03.08.JEC.2010.ALVAREZ.AGIS.GIRARD.KICILLOF.MARONGIU

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14, 15 y 16 de Octubre de 2010 | Rosario

III JORNADAS DE ECONOMA CRTICA

LA MACROECONOMA EN LA POSTCONVERTIBILIDAD

EMMANUEL ALVAREZ AGIS - CRISTIAN GIRARD - AXEL KICILLOF FEDERICO MARONGIU

La macroeconoma en la post-Convertibilidad*Emmanuel Alvarez Agis i Cristian Girard ii Axel Kicillof iii Federico Marongiu iv

1. IntroduccinPara encuadrar el presente artculo es conveniente situar el perodo de anlisis dentro de una perspectiva histrica amplia. Remontmonos por un instante a la dcada de 1970. La poltica econmica implementada por la dictadura militar a partir de marzo de 1976 vino a poner fin a la etapa conocida como de Industrializacin por Sustitucin de Importaciones (ISI). 1 Se inici as un largo ciclo signado por el retroceso de la produccin de manufacturas destinadas al mercado interno. Desde entonces, las medidas instrumentadas por los sucesivos gobiernos (ya sea dictatoriales o democrticos) fueron variadas y abarcaron todas las esferas de la accin estatal. No obstante, es posible sealar un factor comn que -con variable intensidad- se sostuvo a lo largo de casi tres dcadas y orient de un modo u otro los distintos programas: el sistemtico repliegue del Estado en materia de planificacin, control y gestin directa de la economa. Con apoyatura en la teora econmica ortodoxa, que acostumbra atribuir el grueso de las dificultades econmicas que enfrentan los pases al exceso de gasto pblico y a una pretendida e intrnseca ineficiencia del gobierno, no slo se procedi a desarticular gradualmente las prestaciones clsicas del Estado benefactor, sino que tambin -y especialmente- a suprimir la batera de incentivos y mecanismos de proteccin ante la competencia externa que haban contribuido a forjar y a apuntalar a un sector manufacturero de considerable densidad e importancia. En el contexto de esta larga etapa, las polticas econmicas de la dcada de 1990 constituyen la expresin ms acabada y la verdadera culminacin del proyecto desindustrializador. Durante estos aos, la retirada del Estado cobr un impulso vigoroso a travs de un salvaje programa de privatizacin de las empresas y servicios pblicos, alcanzando incluso al sistema estatal de jubilaciones en su conjunto. Al mismo tiempo se desregularon prcticamente todos los campos de la actividad productiva local en el contexto de una indiscriminada apertura de la economa al mercado mundial, dando lugar a una libertad sin precedentes tanto para el trnsito de bienes cmo para los flujos financieros internacionales.Una versin del presente artculo forma parte del libro CENDA (2010) La economa argentina en la postConvertibilidad (2002-2010). La anatoma del nuevo patrn de crecimiento y la encrucijada actual, editorial Cara o Ceca, en prensa. El trabajo se ha beneficiado con los comentarios de los miembros de CENDA. i UBA, UNQ, SID, CENDA. ii UBA, CENDA. iii UBA, CONICET, CENDA. iv UBA, CENDA. 1 Un antecedente previo que ya anunciaba el final de este patrn de crecimiento fue el llamado Rodrigazo, un paquete de medidas instrumentado en junio de 1975 que estipulaba una devaluacin superior al 150% y una duplicacin de las tarifas de los servicios pblicos.*

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El generalizado proceso de ajuste, apertura, liberalizacin y desregulacin se enmarc en una tendencia mundial que estaba operando en esta direccin. Las economas centrales -con la Gran Bretaa de Margaret Thatcher y los Estados Unidos de Ronald Reagan como casos paradigmticos- pusieron en marcha desde mediados de la dcada de 1970 un proceso de similar espritu anti-estatal y anti-trabajador como respuesta a la crisis del sistema de Bretton Woods. Este fenmeno reflej el feroz resurgimiento -tanto en la academia como en el mbito de la poltica econmica- del liberalismo y el fundamentalismo de mercado como corriente hegemnica, luego del predominio del Consenso Keynesiano durante la Edad de Oro del capitalismo. A partir de entonces, el denominado Consenso de Washington vino precisamente a resumir las recomendaciones de poltica de la crecientemente influyente doctrina conocida como neoliberalismo para los pases de Amrica Latina despus de la crisis de la deuda de los aos de 1980. 2 Desde el punto de vista macroeconmico, que es el que aqu interesa resaltar, el programa que implement y sostuvo Carlos Menem desde la presidencia y Domingo Cavallo desde el Ministerio de Economa tuvo como piedra angular a la poltica cambiaria. Una vez iniciado el proceso de fuerte desregulacin, privatizacin, apertura y ajuste presupuestario (alimentado durante los primeros aos por los fondos provenientes de la venta de las empresas pblicas), el Parlamento aprob en 1991 la Ley de Convertibilidad N 23.928. El propsito inmediato del programa de Convertibilidad fue detener la escalada inflacionaria que en 1989 haba hecho crecer los precios hasta rozar una estratosfrica tasa del 5.000% anual. Para frenar la espiralizacin de los precios se adopt un rgimen de tipo de cambio fijo que ataba por tiempo indeterminado la moneda local a la divisa norteamericana a razn de un peso por dlar. En la esfera dineraria el esquema se completaba con la subordinacin de la base monetaria al movimiento de las reservas internacionales, la dolarizacin de los contratos y la prohibicin de la indexacin automtica de los contratos (en especial de los laborales). 3 Con estas simples reglas se buscaba terminar con las tres causas que, segn la perspectiva ortodoxa, se encontraban detrs del incremento de los precios: el descontrol en la emisin monetaria, en especial cuando se originaba en la monetizacin del dficit fiscal; los desmedidos aumentos salariales; y las expectativas de devaluacin. En rigor, se trat de un gigantesco programa de ajuste dinmico establecido por ley, que limitaba (o ms bien impeda) la aplicacin de polticas monetarias y fiscales expansivas y, en general, restringa la adopcin de cualquier tipo de poltica redistributiva.2

El clebre artculo de Williamson (1990) enumera un esquemtico declogo de medidas consideradas indispensables por la ortodoxia acadmica y poltica (cuya voz cantante fueron los organismos de crdito multilaterales) para impulsar el crecimiento econmico en los pases que se encontraban jaqueados por profundos desequilibrios macroeconmicos y un insostenible nivel de endeudamiento externo. Los diez principios eran: disciplina fiscal; reordenamiento de las prioridades del gasto pblico; reforma impositiva; liberalizacin de las tasas de inters; tasa de cambio competitiva; liberalizacin del comercio internacional; liberalizacin de la entrada de inversiones extranjeras directas; privatizacin de las empresas pblicas; desregulacin de los mercados y defensa de los derechos de propiedad. Al respecto, cabe mencionar que Argentina fue considerada un alumno ejemplar por los organismos internacionales de crdito durante gran parte de la dcada de 1990, por aplicar a rajatabla polticas de este tipo. 3 La ley estableci en su Artculo N 1 que en todo momento, las reservas del Banco Central de la Republica Argentina en oro y divisas extranjeras sern afectadas al respaldo de la base monetaria. El Artculo N 7 prohiba la indexacin de los contratos y el Artculo N 11 modificaba el Cdigo Civil para dar validez plena a los contratos en moneda extranjera.

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Lo cierto es que el paquete de medidas implementado logr su objetivo inmediato aunque, como quedara claro ms adelante, lo hizo a travs de un canal completamente distinto al anunciado por sus creadores. Ya desde la puesta en marcha del programa, la moneda local se encontraba significativamente apreciada (Porta, 1995), y en los primero aos de vigencia de la Convertibilidad el grado de apreciacin se increment por el crecimiento de los precios internos. La combinacin de sobrevaluacin cambiaria y apertura comercial que se extendi en el tiempo result ser un ancla efectiva para los precios internos de los bienes transables, pero tambin determin un crecimiento acelerado de las importaciones, que se quintuplicaron entre 1991 y 1994. Sin lugar a dudas, ste fue el ncleo de la poltica de desindustrializacin. El xito en la contencin inflacionaria fue tan veloz como rotundo, y le otorg un gran prestigio al programa econmico desde sus inicios. Sin embargo, los mltiples y temibles efectos secundarios del amargo remedio anti-inflacionario pronto se fueron manifestando con crudeza. Por un lado, la plaza local se convirti en presa fcil para el juego de los capitales especulativos: la estabilidad cambiaria combinada con una tasa de inters comparativamente elevada reforz el ingreso de flujos destinados a los negocios financieros. Parte del empresariado local -de origen nacional y extranjeropronto comenz a dedicarse a esta rentable actividad. La mecnica especulativa era simple pero no por ello menos redituable: aprovechando las condiciones favorables, se tomaban crditos en el exterior y se colocaban las divisas obtenidas en el mercado local; una vez realizada la ganancia, los fondos acumulados se convertan nuevamente en dlares (comprados con pesos sobrevaluados) que posteriormente se giraban al exterior. De esta forma, se acceda a ganancias extraordinariamente altas en dlares, superiores a las que ofrecan los mercados financieros internacionales. Otro tanto ocurri con los prestadores de servicios pblicos privatizados, que cobraban internamente tarifas internacionalmente elevadas en dlares y luego remitan al exterior sus beneficios multiplicados por el abaratamiento de la divisa. As, la combinacin de apertura con sobrevaluacin cambiaria se convirti en una fuente de negocios financieros y en la ruina para la produccin local. Las nuevas reglas de poltica econmica, por su parte, dejaban maniatado al sector pblico. Obligado a garantizar la paridad cambiaria y sin posibilidades de expandir la oferta monetaria o de incentivar el uso del crdito, el Estado deba perseguir desesperadamente un resultado fiscal superavitario mediante el ajuste de sus gastos, tarea que se emprendi con entusiasmo pero con poco xito. Mientras tanto, el recurrente dficit de cuenta corriente junto con la salida de divisas hacia el exterior (fuga de capitales) generaban fuertes presiones devaluatorias de la moneda argentina, que el Estado deba conjurar para mantener la regla cambiaria. Luego de haber agotado los recursos provenientes de las privatizaciones, la creciente necesidad de dlares debi ser aplacada mediante el exponencial crecimiento del endeudamiento externo, fenmeno que fue posible gracias al cambio en la direccin de las corrientes mundiales de capitales, que -a diferencia de la dcada de 1980- en la nueva coyuntura se encontraban a disposicin de los pases perifricos. En trminos esquemticos, el Estado se endeudaba para obtener dlares que luego volcaba masivamente al mercado cambiario para mantener la paridad artificial que se haba fijado. Esas divisas

