en México. INEGI 2011 (52).
Según el INEGI (52), las regiones geográficas con mayor número absoluto de
defunciones por enfermedades mentales en el periodo de 2002 al 2011 son:
• Veracruz, con 4.450 casos.
• El estado de México, con 4.192 casos.
• Puebla con 3.939 casos.
• Oaxaca con 3.007 casos.
• Jalisco con 3.007 casos.
49
• Distrito Federal con 2.882 casos.
• Michoacán con 2.320 casos
• Guanajuato con 2.220 casos.
Al hablar más específicamente de trastornos mentales, cambia el mapa
demográfico de mortalidad. Los estados con mayor porcentaje de muertes por
trastornos mentales respecto del total de fallecimientos contabilizados en el
periodo del 2002 al 2011 son:
• Oaxaca con 1,8%.
• Puebla, con un 1,4%.
• Querétaro con 1,3%.
• Chiapas con 1,2%.
• Veracruz, Michoacán, San Luis Potosí, Aguascalientes con 1,1% cada uno.
Entre los decesos por trastornos mentales el 70% de ellos se relaciona al
consumo de sustancias psicoactivas. Este parámetro indica una muy alta
asociación entre el consumo de drogas y la mortalidad asociada de manera
directa a las alteraciones de la salud mental (43, 50).
La falta de cultura de cuidado de la salud mental y la insuficiencia de servicios han
hecho que México sea uno de los países que presentan los niveles más bajos de
“búsqueda de ayuda” por quienes padecen algún trastorno mental. María Elena
Medina Mora declara menos del 20% de quienes presentan algún trastorno
afectivo acude a un médico para buscar tratamiento. Los que lo hacen pueden
tardar hasta 14 años antes de acudir al médico buscando algún tratamiento.
Lo anterior se ve empeorado por la ausencia de políticas efectivas de atención en
todo el sector salud. De las personas que acuden al médico para ser tratados por
trastornos mentales o afectivos, únicamente el 50% recibe un tratamiento médico
mínimo adecuado. Según María Elena Medina Mora, este consiste en un mínimo
de cuatro sesiones de psicoterapia, o al menos dos visitas con un psiquiatra,
recibiendo tratamiento con fármacos durante algún periodo (43, 50).
50
1.5. SCAS: “The Spence Chidren’s Anxiety Scale” Existen varias escalas o instrumentos de medición que evalúan la ansiedad en
niños y adolescentes. En inglés se pueden mencionar como ejemplos:
• Social Phobia and Anxiety Inventory for Children (53).
• Psychometric properties of the Screen for Child Anxiety Related Emotional
Disorders (54).
• State-Trait Anxiety, Inventory for Children (55).
• Revised Children's Manifiest Anxiety Scale (56).
• The Spence Chidren’s Anxiety Scale (57). Conocida como SCAS, por sus
siglas en inglés.
En español existen también varios instrumentos que son válidos y confiables para
medir la ansiedad en este mismo grupo de edad. La mayoría son traducciones y
adaptaciones de escales en inglés al idioma español (58). Ejemplos de éstas son:
• MASC: Escala Multidimensional de Ansiedad para Niños (March, Parker,
Sullivan, et al., 1997). Fue validada al español por García-Villamisar y
Yenes en 2002. Mide síntomas físicos de ansiedad, evitación, ansiedad
social y ansiedad de separación (59).
• Escala de Ansiedad Manifiesta en Niños-Revisada. RCMAS (Reynolds &
Richmond, 1997) validada por Sosa, Capafons y López (1990). Mide
preocupación/sensibilidad en exceso, preocupaciones sociales y
concentración (58-59).
Otras escalas están dirigidas a trastornos de la ansiedad específicos, tales como:
• Escala de Ansiedad Social para Niños-Revisada, SASC-R. Mide la
ansiedad social (60).
• Índice de Sensibilidad a la Ansiedad para Niños. Mide la sensibilidad a la
ansiedad (60).
51
Otras escalas sirven como indicadores fisiológicos en respuesta a la ansiedad:
• Escala Magallanes de Ansiedad (61).
• Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo para Niños, STAIC. Estudia la
ansiedad estado-rasgo (62). Fue validada al español por Castrillón y
Borrero en 2005 (60).
La SCAS mide los trastornos de ansiedad en niños y adolescentes (Anexos 1-5).
A través de ella se ha generado mucha investigación en el ámbito de los
trastornos mentales. Las ventajas que ofrece esta escala sobre las demás son
que:
• Puede medir sensibilidad a los cambios ejercidos por el tratamiento
• Es capaz de discriminar entre muestras clínicas y de población general,
• Tiene aplicación transcultural
• Lo más importante, tiene un apego impresionante a la clasificación
diagnóstica de los trastornos de ansiedad más comunes del DSM-IV-TR
(28, 58-60).
La intención de desarrollarla fue investigar una gama amplia de síntomas de
ansiedad en niños de población general. Fue elaborada por Susan H. Spence en
Australia en 1997. Es un instrumento de auto-informe al que responden los niños,
o en su defecto, sus padres. Consta de 44 ítems (Anexo 6). Los estudios que ha
realizado su autora corroboran que su estructura factorial (la agrupación de
síntomas de ansiedad en 6 escalas) coincide con la clasificación propuesta
originalmente por el DSM-IV (28) de los 7 trastornos de ansiedad más comunes
en la niñez, pues pánico y agorafobia caen en un solo factor (57).
Seis ítems miden ansiedad de separación, 6 trastorno obsesivo-compulsivo, 6
pánico, 3 agorafobia, 6 fobia social, 6 ansiedad generalizada, y 5 miedo al daño
físico. Contiene, además, 6 ítems de relleno que no se califican. Su objetivo es
disminuir el impacto del sesgo negativo que produce el listado de problemas.
Cada ítem se califica en una escala de 4 opciones (entre 0 para nunca y 3 para
siempre) (57-60).
52
De acuerdo con Spence (1998) (57), SCAS también discrimina entre niños con un
diagnóstico de ansiedad previamente hecho y niños de población general.
También diferencia a los niños con depresión. Whiteside y Brown realizaron un
estudio en 2008, el cual sugirió que tanto la versión de SCAS para niños, como la
dirigida a los padres, tiene buena consistencia interna en todas las sub-escalas,
excepto en la escala de miedo al daño físico. Ambas versiones discriminaron
entre ansiedad, depresión y la ausencia de dichos síntomas (63).
SCAS es útil también en la clínica, ya que se centra en los síntomas específicos
de los trastornos descritos por el DSM-IV para la ansiedad. Es por esto que se ha
llegado a concluir que puede ser el estándar de oro para identificar niños con
estos problemas (64). Debido a esto es que es una herramienta útil para hacer
estudios pre y post tratamiento.
La SCAS es de fácil aplicación. Además ya ha sido traducida y validada a
diferentes idiomas. Esto ha permitido realizar investigación transcultural sobre
ansiedad infantil. A través de estos estudios se ha corroborado las propiedades
psicométricas de SCAS con poblaciones infantiles holandesas (65), alemanas
(49), españolas (66), japonesas (67), griegas (68), entre muchas otras. Las
investigaciones sobre las características de la ansiedad en los niños entre
diferentes culturas ha permitido una mejor comprensión de la naturaleza de la
misma y el diseño de programas individualizados para su tratamiento (58-60, 63).
La ejecución satisfactoria que SCAS ha tenido en diversos idiomas despertó el
interés de investigar su versión en español tanto para Colombia así como para
México (59). Ambos coinciden con los trastornos de ansiedad más comunes
clasificados por el DSM-IV-R. Los análisis psicométricos adicionales refuerzan la
validación de la SCAS en español latino y muestran una consistencia interna
aceptable. Es por este motivo que para este estudio se ha utilizado la versión en
español de la Escala de Ansiedad para Niños de Spence (SCAS) validada para
México (59).
53
CAPÍTULO 2: LA OBESIDAD 2.1. Introducción
Muy a menudo, los pacientes que consultan por obesidad indican tener una
ingesta de alimentos excesiva secundaria a ansiedad. Debido a esta aseveración
muchos científicos han visto la necesidad de evaluar la presencia de síntomas de
ansiedad en forma cuantitativa, y relacionarla con patrones de ingesta alimentaria.
Ciertos estudios han demostrado que sí existe una asociación. Por este motivo, al
tratar a estos pacientes no sólo hay que bajar el peso corporal, sino que también
hay que evaluar su estado psicológico. Además hay que evitar los factores de
riesgo, y otras patologías asociadas al sobrepeso y obesidad.
Entre el 15% y 20% de la población adulta de Europa es obesa (69). Al mismo
tiempo, se habla de que un 64% de los estadounidenses adultos se encuentran
en algún estado de sobrepeso u obesidad (70). Por éstas y muchas otras cifras es
que la obesidad se considera un problema de salud pública a nivel mundial.
La obesidad, a pesar de ser una condición clínica individual, se ha convertido en
un serio problema de salud pública que va en aumento. Actualmente ha
alcanzado proporciones epidémicas a nivel mundial. Según datos de la OMS, al
año mueren al menos 2,6 millones de personas a causa de las comorbilidades
asociadas a la obesidad y el sobrepeso.
La obesidad puede definirse como un depósito excesivo de grasa y peso corporal
debido a un desbalance entre las calorías ingeridas y las utilizadas. Múltiples y
diversos factores se involucran en la etiología de un fenotipo obeso (71). Los
elementos ambientales, en los que se incluyen un estilo de vida sedentario y una
inadecuada dieta, juegan un papel muy importante. Entre los factores fisiológicos
que influyen en el peso corporal se encuentran las hormonas tales como la leptina
y grelina (72). Además, muchos neurotransmisores, tales como el neuropéptido Y
(NPY), la serotonina (5-HT), el factor liberador de la corticotrofina (CRF) y la
colecistokinina (CCK) (73-74) controlan el apetito y la saciedad.
54
Cuando se habla de obesidad siempre se menciona cómo prevenirla, se habla de
su fisiopatología, tratamiento y patologías asociadas (75). Casi nunca se habla del
componente psicológico, a pesar que la presencia de algún trastorno mental
influencia el desarrollo de obesidad y el aumento del abandono de los
tratamientos para la disminución de peso y patologías concomitantes.
2.2. Definición de obesidad
Al comenzarse a ver el problema de la obesidad, se consideró que era exclusivo
de países desarrollados. Actualmente se sabe que la obesidad también tiene altas
prevalencias en los países de ingresos bajos y medianos (en vías de desarrollo)
(52). Debido a que el tema de la obesidad es demasiado extenso, para fines de
este estudio se hará únicamente una breve revisión bibliográfica acerca de ella.
2.2.1. Índice de masa corporal
La obesidad, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), se define como
un IMC (índice de masa corporal) igual o mayor a 30 kg/m2. Éste se calcula
dividiendo el peso en kilogramos entre la talla en metros al cuadrado (76). El IMC
es un método simple y útil para calcular una estimación de la proporción de grasa
corporal. Desde 1997 la OMS definió los parámetros normales y patológicos de
este índice. Fueron publicados en el 2000 y han sido ajustados en el 2010 (76).
Tabla 2.1. Definición de Obesidad según el IMC (OMS) (76).
