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La contribución de la fecundidad y las migraciones en la reproducción: Las provincias de Cuba desde 1953 a 2012. José Antonio Ortega Universidad de Salamanca [email protected] Resumen Cuba es el país de América Latina donde antes cae la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo en 1978. Pero el proceso dista mucho de ser homogéneo. En 1975, en que la fecundidad ya está a nivel de reemplazo en la ciudad de la Habana, en Santiago de Cuba la TGF es todavía de 3.4 (Álvarez Vázquez, 1985). Sin embargo, en 2012, más de 30 años después, la población ha crecido en ambas provincias siendo el crecimiento en las dos provincias similar. El motivo radica en las migraciones internas. Aplicando nuevos métodos basados en los eventos, comparamos para las provincias de Cuba la tasa bruta de reemplazo, un indicador de fecundidad, con la suma de reemplazo de nacimientos, un indicador de reemplazo que incorpora tanto los efectos de la mortalidad como de las migraciones. Los resultados son bastante sorprendentes. A diferencia de lo que se puede observar en países con procesos intensos de migraciones internas no planificadas como España, en Cuba existe menos variación en los coeficientes de reemplazo que en los de fecundidad, indicando que los procesos migratorios se dirigen fundamentalmente desde provincias con fecundidad alta hacia provincias con fecundidad baja, y que no son tan fuertes como para deprimir las tasas de reproducción de las provincias emisoras por debajo de las receptoras. OBJETIVOS En América Latina la fecundidad por reemplazo no es un fenómeno nuevo. El primer país en el que se observó fue Cuba, ya en el año 1978. En la actualidad, según World Population Prospects 2012 (United Nations, 2013), la lista incluye otros 8 territorios del caribe,

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La contribución de la fecundidad y las migraciones en la reproducción: Las provincias de Cuba desde 1953 a 2012.

José Antonio OrtegaUniversidad de [email protected]

ResumenCuba es el país de América Latina donde antes cae la fecundidad por debajo del nivel de reemplazo en 1978. Pero el proceso dista mucho de ser homogéneo. En 1975, en que la fecundidad ya está a nivel de reemplazo en la ciudad de la Habana, en Santiago de Cuba la TGF es todavía de 3.4 (Álvarez Vázquez, 1985). Sin embargo, en 2012, más de 30 años después, la población ha crecido en ambas provincias siendo el crecimiento en las dos provincias similar. El motivo radica en las migraciones internas. Aplicando nuevos métodos basados en los eventos, comparamos para las provincias de Cuba la tasa bruta de reemplazo, un indicador de fecundidad, con la suma de reemplazo de nacimientos, un indicador de reemplazo que incorpora tanto los efectos de la mortalidad como de las migraciones. Los resultados son bastante sorprendentes. A diferencia de lo que se puede observar en países con procesos intensos de migraciones internas no planificadas como España, en Cuba existe menos variación en los coeficientes de reemplazo que en los de fecundidad, indicando que los procesos migratorios se dirigen fundamentalmente desde provincias con fecundidad alta hacia provincias con fecundidad baja, y que no son tan fuertes como para deprimir las tasas de reproducción de las provincias emisoras por debajo de las receptoras.

OBJETIVOSEn América Latina la fecundidad por reemplazo no es un fenómeno nuevo. El primer país en el que se observó fue Cuba, ya en el año 1978. En la actualidad, según World Population Prospects 2012 (United Nations, 2013), la lista incluye otros 8 territorios del caribe, además de Costa Rica, Brasil y Chile. En ese sentido estudiar el proceso de reproducción de la población en Cuba nos permite acercarnos a un caso pionero. El objetivo de este estudio es centrarnos en los desequilibrios territoriales en el reemplazo de nacimientos que surgen cuando, además de una baja fecundidad como la cubana, coinciden procesos intensos de migraciones internas y exteriores. En este contexto, el número de nacimientos en las provincias cubanas no alcanza a reemplazar los efectivos de las generaciones de madres. En este estudio adoptamos las técnicas demográficas basadas en los eventos propuestas recientemente por Ortega (2013). Se trata de un desarrollo de las razones de reemplazo de nacimientos (Ortega, 2006), que fueron aplicadas en su día a América Latina (Ortega y Del Rey, 2006a, 2006b) y a poblaciones europeas con baja fecundidad (Del Rey y Cebrián, 2010; Del Rey y Ortega, 2011; Lanzieri, 2013).