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abaratadas eran luego apropiadas por los beneficiarios del esquema y nuevamente giradas al exterior. En lo que respecta a la estructura productiva, la tendencia a la desindustrializacin iniciada en la dcada de 1970 se aceler y profundiz. El efecto ms devastador sobre lo que a esta altura quedaba del tejido manufacturero provino precisamente de la combinacin entre la apertura de la cuenta corriente y la apreciacin cambiaria propia del rgimen convertible. A grandes trazos, el nivel del tipo de cambio contribuy a que la produccin nacional se encareciera en relacin a la extranjera, estimulando las importaciones e impidiendo que alcanzara niveles adecuados de competitividad. De este modo se potenci el sesgo de la economa hacia un perfil estructural vinculado con las finanzas, los servicios y con la produccin primaria, actividad que logr sobrevivir e incluso expandirse gracias a las extraordinarias condiciones agroecolgicas de las tierras argentinas. 4 Desde el punto de vista social, el avance de la desindustrializacin tuvo como resultado el acusado deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, el sistemtico incremento del desempleo y el aumento sin precedentes de los niveles de pobreza. Para peor, estas tendencias fueron reforzadas por una batera de reformas pro-mercado, entre las cuales se destacan una serie de medidas que apuntaba a flexibilizar el mercado laboral, cuya rigidez era vista como el principal determinante del creciente desempleo que afectaba a la poblacin econmicamente activa. Esta trayectoria de vertiginoso retroceso contrastaba notoriamente con el enriquecimiento de las clases y sectores nacionales y extranjeros favorecidos por el rgimen macroeconmico, que consiguieron multiplicar y girar al exterior la riqueza generada en el pas gracias a la conversin de los pesos en divisas a un tipo de cambio apreciado. En consecuencia, el rgimen de Convertibilidad consigui sobrevivir durante una dcada al costo de acumular fuertes desequilibrios econmicos y sociales. Sostener la sobrevaluacin cambiaria signific un esfuerzo continuo y creciente para el Estado. Especialmente hacia el final del ciclo, el sector pblico recurri asiduamente al endeudamiento externo ante el agotamiento de otros recursos, lo que fue posible mientras las condiciones financieras internacionales lo permitieron. No obstante, luego de una recesin de tres aos, el esquema hizo eclosin en 2001, desencadenndose as una de las crisis ms profundas de la historia argentina. 5 En este artculo nos proponemos estudiar la etapa que se inicia a partir del estallido de la Convertibilidad. A menudo, tanto a nivel nacional como mundial, el pasaje de una fase econmica a otra viene precedido por una gran crisis. La Gran Depresin de los aos de 1930 o la llamada crisis del petrleo de la dcada de 1970 funcionaron comoTambin lograron subsistir una porcin del sector agroindustrial y ciertas empresas muy concentradas o transnacionalizadas, algunas de las cuales obtuvieron importantes beneficios de los regmenes especiales de promocin o accedieron a insumos a precio subsidiado (como el caso de la energa para la industria metalrgica). 5 Menem perdi las elecciones generales de 1999 a manos de una coalicin encabezada por la Unin Cvica Radical (UCR). El gobierno del presidente electo Fernando De la Ra prosigui con las polticas econmicas de la dcada de 1990, en particular con el rgimen de Convertibilidad. Para sostener el esquema cambiario se intent profundizar el ajuste presupuestario. Luego del efmero paso de Ricardo Lpez Murphy por el Ministerio de Economa, Jos Luis Machinea implement desde esa cartera una reduccin de los salarios estatales y de las jubilaciones del 13%. En medio de una ya declarada recesin y con la suspensin de los pagos de la deuda en puerta, De la Ra design a Domingo Cavallo, emblemtico Ministro de Menem, al mando de la gestin econmica. El presidente no pudo terminar su mandato y debi renunciar luego de su frustrado intento de contener una revuelta popular con una represin que dej un saldo de casi cuarenta muertos.4

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bisagras histricas, trayendo consigo profundas transformaciones econmicas a escala global. Este anlisis puede reproducirse para la Argentina. El interrogante central que se pretende abordar aqu es el siguiente: marc la gran crisis de 2001-2002 el final de las tres dcadas de desindustrializacin en el pas? O, dicho de otra forma, puede hablarse de la configuracin de un nuevo patrn de crecimiento en la economa argentina durante el perodo 2003-2009? Y, si as fuera, cules son los principales determinantes de tal transformacin? Estas preguntas no pueden tener, desde luego, respuestas unnimes ni definitivas. En primer lugar, si se tratara efectivamente de una nueva fase para el capitalismo argentino, debera percibirse un cambio notable en la estructura productiva de la economa. No obstante, cualquier proceso de estas caractersticas requiere forzosamente de un perodo mucho ms prolongado para expresarse con plenitud. De manera que si tal transformacin se encuentra en curso, a esta altura podran observarse a lo sumo algunos indicios de que este movimiento se encuentra en un estado incipiente. Es por eso que desde el punto de vista analtico nos abocaremos a sealar los distintos elementos de ruptura con la etapa anterior (en particular con la dcada de 1990), as como los puntos de continuidad. Pero una vez hecho esto, es necesario identificar con precisin cules son los ejes centrales de la nueva etapa, lo que implica caracterizar el nuevo patrn de crecimiento y sus determinantes fundamentales. Precisamente, sobre este ltimo problema ya existen considerables controversias entre los economistas. El trabajo se organiza del siguiente modo. En la primera seccin se analiza la trayectoria de algunas de las variables macroeconmicas ms relevantes. El nfasis est puesto en la comparacin de la etapa actual con la dcada de 1990. Como se mostrar, es posible comprobar la existencia de cambios significativos que merecen una particular explicacin econmica. Entre ellos se destaca una serie de evidentes quiebres con la dinmica propia del perodo de la Convertibilidad, como la reversin del proceso de destruccin del tejido industrial que deriv en niveles inditos de desocupacin y pobreza en el pas. No obstante, tambin es posible observar algunos importantes rasgos de continuidad con la etapa anterior, vinculados con los niveles salariales, la precariedad del empleo y, fundamentalmente, la composicin del Producto. A su vez, en base a la evidencia disponible, el perodo de estudio puede dividirse en dos sub-etapas bien diferenciadas. La primera abarca el quinquenio que va de 2003 a 2007 y est signada por un extraordinario crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y un relativo consenso entre las clases sociales en respecto al curso de la economa nacional, por lo que la hemos bautizado etapa rosa. A partir de 2008 comenz una segunda fase, en la que el crecimiento se desaceler y comenzaron a evidenciarse conflictos abiertos y progresivas tensiones. En la segunda seccin se ofrece una caracterizacin de la lgica de funcionamiento del nuevo patrn de crecimiento. A tal fin, el perodo de la post-Convertibilidad se divide en dos sub-etapas: la etapa de elevado crecimiento de 2003-2007 y la fase de desaceleracin de 20082009. En la tercera seccin se examinan con detalle los determinantes del aumento de los precios (fundamentalmente desde el ao 2007), ya que la explicacin del fenmeno inflacionario se convirti en uno de los principales puntos en disputa. Finalmente, en la ltima seccin se retoman los aspectos ms relevantes de las post-Convertibilidad y se5

presentan los elementos que consideramos centrales para la comprensin del perodo y para la definicin de una salida a la actual encrucijada del patrn de crecimiento vigente.

2. La evolucin de la economa en la post-Convertibilidad: quiebres y continuidades con la dcada de 1990El principal objetivo de esta seccin es destacar algunos de los puntos de fuerte contraste entre la dcada de 1990 y la etapa de la post-Convertibilidad desde una perspectiva esencialmente emprica. Sealaremos tambin ciertos elementos de continuidad entre ambos perodos. Por ltimo, a travs de la coleccin de variables seleccionadas, se podr tambin apreciar cmo a partir del ao 2008 se produjo un cambio en la tendencia del primer quinquenio de la post-Convertibilidad. Por lo tanto, en esta seccin nos referiremos de forma descriptiva exclusivamente a los hechos estilizados que distinguen a estas etapas, sin analizar por el momento las causas que ocasionaron estos acontecimientos. El breve anlisis abarcar slo diez aspectos de la economa: tasa de crecimiento del PIB, tasa de desocupacin, salario real, crecimiento sectorial, balanza comercial, supervit fiscal, endeudamiento externo, reservas internacionales, tipo de cambio real y tasa de inters.

Grfico N 1. Tasa de crecimiento anual del Producto Interno Bruto, 1991-2009. En porcentajes.15% 10% En porcentajes (%) 5% 0% -5% -10% -15% 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 -2,7% 9,8% 8,3% 5,8% 5,4% 7,7% 5,2% 3,8% -0,7% 1,0% -2,9% -4,0% -9,3% 8,4% 8,7% 8,5% 8,3% 6,3% 8,2%

Fuente: Elaboracin propia sobre la base del Ministerio de Economa.

Entre 2003 y 2007, la economa argentina creci a una tasa promedio del 8,5% anual acumulativo, marcando una tendencia que contrasta claramente con el perodo del rgimen de tipo de cambio fijo (Grfico N 1). Si se consideran los diez aos de Convertibilidad, el crecimiento promedio anual fue de 3,4%, mientras que si se excluyen los tres aos finales de recesin alcanz el 6,2% anual. En consecuencia,6

desde el punto de vista de la expansin de la produccin puede apreciarse una primera y fundamental diferencia con la dcada de 1990. Ms an, el perodo 2003-2007 se destaca como el quinquenio de mayor crecimiento de la economa argentina en los ltimos cien aos. A partir de 2008, no obstante, el ritmo de incremento del PIB se hizo ms lento, alcanzando el 6,3% durante ese ao y el 1% en 2009. 6

Grfico N 2. Tasa de desocupacin, 1990-2009. En porcentaje de la Poblacin Econmicamente Activa (PEA).25 23 Como porcentaje de la PEA 21 19 17 15 13 11 9 7 5 may-90 6,8 may-93 may-96 may-99 may-02 I trim. 2004 II trim. 2003 IV trim. 2004 II trim. 2006 I trim. 2007 IV trim. 2007 III trim. 2005 oct-91 oct-94 oct-97 oct-00 7,3 III trim. 2008 II trim. 2009 11,3 14,1 11,4 9,1 16,5 14,8 21,0 24,5

Nota: La Encuesta Permanente de Hogares (EPH-INDEC) tuvo un cambio metodolgico en 2003 que afecta la comparabilidad de las series antes y despus de ese ao. Por ello, con el fin de facilitar la comparacin, las series fueron empalmadas utilizando como coeficiente de empalme el cociente entre los datos correspondientes al primer trimestre de 2003 segn la EPH Continua (nueva metodologa) y a mayo de 2003 segn la EPH Puntual. Por tal motivo, las tasas anteriores a 2003 no son exactamente idnticas a las que surgan de la EPH Puntual, aunque s respetan sus variaciones relativas.

Fuente: Elaboracin propia sobre la base de la Direccin Nacional de Cuentas Nacionales (INDEC).