Clasificación de la Obesidad IMC
Peso Normal 18,5 – 24,9
Sobrepeso 25,0 – 29,9
Obesidad Clase I 30,0 – 34,9
Obesidad Clase II 35,0 – 39,9
Obesidad Clase III, severa (o mórbida ≥ 40,0
En la presencia de al menos una u otra morbilidad significativa es
también clasificada por algunas personas como obesidad mórbida ≥ 35,0
55
Muy comúnmente la obesidad se diagnostica a través del IMC (Anexo 8-13). Sin
embargo, existen otras maneras de definirla, tal como en términos de distribución
de grasa. Se hace a través de parámetros antropométricos, como el perímetro
abdominal (o circunferencia de cintura), y el índice cadera-cintura. Se hablará de
estos términos más adelante.
En la clínica, se deben tomar en cuenta factores que pueden alterar la
interpretación del IMC, tales como la raza, etnia, masa magra (músculo), edad,
sexo. Un ejemplo es que el IMC sobreestima la grasa corporal en personas muy
musculosas y subestima la pérdida de masa corporal (en ancianos) (76).
2.2.2. SEEDO Ya que la obesidad es un problema serio de salud, existen muchos países que
tienen sus propios criterios para diagnosticarla. Este es el caso de La Sociedad
Española para el Estudio de la obesidad (SEEDO). Definen la obesidad como una
enfermedad crónica, multifactorial. Se caracteriza por acumulación excesiva de
grasa (hipertrofia generalizada del tejido adiposo), que se traduce en un aumento
de peso. La cantidad de grasa normal varía según el sexo y la edad (77). La
SEEDO ha propuesto algunas modificaciones para el diagnóstico de obesidad:
Tabla 2.2. Clasificación de obesidad según la SEEDO (77).
Clasificación IMC
Peso Insuficiente <18,5
Normo peso 18,5 – 24,9
Sobrepeso grado I 25 – 26,9
Sobrepeso grado II (pre obesidad) 27 – 29,9
Obesidad tipo I 30 – 34,9
Obesidad tipo II 35 – 39,9
Obesidad tipo III (mórbida) 40 – 49,9
Obesidad de tipo IV (extrema) ≥ 50
56
2.2.3. Circunferencia de cintura
A como se mencionó antes, se puede diagnosticar obesidad a través de otros
parámetros antropométricos que no son el IMC. Se puede utilizar la circunferencia
abdominal y el índice cintura-cadera. Los parámetros para hablar de obesidad se
alcanzan cuando un hombre tiene un perímetro abdominal mayor o igual a 102
cm. En mujeres este perímetro debe ser mayor o igual a 88 cm. En esta situación
muy particular se habla del término “obesidad central” u “obesidad visceral”.
Estos parámetros indican no únicamente que hay obesidad, sino que informan la
distribución de la grasa. Este dato posee una gran importancia para predecir
complicaciones derivadas de la obesidad. NHANES III (National Health and
Nutrition Examination Survey) realizó un estudio de cohorte con casi 15.000
sujetos para demostrar que la circunferencia de cintura predice significativamente
mejor los factores de riesgo para la salud relacionados con la obesidad que el
IMC. El estudio fue realizado en pacientes con síndrome metabólico (78).
Se diferencian distintos tipos de obesidad según el predominio de la grasa:
2.2.3.1. La obesidad androide o central o abdominal
También conocida como obesidad en forma de manzana. En este tipo el exceso
de grasa se encuentra más en cara, tórax y abdomen. Este tipo de obesidad se
asocia mayormente a ciertos tipos de patología tales como dislipidemia, diabetes,
enfermedad cardiovascular. Además presenta más riesgo de mortalidad general.
2.2.3.2. La obesidad ginecoide o periférica
Conocida comúnmente como obesidad en forma de pera. Tiene este
sobrenombre porque la grasa se acumula predominantemente en cadera y
muslos. Este tipo de distribución grasa se relaciona mayormente con várices
(problemas de retorno venoso en las extremidades inferiores) y con gonartrosis
(artrosis de rodilla).
57
2.2.4. Grasa corporal
Otro camino para determinar la obesidad es medir el porcentaje de grasa
corporal. El consenso médico – científico indica que generalmente existe
obesidad en un hombre cuando tiene más del 25% de grasa corporal. En una
mujer el parámetro aumenta hasta más del 31% de grasa corporal para poder
hablar de este diagnóstico.
Existe un problema muy importante por mencionar: La medición de la grasa
corporal de forma precisa es muy difícil. Muchos métodos han sido propuestos,
sin embargo, el más aceptado es pesar a las personas bajo el agua. Éste se
vuelve un procedimiento limitado a laboratorios con equipo especial.
Métodos más simples para medir la grasa corporal abarcan la medición de los
pliegues cutáneos (79). Se realiza midiendo el grosor exacto de la capa de grasa
subcutánea a través de un pellizco de piel. El método más fácil y utilizado es bio-
impedancia eléctrica. Se realiza a través de básculas especiales. Su uso rutinario
es desaconsejado (80).
Otras medidas de grasa corporal se pueden efectuar a través de métodos
demasiado caros para poderlos llevar a la práctica cotidiana: la tomografía axial
computarizada (TAC), la imagen de resonancia magnética (IRM) a través del
absorciómetro de rayos x de energía dual (80).
A continuación se expresan los valores normales y patológicos de % de grasa
corporal tanto para hombres como para mujeres:
Tabla 2.3. Definición de Obesidad según el porcentaje de grasa corporal (76).
% Grasa Corporal Hombres Mujeres
Normo peso 12 – 20 % 20 – 30 %
Límite 21 – 25 % 31 – 33 %
Obesidad >25 % > 33%
58
2.2.5. Clasificación de la Obesidad
Existe una clasificación de la obesidad según el origen de la misma, la cual la
divide en los siguientes tipos:
• Obesidad exógena: Aquella debida a una alimentación excesiva.
• Obesidad endógena: Causada por alteraciones metabólicas. En esta
clasificación se encuentra la obesidad endocrina, provocada por
disfunción de alguna glándula. Ejemplos:
o Obesidad hipotiroidea por problemas con la tiroides
o Obesidad gonadal por deficiencia de hormonas sexuales (81).
2.3. Causas
Después de muchos años de investigación, a la conclusión general que se ha
llegado en cuanto a la etiología de la obesidad, es que multifactorial. Esto quiere
decir que no existe una causa única o causas específicas para su desarrollo. Mas
bien se ha visto que es un conjunto de factores o circunstancias los que llegan a
ser determinantes o influyentes para el desarrollo de esta patología.
Algunos científicos han buscando cómo esclarecer los condicionantes del
sobrepeso y la obesidad. Han encontrado que tanto el retardo de crecimiento
intrauterino como el visto durante las etapas tempranas de la infancia se
relacionan con el desarrollo de obesidad en etapas posteriores cuando se
acompañan de una ganancia acelerada de peso durante la niñez. Ejemplos de
estos estudios son el de Monteiro y Victora, llamado “Rapid growth in infancy and
childhood and obesity in later life – a systematic review”, realizado en 2005 (82).
Entre los diversos factores que actúan en conjunto para la aparición de obesidad
se pueden mencionar los alimentarios, la actividad física, hereditarios,
metabólicos, hormonales, psicosociales, ambientales y culturales. Se describen a
continuación brevemente:
59
2.3.1. Alimentarios
Cuando se da un exceso calórico, se traduce con el tiempo en obesidad. Puede
suceder cuando lo que se ingiere a través de los alimentos es superior a lo que se
gasta en promedio cada día. Dicho exceso de ingesta puede deberse a un
aumento en el consumo de alimentos o cambio en su composición (aumentar el
consumo de grasas, las cuales aportan más calorías por gramo).
Existen estilos de vida con ciertos errores dietéticos muy frecuentes en las
familias. Como ejemplo se puede mencionar el favorecer el aumento de peso en
los niños al incitar, y a veces hasta obligar, el aumento de ingesta calórica. Se da
como una obsesión para que coman mucho basada en la creencia falsa de que
así crecerán adecuadamente o no se enfermarán. El tratar de estimular buenas
conductas con gratificaciones de golosinas, chucherías, bollería o bebidas
azucaradas es otro error muy común (83).
2.3.2. Actividad física
Cuando la actividad física es poca o inexistente, se produce un descenso de las
necesidades energéticas. Usualmente cuando pasa esto, no se asocia a una
disminución en la ingesta. Como resultado se da un aumento progresivo de peso.
Este efecto es más acentuado en los deportistas que compiten, o los que dedican
varias horas al día a la práctica de ejercicio físico (84).
2.3.3. Hereditarios
Se cree que es la combinación de ciertos factores genéticos y ambientales los
que conllevan al desbalance calórico que resulta en obesidad. Como factores de
riesgo para la predisposición a padecer obesidad se observan el polimorfismo en
varios genes que controlan el apetito, el metabolismo y la integración de
adipoquinas. Muchos síndromes genéticos por mutaciones presentan el rasgo de
obesidad. El síndrome de Prader – Willi, el síndrome de Bardet- Biedl, síndrome
MOMO, son ejemplos de síndromes que apoyan este hecho. En todos ellos se
observan mutaciones en los receptores de leptina y melanocortina.
60
Sólo en el 5% de los individuos obesos se han encontrado mutaciones sencillas
en ciertos locus. Se estima que es una larga lista genes todavía sin identificar los
causantes de obesidad. Sin embargo, se hace mayor énfasis en que la obesidad
es probablemente el resultado de múltiples interacciones entre genes y factores
no genéticos (85).
En 2007 se realizó un estudio que identificó bastantes mutaciones comunes en el
gen FTO. Los heterocigotos tuvieron un riesgo de obesidad 30% mayor que la
gente que no padecía la mutación. En los homocigotos se observó un incremento
en el riesgo de obesidad de un 70% (86).
Como avance más reciente en la investigación de la obesidad surge la hipótesis
del gen ahorrador. Sugiere que la ventaja evolutiva producida en tiempos de
escasez de comida para almacenar energía eficientemente. Se lograba con la
tendencia a almacenar grasas, pues los que tenían más depósitos grasos eran
más propensos a sobrevivir. Esta adaptación genética hace que ciertos grupos
étnicos puedan ser más propensos a la obesidad que otros. En poblaciones
donde ha habido historia de hambruna se activa el gen ahorrador. Cuando llega el
desarrollo y el aumento de oferta de alimentos, se sube la ingesta calórica y los
genes ahorradores se vuelven una inadaptación en una sociedad con un
abastecimiento estable de alimentos (86). Al hacer su trabajo, los genes
ahorradores bajo estas condiciones propician el sobrepeso y la obesidad.
2.3.4. Metabólicos y hormonales
Diferentes células del tejido graso secretan adipoquinas (factores que participan
en el metabolismo sistémico, coagulación, ciclo menstrual y resistencia vascular).
Muchos tienen efecto principalmente parácrino y otros tienen efectos sistémicos a
través del eje hipotálamo-hipófisis-tejido adiposo. Las adipoquinas constituyen
una parte importante del “eje adipo-insular”, el cual actúa bidireccionalmente. Su
desregulación contribuye a la inadecuada función de las células β de los islotes
pancreáticos. Esto puede producir resistencia a la insulina, y diabetes tipo 2. La
leptina, adiponectina, el TNF α y la visfatina promueven o disminuyen la
resistencia a la insulina, participando así en la regulación del peso corporal (87).
61
2.3.4.1. La leptina
Fue descubierta en 1994, fue la primera adipoquina asociada con efectos directos
sobre los islotes pancreáticos. Hasta el momento es la más estudiada de todas
las adipoquinas en cuanto a sus efectos sobre las células β. La leptina tiene un
potente efecto inhibidor sobre la secreción de insulina. También reduce la
expresión del gen de la proinsulina. La leptina destaca participando en la
regulación del balance energético y la secreción de gonadotrofinas (87, 88).