El proceso de transición demográfica en Cuba, precisamente por su carácter pionero, ha sido objeto de variados análisis (Catasús y otros, 1987; Luzón, 1987; Hernández, 1988;Catasús, 1996; Losada, 1998; Alfonso, 2009;Catasús, 2010), con un particular énfasis en los estudios sobre las

tendencias en la fecundidad (Catasús, 1975; Behm y Alfonso, 1981; Hollerbach y Diaz-Briquets, 1983; Alfonso y Tozo, 1985; Álvarez, 1985; CEDEM, 1995; Alfonso, 2006; Albizu-Campos, 2009). De todos estos estudios se desprende un proceso de transición en el que existen importantes diferencias territoriales. En síntesis, el proceso de caída de la fecundidad se inicia en La Habana y provincias occidentales, mientras que la transición es bastante más lenta en el Oriente. En 1975, en que la fecundidad ya está a nivel de reemplazo en la ciudad de la Habana, en Santiago de Cuba la TGF es todavía de 3.4 (Álvarez, 1985). Sin embargo, en 2012, más de 30 años después, la población ha crecido en ambas provincias siendo el crecimiento en las dos provincias similar. ¿Cómo es posible esta situación? La clave está en la interacción de los procesos migratorios con la fecundidad. Durante este mismo periodo, y pese a las medidas restrictivas sobre las migraciones hacia la capital, ha habido un proceso migratorio desde el Oriente hacia la Habana y zonas cercanas (Montes y otros, 2003).

Los objetivos de esta investigación son precisamente los de medir el reemplazo en las diferentes provincias cubanas a partir de indicadores que incorporan el efecto de las migraciones, y compararlo con los indicadores de fecundidad y de reproducción habituales como la tasa global de fecundidad o índice sintético de fecundidad (TGF), y la tasa neta de reproducción (TNR). Se trata de la primera vez que estos indicadores se aplican a la situación cubana en general, y a nivel subnacional en particular. El proceso se ve dificultado por los cambios administrativos en las provincias cubanas (Colaboradores de Wikipedia, 2014). Hasta el año 1976 siguió vigente, con pequeñas modificaciones, la división de Cuba en 6 provincias anterior a la revolución e incluso a la independencia. Desde este año se subdividen las antiguas provincias hasta llegar a las 15 actuales más el municipio especial de Isla de la Juventud. La estructura provincial permanece relativamente estable entre 1976 y el año 2010, en el que se crean dos nuevas provincias a partir de la provincia de la Habana. Al basarse nuestros indicadores en la comparación de los flujos de nacimientos de un periodo con los de las generaciones de madres en la misma unidad territorial, son necesarias series largas referidas a territorios homogéneos. Esto nos obliga a dos análisis separados: uno para las provincias tal como quedan después del año 1976, con datos retrospectivos de nacimientos hasta 1970, que nos permite estudiar el reemplazo en las provincias entre 2003 y 2012, y otro para los períodos anteriores referido a la estructura administrativa anterior a 1976. Para esta última es posible una visión de más largo plazo desde 1953 hasta nuestros días. En esta primera versión nos centramos en los aspectos metodológicos y en el reemplazo para las 15 provincias entre 2003 y 2012 dejando para la versión final el análisis extendido desde 1953.