A su vez, el elevado crecimiento de la actividad econmica implic un gran dinamismo en la creacin de nuevos puestos de trabajo, como no se observaba en la Argentina desde hace dcadas. Concretamente, entre 2003 y mediados de 2008 se generaron ms de 4 millones de empleos nuevos, fenmeno que se reflej en una marcada disminucin de la tasa de desempleo. As, luego de una dcada de 1990 caracterizada por la expulsin de trabajadores, durante la post-Convertibilidad se revirtieron abruptamente las tendencias contractivas en el mercado de trabajo: la tasa de desocupacin pas de niveles cercanos al 20% en el primer trimestre de 2003 a6 Algunas estimaciones privadas hablan de una cada en 2009, que contrasta con los datos suministrados por el INDEC. Debe destacarse que las cifras para el ao 2008 se encuentran fuertemente cuestionadas debido a la intervencin realizada en el organismo oficial encargado de realizar las estadsticas (INDEC)

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valores inferiores al 10% en 2007 (Grfico N 2). Sin embargo, a partir de 2008 tambin comenz a notarse la desaceleracin del ritmo de creacin de empleo, al punto de registrarse un leve incremento de la tasa de desocupacin (en un contexto de crisis mundial).

Grfico N 3. Evolucin de los salarios reales registrados, 1995-2009. En nmero ndice base 2001 = 100.120 115 En nmero ndice IV Trim.- 2001=100 110 105 100 95 90 85 80 75 70 I-1995 I-1996 I-1997 I-1998 I-1999 I-2000 I-2001 I-2002 I-2003 I-2004 I-2005 I-2006 I-2007 I-2008 I-2009 78,4 100,0 91,3 108,5 112,0 117,6

Fuente: Elaboracin propia sobre la base del Ministerio de Trabajo (OEDE), EPHINDEC, IPC-INDEC e IPC-7 provincias (CENDA).

Los cambios de tendencia en el crecimiento y el empleo se reflejan tambin en la trayectoria de los salarios reales. En este aspecto, el rasgo distintivo de la dcada de 1990 haba sido el estancamiento de la capacidad de compra de los salarios, es decir, el virtual congelamiento del salario real. La recesin que se inici en 1998 y que desemboc en la crisis de 2001 y en la posterior devaluacin del peso en 2002 determin una de las ms espectaculares reducciones del poder adquisitivo del salario de la historia argentina. Por el contrario, los salarios reales de la economa crecieron el 48% desde 2003 hasta fines de 2009. El Grfico N 3 muestra nuevamente cmo a partir de 2008 se produjo una reduccin del ritmo de incremento de las remuneraciones reales. 7 Sin embargo, lo que parece ser un sustancial avance en las condiciones de vida de los trabajadores queda relativizado por la dificultad que ha tenido el poder adquisitivo de los salarios para superar los valores alcanzados durante la dcada de 1990. Ms7

En lo que respecta al IPC se utilizan dos series: una proporcionada por el INDEC y la otra, de elaboracin propia, calculada en base a la informacin de las Direcciones Provinciales de Estadstica de siete provincias (IPC-7 provincias). A partir de 2007 las variaciones de ambas series comienzan a diferir sustancialmente a raz de la intervencin del organismo oficial de estadsticas. El IPC-7 provincias es elaborado a partir de los IPC calculados en los aglomerados de Jujuy, Neuqun, Paran, Rawson-Trelew, Salta, Santa Rosa y Viedma, generados por las Direcciones Provinciales de Estadstica correspondientes. Se seleccionaron los IPC de estos aglomerados debido a que no estaban incluidos en la primera etapa del programa IPC-Nacional y se mantuvieron al margen de la intervencin del IPC-INDEC. El ndice se realiza ponderando los ndices de cada aglomerado segn el peso del gasto de consumo de los hogares residentes en cada provincia (sobre la base de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 1996/1997). Si bien los ndices utilizados se calculan a partir de metodologas diferentes de la que utilizaba el INDEC para el IPC-GBA y se basan en canastas de productos en muchos casos desactualizadas, su evolucin hasta diciembre de 2006 es similar a la de los datos oficiales.

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an, pese al fuerte crecimiento que experiment la economa en los ltimos aos, los salarios reales son relativamente bajos en comparacin con la etapa de la sustitucin de importaciones.

Grfico N 4. Tasas de crecimiento del Producto en sectores seleccionados, 19912008. En porcentajes.Industria manufacturera 12% 10% 6,1% 8% 6% 2,0% 4% 2% 0% 1991-2001 2002-2006 2006-2008 1,0% 3,0% 6,9% Produccin de bienes 11,0% 10,8% Produccin de servicios

Fuente: Elaboracin propia sobre la base de la Direccin Nacional de Cuentas Nacionales del Ministerio de Economa.

Por otra parte, si bien la etapa bajo anlisis no es lo suficientemente prolongada como para dar lugar a una transformacin radical de la estructura productiva, la orientacin de la produccin mostr un cambio relevante entre la dcada de 1990 y la fase de la post-Convertibilidad. En el Grfico N 4 pueden apreciarse las tasas de crecimiento de la industria manufacturera, de los sectores productores de bienes y de los sectores productores de servicios en ambas etapas. Entre 1991 y 2001, la industria manufacturera creci a una tasa del 1% anual y el sector servicios al 3%. Durante el perodo 2002-2008, en cambio, la industria creci al 11% (por encima del promedio de la economa), mientras que los servicios se expandieron a una tasa menor (6,9%). Como en las dimensiones analizadas previamente, la reorientacin hacia la produccin de manufacturas tambin se debilit en los ltimos aos.

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5,4%

8,4%

Grfico N 5. Exportaciones, importaciones y saldo de balanza comercial, 1990-2009. En millones de dlares corrientes.80.000En millones de dolares corrientes.

70.000 60.000 50.000 40.000 30.000 20.000 10.000 0 -10.000

Exportaciones Importaciones Saldo

Fuente: Elaboracin propia sobre la base de la Direccin Nacional de Cuentas Nacionales (INDEC).

Otro de los rasgos distintivos de la etapa de la post-Convertibilidad respecto de la dcada anterior es la reversin del signo de la balanza comercial, que pas de ser sistemticamente deficitaria a tener saldos fuertemente positivos. A partir de 2003 se registr un notable incremento de las exportaciones, que crecieron de un promedio anual de U$S 20.645 millones entre 1991 y 2001 a U$S 46.121 millones entre 2003 y 2008, ao en el que alcanzaron la cifra rcord de U$S 70.043 millones (Grfico N 5). Entre los dos ltimos aos de la serie (2008 y 2009), el cambio de tendencia se registr a travs de una cada notable tanto de las importaciones como de las exportaciones, por lo que no se observ una modificacin sustantiva del saldo de la balanza comercial.

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

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Grfico N 6. Resultado Fiscal del Sector Pblico Nacional, 1991-2009. En porcentaje del PIB.Resultado primario sin privatizaciones 5% 4% Porcentaje del PIB 3% 2% 1% 0% -1% -2% -3% -4% 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Promedio 1991-2001 = -1,2% Promedio 2003-2009 = 1,2% Resultado Total

Fuente: Elaboracin propia sobre la base del Ministerio de Economa.

Luego del fuerte ajuste en trminos reales realizado en el ao 2002 por el gobierno provisional de Eduardo Duhalde, comenz a evidenciarse una tendencia al sostenimiento de fuertes supervit fiscales. Este fenmeno marc una fuerte diferencia con el perodo 1991-2001, en el que el Sector Pblico Nacional promedi un dficit del 1,16% del PIB, con un pico del 3,2% en el ao 2001 (Grfico N 6). El Sector Pblico Nacional tambin se encontraba fuertemente endeudado a finales del perodo de la Convertibilidad, con una deuda que ascenda a U$S 144.452 millones (equivalente al 54% del PIB). El elevado endeudamiento implicaba al mismo tiempo un significativo peso de los servicios de la deuda, que representaban casi el 4% del Producto en el ao 2001, mientras que a lo largo del perodo 1991-2001 alcanzaron en promedio el 2,1% de la produccin anual del pas. Otra vez, en los aos 2008 y 2009 se aprecia un significativo cambio en la trayectoria de las cuentas pblicas, ya que el resultado fiscal fue nuevamente deficitario despus de un quinquenio de supervit recurrente.

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Grfico N 7. Deuda del Sector Pblico Nacional, 1992-2009. En porcentaje del PIB.160% 140% Porcentaje del PIB 120% 100% 80% 60% 40% 20% 0% dic-92 dic-93 dic-94 dic-95 dic-96 dic-97 dic-98 dic-99 dic-00 dic-01 dic-02 dic-03 dic-04 dic-05 dic-06 dic-07 dic-08 dic-0973% 43% 35% 34% 30% 38% 36% 30% 31% 54% 45% 64% 48% 56% 49% 153% 142% 127%

Fuente: Elaboracin propia sobre la base del Ministerio de Economa.

Del mismo modo, el endeudamiento pblico exhibi fuertes contrastes en el perodo 2003-2008 en comparacin con su desempeo durante la Convertibilidad. En la dcada de 1990, la deuda pblica se haba incrementado sensiblemente. En trminos del PIB, entre 1990 y 2001 pas de valores inferiores al 30% a 53,8%. Luego de la devaluacin, el cociente se multiplic hasta alcanzar el 137% del Producto en 2002, debido a que gran parte de la deuda se encontraba nominada en moneda extranjera. Sin embargo, a partir del default declarado durante la breve presidencia de Adolfo Rodrguez Sa, los incrementos de la deuda nicamente se produjeron por la acumulacin de atrasos y por la denominada pesificacin asimtrica. En efecto, despus de 2002 se encar la denominada poltica de desendeudamiento, en la que adems de la renegociacin de parte de la deuda en default- tuvieron un importante rol el supervit de cuenta corriente y los sucesivos supervit fiscales. De esta forma, la tendencia creciente del cociente deuda/PIB se revirti luego de la devaluacin, aunque sin recuperar los niveles de inicios de la Convertibilidad (Grfico N 7).

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Grfico N 8. Reservas internacionales del Banco Central de la Repblica Argentina, 1996-2009. En millones de dlares corrientes.55.000 50.000 En m illones de dlares corrientes. 45.000 40.000 35.000 30.000 25.000 20.000 15.000 10.000 5.000 Ene-96 Jul-96 Ene-97 Jul-97 Ene-98 Jul-98 Ene-99 Jul-99 Ene-00 Jul-00 Ene-01 Jul-01 Ene-02 Jul-02 Ene-03 Jul-03 Ene-04 Jul-04 Ene-05 Jul-05 Ene-06 Jul-06 Ene-07 Jul-07 Ene-08 Jul-08 Ene-09 Jul-09 Ene-10

Fuente: Elaboracin propia sobre la base de Banco Central de la Repblica Argentina.