2.3.4.2. La resistina
Es otra adipoquina, la cual fue identificada en 2001. Han visto que regula
negativamente la expresión del receptor de insulina en las células β de roedores.
Esto se traduce en resistencia a la insulina en los islotes pancreáticos lo que
conlleva a una reducción de la secreción de insulina estimulada por la glucosa.
En humanos aún no se han visto estos hallazgos (87, 88).
2.3.4.3. La adiponectina
Es una adipoquina que mejora la sensibilidad de los tejidos a la insulina. También
ayuda en la función vascular. Se ha llegado a considerar como la adipoquina anti-
diabética y anti-aterogénica. Mientras haya más adiposidad, habrá más
disminución de la secreción de adiponectina. Se cree que es secundario a que un
adipocito hipertrófico libera menos adiponectina (87, 88).
2.3.4.4. El factor de necrosis tumoral α
TNFα es una adipoquina que induce la resistencia a la insulina. Sus circulantes
niveles son elevados en la obesidad. Tiene un efecto directo de inhibición de la
secreción de insulina por parte de las células β. Además, induce la expresión de
amilina en la célula β. La acumulación de amilina como amiloide destruye las
células β en la diabetes tipo 2 (87, 88).
62
2.3.4.5. La visfatina
Es secretada por el tejido adiposo. Antes se creía que funcionaba como un
insulinomimético. Ahora se cree que actúa muy similar a las adipoquinas en la
célula β incrementando la secreción de insulina. También activa directamente los
receptores de insulina en la célula β, incrementando su fosforilación. Se cree que
logra este efecto a través de producir mononucleótido de nicotinamida (87, 88).
2.3.5. Psicosociales
Expertos en el tema de la nutrición mencionan la relación de un Estilo Educativo
Parental (EEP) sobreprotector con exceso de peso. Aún no se llega a un acuerdo
total en cuanto al exceso de peso cuando se toma en cuenta el tipo de familia. La
clasificación de familias abarca el tipo nuclear y extendido. Existe el EEP
negligente, la familia monoparental con EEP autoritario, la familia monoparental
extendida y la familia homoparental respecto al EEP autoritario y negligente (88).
Cuando existe un estilo educativo autoritario no se presentan respuestas iguales,
pues éstas varían de acuerdo con el tipo de familia. Por esto se presentan
mayores variaciones en los hábitos alimenticios. En las familias nucleares y
extendidas existe un estado nutricional normal. Para los demás tipos de familia
existe un predominio de estado nutricional extremoso (déficit/exceso) en los niños.
Si se habla de un estilo educativo negligente, el estado nutricional de los niños es
de exceso/déficit, sin importar el tipo de familia al que pertenecen. Únicamente el
tipo de familia monoparental reporta un estado nutricional de déficit (89, 90).
2.3.6. Ambientales y culturales
La familia, la escuela y los medios de comunicación social (agentes de
socialización y educación) se incluyen en el contexto y el concepto ambiental.
Todos ellos juegan un papel imperante en la formación del individuo y sus hábitos.
63
La alimentación es un aprendizaje, no sólo de conocimientos sino que también de
actitudes y de comportamientos. Todo esto forma la “cultura alimentaria”, que
depende de los estilos educativos de padres, madres y cuidadores (90).
En países desarrollados y en vías de desarrollo se ha investigado sobre factores
causales culturales con impacto en la obesidad como lactancia materna, hábitos
alimentarios familiares, nivel educativo de la madre y antecedentes genéticos.
2.4. Obesidad infantil
La obesidad se define como un exceso de grasa en un organismo, comparándolo
respecto a edad, talla y sexo (91). Mayormente se produce por cambios que han
aumentado la disponibilidad de alimentos, y a la disminución de la actividad física
(92).
Hoy en día, la obesidad infantil y juvenil se han convertido en el trastorno
nutricional de mayor relevancia. Es la enfermedad nutricional más frecuente en
niños en países industrializados y subdesarrollados, considerándose como
pandemia en nuestros días. Su prioridad en la salud pública para la infancia ha
desplazado a la de desnutrición (93).
La relevancia de la obesidad infantil y juvenil radica en que no solamente afecta la
salud presente de quienes la padecen, sino que tendrá un gran impacto en la
salud futura de la gran mayoría de ellos. Esta población infantil, cuando llegue a
ser adulta, padecerá de enfermedades asociadas a la obesidad, las cuales tienen
costos sanitarios, sociales y de productividad elevadísimos.
En 2009 Hassink (94) aseguró que la obesidad infantil y juvenil promueve
enfermedades en la etapa adulta. Expone que los adultos jóvenes y adultos
padecerán enfermedades crónicas de una manera no antes vista. Explica que la
mayoría de padres sufrirán enfermedades crónicas que afectarán a sus hijos. El
sistema de salud tendrá problemas de finanzas, tiempo y personal para atender
los pacientes obesos. Además, la duración de la hospitalización por patologías
asociadas a obesidad será más prolongada que las tasas generales.
64
Para apoyar la aseveración anterior, se muestra el riesgo cardiometabólico que se
produce por obesidad a través de un estudio realizado en Bogalusa Lousiana.
Más de 9000 niños y adolescentes entre 5 a 17 años fueron estudiados. Aquellos
con obesidad (IMC mayor al percentil 95 para sexo y edad), tuvieron mayor
prevalencia de alteraciones metabólicas que los de peso normal (IMC < P 85).
Freedman y sus colegas observaron en 1999 que 6 de cada 10 niños de los que
presentaron obesidad tuvieron alterado al menos un parámetro bioquímico. El
factor de riesgo para dichos cambios se vio aumentado de la siguiente manera:
• Hipertensión 2,4 veces.
• Hipertrigliceridemia 7,1 veces.
• c-LDL alto 3,0 veces.
• c-HDL bajo 3,4 veces.
• Hiperinsulinemia 12,6 veces.
En las últimas dos décadas el problema de la obesidad infantil ha ido aumentando
continuamente. Secundario a este hecho es que la obesidad infantil se ha vuelto
un tema de investigación por parte de todas disciplinas que se relacionan con él.
El objetivo es encontrar los factores causales y determinantes para frenar el
aumento de su prevalencia. Al estudiar las interacciones que potencian sus daños
también se pueden identificar posibles líneas de acción con el fin de prevenirla
(94).
Más alarmante que el hecho de que las cifras de obesidad van en aumento, es
que se está observando desde edades más tempranas, aumentando la
probabilidad obesidad en la adultez. El impacto negativo que diezma la salud,
productividad y calidad de vida está asociada a patologías secundarias. Según
Serra, Román y otros (2006) (95) la cantidad y proporción de grasa tienen una
relación directa con los factores de riesgo para la salud en la etapa adulta. Sin
embargo, también tiene un efecto negativo en el desarrollo corporal, psicológico,
fisiológico y social del individuo que tiene obesidad (proporción de grasa
aumentada). En 2010 surgió el dato estadístico de 42 millones de niños con
sobrepeso en todo el mundo. De éstos, alrededor de 35 millones viven en países
en desarrollo (96).
65
La OMS (76) ha realizado un documento titulado “Prevenir la obesidad infantil en
diez pasos”. Se basa en la actuación de los padres en la toma de decisiones,
siguiendo ciertas recomendaciones para prevenir la obesidad. Los padres tienen
la libertad, según su criterio, de escoger seguirlas o no. Son cambios muy
pequeños pero con mucho peso en los hábitos alimenticios que pueden ayudar.
1. Dar raciones adecuadas para la edad del niño. Según estudios, el tamaño
de la vajilla influye en la cantidad de comida ingerido por el menor.
2. Tener en el hogar una variedad de hortalizas, frutas y cereales integrales
(pan integral, pasta integral, arroz integral).
3. Escoger leche y productos lácteos bajos en grasa o desnatados.
4. Limitar el consumo de carnes rojas o de derivados cárnicos.
5. Promover el consumo de legumbres y frutos secos.
6. Retirar de la vista del niño tentaciones ricas en calorías (no comprarlas ni
llevarlas al hogar).
7. Fomentar la actividad física. Es importante destacar que el niño imita a los
adultos, por lo que si los padres hacen ejercicio, también ellos lo harán. El
tiempo mínimo de actividad física diaria para prevenir la obesidad debe ser
de al menos 60 minutos de actividad con intensidad moderada a vigorosa.
8. El agua debe ser la bebida de elección para calmar la sed. El consumo
habitual de zumos y/o bebidas enlatadas está desaconsejado.
9. Limitar el consumo de azúcar, bollería y bebidas azucaradas o refrescos.
10. Restringir el tiempo que los niños miran televisión, juegan videojuegos o
navegan por Internet (menores de 2 años no deberían ver la televisión). No
debe ser más de 2 horas diarias.
66
2.5. Obesidad en México
2.5.1. Datos generales
Una de las principales amenazas para el sector salud en México es actualmente
la obesidad. Se ha vuelto una epidemia, pero además, es la causa principal de
enfermedades como la diabetes o cardiovasculares, que producen altos índices
de mortalidad en México. La ONU indica que México presenta 19,5 millones de
personas con pobreza alimentaria, pero a su vez, 70% de mexicanos son obesos
o tienen sobrepeso, paradójicamente (Anexo 14) (96).
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, existen más de mil millones
de adultos con sobrepeso y más de 300 millones con obesidad. En México los
informes no varían mucho de la situación en el resto de países. Datos del 2013
relevan que el país ocupa el segundo lugar mundial en obesidad (30% de su
población). El 70% tiene sobrepeso. La Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) dio a conocer estos hechos a través del informe
“La obesidad y la economía de la prevención”. Más fácilmente, 2 de 3 mexicanos
tienen sobrepeso; 1 de 3 mujeres y 1 de 4 hombres padecen obesidad (96).
Los costos del tratamiento de la obesidad, sobrepeso y enfermedades asociadas
asciende a 3500 millones de dólares anuales en México. La proyección hecha
para 2020 de costos por obesidad debida a la atención médica y hospitalaria,
ausencias laborales y otros, es de 6500 millones de dólares. El libro “Obesidad en
México: recomendaciones para una política de Estado” indica que en el año 2017
los problemas de obesidad costarán a México entre 5,4 a 7,7 billones US $.
En México, la última “Encuesta de Salud y Nutrición” aporta datos epidemiológicos
más recientes que reportan cifras alarmantes de obesidad infantil. Indica que el
26,3% de niños mexicanos entre los 5 y los 11 años (edad escolar) presentan
sobrepeso (17,3 %) u obesidad (9,0 %) (97). La zona norte del país es la región
geográfica con mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil con un 35,1%
(98).
67
La Obesidad infantil en México ha llamado la atención de entidades
internacionales. El Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana y la
directora Ejecutiva del International Life Sciences Institute de México han
informado que México es el país con más niños obesos mundialmente. Hay más
de 22 millones de niños con exceso de peso. Distrito Federal es el estado con
más sobrepeso. Entre la edad de 5 y 11 años son 4,5 millones de niños los que
están muy por encima de su peso ideal según el sexo, edad y talla (96).