METODOLOGÍAEl análisis demográfico evolucionó históricamente con la idea de separar en la medición los distintos comportamientos que afectan al crecimiento de la población: fecundidad, mortalidad y migraciones, así como fenómenos próximos como la nupcialidad. Esta evolución fue exitosa, y se basó primero en incluir como dimensión básica del análisis la edad, puesto que ésta está muy relacionada con los tres fenómenos. Bajo unos ciertos supuestos de independencia y continuidad entre fenómenos, las tasas de ocurrencia-exposición específicas por edades proporcionan una medida de las probabilidades de transición entre estados (Wunsch, 2006). Bajo estos mismos

supuestos se derivan medidas resumen de fecundidad (especialmente la tasa global de fecundidad, pero también medidas asociadas al orden de nacimiento, Ortega y Kohler, 2007), la mortalidad (la esperanza de vida), y las migraciones (tasa global de migración neta).

Una vez separados los distintos comportamientos, se ha desarrollado el esfuerzo de reunirlos en índices resumen de reproducción. En particular, la tasa neta de reproducción (TNR) es el indicador más común, que calculado a partir de las tasas específicas de fecundidad y mortalidad mide cuál sería el número medio de hijas por mujer si durante un periodo equivalente a una vida se mantuviesen estables estas tasas. Uno de los problemas de este indicador es que deja fuera las migraciones, y éstas en la práctica constituyen un elemento fundamental del crecimiento demográfico. Por ello se han venido proponiendo nuevas medidas que incorporan las migraciones, distinguiéndose entre reproducción, que se referiría solamente a los procesos naturales, y reemplazo que incorporaría las migraciones (Calot y Sardon, 2001; Lanzieri, 2013). El problema con las medidas prospectivas que se basan en mantener constantes las tasas es que son más un resumen de las tasas en sí que de las perspectivas de reemplazo en la población. Porque no se trata de un escenario realista que las tasas permanezcan congeladas durante un período equivalente a una vida. Esto jamás ha ocurrido en la historia y jamás ocurrirá. Precisamente lo que conocemos por la evidencia empírica acumulada es que fecundidad, mortalidad y migraciones van cambiando con el tiempo, tanto por una dinámica a corto plazo como una dinámica a largo plazo. En este sentido, lo deseable es proponer medidas retrospectivas, que nos digan cómo el reemplazo observado en una población real puede descomponerse entre los tres componentes de fecundidad, mortalidad y migraciones. Precisamente este es el objetivo que se planteó la razón de reemplazo de nacimientos, RRN (Ortega, 2006; Ortega y Del Rey, 2006a; Del Rey y Ortega, 2011). La razón de reemplazo de nacimientos constituye una generalización de la interpretación que hizo Calot (1984) de la tasa global de fecundidad como una medida de reemplazo transversal: la TGF se puede ver como el cociente entre el número de nacimientos del período, Nt, y el efectivo medio de la generación de madres, Gt, una media ponderada de las efectivos presentes en la población de mujeres entre 15 y 49 años. Lo que indicaron los proponentes de la RRN es que esta interpretación de la TGF como tasa de reemplazo falla porque está comparando dos generaciones en circunstancias diferentes: la de madres potenciales presentes en la población, que han “superado” los riesgos asociados a la mortalidad y las migraciones (o han venido desde fuera), y la de los nuevos nacidos. Para obtener una verdadera medida de reemplazo es necesario comparar equivalentes: el número de nacimientos, Nt, con el efectivo medio de la generación de madres al nacimiento, GNt, una media ponderada de las efectivos de mujeres nacidas entre hace 15 y 49 años. Además, propusieron una descomposición multiplicativa de los factores que relacionan la TGF con la RNN: la RNN se puede ver como el producto de la TGF, por la supervivencia media de la generación de madres desde el nacimiento hasta el presente, lt, y un coeficiente de migración neta, kMigNeta:

RRNt = lt (1+ kMigNeta) TGFt

La aplicación a América Latina (Ortega y Del Rey, 2006a, 2006b) mostró la contribución fundamental de la inmigración al reemplazo de la población en Argentina durante la primera

mitad del siglo XX, y la existencia de situaciones variadas en la segunda mitad del siglo XX: países con una contribución positiva e importante de las migraciones al reemplazo como Costa Rica, Panamá o Venezuela, y países con una contribución negativa de las migraciones al reemplazo en los últimos decenios como El Salvador o Guatemala. También ilustró las importantes diferencias en la supervivencia de las cohortes de mujeres, que en Bolivia y Guatemala todavía en en 2000 estaban por debajo de 0.8.