Por sus caractersticas intrnsecas, el plan de Convertibilidad puso en fuerte tensin la capacidad de la economa de acumular reservas. Con la moneda nacional fuertemente sobrevaluada fue necesario responder a una sostenida demanda de divisas que fueron fugadas de la economa argentina, as como al creciente consumo de bienes de importacin, pagos de intereses y dividendos. Una de las principales dificultades del esquema -que contribuy a su final- fue que el gobierno deba proveer los dlares necesarios para mantener la paridad en el nivel fijado (uno a uno), incluso en momentos en que la salida de capitales se intensificaba por la coyuntura internacional (como durante la crisis del Tequila) y se producan verdaderas corridas cambiarias. El gobierno se vea empujado a obtener estas divisas mediante el endeudamiento externo progresivo. Estos movimientos y tensiones se reflejaron en las reservas del Banco Central (BCRA). Luego de la devaluacin de 2002, en cambio, la tendencia se invirti y al igual que en otros pases de la regin se observ un crecimiento sostenido de las reservas. Tal inflexin respondi a la existencia de un supervit comercial significativo y ni siquiera se vio interrumpida cuando el gobierno recurri a las reservas para afrontar con grandes sumas sus compromisos externos (pago de deuda). El Grfico N 8 muestra la fuerte recuperacin de las reservas en la etapa de post-Convertibilidad, as como la desaceleracin de su ritmo de crecimiento desde 2008.

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Grfico N 9. Tasas de inters reales, 1996-2008. En porcentaje.

Fuente: Elaboracin propia sobre la base del Banco Central de la Repblica Argentina, INDEC e IPC-7 Provincias (CENDA).

En lo que respecta al sendero seguido por las tasas de inters locales, tambin existe una clara diferencia entre la dcada de 1990 y la post-Convertibilidad. La tasa de inters real pas de elevados niveles positivos a volverse negativa durante buena parte del perodo posterior a la devaluacin. De esta forma, el rendimiento de los activos financieros ni siquiera compensaba la suba del nivel general de precios, lo que signific la prdida de atractivo para las colocaciones financieras y una mayor rentabilidad relativa de las inversiones productivas. A partir de 2008 se registr un incremento de la tasa de inters real, al punto que en 2009 dej de ser negativa en trminos reales (Grfico N 9).

Grfico N 10. Tipo de Cambio Real Multilateral, 1999-2009. En nmero ndice base enero 1999 = 100.

Fuente: Elaboracin propia sobre la base de CEI, EUROSTAT, Bancos Centrales, INDEC e IPC-7 provincias (CENDA).

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La maxidevaluacin de la moneda domstica a principios de 2002 puso fin al rgimen de tipo de cambio fijo de la Convertibilidad y dio paso a un esquema de flotacin cambiaria. Sigui un perodo de depreciacin controlada, en el cual el tipo de cambio nominal evolucionaba en consonancia con el incremento de los niveles de precios domsticos. La poltica cambiaria a partir de 2003 ha sido en esencia opuesta a la de la Convertibilidad, perodo en que el tipo de cambio apreciado sirvi fundamentalmente como ancla nominal de los precios y como seguro de cambio para el proceso de fuerte endeudamiento que se mantendra durante una dcada. En el Grfico N 10 se aprecia un cambio sustantivo en el nivel del tipo de cambio real, dividiendo claramente dos etapas distintas: el perodo de dlar bajo del rgimen de Convertibilidad y la actual etapa de dlar alto. Resalta tambin en el grfico la relativa apreciacin de la moneda, que empez a manifestarse a partir de 2008 y slo fue revertida parcialmente en 2009. Los diez grficos analizados ponen de manifiesto, en primer lugar, que la crisis de 2001 funcion como un punto de inflexin, dando lugar a una significativa modificacin de algunas de las tendencias que haban caracterizado al rgimen de Convertibilidad, entendido como la culminacin de la larga etapa de desindustrializacin iniciada a mediados de la dcada de 1970. Estas diferencias nos permiten referirnos a la irrupcin de un nuevo patrn de crecimiento durante la post-Convertibilidad. Indudablemente, algunos de los principales rasgos del desempeo de la economa dan cuenta de una transformacin muy definida. Entre ellos deben mencionarse especialmente la aceleracin del ritmo de crecimiento, la sustancial reduccin de la tasa de desocupacin, el sistemtico supervit fiscal y comercial, la tasa de inters negativa en trminos reales, la reduccin del peso de la deuda externa y la acumulacin de reservas. Sin embargo, el mayor crecimiento relativo de la industria en relacin con los servicios dista mucho de haber sido suficiente para modificar sustancialmente la matriz productiva argentina, marcada a fuego por treinta aos de desindustrializacin sistemtica. Ciertamente, la composicin del Producto no ha variado significativamente, ya que la industria manufacturera explica el 17% del PIB, una proporcin similar a la de fines de la dcada de 1990. Al mismo tiempo, el grueso de las exportaciones argentinas sigue originndose en el sector primario, ya que las manufacturas de origen industrial representan el 31% del total, tal como lo hacan en el ao 2001. Otro tanto puede decirse de las condiciones de vida de los trabajadores, que si bien se han beneficiado con la evolucin positiva de los salarios reales durante la etapa de post-Convertibilidad, este efecto result claramente insuficiente cuando se realiza una comparacin en trminos histricos. En este mismo terreno, pese a la elevada creacin de puestos de trabajo y la reduccin de la desocupacin, el empleo no registrado sigue afectando a cerca de un 35% de los asalariados, como lo haca en vsperas de la debacle de la Convertibilidad. Las series analizadas, por otro lado, adems de poner en evidencia la existencia de estas dos etapas diferenciadas, dejan ver tambin cmo a partir del ao 2008 se produjo una reversin en la trayectoria de algunas de las variables ms transcendentes del patrn de crecimiento de la post-Convertibilidad. Dedicaremos el resto del artculo

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al anlisis de los rasgos distintivos del nuevo patrn de crecimiento y, por otra parte, a la discusin de sus principales limitaciones. Son estas ltimas las que dieron lugar en los ltimos aos al debilitamiento que se observa en sus principales directrices.

3. El nuevo patrn de crecimientoEn esta seccin se ensaya una explicacin de los principales rasgos del nuevo patrn de crecimiento que surgi a partir de la devaluacin de 2002. Se intenta dar cuenta de los determinantes y mecanismos que operaron virtuosamente durante una fase inicial (la etapa rosa), caracterizada principalmente por el fortsimo crecimiento de la economa cercano al 8,5% anual acumulativo durante un quinquenio. De este modo es posible establecer con claridad los contrastes ms importantes con la dcada de 1990. Luego del vigoroso repunte y posterior ciclo de alta expansin econmica que sigui al colapso de la Convertibilidad, a partir del ao 2008 el nuevo esquema comenz a mostrar claras seales de conflicto y declinacin, lo que se reflej en una dinmica ms pobre de las principales variables macroeconmicas. Estas perturbaciones internas precedieron a la irrupcin de la violenta crisis mundial an en curso. Es por eso que en la siguiente seccin se analizar en detalle lo que muchos han dado en llamar la etapa de agotamiento del modelo de la post-Convertibilidad. 8 La coleccin de variables que presentamos en la seccin anterior parece abonar la hiptesis de que entre la dcada de 1990 y la siguiente se produjo un verdadero cambio de fase. Probablemente sea prematuro sostener que se trat de una transformacin estructural, proceso que -por otra parte- requerira indudablemente un lapso ms prolongado de desarrollo. Sin embargo, de ningn modo puede pasarse por alto que algunas de las principales tendencias de la fase de desindustrializacin han, cuando menos, dejado de actuar y profundizarse. Tal es el caso de la sistemtica expulsin de trabajadores del mercado laboral, de la reduccin de la participacin de las manufacturas en el Producto Interno Bruto (PIB), del crnico dficit fiscal y comercial, del crecimiento exponencial de la deuda externa y de la sistemtica prdida de reservas internacionales. Por ms determinantes que sean estas rupturas con la etapa anterior, tampoco deben ignorarse los definidos elementos de continuidad, entre los que se destaca el nivel histricamente bajo de los salarios reales. Ciertamente, pese al intenso crecimiento post-devaluacin, la remuneracin real al trabajo slo ha logrado superar8

En lo que sigue preferimos emplear las palabras esquema o patrn en lugar de la ms extendida modelo. Esta ltima categora parece hacer referencia a la posibilidad siempre presente de aplicar un determinado programa econmico con prescindencia de toda determinacin histrica y, en particular, del estado del conflicto y la fuerza relativa de las distintas clases sociales, como si se tratara de un recetario preconcebido que se inserta desde afuera del proceso econmico y social. Asimismo, nos inclinamos por el trmino patrn de crecimiento antes que modelo macroeconmico, ya que pretendemos enfatizar el carcter dinmico y general de los procesos econmicos. En este sentido, entendemos que la denominacin de modelo macroeconmico parece limitarse exclusivamente a la descripcin del estado en el corto plazo de algunas variables seleccionadas y no a su evolucin en el tiempo.

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en un 17% el deprimido nivel que registraba a fines de la Convertibilidad (2001). As, el poder adquisitivo de los trabajadores se encuentra muy por debajo de los picos de una serie ms larga y, en particular, de los salarios reales vigentes durante la etapa de industrializacin por sustitucin de importaciones (ISI). Entre los restantes aspectos que tampoco han mutado sobresale la persistencia del empleo precario e informal, la orientacin predominantemente primaria de las exportaciones y la recurrente tendencia a la fuga de capitales (ya sea sistemtica u ocasional). Con todo, la irrupcin de un nuevo patrn de crecimiento ha producido el enfrentamiento entre sus fervientes detractores y sus entusiastas defensores. Entre los crticos se encuentran quienes esperan cambios mucho ms drsticos en relacin a la dcada de 1990 y quienes, en las antpodas, aoran que se inicie sin demoras la restauracin hegemnica de las polticas neoliberales. Ms all de los deseos de los diversos protagonistas del debate poltico y econmico actual, tanto las transformaciones sealadas como los rasgos invariantes obligan a buscar una explicacin acerca de las causas que las determinaron. Slo as podr comprenderse cules son los lmites y potencialidades del nuevo esquema. Cuando se revisa la literatura que abord la cuestin en estos aos, lo primero que resalta -aunque no siempre sea confesado- es que la pujante recuperacin de la economa despus de la crisis de 2001-2002 tom por sorpresa a prcticamente la totalidad de los analistas. Este desconcierto generalizado tiene su origen en el hecho de que, despus de una dcada de obstinada supervivencia del esquema cambiario del uno a uno, tanto en el campo de la ortodoxia como de la heterodoxia los economistas parecan haberse convencido (con beneplcito unos y con resignacin los otros) de que no exista una salida posible (o conveniente) para el rgimen de Convertibilidad. No obstante, una vez que transcurrieron algunos aos desde la devaluacin y la tendencia al acelerado crecimiento -lejos de decaer- se consolidaba, comenzaron a surgir diversas interpretaciones sobre los nuevos hechos y sus determinantes. En primer lugar hay que destacar que durante la etapa de la post-Convertibilidad algunos factores del contexto internacional se tornaron extremadamente favorables para la economa argentina, lo que sin duda sirvi de impulso para la rpida reactivacin domstica. El intenso crecimiento de la economa mundial y regional y los ventajosos trminos de intercambio sobresalen como los aspectos centrales del nuevo escenario. 9 Pero junto con el cambio en la tendencia de estas variables exgenas, se observaron al mismo tiempo sensibles transformaciones en algunos de los principales vectores de la poltica econmica local. En efecto, los gobiernos que se sucedieron rpidamente en el inestable perodo de la crisis (2001-2003) y luego el presidente Nstor Kirchner (2003-2007) y su sucesora y actual mandataria Cristina Fernndez de Kirchner introdujeron una serie de novedades en el terreno de las polticas pblicas, que contrastan notoriamente con las medidas caractersticas del perodo de la Convertibilidad. Entre el paquete de polticas econmicas implementado, el rol protagnico lo desempe la propia devaluacin, ya que en s misma signific la extincin del rgimen de Convertibilidad; posteriormente, esta medida se vio reforzada9

Los trminos de intercambio se definen como la relacin entre los precios de las exportaciones y de las importaciones de un pas.