Según la ONU, Estados Unidos y México son los países con mayores problemas
de sobrepeso hoy en día. En 2013 la tasa de obesidad infantil en México fue de
32,8 por ciento, mientras que la de Estados Unidos fue de 31,8 %. Por ende,
México ocupa el primer lugar en obesidad infantil, superando a Estados Unidos,
según la lista de la ONU del porcentaje de obesidad poblacional (Anexo 15) (96):
1. México – 32,8 %
2. Estados Unidos – 31,8 %
3. Siria – 31,6 %
4. Libia – 30,8 %
5. Trinidad y Tobago – 30,0 %
6. Vanuatu – 29,8 %
7. Iraq / Argentina – 29,4 %
8. Turquía - el 29,3 %
9. Chile – 29,1 %
10. República Checa – 28,7 %
11. Líbano – 28,2 %
12. Nueva Zelanda / Eslovenia – 27,0 %
13. El Salvador – 26,9 %
14. Malta – 26,6 %
15. Panamá / Antigua – 25,8 %
16. Israel – 25,5 %
17. Australia / San Vicente – 25,1 %
18. República Dominica – 25,0 %
19. Reino Unido / Rusia – 24,9 %
20. Hungría – 24,8 %
68
2.5.2. Algunas causas de obesidad en México
2.5.2.1. Alimentos procesados
Una de las causas que han llevado al país a padecer esta epidemia es el
consumo excesivo de comida empacada, dejando de lado la dieta balanceada.
Las procesadoras de alimentos y supermercados están creciendo rápidamente en
muchos países en desarrollo, aumentando así la disponibilidad de alimentos
procesados y empacados (99).
Más del 40% de los alimentos procesados que se consumen son productos de
bollería como pan blanco, pasteles, galletas, pastelitos, tortillas. Estos productos
tienen frecuentemente elevados porcentajes de azúcar, grasa saturada, grasas
trans, y sal. Además, son muy pobres en nutrientes importantes. El 50% de estos
productos se proveen a través de mercados tradicionales y el sobrante 50% en
supermercados por todo México.
2.5.2.2. Restaurantes de comida rápida
El auge de las franquicias de comida rápida a empeorado la situación de obesidad
en México. Estos restaurantes ofrecen alimentos hipercalóricos y con ausencia
total o parcial de nutrientes saludables. Se almacenan rápidamente en forma de
grasa corporal, provocando problemas de salud, tales como diabetes infantil o
afecciones cardíacas (99).
2.5.2.3. Bebidas carbonatadas
El incremento exponencial de bebidas carbonatadas han empeorado los índices
de obesidad para el año 2014. México es el principal consumidor mundial de
refrescos y otras bebidas azucaradas, con un promedio de 163 litros por
persona/año, según la organización no gubernamental Oxfam. El presidente del
grupo Coca-Cola Company en Latinoamérica, Brian Smith, ha dicho que
participará difundiendo nuevas soluciones al problema del sobrepeso y obesidad.
69
2.5.2.4. Disminución de alimentos frescos
De la mano se encuentra la poca cultura de ingesta de alimentos frescos (frutas,
verduras), la cual es de 272,6 kilogramos año/persona. Según este dato, México
se encuentra en la 74va posición de 207 países (99).
Últimamente México presenta políticas agrícolas regresivas. Los programas del
campo deben ofrecer más apoyo a agricultores pequeños. Se debe buscar cómo
impulsar políticas públicas que permitan la relación entre pequeños productores
locales y los consumidores. Por el contrario, México está importando el 43% de
sus alimentos, los cuales son comidas procesadas, en lugar de productos frescos.
2.5.2.5. Disminución de actividad física y refacciones escolares
El sedentarismo infantil y juvenil en México es alarmante. La actividad física es
una opción para enfrentar esta problemática, la cual ayudaría también con los
niveles de obesidad y sobrepeso. Por lo mismo es que el gobierno ha buscado
implementar campañas de activación física en las escuelas gubernamentales,
basándose en los niveles de actividad física necesarios para cada grupo de edad.
La venta de comida chatarra, adentro y afuera de las escuelas, ha sido regulada y
se está implementado la refacción escolar. El Instituto Nacional de Salud Pública
(INSP) (99) ha realizado el cálculo de requerimientos energéticos del refrigerio
escolar basado en evidencia científica. Se está haciendo hincapié en que el
refrigerio escolar en México no es una comida principal. Por lo mismo, se le ha
asignado menos calorías que las de una comida de este tipo. “El plato del bien
comer”, una “Norma Mexicana ampliamente aplicada” es la base para los
lineamientos que están siendo utilizados para las combinaciones de alimentos
sugeridas (99).
2.5.3. Algunas consecuencias de obesidad en México
• La obesidad y el sobrepeso son el principal problema de Salud Pública.
70
• México ocupa el primer lugar mundial en obesidad y sobrepeso infantil y
juvenil.
• México ocupa el segundo lugar mundial en obesidad en adultos.
• México gasta el 7% del presupuesto destinado al área de salud para
atender la obesidad, posicionándose en segundo lugar, pues únicamente
Estados Unidos invierte más, con el 9%.
• Los gastos familiares se aumentan entre el 22% y el 34% para poder cubrir
las necesidades de tratamiento básico para la obesidad.
• Una persona con sobrepeso gasta 25% más en servicios de salud, por lo
que su ingreso familiar disminuye en la misma cantidad.
• Las personas con obesidad y/o sobrepeso ganan 18% menos que un
individuo sano.
• Existe más ausentismo laboral, que se traduce en pérdidas graves para la
economía nacional.
• Se observa una mortalidad 4 veces mayores en niños.
• La mortalidad es 12 veces mayor en jóvenes de 25 a 35 años.
• Las enfermedades propias de la edad adulta se están presentando en
niños pequeños y jóvenes.
• El 25% de las incapacidades laborales están relacionadas a obesidad.
• Pacientes con enfermedades relacionadas con la obesidad ocupan tres de
cada cuatro camas de hospitales (99).
2.5.3. Respuesta Gubernamental de México ante la obesidad
El actual presidente de la República de México, Enrique Peña Nieto, introdujo la
Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y
la Diabetes. Con esta propuesta se pretende combatir los problemas que México
tiene en cuanto a obesidad y sobrepeso. La iniciativa se basa en tres puntos:
salud pública, atención médica oportuna, y regulación sanitaria y política fiscal en
favor de la salud.
El Programa de Prevención y Control de la Obesidad en el DF tiene las áreas de
Intervención siguientes: 1) Promoción de la Salud. 2) Atención integral al paciente.
3) Atención especializada. 4) Vigilancia epidemiológica (99).
71
CAPÍTULO 3: RELACIÓN ENTRE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD Y OBESIDAD 3.1. Introducción De acuerdo a una extensa literatura basada en estudios científicos, las familias
juegan un papel muy importante en la etiología y evolución de múltiples
enfermedades. Las relacionadas con la alimentación son el vivo ejemplo de esta
observación. Ocupan una posición principal en las denominadas “Enfermedades
Crónicas No Transmisibles” (ECNT).
Un factor de riesgo poco descrito, pero muy importante para padecer
enfermedades tales como obesidad, diabetes, enfermedades cerebrocardio-
vasculares, trastornos alimentarios como la anorexia, bulimia y atracones, es el
entorno familiar. Las prácticas y estilos de vida de los integrantes de la familia, la
cultura y la predisposición genética las situaciones propicias para el desarrollo de
las patologías mencionadas (100).
Desde que se ha comprendido la importancia del impacto que tiene el entorno
familiar en la etiología de ciertas enfermedades, se han buscado diversas
estrategias para disminuir la influencia de ciertos fenómenos familiares y
culturales sobre los comportamientos alimentarios. Entre estos intentos se pueden
mencionar el intento de reducción de la influencia de ciertos fenómenos
socioeconómicos y de la presión de grupo entre los adolescentes, ya que estos
dos fenómenos propician alteraciones del comportamiento alimentario y de la
actitud hacia el cuerpo.
Desórdenes de carencia y exceso tales como la bulimia, anorexia, el sobrepeso y
la obesidad se ven influenciadas por los factores del entorno familiar, de
compañeros de la misma edad, y culturales. En muchos países se han hecho
guías alimentarias nacionales teóricas y prácticas con el fin de que a través de la
educación, se puedan producir cambios en las creencias, actitudes,
conocimientos y hábitos alimentarios. El fin buscado es la ganancia de estilos de
vida saludable en los sujetos afectados por influencias negativas.
72
Muchas campañas que se han realizado buscan disminuir o prevenir los riesgos
de la obesidad en estos grupos tan vulnerables (niños y adolescentes). Sin
embargo, el problema sigue vivo y en incremento constante. Los gobiernos, a
través de sus sistemas de salud, quieren evitar la grave situación que se espera
para el futuro. Muchos esfuerzos a nivel mundial se realizan día a día para
prevenir el sobrepeso desde edades muy tempranas. Se está en busca de
tratamientos para aquellos niños y adolecentes que ya padecen obesidad (100).
3.2. Estudios en adultos
Un tema muy importante de investigación en los pacientes con obesidad ha sido
la sintomatología psicológica asociada a esta patología. Se ha observado que los
pacientes obesos muchas veces están acompañados de diagnósticos
psiquiátricos. Los más comunes han sido los trastornos afectivos y los trastornos
de ansiedad.
Luego de estudios para demostrar más específicamente las patologías
psiquiátricas asociadas, las más comunes han sido problemas de somatización, el
trastorno obsesivo/compulsivo, la sensibilidad interpersonal, depresión, ansiedad,
hostilidad e ideación paranoide. Además es importante señalar que la depresión,
ansiedad y hostilidad presentan una mayor puntuación en el índice de gravedad
general (IGG).
Ya varios investigadores han encontraron una importante tasa de malestar
psicológico (depresión, ansiedad, hostilidad y malestar general) en pacientes con
obesidad mórbida. Estas personas tienden a presentar mayor historia de
trastornos de ánimo, ansiedad, personalidad, bulimia, atracones y dependencia de
sustancias como el tabaco, que el grupo control.
El paciente obeso con sintomatología psicológica presenta diferencias en el
comportamiento del peso. Esta sintomatología se relaciona generalmente con la
severidad y la duración de la obesidad. Se ha comprobado que la sintomatología
psicológica puede ser causa y efecto de la obesidad, contribuyendo a su vez a la
baja autoestima de los pacientes obesos (101).
73
Varios estudios muestran que los pacientes obesos mostraron más personalidad
patológica que los grupos control. Existen datos que apoyan que las personas con
características de personalidad pasiva – agresiva son pacientes con problemas
para perder peso.
Ya se han realizado estudios para observar la relación entre exceso de ingesta y
ansiedad de los pacientes obesos adultos. Se han visto dos enfoques en estas
investigaciones: 1) Si la ansiedad es la causa. 2) Si se trata de malos hábitos de
alimentación.
En una investigación realizada en Barcelona, España, se estudiaron 30 pacientes
obesos de ambos géneros. Las edades comprendidas se encontraron entre los 18
y 65 años. El IMC de inclusión fue superior a 29,9 kg/m2 y menor 39,9 kg/m2. Se
evaluó su historia clínica, perfil dietético y psiconutricional, datos antropométricos
y se les realizó el cuestionario de STAI para valorar los niveles tanto de estado
como de rasgo de ansiedad. Los resultados concuerdan con muchos otros
estudios ya realizados. Todos los pacientes presentaron obesidad exógena no
atribuible a causas orgánicas o secundarias, apoyando la hipótesis de un patrón
alimentario aumentado provocado por ansiedad.
Se le preguntó a los pacientes sobre cuál de los siguientes factores había
contribuido a su obesidad, con el fin de evaluar los factores psiconutricionales
involucrados. Los resultados son: 20 por ansiedad, 15 por stress, 2 por tristeza, 1
por aburrimiento (102).