Ortega (2013) presenta una serie nueva de indicadores, que denomina indicadores basados en los eventos, que representan una generalización y una evolución natural respecto a la razón de reemplazo de nacimientos. La idea básica es retomar el principio demográfico que tan buenos frutos ha dado en el pasado: la definición de indicadores específicos por edades. De hecho, va más allá en cuanto que trata de medir la contribución de cada evento registrado al concepto que se trata de medir. En el caso del reemplazo que nos ocupa, los eventos de interés son los nacimientos, y lo que se trata de medir es su contribución al reemplazo de la generación de madres. ¿Cómo determinar la contribución de cada nacimiento a ésta? La idea es sencilla: a través de un factor de reducción, que en este caso será el número de mujeres que nacieron en la generación de la madre. Es decir, para un nacimiento observado en un punto en el espacio de Lexis (x,t) dado por la edad de la madre al nacimiento, x, y el momento del nacimiento, t, el factor de reducción apropiado, ρ, será el número de nacimientos de mujeres en el período t-x, Nf(t-x). A partir de los eventos reducidos, se puede definir una medida resumen, la Suma de Reemplazo de Nacimientos o Suma de Nacimientos Reducidos, SRN:

SRN (t )=∑i=1

N t 1N f (ti−xi)

que está definida a partir de los eventos. La SRN, a diferencia de la RRN, se puede descomponer como la suma de las densidades de eventos reducidos para categorías específicas de edad, las densidades de reemplazo o densidades de nacimientos reducidos, Δ(X,t), donde X corresponde a las agrupaciones de edad disponibles. Estos indicadores se pueden definir para cada unidad territorial de interés, y, de hecho, el análisis se hace más relevante para niveles mayores de desagregación, pues es ahí donde los factores migratorios contribuyen en mayor medida al reemplazo. Los resultados obtenidos para España por Ortega y Sánchez Barricarte (2013), consistentes con los basados en la Razón de Reemplazo de Nacimientos (Del Rey y Ortega, 2011), muestran que las intensas migraciones internas dirigidas principalmente hacia unos pocos destinos como Madrid y Barcelona, hacen que las indicadores de reemplazo varíen mucho más entre provincias que los de fecundidad, alcanzándose los máximos de reemplazo, a niveles muy elevados, en las provincias receptoras de inmigración pese a sus niveles de fecundidad más bajos que la media.

En el caso de Cuba, las unidades administrativas corresponden a las provincias como definidas en distintos momentos, los datos no están disponibles a nivel del evento, sino agrupados por categorías quinquenales de edades de la madre, 15-19, 20-24, …, 45-49. En algunas ocasiones no se dispone de las cifras de nacimientos por provincias y sexos, sino las cifras correspondientes a

ambos sexos. Por ello utilizaremos preferentemente el indicador SRNpob, en el que el denominador es la cifra de nacimientos total, N(t-x). La diferencia de interpretación es que, el reemplazo de SRNpob está medido en la misma escala que la TNR, de modo que una cifra mayor que 1 implica reemplazo y una menor que 1estar por debajo del reemplazo. En contraste, la escala de la SRN son hijos por mujer, como en la TGF, y el reemplazo corresponde a una cifra de 2,05. Las ventajas que ofrece el análisis basado en eventos es la posibilidad de analizar la superficie de reemplazo, constituida por el conjunto de densidades Δ(X,t) correspondientes a cada combinación de periodo y grupo de edad. Por otro lado, sigue siendo posible descomponer el reemplazo en sus tres factores: fecundidad, mortalidad de generación y migraciones netas, con la ventaja de que ahora es posible hacerlo para cada categoría (X,t), de modo que la superficie de reemplazo es el producto de la superficie de fecundidad dada por la tasas específicas de fecundidad por grupos de edad, la superficie de supervivencia, y la superficie de migraciones netas.