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y extendida en el tiempo por el deliberado sostenimiento de un tipo de cambio alto. Pero tambin hay que mencionar a la cesacin de pagos y posterior reestructuracin de los compromisos externos, la instauracin de planes sociales de alcance masivo, las polticas de ingresos, 10 los controles de precios, la reaparicin de los impuestos a las exportaciones (retenciones), las (moderadas) polticas proteccionistas y las (escasas) re-estatizaciones de empresas anteriormente privatizadas. El factor comn de todas estas medidas es su claro corte intervencionista o estatista, visiblemente contrapuesto al espritu de poca que reinaba durante Convertibilidad y -ms en general- durante el cuarto de siglo que sigui al golpe de Estado de 1976. De esta forma, durante la post-Convertibilidad se registraron simultneamente transformaciones en algunas tendencias mundiales y significativos cambios en las polticas implementadas en el frente interno. Ambos procesos, analticamente separables pero ntimamente vinculados, llevaron a una buena parte de quienes han intentado bucear en los determinantes del formidable crecimiento de la economa durante el perodo o bien a enfatizar el papel preponderante de los factores externos, o bien a destacar el rol crucial de las polticas pblicas domsticas. Al inicio de la nueva etapa, los principales exponentes de la ortodoxia y otrora defensores del rgimen de Convertibilidad trataron de explicar la rpida reactivacin de la economa utilizando una ilustrativa metfora: el crecimiento experimentado poda asimilarse al rebote del gato muerto (the dead cat bounce). Esta alegora proviene de la jerga burstil y se refiere a la intensa -aunque efmera- recuperacin que suelen mostrar los papeles despus de experimentar una fuerte cada. Para el caso de la economa argentina, la expresin fue popularizada por la entonces directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anne Krueger. Segn este punto de vista, la profunda crisis de 2001-2002 deba provocar necesariamente un mecnico rebote posterior, como si tambin fuese posible aplicarle a la economa una automtica ley fsica segn la cual todo lo que baja debe luego subir. Sin embargo, a contrapelo del pronstico poco alentador sobre la sustentabilidad del proceso de recuperacin econmica que se desprende de la teora del rebote, ao tras ao volvieron a verificarse tasas de crecimiento del orden del 8% o 9% anual. Fue entonces cuando desde esa misma corriente intelectual (la ortodoxia local y extranjera) comenz a recurrirse a otra metfora, esta vez de origen nutico. La economa estara ahora siendo empujada natural y pasivamente por un recio viento de cola. Segn esta interpretacin, la acelerada expansin debe atribuirse casi exclusivamente a las condiciones internacionales favorables para el crecimiento argentino. El argumento se basa en ltima instancia en un hecho irrefutable: la indudable mejora de la situacin externa del pas. Tanto la produccin mundial como el comercio global crecieron con renovada intensidad y, a la vez, los precios internacionales favorecieron a lasLa poltica de ingresos en la etapa de la post-Convertibilidad tuvo un marcado corte intervencionista que neg el rol del mercado como mecanismo de asignacin eficiente de los recursos sociales. En particular se destaca la recuperacin de la poltica de Salario Mnimo Vital y Mvil (SMVM); los aumentos de las remuneraciones y el otorgamiento de sumas fijas por decreto para los trabajadores asalariados registrados; y los ajustes de la jubilacin mnima y la ley de movilidad automtica de los haberes. En lo que respecta a los planes sociales, dos hitos marcaron al perodo de la postConvertibilidad: en 2002 el Programa Jefes y Jefas de Hogar Desocupados y en 2009 la universalizacin de la asignacin por hijo (Asignacin Universal por Hijo para Proteccin Social). Ambas polticas se destacan por su alcance masivo en momentos donde la situacin econmica de los sectores de bajos ingresos se encontraba seriamente deteriorada.10

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exportaciones argentinas. Ms an, la evidencia a la que se apelaba para corroborar la hiptesis era que otros pases de la regin (y los pases denominados emergentes como un todo) compartieron la bonanza durante el mismo perodo. En esta lnea, diversos y sofisticados anlisis intentaron sostener que la causa primaria del excelente desempeo econmico del pas y de la regin radicaba ntegramente en factores exgenos (fundamentalmente en la direccin y la magnitud de los flujos internacionales de capital y en los beneficiosos trminos de intercambio) (ver Calvo, 2006; Izquierdo, 2008). Nuevamente, sea por rebote o por traccin externa, para la ortodoxia lo ocurrido en Argentina nada tiene de particular y, sobre todo, est exento de toda influencia de la poltica econmica domstica. Peor an, mientras que los avances se atribuyen al empuje mundial, las polticas implementadas durante el perodo no habran conseguido otra cosa que empeorar las cosas y desperdiciar una excelente oportunidad. Dicho de otro modo, las condiciones mundiales favorables podran haberse aprovechado al mximo si se aplicaba un programa econmico de raigambre librecambista similar al que se implement en la dcada de 1990. Desde este ngulo, las medidas tomadas despus de la devaluacin mediante la redoblada intervencin del Estado lo nico que lograron fue distorsionar los valores de equilibrio naturales de las variables econmicas, con efectos desastrosos para la economa y la sociedad. Tal sera el caso de la poltica cambiaria, de los impuestos a las exportaciones, de los subsidios y de los intentos de control de las tarifas de los servicios pblicos y de algunos de los precios internos. El sustento terico de esta interpretacin es sencillo y se basa estrictamente en las premisas de la ortodoxia. El motor de la economa se ubica principalmente en las inversiones privadas; es por eso que el crecimiento de largo plazo depende de los incentivos y seales proporcionadas por los precios de mercado y de su previsibilidad en el futuro. As, cuando el Estado interviene para modificar el tipo de cambio o, ms en general, cualquier precio de la economa, lo nico que logra es poner un freno a la produccin y la inversin privada, pues no pueden darse garantas slidas de que tal estado de cosas vaya a sostenerse en el tiempo. De manera que, por un lado, se despilfarran recursos para modificar ciertos parmetros y, por el otro, este accionar logra exactamente lo contrario de lo que se propone, ya que en la prctica obstaculiza (y en el extremo detiene) el desarrollo econmico. Vulgarmente, esta situacin se conoce como inseguridad jurdica o mal clima de negocios. Ni qu hablar de los presuntos atentados contra la propiedad privada (lase las nacionalizaciones de empresas previamente privatizadas, la estatizacin del sistema privado de jubilaciones o, incluso, el intento de imposicin de regmenes tributarios particulares). Por estas lneas transcurre -esquemticamente- el ataque de la ortodoxia contra toda poltica de industrializacin, de fomento del mercado interno y de redistribucin del ingreso y la riqueza. Es que segn la teora convencional las variables econmicas se dirigen naturalmente a sus niveles de equilibrio y nada se gana con impedir que lo hagan; tarde o temprano, empleando el tristemente clebre trmino de Celestino Rodrigo, los precios debern sincerarse. Al sostener que el curso de la economa es de inexorable crecimiento en el largo plazo, siempre que se respete la libertad de los

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mercados, los defensores del liberalismo abogan en realidad por la no intervencin del Estado en todos los niveles. Como se mostrar, muchas de las polticas aplicadas despus de la devaluacin caen de lleno dentro de esta crtica ortodoxa.

3.1.La etapa rosa (2003-2007)

Contrariamente a la caracterizacin de la ortodoxia y a la tesis de la nueva oportunidad desperdiciada por la aplicacin de polticas de intervencin (que algunos denominan incluso, lisa y llanamente, populistas), el cambio de estadio en el ciclo mundial fue una condicin de esencial importancia para la actual etapa, pero las medidas implementadas ocuparon al mismo tiempo un lugar determinante en la orientacin que tom el nuevo patrn de crecimiento (as como en la determinacin de sus lmites). Dicho de otro modo, el ciclo de expansin mundial durante la etapa 20032007 vino acompaado de un pujante crecimiento del comercio internacional, una reduccin de las tasas de inters y de elevados precios en trminos histricos para los productos de exportacin de la economa argentina, principalmente los agropecuarios. La conjuncin de estos fenmenos aport al pas un flujo incrementado de riqueza durante ese perodo. Dentro de ese cuadro internacional, el papel de la poltica econmica no consisti nicamente en modificar los precios relativos sino que, ms especficamente, permiti canalizar esa riqueza disponible en una determinada direccin y no en otra. De aqu provienen los principales indicios respecto a la existencia de cambios en la estructura econmica del pas. Para realizar una caracterizacin acabada del nuevo patrn de crecimiento resulta relevante enfatizar la importancia de tres factores de ndole local que le imprimieron su particular perfil dentro del contexto mundial favorable: la poltica cambiaria, los efectos de la crisis 2001-2002 y los impuestos al comercio exterior. En primer lugar, en una economa pequea, abierta y marcadamente desindustrializada como la de la Argentina de comienzos del siglo XXI, el tipo de cambio constituye una de las variables centrales de todo esquema econmico. El sostenimiento del uno a uno durante la dcada de 1990 consigui limar por completo la competitividad de una produccin domstica que -en general- contaba con una productividad menor a la mundial. Es por esto que luego de la devaluacin las autoridades realizaron un permanente esfuerzo para evitar una nueva etapa de apreciacin cambiaria, manteniendo un tipo de cambio favorable para la industria local. De la poltica del dlar barato de la Convertibilidad se pas a una poltica de dlar caro que implic en los hechos una verdadera proteccin cambiaria de la industria, posibilitando el desarrollo de determinadas producciones domsticas en sectores que haban virtualmente desaparecido durante la etapa previa. 11 En segundo lugar, la oportunidad para el surgimiento de una (re)naciente industria sustitutiva se vio reforzada por dos elementos estructurales remanentes del perodo anterior: por un lado, la existencia de una considerable capacidad productiva ociosa;11 La referencia clsica sobre los efectos econmicos de la sobrevaluacin de la moneda en Argentina es Diamand (1972).