Otro estudio realizado en Chile en 2006 realizado por Tapia (103) demostró una
asociación positiva significativa entre los estados de sobrepeso y obesidad, y la
presencia de síntomas de ansiedad. Este resultado sugiere que al enfrentar por
primera vez a pacientes obesos no sólo hay que preocuparse del peso corporal y
de los factores de riesgo cardiovascular u otras posibles patologías físicas
asociadas, sino que también evaluar el estado psicológico. De este manera, al
abordar al paciente en forma integral, preocupándose de las patologías físicas y
mentales, se podrá establecer mejores diagnósticos y realizar tratamientos
oportunos (103).
74
3.3. Estudios en niños A través de toda la revisión bibliográfica se ha hablado extensamente en cuanto a
la obesidad infantil. A través de estudios realizados con pacientes obesos en esta
etapa de la vida se ha concluido que es importante abordar el aspecto psicológico
en estos niños. Muchos trastornos del apetito ocultan disfunciones familiares o
problemas de autoestima y sociabilidad. Estos problemas pueden influenciar las
conductas o hábitos alimentarios, además de los patrones de actividad física. Es
más común encontrar estos problemas en niños que se caracterizan por baja
autoestima debido a su obesidad (6).
Un estudio se efectuó con el objetivo de evaluar la eficacia de un programa
multidisciplinario para disminuir el IMC, ansiedad y depresión en niños con
sobrepeso y obesidad. Se incluyeron niños de un campamento de verano que
duró 5 días. Se les sometió a sesiones quincenales en grupo. La comparación de
los resultados iniciales contra la evaluación a los seis meses de seguimiento
demostró una disminución significativa en las tres variables. Estos resultados
satisfactorios reflejan no sólo la efectividad del programa utilizado, sino que más
importantemente, la asociación entre estas tres patologías (104).
Jonides et al. en 2002 (7), efectuaron estudios que buscaban la relación entre
obesidad y aspectos psicológicos como baja autoestima, depresión, y altos
niveles de síntomas emocionales. En sus conclusiones aseveran que es estudiar
estas variables psicológicas en personas con obesidad.
Otros investigadores encontraron que la pobre imagen corporal es uno de los
factores psicológicos más frecuentes en los niños y adolescentes obesos. Estos
trastornos de percepción de imagen corporal van siempre de la mano de baja
autoestima, depresión, y bajo funcionamiento psicosocial (8).
En 2005 Durá y Sánchez - Valverde (5) mencionan que el tratamiento para la
obesidad infantil debe ser multidisciplinario y abarcar cambios de estilo de vida,
tanto en la escuela como en la casa. Lo primordial es la prevención.
75
También en 2005, para Sivestri y Stavile (3), la evaluación y el tratamiento de la
ansiedad y depresión asociadas a la obesidad son un aspecto central en un
programa multidisciplinario. Debido a la evolución de la obesidad infantil en estos
tiempos, es importante trabajar en el área psicológica para entender todos los
aspectos que participan en esta enfermedad. Este tema es de suma importancia a
la hora del tratamiento debido a la cronicidad y complejidad de esta patología.
Edmunds et al. en 2001 (2) describen a la familia como el principal factor
ambiental, junto con la escuela, en el que se deben basar las estrategias de
prevención. Partiendo de la familia, es importante abordar el sobrepeso y la
obesidad infantil, promoviendo un estilo de vida saludable. Los padres juegan un
papel protagonista, pues son ellos los que siembran en el niño los hábitos de
alimentación. Por otro lado, el ambiente escolar puede promover la actividad física
y hacer propaganda a hábitos saludables a través de los comedores escolares.
Yeste et al, en 2008 (105), hablaron acerca de la importancia prioritaria de la
prevención en el tema de la obesidad infantil. Habla que una modificación en los
hábitos de alimentación, estimulando la actividad física y proveyendo un soporte
emocional, son los pilares fundamentales un tratamiento integral a corto y
mediano plazo para la obesidad.
Es Martínez (106) quien en el año 2005 describe la necesidad del involucramiento
de diferentes profesionales en la prevención y el tratamiento de la obesidad.
Tanto pediatras, como endocrinólogos, nutriólogos y psicólogos deben trabajar en
grupo para educar en cuanto a hábitos para la salud. Deben ser capaces de
proveer recomendaciones de estrategias cognitivo-conductuales y enfoques
familiares sistémicos para combatir la obesidad.
Por último, en 2005 Gussinyé (107) desarrolló un tratamiento integral para la
obesidad infantil llamado “Niños en Movimiento”. Su objetivo es disminuir el IMC a
través de una dieta mediterránea. Además busca mejorar rasgos de depresión y
ansiedad a través de técnicas cognitivo conductuales para lograr una mayor
satisfacción corporal. Hasta el momento los resultados han sido sumamente
favorables.
76
3.4. Avances científicos Ya se ha mencionado en el estudio que muchas personas refieren necesidad de
aumentar la ingesta como respuesta a la sensación de ansiedad. Médicos
comenzaron a observar que esta asociación era cierta. Debido a investigaciones
que se empezaron a realizar alrededor de esta observación surgió la descripción
de una nueva enfermedad mental: El trastorno por atracones. A continuación se
describe los últimos avances en cuanto al tratamiento para este trastorno
psiquiátrico.
Desde principios de la década de los 90 se han utilizado estrategias conductuales
para el tratamiento de la obesidad. También se han ocupado los procedimientos
cognitivo-conductuales. Actualmente la terapia cognitivo-conductual auto aplicada,
la terapia interpersonal en grupo y la terapia farmacológica (los medicamentos
antidepresivos y/o supresores del apetito) son también utilizados (108).
El tratamiento cognitivo-conductual tiene como principal objetivo el cambio de
hábitos alimentarios para conseguir la reducción de los atracones. Es el
tratamiento más ocupado, encontrándose en primer lugar de las terapéuticas
utilizadas para este trastorno. El requerimiento de calorías para pérdida de peso
es un pilar fundamental en este tratamiento. Estudios pioneros muestran que
reducciones calóricas moderadas a severas, junto con el incremento de la
actividad física, disminuyen la frecuencia de atracones de forma rápida. Asimismo
mejoran el malestar psicológico de los pacientes. De esta manera se alcanzan
resultados que se mantienen en el seguimiento (109).
La segunda manera más eficaz para tratar los pacientes con atracones es la
terapia interpersonal (TIP). Consta de tres estadios. 1) Se explica el fundamento
que rige la terapia. Este es que los estados emocionales negativos secundarios a
problemas interpersonales son los que activan los atracones. Se identifican los
problemas relacionados al desarrollo y mantenimiento del atracón. 2) El centro de
atención de la terapia son los problemas identificados, los que se tratarán de
cambiar o clarificar. 3) Se evalúan los progresos realizados y se identifican
problemas que aparecen al finalizar la terapia (108).
77
En tercer y último lugar se utiliza el tratamiento farmacológico. Los medicamentos
antidepresivos han tenido efecto positivo en pacientes con bulimia. Es por esto
que se han realizado estudios para observar el efecto que pueden tener en el
peso corporal y en los patrones alimentarios compulsivos.
A pesar de que la terapia cognitivo-conductual ha sido de las más adecuadas
para el tratamiento de la obesidad, aún no funciona como respuesta definitiva. El
mantenimiento de las pérdidas de peso más allá del primer año post tratamiento
es un problema todavía no solucionado.
La recaída durante el período de seguimiento con estas terapéuticas es marcada.
A través de estos tratamientos se ha visto disminución significativa en síntomas
clínicos y psicopatológicos de pacientes con atracones. A pesar de esto, son
muchos los pacientes que se benefician poco o absolutamente nada con los
tratamientos (108).
3.4.1. Tratamientos bien establecidos
En 1993, para Fairburn, et al. (110), existen dos objetivos primordiales en el
tratamiento de atracones. El primero es conseguir la disminución de la frecuencia
de los mismos. En segundo lugar se busca disminuir la cantidad de alimentos
ingeridos en cada atracón. Existen recomendaciones ya estipuladas para alcanzar
la supresión de atracones. La sugerencia de comer todo tipo de alimentos que se
incluyen en una nutrición saludable es básica. El consejo del valor calórico diario
a consumir debe ajustarse a las necesidades de pérdida de peso para obesos.
Dos estudios, uno realizado en 1994 (111) y el otro en 1995 (112), demuestran
que la combinación de terapia cognitivo-conductual y las estrategias conductuales
para perder peso es el procedimiento ideal para disminuir atracones y facilitar la
pérdida de peso a corto plazo. En 1993 Marcus y Wilson (110) hicieron un estudio
con tratamiento conductual para perder peso y otro con terapia cognitivo-
conductual. Se demostró que ambos tratamientos eliminan los atracones, pero
sólo el tratamiento conductual consigue pérdidas de peso estadísticamente
significativas.
78
3.4.2. Tratamientos probablemente eficaces
Los procedimientos de autoayuda cognitivo-conductuales sin contacto terapéutico
o con mínimo contacto terapéutico pueden ayudar a disminuir los atracones, a
como señala la evidencia de ciertos trabajos de investigación realizados entre
1995 y 1998 (113, 114). No obstante, no hay datos que señalen que ayude en la
pérdida de peso.
A pesar de los datos no concluyentes del todo, los mismos autores aconsejan que
los tratamientos cognitivo-conductuales auto aplicados sean la primera línea de
intervención en el problema de los atracones. Se basan en el hecho del
incremento del coste-eficacia de este tratamiento para dar este consejo. Según
ellos, al no ser necesaria la intervención de un especialista para otorgar la
terapéutica, se facilita su accesibilidad a un mayor número de personas (114).
3.4.3. Tratamientos en fase experimental
Entre este rubro se encuentran la terapia interpersonal y farmacológica. En 1993
Wilfley et al. (115) expresan que la terapia interpersonal (TIP) únicamente parece
ser útil en la solución del problema de atracones si no se ha utilizado otra terapia
previa. En otro estudio realizado por ellos mismos en 1995, observaron que
pacientes con falla terapéutica con el tratamiento cognitivo-conductual (TCC) no
se vieron favorecidos de una TIP subsecuente. Es necesario realizar más
estudios al respecto para llegar a una conclusión.
Estudios con antidepresivos tricíclicos (imipramina y desipramina), han mostrado
eficacia en la disminución de atracones, luego de 2 a 3 meses de administración.
Sin embargo, no producen cambios importantes en el peso ni en la reducción de
depresión (116). Lo mismo se observa con placebo. Los pacientes tienden a
recaer después de finalizar la medicación. Se necesitan más estudios en esta
línea investigativa para sugerir la combinación más adecuada y segura para el
tratamiento de pacientes obesos con atracones, tanto a corto como a largo plazo.
Se deben buscar los factores que ayuden a predecir la respuesta a la medicación
para establecer pautas que eviten la falla terapéutica.
79
MARCO EMPÍRICO
80
CAPÍTULO 4: DISEÑO METODOLÓGICO 4. 1. Introducción
Debido a que actualmente han surgido elevadas tasas de trastornos de ansiedad
y obesidad, y se cree que están asociadas, se ha planteado el problema de
investigación siguiente: ¿Pueden los trastornos de ansiedad producir o empeorar
el grado de obesidad de las personas?
Para resolver la duda se decide realizar este estudio con el objetivo principal de:
“Identificar la prevalencia de trastornos de ansiedad y al mismo tiempo determinar
la relación que ésta guarda con la obesidad en la población infanto-juvenil de 8 a
17 años en la ciudad de Distrito Federal, México”.
Este estudio tiene los presentes objetivos secundarios:
• Comparar los niveles de ansiedad y obesidad observados en la población
en estudio contra los valores mundiales ya reportados.
• Determinar si los trastornos de ansiedad explican el sobrepeso y obesidad
en la infancia y adolescencia.
• Conocer cuáles trastornos de ansiedad se discriminan más en los distintos
grados de obesidad.