FUENTESCuba, además de pionera en el proceso de la transición demográfica dentro de América Latina, también lo ha sido en la calidad de las estadísticas demográficas. Desde principios del siglo XX existen cifras de nacimientos por provincias (Ferrara, 1915; Oficina Nacional del Censo, 1925; US Bureau of the Census, 1945; DGE, 1975). El salto cualitativo en la información se produce con el primer Anuario Demográfico de Cuba para el año 1961 (JUCENPLAN, 1965) y sucesivas publicaciones (JUCENPLAN, 1966; CEE, varios años), que proporcionan un mayor detalle de los nacimientos, en particular, clasificados por grupo de edad de la madre y provincia. Los datos correspondientes a los años 60 y anteriores tienen que ser corregidos por omisión en base a los estudios demográficos de conciliación censal (DGE, 1975; Hill, 1983; Catasús, 1987). Para los datos posteriores puede utilizarse los datos de nacimientos publicados (Puffer, 1974; Hill, 1983; Álvarez, 1985). La serie de Anuario Estadístico de Cuba (DGE, varios años) también proporciona información básica sobre nacimientos por provincias en los años en que no se publicó el Anuario Demográfico. Esta es la información básica utilizada para obtener los indicadores basados en los eventos (densidades de reemplazo, sumas de reemplazo de nacimientos). La Tasa Global de Fecundidad se ha obtenido directamente de los Anuarios Demográficos, y está basada en los datos de nacimientos y en estimaciones intercensales de la población.

Uno de los aspectos más problemáticos es la existencia de cambios en la estructura administrativa como se refiere en el apartado de objetivos. Afortunadamente, tras los cambios de 1976 se reconstruyeron las dinámicas de las provincias hacia atrás. En el caso de los nacimientos los tenemos disponibles desde 1970. Sin embargo, para calcular los indicadores de reemplazo es deseable disponer de series que cubran 50 años. En la práctica, y con una fecundidad temprana como la cubana con menos de un 3% de los nacimientos ocurriendo después de los 40 años, el error que se comete es mínimo si los nacimientos en los grupos superiores se agrupan en una única categoría de 40+, e incluso 35+. De este modo podemos estimar los indicadores para las provincias de la reforma de 1976 para el período 2003-2012. Esto requiere un nuevo ajuste tras la reforma de 2010. Afortunadamente se disponen de datos de nacimientos municipales que permiten recalcular series homogéneas desde 1970-2012. El único inconveniente es que para 2011

y 2012 los nacimientos por edades sólo se tienen para las nuevas provincias. La solución adoptada es aplicar la estructura por edades de los nacimientos en la suma de las nuevas provincias de Artemisa y Mayabeque a los nacimientos recalculados para la antigua provincia de la Habana. Las diferencias probablemente sean mínimas. En este primer trabajo presentamos las series hasta 2012 únicamente para las provincias que no se han visto modificadas tras 2010.

El análisis entre 1953 y 2005 sólo puede referirse a la estructura administrativa anterior a 1976. El procedimiento es parecido al efectuado tras 2010: se obtienen para el período 1976-2005 las series de nacimientos por edades correspondientes a las provincias anteriores a 1976 por agregación de las nuevas provincias que se segregaron. De este modo es posible analizar la parte fundamental de la transición de la fecundidad en Cuba.