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por el otro, la abundante oferta de mano de obra desocupada y dispuesta a trabajar a niveles salariales extremadamente bajos, ya que las remuneraciones haban sido devastadas por la crisis y la devaluacin. Esto vino adems acompaado por un cambio en la dinmica de las tasas de inters, que pasaron de ser sumamente elevadas durante la Convertibilidad a adoptar valores negativos en trminos reales, desincentivando as las colocaciones financieras y -como ocurriera en la etapa de industrializacin sustitutiva- favoreciendo tambin a la inversin productiva. Sobre esta base comenz a expandirse vigorosamente la produccin local con una altsima elasticidad empleo-producto. Vale decir que se abri un espacio de rentabilidad para las producciones intensivas en mano de obra y destinadas al mercado interno que ya no deban competir con importaciones encarecidas considerablemente por la nueva paridad cambiaria. El tercer pilar del esquema est dado por los impuestos a las exportaciones. En un contexto de precios internacionales crecientes de las materias primas, la devaluacin de la moneda debera haberse reflejado necesariamente en un aumento de los precios de los productos primarios, tanto los importados como los exportables, tambin en el mercado interno. Sin embargo, la aplicacin de derechos de exportacin (retenciones) consigui moderar el incremento de los precios de los productos transables y, por consiguiente, el impacto del tipo de cambio y los precios mundiales en los ingresos reales domsticos. Veamos en trminos estilizados cmo interactan estos tres elementos (tipo de cambio, capacidad ociosa, retenciones) y cules son sus consecuencias para la economa local. Las exportaciones nacionales estn principalmente compuestas por productos primarios. Argentina es competitiva a escala mundial en la produccin agropecuaria debido a las condiciones agroambientales extremadamente favorables con las que cuenta. Esto significa que los costos de produccin de estos bienes se ubican marcadamente por debajo del promedio mundial. En general, pero especialmente cuando su precio se eleva debido a cambios en las condiciones del mercado internacional, se genera una ganancia extraordinaria (ms precisamente, renta agraria) que ingresa en la economa argentina a travs del comercio exterior. De no mediar ninguna poltica estatal, la entrada incrementada de divisas tendera a deprimir el tipo de cambio, es decir, producira una apreciacin de la moneda domstica. Simultneamente, el encarecimiento de estos artculos, que en buena son alimentos (bienes salario), reducira el poder adquisitivo del salario. Situaciones de estas caractersticas han sido bautizadas en la literatura como enfermedad holandesa, en referencia a los efectos del empinado incremento del precio del petrleo en la dcada de 1960 sobre la economa de los Pases Bajos. Si se la trat como una enfermedad es porque tiende a daar seriamente la capacidad del pas de producir bienes industriales. En el episodio de Holanda, el incremento del precio del petrleo perjudic a la industria domstica a travs de la sobrevaluacin de la moneda por exceso de divisas y el consiguiente abaratamiento de las importaciones. El caso

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argentino cuenta con una nota adicional, pues los productos de exportacin forman parte de la canasta de consumo, lo que afecta directamente al salario real. 12 Ciertamente, si los elevados precios de los productos primarios de exportacin fueran directamente absorbidos por el sector agroexportador y el producto del supervit comercial fuera volcado al mercado cambiario, se presentara una permanente tendencia a la apreciacin de la moneda, lo que perjudicara a la produccin industrial interna. Sin ir ms lejos, este fenmeno fue caracterstico de la dcada de 1990, donde la apreciacin cambiaria no se sostuvo nicamente por la fuente de divisas del comercio exterior sino tambin por una gigantesca entrada de capitales. En este sentido, Argentina experiment una variedad si se quiere todava ms aguda de la enfermedad holandesa durante la Convertibilidad. Este fenmeno impact con dureza sobre el remanente del tejido industrial, ya que la apreciacin estuvo acompaada por la apertura indiscriminada y el desmantelamiento de todos los mecanismos de proteccin y promocin industrial, lo que marc la virtual desaparicin de numerosas ramas productivas que haban prosperado durante la etapa de la industrializacin y ya haban sido fuertemente golpeadas por las diversas polticas aplicadas desde la dcada de 1970. A grandes rasgos, la Convertibilidad de la moneda combinada con la apertura comercial abarat las importaciones y desmoron la competitividad de la industria al tiempo que generaba una intensa sed de divisas para sostener el uno a uno. Esta necesidad de dlares fue saciada primero con el remate de las empresas pblicas (privatizaciones) y luego con una espiral de endeudamiento externo que alimentaba a un sector pblico con dficit fiscal crnico. El ajuste de las cuentas pblicas, a su vez, se convirti en el pretexto para la desarticulacin y el deterioro de casi todas las prestaciones sociales del Estado. Como resultado, al cabo de una dcada de Convertibilidad, los trabajadores sufran las mayores tasas de desempleo, pobreza e indigencia de la historia nacional. Luego de diez aos de Convertibilidad, ante la imposibilidad de sostener la paridad cambiaria pese a los intentos desesperados de profundizar el ajuste fiscal y la degradante sumisin a los prestamistas internacionales, en 2001 estall la crisis ms profunda de la que se tenga memoria. Durante la post-Convertibilidad, en cambio, la poltica cambiaria modific diametralmente su carcter. Uno de los principales objetivos de la accin gubernamental (en realidad su fin casi excluyente) fue impedir la apreciacin de la moneda. Para hacerlo, el Gobierno emple diversos recursos que evitaron que las divisas originadas en el supervit comercial se volcaran al mercado cambiario, abaratando consecuentemente el dlar y encareciendo el peso, es decir, empujando hacia una sobrevaluacin de la moneda. Aqu es donde entran en juego las retenciones. La aplicacin de impuestos a las exportaciones permiti que el Estado retuviera una porcin de esa riqueza y, a la vez, evit las presiones a la baja del tipo de cambio. Una parte de esos recursos se acumul en las arcas del Banco Central en forma de divisas (reservas internacionales). Otra porcin aliment el mercado de12 El artculo clsico sobre la enfermedad holandesa es Corden y Neary (1982). En este trabajo se muestra como en la experiencia de los Pases Bajos se present el efecto favorable de un incremento de riqueza pero, como contrapartida, su moneda (el florn) se apreci sustancialmente, perjudicando notablemente la competitividad de las exportaciones no petroleras y dando lugar a un proceso de desindustrializacin

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crdito y contribuy a elevar el gasto pblico, dos mecanismos que adicionalmente fomentan la demanda interna para las producciones protegidas por el tipo de cambio elevado. Pero no se agotan aqu los efectos de la conjuncin del tipo de cambio con las retenciones durante la post-Convertibilidad. La nueva paridad cambiaria imprima presiones alcistas sobre los precios internos de los productos primarios, debido a la posibilidad de los exportadores de equiparar los ingresos medios por ventas en el mercado interno con los obtenidos en el mercado externo. Ante esta situacin, la introduccin de retenciones a las exportaciones no slo permiti mejorar la situacin del fisco y aliviar el exceso de divisas, sino que principalmente funcion como una herramienta que desvincul parcialmente el precio interno de productos que forman parte de la canasta bsica de consumo (bienes-salario) de su precio internacional, que se vea incrementado por el doble accionar de la devaluacin y de la tendencia alcista en el mercado mundial (que como veremos ms adelante se agudiz a partir de 2007). Desde el punto de vista de la matriz productiva, la poltica de dlar caro tuvo tambin efectos determinantes. Como reflejo en espejo invertido de la poca de la Convertibilidad, las producciones manufactureras domsticas se vieron decisivamente apalancadas. El dlar alto signific un espaldarazo para las exportaciones locales (que vieron multiplicada su rentabilidad). Pero tambin, al encarecerse los productos importados a raz de la barrera de proteccin cambiaria, lograron desarrollarse algunas producciones locales con una apetitosa tasa de ganancia. Se desencaden as un incipiente proceso de reindustrializacin sustitutiva apoyado adems en el tercero de los pilares que hemos sealado: la existencia de elevado desempleo y capacidad instalada ociosa. A partir de 2003 se pusieron en produccin algunas de las plantas existentes o se ampli el volumen del producto sin necesidad de recurrir a voluminosas inversiones, al tiempo que la exorbitante desocupacin imperante mantena relativamente deprimido el salario. En consecuencia, una elevada tasa de ganancia que superaba marcadamente al rendimiento de las colocaciones financieras permiti reavivar numerosas producciones intensivas en mano de obra, lo que a su vez explica el crecimiento acelerado con una alta elasticidad-empleo del PIB. Estas actividades estaban destinadas fundamentalmente a satisfacer al mercado interno, aunque en algunos casos, ayudadas por el tipo de cambio favorable y los reducidos salarios (especialmente en dlares), lograron penetrar en algunos mercados de exportacin. Cuando la desocupacin comenz a ceder los trabajadores consiguieron paulatinos incrementos salariales, mejorando su poder adquisitivo tambin gracias a los impuestos a las exportaciones que contenan los precios de los bienes transables. Se estableci as un esquema virtuoso que fomentaba simultneamente a las producciones exportables y a la industria destinada a abastecer el mercado domstico, que se encontraba en un proceso de apretado crecimiento con el sostenido aumento del empleo y el salario. Entretanto, tambin se modific una de las coordenadas ms relevantes del perodo de desindustrializacin: el rojo endmico de las cuentas pblicas. Desde la devaluacin en adelante, con los salarios creciendo ms lentamente que el PIB, los ingresos pblicos se engrosaron muy rpidamente alimentados tanto por las retenciones a las exportaciones como por los impuestos a la produccin y al