4.2. Variables
Variables según la influencia:
• La variable independiente fue la prevalencia de trastornos de ansiedad.
• La variable dependiente fue la prevalencia de obesidad.
Variables según la medición:
• La prevalencia de trastornos de ansiedad se midió como variable cualitativa
politómica.
• La prevalencia de obesidad se midió como variable cuantitativa continua.
81
4.3. Muestra
Se trabajó con la población infanto-juvenil de 11 a 16 años de la ciudad de Distrito
Federal, México que cumplieran los siguientes requisitos:
Criterios de inclusión:
• Edad de 11 años cumplidos a la fecha de la toma de datos.
• Edad hasta de 16 años con 364 días a la toma de datos.
• Sexo femenino y masculino.
• Población que viva en la ciudad de Distrito Federal, México.
• Ser estudiante activo de alguna institución académica.
• Niños y jóvenes de las edades correspondientes, cuyos padres hayan
firmado el consentimiento informado del estudio.
• No padecer de ninguna enfermedad aguda-crónica que haya ameritado
hospitalización por más de un día en las últimas dos semanas previas a la
toma de datos.
• No estar tomando ningún medicamento que pudiera curar, disminuir o
enmascarar la ansiedad y obesidad.
Criterios de exclusión:
• Menor de 11 años (No tenerlos cumplidos a la fecha de toma de datos).
• Mayor de 16 años (Haber cumplido 17 años a la fecha de toma de datos).
• No vivir en la ciudad de Distrito Federal, México.
• No ser estudiante activo en alguna institución académica.
• Niños y adolescentes cuyos padres no hayan firmado el consentimiento
informado del estudio.
• Padecer en el momento de la toma de datos alguna enfermedad aguda-
crónica que haya ameritado hospitalización por más de un día en las
últimas dos semanas previas a la toma de datos.
Para este fin se trabajó con la población infanto-juvenil de una Escuela
Secundaria Técnica de gobierno de la delegación de Tlálpan, en Distrito Federal,
México. La muestra constó de 698 alumnos entre 11 y 16 años.
82
El grado de escolaridad se encontró en el rango de 1ero a 3er básico de
Secundaria. 262 alumnos se encontraron en 1ero básico, 229 alumnos en 2do
básico y 207 alumnos en 3ero básico. El 54% fue femenino y el 46% masculino.
Del total de alumnos, el 64% tuvo el consentimiento de sus padres para participar.
Un 36% no participó por no tener permiso de los padres. Un 10% adicional no
participó, a pesar de tener permiso, por deseo propio.
4.4. Instrumentos de Medición y Técnicas
Se realizó un estudio epidemiológico descriptivo, observacional y transversal
(estudio de prevalencia), con una muestra de 376 jóvenes (56% mujeres y 44%
hombres) entre 11 y 16 años. Se midió prevalencia de trastornos de ansiedad,
utilizando el cuestionario SCAS “The Spence Children's Anxiety Scale” (Escala de
Ansiedad para Niños de Spence) (Anexo 7).
Está compuesta por 38 ítems referidos a síntomas de ansiedad con cuatro
opciones tipo Likert:
• Nunca: 0
• A veces: 1
• Muchas veces: 2
• Siempre: 3
Incluye, además, 6 ítems positivos de relleno para contrarrestar el sesgo negativo
de los anteriores. Su calificación no se toma en cuenta en los análisis. Se califica
mediante la suma de los puntos obtenidos para cada ítem. A mayor puntaje, más
ansiedad. Para lograr la versión en español, se empleó el procedimiento
tradicional de traducción/retraducción, versión avalada.
Otros materiales:
• Expediente en el que se toman datos personales, tales como:
o Nombre completo y edad.
o Peso en kg, talla en cm, para calcular IMC.
o IAC (Ìndice de agua corporal) e IGC (Índices de grasa corporal).
o Circunferencia de cintura, cadera y muñeca.
83
• Consentimiento informado.
• Folletos informativos y de difusión.
• Informes personalizados de resultados, tanto antropométricos como de
ansiedad.
• Instrumentos de medición antropométrica, tales como:
o Tallímetro.
o Balanzas de consultorio estándar.
o Balanzas con bioimpedancia, especializadas para nutriología.
o Cintas antropométricas.
o Forcípulas antropométricas.
• Recursos audio-visuales y software:
o Proyector.
o Software de tabulación para SCAS.
o Software de análisis estadístico.
4.5. Procedimientos
El estudio que se realizó requirió la participación directa de seres humanos (por la
suministración de pruebas psicométricas que involucra el acceso a información
confidencial, a través de la medición de ansiedad en la población infanto-juvenil
de 11 a 16 años en la ciudad de Distrito Federal, México, a través de la SCAS).
Es por esto que se contempló la aprobación de parte de los padres de familia de
cada sujeto en estudio a través de un documento de “Consentimiento informado”.
Dicho documento expuso que el estudio es de carácter totalmente VOLUNTARIO,
y que toda la información recabada es estrictamente CONFIDENCIAL y utilizada
únicamente con fines estadísticos/epidemiológicos. Los resultados se publican
como números estadísticos, absteniéndose de utilizar nombres. Además se
informa que el estudio no tiene ningún carácter diagnóstico.
En primer lugar, antes de realizar la evaluación de la composición corporal, se les
informó a los padres en reuniones educativas acerca del estudio y de cómo se
realizaría. Los padres debían estar informados para entender el propósito y los
procedimientos de esta medición. Luego se les pidió que firmaran el
consentimiento informado ya descrito.
84
Como segundo paso se instruyó a los estudiantes y maestros acerca de los
conceptos y procedimientos para medir la composición corporal. Asimismo se les
explicó cómo llenar el cuestionario SCAS. Se tomaron las medidas en sitios
estandarizados y siguiendo protocolos establecidos. Se solicitó a la doctora del
plantel estudiantil estar presente durante la evaluación. Se buscó que la
evaluación de la composición corporal fuera una experiencia positiva para los
niños, no etiquetando, criticando, o ridiculizando a los niños y adolescentes
durante cualquier fase del procedimiento.
En tercer lugar se tomó el peso y la altura de los sujetos, los cuales fueron
registrados con la misma báscula con bioimpedancia, y el tallímetro simple
respectivamente. Se determinó el porcentaje de grasa corporal de los pacientes y
el índice de agua corporal. Las medidas fueron tomadas con los alumnos
descalzos y con ropa ligera. Se calculó el índice de masa corporal (IMC) y se
comparó contra las tablas de valores de IMC de la “Cartilla Nacional de Salud de
México” (anexos 10-12).
En cuarto lugar se tomaron mediciones antropométricas tales como la
circunferencia de cadera y cintura para poder medir el riesgo de enfermedades
cardiacas. Este índice puede dar un estimado de la grasa visceral. Con estos
parámetros se calculó el índice cintura/cadera. Además, se midió la circunferencia
de la muñeca de la mano dominante para determinar la complexión ósea de los
pacientes (pequeña, mediana, gruesa).
En quinto lugar se le administró a los estudiantes el cuestionario de SCAS (The
Spence Children´s Anxiety Scale), “La escala de ansiedad para niños de Spencer”
para determinar si los niños sufren ansiedad y catalogarla entre los 6 distintos
tipos de trastornos que esta escala mide. Este cuestionario fue calificado por el
investigador para su tabulación.
Por último, se informó a la doctora del plantel los resultados tanto de trastornos de
ansiedad como de obesidad. Se le solicitó guardar la confidencialidad al entregar
los resultados del test únicamente al niño evaluado o a sus padres.
85
El procesamiento estadístico se realizó a través de varias pruebas. El test de t de
Student de dos colas independientes se utilizó para comparar los grupos de
pacientes en las variables de IMC y edad. El test de ANOVA se ocupó para
comparar los grupos en los distintos trastornos de ansiedad.
Ecuaciones de regresión lineal se llevaron a cabo para evaluar si el aumento de
ansiedad está relacionado con obesidad y sobrepeso. Entre ellos se utilizó el
análisis de regresión logística para determinar la posibilidad de clasificar un
paciente con o sin obesidad según su grado de ansiedad. Un valor p menor de
0.05 se consideró como estadísticamente significativo. Los resultados fueron
analizados a través del programa SPSS (versión 16.0).
4.6. Hipótesis de trabajo
Siendo la variable independiente la prevalencia de trastornos de ansiedad y la
variable dependiente el grado de obesidad, surge la interrogante de saber si
realmente ambas puedan estar relacionadas. A partir de estos hechos se
formulan las siguientes hipótesis:
Hipótesis nula
• Existe evidencia estadísticamente significativa que indica que los trastornos
de ansiedad están relacionados con obesidad y/o sobrepeso en la
población infanto-juvenil de 11 a 16 años en la ciudad de Distrito Federal,
México.
La hipótesis también apoya las siguientes dos relaciones:
• Los trastornos de ansiedad como un posible factor etiológico del sobrepeso
y/o la obesidad.
• Los trastornos de ansiedad como factor sinérgico que empeora el
sobrepeso u obesidad, ya que ésta última tiene otros factores etiológicos
claramente establecido.
86
CAPÍTULO 5: RESULTADOS
Como era de esperar, de los 376 jóvenes entre 11 y 16 años (56% mujeres y 44%
hombres), hubo una prevalencia mayor a la descrita mundialmente para
trastornos de ansiedad y obesidad, pero sí parecida a la descrita en México.
Tabla 5.1. Descripción de la muestra: N y % femenino y masculino, edad e IMC.
Sobrepeso/obesidad
Ninguna
Sobrepeso/obesidad
Leve/moderada
Sobrepeso/obesidad
Severa
N total =
376 alumnos Media Media Media
Edad (años) 11,9 12,7 14,3
IMC (kg/m2) 23,4 27,6 33,1
% femenino
N = 211
51%
N = 108
22,5%
N = 47
26,5%
N = 56
% masculino
N = 165
44,7%
N = 74
35,8%
N = 59
19,5%
N = 32
N: número de pacientes. F: Femenino. M: Masculino. IMC: Índice de masa corporal.
Según la tabla se puede observar que el IMC difiere significativamente entre los
jóvenes sin obesidad, con obesidad leve/moderada, y aquellos con obesidad
severa. Los pacientes con obesidad severa pesaron alrededor de 15 kg más que
los jóvenes con sobrepeso/obesidad leve/moderada. Éstos, a su vez, pesaron en
promedio 9 kilos más que aquellos con peso normal.
Es importante hacer notar que se encontraron diferencias significativas en la edad
de estos tres grupos. Los jóvenes con obesidad severa tuvieron alrededor de 1,6
años más de edad en promedio (1 año 7 meses) que los jóvenes con sobrepeso
u obesidad leve-moderada. Asimismo, éstos eran 9,6 meses más viejos (0,8
años) en promedio que aquellos que no presentaron ni sobrepeso ni obesidad.
87
En la tabla 5.1. se logra observar que a mayor edad, mayor riesgo de sobrepeso y
obesidad. También se observa que en pacientes sin obesidad no hay diferencia
estadísticamente significativa en cuanto al género (sexo femenino o masculino).
En el grupo de sobrepeso/obesidad leve/moderada sí se observa una prevalencia
mayor en el sexo masculino. Sin embargo, en el grupo de obesidad severa existe
una prelidección por el sexo femenino. En la tabla también se observa que a
mayor edad en pacientes femeninas, hay mayor porcentaje de obesidad mórbida.