Lo interesante del método que aplicamos es que no es necesario contar directamente ni con la información censal ni con la información de migraciones. Los indicadores basados en los eventos se basan exclusivamente en la información sobre nacimientos. La diferencia entre fecundidad y reemplazo se puede adscribir a mortalidad, inmigración y emigración. En esta primera aproximación al tema nos limitamos a constatar las diferencias, dejando para futuros trabajos la estimación directa de la contribución separada de mortalidad y migraciones que requiere información censal por provincias, edades y provincia de nacimiento, así como información sobre mortalidad por edades y provincias.

AVANCE DE RESULTADOSLos procesos migratorios cubanos son peculiares dado el carácter planificado de la economía y los límites impuestos a las migraciones internas, en particular las dirigidas a la ciudad de la Habana (Montes y otros, 2003). La figura 1 muestra las tendencias desde 2003 por provincias y para Cuba en su conjunto de la fecundidad, medida por la tasa bruta de reproducción, y el reemplazo, medido por la suma de reemplazo de nacimientos. Ambas cifras se refieren al número de hijas por mujer. A diferencia del caso español, donde las series de reemplazo tienen un aspecto muy divergente respecto a las de la fecundidad debido a intensas migraciones internas, en Cuba no ocurre esto. Existen contrastes entre provincias receptoras y emisoras. Entre las receptoras destaca particularmente la antigua provincia de La Habana, precisamente la segregada en dos provincias en 2010, donde el reemplazo es mayor que la fecundidad, así como la isla de la Juventud, que particularmente en los primeros años de la muestra presenta los mayores niveles de reemplazo observados en toda la isla, siendo el único lugar por encima del reemplazo. También Cienfuegos, El Ciego de Ávila y Matanzas presentan una contribución neta positiva de migraciones. La ciudad de la Habana llama la atención, especialmente en los últimos años, por apenas ver incrementado su nivel de reemplazo por las migraciones. En el otro lado de la balanza figuran sobre todo provincias con niveles elevados de fecundidad, como Granma, Guantánamo o Santiago de Cuba, donde existen unas pérdidas importantes de población que hacen que los niveles de reemplazo se sitúen cerca de la media para toda la isla. Llama también la atención el cambio de tendencia registrado tanto en la fecundidad como en el reemplazo a partir de unos niveles mínimos en torno a 2006. En cuanto a la república en su conjunto, la existencia de emigración exterior hace que el nivel de reemplazo esté por debajo del de la fecundidad.

El mapa 1 ilustra los patrones geográficos de reemplazo y fecundidad en 2009. Los efectos de las migraciones internas son la reducción de la varianza en el reemplazo respecto a la de la fecundidad. Así por ejemplo, las cuatro provincias orientales que presentan los mayores niveles de fecundidad de la república, debido a las migraciones presentan niveles de reemplazo cercanos al nivel medio de la isla de 0,75. El gráfico 2 también corrobora como la variabilidad de fecundidad y reemplazo ha evolucionado de manera diferente a lo largo del tiempo. Tras la reducción experimentada por el reemplazo en la Isla de la Juventud la varianza interprovincial en las tasas de reemplazo ha disminuido, mientras que la varianza de las tasas de fecundidad ha ido aumentando. De este modo, las corrientes migratorias mitigan los desequilibrios territoriales en la fecundidad explicando cómo provincias con tasas de fecundidad muy diferentes tienen patrones de crecimiento de la población parecidos.

Estos resultados son sólo un avance del análisis detallado tanto para la estructura provincial de 1976 como la anterior desde el período 1953. De este modo se puede estudiar la interacción entre migraciones y fecundidad a lo largo de la transición de la fecundidad cubana.

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Figura 1: Tasa Bruta de Reemplazo y Suma de Reemplazo de Nacimientos en las provincias cubanas, 2003-2012.

Mapa 1: Tasa Bruta de Reemplazo y Suma de Reemplazo de Nacimientos en las provincias cubanas en 2009

Figura 2: Variabilidad en la Tasa Bruta de Reemplazo y Suma de Reemplazo de Nacimientos en las provincias cubanas, 2003-2012.