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consumo internos, que se elevaban a tasas aceleradas. De manera que, despus de dcadas de constriccin, el presupuesto del gobierno se encontr con un indito supervit. A partir de esta sbita afluencia de recursos reaparecieron las polticas fiscales expansivas y de asistencia al crdito (lo que permiti tambin mantener una tasa de inters real negativa), muchas de ellas dirigidas tambin a dar un espaldarazo a la produccin o a la demanda domstica. Sin embargo, no todo el supervit se orient a la actividad interna, sino que una parte de los recursos pblicos deba volcarse al mercado cambiario para sostener el tipo de cambio buscado. El gobierno estaba compelido a comprar dlares sistemticamente para evitar la apreciacin de la moneda. Mientras que en la dcada de 1990 el Estado sufri una permanente necesidad de captar dlares para mantener el artificial uno a uno, divisas que supo obtener en los mercados financieros mundiales y a travs de la venta de su patrimonio, en la post-Convertibilidad el gobierno se convirti en demandante neto de moneda extranjera, lo que produjo una acumulacin creciente de reservas en el Banco Central. Esto posibilit, a su vez, que se llevara adelante una poltica de desendeudamiento, ya que al igual que muchos de los pases perifricos, nuestra economa se convirti en receptora de dlares que se emplearon en parte para pagar intereses y cancelar deuda contrada en la fase anterior, luego de una de las moratorias y quitas ms espectaculares de la historia. En sntesis, tanto el ritmo del crecimiento como la modificacin en la composicin de la produccin y la intensidad del proceso de inversiones que tuvo lugar no se explican fundamentalmente por el clima de negocios o por la seguridad jurdica, sino por un elemento mucho ms concreto y objetivo: la elevada rentabilidad que se alcanz en determinados sectores en base a las nuevas condiciones imperantes. Las altas tasas de ganancia se originaron bsicamente en el salto de la paridad cambiaria (que a su vez signific una fuerte depresin salarial posterior a la crisis), la reduccin de la tasa de inters, los precios relativos sostenidos por las medidas que se implementaron y los elevados precios internacionales (parte de cuyos frutos -la renta de la tierra- fue canalizada hacia el sector manufacturero a travs de las retenciones, el gasto pblico y los controles de precios, entre otros mecanismos). Es definitivamente la tasa de ganancia y no la estabilidad de las variables macroeconmicas o el carcter republicano de las instituciones lo que permite comprender la dinmica expansiva del nuevo patrn de crecimiento. En definitiva, luego del auge del sector financiero y de servicios, el acusado crecimiento de las importaciones y la expulsin de trabajadores de la dcada de 1990 se abri paso un esquema que dio lugar a la produccin de bienes orientados al comercio exterior pero tambin con una dinmica propia de crecimiento en la produccin industrial destinada a abastecer el mercado interno. Esta nueva etapa se apoy en ciertas condiciones mundiales pero exigi tambin una participacin activa del Estado en la regulacin de la economa y en la asignacin de los recursos (en particular los excedentes del comercio exterior) para generar y sostener nuevos espacios de rentabilidad. Desde la consolidacin del nuevo patrn de desarrollo, los economistas han iniciado un debate que en la mayora de los casos gir en torno de cuestiones eminentemente tcnicas principalmente asociadas con el manejo monetario, en lugar de centrarse en

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los mecanismos de captacin y asignacin de la riqueza o de los instrumentos que aseguran la industrializacin del pas. Tal es la inclinacin de la teora econmica predominante (de cuo liberal), que abandon casi por completo las temticas de la planificacin del desarrollo. Tambin qued fuera de los estudios econmicos convencionales el examen de la dinmica seguida por la tasa de ganancia, una variable que llamativamente no es tenida en cuenta por la macroeconoma convencional. Por el contrario, en el campo de la macroeconoma ortodoxa y la mayor parte de la heterodoxa, el anlisis de este proceso se limit a la discusin acerca de los instrumentos adecuados para influir sobre el tipo de cambio y sobre su sostenibilidad (estabilidad). La mayor parte de la literatura bas sus estudios en dos elementos: por un lado, la poltica monetaria y cambiaria; por el otro, los efectos secundarios del tipo de cambio alto 13 . En este contexto, el grueso del debate gir alrededor del llamado Trilema de la Imposibilidad de la Poltica Monetaria (Mundell, 1963), que establece que la autoridad monetaria slo es capaz de controlar una de las siguientes tres variables: el tipo de cambio nominal, la tasa de inters domstica o la libre movilidad internacional del capital. Especficamente, en un escenario donde no existen controles sobre la cuenta capital, la poltica monetaria deber optar por controlar o bien el tipo de cambio nominal o bien la tasa de inters local. Por lo tanto, toda vez que se intente establecer una meta para el tipo de cambio real, este objetivo se encontrar sobredeterminado. Sobre la base de esta argumentacin se cuestion la posibilidad de ejercer un control efectivo sobre el tipo de cambio en las circunstancias de la economa argentina. Contra esta tesis se intent probar, en un plano analtico, que era efectivamente factible sostener una determinada paridad mediante una combinacin de intervenciones estratgicas del Banco Central en el mercado de cambio y de operaciones de venta de ttulos (esterilizacin). No obstante, esta discusin pasa por alto el contenido de esas operaciones monetarias y cambiarias (es decir, las transferencias entre diversos sectores), que es la clave para comprender las peculiaridades del patrn de crecimiento de la postConvertibilidad. Desde una perspectiva clsica y estructuralista (hoy supuestamente pasada de moda, pero esencial a la hora de analizar un proceso de elevado crecimiento en una economa perifrica), la expansin de la produccin de bienes para el mercado local se explica fundamentalmente por la canalizacin de riqueza desde el agro hacia la industria, ayudada por la vigencia de una tasa de inters real negativa, y secundariamente del agro hacia los asalariados (debido a las retenciones a las exportaciones). Lo cierto es que -a la par de la poltica de alimentos baratos- se desplegaron diversas medidas de regulacin tarifaria y de subsidios a determinados sectores (en particular a la energa elctrica y el gas). Ambos elementos, en ltima instancia, constituyeron ventajas para la industria, ya que permitieron mantener salarios bajos en trminos nominales junto con costos de insumos clave en niveles reducidos. Es cierto que el objetivo de mantener el dlar caro conlleva una intervencin sistemtica del gobierno en el mercado de divisas. Pero esta no es una cuestin exclusivamente vinculada con la tcnica monetaria, sino de los flujos y los usos del13

Ver, por ejemplo, Frenkel (2007).

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excedente, en un contexto de tendencia a la apreciacin. El gobierno se ve obligado a comprar divisas para deprimir su precio. Para hacerlo, necesita disponer de pesos que pueden provenir, en primer lugar, del supervit fiscal, que de esta forma se transforma en reservas en dlares del Banco Central. Si an as no fuera suficiente, quedan dos caminos para sostener elevado el nivel del tipo de cambio: la emisin o el endeudamiento. Las metas monetarias establecidas por el Banco Central limitaron la emisin, de manera que tambin se recurri a la colocacin de ttulos pblicos. Visto aisladamente, en lugar de tratarse de una transferencia de riqueza, esta ltima operacin puede entenderse simplemente como un proceso de esterilizacin, es decir, la emisin de ttulos para absorber pesos. Pero en rigor, se est desviando una masa de divisas hacia las arcas del Estado a travs del endeudamiento. Contrariamente, cuando bajo el rgimen de Convertibilidad el Estado se dedicaba a sostener la sobrevaluacin del peso, volcaba los recursos que captaba, por as decir, a la subvencin de la compra de divisas. Por eso, los que adquiran dlares vean abaratadas sus compras o su ahorro en el exterior. De ah que fuera muy provechoso valorizar el capital en Argentina y luego acumular dlares abaratados, tal como consiguieron hacer unos pocos beneficiarios del esquema (fundamentalmente el sector financiero y los propietarios de las empresas privatizadas). Lo opuesto ocurri en la post-Convertibilidad, cuando el Estado encareci las divisas, desalentando las importaciones y los negocios especulativos. Otro punto que gener polmica refiere al motor de la expansin del PIB. Para algunos, los elevados precios mundiales deberan haber generado una fuerte traccin del lado de las exportaciones, dando lugar a un crecimiento guiado por las exportaciones. Para comprender ms en detalle cules fueron las fuentes de este crecimiento, resulta conveniente desagregar la demanda agregada en sus principales componentes, como se hace en el Cuadro N 1.

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Cuadro N 1. Demanda Agregada. Tasas de crecimiento reales y participacin en el PIB, 2003-2007. En porcentajes.Consumo Ao 2003 2004 2005 2006 2007 Tasa anual acumulativa Participacin PIB 8,8 9,0 9,2 8,5 8,7 8,8 100,0 Privado 8,2 9,5 8,9 7,8 9,0 8,7 65,6 Pblico 1,5 2,7 6,1 5,2 7,6 4,6 12,4 Inversin Total 38,2 34,4 22,7 18,2 13,6 25,4 19,2 Pblica 84,9 54,4 59,5 27,4 26,1 50,5 n/d* 6,0 8,1 13,5 7,3 9,1 8,8 13,9 Exportaciones

*Nota: Debido a que las fuentes de informacin disponibles para estimar la inversin total y la inversin pblica no son homogneas, no es posible calcular la participacin de la formacin bruta de capital del Estado en el PIB.

Fuente: Estimacin propia sobre la base del Ministerio de Economa.

Como puede observarse en el Cuadro N 1, el proceso de crecimiento en la postConvertibilidad estuvo principalmente comandado por la absorcin interna. Esta conclusin que se desprende de los datos puede resultar a primera vista extraa, considerando que la magnitud de la devaluacin y la consecuente alteracin de la rentabilidad del sector exportador podran haber desencadenado un proceso de crecimiento liderado por las exportaciones (export-led-growth), donde el incremento de las ventas al exterior actuara como el principal factor de expansin de la demanda agregada. Sin embargo, desde el punto de vista del anlisis de la variacin de los componentes de la demanda agregada, el motor del crecimiento y del empleo se ubic en el mercado interno. Tres evidencias de este anlisis llaman especialmente la atencin. En primer lugar, el ritmo de expansin de la inversin total entre 2003 y 2007 fue casi tres veces superior a la tasa de crecimiento del PIB. En segundo lugar, el ritmo de expansin de la inversin pblica en el Producto se ubic en niveles particularmente altos, aunque parte de la explicacin de este fenmeno es el reducido nivel de este componente a la salida de la Convertibilidad. Por ltimo, a pesar del salto cambiario, el consumo interno privado creci a una tasa similar a la del PIB. Esto obedece a que el establecimiento de las retenciones a las exportaciones permiti resguardar parcialmente al consumo domstico del impacto contractivo de la devaluacin y la pesificacin asimtrica. En efecto, si bien se produjo una muy significativa reduccin del salario real (principalmente a causa del abrupto cambio de los precios relativos luego de la devaluacin), el empobrecimiento de los trabajadores hubiera resultado probablemente ms intenso de no mediar las retenciones. A su vez, los controles de precios