En cuanto a trastornos de ansiedad, la prevalencia general observada fue de un
30,3%. De los 376 alumnos que sí participaron en el estudio, se observaron 114
que revelaron puntuaciones concordantes con trastornos de ansiedad. El mayor
porcentaje se encontró en el grupo de obesidad severa (49,6%). Del total, 262
alumnos presentaron ansiedad entre límites normales (69,7%), la mayoría de los
cuales se encontraron en el grupo de no sobrepeso u obesidad (65,3%).
Tabla 5.2. Trastornos de ansiedad: % y N femenino/masculino, media edad/IMC.
Sobrepeso/obesidad
Ninguna
Sobrepeso/obesidad
Leve/moderada
Sobrepeso/obesidad
Severa
Edad (años) 11,9 12,7 14,3
IMC (kg/m2) 23,4 27,6 33,1
Sí trastorno de
ansiedad
7% (N = 8)
F: 62,5% (N = 5)
M: 37,5% (N = 3)
41,2% (N = 47)
F: 51% (N = 24)
M: 49% (N = 23)
51,8 % (N = 59)
F: 61% (N = 36)
M: 39% (N = 23)
No trastorno
de ansiedad
65,3 % (N = 171)
F: 58,5% (N = 100)
M: 41,5% (N = 71)
22,5 % (N = 59)
F: 50,8% (N = 30)
M: 49,2% (N = 29)
12,2 % (N = 32)
F: 62,5% (N = 20)
M: 37,5% (N = 12)
Sí Trastornos de Ansiedad N = 114 (30,3%)
F: 65 (57%) M:49 (43%)
No Trastornos de Ansiedad N = 262 (69,7%)
F: 150 (57%) M: 112 (43%)
88
Como se puede observar en la tabla 5.2. hubo mayor prevalencia de ansiedad en
los pacientes de sexo femenino, independientemente de la edad y del IMC. En
esta misma tabla se puede observar la prevalencia de ansiedad según el IMC. Se
observó que los jóvenes con obesidad severa tuvieron resultados más altos de
ansiedad que los jóvenes con sobrepeso/obesidad leve/moderada. Los primeros
presentaron puntuaciones de más del 90% de ansiedad en un 13%. Los segundos
tuvieron un porcentaje del 7% de los que presentaron más del 90% de ansiedad.
Los alumnos sin obesidad fueron los que menos presentaron ansiedad.
Los jóvenes con obesidad severa tuvieron puntuaciones mucho mayores que los
jóvenes con sobrepeso/obesidad leve/moderada y aquellos que no presentaban
obesidad o sobrepeso. Se hicieron análisis para determinar si la ansiedad explica
los síntomas de trastornos de alimentación tales como trastornos de atracones,
que conllevan a sobrepeso y obesidad. Los resultados apoyan la hipótesis de que
los jóvenes con obesidad severa tienen un incremento de ansiedad, la cual puede
explicar los síntomas de los trastornos de alimentación.
A través de un análisis de regresión se observa que una elevada ansiedad
incrementa el riesgo a padecer obesidad crónica y que es el síntoma que mejor
discrimina los pacientes con o sin obesidad severa. Con el mismo tipo de análsis
se determinó la capacidad de clasificar un paciente con o sin obesidad severa
según el grado de ansiedad y los trastornos de alimentación asociados. Los
resultados afirman que el incremento en el peso se relaciona linealmente con el
aumento de los niveles de ansiedad.
CAPÍTULO 6: DISCUSIÓN Lo que se puede discutir en cuanto al estudio, es que con los resultados
obtenidos se puede afirmar que sí existe una relación entre los trastornos de
ansiedad y la obesidad. No se puede dilucidar el tipo de asociación que existe,
sólo se pueden dar hipótesis al respecto. No existe la posibilidad de aventurarse a
afirmar que los primeros son etiológicos de los segundos o viceversa, o si son
simplemente sinérgicos, formando un círculo vicioso. Para poder aclarar estos
puntos se necesitarán múltiples estudios de diferente índole.
89
Se sabe que la ansiedad, la cual está relacionada a los trastornos de
alimentación, interfiere en el tratamiento de la obesidad. A través del estudio se
puede observar que los jóvenes con obesidad severa fueron mayores en edad
que los adolescentes con sobrepeso/obesidad leve/moderada, en promedio. Este
dato puede hacer pensar que a mayor tiempo de estar expuesto a ansiedad,
mayor es el riesgo de obesidad. También este grupo presentó más sintomatología
de trastornos de ansiedad que los segundos. Concordando con otros estudios, los
pacientes con obesidad severa presentaron más ansiedad que aquellos con
obesidad leve o moderada. A su vez, éstos presentaron más ansiedad que
aquellos que no tenían obesidad o sobrepeso.
Muchos pediatras han hecho hincapié en la asociación entre la obesidad con una
mayor presencia de ansiedad, la cual es más notoria primordialmente en la
obesidad crónica. En cuanto a los trastornos de alimentación, muchos estudios
sugieren que los jóvenes con obesidad presentan más trastornos de atracones.
A través de los resultados observados en este estudio se desea afirmar que las
conductas relacionadas con los trastornos de alimentación, en especial los de
atracones, están causadas en alguna proporción por la ansiedad. Este hecho es
válido para IMC de sobrepeso y de obesidad. Muchos alumnos informaron que
tienden a confundir los estados emocionales tales como la ansiedad con la
sensación de hambre. Por ende, tratan de calmar su ansiedad a través de
atracones. Interesante resulta el hecho de que en la entrevista la mayoría de
estos pacientes informan la tendencia a consumir alimentos dulces, procesados y
altos en grasa para calmar la sensación de ansiedad.
Otro dato de interés en la investigación ha sido que a mayor ansiedad, mayor
cronicidad en la obesidad. Este hecho queda plasmado en que los jóvenes con
edades más elevadas también presentaban mayores prevalencias de obesidad.
Es decir, los pacientes con ansiedad desde los 11 a 12 años continúan siendo
obesos a los 16 años. A este grupo se le suman los que fueron catalogados como
obesos entre los 13 y 14 años, que continúan siendo obesos a los 15 y 16 años.
Es por esto que la prevalencia de obesidad en esta edad es la más alta.
90
Las prevalencias de trastornos de ansiedad y de obesidad encontradas por este
estudio son alarmantes. Denotan que, a pesar de todas las campañas
antiobesidad que se están llevando a cabo en México, existe algún otro factor que
aún no se está tomando en cuenta a la hora de la prevención y terapéutica de la
misma. De los resultados se puede observar el alto grado de asociación entre
trastornos de ansiedad y la obesidad.
Es por estos hallazgos que se cree que debe haber intervenciones psicológicas
desde edades tempranas (alrededor de los 10 años en adelante). Estas medidas
deben ir enfocadas en reeforzar el manejo de ansiedad para que no llegue a
niveles de convertirse en un trastorno psiquiátrico. Además, desde estas etapas
tan tempranas se debe enseñar a identificar correctamente las señales de hambre
y a saber diferenciarlas de los estados emocionales negativos tales como la
ansiedad.
Si se han efectuado cambios en muchos ámbitos, sin el éxito deseado, se
aconseja realizar estudios en donde se tome la ansiedad como un factor
potencialmente modificable que sea lo suficientemente suceptible para reflejar
cambios en la prevalencia de obesidad. A través de este estudio se reconoce la
importancia del tratamiento multidiciplinario en la obesidad infantil y juvenil. Se
debe tomar en cuenta en el equipo de trabajo a quienes estudian los aspectos
psicológicos de los adolescentes para realizar programas de tratamiento de la
obesidad.
Dos observaciones son importantes en este punto:
1) Volver a recalcar que debido a la naturaleza transversal de este estudio, se
limita la capacidad para aseverar conclusiones de causalidad. Para este fin deben
realizarse estudios prospectivos y longitudinales, para los cuales se hacen
algunas recomendaciones en el capítulo 8. Se cree que al observar el desarrollo
de la obesidad y su relación con trastornos de ansiedad a largo plazo, pueden
sobresalir ciertas circunstancias que puedan ser modificables para promover el
peso adecuado.
91
2) Estos estudios, deben además extrapolarse a diferentes razas no
contempladas en este estudio, para reafirmar los resultados obtenidos en esta
investigación realizada en una población multi-cultural, como lo es la de México. A
pesar de la rica variedad de culturas en este país, la mayoría de los alumnos
fueron latinos, por lo que deben evaluarse otras razas antes de aventurarse a
hacer conjeturas.
A pesar de estos dos problemas, los resultados obtenidos apoyan otros que se
encuentran en una literatura contínuamente creciente. Estos datos afirman que la
ansiedad aumenta el riesgo de padecer obesidad y de cronificarla. Por este
motivo se sugiere de una manera muy insistente en que se integre una evaluación
psicológica en edades tempranas en los programas de prevención de la obesidad.
Esta sugerencia se basa en la evidencia de que síntomas como la ansiedad
severa, son potenciales factores de riesgo para desarrollar obesidad. Además
deben implementarse tratamientos que específicamente controlen la ansiedad en
pacientes con sobrepeso y obesidad ya instaurada para evitar la cronicidad de
ambas.
CAPÍTULO 7: CONCLUSIONES GENERALES
La prevalencia de obesidad va en aumento exponencial en todas las edades. Los
niños y adolescentes son los que presentan mayores tasas de crecimiento en la
prevalencia de obesidad actualmente.
Los trastornos de ansiedad son el trastorno psiquiátrico más común en la
actualidad. Su prevalencia también va en aumento, en especial en países en vías
de desarrollo. Estos países son los que presentan tasas más altas de obesidad.
Esta coincidencia aparente puede sugerir que hay factores psicológicos en la
niñez y adolescencia que predisponen a obesidad en estas etapas y en la adulta.
Un número muy extenso de investigaciones afirman que la obesidad coexiste
frecuentemente con otras patologías, en especial aquellas de origen psiquiárico,
tales como depresión, problemas conductuales, y más especialmente trastornos
de ansiedad.
92
Está comprobado que la ansiedad y la depresión son precursores de trastornos
de alimentación, tales como los trastornos por atracones. Un tercio de los jóvenes
con obesidad los padece a la hora de buscar tratamiento. Ademas, el 75% de
estos jóvenes obesos ha presentado ansiedad a lo largo de su vida.
Debido a la alta prevalencia actual, el tratamiento de la obesidad infanto-juvenil se
ha vuelto una prioridad médica y social. El costo económico secundario a las
patologías asociadas es muy elevado debido a repercusiones tanto físicas como
psicológicas y psiquiátricas.
A pesar del esfuerzo realizado para disminuir la obesidad infanto-juvenil mundial,
su prevalencia sigue en aumento. Deben existir factores que interfieren en su
tratamiento. La identificación de ellos puede ayudar a realizar planes terapéuticos
con mejor adhesión y resultados. Los trastornos de ansiedad pueden ser parte de
estos factores que aún no se han modificado con el tratamiento para la obesidad,
y que puedan tener un efecto positivo al ser disminuidos.
Estudios múltiples realizados en personas obesas han demostrado que a parte de
cambiar los hábitos inadecuados de alimentación, y deshacerse de la inactividad
física, existen otros factores asociados a dificultades para disminuir peso o
mantenerse en normopeso. La ansiedad es uno de estos factores, la cual se
encuentra aumentada en jóvenes con obesidad severa.
El tratamiento de la obesidad infanto-juvenil debe ser multidisciplinario. Se deben
adjuntar al tratamiento farmacológico, dietético y ejercicio, intervenciones
psicológicas que disminuyan las conductas que interfieren en la pérdida de peso.
La mayor parte de los estudios han observado la relación entre ansiedad y
depresión con obesidad en adultos. Pocos son los trabajos que analizan los
factores psicológicos en pacientes con obesidad infanto-juvenil.
93
El primer objetivo de este estudio fue ver la prevalencia de ansiedad y su relación
en una población infanto-juvenil de D.F., México. Se observaron prevalencias
ligeramente superiores a las descritas en la literatura para ambas patologías.
El segundo objetivo fue determinar si la observación de coincidencia entre la
ansiedad y obesidad en los mismos pacientes tiene algún tipo de relación
estadísticamente significativa. El estudio apoya la hipótesis de esta investigación.
La hipótesis avalada por le estudio indica que la obesidad se asocia a trastornos
psiquiátricos tales como la ansiedad. Los jóvenes con mayor ansiedad presentan
mayores índices de masa corporal y por ende, padecen de obesidad y sobrepeso.
México es un país en desarrollo y con una población grande y representativa.
Ocupa el 1er y 2do lugar de obesidad en adultos y niños respectivamente. Es un
país ideal para realizar estudios en el que se busque encontrar una relación entre
esta patología y los desórdenes mentales. Deberán hacerse estudios similares en
otras razas y culturas.
Existe cierto grado de asociación, ya sea etiológico o sinérgico, entre los
trastornos de ansiedad y la obesidad. Si se logra demostrar científicamente a
través de estudios longitudinales, que otra etiología de la obesidad son los
desórdenes mentales (trastornos de ansiedad), puede darse comienzo a un
sinnúmero de investigaciones que podrán abrir campo a nuevas ramas de la
Farmacología y de la Nutrición.
En la población infanto-juvenil que no consiga los resultados deseados con el
tratamiento convencional para sobrepeso u obesidad (farmacológico y/o
nutricional), puede ayudársele con medidas de otra índole. Ejemplos pueden ser
medicamentos que aumenten niveles de serotonina y otras sustancias que estén
relacionadas en los trastornos psiquiátricos, medicamentos que actúen a nivel de
sistema nervioso central en los centros de saciedad, entre otros.
94
CAPÍTULO 8: RECOMENDACIONES
Luego de que se ha podido demostrar una relación entre la prevalencia de
trastornos de ansiedad y la prevalencia de obesidad y/o sobrepeso, se hacen las
siguientes recomendaciones:
• Realizar estudios que ayuden a dilucidar el tipo de relación que existe entre
los trastornos de ansiedad y la obesidad y/o sobrepeso.
• Para ver si la relación es etiológica, se podrían realizar los siguientes dos
planteamientos: Que la ansiedad propicia la obesidad, o visceversa.
8.1. Ansiedad como etiología de obesidad
Se sugieren los siguientes planteamientos de protocolo de investigación:
§ Tomar dos grupos que padezcan de trastornos de ansiedad y medir
prevalencia de sobrepeso y obesidad (uno sin tratamiento para ansiedad y
otro con tratamiento).
§ Tomar un sólo grupo con trastornos de ansiedad y medir la prevalencia de
sobrepeso y obesidad al comienzo del estudio y luego de 3, 6, y 12 meses
de tratamiento para la ansiedad.
§ Comparar la prevalencia de obesidad en un grupo con diagnóstico de
trastornos de ansiedad versus un grupo con IMC normal.
§ Tomar varios grupos con trastornos de ansiedad e implementar en cada
uno de ellos diferentes tipos de tratamiento para la ansiedad.
o Grupo A: Sin tratamiento.
o Grupo B: Con tratamiento farmacológico. Este grupo se podría
dividir en subgrupos para ver qué medicamento tiene mejor eficacia.
95
o Grupo C: Con tratamiento nutricional, promoviendo la ingesta de
alimentos que aumenten niveles de serotonina. Este grupo se divide
en subgrupos para poder tentativamente sugerir recomendaciones
nutricionales bajo las cuales se consigan mejores resultados.
o Grupo D: Con suplementos alimenticios que ayuden a aumentar
niveles de serotonina.
o Grupo E: Con terapia conductual y apoyo psicológico, tales como
meditación, ejercicios de relajación, yoga, etc.
o Grupo F: con ejercicio físico, puesto que hay indicios de que la
actividad física puede ser un modo de escape del estrés. Además,
se sugiere que durante la práctica de dicha actividad se liberan
endorfinas, sustancias de bienestar.
8.2. Obesidad como etiología de trastornos de ansiedad
Se sugieren los siguientes planteamientos de protocolo de investigación:
§ Realizar un estudio en el que se midan niveles de ansiedad en una
población obesa contra una población normal.
§ Realizar estudios de consumo de alimentos. Si se miden niveles de
ansiedad en diferentes culturas (con diferentes estilos de dieta), se puede
comparar la prevalencia de trastornos mentales. Puede verse si alguna
dieta se relaciona más a este tipo dese debe, aunque sea en una ínfima
parte, al cambio en esquemas de nutrición que se ha presentado en dichos
países en los últimos años.
o Disminución de consumo de frutas y verduras.
o Aumento de comidas más grasas y carbohidratos más refinados.
o Aumento de ingesta de comidas elaboradas y en conserva.
o Aumento de comidas de elaboración rápida o “FAST FOOD” en
restaurantes de comida rápida.
96
• Realizar estudios en los que se relacione niveles de ansiedad con actividad
física en niños, para poder realizar hipótesis en cuanto a si el sedentarismo
creciente de la población infanto-juvenil de los países desarrollados
produce obesidad meramente por la “falta de ejercicio” o si puede potenciar
la obesidad porque al mismo tiempo produzca aumento de ansiedad en los
niños.
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105
ANEXOS
Anexo 1. Normativa de Datos de la SCAS. 01
Anexo 2. Normativa de Datos de Calificación Total de SCAS. 02
Anexo 3. Forma de administración de la SCAS. 03
Anexo 4. Forma de calificar SCAS. 04
Anexo 5. Valores T y su interpretación de los resultados de SCAS. 05
Anexo 6. Confiabilidad de SCAS. 06
Anexo 7. The Spence Children´s Anxiety Scale. 07
Anexo 8. Sub-escalas de SCAS. 09
Anexo 9. IMC. Fórmula y diagnóstico en adultos. 10
Anexo 10. IMC según edades, de 0 a 5 años. Tablas de México.
Anexo 11. IMC según edades, de 0 a 9 años. Tablas de México. 11
Anexo 12. IMC según edades, de 10 a 19 años. Tablas de México.
Anexo 13. Percentiles de IMC, de 2 a 20 años (Unificación edades). 12
Anexo 14. Rangos de obesidad en los países de la OECD y más allá. Adultos. 13
Anexo 15. Rangos de obesidad en los países de la OECD y más. 5 a 17 años. 14
1
Anexo 1. Normativa de Datos de la SCAS.
Estudios realizados en diferentes países para ver la validez de SCAS en distintas
razas y culturas. Se puede observar el tamaño de la muestra de cada estudio. Los
estudios fueron realizados en distintos grupos de edad. Todos aseveran que
SCAS es apta para medir trastornos de ansiedad en niños y adolescentes.
2
Anexo 2. Normativa de Datos de Calificación Total de SCAS.
La autora de la SCAS ha realizado adaptaciones de su cuestionario para distintas
edades y para sexo femenino y masculino. Se logra observar que las derivaciones
estándar son muy similares tanto para los infantes, niños y adolescentes de sexo
masculino como de sexo femenino. Cuando se hace la estadística para ambos
sexos combinados, las derivaciones estándar también son las mismas. Estos
datos corroboran que la SCAS es apta para medir trastornos de ansiedad tanto en
sexo femenino como masculino. También corroboran que las adaptaciones
realizadas por la autora hacen que SCAS pueda ser utilizada en niños y
adolescentes.
3
Anexo 3. Forma de administración de la SCAS.
Existen dos tipos de encuesta de la SCAS. Se debe llenar de acuerdo a la edad
del paciente en el que se quiera medir trastornos de ansiedad. La primera es la
utilizada para niños pequeños, la cual la llena los padres de familia del infante. La
segunda la llena el niño o adolescente directamente. Se le da la instrucción de
llenar el cuestionario impreso, colocando una ponderación entre 0 – 3.
0 = nunca
1 = A veces
2 = A menudo
3 = Siempre
4
Anexo 4. Forma de calificar SCAS.
De las 44 preguntas, existen 6 que son distractores. No tienen ningún valor para
predecir trastornos de ansiedad. Se han incluido para disminuir el sesgo. Estas
presguntas son la 11, 17, 26, 31, 38 y 43. La suma de todas las preguntas menos
las anteriormente mencionadas dan un total que indica si el paciente padece o no
de trastornos de ansiedad en general. Debido a que SCAS diferencia entre
distintos tipos de trastornos, se explican cuáles resultados deben sumarse para
cada tipo de trastorno.
5
Anexo 5. Valores T y su interpretación de los resultados de SCAS.
Para facilitar la interpretación de los resultados de SCAS luego de calificar las
encuentas se desarrollaron valores T. Se obtuvieron luego de comparar los
resultados de personas jóvenes contra normas de equivalentes de su edad y
género. Existen valores T específicos para niños y niñas según sus edades.
6
Anexo 6. Confiabilidad de SCAS.
La autora en 1998 realizó un estudio para ver la confiabilidad de su escala,
observando ciertos valores alfa. Años más tarde, en 2003, la autora en compañía
de colegas, realizan un estudio con SCAS obteniendo casi los mismo valores alfa.
Muris, interesado en corroborar los resultados, realiza dos estudios, uno en el
2000 y el segundo en 2002, obteniendo casi los mismos valores alfa. Esto
demuestra la confiabilidad y repetitividad que tiene esta escala. Spence también
realiza un estudio con los mismos pacientes para ver el resultado de SCAS como
un re-test, luego de tratamiento.
7
Anexo 7. The Spence Children´s Anxiety Scale.
El cuestionario en su idioma original, realizado por Spence en 1994. Consta de 44
preguntas fáciles de responder (subrayando una opción de entre cuatro en cada
pregunta.
8
Es importante hacer notar que en esta versión existe una pregunta extra, la
número 45, ya que la autora deseaba encontrar a qué le tiene miedo la niñez y la
juventud.
9
Anexo 8. Sub-escalas de SCAS.
A parte de medir si se padece o no de tratornos de ansiedad en general, la autora
observa que se pueden distinguir 6 tipos de trastornos de ansiedad a través de
ciertas preguntas específicas.
1. Ansiedad por separación: 5, 8, 12, 15, 16, 44.
2. Fobia social: 6, 7, 9, 10, 29, 35.
3. Trastorno Obsesivo-compulsivo: 14, 19, 27, 40, 41, 42.
4. Pánico/agorafobia: 13, 21, 28, 30, 32, 34, 36, 37, 39.
5. Miedo al daño físico: 2, 18, 23, 25, 33.
6. Ansiedad generalizada: 1, 3, 4, 20, 22, 24.
Se acaban de presentar las preguntas de las que hay que sumar resultados para
tener un valor total para ver si presenta o no dicha patología.
10
Anexo 9. IMC. Fórmula y diagnóstico en adultos.
Anexo 10. IMC según edades, de 0 a 5 años. Tablas de México.
11
Anexo 11. IMC según edades, de 0 a 9 años. Tablas de México.
Anexo 12. IMC según edades, de 10 a 19 años. Tablas de México.
12
Anexo 13. Percentiles de IMC, de 2 a 20 años (Unificación edades).
13
Anexo 14. Rangos de obesidad en países de la OECD y más allá. Adultos.
14
Anexo 15. Rangos de obesidad en países de la OECD y más. 5 a 17 años.
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