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(compensados en parte por complejas y controvertidas transferencias del Estado) y el congelamiento de las tarifas de los servicios pblicos en un contexto de baja utilizacin de la capacidad instalada y de debilidad de los sindicatos posibilitaron contener en gran medida los incrementos de precios entre 2003 y 2007. As, el mayor dinamismo y la acelerada creacin de empleo fueron producto de la dinmica del sector industrial dirigido al mercado interno. Nuevamente aqu queda en claro que la inversin, en lugar de estar determinada por variables imaginarias asociadas a los procesos polticos, est impulsada por la ms concreta rentabilidad sectorial, entendida como la combinacin del margen unitario (principalmente afectado en esta etapa por el cambio de precios relativos) con la tasa de rotacin (que se vio acelerada por el mayor ritmo de crecimiento del ingreso domstico). De esta manera, el patrn de crecimiento que se consolid inmediatamente despus de la devaluacin posibilit un perodo de expansin sostenida. Ahora bien, los mencionados tres pilares sobre los que se apoyaba el nuevo esquema comenzaron a erosionarse a lo largo del quinquenio 2003-2007, exhibiendo sus tensiones internas. En primer trmino, el Estado se vea obligado a responder a las presiones a la apreciacin de la moneda derivadas del sostenido supervit comercial mediante intervenciones permanentes en el mercado cambiario, lo que lo forzaba a mantener un marcado supervit en las cuentas pblicas para no recurrir a la emisin de dinero o deuda pblica. Esta presin podra alivianarse mediante incrementos en las retenciones, en particular si se experimentaban aumentos en los precios mundiales. En segundo lugar, a medida que la economa y -con ella- el empleo se expandan, la capacidad productiva requerira de nuevas inversiones. Pero adems, la reduccin del desempleo pona a los trabajadores en condiciones de obtener aumentos en sus salarios reales. Estaba en juego el verdadero motor del crecimiento, es decir, las ganancias extraordinarias en los sectores ms pujantes, sostenidas sobre las transferencias de excedente y los reducidos costos. Esta es la verdadera fuente de la inflacin. El sistema de precios se convertira en un indicador de estas presiones, ya que lo relevante en trminos de proteccin cambiaria es el tipo de cambio real (la relacin entre el nivel de precios internos y el tipo de cambio nominal). Dicho de otro modo, los aumentos de los precios por encima de la tasa de devaluacin significan una prdida de competitividad, dando lugar al ingreso de importaciones y la imposibilidad de colocar los productos (no agrarios) en el exterior. Desde el punto de vista del proceso poltico que acompa a esta espectacular expansin, la etapa rosa de 2003-2007 estuvo tambin marcada por lo que podramos caracterizar como una triple alianza de intereses: mientras los exportadores (predominantemente primarios) gozaban de la suba de los precios mundiales y el favorable nivel del tipo de cambio (aunque moderado por las retenciones), la industria mercado-internista creca como no lo haba hecho en dcadas. Por su parte, los trabajadores se fortalecan al calor del crecimiento de la ocupacin y la recuperacin del salario, cuyo poder adquisitivo se haba pulverizado con la crisis de 2001-2002. Tambin aqu se observa una marcada diferencia con la dcada de la Convertibilidad, cuando numerosos productores agropecuarios tuvieron que hipotecar sus campos, la industria domstica languideca y el desempleo diezmaba a la clase trabajadora. En

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este sentido, no es raro que el gobierno se haya fortalecido y haya gozado de un amplio apoyo durante el primer quinquenio de la post-Convertibilidad. A partir de 2008 la comunin de intereses comenz a resquebrajarse. El quiebre no obedeci al hecho de que el gobierno cejara en sus esfuerzos por mantener la paridad cambiaria en trminos nominales, sino debido a que comenz a registrarse una aceleracin de los precios internos que erosion sistemticamente el tipo de cambio real. Esta fue la causa de la finalizacin del virtual equilibrio de intereses que se configur a la salida de la Convertibilidad. A medida que los precios domsticos crecan y arrastraban a los salarios nominales, la proteccin cambiaria perda su efectividad. Mantener simultneamente el tipo de cambio real y el poder adquisitivo del salario, dadas las dificultades para profundizar la devaluacin, significaba contener el incremento de los precios. Es por eso que buena parte de los debates de este perodo giraron en torno de las causas de la inflacin.

1.1 El perodo de inestabilidad (2008-2009) y aceleracin inflacionaria

El taln de Aquiles del esquema de la post-Convertibilidad ha sido, sin lugar a dudas, la inflacin. El Grfico N 11 muestra la evolucin del ndice de precios al consumidor (IPC) y del tipo de cambio nominal entre el peso y el dlar. Este no es un indicador confiable de la competitividad externa de la economa argentina, ya que lo ms adecuado es medir el tipo de cambio multilateral, tal como se ha hecho en el Grfico N 10, donde se toma en consideracin la relacin con los precios y monedas de los principales socios comerciales. No obstante, echando una simple mirada a la relacin entre el tipo de cambio nominal y el nivel de los precios puede constatarse la dificultad que comenz a experimentarse cada vez con mayor intensidad una vez que se desat el proceso inflacionario, reflejado por el IPC-7 provincias (CENDA).

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Grfico N 11. Evolucin del IPC-INDEC, del IPC-7 provincias (CENDA) y del tipo de cambio nominal, Marzo 2009-Abril 2010. En pesos por dlar y nmero ndice base enero 2005 = 100.250 230 En nmero ndice base Enero2005=100 210 190 170 150 130 110 90 70 50 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2,0 3,0 2,5 3,5 IPC-7 provincias IPC-GBA (INDEC) Tipo de cambio nominal 5,0 4,5 Pesos por dlar 4,0

Fuente: Elaboracin propia sobre la base de las Direcciones Provinciales de Estadstica de Chubut, Entre Ros, Jujuy, La Pampa, Neuqun, Ro Negro y Salta; INDEC y Banco Central de la Repblica Argentina.

Una tasa de aumento de los precios que se encuentra por encima del incremento de la paridad nominal trae implicancias significativas tanto para el rgimen en su conjunto como para la situacin de las distintas clases y sectores. El dlar alto sirve como una proteccin de facto para la industria domstica y fomenta las ventas al exterior, generando rentabilidades extraordinarias tanto para los exportadores como para la industria que coloca sus productos en el mercado interno. Esta ventaja tiende a extinguirse cuando se reduce el tipo de cambio real. Es as que ante el aumento de los precios se inicia una carrera desesperada para sostener los beneficios del esquema. El sector exportador experimenta un crecimiento de sus costos que lima la rentabilidad; de no mediar una devaluacin an mayor, slo puede compensar la cada cuando los precios externos se elevan al mismo ritmo. Los capitales que producen para el mercado interno sufren una prdida por el incremento de sus costos cuando stos crecen ms rpidamente que los precios internos, pero se encuentran adems atenazados porque si los precios internos se elevan demasiado sus productos se vern sometidos a la competencia externa y, en el extremo, las importaciones barreran con la produccin domstica (como ocurri en la dcada de 1990 con la sobrevaluacin del peso). Los trabajadores, por ltimo, deben luchar para traducir los incrementos del costo de vida en aumentos salariales al menos equivalentes e incluso mayores para seguir la senda de mejoramiento del salario real que se inici en la postConvertibilidad. Estas contradicciones comenzaron a sentirse palpablemente a partir de la aceleracin de los precios desde 2007, y con ms fueza cuando este proceso se profundiz en 2008. Por lo dicho, no resulta raro que la inflacin desatara una intensa disputa entre las clases. Tampoco es extrao que comenzara un crucial debate para comprender sus causas y que -en base a los diagnsticos realizados- los caones apuntaran

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directamente contra el gobierno para que tomara determinadas medidas encaminadas a la contencin de los precios. El hecho es que los distintos intereses y las diversas explicaciones sobre la inflacin implican diferentes acciones, por lo que previsiblemente el gobierno empez a sufrir fuertes presiones, muchas veces contradictorias, y fue blanco de duros ataques por parte de quienes hasta entonces haban funcionado como aliados o bien haban callado sus desacuerdos. Sea como fuere, despus de un quinquenio de armisticio, el programa econmico perdi el apoyo casi unnime que haba cosechado entre los principales actores, al tiempo que renaca una hasta entonces alicada oposicin poltica que intentaba dar cuerpo a esos intereses contrapuestos a travs de la formulacin de un presunto programa econmico alternativo. Dos episodios se convirtieron en los principales hitos de este perodo. El 12 de marzo de 2008 se public en el boletn oficial la Resolucin N 125 del Ministerio de Economa, mediante la cual se estableca una nueva escala para los impuestos a las exportaciones de granos (retenciones) que fue duramente resistida y finalmente anulada. Ms adelante se produjo el estallido de la violenta crisis internacional, inicialmente en la esfera financiera norteamericana, que afect fuertemente a la economa mundial en su conjunto (la quiebra de la poderosa firma Lehman Brothers se produjo el 15 de septiembre de 2008 y al da siguiente el gobierno norteamericano comenz el proceso de nacionalizacin de la gigantesca aseguradora AIG). El anlisis de ambos acontecimientos permite comprender lo ocurrido con el patrn de crecimiento de la post-Convertibilidad. Pero antes de hacerlo conviene repasar las explicaciones que jugaron un papel protagnico en la discusin sobre la inflacin, que fueron recogidas por las distintas fracciones enfrentadas y que, adems, sirvieron de sustento para los planes alternativos que tmidamente fueron esbozados en el marco de las disputas y los numerosos debates. El conflicto se vio adems sazonado por el desconcierto provocado por la prdida de confiabilidad de las estadsticas oficiales, lo que dio lugar a la proliferacin de clculos realizados por consultoras privadas con un dudoso rigor metodolgico. Lo cierto es que ante la ausencia de datos ciertos, se abri un espacio para que la oposicin exagerara el proceso inflacionario mientras el gobierno obstinadamente lo negaba de cuajo. Esquemticamente, la economa ortodoxa suele recurrir a cuatro grandes lneas explicativas para dar cuenta de las causas del alza generalizada de los precios. Una de las ms difundidas es la teora monetarista de la inflacin, que sostiene que los aumentos de los precios obedecen principalmente al crecimiento de la oferta monetaria. La denominada teora cuantitativa del dinero, en sus distintas versiones, establece una relacin proporcional y mecnica entre la cantidad de circulante y los precios, de modo que el determinante central de la inflacin est asociado con la poltica monetaria expansiva que rebasa la demanda de dinero. En el caso de Argentina, se acus al gobierno de utilizar la emisin para sostener la paridad cambiaria, por lo que para detener el proceso inflacionario se exiga el abandono de uno de los pilares del esquema de la post-Convertibilidad: el dlar caro. 14

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Para una resea ms detallada sobre las principales corrientes tericas ver Kicillof y Nahn (2006).

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Un segundo grupo de explicaciones atribuye el incremento de los precios al crecimiento exagerado de la demanda. Desde esta perspectiva, se supone que la capacidad productiva se encuentra cerca de su tope mximo, de manera que la produccin no est en condiciones de responder a los incrementos de la demanda especialmente de consumo- mediante el aumento de las cantidades y el ajuste se realiza a travs de la suba de los precios. Segn esta lgica, para desacelerar la inflacin debe enfriarse la actividad econmica, esto es, reducir la demanda agregada. Siguiendo a la teora convencional, la demanda puede descomponerse en tres elementos: consumo, inversin y gasto del gobierno. Habitualmente se excluye a la inversin privada de las propuestas contractivas, ya que el remedio de fondo es justamente una ampliacin de la capacidad produc